Pain Proposal - Madrid
Pain Proposal - Madrid
Pain Proposal - Madrid
MADRID
ATENCIÓN PRIMARIA
Dra. Fátima Santolaya, representante de la Sociedad Española de Medicina
General y de Familia (SEMG)
Atención Primaria (AP) presenta importantes ventajas para la atención del dolor
crónico frente a otros niveles asistenciales. El médico de AP es la puerta de entrada y
de salida del Sistema Nacional de Salud (SNS) y es quien tiene la perspectiva de la
longitudinalidad de los problemas de salud del paciente y muy especialmente de las
enfermedades crónicas y sus repercusiones en cuanto a morbimortalidad,
discapacidad, pérdida de calidad de vida, etc. Prescribe el tratamiento al paciente,
ajusta las dosis, controla el resultado y valora tanto los efectos beneficiosos esperables
como la aparición de los posibles efectos secundarios.
AP soporta la mayor parte de la carga de pacientes con dolor crónico. Según datos de
la Sociedad Española del Dolor (SED), el 83% de los pacientes con dolor crónico se
atiende en este nivel.
El dolor crónico no es una entidad estática. Cada vez se definen más tipos de dolor
(visceral, idiopático, mixto, irruptivo, etc.). El colectivo de AP subraya la importancia de
diferenciar entre dolor crónico, agudo y oncológico para plantear una estrategia de
tratamiento. En la actualidad, tanto el dolor crónico como el nociceptivo cuentan con
un mayor grado de eficacia en los tratamientos empleados, mientras que esto no
ocurre con los tratamientos utilizados en el dolor neuropático.
El problema surge con los otros tipos de dolor y sobre todo con las algias definidas,
donde el paciente sufre dolor en varias localizaciones. Son pacientes que tienen una
enfermedad de base y no mejoran con los tratamientos que se les administra.
Según este colectivo, el error de enfoque de los sistemas sanitarios actuales, en cuanto
a las enfermedades crónicas se refiere, es que los recursos del gasto sanitario están
orientados a sistemas asistenciales enfocados, principalmente, a intentar curar las
enfermedades de carácter agudo y no a abordar de una forma eficiente y efectiva la
cronicidad ante una sociedad que envejece. La pregunta formulada desde AP es si
existe voluntad suficiente para el desarrollo de sistemas sociosanitarios cuya estrategia
vaya dirigida al cuidado del paciente “cuidar” y no solo a la curación puntual “curar”.
Estos nuevos sistemas deberían coordinar e implicar a todos los agentes
sociosanitarios y de hecho ya existen distintos modelos desarrollados en otros países
(Kaiser, Wagner, etc.).
Los representantes de AP coinciden en que para llevar a cabo un correcto abordaje del
problema de la atención al dolor crónico, hay que adoptar conductas de trabajo
multidisciplinares e interdisciplinares. Dichas conductas son necesarias para optimizar
la atención clínica y aspectos asociados (edad, polimedicación, interacciones,
contraindicaciones, perfiles de riesgo, etc.). Para ello hay que tener en cuenta que la
educación para la salud es un compromiso de todos que incluye tanto a agentes
sanitarios como no sanitarios y, por tanto, exige de políticas sanitarias encaminadas no
solo a la curación, sino a la prevención mediante la educación en salud.
Herramientas de diagnóstico
Teniendo en cuenta lo anterior, la escala que más se utiliza hoy para medir el dolor
crónico en AP es la escala visual analógica (EVA). Mientras que para medir el dolor
neuropático se usa normalmente el cuestionario DN4 que, igualmente, está poco
extendido. Las radiografías y analíticas son otras herramientas de diagnóstico que los
médicos de AP utilizan para confirmar el diagnóstico y poder posteriormente tratar el
dolor crónico.
Calidad de vida
Los médicos de AP son conscientes de que parten de un sesgo para evaluar la calidad
de vida de los pacientes con dolor; son conocedores de que no tratan el síntoma, sino
una entidad y aquello en lo que deriva. Hay múltiples escalas para averiguar cómo se
sienten los pacientes con dolor crónico. Un reciente estudio realizado en AP, “La
percepción del beneficio clínico y calidad de vida en pacientes con artrosis de cadera y
rodilla”, refleja cifras de puntuación del dolor medio bastante altas según la escala
EVA, 60/100, puntuaciones medias que denotan importante deterioro con la escala
WOMAC (específica de funcionalidad, rigidez y dolor) y baja percepción de calidad de
vida según el cuestionario SF-12. La puntuación media en este cuestionario fue
especialmente preocupante si se la compara con la población general y concuerdan
con hallazgos similares de otros estudios parecidos.
Los responsables de AP subrayan que el dolor crónico es uno de los síntomas con
mayor efecto sobre el deterioro de la calidad de vida del paciente. La carga que supone
el dolor genera a los individuos altos costes económicos, que además debe soportar la
sociedad. Esto debería hacernos reflexionar sobre un análisis holístico para impulsar el
proceso de toma de decisiones para la implantación de programas y estrategias
inteligentes y efectivas que logren paliar esta situación.
Para abordar el tratamiento del dolor en AP hay que superar barreras desde todos los
frentes, desde la del paciente, del profesional, del sistema sanitario y la de las terapias.
Según los representantes de este colectivo, el papel del médico de AP en el abordaje
del dolor debe:
1. Objetivar el dolor
2. Evaluar el dolor
Abordaje integral
Otro de los problemas que emerge en AP con el manejo del dolor crónico es en lo
relativo al flujo de información y de la comunicación con el paciente. Se habla de
abordaje integral. Los representantes de AP se preguntan qué condicionantes existen y
si hay posibilidades de desarrollar un abordaje biopsicosocial en el escenario actual
con el tiempo y los recursos de los que se dispone.
Además del soporte sanitario y médico, el colectivo de AP sugiere el uso del soporte
institucional sociosanitario para afrontar el dolor crónico. En cuanto a las técnicas de
relajación y distracción, adquieren especial relevancia, ya que son complementarias a
los tratamientos farmacoterapéuticos.
Las personas que tienen una enfermedad crónica valoran la accesibilidad, el respeto, la
privacidad y la intimidad que les brinda su médico. Tanto la información que recibe del
profesional de AP como la comunicación bilateral que mantenga con éste son
imprescindibles para una mayor implicación del paciente. Otros aspectos no menos
importantes, pero de gran relevancia en el proceso del tratamiento, son la implicación
de la familia y amigos, el apoyo emocional y una adecuada continuidad de los
cuidados.
Sería muy importante la creación de comités del dolor por Dirección Asistencial en
Madrid. Y, además, se deberían integrar a todos los implicados en el manejo del dolor
crónico (geriatras internistas, Unidad de Dolor, etc.) en los órganos de coordinación
con AP.
Para lograr una óptima atención a los pacientes crónicos se deben identificar los siguientes
elementos:
Organización del Para establecer el abordaje de la atención a los pacientes crónicos
sistema de atención según los recursos del sistema en el que nos encontremos.
sanitaria
Relaciones con la Porque el empleo de diversos recursos mejora la atención a los
comunidad pacientes.
Apoyo y soporte del
Que ayuda al mejor control de la enfermedad.
autocuidado
Diseño del sistema
Para responder a las necesidades de los pacientes crónicos.
asistencial
Apoyos para la toma de
Proporcionando un acceso rápido a la atención sanitaria.
decisiones
Para lograr aportar novedades al sistema, el manejo del paciente crónico se debe
desarrollar en un entorno de un proceso crónico con los elementos claves que le
caracteriza:
Organización.
Relaciones con la comunidad.
Apoyo y soporte del autocuidado.
Diseño del sistema asistencial.
Apoyo para la toma de decisiones.
Sistemas de información clínica.
Este apartado es fundamental al ser el dolor crónico una de las patologías más
prevalentes en las consultas de AP.
Conclusiones
Deben generarse consensos y líneas de actuación con objetivos comunes desde la inter
y multidisciplinaridad de todos los agentes de salud implicados en el un abordaje
integral y no fragmentario del paciente con dolor crónico.
ATENCIÓN ESPECIALIZADA
Dr. José Ramón González Escalada, representante de la Sociedad Española
del Dolor (SED)
Dra. Ana María Mañas, jefa del servicio de Oncología y Radioterapia del
Hospital Universitario de la Paz
Otro de los factores que dificulta el adecuado tratamiento del dolor de los pacientes
reside en la falta de continuidad entre los diferentes niveles clínicos que, unido a que
para el abordaje del dolor existe una gran disparidad de procedimientos dentro de la
comunidad autónoma de Madrid, dificulta enormemente el correcto abordaje
interdisciplinar del paciente. Esto eleva los costes sanitarios y crea insatisfacción en el
tratamiento. Como ejemplos existen zonas que aun disponiendo de Unidades de Dolor,
éstas son de difícil acceso para los pacientes. Hay áreas en las que el acceso a las
mismas no está estipulado de manera homogénea. En definitiva, no existe una
planificación ni una conveniencia en los recursos.
Unidad de Dolor
Generalmente las unidades son unidisciplinares, muchas de ellas cuentan con una
enfermera y despacho a tiempo parcial. Esto conduce a que la atención de los
enfermos es asimétrica. En muchas ocasiones, cuando el profesional se ausenta
durante el periodo de vacaciones, los enfermos pierden la atención de continuidad.
Ésta es la realidad de las Unidades de Dolor en España. Posiblemente sea el país de
Europa que más unidades de dolor tenga, pero al mismo tiempo es probable que sea
el país con menor planificación en las mismas.
Las unidades deben cumplir unos requisitos funcionales. Éstas tienen que dar
respuesta necesariamente a los pacientes que, por la complejidad del dolor que
sufren, han llegado hasta allí.
Dentro de los mismos hospitales hay unidades que no dan tratamiento ni disponen de
técnicas para el paciente complejo, muchas veces se limitan a cambiar un tratamiento
por otro. En resumen, esta dismetría produce una alteración y esto no es solo
responsabilidad de los médicos, sino que también es responsabilidad de la
Administración.
Este plan de atención al dolor puede aplicarse tanto a nivel nacional como
autonómico porque son las comunidades autónomas las que tienen la
responsabilidad y los recursos para desarrollarlo. Un plan autonómico del
tratamiento del dolor significaría un ahorro considerable para el sistema de salud.
La comisión “Hospital sin dolor” de La Paz se constituyó en octubre de 2009 como una
necesidad para mejorar la formación y la atención de los pacientes con dolor, que no
pueden ser atendidos en su totalidad por las Unidades de Dolor, saturadas y con falta
de recursos.
Está integrada dentro la estructura de gestión de calidad del Hospital de La Paz. Entre
sus obligaciones está la elaboración de una memoria anual, celebración de reuniones
mensuales y elaboración y publicación de objetivos a corto, medio y largo plazo. Sus
miembros se renuevan entre las candidaturas presentadas en el hospital cada dos
años.
La Comisión está compuesta por 19 personas de distinta formación. Entre ellas hay
tres enfermeras, una farmacéutica, un epidemiólogo y 16 médicos de 12
especialidades, en concreto las que más tratan dolor en el hospital. Con este equipo se
han formado distintas subcomisiones que se responsabilizan de diferentes actividades,
como elaboración de documentos informativos, estudios epidemiológicos, actividades
educativas con acreditación del dolor, investigación y publicaciones, relaciones
externas y captación y gestión de recursos para desarrollar los fines de la Comisión.
Lo más importante en esta Comisión no son los recursos, porque se hace de forma
altruista después de la jornada laboral; sino las ilusiones, metas y el interés por parte
de los que la forman.
Documentos informativos
Entre las acciones realizadas por el “Hospital sin dolor” destaca la elaboración y
distribución de escalas para la valoración del dolor a nivel institucional. Como ejemplo
está tanto la escala visual analógica EVA como la numérica y la escala LLANTO para
pediatría (desarrollada y validada por esta Comisión).
Se han distribuido 7.000 escalas de evaluación del dolor por todo el hospital. Este
proceso se ha podido llevar a cabo gracias a la acción conjunta del colectivo de
enfermería, la realización de un curso de formación de formadores y la elaboración de
otros cursos por parte de la Comisión.
Fuente: Barbero R. Documentos informativos. AN Pediatr 2011; 74(1):10-14
En estos folletos se le informa a los pacientes de la importancia del dolor y el por qué
se trabaja por un hospital sin dolor. Por otro lado, se insta a que si sufre dolor, que
traslade a los profesionales sus características, su grado de aceptación, qué hace para
solucionarlo y si el tratamiento que realiza es útil o no.
Hoja informativa del folleto informativo “Trabajamos por un hospital sin dolor”
Logros obtenidos
400
Total
300
Dolor
200
100
0
Nov 2009 Jun 2010 En 2011
serie 1 serie2 serie 3
Actividades educativas
Existen otros hospitales que tienen comisiones de hospital sin dolor, como por ejemplo
el Hospital Infanta Sofía y la Cruz Roja. Lo ideal sería que todos los hospitales tuvieran
comisiones de dolor, que se uniformaran todos los criterios, los protocolos y, sobre
todo, los logros.
Conclusiones
ENFERMERÍA
Dña. Manuela Monleón Just, representante de la Sociedad de Enfermería
Madrileña de Atención Primaria (SEMAP)
El papel del profesional de enfermería en el manejo del paciente con dolor crónico
Una de las razones por las que en enfermería no se conoce el dolor en la dimensión
que debería conocerse es que hasta el momento, en la diplomatura universitaria la
formación en dolor, ha sido escasa. Únicamente ha sido impartida en la asignatura de
farmacología. En la actualidad, con la implantación del Plan Bolonia, enfermería se ha
convertido en grado y se potencia más la formación en dolor.
Atención multidimensional
Hay un consenso sobre la necesidad de elaborar estas guías porque sistematizan las
intervenciones, aumentan la tranquilidad en el trabajo diario del profesional y evitan
errores, aumentando así la calidad de los resultados.
Conclusiones
FARMACIA COMUNITARIA
D Pilar Méndez Mora-Figueroa, representante de la Sociedad Española de
Farmacia Comunitaria (SEFAC)
En EEUU se calcula que del 15 al 20% de la población sufre dolor agudo cada año y que
del 25 al 30% de todos los estadounidenses sufren dolor crónico. En Europa se ha
observado una prevalencia del 19% (el 18% en España), según un estudio de
prevalencia y calidad de vida de Breivik H et ál, de 2006.
El estudio español ITACA realizado en 100 Unidades de Dolor, con unos 900 pacientes
con dolor crónico no oncológico, revela que el dolor crónico producido por la
lumbalgia es el más frecuente en estas unidades (52,92%), seguido de la osteoartritis
(33,96%) y la artrosis (30,65%). La mayor parte de ellos en mujeres, con sobrepeso y
que viven en zonas urbanas.
Cada vez hay más farmacéuticos comunitarios que utilizan escalas de medición de
dolor. Sería conveniente, según la responsable del colectivo farmacéutico, que se
utilizaran las mismas que usan en AP. Así, en caso de que se observe alguna variación,
se puede informar al médico, quien, a su vez, ha evaluado con las mismas
herramientas.
GESTIÓN REGIONAL
Dra. Ana Miquel, gerente adjunto de planificación y calidad de la Gerencia de
Atención Primaria de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid
Introducción
El dolor es una de las causas más frecuentes de consulta en nuestro país, teniendo un
alto coste económico, social y laboral. Su abordaje debe ser multidisciplinar, afectando
a la gran mayoría de especialidades y procesos, así como a los diferentes niveles de
asistencia.
En este sentido, se han desarrollado diversas actuaciones en los últimos años y como
ejemplo se pueden citar las actuaciones desarrolladas por los centros, como el Hospital
de La Paz que ha puesto en marcha una comisión multidisciplinar o un decálogo,
dentro de su estrategia de hospital sin dolor o las referidas a la formación de los
profesionales. En este último caso, desde el año 2006 al año 2011 se han desarrollado
unos 180 cursos, con más de 2.000 horas de formación y más de 4.000 participantes.
En este escenario actual, la atención adecuada del dolor es un objetivo institucional del
Servicio Madrileño de Salud. A continuación se va a repasar brevemente la situación y
las actuaciones que se están desarrollando tanto a nivel de AP como en los centros
hospitalarios.
Atención Especializada
En relación con la medición, se ha incluido una pregunta, sobre el grado de dolor que
habían tenido los pacientes ingresados durante su estancia en el centro, en la encuesta
anual de calidad percibida. Sus resultados a nivel global han sido los siguientes: el
23,5% de los pacientes ingresados no habían tenido dolor, un 20% manifestaron tener
dolor leve (1-2-3), un 40% moderado (4-5-6-7) y un 15% intenso (8-9-10), situándose
en 3,9 el valor promedio (escala de 0 a 10).
Además, entre los objetivos institucionales del año 2011 se incluyó la implantación, en
al menos dos servicios/unidades, de escalas de valoración del dolor. Como resultado
de esta actuación, el 97% de los centros han cumplido el objetivo, con un total de 276
unidades que utilizan las escalas y una media de nueve por centro, señalando que en
varios de ellos ya se utiliza en el 100% de las unidades/servicios.
Por último, sobre las unidades específicas para el tratamiento del dolor,
aproximadamente el 50% de los centros hospitalarios tienen unidades y, en concreto,
todos los grandes hospitales (ocho) las tienen constituidas. De estas unidades,
aproximadamente un 70% atienden a pacientes con dolor agudo y dolor crónico, así
como a pacientes ambulatorios.
Pacientes hiperfrecuentadores
El 94,2% de los pacientes que acuden a las consultas de entre 15 y 64 años, más
de doce veces al año sufren alguna patología crónica. Por lo tanto, de estos
datos se puede inferir que la patología crónica es la que provoca que los
pacientes visiten sistemáticamente las consultas de la Comunidad.
Entre los 30 procesos más frecuentes en AP, cinco corresponden a dolor
crónico. La artrosis ocupa el tercer lugar, pero también aparece la lumbalgia y
otros procesos osteoarticulares como el dolor de hombro.
Entre los fármacos que consumen estos pacientes, en primer lugar aparecían
los analgésicos, que son administrados al 70% de los pacientes. A ello se suma
que aproximadamente el 5% del gasto farmacéutico que se consume en
medicamentos corresponden al apartado de analgésicos, antiepilépticos y
antimigrañosos. Todos ellos, utilizados en dolor crónico.
Protocolos clínicos: los protocolos que existían de las antiguas áreas eran
específicos de una patología. Por ejemplo, en el área VIII hay un protocolo
sobre el proceso osteoarticular; sin embargo, no existe sobre el dolor crónico.
Además, hay muy pocos proyectos de investigación dirigidos al dolor crónico
que no sean estudios farmacológicos.
Actividades formativas:
Análisis de situación
Probablemente la solución para estos pacientes radique en conseguir que los niveles
mencionados anteriormente coincidan. No solo se debe tener en cuenta la perspectiva
de la gestión, en la que según el protocolo de derivación se establece que un paciente
atendido en AP genera menor coste que uno atendido en el hospital, sino que el
paciente debe ser tratado de la manera más adecuada.
En la realidad no hay una derivación única de AP a la atención del dolor, sino que hay
una derivación de AP a múltiples especialistas. Entre el nivel asistencial de AP y la
Unidad de Dolor no existe un flujo bidireccional de derivación. Es desde otros niveles
de AE desde donde se deriva a las Unidades del Dolor.
En el momento de tratar al paciente hay que enfocarse en el dolor para analizar qué se
puede hacer y cómo se debe actuar en cada momento.
Se necesita una visión holística del dolor al ser éste un síntoma que afecta a numerosas
esferas del paciente y, por tanto, su manejo y responsabilidad implican a numerosas
instituciones, entidades y servicios tanto de la Administración Central, regional, o local,
como de la farmacia, AP, AE, calidad, salud pública, epidemiología, etc.
El planteamiento de la CAM es trabajar con todos los tipos de dolor, tanto en AP como
en AE. En este escenario, en 2011 el Servicio Madrileño de Salud estableció trabajar en
el diseño de una estrategia integral del dolor.
Próximos pasos
Para desarrollar las actuaciones de forma coordinada y con el fin de establecer las
líneas de actuación, que permitan proporcionar una atención integral e integrada a los
pacientes con dolor, en el Servicio Madrileño de Salud se ha constituido a nivel central
un grupo de trabajo en esta materia.
Las actuaciones del grupo están basadas en una visión holística del dolor, al ser éste un
síntoma que afecta a numerosas esferas del paciente y, por tanto, su manejo y
responsabilidad implican a numerosas unidades, como pueden ser la medicina
preventiva y la salud pública, la atención al paciente, la farmacia, la actividad
asistencial (para los diferentes tipos de dolor y en todos los niveles), la formación, la
investigación o la calidad.
Por último, con este planteamiento las líneas en las que se está trabajando para
desplegar en nuestra organización son las siguientes:
Sensibilización y cultura.
Organización.
Estandarización y procesos específicos.
Formación e investigación.
Pacientes.
ECONOMÍA DE LA SALUD
Dña. Renata Villoro, Economista de la Salud
Antecedentes
En España el dolor crónico es la causa más frecuente por la que se acude a las
consultas médicas. El dolor se ha convertido en un problema de salud pública muy
importante debido al impacto que tiene sobre la utilización de los servicios de salud, la
calidad de vida del paciente (sufrimiento, depresión, familia, trabajo e interacciones
sociales), el mercado laboral (absentismo laboral y baja productividad) y el impacto en
la familia (cuidados informales).
El dolor en España
Más datos de este estudio constatan que la duración media del dolor en España es de
9,1 años, mientras que en Europa es de siete años. La osteoartritis y la artritis
reumatoide son las causas más comunes de dolor crónico. Casi un 50% sufren estas
dos afecciones. Igualmente, un 60% de los pacientes acude a las consultas médicas
entre dos y nueve veces cada seis meses, de las cuales el 70% son visitas a AP y el resto
son visitas a especialistas. De estos últimos, solo acuden a expertos del dolor un 2%.
Visitas médicas
Un 60% de los pacientes acuden entre 2-9 veces cada 6 meses
La encuesta de Brevick tiene también algunos datos sobre la calidad de vida de los
pacientes y el mercado laboral y sus efectos sobre los cuidadores informales. Con
respecto al primero, el 29% sufría depresión, el 22% informa que perdió su trabajo, el
12% tuvo que cambiar de trabajo y de media se perdieron 8,4 días laborables por
persona afectada en régimen laboral.
Cuidadores familiares
Relación: los cuidadores informales son normalmente los familiares. Hay muy
pocos estudios sobre el impacto de estos cuidadores y en España no hay
ninguno. Por tanto, se toma como referencia los datos de la Encuesta sobre
Discapacidades, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD) de
2008 en los que participaron casi 13.000 pacientes con artritis reumatoide y
dolor de espalda. Los resultados evidencian que el 64% de los encuestados
tiene un cuidador en casa y que, de estos, el 66% tiene cuidador informal.
Normalmente es un miembro de la familia al que no se le paga y no tiene
formación en dolor. El cónyuge es el que lleva la carga del cuidado del paciente
con dolor. Suelen ser mujeres, mayores de 55 años.
En cuanto a las horas diarias que estos cuidadores informales dedican a los pacientes,
se constata que la mayor parte de ellos (39%) le dedica menos de seis horas, pero el
33% le dedica más de 16 horas. Luego el 17% le dedica entre seis y diez horas de
cuidado y el 10% entre 11 y 15 horas. Igualmente, casi la mitad de los cuidadores se
dedica a estas tareas durante más de ocho años. En cuanto a días de la semana, el 93%
de los cuidadores le dedican entre seis y siete días.
Efectos
El 83% ha visto afectada su salud como resultado de ser cuidador, de los cuales:
Consecuencias económicas
Esta situación conlleva unos costes sociales y económicos para los pacientes y para los
cuidadores. ¿Cuáles son? ¿Se pueden medir? ¿Es importante hacerlo? Lo importante
no es saber cuánto cuesta la atención al dolor per sé, porque eso es inevitable. El
problema son los costes que están escondidos, que no se contabilizan como parte de la
atención al paciente con dolor crónico, como es el caso de los cuidadores informales,
por ejemplo, pero también lo son tanto los perjuicios ocasionados a la vida laboral
como a los ocasionados a la calidad de vida. Se trata de cuestiones que no están
relacionadas con la atención sanitaria y tienen un precio más alto.
Clasificación de costes
Costes indirectos: los que se derivan del impacto del mercado laboral (pérdida
de productividad):
o Incapacidad temporal.
o Incapacidad permanente.
Costes intangibles: debidos al sufrimiento y a la pérdida de calidad de vida:
o Del paciente.
o De la familia (cuidadores informales).
Los costes intangibles son difíciles de medir y aunque existen técnicas para evaluarlos,
no se miden en general, salvo en el Reino Unido. De igual modo, hay muy pocos
estudios en Europa sobre dolor crónico.
También hay que tener en cuenta que en el tratamiento de los pacientes con artritis se
han incorporado terapias biológicas que incrementan los gastos sanitarios. Pero, a
cambio, se consigue una mejora en la calidad de vida en la productividad laboral y
disminuiría en el impacto del cuidador informal.
La suma de los costes directos e indirectos, 12.763 millones, equivale al 1,5% del PIB
en 2005.
Conclusiones
El responsable de este colectivo indica que lo primero que tiene que hacer un paciente
con dolor crónico es asumir que lo padece e informar al médico. Hay que tener en
cuenta que la población desconoce lo que es el dolor crónico. Habla de ello como un
síntoma individual y no como una enfermedad y hay que diferenciarlo de la
enfermedad de base que padece. Partiendo de esta base, si no existe para el paciente,
no existe para la sociedad y, por tanto, no se diagnostica y carece de tratamiento.
Los tratamientos actuales para el dolor crónico son sintomáticos y no curan, aunque
minimicen el dolor. Muchas veces esta información no se le transmite al paciente. Si
no se informa al enfermo se acaba generando sensación de engaño y de que el dolor
no desaparecerá. Esto influye en la confianza del médico, la adherencia del
tratamiento y la calidad de vida.
Los tratamientos farmacológicos son importantes, pero no se puede restar
importancia al tratamiento psicológico, ya que el paciente puede sufrir episodios de
depresión. Los tratamientos farmacológicos no son excluyentes de otras alternativas
sanitarias o sociales.
Conclusiones