BIOETICA

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BIOÉTICA: inicios, origen, definición.


La bioética es la rama de la ética dedicada a promover los principios para la conducta más apropiada
del ser humano con respecto a la vida, tanto de la vida humana como del resto de seres vivos, así como al
ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la misma.
Desde hace años en nuestro medio existe un genuino interés en conocer el significado del término
bioética, y se le invoca tanto en cursos como en congresos, comités de ética de investigación o
asistenciales.
Habitualmente se dice que el neologismo bioética fue acuñado por Van Rensselaer Potter, destacado
bioquímico, investigador en el área de la oncología básica en la Universidad de Wisconsin, quien lo utilizó
por primera vez en Estados Unidos en el año 1970, en un artículo publicado en la revista Perspectives in
Biology and Medicine, editado por la Johns Hopkins University Press, titulado Bioethics: The Science of
Survival. Sin embargo, fue el pastor protestante y filósofo alemán Fritz Jahr quien en 1927 usó el
término Bio-Etnik refiriéndose a la relación ética entre el ser humano, los animales y las plantas.
No obstante, esta palabra no entró efectivamente al vocabulario científico hasta la publicación del libro de
Potter titulado Bioethics: Bridge to the Future, aparecido a principios de 1971 a instancias de Carl
Swanson, quien dirigía la colección Biological Sciencies Series para el editor Prentice Hall, y donde se
compilan 13 artículos de Potter escritos entre 1962 y 1970. Potter, preocupado por los hechos a que daban
lugar las nuevas tecnologías y la confusión resultante, propuso crear un puente interdisciplinario entre
ciencias y ética, entendida la disciplina como aplicación del conocimiento para mejorar la calidad de vida.
En la obra exponía su visión: “El objetivo de esta disciplina, como yo la veo, sería ayudar a la humanidad
en dirección a una participación más racional, más cautelosa, en el proceso de la evolución biológica y
cultural. Escribo ‘bio’ para representar el conocimiento biológico, la ciencia de los sistemas vivientes, y
‘ética’ para representar el conocimiento de los sistemas de valores humanos”. En el mismo año, sostenía:
“El problema moral surge porque la ciencia médica ha alcanzado un éxito parcial en el mantenimiento de la
maquinaria sin mantener a la persona”.
La causa de que la bioética se extendiera sobre todo al terreno biomédico se debió a André Helleggers
(ginecoobstetra de origen holandés, experto en fisiología fetal), quien, entusiasmado con la propuesta,
divulga la palabra bioética y en ese año (1971) funda un centro de investigación en bioética en Washington
DC, el Kennedy Institute of Ethics, vinculado actualmente a la Universidad de Georgetown.
Más tardíamente, al ver el rumbo que había tomado su idea, Potter declaraba: “De acuerdo a mi punto de
vista, la bioética, como una ciencia para la supervivencia humana, tiene que establecer puentes para las
ideas éticas sociales ya existentes y orientaciones anticipadas”… y “la función de la bioética puente se
transforma así en una construcción de puentes hacia cada una de las especialidades y de puentes entre
las especialidades, con el fin de desarrollar más a fondo una bioética global que considere el bienestar
humano en el contexto del respeto de la naturaleza”.
Potter se refería no sólo al hombre sino a toda la naturaleza, a la relación de éste con los animales, plantas
y medio ambiente, estando preocupado por las generaciones presentes y también por las futuras. En esos
años introdujo el concepto de una bioética global como respuesta a que hasta entonces se había reducido
la bioética al ámbito de la biomedicina: “En el momento actual, los eticistas médicos deberían ir más allá
del monitoreo de los avances tecnológicos para los más privilegiados. Deberían colaborar con los eticistas
sociales y deberían demandar medidas sanitarias para los no privilegiados en el propio país y en el mundo
en vías de desarrollo, donde la pobreza se combina con el SIDA, la malaria, el parasitismo y la
tuberculosis” (citado por Spinsanti)

Qué es la Bioética

Abel define la Bioética como:


"El estudio interdisciplinar de los problemas creados por el progreso biológico y médico, tanto a
nivel microsocial como a nivel macrosocial, y su repercusión en la sociedad y en su sistema de
valores, tanto en el momento presente como en el futuro".

DOCENTE: LIC. PSIC JESLY B. MORI SANGAMA


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Definición extensa, donde parece diluirse la figura del profesional sanitario -que es el principal
protagonista de la decisión ética- pero que tiene la virtud de destacar el carácter interdisciplinar de la
bioética -y la importancia de su repercusión para la sociedad y su sistema de valores. En este sentido
abre el abanico de receptores a todos los ciudadanos y por tanto recoge distintos puntos de vista ante
los dilemas éticos.

Otra definición es la proporcionada en la Encyclopedia of Bioethics (New York, 1978) que define
define qué es la Bioética como:
"Bioética (definición): el estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de
la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios".

Carlo Caffara dice que el objeto material de la bioética es el actuar humano en el reino de la
vida y que el ámbito de la bioética será el conocimiento científico de la vida y el uso de este saber.
Según este autor la bioética es una nueva ética especial que no debe elaborar nuevos principios
éticos generales, sino aplicar los principios generales a los nuevos problemas que se ofrecen a la
consideración humana en el reino de la vida.

León Correa dice:

“La Bioética es una deliberación práctica de las exigencias éticas que lleva consigo el
respeto por la vida humana y no humana, y la promoción de la dignidad de la persona, en
el ámbito biomédico, en la asistencia en salud, en las instituciones, políticas y sistemas de
salud"

En definitiva, Bioética es aquella parte de la Ética o filosofía moral que estudia la licitud de las
intervenciones sobre la vida del hombre y de su entorno, especialmente, pero no sólo, en el campo
de la Medicina y de las ciencias biológicas.

Estas definiciones configuran los cuatro rasgos definitorios de la bioética moderna:


1. Se trata de un marco de reflexión ética interdisciplinar.
2. Es básicamente una ética práctica, de aplicación inmediata en el mundo de la
Medicina y su entorno, cuyos principales protagonistas son el médico y el paciente.
3. Se trata de una reflexión ética que comporta, además, decisiones de Salud
Pública de gran repercusión social y legal.
4. Nadie puede permanecer ajeno a la bioética, porque ésta determina una praxis
sanitaria e involucra a unos comportamientos que someten a prueba el sistema de
valores que opera en una sociedad.

Principios bioéticos: Beneficencia, No Maleficencia, Autonomía, Justicia

Principios fundamentales
En 1979, los bioeticistas Tom Beauchamp y James Franklin Childress, definieron los cuatro principios de la
bioética: autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia, que «derivan inicialmente de juicios
ponderados de la moral común y de la tradición médica». En un primer momento definieron que estos
principios son prima facie, esto es, que vinculan (son obligatorios) siempre y cuando no colisionen entre
ellos, en cuyo caso habrá que dar prioridad a uno u otro, dependiendo del caso. Sin embargo, en 2003
Beauchamp considera que los principios deben ser especificados para aplicarlos a los análisis de los casos
concretos, o sea, deben ser discutidos y determinados por el caso concreto a nivel casuístico.
Los cuatro principios definidos por Beauchamp y Childress son:

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Principio de autonomía
La autonomía expresa la capacidad para darse normas o reglas a uno mismo sin influencia de presiones,
que Gómez-Pineda va a trasladar a la bioética clínica como «la capacidad del paciente de servirse de su
propio entendimiento, en sentido positivo o, sin la dirección del médico, en sentido negativo» que, recoge la
idea de C. B. Macpherson de que «el individuo es, esencialmente, el propietario de su propia persona y de
sus capacidades».
El principio de autonomía tiene un carácter imperativo y debe respetarse como norma, excepto cuando se
dan situaciones en que las personas puedan no ser autónomas o presenten una autonomía disminuida
(personas en estado vegetativo o con daño cerebral, etc.), en cuyo caso será necesario justificar por qué
no existe autonomía o por qué esta se encuentra disminuida. En el ámbito médico, el consentimiento
informado es la máxima expresión de este principio de autonomía, constituyendo un derecho del paciente y
un deber del médico, pues las preferencias y los valores del enfermo son primordiales desde el punto de
vista ético y suponen que el objetivo del médico es respetar esta autonomía porque se trata de la salud del
paciente.

Principio de beneficencia
Obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos intereses y suprimiendo prejuicios.
En medicina, promover los intereses del paciente pero sin tener en cuenta la opinión de este. Supone que
el médico posee una formación y conocimientos de los que el paciente carece, por lo que aquel sabe (y por
tanto, decide) lo más conveniente para este. Es decir "todo para el paciente pero sin contar con él".
Un primer obstáculo al analizar este principio es que desestima la opinión del paciente, primer involucrado
y afectado por la situación, prescindiendo de su opinión debido a su falta de conocimientos médicos. Sin
embargo, las preferencias individuales de médicos y de pacientes pueden discrepar respecto a qué es
perjuicio y qué es beneficio. Por ello, es difícil defender la primacía de este principio, pues si se toman
decisiones médicas desde este, se dejan de lado otros principios válidos como la autonomía o la justicia.

Principio de no maleficencia
«El principio de no maleficencia, cuyo origen es desconocido, hace parte de la medicina clásica
hipocrática». Significa abstenerse intencionadamente de realizar actos que puedan causar daño o
perjudicar a otros. Es un imperativo ético válido para todos, no solo en el ámbito biomédico sino en todos
los sectores de la vida humana. En medicina, sin embargo, este principio debe encontrar una interpretación
adecuada pues a veces las actuaciones médicas dañan para obtener un bien. Entonces, de lo que se trata
es de no perjudicar innecesariamente a otros. El análisis de este principio va de la mano con el de
beneficencia, para que prevalezca el beneficio sobre el perjuicio.
Las implicaciones médicas del principio de no maleficencia son varias: tener una formación teórica y
práctica rigurosa y actualizada permanentemente para dedicarse al ejercicio profesional, investigar sobre
tratamientos, procedimientos o terapias nuevas, para mejorar los ya existentes con objeto de que sean
menos dolorosos y lesivos para los pacientes; avanzar en el tratamiento del dolor; evitar la medicina
defensiva y, con ello, la multiplicación de procedimientos y/o tratamientos innecesarios.

Principio de justicia
Tratar a cada uno como corresponda, con la finalidad de disminuir las situaciones de desigualdad
(ideológica, social, cultural, económica, etc.). En nuestra sociedad, aunque en el ámbito sanitario la
igualdad entre todos los hombres es solo una aspiración, se pretende que todos sean menos desiguales,
por lo que se impone la obligación de tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales, para disminuir
las situaciones de desigualdad.

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El principio de justicia puede desdoblarse en dos: un principio formal (tratar igual a los iguales y desigual a
los desiguales) y un principio material (determinar las características relevantes para la distribución de los
recursos sanitarios: necesidades personales, mérito, capacidad económica, esfuerzo personal, etc.).
Las políticas públicas se diseñan de acuerdo con ciertos principios materiales de justicia. En España, por
ejemplo, la asistencia sanitaria es teóricamente universal y gratuita y está, por tanto, basada en el principio
de la necesidad. En cambio, en Estados Unidos la mayor parte de la asistencia sanitaria de la población
está basada en los seguros individuales contratados con compañías privadas de asistencia médica.
Para excluir cualquier tipo de arbitrariedad, es necesario determinar qué igualdades o desigualdades se
van a tener en cuenta para determinar el tratamiento que se va a dar a cada uno. El enfermo espera que el
médico haga todo lo posible en beneficio de su salud. Pero también debe saber que las actuaciones
médicas están limitadas por una situación impuesta al médico, como intereses legítimos de terceros.
La relación médico-paciente se basa fundamentalmente en los principios de beneficencia y de autonomía,
pero cuando estos principios entran en conflicto, a menudo por la escasez de recursos, es el principio de
justicia el que entra en juego para mediar entre ellos. En cambio, la política sanitaria se basa en el principio
de justicia, y será tanto más justa en cuanto que consiga una mayor igualdad de oportunidades para
compensar las desigualdades.

DOCENTE: LIC. PSIC JESLY B. MORI SANGAMA

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