La Formación de Investigadores Como Elemento para La Consolidación de La Investigación en La Universidad
La Formación de Investigadores Como Elemento para La Consolidación de La Investigación en La Universidad
La Formación de Investigadores Como Elemento para La Consolidación de La Investigación en La Universidad
C B
on base en resultados de una inves- ased on the results of a survey this
tigación se analiza la forma en que paper analyzes the influence of a ran-
ciertas condiciones de las institucio- ge of contexts in which institutions
nes que ofrecen doctorados en educación offer doctoral programs in the area of edu-
inciden en los procesos de formación de cation, on the training of researchers and
investigadores y, por ende, en las posibili- therefore in the potential consolidation of
dades de consolidación de la investigación research in the university. The modalities
en la universidad. Se trata de condiciones and practices in which such processes take
referidas a la forma en que ocurren los pro- place have not been sufficiently explored,
cesos y prácticas de formación al interior and remain largely neglected by current
de los doctorados, la cual no es suficiente- methods to evaluate existing research pro-
mente explorada cuando la evaluación de grams, which tend to rely excessively on
los programas de posgrado se realiza sólo categories of analysis privileged by the ins-
desde un análisis de indicadores como los titutionalization of educational policies.
privilegiados por las políticas vigentes.
Introducción
S
i a un alto funcionario universitario se le pregunta si en su institución
son consideradas como relevantes la investigación y la formación de
investigadores, es casi seguro que emitirá una respuesta afirmativa,
quizá agregará además que su universidad cuenta con tal número de aca-
démicos reconocidos en el Sistema Nacional de Investigadores, tal canti-
dad de proyectos de investigación en proceso, tal número de publicaciones
derivadas de trabajos de investigación, tal cantidad de académicos inscri-
tos en programas de posgrado, ofrece tales programas de doctorado que
forman investigadores, etcétera. Probablemente no dirá, aunque lo sepa,
que el monto de presupuesto que su institución puede dedicar al financia-
miento de proyectos de investigación es exiguo, que no cuenta con plazas
para incorporar nuevos investigadores o que no tiene idea de qué ocurre
realmente en los procesos y las prácticas que se generan en los doctorados
con la intención de formar investigadores.
Así es como aparecen grandes o pequeñas contradicciones u omisiones no
sólo en el discurso universitario, sino también en las formas concretas con las
que se pretende consolidar la investigación en las instituciones de educación
superior. Con plena conciencia de que la meta de consolidar la investigación
en una universidad es asunto en el que se tejen tanto elementos de nivel
macro (políticas nacionales, condiciones de financiamiento, prioridades
nacionales y regionales, etc.), como elementos de nivel micro (políticas
institucionales, cualificación de los académicos, infraestructura de apoyo,
programas de formación, etc.); en el presente trabajo la atención se centra en
los procesos de formación de investigadores, en tanto que constituyen uno de los
elementos que pueden contribuir en mayor o menor grado a la consolidación
de la investigación en las instituciones de educación superior.
Ciertamente, los procesos de formación de investigadores ocurren dentro y
fuera de programas que otorgan un grado académico, pero aquí se hace re-
ferencia de manera específica a los que se generan en programas doctorales,
asumiendo que éstos son espacios en donde confluyen múltiples condiciones
institucionales cuyo impacto es necesario analizar. Dichas condiciones se refie-
ren a circunstancias presentes y a formas de hacer o de actuar, tanto de sí
mismo como de otros, que pueden resultar favorables o no, en términos de
propiciar aprendizajes significativos para realizar investigación; se trata de con-
diciones que en ocasiones son modificables por parte del sujeto en formación o
por la institución en la que está inscrito, pero en otras no lo son y se convier-
ten en una especie de contexto obligado en el que habrá de ocurrir, en cada
caso, la experiencia de formación doctoral.
El punto de partida
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El código de las viñetas hace referencia al número de reporte o entrevista del que fue tomada, al número asignado al sujeto participante
y al número de doctorado en el que está inscrito.
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Mi lectora hizo una lectura crítica dura, pero como lo había previsto, propo-
sitiva; en este momento me parece que varias de sus intervenciones tenían
mucho de las cosas que me he estado preguntando a lo largo de semestres
anteriores, creo que necesito darme tiempo para reflexionar en sus aporta-
ciones, sé que hay observaciones que tendré que atender poco a poco, es un
proceso de crecimiento y esto tarda. R11S8D3
Por otra parte, los doctorandos asumen que su tutor habrá de estar pre-
sente en los coloquios, puesto que es quien comparte más de cerca el avance
de su investigación y conoce el proceso mediante el cual se ha generado.
Además esperan que la intervención del tutor en el coloquio incluya observa-
ciones que ya han sido comentadas entre tutor y tutorado, aún cuando éstas
señalen aspectos a mejorar en el trabajo. Cuando no ocurre así, se presentan
fuertes reacciones en los estudiantes, tal como se manifiesta en los siguientes
comentarios:
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Me sentí mucho más segura y con cierta ventaja con respecto a la mayoría
del grupo, esto es porque tengo bastante claridad en lo que estoy haciendo y
puedo afirmar que es el resultado de una excelente dirección por parte de mi
tutora, quien me ha orientado con paciencia, constancia y disciplina (aunque
realmente no tuve vacaciones), por lo que me siento satisfecha. R12S3D2
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Así, los coloquios fueron referidos por los estudiantes de doctorado como
experiencias de formación que, en el marco de aciertos y desaciertos, les lle-
van a aprender que tanto la crítica como la incorporación crítica de la crítica,
son alimento fundamental de la producción del investigador.
c) La relación de tutoría
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Las sesiones con mi tutora son similares a las asesorías que recibía en la licen-
ciatura. Se mantiene una diferenciación de los roles. El alumno (yo), procuro
hacer lo que demanda el programa y mi tutora, que por su parte tacha lo
que se hace mal (según su criterio) y hace sugerencias. Digamos que es una
posición de experto-novato. Claro que mi tutora es experta en algo, pero no
sé si lo es en mi temática, que ha ido cambiando paulatinamente. La prescrip-
ción por parte de mi tutora, además de que me limita en mi aprendizaje, no
me deja claro qué debo hacer, y lo que hago se hace más por ensayo y error.
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Me siento muy a gusto, creo que se está estableciendo una buena relación con
mi tutora ya que ha logrado que me sienta comprometida con mi trabajo pero
con suficiente autonomía. La forma en que mi tutora maneja las sesiones me
agrada mucho porque en un ambiente de confianza trabajamos de tal forma
que me siento más obligada y con más responsabilidad de hacer bien las cosas
y de cumplir con los compromisos establecidos. Me gusta mucho que me dé
libertad de crear y desarrollar con mis propias posibilidades, pero señalando
dónde y cómo mejorar, es un ambiente sano y dinámico. R2S2D2
Uno de los objetivos logrados en este periodo fue el de presentar mis avances
de tesis a nivel grupal con muy buenos resultados, me parece que junto con
mi tutora hemos logrado cumplir con nuestros objetivos y metas de manera
excelente. R7S2D2
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permite que establezca las actividades o pequeñas metas en cada sesión, pero
se muestra atenta a lo que hago y dejo de hacer. R23S8D3
Los tutores cuya forma de trabajo es descrita por los doctorandos con-
forme estas últimas viñetas, parecen haberse convertido en excelentes me-
diadores en el sentido vigotskyano del término: proporcionan guía, apoyo
estratégico y asistencia para ayudar a los estudiantes a asumir el control de
su propio aprendizaje. En otras palabras, han desarrollado lo que Lepper et
al. (en Perkins, 2001) describen como un complejo patrón de interacción en
el que el tutor logra que el alumno se sienta fortalecido, pero dentro de un
esquema no directivo, interviene tanto cuanto lo considera necesario en el
tránsito que el estudiante recorre a lo largo de cuestiones y desafíos de dis-
tintos tipos y, en esa medida, contribuye a que éste vaya alcanzando su zona
de desarrollo próximo.
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Me parece que el dominio de la materia del curso por parte del profesor
Domínguez no es la esperada. La dinámica de la sesión la llevó estructurada
y en orden (sólo como buen moderador), pero consistió en exposiciones de
los compañeros con mínimas aportaciones de relevancia de su parte y no
cuidó de ninguna manera la calidad de las participaciones de los miembros
del grupo en razón de su pertinencia y precisión respecto de las temáticas
revisadas. R1S9D3
Las doctoras López y Ramírez son las únicas de las y los asesores que hemos
tenido que reúnen las condiciones de excelencia para un docente de docto-
rado en educación: seriedad, profesionalismo, ética, dominio de la materia,
conocimiento del campo de la educación, experiencia como asesoras e inves-
tigadoras en educación, y calidad humana. Como estudiante, adicionalmente
a la temática del curso, aprendo de su metodología con la que llevan a cabo el
abordaje de la sesión, aprendo pedagogía, siento que abonan de manera im-
portante para mi proceso de formación como asesora de posgrado, formas de
enseñar, de hacer planteamientos, de propiciar metacognición, que sin duda
me son útiles cuando me desempeño como asesora. R1S9D3
En una especie de adopción del dicho popular que expresa más vale solo
que mal acompañado, también se dan casos en que los doctorandos parecen
optar por descartar la posibilidad de que algunos de sus profesores aporten
de manera relevante a su proceso de formación, así puede percibirse en co-
mentarios como el siguiente:
Lo que espero del seminario X es limitado, me parece que al asesor tan solo le
interesan las cuestiones institucionales y no los procesos individuales; aunque
a todos quienes estamos en este seminario nos interesan los procesos, a él no
parece interesarle siquiera la posibilidad de adaptar el contenido a nuestras
necesidades; se hacen lecturas sin que advirtamos un propósito específico que
nos beneficie. R7S8D3
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Sin afirmar que un solo caso como el reflejado en el párrafo anterior sea
representativo de lo que ocurre en los procesos de formación para la inves-
tigación, aquí se percibe que ciertos formadores tienen una intención clara
de establecer un tipo de relación vertical con sus estudiantes, que contradice
ampliamente la concepción de que una habilidad fundamental a desarrollar
en dicha formación es el pensamiento autónomo e independiente, como lo
plantea Moreno Bayardo (2002), ¿qué hará posteriormente en el ejercicio de
la investigación un estudiante que durante su proceso de formación doctoral
tuvo que someterse de manera continua a las decisiones y prescripciones de
su tutor como autoridad no cuestionable?
En el ámbito de la relación de tutoría destacan también situaciones en
las que el estudiante se siente inseguro ante la perspectiva de hacer alguna
réplica a los señalamientos que hace su tutor, tal es el caso de una estudiante
que, en un reporte reflexivo, se cuestionó acerca de por qué no contestó a los
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¿Por qué no contesté a los señalamientos? El asunto me parece que tiene que
ver con tres cosas: la primera es que me encontraba lo suficientemente sor-
prendida como para contestar, la segunda es que implicaba confrontarme con
un tutor al que aprecio a pesar de que no pueda verlo tan frecuentemente
como quisiera y la tercera me parece que tiene que ver con los lugares de poder.
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Las razones que me llevaron a solicitar el cambio de tutor son: el poco sentido
de trabajo en equipo que mi tutora mostraba, yo era el que estaba confundido,
yo era el que divagaba, etcétera; la falta de comunicación, pues expresamente
me decía que hiciera tareas y después no aceptaba tal cosa...; sin guardarle un
sentimiento negativo, me preocupa su influencia en la Junta Académica del
programa para ponerme una etiqueta de alumno conflictivo. R14S3D2
Una situación que podría considerarse como extrema y poco creíble, pero
que desafortunadamente se presenta con cierta frecuencia entre los alumnos
de posgrado, ocurre cuando éstos descubren que una de las reglas del juego
(no habladas, pero sí actuadas) al interior del programa es más o menos la si-
guiente: los formadores son expertos y por lo tanto, los estudiantes no deben
tener la osadía de contradecir, criticar o replicar. Las consecuencias de tener
que interiorizar un mensaje como ese son fuertes para los estudiantes, según
se aprecia en los siguientes párrafos:
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Con la Dra. Montes se manejó un diálogo del tipo: alumno 1 – maestro, alum-
no 2 – maestro, alumno 3 – maestro, alumno n – maestro. Fue cansado pues
predomina la voz del maestro que como es conocido, quiéralo o no, impone
una postura por sobre el grupo. Mostré desacuerdo con algunas ideas de las
que externaban los autores. Un comentario de la conductora fue limitante:
yo no sé si se deba polemizar con los autores. Yo creo que el asunto no debe de
ponerse en ese plano, la polémica no es con los autores, sino con las ideas
expresadas por los autores. Es más, si definimos la polémica (retórica o forma
de construir el conocimiento del otro) debemos de hacerlo hasta con las ideas
que expresan los maestros… Me pregunto ¿quién tiene la autoridad del cono-
cimiento en un aula?, ¿la voz del alumno?, ¿la voz del maestro?, ¿la voz del
autor de un libro?. R3S3D2
Consideraciones finales
E
l lector habrá podido percibir que las condiciones institucionales a las que
se hizo referencia en este trabajo no corresponden a los indicadores ins-
titucionales que son analizados tradicionalmente, tales como las carac-
terísticas de la planta académica, la infraestructura disponible, la producción
de investigación, la movilidad de estudiantes y profesores, entre otros; esto
fue así porque los planteamientos que aquí se incorporaron surgieron de un
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