Guia Sobre Pegar
Guia Sobre Pegar
Guia Sobre Pegar
De 0 a 6 años
Edukame.com
Redacción y dirección pedagógica
Cristina García
Pedagoga, educadora y terapeuta. Especialista
en infancia, orientación familiar y educación
emocional. Dedicada a orientar a padres desde
el momento del embarazo para que guíen
desde el amor y no desde el miedo.
Corrección
Grace Sigüenza
ISSN: 2339-854X
-3-
Índice
Prólogo por Natalia Ramos................................................4
-4-
El pegar en la infancia
¿Por qué pegan los niños y niñas? Quizá
para poder responder a esta pregunta
deberíamos reflexionar sobre por qué
pegan los adultos y por qué pegan los
adultos a los niños.
Los niños y niñas también pegan, claro que sí, porque son
personas y son reacciones humanas instintivas, lo cual no quiere
decir que haya que permitirlas. El preescolar cuando pega no lo
hace sabiendo que puede hacer daño, vive centrado en sí mismo,
en sus emociones y en su entorno, y no es del todo consciente de
las repercusiones de sus actos. Nosotros como adultos debemos
enseñarle, desde el cariño, las consecuencias de esos actos.
-5-
Por eso el adulto que acompaña al niño no ha de quedarse
solo en el acto, sino que debe interpretar y buscar con el niño el
posible desencadenante de esta reacción. Además, ha de ponerle
palabras a la situación que ha desencadenado la agresión y dejar
claro que no aprueba esa actitud.
Natalia Ramos
-6-
¿Por qué pega mi hijo?
Muchos padres me preguntan por qué sus hijos e hijas pegan
cuando no se salen con la suya o cuando se enfadan. La respuesta
es bien sencilla: porque están expresando sus emociones de la única
manera que, por su corta edad e inmadurez, saben. Esta forma es
física, usando su cuerpo, pues aún no dominan el lenguaje.
-8-
¿Qué necesitan
aprender?
Cada uno de los episodios en los que nuestro hijo pequeño
pega o empuja se convierten en oportunidades de aprendizaje
para enseñarle la forma correcta de actuar y de expresar sus
emociones. Así, poco a poco irán aprendiendo:
-9-
Por edades
1 a 2 años
A esta edad todo cuanto hace es para experimentar. Si da un
manotazo o un empujón no pretende dañar, y tampoco es
realmente consciente de la relación existente entre su acto y el
dolor generado. No siempre que pega es porque ha
experimentado un sentimiento de ira hacia su víctima. Lo puede
hacer como deseo de experimentar su fuerza o su poder al
desencadenar una reacción en el otro niño o en el adulto: pego y
el otro niño llora, pego y mis padres reaccionan diciéndome cosas.
4 a 5 años
A partir de los 4 años, el niño ya es consciente de las normas
sociales y sabe que pegar no es algo aceptado ni en casa ni en el
colegio. Ya ha aprendido de qué otras formas puede conseguir lo
que desea sin recurrir al pegar o al morder, pero aun así nos
encontramos con niños que, a estas edades, aún pegan o empujan
a menudo. Tras este comportamiento hay una causa emocional
que no está siendo atendida, como puede ser que el niño tenga
una baja autoestima.
- 12 -
Si el pequeño tiene una valoración pobre sobre sí mismo, esto
le produce sentimientos de inseguridad e inferioridad. Estos
sentimientos le provocan ansiedad y el niño trata de
compensarlos con comportamientos agresivos. Por tanto, el niño
recurre al comportamiento físico y agresivo como un mecanismo
de defensa ante su dolor emocional.
- 14 -
Si Lucía tiene unos padres que no le dicen nada cada vez que
pega, o se lo dicen de forma amable pero sin ninguna autoridad
y permitiendo que siga ocurriendo, no aprenderá que esta forma
de reaccionar y relacionarse le va a perjudicar. A nadie le gusta
que le peguen y, por tanto, esta peque irá generando rechazo en
la relación con los demás. No se sentirá bien consigo misma: a su
alrededor recibirá malhumor, distancia o dolor, pues le podrían
devolver el golpe como defensa.
- 15 -
Cómo expresar
lo que siente
Además de conocer el límite de la conducta dañina, Lucía
necesita también saber cómo puede expresar de forma sana sus
emociones y sentimientos.
- 18 -
5. Pon palabras a sus emociones y ayúdale a
identificarlas. Haciéndole algunas sencillas preguntas le
demuestras que le entiendes y, además, le haces comprender
cómo se está sintiendo. Por ejemplo, le puedes preguntar: “¿Le
has pegado porque estabas enfadado?, ¿le has pegado porque
te has asustado?, ¿te ha molestado algo?
• Pidiendo ayuda.
- 19 -
Cómo no debes actuar
• Nunca debes enseñar que no se pega precisamente pegando.
Es incongruente, además de dañino. Ni golpecitos en la mano
ni en la boca cuando muerden.
- 21 -
Parar y dar una alternativa
No debéis permitir que se pegue a sí mismo o se golpee. Así
que lo primero será parar sus manos o sus cabezazos mientras le
dices: “No te hagas daño”. Después le dais una alternativa para que
pueda expresar su enfado sin dañarse. Dirigid sus manos hacia un
lugar blando como un cojín, el sofá o una mesa si estáis comiendo
–no es blanda pero es mejor que golpearse a sí mismo– y le dices:
“Veo que estás enfadado, puedes golpear aquí que así no te harás
daño”. Otra opción puede ser darle una pelota o un juguete blando
para que lo pueda lanzar, expresando así su emoción.
- 23 -
Pero para que el niño pequeño interiorice este aprendizaje
necesita de un modelo al que imitar, y este modelo deben ser
los padres. Por lo tanto, cuando tu hijo sea víctima de un
manotazo o golpe, tómatelo como una oportunidad para
enseñarle a poner las palabras adecuadas y a expresarse para
resolver esa situación desagradable, enseñándole además
habilidades de interacción con los demás.
Pautas de actuación
Cuando veas que tu hijo llora o se queja porque le han pegado,
lo primero que tienes que hacer es acoger amorosamente su
dolor o malestar por la agresión. Poco después dirígete, junto a
tu hijo, al niño o niña que ha hecho la agresión para que esa
escena se convierta en un aprendizaje y tú seas el modelo de
quien aprenderá tu hijo o hija y el otro niño también.
- 26 -
Es una preocupación bastante compartida entre padres,
cuando sus hijos son a menudo agredidos y estos no se defienden;
quieren enseñarles a defenderse pero no saben cuál es la mejor
manera. Pues hay una, y es con palabras y empoderándolos, es
decir, trasmitiéndoles con seguridad, fuerza y cariño que ellos sí
puedan decir “no”: “no me pegues”, “no me gusta”, “no me hagas
daño”, “no soy tu amigo”, etc., en cada una de las diferentes y
recurrentes escenas que se irán dando a lo largo de su infancia.