Evolución Humana
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Primeros Homínidos
Sahelanthropus tchadensis
Orrorin tugenensis
Ardipithecus kadabba
Ardipithecus ramidus
Australopithecus
Australopithecus anamensis
Australopithecus bahrelghazali
Australopithecus afarensis
Australopithecus africanus
Australopithecus garhi
Australopithecus sediba
Paranthropus
Paranthropus aethiopicus
Paranthropus boisei
Paranthropus robustus
Kenyanthropus
Kenyanthropus platyops
Género Homo
Homo gautengensis
Homo habilis
Homo rudolfensis
Homo ergaster
Homo georgicus
Homo erectus
Homo cepranensis
Homo antecessor
Homo heidelbergensis
Homo naledi
Homo luzonensis
Homo floresiensis
Homo rhodesiensis
Homo helmei
Homo longi
Homo neanderthalensis
Homo sapiens
El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo.
Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos,
como Ardipithecus, Australopithecus, etc. De esta manera, el estudio específico de la evolución
humana es el estudio del linaje, o clado, que incorpora a todas las especies más cercanas al
humano moderno que al chimpancé, el pariente vivo más próximo.23 Las evidencias moleculares4 y
paleontológicas5 han permitido estimar que el ancestro común entre Homo sapiens y Pan
troglodytes vivió en África hace entre cinco y siete millones de años. A partir de esta divergencia,
dentro del linaje hominino continuaron emergiendo nuevas especies, todas ellas extintas
actualmente a excepción de Homo sapiens.
Al analizar el genoma humano actual se ha descubierto que en su proceso evolutivo hay varios
hechos que destacar. Así, se observa por ejemplo que el Homo sapiens comparte casi el 99 % de
los genes con el chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de cualquier
individuo de nuestra especie tiene una diferencia de solo el 1,24 % respecto al genoma de Pan
troglodytes (chimpancés) y de 1,62 % respecto al genoma de los gorilas.6
Gorila
Chimpancé
Bonobo
Neandertal
Denisovano
Homo sapiens
Introgresión e hibridación[editar]
Partiendo del análisis genético de la evolución humana, se postula que dentro de su genealogía se
habría producido introgresión en varias ocasiones. Ejemplo de ello es el cromosoma Y actual más
antiguo (cromosoma-Y A00), que se remontaría hasta los humanos arcaicos (hace unos 340 000
años aprox.).8
Igualmente, destaca que los retrovirus endógenos humanos (HERV) (Secuencia de ADN derivado
de virus pertenecientes al grupo de los retrovirus) comprenden una parte significativa del genoma
humano. Con aproximadamente 98 000 fragmentos y elementos ERV, estos componen casi el 8 %
del genoma actual del ser humano, los cuales ha adquirido el ser humano en diferentes periodos
temporales de su evolución.13
Pre-australopitecinos[editar]
Los primeros posibles homínidos bípedos (homininos) son Sahelanthropus tchadiensis (con una
antigüedad de 7 millones de años y encontrado en el Chad, pero que genera dudas acerca de su
adscripción a nuestra línea evolutiva),14 Orrorin tugenensis (con unos 6 millones de años y hallado
en África Oriental) y Ardipithecus (entre 5,5-4,5 millones de años y encontrado en la misma
región). Los fósiles de estos homínidos son escasos y fragmentarios y no hay acuerdo general sobre
si eran totalmente bípedos. No obstante, tras el descubrimiento del esqueleto casi completo de un
individuo de Ardipithecus ramidus apodado Ardi, se han podido resolver algunas dudas al
respecto; así, la forma de la parte superior de la pelvis indica que era bípedo y que caminaba con la
espalda recta, pero la forma del pie, con el dedo gordo dirigido hacia adentro (como en las manos)
en vez de ser paralelo a los demás, indica que debía caminar apoyándose sobre la parte externa de
los pies y que no podía recorrer grandes distancias.15
Australopitecinos[editar]
Los primeros homínidos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bípedos
son los miembros del género Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy
completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de homininos prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones
de años atrás con notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al
menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició hace unos 2,8 millones de años y
que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas
abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se
especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo,
desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus;
otros Australopithecus se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los
primeros Homo.
Primeros Homo[editar]
No se sabe con certeza de qué especie proceden los primeros miembros del género Homo; se han
propuesto Australopithecus africanus, A. afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general.
También se ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los
primeros Homo.16
De esta fase se han descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron África
Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de años atrás, que a veces se reúnen en una sola. El volumen
craneal de estas especies oscila entre 650 y 800 cm³.
Poblamiento de Eurasia[editar]
Distribución geográfica y temporal del género Homo. Otras
Esta es sin duda la etapa más confusa y compleja de la evolución humana. El sucesor cronológico
de los citados Homo rudolfensis y Homo habilis es Homo ergaster, cuyos fósiles más antiguos datan
de hace aproximadamente 1,8 millones de años, y su volumen craneal oscila entre 850 y 880 cm³.
Morfológicamente es muy similar a Homo erectus y en ocasiones se alude a él como «Homo
erectus africano». Se supone que fue el primero de nuestros antepasados en abandonar África; se
han hallado fósiles asimilables a H. ergaster (o tal vez a Homo habilis) en Dmanisi (Georgia),
datados en 1,8 millones de años de antigüedad y que se han denominado Homo georgicus que
prueban la temprana salida de África de nuestros antepasados remotos.19
Esta primera migración humana condujo a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo
ergaster: Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java) y Homo antecessor/Homo
cepranensis en Europa (España, Italia). Por su parte, los miembros de H. ergaster que
permanecieron en África inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, más elaborado,
denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 o 1,7 millones de años). Se ha especulado que los
clanes poseedores de la nueva tecnología habrían ocupado los entornos más favorables
desplazando a los tecnológicamente menos avanzados, que se vieron obligados a emigrar.
Ciertamente sorprende el hecho que H. antecessor y H. erectus siguieran utilizando el primitivo
Modo 1 (Olduvayense), cientos de miles de años después del descubrimiento del Achelense. Una
explicación alternativa es que la migración se produjera antes de la aparición del Achelense.20
Después del hallazgo de restos del hombre de Denisova se ha detectado que hace un millón a
700 000 años se produjo un flujo genético de las poblaciones africanas a las asiáticas y europeas.21
22
De los milenios posteriores, además de los emblemáticos fósiles de Homo erectus encontrados
en Java y en Pekín, China, se han hallado otros restos de homininos, cuyas características
morfológicas presentan claras diferencias, así como coincidencias, tanto con H. erectus como
con H. sapiens: los de Hathnora, valle del Narmada (India), de hace unos 250 000 años;232425
el cráneo de Dali (China), que data de hace 200 000 años; la mujer de Jinniushan; la mandíbula
de Zhirendong de hace 106 000 años, el cráneo de Xuchang de 100 000 años; el hombre de Orsang
(India), que data de hace 50 000 años;26 del Hombres de la cueva de los ciervos de China, que vivió
hasta hace 11 500 años;27 y del hombre de Solo (Java).28
Por su parte, en Europa se tiene constancia de la presencia humana desde hace más de 1 millón de
años (Homo antecessor), pero se han hallado herramientas de piedra más antiguas no asociadas a
restos fósiles en diversos lugares. La posición central de H. antecessor como antepasado común
de Homo neanderthalensis y Homo sapiens ha sido descartada por los propios descubridores de los
restos (Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga).
Los últimos representantes de esta fase de nuestra evolución son Homo heidelbergensis en Europa,
que supuestamente está en la línea evolutiva de los neandertales, y Homo rhodesiensis en África
que sería el antepasado del hombre moderno.313233
Una visión más conservadora de esta etapa de la evolución humana reduce todas las especies
mencionadas a una, Homo erectus, que es considerada como una especie politípica de amplia
dispersión con numerosas subespecies y poblaciones interfértiles genéticamente interconectadas.
La fase final de la evolución de la especie humana está presidida por tres especies humanas
inteligentes, que durante un largo período convivieron y compitieron por los mismos recursos. Se
trata del Hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis), la especie del homínido de Denisova y
el hombre moderno (Homo sapiens). Son en realidad historias paralelas que, en un momento
determinado, se cruzan.
El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente Medio hace unos 230 000
años,20 presentando claras adaptaciones al clima frío de la época (complexión baja y fuerte, nariz
ancha).
El homínido de Denisova vivió hace 40 000 años en los montes Altái y probablemente en otras
áreas en las cuales también vivieron neandertales y sapiens. El análisis del ADN mitocondrial indica
un ancestro femenino común con las otras dos especies hace aproximadamente un millón de
años.34 La secuencia de su genoma ha revelado que habría compartido con los neandertales un
ancestro hace unos 650 000 años y con los humanos modernos hace 800 000 años.
Un molar descubierto presenta características morfológicas claramente diferentes a las de los
neandertales y los humanos modernos.35
Los fósiles de Djebel Irhoud (Marruecos) que datan de hace 300 000 años36 y el cráneo de
Florisbad (Homo helmei), de Bloemfontein (Sudáfrica), datado en 259 000 años antes del presente,
apuntan al Homo sapiens.37
En las excavaciones de la cuenca de Olorgesailie, en el sur de Kenia, de hace 295 000 a 320 000
años, datados mediante métodos de series de argón-40/argón-39 y uranio, se encontraron restos
de actividad de homininos, que en estos sitios hicieron núcleos preparados y puntas, explotaron
rocas ricas en hierro para obtener pigmento rojo y adquirieron materiales para herramientas de
piedra desde distancias de 25 a 50 kilómetros. Estos hallazgos sugieren que desde entonces ya se
registraban complejos comportamientos que caracterizan al Homo sapiens.38
Los Hombres de Kibish, especialmente Omo I, son considerados los fósiles más antiguos de Homo
sapiens datan de hace unos 200 000 años (Etiopía).39 Hace unos 90 000 años llegó al Próximo
Oriente donde se encontró con el Hombre de Neanderthal que huía hacia el sur de la glaciación
que se abatía sobre Europa. Homo sapiens siguió su expansión y hace unos 45 000 años llegó
a Europa Occidental (Francia); paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue retirando,
empujado por H. sapiens, a la periferia de su área de distribución (Península ibérica, mesetas altas
de Croacia), donde desapareció hace unos 28 000 años.
Se tiene la casi plena certeza de que el hombre de Neandertal no es ancestro directo del ser
humano actual, sino perteneciente a una línea evolutiva paralela derivada también de Homo
erectus/Homo ergaster a través del eslabón conocido como Homo heidelbergensis. El neandertal
coexistió con Homo sapiens y quizá terminó extinguido por la competencia con nuestra especie.
Sin embargo, el análisis del genoma nuclear apunta a un aporte neandertal al acervo genético de
los humanos modernos. Los euroasiáticos poseen entre el 1 y el 5 % de genes arcaicos por persona
que se pueden atribuir a la hibridación de Homo sapiens con H. neanderthalensis.41
Homo sapiens[editar]
Biocronología de Hominina
Algunos datos de genética molecular concordantes con hallazgos paleontológicos, sostienen que
todos los seres humanos descienden de una misma Eva mitocondrial o E.M., esto quiere decir que,
según los rastreos del ADNmt - que solo se transmite a través de las madres-, toda
la humanidad actual tiene una antecesora común que habría vivido en el noreste de África,
probablemente en Tanzania (dada la mayor diversidad genética allí) hace entre ciento cincuenta
mil y doscientos treinta mil años43 (ver haplogrupos de ADN mitocondrial humano).
Estudios de los haplogrupos del cromosoma Y humano, concluyen que por línea paterna hay una
ascendencia que llega hasta el Adán cromosómico, el cual habría vivido en el África
subsahariana entre hace sesenta mil y noventa mil años.44
Otros indicios derivados de muy recientes investigaciones sugieren que la de por sí exigua
población de Homo sapiens hace unos setenta y cuatro mil años se redujo al borde de la extinción
al producirse el estallido del volcán Toba, según la Teoría de la catástrofe de Toba, volcán ubicado
en la isla de Sumatra, cuyo estallido ha dejado como rastro el lago Toba. Tal erupción-estallido tuvo
una fuerza 3000 veces superior a la erupción del Monte Santa Helena en 1980. Esto significó que
gran parte del planeta se vio cubierto por nubes de ceniza volcánica que afectaron negativamente
a las poblaciones de diversas especies incluidas la humana. Según esta hipótesis llamada entre la
comunidad científica Catástrofe de Toba, la población de Homo sapiens (entonces toda en África; la
primera migración fuera de África fue en torno al año 70 000 a. C.) se habría reducido a solo
alrededor de mil individuos. Si esto es cierto, significaría que el 'pool' genético de la especie se
habría restringido de tal modo que se habría potenciado la unidad genética de la especie humana.
[cita requerida]
No todos están de acuerdo con esa datación. Después de analizar el ADN de personas de
todas las regiones del mundo, el genetista Spencer Wells sostiene que todos los humanos que
viven hoy descienden de un solo individuo que vivió en África hace unos sesenta mil años.45 Por
todo lo antedicho queda demostrado el monogenismo de la especie humana y,
consecuentemente, descartado el poligenismo, que servía de "argumento" a teorías racistas.
En 2021 fue descubierta una posible nueva especie de humano arcaico a partir de un cráneo
datado de unos ciento cuarenta y seis mil años descubierto en Harbin, al noreste de China, en 1933
que data de al menos unos ciento cuarenta y seis mil años durante el Pleistoceno medio. Se le
bautizó como Homo longi (en chino tradicional, 龍人; en chino simplificado, 龙人; traducido
como Hombre dragón). Su análisis sugiere que el Homo sapiens está más relacionado con él que
con el Homo neanderthalensis.46
Junto a los hallazgos arqueológicos, los principales indicadores de la expansión del ser humano por
el planeta son el ADN mitocondrial y el cromosoma Y, que son característicos de la descendencia
por línea materna y paterna respectivamente.
Los humanos ya habrían comenzado a salir de África unos noventa mil años antes del presente;
colonizando para esas fechas el Levante mediterráneo (estos restos fósiles han sido atribuibles a
tempranos Homo sapiens, pero su relación real con los humanos modernos es muy discutible).47
Australia y Nueva Guinea: la Línea de Wallace no significó para los Homo sapiens un límite
insuperable para acceder a esta región. La llegada de humanos a Australia se data hace unos
cincuenta mil años cuando pudieron fabricar rústicas almadías o balsas de juncos para atravesar el
estrecho que separaba a Sahul de la región de la Sonda.
Europa: comenzó a ser colonizada hace solo unos cuarenta mil años, se supone que durante
milenios el desierto de Siria resultaba una barrera infranqueable desde África hacia Europa, por lo
que habría resultado más practicable una migración costera desde las costas de Eritrea a las costas
yemeníes y de allí al subcontinente indio. La expansión por Europa coincide con la extinción de su
coetáneo de entonces, el hombre de Neandertal.
Oceanía: la colonización de estas islas más próximas a Eurasia se habría iniciado hace unos
cincuenta mil años, pero la expansión por esta MUG (macro-unidad geográfica) fue muy lenta y
gradual, y hace unos cinco mil años pueblos austronesios comenzaron una efectiva expansión
por Oceanía, aunque archipiélagos como el de Hawái y Nueva Zelanda no estaban aún poblados
por seres humanos hace dos mil o mil quinientos años (esto requirió el desarrollo de una
apropiada técnica naval y conocimientos suficientes de náutica).
América: la llegada del hombre a América, se habría iniciado hace unos veinte mil o, al menos,
quince mil años, aunque no hay consenso al respecto. Durante las glaciaciones el nivel de los
océanos desciende al grado que el "Viejo Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un megacontinente
unido por el Puente de Beringia.
Cambios evolutivos[editar]
Aspectos morfológicos[editar]
Cuando los ancestros del Homo sapiens y otros muchos primates vivían en selvas comiendo frutos,
bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad genética, que tiene la
mayoría de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina. Tales pérdidas durante
la evolución han implicado sutiles pero importantes determinaciones: cuando las selvas originales
se redujeron o, por crecimiento demográfico, resultaron superpobladas, los primitivos homininos
(y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar, para obtener
nuevas fuentes de nutrientes (por ejemplo de la citada vitamina C).
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en
millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna
vertebral y en la circulación sanguínea y linfática.
Cerebración[editar]
El cerebro de Homo sapiens, en relación con la masa corporal, es uno de los más grandes. Más
llamativo es el consumo de energía metabólica (por ejemplo, la producida por la "combustión" de
la glucosa) que requiere el cerebro: un 20% de toda la energía corporal, y aun cuando la longitud
de los intestinos humanos evidencian los problemas que se le presentan.
En Homo sapiens el volumen oscila entre los 1200 a 1400 cm³, el promedio global actual es de
1350 cm³; sin embargo no basta un incremento del volumen, sino cómo se dispone; esto es: cómo
está dispuesta la "estructura" del sistema nervioso central y del cerebro en particular. Por término
medio, los Homo neanderthalensis pudieron haber tenido un cerebro de mayor tamaño que el de
nuestra especie, pero la morfología de su cráneo demuestra que la estructura cerebral era muy
diferente: con escasa frente, los neandertalenses tenían poco desarrollados los lóbulos frontales y,
en especial, muy poco desarrollada la corteza prefrontal. El cráneo de Homo sapiens no solo tiene
una frente prominente sino que es también más alto en el occipucio (cráneo muy abovedado), esto
permite el desarrollo de los lóbulos frontales. De todos los mamíferos, Homo sapiens es el único
que tiene la faz ubicada bajo los lóbulos frontales.
Sin embargo, aún más importante para la evolución del encéfalo parecen haber sido
las mutaciones en el posicionamiento del esfenoides.
Se ha hecho mención en el apartado dedicado a la aparición del lenguaje articulado de la
importancia del gen FOXP2; dicho gen es el encargado del desarrollo de las áreas del lenguaje y de
las áreas de síntesis (las áreas de síntesis se encuentran en la corteza cerebral de los lóbulos
frontales). El aumento del cerebro y su especialización permitió la aparición de la llamada
lateralización, o sea, una diferencia muy importante entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio
derecho del cerebro. El hemisferio izquierdo tiene desarrollado en su corteza áreas específicas que
posibilitan el lenguaje simbólico basado en significantes acústicos: el área de Wernicke y el área de
Broca.
Es casi seguro que ya hace 200 000 años los sujetos de la especie Homo sapiens tenían un
potencial intelectual equivalente al de la actualidad, pero para que se activara tal potencial
tardaron milenios: el primer registro de conducta artística conocido se data hace solo unos 75 000
años, los primeros grafismos y expresiones netamente simbólicas fuera del lenguaje hablado se
datan hace solo entre 40 000 y 35 000 años. Las primeras escrituras ("memoria segunda" como
bien les llamara Roland Barthes) datan de hace entre 5500 o 5000 años, en el Valle del Nilo o en
la Mesopotamia asiática.
Se ha dicho, también líneas antes, que Homo sapiens mantiene características de estructura
craneal "primitivas" ya que recuerdan a las de un chimpancé infantil; en efecto, tal morfología es la
que permite tener la frente sobre el rostro y los lóbulos frontales desarrollados.
La cabeza de Homo sapiens, para contener tal cerebro, es muy grande; aún en el feto y en
el neonato, razón principal por la cual los partos son difíciles, sumada a la disposición de la pelvis.
Una solución parcial a esto es la heterocronía: el neonato humano está muy incompletamente
desarrollado en el momento del parto; puede decirse (con algo de metáfora) que la gestación en
el ser humano no se restringe a los ya de por sí prolongados nueve meses intrauterinos, sino que se
prolonga extrauterinamente hasta, al menos, los cuatro primeros años; en efecto, el infante está
completamente desvalido durante años, tan es así que, que entre los 2 a 4 años es cuando tiene lo
suficientemente desarrolladas las áreas visuales del cerebro como para tener una percepción
visual de su propio ser (Estadio del espejo descubierto por Jacques Lacan en la década de 1930).
Ahora bien, si Homo sapiens tarda mucho en poder tener una percepción plena de su imagen
corporal es interesante saber que es uno de los pocos animales que se percibe al ver su imagen
reflejada (solo se nota esta capacidad en bonobos, chimpancés, y si acaso
en gorilas, orangutanes, delfines y elefantes).
Tal es la prematuración de Homo sapiens, que mientras un chimpancé neonato tiene una
capacidad cerebral de un 65% de la de un chimpancé adulto, o la capacidad de Australopithecus
afarensis era en el parto de un 50% respecto a la de su edad adulta, en Homo sapiens 'bebé' tal
capacidad no supera al 25% de la capacidad que tendrá a los 45 años[cita requerida] (a los 45 años
aproximadamente es cuando se desarrolla totalmente el cerebro humano[cita requerida]).
Pero no basta el desarrollo cronológico. Para que el cerebro humano se "despliegue" -por así
decirlo- o desarrolle requiere de estimulación y afecto; de otro modo la organización de algunas de
las áreas del cerebro puede quedar atrofiada.
Bipedestación[editar]
Los homininos, primates bípedos, habrían surgido hace unos 6 o 7 millones de años en África,
cuando dicho continente se encontró afectado por una progresiva desecación que redujo las áreas
de bosques y selvas. A partir de ello la primera teoría y más aceptada, es que como adaptación
al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fácilmente de modo bípedo y
mantenerse erguidos (East Side Story4849). Más aún, en un medio cálido y con fuerte
radiación ultravioleta e infrarroja algunas de las mejores soluciones adaptativas son la marcha
bípeda y la progresiva reducción de la capa pilosa, lo que evita el excesivo recalentamiento del
cuerpo. Hace 150 000 años el norte de África volvió a sufrir una intensa desertización, lo cual
significó otra gran presión evolutiva como para que se fijaran los rasgos principales de la
especie Homo sapiens.
Sin embargo, existe actualmente discrepancia respecto a la teoría de la aparición del bipedismo
producto de la adaptación a la vida en la sabana. La existencia de restos fósiles tales como los del
género Ardipithecus, con una forma de los dedos de los pies y una estructura pélvica que sugieren
que andaban erguidos, y el posterior descubrimiento de los restos fósiles de Danuvius
guggenmosi, plantea un problema con esta teoría; y lleva a plantear la teoría de que el bipedismo
podría haberse originado en los antepasados del ser humano mientras se movían aun sobre los
árboles.
En este frontispicio de
su Evidence as to Man's Place in Nature (1863), Thomas Henry Huxley publicó por primera vez su
famosa imagen comparando el esqueleto de los simios al de los humanos.
Para lograr la postura y la marcha erecta han tenido que aparecer importantes modificaciones:
Cráneo. Para permitir la bipedestación, el foramen magnum (u orificio occipital por el cual
la médula espinal pasa del cráneo a la raquis) se ha desplazado; mientras en los simios el
foramen magnum se ubica en la parte posterior del cráneo, en el Homo sapiens (y en sus
ancestros directos) el foramen magnun se ha "desplazado" casi hacia la base del mismo.
Pies. En los humanos los pies se han alargado, particularmente en el talón, reduciéndose
algo los dedos del pie y dejando de ser oponible el "pulgar" del pie (el dedo mayor), por lo
que, en líneas generales, el pie ha perdido casi totalmente la capacidad de aprehensión. Se
sabe, en efecto, que el pie humano ha dejado de estar capacitado para aferrarse (cual si
fuera una mano) a las ramas, pasando en cambio a tener una función importante en el
soporte de todo el cuerpo. El dedo mayor del pie tiene una función vital para lograr el
equilibrio de los homininos durante la marcha y la postura erecta; en efecto, el pulgar del
pie de un chimpancé es transversal, lo que permite al simio aferrarse más fácilmente de las
ramas, en cambio el "pulgar" del pie humano, al estar alineado, facilita el equilibrio y el
impulso hacia adelante al marchar o correr. Los huesos de los miembros inferiores son
relativamente rectilíneos en comparación con los de otros primates.
Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crías) con las manos, liberadas
de la función locomotora.
Es más lenta que la marcha cuadrúpeda, pero es menos costosa energéticamente, lo que
debería ser interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en otros hábitats
más pobres en recursos que la selva.
Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar
el cuerpo y ahorrar agua, cosa útil en un hábitat con escasez de este recurso.
Hace años se argumentó que la liberación de las manos por parte de los primeros homínidos
bípedos les permitió elaborar armas de piedra para cazar, lo cual habría sido el principal motor de
nuestra evolución. Hoy está claro que la liberación de las manos (que se produjo hace más de 4
millones de años) no está ligada a la fabricación de herramientas, que aconteció unos 2 millones de
años después, y que los primeros homininos no eran cazadores y que a lo sumo comían carroña
esporádicamente.[cita requerida]
Pero la bipedestación trajo una desventaja en la reproducción, ya que el hecho de pasar del
cuadrupedismo al bipedismo conllevó un cambio anatómico de las caderas, con gran reducción del
canal del parto que hacía más difícil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando
se compara la cadera de un chimpancé promedio con la de un Australopithecus como Lucy,
quienes además presentan un tamaño de cerebro similar.50
La postura bípeda dejó libres los miembros superiores, que ya no tienen que cumplir la función de
patas (excepto en los niños muy pequeños) ni la de braquiación, es decir, el desplazamiento de
rama en rama con los brazos, aun cuando la actual especie humana, de la cintura hacia arriba,
mantenga una complexión de tipo arborícola.
Esta liberación de los miembros superiores fue, en su inicio, una adaptación óptima al bioma de
sabana; al marchar bípedamente y con los brazos libres, los ancestros del hombre podían recoger
más fácilmente su comida, raíces, frutos, hojas, insectos, huevos, reptiles pequeños, roedores y
carroña; en efecto, muchos indicios hacen suponer como probable que nuestros ancestros fueran
en gran medida carroñeros y, dentro del carroñeo, practicaran la modalidad
llamada cleptoparasitismo, esto es, robaban las presas recién cazadas por especies netamente
carnívoras; para tal práctica, nuestros ancestros debían haber actuado en bandas,
organizadamente.
Los miembros superiores, siempre en relación con otras especies, se han acortado. Estos
miembros superiores, al quedar liberados de funciones locomotoras, se han podido especializar en
funciones netamente humanas. El pulgar oponible es una característica heredada de los primates
más antiguos, pero si en éstos la función principal ha sido la de aferrarse a las ramas y en segundo
lugar aprehender las frutas o insectos que servían de alimento, en la línea evolutiva que
desemboca en nuestra especie la motilidad de la mano, y en particular de los dedos de ésta, se ha
hecho gradualmente más precisa y delicada, lo que ha facilitado la elaboración de artefactos; aún
(junio de 2005) no se tiene conocimiento respecto al momento en que la línea evolutiva comenzó
a crear artefactos, aunque es seguro que hace ya más de 2 millones de años Homo habilis/Homo
rudolfensis realizaba toscos instrumentos que utilizaba asiduamente (en todo caso, los
chimpancés, en estado silvestre, confeccionan "herramientas" de piedra, madera y hueso muy
rudimentarias). El desarrollo de la capacidad de pronación en la articulación de la muñeca también
ha sido importantísimo para la capacidad de elaborar artefactos.
Visión[editar]
El humano hereda de los prosimios la visión estereoscópica y pancromática (la capacidad de ver
una amplia tonalidad de los colores del espectro visible); los ojos en la parte delantera de la cabeza
posibilitan la visión estereoscópica (en tres dimensiones), pero si esa característica surge en los
prosimios como una adaptación para moverse mejor durante la noche o en ambientes umbríos
como los de las junglas, en Homo sapiens tal función cobra otro valor: facilita la mirada a
lontananza, el otear horizontes; en este aspecto, la visión es bastante más aguda en los humanos
que en los otros primates y en los prosimios. Esto facilitará el hecho por el cual Homo sapiens sea
un ser altamente visual (por ejemplo las comunicaciones mediante la mímica), y facilitará
asimismo lo imaginario.
Especialización[editar]
Homo sapiens es, por su anatomía, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones
naturales.
Asociado al hecho por el cual morfológicamente el ser humano tenga características que le
aproximan a las de un chimpancé "niño" se encuentra el 'ortognatismo' y esto quiere decir, entre
otras cuestiones, que los dientes de Homo sapiens son relativamente pequeños y poco
especializados. Las mandíbulas, por esto, se han abreviado y hecho más delicadas, y falta además
el diastema, o espacio en donde encajan los colmillos. La debilidad de las mandíbulas humanas las
hace casi totalmente inútiles para la defensa a mordiscos ante un predador y, asimismo, son muy
deficientes para poder consumir gran parte del alimento en su estado natural, lo que es uno de los
muchos déficits corporales que llevan al humano a vivir en una sociedad organizada.
Aspectos culturales[editar]
Hablar de la aparición del lenguaje humano, lenguaje simbólico, por lógica parecería implicar que
hay que hablar previamente de la cerebración, y eso es bastante cierto, pero el lenguaje humano
simbólico tiene sus antecedentes en momentos y cambios morfológicos que son previos a cambios
importantes en la estructura del sistema nervioso central. Por ejemplo, los chimpancés pueden
realizar un esbozo primario de lenguaje simbólico basándose en la mímica (de un modo semejante
a un sistema muy simple de comunicación para mudos).
Ahora bien, el lenguaje simbólico por excelencia es el basado en los significantes acústicos, y para
que una especie tenga la capacidad de articular sonidos discretos se requieren más innovaciones
morfológicas, algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un cerebro lo
suficientemente complejo como para pensar de modo simbólico. En efecto, observemos
la orofaringe y la laringe: en los mamíferos, a excepción del humano, la laringe se encuentra en la
parte alta de la garganta, de modo que la epiglotis cierra la tráquea de un modo estanco al beber e
ingerir comida. En cambio, en Homo sapiens, la laringe se ubica más abajo, lo que permite a
las cuerdas vocales la producción de sonidos más claramente diferenciados y variados, pero al no
poder ocluir completamente la epiglotis, la respiración y la ingesta deben alternarse para que el
sujeto no se ahogue. El acortamiento del prognatismo que se compensa con una elevación de
la bóveda palatina facilitan el lenguaje oral. Otro elemento de relevante importancia es la posición
y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirán un lenguaje oral lo suficientemente
articulado.
Estudios realizados en la Sierra de Atapuerca (España) evidencian que Homo antecessor, hace unos
800 000 años, ya tenía la capacidad, al menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral
lo suficientemente articulado como para ser considerado simbólico, aunque la consuetudinaria
fabricación de utensilios (por toscos que fueran) por parte del Homo habilis hace unos dos
millones de años, sugiere que en éstos ya existía un lenguaje oral articulado muy rudimentario
pero lo suficientemente eficaz como para transmitir la suficiente información o enseñanza para la
confección de los toscos artefactos.
Altur
Volum Descubrimie
Cronolo a de Masa de
Distribuci en Registr nto /
Especies gía adult adulto
ón cranea o fósil publicación
(cron) o (kg)
l (cm³) del nombre
(m)
África 1.0–
H. habilis 2.5–1.4 30–55 600 Varios 1960/1964
oriental 1.5
1
H. rudolfensis 1.9 Kenia 1972/1986
cráneo
África,
Eurasia
(Java, 900–
H. erectus 2–0.3 1.8 60 Varios 1891/1892
China, 1100
Vietnam,
Caucaso)
H. 1 copa
0.8 Italia 1994/2003
cepranensis craneal
Homo Muy
0.3–0.12 Zambia 1300 1921
rhodesiensis pocos
Europa, 65–90
Homo
0.23– Asia (complexi 1200–
neanderthale 1.7 Varios 1829/1864
0.024 Occident ón 1800
nsis
al fuerte)
H. sapiens 3
0.16 Etiopía 1450 1997/2003
idaltu cráneos
7
0.10– 1.0-
H. floresiensis Indonesia 25 400 individu 2003/2004
0.012 1.1
os
3
0.22–
H. luzonensis Filipinas 1.20 individu 2007/2019
0.019
os
Tiemp
o Australopite Homo e Homo en Homo
Época51 Edad Cultura
(absolu cinos (África) n África Europa en Asia
to)
Neolítico
Actuali a
H.
Holoce (reciente dad H. actualida
H. sapiens sapien
no ) sapiens d
s
11 700 (Escritura
,...)
H.
sapiens
idaltu
H.
129 00 (185 00
neanderth
0 0)
alensis
H. H. Musterie
(230 000-29
sapiens erectus nse
Chibanie 000)
(315 00 (1,8 Achelens
nse52 H.
0-act.) Ma-250 e
heidelberg
H. 000) (Fuego)
ensis
774 00 rhodesi
(500 000-
0 ensis
250 000)
(600 00
0-160 0
00)
A. africanus
(3-2,5
2,59 Ma)Kenyant
Ma hropus
platyops
(3,5 Ma)
Piacenzie
A.
nse
bahrelghaza
li
Pliocen
(3,58 ± 0,27
o
3,6 Ma Ma)
A. afarensis
(4-2,7 Ma)
3,6 Ma A. afarensis
(4-2,7 Ma)
Zancliens
A.
e
5,33 anamensis
Ma (4,2-3,9 Ma)
Se han hipotetizado diferentes posibilidades respecto a la evolución futura del ser humano, entre
ellos:
Una línea del pensamiento que asegura que la especie humana ha dejado de evolucionar de la
misma forma que el resto de los seres vivos, por diferentes motivos.
Una de las razones planteadas es que los avances en la ciencia ahora permiten sobrevivir a
personas que de otra forma habrían muerto (eliminación o alteración del proceso de
la Selección natural) como también la existencia de una movilidad a nivel global,
diluyéndose así cualquier novedad genética en una población tan grande (eliminación de
la deriva genética).5354
Por otro lado, Gregory Stock (de la UCLA) comentó que «actualmente, la evolución
darwiniana tradicional casi no produce cambio alguno en los humanos, y es muy poco
probable que lo vaya a hacer en un futuro inmediato. La población humana es demasiado
grande y está demasiado enmarañada, aparte de que las presiones selectivas están
demasiado localizadas y son transitorias».55 La evolución se acelera cuando miembros
genéticamente similares procrean entre sí, pero la humanidad es demasiado grande y está
demasiado dispersa para dicha concentración.
Sin embargo, existen también otras posturas que consideran que son precisamente los adelantos
tecnológicos los que impulsan actualmente la evolución humana, aunque de manera artificial y no
darwiniana. Por una parte, se ha propuesto que el entorno actual favorece la reproducción de las
personas inteligentes, independientemente de su fuerza física o su estado de salud.53 Además, es
posible que la ingeniería genética humana permita seleccionar las características genéticas de la
descendencia.53
Por otra parte, también se ha propuesto que en el futuro la tecnología posibilite a las personas
vivir como cyborgs o incluso como seres digitales dentro de cuerpos o estructuras completamente
artificiales.53
En el estudio de la evolución humana, definir y nombrar especies es, como en toda disciplina
paleontológica, no solo un fenómeno científico sino también psicológico. En ese sentido, se puede
dividir a los paleontólogos en dos extremos de acuerdo a la forma de distinguir y definir especies
en el registro fósil: los agrupadores (lumpers) tratan de definir unas pocas especies, con mayor
variación inter-específica (es decir, dentro de la especie), mientras que los divisores (splitters)
definen nuevas especies cuando existe una pequeña diferencia morfológica entre especímenes. 56
Obviamente estos son dos extremos de un fenómeno y la mayoría de los paleontólogos se ubican
en algún punto medio.