Anestesia para Procedimientos de ORL Dr. Graziola
Anestesia para Procedimientos de ORL Dr. Graziola
Anestesia para Procedimientos de ORL Dr. Graziola
1.-INTRODUCCIÓN
Esta especialidad médica presenta algunos desafíos particulares a los anestesiólogos.
Comprende cirugía que involucra a una población de todas las edades:
• La adenoidectomía y amigdalectomía son muy frecuentes en niños, pero que
también se presenta en adultos jóvenes (especialmente la segunda). La
amigdalectomía con o sin adenoidectomía es la patología quirúrgica más
frecuente en los niños.
• Microcirugía de laringe: es una práctica frecuentemente en personas adultas, de
edad avanzada y/o con patología respiratoria y cardiovascular importante (por la
edad y/o por el tabaquismo)
• Laringuectomía, frecuentemente en pacientes de edad y con patología agregada
respiratoria y cardiovascular.
Además de la edad debemos considerar varios problemas que son específicos de la
cirugía en otorrinolaringología.
• Mención especial requiere la apnea del sueño obstructiva,
• Las reintervenciones de amígdalas por sangrado y
• Las patologías tumorales que generan dificultad en la ventilación y/o intubación
endotraqueal
• El sangrado. Especialmente en las cirugías de amígdalas y adenoides el lecho
cruento no es cubierto por ningún tejido, lo que facilita la hemorragia
intraoperatoria y post operatoria.
• El sitio anatómico de la intervención, y el lecho post operatorio. Los
anestesiólogos compartimos con el cirujano la misma zona anatómica de trabajo,
debiendo asegurar la ventilación del paciente a través de la zona quirúrgica, lo
que requiere un particular cuidado del acceso ventilatorio del que dispongamos y
una estrecha colaboración del cirujano, que tenga conciencia de la importancia
de no descuidar o poner en peligro dicho acceso en momentos peligrosísimos,
como es cuando el lecho está sangrando.
• El tipo de intervención quirúrgico
• La laringoscopía con laringoscopio rígido requiere de una particular adecuación
de la ventilación según distintas circunstancias.
• El paciente debe despertar rápidamente con los reflejos respiratorios y faríngeos
intactos, protectores de la vía aérea
A todo lo dicho se suma el hecho de que frecuentemente ingresan en un régimen de
cirugía ambulatoria, con las implicancia que ello tiene sobre el uso de drogas
anestésicas y la prevención y tratamiento de las nauseas y vómitos.
Esta sintética enumeración de las características de los pacientes, técnica quirúrgica y
técnica anestésica que caracterizan a la especialidad en cuestión, establece por si sola la
dimensión de la responsabilidad y preparación que requiere del anestesiólogo para un
resultado satisfactorio.
Los niños que llegan a cirugía con el diagnóstico de apnea obstructiva del sueño son
muchos más de los que tiene el diagnóstico “académico” correctamente realizado, pues
no siempre se completan todos los estudios que la definición requiere, por razones
económicas y lo engorroso que puede ser para los padres, basándose entonces en la
descripción de sintomatología clínica de los padres y en la presencia de hipertrofia de
las amígdalas.
Veamos la definición para comprender lo argumentado en el párrafo anterior: El
síndrome de apnea del sueño es la suspensión del flujo respiratorio (inspiratorio)
durante por lo menos 10 segundos en los lactantes mayores y en los niños y durante 15
segundos en los lactantes de menos de 52 semanas de edad posconcepción1.
El diagnóstico se establece mediante el registro gráfico de la actividad respiratoria
durante el sueño natural (polisomnografía).
La confirmación diagnóstica requiere de uno o más de los siguientes hallazgos clínicos:
• 1.- suspensión del flujo de aire diagnosticado por auscultación y oximetría (p02
menor de 90%),
• 2.- apnea de por lo menos 10 segundos con signos de obstrucción respiratoria
alta (movimientos respiratorios con retracción costal y tiraje),
• 3.- visualización de causas anatómicas de obstrucción (hipertrofia de amígdala,
atresia de coanas, paladar hendido, etc.).
Esta discordancia entre la definición “clínica” y la “académica” es importante porque el
problema no es mecanicista, sino anatómico y funcional, generando al anestesiólogo,
variaciones en el pronóstico y complicaciones probables en el intraoperatorio y en el
postoperatorio inmediato.
Veamos estos aspectos en detalle:
A.- Factor anatómico: La causa más frecuente del síndrome de apnea del sueño es el
aumento del tamaño de las amígdalas y adenoides, pero otros factores obstructivos
pueden ser origen del síndrome: atresia de coanas, paladar hendido, tumor nasal, lengua
aumentada de tamaño, etc.
Un elevado porcentaje de niños con el síndrome en cuestión, tienen disfunción
neurológica con trastornos de conducta y alteraciones primarias del SNC (síndrome de
Crouzon, malformación de Chiari, parálisis cerebral, etc.)
Solo el 60% de los niños con este síndrome responden favorablemente a la
amigdalectomía y adenoidectomía. LaurikainenE y col.2 reportaron que no hay
correlación entre el tamaño de las amígdalas y adenoides y la severidad de los síntomas
de la apnea obstructiva del sueño. Se ha sugerido que esta discrepancia puede ser debido
a una disfunción neural de los mecanismos de control de los músculos de la hipofaringe
que son responsables del mantenimiento de la vía aérea, resultando en una disminución
excesiva del tamaño de la faringe.
B.- Factor funcional: El pensamiento mecanicista (…”soluciono la obstrucción y curo
al niño”…) es muy simplista y por eso solo soluciona el problema al 60% de la
población. En este síndrome con frecuencia ocurren cambios fisiológicos en la mecánica
respiratoria que conducen a una reducción de la respuesta ventilatoria al CO2, con
retención de CO2 y dependencia del impulso ventilatorio hipóxico.
A esta altura del desarrollo del tema, conviene analizar algunos aspectos derivados de lo
expresado en el párrafo anterior, por las profundas implicancias que tiene para el
anestesiólogo.
B.1.- Los padres cuentan que su niño ronca y tiene períodos, que los alarman, de
detención de la respiración mientras realiza esfuerzos respiratorios que movilizan su
tórax y abdomen. Además pueden presentar somnolencia, trastornos de la conducta,
enuresis, retardo en el desarrollo y deficiente crecimiento, fascia adenoidea, etc.
Es importante recordar que pueden llegar a tener hipoxemia, hipercapnia y obstrucción
parcial de las vías respiratorias altas mientras están despiertos. El aumento de la
resistencia de las vías respiratorias por la obstrucción puede llegar a ocasionar
hipoventilación alveolar, insuficiencia cardiopulmonar con signos electrocardiográficos
y ecocardiográficos de hipertrofia ventricular derecha y cardiomegalia en radiografía de
tórax, aumento progresivo de la presión arterial sistémica y pulmonar que puede llevar a
la descompensación cardíaca y arritmia durante la intervención quirúrgica.
B.2.a.- Los niños con hipertensión pulmonar son más susceptibles de desarrollar edema
pulmonar de presión negativa si se produce obstrucción de las vías áreas durante la
anestesia.
B.2.b.- En estos niños es frecuente que desde el momento de la inducción se presente
obstrucción de la vía aérea y que aparezcan complicaciones en el posoperatorio.
Kerryn W y col.3 estudiaron 162 niños con antecedentes de apnea obstructiva del sueño
y encontraron que las complicaciones respiratorias posoperatorias, aumentaron en
pacientes de menos de 2 años y en quienes tuvieron oximetría nocturna igual o menor
de 80%.
Consideran complicación respiratoria a la necesidad de intervención médica:
• administración de oxígeno
• tracción mandibular
• uso de algún dispositivo para facilitar la ventilación
• reintubación y ventilación con presión positiva
Tuvieron un 21 % de complicaciones, no pudiendo demostrar relación entre los que se
complicaron y los que recibieron opiáceos.
B.3.c.- La apnea puede continuar durante el período post quirúrgico por lo que estos
pacientes necesitan monitorización luego de la cirugía. Brown K y col.4 recomiendan el
control con oximetría la primera noche del posoperatorio de pacientes con diagnóstico
certero de apnea obstructiva del sueño.
3.-CIRUGÍA DE OÍDO
3.A.- Miringotomía
Consiste en la colocación de tubos de compensación de presión. Frecuentemente
constituye una práctica agregada a la operación de andenoidectomía y/o
amigdalectomía. Pero en algunos casos constituye la única práctica. El principal
requisito solicitado por el cirujano es la inmovilidad de la cabeza para no dañar el
tímpano durante la miringoplastia. No conviene premedicar, pues por la brevedad de la
intervención repercutirá en la recuperación rápida del plano anestésico. Puede realizarse
con un agente inhalatorio con mascarilla, sin intubar. Pero como frecuentemente tienen
infecciones respiratorias sin remisión completa, la obstrucción de la vía aérea suele
presentarse. No dudar en estos casos en intubar al niño a pesar de la brevedad de la
intervención.
3.B.- Timpanoplastia
Los requisitos solicitados por el cirujano son inmovilidad de la cabeza y disminución
del sangrado pues por lo estrecho del campo quirúrgico, la más pequeña gota de sangre
imposibilita la visión.
El óxido nitroso, durante la reconstrucción de la membrana del tímpano produce una
expansión del espacio del oído medio que impide la reparación de dicha membrana. A
los 5 minutos de administrar óxido nitroso, se sobrepasa la capacidad de la trompa de
Eustaquio para ventilar al oído medio. Además luego de que suspende la administración
de óxido nitroso se reabsorbe con tal rapidez que crea una presión negativa en el oído
medio. Este fenómeno sería el responsable de las nauseas y vómitos en la recuperación.
Además, dicha presión negativa estimula es sistema vestibular por ejercer una tracción
sobre la ventana redonda. Algunos autores recomiendan suspender su administración 10
minutos antes de colocar el injerto. Sin embargo, un trabajo realizado en perros mostró
que 30 minutos después de suspender el óxido nitroso, su concentración en el oído
medio había disminuido solo un 40% del valor inicial7.
Por lo tanto es conveniente no utilizar el óxido nitroso durante las intervenciones de
oído.
En situaciones especiales, por escaso tiempo, el cirujano pide que el, anestesiólogo
utilice óxido nitroso, porque a veces despega la membrana timpánica de la adherencias
al oído medio.
La cirugía suele ser prolongada, especialmente cuando se combina con mastoidectomía.
Es conveniente el uso de altas dosis de opiáceos porque disminuyen francamente el
sangrado.
El vómito posoperatorio debe minimizarse, para evitar que los esfuerzos repercutan
sobre la cavidad timpánica. De hecho la colocación del estribo, por si sola puede
favorecer la aparición de nauseas y/o vómitos. Además no puede utilizarse droperidol
en el comienzo de la cirugía por el aumento del sangrado. La anestesia intravenosa con
remifentanil y propofol es muy satisfactoria para disminuir el sangrado, la incidencia de
vómitos y permitir una rápida recuperación.
Conceptos básicos
La laringoscopía provoca por vía refleja, a partir del simpático cervical, por tracción y
estiramiento de la masa muscular cervical involucrada, hipertensión y taquicardia y la
sonda endotraqueal predispone al broncoespasmo. Excepto la anestesia general
profunda, ningún grado de sedación impedirá estas reacciones a la estimulación de las
vías mencionadas.
Los impulsos aferentes que provienen de la lengua viajan por el nervio lingual (V) que
recibe la sensibilidad de la porción anterior de la lengua y el glosofaríngeo (IX) que
recibe la de la porción posterior.
La faringe posee fibras sensitivas que viajan por el nervio IX y el neumogástrico (X).
No se puede anestesiar las vías aéreas superiores con una sola infiltración. Por otro lado
el bloqueo de os pares craneales encargados de dicha inervación son muy difíciles de
anestesiar individualmente.
Bloqueo transtraqueal
Finalmente se realiza este bloqueo.
Se realiza con una abbocatt Nº 22 de modo de extraer la aguja y dejar el catéter, para
evitar daño si no se alcanza a retirar la aguja rápidamente cuando sobreviene la tos al
inyectar el anestésico local.
Para identificar el sitio de inyección se recorre el borde inferior del cartílago tiroideo
hasta papar la depresión del surco cricoideo. Se introduce la aguja, previo anestesia de
la piel, se aspira aire y se administra 3 a 4 ml de lidocaina al 2%. La tos permite la
distribución del anestésico por la traquea hasta la porción inferior de las cuerdas
vocales.
Está contraindicado en pacientes con reservas cardíacas disminuidas por la posibilidad
de absorción importante a través de los alvéolos y en pacientes con riesgo de
broncoaspiración porque el bloqueo satisfactorio impide la tos y la expulsión de
materiales aspirados.
Bloqueo anestésico de la mucosa nasal
Con atomización de lidocaina al 4% a través de ambas fosas nasales y de la boca. Para
la parte anterior de la lengua.
Vasoconstrictores
Deben usarse para evitar la epistaxis en la introducción de sondas a través de las
narinas.
Usaremos la oximetazolina, un agonista alfa adrenérgico puro que ocasiona
vasoconstricción de la mucosa nasal. Aminora la recaptación de catecolaminas y por
ello no posee efectos eufóricos ni propiedades arritmógenas. Es más eficaz que la
lidocaina al 4% con adrenalina al 1:100000 o cocaína al 10%, para evitar la epistaxis.
La desventaja que posee es que no posee propiedades anestésicas locales.
6.- BIBLIOGRAFIA
1.- Ferrari LR y Vassallo SA. Anestesia para procedimientos de ORL. En Coté CJ,
Ryan JF, Todres ID and Nishan GG. Anestesia en pediatría. ( 1995). Cap. 18, Pag 335.
Ed. Interamericana.
3.- KerrynW, Lakeeran I, Morielli A y col. Can assessment for obstructive sleep apnea
help predict postadenotonsillectomy respiratory complications? Anesthesiology
2002;96:313-322.
6.- Gabriel P. Relationship between clinical history, coagulation tests and bleeding
during tonsillectomy in children. Anesthesiology 1998; 89 (3AS) Supplement: 1281A.
7.- Ostfeld E. Middle ear gas composition during nitrous oxide-oxygen ventilation. Ann
Otol Rhinol 1980; 89: 165.
12.- Gunter JB, Varughese AM, Harrington JF, Wittkugel EP, Patankar SS, Matar MM,
Lowe EE, Myer CM3rd, Willging JP: Recovery and complications after tonsillectomy
in children: A comparison of ketorolac and morphine. Anesth Analg 1995; 81: 1136-41.
13.- Bean-Lijewsky JD. Glossopharyngeal nerve block for pain relief after pediatric
tonsillectomy: retrospective analysis and two cases of life-threatening upper airway
obstruction from an interrupted trial. Anesth Analg 1997; 84: 1232-8.