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La economía venezolana evolucionó favorablemente desde el último trimestre de 2021,

rompiendo la recesión de años anteriores. Desde entonces, ha venido presentando cifras


de crecimiento que se han mantenido hasta inicios de 2023.
El conjunto de la economía nacional arrojó un aumento del PIB (Producto Interno
Bruto) superior a 15% y, tal como anunció el presidente Nicolás Maduro, sería el mayor
incremento registrado en el continente durante el año pasado.
Pero la racha alcista, según varias firmas privadas, pudo debilitarse a finales de 2022 e
inicios de este año conforme recrudeció un nuevo ciclo de devaluación registrado en ese
período que debilitó los salarios.
¿Qué posibilidades y escenarios deparan a la economía venezolana dentro de las
condiciones actuales? No es una pregunta menor si consideramos que sigue sujeta a
muchos factores difíciles de predecir.

EL BINOMIO CRECIMIENTO VS. INFLACIÓN

El crecimiento de los valores experimentado en 2022 se manifestó de la siguiente


manera: el PIB subió 17,4% entre enero y marzo. En el segundo trimestre alcanzó un
cénit de 23,3 % y en el tercer trimestre fue de 13,2%.
Hasta ahora no han sido publicadas las cifras del cuarto trimestre pero, aunque se
mantienen en positivo, probablemente se trató de un crecimiento menor o en
desaceleración.
Según el Indicador Mensual de Actividad Económica del Observatorio Venezolano de
Finanzas (OVF), durante el cuarto trimestre de 2022 la economía venezolana registró un
crecimiento de 9,1%, inferior a los registrados en los trimestres anteriores. Pero el OVF
cuenta con análisis mensuales que terminan desfasados por las cifras oficiales, siempre a
la baja, conviene agregar.
Pero aún sin contar con datos definitivos del cuarto trimestre, el registro del Banco
Central de Venezuela (BCV), hasta el tercer trimestre, arrojaba algunos indicadores.
El PIB del país se había expandido 17,7% en el lapso enero-septiembre de 2022. Pero,
acorde con datos del BCV, se pueden extraer algunos elementos importantes que
fueron resumidos por el medio Banca y Finanzas:

 Se observa una importante desaceleración del PIB petrolero en el tercer trimestre


producto de la baja de los precios del petróleo. Los números bajaron comparados
con febrero-marzo-abril.
 Se confirma la ralentización del consumo privado en el año, el cual es el principal
componente del PIB —representa 64% del total—. Este creció 17,6% el primer
trimestre de 2022, 16,5% el segundo trimestre de 2022 y 8,6% el tercer trimestre de
ese mismo año.
 Las importaciones de bienes y servicios registraron una tendencia similar pero aún
más pronunciada que el consumo —27,2% en primer trimestre, 9,2% en el segundo
trimestre y 1,2% en el tercer trimestre—, lo que confirma la desaceleración de la
actividad y del consumo.

Normalmente el ciclo octubre-diciembre es el lapso con mayor actividad, tanto en


consumo privado como en importaciones. Fue también el período de pago escalonado de
utilidades a los trabajadores públicos y privados. Pero no se ha confirmado oficialmente
cómo se comportaron estas actividades.
Hace poco el economista Asdrúbal Oliveros explicó que el índice de las ventas en
Caracas durante enero marcó una disminución de 17,5% con respecto al mismo período
el año pasado.
Según Oliveros, el descenso en el consumo comenzó a manifestarse desde octubre y
alcanzó al mes de enero. Refirió una desaceleración y "una señal de alerta" para el sector
privado.
Sin embargo, la mayoría de las prospecciones sobre el comportamiento de la economía
venezolana para 2023 siguen siendo favorables.
"Las previsiones de 18 entes encuestados apuntan a un crecimiento de 5,4% del PIB en
promedio para 2023, y tienen como valores extremos 8% de Credit Suisse y 3,6% de
Síntesis Financiera. Aristimuño Herrera y Asociados prevé una expansión entre 6% y 7%
y el Fondo Monetario Internacional (FMI) 6,5%", refiere el medio Banca y Negocios en
su trabajo "La economía venezolana: retos y perspectivas para 2023", publicado a finales
del mes de enero.
De acuerdo con el resumen de datos que presentó esa plataforma, Venezuela crecerá más
que los países emergentes, pues se estima que alcance 3,7%. Por su parte, la región
latinoamericana podría conseguir 1,7%, de acuerdo con el FMI.
Conviene mirar los datos al detalle. A finales de enero, la vicepresidenta Delcy
Rodríguez anunció que la inflación de 2022 fue de 234%. Recordó que ese indicador en
2021 había cerrado en 684% y, si se compara con la cifra de años anteriores, es evidente
que viene en desaceleración, aunque se mantenga alta.
El último trimestre sería el más inflacionario del año y puede afirmarse que este indicador
tuvo un impacto en el consumo.
Es evidente que este factor tiene un impacto en el consumo y, por ende, en el
crecimiento. La inflación para Venezuela se estima entre 100-130% para 2023, es decir, a
la baja comparado con 2022.
Adicionalmente hay que hablar de la variable crédito. La economía venezolana creció en
2022 con una luz verde al uso de 10% de los haberes en divisas, para que fueran
entregados por los bancos en créditos. En 2023 el presidente Maduro anunció que se
autorizará 30%. Es un aumento de 200% e impactará en las actividades económicas de
manera favorable. Pero el crédito en bolívares sigue restringido en aras de limitar la
liquidez y el encaje legal bancario está en 73%.

El independiente Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) indicó que la


actividad económica del país caribeño se contrajo un 8,3 % en el primer
trimestre del año en relación al mismo período de 2022. “Esta situación ha
reforzado en comportamiento a la desaceleración del ritmo de la producción
de bienes y servicios que se viene apreciando desde el segundo trimestre de
2022″, subrayó en su informe publicado este miércoles.

Advirtió que, si bien hubo un crecimiento de la economía en 2022, cifrado en el


13,3%, el mismo obedeció esencialmente a la recuperación de la producción
petrolera desde niveles muy bajos en 2022; mientras que se comenzó a
observar desde junio de 2022 una ralentización del impulso que venía registrando
la economía, especialmente en el sector del comercio.

“Desde el punto de vista de la oferta, el principal motor que mueve la


economía es la producción petrolera; y esta, durante el primer trimestre de
2023, acusó una caída cuando se compara con el primer trimestre de 2022.
No obstante, el importante aumento de la extracción de crudo por parte de
Chevron, al pasar de 50.000 barriles diarios en 2022 a más de 900.000 barriles
diarios durante el primer trimestre de 2023, pone de manifiesto que el esfuerzo
propio de PDVSA (la petrolera estatal) cayó de manera pronunciada”,
destacó el Observatorio Venezolano de Finanzas.

Luego consignó que Conindustria, la cámara industrial de Venezuela, explicó


que el primer trimestre de 2023 no había sido bueno y que esperaba una
recuperación para el segundo trimestre. “Su indicador de volumen de
reducción correspondiente a enero de 2023 disminuyó 5,3 %”, consignó el
ente.

Por último, el reporte sostiene que “conviene comentar igualmente que el gasto
del gobierno durante el primer trimestre denotó una caída en términos
reales, debido a la inflación de 501% en el primer trimestre de 2023″.

“La recaudación del IVA reportada por el superintendente del Seniat (Servicio
Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria) vía Twitter,
presenta graves inconsistencias. Primero porque no se publica en un archivo
Excel u otro formato con el suficiente nivel de detalle; y segundo, porque se trata
de una referencia nominal que requiere ser ajustada por la inflación, al igual que
el crédito bancario. Estos elementos podrían estar indicando el inicio de otro
ciclo recesivo de la economía venezolana”, concluyó el informe.

La Política Fiscal.
La política fiscal es el conjunto de medidas e instrumentos que toma el estado para recaudar los
ingresos necesarios para la realización de la función del sector publico. Se produce un cambio en la
política fiscal, cuando el Estado cambia sus programas de gasto o cuando altera sus tipos impositivos.
El propósito de la política fiscal es darle mayor estabilidad al sistema económico, al mismo tiempo que
se trata de conseguir el objetivo de ocupación plena. Como hemos dicho anteriormente la Política
Fiscal tiene 2 componentes, el gasto público y los ingresos públicos.

Teoría de política fiscal y su aplicación en


Venezuela
Lamentablemente para nuestro país, la política fiscal ha sido mal llevada a lo largo de muchos períodos
gubernamentales, uno y otro gobierno han tratado de implantar paquetes económicos que reactiven la
economía venezolana, pero lamentablemente fallan al no poder controlar el Gasto Público y mucho
menos se ha creado una cultura tributaria en los ciudadanos y empresas Venezolanas.

Durante los períodos de bonanza petrolera que vivía el país y hasta la llegada del viernes negro, la
costumbre por parte de los gobiernos; era tener un enorme gasto público producto de un abultado
número de subsidios y regalías; y una política de endeudamiento demasiado arriesgada, y como los
ingresos por concepto de exportaciones petroleras eran suficientes para cubrir el gasto público,
realmente no se desarrolló nunca una política económica y menos una política tributaria eficiente y
adaptada a la realidad del país y modernizada. La modernización llegó muy tarde, hace apenas unos 15
o 20 años los instrumentos fiscales utilizados en las políticas económicas eran pocos, mal implantados
y muy difíciles de controlar, obteniéndose una gran perdida por los altos niveles de evasión fiscal que
se presentaban.

Luego del viernes negro, y por causa de políticas económicas que no han sido diseñadas para adaptarse
a la realidad de nuestro país, la política fiscal ha sido mal planteada y mal ejecutada. Se ha intentado
aplicar serias medidas en materia económica pero han perdido efecto; primero por falta de continuidad
en las políticas aplicadas, es decir, muchas veces dentro de un mismo periodo gubernamental hemos
visto cambios en las políticas aplicadas, y apenas toman control los nuevos gobiernos inmediatamente
son cambiados los planes económicos, con esto solo se logra un sistema inestable que no es capaz de
asimilar un lineamiento cuando se le impone una nueva dirección. En segundo lugar por carecer de un
planteamiento que busque primero, controlar el gasto público a través del mejoramiento y
simplificación del sector público y crear un Sistema Tributario eficiente, para luego poco a poco pero
con paso firme y sostenido lograr la reactivación económica que tanto requiere Venezuela.

En Venezuela, la posibilidad de un Estado como el que tuvimos en las últimas décadas ya no es viable,
por la sencilla razón de que el país no se puede permitir ese lujo. La sinceración de la economía es y
seguirá siendo la única salida. Los controles excesivos, los subsidios, el proteccionismo, el
paternalismo estatal y el Estado empresario, conllevan altos grados de ineficiencia y terminan
imponiendo un elevado costo a la sociedad. Esos costos tienen que salir de alguna parte
(endeudamiento). Las políticas económicas que caracterizaron la política económica venezolana entre
1974 y 1994 arrojaron una hiperinflación alimentada por un drástico y continuado deterioro en el valor
de nuestro signo monetario.

Política Fiscal Actual.


El actual gobierno venezolano, según su propuesta económica propone una reducción del gasto
público, y una modificación al tratar de reducir el gasto corriente, a través de reestructuraciones en
todos los organismos oficiales para hacerlos más eficientes y menos costosos, y por su parte aumentar
el gasto de capital, para crear la infraestructura necesaria para comenzar la reactivación económica. El
presupuesto fiscal del año 2000, tiene un nivel de gasto total acordado de Bs. 17.878 millardos,
equivalentes al 24,2% del PIB, aumentando su nivel en 1,5 puntos del PIB con respecto al presupuesto
de 1999. De este total de gasto, el 84,5% se concentra en los siguientes ministerios: Finanzas, del
Interior y Justicia, Educación, Cultura y Deporte, Salud y Desarrollo Social, Infraestructura y Defensa.

En referencia a la clasificación económica del gasto, el mismo presenta una orientación que está en
sintonía con los lineamientos estratégicos de este Programa Económico. Los gastos corrientes se ubican
en monto de Bs. 12.718 millardos, equivalentes al 17,3% del PIB, creciendo en tan sólo 0,3 puntos del
PIB con respecto al año precedente. Los de capital, se sitúan en Bs. 2.967 millardos, equivalentes al
4,0% del PIB, superando en más de 1,1 puntos del PIB al gasto presupuestado del año 1999, y por
último, las aplicaciones financieras, dentro de las cuales se encuentran la amortización de préstamos,
alcanzan un monto de Bs. 2.192 millardos, equivalentes al 3% del PIB, presentando una variación con
respecto al año pasado de 0,1 puntos del PIB.

Por otra parte, en materia de gestión tributaria propone una reestructuración del actual Servicio
Nacional Integrado de Administración Tributaria (SENIAT), para aumentar la recaudación y evitar la
evasión de impuestos. Así como la aplicación de una serie de instrumentos de recaudación que
permitan reducir el déficit fiscal. En este sentido, el presupuesto fiscal para el año 2000, fija como meta
en los ingresos ordinarios de origen no petrolero un monto de Bs. 8.561 millardos, equivalente al
47,8% del total de ingresos, mejorando su participación en 5,7 puntos porcentuales con respecto al
nivel alcanzado en 1999. Los ingresos fiscales originados por la actividad petrolera, excluyendo las
transferencias al Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica (FIEM), se estiman en Bs.
4.211 millardos, equivalentes al 23,6% del total de ingresos fiscales.

Esto luce muy bien en el papel, pero ha sido un factor común observar excelentes propuestas
económicas por parte de los distintos gobiernos venezolanos que luego se pierden en la intrincada e
ineficiente red burocrática, o simplemente no son capaces de cumplir las metas que son trazadas, en
otras ocasiones, y debido a nuestra gran dependencia de las exportaciones petroleras, los planes se ven
afectadas por variaciones en los precios del petróleo, e incluso por crisis ocurridas en otros países que
crean un efecto dominó, afectando a las economías más vulnerables como la nuestra.

Instrumentos Fiscales Utilizados en Venezuela.


El sistema impositivo venezolano muestra una marcada dependencia con respecto al petróleo. Tal
afirmación se hace evidente al constatar que los ingresos petroleros en 1989 representaban un 60% de
los ingresos fiscales totales. El impuesto sobre la renta aplicada a personas naturales apenas contribuye
con un 2.5% de lo recaudado, mientras que otros impuestos como los que pechan a licores, cigarrillos,
fósforos, sucesiones etc., apenas aportan un 2% de lo recaudado.

En un intento por disminuir la dependencia fiscal con respecto al petróleo, se han utilizado distintos
tipos de impuestos entre los cuales se encuentran el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Impuesto
Sobre las Ventas (ISV), el Impuesto sobre las Ventas al Mayor y al Consumo Suntuario (ISVM), el
Impuesto a los Activos Empresariales (IAE), y el Impuesto al Débito Bancario (IDB), esto supuso la
modernización del sistema tributario venezolano, junto con la creación del Servicio Nacional Integrado
de Administración Tributaria. Luego de la Apertura Petrolera, los niveles de recaudación de impuestos
no petroleros han aumentado considerablemente llegando a representar un 50% del total de ingresos
recaudados y llevando los ingresos petroleros a un nivel del 35% del total de los ingresos.

Actualmente en el país se aplican los siguientes impuestos (no petroleros).

IVA (Impuesto al Valor Agregado)

IDB (Impuesto al Débito Bancario) (De aplicación temporal)

ISLR (Impuesto sobre la renta)

IAE (Impuesto a los Activos Empresariales)

IAEA (Impuesto sobre Alcohol y Especies Alcohólicas)

ISDRC (Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y Ramos Conexos)

TF (Timbres Fiscales)

ISCMT (Impuesto Sobre Cigarrillos y Manufactura de Tabaco)

EORNF (Estatuto Orgánico de la Renta Nacional Fósforos).

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