Modelo Prospectiva Laboral
Modelo Prospectiva Laboral
Modelo Prospectiva Laboral
Documentos de coyuntura
David Forero
Valentina Parra
Colombia
Diciembre de 2021
Este documento se realizó en el contexto de la Misión de Empleo 2020 2021 y fue financiado por el Departamento
Nacional de Planeación. La Misión de Empleo 2020 2021 fue creada por el Gobierno de Colombia en cabeza del Ministerio
del Trabajo y el Departamento Nacional de Planeación con el apoyo del BCIE, el BID, el Banco Mundial, el PNUD y la CEPAL.
Tabla de Contenidos
Introducción…………………………………………………………………………………………………………………… 2
1
Introducción
Las medidas de confinamiento decretadas por las diferentes economías para hacer frente a
la pandemia del COVID-19 han traído consigo un choque económico simultáneo tanto sobre la
oferta productiva como sobre la demanda agregada, que afectó los niveles de producción, el empleo
y los indicadores de pobreza. Aunque el impacto ha sido a nivel global, con una caída esperada del
PIB mundial de -4,4%, América Latina ha sido uno de los epicentros de la pandemia y la región en la
que ha generado mayores impactos económicos: se espera una contracción mayor al 9%, un
aumento en 4,4 puntos porcentuales en el indicador de pobreza, y una pérdida de por lo menos 8,5
millones de trabajos por el cierre de 2,7 millones de empresas en riesgo de quiebra (OCDE et al.,
2020). En este escenario de crisis sin precedentes, la fuerza laboral se ha visto expulsada de sus
empleos en sectores naturalmente intensivos en trabajo, como el turismo y el comercio, que se han
visto afectados de manera desproporcionada por requerir de interacciones cara a cara y
aglomeraciones de personas.
Esto último cobra relevancia en tanto gran parte del efecto de la pandemia en la región ha sido la
ampliación de brechas entre quienes lograron continuar con el desempeño de sus actividades
económicas y quienes se vieron forzados a dejar el empleo. En este contexto, se ha hecho evidente
la necesidad de hacer una reconversión de la oferta laboral, enfocada en moldear las habilidades y
competencias de los trabajadores, con el fin de aumentar su resiliencia y su capacidad de
adaptabilidad a entornos laborales cambiantes. En las respuestas de política pública que se han
presentado a nivel internacional, se ha resaltado el rol de la formación para el trabajo y la educación
para adultos como los mecanismos más eficaces para llevar a cabo una intermediación laboral
exitosa y la transición desde actividades estancadas a sectores dinámicos, en tanto asegura la
identificación rápida de las habilidades necesarias en el mercado, y recualifica y entrena a los
trabajadores para su continuidad activa en la fuerza laboral.
En el presente documento se hace una revisión de las mejores políticas de reconversión laboral
a nivel internacional, y se resaltan algunas políticas nacionales que deben fortalecerse. Como
contribución al diseño de un sistema de reconversión laboral para Colombia se presenta en el último
capítulo un Modelo de Prospectiva Ocupacional. El modelo está compuesto por tres metodologías
diferentes, diseñadas para identificar el impacto coyuntural del impacto diferencial de la pandemia
sobre diferentes sectores, el efecto más estructural de las diferencias entre las competencias que
demandan los empresarios y aquellas que declaran tener los trabajadores, y por último qué
2
ocupaciones presentan un mejor panorama laboral dentro del marco del desarrollo de clústeres
productivos regionales, ejercicio que se hace para ocho ciudades. En este documento se analiza la
reconversión laboral y el consecuente modelo de prospectiva ocupacional en cinco secciones: 1)
Tendencias estructurales que vienen cambiando el mercado laboral; 2) el impacto del COVID-19
sobre la reestructuración productiva y ocupacional; 3) Los programas de reentrenamiento de
adultos – Adult Learning y VET; 4) Modelo de Prospectiva Ocupacional; 5) conclusiones y
recomendaciones finales.
El mundo laboral ha venido cambiando de forma acelerada en las décadas recientes. Dentro
de los factores más importantes que han alterado las dinámicas del mercado laboral se encuentran
la transición demográfica, la globalización y el progreso tecnológico. No es que se haya generado
una contracción general de los puestos de trabajo, sino que los procesos de innovación han llevado
a una transformación gradual pero continua del sector productivo, que ha comenzado a demandar
más unos tipos de habilidades en detrimento de otras. Aunque es un resultado esperado de la
tecnificación de la producción, estas macrotendencias económicas junto con otros factores
institucionales han llevado también a trabajos más precarios, con menores beneficios y prestaciones
laborales, lo que ha afectado de manera significativa el bienestar de los trabajadores y en particular
de aquellos de bajos ingresos, que como se verá tienen unas características que reducen su
capacidad de adaptación a un nuevo escenario laboral.
En realidad, no se trata solo de que los trabajadores colombianos aprendan nuevas competencias
acordes con la realidad económica, se requiere además que adquieran una mayor capacidad de
adaptabilidad a un mundo laboral cambiante. Por una parte, el tiempo de validez y vigencia de las
competencias se ha venido reduciendo continuamente, por lo que muchos trabajadores empleados
en ocupaciones de medianos y bajos ingresos van a verse abocados a asumir tareas de complejidad
creciente (Escobari, Seyal, & Meaney, 2019). Por la otra, la reconfiguración sectorial que se
describirá en el presente documento forzará la transición de muchos trabajadores desde sectores
que vienen decreciendo a actividades más dinámicas en el nuevo panorama laboral.
Esta sección aborda las macrotendencias observadas en la economía global en los últimos años, y
sus efectos sobre la demanda de ocupaciones y competencias en el mercado laboral. En la primera
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sección se estudia el efecto de la tecnificación y automatización sobre los diferentes tipos de
ocupaciones, la polarización laboral resultante y la evidencia observada para la economía
colombiana. En la segunda parte se describen los nuevos tipos de competencias que tienen una
tendencia más dinámica, haciendo énfasis en el análisis en competencias digitales y
socioemocionales. Por último, la tercera sección analiza el rol de la formación para el trabajo y la
educación continua (Adult learning) como la herramienta para facilitar la adaptación de los
trabajadores a un mercado laboral en continuo proceso de cambio.
4
computadores y robotización1 (Autor et al., 2006, 2008; Goos and Manning, 2007; Autor, 2013;
Michaels et al., 2014; Goos et al., 2014).
1 Así, entre las ocupaciones que han presentado una caída en su demanda se pueden identificar las actividades que
realiza un cajero de servicios financieros, un agente de bienes raíces, auxiliares de cobranzas, y auxiliares del proceso de
confección como los cortadores de tela, entre otros. En contraste, entre las ocupaciones con bajo riesgo se encuentran
las cognitivas interactivas (personal directivo, gerentes) y analíticas (biólogos, ingenieros, economistas), y de habilidades
manuales (peluqueros, modistas, fotógrafos, entre otros).
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Gráfico 1. Porcentaje de trabajos en riesgo de automatización
Fuente: Basado en la metodología de Nedelkoska, L y G. Quintini (2018) "Automation, skills use and training". Cálculos
OCDE. Tomado de OCDE (2020). "Effective Adult Learning Policies: Challenges and Solutions for Latin American
Countries."
6
Gráfico 2. Composición de los hombres ocupados (2019) en las 13 áreas metropolitanas
42% 43%
29%
22% 23%
20%
14%
8%
Por otro lado, según la metodología de Medina y Posso (2018), los cambios en la participación de
las ocupaciones del mercado formal presentan un crecimiento positivo en la masa salarial de las
actividades manuales no rutinarias, seguido de las cognitivas específicas, en contraste con las demás
ocupaciones que tuvieron un cambio observado negativo en las cantidades (Gráfico 3). De la misma
manera, el Panel B muestra el comportamiento en la prima de los ingresos frente al promedio,
evidenciando un crecimiento similar en las competencias manuales no repetitivas, repetitivas y
cognitivas repetitivas. Esto implica que, para Colombia, el proceso de polarización laboral definido
previamente no presenta grandes evidencias hasta el 2019, con la excepción del comportamiento
de las habilidades cognitivas socioemocionales en donde su participación disminuye, pero su salario
aumenta para el mismo periodo.
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Gráfico 3. Cambios en la participación de las ocupaciones del mercado laboral formal, 2019
Cognitivas repetitivas
Cognitivas repetitivas
Congnitivas específicas
Congnitivas específicas
Cognitivas socio-
emocionales
Cognitivas socio-emocionales
-10% -5% 0% 5% 10%
- 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50
cambios en cantidades
cambios en precios
Fuente: ECH 2001, GEIH 2019. Tomado de (Forero, Saavedra, & Fernández, 2020).
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considerable en el mediano y largo plazo. En un mundo y una economía donde las transacciones
digitales han ido en aumento en detrimento de las interacciones presenciales, se vuelve esencial
entonces la capacidad de los trabajadores para capitalizar esta irrupción de las tecnologías digitales
a su favor.
Las dificultades para hacer la transición a una economía digital afectan con particular fuerza a la
población vulnerable, que presenta niveles básicos o inexistentes de competencias digitales y carece
muchas veces de los recursos físicos necesarios para acceder a espacios digitales. Sin embargo,
incluso aquellos que pensaban tener un buen nivel han venido encontrando dificultades para
expandir el uso de la tecnología a nuevos aspectos de la vida cotidiana (Aguerrevere, Amaral,
Bentata, & Rucci, 2020). Por ejemplo, la oferta de formación online por lo general asume como
prerrequisito un nivel aceptable de competencias digitales, lo que acota el aprovechamiento de
estos recursos en adultos cualificados con buen nivel de estas competencias. A la capacidad propia
de cada trabajador para sacar provecho de las nuevas tecnologías a la hora de formarse se suman
barreras de acceso de diferente índole, que limitan el acceso de adultos a programas de formación
continua. Un trabajador debe ponderar muchos factores a la hora de pensar en recualificarse: costo
de oportunidad de formarse teniendo en cuenta responsabilidades familiares y laborales,
restricciones en términos de tiempo, horarios y distancia, junto con limitaciones monetarias para
pagar por la formación (Escobari, Seyal, & Meaney, 2019).
Estas ventajas se deben ponderar con las debilidades de la formación digital. La mayor preocupación
en este sentido es el impacto sobre la desigualdad social, dado que el creciente uso de la
digitalización puede tener un impacto negativo considerable sobre la desigualdad social ya
existente. Esto en virtud de que al bajo nivel de competencias digitales existente en los trabajadores
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de bajos ingresos se suma un amplio espectro de requisitos para sacar provecho de este tipo de
formación, entre los que se encuentran la infraestructura física, la conectividad y la dificultad de
acceso para adultos discapacitados. A esto se añade el hecho que los trabajadores más vulnerables
se caracterizan también por menor sentido de agencia y menor motivación, lo que hace más difícil
no solo que se alisten a programas de formación digital, sino también que terminen y no deserten
a mitad de camino. Las condiciones heterogéneas de acceso pueden llevar a que la irrupción de la
digitalización lleve a un aumento de las amplias brechas existentes entre trabajadores con
condiciones socioeconómicas y educativas diferenciadas.
Entonces, ¿cuáles son las competencias que permiten un mayor aprovechamiento de la irrupción
de la economía digital? Para el mercado laboral, competencias cognitivas como la alfabetización
digital, las habilidades numéricas, las competencias analíticas de solución de problemas, el manejo
de información y el uso de herramientas digitales para servicios en línea aumentan el nivel de
resiliencia de los trabajadores. El uso de software y de programación es un nivel más avanzado, que
permite sacar gran provecho a la digitalización. En el Latin American Economic Outlook (OCDE et al.,
2020), se separan aquellas actividades encargadas de asimilar las tecnologías maduras2, que
demandan competencias en el manejo de informática, de las actividades que incorporan la
tecnología avanzada en la cadena de producción, para las cuales es necesaria la capacitación en
robótica e inteligencia artificial. En términos de un diagnóstico general de habilidades digitales en
América Latina, la región se encuentra rezagada en las habilidades de la población adulta: en
promedio para los países más representativos de la región, alrededor del 60% de los adultos tienen
niveles bajos de competencias en términos de alfabetización y aptitudes numéricas (OCDE, 2020).
Al aterrizar el análisis a nivel de competencias, se observa que existen brechas considerables, en
especial en tecnologías de la información y programación en donde la demanda excede la oferta,
mientras que en las demás áreas no existe una necesidad tan apremiante de aumentar las
capacitaciones por el lado de la oferta laboral (Gráfico 4) junto con otras evidencias en donde se
observa que hay un desajuste reflejado en las personas que están sobre y subcalificadas acorde a lo
esperado de su ocupación.
2Las tecnologías maduras son herramientas tecnológicas cuyas fallas se han reducido o eliminado a través del tiempo,
consideradas también como tecnologías tradicionales como de computación, redes, software, y demás. Según el
Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Colombia (MinTIC), algunos ejemplos de las
tecnologías digitales maduras son la banda ancha, tecnologías móviles y plataformas de gestión como el
almacenamiento en las nubes, inteligencia artificial y Big Data (MinTIC, 2017).
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Gráfico 4. Oferta y demanda de las habilidades del mercado laboral para América Latina y el
Caribe, 2019
Fuente: CEPAL (2020). "Tracking the Digital Footprint in Latin America and the Caribbean".
https://repositorio.cepal.org/handle/11362/45484. Tomado de (OCDE et al., 2020) “Latin American Economic Outlook
2020: Digital Transformation for Building”.
Pero las competencias necesarias para aprovechar la oferta virtual no se limitan a las
habilidades específicas de tipo digital, sino que se deben expandir para incluir las habilidades
blandas, incluidas igualmente, en las competencias del Siglo XXI. De esta forma, competencias como
la creatividad, la resiliencia, el trabajo en equipo, el manejo de emociones, la autorregulación, el
manejo del tiempo, la empatía y las habilidades comunicativas se han vuelto instrumentales tanto
en el mercado laboral como en el aprovechamiento de la oferta digital de formación. Estas
habilidades mejoran las aptitudes del trabajador para tomar decisiones, manejar el estrés y tener
iniciativa propia, lo que se traduce en una mayor capacidad para adaptarse a un mercado laboral
cambiante, facilitando su aprendizaje continuo y mejorando su empleabilidad (Aguerrevere,
Amaral, Bentata, & Rucci, 2020).
En este sentido, Forero, Saavedra y Fernández (2020, mimeo) llevan a cabo un metaanálisis
de la literatura global en términos de las competencias y habilidades que se espera registren un
aumento continuo en el mediano plazo, y aquellas que se verán afectadas por los procesos de
tecnificación y automatización laboral. En general, se podrían clasificar los cambios en la demanda
de competencias o habilidades en tres grandes grupos, conforme su evolución esperada en el
futuro:
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Habilidades cuyo crecimiento en la demanda es positivo:
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digitalización: en el 2018 el nivel de conectividad a internet de las empresas es relativamente alto y
similar en los países de la región, pero se observan diferencias importantes frente al porcentaje de
empresas que usan herramientas digitales para adquirir insumos, y frente a las empresas que
utilizan banca electrónica (Gráfico 5).
Fuente: CAF (2020). "El estado de la digitalización de América Latina frente a la pandemia del COVID-19". Tomado de
(OCDE et al., 2020) “Latin American Economic Outlook 2020: Digital Transformation for Building”.
Según la OIT, a nivel global la pandemia generó una pérdida de $3,5 billones de dólares, o el 5,5%
del PIB global. En términos de empleo, en el segundo trimestre de 2020 se perdieron, entre despidos
y horas sacrificadas, el equivalente a 495 millones de puestos de trabajo en comparación con 2019,
aproximadamente una sexta parte del total de 3.000 millones de personas que pertenecen a la
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fuerza laboral mundial. Para América Latina, la CEPAL (2020) estima que los sectores más afectados
por la pandemia generan cerca de un tercio del empleo (34,2%) y un cuarto del PIB regional (24,6%),
y se espera que el desempleo suba hasta el 13,6% para finales de 2020. Se estima que más de 2,7
millones de empresas formales en la región cierren o entren en bancarrota, lo que llevará a la
pérdida de 8,5 millones de empleos (sin incluir los despidos que generen las empresas que pueden
seguir funcionando a un ritmo menor al anterior).
Como se verá en la presente sección, el efecto de esta crisis sobre la estructura productiva no ha
sido homogéneo. Las empresas medianas y grandes cuentan con una mayor capacidad de resiliencia
ante eventos adversos, además de poder acceder más fácilmente a las ayudas gubernamentales
dirigidas a firmas formales. Por el contrario, las micro y pequeñas empresas, donde se concentra el
grueso del empleo de la población de menores ingresos (Gráfico 6), no cuentan con la misma
capacidad financiera para apalancarse y, al ser muchas de ellas formales, tampoco pueden aspirar
a recibir las ayudas de sostenimiento de nómina previstas por los gobiernos3.
Gráfico 6. Empleos que podrían perderse por cierre de empresas, según tamaño de la empresa
Fuente: Tomado de CEPAL (2020). “Sectores y empresas frente al COVID-19: emergencia y reactivación”.
La informalidad laboral, que según la OIT en promedio representa un 54% de la fuerza laboral
latinoamericana (que varía desde el 9% en Uruguay al 65% en Guatemala) es un factor estructural
que aumenta la vulnerabilidad de los trabajadores. La baja capacidad de estos trabajadores para
adaptarse a cambios repentinos en el escenario laboral tendrá efectos tanto localizados como
3Según la CEPAL (2020), la productividad de las pequeñas empresas en América Latina es solo el 23% de la observada en
grandes empresas. Para microempresas, esta cifra se desploma hasta el 6%.
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sistémicos, que pueden iniciar un proceso de histéresis en donde el desempleo se demore en bajar
y se prolongue el impacto negativo de la crisis. En este sentido, las megatendencias analizadas en la
sección anterior, como la automatización, que habían tenido un impacto moderado sobre la
estructura laboral en América Latina, se han visto precipitadas por la crisis, acelerando la
reestructuración del mercado laboral. Si no se toman medidas urgentes y pertinentes para
relocalizar esta fuerza laboral, se puede llegar a que una generación de trabajadores jóvenes vea
afectada de manera permanente su trayectoria laboral y se reduzca su productividad potencial en
el largo plazo.
La presente sección del documento aborda el impacto que ha tenido la pandemia, describiendo el
efecto heterogéneo que ha tenido a nivel sectorial y sobre la demanda de competencias. En la
segunda parte se describen las medidas más importantes que han adoptado los países para hacerle
frente, terminando con una descripción más detallada de las medidas de política pública adoptadas
por el gobierno colombiano.
Dentro de los sectores que no se vieron restringidos por las medidas sanitarias tomadas por los
gobiernos, debido a su carácter esencial, se pueden contar la salud, el cuidado de niños y adultos
mayores, la producción y comercialización de bienes básicos como los alimentos, las labores de
gestión y logística, la construcción de infraestructura crítica, la seguridad pública, la producción
industrial de bienes de protección personal, las actividades de soporte a las TIC y aquellas
ocupaciones estacionales como la agricultura. Satisfacer este aumento de demanda en un periodo
donde se restringe la interacción presencial (por ejemplo, para entrevistas laborales) donde el
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entrenamiento y formación solo se puede hacer de manera virtual, y cuando las responsabilidades
familiares han aumentado debido al cierre de las escuelas, ha sido un reto considerable. A esto se
le añade que en muchas ocupaciones esenciales ya contaban con escaso personal antes de la
pandemia del COVID-19, como es el caso de la salud, donde para 2018 ya se estimaba que había un
déficit global de personal de alrededor de 5,9 millones de enfermeras (OMS, 2020).
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Ilustración 1. Intensidad de los efectos de la crisis por actividad económica
Fuente: Tomado de CEPAL (2020). “Sectores y empresas frente al COVID-19: emergencia y reactivación”.
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Gráfico 7. Porcentaje de producción de sectores por intensidad del impacto de la crisis
53,5 52,6
43,2 42,0
39,4
37,3
14,9
9,3 8,0
Fuente: Tomado de CEPAL (2020). “Sectores y empresas frente al COVID-19: emergencia y reactivación”.
Como menciona la CEPAL, esto implicaría una mayor brecha en los problemas estructurales de las
regiones, en tanto la contracción económica estaría enfocada en mayor medida en los sectores
industriales con mayor dinámica en tecnología. Por ejemplo, para los primeros meses del año, Brasil
presentó una contracción de 8,2% explicada en su mayoría por el sector automotriz; México una
caída en la producción manufacturera (10,9%) en especial relacionada a la industria de cuero;
Argentina una reducción del 13,5% en producción industrial; Colombia una caída del 7,7% en la
industria general; y Perú con la mayor contracción correspondiente a un 21,4%. Por fuera de la
industria, lo grave es que el mayor impacto sectorial lo sufrirán aquellos sectores que son intensivos
en trabajo y en donde se concentra la fuerza laboral, como comercio, hoteles y restaurantes (Gráfico
8).
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Gráfico 8. Empleos que podrían perderse por cierres de empresas, según sector
Fuente: Tomado de CEPAL (2020). “Sectores y empresas frente al COVID-19: emergencia y reactivación”.
Estas tendencias observadas en América Latina reflejan también una mayor apuesta hacia
ocupaciones que se pueden realizar por teletrabajo. Esta digitalización y virtualización del trabajo
va a acelerar de manera importante los procesos de polarización laboral. Por un lado, ha aumentado
la demanda de vacantes enfocadas en capacidades low-skilled, correspondientes a guardias de
seguridad, auxiliares de cuidado personal, conductores, vendedores y demás relacionadas a
ocupaciones elementales4, que en su mayoría requieren como nivel educativo únicamente un
diploma de bachillerato (OCDE, 2020b). Frente a las habilidades que estas ocupaciones demandan,
en su mayoría estas se limitan a actividades de escucha, comprensión de lectura, monitoreo,
percepción y comunicación oral. En comparación, aquellas ocupaciones clasificadas como middled-
skilled5 presentaron una contracción mayor.
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en donde 21% de las ocupaciones se pueden hacer de manera remota, hasta Luxemburgo, donde
esta cifra se eleva hasta 50%, (Gráfico 9). Esta capacidad se relaciona de manera positiva con las
habilidades de la fuerza laboral: se evidencia una relación positiva entre el porcentaje de población
con educación terciaria con la proporción de trabajos que se pueden hacer desde casa (OCDE,
2020c).
Fuente: European Labour Force Survey, American Community Survey, Turkish Household Force Survey y Occupational
Infotmation Network data. Cálculos OCDE. Tomado de OCDE (2020c) “Capacity for remote working can affect lockdown
cost differently across places”.
Por último, otro canal en donde se ha evidenciado el impacto heterogéneo sobre el mercado laboral
es frente a las brechas de género, que han sido acentuadas de manera significativa por la pandemia.
La mayoría de las mujeres se ubican en los sectores más afectados por la crisis, por lo que se
considera que estos son 1,8 veces más vulnerables que aquellos desarrollados por los hombres y
por ende corresponderían al 54% de la pérdida en empleo (McKinsey & Company, 2020). Entre los
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sectores más feminizados – y más afectados – se encuentra el sector turismo, de restaurantes,
servicios de cuidado doméstico, deportes y eventos, y de cuidado de belleza (World Bank, 2020).
Adicionalmente, teniendo en cuenta lo relacionado a la educación terciaria y el porcentaje potencial
de trabajo en casa, existe evidencia de que la población de mujeres que presenta este tipo de
educación en áreas de ciencias naturales, matemáticas y estadística, es más baja con respecto a la
de los hombres (World Economic Forum, 2018). A esto se suma el agravante que los paquetes de
reactivación económica se han concentrado en sectores productivos típicamente masculinizados,
como lo son la construcción y la infraestructura pública, lo que resalta la necesidad de promover
una recuperación balanceada en términos de género.
Debido al choque del COVID-19, los países se han visto forzados a adoptar medidas de política
pública que faciliten la transición de las economías a la nueva realidad. En términos generales, la
pandemia se puede dividir en tres grandes fases, cuya duración cambia de país a país. La primera
etapa es la irrupción de la emergencia epidemiológica como tal, y las medidas que se toman en el
plazo inmediato. La segunda fase se refiere a la nueva normalidad, en la que los grandes focos de la
pandemia se encuentran relativamente controlados, pero se siguen presentando contagios
importantes y es posible que, sin el debido control, se vuelva a una situación en la que el contagio
se descontrole. Por último, la tercera etapa comenzará cuando gracias a la vacuna y a los cambios
de comportamiento, se reduzca de manera sustancial el contagio y se reactiven los sectores más
afectados por la crisis. En esta sección se hace una descripción general de las medidas adoptadas a
nivel internacional en las dos primeras etapas, y que sirven como guía para las políticas públicas que
pueden ser implementadas en Colombia con el fin de mejorar la capacidad de adaptación de la
demanda y oferta laboral al nuevo escenario generado por la crisis epidemiológica.
Las medidas adoptadas por los países en la primera etapa se han centrado sobre todo en la
movilización del sector de la salud. En este sentido, se convocaron trabajadores del sector de la
salud o afines que ya se encontraban por fuera del mercado laboral para aumentar la oferta y lograr
la cobertura necesaria en los centros que se veían cortos de personal. Algunos países que tomaron
estas medidas para fomentar la movilización de esos sectores de emergencia fueron Italia, Australia,
21
Países Bajos, Estados Unidos, Francia, entre otros (OCDE, 2020b). Políticas como ésta también se
plantearon para que algunos voluntarios de la población colaboraran en labores básicas como la
entrega de medicamentos, asistencia en transportar a personas hacia centros médicos, entre otros.
Esta movilización también se fomentó con el otorgamiento de licencias de rápida expedición a los
trabajadores del sector de la salud, para que la fuerza laboral extranjera pudiera ejercer las
actividades con un menor número de requisitos de autorización. En línea con estas licencias, el
aumento de trabajadores de la salud también se dio a través de medidas relacionadas a la
vinculación de algunos estudiantes de medicina que aún no habían culminado sus estudios, pero se
encontraban en las condiciones para colaborar en ciertas labores asistenciales básicas. Esto último
cobró mayor relevancia al destacar que, aún al aumentar el personal mediante las enfermeras y
médicos retirados, estos estaban en mayor riesgo de contagio y de efectos secundarios relacionados
al COVID-19. Algunos países que adoptaron estas medidas fueron Canadá, Estados Unidos, Reino
Unido, Italia y algunos países de América Latina (OCDE, 2020b).
Es así como, en un segundo momento, teniendo en cuenta cómo ha afectado el choque a la oferta
y demanda a los sistemas de formación, las medidas de los países se han dirigido a fortalecer estos
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sistemas de formación para adultos y a dejar un precedente para que ante cambios no anticipados
estos puedan responder de manera rápida. Países como Reino Unido han adoptado medidas tan
simples como la regulación de pausas en el proceso de aprendizaje cuando éste no sea posible,
eliminando cobros o penalidades monetarias tanto para estudiantes como para docentes. En Países
Bajos, esta estrategia involucró una extensión para aquellos estudiantes en educación aplicada de
nivel medio (conocido como MBO, o secondary vocational education), correspondiente a la
admisión en el siguiente nivel del programa (HBO o higher profesional education) si se encontraba
cerca de cumplir con los requisitos, pero se enfrentaron a una pausa obligada. En países como Corea
del Sur y España, se autorizó la flexibilización de los requisitos de las prácticas en modalidad de
educación basada en el trabajo.
De la mano con esta reconfiguración de capacidades, las soluciones planteadas para lidiar con la
destrucción de empleos evidenciada a causa de la pandemia del COVID-19 se enfocan en la adopción
de esquemas de ocupaciones de corto plazo en ciertos sectores, entendido como short-time work
(STW) en países del Europa y América del Norte. Según la Fundación Europea para la Mejora de las
Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound), este esquema de trabajo fue definido por la Comisión
Europea en el presente año, con el objetivo de que se redujeran las horas laborales de los
trabajadores en empresas con problemas de liquidez, sin dejar a un lado el soporte económico para
quienes desarrollan estas actividades. En este sentido, el STW se puede traducir en una reducción
parcial del número de horas, o un despido temporal de los contratos (EurWORK, 2020). Cabe resaltar
que esta modalidad reduce su atractivo por ser una medida temporal, y en tanto el ingreso recibido
por el desarrollo de estas actividades es reducido (OCDE, 2020b). Sin embargo, este colchón es
inexistente en cierta medida para los países de América Latina: la solución para los trabajadores
ante la destrucción de empleos y el reposicionamiento implica un fuerte aumento en la
informalidad. Teniendo en cuenta los altos niveles de informalidad de los países de la región, esta
creciente salida de trabajadores del sector formal pondría en juego el manejo del mercado laboral
en tanto los empleos aptos a virtualizarse se concentran fuera del mercado informal.
Otra medida relacionada con la educación y capacitación profesional (VET) recae en el apoyo
económico a aquellos aprendices que cesaron su proceso porque no fue posible retomar el
aprendizaje en entornos laborales clausurados por la pandemia. Australia implementó subsidios a
nueve meses (50% del salario) a empresas pequeñas para que mantuvieran a sus practicantes. y
Suiza implementaron esquemas de trabajo a corto plazo, con el mismo objetivo de aliviar la carga
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financiera de las empresas, pero buscando ampliar este esquema a los aprendices que se
encontraban laborando. En Inglaterra, se permitió que los empleados retirados hicieran parte de
esquemas de educación basada en el trabajo, mientras que en Escocia se implementaron otros tipos
de incentivos monetarios para que los trabajadores acogieran a practicantes que ya culminaron su
trabajo con otra empresa de la misma industria, en especial en el sector de minería (OCDE, 2020d).
Todas estas medidas relacionadas al VET se han visto sustentadas en una amplia inversión por parte
de los gobiernos en estos sistemas. Esto buscando mejorar la adaptabilidad de los sistemas y actores
involucrados en crisis relacionadas a la transición laboral, como la generada por el COVID-19. Un
ejemplo de esta inversión la da Estados Unidos, que invirtió $42,5 millones de dólares para asegurar
las matrículas de los estudiantes entre 16-24 años, a través de la ayuda de Youth Apprenticeship
Readiness (OCDE, 2020d).
América Latina ha destacado con la propuesta de las instituciones de educación vocacional frente a
la entrega de herramientas tecnológicas a las poblaciones vulnerables, en especial tomando en
cuenta que solamente el 44% de los hogares tienen conexión, y menos del 50% acceso a internet
móvil en la región (OIT, 2020). En la región se ha planteado el uso de plataformas como Moodle,
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Blackboard, Google Classroom, así como algunas redes sociales, para dar continuidad al aprendizaje.
Esta crisis ha fomentado a su vez las redes de colaboración internacional y multisectorial, con el
objetivo de que se asegure cierto nivel de aprendizaje en tecnología, a través de empresas como
Coursera, Cisco y Google. Esta tendencia se ha replicado no solamente en la región, sino a nivel
internacional: las colaboraciones multisectoriales y con agencias gubernamentales han aumentado
en países de Europa y en Estados Unidos (Aguerrevere, Amaral, Bentata, & Rucci, 2020).
Retomando las medidas basadas en el contenido digital, otro tipo de respuestas que se
adoptaron por los países giran en torno a la formación en línea. Un grupo de países generaron
programas virtuales dirigidos a los trabajadores de la salud que fueron redistribuidos a otras labores
por el choque del COVID-19. Inglaterra y Estonia respondieron por medio de Health Education
England y The Estonian PES, respectivamente, con programas para estar al tanto de temas
relacionados a la propagación, control y protección contra las infecciones. El Reino Unido como un
todo también puso a disposición general de los trabajadores de la salud el entrenamiento de
habilidades base para el desempeño en el sector (Core Skills Training, de Skills for Health). Esta
misma idea se implementó en Francia por el gremio de hospitales, en conjunto con academias.
Todas estas iniciativas van de la mano con la creación de cursos de corta duración, enfocados en el
rápido entrenamiento de la fuerza laboral. Sin embargo, no todas fueron dirigidas al sector de la
salud: en Suecia, gran parte de los programas cortos los tomó el personal de la industria aérea para
aprovechar que están entrenados para desempeñarse en situaciones de alta presión, y por ende
presentan el mismo tipo de competencias que el sistema de salud (OCDE, 2020b).
En Estados Unidos, al igual que en la mayoría de los países, se crearon este tipo de cursos tomando
como base las habilidades ya implantadas en los trabajadores, y buscando potencializarlas y
complementarlas mediante una aproximación basada en competencias. Programas como Rapid
Skilling se enfocan en la transición de los trabajadores con bajas habilidades y en el emparejamiento
de estos con los sectores con altas demandas, brindándoles apoyo con cursos de reentrenamiento,
en promedio de una duración de 6 horas. En este sentido, la creación de este tipo de plataformas
que conectan a oferta con la demanda laboral aumentaron su relevancia y popularidad: en Irlanda,
el Departamento de Asuntos Laborales y Protección Social creó una plataforma para ayudar a ubicar
a los trabajadores de los sectores de la salud, ciencias naturales, infraestructura, atención al cliente
25
y tecnologías de la información. En Francia, el servicio público de empleo lanzó la plataforma
Mobilisation Emploi para los sectores de la agricultura, transporte, salud y telecomunicaciones,
mientras que, en Australia, se ha buscado incentivar el uso de la plataforma Skills Match para
emparejar las habilidades de los trabajadores con las opciones laborales potenciales que pueden
tener (OCDE, 2020b).
Es así como también, de la mano con la necesidad del teletrabajo en la mayor cantidad de
actividades posibles, la crisis generó un aumento generalizado sobre esquemas de entrenamiento
de la fuerza laboral desde casa, como lo son los programas de e-learning o los Massive Online Open
Courses o MOOCs. Parte de la importancia de que la oferta de estos cursos aumente, radica en que
alrededor del 28% de adultos no considera participar en una capacitación por temas de tiempo,
recursos financieros, y ubicación espacial (OCDE, 2020e).
26
de calidad de la educación y formación, y iii) la plataforma de información del SNC, entre otras
políticas. Es así como mediante la creación del sistema se busca, dentro del plan de gobierno,
facilitar la inserción laboral de los ciudadanos mediante el reconocimiento de habilidades y el
Esquema de Movilidad Educativa y Formativa, que promueve rutas de aprendizaje mediante la
movilidad entre diferentes tipos de formación educativa, incluyendo el reconocimiento de
certificaciones previas, la formación para el trabajo y las capacitaciones directas por parte de los
sectores productivos (Presidencia de la República & DNP, 2019). Cabe resaltar que se dentro del SNC
se creó el Subsistema de Formación para el Trabajo, dentro del cual actúan tanto el SENA como
diversas Instituciones de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano (ETDH) y demás
instituciones que ofrezcan cursos bajo un marco de competencias, previamente estructurados en
línea con el Marco Nacional de Cualificaciones.
27
incentivará el trabajo remoto, la digitalización de servicios del Estado, la ciberseguridad, y el
comercio electrónico por medio de 17 proyectos en ejecución de la mano con el sector privado
(Presidencia, 2020). Se dará continuidad a lo ya planteado por el Gobierno antes de la emergencia
sanitaria, frente a la instalación de centros digitales para concretar el 70% del territorio conectado,
y la ejecución de zonas digitales de acceso público en 191 municipios.
Además de los Compromisos anunciados en el mes de agosto del presente año, el Gobierno ha
plasmado su respuesta inmediata relacionada al COVID-19 sobre temas educativos en variedad de
documentos, entre estos los documentos CONPES. Entre los más relevantes que van de la mano con
este análisis se encuentran el CONPES 3999 y CONPES 3988.
El primer documento, “Estrategia de respuesta inicial ante los efectos de la pandemia del COVID-19
sobre la salud pública, los hogares, el aparato productivo y las finanzas públicas” realiza un
diagnóstico del choque inicial frente a la variedad de sectores, entre esos el de primera infancia y
educación y educación superior. Frente al primer sector, el impacto inicial se recibió por la ruptura
del proceso de aprendizaje de la primera infancia por las limitaciones en la movilidad de los niños y
la carencia de interacción con otros miembros de las instituciones educativas. En este sentido se
6 Entre estos se encuentra la plataforma virtual “Aprende Digital, Contenidos para Todos”
28
observan estimaciones de 160 millones de estudiantes por fuera de clases para el mes de abril en
América Latina y el Caribe. De manera lógica, el choque tuvo impacto directo sobre los ingresos de
los hogares, por lo que aumentó el número de personas con problemas para cubrir los costos de
educación, aumentando así mismo la deserción estudiantil. Estos impactos se comparten en cierta
medida con el efecto en la educación superior, en donde el 81% de los estudiantes de IES se vieron
afectados. Sin embargo, se observó el avance en el uso de plataformas virtuales correspondiente al
uso forzado de la modalidad remota de enseñanza. Algunas dificultades se han encontrado en que
la mayoría de las herramientas utilizadas son utilizadas de manera más eficiente en modalidad
presencial. (DNP, Ministerio de Salud y Protección Social, & Presidencia, 2020)
En este sentido, las medidas explicitas en el documento CONPES 3999 de reacción inmediata se
centran algunas de las ya mencionadas por el Compromiso por Colombia (ajustes de calendario
académico para garantizar el derecho a la educación, uso de tecnologías y herramientas para el
trabajo académico en casa) y otras adicionales enfocadas a los temas de deserción, entre otros
temas. Frente a las últimas, se creó el Fondo Solidario para la Educación, el cual pretende impulsar
líneas de crédito educativo para el pago de matrículas, especial a población vulnerable, y programas
de educación para el trabajo y el desarrollo humano. Referente a la digitalización del sector, además
de “Aprende Digital” mencionada en el Compromiso, se propuso desarrollar la estrategia “Ondas en
Casa” compuesta por tres módulos dirigidos a estudiantes, maestros y asesores, respectivamente,
que, mediante actividades, le apuntan a adaptar a estos grupos a la educación digital. Para la
educación superior se plantearon auxilios económicos principalmente a los beneficiarios de créditos
pertenecientes a poblaciones en vulnerabilidad socioeconómica, de género, por motivos de
discapacidad y por disminución en fuentes de ingresos. Estos auxilios se transmitieron por medio de
periodos de gracia, reducción de tasas de interés y ampliación de plazos de pago (DNP, Ministerio
de Salud y Protección Social, & Presidencia, 2020).
Por otro lado, se encuentra el documento CONPES 3988 enfocado a las tecnologías digitales de
aprendizaje. En este se observan los niveles de escases de los recursos digitales especialmente en
las sedes educativas del país, lo cual pone en juego las acciones que plantea el gobierno para la
adopción de espacios digitales en los diferentes mercados. Las brechas se observan en su mayoría
frente al estado de servicios e infraestructura de los departamentos, sin embargo, la apropiación de
estas tecnologías, reflejada en capacidades y competencias de los diferentes actores involucrados
en la educación, también presenta grandes diferencias. Frente a esto último, se hace referencia al
29
programa Computadores para Educar (CPE) implementado en el 2015, dado que no se han
observado los resultados esperados en temas de formación de docentes y su apropiación de las
TICs. Esto se da principalmente a que existe una baja capacitación de los docentes en el uso de las
tecnologías, generando a su vez una baja transmisión del conocimiento por medio de los métodos
pedagógicos. Se observa en el Gráfico 10 que gran parte de los docentes (alrededor del 60%) se
formaron en uno de los cuatro diplomados ofrecidos por el programa CPE7, sin embargo, no se
observa en su mayoría un progreso significativo en las instituciones donde los docentes fueron
formados por los diplomados (Gráfico 11).
Fuente: Tomado de (DNP, MEN, & MinTIC, 2020) CONPES 3988 “Tecnologías para Aprender, Política Nacional para
Impulsar la Innovación en las Prácticas Educativas a través de las Tecnologías Digitales”.
Gráfico 11. Porcentaje de instituciones que reportan experiencias significativas con TICs
Fuente: Tomado de (DNP, MEN, & MinTIC, 2020) CONPES 3988 “Tecnologías para Aprender, Política Nacional para
Impulsar la Innovación en las Prácticas Educativas a través de las Tecnologías Digitales”.
7El diplomado DocenTIC fortalece niveles de competencia de los docentes para mejorar las competencias de los
docentes desde el nivel explorador al integrador; el InnovaTIC permite que alcancen el nivel innovador; TecnoTIC
promueve el liderazgo de los docentes de TICs para que acompañen y asesoren proyectos educativos; y finalmente el
DirecTIC que incentiva a los docentes a articular los proyectos educativos en TIC (DNP, MEN, & MinTIC, 2020)
30
Los objetivos plasmados en el documento CONPES 3988, buscan aumentar acceso y cobertura a
herramientas tecnológicas a sedes educativas, el fortalecimiento del monitoreo y evaluación, y el
incentivo a la apropiación de las tecnologías digitales en las comunidades educativas. Frente a lo
último, que compete de manera directa el análisis de habilidades en tecnologías de la información,
se plantean cuatro líneas de acción:
31
tecnologías digitales, permitiéndole a los estudiantes de manera práctica, dar solución a
las necesidades de su contexto” (DNP, MEN, & MinTIC, 2020). Estos espacios con los
estudiantes, principalmente de educación básica y media, también vendrán de iniciativas
del SENA, con el objetivo de facilitar el ingreso a la educación superior y al mundo del
trabajo, mediante el acompañamiento en el proceso de enseñanza y el desarrollo de
proyectos que respondan ciertas necesidades territoriales. Finalmente, se desarrollará, a
través del CPE, espacios para la enseñanza con el uso de TICs en los sectores de educación
básica y media.
➢ Desarrollo e implementación de estrategias para promover la apropiación desde las
instituciones educativas. Estas se enfocan en la permanencia de estas apropiaciones
dentro de las instituciones; en este sentido, se espera que las secretarías de educación, el
MEN y el MinTIC generen una estrategia de acompañamiento institucional. Esta estrategia
pretende fomentar los espacios de intercambio de experiencias, la participación de los
actores en el aprendizaje de doble vía, y promover el uso y acceso de herramientas como
“Portal Colombia Aprende” dirigido a personas con discapacidades.
32
En vista que el sistema educativo tradicional afecta la oferta laboral futura, surge la necesidad de
enfocarse en los sistemas de formación en el trabajo o formación continua como el canal de política
pública que tiene la capacidad de incidir en la formación de la población adulta, ya inmersa en la
vida laboral. El énfasis de la oferta de formación continua en la preparación para el trabajo, así como
sus ciclos cortos de formación, la convierten en una herramienta poderosa de reconversión laboral.
Además, su enfoque tiende a ser basado en competencias más que en conocimientos, lo que
permite acotar el tiempo de formación e incluso reconocer y apoyarse en competencias adquiridas
previamente por el trabajador.
Ante la irrupción de una crisis económica sin precedentes, como la generada por el COVID-19, existe
un consenso en que la interrupción de la educación y capacitación de la fuerza laboral podrían tener
consecuencias de largo plazo sobre la formación de habilidades, al mismo tiempo que el aumento
del desempleo requerirá de estrategias para la relocalización de los trabajadores. Las brechas
sectoriales entre demanda y oferta laboral requieren que los trabajadores optimicen sus habilidades
para proporcionar el capital humano necesario para los sectores que no se han visto tan afectados.
Es así como los programas de reentrenamiento para la población adulta (conocidos como Adult
Learning) y el contenido modular técnico para la reasignación de trabajadores hacia ocupaciones
con alta demanda, han aumentado su relevancia en países donde las habilidades para
desempeñarse en una economía digital son bajas, y las ocupaciones en riesgo de automatización
son altas (Aguerrevere, Amaral, Bentata, & Rucci, 2020).
La presente sección aborda la pertinencia de la educación para adultos para abordar los problemas
generados por la crisis económica, y se divide en dos partes. En la primera sección se describen las
categorías de formación para adultos que hay, ya sea desde la perspectiva del entorno en el cual se
desarrollan, como de la población objetivo a la que se dirige. En la segunda parte, se hace un
diagnóstico del estado de la formación continua en Colombia y América Latina, haciendo énfasis en
las brechas existentes entre niveles de ingresos, género y trabajadores de diferente nivel de
cualificación.
3.1. Las formas y canales por los cuales se imparte la formación continua
33
based learning), y los programas de aprendizaje ubicados en entornos laborales, o desempeño real
del conocimiento (work-based learning WBL).
Dentro del primer grupo se encuentra la oferta de cursos cortos presenciales, conocidos en
Colombia como diplomados, y que se ofrecen en un amplio espectro de áreas de conocimiento. Los
diplomados y distintos cursos presenciales se caracterizan por ofrecer una línea más específica
relacionada a un área de estudio, y algunas veces presentan información a interesados en un tema
que recientemente se ha actualizado o que ha presentado alguna novedad. La oferta de estos cursos
proviene de universidades o grupos de instituciones educativas, aunque la participación en la oferta
por parte de instituciones privadas diferentes a las educativas ha venido aumentando a través del
tiempo.
34
La segunda categoría de formación para adultos se refiere a los entornos laborales (work-based
learning) en la cual se promueve la alternancia entre la capacitación laboral y el espacio de trabajo.
Esta modalidad generalmente es promocionada desde dentro de las compañías, con el objetivo de
que sus trabajadores estén constantemente actualizados en términos de competencias prácticas. El
objetivo principal del aprendizaje en entornos laborales es la aplicación directa de las competencias
aprendidas en los distintos ambientes de trabajo. Otro objetivo, que en época de crisis cobra mayor
relevancia, se centran en el aprendizaje práctico para facilitar la movilidad de la fuerza laboral.
Desde otra perspectiva, la formación continua también puede clasificarse según su población
objetivo. De esta forma, existe oferta de formación para adultos que busca actuar de manera
compensatoria, conocidos como on-ramps: programas de entrenamiento corto focalizados en
trabajadores vulnerables o con desventajas, en donde se provee una combinación de competencias
blandas necesarias en los mercados laborales modernos, junto con habilidades técnicas requeridas
por las industrias más dinámicas. En contraste, otro tipo de formación para adultos se refiere a
proveedores que ofrecen cursos cortos de entrenamiento intenso, pero específicos a la demanda
de una empresa o industria, llamados boot camps. Típicamente los boot camps son costosos y
buscan atender a los estudiantes con mejores logros académicos, por lo que tienen un público
objetivo diferente a los primeros (Escobari, Seyal, & Meaney, 2019).
Por último, por fuera de las grandes categorías mencionadas, también se encuentran los certificados
de conocimientos previos, los cuales no tienen una formación simultánea asociada, pero se ajustan
a las necesidades de la población objetivo, de trabajadores no cualificados. La idea de este tipo de
certificaciones es el reconocimiento de competencias adquiridas por fuera del sistema educativo
tradicional, muchas veces de forma práctica en ocupaciones previas, o también en actividades de
35
formación anteriores, cursos complementarios o programas educativos sin culminar. Estas
certificaciones acreditan que el individuo cumple un nivel de conocimiento, competencias y
habilidades necesario para desempeñarse y avanzar en un área específica. Para potenciar este
mecanismo, la OCDE ha planteado la adopción de credenciales digitales como fichas visuales
formales, en las que se plasme la información de las competencias y habilidades que ha adquirido o
en donde se ha acreditado el trabajador (OCDE, 2020a).
El panorama actual de la educación para adultos en Colombia se compone por una oferta
grande de programas e instituciones desconectadas, tanto entre sí como con el sistema educativo
tradicional. Colombia pertenece a los países que decidieron subsidiar la oferta de formación para
adultos a través de un instituto nacional de entrenamiento (NTI), que en nuestro caso corresponde
al SENA, el cual es financiado parcialmente por una contribución de los trabajadores formales, que
corresponde al 2% del salario. Pero el esquema de formación para el trabajo no se encuentra
adscrito al Ministerio de Educación de la misma forma en la que lo están los sistemas de educación
básica y superior. Así, mientras el SENA se encuentra bajo la jurisdicción del Ministerio del Trabajo,
las demás instituciones de Formación para el Trabajo y Desarrollo Humano (FTDH) se encuentran
adscritas a sus respectivas secretarías de educación territoriales, lo que ha restringido el diseño e
implementación de una política pública unificada en términos de calidad y cantidad de formación
continua en el país.
En términos de comparación internacional, se estima que los países de América Latina gastan en
políticas activas del mercado laboral (entre la cual se encuentra la FTDH) casi la mitad de lo que se
gasta en promedio en la OCDE. Sin embargo, Chile y Colombia resaltan en la región como los únicos
países que dedican un presupuesto similar al del promedio OCDE a este tipo de políticas, gracias
principalmente a la inversión requerida por sus institutos nacionales de entrenamiento. En términos
de población atendida, UIS estima que la proporción de estudiantes que se encuentran en
programas de formación para adultos es 15% en países de ingreso bajo, 21% en países de ingreso
medio, y 28% en países desarrollados (OCDE, 2020).
En este sentido, la participación de la fuerza laboral en este tipo de programas en América Latina se
ve afectada por los altos niveles de informalidad y por el alto peso de trabajadores considerados
36
como vulnerables. Los datos para la región muestran un nivel de participación en programas de
recapacitaciones y formación profesional diferenciado por el nivel socioeconómico de la población;
en contraste, la brecha en participación es relativamente pequeña en América Latina entre la
población empleada y desempleada, y entre aquellos trabajadores con competencias bajas y altas
(Gráfico 12).
Fuente: Basado en OCDE (2019). Priorities for Adult Learning, dashboard. http://www.oecd.org/employment/skills-and-
work/adultlearning/. Tomado de OCDE (2020). "Effective Adult Learning Policies: Challenges and Solutions for Latin
American Countries."
37
Gráfico 13. Número de universidades que ofrecen programas de entrenamiento digital
678
477
176
82 111
76
11
Fuente: Tomado de (OCDE et al., 2020) “Latin American Economic Outlook 2020: Digital Transformation for Building”.
Al aterrizar el análisis a las áreas en donde se concentra la oferta digital, la cantidad de cursos de
corta duración por área sigue el mismo orden. En la Tabla 1 se observa que en su mayoría la oferta
de formación digital se concentra en el área de robótica, Machine Learning o inteligencia artificial,
y análisis de macrodatos (Big Data) (OCDE et al., 2020). En Colombia la oferta se concentra más en
robótica, que contribuye con cerca de la mitad de la oferta total, seguido de inteligencia artificial y
por último el análisis de Big Data.
Inteligencia Big
Robótica Total
Artificial Data/Analítica
Argentina 196 216 201 613
Brasil 1032 1218 891 3141
Chile 194 89 84 367
Colombia 441 208 178 827
México 907 944 644 2495
Perú 183 111 100 394
Uruguay 36 29 36 101
Total 2989 2815 2134 7938
Fuente: CEPAL (2018). Data, Algorithms and Policies: Redefining the Digital World.
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/43515/7/S1800052_en.pdf. Tomado de (OCDE et al., 2020) “Latin
American Economic Outlook 2020: Digital Transformation for Building”.
Dado que el enganche laboral es considerablemente más difícil para la población joven, en algunos
países de América Latina se han creado programas que incentiven la contratación de los jóvenes, en
especial aquellos que provienen de contextos socioeconómicos más vulnerables. Entre estos
programas se destaca el de “Chile Joven”, con dos etapas correspondientes a la formación educativa
38
por parte de una institución, seguida de una etapa basada en aprendizaje relacionado al trabajo, en
la cual los jóvenes entran en periodo de práctica en una empresa. El programa de “Entra21” de
Argentina, provee capacitaciones técnicas y de habilidades para el desempeño diario, con un
componente de work-based learning, en el cual se aseguraba un entrenamiento en el sector
privado. “Juventud y Empleo” de República Dominicana presenta el mismo esquema de los otros
dos países en el cual, mediante el mejoramiento de competencias vocacionales de la población
objetivo, se logra un impacto en la empleabilidad de las personas y en su salario. Finalmente se
encuentra el programa de “Jóvenes en Acción” de Colombia, en el cual los jóvenes aptos hacen parte
de un programa de entrenamiento de 3 meses, seguido de otros 3 meses en formación laboral
basada en el trabajo dentro de empresas privadas (OCDE, 2020).
Por otro lado, la participación en programas también heterogeneidades a partir del género. Las
mujeres tienden a tener una menor participación que los hombres, con una mayor brecha en países
de América Latina (resaltados en verde) frente al promedio de la OCDE (Gráfico 15). Se evidencia
además que las mujeres tienen menor probabilidad de recibir un certificado o título de formación y
capacitación vocacional respecto a los hombres. Deben existir mayores esfuerzos a la inclusión de
las mujeres en las distintas áreas, dado que este grupo generalmente se concentra en áreas
relacionadas a ciencias sociales, administración, derecho, salud y servicios (OCDE, 2020c).
Gráfico 14. Brechas en la participación formal y no formal, por género y nivel de habilidades
39
Fuente: Basado en OCDE (2019). Priorities for Adult Learning, dashboard. http://www.oecd.org/employment/skills-and-
work/adultlearning/. Tomado de OCDE (2020). "Effective Adult Learning Policies: Challenges and Solutions for Latin
American Countries."
Respecto al lado de la oferta, es importante resaltar el rol fundamental que tiene el nivel de
capacidades de quienes dictan los cursos en línea, el cual influye de manera directa en la calidad
educativa. En este sentido, a pesar de que aumente la provisión de programas, la recapacitación no
cumplirá su objetivo y no se impactará en el corto plazo el mercado laboral si las condiciones de
calidad del programa no son las adecuadas. Esto de hecho ha pasado con el entrenamiento de los
docentes en Colombia: según las pruebas PISA, Colombia es uno de los países donde mayor es la
proporción de docentes que reciben cursos de reentrenamiento pedagógico y de uso de
herramientas digitales, pero esto no se refleja en las capacidades de los profesores en el aula
precisamente por la mala calidad de los programas de recualificación (CONPES 3988).
Para Colombia se resalta la gestión del SENA, entidad pública encargada de aumentar la cobertura
en educación a nivel nacional mediante el ofrecimiento de programas técnicos, tecnológicos, y en
general de formación para el trabajo y el desarrollo humano al alcance de la población. Esta entidad
oficial, adscrita al Ministerio de Trabajo, es la herramienta a través del cual el Estado colombiano
garantiza una oferta de formación para el trabajo a nivel nacional a precios asequibles. Según la
misma institución, la misión del SENA es “mejorar el desarrollo social y técnico de los trabajadores
en las diferentes regiones, a través de formación profesional integral que logra incorporarse con las
metas del Gobierno Nacional, mediante el cubrimiento de las necesidades específicas del recurso
humano en las empresas” (SENA, 2020).
Las funciones del SENA se plantean en la Ley 199 de 1994 (SENA, 2020), en la cual se estipula que el
SENA debe tomar el control de la oferta de programas en función de las necesidades del mercado y
de lo que buscan las empresas; diseñar programas para toda la población, con especial énfasis en
las necesidades formativas de la población vulnerable; manipular un sistema que provea
información sobre oferta y demanda; y asesorar al Ministerio de Trabajo a que se actualicen líneas
de programas de formación y la Clasificación Nacional de Ocupaciones, con base en investigaciones
realizadas por la institución. En línea con lo anterior, el SENA actúa como gestor clave para la
formación educativa y complementaria de la población colombiana, y en especial en la formación
adulta con la oferta de cursos para readaptarse a las condiciones del mercado. Es así como el SENA
cuenta con oferta de cursos de formación titulada, correspondiente a técnicos profesionales,
tecnólogos, especializaciones, entre otros, y la formación complementaria que incluye cursos
40
cortos, títulos de técnicos laborales y otra oferta educativa. En el país, lo que corresponde a la oferta
de cursos complementarios para el 2017 se acumula en su mayoría en la región central del país
(Mapa 1), donde el 85,6% de los cupos se concentraron en la formación complementaria con un
total 7.851.481 cupos, de los cuales un 10,5% se asignaron a Bogotá D.C. y un 10,0% a la regional de
Antioquia.
Adicional al SENA, en Colombia las Cajas de Compensación en teoría cumplen también una función
importante con respecto a la reconversión de la fuerza laboral: además de recolectar, distribuir y
gestionar los aportes destinados a subsidios, las cajas administran programas de educación
41
complementaria y capacitaciones. Un buen ejemplo es Compensar, una de las más grandes cajas de
compensación del país, que cuenta con una escuela de capacitación en temas relacionados a cocina,
sistemas, manualidades y formación complementaria, dentro de las cuales existen cursos enfocados
a bebés, niños, jóvenes y adultos mayores.
La calidad y pertinencia de la oferta tienen una fuerte influencia en la motivación que tiene la
población, en este caso la población adulta, para la toma de cursos en línea, certificados, y las demás
formas de Adult Learning que se revisaron en esta sección. Esto se refleja en el Gráfico 16, en el que
se muestran algunas barreras para la participación en este tipo de formación para los países de la
OCDE, cuya solución se aborda en la sección de recomendaciones. En este sentido, la falta de tiempo
para tomar los cursos es la mayor barrera para los adultos, junto con los conflictos de horarios y
falta de recursos. Medidas como las abordadas en la sección 3 y 4 relacionadas al carácter gratuito
de los cursos, y la longitud de estos podrían solventar e inclinar estos datos de manera positiva. En
especial, es necesario concentrar esfuerzos en el tema del tiempo disponible, teniendo en cuenta
que la gran mayoría de mujeres que buscan complementar su formación educativa presentan
restricciones adicionales por desempeñarse en el cuidado de niños y otros miembros de la familia.
Esto va en línea con la promoción de modalidades más flexibles en la oferta de cursos para esta
población.
Fuente: Basado en la información de la Evaluación de Competencias de Adultos (PIAAC) para los años 2012, 2015 y 2017.
Tomado de OCDE (2020a). The potential of Online Learning for adults: Early lessons from the COVID-19 crisis.
42
4. MODELO DE PROSPECTIVA OCUPACIONAL
En secciones anteriores, las necesidades del mercado laboral se han abordado mayormente desde
una perspectiva de competencias, resaltando aquellas habilidades básicas, blandas y específicas que
han venido presentando una demanda creciente en el tiempo. Sin embargo, en la práctica las
vacantes y la demanda laboral se materializan no a nivel de competencias, sino de perfiles
ocupacionales completos, que recogen una serie de competencias asociadas a unas funciones
ocupacionales. En virtud de esto, el modelo de prospectiva laboral que se desarrolla en la presente
sección está enfocado en identificar aquellas ocupaciones y perfiles ocupacionales que pueden
considerarse como relevantes o estratégicos desde diferentes perspectivas, más que aquellas
competencias con mayor dinamismo pero que pueden encontrarse en perfiles ocupacionales muy
diversos.
43
4.1. Metodología
La primera metodología busca identificar las ocupaciones y carreras que se han visto
beneficiadas por un aumento de la demanda, mediante la información de la GEIH, evaluando la
trayectoria y comportamiento de la masa laboral en lo corrido hasta septiembre del 2020,
comparándolo con la demanda correspondiente al mismo periodo de 20198. Con esto, se pretende
capturar aquellas ocupaciones que no han sido afectadas, e incluso se han visto beneficiadas, por el
nuevo escenario económico generado a partir de la pandemia del Covid-19.
Para estimarlo, se calculó el número de trabajadores por ocupación para los primeros nueve meses
de 2020 y de 2019, siguiendo la Clasificación Nacional de Ocupaciones del SENA. Cabe resaltar que
8Para extender el listado de ocupaciones consideradas como estratégicas, se consideraron tanto aquellas que
experimentaron un crecimiento anual de la masa laboral en el periodo enero-septiembre 2020, como las ocupaciones
que registraron crecimientos positivos en el periodo abril-septiembre 2020 comparado con el mismo periodo del 2019.
44
esta clasificación corresponde a la ontología CNO-70, mediante la cual se registran las ocupaciones
en la variable “Oficio” de la GEIH. Seguido a esto, se estimó la variación anual de la masa laboral de
todas las ocupaciones (Gráfico 16), para identificar cuáles ocupaciones presentaron un crecimiento
positivo entre ambos periodos (Gráfico 17).
250,0%
200,0%
150,0%
100,0%
50,0%
0,0%
-50,0%
-100,0%
01 03 05 07 09 12 14 16 18 20 30 32 34 36 38 40 42 44 49 51 53 55 57 59 61 63 70 72 74 76 78 80 82 84 86 88 90 92 94 96 98
Código CNO-70
45
Gráfico 17. Ocupaciones con crecimiento positivo entre abril y septiembre 2019-2020
De este análisis se identificaron 19 ocupaciones con crecimiento positivo, dentro de las cuales se
destaca la alta demanda de los agentes administrativos (236,5%), ocupaciones relacionadas al
cuidado de medio ambiente (33,7%) y al sector minero (16,2%), entre otras. Otras ocupaciones,
como profesionales en estadística, matemáticos y analistas de sistemas, o fundidores y laminadores,
fueron también identificadas como estratégicas al presentar un crecimiento positivo, si bien éste es
sustancialmente menor.
Esta segunda fuente de información se basa en la metodología desarrollada por Ana María
Díaz y Luz Magdalena Salas en los estudios desarrollados en conjunto con el Servicio Público de
Empleo (SPE), que fueron amablemente puestos a disposición para la presente investigación. Estos
46
estudios9 se desarrollaron para el Laboratorio de Estudios para la Búsqueda de Empleo en Colombia,
con el objetivo de analizar las vacantes del SPE desde la ontología de vacantes-competencias de
ESCO, e identificar las ocupaciones que tienen gran demanda laboral y aquellas en donde existe una
disparidad entre la oferta y la demanda del mercado.
La metodología calcula unas medidas de desajuste para las competencias, tanto transversales como
específicas, necesarias para cada vacante publicada en el SPE. Para calcular este mismatch, como lo
definen las autoras siguiendo la metodología de (Díaz & Salas, 2020), se combina la información de
la clasificación ESCO (European Skills, Competences, Qualifications and Ocupations) con las
habilidades que se extrajeron a través de un ejercicio de identificación de palabras clave dentro de
la base de datos del Sistema de Información del Servicio de Empleo (SISE). Esta distancia entre la
oferta y demanda de cada grupo de habilidades se toma como el promedio de la última columna de
una matriz 𝐵𝑖 . En esta se evidencian los requisitos solicitados por cada demandante, las habilidades
requeridas en el perfil del oferente, y una última columna en donde se plasma la similitud entre las
dos primeras columnas. Esta similitud se calcula como el mínimo del emparejamiento de las
competencias provenientes de la oferta y la demanda, estimado a través de un ejercicio de redes
basado en la ontología ESCO.
Posterior al cálculo del promedio por ocupación, se estandarizaron los datos entre 0 y 1, por lo que
un resultado de 0 indicaría un ajuste perfecto entre lo solicitado por parte de la demanda con la
información de quienes aplican a las vacantes, mientras que un valor de 1 es un desajuste completo
entre las competencias de la vacante y las declaradas por el trabajador. Este ejercicio fue repetido
para el grupo de habilidades transversales y para las específicas, así como para los “colocados”
(entendidos como quienes reportaron haber sido elegidos para el trabajo al que aplicaron), y los “no
colocados” (donde no se reportó la contratación del aplicante).
La medida de análisis para este ejercicio fueron las ocupaciones, para las cuales se calculó el
promedio entre el mismatch de habilidades transversales y específicas, y se fijó un rango para las
de mayor brecha (Gráfico 18) y entre las de mayor número de vacantes solicitadas. Tomando ambos
criterios, se seleccionaron las ocupaciones finales para aquellas que no requerían educación
superior (Gráfico 19.A) y aquellas que sí (Gráfico 19.B).
9 Los estudios son: i) Caracterización de la búsqueda de empleo a través del SPE, ii) Barreras al acceso al mercado
laboral de las mujeres, iii) Brechas de habilidades de las mujeres.
47
Gráfico 18. Distribución del mismatch
250
200
150
Frecuencia
100
50
y mayor...
0,10
0,34
0,00
0,02
0,05
0,07
0,12
0,15
0,17
0,20
0,22
0,25
0,27
0,29
0,32
0,37
0,39
0,42
0,44
0,47
0,49
0,52
0,54
0,56
0,59
0,61
0,64
Panel B. Trabajadores cualificados
80
70
60
50
Frecuencia
40
30
20
10
0
0,11
y mayor...
0,00
0,03
0,05
0,08
0,13
0,16
0,19
0,22
0,24
0,27
0,30
0,32
0,35
0,38
0,40
0,43
0,46
0,48
0,51
0,54
0,56
Fuente: Elaboración propia con base en la información del Laboratorio de Estudios para la Búsqueda de Empleo en
Colombia. Servicio Público de Empleo y la Pontificia Universidad Javeriana.
48
Gráfico 19. Ocupaciones seleccionadas por segunda metodología
Operario de producción 94
Operario de empaque 97
Empacador 97
Conductor 98
Fuente: Elaboración propia con base en la información del Laboratorio de Estudios para la Búsqueda de Empleo en
Colombia. Servicio Público de Empleo y la Pontificia Universidad Javeriana.
Cabe resaltar que la clasificación de ocupaciones provenientes de la base de datos del SPE clasifica
como ocupación cualificada a los asesores de Call Center y a los profesionales en salud ocupacional,
sin embargo, el ejercicio final sigue la clasificación de Forero, Saavedra y Fernández, 2020 en la cual
estas ocupaciones se consideran como ocupaciones no cualificadas. Esto mismo ocurre para la
ocupación de mecánico industrial, la cual fue considerada como un trabajo cualificado.
49
4.1.3.Tercer modelo: Análisis de Clústeres productivos regionales
50
Plan de acción Iniciativa Clúster de
2017 Cámara de Comercio de Cali
Macrosnacks del Valle del Cauca
Prospectiva Cualitativa Laboral en el
Escuela de Prospectiva y Desarrollo
Medellín Clúster de textil, confecciones, diseño y moda de 2013
Empresarial (ESUMER), Ministerio de Trabajo
Antioquia
Identificación y medición de brechas
Santa Marta de capital humano en el sector Logística y 2017 Universidad del Magdalena
Transporte en el departamento de Magdalena
Banco de Desarrollo de América
Lineamientos para la Identificación y el
Latina (CAF), Consejo Privado de
Varias Cierre de Brechas de Capital Humano para las 2015
Competitividad, Programa de las Naciones
apuestas Productivas Departamentales del País
Unidad para el Desarrollo (PNUD)
Brechas de Capital Humano en el Cámara de Comercio de Casanare,
Yopal 2015
Clúster de Turismo de Naturaleza de Casanare CONFECÁMARAS
Fuente: Elaboración propia.
Es así como, juntando las tres metodologías, llegamos a la siguiente combinación de resultados.
Aquellas ocupaciones dentro del círculo azul corresponden a aquellas que pudieron experimentar
un comportamiento positivo en medio de la coyuntura económica difícil de la pandemia primera
metodología; aquellas dentro del círculo rojo provienen del ejercicio con los datos del Servicio
Público de Empleo, es decir, son ocupaciones con alta demanda y baja sincronización en
competencias entre lo que forma el sistema educativo y lo que demanda el mercado laboral; por
último, en el círculo amarillo se ubican aquellas que se pueden considerar estratégicas para el
desarrollo de los diferentes clústeres a nivel de ciudad. Es así como las áreas en común entre estos
círculos reflejan las ocupaciones que se identifican como estratégicas por una o varias de las
respectivas metodologías. Aquellas que se encuentren en la intersección de dos círculos tienen
mayor relevancia, mientras que las que se ubiquen en el centro de cada gráfico son las ocupaciones
identificadas por las tres metodologías, y por tanto son las más relevantes y estratégicas para ser
desarrolladas en cada una de las ciudades.
51
Barranquilla
52
Bogotá
53
Bucaramanga
Cali
54
Cartagena
55
56
Medellín
57
Santa Marta
58
Yopal
59
5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES FINALES
Como se mencionó al inicio del documento, las afectaciones del COVID-19 sobre la oferta y demanda
de los diferentes mercados que componen las economías han sido mayores en América Latina. En
este sentido, la región ahora es epicentro de mayores niveles de pobreza, desempleo y otros
indicadores socioeconómicos y fiscales en contraste con otros países pertenecientes a la OCDE. En
lo que corresponde al mercado laboral, solo en el mes de abril, mes siguiente al inicio de las medidas
de contención decretadas por el Gobierno nacional, Colombia sufrió una pérdida de una cuarta
parte de los ocupados.
Es así como a través el documento se realizó una revisión exhaustiva de medidas tomadas por países
de Europa, América del Norte y América Latina, en busca de una reinserción de los trabajadores que
perdieron su empleo a la fuerza laboral, y de un dinamismo en el mercado para que esta pérdida de
60
empleo no se dé desde un primer momento. Teniendo en cuenta las condiciones en las cuales se
encuentra el país, por ejemplo, respecto a las brechas en la caída de ocupados correspondientes a
las mujeres, y al impacto diferencial de los sectores productivos del país, se vuelven más que
necesarias las políticas de reconversión laboral y sobre todo aquellas dirigidas a la población adulta.
Estas medidas adoptadas por demás países, que sirvieron como insumo para el desarrollo de las
siguientes recomendaciones de política a adoptar en Colombia, se basan en su mayoría en la oferta
de cursos de educación complementaria o continua, que le permitan a la fuerza laboral trasladarse
entre sectores a medida que interioricen habilidades requeridas por los sectores y ocupaciones de
mayor demanda. Dado que las circunstancias ameritan un replanteamiento de las competencias a
las que se apunta desde los diferentes componentes del sistema educativo y de la forma en la que
se ofrece la formación para el trabajo en adultos, desde las experiencias de los distintos países que
se han recopilado en el presente documento es posible plantear una serie de recomendaciones.
➢ A partir de los cambios en el mercado laboral, los países que contaban con programas de
reentrenamiento laboral previo a la crisis, en especial los europeos, han buscado redirigir la
oferta de cursos hacia el desarrollo de habilidades blandas, básicas y socioemocionales, y
en especial hacia aquellas competencias relacionadas al uso y aprovechamiento de las
tecnologías de información y herramientas digitales. Los Servicios Públicos de Empleo (o PES
por sus siglas en inglés) han reenfocado su oferta de entrenamiento de los trabajadores
hacia los entornos digitales, para lo que se han apoyado en asociaciones con el sector
privado. La búsqueda de socios para la oferta digital, tales como edX, Coursera, Udemy,
FutureLearn, puede potencializar el alcance y la calidad de los contenidos, incluso
reduciendo costos con respecto al desarrollo in-house de la oferta digital por parte del
gobierno.
➢ En el reentrenamiento laboral, las firmas adquieren un rol invaluable. Mientras la vida útil
de las competencias se va reduciendo con el acelerado proceso de digitalización, son las
firmas las que tienen la mejor información con respecto a las competencias que se pueden
llegar a demandar. Esto es así en casos como Suecia, donde los Job Security Councils
asesoran la transición entre empleos de sus asociados; en Francia, donde contribuciones
obligatorias de las firmas financian el reentrenamiento de los trabajadores por medio de
61
firmas especializadas; en Singapur, donde las empresas pueden aplicar a sistemas de
financiamiento público para cubrir hasta el 90% de los costos de reentrenamiento laboral,
y en Alemania, el esquema por antonomasia en donde los procesos de formación del track
técnico se culminan en estancias prácticas en las empresas (Escobari, Seyal, & Meaney,
2019). El desarrollo de estos modelos colaborativos de construcción de confianza entre el
gobierno y el sector privado, con unas metas claras y acotadas de resultados, pueden
distribuir mejor la responsabilidad de la provisión del servicio público de formación
continua, al mismo tiempo que se garantiza la pertinencia de la formación dadas las
necesidades específicas de las empresas que participan en el esquema.
➢ Para que se pueda responder de manera adecuada a las necesidades de la demanda en el
mercado y a los cambios que puedan surgir, se deben desarrollar herramientas efectivas de
intermediación laboral, a través de las cuales se tenga un diagnóstico de las ofertas de
formación, y sea posible recomendar a cada trabajador un curso apropiado y pertinente
según las competencias que ha desarrollado en el pasado. Algunos países han desarrollado
plataformas en donde a partir de las competencias requeridas para desempeñarse en
variedad de sectores, se busca una adecuada redistribución de los trabajadores a partir de
la identificación de las habilidades que los trabajadores ya tienen, con base en sus trabajos
anteriores (un buen ejemplo es OECD Skill for Jobs). Es así como ha aumentado el número
de plataformas que se encargan de ubicar a los desempleados en los sectores de alta
contratación como el sector salud, infraestructura, agricultura, transporte y
telecomunicaciones. Este tipo de plataformas y su creciente uso han puesto en evidencia su
rol esencial como puente entre la oferta y la demanda.
➢ Para lograr lo anterior, es necesario desarrollar herramientas que permitan identificar
competencias, asociadas a ocupaciones, de manera granular. Mapas de ocupaciones como
O*NET en Estados Unidos y ESCO (European Skills, Competences, Qualifications and
Occupations) en Europa son instrumentales para alcanzar una política de reconversión
laboral exitosa. Aunque Colombia no cuenta con un mapa de estas características, el
reciente desarrollo de Marcos Nacionales de Cualificaciones para sectores específicos es
una guía importante en este sentido.
En cuanto a la oferta educativa, los programas de formación continua deberían seguir ciertas
características:
62
➢ La naturaleza de estos cursos debe basarse en cursos de corta duración y de aprendizaje
acelerado por medio de lo que se conoce como “enseñanza modular”. Para América Latina,
esto se puede traducir mediante lo que se conoce como “píldoras de aprendizaje”: la
disponibilidad de cursos en forma de módulos, de duración entre 2 y 14 horas, en donde se
enseñen las competencias instrumentales para poderse desempeñar en las ocupaciones
deseadas.
➢ De manera adicional, los cursos cortos deben adoptar características de flexibilidad,
gratuidad y facilidad en la expedición de credenciales. Esto en línea con que se dirigen a
personas que pueden estar desempeñando otras labores de manera simultánea, por lo que
deben tomar en cuenta la disponibilidad y el tiempo reducido de la población objetivo.
➢ La duración de estos cursos se puede ver reducida si existe una focalización previa de
quienes ya presentan habilidades de distinto tipo. Esto porque una recualificación rápida y
efectiva puede lograrse más fácilmente si se focaliza en aquellos desempleados que ya
desarrollaron previamente algunas de las competencias necesarias para los sectores a los
que se pretenden redirigir. En este sentido, se deben fomentar los esquemas de aprendizaje
basados en competencias (competency-based formation) para evaluar de manera continua
las habilidades que se van adquiriendo en el proceso educativo.
➢ Los programas ofrecidos deben cumplir con ciertos estándares de calidad, esto para que se
pueda asegurar una reconversión de la fuerza laboral de manera adecuada. Es así como el
entrenamiento a los docentes o capacitadores que hacen parte de la oferta educativa debe
ser asegurado por medio de la provisión de herramientas para realizar una transición
completa a un material en línea. La cualificación docente y el sistema de aseguramiento de
calidad para la formación para el trabajo son tareas pendientes en el sistema colombiano.
Un elemento esencial a la hora de pensar en una nueva era de formación continua digital es el
problema de la inclusión. Si no se asumen políticas explícitas de focalización de beneficiarios, es
natural que los cursos digitales sean aprovechados solo por la población educada con competencias
digitales y con acceso a una buena conectividad, lo que implicaría perder efectividad sobre la
verdadera población objetivo, que son los trabajadores vulnerables. Se deben plantear políticas
proactivas de ubicación de trabajadores de la población objetivo, dirigiendo la oferta principalmente
a aquellos trabajadores que buscan ser reasignados por encontrarse en sectores muy afectados, ya
sea porque necesitan desempeñarse de manera presencial, sin capacidad de hacer teletrabajo, o
63
aquellos que salieron de la ocupación por la afectación a las cadenas de producción a partir de la
pandemia.
64
limitaciones en la disponibilidad del tiempo de las mujeres, existen aún más incentivos para
ofrecer cursos en horarios flexibles y por medio de metodologías modulares. Así mismo, el
apoyo financiero por medio de líneas de crédito a las mujeres las impulsa a adquirir
herramientas digitales y a hacer un mejor uso de la oferta educativa disponible.
Es así como las tres metodologías utilizadas en la última sección del documento arrojan un análisis
y diagnóstico de los retos presentados a través de los últimos años en el mercado laboral, haciendo
especial énfasis en 2020, con información tomada de la Gran Encuesta Integrada de Hogares, el
Servicio Público de Empleo, y las tendencias ocupacionales registradas por las Cámaras de Comercio
en los diferentes clústeres en algunas ciudades del país. Como se mencionó anteriormente, el
modelo busca cubrir lo que son las apuestas productivas resultantes de un análisis estático a corto
plazo, capturando las necesidades diferenciadas de los sectores productivos a nivel regional.
65
otras, sobre las cuales se hace una recolección de datos y se conecta la oferta laboral con lo
requerido por parte del sector productivo. En este sentido, se espera que el Modelo de
Prospectiva Laboral se convierta en una herramienta actualizada año a año, con el objetivo
de dinamizar el mercado laboral del país, en línea con lo mencionado en la sección de
recomendaciones. Es así como se espera que estos resultados a nivel nacional derivados de
las metodologías de la GEIH y el Servicio Público de Empleo, y en especial aquellos a nivel
regional a través de la identificación de los clústeres productivos, redirijan esfuerzos de
políticas de reconversión laboral – presentada por medio de la oferta de cursos de
extensión, MOOCs y otras tipologías del Adult Learning discutidas en secciones anteriores –
a los sectores y ocupaciones que presentan mayor dinamismo dentro de las diferentes
ciudades. En el corto plazo, se espera que el Gobierno Nacional junto con el Ministerio de
Trabajo y el Ministerio de Educación, busquen la reinserción de trabajadores que perdieron
su trabajo a causa de tendencias de automatización y por el choque del COVID-19 a otros
sectores, y así mismo logren un impacto positivo en indicadores de empleo, pobreza y lo
que corresponde a la calidad educativa y la incidencia de la formación digital en Colombia.
➢ Por último, valdría la pena explorar los resultados obtenidos del Modelo con la inclusión de
otros documentos de análisis regional, como lo son los documentos de Prospectiva
realizados por el Ministerio de Trabajo, en busca de otros sectores y de un mayor número
de ciudades cubiertas, y aquellos documentos elaborados por el Banco Mundial con un
análisis similar de pertinencia a nivel ocupacional. Adicionalmente, teniendo en cuenta el
actual reto relacionado a la digitalización de los trabajos por cuenta principalmente de
COVID-19, un diagnóstico teniendo en cuenta cuáles ocupaciones y oficios ya se pueden
realizar por medio de teletrabajo, complementaría las apuestas productivas sobre las cuales
el país debe concentrar esfuerzos en temas de política pública.
66
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