Tema 3
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PUNTO 1: INTRODUCCIÓN
1. El final del modelo clásico de cientificidad
Podríamos sintetizar en tres tesis las innovaciones más importantes operadas por
la nueva teoría de la ciencia frente al ideal clásico de cientificidad, representado
recientemente por el neopositivismo lógico, que aparece, por ello, como blanco
inmediato de críticas de diversa providencia. Estas tesis son:
• Que teorías rivales pueden ser inconmensurables entre sí, ya sea porque
sus sistemas conceptuales respectivos no se corresponden suficientemente
como para hacer posible una comparación directa, ya sea porque los
valores metodológicos que se incorporan a las teorías no son los mismos.
En consecuencia, no se dispone de una metodología que haga posible una
comparación entre ellas.
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2. Teoría de la ciencia y práctica científica
Por otra parte, el auge de las ciencias atrae la atención hacia el estudio de sus métodos
de trabajo y a su historia misma. Pero la aparición del círculo de Viena con sus énfasis
en el conocimiento positivo (basado únicamente en la observación sensible d ellos
hechos y en la lógica formal como instrumento de análisis, según el modelo de los
Principia Mathematica de Russell), vuelve a restablecer la vigencia de las tesis
clásicas en teoría de la ciencia.
Para los positivistas lógicos, en efecto, las proposiciones básicas, en las que se
expresan las observaciones de la ciencia experimental, pueden servir de base a
generalizaciones cada vez más amplias. Carnap intenta formular la relación de
confirmación entre una hipótesis y una proposición que expresa una evidencia. En
realidad, esta restauración del positivismo duro tiene, como se sabe, el carácter de una
reacción frente a la retórica y las abstracciones de cierta filosofía a la que se intentó
contraponer la sobriedad intelectual del científico y el rigor matemático de los lógicos.
En el dominio de la ciencia se sabe en cada momento por donde se va.
Pero el fallo principal de esta concepción idealizada y poco crítica de la ciencia fue
no haber prestado atención a la historia real de las ciencias y al modo como tienen
lugar los cambios conceptuales. Es lo que ha puesto de manifiesto toda la nueva teoría
de la ciencia a partir de Popper. Se trata de construir la teoría de la ciencia sobre una
base más o menos vinculada a la práctica misma de la ciencia, mejor que a partir de
una teoría general del conocimiento como había sido el caso en la tradición
epistemológica clásica.
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PUNTO 2: PRINCIPIO DE VERIFICACIÓN Y UNIFICACIÓN DEL
LENGUAJE CIENTÍFICO. EL CÍRCULO DE VIENA
1. El círculo de Viena
Se desarrolló en los años 20 del anterior siglo, bajo el impuso de científicos que,
interesados en reflexionar sobre los fudnamentos de la ciencia, formaron el Wiener
Kreis. Entre los miembros principales de este grupo se hallaban Moritz Schlick,
Rudolf Carnap, Friedrich Waismann, Otto Neurath, Victor Kraft y otros.
Personalidades importantes tales como Popper o Alfred Ayer, promotor este último
del neopositivismo en Inglaterra, mantuvieron relaciones esporádicas con el grupo.
De 1930 a 1938, el movimiento neopostivista del Círculo de Vinea, en asociación con
la “Sociedad para la filosofía científica” fundada por Hans Reichenbach en Berlín,
publicó la revista Erkenntnis. El auge del nazismo y la emigración de la mayor parte
de sus integrantes a Inglaterra y a Estados Unidos, donde el neopositivismo, bajo la
influencia de Carnap, Neurath y el filósofo norteamericano Charles Morris, conoció
un éxito considerable. Un punto de partida del grupo fue la lectura del Tractatus
logico-philosophicus, que pasamos a ver.
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2. La división del discurso
Sea como fuere, la mayor parte del Tractatus habla de lógica y de lenguaje (de
la proposición), los párrafos iniciales tratan del mundo y de la visión
metafísica del mundo en términos de lo que Russell llamó atomismo lógico,
como hemos visto en el capítulo anterior. El mundo es la totalidad de los
hechos y el lenguaje es la totalidad de las proposiciones. Ambos comparten
una misa estructura lógica y común y Wittgenstein relaciona realidad, lógica
y lenguaje mediante tres conceptos fundamentales: hecho atómico, figura
lógica y proposición.
o Hechos atómicos
La figura lógica
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La proposición o el signo con que expresamos el pensamiento
representa un estado de cosas (un hecho atómico); si este estado de
cosas es real, la proposición es verdadera, y el conjunto de todas ellas
describe el mundo. Sólo las proposiciones y no los nombres, son
significativas y muestran la forma lógica de la realidad; por ser “como
flechas orientadas a las cosas” las proposiciones tienen sentido, el caso
de que sean falsas, porque siempre describe lo que acaece en el mundo.
Y sólo describiendo lo que acaece puede una proposición tener
sentido.
Las proposiciones que no describen hechos carecen de sentido. Éstas son de dos
clases
La forma lógica de la
relación de todas las
proposiciones expuesta
en el Tractatus
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• La ciencia habla de realidad, la filosofía habla del lenguaje
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o Enunciados analíticos y enunciados empíricos
Estos dos tipos de enunciados agotan el ámbito del lenguaje legítimo. Los del
primer tipo no aportan ninguna información verdaderamente que no estuviera ya
comprendida en la sintaxis y la semántica del lenguaje utilizado: en cierto modo,
están desprovistas de contenido, como las tautologías en lógica. En cambio, los
enunciados empíricos aportan informaciones sobre la realidad fáctica y
extralingüística. En cualquier caso, todo enunciado con sentido pertenece
necesariamente a una categoría o la otra. Una extensión de esta misma distinción
es la que se establece entre leyes empíricas y leyes teóricas:
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▪ Leyes teóricas o hipotéticas son las que contienen términos que
no se refieren a hechos observables aún cuando se adopte el
significado amplio que da el físico a lo que puede ser observado.
Son leyes acerca de entidades tales como moléculas, átomos,
electrones, protones, campos electromagnéticos, etc…. Que no
pueden ser medidas de manera simple y directa.
Esta posición tan radical en favor del discurso científico como idealmente objetivo
y universal y este desprecio por las expresionistas de la subjetividad explican la
ausencia de un compromiso filosófico y ético-político de esta filosofía -no lo
tuvieron en la mayor parte de los neopositivistas- con la sociedad. Es la
consecuencia de tan ferviente fe cientificista. Según su ideología primordial solo
se desarrolla de la ciencia y del espíritu cientificista. Según su ideología
primordial, sólo el desarrollo de la ciencia y del espíritu científico y analítico,
lógico y objetivo, cabe esperar un proceso real para la humanidad.
Mientras ese progreso se realiza como científico o filósofo nadie está obligado a
tomar posición en el terreno moral o político. Lo máximo que se puede concebir
es una ciencia descriptiva de las morales existentes, es decir, de las reglas y
costumbres que una colectividad práctica. Cualquier discurso, filosófico o
científico, que presenta valores o normas propiamente dichas como si se tratara de
hechos objetivos o de realidades susceptibles de ser descritas de manera verdadera
o falsa y, por tanto, de ser “conocidas”, cae en la “falacia naturalista”. Este sofisma
consiste en la confusión entre hechos y valores, entre lo que es y lo que debe ser.
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3. El lenguaje unificado de la ciencia
Por tanto, construir un lenguaje básico para la ciencia representa, ante todo,
descubrir los enunciados elementales y los objetos o hechos elementales
constitutivos de la realidad, de un modo parecido a como hace la física. A partir
de ahí se podrá traducir cualquier enunciado a ese lenguaje básico relativo a
estados y procesos del mundo físico. Si tomamos, por ejemplo, el lenguaje de la
psicología deberemos considerar sus proposiciones como descripciones de la
conducta de los humanos o de otros animales. Aceptado esto habremos de traducir
ese lenguaje al lenguaje fisicalista, como lenguaje universal al que puede
traducirse cualquier proposición.
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Aunque en la línea de la primacía y ejemplaridad que la física viene teniendo
como modelo de conocimiento desde el siglo XVIII, el fisicalismo sufre las
consecuencias de los avatares de esta ciencia a lo largo del siglo XX, en cuyo seno
mismo se cuestiona la naturaleza referencial o realista de su propio lenguaje. Por
otra parte, fracasa también en su empeño pro reducir fisicalistamente el lenguaje
de las ciencias humanas, como es el caso de la psicología. Por tanto, el programa
neopositivista de unificación de las ciencias por la unificación de sus lenguajes se
queda en mera aspiración
4. La crítica de la metafísica
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En suma, desde la antigüedad la mayor parte de los metafísicos se ha dejado
seducir por la forma verbal (y con ella predicativa) de la palabra ser y, en
consecuencia, forman pseudoproposiciones como “yo soy”, “Dios es”, etc… Pero,
más en concreto, lo característico de la actitud metafísico sería un determinado
modo de confusión de las palabras y las cosas. La labor del neopositivismo frente
a este lenguaje será reconducir sus proposiciones a descripciones o
recomendaciones concernientes al lenguaje y al uso. Se invita, pues, a la filosofía
a dejar de ser metafísica para reducirse a metalingüística y transformarse en crítica
y análisis lógicos del lenguaje. Este giro lingüístico debería permitir también a los
filósofos entenderse, puesto que compartirían un punto de vista común (el punto
de vista metalingüístico) y una referencia común (el lenguaje).
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2. El problema de la demarcación
Según cuenta el mismo Popper, el problema de la demarcación se le plantea al intentar
distinguir las diferencias existentes entre la teoría de Einstein, por una parte, y, por otra,
las teorías del marxismo, el psicoanálisis y la psicología del individuo de Adler. Su
problema consistía en saber porque éstas últimas teorías “son tan diferentes de las teorías
físicas, de la teoría de Newton, y, especialmente, de la teoría de la relatividad. Yo sentía
que estas tres teorías, aunque se presentaban como ciencias de hechos, tenían más
elementos en común con los mitos primitivos que con la ciencia, que se asemejaban a la
astrología más que con la astronomía”.
Y le pareció que la diferencia consistía en que toda teoría como la de Einstein podía ser
refutadas por un acontecimiento que se predijera partiendo de ella mientras que las otras
resultaban siempre confirmadas por cualquier experiencia posible. Esto le llevó a pensar
que sólo las primeras eran auténticas teorías científica en la medida en que sólo de ellas
es posible decir que son comprobables por la experiencia. En su caso, sin embargo, esto
no significa despreciar el valor de teorías como la marxista, por la que muchos hombres
habían llegado a dar su vida.
Aunque en términos bien distintos a los de Marx, también Einstein aporta una teoría
“revolucionaria”: la teoría de la relatividad. No obstante, y a diferencia de Marx, Einstein
no pensaba que el carácter científico de su teoría tuviera que establecerse mediante una
acumulación de hechos que reforzaran el sentido de la teoría descartando los que no lo
hicieran, sino mediante la determinación de una experiencia física, una prueba en forma
de predicción deducida de la teoría (pero no deducible de una teoría rival: la mecánica
newtoniana) y que pudiera ser o no precisamente confirmada por la observación. Lo que
la relatividad predecía era la curvatura de los rayos luminosos por efecto de la gravedad,
hecho que se pudo observar con ocasión del eclipse solar de mayo de 1919.
Este punto de partida para el planteamiento de la demarcación es el que permite a Popper
subraya la diferencia entre su criterio de demarcación y el criterio positivista de
significado: “el problema que traté de resolver al proponer el criterio de refutabilidad
(como criterio de demarcación) no fue un problema de sentido o de significación, ni un
problema de verdad o aceptabilidad, sino el de trazar una línea divisoria (…) entre los
enunciados o sistemas de enunciados empíricos y todos los otros enunciados, sean de
carácter religioso, metafísico, o simplemente pseudocientífico”.
No obstante, tal como lo plantea Popper, el criterio de demarcación no se limita a ser una
descomprometida distinción entre teorías, sino que envuelve un problema ontológico de
envergadura. Y es que Popper se centra en la cuestión del desarrollo de la ciencia
(impuesta por la revolución einsteniana en la física teórica), siendo su referencia polémica
las nuevas ciencias sociales humanas.
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• El aspecto metodológico
Es decir, los enunciados de esta epistemología, así como las reglas del método
científico que el análisis epistemológico establezca, no tendrán más que el valor
de simples convenciones más o menos útiles en orden a explicar el desarrollo del
conocimiento científico y las cuestiones relacionadas con él. Sólo se puede
justificar la validez de una teoría del conocimiento científico comprobando si es
productiva si sirve para explicar la idea que el científico tiene de sí mismo y de
su trabajo de investigación, y si sirve, además, para descubrir las incoherencias
que en otras concepciones de la ciencia se dan y superarlas in caer ella a su vez
en contradicciones.
o El análisis del lenguaje ordinario (los usos o juegos del lenguaje del
último Wittgenstein y de la escuela de Oxford) no puede servir como
método porque no se refiere al problema fundamental del desarrollo del
conocimiento, que se da precisamente en el paso del lenguaje ordinario al
lenguaje científico y en el desarrollo de la ciencia.
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El único método que se puede postular como propia de la filosofía de la ciencia es
el de la discusión racional, común a la ciencia, a la filosofía y cualquier pretensión
de racionalidad. Es el método que consiste simplemente en exponer claramente
los problemas y discutir argumentativa y críticamente las soluciones propuestas.
• El aspecto filosófico
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Lo cual, a su vez, implica renunciar también a definir lo que habrá que entender
por experiencia y por realidad. Esto ha dado pie algunos críticos a denunciar que,
por más que Popper afirme que su problema de la demarcación es diferente al
problema positivista de separar los enunciados con sentido de los enunciados son
sentido, es inevitable que lo que quede demarcado como ciencia dentro de la
epistemología de Popper será conocimiento de la realidad y lo que quede fuera de
la ciencia será ilusión, engaño o mitología.
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3. La falsabilidad como criterio de demarcación
• Actitud científica y actitud dogmática
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• Falsabilidad y contrastabilidad
Para Popper, afirmar que una teoría pertenece a la ciencia empírica quiere
decir que afirma algo acerca de algo y, por lo tanto, que nos ni tautológico
ni contradictoria ni metafísica. Enunciado científico quiere decir, por lo
tanto, enunciado que afirma algo sobre la experiencia. La forma de saber
si lo que dice un enunciado pertenece a la experiencia es contrastando el
enunciado con la experiencia. El problema consiste en saber cómo llevar
a cabo esta contrastación, lo que nos lleva a la segunda suposición
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o Un modo de entender el valor de la epistemología desde la que habrá que
comprender la función de tal criterio.
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Pero como observaba Quintanilla, para llegar a identificar este primer aspecto de
carácter empírico de la ciencia con la falsabilidad de los enunciados científicos se
han relvado a cabo varias reducciones. En concreto:
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4. La concepción de la ciencia
• Enunciados básicos y teorías
Para Popper, los enunciados básicos cumplen una doble función en el sistema
científico:
o Por una parte, hemos empleado el sistema de todos los enunciados básicos
lógicamente posibles con objeto de obtener gracias a ellos caracterización
lógica que íbamos buscando.
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Para establecer la forma de cómo deben aceptarse los enunciados básicos para que
cumplan su función de contrastación empírica, Popper señala dos reglas:
• Ciencia y experiencia
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Pero entonces, es imprescindible definir aquí qué se entiende por experiencia
Popper acepta el principio empirista según el cual sólo captamos los hechos
mediante la observación, si bien entiende que esa captación no justifica ni
fundamenta la verdad de ningún enunciado. La supuesta experiencia que nos
proporciona conocimiento solamente hace tal cosa en la medida en que se afirma
un enunciado que describe el hecho. Pero este enunciado, ya por serlo, trasciende
la observación empírica, inmediata. En realidad, toda observación está
mediatizada ya por la teoría de modo que las observaciones perceptivas puras son
imposibles.
• Decisionismo y convencionalismo
En discusión, pues, con los planteamientos del Círculo de Viena, Popper mantiene
que es imposible reducir los enunciados básicos a la experiencia directa, y en
cuanto que son además enunciados con carácter teórico, es imposible reducirlos a
cualquier tipo de experiencia singular. Es lo mismo que se planteaba, como
veíamos, en el problema de la contrastación de las teorías, cuyos enunciados no
se justifican en función de creencias, convicciones, etc… sino en virtud de una
metodología consistente básicamente en la aplicación de unas reglas que
persiguen su eventual falsación.
Sin embargo, puesto que los enunciados básicos sólo pueden ser falsadores de
teorías si son portadores de experiencia de contraste, y una justificación positiva
de la aceptación de esta condición de enunciados empíricos es imposible, sólo
queda, como su apoyo y fundamento último, la decisión de aceptarlo o no. De
modo que la aceptación de enunciados básicos es, en último término, una cuestión
de decisión del científico, decisión que recae sobre unos enunciados acerca de
cuya aceptación o rechazo es fácil que los investigadores se pongan de acuerdo.
Se trata de una aceptación puramente convencional y nunca definitiva, lo que
introduce la posibilidad de una regresión infinita que, en opinión de Popper, no
resulta perjudicial, ya que no se pretende probar ningún enunciado por medio de
la teoría, sino que solamente se trata de una posibilidad lógica que siempre se verá
determinada por el acuerdo a que lleguen los científicos en un momento
determinado, en el que la cadena de contrastaciones se detiene.
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Al argumentar así, Popper está reconociendo que no es posible responder al
problema del conocimiento por medio de ninguna teoría científica, o sea, falsable.
La cuestión de por qué conocemos precisamente mediante un sistema de
enunciados aceptados convencionalmente, la cuestión de porqué esta metodología
nos garantiza un conocimiento empírico válido no sólo formalmente sino
realmente, es una cuestión que sólo puede resolverse mediante la fe metafísica en
la inmutabilidad de los procesos naturales: “el método científico presupone la
inmutabilidad de los procesos naturales o el principio de uniformidad de la
naturaleza”.
5. El desarrollo de la teoría
• Historia de la ciencia e investigación científica
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o Una teoría de la historia de la ciencia, que deberá comprender, por lo
menos:
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• La idea de un acercamiento a la verdad
Pero aunque señala así la complejidad de aspectos que deberían integrar una
epistemología actualizada, Popper se limita, de hecho, al nivel de la investigación
científica, en el que aporta una metodología en los términos convencionalistas ya
expuestos cuyas normas para impulsar el desarrollo del conocimiento científico
son:
o Es preciso inventar teorías cada vez más falsables, es decir, teorías que
permitan habla de hechos nuevos.
Pero la idea de verdad que Popper maneja tiene un doble sentido: por una parte,
entiende la verdad, en el sentido clásico realista, como correspondencia con los
hechos; por otra parte, entiende la verdad como un principio regulador, es decir,
en un sentido idealista, como la verdad absoluta inalcanzable (la cual equivaldría
al conocimiento de todos los hechos). Si entendemos el progreso de la ciencia en
función de un acercamiento a la verdad absoluta, el método para medir esta
aproximación sólo puede ser un método a priori: el progreso de la ciencia no
dependerá, en principio, del grado de adecuación de nuestro conocimiento a la
realidad, sino de la cantidad de enunciados básicos (de hechos) que nuestras
teorías permiten inferir.
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• Probabilidad y corroborabilidad
Pero, ¿cómo, a partir de las condiciones que el falsacionismo impone para que sea
posible el progreso de la ciencia, se puede explicar el aumento real del
conocimiento y el éxito de algunas teorías? Desde el punto de vista de la lógica
inductiva este tema constituye el centro de la epistemología, mientras para Popper
éste debe ser punto de llegada: la demostración de que, a base de actitudes e
instrumentos falsadores podemos avanzar en el conocimiento de la realidad.
Una teoría que se ha tratado de falsar pero que no quedado falsada no muestra, en
principio, contradicción con los hechos, pero no se la pueda dar por verdadera sin
más al no saberse si no resultará falsa en el futuro. Además, al ser un enunciado
universal no puede ser unca definitivamente verificada, sino que siempre seguirá
siendo una conjetura provisional. Es preciso, pues, cambiar el concepto de verdad
por el de probabilidad para ser consecuentes con esta falta de seguridad que causa
la imposibilidad de una verificación definitiva. Entonces, al atribuir una
probabilidad a una hipótesis estamos haciendo una evaluación de la misma que
puede ser verdadera o probable, y eso nos lleva a un cierto callejón sin salida.
No obstante, para Popper, que una teoría esté corroborada implica sólo que tal
teoría es aceptable, de manera provisional. No dice nada acerca de la verdad de
las hipótesis, pues la significación de la corroboración es inmanente al ámbito
mismo del progreso investigador al referirse sólo a la caracterización de la
hipótesis respecto a ese proceso de investigación científica. En suma, decir que
una teoría está corroborada cuando es refutable pero no ha sido refutada a pesar
de nuestros intentos, es decir que hemos terminado aceptando una serie de
enunciados deducibles de ella y hemos tomado esta decisión porque estos
enunciados no eran deducibles de nuestro anterior conocimiento fácilmente
falsable.
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En conclusión, el conocimiento no puede explicarse sin recurrir, en último
término, a instancias extralógicas como la sinceridad de nuestros intentos pro
refutar las teorías, base del falsacionismo. El progreso de la ciencia depende, por
una parte, de la universalidad creciente de nuestras teorías; por otra, de la
sinceridad de nuestros intentos de refutación. Sin embargo, como pronto van a
observar los discípulos críticos de Popper, estas condiciones sólo garantizan que
la ciencia no se detenga, no explican que aumente nuestro conocimiento.
• El mundo tres
Lo que diferencia al ser humana del resto de seres vivos es que gracias al lenguaje,
que permite la representación y la crítica, puede desarrollar el proceso de
aprendizaje y de progreso del conocimiento sin involucrarse físicamente en él. El
desarrollo de la ciencia se produce, pues, del modo siguiente:
o Entre las teorías se produce una competencia que viene a ser como la lucha
por la supervivencia: unas teorías son eliminadas, bien porque no
sobreviven a una prueba de falsabilidad, bien porque las sustituyen otras
teorías más poderosas capaces de resolver más problemas.
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Lo decisivo me parece ser que podemos poner ante nosotros pensamientos objetivos, o
sea, teorías, de modo tal que podemos criticarlos y argüir sobre ellos. Para hacerlo así,
hemos de formularios de alguna forma, especialmente lingüística, más o menos
permanente… Y es significativo que podaos distinguir entre la crítica de una formulación
de un pensamiento y los aspectos lógicos del pensamiento en si mismo, su verdad o su
verosimilitud en comparación con algunos de sus competidores… Así, libros y revistas
pueden ser considerados como objetos típicos del mundo tres con habitantes distintos de
los enunciados, especialmente si desarrollan y discuten una teoría.
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PUNTO 4: LA CIENCIA EN LA HISTORIA Y LA SOCIEDAD
(INTRODUCCIÓN A KUHN Y FEYERABEND)
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Sin embargo, ha sido a partir de los años cincuenta cuando se ha producido las críticas
más eficaces al modelo tradicional de la ciencia por epistemólogos conscientes de los
aspectos diacrónicos de la ciencia y atentos a la práctica científica cotidiana. En las obras
de Hanson, Patterns of Discovery, o de M. Polanyi, Perosnal Knowledge, ambas de 1958,
la distinción radical que el neopositivismo lógico había establecido entre términos
teóricos y términos observacionales en la base a su programa fundacionista, era
rechazada. Luego, si no hay frases como las Protokollsätze, que emplean sólo términos
observacionales cuya significación puede obtenerse de forma precientífica, no hay
manera de plantear una empresa inductivista con significado fundacionista. A partir de
una analogía, tomada de la Gestaltpsychologie, Hanson y Polanyi sostiene que las
relaciones de observación deben necesariamente ser determinadas por el esquema
conceptual del observador, quedando como theory-laden. De modo que no hay lenguaje
observacional que sea absolutamente neutro, ni reglas de correspondencia preteóricas, ni
datos sensoriales en los que el observador no estuviese ya implicado.
Por otra parte, la misma práctica científica pone de manifiesto que la contribución del
observador no es algo fijo, un elemento invariable al modo de las categorías del
entendimiento descritas por Kant. Se trata de algo histórico y culturalmente condicionado
y, particularmente, resultado de toda la historia de la investigación científica en el
dominio en el que las observaciones han sido hechas. Siguiendo Wittgenstein, Hanson
hace notar que cuando vemos algo lo vemos como algo, o sea, condicionado por las
categorías que les aplicamos.
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PUNTO 5: EL DEVENIR DE LA CIENCIA COMO SUCESIÓN DE
PARADIGMAS. KUHN
1. El concepto de paradigma
Un paradigma es, ante todo, un ideal común de explicación, un conjunto de formas
simbólicas, un modelo teórico y una serie de métodos para la solución de problemas,
empleados en la formación de los investigadores. El paradigma es, en definitiva, el marco
en cuyo interior se desarrolla la actividad científica en un momento dado. La expresión
más precisa de paradigma de una ciencia lo encontremos en los manuales que sirven para
enseñarla y, por tanto, para formar a científicos. En este sentido, queda patente cómo
constituye una especie de matriz común gracias ala cual los especialistas hablan de las
mismas cosas en los mismos términos y adoptan las mismas actitudes. Pr tanto, en
resumen, un paradigma es como la matriz simbólica de una comunidad científica.
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3. La crítica al modelo fundacionista de la ciencia
Kuhn sostiene, pues, que los modelos lógicos que los neopositivistas invocan como
modos de validación en la ciencia no son válidos más que durante periódicos de ciencia
normal, o sea, los que están marcados por la aceptación general de un paradigma. Durante
los períodos de revolución hay, por el contrario, un número determinado de paradigmas
en competición, por lo que no hay estructuras lógicas o metodológicas en lo que opera
para obtener el asentimiento a uno u otro de estos paradigmas. La elección, como queda
dicho, es una cuestión en la que deciden, sobre todo, los sistemas de valores mediatizados
por los diferentes grupos sociales a los que el hombre de ciencia pertenece. En
consecuencia, el paso del un paradigma a otro no podría ser descrito o juzgado en
términos puramente lógicos. No hay secuencias de modificaciones reguladas cada una en
función de la precedente, sino cambios súbitos y masivos tras los cuales sobreviene un
nuevo periodo de ciencia normal durante el que los criterios de logicidad están de nuevo
en vigor hasta que otra nueva revolución se produzca.
Para los neopositivistas lógicos, sólo las estructuras lógicas intemporales de valoración
interesaban, y no las contingencias temporales de los descubrimientos. Ahora el
planteamiento ha cambiado totalmente. La teoría de la ciencia se basa en lo que pasa, de
hecho, en la práctica científica, así como en los criterios que parecen haber gobernado los
cambios teóricos más importantes en la formación histórica de la ciencia tal como la
conocemos. Se ha pasado así de un modelo prescriptivo de teoría de la ciencia a un
modelo puramente descriptivo. Además, Kuhn ha insistido en el hecho de que la ciencia
es el trabajo de un grupo social especial, dotado de una estructura comunitaria muy
compleja. La adopción de un nuevo paradigma equivale a una reestructuración de las
implicaciones sociales, y no puede comprenderse sin referencia a una diversidad de
factores psicológicos y sociales tanto como lógicos.
Por tanto, se impone la idea de que cualquier conjunto de fenómenos es susceptible de
ser explicado-interpretado de maneras diversas, a partir de diversas teorías o paradigmas,
y todas convincentes. Esta diversidad de explicaciones plausibles depende de lo que se
pretenda con la teoría o delo que se espera de ella; predecir exactamente acontecimientos,
dominar técnicamente la naturaleza o gozar de una concepción psicológicamente
tranquilizante y satisfactoria. Afirmar esto representa comprender que no tiene sentido
hablar de un metalenguaje universal o de una metateoría neutra, a partir de la cual sea
posible decidir de manera racional entre diversas teorías o diversos paradigmas. Tampoco
hay un acceso a la realidad que haga válida la concepción de la verdad como adecuación
entre teoría y realidad. Toda realidad está mediatizada por una interpretación que, en
primer término, es de naturaleza lingüística. Y al no haber ni referencia exterior, ni criterio
absoluto como la razón, que permita compara juzgar los paradigmas, no se puede decir
que el paso de un paradigma a otro constituye un progreso en el desarrollo del
conocimiento.
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4. Objetividad verdad
La objetividad y verdad son cuestiones que deben situarse en planos distintos: la
objetividad en el plano de las causas y la verdad en el de las razones. Si se prescinde del
dualismo realidad-lenguaje, la objetividad no puede tener otro sentido que el asentimeinto
compartido de interpretaciones en virtud de la pertenencia a un mismo lenguaje y a un
mismo cambio histórico de sentido. En cuanto a la verdad, se situaría en el nivel de la
argumentación. De modo que el criterio determinante en la admisión o el rechazo de
teorías o interpretaciones no es el conflicto teoría-realidad sino el consenso.
En consecuencia, la medida de la racionalidad ya no es la realidad en sí, o sea, ya no es
el medio verdadero de establecer que una proposición debe ser aceptable pro todos por
estar referida a su causa real objetiva. Pero entonces, si solo nos las habemos con teorías
o discursos inconmensurables, la dificultad es cómo se puede defender cualquier tipo de
criterio cualitativo universal sin retroceder de nuevo, o a un realismo más o lo que Kuhn
dice respecto de que el mundo ejerce el verdadero control sobre lo que una comunidad
acepta, y de que ese control lo ejerce no directamente (confrontando teoría y experiencia,
como quiere Popper), sino de forma diferida, a través de otras teorías alternativas, quiere
decir exactamente eso: que lo que aparecen son más y más teorías, y que el mundo sigue
sin aparecer por ninguna parte, de manera que el control lo ejerce la recurrencia
interpretativa.
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PUNTO 6: HACIA UNA TEORÍA ANARQUISTA DEL CONOCIMIENTO.
FEYERABEND
1. Contra el método
Feyerabend se enfrente directamente a la reducción de la explicación científica a la
predicción, según el esquema que Hempel y Oppenheim habían propuesto en los años
cuarenta. El nuevo modelo de explicación deductiva que exponen estos autores se
presentaba como uno de los mejores resultados del de la metodología positivista. Lo que
Feyerabend discute es el presupuesto de base según el cual teorías que compiten entre sí
pueden siempre comprarse formalmente de tal manera que se pueda llegar a aceptar una
y rechazar otras. En este sentido insiste, siguiendo a Popper, en la idea de que es deseable
que ninguna teoría (ninguna “ciencia normal” en terminología de Kuhn) pueda tomar
posesión de un dominio científico determinado. Muchas posibilidades deben ser
mantenidas al mismo tiempo, de tal forma que toda posibilidad de apertura sea ensayada,
y toda configuración puesta a prueba.
La puesta a prueba no consiste jamás en comparar una teoría con una experiencia, sino
más bien en ver cómo se comportan varias teorías que son mutuamente incompatibles,
sin que ninguna pueda dar cuenta por sí sola de todos los hechos. Y es que, para
Feyerabend, una teoría científica es, ante todo, una manera de ver el mundo, no una forma
de poner en orden un conjunto de datos. Puesto que las teorías que tendemos tienen una
influencia sobre nuestras creencias y nuestras
esperanzas, tienden a modelar nuestras experiencias y,
por tanto, los hechos mismos que son la expresión
conceptual de nuestra experiencia. Así que la
suposición de que los términos empleados en las
relaciones de observación tienen un significado de
relaciones de observación que una teoría u otra puedan
explicar. Los logicistas han creídos siempre que todo lo
que se debe averiguar para explicar la naturaleza de la
confirmación científica es el tipo teoría que mejor
explica determinado conjunto de los o datos. Pero si el
conjunto de hechos en cuestión no está dado, sino que
depende del contexto teórico en el interior del cual ha
sido formulado, ¿qué sucede entonces? Pues sucede que
las teorías en competición son inconmensurables, que
no hay medio de comprarlas directamente y
lógicamente las unas con las otras. El excesivo papel otorgado a las
condiciones sociales de la ciencia
frente a su condición epistémica,
ha servido para que Feyerabend
se convierta en uno de los
filósofos de la ciencia más
querido y odiado, casi al nivel de
Bruno Latour
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Por tanto, la exigencia de que una teoría deba estar de acuerdo con las que eran
anteriormente válidas en su mismo dominio, no podría cumplirse por esta misma razón.
la búsqueda de una lógica inductiva susceptible de llevar, de un modo aceptable, a
generalizaciones cada vez mayores, está destinada a fracasar. Esta significa, para
Feyerabend, que hay que deshechar la idea de que las teorías pueden ser establecidas por
la experiencia. En la medida en que van más allá de los hechos que se aducen para
sostenerlas, no otros medios que los psicológicos para establecer el acuerdo. Para
defender esta tesis, Feyerabend ha ofrecido un análisis detallado de la defensa galileana
de la teoría copernicana. Galileo no estableció el nuevo sistema, como la teoría positivista
haría creer. El sistema copernicano estaba ya en desacuerdo con los hechos desde muchos
puntos de vista. Y Galileo debió recurrir a determinadas estrategias psicológicas para que
se aceptase la teoría: su arte de persuadir, su habilidad retórica, etc… De modo que esa
idea de un método científico, como tal, no es más que un mito. Recurrir a ella es creer
tener un acceso privilegiado a la verdad de manera objetiva. Contra ello Feyerabend
proclama: no hay método.
2. Ciencia y política
Por lo demás, Feyerabend destaca, mucho más que Kuhn, el papel de la argumentación,
de la persuasión, de la retórica y de la propaganda en el triunfo de una teoría científica.
No se debe a que sea más verdadera o más objetiva, por lo que la autoridad del científico
no se legitima en virtud de una referencia neutra a la realidad. El suyo será entonces, un
poder de naturaleza política, que utiliza en su provecho la aspiración de los hombres al
conocimiento y la búsqueda de la verdad. De modo que, para Feyerabend, hacer ciencia
es también hacer política, aunque de una manera disimulado, incluso inconsciente, pues
siempre se trata de conquistar el poder. Según Gilbert Hottois, esta reflexión se merece
algunas consideraciones
• No se puede negar que la política interviene en la investigación y desarrollo
científico. La política es la que decide qué sectores promover, el destino de las
subvenciones a tal o cual programa de investigación. La ciencia es una apuesta
importante de la política, y los científicos, si quieren llevar a buen término sus
investigaciones, están obligados a tener muy en cuenta el poder. No obstante, debe
subrayarse que, en general, la politización procede de fuera de la investigación
científica. Puede orientarla, estimularla, etc… pero no puede sustituirla. Un debate
científico no se produce de la misma manera que un debate político en el que se
vence a un oponente en el que se acaba imponiendo el programa político. El poder
político es el resultado de la dominación de la voluntad de un individuo sobre
otros. Está ligado a la lucha de los individuos en su esfuerzo por autoafirmarse.
Un verdadero debate científico, en camio, se zanja mediante la experiencia, la
resistencia o no de la realidad, que confirma o desconfirma una predicción y que
se deja o no manipular técnicamente con vistas a la realización de un objetivo.
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• No se puede hacer del científico un creyente que se limita aplicar las recetas de la
investigación en los períodos de ciencia normal y que cambia por motivaciones
en las que tienen un papel determinante el azar, el contexto histórico, los intereses
personales y corporativos, las circunstancias sociales, la fuerza retórica y la
propaganda. La concepción de la nueva teoría de la ciencia lleva a abandonar la
unicidad, la universalidad, la progresividad, la objetividad y el valor de verdad de
la ciencia. No hay progreso interno al desarrollo científico ni progreso en relación
con las concepciones precientíficos.
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