Derecho de Los Pueblos Indigenas en Guatemala
Derecho de Los Pueblos Indigenas en Guatemala
Derecho de Los Pueblos Indigenas en Guatemala
“Guatemala tiene la capacidad así como la obligación de implementar una política efectiva de
derechos humanos, en compañía de otras organizaciones con el fin de erradicar la discriminación a
los pueblos indígenas”
Introducción
Hoy en día los indígenas representan más de la mitad de la población total de Guatemala, alrededor
de 6 millones de habitantes. El Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas
(AIDPI), firmado en 1995, reconoce que la nación guatemalteca tiene un carácter multiétnico,
pluricultural y multilingüe, y que los pueblos indígenas incluyen a los pueblos Maya, Garífuna y
Xinca constituyen más del 75% de la población.
Las estimaciones sobre la población indígena varían, ya que no hay cifras exactas. Sin embargo el
Estado guatemalteco confirmo que es de un 60%. Los Mayas, a su vez, están subdivididos en 21
grupos lingüísticos y los Garífunas son esencialmente de ascendencia africana. El resto de la nación
guatemalteca, desde el punto de vista étnico, está constituida por los ladinos o mestizos y la
población eurodescendiente o “blanca”.
No existen fronteras rígidas entre estas categorías. En los 21 departamentos del país, y entre la mitad
y las tres cuartas partes de otros 6 departamentos existen zonas de alta densidad indígena y otras de
mayoría ladina. Uno de los temas de mayor preocupación en la actualidad, es la estrecha relación
entre el origen étnico y la pobreza; los departamentos de mayor densidad indígena son también lo
que muestran mayor incidencia de pobreza y extrema pobreza.
Ser pobre e indígena en Guatemala significa también vivir predominantemente en el medio rural,
dedicarse principalmente a las actividades agrícolas; ser en gran medida analfabeto, tener índices de
escolaridad inferiores a la media nacional, no tener acceso a los servicios básicos, y sufrir diferentes
grados de marginación y exclusión social. Las mujeres indígenas son las que acusan los índices más
bajos de bienestar económico y social, en gran medida son las que se ven más afectadas por esta
situación .
No es extraño que los medios de comunicación promuevan prejuicios en contra de diversos aspectos
de la cultura indígena, contra su espiritualidad y el uso de su lengua. Existe un panorama
generalizado de desventajas en el acceso a los beneficios del desarrollo y la participación política y
social.
La situación de los derechos humanos de los pueblos indígenas en Guatemala tiene que ser
considerada en el marco de los Acuerdos de Paz de 1996 que pusieron fin a un conflicto armado
interno de más de 30 años de duración. Para implementarlos, el Gobierno ha tomado diversas
medidas que pese a constituir pasos significativos, resultan ser poco efectivas e insuficientes; debido
a la ausencia de recursos que les son asignados y de débil voluntad política para llevarlas a cabo.
Uno de los problemas fundamentales que aquejan a los pueblos indígenas es el relativo derecho a la
tierra. La falta de acceso a la tierra, la falta de resolución de demandas agrarias, la falta de respeto a
los territorios tradicionales, tales como: los bosques comunales, los desplazamientos forzados de
pueblos indígenas resultado de proyectos de desarrollo económico, y problemas derivados de la
pérdida de sus tierras a raíz del conflicto armado, configuran un panorama de crecientes tensiones
sociales.
Los pueblos indígenas se quejan de las dificultades de acceso a los juzgados y tribunales, de
discriminación contra su derecho consuetudinario y de la falta de intérpretes en lenguas indígenas en
los tribunales, así como de defensores de oficio.
En el campo de la educación, cuestión prioritaria para los pueblos indígenas, a pesar de los esfuerzos
realizados por el Gobierno para proporcionar educación bilingüe e intercultural, no hay aún
suficientes maestros capacitados y los demás recursos educativos son inadecuados. Las escuelas
carecen de textos y otros materiales pedagógicos, especialmente en las zonas rurales, en las cuales
viven los indígenas.
Las cifras de escolarización, sobre todo de las niñas indígenas, siguen siendo bajas en comparación
con el resto de la población infantil, un hecho preocupante que prolonga en el futuro los patrones de
exclusión y discriminación.
Es recomendable que el Gobierno amplíe sus actividades y mejore la calidad de las políticas
dirigidas a los pueblos indígenas y renueve su compromiso para implementar los Acuerdos de Paz.
También se considera importante en la etapa posterior a la salida de las Naciones Unidas establecer
una misión enfocada especialmente a los pueblos indígenas en cooperación con la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Además es trascendental que las organizaciones de los pueblos indígenas y otras organizaciones no
gubernamentales (ONG), incluyendo la comunidad académica, tomen medidas para desarrollar un
programa común de acción para promover, verificar y alentar la implementación del Acuerdo sobre
Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (AIDPI), que es parte de los Acuerdos de Paz.
Los pueblos indígenas, la comunidad internacional y los demás actores de la sociedad civil pueden
contribuir al proceso de construcción de una sociedad más justa en Guatemala para sus grupos más
excluidos.
Los pueblos indígenas siempre han sufrido la discriminación y marginación social, es un problema
constante en Guatemala, todas estas situaciones hacen que la sociedad guatemalteca se estanque y no
pueda avanzar.
Guatemala siempre ha vivido de los recuerdos y la mentalidad que los cambios son solo sueños
inalcanzables, debido a las secuelas que dejo el conflicto armado, y la división social que produjo.
Acceso a la justicia
La Constitución Política de la República, establece en su artículo 66 que Guatemala esta conformada
por diversos grupos étnicos entre los que figuran los grupos indígenas de ascendencia Maya. El
estado reconoce , respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de
organización social, el uso del traje indígena en hombres y mujeres, idiomas y dialectos que son
respetados como forma del derecho consuetudinario.
En 1996 Guatemala ratificó el Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre
los pueblos indígenas y tribales en países independientes, que de acuerdo al artículo 46 de la
Constitución prevalece sobre el derecho interno en la materia y así debería ser aplicado y
considerado por los operadores de justicia.
En los Acuerdos sobre el Fortalecimiento del Poder Civil y Función del Ejército y sobre Identidad y
Derechos de los Pueblos Indígenas, que forman parte de los Acuerdos de Paz, los centros de
administración de justicia y varios sistemas de conciliación y arbitraje. La Procuraduría de Derechos
Humanos cuenta con una Defensoría Indígena, un proyecto aún pequeño de atención a los pueblos
indígenas, al igual que el despacho del Fiscal General de la Nación.
Pese a las medidas antes indicadas, persisten situaciones y problemas que dificultan el acceso a la
justicia por parte de los indígenas. Los juzgados se encuentran con frecuencia distantes de sus
comunidades, de tal manera que acudir a ellos resulta difícil y costoso. Los operadores de justicia
denominación que incluye jueces, auxiliares, fiscales, y miembros del Ministerio Público y de la
Policía Nacional Civil no han modificado sus criterios y comportamientos, que en general son
percibidos y señalados como contrarios a los intereses de los indígenas, cargados de prejuicios,
frecuentemente autoritarios, que desembocan en malos tratos e irrespeto y que no son exentos de
corrupción.
Los jueces y otros operadores de justicia (con muy contadas excepciones) no son hablantes de la
lengua indígena de la región en la que ejercen sus cargos, no tienen conocimiento de los usos y
costumbres de los pueblos indígenas, ni guardan el debido respeto a las autoridades indígenas. Así
mismo, se señala que no se ha respetado la independencia comunitaria en el nombramiento y
ejercicio de los jueces de paz comunitarios, y que algunas soluciones a nivel local, como los centros
de administración de justicia, no cuentan con el apoyo presupuestario indispensable.
Una gran limitación que afecta reiteradamente a los pueblos indígenas se refiere al uso de las lenguas
indígenas en procesos judiciales y otros procedimientos colaterales. No se permite litigar en idioma
indígena, aun cuando las partes sean hablantes del mismo. No se da cumplimiento a las
disposiciones que ordenan contar con un intérprete debidamente calificado y en la práctica no se
capacitan ni contratan suficientes intérpretes.
De lo anterior se derivan hechos que violan las normas del debido proceso en perjuicio de los
indígenas, quienes además no cuentan con una defensa adecuada, ante todo porque los pocos
defensores públicos que existen en las zonas indígenas carecen de capacitación.
Este derecho consetudiniario es sustancialmente distinto al derecho oficial. Ya que cuenta con un
conjunto de procedimientos culturalmente adecuados, es eficaz para resolver los conflictos y
restaurar el equilibrio social con el menor costo para las partes (víctimas y acusados) y tiene sus
propios operadores claramente identificados en el sistema de autoridades tradicionales indígenas.
Aunque este derecho consuetudinario es mencionado en la Constitución, el Convenio Nº 169 de la
OIT y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.
El acceso a la justicia en nuestro país es una situación muy penosa y preocupante porque no existen
tribunales de justicia suficientes para otorgarle atención a toda la población indígena, otro de los
problemas que a diario se vive es la falta de personal capacitado para darle a las personas indígenas
una atención cordial. En los diferentes órganos jurisdiccionales se carece de interpretes capacitados
que tengan conocimiento profundo sobre los diferentes idiomas indígenas que existen en nuestro
país. Actualmente cada órgano jurusdiccional solo cuenta con un interprete que habla el idioma
indígena de determinado lugar, sin tomar en cuenta de que existen infinidad de personas que llegan
de todas partes para ser atendidos y que hablan idiomas diferentes.
Esto provoca problemas en cuanto a la atención adecuada que se le brinda a una persona indigena y
que vulnera sus derechos a ser escuchado.
Participación política de los indígenas
La estructura política de Guatemala desde la colonia y a lo largo de la vida republicana se
caracterizó por la exclusión de los pueblos indígenas de la participación en la vida ciudadana. Este
fenómeno implicó tradicionalmente la subordinación de las formas tradicionales de organización y
de ejercicio de la autoridad propias de las comunidades y pueblos (las alcaldías y cofradías
indígenas, por ejemplo); la tardía incorporación del derecho al sufragio; altas tasas de abstención del
electorado indígena que continúan hasta la actualidad; la baja participación de personas indígenas en
cargos de elección o en funciones públicas de responsabilidad, incluyendo los mandos militares; y en
general una baja incidencia de estos pueblos en la toma de decisiones sobre la vida nacional.
Es preciso mencionar las altas tasas de personas en edad electoral no inscritas en el censo electoral,
la indocumentación de mujeres, refugiados y desplazados internos, lo que contribuye a la baja
participación electoral en el área rural. Estas condiciones se agravaron durante los años de conflicto
armado interno, entre otras razones por la aplicación de una estrategia de destrucción del tejido
social rural, la persecución de las autoridades tradicionales, la inducción de enfrentamientos
intercomunales e interétnicos, la formación y mantenimiento de grupos de control paramilitar (PAC
y Comisionados Militares); y otros efectos asociados al desplazamiento y posterior reasentamiento
de la población indígena.
Existen varios casos y conflictos que enfrentan a las autoridades tradicionales indígenas, alcaldías
indígenas, asambleas comunitarias con las autoridades nacionales o departamentales por varios
motivos, entre los que deben destacarse los relacionados con el control del acceso a los bienes
comunales (bosques y aguas principalmente), y la atención y resolución de conflictos locales. De
hecho, en ocasiones las autoridades del Estado actúan con el fin de hacer desaparecer o cooptar a las
autoridades indígenas.
Si bien el establecimiento de los comités de desarrollo es visto por algunos dirigentes
indígenas como una oportunidad para mejorar su incidencia en la toma de decisiones sobre asuntos
que les atañen directamente, en varios casos esta participación se ve reducida para los indígenas por
la falta de medios para hacerla efectiva (transporte, asistencia técnica, por ejemplo).
Uno de los temas más importantes e invisibles es la participación de la mujer indígena. La mujer es
una ciudadana de segundo orden. El acceso a la justicia se ve doblemente agravado para la mujer
indígena. La mujer se encuentra ante una doble discriminación y una total indefensión sin que el
sistema de justicia haya facilitado herramientas. Al margen de la estructura gubernamental se han
desarrollado numerosas organizaciones mayas que actúan e impulsan programas y proyectos en
esferas como la educación intercultural, la espiritualidad, la defensa de los derechos humanos y el
desarrollo económico y social.
Gracias a su propio esfuerzo, estas organizaciones civiles han conquistado importantes niveles de
participación e incidencia en la vida social guatemalteca. Muchas de ellas reciben apoyo de agencias
de cooperación internacional y algunas son tomadas en cuenta por oficinas gubernamentales como
fuentes de opinión.
Al margen de las comisiones creadas en virtud de los Acuerdos de Paz, cuya dinámica actual es muy
limitada, no se ha establecido ningún mecanismo de consulta informada tal como lo prevé el
Convenio Nº 169 de la OIT, ratificado por el Estado guatemalteco.
La participación de los pueblos indígenas en los actos políticos ha evolucionado de una manera
significativa, si se observa que en el pasado no se existía por falta de educación y de información; en
tanto la sociedad siempre ha visto a las comunidades indígenas con menores capacidades que los
demás. Sin darse cuenta que gracias a las personas indígenas y a sus esfuerzos, Guatemala ha salido
adelante, gracias a su contribución en temas agrícolas y ganaderos.
También podemos destacar que han existido diversos ejemplos de personas indígenas que han salido
adelante y que han podido llegar en el Congreso de la República de Guatemala, gracias a sus
estudios y sus ganas de salir adelante.
Lo anterior compromete un amplio conjunto de medidas para recuperar y proteger los idiomas
indígenas y promover el desarrollo y la práctica de los mismos; así como la puesta en marcha de una
importante reforma del sistema educativo para consolidar la educación bilingüe e intercultural y para
garantizar el acceso de los indígenas a la educación. Una comisión paritaria, integrada por
representantes gubernamentales y de las organizaciones indígenas fue establecida en 1997 y trabajó
sistemáticamente en el diseño de esta reforma hasta el 2000. Aun cuando los aspectos de la reforma
educativa que debieron ser asegurados constitucionalmente quedaron pendientes al no aprobarse la
reforma constitucional en su conjunto, el poder ejecutivo adoptó las conclusiones del trabajo de la
Comisión paritaria a partir de 2001 y una parte de las medidas consideradas vienen siendo puestas en
vigencia apenas como “programas piloto”.
Una comisión consultiva, como señalan diversos observadores, sugiere que los cambios propuestos
en los Acuerdos de Paz no han sido acatados y que sigue existiendo el modelo excluyente y mono-
cultural. Los Acuerdos de Paz previeron la realización de una reforma constitucional para varios
asuntos, incluyendo el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas.
Tales reformas, que fueron en parte preparadas y aprobadas por el Congreso Nacional, fueron
consultadas en referéndum popular en 1999, tal como quedo previsto en los Acuerdos. Sin embargo
la propuesta no fue aprobada por una ligera diferencia a nivel nacional.
Según diversos observadores, las preguntas del referéndum fueron diseñadas y manipuladas de tal
manera para que el voto indígena favorable no lograra la mayoría. Se pudo apreciar el sentimiento de
decepción y frustración de las organizaciones indígenas del país al respecto. La discriminación
contra los pueblos indígenas permea a la sociedad guatemalteca y caracteriza al régimen político y
económico.
El AIDPI establece como una de las tareas más urgentes eliminar la discriminación legal y de facto
mediante diversas medidas jurídicas e institucionales. El Congreso Nacional adoptó una enmienda al
Código Penal en la cual se tipifica como delito la discriminación, incluyendo la étnica.
El derecho indígena tienen como fin proteger a los niños, jóvenes y adolescentes en los diferentes
centros educativos en donde sufran de discriminación y en donde se les prohiba hacer el uso de sus
derechos.
Vemos a nuestros niños y jóvenes en una lucha constante defendiendo sus raíces y sus costumbres en
contra de la sociedad y sus perjuicios. Existe una enorme cantidad de estudiantes que no hablan ya
su idioma materno y que se han olvidado de usar sus trajes porque en algunos centros educativos se
les ha prohibido y se les ha exigido los uniformes escolares, negándoles el derecho de vestir sus
trajes.
Otra de las problemáticas que se observa en varios departamentos de Guatemala es la pérdida de los
diferentes idiomas, La comunidad esta olvidando inculcar a sus hijos el idioma materno debido a la
gran discriminación del que son víctimas. La discriminación y el racismo esta logrando que los
pueblos indígenas olviden sus raíces; por eso el Gobierno debe redoblar esfuerzos y hacer conciencia
a los guatemaltecos de no olvidar sus raíces y lugar del que provienen.
Existen varias organizaciones que apoyan a los pueblos indígenas para que puedan rescatar y
reconstruir lo que los perjuicios sociales se han encargado de eliminar poco a poco.
Según otra fuente, el 96% de los productores explotan el 20% de la tierra agrícola en tanto que el 4%
de los productores explotan el 80% restante. El 9 de octubre de 2002 fue creada la Comisión que
tiene a su cargo la formulación de políticas públicas que buscan erradicar la discriminación racial.
Algunas de las funciones son asesorar y acompañar a las distintas instituciones del Estado, así como
a las instituciones privadas, para desarrollar mecanismos efectivos en el combate de la
discriminación y el racismo que se da contra los pueblos indígenas.
Información reciente apunta al hecho que durante más de tres décadas de conflicto armado aumentó
el minifundio en las parcelas campesinas, lo cual genera una creciente conflictividad, principalmente
debido a los desplazamientos y reasentamientos de población indígena y a la apropiación indebida de
tierras comunales y fiscales en varias regiones del país.
Este fenómeno se reporta como particularmente grave en la denominada Franja Transversal del
Norte, uno de los principales teatros de confrontación durante el conflicto armado. Donde fueron
desplazadas numerosas comunidades indígenas y en donde se han conformado extensas propiedades
que actualmente son de propiedad de ex-efectivos de las fuerzas armadas. Las instituciones
encargadas de la titulación de la tenencia, el registro de propiedades y el catastro agrícola. Esto
último ha generado alta inseguridad jurídica y numerosos conflictos en torno a los linderos y la
tenencia de la tierra.
El AIDPI menciona la necesidad de asegurar los derechos relativos a la tierra de los pueblos
indígenas, incluyendo: la regularización de la tenencia de la tierra de las comunidades indígenas; el
reconocimiento y garantía de los derechos de uso y administración de los indígenas sobre sus tierras
y recursos; la restitución de tierras comunales y compensación por los despojos de que fueron
víctimas; la adquisición de tierras para el desarrollo de las comunidades indígenas; y la protección
jurídica a los derechos de las comunidades indígenas.
Es especialmente crítica la situación de las tierras y los bosques de las comunidades indígenas que
no han sido oportunamente regularizados. Estos territorios se vieron afectados durante el conflicto
armado, entre otros factores, por la desestructuración de las formas de organización social indígena y
la pérdida de capacidad de sus autoridades tradicionales para conservarlas, regular el uso de las
mismas y resolver conflictos entre los comuneros. Todo esto se hace para rescatar el acceso a las
tierras y poder erradicar con la discriminación y el racismo que ataca a los pueblos indígenas.
Una Comisión integrada por representantes del gobierno, de las organizaciones indígenas y de guías
espirituales trabajó esporádicamente entre los años 1997 y 2000 en la discusión de una propuesta de
reforma al artículo 66 de la Constitución y de un reglamento para la protección de los centros
ceremoniales en zonas arqueológicas, así como en la definición de los demás lugares sagrados y el
régimen de su preservación.
Los conflictos que se derivan de estas tensiones son tratados por los operadores judiciales como
cuestiones de carácter penal y conducen con frecuencia a enfrentamientos violentos entre los
involucrados.
Estos asuntos están relacionados también con la práctica de la medicina tradicional indígena,
garantizada en el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria, El uso del traje
tradicional indígena principalmente entre las mujeres está íntimamente relacionado con el ejercicio
de la espiritualidad y constituye un elemento muy importante de la identidad social y étnica. La
Constitución (art. 66) habla sobre la protección de los grupos étnicos.
Conclusiones
Han pasado ya varios años desde la firma de los Acuerdos de Paz; sin embargo, la paz, la estabilidad
y la integridad física para todos los ciudadanos del país aún están lejos de haberse alcanzado.
El mensaje claro que los pueblos indígenas trasmiten es que los indígenas siguen marginalizados,
excluidos y discriminados en la Guatemala de hoy. Mejorar la situación de los pueblos indígenas
implica respetar los Acuerdos de Paz y las Leyes que protegen los derechos y la integridad de los
pueblos indígenas.
Los compromisos con la efectiva aplicación de las Leyes de Guatemala que protegen a los indígenas
y evitar así la violación de sus derechos. Han sido adoptadas diversas Leyes, como la Ley de
Consejos de Desarrollo Urbano y Rural y el Código Municipal (en donde se reconoce personalidad
jurídica de las comunidades indígenas, las alcaldías indígenas, la consulta a las comunidades o
autoridades indígenas, y las tierras comunitarias), que tienen el potencial de involucrar en mayor
medida a los pueblos indígenas en la vida política del país. Sin embargo, a pesar de estos progresos,
existe ausencia de voluntad política para implementarlos, estos cambios tan necesarios y que fueron
acordados formalmente en los Acuerdos de Paz.
El genocidio de los pueblos indígenas durante el conflicto armado constituye memoria viva y una
herida abierta en la sociedad guatemalteca. Esto sigue afectando a la sociedad en Guatemala; a pesar
de los años estos factores siguen afectando nuestra actualidad.
Guatemala tiene la capacidad así como la obligación de implementar una política efectiva de
derechos humanos, en compañía de otras organizaciones con el fin de erradicar la discriminación a
los pueblos indígenas.
Recomendaciones
La grave situación actual de los pueblos indígenas en Guatemala requiere de la atención urgente del
Gobierno de Guatemala y la continua cooperación de la comunidad internacional. A pesar de
haberse alcanzado la paz, Guatemala sigue siendo una sociedad profundamente desigual y dividida.
Es importante promover una campaña pública y nacional en torno al respeto de la diversidad
cultural, con el único objetivo de lograr justicia y plena participación de los pueblos indígenas.
Demandar al gobierno de Guatemala tomar las medidas apropiadas para asegurar que los indígenas
participen en la administración pública, y que se facilite la participación indígena en los Consejos de
Desarrollo.
También es importante apoyar a la mujer indígena; ya que es tres veces discriminada, como mujer,
indígena y pobre.
Solicitar al gobierno de Guatemala tener presente la importancia que tiene los organismos judiciales
de administración de justicia. De una u otra forma es la esperanza que tienen muchos pueblos
indígenas para hacer valer sus derechos colectivos e individuales.
Promover el respeto de los derechos humanos y las garantías constitucionales que en la Ley se
establecen para cada uno de los habitantes de Guatemala.
El deber del Estado es garantizar a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la
seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona y el bien común. No importa el idioma raza o
ascendencia.
Bibliografía
1.ACUERDOSDE PAZ
2. RELATO DE ALCALDE INDÍGENA
3. CÓDIGO PENAL
4. CÓDIGO PROCESAL PENAL
5. CONSTITUCION POLITICA DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA
6. CONVENIO 169 DE LA OIT
7. MATERIAL DISTRIBUIDO POR LA PROCURADURÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS