Krisi Suizidetan Esku Hartzeko Gida Praktikoa

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Guía práctica para la

intervención en
crisis suicidas
Guía práctica para la
intervención en crisis
suicidas

Vitoria-Gasteiz, 2024
Un registro bibliográfico de esta obra puede consultarse en el catálogo de la Biblioteca
General del Gobierno Vasco:
https://www.katalogoak.euskadi.eus/katalogobateratua

Edición: 1ª, febrero 2024


Tirada: 511 ejemplares
© Administración de la Comunidad Autónoma del País Vasco
Departamento de Salud
Internet: www.publicaciones.eus
Realiza: Psicólogos Princesa 81
Dirección del Estudio:
Dra. Elisa Alfaro Ferreres (Unidad docente de Medicina Legal- Universitat de
València)
D. Pedro Martín-Barrajon Morán (Princesa 81)
D. José Antonio de la Rica Giménez (Director de Atención Sociosanitaria-
Departamento de Salud –Gobierno Vasco)

© de los autores
Beatriz Alba Carmona
Elisa Alfaro Ferreres
Pedro Martín-Barrajón Morán
Diseño y maquetación:
David Ruiz López
Impresión: Gráficas Irudi, SL
ISBN: 978-84-457-3745-3
D.L: LG G 98-2024
PROLOGO INSTITUCIONAL

Saludo de la consejera Gotzone Sagardui Goikoetxea

Cuando hablamos de “Salud en todas las políticas” nos refe-


rimos a que la salud de los individuos, y de la sociedad en su
conjunto, es una aspiración en la que todos debemos coincidir
y en el que todas las instituciones y poderes públicos debemos
trabajar.
Este concepto, que nos puede sonar abstracto e indetermina-
do, se convierte en real y concreto en documentos como el que
tenemos entre manos.
Las intervenciones multinivel que se plantean ante las conductas suicidas son
todo un reto para organizaciones que atienden a orígenes y objetivos distintos
pero que se hacen confluyentes cuando existen objetivos comunes que tienen que
ver con la prevención de las conductas suicidas, evitar la comisión de las mismas
y también, ante el suicidio consumado, atender y cuidar a los supervivientes.
Es esperanzador e ilusionante ver como hay itinerarios comunes, coordinados y
con disponibilidad plena las 24 horas para responder a las dramáticas y angus-
tiosas situaciones que configuran las conductas suicidas. Esa actuación conjunta
se hace, además, desde la empatía y la solidez de planeamientos formativos con-
juntos.
La Guía práctica para la intervención en crisis suicidas, es también un desarrollo
específico y programado de la estrategia de prevención del suicidio de Euskadi
como estrategia coral de todas las instituciones ante un problema de salud pública
de primera magnitud.
Participantes
Equipo motor para la elaboración de la Guía práctica para la intervención en crisis
suicidas
Departamento de Salud del Gobierno Vasco
Jose Antonio De La Rica Giménez, Director de Atención Sociosanitaria
Osakidetza
Andrea Gabilondo Cuellar, Gerente Red de Salud Mental de Gipuzkoa, Osakidetza
Raquel Roca Castro, Responsable del Consejo Sanitario
Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco
Marian Velasco Pérez, Técnica de la Dirección de Atención de Emergencias y Meteoro-
logía
Ertzaintza
Sandra Ranea Galán, Jefa de Gestión Operativa y Técnica de la Policía Científica de la
Ertzaintza

Esta guía está dedicada a todos y todas las profesionales de la urgencia y emergen-
cia, que afrontan la difícil tarea de asistir a personas que atraviesan, probablemente, el
peor momento de sus vidas, bien por ser testigas y/o afectadas directas por la muerte
por suicidio de un familiar o allegado, o por acompañar a una persona que se debate
entre la vida y la muerte, en el proceso de darse una segunda oportunidad. A todas
ellas, queremos manifestarles nuestra sincera gratitud por su actitud de ayuda y ser-
vicio, y por su labor diaria.

“Si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar,


consuela”.
Augusto Morri. (Los autores añadimos: “Y si no puedes consolar:
acompaña”).

“Conozca todas las teorías, domine todas las técnicas, pero al tocar un alma
humana, sea apenas otra alma humana”. Carl G. Jung.

“El suicidio es una solución eterna, para lo que a menudo es solo


un problema temporal”. Edwin Shneidman.
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Índice de contenidos

1 INTRODUCCIÓN...................................................................7
1.1 La magnitud del problema. El suicidio en Euskadi....................7
1.2 Mitos sobre el suicidio que dificultan la prevención...............9
1.3 Factores de riesgo suicida........................................................13
1.4. Factores precipitantes por grupos de edad............................14

2. INTERVENCIÓN EN CONDUCTA SUICIDA............................17


2.1 Aspectos Generales...................................................................17
2.1.1 Habilidades de Comunicación.............................................17
2.1.2 Evaluación de la emoción predominante y actuación
ajustada a la misma............................................................25
2.1.3 Decálogo de Intervención..................................................27
2.2 Protocolos de Actuación.........................................................28
2.2.1 Atención Telefónica............................................................28
2.2.2 Atención Presencial............................................................34
2.2.3 Atención inmediata a supervivientes, familiares
o testigos tras suicidio consumado..................................55

3. AUTOCUIDADO del profesional de emergencias............62


3.1 Pautas de autoprotección psicológica para intervinientes....70

4. REFERENCIAS....................................................................73

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

1 INTRODUCCIÓN
1.1 La magnitud del problema. El suicidio en Euskadi

Según los datos de la Encuesta de Salud de Euskadi (ESCAV-2018), un 3,1%


de toda la población de la CAV habría pensado en algún momento de su vida en
suicidarse y un 1,1% lo ha pensado en el último año, unas prevalencias que han ido
descendiendo progresivamente desde las primeras evaluaciones realizadas hace
20 años.
En cuanto al suicidio, en Euskadi se produce una media de 173 muertes al año
por suicidio, lo que supone una tasa de 7,78 por 100000 habitantes (EUSTAT,
2010-2020), con una relación hombre mujer cercana a 1:3.
• Aproximadamente un 53% de los casos ocurren en Bizkaia
• Un 33% de los casos ocurren en Gipuzkoa
• El 14% en Araba
El mayor número de suicidios ocurre en la franja de edad entre 40-49 años,
pero las mayores tasas (casos por 100000 habitantes) las encontramos a medida

Fuente: EUSTAT

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

que aumenta la edad, en especial en hombres, observándose un incremento signi-


ficativo a partir de los 70 años. Si lo comparamos con otras causas de fallecimientos,
vemos que es la segunda causa de muerte en personas entre los 15-29 años, detrás
de los tumores.
Al analizar la serie temporal de los últimos 10 años nos encontramos con un
máximo de 186 casos anuales en 2014, y un mínimo de 145 en 2019, y en general se
puede hablar de una cierta tendencia global a la estabilidad durante este tiempo,
si bien el promedio de casos en el último lustro ha sido algo inferior al del anterior.
Según los datos registrados por el Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML)
el método de suicidio más empleado en los últimos 10 años, tanto en hombres
como en mujeres, ha sido la precipitación (37% de los suicidios en hombres y 52%
en mujeres). El segundo método más usado varía según el sexo. En hombres es
el ahorcamiento (28% de los casos) y en mujeres la intoxicación (15% del total).

Fuente: EUSTAT

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ EL 3,1% DE LA POBLACIÓN DE EUSKADI, HA PENSADO ALGUNA


VEZ EN SU VIDA EN SUICIDARSE.
̵ LA MEDIA DE MUERTES POR SUICIDIO EN EUSKADI ES DE 173 FA-
LLECIMIENTOS/ AÑO.
̵ EL MAYOR NÚMERO DE SUICIDIOS SE DA EN BIZKAIA, SEGUIDO
DE GUIPUZKOA, Y ARABA, EN LA FRANJA DE EDAD ENTRE 40-49
AÑOS.
̵ ES LA SEGUNDA CAUSA DE MUERTE ENTRE LOS 15- 29 AÑOS.
̵ EL PRINCIPAL MÉTODO DE SUICIDIO EMPLEADO EN EUSKADI ES
LA PRECIPITACIÓN (EN AMBOS SEXOS).
̵ EN SEGUNDO LUGAR: EL AHORCAMIENTO EN VARONES, Y LA IN-
TOXICACIÓN EN MUJERES.

1.2 Mitos sobre el suicidio que dificultan la prevención

̵ SE TRATA DE CREENCIAS ERRÓNEAS, PERO AMPLIAMENTE EXTEN-


DIDAS Y PROFUNDAMENTE ACEPTADAS Pérez Barrero (1996, 2000),
OMS (2006)
̵ ESTAS IDEAS TRASMITEN UNA NOCIÓN DEL SUICIO QUE MINIMI-
ZA SU IMPACTO Y DESPRECIA EL RIESGO REAL QUE SUPONE PARA
LA VIDA DIFICULTANDO SU PREVENCIÓN.

Quien amenaza con suicidarse, no lo hace

– La mayoría de las personas que se quitan la vida han expresado su deseo


de alguna forma. “No sé qué hago aquí; cualquier día me quito de en medio;
no puedo más; la vida no vale la pena”
– Considerar estas manifestaciones como amenazas, chantajes o manipula-
ciones conlleva despreciar e ignorar el riesgo, realmente se trata de expre-
siones de petición de ayuda.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Quien quiere suicidarse, no lo dice


A las personas en riesgo suicida, les cuesta admitir ante los demás que están
pensando en el suicidio por vergüenza y culpa, y cuando lo hacen, a menudo es de
manera vacilante, minimizando la seriedad de sus pensamientos, lo que “puede
ser peligroso por confundir al sanitario y concluir que no existe riesgo real”.

Según datos de la Sociedad Española de Suicidología (III Congreso Sociedad


Española de Suicidología, Madrid. 2019):

– El 18% de las personas que se suicidaron habían consultado a su médico de


atención primaria el mismo día que se suicidaron.
– El 66% lo había hecho durante el último mes.
– El 75% en los tres últimos meses.
– Además, el 60% pidieron ayuda durante la última semana.

En Euskadi sobre los contactos con el médico de Atención Primaria previos al


suicidio:
– última semana 6%,
– último mes 16%,
– 3 meses 30%,
– año 52%.

Esta idea errónea lleva a no prestar atención, ni tomar en serio las expresiones
de ideas o propósitos suicidas que alguien hace, con el riesgo que ello implica.

Las personas que se suicidan tienen un trastorno mental


– Es cierto que la presencia de un trastorno mental aumenta la frecuencia
de suicidio, pero no es necesario sufrir un trastorno mental para llegar a
pensar en el suicidio, o incluso a suicidarse.
– Por tanto, no toda persona que se suicida tiene un trastorno mental.
– Hasta el 50% de la población normal, no clínica, llega a desarrollar ideas sui-
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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

cidas a lo largo de su vida. Un 20% de los anteriores, incluso identificarán el


método para llevarlo a cabo. (Chiles, J, Strosalhl, 2004; Chiles, J, Strosalhl,
K, Weiss, L.; 2019)
– Toda persona que se suicida tiene niveles de sufrimiento insoportables.

Quien piensa en suicidarse, desea morir


– Esta idea es un intento de justificar el suicidio de alguien.
– En la medida en que se asigna veracidad a esta idea, se acepta la inevitabi-
lidad del suicidio.
– El 85% de las personas que sobreviven a un intento de suicidio grave, no
morirán por esta causa. Es decir, lo consideran una equivocación.
– Quien piensa en suicidarse solo busca una forma de terminar con su sufri-
miento sin poder encontrar otra alternativa.

El suicidio no se puede prevenir


– Asumir esta idea como cierta lleva a no hacer nada por intentar evitarlo.
– Antes del suicidio, en la mayoría de ocasiones, existe una secuencia que sí
se puede cortar.

Suicidio
Intento de
Plan suicidio

Amenazas suicida

Expresión suicidas

Ideas suicida
Deseo suicidas
Ideas de suicida
muerte

Para suicidarse hay que ser muy valiente


– Esta creencia pretende asignar una cualidad positiva al hecho de quitarse
la vida convirtiéndolo en algo admirable.
– La valentía no se mide por las veces que una persona intenta quitarse la
vida.
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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Hablar de suicidio con alguien en riesgo le incita a hacerlo


– Hablar sobre el suicidio con una persona en riesgo, en vez de incitar, reduce
el peligro de cometerlo.
– Ser escuchado o escuchada, alivia la angustia, la sensación de soledad, y
facilita la petición de ayuda.
– Puede ser la única, y también la última posibilidad, para el análisis de los
propósitos autodestructivos.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

1.3 Factores de riesgo suicida


Conviene hacer un breve apunte entre la diferencia entre Factores de Riesgo y Fac-
tores Precipitantes. Los primeros serían aquellos que hacen referencia a condiciones
estables (aunque podrían dividirse también en modificables, e inmodificables).
Los Factores Precipitantes a situaciones “sobrevenidas” y menos estables en
el tiempo. Frecuentemente se confunden los factores precipitantes o el hecho que
empuja a la conducta suicida (despido, separación…, etc.), con su causalidad. En
muchos casos el factor precipitante sólo es el hecho más visible de una situación
con diferentes causas, que la persona vive como insostenibles, y que le precipitan
a tomar una decisión errónea.
Conocer si existen intentos previos de suicidio puede ser de-
terminante para la valoración del riesgo.

Aunque existen diferentes motivaciones y razones que pueden inducir al suici-


dio, los principales factores de riesgo que lo explican son:

̵ 1. Edad: Mayor de 45 años.


̵ 2. Alcoholismo.
̵ 3. Irritación, ira, violencia.
̵ 4. Conducta suicida previa uno de los factores que predice con más
fidelidad la posibilidad del suicidio consumado (Cooper et al., 2005;
Zahl y Hawton, 2004).
̵ 5. Sexo Varón.
̵ 6. Rechazo de ayuda.
̵ 7. Mayor duración del episodio de depresión.
̵ 8. Tratamiento psiquiátrico previo.
̵ 9. Pérdida o separación reciente.
̵ 10. Depresión.
̵ 11. Pérdida de salud física.
̵ 12. Desempleo o jubilación.
̵ 13. Estado Civil: soltera, viudo/a o divorciado/a.
Fuente: Vega-Piñero et al.
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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

En población juvenil las ideas y conductas


suicidas son más frecuentes en personas del
colectivo LGTBQ+, sobre todo en bisexuales (x4)
y transexuales (x6), por múltiples motivos: la
discordancia entre el sexo sentido y el que fue
asignado puede originar sufrimiento y hostilidad
hacia uno/a mismo/a; pero también están el estrés
de las minorías, el rechazo y falta de apoyo social
y de espacios de afirmación, las agresiones físicas
y/o psicológicas y la discriminación o bullying y el
rechazo religioso, entre otras.

1.4. Factores precipitantes por grupos de edad

Existen una serie de eventos o situaciones que pueden


provocar un estrés intenso en un determinado momento
de una persona, y precipitar un acto suicida. Algunos son
comunes en los distintos grupos de edad, y otros son es-
pecíficos en una etapa de la vida.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ ADOLESCENCIA

– Discordancia entre el sexo sentido y el que fue asignado al nacer.


– Debut enfermedad mental.
– Abuso sexual, violaciones, acoso, humillaciones, maltrato.
– Cambios habituales de residencia, o que impliquen pérdida de la órbita so-
cial habitual (amigos/as o compañeros/as).
– Desengaño amoroso. Embarazo prematuro.
– Problemas disciplinarios escolares. Presión/Fracaso escolar. Períodos de
exámenes.
– Entorno suicida. Presión para cometer suicidio.
– Separación de los padres o graves conflictos conyugales, con instrumenta-
lización del hijo o hija.
– Muerte de un ser querido.

̵ ADULTOS

– Inicio de la enfermedad mental o agravamiento de síntomas (recaída).


– Diagnóstico de enfermedad crónica, terminal.
– Pérdida de empleo (primer año).
– Encarcelamiento.
– Dificultades económicas.
– Pérdida de estatus o prestigio social (desahucio, condena por maltrato, abu-
so, pederastia, fraude…).
– Jubilación.
– Ruptura conyugal, desengaño amoroso, descubrimiento de infidelidad.
– Fracaso profesional, acoso laboral.
– Duelo parental.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ PERSONAS MAYORES
– Pérdida o deterioro de funciones físicas o psicológicas (aumento
de la dependencia).
– Empeoramiento de enfermedades o aumento del dolor físico.
– Institucionalización.
– Efecto Ping-pong (los hijos o hijas, se reparten su cuidado en diferentes
etapas del año, sin domicilio fijo).
– Sensación de ser una carga para los demás.
– Malos tratos, negligencia.
– Viudedad (el primer año, más frecuente en varones).
– Falta de sentido de pertenencia.
– Pérdida de interés por la vida, por las aficiones habituales, debut depresivo.
– Pérdida de la fe o espiritualidad.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

2. INTERVENCIÓN EN CONDUCTA SUICIDA


2.1 Aspectos Generales
2.1.1 Habilidades de Comunicación

Conjunto de claves verbales (alternativas a la confronta-


ción, el consuelo o la distracción), para facilitar el acerca-
miento y conexión con la persona en riesgo suicida duran-
te la negociación, para evitar el desenlace fatal.

Validar el sufrimiento

Dar importancia al sufrimiento de la persona, mientras se


establece una relación entre las causas, y el efecto: tener
ideación suicida.
Validar es otorgar reconocimiento, importancia y sentido
al sufrimiento de la persona en riesgo, aumentando así
la sensación de conexión y de seguridad con quien le
escucha.

Para validar es necesario establecer un “hilo conductor”, una relación cau-


sa-efecto, de lo que le está pasando a la persona con ideación suicida. Como posi-
bles causas podemos encontrar: desesperanza, soledad, dolor físico, sufrimiento
emocional, tristeza…, etc., que tienen “el efecto” de pensar en el suicidio como
solución.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ “Qué difícil debe ser todo lo que estás viviendo hasta el


punto de querer morir…”
̵ Cuando dices que a veces piensas en morir, háblame de
este pensamiento tan natural y tan humano…
̵ ¿Qué es eso que podrías dejar de sentir muriendo?,
̵ ¿Qué habría de bueno en morirse que tiene tanto sentido
para tí?, No me extraña que pienses en desaparecer cuan-
do tienes la sensación de que no le importas a nadie…
̵ ¿Qué es eso que muriéndote dejarías de sentir?,
̵ ¿Qué es ese dolor que el morirte piensas que podría
ayudarte?,
̵ ¿Qué es esa experiencia que el morirte crees que te
ayudaría?
̵ Tienes derecho a sentirte así de mal con lo que estás pa-
sando, es mucho para cualquiera…
̵ ¡Qué duro debe ser no saber qué haces aquí, y sentir que
hablar no sirve de nada…!

Normalizar la idea suicida

Se trata de eliminar la percepción errónea que tiene la


persona en riesgo suicida de la situación que está vi-
viendo, como infrecuente, irresoluble…

Cambiar cómo define su experiencia interna desde la pa-


tología: “algo anda mal en mi cabeza” o “no tengo solu-
ción”, hacia una perspectiva más objetiva, y también más
benévola y esperanzadora: “cualquiera que estuviera en
mi lugar, también estaría pasándolo muy mal”.
La ideación suicida puede ser una reacción defensiva normal que mucha gente
tendría si se enfrentara a determinadas circunstancias para: terminar con el su-
frimiento, evitar responsabilidades, acabar con el miedo…
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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ Pensar en el suicidio como salida, no te convierte en


loco o loca, en cobarde, en débil, ni significa que no
tengas solución, muchas personas que no ven otra sali-
da, tienen a diario estas ideas.
̵ Yo no he vivido nunca una situación como la tuya, pero
creo que si lo viviera, también lo estaría pasando muy
mal…
̵ Debe ser tan difícil tener esa sensación interna, y que los
demás no entiendan lo que te está pasando…
̵ No puedo ni imaginarme cómo es sentirse como te sien-
tes tú ahora, pero si me ayudas quizá pueda entenderte
mejor…

̵ Juzgar: “No digas esa barbaridad. Piensa en las personas


que quedan, si no te falta de nada…”
̵ Consejo o interpretar: “Creo que deberías tomar algo de
medicación, ir al psiquiatra…”
̵ Comparar: evitar el impulso de comparar el sufrimiento
de la persona en riesgo con el de otra persona, o ponien-
do como ejemplo a otros que “lo han pasado peor”, o
incluso con períodos difíciles de la propia vida de quien
interviene, y que ha logrado superar anteriormente.
̵ Llevar al costo de su posible suicidio: “¿qué va a ser de
tu familia?”
̵ Cambiar de tema, usar tópicos, o llevar a lo positivo:
“eres joven, aún puedes…, no hay mal que cien años
dure…, tienes toda la vida por delante….”
̵ Pregunta o comentario manipulador o intento de dis-
tracción: “Si te suicidas no volverás a ver a tus hijos, lo
que tienes que hacer es distraerte o volver al trabajo en
seguida”.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Este tipo de respuestas son “desautorizaciones” del sufrimiento de la persona


en riesgo, y aumentan la sensación de incomprensión y soledad.
Este tipo de desautorizaciones, pueden haber cercenado su confianza en los
demás, y también en la utilidad de compartir su sufrimiento con otros, incluyendo
a los y las profesionales, y con razón.
Puede llegar a expresar: «Nadie me entiende, no sé qué hago aquí, hablar no sirve
de nada». «No le importo a nadie», «Pronto se olvidarán de mí», «Nadie me quiere».
«Ya no puedo más, no me cabe más». Es mucho más adecuado admitir incluso nues-
tra propia ignorancia y vulnerabilidad.

̵ Nunca he pasado por una situación tan difícil, así


que no puedo ni imaginarme lo difícil que debe ser…
̵ Lo siento, no se muy bien cómo ayudarte, me asus-
ta, pero voy a estar contigo para ayudarte en lo
que necesites”
̵ ¿Qué es eso tan importante que te gustaría que los
demás entendieran?
̵ ¿Quiénes son esas personas que te gustaría que te
entendieran?

̵ ¿Cómo puedes decir eso?, a mí sí me importa.


̵ No, hombre/ mujer, yo sí que te entiendo…

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Facilitar el desahogo

Para la mayoría de personas en riesgo suicida, es di-


fícil encontrar a alguien que soporte escuchar su su-
frimiento sin interrupciones, sin que les intenten res-
catar, distraer, o que les intenten llevar a lo positivo
cuando manifiestan su intención de suicidarse.

La verbalización de sentimientos es sanadora por sí


misma, siempre que estos sean reconocidos por la
otra persona.

Además, contribuye a la destraumatización, y propor-


ciona una disminución de la activación emocional y la
impulsividad.

Se trata de una habilidad clave para poder descubrir


los factores precipitantes, pero también para encon-
trar aquello que podría suponer una razón para vivir
“un hilo del que podamos tirar”, haciendo preguntas
abiertas.

̵ No sé cómo es sentirse como ahora mismo te sien-


tes tú, pero si me ayudas, quizá pueda entenderte
mejor
̵ ¿Qué te ha puesto en una situación tan difícil?
̵ ¿Cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso?
̵ Yo no he pasado nunca por una situación como la
tuya, pero si me ayudas, quizá pueda entenderte
mejor…

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Aplazar la decisión

Fijarnos este objetivo es mucho más sensato, realista, y


plausible, que el intentar quitarle las ideas suicidas, ade-
más de evitar entrar en una confrontación sobre la legiti-
midad, calidad o cantidad de su sufrimiento.

Incluso fisiológicamente la activación disminuye por la


propia respuesta de cansancio del organismo.

Luego, siempre respetaremos el ritmo de la persona sin


prisas por resolver la situación, con la premisa de que el
tiempo juega a nuestro favor, ya que disminuirá la activa-
ción emocional y la impulsividad.

̵ Siempre puedes suicidarte más adelante, tienes


toda la vida para hacerlo, yo no puedo evitarlo,
pero permíteme que hablemos antes de la situación
que atraviesas.
̵ Se trata de una decisión importante que puede es-
perar…
̵ Hemos visto situaciones parecidas y hemos en-
contrado otras soluciones, quizá en el hospital
puedan prestarte la atención que te mereces, y la
ayuda que necesitas…

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Sembrar la ambivalencia

Crear la duda de si el suicidio es la mejor o la única


solución, en lugar de confrontarle directamente con
su intención suicida.

Se tratar de erosionar poco a poco la certeza de que


suicidarse es la mejor solución posible, esta estrate-
gia, además, nos hace ganar tiempo.

Esta estrategia, además, nos hace ganar tiempo. A


pesar de ser una estrategia muy poderosa, perderá
eficacia si antes no hemos sido capaces de facilitar
previamente el desahogo.

̵ ¿Qué te ha impedido hacerlo hasta ahora?

̵ ¿No crees que quizá haya otra forma de terminar


con las burlas/ acoso en el colegio?

̵ ¿Crees que ese jefe o jefa se merece que te quites


la vida por él o ella?

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Encontrar puntos de anclaje

Identificar motivos, razones y/o personas (con sorpren-


dente frecuencia también mascotas), que son importan-
tes para la persona, y que supongan un enganche a la
vida o un impedimento para continuar con sus planes.
No caer en el error de hacer una búsqueda indiscrimina-
da de información, puede que, sin quererlo, traigamos a
la conversación el precipitante del intento suicida, con-
fundiéndolo con un punto de anclaje (infidelidad, maltra-
to…, etc.). Valorar el coste de su suicidio, o el impacto
en otras personas, puede resultar muy útil, pero pierde
eficacia si se utiliza este recurso de manera prematura.

¿Quién te encontrará?
¿Hay alguien en quien al pensar, te cueste seguir adelante
o te impida continuar?
¿Qué sería aquello por lo que estás dispuesto/a a vivir?
¿Quién sería la persona por la que valdría la pena vivir?
¿Cómo crees que afectará al futuro de tus hijos o hijas/
pareja/padres?
¿Sabías que muchas veces existe imitación por parte de
los hijos o hijas u otros familiares, cómo te hace sentir
pensar que tus hijos o hijas puedan imitarte?
¿Has pensado en las consecuencias de tu suicidio para esa
persona en quien al pensar, te cuesta seguir adelante?
¿A quién sientes ahora mismo más cerca de ti?

̵ ¿Qué van a hacer tus hijos o hijas sin ti?


̵ ¿Qué será de tu pareja?
̵ ¿Cómo van a superar tus padres esto?
̵ No, hombre/ mujer, yo sí que te entiendo…

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

2.1.2 Evaluación de la emoción predominante y actuación


ajustada a la misma

MIEDO

Podemos identificarlo a través de la voz temblorosa, in-


terrupciones continuas, habla acelerada, dificultades para
escuchar, saltos temporales en el discurso, taquipnea e hiper-
ventilación, temblores, dar la espalda al vacío, actitud corpo-
ral de “recogimiento”, ocultación, encorvamiento…
Precisa del/a profesional una respuesta afectuosa,
acciones que transmitan seguridad afectiva, protección.

Hola soy Izaskun, soy operadora del 112/enfermera/mé-


dica/ertzaina/policia local/bombera…, quiero ayudarte,
me voy a quedar contigo todo el tiempo que haga falta,
ahora mismo eres la persona más importante para mí, ya
no estás solo/a

ENFADO

Quizá la emoción que mejor identificamos para así salva-


guardar nuestras propias vidas. Podemos identificarla a tra-
vés del tono de voz alto, agitación, interrupciones, lenguaje
grosero, faltas de respeto, amenazas y desafíos…, levantar
la barbilla al hablar, separar los brazos y piernas del tronco
para “ocupar más espacio”, apretar los puños, tensión mus-
cular, apretar las mandíbulas…, etc.
Esta emoción en concreto requiere del profesional
prestar atención y tomarse en serio los motivos de enfado de la persona, con
seriedad y responsabilidad, ofreciendo algún compromiso de “corrección”.
25
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ No hay derecho a que te haya pasado…


̵ No me extraña que estés tan enfadado/a después
de…
̵ Qué difícil sentir que no entienden lo mal que lo es-
tás pasando…
̵ Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que
recibas la atención que te mereces, y la ayuda que
necesitas

TRISTEZA

Podemos identificarla en los suspiros, carraspeos, temblor


de voz, pausas para tragar saliva, tono de voz bajo… Nuestra co-
municación con una persona en este estado ha de ser com-
pasiva, y mostrar el impacto (incluso conmovernos) por el
sufrimiento que comunica la persona.

̵ No me puedo imaginar como debe ser perderlo


todo de una manera tan terrible
̵ Perder a tu pareja/ hijo/a/ trabajo…, etc. en este
momento de tu vida debe ser tan difícil…
̵ Qué duro sentir que no tienes a nadie que te acom-
pañe en estos momentos…
̵ Tiene sentido que quieras desaparecer cuando tie-
nes la sensación de que no le importas a nadie

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

2.1.3 Decálogo de Intervención

No buscar como objetivo quitar las


ideas suicidas

No negarlo o responder con frases


huecas

Evaluar el riesgo (Cuándo, Cómo, Dónde,


Qué ha pasado para que haya decidido
hacerlo)
Si hay conductas de cierre y si tomó
precauciones para que nada / nadie lo
impida

No tener prisa por resolver la situación

Reforzar positivamente su gestión de la


situación

Facilitar el desahogo emocional

No dejar nunca sola a la persona en


riesgo

No hacer promesas que no se puedan


cumplir

Sembrar la ambivalencia respecto a la


decisión de suicidarse

Buscar puntos de anclaje a la vida

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

2.2 Protocolos de Actuación


2.2.1 Atención Telefónica

Cuando iniciamos la conversación telefónica con una persona en si-


tuación de riesgo suicida debemos tomar en serio cualquier amenaza
o verbalización (aproximadamente un 80% de los/as suicidas habían
avisado previamente), y desterrar la idea de que sean llamadas de
atención, y entender que son peticiones de ayuda.
Cuando la demandante es la propia persona en situación de riesgo, caben dos
posibilidades:
̵ Que la persona acepte el/la ofrecimiento de ser atendida telefónicamente por el
médico/a coordinador/a de Emergencias Osakidetza, o lo solicite directamente.
̵ Que rechace la derivación de la llamada al médico o médica coordinadora de
Emergencias de Osakidetza, en tal caso, la persona receptora de la llamada,
continuará gestionando la misma como interlocutor/a único/a evitando que se
corte la comunicación.

En el caso de que la persona llamante muestre tristeza, anhedonia,


bajo estado de ánimo sin ideación suicida (ICA 0), se derivará a Con-
sejo Sanitario que decidirá, tras entrevista telefónica, si activa recurso
móvil para valoración hospitalaria.
A través del Consejo Sanitario pueden entrar llamadas de personas
en riesgo suicida incluidas en el CISR (Código Intento Suicida Recien-
te) que se encuentren en situación de crisis. Estas llamadas serán de-
rivadas al médico o médica coordinadora de emergencias de la zona
proporcionando un resumen del caso.

Siguiendo la táctica operativa ICA (Incidentes Conductas Autolíticas), enten-


diendo como ICA toda actuación que vaya acompañada por la evidencia explícita
o implícita de que una persona tiene intención de autoprovocarse la muerte, se
deberán recoger los siguientes datos básicos:

28
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Ubicación real o estimada de la víctima


– Denominación. Término municipal
̵ Ubicación concreta (calle, carretera, camino, lugar público, monte, mar, río,
pantano, etc.), documentando todas las referencias que aporte la persona lla-
mante
̵ Accesibilidad
̵ Coordenadas

Persona alertante
– La propia víctima (nombre)
– Un familiar
– Otra persona

Vía de alerta
– Telefónica
– Redes sociales (Whatsapp, Twitter, Facebook, App 112, otros…)

Datos de identificación de la víctima


– Nombre y apellidos
– Edad
– Domicilio
– Número de teléfono de la víctima

Qué refiere
– Pide ayuda o atención sanitaria
– Conducta/ideas de suicidio
– Existencia de riesgo para terceras personas
29
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Datos adicionales
– N.º telefónico de la persona llamante
– Observaciones: Si quien llama es un/a familiar/otra persona sondear el tiempo
transcurrido, si ha habido intentos anteriores, posibles causas, actividad pro-
fesional, gustos y preferencias
– Si está en tratamiento, etc…

Los gestores y gestoras operadoras del 112 SOS Deiak, serán los encargados
de atender a la persona llamante en el proceso inicial de la entrevista hasta garan-
tizar un relevo (por transferencia telefónica o presencia en el lugar) además de
activar los recursos necesarios en función del entorno en el que se esté producien-
do, y del riesgo que exista para terceros o para la víctima (en caso de salvamento/
rescate), como se muestra en el siguiente cuadro.
El primer recurso en llegar al escenario asumirá la interlocución con la perso-
na en riesgo, a sabiendas que dependiendo de la peligrosidad del escenario para
la persona en riesgo o para terceros, la Dirección Operativa será asumida por el
recurso que corresponda. Así, la transferencia de la interlocución se hará priori-
zando el respeto hacia la persona en riesgo.
No obstante, independientemente del recurso al que corresponda la Dirección
Operativa, el/la profesional que más capacitado/a se sienta de cualquiera de los
servicios allí presentes, será quien establezca el vínculo con la persona en riesgo
y si ésta muestra receptividad la interlocución se prolongará hasta el desenlace
de la intervención, procurando mantener informados al resto de los servicios ac-
tuantes.

El recurso que asuma la Dirección Operativa del incidente (Ertzain-


tza, SPEIS, Osakidetza Emergencias) tomará las decisiones relevantes
sobre el modo de proceder que asegure a terceros y a la persona en
riesgo, y facilitará en cuanto sea posible la presencia de Emergencias
Osakidetza en la escena para hacerse cargo de la asistencia sanitaria.
Que la Dirección Operativa corresponda a un recurso u a otro, no ex-
cluye la intervención del resto de servicios presentes.

30
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Servicios Condiciones Tareas a realizar Movilización


̵ Atención al 112
̵ Coordinación.
̵ Movilización de servicios.
SOS DEIAK ̵ Control y seguimiento.
̵ Atención a la persona llamante en el
proceso inicial de la entrevista para
garantizar el relevo (por transferencia
telefónica o presencia en el lugar.
̵ Ubicación del incidente.
̵ Definición de accesos.
̵ Control de accesos.

AUTOMÁTICA
̵ Mantenimiento del orden público.
ERTZAINTZA
̵ Apoyo logístico.
̵ Control del tráfico.
̵ Dirección Operativa en escenarios IEV
con riesgo de vida a terceros.
POLICÍAS
Entorno urbano. Las propias.
LOCALES
Amenaza de vida para
̵ Dirección operativa (con riesgo de pre-
la víctima y no para
cipitación al vacío).
terceros.
SPEIS
Escenario sin acceso a ̵ Salvamento/Rescate víctima.
víctima/precipitación al
vacío.
Conducta autolesiva y Atención y asistencia sanitaria
OSAKIDETZA escenario seguro para Dirección operativa (sin riesgo de preci-
terceros. pitación al vacío).
Cruz Roja/ Eus- A requerimiento de los Posvención: atención a familiares o
kal DYA servicios actuantes. colectivos concernidos.
DIFERIDA

A petición de
Ertzaintza
SPEIS Salvamento y rescate.
porque el escenario
inicial evoluciona.
OSAKIDETZA Atención y asistencia sanitaria.

31
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

A continuación se detalla, en el siguiente árbol de toma de decisiones, la manera


de proceder ante una llamada por incidente de conducta autolesiva.

32
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

33
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

2.2.2 Atención Presencial

El siguiente cuadro, muestra las acciones a llevar a cabo ante una persona
en crisis en función del estado de desarrollo de la conducta suicida en la que se
encuentre. Más adelante se ampliará cada situación.

34
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

La atención presencial comienza desde el momento en el que el Cen-


tro de Coordinación de Emergencias de Euskadi SOS DEIAK activa
los recursos, y por tanto, la aproximación al lugar donde se encuentra
la persona, se deberá realizar con especial precaución.
Los recursos que primero lleguen al escenario deberán valorar el ni-
vel de riesgo de la persona en crisis suicida para adecuar el tipo de
intervención.

35
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Aproximación
La aproximación es un momento especialmente vulnerable, la persona no se
encuentra aún bajo nuestra supervisión.

Reducir la es- Utilizar los vehícu-


timulación am- los de emergencias
biental (Señales para proteger el es-
acústicas y lumi- pacio de interven-
nosas), también ción y a ser posible,
presencia de fuera del alcance
curiosos. visual de la persona
en riesgo suicida

36
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Evitar que testi-


gos presenciales
coloquen colcho-
nes en el suelo,
y no iniciar el
contacto desde
abajo si riesgo
de precipitación

Abordaje
1. Ideación suicida

La valoración del riesgo (Torrico Linares, E. 2018; Servicio Andaluz de


Salud, 2010), realizada por personal sanitario, vendrá determinada por
la evaluación progresiva de cuatro aspectos fundamentales durante la
entrevista con la persona en riesgo suicida:
• Cuándo lo haría y la proximidad y planificación en el tiempo.
• Dónde lo haría y si se trata de un lugar donde resultaría difícil ser
rescatado/a o interrumpido/a a tiempo.
• Cómo ha decidido hacerlo y si tiene acceso al método por su pro-
fesión: sanitario/a, FFCCSS, trabajador/a de altura, agricultor/a,
etc…
• ¿Qué ha pasado para que haya decidido hacerlo

37
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

El siguiente procedimiento muestra la toma de decisiones en crisis suicidas en


caso de ideación.

38
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

39
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Se deberán recoger una serie de datos que serán de utilidad


a la hora de evaluar el riesgo suicida (además de los 4 pilares de
información: cómo, cuándo, dónde y qué ha pasado para que haya
tomado esa decisión). No obstante, prevalecerá sobre cual-
quier instrumento de evaluación, la impresión del facultati-
vo sobre el riesgo suicida.

Antecedentes médicos e intentos previos (antigüe-


1 dad, letalidad, si fue rescatado/a o interrumpido/a)

Posibles precipitantes (debut enfermedad mental,


2 ruptura sentimental, despido...)

En caso de intentos si acudió voluntariamente al


3 hospital, o si fue trasladado/a por la ambulancia o
contra su voluntad.

4 Consumo de sustancias presentes

̵ ¿Alguna vez has sentido que vivir no merece la


pena?
̵ Durante las últimas dos semanas, ¿has pensado
que estarías mejor muerto o lastimándote de algu-
na manera?
̵ Para que los dos sepamos de lo que hablamos,
¿has tenido pensamientos de quitarte la vida o sui-
cidarte?
̵ ¿Has intentado hacerte daño deliberadamente o
suicidarte?
̵ ¿Crees que lo harías?
̵ ¿Has pensado cómo suicidarte?
̵ ¿Tienes a tu alcance algún método para hacerlo?
40
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ ¿Lo has intentado alguna vez?


̵ ¿Puedes describirme qué sucedió: dónde, qué ocurrió para
que decidieras hacerlo, habías consumido algo para atre-
verte a hacerlo, qué método empleaste?
̵ ¿Qué creías que sucedería?
̵ ¿Buscaste ayuda después de intentarlo?
̵ ¿Planeaste ser descubierto, o te encontraron accidental-
mente?
̵ ¿Cómo te sentiste después: aliviado, arrepentido, frustrado,
furioso, molesto…?

Si la persona no manifiesta ideación ni intencionalidad suicida


(TÁCTICA ICA 0)

La persona verbaliza pensamientos negativos, de soledad no deseada, tristeza,


ira, frustración y denota estado de ánimo decaído. Puede haber ideas pasivas
de muerte, o no verbaliza la ideación suicida de manera explícita (por falta
de estructuración, no debido a las dificultades para confesar su intencionali-
dad): “ojalá me acostara y no me despertara nunca”, “no puedo más”, “estarían mejor
sin mí…”, etc.
Ante esta situación normalizaremos y validaremos su ideación y reforzaremos
positivamente la gestión de la situación.
En caso de estar en seguimiento por el Servicio de Salud Mental, la persona
será derivada a su profesional de referencia, en caso contrario se le derivará a
Atención Primaria.

Medidas preventivas
̵ Garantizar la atención o vigilancia de terceras personas
(quedarse a dormir en casa de un familiar o amigo/a,
ingreso en el hospital…, etc.).

41
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ Restricción del acceso al posible método (custodiar medicación, guar-


dar objetos cortantes o armas bajo llave, repartir la medicación por
distintos puntos de la casa de difícil acceso).
̵ Asegurarse la pauta de medicación necesaria para controlar el cuadro
que presente (ansioso, psicótico, depresivo), y que existe la posibilidad
de rápido traslado al hospital, salud mental, o de llegada de la ambu-
lancia.

Elaborar un plan “antisuicidio” con la persona en riesgo suicida en caso de nue-


va recaída: identificar personas, lugares, actividades que facilitan la superación de
la situación crítica.

Plan de seguridad. (Safety Planning Intervention: SPI Adaptado de


Stanley y Brown, 2012). Se elabora de manera colaborativa con la per-
sona en riesgo suicida, que describirá los acontecimientos precipitan-
tes y su reacción a los mismos. Hay que obtener una relación precisa
entre lo que ocurrió antes, durante y después de la crisis suicida. Re-
quiere 20-45 min.
1. Reconocer señales de alarma y desencadenantes de la ideación
suicida. (Evitar pensar o hacer cosas que no me ayudan: falta de
sueño, consumo de sustancias, aislamiento…, etc.).
2. Emplear estrategias internas de afrontamiento que distraigan de
pensamientos e impulsos suicidas (Pensar en, o hacer cosas que me
ayudan: distracción, relajación, apretar hielo como alternativa a la
autolesión, etc.).
3. Identificar y utilizar actividades saludables como medida de distrac-
ción frente a los pensamientos suicidas (acudir a lugares que facili-
tan la interacción, actividad física o buscar compañía de familiares y
amigos que pueden distraer de pensamientos e impulsos suicidas).
4. Identificar familiares y amigos que ayuden a brindar apoyo para
superar la crisis suicida (no como mera distracción).

42
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

5. Ponerse en contacto con profesionales y los servicios de urgencia.


Para contactar durante una crisis suicida (Profesionales que conocen
mi situación).
6. Reducir el acceso a medios potencialmente letales. (Pedir supervi-
sión de la medicación, o guardar bajo llave, guardar cuchillos/ ar-
mas, permanecer acompañado, evitar lugares concretos).

Facilitar recursos de ayuda:


• 112 (24H/ 365d)
• 024 (Desde Mayo 2022).
• Consejo Sanitario (24h/365d; Enfermería de Osakidetza): 900.20.30.50
• Teléfono de la Esperanza (atención en crisis, estatal): 717 003 717
https://telefonodelaesperanza.org/
• Araba: 945 14 70 14 https://telefonoesperanzaalava.eus/
• Bizkaia: 944 100 944 https://telefonodelaesperanza.org/euskadi/
• Gipuzkoa: 900 840 845 http://telesgi.org/
• Teléfono Contra el Suicidio 24h/7/365: 900.925.555 (Ayto. Barcelona)
• Teléfono de la Esperanza Gipuzkoa: 943.429.742.
• App Smart Phone: PREVENSUIC.
• Badabidebat: Atención para jóvenes. www.badabidebat.eus
• TF: 900840335 (Lu-Vi 10:30-13:30h)
• Whatsapp: 747421720 (Lu-Vi 10-14h y 16-20h)
• Mail: kaixo@badabidebat.eus
• Chat (Lu-Vi 10-14h y 16-20h): www.badabidebat.eus

43
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Si la ideación presenta riesgo alto de suicidio (TÁCTICA ICA)

La persona sabe cuándo, cómo, dónde, y qué ha pasado para que haya
decidido hacerlo, ha tomado precauciones para evitar que le interrum-
pan o ser encontrado, y ha llevado a cabo conductas de cierre (escribir
notas de despedida, regalar objetos de alto contenido sentimental, re-
galar la mascota, despedirse, hacer el testamento…).

La persona manifiesta ideas activas de muerte y lo verbaliza de manera


explícita: “se acabó”, “de esta noche no pasa”, “no lo aguanto ni un día más”, “por fin
voy a descansar ya”, “Hoy acabaré con todo…”.
En este caso, además de validar, normalizar y reforzar positivamente la gestión
de la situación, debemos sembrar la ambivalencia, intentar aplazar la decisión y
encontrar puntos de anclaje.
Puede que tras hablar con nosotros/as, la persona manifieste su arrepen-
timiento, o que apele a nuestra confianza (aplicable a la petición de menores de
no informar a sus progenitores), es importante recordar la máxima: “Entre
su confianza y su vida, nos quedamos con su vida”
Para conocer si tras este arrepentimiento persiste la intencionalidad suicida,
es más adecuado preguntar por las razones que le han hecho desistir, si titubeara,
diera razones débiles, o le costara encontrarlas, tendríamos que continuar con la
decisión de traslado hospitalario.

¿Qué ha cambiado?
¿Qué ha hecho que cambies de idea?
¿Qué te ha llevado a desistir de tu intención de
suicidarte?

Se procederá a la derivación hospitalaria.


La privación de la propia libertad, y el traslado forzoso, ha sido documentada
como una experiencia potencialmente traumática que debemos evitar.

44
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Situaciones adicionales de traslado inminente


al hospital

Presencia de planes específicos de alta letalidad o ideación persistente, o au-


sencia de crítica o arrepentimiento del deseo de morir, o voluntad suicida irreduci-
ble (aunque aparente manipulación, p.ej.: “o viene mi mujer, o no me voy con vosotros
al hospital”).

• Limitado apoyo familiar o social, incluyendo ausencia de una situación es-


table en la vida. Dificultad de vigilancia 24 horas o supervisión insuficiente
por parte de familiares, allegados o profesionales.
• Si existe patología médica (trastorno neurológico agudo, cáncer, infec-
ción), o psicológica (psicosis, trastorno psiquiátrico mayor), que puedan
provocar una nueva crisis, o el profesional tenga dudas sobre la evolución
posterior a la atención sanitaria (consumo de sustancias, impulsividad…,
etc.).
• La persona es un hombre mayor de 45, con inicio reciente en enfermedad
mental o ideación suicida.
• Conducta impulsiva, agitación severa, racionalidad pobre o rechazo de la
ayuda.
• Ausencia de respuesta o incapacidad para cooperar en un tratamiento.
• La persona ha cambiado su estado mental tras un estado tóxico-metabóli-
co, infección u otra etiología que requiere estudio hospitalario.
• Ausencia de una adecuada relación médico-paciente o incapacidad para
realizar un seguimiento ambulatorio.
• Importantes intentos de suicidio previos, especialmente si fueron médica-
mente graves, violentos, premeditados o casi letales.
• Ausencia de intentos o ideación previos, pero evidencia tras la evalua-
ción que sugiera un alto riesgo de suicidio, y un incremento reciente en
el mismo.

45
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

2. Suicidio en curso
Ante un suicidio en curso es prioritario determinar si existe autolesión
o contacto con un tóxico que comprometan la vida de la persona,
aspecto que marcará la actuación de los/as intervinientes.

En caso afirmativo, la actuación dependerá del origen de las lesiones:


– Origen traumático: Valoración Sanitaria X-A-B-C-D con control cervical

46
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

si precisa (Siendo X el control de hemorragias externas exanguinantes).


– Origen NO traumático: Valoración Sanitaria A-B-C-D. (Posición lateral de
seguridad, no provocar vómito, no facilitar alimentos, bebidas…, etc.).

En caso negativo, es fundamental realizar una correcta toma de contacto, utili-


zar las habilidades de comunicación, y evaluar las señales que marcan la evolución
de nuestra intervención, como se indica en el siguiente cuadro.

47
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Toma de contacto

Autoprotección

Averiguar la situación del/la paciente (tranquilo/a, solo/a, atrincherado/a...).

Evaluar y asegurar vías de escape para intervinientes, y de evacuación del


paciente mientras se accede al lugar.

Aislar al paciente de personas que puedan empeorar la situación.

Evitar que el/la paciente se sienta “acorralado”

Aproximación y presentación

La aproximación ha de ser cautelosa y consentida por la persona en ries-


go, sin apresurarse, hasta donde la persona nos lo permita, y evitando
generar suspicacias sobre la posibilidad de ser contenida físicamente.

48
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Arrodillarnos, sentarnos en el suelo para hablar con ella. Es vital informar de


todo lo que hacemos, así como evitar cualquier movimiento brusco que aumen-
ten la desconfianza, o la idea de que le inmovilizaremos por sorpresa en contra de
su voluntad.
Si se encuentra al otro lado de una barandilla que supere la altura de su cintura
y expuesta al vacío, es imposible que un/a interviniente aborte el intento con la
fuerza de sus brazos.

̵ ¿Te parece bien si me acerco un poco para poder oírte?

̵ De acuerdo, ¿Aquí está bien?

En incidentes suicidas en curso con riesgo para terceros con atrinche-


ramientos o situaciones similares que se prevea que la emergencia se
pueda alargar en el tiempo, se podrá solicitar la intervención del Equi-
po de Negociación de la Ertzaintza. Hasta la llegada presencial de este
grupo de especialistas, se mantendrá siempre la interlocución con la
persona sin olvidar el carácter imprevisible de la conducta suicida una
vez que se ha iniciado la crisis.

La contención física es la última alternativa, no la estrategia de


primera elección.

Controlar las vías de comunicación

Evitar los ruidos provenientes de nuestros sistemas de comunicación,


mientras establecemos la entrevista con la persona en crisis, o el resto
de intervinientes planifican una posible contención.

49
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Cubrir sus necesidades inmediatas

No empezar hablando del suicidio e interesarnos por sus necesidades


inmediatas.

̵ ¿Tienes sed?
̵ ¿Tienes frío?
̵ ¿Quieres sentarte?
̵ ¿Un cigarrillo?
̵ ¿Necesitas algo ahora mismo?

No tener prisa

No pretender resolver la situación rápidamente, ni que la persona note


que no tenemos tiempo para ella. Que tenga la sensación de “llevar las
riendas” inicialmente. Siempre cederemos nosotros.

̵ “Yo me aparto unos metros si tú te bajas de ahí”

Habilidades de comunicación

En presencia de alucinaciones y/o delirios

No confrontar, ni tampoco confirmar el contenido de su ideación deli-


rante o alucinatoria, sea la que sea, pero validar su experiencia subjetiva
de sufrimiento.

50
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ “Debe ser tan difícil tener la sensación de que tu


familia quiere envenenarte…”
̵ “No puedo ni imaginar la angustia que pasarás al
pensar que te persiguen y espían las 24 horas…”

Señales de comunicación

Para saber si la comunicación está siendo favorable o no, se podrán te-


ner en cuenta las señales que la persona demuestre a lo largo de nues-
tro contacto con ella.

Señales de evolución desfavorable

– No muestra ninguna señal de alivio al ser encontrado/a.


– Nos marca claramente la distancia a la que permite que nos acerquemos.
– La persona da la espalda al vacío.
– Muestra inquietud, nerviosismo, deambula por superficies inestables.
– No responde a nuestros intentos de establecer un diálogo.
– Se despide textualmente de nosotros mientras le hablamos.
– Advertimos señales de enfado o de “echarle valor” en su comunicación no
verbal: ocupar más espacio como la elevación de la barbilla o sacar pecho,
apretar los puños, palpitar de la mandíbula, apertura de las fosas nasales.
– No dirige su cuerpo hacia nosotros mientras le hablamos y/o evita el con-
tacto visual.
– Se deshace de objetos o prendas de ropa (descalzarse, arrancarse la ropa
o algún colgante, arrojar sus gafas al vacío…).
– Santiguarse…
– Sonreír con muchos parpadeos (“gracias, pero he de hacerlo”). Hacer un
parpadeo, con un tiempo de ojo cerrado muy largo.
– Cambio brusco o repentino de actitud de actitud, desiste espontáneamen-
te. Es el momento de mayor peligro, evitar el «impulso suicida», y no
dejar tiempo para recapacitar, aplicar el “abrazo instrumental”.
51
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Señales de evolución favorable

– Acepta la comunicación con los y las profesionales, y comparte sus moti-


vos para estar ahí.
– Disminuye poco a poco su impulsividad y activación emocional, a medida
que se desahoga con nosotros/as.
– Acepta o reflexiona sobre alguno de nuestros argumentos.
– Manifiesta su miedo al dolor físico, o a no conseguirlo, o el impacto y su-
frimiento ante las consecuencias del suicidio para personas significativas.
– Verbaliza alguna idea de arrepentimiento…
– Acepta la proximidad física del o la profesional, o el intento de negociación
de apartarse de ahí, si el o la profesional retrocede un poco…

No relajarse hasta que la persona en riesgo se en-


cuentre custodiada y acompañada en el interior del
vehículo sanitario o policial.

Traslado hospitalario

Durante el traslado hospitalario se continuará con la inter-


vención.
En traslados involuntarios si es necesario, los sanitarios po-
drán solicitar que les acompañe un/a agente de la Ertzaintza
para garantizar la seguridad.
Conviene extremar la precaución del riesgo de fuga de la
persona en riesgo suicida, informando durante la transfe-
rencia, de la posibilidad de riesgo al personal hospitalario
de urgencias.

52
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Reforzar positivamente que haya declinado su intención.

Aceptar lo ocurrido, no juzgar sus sentimientos ni culpar


por haber tenido un intento suicida.

No represaliar o sermonear, ni dramatizar o banalizar la


situación generada.

Invitar a la persona a compartir toda la información sin


ocultar datos: intentos previos, antecedentes familiares,
enfermedad mental, circunstancias del intento...

Invitarle a aprovechar el ingreso para analizar y abordar


posibles causas y soluciones.

No comparar con otras personas evitando invalidar su


experiencia.

No forzar a contar su historia. Si decide hacerlo, no in-


terrumpir.

Centrar toda nuestra atención en la persona, evitando


distracciones (movil, informe...).

Evitar hacer falsas promesas.

53
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Transferencia hospitalaria

Para asegurar una adecuada continuidad de cuidados, no se debe ol-


vidar que la transferencia hospitalaria es un momento especialmente
vulnerable para la persona en riesgo suicida.

Asegurar la correcta transfe-


rencia de documentación clí-
Asegurar la privacidad e inti-
nica de la persona en riesgo,
midad de la persona en riesgo
y pautas seguidas durante el
suicida, y de historia.
traslado al personal sanitario
del centro de acogida.

Optimizar la transferencia de
Minimizar el riesgo de fuga y
información, asegurando que
autolesión en la acogida, y ubi-
es el/la responsable sanitario/a
cación de la persona en riesgo
de la atención, el receptor/a de
suicida.
la información.

Informar de la existencia o no
de familiares, y si se ha contac- Aplicar el protocolo existente
tado con ellos, posibles telé- en cada centro sobre sistemas
fonos de contacto, motivación de triaje y acogida de la perso-
del ingreso (voluntaria, a peti- na en riesgo suicida.
ción familiar, orden judicial).

54
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

2.2.3 Atención inmediata a supervivientes, familiares o testi-


gos tras suicidio consumado

El suicidio siempre es una sorpresa para los familiares o allegados (aun-


que lo haya manifestado antes). De otro modo, habrían hecho todo lo
que hubiera estado en su mano para evitarlo. La persona fallecida suele
tomar las precauciones para evitar ser encontrada o interrumpida, y la
sorpresa causa un gran impacto en personas cercanas.
La comunicación del fallecimiento supone una situación que genera
gran estrés en el/la profesional que lo realiza, para facilitar esta ac-
tuación, puede resultar útil utilizar esta secuencia: “introducción-nudo-
desenlace”.

Comunicación fallecimiento

¿Cómo se comunica?
Presencialmente. Es especialmente peligroso hacerlo por teléfono (no sabemos
si en ese momento la persona se encuentra conduciendo, o en una situación que
comprometa su propia vida), además de ser potencialmente traumático para el/la
superviviente recibir así la noticia. Se recomienda citar a los familiares en el lugar
del suceso (“Ha habido un accidente relacionado con su ser querido, necesitamos que
acuda acompañado, o en un taxi a…”), o los profesionales pueden desplazarse al
domicilio de éstos para comunicar el fallecimiento. Sería muy recomendable faci-
litar la reagrupación o el contacto con sus familiares, son su red natural de apoyo.
– Comunicación no verbal: movimientos lentos, tono de voz bajo y sereno, uso
del contacto físico (solo si es correspondido), utilizando el nombre familiar de
la persona, situándonos a la misma altura, y manteniendo el contacto visual.
¿Cuándo se comunica?
Lo antes posible, no demorar la comunicación innecesariamente por sobrepro-
tección, o dificultad para hacerlo, porque levantaría falsas expectativas y esperan-
zas, nada más ansiógeno que la incertidumbre. No se debe decir “está muy grave”,
cuando hace horas que murió…
55
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

¿Dónde se comunica?
En un lugar tranquilo, privado, y seguro, que favorezca la intimidad, apartado
de la presencia de curiosos/as y testigos (el interior de la ambulancia, por ejem-
plo), lejos de ruidos o interrupciones, donde puedan estar cómodo/as y desahogar-
se a su manera, sin sentir vergüenza por hacerlo. Comunicarlo con las personas
sentadas, especialmente por las reacciones físicas que pueda tener. (“Fue tan im-
pactante, tan doloroso, que no lo soporté y perdí el conocimiento”, “No pude dar ni un
paso más, allí mismo caí fulminada al suelo, me desmayé”).
¿Quién lo comunica?
El o la profesional disponible en el lugar, que se encuentre más capacitado o
preparado para la comunicación de la mala noticia. (Podría requerirse a través de
la sala de coordinación de emergencias los servicios de Euskal DYA o Cruz Roja,
que cuentan con psicólogos y psicólogas especializadas en intervención en crisis).
¿Qué se comunica?
Emplear la técnica narrativa, haciendo una descripción sencilla y breve de los
hechos del suceso. Lo más aséptico posible, sin tratar de “edulcorar la realidad”,
asegurando que se ha hecho todo lo humana y técnicamente posible por su fami-
liar, y finalizando con el desenlace.

INTRODUCCIÓN:
“Hola Ainara, soy enfermera de Osakidetza y estoy aquí para
ayudarte. Lamento muchísimo tener que darte esta noticia:

NUDO:
Ha habido un accidente, ha sido un accidente grave. Tras com-
probarlo con la Ertzaintza, al parecer, tu hijo Aitor, por moti-
vos que desconocemos, se ha precipitado desde gran altura.

DESENLACE:
Aunque rápidamente le atendieron los servicios de emergen-
cia, y se ha hecho por Aitor todo lo humana y técnicamente
posible, lamento comunicarte que tu hijo Aitor, ha fallecido…”

56
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

̵ Palabras de alto contenido emocional o eufemismos:


“destrozado/a,, ha pasado a mejor vida…”
̵ Dar falsas esperanzas: ”los médicos están con él/ ella,
no se preocupe…”
̵ Juzgar o culpabilizar sobre el suicidio: “si le hubiesen
llevado al psiquiatra…”
̵ Frases tipo: “le acompaño en el sentimiento”, “tiene
que ser fuerte”
̵ Exponer hipótesis gratuitas y sin fundamento: “cla-
ro, tenía una depresión”, “creo que la culpa es de su
pareja, si le hubiera…”, “estaría mal de la cabeza…”

Una vez dada la noticia, es importante responder a todas las dudas


y preguntas que surjan, siempre que conozcamos la respuesta y
estemos seguros. En caso de no conocerlas, lo admitiremos abier-
tamente: “no se responderle a esa pregunta”. Hacer testigo de ese
dolor, sin intentar minimizar o llevar a lo positivo a la persona.
Es fundamental no mentir, no podemos responder a si sufrió o se
acordó de su familia en los últimos momentos, por ejemplo.
Compartir con el/la familiar ese estado de incertidumbre es mucho
más reparador que la mentira, y aumenta la confianza en el o la
profesional.

En el siguiente cuadro se muestran algunos ejemplos de frases que pueden ser-


vir como herramienta a la hora de enfrentarse a este tipo de situaciones.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

58
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

No existe un modo universal de reaccionar. Son


reacciones, normales, de personas normales, ante
situaciones de dolor extremo, y no debemos con-
siderar las reacciones de los allegados como perju-
diciales o insanas, sino como un intento de adaptar-
se a la nueva realidad.

Para asegurar el acompañamiento y posvención de los/las supervivientes, se


podrá solicitar la activación de Euskal DYA o Cruz Roja, si no se ha realizado con
anterioridad (comunicación del fallecimiento).
Se derivará a los/las supervivientes al servicio de Salud Mental si previamente
eran usuarios/as de este servicio, o al Servicio de Atención Primaria si no lo son.
Se facilitará el teléfono de Consejo Sanitario (900.20.30.50) por si precisan de
este recurso en cualquier momento, ya que presta asistencia telefónica las 24 ho-
ras del día, los 365 días del año.

Comunicación fallecimiento a menores

Sobre la intervención de una persona desconocida, prevalece que la comuni-


cación la realice algún/a familiar o alguien de confianza para el/la menor (previo
asesoramiento profesional sobre cómo hacerlo), evitando comunicarlo de manera
simultánea al/a adulto/a y al/a niño/a. En ausencia de familiares, deberá realizar la
comunicación de malas noticias el/la profesional mejor capacitado/a.
A continuación, se propone un ejemplo de cómo comunicar a un/a menor el falle-
cimiento de un/a familiar.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Hijo/a, tengo algo que contarte. Hemos recibido


una noticia triste. Tu (familiar) tenía un problema
muy gordo y muy difícil de solucionar. Estuvo bus-
cando ayuda, mucha ayuda, pero era un proble-
ma muy, muy, muy difícil de entender para otras
personas, y le hizo sentirse muy mal. Encontró
otra solución, decidió poner fin a su vida porque
pensó que no podía seguir viviendo.
¿Entiendes lo que te estoy explicando?

(Escuche lo que dice antes de seguir, y de tiempo


para continuar el diálogo).

Él/ ella pensaba que era muy infeliz, y no quiso


hablar con nadie sobre cómo se sentía.

Algunas personas no encuentran la forma de ha-


blar de sus problemas, y eso es muy importante.
Hay que recordar que siempre, ¡¡SIEMPRE!!, hay
alguien a quien contarle las dificultades que uno
tiene.
Nos hubiera gustado que alguien le hubiera ayu-
dado, pero el suicidio fue algo que nos impidió ha-
cer eso. Es importante que sepas que él te quería
mucho, y que no quería que supieras que él se sen-
tía tan mal, y eso no es lo mejor.

61
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

3. AUTOCUIDADO del profesional de emergencias


Una de las experiencias más difíciles que afrontamos como profesio-
nales, es aquella donde ya no podemos prestar atención sanitaria o
de rescate, y la intervención se reduce a certificar el fallecimiento, la
recogida de cadáveres, o la custodia del mismo hasta su levantamiento
judicial.
Dos de las reacciones que aparecen frecuentemente son los sentimien-
tos de culpa y de impotencia, muy ligados entre sí y no siempre fáciles
de discriminar.

Por la propia salud mental de los y las profesionales de emergencias, queremos


trasladar este pensamiento:

“Ni héroes, ni villanos, solo aplazamos”


Somos personal formado y cualificado que damos lo mejor de nosotros/as,
pero es la persona quien decide o no, darse una segunda oportunidad.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Si una persona se suicida pese a nuestro esfuerzo, recuerda:

– No es nuestra responsabilidad, son muchos los factores


que la persona ha ido acumulando a lo largo de su vida, y
han puesto en esa situación límite.
– Siempre podría haber encontrado otro momento para
hacerlo independientemente de quien le atienda en ese
momento.
– Que la persona quiera suicidarse no nos exime de poner
a su disposición todos los recursos humanos y técnicos
disponibles para evitarlo, sin embargo, no siempre serán
suficientes.
– Por mucho que nos esforcemos, es imposible obligar a
nadie a vivir en contra de su voluntad de manera indefi-
nida, y custodiarle las 24 horas, mucho menos a una per-
sona adulta.
– Es frecuente experimentar sentimientos de culpa o im-
potencia por no haberlo podido evitar, como parte natu-
ral del proceso para poder integrar y asimilar el suceso.
Los pensamientos recurrentes del tipo “y si…”, ¿Por qué?,
etc., o los recuerdos, si son integrados adecuadamente,
nos ayudarán a repasar la intervención una y otra vez, pre-
guntarnos qué podría haberse hecho diferente, y en defi-
nitiva, también a mejorar los protocolos de actuación para
futuras intervenciones.
– No confundas el sentir afectación si la persona se suici-
da, con no “servir” para tu trabajo. Es humano tener un
punto de vulnerabilidad, cada uno/a tiene el suyo, y tam-
bién en diferentes períodos de nuestras vidas somos más
susceptibles de sentirnos impactados/as.
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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Aunque los y las profesionales de la emergencia suelen exponerse en su traba-


jo a situaciones de impacto (la mayoría, sin consecuencias para su salud mental),
existe una clasificación de sucesos que sí pueden provocar un alto impacto emocio-
nal para los profesionales de la emergencia (Mitchell, 1983; Mitchell y Bray 1990),
entre las cuales podríamos identificar algunas relacionadas con la intervención en
crisis suicidas:
SITUACIONES DE ALTO IMPACTO PARA LOS Y LAS PROFESIONALES
̵ Lesiones graves de compañeros/as en el cumplimiento del deber, o
muertes en acto de servicio. (P.ej. accidente durante el intento de res-
cate de una persona en riesgo suicida).
̵ Suicidios o pérdidas de compañeros y compañeras de trabajo.
̵ Incidentes de Múltiples Víctimas o desastres.
̵ Intervenciones que generan lesiones graves o muertes en personas
afectadas o terceras personas. (La persona en riesgo pone en marcha el
intento suicida, y sufre graves lesiones o fallece de manera violenta).
̵ Muertes o lesiones traumáticas en menores. (Suicidio de menores o
adolescentes provocan frecuentemente impacto emocional en los/las
profesionales).
̵ Resultados negativos tras intensos esfuerzos del/a profesional. (Impo-
sibilidad de aplazar la decisión tras un largo periodo de negociación, o
fallecimiento durante la atención telefónica).
̵ Identificación con víctimas, o si son conocidas por interviniente. (Fre-
cuente en poblaciones pequeñas, y también en suicidio de menores,
en aquellos intervinientes que tienen hijos o hijas en edades cercanas
al menor o la menor fallecida).
̵ Nivel de exposición al desastre: triaje, rescate, recogida cadáveres, co-
municación de malas noticias…, etc. (Verse en la obligación de realizar
tareas para las que no tenemos un entrenamiento adecuado, como la
comunicación de malas noticias y el acompañamiento a los familiares,
o el impacto en la persona que se encontraba negociando, respecto
al de otros intervinientes inmersos en otras tareas de contacto menos
directo).
̵ Incidentes con excesivo e inusual interés para los medios, y escrutinio
permanente de la opinión pública, o de otros/as profesionales.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Dentro de las distintas profesiones de la urgencia y emergencia, existen dificul-


tades comunes inherentes al rol profesional:
• Una cultura instaurada de no pedir ayuda (estigmatización). Preocu-
pación por el cuestionamiento de la propia valía como profesional, o que
aceptar la ayuda profesional interfiera en su proyección laboral, e incomo-
didad para hablar de sentimientos que connoten vulnerabilidad o debili-
dad, que impelen a intentar suprimir o reprimir las emociones.
• Confundir el hecho de sentir afectación, con no tener preparación
para el deber, ante lo que es frecuente encontrar estrategias de negación
del impacto emocional, distanciamiento, mantenerse ocupados, o prolon-
gar la sensación de irrealidad.
• Expectativas irracionales de desempeño profesional (poder salvarlos
a todos, o ser etiquetados como “héroes”).
• “Culpa del superviviente”: rabia e impotencia por no haber sido ca-
paz de salvar más vidas, o pensar en forma de rumiaciones obsesivas
que no se hizo “lo suficiente”, o que se debería haber actuado de otra
manera, que conllevan intensos esfuerzos por evitar esos pensamien-
tos interfirientes.
• “Falacia de caso único”: cuando el/la profesional se percibe afectado,
pero no advierte el mismo impacto en los/as compañeros/as, y se esfuerza
por ocultarlo para no ser diferente.
• Preferencia por buscar apoyo entre compañeros y compañeras: en el
mejor de los casos conduce a apoyar, y sentirse apoyado por el resto del
equipo; en el peor de los casos, a demorar la búsqueda de ayuda profesio-
nal (cuando el daño ya se ha cronificado).

La expresión emocional de las experiencias traumáticas (directas o secunda-


rias), previenen a largo plazo problemas de salud, y generan un aumento y mejora
en el funcionamiento del sistema inmunológico a largo plazo (Owen et al. 2006;
Pennebaker, 1997).
Explicar repetidamente, contribuye a la “destraumatización”. Hablar o escribir
sobre una situación crítica, disminuye la frecuencia y el malestar emocional que
65
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

provocan las imágenes o recuerdos del suceso, también reduce el nivel de estrés a
medio plazo, y el número de visitas al médico por enfermedad.
Es importante:
• Identificar y etiquetar adecuadamente las emociones agradables y desa-
gradables.
• Construir una historia coherente y significativa de los hechos traumáticos.
• Poder narrar la experiencia desde distintas perspectivas.
Pero no deberíamos confundir una estrategia recomendable: desahogarse, con
una prescripción universal para los profesionales de emergencias. Según el estilo
de afrontamiento de cada uno: instrumental, intuitivo o mixto, cada profesional se
beneficiará de unas u otras estrategias, no todo el mundo necesita, ni tampoco se
beneficia al “desahogarse”.
En aquellos profesionales que no necesitan hablar de lo sucedido: la dispo-
sición activa al olvido, el silencio y la distracción, la implicación en actividades
gratificantes, pueden ser estrategias útiles y suficientes.
Tratar de enterrar en el olvido, no pensar más en la experiencia, y no hablar
con otras personas, para no revivir el sufrimiento ni “cargar a los demás con su
drama”, son respuestas naturales y frecuentes de afrontamiento entre los pro-
fesionales de la emergencia. El equilibrio psicológico previo, la atención prestada
a los requerimientos de la vida cotidiana, y el apoyo social, contribuyen muchas
veces a digerir el trauma. (Echeburúa, 2004).
Estas personas, aún con sus altibajos emocionales y recuerdos dolorosos, son
capaces de trabajar, relacionarse con otros, disfrutar de la vida diaria, e implicarse
en proyectos nuevos (Tedeschi y Calhoun, 2014).

66
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

¿Cómo reconoce un o una profesional si debería solicitar atención


especializada o puede solo con ello?

1. Cuando el problema interfiere, impide, o dificulta su trabajo, o su


vida privada/ cotidiana y se siente desbordado por lo ocurrido.
2. Cuando las cosas que le ilusionaban, distraían o le gustaban antes
del suceso, ya no le ilusionan, distraen ni le gustan ya.
3. Cuando debido al problema, haga cosas que no le apetecería ha-
cer, o por el contrario, deja de hacer algo que sí haría si no existiese
el problema.
4. Tras un incidente crítico de gravedad, si pasados unos días, la per-
sona habla sola, tiene dificultades de concentración y desempeño
en el trabajo, no se alivian los sentimientos negativos, ni la aparición
de imágenes repentinas o involuntarias, y se mantienen las pesadi-
llas o problemas para descansar.

Resumiendo: cuando las alteraciones provocan un malestar importante,


o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad
de la persona.

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Ejercicio de Autoevaluación del nivel de impacto tras incidente:


ESEA Fecha:

Nombre:................................................................. Edad: .................. Sexo: ...................

Instrucciones: Después de un suceso traumático pueden aparecer algunos de los


siguientes síntomas. Por favor, en cada uno de ellos coloque una cruz en el casille-
ro que mejor describa su estado actual.
Un
Nada Bastante Mucho
poco
1. Siento que la horrible experiencia
que tuve está ocurriendo otra vez.
2. Esta sensación me viene a menudo
sin que me dé cuenta.
3. Tengo pesadillas y recuerdos horri-
bles de lo que sucedió (imágenes, pen-
samientos,...).
4. Me comporto como si el suceso es-
tuviera ocurriendo otra vez.
5. Me mantengo lejos de los lugares,
actividades o personas que me recuer-
dan lo que pasó.
6. Me esfuerzo para ahuyentar pensa-
mientos, sentimientos o conversacio-
nes asociadas al suceso.
7. A veces siento que lo que ha pasado
es irreal.
8. Me siento confuso y aturdido.
9. Me siento como si estuviera separa-
do de mi cuerpo.
10. Soy incapaz de recordar detalles
importantes o específicos del aconte-
cimiento.

68
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

11. Soy incapaz de expresar lo que


siento.
12. No siento nada.
13. Me sobresalto y me siento muy mal
cuando algo me sucede sin previo avi-
so.
14. Me cuesta trabajo dormir o me des-
pierto con facilidad.
15. Me enfado con facilidad.
16. Me cuesta concentrarme o prestar
atención.
17. Estoy pendiente de cualquier cosa
que pueda ocurrir.
18. La mayor parte del tiempo estoy
nervioso y tenso.
19. Me siento culpable porque no me
ha pasado nada.
20. Me siento culpable por lo que he
hecho o he dejado de hacer.
21. Me siento impotente.
22. Siento rabia o rencor por lo que ha
pasado.

© Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. La ESEA forma parte


de la Guía de Autoayuda tras los Atentados del 11 ysu distribución, como la de la propia guía, es libre
y gratuita: http://www.ucm.es/info/psclinic/guia.htm

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Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

Instrucciones de corrección de la ESEA


– Se considera que un síntoma está presente cuando valoras un ítem como
“bastante” o “mucho”: Cada uno de estos ítems se puntúan como 1.
– Los ítems que valores como “nada” o “un poco”: se puntúan como 0.
– La puntuación total de la escala (rango 0-22) se obtiene sumando las
puntuaciones de los 22 ítems, y se considera clínicamente significativa
una puntuación igual o superior a 5.
– En caso, de obtener una puntuación igual o superior a 5: sería aconse-
jable que acudas a tu médico/ca de atención primaria para que valore la ne-
cesidad de una atención psicológica especializada

En caso de persistir los síntomas anteriores, los sentimientos de culpa y/o im-
potencia por sentir que no se hizo lo suficiente, por no haber podido “evitarlo” …,
etc. se estiman entre 4-6 semanas como la frontera temporal entre las reac-
ciones agudas inmediatas a un suceso, y aquellas que tienden a cronificarse.

3.1 Pautas de autoprotección psicológica para intervinientes

PAUTAS DE AUTOPROTECCIÓN PSICOLÓGICA


PARA PROFESIONALES DE LA EMERGENCIA

1. Trata de no olvidar lo siguiente: no “se te ha suicidado, o has perdido a un


paciente”. Era una persona autónoma que tomaba sus propias decisiones.
Aunque nuestra voluntad de ayuda sea infinita, nuestra capacidad para
evitarlo es limitada, son muchos los factores que influyeron en su decisión.
2. Retoma cuanto antes tu rutina.
3. Consulta información sobre reacciones habituales, y date permiso para
tener reacciones normales, ante una situación anormal y de alto impacto
emocional.
70
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

4. “Oblígate” a cubrir necesidades básicas (alimentación, descansar) para re-


cuperarte físicamente.
5. Mantén la mente ocupada, no sobrecargada.
6. Sería recomendable no dormir durante las seis horas posteriores a una
situación crítica, para no consolidar el recuerdo con los sueños
7. Si luchas/ te resistes contra las pesadillas, flashbacks… (tardarán más en
desaparecer).
8. Acude a tu red de apoyo para hablar de lo sucedido (evita a quienes no
estén dispuestos/as a escucharte, minimicen tu experiencia, …etc.).
9. Evita sobrecargarte consultando toda la información de los medios.
10. Practica ejercicio físico moderado-intenso dentro de las primeras 24-48
horas: ayuda a que se consuman las hormonas, y los químicos que se libe-
raron durante la situación, para prepararnos para la acción. Esto reesta-
blece el equilibrio hormonal del cuerpo.
11. Evita tareas y actividades demasiado exigentes, o que requieran intensa
concentración. Tras una situación traumática, puede que te cueste concen-
trarte y el riesgo de equivocarse aumenta.
12. Intenta mantener un cronograma normal, activo y productivo. Las tareas
cotidianas (trabajar o el cuidado de los niños), ayudan a recuperar la nor-
malidad que es beneficiosa a largo plazo.
13. Emplea un tiempo adicional para tus tareas habituales. Mantén una rutina
normal, pero prioriza en tareas que no requieran mucho análisis, y que
requieran poco tiempo.
14. Mantén una dieta saludable y equilibrada. Aliméntate, aunque no tengas
apetito.
15. Estructura tu día para que puedas pasar tiempo solo/a, y también acom-
pañado/a. Es importante compartir tiempo con familiares/allegados que
disminuyan el sentimiento de soledad. Pero trata de evitar estar siempre
acompañado/a (puede ser una manera de evitar pensar).
16. Comunícate: Es provechoso compartir tu experiencia y sentimientos sobre
el suceso con personas de tu confianza. (Quizá sea más fácil que hacerlo
con familiares).
71
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

17. Escribe sobre tu experiencia y reacciones. También resulta útil escribir


(poner en palabras) la experiencia, y los sentimientos posteriores a una
situación de gran impacto emocional.
18. Esfuérzate por relajarte. Reserva tiempo para practicar diferentes técni-
cas de relación, y para descansar, aunque no logres dormir. Las alteracio-
nes en el sueño son frecuentes tras una crisis.
19. Asume responsabilidad y toma decisiones sobre tu rutina diaria y peque-
ñas cosas. Esto contribuirá a recuperar sensación de control sobre tu vida.

72
Guía práctica para la intervención en crisis suicidas

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