Hormonas Tiroideas Efectos de La Exposicion A Comp
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Hormonas Tiroideas Efectos de La Exposicion A Comp
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Mar Alvarez-Pedrerol
Instituto de Salud Global de Barcelona
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BREATHE: BRain dEvelopment and Air polluTion ultrafine particles in scHool childrEn View project
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DIRECTOR DE LA TESIS
iii
Agradecimientos
A tot el CREAL, que és com una gran familia que ha anat creixent
durant aquests anys. Venir a treballar al CREAL és un plaer, no
només perquè puc gaudir del meu estimat mar, sinó perquè cada dia
aprenc coses noves, i no només en el camp professional.
v
Als meus companys de la sala perquè em fan riure cada dia. En
especial a tu, Marta, perquè ets una gran amiga i em diverteixo molt
quan ens comportem con nenes i ens perseguim pel passadís o ens
amaguem per donar-nos ensurts.
vi
Resumen
vii
viii
Abstract
ix
x
Prólogo
xi
Abreviaturas
xii
Índice
Pág.
Resumen......................................................................... vii
Prólogo........................................................................... xi
Abreviaturas................................................................... xii
1. INTRODUCCIÓN..................................................... 1
1.1 El sistema tiroideo.................................................. 1
a) Las hormonas tiroideas.............................................. 1
b) Transporte de las hormonas tiroideas........................ 2
c) Función de las hormonas tiroideas............................. 2
d) Metabolismo y eliminación de las hormonas
tiroideas.......................................................................... 4
e) Regulación de las hormonas tiroideas........................ 5
1.2 Las hormonas tiroideas en el embarazo................... 7
a) Cambios en el embarazo............................................ 7
b) Yodo y embarazo....................................................... 9
• Metabolismo del yodo durante el embarazo............ 9
• Requerimientos de yodo durante el embarazo......... 10
• Ingesta de yodo recomendada durante el embarazo. 11
c) Alteraciones de la regulación tiroidea durante el
embarazo ....................................................................... 12
• Deficiencia de yodo................................................. 12
• Hipotiroidismo......................................................... 13
• Tiroïditis autoinmune crónica.................................. 14
• Hipertiroidismo........................................................ 14
d) Función tiroidea fetal................................................. 15
e) Hipotiroidismo congénito.......................................... 16
f) Hormonas tiroideas y neurodesarrollo....................... 17
g) Hormonas tiroideas en el cerebro del niño y del
adulto………………………………………………….. 19
h) Hormonas tiroideas y otros efectos perinatales......... 20
1.3 Compuestos organoclorados.................................... 20
a) Definición.................................................................. 20
b) Toxicidad................................................................... 23
c) Transferencia a través de la placenta......................... 24
d) Compuestos organoclorados y hormonas tiroideas... 25
xiii
1.4 Compuestos organoclorados, hormonas tiroideas y
neurodesarrollo………………………………………... 27
a) Transtirretina.............................................................. 28
2. JUSTIFICACIÓN...................................................... 31
3. OBJETIVOS.............................................................. 33
4. MÉTODOS Y RESULTADOS................................. 35
4.1 Artículo 1................................................................. 39
4.2 Artículo 2................................................................. 51
4.3 Artículo 3................................................................. 57
4.4 Artículo 4................................................................. 67
4.5 Artículo 5................................................................. 77
4.6 Artículo 6................................................................. 91
4.7 Artículo 7................................................................. 99
5. DISCUSIÓN.............................................................. 121
5.1 Compuestos organoclorados y hormonas tiroideas.. 121
a) Niveles de organoclorados en las poblaciones de
estudio………………………………………………… 121
b) Niveles de organoclorados en otras poblaciones ….. 122
c) Relación entre los organoclorados y las hormonas
tiroideas en las poblaciones de estudio……………….. 123
d) Relación entre los organoclorados y las hormonas
tiroideas en otras poblaciones………………………… 125
e) Mecanismos de acción de los organoclorados en la
disrupción tiroidea……………………………………. 126
f) Implicaciones de la disrupción tiroidea……………. 127
g) El papel del yodo en la relación entre los
compuestos organoclorados y el sistema tiroideo.......... 127
6.2 Hormonas tiroideas y desarrollo.............................. 129
a) Función tiroidea durante el embarazo y
neurodesarrollo a los 14 meses...................................... 129
• Comparación de los resultados con otros
estudios................................................................... 129
b) Función tiroidea y neurodesarrollo a los 4
años............................................................................... 131
• Comparación de los resultados con otros
estudios................................................................... 131
xiv
• Áreas del cerebro afectadas.................................... 132
d) Otros efectos perinatales asociados con el sistema
tiroideo........................................................................... 135
• Comparación con otros estudios en niños, animales
e in vitro................................................................... 136
e) El Yodo..................................................................... 137
• Utilización de la yoduria para la evaluación de la
ingesta de yodo..................................................... 137
• Discusión de los resultados respecto a las
recomendaciones actuales..................................... 138
• Yodo y dieta 141
6.3 La disrupción tiroidea como vía de neurotoxicidad
de los compuestos organoclorados................................. 142
5.4 Limitaciones del estudio.......................................... 147
5.5 Nuevas líneas de investigación................................ 149
5.6 Implicaciones en salud pública................................ 151
6. CONCLUSIONES..................................................... 155
Bibliografía.................................................................... 157
Anexos........................................................................... 173
Anexo 1..................................................................... 173
Anexo 2..................................................................... 183
Anexo 3..................................................................... 193
xv
xvi
1. INTRODUCCIÓN
1
el 7% restante. Sin embargo, casi toda la T4 termina convertida en
T3 en los tejidos, de modo que ambas son importantes desde el
punto de vista funcional (Carrasco, 2005)
2
Los receptores de las hormonas tiroideas están unidos al ADN, de
ahí que al unirse las HT a sus receptores activen un proceso de
transcripción de genes, posibilitando la formación de nuevas
proteínas (Figura 1). (Anderson et al., 2005).
Entre las funciones generales de las HT, las más importantes son:
aumento del metabolismo basal
aumento de la utilización de los alimentos para obtener
energía
aumento de la síntesis proteica, pero también del catabolismo
aumento de la actividad de las glándulas endocrinas
excitación de procesos mentales
3
de la glucólisis y de la neoglucogénesis, aumento de la
absorción por el aparato digestivo
Efecto sobre las grasas plasmáticas Æ disminución de las
concentraciones plasmáticas de colesterol, fosfolípidos y
triglicéridos en plasma
Efecto sobre el metabolismo de las proteínas Æ Aumento de
la actividad de muchas enzimas
Aumento del flujo sanguíneo y gasto cardíaco
Aumento de la frecuencia cardíaca
Aumento de la frecuencia y la profundidad de la respiración al
incrementarse la utilización de oxígeno.
Aumento del apetito
Efecto sobre el sistema nervioso central Æ Aumento de la
actividad funcional del cerebro (el sujeto hipertiroideo puede
presentar nerviosismo extremo, neurosis, ansiedad o paranoia)
4
La actividad de la D2 representa un mecanismo homeostático para
mantener la concentración de T3, la hormona que mayoritariamente
realiza la acción en las células. Por ejemplo, cuando los niveles
maternos de T4 son bajos, la actividad de la D2 aumenta para
mantener los niveles adecuados de T3 en la placenta. Gracias a las
comprobaciones de varios estudios se ha comprobado que, si la
concentración de T4 disminuye a nivel del cerebro, la actividad de
la D2 aumenta para compensar el déficit, facilitando una
concentración adecuada de T3 en las neuronas (Burrow et al.,
1994).
5
específicos de retroalimentación que actúan a través del hipotálamo
y la hipófisis anterior, lo que permite controlar la secreción tiroidea.
En uno de ellos la hipófisis secreta tirotropina (TSH) activando la
secreción de hormonas tiroideas en la tiroides. En otro, el
hipotálamo secreta hormona liberadora de tirotropina (TRH)
activando la liberación de TSH en la hipófisis. A su vez, estas
hormonas son reguladas por retroalimentación negativa por las
mismas hormonas tiroideas (Figura 2). En consecuencia, el aumento
de hormona tiroidea en sangre inhibirá la secreción de TSH por la
hipófisis anterior y, más débilmente, la de TRH por el hipotálamo
(Guyton et al., 1996).
6
1.2 Las hormonas tiroideas en el embarazo
7
Figura 3. Cambios relativos en la función tiroidea materna y fetal durante el
embarazo (Burrow et al., 1994)
8
b) Yodo y embarazo
9
En consecuencia, los requerimientos de yodo durante el embarazo
son más elevados (Glinoer, 1997; Glinoer, 2004).
10
Figura 4. La figura ilustra la secuencia de sucesos que ocurren en el sistema
tiroideo materno y los efectos de un déficit de yodo (Glinoer, 1997). Desde la
adaptación fisiológica a las alteraciones patológicas en el sistema tiroideo durante
el embarazo.
11
mujeres embarazadas debía ser superior a la de la población general,
elevándola a los 200 μg al día (WHO, 2001). Recientemente
incrementó esta recomendación a una ingesta mínima de 250 μg al
día, fijando una máxima de 500 μg (Andersson et al.,, 2007). Para
alcanzar semejantes tasas se tiende, cada vez más, a la
suplementación de yodo durante el embarazo.
12
aumentar, aunque estos niveles pueden seguir encontrándose dentro
del rango de la normalidad en función del grado de yodo deficiencia
(Glinoer, 1997). Además, en áreas con deficiencia de yodo, se ha
comprobado que el volumen de la glándula tiroides aumenta entre
un 20 y un 35%, con un desarrollo del bocio en aproximadamente
un 10% de las mujeres embarazadas (Glinoer, 2005). A pesar de los
mecanismos de adaptación fisiológica al déficit de yodo, aquellos
casos con un déficit severo pueden dar lugar a alteraciones
patológicas (Glinoer, 1997).
Hipotiroidismo
Hasta hace poco, el hipotiroidismo durante el embarazo se había
considerado relativamente raro, debido al aumento de infertilidad y
abortos en mujeres hipotiroideas. Con el tiempo, se ha observado
que las mujeres hipotiroideas también pueden quedarse
embarazadas y mantener todo el embarazo, sobretodo cuando se
sigue un tratamiento adecuado.
13
Tiroiditis autoinume crónica
La tiroiditis autoinmune crónica es la principal causa de
hipotiroidismo en mujeres. En una fracción importante de mujeres
embarazadas que padecen enfermedad tiroidea autoinmune, se ha
observado una disminución de la función tiroidea comparada con
mujeres sin enfermedad autoinmune. Aunque, durante el primer
trimestre, suelen mantener una función tiroidea dentro de la
normalidad como resultado de la estimulación tirotrópica mantenida
(Glinoer, 2005).
Hipertiroidismo
La causa mayor de hipertiroidismo en mujeres en edad fértil es la
enfermedad de Graves (trastorno autoinmunitario que genera la
hiperactividad de la glándula tiroides). Apuntamos que la frecuencia
de esta patología es relativamente baja, pues ocurre únicamente en
0.5-2 de cada 1000 embarazos. Con todo, el curso del
hipertiroidismo vinculado a la enfermedad de Graves tiende a
mejorar a lo largo del embarazo, mejora facilitada por la
disminución progresiva de los anticuerpos estimuladores de la
tiroides, la cual se debe a la supresión del sistema inmunitario
asociada con el embarazo, Mas en mujeres que viven en áreas con
aporte de yodo restringido, la baja biodisponibilidad del yodo
también ayuda a mejorar el curso de esta patología. Sea como sea, si
el hipertiroidismo no se trata adecuadamente se observará una
mayor frecuencia de complicaciones del embarazo (Glinoer, 1997).
14
d) Función tiroidea fetal
Durante la primera mitad del embarazo, antes de la producción fetal
de hormonas tiroideas significativa, la T4 fetal proviene únicamente
de la transferencia materno-feto-placentaria. La permeabilidad de la
placenta a las hormonas tiroideas está limitada por la presencia de
D3, la cual inactiva las hormonas tiroideas de origen materno,
protegiendo temporalmente las estructuras embriogénicas de la
acción inapropiada de las hormonas tiroideas (Huang et al., 2003).
En el feto las concentraciones de TSH empiezan a aumentar durante
el segundo trimestre, mientras las de T4 total aumentan
progresivamente: esto es, desde niveles bajos en la décima semana
de gestación hasta valores máximos en las semanas 35-40. Los
niveles de T4 libre también aumentan como consecuencia del
incremento de la producción fetal de T4 (figura 3) (Burrow et al.,
1994). En cambio, la madre continúa suministrando hormonas
durante todo el embarazo, aportando a través de la placenta yodo al
feto, para que éste sintetice sus propias hormonas.
15
e) Hipotiroidismo congénito
Con el nacimiento, el aporte materno de hormonas tiroideas se
interrumpe. El hecho obliga al sistema tiroideo del recién nacido a
ser autónomo, para así proporcionar al organismo las cantidades de
hormona necesarias. En el recién nacido a término el sistema
tiroideo ha alcanzado el grado suficiente de madurez para cumplir
esta función.
16
irreversible es el daño originado (New England Congenital
Hypothyroidism Collaborative, 1981; Tillotson et al., 1994).
17
nada, el hipotiroidismo materno se ha asociado en numerosos
estudios con alteraciones neurológicas (Haddow et al., 1999;
Kooistra et al., 2006; Pop et al., 1999), considerándose el déficit de
yodo durante el embarazo como la mayor causa prevenible del
retraso mental (cretinismo endémico). El hipotiroidismo congénito
también se ha asociado con alteraciones en el neurodesarrollo,
aunque la detección precoz y el tratamiento de esta patología
permiten mejorar el desarrollo (Congenital Hypothyroidism
Collaborative, 1981; Tillotson et al., 1994). En bebés prematuros
también pueden aparecer alteraciones al desarrollarse un estado de
hipotiroxinemia al nacer, ya que no pueden sintetizar suficientes
hormonas (de Escobar, 2008).
18
g) Hormonas tiroideas en el cerebro del niño y el adulto
Se ha escrito mucho sobre la importancia de las hormonas tiroideas
en el desarrollo del cerebro del feto. Aún sabiendo poco de los
mecanismos de acción, las hormonas tiroideas también tienen un
papel importante en el cerebro del niño y del adulto, influenciando
el comportamiento y la función cognitiva (Constant et al., 2001;
Kooistra et al., 1994). Las hormonas tiroideas, entre otras
funciones, modulan la función serotonérgica (Tejani-Butt et al.,
1993) y catecolaminérgica (Tejani-Butt and Yang, 1994); regulan el
metabolismo cerebral y genes como el de la proteína básica de
mielina (myelin basic protein o MBP) (Yen, 2001); constituyen
además un rol importante en las características morfológicas de las
células piramidales (Gould et al., 1990; Madeura et al., 1992; Rami
et al., 1986). Estas funciones sugieren que las HT tienen un efecto
predominante en el hipocampo y en la corteza prefrontal,
implicando a las funciones de la memoria y la atención. En general,
pacientes con hipotiroidismo presentan alteraciones cognitivas y
disfunción neuronal generalizada, mientras que los pacientes con
hipertiroidismo presentan irritabilidad y ansiedad (Whybrow et al.,
2005; Whybrow and Bauer, 2005). Estudios más detallados que han
utilizado diversos tests psicológicos y de comportamiento en
pacientes con hipotiroidismo, revelan déficits en la memoria y el
aprendizaje, trastornos de atención, alteración en la velocidad
motora, así como en las funciones visuoperceptivas y
visoconstructivas (Dugbartey, 1998). Pero, por tener la disrupción
tiroidea efectos importantes en la función neurológica en todas las
edades, los efectos pueden ser reversibles en el cerebro adulto;
19
mientras que en el cerebro en desarrollo los daños pueden ser
irreversibles, abarcando tales daños desde pequeñas alteraciones en
el comportamiento hasta un profundo retraso mental.
a) Definición
Los compuestos organoclorados son compuestos químicos que
contienen cloro en su molécula. Incluyen los bifenilos policlorados
(PCBs), las dioxinas, los clorobencenos, el dicloro difenilo
tricloroetano (p,p’DDT) o el hexaclorociclohexano (HCH). Todos
son contaminantes ambientales que, al ser altamente lipofílicos,
persisten en el medioambiente y se acumulan en la cadena
alimentaria. Para los seres humanos, la principal fuente de
incorporación de los organoclorados es la comida, vía por la que se
20
acumulan en los tejidos, especialmente en los tejidos grasos como la
leche materna (Koopman-Esseboom et al., 1994; Suzuki et al.
2005). Muchos de estos compuestos están actualmente prohibidos,
aunque siguen estando presentes en el cuerpo humano debido a su
lenta biodegradación, a su uso en países del tercer mundo y a su
formación actual como a productos dentro de la síntesis de
disolventes clorados.
.
21
El p,p’DDT (figura 6) fue el primer pesticida moderno y quizás el
mejor pesticida que ha existido. Fue extensamente utilizado a partir
del 1945. Debe tenerse en cuenta que su principal aplicación tuvo
lugar contra la malaria, contribuyendo directamente en la
erradicación de esta enfermedad en Norte America y Europa. A raíz
de la publicación en 1962 del libro Primavera Silenciosa (Silent
Spring) por la escritora Rachel Carson, donde alertaba que el
p,p’DDT producía cáncer y alteraba la reproducción en los pájaros,
se abrió un debate sobre la prohibición del p,p’DDT. A partir de los
años 70 se prohibió su uso en muchos países, pero aún existe un
gran debate sobre si se debe o no utilizar p,p’DDT. Hoy en día se
continúa utilizando en algunos países, concretamente en países
tropicales donde la malaria está muy presente (Coleman et al.,
2008) El p,p’DDT se metaboliza muy rápidamente a dicloro
difenilo dicloroetano (p.p’DDE) (figura 7), de manera que en el
medio ambiente se encuentran más concentraciones de p.p’DDE
que de p,p’DDT.
22
El hexaclorobenceno (HCB) (figura 9) se usó extensamente como
pesticida hasta 1965, destinándose a la protección de semillas de
trigo y otros granos, contra hongos. El HCB puede aparecer como
subproducto durante la manufactura de otras sustancias químicas
cloradas. Este compuesto se ha considerado como un probable
carcinógeno, restringiéndose en muchos países su uso en cuanto
fungicida. De todas maneras, su producción como producto
secundario en la industria está menos controlado.
b) Toxicidad
Muchos estudios, tanto en animales como en humanos, han
demostrado que los organoclorados pueden tener efectos tóxicos en
la salud de las personas y en el medio ambiente. Entre los
principales efectos adversos destacan la neurotoxicidad (Bjørling-
Poulsen et al., 2008; Grandjean and Landrigan, 2006; Ribas-Fitó et
al., 2001), la disrupción endocrina (Birnbaum, 1994), la inducción y
la promoción tumoral (Xu et al., 2010), también su posible
implicación causal en otras enfermedades, a los que cabe añadir
síndromes y trastornos como la fibromilagia, el síndrome de fatiga
crónica y la sensibilidad química múltiple (Porta et al. 2009).
Conviene tener presente que una gran cantidad de estas sustancias
23
comercializadas no ha pasado ni una mínima evaluación sobre sus
posibles efectos tóxicos a largo plazo para la salud humana.
24
a ella siguen siendo mayores que los perjuicios (Porta et al., 2009;
Ribas-Fitó et al., 2007).
25
Tabla 1. Asociación entre la exposición a compuestos organoclorados y concentraciones de hormonas tiroideas y TSH en mujeres
embarazadas, recién nacidos y niños de hasta 1 año de vida (Maervoet et al., 2007).
26
Hay numerosos estudios que evalúan la asociación entre
compuestos organoclorados y hormonas tiroideas en adultos, niños,
y embarazadas (Tablas 1 y 2) (Hagmar et al., 2000). Estas
investigaciones muestran una gran variedad de resultados, a pesar
de que los tamaños muestrales de los diferentes estudios son
relativamente pequeños.
27
2001). Por eso, la disrupción tiroidea se ha propuesto como posible
mecanismo de acción para la neurotoxicidad de los organoclorados
(Brower et al., 1998; Porterfield et al., 2000; Zoeller, 2005), aunque
también se cree que podría haber otras vías. Además, los resultados
en los diferentes estudios muestran cierta controversia y no
permiten concluir si la relación causal es consistente.
Transtirretina
Uno de los supuestos mecanismos de toxicidad, que podría estar
involucrado en la alteración de las hormonas tiroideas, es la unión
competitiva a proteínas transportadoras como la transtirretina
(TTR), lo que tendría como resultado una disminución de las
concentraciones de hormonas tiroideas en plasma (Cheek et al.,
1999 Purkey et al., 2004).
28
(Landers et al., 2009) y, por otro, transportar compuestos
organoclorados de la madre al feto.
29
Figura 12. Hipótesis para el rol de la secreción de la TTR por las células
epiteliales del plexo coroideo en el movimiento de la T4 desde la sangre al
cerebro. (Southwell et al., 1993).
30
2. JUSTIFICACIÓN
31
los niveles de las hormonas tiroideas en dos poblaciones de mujeres
embarazadas (Sabadell y Gipuzkoa). Además, el tamaño muestral
de estos estudios ha sido generalmente superior al de los estudios
existentes.
32
3. OBJETIVOS
33
e) Analizar la asociación entre los niveles de hormonas tiroideas y
el desarrollo neuroconductual de los niños a los 4 años de vida.
34
4. MÉTODOS Y RESULTADOS
35
Tabla 3. Características de las 4 cohortes del proyecto INMA
MOMENTO DEL AÑO DE MADRES NIÑOS AL
COHORTE
RECLUTAMIENTO INCLUSIÓN RECLUTADAS NACIMIENTO
Ribera
Nacimiento 1997-1999 102 102
d'Ebre
Tercer trimestre
Menorca 1997-1998 482 482
embarazo
Primer trimestre
Sabadell 2004-2006 657 615
embarazo
Primer trimestre
Gipuzkoa 2006-2008 639 613
embarazo
36
Tabla 4. Variables utilizadas en los trabajos presentados.
1er TRIMESTRE 3er TRIMESTRE
COHORTE NACIMIENTO 14 MESES 4 AÑOS
EMBARAZO EMBARAZO
Cuestionario dieta;
cuestionario general
Sabadell (variables socio-económicas,
Evaluación psicológica
exposición tabaco y
niños y padres;
alcohol…); cuestionario
Cuestionario dieta; Antropometría; edad antropometría; cuestionario
salud (historia reproductiva,
cuestionario general; gestacional; cuestionario dieta y lactancia; -
complicaciones embarazo,
cuestionario salud; yoduria salud cuestionario salud;
medicamentos,
cuestionario exposición
enfemermedades...);
ambiental
Gipuzkoa hormonas tiroideas suero;
compuestos organoclorados
suero; yoduría; antropometría
37
Tabla 5. Artículos presentados en la tesis
ARTÍCULO OBJETIVO COHORTE EDAD
1.TSH concentration within the normal range is Estudiar si las concentraciones de hormonas
Menorca y
associated with cognitive function and ADHD tiroideas y TSH se relacionan con el
Ribera 4 años
symptoms in healthy preschoolers. Clin Endocrinol neurodesarrollo y el déficit de atención o
d’Ebre
2007 ;66:890-8. hiperactividad en niños sanos de 4 años.
2.Thyroid disruption at birth due to prenatal Estudiar si la exposición prenatal a compuestos
exposure to beta-hexachlorocyclohexane. Environ organoclorados se asocia con la función tiroidea en Menorca Nacimiento
Int. 2008;34:737-40. recién nacidos de una población general.
3.Effects of PCBs, p,p'-DDT, p,p'-DDE, HCB and Estudiar si la exposición a compuestos
beta-HCH on thyroid function in preschool organoclorados se asocia con la función tiroidea en Menorca 4 años
children. Occup Environ Med. 2008;65:452-7. niños sanos de 4 años.
Estudiar la asociación entre las hormonas tiroideas
4.Iodine levels and thyroid hormones in healthy
y las concentraciones de yodo en orina de mujeres Embarazo/Nac
pregnant women and birth weight of their Sabadell
embarazadas sanas respecto el peso al nacer de sus imiento
offspring. Eur J Endocrinol. 2009;160:423-9.
hijos.
5.Organochlorine compounds, iodine intake, and Estudiar si la exposición a compuestos
Sabadell y
thyroid hormone levels during pregnancy. Environ organoclorados altera los niveles de hormonas Embarazo
Gipuzkoa
Sci Technol. 2009;43:7909-15. tiroideas en mujeres embarazadas.
6.Iodine sources and iodine levels in pregnant Evaluar el estatus tiroideo y examinar las
women from an area without known iodine principales fuentes de yodo en mujeres Sabadell Embarazo
deficiency. Clin Endocrinol 2010;72:81-6. embarazadas.
7.High TSH levels in healthy pregnant women are Estudiar la asociación entre el sistema tiroideo
Embarazo/14
related to a decrease in motor development of durante el embarazo y el neurodesarrollo a los 14 Sabadell
meses
their children at 14 months of age (under review). meses.
38
5.1 Artículo 1
39
Álvarez-Pedrerol M, Ribas-Fitó N, Torrent M, Julvez J, Ferrer C, Sunyer J. TSH
concentration within the normal range is associated with cognitive function and ADHD
symptoms in healthy preschoolers. Clin Endocrinol (Oxf). 2007; 66(6): 890-8.
50
5.2 Artículo 2
51
Álvarez-Pedrerol M, Ribas-Fitó N, Torrent M, Carrizo D, Garcia-Esteban R, Grimalt
JO, Sunyer J. Thyroid disruption at birth due to prenatal exposure to beta-
hexachlorocyclohexane. Environ Int. 2008; 34(6): 737-40.
5.3 Artículo 3
57
Álvarez-Pedrerol M, Ribas-Fitó N, Torrent M, Carrizo D, Grimalt JO, Sunyer J. Effects of
PCBs, p,p'-DDT, p,p'-DDE, HCB and beta-HCH on thyroid function in preschool
children. Occup Environ Med. 2008; 65(7): 452-7.
58
66
5.4 Artículo 4
67
Álvarez-Pedrerol M, Guxens M, Mendez M, Canet Y, Martorell R, Espada M, et al. Iodine
levels and thyroid hormones in healthy pregnant women and birth weight of their
offspring. Eur J Endocrinol. 2009; 160(3): 423-9.
76
5.5 Artículo 5
77
Álvarez-Pedrerol M, Guxens M, Ibarluzea J, Rebagliato M, Rodriguez A, Espada M, et
al. Organochlorine compounds, iodine intake, and thyroid hormone levels during
pregnancy. Environ Sci Technol. 2009; 43(20): 7909-15.
78
SUPPORTING INFORMATION
during pregnancy”
86
Table S1. Charactheristics of the study populations.
Sabadell Gipuzkoa
(n=520) (n=570)
Maternal variables
1
Age (years) 31 (4) 32 (4)***
1
Weight (Kg) 63 (12) 62 (11)
Education (%)
Secondary 43 37
High 29 50***
Nullipar (%) 55 55
1
Gestational age at sampling (weeks) 13 (1.8) 14 (1.6)***
2
Urinary iodine concentration (µg/l) 97 (59-151) 167 (120-218)***
3
Daily iodine intake from food and salt (µg) 163 (107-267) 196 (144-253)***
None 94 6
75-100 (µg/day) 3 2
*p-value<0.05, *** p-value<0.001 (Mann-whytney and chi-square test, for continuous and
categorical variables, respectively)
1
characteristic described as mean (SD)
2
Iodine concentrations were measured in a total of 245 and 569 women from Sabadell
and Guipúzkoa, respectively. Characteristic described as median (PC25-PC75).
3
Iodine intake from food and iodized salt, adjusted for total calories intake. Characteristic
described as median (PC25-PC75).
4
Iodine intake from food, iodized salt (adjusted for total calories intake) and supplements.
Characteristic described as the percentage of mothers with a daily iodine intake >250 µg.
87
Table S2. Thyroid hormones, TSH and urinary iodine
concentrations (µg/l) in women from both cohorts (separately and
together), according to their daily iodine intake from food, iodized
salt and supplements.
<250 µg >250 µg
1
Sabadell (n=520)
88
Table S3. Association between organochlorine compounds (ng/g lipid) and thyroid hormones (ng/dl) in both cohorts (separately
and together) adjusted for the cross-product term of exposure (OC) vs. daily iodine intake, and other confounders.
T4 T3
HCB -0.09 (0.017) 0.011 (0.006) 0.10 (0.006) -8.7 (4.0)* -1.9 (1.4) -2.9 (1.4)*
HCB x Iodine intake 0.028 (0.018) 0.004 (0.025) 0.008 (0.009) 3.2 (4.3) -4.0 (57) -3.1 (2.1)
p,p’-DDE -0.010 (0.016) 0.008 (0.006) 0.006 (0.009) -4.4 (3.8) -2.1 (3.3) -2.2 (1.3)
p,p’-DDE x Iodine intake 0.014 (0.017) -0.001 (0.021) -0.002 (0.009) 3.0 (4.1) 3.3 (5.0) 0.9 (2.0)
PCB-138 0.002 (0.019) 0.009 (0.008) 0.010 (0.007) -8.6 (4.5) -3.8 (1.8)* -4.9 (1.6)**
PCB-138 x Iodine intake -0.004 (0.021) 0.004 (0.032) -0.011 (0.010) 6.6 (4.9) -0.9 (7.3) 2.8 (2.4)
PCB-180 0.012 (0.021) 0.024 (0.009)* 0.022 (0.008)** -10.5 (5.0)* -6.8 (2.1)*** -7.3 (1.9)***
PCB-180 x Iodine intake -0.010 (0.022) -0.013 (0.029) -0.016 (0.010) 6.5 (5.1) -3.3 (6.6) 2.7 (2.4)
PCB-153 0.004 (0.023) 0.022 (0.009)* 0.021 (0.008)* -11.3 (5.3)* -6.0 (2.1)** -7.0 (1.9)***
PCB-153 x Iodine intake -0.003 (0.024) -0.007 (0.033) -0.016 (0.012) 8.0 (5.7) 0.9 (7.6) 4.0 (2.7)
1
βHCH -0.016 (0.015) 0.019 (0.009)* - -6.1 (3.6) 0.4 (2.1) -
βHCH x Iodine intake 0.019 (0.017) 0.010 (0.039) - 0.7 (4.0) -2.5 (9.0) -
All models were adjusted for the cross-product term of exposure (OC) vs. iodine intake from food, iodized salt and supplements ( 0: >250 µg; 1:
<250 µg) , age, weight, parity, smoking habits during pregnancy, educational level and gestational age at sampling. Models including data from
both cohorts were also adjusted for cohort.
89
90
5.6 Artículo 6
91
Álvarez-Pedrerol M, Ribas-Fitó N, García-Esteban R, Rodríguez A, Soriano D, Guxens M,
et al. Iodine sources and iodine levels in pregnant women from an area without known
iodine deficiency. Clin Endocrinol (Oxf). 2010; 72(1): 81-6.
92
5.7 Artículo 7
(Under review)
99
100
High TSH levels in healthy pregnant women are related to a decrease
Alvarez-Pedrerol M1,2,3,4, Jordi Julvez1,2, Joan Forns1,2, Muriel Ferrer1,2,5 Guxens M1,2,
Espada M6, Silvia Fochs1,2,5, Nuria Pey1,2,5, Anna Sànchez1,2,5, Sunyer J1,2,3,4.
(2) Municipal Institute of Medical Research (IMIM-Hospital del Mar), Barcelona, Spain.
(6) Laboratorio Normativo de Salud Pública, Departamento de Sanidad Gobierno Vasco, Bilbao, Spain
Mar Alvarez-Pedrerol
E-mail: malvarez@creal.cat
Acknowledgments: This study was funded by grants from the Spanish Ministry of
Health (FIS-FIS-PI041436, Instituto de Salud Carlos III (Red INMA G03/176 and
Objective: The fetus is dependent on maternal thyroid hormones during pregnancy and
an adequate thyroid function is essential for the normal brain development. The effects
the association between thyroid hormones and thyrotropin (TSH) in healthy pregnant
women from the general population, and the neurodevelopment of their children at the
age of 14 months.
Methods: A total of 646 pregnant women were recruited in Sabadell (Spain) and levels
of free thyroxine (free T4), total triiodothyronine (total T3), and TSH in serum were
diagnosed were excluded from the analysis. Mental and motor development of 517
Results: Women with TSH levels above the median (1.19mU/L) were significantly
more likely to have an infant with a low motor score at 14 months of age than women
with the TSH in the first quartile (adjusted odds-ratio (95%CI): 2.57 (1.10-6.00) and
2.43 (1.03-5.72) for 3rd and 4th quartiles of TSH, respectively). Free T4 and total T3
need to establish thyroid hormones and TSH reference ranges during pregnancy to
hormones. They regulate the processes of dendritic and axonal growth, synaptogenesis,
neuronal migration, and myelination1-3. The fetus is dependent on the mother’s thyroid
hormones in the early stages of pregnancy, thus it is important that pregnant woman
However, iodine status has been improved in Europe during the past 10 years, and
severe iodine deficiency disorders, such as cretinism, have been largely eliminated
through the iodination of salt6,7. Nevertheless, few small studies have demonstrated that
even in areas in which there is sufficient iodine intake in the general population, thyroid
function in healthy pregnant women without a thyroid pathology diagnosed can have an
impairment in children of women with the highest thyroid stimulating hormone (TSH)8
9-11
or the lowest free thyroxine (free T4) concentrations, and have suggested the
women it was stated that benefits of universal screening for hypothyroidism were not
still justified by current evidence12. More and larger studies demonstrating the
their children, as well as the beneficial effect of early treatment in women with
concentrations in 517 healthy pregnant women from the general population of Sabadell
(Spain) with cognitive development of their infants at 14 months of age. Sabadell was
thought to be an apparently iodine sufficient area, since recent studies in some areas
Methods
Study population
Project)14. Between July 2004 and July 2006, 657 pregnant women who visited the
public health center of Sabadell for an ultrasound in the first trimester were recruited.
status, maternal health and obstetric history, parity, medication use, alcohol and
smoking habits during pregnancy, anthropometric measures, and dietary intake was
obtained through questionnaires administered during the first and third trimesters of
pregnancy. Thyroid function (free T4, total triiodothyronine (T3) and TSH) was
assessed during the first trimester of pregnancy (n=646). Anthropometric measures, sex,
and gestational age of their children were obtained at birth by specially trained staff and
from clinical records (n=618). 549 pairs mother-child took part in examinations at age
a TSH concentration of 126 mU/L and a free T4 concentration of 0.016 ng/dl (n=1), and
those women who had a thyroid disorder diagnosed in the past (n=31) were excluded.
Finally, 517 pairs mother-child were included in the subsequent analysis. Informed
consent was signed and the study was approved by the ethics committee of the Institut
Sciences, Wallac Oy, Turku, Finland) using a lanthanide metal europium (Eu) label.
concentration were 3.0, 3.1, and 2.6% for low, medium and high concentrations of TSH,
respectively; and 6.1, 4.1, and 4.0 for free T4 . The intra-assay CVs were 7.7, 2.1, and
1.7% for TSH; 3.7, 3.0, and 3.3% for free T4.
231 of the women included in the analysis had a single spot urine sample collected
during the first trimester of pregnancy. Urinary iodine concentrations (UIC) were
with electrochemical detection and a silver working electrode. Samples were stored at –
20ºC prior to the analyses. UIC was only measured in 231 of the included women given
that the collection of urine samples for iodine quantification was begun at half
recruitment. Median UIC in this population was 97µg/L. In the analysis, this population
was classified in five groups according to their UICs: 1) <50µg/L, 2) 50-100 µg/L, 3)
100-150 µg/L, 4) 150-249 µg/L, and 5) >250 µg/L based on the WHO classification15.
This categorization was used, instead of using the continuous levels, to diminish the
Neurodevelopment testing
months) using the Bayley Scales of Infant Development17. Two expert psychologists
were trained to administer the test. The psychologists were not aware of the mother or
child’s exposure information. The Bayley Scales of Infant Development first Edition
(BSID-I) is one of the most psychometrically valid measurements that examine infants’
mental and motor development from 1 to 42 months of age. The BSID is composed of
the Mental Scale (163 items), the Psychomotor Scale (81 items), and the Behaviour
Scale (30 items). In our analysis, we only use the mental and the psychomotor scales.
memory, and first verbal learnings. The pshychomotor index assesses fine and gross
motor development. The mean and standard deviation (SD) of our sample were used to
compute index scores (Mental Score and Psychomotor Score) based on an assumption
of a normal distribution. The scores were standardized to a mean of 100 with a standard
deviation of 15. These scores were always adjusted by psychologist who applied the test
and age in days of the child (age at assessment). To limit inter-observer variability, we
observer variability was lower than 5%. Furthermore, it was taken a Composite
Psychologists also flagged those children that may be difficult to evaluate because of
less than optimal cooperation of the child (due to tiredness, bad moods, colds, etc;
n=27).
Maternal intelligence coefficient (IQ) was assessed in 532 of the recruited women
(469 of the women included in the analysis) by Factor “G” of Cattell and Cattell19. The
mean and standard deviation data of our sample were used to compute index scores
Maternal Mental Health was assessed using the General Health Questionnaire, in
have utilized the GHQ-12 have suggested that it may be an accurate screening tool for
detecting antenatal and postnatal depression since these investigations have validated
interview. In our analysis, we obtain a global mental health score which ranges from 0
to 36.
Mother-to-child attachment
The Codon questionnaire21 was used to assess the mother’s emotional response to
analysis, we obtain a global Maternal Attachment score which ranges from 19 to 95.
Statistical analysis
Adjusted General Additive Models (GAM) models were first used to evaluate the
relation between thyroid hormones and TSH concentrations, and Bayleys’ scales as
continuous outcomes. The adjusted association was also measured through the
coefficient provided by the linear regression analysis. Thyroid hormones and TSH
levels were categorized into quartiles in order to assess the linearity of the relation
Bayleys’ scores (Mental and Motor) were dicothotomized as low score (more than 1SD
below the mean; score <85 ) and normal score (>85) to examine the risk of having a
score below this cutoff of “normality”, as defined elsewhere9. Models were adjusted for
potential confounders such as psychologist, age and sex of the child, mother's age,
social class and education, parity, prematurity and gestational age at sampling. In a sub-
child attachment, and UIC could be demonstrated on the dependent variable, therefore
these variables were not included in the final models All analyses were conducted with
Results
Table 1 shows the characteristics of the pregnant women included in the study and
the women excluded because of a) having a thyroid disorder diagnosed before the
were assessed at the age of 14 months, and maternal serum samples for thyroid function
analysis were mostly taken between 13 and 14 weeks of gestation. Three percent of the
included newborns were born before 37 weeks of gestation (preterm). None of the
maternal age, social class, studies, smoking and nationality were statistically
significantly different between included women and excluded women because of having
Table 2 presents the thyroid hormones and TSH concentrations of the included
pregnant women. Descriptive statistics are reported as percentiles (PC). None of the
included women presented any diagnosed thyroid disorder, although 10% of the women
had TSH levels above the upper limit recommended during pregnancy (2.5 mU/L) (data
TSH, and Bayley’s scores. A consistent inverse relationship between TSH and motor
score is observed, although this relationship is not linear (p-value for linearity > 0.10).
Free T4 levels shows a positive non-linear (p-value for linearity>0.10) tendency with
motor score and total T3 levels a negative non-linear (p-value for linearity>0.10)
In the adjusted logistic regression models (table 3), infants of women with TSH
levels above 25th percentile had higher risk of having a low motor score than infants of
women with lower TSH levels (<25th PC), although it is only statistically significant
above the 50th percentile. Mental score is not associated with any of the hormones.
Adjusted linear regression models were also done to assess the association between
quartiles of thyroid hormones and TSH and the Bayley’s scores as continuous variables,
and lower motor scores were also observed in those children of women with TSH levels
above 25th percentile (coefficients (standard error): -2.5 (1.8), -3.9 (1.8), -3.3 (1.8) for
2nd, 3rd, and 4th quartiles of TSH, respectively). Free T4 and total T3 were not related to
the continuous mental and motor scores (data not shown). In addition to the evaluation
of the confounding effect of UIC in the relation between thyroid hormones and TSH
and Bayley Scales, the association between UIC (as a categorical variable) and mental
and motor scales was also assessed (n=231). However, no statistically significantly
Discussion
In the present study we have observed that pregnant women without a thyroid
dysfunction diagnosed, but with first trimester TSH above the 50th percentile were
significantly more likely to have an infant with a low motor score at 14 months of age
than women with the TSH below the 25th percentile. Free T4 and total T3 were not
Pop et al.9 were the first to investigate the relationship between thyroid hormone
iodine sufficient areas. They showed that low free T4 during early gestation implicated
Subsequently, a study of 65 cases (healthy pregnant women with free T4 below the 10th
cognitive and neuromotor delay at both 1 and 2 years in children of women with the
lowest free T4 levels10. These studies9,10 differs from the present study in the fact that
they only assessed the association between free T4 and neurodevelopment, whereas in
the present study we investigated the effects of free T4, total T3, and TSH, and we
observed that only TSH levels were related with the outcome. In contrast to the present
study, Kooistra et al. observed that first-trimester maternal free T4 but not maternal
TSH was a significant predictor of some mental scores at 3 weeks of age11. However,
our results are in accordance with findings by Haddow et al.8 who observed that
children of women without diagnosed hypothyroidism but with high TSH levels (above
the population. Conversely, in a recent study in 500 healthy pregnant women living in
function (total T4 and TSH) and child cognitive test scores at ages 6 months and 3
years22.
essentially all developed countries of the world, as a result normal development can
hypothyroidism24, and during the first trimester the fetus is totally dependent on
maternal thyroid hormones1. Iodine deficiency has been the most common cause of
increasingly being promoted25. However early identification and treatment of all kind
women considered “high risk” on the basis of a personal or family history of thyroid
disease, or a history of other autoimmune disease, would have missed 30% of women
for thyroid dysfunction at the first prenatal visit would permit an early identification of
all thyroid disorders. Nevertheless, to implement mass screening more adequate and
maternal serum thyroid hormones and TSH levels, and optimal management of thyroid
present study we have observed an association between TSH and motor score, while
thyroid hormones (free T4 and total T3) were not significantly associated with any of
the outcomes. Thyroid function can be determined either directly, by measuring the
primary thyroid gland product, T4 (preferably as free T4) or indirectly, by assessing the
TSH concentration, which inversely reflects the thyroid hormone concentration sensed
by the pituitary. In fact, it is recognized that the indirect approach (serum TSH
measurement) offers better sensitivity for detecting thyroid dysfunction than does free
T4 testing, since serum TSH and free T4 concentrations exhibit an inverse log-linear
relationship such that small alterations in free T4 will produce a much larger response
in serum TSH27. Nevertheless, despite the association between free T4 and mental score
was not statistically significant, we can observe a positive tendency in the GAM models
The major disadvantage of the present study was the missing information on the
critical role in pregnancy outcome28. Nonetheless, the objective of the present study was
to asses the relationship between thyroid hormones and TSH and neurodevelopment
scores, independently of the cause of the thyroid alteration. Moreover, the ranges of
TSH and thyroid hormones are modified during pregnancy under the influence of a
rapid increase in beta human chorionic gonadotropin hormone (ȕHCG) and T4-binding
globulin (TBG) levels30, for that reason multivariate models were adjusted for
gestational age at sampling to reduce the possible bias due to variations during
gestation. Furthermore, women from the present study were thought to live in an
apparently iodine sufficient area, however median UIC in this population was under
recommendations for pregnant women15. Nevertheless, median UIC from the general
population should also be measured to define the iodine status of this region.
Advantages are that is a large study and that we measured some possible confounders of
the association between thyroid function and neurodevelopment that no other studies
had taken into account before, such as the maternal iodine status, the mother’s
However, none of the relationships were modified by the inclusion of any of these
variables.
systematic screening for hypothyroidism in pregnancy, and suggest that this routine
possible, or at the first prenatal visit, and in case the TSH level is abnormal, then
required to determine the reference ranges of TSH and thyroid hormones in each stage
of pregnancy, with regard to adverse outcomes for both the mother and the offspring.
Table 1. Characteristics of the study population
Included excluded women excluded women
women because of thyroid because of missing
(n=517) pathology (n=31) information (n=108)
MATERNAL VARIABLES
1
Age (years) 32 (4) 32 (5) 30 (5)
Social class (%)
professional, manager, technician 23% 23% 17%
skilled manual & non-manual 48% 55% 38%
partial skilled & unskilled 18% 10% 21%
unclassed 11% 3% 24%
Studies (% primary or less than primary) 26% 32% 43%
Smoking during pregnancy (%) 19% 10% 16%
Nationallity (%Spanish) 88% 97% 81%
Prarity (%nullipar) 57% 55% 52%
1
Gestational age at sampling (weeks) 13 (1.8) 14 (1.8) 14 (1.5)
CHILD VARIABLES
1
Age (months) 14 (0.7) 14 (0.7) -
Sex (%males) 52% 52% -
Preterm (%) 3% 0% -
Bayley's Score
Mental 100 (15) 100 (14) -
Motor 100 (15) 98 (14) -
1
mean (estándar deviation)
†
Adjusted for psychologist, age and sex of the child, mother's age, social class and education,
parity, prematurity and gestational age at sampling.
Table 3. Adjusted† association between thyroid hormones,
thyrotropin, and neurodevelopmental outcomes.
Low Mental scorea Low Motor scorea
(odds ratio (95%CI)) (odds ratio (95%CI))
b
TSH quartiles
nd
2 (mU/l) 1.14 (0.53-2.47) 2.26 (0.97-5.28)
rd
3 (mU/l) 1.05 (0.48-2.30) 2.57 (1-10-6.00)*
th
4 (mU/l) 1.43 (0.67-3.06) 2.43 (1.03-5.72)*
Free T4 quartilesb
nd
2 (ng/dl) 0.82 (0.39-1.74) 0.79 (0.36-1.73)
rd
3 (ng/dl) 0.75 (0.34-1.65) 1.14 (0.53-2.45)
th
4 (ng/dl) 1.27 (0.59-2.75) 0.88 (0.38-2.02)
Total T3 quartilesb
nd
2 (ng/dl) 1.23 (0.59-2.55) 0.59 (0.28-1.25)
rd
3 (ng/dl) 0.87 (0.39-1.90) 0.66 (0.31-1.40)
th
4 (ng/dl) 1.16 (0.53-2.53) 0.72 (0.33-1.19)
* p-value<0.05
†
Adjusted for psychologist, age and sex of the child, mother's age, social class
and education, parity, prematurity and gestational age at sampling.
a
The reference category is the group of children with the score above 1SD of the
mean, >85)
b
The reference category is the first quartile
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433.
5. DISCUSIÓN
121
Gipuzkoa (artículo 5) muestra una diferencia entre las dos cohortes.
Mientras que en Gipuzkoa se presentan niveles ligeramente más
elevados de PCBs (propios de zonas industrializadas), en Sabadell
se observan niveles más elevados de HCB, p,p’-DDE y β-HCH
(pesticidas). Dejamos apuntado que en este análisis se excluyeron
las mujeres extranjeras, al tener concentraciones muy diferentes en
todos los compuestos organoclorados (concentraciones muy
elevadas de pesticidas y niveles muy bajos de PCBs),
concentraciones que implicaban una interacción en los modelos de
regresión al incluirlas en los análisis. En este punto, al no ser
suficientes para hacer un análisis estratificado (71 mujeres en
Sabadell y 26 en Gipuzkoa) se decidió excluirlas, a fin de tener una
muestra más homogénea. En cuanto a la cohorte de Menorca, los
niveles en sangre de cordón y a los 4 años de algunos compuestos
organoclorados también difieren entre sí (artículos 2 y 3). Lo más
destacable es la disminución de los niveles de HCB y el aumento en
las concentraciones de PCBs a los 4 años.
122
Schell et al., 2008; Takser et al., 2005). En lo relativo a los
organoclorados de tipo plaguicida (p,p’-DDE, p,p’-DDT, HCB y β-
HCH), los niveles son más bajos que en otras zonas probablemente
más rurales (Asawasinsopon et al., 2006; Chevrier et al., 2008;
Mazhitova et al., 1998; Steuerwald et al., 2000).
123
embarazadas. Por otro lado, en ambos estudios prácticamente no se
observó asociación con la T4 libre (sí se observó cierta relación
positiva en el estudio de embarazadas, pero únicamente en la
cohorte de Gipuzkoa) ni con la TSH. En el estudio en recién nacidos
de Menorca, en el que únicamente se disponía de la TSH
(cuantificada en 27 sujetos), se observó una relación positiva entre
la hormona y el β-HCH. Este resultado fue consistente con el
hallado anteriormente en los recién nacidos de la cohorte de Ribera
d’Ebre (anexo 3), en el que únicamente el β-HCH se asoció
(positivamente) con las concentraciones de TSH en sangre de
cordón.
Tabla 6. Resumen de las relaciones observadas entre las hormonas tiroideas y los
compuestos organoclorados (OC). Los resultados se han presentado en los
artículos 2, 3 y 5.
124
d) Relación entre los organoclorados y las hormonas
tiroideas en otras poblaciones
Los estudios epidemiológicos que evalúan la asociación entre la
exposición a compuestos organoclorados y sus efectos en el sistema
tiroideo de los seres humanos presentan diversas diferencias, ya sea
en el diseño, las poblaciones estudiadas, las hormonas analizadas,
las covariables consideradas o los niveles y clase de los compuestos.
Por eso, aunque existen bastantes estudios los resultados muestran
cierta controversia (ver tablas 1 y 2 de la introducción). La
asociación negativa entre algunos compuestos organoclorados y la
T3 total, observada en las embarazadas de Gipuzkoa y Sabadell
(artículo 5) y en los niños de 4 años (artículo 3), también se ha
observado en 2 de los 5 estudios existentes en embarazadas
(Koopman-Essembom Takser et al., 2005), así como en otros
estudios en adultos (Hagmar et al., 2001; Meeker et al., 2007). En
un estudio en niños se observó relación con la T3 libre (Osius et al.,
1999). Respecto a la relación con T4 existe más controversia, pero a
diferencia del estudio de embarazadas de Sabadell y Gipuzkoa,
donde hemos observado cierta asociación positiva, en la mayoría de
estudios la asociación resulta negativa (Chevrier et al., 2008;
Hagmar, 2003; Lopez-Espinosa et al., 2009; Marvoet et al. 2008;
Schell et al., 2008) o nula (Hagmar et al., 2001; Koopmann-
Esseboom et al., 1994; Meeker et al., 2007; Takser et al., 2005;
Wang et al., 2005). Cabe destacar la concordancia con el estudio de
recién nacidos realizado en Menorca (articulo 2) y Ribera d’Ebre
(anexo 3), a la que se suma cierta relación positiva observada en
125
otros estudios en recién nacidos (Chevrier et al., 2007; Koopmann-
Esseboom et al., 1994; Nagayama et al., 1997; Pluim et al., 1993).
126
positiva con T4 (observada en Gipuzkoa) sería consistente con la
inhibición de la monodeiodinasa I. Algunos estudios en animales
han mostrado efectos en la actividad de las deiodinasas después de
la exposición a compuestos organoclorados, aunque no queda claro
si sería un efecto directo o un mecanismo compensador secundario
a los cambios en los niveles de las hormonas tiroideas (Gould et al.,
1999; Hood and Klassen, 2000).
127
o los lácteos. Estos alimentos, por el contrario, también aportan
alimentos ricos en nutrientes necesarios para un correcto desarrollo
fetal e infantil, como son los omega 3, los nutrientes antioxidantes o
el yodo, entre otros.
128
yodo no influye en la capacidad de los compuestos organoclorados
para alterar las concentraciones de las hormonas tiroideas.
129
retraso cognitivo y neuromotor en sus hijos, con edades
comprendidas entre los 12 y 24 meses (Pop et al., 2003). Estos
estudios (Pop et al., 1999 Pop et al., 2003), que únicamente
evaluaban la asociación con T4 libre, difieren del estudio de
Sabadell en que éste evaluó también la relación con T3 total y TSH,
siendo únicamente los niveles de TSH los que se asociaron
significativamente con el neurodesarrollo. Por el contrario, Kooistra
et al. (Kooistra et al., 2006) sí analizaron la T4 libre y la TSH
durante el primer trimestre, con la precisón de que era la T4 libre y
no la TSH la que ejercía de predictor significativo de alguna de las
puntuaciones mentales a las 3 semanas de vida. Hay que tener en
cuenta que los resultados observados en Sabadell están en
concordancia con el estudio de Haddow et al. (Haddow et al., 1999),
quienes observaron que los niños de madres sin hipotiroidismo
diagnosticado pero con valores altos de TSH (por encima del
percentil 98), obtuvieron peores puntuaciones en los tests
neuropsicológicos. No se puede pasar por alto que en Sabadell ya
encontramos cierto retraso cognitivo en niños cuyas madres tenían
los niveles de TSH por debajo del percentil 50. Contrariamente a
todos estos estudios, en un estudio reciente en 500 mujeres
embarazadas sanas que residían en una área con suficiencia de
yodo, no se encontró ninguna asociación entre la función tiroidea
materna y la función cognitiva de los niños a los 6 meses y 3 años
de edad (Oken et al., 2009).
130
observado en el estudio holandés. En aquel también se presentaban
peores puntuaciones en la escala motora del test de Bayleys, no así
en la mental a los 10 meses de edad (Pop et al., 1999). Por otro lado,
se ha observado que los neonatos prematuros presentan un retraso
psicomotor asociado con una disfunción tiroidea (Den Ouden et al.,
1996; Reus et al., 1996; Vulsma and Kok, 1996). A lo que hemos de
añadir que los individuos con cretinismo endémico suelen tener
problemas en la coordinación motora, tanto fina como gruesa. La
mayoría de estos problemas motores podrían sugerir un daño a nivel
cortical, implicando los tractos corticoespinal y rubroespinal
(Porterfiel, 1994).
131
Rovet et al., 1992; Rovet and Ehrlich 1995; Rovet, 1999; Tillotson
et al., 1994; Weber et al., 2000). La mayoría de ellos encuentran un
retraso mental y/o motor en aquellos niños con hipotiroidismo
congénito respecto los controles, siendo más grave cuanto más se
haya retrasado el inicio del tratamiento.
132
el hipocampo y el córtex (Bradley et al., 1989; Rovet, 1999; Ruel et
al., 1999). Asimismo se ha detectado actividad de las enzimas
deiodinasas en el cerebro y la glándula pituitaria (Whybrow and
Bauer, 2005; Yen, 2001), existiendo muchos genes en el cerebro
que responden a las hormonas tiroideas (Anderson, 2001; Bauer and
Whybrow, 2001; Henley and Koehnle, 1997; Yen, 2001), al tiempo
que se ha observado una liberación de T3 desde los sinaptosomas
vía despolarización Ca2+-dependiente (Mason et al., 1993).
Ciertamente, el conocimiento acerca de los mecanismos de acción
es bastante escaso. Parece ser que las hormonas tiroideas interfieren
con el sistema catecolaminérgico y serotonérgico (Bauer et al.,
2002; Tejani-Butt et al., 1993; Tejani-Butt et al., 1994; Whybrow
and Bauer, 2005). Tejani-Butt investigó los efectos de la
tiroidectomía, con y sin reemplazo de tiroxina, en los receptores
serotonérgicos, en los lugares de recaptación de serotonina y en la
función noradrenérgica en el cerebro de rata, para lo que utilizó
análisis auto radiográficos (Tejani-Butt et al., 1993; Tejani-Butt et
al., 1994). Las investigaciones le permitieron observar, de una parte,
que la tiroidectomía causaba un efecto regulador en el sistema de
receptores 5-HT1a de las regiones límbicas, córtex e hipocampo
(Tejani-Butt et al., 1993); de otra parte, una disminución de los
lugares de unión a los adrenoreceptores beta y alfa2 en las mismas
regiones límbicas (córtex, hipocampo y amígdala) (Tejani-Butt et
al., 1994). Como las hormonas tiroideas también modulan el
transporte de la glucosa a través de la barrera hematoencefálica
(Bauer et al., 2002), con la particularidad de que en pacientes con
hipotiroidismo severo se reduce el metabolismo del cerebro, nos
133
interesa advertir que semejante proceso podría causar alteraciones
en las funciones cognitivas y en el comportamiento (Constant et al.,
2001). Otro mecanismo de acción importante en la función del
cerebro es la regulación de algunos genes como el de la proteína
básica de mielina (Anderson, 2001; Yen, 2001). La mielinización
facilita la conductancia electrocortical y, en alguna de las regiones
del cerebro como los lóbulos frontales o la formación reticular, no
se completa hasta la segunda o tercera década de vida, (Rovet,
1999).
134
d) Otros efectos perinatales asociados con el sistema
tiroideo
Debido a que las hormonas tiroideas tienen un papel esencial en el
desarrollo del cerebro, existen muchos estudios sobre los efectos de
la patología tiroidea en el neurodesarrollo. A tal efecto, algunos
estudios han observado que la patología tiroidea o el déficit de yodo
durante el embarazo podría estar relacionado con otras anomalías en
el embarazo, bien se trate de la preclampsia o de el desprendimiento
de placenta, o bien de anomalías en el desarrollo del niño como la
prematuridad, la muerte fetal o el bajo peso al nacer (Abalovich et
al., 2002; Allan et al., 2000; Casey et al., 2005; Das et al., 2006;
Leung et al., 1993).
135
TSH y la T4 libre en el límite superior e inferior de la normalidad,
respectivamente, tenían más riesgo de dar a luz a un bebé con bajo
peso al nacer, finalidad reforzada por el estudio de la relación con
las concentraciones de yodo medidas en orina del primer y tercer
trimestre.
136
Rivkees et al., 1988). En el mismo sentido, sabemos que la
disrupción del eje hipotálamo-hipofisiario-tiroideo durante el
crecimiento puede alterar el desarrollo del esqueleto (Basset and
Williams, 2008). Otramente, en cultivos in vitro de células del
tejido óseo se ha detectado la expresión de receptores de hormonas
tiroideas, demostrando con ello que las hormonas tiroideas tienen
un efecto en el tejido óseo (Abu et al., 1997; Basset and Williams,
2008; Capelo et al., 2008). El asunto exige cautela, pues la
importancia de las hormonas tiroideas durante el desarrollo prenatal
es incierta, como escasos los estudios en los que se ha evaluado el
rol del yodo en el crecimiento prenatal (Chaouki and Benmiloud,
1994; Mason et al., 2002). Un estudio reciente en ratones demostró
que el hipotiroidismo durante el embarazo alteraba el desarrollo del
hueso del feto, eso sí, únicamente en la etapa final del desarrollo
fetal (Capelo et al., 2008). En el estudio presentado en esta tesis los
niveles de yodo en orina durante el tercer trimestre se han
relacionado con el peso al nacer, relación que no ha sido
estadísticamente significativa en el primer trimestre. Suponemos
que responde a las diferencias del tamaño muestral entre los dos
trimestres.
e) El yodo
Utilización de la yoduria para la evaluación de la ingesta de yodo
El yodo en orina (yoduria) es el principal biomarcador que se utiliza
para evaluar la nutrición de yodo en una población. No es útil
utilizar este marcador individualmente porque refleja un consumo
de yodo inmediato. Según los criterios de la OMS, una población
137
general adulta se consideraría yodosuficiente si la mediana de la
yoduria es mayor de 100 μg/l (WHO, 2001). En mujeres
embarazadas se cree que lo requerimientos de yodo son superiores,
al haber un incremento de la síntesis de hormonas tiroideas y un
aumento en la pérdida de yodo por orina. Por eso la OMS, cuando
se refiere a población de mujeres embarazadas, recomienda que la
mediana de yodo en orina debería situarse entre 150 y 249 μg/l
(Andersson et al.,, 2007).
138
hubiera utilizado como continua se estaría utilizando como
marcador individual). Con ello, se compararon diferentes grupos de
mujeres con medianas de yoduria distintas. Para realizar esta
categorización nos basamos en los criterios de la OMS para adultos
y embarazadas (WHO, 2001; Andersson et al.,, 2007). Finalmente
se formaron los siguientes grupos: i) <50 μg/l (yodo deficiencia), ii)
50–100 μg/l, iii) 100–150 μg/l, iv) 150–249 μg/l (rango
recomendado para embarazadas), y v) >250 μg/l. Con estos grupos
el objetivo era observar si, en el caso de que hubiera una relación
con el peso al nacer ésta sería lineal; o si el grupo de mujeres dentro
del rango recomendado era el que presentaba un menor riesgo de
bajo peso. Los resultados obtenidos indicaron que el grupo de
menos riesgo, comparado con el grupo definido como yodo
deficiente, era el de mujeres con yodurias entre 100–150 μg/l, de
ningún modo el de mujeres con yodurias dentro del rango
recomendado. Tampoco se observó ningún patrón linear.
139
embarazada, conociendo que tiene lugar una adaptación fisiológica
en el metabolismo del yodo durante el embarazo (Glinoer, 2007).
En cambio, para que una mujer embarazada alcance las
recomendaciones actuales de la ingesta de yodo, precisa
incrementar su ingesta de alimentos ricos de yodo o tomar
suplementación.
140
anteriormente, la mayoría de mujeres de Gipuzkoa fueron
suplementadas con yodo, mientras que un porcentaje muy pequeño
de mujeres de Sabadell tomaron el suplemento. En el caso de
Valencia, aproximadamente la mitad fueron suplementadas. Así, se
compararon tres poblaciones muy diferentes en cuanto a la
suplementación de yodo y, por tanto, en cuanto a los niveles de
yodo en orina durante el embarazo. Sorprendentemente, se constató
en primer termino, que la población más suplementada presentaba
los niveles de tiroxina más bajos, y en segundo termino, que las
mujeres que tomaron al menos 200μg de yodo diarios tenían más
riesgo de presentar niveles de TSH por encima de 3μU/ml.
Yodo y dieta
En la cohorte de Sabadell también se intentó determinar qué
alimentos aportaban más yodo durante el embarazo, viendo que el
consumo de leche y derivados lácteos estaban más relacionados con
las yodurias. En cambio, no se encontró relación con el pescado,
aún y ser el alimento conocido como principal fuente de yodo.
Advirtamos que este estudio se realizó a partir del cuestionario de
frecuencia de alimentos, lo cual puede conducir a muchos errores,
sobretodo al ser el embarazo un periodo en el que los hábitos
alimentarios suelen padecer cambios. Además, en el caso de
alimentos como la leche o el pescado, el contenido de yodo depende
mucho de la procedencia del alimento. No se disponía de esa
información ni tampoco se determinó el contenido de yodo de
algunos alimentos (marcas) más consumidos por la población en
estudio. No obstante, la relación encontrada entre el consumo de
141
leche y yoduria es muy significativa aún después de ajustarla por
posibles factores confusores.
142
Figura 13. Hipótesis de los mecanismos de neurotoxicidad de los compuestos
organoclorados. Se ha sugerido que podrían actuar directamente o a través de la
disrupción tiroidea.
143
del triángulo son diferentes. Observamos que los organoclorados se
asocian principalmente con la T3, mientras que es la TSH la que
muestra asociación con el neurodesarrollo. Nótese que la mayoría
de estudios, tanto en humanos como en animales, correlacionan la
T4 o la TSH materna con los daños neurológicos, y no la T3, que
generalmente se encuentra en el rango de la normalidad (Porterfield,
1994). Por otra parte, los compuestos organoclorados que se asocian
significativamente con las hormonas tiroideas no son los mismos
que los que se asocian con el neurodesarrollo. Creemos que en un
futuro próximo se podría estudiar más profundamente esta vía
mecanística con modelos estadísticos más complejos. Pongamos por
caso, Sabadell y Gipuzkoa, al ser dos cohortes más recientes aún no
han realizado el estudio de la relación entre la exposición prenatal a
organoclorados y neurodesarrollo
144
Figura 14. Resumen de los resultados observados en los artículos 1, 2, 3, 5 y 7, anexo 3, Ribas-Fitó et al., 2003 y
Ribas-Fitó et al., 2006.
145
Contemplemos ahora algunos estudios en animales e in vitro
centrados en el estudio de la disrupción tiroidea como posible vía
indirecta de la neurotoxicidad de los compuestos organoclorados.
La hipótesis previa de estos estudios era que, los efectos en el
cerebro de algunos compuestos organoclorados debían ser
atribuibles, al menos en parte, a su capacidad de reducir las
hormonas tiroideas en sangre. Algunos de los resultados apoyaron
esta hipótesis (Goldey and Krofton 1998; Juárez de Ku et al., 1994),
los de otros, Zoeller et al., dieron pie a la formulación de la
siguiente conclusión: que los efectos en el cerebro de la exposición
a OCs no eran del todo consistentes con los efectos del
hipotiroidismo, incluso algunos de los efectos eran comparables con
los del hipertiroidismo. A continuación, especularon que como
algunos compuestos, en especial algunos PCBs, tienen una
estructura tan similar a las HT, estos podrían interaccionar con los
receptores de las HT y actuar también como agonistas a este nivel.
Por tanto, los PCBs podrían afectar al cerebro en desarrollo no sólo
causando un estado de hipotiroxinemia. Para evaluar esta hipótesis,
examinaron si la exposición materna a PCBs tenía un efecto directo
en la expresión de unos genes específicos regulados por las HT. Los
resultados del experimento confirmaron que los PCB reducen
realmente los niveles de HT tiroideas en sangre, pero también
demostraron que aumentaban la expresión de estos genes en el
cerebro en desarrollo. Desde ahí, nos permitimos considerar en qué
medida los efectos neurotóxicos de los PCBs podrían ser debidos a
dos efectos distintos: 1) al estado hipotiroideo producido por la
reducción de HT en sangre, y 2) al efecto agonista a nivel de
146
expresión de genes regulados por las HT en el cerebro (Zoeller et
al., 2000). En un estudio más reciente Fritsche et al. también
examinaron esta hipótesis en cultivos celulares, obteniendo unos
resultados que les sugirieron que el PCB-118 imitaba la acción de la
T3 a nivel de las células del cerebro en desarrollo. (Fristsche et al.,
2005).
147
diferentes poblaciones estudiadas. Otra consideración relevante es la
ausencia de medición de la yoduria en el primer trimestre del
embarazo en todas las mujeres de Sabadell, lo cual hubiera
permitido ver si la relación observada en el tercer trimestre del
embarazo, entre la yoduria y el peso al nacer, también se
confirmaba en el primer trimestre (se observa una tendencia, pero
no es estadísticamente significativa). Tal y como se ha expuesto
anteriormente, la determinación de yodo en orina puede tener
grandes variaciones a nivel individual, ya que depende de la ingesta
de yodo en los días anteriores.
148
Por último, algunos de los estudios de esta tesis presentan el
problema de los estudios con diseño transversal, y es que no
podemos definir la causalidad en las asociaciones observadas, dado
que las medidas tuvieron lugar en el mismo momento.
149
puertas al estudio de los efectos a largo plazo de la disfunción
tiroidea y de la exposición a organoclorados.
150
5.6 Implicaciones en salud pública
151
diferencias más importantes a largo plazo. La cuestión a atender es
si éste retraso se podría prevenir. Por tanto, se debería determinar si
estas concentraciones de TSH durante el primer trimestre del
embarazo se deberían aceptar como “normales” en relación al
desarrollo del niño.
152
beneficio en el desarrollo del niño. Quizás la detección en la
primera visita prenatal sería demasiado tardía.
153
una alteración tiroidea en poblaciones con suficiencia o deficiencia
leve de yodo (ver anexo 2).
154
6. CONCLUSIONES
155
mujeres con las yodurias más bajas (por debajo de 50 μg/l). Este
efecto beneficioso no se observó en mujeres con yodurias por
encima de 150 μg/l.
156
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172
ANEXO 1: Protocolo general del estudio INMA
173
Ribas-Fitó N, Ramón R, Ballester F, Grimalt J, Marco A, Olea N, et al. Child health and
the environment: the INMA Spanish Study. Paediatr Perinat Epidemiol. 2006; 20(5):
403-10.
174
ANEXO 2: Yodo y función tiroidea durante el embarazo
(cohortes INMA)
183
Rebagliato M, Murcia M, Espada M, Álvarez-Pedrerol M, Bolúmar F, Vioque J, et al. Iodine
intake and maternal thyroid function during pregnancy. Epidemiology. 2010; 21(1): 62-9.
184
ANEXO 3: Compuestos organoclorados y TSH en recién
nacidos de la cohorte de Ribera d’Ebre
193
Ribas-Fitó N, Sala M, Cardo E, Mazón C, de Muga ME, Verdú A, et al. Organochlorine
compounds and concentrations of thyroid stimulating hormone in newborns. Occup
Environ Med. 2003; 60(4): 301-3.
194