Paper para Analisis
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Resumen: Abstract:
Se ofrece un análisis crítico de la configuración A critical analysis of the legal and practical con-
jurídica y práctica de los proyectos acuícolas en figuration of aquaculture projects in the Envi-
el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. ronmental Impact Assessment System is offered.
Dicho trabajo se realiza desde un estudio de los This is done from a study of the various environ-
impactos ambientales asociados a la ejecución mental impacts associated with the execution of
de esta tipología de proyectos, para luego identi- this type of projects, to then identify the adminis-
ficar los criterios administrativos de evaluación. trative evaluation criteria. To this end, a statisti-
Para ello, se desarrolla un análisis estadístico de cal analysis of aquaculture projects in the Envi-
los proyectos de acuicultura en el Sistema de ronmental Impact Assessment System is carried
Evaluación de Impacto Ambiental. Sobre dicha out. Thys analysis seeks to elucidate the main
base, se busca elucidar las principales conse- legal and material consequences and repercus-
cuencias y repercusiones jurídicas y materiales sions of the aforesaid evaluation.
de dicha evaluación. Keywords: EIAS; cultivation of aquatic organ-
Palabras clave: SEIA; cultivo de organismos isms; pisciculture.
acuáticos; piscicultura.
Introducción
Chile es el segundo país que más produce salmón en el mundo después de Noruega, con
alrededor de 800.000 toneladas al año. La mayor parte de la producción de salmón se expor-
ta a EE.UU., Brasil, Rusia, China y Japón. El cultivo del salmón se desarrolla predominante-
mente en las regiones más australes de Chile, concretamente en Los Lagos, Aysén y Magalla-
nes (Rafto Foundation et al., 2019, p. 6 y s.).
En este contexto, cabe preguntarse si la evidencia científica del creciente impacto am-
biental de dichos proyectos ha sido debidamente recogida en el Sistema de Evaluación de
Impacto Ambiental. Para ello, el presente trabajo busca responder interrogantes como: ¿Cuál
es la vía de ingreso más frecuente de los proyectos de acuicultura al Sistema de Evaluación
de Impacto Ambiental? ¿Cuáles son las principales implicancias jurídicas y materiales de lo
anterior?
A modo de prolegómeno, cabe precisar que este trabajo centra su atención en el Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental. De esta manera, a pesar de jugar un importante rol en la
ejecución de estos proyectos, no desarrollaremos materias pertinentes al profuso desarrollo
normativo sectorial; en este sentido, diversos autores han profundizado en dicha materia,
como: Bermúdez Soto (2007, p. 324 y s.). Por otro lado, una exposición muy completa y re-
ciente, de la evolución de la normativa ambiental aplicable a la acuicultura se puede encon-
trar en: Fuentes Olmos (2014, p. 451 y s.), existente en la materia, tal como la Ley N° 18.892
(1989) que establece la Ley General de Pesca y Acuicultura, cuyo texto refundido, coordinado
y sistematizado fue fijado por el Decreto N° 430 (1992), del Ministerio de Economía; el Re-
glamento ambiental para la acuicultura, aprobado mediante el Decreto N° 320 (2001), del
Ministerio de Economía, Fomento y Turismo; y el Reglamento de medidas de protección,
control y erradicación de enfermedades de alto riesgo para las especies hidrobiológicas,
aprobado por el Decreto Supremo N° 319 (2002), del Ministerio de Economía, Fomento y
Turismo; entre otros.
En virtud de él, todo proyecto que tenga impacto ambiental deberá someterse a este sis-
tema. Este se concreta en dos tipos de documentos: la declaración de impacto ambien-
tal, respecto de aquellos proyectos cuyo impacto ambiental no es de gran relevancia; y
los estudios de impacto ambiental, respecto de los proyectos con impactos ambientales
de mayor magnitud. En virtud de estos últimos, se diseñarán, previamente a la realiza-
ción del proyecto, todas las medidas tendientes a minimizar el impacto ambiental, o a
medirlo, o incluso, a rechazarlo. (Aylwin Azócar, 1992, p. 9)
Así, el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental nace a la vida jurídica con la inten-
ción de abarcar la evaluación previa de los procesos productivos con mayor impacto am-
biental en el país, con prescindencia de las regulaciones sectoriales específicas.
A nivel mundial, existen dos grandes modelos de evaluación ambiental: por impacto
ambiental generado por el proyecto, o bien por tipologías de actividades o proyectos, cuyos
impactos ambientales se presume ex ante serían mayormente significativos (Glasson et al.,
2012; Bell et al., 2017, p. 446 y s.). En nuestra legislación se optó por un modelo de evaluación
ambiental que funciona por tipologías de proyectos. En este sentido, sólo los proyectos que
se encuentren dentro de las tipologías y umbrales establecidos en la norma deberán ingresar
al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, de manera que no todos los proyectos o
actividades que se pretendan desarrollar deben someterse a dicha evaluación, sino sólo
aquellos que el propio legislador ha incorporado en una lista positiva por exclusión, la que
determina qué tipologías de proyectos de acuerdo con diversos criterios (de impacto, locali-
zación o magnitud) requieren de una evaluación de impacto ambiental. De este modo, el
legislador consagró un listado de 20 tipologías de proyectos que requerirán de evaluación
ambiental de manera previa a su ejecución, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley N° 19.300
(1994, arts.8 y 10).
De esta manera, en base a los criterios generales contenidos en la Ley N° 19.300 (1994),
y en el Decreto Supremo N° 40 (2013) del Ministerio del Medio Ambiente, que aprueba el
Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, un primer objetivo de dicha
evaluación es identificar las normas ambientales aplicables al proyecto o actividad, certifi-
cando que se cumplen con todos los requisitos ambientales pertinentes (Ley N° 19.300
(1994), art. 24, inc. 2).
Al respecto, cabe precisar que un proyecto o actividad que se encuentre en las tipolo-
gías de proyectos contenidas en la Ley N° 19.300 (1994, art. 10), deberá ingresar como Estu-
dio de Impacto Ambiental cuando genere alguno de los efectos, características o circunstan-
cias del artículo 11 del referido cuerpo legal. Lo dicho es de especial relevancia, ya que, como
se desarrollará más adelante, la evaluación mediante un Estudio de Impacto Ambiental, im-
plica que un segundo objetivo de la evaluación de impacto ambiental sea certificar que este
proyecto o actividad se hace cargo de los impactos significativos mediante medidas de miti-
gación, compensación y reparación adecuadas (Bermúdez Soto, 2015, p. 208).
de evaluación de impacto ambiental, son los siguientes: [...] n) Proyectos de explotación in-
tensiva, cultivo, y plantas procesadoras de recursos hidrobiológicos” (Ley N° 19.300, 1994, art.
10, n).
5 Peces 8
Toda actividad genera impactos ambientales y sociales. En este sentido, tal y como se desa-
rrolló previamente, nuestra legislación ambiental presupone ex ante que ciertos proyectos y
actividades generan impactos ambientales de relevancia, a través del listado de tipologías de
proyectos que deben ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. Así, luego se
detallaron exhaustivamente las tipologías y umbrales de ingreso establecidos para la acui-
cultura.
Respecto de estos desechos, se han conducido una serie de estudios recientes sobre
su impacto (Kamjunke et al., 2017; Quiñones et al., 2019). En este sentido, se ha descubierto
la alteración de los ecosistemas, modificando incluso la conductividad, salinidad y cantidad
de sólidos totales disueltos. Este impacto es más evidente en aquellas acuiculturas localiza-
das en agua dulce, tanto en ríos como en lagos, donde las pisciculturas son identificadas
como importantes fuentes de polución, así como aportantes de nutrientes que facilitarían los
procesos de eutrofización (Quiñones et al., 2019, p. 378). En otras palabras, el sedimento,
producto de la alta tasa de desechos generados, contribuye gravemente a la pérdida de oxí-
geno y biodiversidad de los fondos de agua y ecosistemas adyacentes a los centros de culti-
vos.
Los escapes, que usualmente corresponden al 1-5% del total de individuos cultivados,
son cada vez más frecuentes (Vivanco Font y Arancibia Jeraldo, 2019) en la industria y gene-
ran creciente revuelo y preocupación por la ciudadanía. Cabe mencionar que esta preocupa-
ción incluso ha llegado al legislador, quien incorporó el 8 de abril de 2010 ─a través de la Ley
N° 20.434─, el artículo 118 quáter al Decreto N° 430 (1992), estableciendo una presunción de
daño ambiental por fuga de especímenes. Así, dispone que:
Sin perjuicio de lo señalado en el inciso séptimo del artículo anterior, en caso de escape
o pérdida masiva de recursos en sistemas de cultivo intensivo o el desprendimiento o
pérdida de recursos hidrobiológicos exóticos en sistemas extensivos, se presumirá que
existe daño ambiental de conformidad con la ley Nº 19.300 si el titular del centro no re-
captura como mínimo el 10% de los ejemplares en el plazo de 30 días contado desde el
evento, prorrogables por una vez en los mismos términos. (Ley N° 20.434, art. 1, 29)
Una estimación anual de escape, ronda cerca de los 900.000 salmones (Quiñones et al.,
2019, p. 388), y, en promedio, una fuga al mes durante la última década (Fajardo Caballero,
2020). Al respecto, y sin mayor profundización, en aras de la extensión, cabe concluir que el
monitoreo del escape de peces desde los centros de cultivo, y el entendimiento de los efec-
tos ecológicos y sanitarios en los peces nativos y las comunidades, debiera ser una prioridad
para el sector acuícola del salmón en Chile (Quiñones et al., 2019, p. 388).
En este contexto, resulta importante destacar que Chile es uno de los países que más
antibióticos utiliza en la industria (Buschmann et al., 2009, p. 245), y el uso de estos agentes
químicos no sólo afecta a la especie que es objeto de su aplicación. En efecto, la aplicación
de estos químicos implica la generación de impactos sobre especies diversas a los salmoní-
deos en cultivo, recomendándose evaluaciones sobre la fauna local y otras especies, como
poblaciones de invertebrados cercanos a los centros de cultivo donde se apliquen (Urbina et
al., 2019). De esta manera, se reconoce la urgente necesidad de contar con estudios com-
prensivos de los impactos de antibióticos en los ecosistemas, que vayan más allá de los cen-
tros de cultivos (Quiñones et al., 2019, p. 385).
La presente sección tiene por objeto entregar los resultados de una investigación estadística
relativa a los proyectos y actividades acuícolas sometidos al Sistema de Evaluación de Impac-
to Ambiental. Así, se presentan cifras asociadas, entre otros factores, al número de proyectos
y su vía de ingreso. Luego, ofrecemos algunas reflexiones acerca de los criterios de evalua-
ción ambiental en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
En primer lugar, cabe precisar que hemos analizado sólo el universo de proyectos y ac-
tividades que han ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental desde la entra-
da en vigencia del Reglamento aprobado mediante el Decreto N° 40 (2013), del Ministerio
del Medio Ambiente, vale decir, desde el 24 de diciembre de 2013. Lo dicho, se debe a que
consideramos provechoso analizar el comportamiento de evaluación de proyectos acuícolas
conforme a la normativa vigente.
En segundo lugar, debe indicarse que las cifras entregadas corresponden exclusiva-
mente a los proyectos que hayan ingresado conforme a la Ley N° 19.300 (1994, art. 10, n), y
todos los numerales del referido literal detallados en el Decreto N° 40 (2013, art. 3), previa-
mente analizados en el acápite 1.2. de este trabajo.
1
Última fecha de consulta: 22 de septiembre de 2020.
Por otro lado, del universo de 533 proyectos acuícolas sometidos al Sistema de Evalua-
ción de Impacto Ambiental, 531 proyectos han ingresado como Declaraciones de Impacto
Ambiental. Los dos proyectos restantes corresponden a uno sólo, que fue desistido y rein-
gresado, actualmente en evaluación, y que es el único que ha ingresado como Estudio de
Impacto Ambiental. El proyecto en comento es el “Centro de Engorda Punta Barranco de
Green Seafood”, cuyo ingreso como Estudio de Impacto Ambiental fue establecido por la
Dirección Regional del Servicio de Evaluación Ambiental de la Región de Los Lagos. De esta
manera, sólo un 0,3% de proyectos acuícolas ha ingresado al Sistema de Evaluación de Im-
pacto Ambiental como Estudio de Impacto Ambiental.
…es parte del territorio donde tradicionalmente población indígena han (sic) llevado a
cabo la recolección y extracción de recursos del mar, por lo que las obras del proyecto
tendrían incidencia en dicha práctica cultural, pues son percibidas por ellos como cau-
santes (sic) menoscabo y deterioro del espacio territorial que utilizan. (Resolución
Exenta N° 87, 2015, cons. 11)
Lo anterior debe ser contrastado con el comportamiento general del Sistema de Eva-
luación de Impacto Ambiental. Al respecto, desde la entrada en vigencia del actual Regla-
mento (Decreto N° 40, 2013), 315 proyectos han ingresado al Sistema de Evaluación de Im-
pacto Ambiental como Estudio de Impacto Ambiental, vale decir aproximadamente un 6,1%.
Así, es claro que los proyectos acuícolas tienen un porcentaje de ingreso por Estudio de Im-
pacto Ambiental notoriamente más bajo que el promedio del restante de los proyectos y
actividades que deben someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
Adicionalmente, cabe destacar que los 209 proyectos acuícolas que han sido aproba-
dos, todos fueron evaluados ambientalmente a través de Declaraciones de Impacto Ambien-
tal. Es decir, el 100% de los proyectos de acuicultura con calificación ambiental favorable
fueron sometidos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental a través de Declaraciones
de Impacto Ambiental, no existiendo en la actualidad ningún proyecto de esta naturaleza en
ejecución que se haya aprobado a través de un Estudio de Impacto Ambiental.
De esta forma, es posible identificar que: i) son una tipología de proyecto especialmen-
te relevante en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, con alta representatividad
en el total de proyectos; ii) que han sido sometidos predominantemente bajo la forma de
Declaraciones de Impacto Ambiental, con una marcada diferencia respecto al porcentaje
general de proyectos que ingresan como Estudio de Impacto Ambiental; y, iii) todos los pro-
yectos de acuicultura han sido aprobado como Declaración de Impacto Ambiental desde el
24 de diciembre de 2013 a la fecha, consecuentemente, ninguno ha sido aprobado a través
de un Estudio de Impacto Ambiental.
Ante esto cabe preguntar ¿Cuáles son las principales consecuencias jurídicas y mate-
riales de dicha evaluación?
3. Consecuencias
Una primera diferencia relevante que destaca respecto de las dos vías de ingreso al Sistema
de Evaluación de Impacto Ambiental, es que respecto del Estudio de Impacto Ambiental
existe la exigencia legal de elaborar una línea de base. De acuerdo a lo dispuesto en la Ley N°
19.300 (1994), la línea de base es “…la descripción detallada del área de influencia de un
proyecto o actividad, en forma previa a su ejecución” (art. 2, l). Al respecto, tal y como se
puede apreciar en el Decreto N° 40 (2013), el Estudio de Impacto Ambiental debe elaborar
una línea de base que, “…deberá describir detalladamente el área de influencia del proyecto
o actividad, a objeto de evaluar posteriormente los impactos que pudieren generarse o pre-
sentarse sobre los elementos del medio ambiente” (art 18, e).
Este imperativo normativo contrasta con la sola exigencia de las Declaraciones de Im-
pacto Ambiental de presentar el área de influencia del proyecto o actividad. Al respecto,
conforme a lo señalado por el Decreto N° 40 (2013, art. 19, d), el titular de una Declaración de
Impacto Ambiental deberá determinar y justificar el área de influencia del proyecto o activi-
dad, incluyendo una descripción general de la misma, conforme a lo señalado en el artículo
18 letra d, del Decreto N° 40 (2013).
detallado que el de un Estudio de Impacto Ambiental. Es decir, mientras que en los Estudio
de Impacto Ambiental se exige una descripción detallada del área de influencia, en las Decla-
raciones de Impacto Ambiental sólo una descripción general. Si bien esta definición adopta-
da por el legislador es completamente legítima respecto de proyectos o actividades muchas
veces inocuos desde una perspectiva ambiental, en el caso de proyectos que deslindan entre
lo que debe ingresar como Estudio de Impacto Ambiental o Declaración de Impacto Am-
biental, acarrea graves consecuencias. En efecto, muchos elementos del área donde se em-
plazará el proyecto podrían ser ignorados, considerando que la Administración frecuente-
mente no cuenta con los recursos para obtener la información ambiental precisa del lugar
donde se emplaza el proyecto, en lo que se suele llamar una línea de base del Estado.
Consecuentemente, dada esta descripción general, se dificulta aún más poder estudiar
y advertir los impactos ambientales de mediano y largo plazo de la actividad acuícola, espe-
cialmente sobre especies en particular, según su emplazamiento. En efecto, las especies pre-
sentes en los ecosistemas marinos son distintas a las presentes en aguas continentales dul-
ces, como ríos o lagos. A su vez, las especies existentes difieren según ubicación geográfica,
considerando que podemos encontrar esta tipología de proyectos desde la Región de La
Araucanía hasta la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, distantes entre sí a 1.500
kilómetros aproximadamente. De esta manera, la evaluación exclusiva de los proyectos de
acuicultura a través de Declaraciones de Impacto Ambiental, no considerando nunca una
descripción detallada del medio, impide avanzar en el estudio y reconocimiento integral de
los impactos de este tipo de proyectos, y su significancia, de manera de poder prevenir de
mejor manera los mismos a través de medidas idóneas que se hagan cargo de éstos.
Al respecto, el Decreto N° 40 (2013, art. 18, i) se encarga de disponer, dentro del conte-
nido mínimo del Estudio de Impacto Ambiental, un Plan de Medidas de Mitigación, Repara-
ción y/o Compensación. Luego, los artículos 97 y siguientes del Decreto N° 40 (2013) se en-
cargan de detallar el contenido específico de los planes de mitigación, reparación y/o com-
pensación. En efecto, el artículo 97 exige que los planes contengan para cada fase del pro-
yecto o actividad la indicación del componente ambiental; el impacto ambiental asociado; el
En este sentido, cómo se destacó previamente, recientes estudios científicos han arro-
jado diversas conclusiones en torno a los relevantes impactos ambientales en el ejercicio de
la actividad acuícola. Por ejemplo, a partir de la descarga de nutrientes en los ecosistemas
acuáticos, especialmente en lo referido a aguas continentales, se facilita la eutrofización,
afectando gravemente a la pérdida de oxígeno y biodiversidad. Sin embargo, los proyectos
de acuicultura no reconocen este impacto como significativo, por lo que no se comprometen
medidas de mitigación, compensación y/o reparación, como pudiera ser, comprometer el
cumplimiento de límites máximos más estrictos para la descarga de contaminantes como
fósforo y nitrógeno que los establecidos en las normas de emisión vigentes. Ello permitiría
minimizar o disminuir este efecto adverso sobre el medio ambiente propio de la actividad.
Por el contrario, la inexistencia de estas medidas en los proyectos vigentes, ha implicado el
incremento de los impactos, siendo cada vez más común la floración de algas nocivas alre-
dedor de éstos, con los consecuentes impactos ambientales que ello significa.
Otro elemento que sólo se presenta en los Estudio de Impacto Ambiental es, conforme a la
Ley N° 19.300 (1994, art. 12, f), la necesidad de contar con un plan de seguimiento de las va-
riables ambientales que dan origen al Estudio de Impacto Ambiental. Dicho plan, de acuerdo
al Decreto N° 40 (2013, art. 105), tiene por finalidad asegurar que las variables ambientales
relevantes que fueron objeto de evaluación ambiental, evolucionen según lo proyectado.
A mayor abundamiento, el inciso segundo del artículo 105 del Decreto N° 40 (2013),
dispone que dicho plan debe ser elaborado de conformidad a las instrucciones de la Super-
intendencia del Medio Ambiente, y deberá contener, cuando sea procedente, para cada fase
del proyecto o actividad: i) el componente del medio ambiente que será objeto de medición
y control; ii) el impacto ambiental y la medida asociada; iii) la ubicación de los puntos de con-
trol; iv) los parámetros que serán utilizados para caracterizar el estado y evolución de dicho
componente; v) los límites permitidos o comprometidos; vi) la duración y frecuencia del plan
de seguimiento para cada parámetro; vii) el método o procedimiento de medición de cada
parámetro; viii) el plazo y frecuencia de entrega de los informes con la evaluación de los re-
sultados y; ix) cualquier otro aspecto relevante.
A su vez, cabe destacar que el plan de seguimiento se relaciona directamente con otra
institución contemplada por nuestra legislación: la revisión de la Resolución de Calificación
Ambiental. La Ley N° 19.300 (1994) dispone que
cias suficientes, para corregir la predicción de los impactos ocasionados por las variables
evaluadas en tal caso.
Conforme a lo anterior, dado que los proyectos de acuicultura se han aprobado exclu-
sivamente a través de Declaraciones de Impacto Ambiental, sus impactos ambientales sobre
los ecosistemas marinos y su biodiversidad, entre otros componentes ambientales, no se
encuentran sujetos a un Plan de seguimiento. Ello impide verificar en forma precisa y cons-
tante que dichas variables ambientales evolucionen según lo proyectado. A su vez, aun
cuando a partir de estudios de terceros o la autoridad existan antecedentes técnicos y sufi-
cientes sobre el aumento del impacto de uno o más de estos proyectos, jamás será posible
revisar la Resolución de Calificación Ambiental que los calificó favorablemente.
Esto empalma especialmente con los impactos ambientales más relevantes de los pro-
yectos de piscicultura que se someten a evaluación 2, como por ejemplo la polución biológica
producto del escape de peces, la generación de desechos orgánicos e inorgánicos o el uso
excesivo de productos químicos. Lo dicho se debe a que con motivo de la falta de un plan de
seguimiento, las variables ambientales más relevantes de la evaluación ambiental de un pro-
yecto acuícola quedan relegadas a eventuales planes voluntarios de seguimiento, en el me-
jor de los casos, y a actividades de fiscalización programadas por la autoridad ambiental y
sectorial. Esto favorece la falta de información relevante para el monitoreo y prevención de
catástrofes ambientales e impactos ambientales no previstos. Naturalmente, al no monito-
rearse constantemente las variables ambientales relevantes, la institucionalidad ambiental
queda relegada a un rol responsivo de fiscalización y seguimiento en los proyectos que se
someten vía Declaración de Impacto Ambiental.
A su vez, otra diferencia relevante entre las evaluaciones mediante Estudio de Impacto Am-
biental y Declaración de Impacto Ambiental, es que la primera vía siempre contará con una
etapa de participación ciudadana obligatoria, no así la segunda. En efecto, la Ley N° 19.300
(1994) señala, respecto de los Estudio de Impacto Ambiental, que “Cualquier persona, natural
o jurídica, podrá formular observaciones al Estudio de Impacto Ambiental, ante el organismo
competente, para lo cual dispondrán de un plazo de sesenta días, contado desde la respecti-
va publicación del extracto” (art. 29, inc. 1). Así, el procedimiento de evaluación de impacto
ambiental de un proyecto sometido al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental a través
de un Estudio de Impacto Ambiental siempre contará con una etapa de participación ciuda-
2
Ver sección 1.3.
dana de 60 días, contados desde el día hábil siguiente a la última publicación del extracto del
proyecto.
Pues bien, en este contexto, el Servicio de Evaluación Ambiental ha estimado que los
proyectos de acuicultura no generan cargas ambientales y, por lo tanto, su evaluación me-
diante Declaraciones de Impacto Ambiental carecerá siempre de una etapa de participación
ciudadana. A modo de ejemplo, cabe citar el proyecto “Centro de Engorda de Salmones Isla
Meulín”, respecto del cual el Servicio de Evaluación Ambiental de la Región de Los Lagos,
mediante Resolución Exenta N° 253 (2018), rechazó la solicitud de apertura de etapa de par-
ticipación ciudadana solicitada en tiempo y forma por diversas personas jurídicas, en aten-
ción a que, a su juicio, el proyecto no genera cargas ambientales ya que “…no es posible
afirmar que genere beneficios sociales…” (Resolución Exenta N° 253, 2018, cons. 11).
se estima que dichas respuestas han sido insuficientes, otorgando una vía directa de acceso
a la justicia ambiental. Por el contrario, la ausencia de procesos de participación ciudadana,
afecta la legitimidad tanto del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en cuanto ins-
trumento de gestión ambiental preventivo, como de la evaluación de los proyectos en cues-
tión. Ello, ya que dicha instancia es fundamental para garantizar la justicia participativa y
distributiva (Comité Pro Defensa del Patrimonio Histórico Cultural de Viña del Mar/Res. N° 1135-
2015 del Comité de Ministros, 2016, cons. 19; ver más en Costa Cordella, 2017).
Por último, la decisión de parte de las Direcciones Regionales del Servicio de Evalua-
ción Ambiental, de denegar la apertura de un proceso de participación ciudadana, en estos
casos parece ser contradictoria con lo dispuesto por los propios Tribunales Superiores de
Justicia. En efecto, la Excma. Corte Suprema ha establecido en varias oportunidades que se
debe realizar una interpretación amplia del concepto de “beneficios sociales”, para la deter-
minación del requisito de carga ambiental que hace procedente el proceso de participación
ciudadana.
Así lo ha hecho presente, por ejemplo, en las causas Rol N° 55.203-2016 y N° 197-2019,
donde conociendo recursos de protección en contra de la resolución del Servicio de Evalua-
ción Ambiental que ha denegado el proceso de participación ciudadana, ha ordenado su
apertura, atendido que
Así las cosas, salvo una difícil interpretación restrictiva de los beneficios sociales, tene-
mos como consecuencia lógica que la inmensa mayoría de los proyectos que se somete-
rán al SEIA tendrán esa característica, por cuanto de la revisión de las tipologías conteni-
das en el artículo 10 no encontramos ningún proyecto que no produzca, aunque sea en
menor escala, algún beneficio social. (Costa Cordella y Fuentes Merino, citados en: Stipi-
cic Escauriaza María Javiera/Director Ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental, 2017,
visto N° 13; Soto/Servicio de Evaluación Ambiental, 2019, visto N° 14)
Es decir, únicamente procederá una consulta indígena, en la medida que los efectos,
características y circunstancias de la Ley N° 19.300 (1994, art. 11), que hacen procedente la
evaluación mediante Estudio de Impacto Ambiental, afecten directamente a uno o más gru-
pos humanos pertenecientes a pueblos indígenas. De esta manera, las Declaraciones de Im-
pacto Ambiental, al no reconocer la generación de dichos efectos de la Ley N° 19.300 (1994,
art. 11), jamás contemplarán un proceso de consulta indígena.
Se entiende que, cada vez que concurra alguno de los efectos, características o circuns-
tancias del artículo 11 de la ley N° 19.300 sobre uno o más GHPPI impactos ambienta-
les significativos según el artículo 2° letra e) del Reglamento del SEIA se produce la
afectación directa mencionada en el artículo 6 del Convenio 169 de la OIT, como condi-
ción necesaria para que nazca la obligación de consultar. (Oficio Ordinario N° 161116,
2016, p. 13)
Finalmente, el documento concluye que “La noción de afectación directa a que hace
referencia el Convenio N° 169 de la OIT se traduce, en materia ambiental, en aquellos impac-
tos ambientales significativos establecidos en el artículo 11 de la Ley N° 19.300” (Oficio Ordi-
nario N° 161116, 2016, p. 14).
Lo antes expuesto ha sido ratificado tanto por la doctrina como por la jurisprudencia
invariablemente en los últimos años. Así:
Por ejemplo, en la comuna de Calbuco, Región de Los Lagos, donde habitan 76 comu-
nidades indígenas y 28 asociaciones indígenas 3, se han sometido a evaluación desde el 24 de
diciembre de 2013 4 a la fecha 21 proyectos de acuicultura, 11 de los cuales han sido califica-
dos favorablemente. En dicho marco, 5 de los 6 proyectos de piscicultura aprobados recono-
cieron encontrarse en tierras indígenas, áreas de desarrollo indígena y/o en las cercanías a
grupos humanos pertenecientes a pueblos indígenas. Sin embargo, atendido que todos és-
tos fueron aprobados a través de Declaraciones de Impacto Ambiental, ninguno contó con
un proceso de consulta indígena.
3
Registro Nacional de Comunidades y Asociaciones Indígenas, de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena.
4
Fecha de entrada en vigencia del nuevo Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
biental de Valdivia; y, R-16-2013 (Marilia Rosicler Castillo Pitripan y otros en contra del Director
Ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental, 2014), R-87-2015 (Maturana Crino, Luis Fernan-
do en contra del Director Ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental, 2016), y R-178-2018
(Maturana Crino Fernando en contra del director ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental,
2020) del Segundo Tribunal Ambiental de Santiago.
Finalmente, cabe ofrecer un breve comentario respecto del control judicial de la actuación
de la Administración, en relación al ingreso de proyectos acuícolas al Sistema de Evaluación
de Impacto Ambiental como Declaraciones de Impacto Ambiental. Dicho fenómeno está
siendo objeto frecuente de controversias, bajo la égida de que dichas actividades debieron
haber sido evaluadas como Estudios de Impacto Ambiental, en especial, atendidos los crite-
rios normativos de ingreso entregados por el legislador en la Ley N° 19.300 y la Administra-
ción a través del Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (Decreto N°
40, 2013). Así, el errático ingreso de proyectos acuícolas a través de Declaraciones de Impac-
to Ambiental ha generado un impacto sobre la litigación ambiental de dichos proyectos. En
efecto, a la fecha, la actividad acuícola es el cuarto sector más judicializado en los Tribunales
Ambientales desde su creación, por sobre el sector agropecuario, saneamiento ambiental,
infraestructura portuaria e industrial, entre otros (Observatorio Judicial, 2020).
tal. Por ejemplo, causa Rol R-12-2019 (Comunidad Indígena El Manzano y otros con Servicio de
Evaluación Ambiental, 2019) del Tercer Tribunal Ambiental, y R-16-2013 (Marilia Rosicler Casti-
llo Pitripan y otros en contra del Director Ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental, 2014),
del Segundo Tribunal Ambiental. Lamentablemente, dicha discusión se ha visto varias veces
soslayada por cuestiones procedimentales que zanjaron anticipadamente dichas controver-
sias.
Conclusiones
A lo largo del presente trabajo buscamos responder algunas interrogantes sobre el estado
de la evaluación de impacto ambiental de proyectos acuícolas en el Sistema de Evaluación
de Impacto Ambiental, tales como cuál es la vía de ingreso más recurrente de este tipo de
proyectos, y cuáles son las implicancias y consecuencias negativas de lo anterior en relación
a los impactos ambientales más relevantes de la industria. Al respecto, pudimos identificar
algunas particularidades sobre la configuración de dicho fenómeno desde la entrada en vi-
gencia del actual Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (Decreto N°
40, 2013).
Lo dicho previamente debe ser contrastado a la luz de los diversos impactos ambienta-
les y sociales vinculados a la ejecución de este tipo de proyectos. Tal y como se esboza de un
análisis transversal de los más recientes avances científicos, se puede constatar la existencia
de considerables impactos ambientales en el panorama nacional, sobre una serie de recursos
naturales relevantes producto de la actividad acuícola. De este modo, se visualiza un desa-
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