00 Cómo Derribar Gigantes Según La Biblia

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GONZALO SANABRIA ANZOLA

¿CÓMO DERRIBAR GIGANTES


SEGÚN LA BIBLIA?

Basado en los cinco gigantes que cayeron


bajo el poder del rey David.
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Todos los derechos reservados. Ninguna porción de éste libro podrá ser
reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en
cualquier forma o por cualquier medio, mecánico, fotocopias, grabación u
otro, sin autorización expresa del autor.

Excepto para citas breves en revistas o libros con la correspondiente mención.


A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas de la
Biblia Versión Reina-Valera de 1960, de las sociedades Bíblicas. Todos los
derechos reservados.
DEDICATORIA

Dedico este libro a mi buen Dios, por Su amor y paciencia conmigo. A


Jesucristo mi salvador y maestro y al Espíritu Santo bendito Consolador. A
mi linda esposa Andrea regalo de Dios y a mi hijo Daniel.

AGRADECIMIENTOS

A mi familia, a la iglesia que Dios me permite pastorear (por su apoyo y


oraciones), a todos los que leen nuestras publicaciones, y por supuesto a
Dios, quien me da la fuerza y la capacidad para escribir y desarrollar el
llamado que me ha hecho.
Contenido

DAVID DERROTA A GOLIAT, EL PRIMER GIGANTE.


LA CAÍDA DEL GIGANTE SIPAI.
DERRIBANDO A LAHMI, EL GIGANTE DE LA RUINA.
¿CÓMO CAYÓ EL CUARTO GIGANTE?
EL QUINTO GIGANTE: ISBI-BENOB (Su estrategia es el agotamiento)
¿CÓMO SUPERAR LOS OBSTÁCULOS?
INTRODUCCIÓN

Éste libro está basado en las victorias que alcanzó David sobre los gigantes
filisteos. Primero derrotó al gigante Goliat, y luego a través de sus valientes
soldados venció a cuatro gigantes más. Lecciones de sumo valor para nuestra
vida actual, pues cada uno de nosotros enfrenta diversos obstáculos y
adversidades en el camino de la fe.
El libro recoge no sólo el proceso de aquellas victorias, sino el significado de
los nombres involucrados, tanto de los personajes como de los lugares, por
ejemplo uno de los gigantes se llamaba “Isbi-benob” nombre que significa: El
que produce agotamiento. Fue precisamente esa su estrategia y la Biblia nos
dice que David estuvo a punto de morir, pero finalmente el gigante fue
derrotado.
Hallaras grandes lecciones de vida, sumamente útiles no solo para ti, sino
para aquellos que te rodean y para enseñar en grupos e iglesias.
Sin duda la mejor manera de enfrentar un gigante es creyendo con certeza que
Dios es más grande que él. Este aspecto nos recuerda que la fe obedece a
Dios, aunque el camino tenga gigantes y los muros a derribar sean altos y
fuertes, pues no se trata de la fuerza del creyente sino del poder de Dios
operando en su hijo.
Aquí encontrarás los siguientes temas:

David derrota a Goliat, el primer gigante.


La caída del gigante Sipai.
Derribando a Lahmi, el gigante de la ruina.
¿Cómo cayó el cuarto gigante?
El quinto gigante: Isbi-benob (su estrategia es el agotamiento)
¿Cómo superar los obstáculos?
Esperamos que puedas leer éste libro y sea de bendición para ti, para los tuyos
y para todos aquellos que te rodean.

Lic. Pastor Gonzalo Sanabria.


Capítulo 1
DAVID DERROTA A GOLIAT, EL PRIMER GIGANTE.

Es muy importante tener en cuenta que cuando Israel inicia la conquista de la


tierra prometida una de las cosas que desanimó al pueblo hebreo es que los
diez espías hablaron de los gigantes que habitaban allí, y que decían ellos,
eran tan grandes y poderosos que no podrían vencerlos. Eso llevó el pueblo a
murmurar y a andar por el desierto cuarenta años.

En el Nuevo Testamento nos dice la Escritura que “Mayor es el que está en


nosotros que el que está en el mundo” entonces por Jesucristo quien ahora vive
en nosotros, podemos vencer y conquistar lo que Dios nos ha preparado.

David tenía plena certeza (fe) en el poder del Dios viviente, 1 Samuel
17:26

“Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán a
aquel hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel?
Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los
escuadrones del Dios viviente?”.

Debemos tener en cuenta que aquella fe de David estaba soportada en una vida
personal de adoración, él era por excelencia un adorador. Su espíritu se
enardecía al ver cómo aquel gigante filisteo provocaba al pueblo de Dios, y su
deseo era quitar el oprobio (vergüenza, insulto) de Israel.

También es muy interesante ver que empezando desde el rey Saúl hasta el
último soldado hebreo todos tenían miedo, sin embargo David declara lo que
en realidad son, él los ve como “los escuadrones del Dios viviente”.

¿Quién era Goliat?

Gigante filisteo, con una altura aproximada de tres metros. Soldado principal
de su ejército. Su nombre “Goliat” y la raíz de ésta palabra, nos permite ver
varios significados: El que toma cautivos y los despoja. Destierro (a quienes
lleva cautivos). Rebelión (no se sujeta a Dios y promueve la desobediencia).

Entonces cuando no puede con sus ataques sacar al hijo de Dios de la


cobertura divina, promueve la rebelión del cristiano para luego hacerlo un
cautivo suyo y quitarle todo lo que tiene (despojarlo), y además hacer su vida
estéril en todos los aspectos.

Goliat era un filisteo. Los filisteos eran una nación guerrera, por eso con
frecuencia hubo guerra entre filisteos e israelitas. Los filisteos eran idólatras,
sus principales dioses eran Dagón, Astoret y Baal-zebub; siendo Dagón el más
importante para ellos. El mismo Goliat era adorador de aquellos dioses, 1
Samuel 17:42-43

“Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era


muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo
perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses”. Es
interesante ver que de nada le sirvieron aquellos dioses, pues Goliat fue
derrotado, esto se debe a que hay un solo Dios verdadero y Todopoderoso.

La fe de David fue superior al poder de Goliat, 1 Samuel 17:45, 50

“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina:


más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel, a quien tú has provocado… David venció al filisteo
con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su
mano”.

David declara su fe en el poder de Dios, él está seguro que aquel gigante


caería ante el poderoso nombre de Jehová de los ejércitos. Aquella fe lo
impulsó a correr a la línea de batalla, y lanzó una piedra con el respaldo de
Dios logrando una gran victoria.

Quizá el problema sea grande pero el poder de Dios siempre será mayor. Sin
espada en su mano David venció, entonces no se trata de nuestras capacidades
sino del poder del Señor.
Goliat cayó cuán grande era, el Señor respaldó a David. En esta batalla
podemos ver la importancia y poder de la fe en Dios, aprendemos que no
importa el tamaño del problema, o la altura del obstáculo, lo más importante
es confiar en el cuidado de Dios. Él nunca te desamparará.

Cuidado con las palabras.

La Biblia nos enseña que la vida y la muerte están en poder de la lengua, por
eso es tan importante cuidar lo que decimos. El diablo también conoce el
poder de las palabras, y por eso las usa para lanzar palabras de fracaso, de
ruina, y provocar la desobediencia del hijo de Dios con las tristes
consecuencias que esto implica. La palabra de Dios es fiel y poderosa, es una
espada en nuestra boca con la que podemos derrotar los poderes del enemigo.

La principal arma de Goliat no era su espada, ni su lanza, ni su jabalina, era su


boca, pues con sus palabras había logrado infundir miedo en todo el ejército
de Israel, de tal manera que nadie salía a la batalla contra aquel gigante: 1
Samuel 17:8-11

“Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os


habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los
siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí…
Hoy he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelle
conmigo. Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y
tuvieron gran miedo”.

Nos dice la Biblia que “Saúl y todo Israel oyendo las palabras del filisteo se
turbaron y tuvieron gran miedo”. La palabra “turbaron” desde el hebreo
traduce en primer lugar: postrar, derribar. Entonces toda su fe, seguridad y
fortaleza se vinieron abajo ante las palabras del gigante Goliat.

Goliat es “uno o aquello que infunde miedo”. Los filisteos fueron opresores de
Israel en diferentes periodos, generalmente se imponían sobre el pueblo
hebreo como consecuencia de su infidelidad a Dios (idolatría). Israel entonces
caía bajo el temor y les pagaba tributo o les servía.
Los filisteos usaban el temor de Israel para mantenerlos subyugados. Hay
situaciones que afligen al cristiano y éste piensa que nada puede cambiar su
situación, y el miedo no le permite salir de su condición.

El enemigo de nuestras almas utiliza palabras para generar incredulidad,


angustia, miedo, procura hacer ver el obstáculo más grande de lo que es en
realidad. Así como la fe ve el respaldo y bendición de Dios; en contraste el
miedo ve el fracaso y la ruina, la caída y la vergüenza; y esto logra impedir el
avance del cristiano.

Es muy importante tener en cuenta que David usó las palabras correctas ante
Goliat, incluso peleó contra aquel gigante en el nombre de Jehová de los
ejércitos, y vemos que el Señor le dio la victoria.

La Biblia nos dice respecto a los planes del diablo “No podemos ignorar sus
maquinaciones”. Mediante palabras el reino de las tinieblas procura detener al
hijo de Dios al generar miedo en su corazón, en contraste la palabra de Dios
genera fe y fortaleza para avanzar y alcanzar la bendición del Señor.

Tú puedes vencer tu gigante.

Todos enfrentamos diversos obstáculos y adversidades que superar, algunas


veces aparece el desánimo o la duda, el miedo o la incredulidad, pero por
encima de todo, Dios está con nosotros y él nos fortalece y equipa para vencer
y avanzar. Consideremos las armas que David usó para derrotar al gigante
Goliat:

a) Su fe en Dios. 1 Samuel 17:45 “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a


mí con espada, lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de
los ejército, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado”.

David era consciente de todas las armas que Goliat tenía, y en las cuales era
un experto guerrero. También éste versículo nos deja ver como David usa el
tremendo poder que hay en el nombre de Dios. Recordemos entonces que
Jesús nos dijo: “En mi nombre echarán fuera demonios”.
b) Su seguridad en lo que Dios le había dado. 1 Samuel 17:40-41, David antes
de ir a la línea de batalla va un arroyo cercano y escogió cinco piedras lisas y
las puso en su morral, y tomando su honda fue hacia el filisteo. David no pudo
usar la armadura del rey Saúl, porque era grande y él nunca había usado
aquellas cosas. Más bien utiliza la habilidad que Dios le había permitido
desarrollar mientras cuidaba las ovejas y las defendía del oso y el león.

Asunto que nos recuerda usar las armas espirituales que Dios nos ha dado.
Nuestra batalla hoy no es contra carne ni sangre sino contras espíritus
inmundos, ante los cuales debemos usar el poderoso nombre de Jesucristo
nuestro Señor, la espada del Espíritu que es la palabra de Dios, la sangre del
Cordero, la oración, el ayuno, etc. Además de servir al Señor con los dones
que él nos ha dado.

c) Sabiduría y diligencia. 1 Samuel 17:48-50. No es suficiente con tener


conocimiento, debe ser aplicado correctamente, y esto es sabiduría. David no
se anticipó ni se demoró, hizo las cosas correctamente y en el momento
perfecto. Se dio prisa y corrió cuando tenía que hacerlo, luego se detuvo,
calculó y lanzó la piedra en el momento preciso. Debemos ser reflexivos,
actuar guiados por Dios, y ser diligentes y no negligentes.

La victoria no sólo es para ti, los tuyos también serán bendecidos. 1


Samuel 17:52-53.

“Levantándose luego los de Israel, y los de Judá, gritaron y siguieron a los


filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los
heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. Y
volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su
campamento”.

Ante la caída de su paladín (guerrero gigante) los filisteos huyeron, y los


israelitas iniciaron una persecución contra ellos, muchos filisteos murieron, y
saquearon los soldados israelitas el campamento filisteo. Entonces hablamos
no sólo de quebrar el oprobio y la aflicción, sino de alcanzar el botín o la
recompensa. Después de toda batalla hay una recompensa, entonces no sólo
verás la victoria en tu vida, habrá recompensa para ti y para los tuyos.

Así como Dios le dio la victoria a David, quiere el Señor que nosotros
derribemos a los gigantes que se oponen al plan de Dios en nuestra vida, o que
derribemos aquellos obstáculos que enredan nuestra vida estancando nuestra
avanzada. ¿Qué está generando hoy día temor en tu corazón? Dios está contigo
para traer libertad y bendición.

No hay gigante más grande que el poder del Señor.

David con plena convicción en el poder de Dios enfrentó a Goliat y alcanzó


una gran victoria. David derrotó a Goliat y la manera en que lo hizo nos sirve
hoy de inspiración y modelo para superar nuestros propios obstáculos y
dificultades.

1 Samuel 17:45-48 nos dice: “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí


con espada, lanza y escudo; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los
ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has provocado. Jehová
te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré… y sabrá toda la tierra que hay
Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada
y lanza; porque de Jehová es la batalla, y Él os entregará en nuestras manos. Y
aconteció que cuando el filisteo se levantó y venía acercándose al encuentro
de David, David se dio prisa y corrió hacia el combate contra el filisteo”

Mediante la fe en Dios es posible avanzar y conquistar lo que Dios ha


prometido darnos, en contraste el objetivo principal del miedo es impedir el
avance o crecimiento del cristiano. Ésta arma de las tinieblas procura cegar al
hijo de Dios para que no vea el gran poder que el Señor ha puesto en él. El
miedo cae en la medida en que avanzas.

El miedo busca tener atado al cristiano para que no use lo que Dios le ha
dado. El miedo fabrica pinturas de caos, fracaso y ruina ante los ojos del
cristiano para que no pueda ver los maravillosos planes que Padre celestial le
ha diseñado.

¿Cómo derrotar el miedo?


Recordando que el temor del hombre pone lazo ¿Cómo romper esa atadura?
¿Cómo enfrentar el miedo al gigante? Veamos algunas cosas a la luz de lo que
hizo David contra Goliat:

1) Las victorias del pasado han sido entrenamientos para las batallas del
futuro (1 Samuel 17:34-35). Donde David le cuenta al rey Saúl como él pudo
vencer al oso y al león cuando venían contra las ovejas que cuidaba, y de igual
manera derrotaría a Goliat.

2) La victoria está fundada en lo que Cristo alcanzó en la cruz. Vemos que


David mismo avanza en el nombre de Jehová de los ejércitos (1 Samuel 17:45
“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada, lanza y escudo;
mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel, que tú has provocado”).

Nosotros hoy avanzamos en el nombre que es sobre todo nombre: Jesucristo


nuestro Señor.

3) Haz tu parte y Dios hará la suya (1 Samuel 17:47 “Y sabrá toda esta
congregación que Jehová no salva con espada y lanza; porque de Jehová es la
batalla, y Él os entregará en nuestras manos”).

La frase Jehová no salva con espada y con lanza nos recuerda las palabras de
Dios a través del profeta Hageo que también nos dice: “no es con ejército ni
con fuerza sino con mi Santo Espíritu”. David usó su honda y una piedra, él
hizo su parte y Dios hizo el resto. No tienes que hacerlo todo, haz lo que te
corresponde y él peleará por ti, porque de Jehová es la batalla.

4) La fe en Dios es más fuerte que el miedo (1 Samuel 17:48 “Y aconteció que


cuando el filisteo se levantó y venía acercándose al encuentro de David,
David se dio prisa y corrió hacia el combate contra el filisteo”).

Seguramente algunos soldados se cubrieron sus ojos, otros dirían “pobre


muchacho”, etc, pero ninguno oró creo yo, pues el miedo era un reflejo de la
débil comunión con Dios, a diferencia de David que como buen adorador veía
la grandeza y poder del Señor ante todo obstáculo que aparecía en su camino.

5) La fe es el arma con la que es derribado el miedo, la fe va mucho más allá


de una confesión, la fe es aquella firme convicción, es esa certeza plena en el
poder y cuidado de Dios, resultado de conocerlo, de caminar con él y de
confiar en sus palabras, pues él no miente.

6) La piedra le dio un golpe mortal en la cabeza a Goliat, ya que la cabeza


representa poder, debemos derribar el poder o aquello que alimenta el miedo,
por ejemplo: miedo por herencia (madres o padres que viven y sufren el
miedo), embarazos traumáticos, experiencias en la niñez (películas con altas
dosis de terror que ven los niños), traumas en la adolescencia (maltrato
violento que produce terror a las autoridades), vergüenzas y fracasos, etc.

Dios no cambia, él es Todopoderoso. Jesucristo sigue sanando, restaurando, él


rompe las ataduras, libera y lleva a sus hijos a la victoria. Si el enemigo ha
puesto lazo por el temor, renunciemos a las obras de las tinieblas y
apropiémonos de lo que Jesús alcanzó para nosotros en la cruz del calvario.

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Capítulo 2
LA CAÍDA DEL GIGANTE SIPAI.

Aquí veremos como derribar el gigante que impide el avance. La Biblia nos
dice que la palabra de Dios es una semilla que genera vida, salud, fortaleza,
bendición, etc. El reino de las tinieblas también tiene sus semillas, mediante
éstas busca hacer germinar y multiplicar la maldad, la muerte, la rebelión, el
odio, la ruina, y la desobediencia en el corazón humano. Sin embargo Dios nos
ha dado su Espíritu Santo y su palabra para tener vida y vida en abundancia,
no permitamos que el diablo se lleve lo que el Señor ha destinado para
nosotros.

Con Dios la victoria es nuestra.

Dios respaldaba con su bendición y poder a David y a su ejército, 1 Crónicas


20:1 “Aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a
la guerra, que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los
hijos de Amón, y vino y sitió a Rabá. Más David estaba en Jerusalén; y Joab
batió a Rabá, y la destruyó”.

El reino de David tuvo que enfrentar diversos enemigos y a otros gigantes,


además de Goliat. La Biblia nos enseña en el primer libro de Crónicas
capítulos 18 al 20 que el rey David estaba en un tiempo de crecimiento y
expansión. El respaldo y bendición de Dios con él eran impresionantes.

El rey David estaba haciendo la voluntad del Señor, todas las cosas
marchaban muy bien, el ejército de David avanzaba y ningún enemigo podía
resistirse, pues siempre Dios será más grande.

Dios recompensa a sus soldados, 1 Crónicas 20:2 “Y tomó David la corona


encima de la cabeza del rey de Rabá, y la halló de peso de un talento de oro, y
había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David.
Además de esto sacó de la ciudad muy grande botín”.

La Biblia nos enseña de comienzo a fin que el Señor bendice a aquellos que
pelean sus batallas. Por ejemplo, nos dice la Biblia en 1 Corintios 15:58
“Hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del
Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

Éste versículo de Crónicas (20:2) nos deja ver una corona de oro de un talento
(el cual indica un peso de 34 kilogramos), y tenía además piedras preciosas.
Además los israelitas tomaron muy grande botín. Vemos pues que el Señor
recompensa a sus soldados, así que persevera, fortalécete en Dios y continua,
el Señor viene con recompensa. Nunca será en vano tu servicio a Dios.

No podemos ignorar las maquinaciones del enemigo, 1 Crónicas 20:4.

“Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos;
y Sibecai husatita mató a Sipai de los descendientes de los gigantes; y fueron
humillados”.

Aunque el reino de David venía en expansión, un gigante filisteo se levanta


contra Israel pero Dios estuvo con su pueblo y usó a Sibecai para derribar al
gigante Sipai, y fueron los gigantes humilladlos. Asunto que nos recuerda que
Dios siempre será más grande.

No podemos ignorar las maquinaciones del enemigo, pues todo estaba


marchando bien y aquel gigante se levantó, por eso debemos caminar con
discernimiento y sabiduría, y en el poder de nuestro Dios. A pesar de éste
obstáculo el ejército de David siguió avanzando pues Dios estaba con ellos, y
eso es lo más importante.

Como soldados del ejército de Dios debemos ser conscientes del poder y
autoridad que le Señor nos ha dado, así como no debemos ser indiferentes a
las trampas del enemigo. Dios por su Espíritu Santo nos revela y equipa para
derrotar a todo gigante que quiera venir contra nuestra vida o familia.

Una vez nos convertimos a Jesucristo, empezamos a conocer las verdades de


su reino, su poder y autoridad, y que el reino de las tinieblas procura dañar o
detener los planes de Dios, ante esta verdad no podemos ser indiferentes. Por
eso el Señor nos capacita, enseña y equipa para derrotar las estrategias del
mal. En Cristo somos más que vencedores.

Dios te ayuda, y por él puedes vencer.

La derrota del gigante filisteo Sipai, 1 Crónicas 20:4 “Después de esto


aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos, y Sibecai
husatita mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes, y fueron
humillados”.

Es necesario que veamos al detalle varias cosas que éste versículo cuatro nos
enseña:

La batalla se da en Gezer. La palabra “Gezer” significa: porción, algo cortado,


separado. Ciudad que estuvo por siglos en manos cananeas, y fue asignada a
los levitas, quienes por mucho tiempo no pudieron usarla. Fue entregada por
Dios a los levitas, pero los descendientes de los gigantes no querían
entregarla.

Vemos pues que aquel gigante Sipai estaba allí para estorbar e impedir las
funciones sacerdotales de los levitas (representa a aquel o aquello que procura
impedir el servicio, el ministerio, el ejercicio de los dones espirituales en
Cristo, etc).

Aquel gigante se llama Sipai. Éste nombre significa: Guardia del umbral o de
la puerta principal. Tazón o vasija que contiene. Vemos en primer lugar un
símbolo de aquel o aquello que impide el acceso o controla el paso. Un
objetivo de las tinieblas es impedir que la iglesia del Señor, y por tanto el
cristiano avance a nuevos niveles de fe y poder en Cristo.

En segundo lugar representa aquello que pone límites, estanca o busca retener
lo que Dios ha planeado dar. Por eso la figura de “vasija que contiene”. Todas
las bendiciones nos han sido dadas por su divino poder, nos dice la Biblia,
pero hay muchas bendiciones de Dios que no se han manifestado, esto puede
ser por un estorbo demoniaco.

Por ejemplo la mujer que andaba encorvada, y Jesús dijo: “Y a esta hija de
Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de
esta ligadura en el día de reposo? Lucas 13:16. Estuvo en esa condición por
dieciocho años en los que el enemigo le quitó la salud, el gozo y una vida
normal. Pero Jesucristo el Señor apareció para deshacer las obras del diablo.

Es derrotado por Sibecai, husatita. La raíz del nombre “Sibecai” significa:


envolver, entretejer. En la Biblia se usa en dos versículos para referirse al
entretejido (trenzado) que forman las ramas o raíces de un árbol. Las ramas
entretejidas dan sombra y amortiguan una caída, las raíces entretejidas o
trenzadas son más fuertes para sostener un gran árbol y son sumamente
difíciles de arrancar.

Esto nos habla de la importancia de la unidad, del amor hacia el hermano, de


la capacidad para perdonar al otro. Por eso las tinieblas buscan crear
diferencias entre los hermanos, conflictos en la familia, raíces de amargura y
resentimientos que se convierten en armas del enemigo. El resentimiento y el
enojo son semillas demoniacas que quedan sin vida, cuando permitimos que el
amor de Dios dirija nuestros corazones.

Sibecai era husatita, y el término “husatita” indica avance rápido, diligencia,


darse prisa. Sí Sibecai nos habla de amor y unidad, y husatita de diligencia y
rapidez, entonces no debemos ser negligentes, indiferentes o pasivos ante el
resentimiento o ante las raíces de amargura que el diablo quiere sembrar en
los hogares o entre los hermanos. Por el amor de Dios y su poder podemos
vencer las estrategias o los gigantes que el diablo levanta contra nuestras
vidas.

Por eso debemos ir a la presencia de Dios, en oración perdonar la ofensa y


bendigamos a quien dice mal de nosotros, devolvamos bien por mal, Dios nos
fortalece y nos da su amor para tolerar al otro, y vivir en unidad para la gloria
de Dios. No sea tu corazón terreno fértil de la amargura o el resentimiento.
Permitamos a Dios sanar el corazón, y así fluir en la vida de Cristo en
nosotros.

Es necesario poner el consejo de Dios por encima de nuestros razonamientos,


es necesario creer las palabras del Señor y seguir su dirección, allí está el
secreto de la victoria y la bendición.

Esfuérzate Dios está de tu lado.

Cuando el pueblo de Israel está a punto de entrar a la tierra prometida, ya el


Señor había decretado la entrega de la tierra de Canaán a los hebreos,
entonces vienen a Moisés para enviar algunos espías a esa tierra, pero su
objetivo no fue era un plan de guerra, sino que querían saber sí era posible la
victoria.

Ellos querían considerar sus posibilidades, esto lo podemos ver pues al final
se lamentan por el gran tamaño de los gigantes y las inmensas murallas de
aquellas ciudades. Todo esto nos recuerda que la fe obedece al Señor aunque
el avanzar tenga gigantes y muros que derribar, ya que no se trata de fuerza
humana sino del gran poder de Dios.

Nos dice la Biblia en Deuteronomio 1:22-15 “Entonces todos ustedes se


acercaron a mí, y dijeron: 'Enviemos hombres delante de nosotros, que nos
exploren la tierra… "Me agradó el plan, y tomé a doce hombres de entre
ustedes, un hombre por cada tribu. "Ellos salieron y subieron a la región
montañosa, y llegaron hasta el Valle de Escol, y reconocieron la tierra.
"Entonces tomaron en sus manos del fruto de la tierra y nos lo trajeron; y nos
dieron un informe y dijeron: 'Es una tierra buena que el SEÑOR nuestro Dios
nos da”

Debemos tener presente que la fe camina por encima de los sentidos físicos, la
fe nos lleva a avanzar aunque el sendero sea complicado. Los espías israelitas
reconocen aquella buena tierra, pero ellos no creen que sea posible
conquistarla. Fueron a ver la tierra porque: “le pareció bien a Moisés” y a
ellos (versículo 23), pero lamentablemente lo que hicieron fue desanimarse y
desalentar al resto del pueblo hebreo.

Lo que ellos habían hecho no le pareció bien al Señor, pues esto era más bien
incredulidad y desconfianza en él. Los doce espías no estaban creyendo que el
Señor les daría una gran victoria sobre sus enemigos, ellos no avanzaron en la
perfecta voluntad divina.
Lamentablemente el pueblo de Israel pensó más en los gigantes y murallas
que en el inmenso poder de Dios.

El razonamiento de los hombres produce muchas dudas, murmura y finalmente


desobedece, Deuteronomio 1:26-27 nos dice: “…no quisisteis subir, fuisteis
rebeldes al mandato de Jehová; y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo:
Jehová nos aborrece…”.

Este pasaje bíblico nos hace reflexionar en varias asuntos: Ellos vieron a los
gigantes cananeos, pero no veían la grandeza del Señor. Además consideraron
las inmensas murallas, pero no el gran poder del Señor. La Biblia nos enseña
entonces que la muralla más poderosa no era la de Jericó, sino la de su propia
incredulidad.

Ellos dieron más valor a la duda que a la fe en las promesas del Señor. La fe
en Dios logra derribar gigantes y las más altas y poderosas murallas,
Deuteronomio 1:28-29.

Entonces ten cuidado y no escuches las voces incrédulas y temerosas, escucha


al Señor y esfuérzate haciendo su perfecta voluntad. Los gigantes se levantan y
amenazan con su voz, con su gran tamaño y menosprecian las palabras del
Señor, pero la fe que persevera los verá caer, como un día cayó Goliat ante la
fe y valor del joven David. La fe nos hace testigos y protagonistas de las
grandes obras del Señor.

La Biblia nos dice que Moisés declara: “Jehová vuestro Dios, el cual va
delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que
hizo por vosotros en Egipto” Deuteronomio 1:30. Algo así como si Moisés
dijera: “No miren el tamaño de los gigantes, miren la grandeza y poder del
Señor. Recuerden todo lo que él hizo, derrotó a faraón y su imperio, abrió el
mar rojo y allí murieron miles del ejército egipcio, Amalec y sus miles fueron
derrotados.

El Señor hizo milagros maravillosos en medio del desierto y ante sus diversos
enemigos, y todo esto lo ha hecho no para volver atrás, sino para avanzar y
conquistar ahora lo que él ha planeado para su pueblo.

El Señor guía a su pueblo, y lo lleva su perfecto plan. Tal vez el camino tenga
algunas dificultades que superar, pero él ha prometido a sus hijos la victoria,
él es fiel y no fallará, por eso avanza, no dejes de hacerlo el Señor va contigo,
y su poder te acompaña, todo gigante caerá.
Capítulo 3
DERRIBANDO A LAHMI, EL GIGANTE DE LA RUINA.

Uno de los nombres de Dios es “Jehová de los ejércitos” lo que nos deja ver
que él es guerrero, y que como cristianos somos parte de su ejército. La Biblia
nos enseña que tenemos una batalla espiritual, Jesucristo nos hado las armas
para vencer y es necesario ejercitarnos para mantener la actitud correcta frente
a esta realidad. En él avanzamos en victoria, pues está escrito “las puertas del
hades no prevalecerán contra mi iglesia”.

Ten fe, Dios te ayudará. Debemos tener presente una verdad espiritual: somos
soldados del ejército de Dios. Nos dice 1 Crónicas 20:5 “Volvió a levantarse
guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de
Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar”.

Es muy interesante la frase con la que empieza el versículo anterior: “Volvió a


levantarse guerra”. La mayoría de otras versiones indican “hubo guerra de
nuevo contra los filisteos”. Pues esto nos recuerda que el enemigo no queda
inactivo por haber perdido una batalla anteriormente, él vuelve y lo intenta.

Cuando Jesús venció al tentador en el desierto, la Escritura nos dice que “el
diablo se apartó de él por algún tiempo” lo que de manera implícita nos está
diciendo que posteriormente el tentador volvió y lo tentó, por ejemplo a través
de los escribas y fariseos quienes nos dice la Biblia con preguntas tentaban al
Señor.

A medida que estos gigantes se levantaban, los soldados del ejército de David
no sólo se hacían más fuertes, sino que se volvían diestros y expertos en
derribar gigantes, entonces los gigantes que un día mantenían con gran temor a
Israel, ahora le temían al pueblo de Dios.

La fe es un arma poderosa.

Las pruebas y situaciones difíciles en nuestra vida nos ayudan a madurar y


hacernos más fuertes, nuestra fe en Dios crece y así podemos avanzar por
cosas mayores. Recuerda que el hierro es forjado al fuego.

La Biblia nos dice que Dios levantó a Elhanán quien derrotó al gigante Lahmi,
quien era hermano de Goliat. Éste tenía una gran lanza igual a la de su hermano
con la que quería infundir miedo, pero Elhanán fue a combatir con fe, como lo
hizo David, y así triunfó. Todo aquel que confía en Dios nunca será
avergonzado.

Siempre el poder de Dios estará disponible para todo aquel que cree. A Dios
le agrada que sus hijos confíen en él. Su mano poderosa siempre está presta y
atenta para socorrer a los suyos, él tiene cuidado de ti.

Nos dice la Biblia que no podemos ignorar las maquinaciones del enemigo,
éste siempre procura dañar y estancar los planes de Dios con sus hijos.
Debemos siempre ejercer el discernimiento y utilizar las armas espirituales
que el Señor Jesús nos ha dado, así avanzaremos en victoria, pues en Cristo
somos más que vencedores. Dios es nuestro escudo y fortaleza, él es nuestra
victoria.

Dios es tu victoria.

“Volvió a levantarse guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a
Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de
telar”. 1 Crónicas 20:5.

En la Biblia ¿Quién era Lahmi el gigante filisteo?

En primer lugar se nos dice que era hermano de Goliat geteo (gentilicio del
habitante de Gat, así nos dice 1 Samuel 17:4 “Goliat, de Gat”), gigante que
cayó derrotado por mano de David. Podemos decir que quizá actuaba en éste
gigante un espíritu de venganza. El odio, la ira y los deseos de venganza hacen
cometer locuras al ser humano.

Por ejemplo Absalón mató a su hermano Amnón vengando así el abuso que
cometió éste con su hermana Tamar; luego Absalón cosechó la muerte siendo
joven, y perdió todo derecho al trono y todos los beneficios como príncipe,
hijo del rey David.

El Nuevo Testamento nos dice: “No paguéis a nadie mal por mal… no os
venguéis vosotros mismos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito
está: Mía, es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” Romanos 12:17 y 19.

En segundo lugar veamos el significado de su nombre. Su nombre “Lahmi”


tiene varios significados: Mi pan (la raíz de la palabra traduce: alimento). Mi
guerra. Guerrero.

Representa entonces a aquel o aquello que quita o roba el pan del pueblo de
Dios, es lo que procura detener la provisión del cristiano. Su naturaleza bélica
nos describe su batalla continua por impedir la bendición financiera sobre los
hijos de Dios. Hablamos de escasez, ruina, ausencia de frutos. Fracaso y
decaimiento en los negocios y en el trabajo.

Podemos recordar además que el Señor Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Por tanto éste
gigante nos recuerda que las tinieblas procuran estorbar el alimento de la
palabra para el pueblo del Señor.

Éste gigante procura todos los medios posibles para que el cristiano no lea, ni
estudie, ni escuche la palabra del Señor, pues ésta es la que nutre y hace fuerte
al creyente.

El asta de su lanza era como un rodillo de telar, igual que la lanza que usaba su
hermano Goliat, nos habla de su gran tamaño, y cuyo objetivo era infundir
miedo. Pero así como Dios estuvo con David y le dio la victoria, estuvo con
Elhanán (soldado del ejército del rey David) quien derrotó a este gigante; y
como estuvo el Señor con ellos también está con nosotros para darnos la
victoria.

Este gigante fue derrotado por Elhanán, siervo de David, quien contó con el
respaldo de Dios. Cuando avanzas por la fe y confías en el poder y cuidado de
Dios, él no te dejará avergonzado. Seguramente el enemigo intentará estorbar
las bendiciones sobre tu vida, o intentará detener tu avanzada, pero Dios está
de tu lado, fortalécete en él y persevera el Señor te dará su victoria.

Ante momentos difíciles de la vida podemos pensar que todo va a empeorar, o


que Dios no nos está escuchando. Pero la verdad es que el Señor ha estado
atento a todo lo que pasa en nuestra vida, él ha prometido darnos su victoria.
Él nos ha dado su Espíritu Santo, Cristo mora en nosotros, entonces Dios está
de nuestro lado. El gigante caerá, el obstáculo será superado, el desierto
quedará atrás y veremos la bendición que le Señor ha planeado.

El favor de Dios está contigo.

Nos dice 1 Crónicas 20:5 que “Volvió a levantarse guerra contra los filisteos,
y Elhanán el hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat el geteo, el asta de
cuya lanza era como un rodillo de telar”.

El nombre “Elhanán” es una palabra que contiene una revelación muy


importante y acorde con el arma de Dios para vencer éste gigante, cuyo
nombre “Lahmi” significa: pan, alimento, guerra. Es uno que estorba la
provisión de Dios para sus hijos.

Elhanán, el guerrero que lo derrotó, tiene varios significados: Gracia. Dios ha


mostrado su favor. Regalo. Dios es bueno.

Podemos recordar aquí a José el hijo de Jacob, que aunque era esclavo de
Potifar y luego estuvo en la cárcel injustamente, el favor y la gracia del Señor
estaban con él, de manera que “fue varón prospero porque Dios estaba con él,
y todo lo que hacía Dios lo hacía prosperar en su mano” Génesis 39:2-3, 23.
Entonces el favor y la gracia de Dios nos hacen prosperar, avanzar, ascender,
triunfar, en medio de la dificultad.

El favor y la gracia de Dios nos permiten fructificar donde otros han


fracasado; aunque el enemigo se levante el Señor nos bendice. Poderoso es
Dios para hacer con nosotros como bendijo a Job, nos dice la Biblia “Dios
aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job… y bendijo Jehová el
postrer estado de Job más que el primero”. En su bondad Dios desea lo mejor
para cada uno de sus hijos.
Debemos destacar que la Biblia dice que éste gigante fue derrotado por
Elhanán “hijo de Jair” y el nombre Jair significa: “Mi luz” “Quien difunde luz”
“Iluminado por Dios”. Entonces en su hijo Elhanán estaba la genética de hacer
resplandecer la luz de Dios, como David, Elhanán no se conformaría viendo a
éste gigante desafiar a Israel y estorbar los planes y bendiciones de Dios para
su pueblo.

Es necesario que como hijos de Dios y con el fuego del Espíritu Santo en
nuestro corazón no permitamos que el conformismo nos limite, que el miedo o
la pereza nos impida avanzar y conquistar las bendiciones que el Señor ha
planeado darnos. Adelante, el favor de Dios está contigo, pues eres su
hijo.

Quizá el enemigo ha estorbado bendiciones en nuestra vida, o tal vez hemos


caído en el conformismo y por tanto hemos aceptado la ausencia de la
bendición de Dios. Pero el Señor ha planeado para su pueblo múltiples
bendiciones, y nos ha equipado con las armas del espíritu para vencer. Dios
quiere bendecir tu vida en todos los aspectos, incluyendo el financiero.

Dios quiere bendecirte y darte la victoria.

Cuando leemos la Biblia y vemos aquellas grandes cosas alcanzadas por los
hombres de Dios nos podemos preguntar ¿Por qué no veo eso en mi vida?
¿Cómo lograr lo que el Señor me ha prometido? También sabemos que Dios es
fiel y no miente, él es poderoso para hacer lo que dice, entonces nos damos
cuenta que él requiere fe y perseverancia en sus hijos.

Según Números 13:1-3, 6, Caleb fue enviado para ir a reconocer la tierra


prometida con otros once príncipes de Israel. Su nombre “Caleb” significa:
audaz, eficaz, capaz. Resultado de conocer a Dios, y de su vida de adoración
era un hombre de fe y esto lo llevaba a ser osado y a creer por cosas grandes
en Dios. Por la fe es posible.

La fe en Dios te hace tener una perspectiva diferente ante los problemas,


Números 13:25-32.
La mayoría de los espías no creyeron que fuera posible conquistar la tierra.
Hacían énfasis en las grandes murallas y la altura de los enemigos, pero no
consideraban la grandeza del poder de Dios, y llevados por su temor e
incredulidad decidieron no subir a conquistar.

Caleb habla con una fe genuina en las palabras de Dios y en Su poder. No


tiene duda de la victoria que el Señor les va a entregar, no importa cuán
grandes son las murallas ni la estatura de los gigantes, pues Dios siempre es
más grande.

Es importante destacar aquí la frase: “hablaron mal entre los hijos de Israel,
de la tierra que habían reconocido”. El miedo y la incredulidad nos llevan a
hablar mal, es decir decimos cosas contrarias a las que Dios ha dicho,
magnificamos el tamaño de los gigantes y exaltamos la altura de los muros,
haciendo más grande el problema.

La fe exalta a Dios y su poder, los ojos de la fe ven siempre la grandeza del


Señor y a las dificultades como oportunidades para ver Su gloria.

La fe es recompensada por el Señor, Números 14:21-24.

Dios castigo a Israel por su rebelión e incredulidad, y todos los mayores de


veinte años que habían visto la gloria y el poder de Dios en Egipto y durante
el camino del desierto no entraron a la tierra de la bendición (versículo 29).
El temor y la incredulidad terminan convirtiéndose en rebelión, pues no se
obedece el mandamiento de ir a conquistar lo que Dios nos quiere entregar.

En el versículo 24 Dios expresa de Caleb dos cosas importantes: “hubo en el


otro espíritu” y “decidió ir en pos de mí”. Caleb no se dejó llevar por el
espíritu de incredulidad de la mayoría, y tomó la decisión de seguir a Dios y
su plan, aunque ellos querían nombrar un capitán y devolverse a Egipto.

La fe y la perseverancia son necesarias para conquistar lo prometido por


Dios, Josué 14:5-12.
El periodo de la conquista había empezado bajo la dirección de Josué. Caleb
trae a memoria lo dicho por Moisés cuarenta y cinco años atrás (seguramente
cuenta aquí los cuarenta años de peregrinación y unos cinco más de conquista
de la nueva tierra). También recuerda como él se mantuvo fiel aunque los
demás no creyeron en el poder de Dios y se rebelaron contra él.

A pesar de haber caminado cuarenta años por el desierto con los demás, Caleb
tuvo actitudes que debemos valorar hoy día:

a) No caminó como los demás quejándose (aunque pudo haber dicho cosas
como: ¿Por qué debo caminar éste desierto si los rebeldes fueron ellos? ¿Por
qué debo esperar cuarenta años? O quizá podía estar enojado con todos ellos
pues al final ellos impidieron su conquista personal, etc).

b) Conservaba la esperanza a pesar de la rudeza del camino.

c) Sigue creyendo en la promesa de Dios cuarenta y cinco años después, y


cree que el Señor puede cumplirla.

d) Caleb sigue creyendo que Dios lo usará a él para cumplir lo que le había
prometido.

Dios honra y premia la perseverante fe, Josué 14:13-15.

El texto nos enseña que Caleb recibió ésta ciudad “por cuanto había seguido
fielmente a Dios”. Aquella ciudad se llamaba Quiriat-arba porque Arba fue su
fundador (Arba es el padre de Anac, padre de los gigantes).

Ésta ciudad que era de los gigantes vino a ser de Caleb, él expulsó a estos
hombres de gran estatura porque Dios estaba con él, ésta ciudad se llamó
Hebrón que significa: amigo, también se le conoce como: Casa del Amado.
Allí fue sepultado el amigo de Dios: Abraham, y es la segunda ciudad más
importante de la religión judía después de Jerusalén.

Es muy interesante la frase con la que termina éste capítulo: “Y la tierra


descansó de la guerra”. Parece que ésta conquista la uso Dios para sellar
aquel tiempo de avanzada, sólo quedaba una cosa pendiente y era cumplir la
promesa que Dios le había hecho a aquel hombre de fe cuarenta y cinco años
atrás. El Señor es fiel y cumple lo que promete. Por la fe es posible.

Dios es poderoso y no miente. Podemos depositar toda nuestra confianza en él,


pues aunque haya que superar ciertos obstáculos, al final Dios cumple su
palabra.
Capítulo 4
¿CÓMO CAYÓ EL CUARTO GIGANTE?

La Escritura nos enseña que Jesús al resucitar comisionó a su iglesia: “Id, y


haced discípulos a todas las naciones”, y por supuesto nos equipó con las
herramientas para hacerlo, sin embargo, el reino de las tinieblas procura
estorbar y detener la obra del Señor.

La iglesia es el instrumento de Dios en la tierra para el establecimiento de su


reino, él desea que avancemos y alcancemos lo que ha diseñado para nosotros,
por eso dijo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo” y esto es lo más importante, Dios mismo va con nosotros.

Las tinieblas procuran estorbar la bendición de Dios. 1 Crónicas 20:6 “Y


volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el
cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era
descendiente de los gigantes”.

El versículo seis empieza diciendo “Y volvió a haber guerra en Gat”


expresión que nos recuerda dos cosas:

El enemigo no abandona su ataque continuo.

Varios gigantes habían caído por mano de David y de sus generales, pero un
nuevo gigante viene contra el pueblo de Dios. De hecho el nombre satanás
desde el hebreo significa en primer lugar “adversario” “uno que se opone”.
Hablamos de uno que continuamente procura todos los medios necesarios para
estorbar y detener la obra de Dios y el avance de sus hijos.

La ciudad de Gat estaba bajo el dominio filisteo, por ciertos periodos de


tiempo estuvo bajo el gobierno de Israel. Su nombre “Gat” significa: Lagar de
uvas, prensa o tina de vino. Aquella era una tierra fértil y había muchos
viñedos y prensas de uva. Es significativo que Goliat era de allí, así como éste
gigante.
Podemos ver un simbolismo aquí, y es la oposición del enemigo o batalla que
éste presenta para estorbar o no permitir la bendición de la tierra para los
hijos de Dios. Aquella fértil tierra producía vides abundantes y fructíferas,
pero estaba bajo el dominio de los gigantes.

Dios es quien nos capacita con su poder y autoridad para vencer. El Señor
bendijo a Adán con la bendición de la tierra, pero al desobedecer perdió los
privilegios; sin embargo Jesucristo vino a restaurar todas las cosas, y por él
podemos no sólo derrotar los obstáculos, sino cosechar las mejores
bendiciones.

Como nos enseña la Biblia no hay gigante ni obstáculo más grande que nuestro
Dios. Como nos dice la Escritura debemos avanzar “puestos los ojos en
Jesús”, él es nuestra inspiración y fortaleza.

Algunas veces por la tentación o por estrategias del enemigo el cristiano toma
el camino equivocado, y ante la ausencia de la luz de Dios el creyente tropieza
y el dolor es cosecha de su camino. Las tinieblas siempre pagan mal y por eso
Dios nos alienta a seguir su camino, Cristo es la luz verdadera y quien lo sigue
no tropezará, más bien las bendiciones le seguirán.
La luz de Dios debe iluminar nuestro camino.

El enemigo trabaja encubiertamente. 1 Crónicas 20:6 “Y volvió a haber guerra


en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en
pies y manos, veinticuatro por todos, y era descendiente de los gigantes”.

Aquí podemos ver que aquel gigante no tenía nombre, a diferencia de los
anteriores, como: Goliat, Sipai y Lahmi. El hecho de que sea desconocido su
nombre nos permite concluir que trabaja solapadamente, encubiertamente, no
revela sus verdaderos propósitos, sino que trabaja de manera disimulada.
Trabaja en secreto carcomiendo la fortaleza espiritual y la pasión del cristiano
por Dios.

Es muy interesante tener en cuenta que tenía seis dedos en cada una de sus
extremidades, para un total de “veinticuatro dedos por todos” nos dice la
Biblia.
En la Escritura el número seis hace referencia a lo humano, es el número
imperfecto (pues el perfecto es el número 7); es el humanismo que desplaza a
Dios; el 666 es el número del anticristo, entonces se hace referencia aquí a
aquel o aquello que no está alineado con Dios, no está de acuerdo con el
diseño del Señor, se opone a Dios.

El número veinticuatro en la Biblia hace referencia al gobierno y culto a Dios.


Gobierno porque veinticuatro es múltiplo de doce, y doce es administración,
autoridad y gobierno; y culto a Dios porque había 24 órdenes sacerdotales en
el templo, y en Apocalipsis 24 ancianos adoran al que está sentado en el trono.

Concluimos entonces que éste gigante representa todo aquel o aquello que
trabaja socavando la autoridad y gobierno de Dios en la iglesia, atenta contra
el diseño divino, se levanta contra el mover del Espíritu Santo y todo aquello
que promueva el verdadero y genuino culto al Señor.

Se molesta con la verdadera adoración, con la revelación genuina del Espíritu


de Dios y se rebela contra el gobierno de Dios en su iglesia. Todo esto lo
promueve solapadamente, es decir encubiertamente a través de palabras
desalentadoras y criticas destructoras, por eso dice el versículo siete de 1
Crónicas 20 “Este hombre injurió a Israel, pero lo mató Jonatán, hijo de
Simea, hermano de David”.

La integridad de corazón es fortaleza del cristiano.

Nos dice además el texto que aquel gigante cayó ante Jonatán, pues finalmente
prevalece el poder de Dios ante la fe y valentía de sus hijos. Ya que su
estrategia fue encubierta, nos recuerda la importancia de hacer todas las cosas
a la luz de Dios, el poder de las tinieblas está en lo oculto, pero Dios ama la
verdad en lo íntimo del corazón, y reflejada en la vida diaria.

Es muy importante desarrollar un corazón sencillo y sincero delante de Dios,


la verdad es de gran valor para Dios, y siempre él estará del lado de la
verdad. Presentemos nuestro corazón sin escudos ni argumentos delante del
Señor, reconocer nuestra condición y necesidad de Dios hace más fuerte al
cristiano y todo gigante de las tinieblas caerá. Jesucristo es la luz
verdadera.

Como seres humanos tenemos sentimientos y emociones que en cualquier


momento nos pueden afectar, hablamos de sentimientos como la tristeza, la ira,
además de otras cosas como el desánimo, el cansancio, etc; sin embargo como
hijos de Dios debemos llevar nuestro corazón al Señor para fortalecernos, y
mediante la fe en su palabra avanzar, pues la palabra del Señor es poderosa,
permanece para siempre, es viva y eficaz.

La palabra de Dios es poderosa.

Cuidado con las palabras. 1 Crónicas 20:6-7 “Hubo guerra nuevamente en


Gat, allí había otro gigante, con seis dedos en cada mano y en cada pie,
veinticuatro dedos en total, descendiente de los gigantes; injuriaba a Israel,
pero lo mató Jonatán, hijo de Simea”.

Este pasaje nos deja ver el arma y estrategia de aquel gigante que tuvo
enfrentar Jonatán (siervo del rey David). La Biblia nos dice que “injurió a
Israel” el pueblo de Dios. La palabra injuriar aquí se traduce del término
hebreo “Jarap” que además significa: criticar, blasfemar, difamar, avergonzar.

“Jarap” es un término usado por ejemplo cuando el salmista en medio de la


dificultad dice: “Mis enemigos me insultan diciéndome cada día ¿Dónde está
tu Dios?” Salmo 42:10.

Si tenemos en cuenta que el arma de éste gigante es criticar y blasfemar, y


actúa de manera encubierta y disfrazada, hablamos entonces de aquellas
actitudes escondidas y palabras que se dicen en voz baja, en el pasillo oscuro,
son voces que murmuran, critican y aún deshonran las autoridades que Dios ha
puesto, acusan y menosprecian el mover de Dios, son frases que descartan y
cuestionan la verdad de la palabra de Dios, y se hace de manera oculta.

Estos mensajes y palabras son semillas que siembran discordia entre


hermanos, indisponen los corazones para no apoyar la visión de la iglesia, y
magnifican los obstáculos para que la iglesia no avance.
La palabra de Dios es una espada poderosa. 1 Crónicas 20:7.

Este gigante cayó ante Jonatán, hijo de Simea. Su nombre Jonatán significa:
Dios ha dado. Dios ha establecido; y Simea significa: proclamación,
testimonio, palabra. Al unir estos significados podemos resumir que Jonatán
hijo de Simea significa: Dios ha dado su testimonio, Dios ha establecido su
palabra; y fue ante este que cayó el gigante. Así también fue como Cristo
venció al tentador, diciendo: “Escrito está”.

Es necesario entonces creer la palabra de Dios, confesar lo que Cristo alcanzó


para nosotros en la cruz del calvario, y orar usando la espada de la palabra, el
testimonio de Dios en nuestra boca es más poderoso que todo gigante que se
levanta y quiere oponerse a la obra de Dios.

Es necesario hacer una corrección en nuestra manera de hablar, no


murmuremos, no digamos mal contra otro hermano, no hablemos mal de la
iglesia de Jesucristo, no sembremos indisposición ni discordia entre los
hermanos, más bien declaremos la buena palabra del Señor, como un ejército
unido por la misma fe, y por tanto con la misma palabra avancemos para
conquistar lo que el Señor ha planeado para su pueblo.

La genética de Dios nos hace vencedores.

Leamos 1 Crónicas 20:8 “Estos eran descendientes de los gigantes en Gat, los
cuales cayeron por mano de David y de sus siervos”. David venció al primero
de los gigantes llamado Goliat, y ahora sus siervos, sus generales o capitanes
de su ejército han derrotado a los descendientes de los gigantes. La unción
para derribar gigantes ahora estaba sobre todo su ejército.

El pueblo y el ejército que les temía a los gigantes, ahora ha sido adiestrado
para enfrentarlos y vencerlos, ahora conquistarían las tierras que aquellos
gigantes habían dominado.

Quiero recordarte que Jesucristo el Señor venció en la cruz, él resucitó y


venció por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al
diablo, y ahora Cristo vive en nosotros, por eso tenemos la genética de Dios
para caminar en victoria.

Levántate a favor de tu familia, de tu matrimonio, de tus hijos, de la iglesia,


del ministerio, de tus finanzas, y proclama, como hemos estudiado hoy, la
poderosa palabra de Dios a tu favor, declara esa poderosa espada del Señor y
todo obstáculo comenzará a retroceder porque mayor es el que está en
nosotros que el que está en el mundo.

Por la autoridad de Cristo, por su poderosa palabra, por la unción del Espíritu
Santo y por la victoria en la cruz, como iglesia debemos avanzar y proclamar
la buena obra de Dios a favor de su pueblo.

La valentía es necesaria.

Cuando las cosas están bien no se requiere fe, ni esfuerzo ni valentía,


simplemente todo sale bien. Pero los grandes desafíos requieren esfuerzo,
valentía, perseverancia y fe en el Señor. El miedo es un lazo que estanca e
impide el avance del cristiano, el soldado o guerrero de Dios debe ser
valiente pues éste oficio demanda valor.

Valiente es un término traducido del hebreo “”amats” que significa


también: ser fuerte, ser firme, persistir, estar alerta.

Nos dice la Biblia por ejemplo en Josué 1:6-7 “Esfuérzate y sé valiente;


porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus
padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate, y sé muy valiente, para
cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te
apartes de ella ni a derecha ni a izquierda, para que seas prosperado en todas
las cosas que emprendieres”

Al considerar las palabras de Dios a Josué vemos que no le dijo: “Yo te haré
valiente” sino “sé valiente”. Fue un encargo de Dios, él tenía que decidirse
por actuar de manera valiente ante el desafío que tenía delante: conquistar la
tierra prometida.
Debemos tener claro que es Dios la fuente de nuestra fortaleza. Los diferentes
significados de la palabra valiente, nos deja ver ciertas perspectivas, por
ejemplo:

Ser valiente es ser fuerte cuando el miedo quiere gobernar el corazón.


Ser valiente es ser firme para no retroceder ante los gigantes o grandes
obstáculos.
Ser valiente es persistir cuando viene la tentación de renunciar y
abandonarlo todo.
Ser valiente es estar alerta para no permitir al diablo dañar lo que Dios me
ha dado.
Ser valiente es reconocer que nuestra fuerza y bendición viene de Dios.

Ser valiente es entonces un mandamiento.

Es muy interesante ver los versículos que rodean el pasaje leído, veamos
entonces Josué 1:5 y 8. En estos versículos Dios añade dos cosas muy
importantes:

Versículo 5: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como
estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”.

Versículo 8: “Este libro de la ley nunca se apartará de tu boca, sino que de día
y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que
en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá
bien”.

En el versículo 5 el Señor promete que irá con Josué, promete que su


presencia le dará la victoria sobre sus enemigos, como lo había hecho con
Moisés y le dice: “No te dejaré ni te desamparare”. La presencia de Dios con
nosotros garantiza nuestra victoria. No temas Dios te fortalece.

En el versículo 8 Dios anima a Josué para que medite, consulte, se deleite en


su palabra y la ponga por obra. Y le revela el secreto de la prosperidad:
“Cuida de hacer conforme a mi ley… para que seas prosperado en todas las
cosas que emprendas”.

Estos dos versículos (5 y 8) nos hablan de dos cosas: Presencia y palabra,


entonces esto nos deja ver que la presencia de Dios y su palabra son la fuente
de la valentía del cristiano.

Dios tenía el poder para derribar a los gigantes de Canaán y los poderosos
muros de sus ciudades, también podía derribar al gigante Goliat, pero él
requirió la valentía de David y de Josué, el Señor es todopoderoso pero
quiere actuar y moverse a través de ti, esfuérzate y se valiente, porque tu
valentía irá acompañada de señales sobrenaturales de Dios a tu favor.

Ser valiente no significa ausencia de temor, más bien nos habla de aquella
virtud por la que un cristiano avanza a pesar de sus dudas o miedos, pero lo
hace porque su confianza en Dios es mayor y cree que cumplirá lo que ha
dicho.

El mandamiento de David a Salomón: 1 Reyes 2:1-2.

“Y cuando llegaron los días en que David había de morir, mandó a Salomón su
hijo, diciendo: Yo sigo el camino de toda la tierra; esfuérzate, y sé hombre.”

Podemos ver una gran similitud entre éste pasaje y las palabras que Dios le
dijo a Josué. David va a morir y su hijo va a heredar el reino, y ante esto debe
ser valiente. Las grandes cosas de Dios requieren valentía de sus hijos. El
tamaño de tu valentía está determinado por el tamaño de lo que vas a recibir.
Deseamos grande cosas de Dios, esto debe recordarnos que también se
requiere un carácter valiente.

Antes de vencer a Goliat David venció a muchos leones y osos que venían
contra las ovejas que cuidaba, allí fue entrenado. Josué peleó contra Amalec, y
así sucesivamente; vemos pues que las experiencias que hoy día son duras,
difíciles o dolorosas no son otra cosa que un entrenamiento de Dios en el que
se desarrolla un carácter valiente capaz de soportar la gloria que viene.

La valentía es requerida para alcanzar los planes de Dios.


Cuando el rey David está a punto de morir le encarga a su hijo Salomón la
construcción del templo por dirección del Señor: 1 Crónicas 28:9-11

“Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón
perfecto, y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de
todos, y entiende toda imaginación de los pensamientos. Si tú le buscares, lo
hallarás; mas si lo dejares, Él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora
que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para santuario; esfuérzate, y
hazla. Entonces David dio a Salomón su hijo el diseño del pórtico, de sus
casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y del lugar del
propiciatorio”.

Éste templo sería construido siguiendo el modelo revelado por Dios mismo a
David, sin duda era un gran proyecto que demandó siete años de construcción.
Misión que sin duda requirió valentía por parte de Salomón, por eso su padre
antes de morir le dijo: “Esfuérzate y hazlo”.

La Biblia en 1 Crónicas 28:19-20 nos enseña nuevamente que para alcanzar


los planes de Dios se requiere esfuerzo, valentía, fe y confianza en
él: “Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová
que me hizo entender todas las obras del diseño. Dijo más David a Salomón su
hijo: Esfuérzate y sé valiente, y ponlo por obra; no temas ni desmayes, porque
Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; Él no te dejará, ni te desamparará, hasta
que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová”.

Es el Señor mismo quien va contigo, por eso te dice: “No te dejaré ni te


desampararé”. Nuestra valentía no está basada en una emoción o sentimiento,
sino en la verdad: Jehová Dios está contigo, y cumplirá su buena palabra en ti
y en tu casa. En otras palabras la valentía no está fundada en tus virtudes o
capacidades, sino en que Dios es quien va contigo.
Capítulo 5
EL QUINTO GIGANTE: ISBI-BENOB (Su estrategia es el
agotamiento)

En el caminar cristiano o en el servicio a Dios, puede aparecer el cansancio y


por tanto los deseos de renunciar o abandonar el camino. Pero el Señor es
bueno y tiene cuidado de sus hijos, siempre agotará todos los mecanismos
posibles para fortalecernos y ayudarnos.

Dios es aquel que nos unge con su poder para derrotar todo obstáculo y
enemigo, en él siempre venceremos. Él nunca deja a sus soldados tirados en el
campo de batalla. Ante el cansancio lo que debemos hacer es doblar nuestras
rodillas en la presencia de Dios para recibir nuevas fuerzas.

En la batalla puede aparecer el agotamiento, esto fue lo que le ocurrió al rey


David, 2 Samuel 21:15 “Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y
descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se
cansó”.

No nos dice la Biblia cuanto tiempo había transcurrido el rey David en paz,
pero volvieron los filisteos a hacer guerra contra el pueblo de Dios. El rey
David desciende con sus soldados y comienza la batalla contra los filisteos.

La Biblia tampoco nos dice cuanto tiempo llevaba aquella batalla, pudo haber
sido horas, días, semanas, etc, pero sí añade la Escritura una expresión muy
importante: “David se cansó”.

Aquí hablamos de un cansancio físico en primer lugar, sin embargo el término


hebreo usado aquí para “se cansó” también traduce “desmayar” es decir
perder el aliento, la fuerza, el ánimo.

De hecho muchas veces el cansancio físico es el resultado de un cansancio o


agotamiento emocional. Los problemas, el stress, los conflictos familiares y
personales pueden afectar no sólo el estado de ánimo, sino aún el estado
físico, y por eso la persona no tiene el mismo rendimiento.
En éste caso ante la batalla David se cansó, y en aquel preciso momento
aparece otro de los descendientes de los gigantes llamado Isbi-benob (2
Samuel 21:16-17) y por poco mata a David. Abisai fue quien llegó en su ayuda
y aquel gigante cayó.

Asunto que nos recuerda varias cosas muy importantes:


Ayudarnos unos a otros,
Orar los unos por los otros,
Combatir unánimes por la fe del evangelio,
Y por supuesto debemos fortalecernos en Cristo continuamente.

No podemos ser indiferentes o negligentes ante la realidad de la batalla


espiritual, el enemigo siempre está lanzando sus dardos de fuego (mentiras,
dudas, incredulidad tentaciones, etc), pero en Cristo somos más fuertes, en él
tenemos la autoridad para derrotar las estrategias de maldad.

El reino de las tinieblas siempre está buscando la manera de estorbar el


caminar de los hijos de Dios, pero en Cristo tenemos la autoridad y el poder
para avanzar y ver el poder del Señor nuestro favor. Es muy importante
mantener y cuidar nuestra vida de comunión con Dios, pues es allí donde
somos renovados y fortalecidos, allí recibimos del Espíritu Santo la
revelación y estrategias para avanzar en victoria.

Cuidado con el cansancio espiritual.

El desgaste es una estrategia de las tinieblas, 2 Samuel 21:15-16 “… Y David


se cansó, e Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza
pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada
nueva, trató de matar a David”.

En éste caso David enfrenta otro gigante llamado Isbi-benob, su lanza pesaba
trescientos siclos, y tenía una espada nueva. Es interesante que según 1 Samuel
17:7 la lanza de Goliat pesara 600 siclos, es decir el doble de la lanza de Isbi-
benob. Podemos pensar: Sí David venció al que tenía la espada más grande (el
doble del peso) pues fácilmente derrotaría a éste siguiente gigante.

El versículo dieciséis nos dice que éste gigante estaba prevaleciendo sobre
David y por eso trato de matarlo, de hecho tuvo que venir uno de sus soldados,
Abisai, a ayudarle.

Podemos ver una figura o símbolo cuando la Biblia nos dice que éste gigante
vino con “una espada nueva” ya que la espada indica batalla, al ser nueva
podemos decir que el enemigo buscó una nueva estrategia contra David,
aunque su lanza sólo pesaba la mitad de la lanza de Goliat, éste gigante utilizó
el desgaste, el cansancio o agotamiento contra David, y estaba dando
resultado.

El nombre de éste gigante Isbi-benob tiene significados particulares:

a) Respiración.
b) Que toma cautivo o preso.
c) Mi casa es Nob.

Su arma es el cansancio y el desánimo. Procura impedir y controlar el


descanso de los hijos de Dios, y de todo aquel que le sirve. David se agotó en
la batalla y estuvo a punto de morir. El enemigo busca cortar el oxígeno
(respiración) del soldado de Cristo, ahogarlo con el activismo, con la multitud
de preocupaciones y con la falta de perdón, para que la vida espiritual y la
comunión con Dios poco a poco mueran.

Cuando el cristiano se debilita no puede luchar igual, su fortaleza espiritual


decae, se hace vulnerable al enemigo y débil a las tentaciones, y puede
terminar siendo derrotado y por tanto es hecho cautivo del enemigo.

El significado tercero de Isbi-benob es “Mi casa es Nob” y Nob fue una


ciudad sacerdotal, su nombre significa “profecía”, entonces éste gigante
procura mediante el agotamiento impedir que la profecía del Señor, es decir
los planes de Dios y su palabra se cumplan. Genera agotamiento y desánimo
para que el cristiano renuncie, y abandone el propósito del Señor en su vida.
Dios es nuestra fuerza y en tiempos difíciles es nuestro refugio. Ante el
cansancio debemos acudir a su presencia para ser renovados y recibir de él la
dirección y el consejo para perseverar. En él siempre tendremos victoria.

El rey David fue un hombre valiente, una gran y diestro guerrero, pero en
medio de la batalla un día se cansó y por poco muere. A veces ante el exceso
de ocupaciones y velocidad de vida en el mundo de hoy descuidamos nuestra
comunión con Dios, y eso genera debilidad espiritual y nos hacemos
vulnerables al enemigo. Por eso nos dice la Biblia: “Fortaleceos en el Señor
siempre”. Jesucristo es nuestra fortaleza, refugio y escudo…

Dios nunca nos deja solos.

El enemigo de nuestras almas busca matar, hurtar y destruir. Nos dice la


Escritura que David estaba en medio de la batalla y allí se cansó, entonces uno
de los gigantes intentó matarlo, “Isbi-benob, uno de los descendientes de los
gigantes… trató de matar a David”.

Recordemos que en la Biblia el término “morir” significa cesación de vida,


pero también implica separación. Cuando Adán pecó, fue separado del Edén,
perdió aquella comunión plena que tenía con Dios y murió a los novecientos
treinta años. Entonces la muerte no es sólo física, la muerte hace que la
persona pierde privilegios dados por Dios, y la comunión con el Señor se
afecta o se rompe.

Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para matar, hurtar y destruir” Juan 10:10,
revelando las obras del diablo contra los hijos de Dios. El enemigo procura
diversas estrategias para impedir la bendición y vida de Dios, busca robar o
quitar lo que Dios da, además de intentar desaparecer o hacer perder lo
alcanzado por el cristiano (esto es destruir).

Dios es Aquel que nos fortalece y nunca nos abandona, 2 Samuel 21:17 nos
dice: “Más Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo
mató”.

Abisai hijo de Sarvia vino y ayudó a David, y aquel gigante cayó muerto. Nos
dice además la Biblia que los soldados de David juraron que nunca más
saldría él a la batalla no sea que lo alcanzare la muerte y se apagaría su
reinado y los planes de Dios con él. Por delante quedaban muchos años de
reinado para David, además del nacimiento y formación de su hijo Salomón, y
la encomienda de la construcción del templo para el Señor.

Abisai hijo de Sarvia fue quien ayudó a David. El nombre Abisai significa:
Regalo del padre; y Sarvia significa: bálsamo. Hablamos de aquel enviado por
Dios, que nos ayuda, nos anima, nos hace ver que error estamos cometiendo en
la batalla y nos alienta, es como un bálsamo o aceite que trae alivio y nuevas
fuerzas.

No se une a la crítica, no condena ni acusa, no culpa ni juzga, ayuda para


derrotar al gigante que se opone. No es un espectador para ver como cae el
otro, sino que le ayuda dándole nuevas fuerzas para vencer.

El término “bálsamo” nos recuerda el aceite del Espíritu Santo el cual


debemos procurar todos los días de nuestra vida mediante la comunión con
Dios, el aceite del Espíritu hidrata, renueva y fortalece nuestra vida espiritual.
Por eso nos dice la Biblia “Más bien sed llenos del Espíritu Santo”.

Así como David se cansó en medio de la batalla puede ocurrir con nosotros,
no debemos descuidar este aspecto tan importante de nuestra vida espiritual,
vamos a la presencia de Dios y renovemos nuestra fuerza y fe en el Señor,
Dios es más grande que todo gigante.

(Recuerda que puedes conocer los 30 libros que hemos publicado aquí en:
Página de Escritor Pastor Gonzalo Sanabria.).
Capítulo 6
¿CÓMO SUPERAR LOS OBSTÁCULOS?

Las grandes victorias en la historia de la humanidad, y aún las grandes


victorias de la Biblia, todas ellas requirieron valor de sus protagonistas. Pues
cuando te propones algo significativo en la vida, esto no se dará fácilmente, no
sería una gran victoria. Dios nos ha llamado a ser más que vencedores, él no
ha equipado con las armas necesarias para vencer.

El cristiano está llamado a la victoria, y debe ser consciente de que el camino


del Señor contiene obstáculos que superar. Veamos el caso del recién
nombrado rey David, 2 Samuel 5:17-18

“Oyendo los filisteos que David había sido ungido por rey sobre Israel,
subieron todos los filisteos para buscar a David; y cuando David lo oyó,
descendió a la fortaleza. Y vinieron los filisteos, y se extendieron por el valle
de Refaim”.

Los filisteos se enteran de que David había sido ungido rey de Israel entonces
vienen a hacer guerra contra él. Cuando Dios nos da algo nuevo, o avanzamos
a un nuevo nivel, el enemigo procurará estorbar el plan de Dios con nosotros.

Los filisteos vinieron a Refaim cuya palabra significa “valle de los gigantes”,
los refaitas eran gigantes, recordemos que Goliat era un filisteo. Seguramente
se sentían seguros y ganadores al pelear allí. David enfrenta entonces un
problema o un obstáculo a superar.

Dios le dio la victoria a David, como resultado de su obediencia, 2 Samuel


5:19-20 “Entonces consultó David a Jehová, diciendo: ¿Iré contra los
filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová respondió a David: Ve,
porque ciertamente entregará a los filisteos en tu mano. Y vino David a Baal-
perazim, y allí los venció David, y dijo: Quebrantó Jehová a mis enemigos
delante demí, como corriente impetuosa. Por eso llamó el nombre de aquel
lugar Baal-perazim”.
Dios da instrucciones a David, y este obedeció. Aquel lugar fue llamado Baal-
perazim, que significa:
1. El Señor quebranta al enemigo,
2. El Señor abre camino a mi paso.

Hablamos del lugar de la victoria. Donde seguramente otros han fracasado,


pero lo importante es que Dios esté con nosotros. David dice que la acción del
Señor fue “como corriente impetuosa”, nos hace pensar en la presión de las
aguas que rompen los muros de una represa… y su poder arrasó con todo.
Nuestro Dios es Todopoderoso, no hay nada difícil para él, con su poder
podemos vencer y superar los obstáculos.

Respuestas correctas ante los obstáculos:

Asimilar la formación divina, 2 Samuel 5:22 “Y los filisteos volvieron a


venir, y se extendieron en el valle de Refaim”.

Ya habían tenido una batalla, pero Dios continúa formando en David y sus
hombres su carácter. En el camino del Señor vendrán otras resistencias y
momentos que superar, detrás de todo eso, hay nuevas lecciones del Señor
para sus hijos. La actitud correcta no es renunciar, sino madurar. El enemigo
de la madurez cristiana es la obstinación, la autosuficiencia, el yo. Pero,
someternos a Dios honra su Nombre y es bendición para nosotros.

Consultar al Señor, 2 Samuel 5:23-24.

“Consultando David a Jehová, él le respondió”, la palabra “consultar” del


hebreo traduce: “preguntar”, “pedir permiso”, “averiguar”. Dios no siempre se
mueve de la misma manera, en ésta ocasión se movió de manera diferente (leer
el versículo 19). Por eso es fundamental depender de Dios, de su dirección y
de sus tiempos. Nuestra obediencia a Dios hoy, determinará nuestra victoria
mañana.

Tener valor, 2 Samuel 5:25 “Y David hizo como Jehová se lo había mandado;
e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer”.
A veces ante las dificultades u obstáculos, la respuesta es huir, renunciar, o
dejarlo todo; pero en realidad esto es lo más fácil. David opto por batallar con
las fuerzas de Dios. Él persiguió a sus enemigos, desde Geba hasta Gezer (una
distancia aproximada de 30 kilómetros, unos dos días de viaje y persecución).

Definitivamente esfuerzo y valor se requieren para alcanzar esas conquistas


planeadas por nuestro Señor para nosotros. El enemigo de la valentía es el
miedo. Pero, persevera, avanza, porque no nos ha dado Dios espíritu de
cobardía sino de poder, amor y dominio propio.

Convicción del poder de Dios.

Hay obstáculos, dificultades y situaciones, que sólo un milagro las puede


cambiar. Pero para Dios no hay ninguna cosa difícil, pues por su poder los
inmensos muros de Jericó cayeron, el gigante Goliat fue derrotado, y ejércitos
completos huyeron. Sencillamente confía en Dios, él no te fallará, recuerda
“todo aquel que en el creyere nunca será avergonzado”. Por el poder de Dios
podemos vencer y superar los obstáculos.

Jesucristo no ha cambiado. Él sigue haciendo milagros, pero espera fe y


perseverancia en sus hijos. Lo que es imposible para los hombres, es posible
para Dios.

Con cierta frecuencia nos cuesta creer o pensar que aquellas grandes promesas
de la Biblia también sean para nosotros, o cuando Dios habla de grandes
planes y proezas el creyente generalmente duda. El miedo también aparece
diciendo “no es posible” “todo va a ser un fracaso” “¿y si todo sale mal?” etc.
Pero Jesús dijo: “para el que cree, todo le es posible”.

Es necesario derribar el miedo.

Antiguamente perder la batalla implicaba hacerse esclavo del vencedor, 1


Samuel 17:8-9.

“Y se paró( goliat ), y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles:


¿Para qué salís a dar batalla? ¿No soy yo filisteo, y vosotros los siervos de
Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere
pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo
pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos
serviréis”

Es muy importante reflexionar en la ubicación de los ejércitos. Según el


versículo uno de 1 Samuel 17 el ejército filisteo estaba en Soco que es tierra
de Judá, lo que nos permite ver que pasaron las fronteras y se asentaron en
tierra del pueblo de Dios.

Esto nos recuerda la importancia de mantener vigilantes, y ejercer un correcto


discernimiento para no darle lugar al enemigo, por eso nos dice la Escritura:
“no deis lugar al diablo”. Cuida tu casa, tu familia, tus hijos, tu servicio a
Dios, sus bendiciones y privilegios.

Goliat expresa el principio “el vencedor somete al vencido” realidad que


actúa en el ámbito espiritual. Por ejemplo Adán desobedeció a Dios y el
diablo tomó la autoridad sobre la tierra. Entonces el mismo Señor conociendo
esto, venció en la cruz al diablo y nos ha dado su autoridad para vencer y no
estar sometidos al yugo de las tinieblas.

El miedo produce parálisis, 1 Samuel 17:11, 16, 24.

“Y oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron, y tuvieron
gran miedo” “Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y se
presentó por cuarenta días” “Y todos los varones de Israel que veían aquel
hombre, huían de su presencia, y tenían gran temor”

Recordemos que el libro de proverbios nos dice: “El temor del hombre
pondrá lazo, más el que confía en Jehová será exaltado” (Proverbios 29:25).
El más grande enemigo de Israel no era el ejército filisteo, ni el gigante Goliat
sino su propio miedo. Aquel miedo los tenía paralizados y por cuarenta días
nadie salía a hacerle frente.

El miedo impide avanzar, estanca, detiene, es el antónimo de la fe y asociado a


la incredulidad no le permite al cristiano ir en pos de lo que Dios le ha
prometido. El miedo impide batallar y creer en cosas grandes. El miedo hacer
ver al gigante más grande de lo que es.

El versículo once nos dice: “oyendo Israel las palabras del filisteo, se
turbaron y tuvieron gran miedo”. Vemos el gran efecto que tienen las palabras
en las personas, en este caso “ellos se turbaron” esto quiere decir se
asustaron, se quedaron pasmados o aterrorizados. “Tuvieron gran miedo”
aquel miedo generó en ellos una parálisis espiritual y física, nadie salía del
campamento hebreo a enfrentar al gigante.

Cuando decides creer en Dios tus pies avanzaran hacia el plan del Señor para
tu vida (fue lo que hizo David, y como está escrito: “Todo aquel que en Él
creyere nunca será avergonzado”).

En la prueba nuestro corazón es fortalecido.

Es importante tener presente que en la Biblia el número cuarenta representa la


prueba, los soldados de Israel estaban siendo probados pero a causa del
miedo no pasaron aquella prueba, al igual que el rey Saúl. Ante las crisis
puede aparecer la parálisis por causa del miedo, y la persona no puede
avanzar o ver la solución al problema.

Otra reacción ante el miedo es huir. Nos dice el versículo 24 que “los varones
de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor”.
Una manera de huir es evitar o esconderse. El miedo hace que las personas
eviten enfrentar desafíos que Dios pone por delante, ellos evitan asumir
liderazgo o el ejercicio de los dones que el Señor les ha entregado.

Ante una crisis familiar puede concluirse que huir es lo mejor, pero en
realidad lo mejor es perseverar de la mano de Jesucristo, pues él nunca te
fallará. Es así como derrotaremos a los gigantes.

Vemos que David decidió creer en el poder de Dios y avanzó contra Goliat y
Dios recompensó su fe dándole una gran victoria. La fe es como un motor que
nos hace avanzar, es aquella fuerza que nos impulsa a continuar porque el
corazón está confiado en la victoria que Cristo dará. La fe en Dios es la
principal arma para derrotar el miedo. Avanzar caminando sobre las palabras
del Señor es seguro.

Dios está de tu lado, él te ha equipado con las armas para vencer, de hecho
obtuvo Jesús la victoria en la cruz y nos ha dado su autoridad para avanzar en
su nombre y conquistar lo que él ha planeado para nuestra vida.
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