Este documento trata sobre la historia del derecho en España durante la Alta Edad Media. Describe el período como uno de dispersión normativa debido al fraccionamiento del poder político tras la invasión musulmana y la primacía de la costumbre. También analiza las fuentes del derecho musulmán y castellano de la época.
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Este documento trata sobre la historia del derecho en España durante la Alta Edad Media. Describe el período como uno de dispersión normativa debido al fraccionamiento del poder político tras la invasión musulmana y la primacía de la costumbre. También analiza las fuentes del derecho musulmán y castellano de la época.
Este documento trata sobre la historia del derecho en España durante la Alta Edad Media. Describe el período como uno de dispersión normativa debido al fraccionamiento del poder político tras la invasión musulmana y la primacía de la costumbre. También analiza las fuentes del derecho musulmán y castellano de la época.
Este documento trata sobre la historia del derecho en España durante la Alta Edad Media. Describe el período como uno de dispersión normativa debido al fraccionamiento del poder político tras la invasión musulmana y la primacía de la costumbre. También analiza las fuentes del derecho musulmán y castellano de la época.
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Historia del Derecho: Bolilla 6
1) Período Altomedieval. Dispersión normativa: fraccionamiento del poder político; primacía de la
costumbre y las decisiones judiciales. Derecho musulmán; fuentes. Período Altomedieval. (Zona castellana) Queda comprendida entre los años 711 y 1150 la Alta Edad Media (Según Levaggi). Empezó al derrumbarse el reino visigótico a causa de la invasión de los musulmanes y finalizó hacia el año 1150. Los caracteres generales de este período son: a. Disolución del reino visigótico y fragmentación del poder político. Vencido el último rey visigodo (don Rodrigo) ocupan los invasores (árabes y moros bereberes) el territorio español. Los musulmanes eran enemigos de los cristianos, sin embargo, no los persiguieron los primeros tiempos e inclusive sus autoridades fueron confirmadas. En menos de 10 años los musulmanes se extendieron por casi toda la península. b. Acentuación de la crisis de la vida urbana, y desarrollo de la sociedad señorial. La guerra hizo insostenible la vida en los centros urbanos. Sin un poder político general la población buscó refugio en la gran explotación rural, dirigida por el señor, perdiendo su libertad de movimiento. Decayeron en esta época el comercio, la producción industrial y la cultura y surgió una economía agraria basada en el latifundio (hacienda agrícola grande de una sola persona). Esto comenzó a modificarse en el siglo IX, al iniciarse la repoblación de las tierras y ciudades reconquistadas. De todos modos, sólo desde el siglo X, con la aparición de los fueros, se dieron las condiciones adecuadas para el renacimiento de la vida urbana. A partir de ese momento se diferenciaron las formas de vida campesina (trabajo servil) y ciudadana (trabajo libre). c. Debilidad del poder público y falta de seguridad. La actividad de los reyes y señores estuvo volcada hacia la guerra. El poder señorial limitó al poder real. Ambos administraron justicia, pero con una jurisdicción restringida, tanto como lo era su capacidad para asegurar el orden. Mientras tanto, bandas de malhechores asechaban las tierras y eran una amenaza permanente para los pobladores. A falta de una justicia pública eficiente, en los primeros siglos cada cual se hizo justicia por su mano, recurriendo a la violencia y ésta se generalizó. El restablecimiento de la justicia pública vino asociado con la idea de la "paz" como sinónimo de orden jurídico. En la imposibilidad de asegurarla en toda su amplitud, la autoridad comenzó por garantizar el mínimo de paz indispensable para la convivencia. Surgieron instituciones tales como la "paz de la casa", la "paz del camino", la "paz del mercado" y la "paz de Dios" en ciertos días y lugares señalados por la Iglesia. El quebrantamiento de la paz mereció las más severas penas. El mayor castigo que pudo darse fue la "pérdida de la paz" porque privaba de todo derecho a la persona que la sufría y la exponía a la venganza del ofendido o de la comunidad según el caso. Dispersión normativa. Frente a la uniformidad jurídica lograda por el reino visigótico sobre la base de la vigencia territorial del Liber Iudiciorum y la Hispana, la España altomedieval se presentó fragmentada en varios ordenamientos —unos de carácter personal, otros de carácter territorial. Los motivos de tales ordenamientos fueron 2: uno de naturaleza política (el fraccionamiento del poder político), y otro de naturaleza jurídica (la primacía de la costumbre y de las decisiones judiciales como fuentes del Derecho). a) Fraccionamiento del poder político. La invasión musulmana destruyó el reino visigótico. La Reconquista subsiguiente, al no haber sido una empresa unitaria sino plural, dio lugar a la formación de varios reinos independientes entre sí, sumado el régimen señorial vigente en Castilla. En casi todo el resto de Europa el problema fue todavía más grave, porque cundió el feudalismo (el mayor desarrollo lo tuvo en Cataluña, Francia, Alemania y Lombardía) por la conjunción de clases nobiliarias poderosas y grandes dominios territoriales. Aunque los reinos hispanos —salvo Cataluña— no se constituyeron en reinos feudales, poseyeron algunas instituciones feudales como los privilegios de inmunidad, que a veces obtuvieron los señoríos y por los cuales adquirieron el derecho de jurisdicción con la posibilidad de crear Derecho. Fue el sometimiento a los reyes lo que impidió que el régimen señorial llegara a ser feudal. b) Primacía de la costumbre y de las decisiones judiciales como fuentes formales del Derecho . Fue un motivo más de dispersión normativa y consecuencia —a su vez— de la falta de una autoridad general capaz de imponer un Derecho único. Hasta el siglo XI (40), los reyes de la Reconquista no legislaron. Lo hicieron a partir de ese siglo los de León al amparo de un movimiento neogótico. La generalidad de los reyes medievales, como los de las culturas primitivas, no dictó leyes y limitó su relación con el Derecho a la administración de justicia, a decir cuál era el Derecho aplicable en ocasión de cada controversia (función jurisdiccional). Las mismas leyes visigodas, en los lugares donde siguieron rigiendo, no lo hicieron "con fuerza de ley", sino "con fuerza de costumbre". Las pocas normas escritas que hubo en los primeros tiempos fueron privilegios (leyes privadas): nombramientos, preeminencias, donaciones, instrucciones. El Derecho gozó de estabilidad. La inmovilidad social no hizo necesario su cambio en el corto plazo. De allí la funcionalidad de un factor conservador del Derecho como es la costumbre. El Derecho se consideró en los reinos cristianos una obra de Dios que estaba plasmado en la naturaleza. Su fuerte connotación religiosa se manifestó en la práctica de las ordalías y del juramento y en la administración de justicia en los atrios de las iglesias. Derecho musulmán. En el siglo VIII (8) se encontraba en una etapa de formación. Reconocía como fuentes principales el Corán (libro fundamental de la religión musulmana que contiene las revelaciones que Dios hizo a Mahoma), que contiene a la vez preceptos de Derecho positivo; la Sunnah (colección de testimonios de acciones ejemplares y sentencias de Mahoma transmitidos en forma oral), y la interpretación de las escuelas de juristas y los teólogos, en la cual tenían que basarse necesariamente los jueces. Igual que los juristas romanos, los musulmanes contribuyeron a la evolución de las normas jurídicas islámicas, adaptándolas a las nuevas situaciones que surgían. Para esto utilizaron el método de la analogía y del razonamiento lógico. Menos importancia aún tuvieron las ordenanzas de los califas (príncipe musulmán “sucesor de Mahoma”, ejercía la suprema potestad civil y religiosa en todo el imperio musulmán) y reyes. Se trataba de un Derecho de naturaleza confesional que se aplicó con criterio personalista a la comunidad de sus propios creyentes. Los cristianos como los judíos estuvieron obligados a convertirse al islamismo, pero, salvo algunos períodos de persecuciones, prevaleció la tolerancia religiosa. Pocos —alentados por la libertad que les prometía el Corán— abandonaron el cristianismo. La mayoría conservó su fe y hasta gozó de cierta autonomía político administrativa en el caso de haber concertado un tratado de paz. 2) Derecho castellano; fuentes. Derecho particular (local y personal) y derecho general. Fueros; clases. Origen de las instituciones castellanas; teorías. Derecho castellano; fuentes. (Zona castellana centro norte) Casi todo el Derecho de esta época fue particular, que prevaleció sobre el general en Castilla y casi toda Europa. Coexistieron múltiples ordenamientos jurídicos y cada uno de ellos tuvo un ámbito de vigencia limitado. La limitación pudo ser de carácter territorial o personal. Se hablaba, así, de Derechos locales y Personales. Los derechos locales surgieron en dos momentos históricos sucesivos y en cada uno de ellos adoptaron características propias. El primer momento fue la etapa de la repoblación del valle del Duero (siglos IX a XI); el segundo, el de la redacción de los ordenamientos consuetudinarios preexistentes (desde el siglo XII). La aplicación de un mismo derecho a todos los habitantes de un lugar (ciudad o comarca) tendió a evitar la dificultad que significaba el tener que conservar a cada poblador su derecho de origen y favorecía su integración en la nueva comunidad. En la etapa de la repoblación pospusieron las modalidades adoptadas según se tratase de la repoblación de tierras deshabitadas o de ciudades. En el 1er caso (rural), el instrumento que emplearon los reyes y señores (nobles, prelados) para impulsar la empresa fue la carta puebla; en el segundo (urbana), el fuero breve. Las cartas pueblas, dirigidas a la ocupación y explotación de tierras yermas (no cultivadas), daban las características de contratos colectivos agrarios ofrecidos por el señor a los cuales se adherían los colonos. Estas marcaban el territorio y establecía derechos y obligaciones recíprocos. Se distinguen tres clases de cartas pueblas: a) primitivas, estipulaban la renta a pagar del colono por el aprovechamiento de la tierra y su forma de pago; b) señoriales, aparecieron en el siglo X con la obtención de los señores de facultades jurisdiccionales y se caracterizaron por las prestaciones de tipo personal que les imponían a los colonos (trabajo gratuito en la tierra del señor, vigilancia de la frontera del señorío, necesidad de licencia para casarse, participación en la herencia), y c) de franquicia, que fueron propias del área de frontera. Como contrapartida del riesgo que asumían los colonos les concedieron prerrogativas extraordinarias que —a diferencia de las anteriores — dieron lugar a la formación de comunidades libres (autonomía municipal, exenciones tributarias, cuasi irresponsabilidad penal). Cuando la repoblación fue de ciudades, el instrumento jurídico que se adoptó fue el fuero breve. Se utilizó para designar a los privilegios que recibía una comunidad determinada. Tanto podía darlo el señor de sí como partir de la iniciativa de los vecinos. Por su condición urbana, estos fueros incluyeron preeminencias peculiares referidas, por ej., a la formación del concejo, a la elección de sus jueces, a la elevación de la condición social de los pobladores. El número de cláusulas que tenía no superó las 50. Entre los fueros castellanos más antiguos están los de Castrojeriz y de Salas de los Infantes, probablemente del año 974. En la etapa de redacción de los ordenamientos consuetudinarios preexistentes, se destacó el fuero extenso. Partiendo o no de un fuero breve, las ciudades desarrollaron su propio Derecho por medio de la costumbre y de las decisiones judiciales, entre las cuales sobresalieron las "fazañas" (resolución o sentencia judicial), que fue el derecho que destacó en este fuero, además de los privilegios concedidos a la ciudad o comarca por el señor del lugar. La redacción de estos fueros fue la obra de juristas o de prácticos. Es así que su método y estilo revelan la influencia del Derecho romano. Son amplias construcciones sistemáticas, en las cuales se trató de que no influyera el intervencionismo real o señorial. Se destaca en ellos la presencia de disposiciones de Derecho privado. Las ciudades intentaron por su intermedio la consagración formal de sus buenos usos y costumbres, así como la derogación de los malos (privilegios señoriales deprimentes de sus derechos). Una vez redactado el fuero lo presentaban al señor para obtener su confirmación. El fuero gozó de plena autoridad como fuente del Derecho local y desplazó a las fuentes anteriores. Uno de los más importantes fue el de Soria, que en su redacción tardía del siglo XV alcanzó los 577 capítulos o preceptos. Derecho personal. Referido a determinados grupos sociales que se diferenciaban por su origen, su actividad, su religión, su condición social. Hubo ordenamientos distintos para los francos, hebreos, mudéjares (musulmanes que vivían entre los cristianos), comerciantes, infanzones, hidalgos. Derecho general. Estuvo representado hasta el siglo XI (en el cual se reanudó la actividad legislativa de los reyes) por las normas visigóticas del Liber y de la Hispana. La vigencia de ambos está comprobada entre los mozárabes, que para mantener su identidad se apegaron al Derecho tradicional. En cambio, no está suficientemente aclarada la observancia del Liber en los reinos cristianos de la Reconquista, salvo en el de León, que se consideró el heredero de la tradición gótica y que contó con un "juez del Liber". Según la leyenda, los castellanos, al independizarse de León a mediados del siglo X, expresaron su repudio hacia sus antiguos opresores quemando ejemplares del Liber en Burgos. La tendencia dominante en la moderna historiografía jurídica ibérica es la de afirmar la presencia del Derecho visigótico —y, por medio de éste, del Derecho romano vulgar— en la Alta Edad Media. Esta presencia tuvo mayor o menor intensidad según las regiones, pero siempre mayor que la que se admitía en el pasado. Se revela en la forma textual del Liber o en las costumbres que expresaban la conciencia de la comunidad. Origen de las Instituciones jurídicas. Los historiadores del Derecho sustentan opiniones encontradas acerca del origen del Derecho de la Reconquista contenido principalmente en los fueros (fuentes formales del Derecho, pruebas ordálicas, venganza de sangre, prenda extrajudicial, responsabilidad familiar, comunidad patrimonial familiar, condición de los hijos ilegítimos). El dilema que se plantea es el de su origen germánico visigótico o no. a) Teoría germanista visigótica (Hinojosa, Menéndez Pidal, Sánchez Albornoz, Luis García de Valdeavellano). Según estos, dichas costumbres altomedievales eran las mismas costumbres visigóticas primitivas, practicadas por la mayoría del pueblo en el reino visigótico pese a la legislación romanizada y que afloraron al caer éste. b) Teorías no germanistas visigóticas (la cátedra adhiere a esta teoría). No aceptan la explicación simplista anterior y atribuyen, generalmente, la vigencia de esas instituciones a diversos factores. Sostienen que tenían fuentes heterogéneas del derecho visigótico, del pre romano, derecho romano vulgar, derecho franco y derecho musulmán.