Proceso Intelectual Del Uruguay-Ti
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Proceso Intelectual Del Uruguay-Ti
P R .O .C E S O
INTELECTU-AL
·DEL . URUGUAY
Y CRITICA DE SU LITERATURA
TOMO 1 1
PROCESO
INTELECTUAL
DEL URUGUAY
Y CRITICA DE SU LITERATURA
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Por su vasta cultura, por su equilibrio de fa-
cultades, por su firmeza de estilo, y hasta por de-,
recho de primacía pudo ser, don ANDRES LA-
MAS, el centro intelectual de aquella época; pero,
circunstancias adversas determinaron su aleja-
miento espiritual del medio. .
Hr 'hiendo levantado en ''El Iniciador'' del 38,
la bandera ideológica y literaria del romanticismo,
el influjo de los sucesos desvió muy pronto sus ac-
tividades intelectuales hacia el terreno de la polí-
tica activa y de la diplomacia, en aquella lucha lar-
ga y azarosa de la Defensa. Después de la Paz del
51, permaneció siempre alejado del país, y acer-
bamente combatido por su pasada actuación di-
plomática. N o corresponde al historiador de nues-
tras letras, juzgar la conducta política de Lamas,
en aquella ardua gestión en la Corte de Río J aneiro
que fué uno de los últimos episodios del gran dra-
ma que terminó en Caseros. Bástenos anotar que
se le acusaba de haber cometido graves errores y
que ello le obligó a mantenerse en ostracismo hasta
el día de su muerte, acaecida en el 91.
Durante cuarenta años permaneció en Buenos
Aires, dedicado a la cátedra y al estudio de las cues-
tiones históricas y jurídicas del Plata, rodeado de
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Cronológicamente sigue a Lamas, en la inicia-
ción del movimiento romántico, ADOLFO BE-
RRO, discípulo de Echeverría, a quien dedicó, en
oda fervorosa, sus primeros versos ingenuos. Be-
rro aparece y cruza fugazmente el cielo de la poe- .
sía, como un azulado meteoro, para morir tísico, a
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ripiosa que en la mayoría de sus congéneres, pa-
reciendo casi un balbuceo ; y su lenguaje está de-
masiado plagado de tropos prestados por los ro-
mánticos mayores, incluso Echeverría, quien tam-
poco, a su vez, los tenía muy propios. Acaso con la
madurez mental, que luego hubiérale venido, se
hubiesen desarrollado en modo más completo sus
facultades literarias, y hallado expresión más fir-
me su temperamento, indudablemente poético. Lo
mejor que llegó a realizar fueron sus dos breves
ensayos de romance americano: ''Liropeya'', cuyo
aslmto es el famoso episodio desglosado del viejo
cronicón de Barco de Centenera; y, "Población de
:Montevideo", que describe y celebra la fundación
de esta ciudad por Bruno de Zabala. En ambos, el
romance español está manejado con bastante soltu-
ra y el relato tiene plasticidad; pero ambos ado-
lescen- y más "Liropeya",- del grave defecto,
común por lo demás a su generación literaria, de
dar a los personajes los rasgos y el lenguaje falsos
de los heroes del poema europeo, en lo cual no ha-
cía sinó seguir a su maestro, el autor de "La Cau-
tiva".
La muerte juvenil de Adolfo Berro acaecida
en el 41, - provocó una gran manifestación de
duelo público en el ambiente intelectual de 1fonte-
video, y su entierro fué lma especie de apoteosis.
Toda la juventud - confundidos uruguayos y ar-
gentinos - acordó levantar por suscripción un se-
pulcro a su 1femoria ; y dedicáronle exaltadas es-
trofas todos los poetas: :Mármol, JYiitre, Rivera
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El vacío que dejó en el ambiente literario la
desaparición prematura de Adolfo Berro, fué ocu-
pado por JUAN CARLOS GOMEZ, quien inició
su carera el día mismo en que aquel fuera ente-
rrado, y jtmto a su tumba, írecitando un poema
elegíaco.
Gómez, tan joven en aquel año 41 como su
amigo muerto, continúa a Berro, por así decirlo, y
llega a ser más plenamente lo que aquel sólo alcan-
zó a esbozar: el tipo representativo y simbólico del
romanticismo, en el Uruguay: y sinó por la obra,
por la persona, al menos.
Juan Carlos Gómez es, en efecto, el más ge-
nuino representante de su generación romántica,
así en las letras como en la política ; y no por que
haya realizado obra literaria de valor permanente,
ni su acción política haya sido poderosa, pues en
lo uno y en lo otro su talento se perdió en las en-
crucijadas de aquella "selva oscura" que dijera el
Dante, sin encontrar ni la derecha vía de la reali-
dad, ni la sombra sublime de Virgilio. Sus versos
fueron blandas lamentaciones que se llevó el viento
de la época : su prédica, quimeras racionalistas,
sin arraigo positivo en la vida nacional. Poseyó al-
tas cualidades intelectuales de polemista y de poe-
ta, pero no dieron frutos sustanciales y duraderos :
las dispersó en efímeras quejas y en empresas utó-
picas. Padeció toda su vida - desde la mocedad
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Considerada en un plano de severidad críti-
ca, la producción poética de Gómez es de valor es-
caso ; como la de casi todos sus contemporáneos,
carece esa su producción de toda originalidad y de
todo vigor, siendo solo en sus motivos, en sus
sentimientos, en sus figuras y hasta en su lengua-
je, lm reflejo del romanticismo europeo en boga;
y sin que, dentro de ello, ofrezca ningún rasgo
propio; hasta en el desaliño y trivialidad de la
forma, se confunde con la turba romántica que en
España y en toda bispanoamérica llenaba el am-
biente con sus quejumbres. Lo que acaso singula-
riza relativamente la poesía de Gómez dentro del
ambiente platense - y no en sentido encomiable,
por cierto - es haber representado en grado má-
ximo, ese lirismo lúgubre y plañidero en que de-
generó la dulce tristeza de Lamartiné y el rebelde
pesimismo de Byron.
Verdad que, hacia el 40, toda la poesía vestía
de luto. Era la época de los cementerios, de los
cipreses y las tumbas, de las viudas veladas por:
crespones, de las amantes tísicas y de las novias
muertas, de los amores desventurados, de los poe-
tas exangües, desesperados y suicidas. Se vivía en
pleno funeral romántico. El mal venía desde los
orígenes; el primer héroe popular del Romanti-
cismo, el joven W erter, fué un suicida. Desde
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INDICE GENERAL DEL TOMO I
PRE\1ER.A. PARTE
La Formación Colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
La Poesía Gauchesca. - Bartolomé Hidalgo . . . . . . . . 67
La Poesía Académica. "El Parnaso Oriental" . . . . . . 81
A-cuña de Figueroa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
SEGUJ\TDA PARTE
TERCER.A. PARTE
INDICE ANALITICO
OBRAS CONSULTADAS