Clase 1 Storni

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Clase Primera

Alfonsina Storni

Nos preguntaremos, en principio, cómo una poeta de una poesía que en sus formas se presenta
tan anacrónica y tradicional (una poesía tardoromántica en la línea de un Almafuerte o un
Nervo, con algunos elementos rubendarianos que vamos pronto a señalar), una poeta además
con una formación azarosa, dispar, pudo encontrar, en los albores del siglo xx, un espacio para
publicar y un lugar entre los nombres que ya empiezan a dar forma a la literatura argentina
moderna.

¿pero a qué llamamos modernidad?

Para responder a esta pregunta me gustaría empezar pensando en el campo


-intelectual/artístico, y cómo, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, va logrando ya
una cada vez más plena autonomía

En que formas se manifiesta dicha autonomía:

- Proliferación de revistas literarias (cada vez más ajenas al subsidio estatal)


Nosotros
Mundo Argentino
Caras y Caretas
- Cafés literarios
- Concursos
- Bohemia
- El rol de la escuela y ateneos (el rol de la educación pública)

Voces
“… y muy antiguo, y muy moderno, audaz, cosmopolita”
Darío

Rubén Darío, en el poema inaugural de sus Cantos de vida y esperanza, nos ofrece una muy
paradójica definición de su temperamento y de su arte: «Y muy siglo dieciocho y muy antiguo / y
muy moderno, audaz, cosmopolita». La audacia estética del nicaragüense consistió, en efecto, en
ser muy antiguo y muy moderno a la vez; y en este propósito de aunar tradición y vanguardia, en
este acierto de incardinar las modas francesas en un lenguaje poético como el español, con muchos
siglos de tradición a sus espaldas, dotándolo de una sonoridad inédita, se cifra su aportación
fundamental.

La ciudad, por otra parte, ha comenzado a transformarse en una más de las complejas ciudades
industriales, y “la gran aldea”, como la llamara Lucio López en el 80, es, en este año de 1912, una
ciudad con arrabales, conventillos, malevos, linyeras y reos.También es una ciudad de huelgas y
marchas de protesta, en las que los inmigrantes juegan un papel protagónico. Cuando dos años
después de la llegada de Alfonsina se realice el Tercer Censo Nacional, la población de Buenos
Aires será de 1.575.814, frente a los modestísimos 222.000 de Rosario.Alfonsina debió haber
sentido que tocaba el cielo con las manos, aunque en sus poemas aparezca —pero esto es mucho
más tarde— cierta hostilidad hacia la ciudad tan imponente

Ya se han terminado las obras del puerto de Buenos Aires, proliferan los frigoríficos, y la
novela de su amigo Manuel Gálvez, Historia de arrabal, cuenta la historia de una muchacha
empleada en uno de ellos y sus dificultades para mantener intacta su virtud. Gálvez también
tocará otros dos temas que tienen que ver con la mujer: la prostitución y el normalismo, en la
figura de una maestra cuya vida escandaliza a los que la rodean. El conventillo, el modo de
vida característico de los trabajadores en una ciudad que crece y aún no ha instrumentado
planes de vivienda y casas de alquiler, es el decorado de las novelas urbanas de Gálvez

Clemenceau

Precisamente en 1912 se firman los decretos de construcción de las dos diagonales, Norte y
Sur; “…y un juego de calles se da en diagonal”, cantará Gardel. Los extranjeros quedan muy
impresionados. Clemenceau, ya citado, se refiere a la Avenida de Mayo y dic

…tan ancha como nuestros mejores bulevares, se parece al Oxford Street por el aspecto de los
escaparates y la decoración de los edificios. Punto de partida: una plaza pública, bastante
torpemente decorada, limitada por el lado del río por una gran construcción italiana llamada el
‘Palais Rose’ (…) y con cuyo edificio forma paralelo, a la otra extremidad de la avenida, otra gran
plaza, improvisada ayer, que se termina por el palacio del Parlamento, colosal edificio, casi
terminado, cuya cúpula se parece al Capitolio de Washington (…). El edificio más suntuoso es, sin
contradicción, el de la opulenta Prensa.

Alfonsina

Pero lo cierto es que tantos años en Suiza y luego el regreso permiten pensar en una vida sin
un rumbo muy claro. En 1892, en Sala Capriasca, donde se alojaban en casa de unos
familiares, el 29 de mayo nació Alfonsina, la tercera hija del matrimonio Storni. Algunos dicen
que nació el 22 y la anotaron el 29. Otros, que nació en el barco, en alta mar. Bautizada en la
parroquia de Tesserete, puede leerse hoy, en el margen del acta de bautismo, una inscripción
del padre Osvaldo Crivelli: Grande poetese morta al mar della Plata. Llevó el nombre del
padre, de un padre melancólico y raro. Más tarde le diría a su amigo Fermín Estrella
Gutiérrez: “Me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo”.

Llamarse como el padre siendo la tercera hija, y mujer, no es un detalle sin importancia.
¿Por qué no se llamó Alfonso el primogénito? ¿Quizá le pusieron ese nombre shakesperiano
por las veleidades teatrales de Paulina? Alfonsina aprendió a hablar en italiano, en un lugar
que luego recordaría poco; sus primeros recuerdos son de San Juan, adonde la familia vuelve
en 1896. “Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea.
Sentada en el umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la
mano y espío con el rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me
avergüenzan gritándome que tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta.”
Otra vez los libros, otra vez el fingimiento infantil

Publicar su primer libro fue muy difícil. En aquellos años no era sencillo llegar a los escasos
editores de literatura argentina, y si se llegaba, la poesía no era la mejor carta de
presentación.Alfonsina recorrió muchos despachos con las páginas mecanografiadas de sus
primeros poemas, y la desazón sería una constante. Hasta que el azar hizo su parte.

Una tarde, Josefina B. de Routen, la dueña de la casa donde Alfonsina vivía, se encontró,
caminando por la calle Belgrano hacia Bernardo de Irigoyen, con Félix Visillac. Josefina trabajaba
en el diario La Tribuna, y Félix venía de la imprenta de Miguel Calvello, situada en Belgrano 931.
La buena amiga intuyó que esta relación podía interesarle a la joven que escribía versos, y lo invitó
a visitarlas

Aún dentro del azar de las circunstancias, es el periodismo, y sobre todo la prensa escrita, la vía de
encuentro que origina la posibilidad de su primer libro de poemas publicados

Por una parte, los imperativos sociales y económicos de una sociedad dividida en clases exigían que
la protagonista de un sinnúmero de novelas, trágicas hasta los topes, permaneciera fija en su esencia
inmutable dentro del esquema tradicional de herencia feudal, adoptado rápidamente por el sistema
burgués que consideraba a la mujer como un objeto. La literatura, pues, no podía romper con los
postulados de esta sociedad que ubicaba a la mujer siempre por encima o por debajo de los
hombres, nunca a la par: por encima en la pureza y en la belleza casi extraterrena, claro está;
por debajo en la posibilidad humana, en capacidad de incidir en la vida como no fuese a
través de la pasión amorosa. Por ello, la absolutización del sentimiento humano del amor es la
única realización de la protagonista femenina romántica, sentimiento al cual se subordina toda la
realidad circundante. Estos personajes permanecen en su mayoría determinados por la óptica de los
protagonistas masculinos que así garantizan la ortodoxia del comportamiento y de la imagen de la
feminidad, en forma que sirviera a los intereses —ni más ni menos que económicos y sociales [y
dentro de este, el religioso] de la sociedad clasista. De esta manera recaía sobre las protagonistas
femeninas el mensaje ideológico clave de los novelistas románticos que respondía […] al típico
momento del ascenso de la burguesía al poder. El reflejo de los prejuicios raciales, los cultos
religiosos, la crítica a las costumbres, y otras contradicciones sociales, se apuntalaban en el tema del
amor funesto, cuyo origen y razón de ser se centraba en el personaje de la mujer.

Se hace patente que la mujer sólo vive por y en el amor, que


sería lo único que le podría causar dolor: "mujer que suspira / de
amor es su pena" ( peruano PALMA, Sensitiva, 119, 13-14).

RAFAEL POMBO (colombia)


considera que la capacidad para el amor es el fuerte de la mujer:
el amor bien entendido
podrá en las débiles manos
de nuestro sexo abatido
hacer cuanto no han podido
las leyes ni los tiranos.

PÉREZ BONALDE (venezuela)

resume tanto la visión hacia, así como la


situación de la mujer en la época y en su contexto social-geográfíco:
No es ser del arte fúlgida eminencia,
ni del saber excelsa luminaria,
no es ese, no, cual necio lo pretende
el siglo actual, de la mujer mudable,
débil, celosa y frivola el camino.
Su fuerza sólo del amor depende,…
El poeta OLEGARIO VÍCTOR ANDRADE describe al hombre en la
primera mañana:
solo,...
mudo,...
vago,...
no entendía el lenguaje de las almas.
(La mujer, 116,1-7; 55); luego recuenta la creación de Eva: "la
sonrisa de los cielos / la nota musical de una oración, / la mujer, el
compendio de lo bello..." (77-79)".

RAFAEL OBLIGADO resume la cuestión, dictando


a la mujer:
Bien se están con su ciencia los doctores:
La tuya es el hogar;
Los niños y la música y las flores.
Bastan y sobran para amarte más.

Mujer Madre

Los poetas concibieron a la MADRE como inmortal, eterna fuente


de amparo, consuelo, refugio ...22. Escribe J. M. GUTIÉRREZ en un
poema significativamente titulado La mujer.
En la inocente cuna,
al dolor ya condena
naturaleza al hombre
que a la existencia llega.
¿Quién secará su llanto
con sin igual terneza?
La madre, que es el ángel
que junto al hijo vela

La madre cumple la función de la enseñanza moral en la familia


GUTIÉRREZ
describe una faceta de esa instrucción:
... mi madre que tiene
sangre patricia en las venas,
me enseñó que las cadenas
del esclavo son baldón;
y una vez, enternecida
dándome un beso me dijo:
'Nunca te arrodilles, hijo, sino ante el poder de Dios'.

Mujer Amada

ECHEVERRÍA escribe:
Bella es mi amada y radiante
como estrella matutina,
bellos ... sus negros ojos
... el color de rosa
de sus candidas mejillas;
... la sonrisa grata
... las trenzas de oro
... el mirar de sus ojos
... su talle y donaire …

PÉREZ BONALDE
escribe:
'Te amo', dice: eres bella
como la virgen soñada
como el ideal divino
que el bardo lleva en el alma,
'Te amo', dice: eres pura,
como la nieve sin mancha;
sencilla cual la violeta,
como la azucena, candida

Mujer esposa

En algunos poemas vislumbramos una


aceptación de igualdad:
Esposa más fiel y más querida,
siempre nos amaremos,
y uno en otro apoyado, pasaremos
el áspero desierto de la vida
Nos amaremos, esposa
mientras nuestro pecho aliente ...
(HEREDIA, A mi esposa en sus días [1827], 401, 29-34).

Pombo
Y su deber ¿cuál es? La Ley de Cristo ¿Qué le prescribe? Gobernar la casa; y al marido,
aunque incrédula, sumisa,..."

Echeverría

Pertenencia

“bello es todo cuanto encierra en su perfección divina, lo que idolatra mi pecho y mis
potencias domina”

Alfonsina

1. Tú me quieres blanca
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.
corola cerrada.

Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas


las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,


vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua.

Habla con los pájaros


y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.

2. Hombre pequeñito
Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,


Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto


Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más.

10. Calle
Un callejón abierto
entre altos paredones grises.
A cada momento
la boca oscura de las puertas,
los tubos de los zaguanes,
trampas conductoras
a las catacumbas humanas.
¿No hay un calosfrío
en los zaguanes?
¿Un poco de terror
en la blancura ascendente
de una escalera?
Paso con premura.
Todo ojo que me mira
me multiplica y dispersa.
Un bosque de piernas,
un torbellino de círculos
rodantes,
una nube de gritos y ruidos,
me separan la cabeza del tronco,
las manos de los brazos,
el corazón del pecho,
los pies del cuerpo,
la voluntad de su engarce.
Arriba;
el cielo azul
aquieta su agua transparente;
Ciudades de oro
lo navegan.
3. La loba
Yo soy como la loba.
Quebré con el rebaño
Y me fui a la montaña
Fatigada del llano.

Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,


Que no pude ser como las otras, casta de buey
Con yugo al cuello; ¡libre se eleve mi cabeza!
Yo quiero con mis manos apartar la maleza.

Mirad cómo se ríen y cómo me señalan


Porque lo digo así: (Las ovejitas balan
Porque ven que una loba ha entrado en el corral
Y saben que las lobas vienen del matorral).

¡Pobrecitas y mansas ovejas del rebaño!


No temáis a la loba, ella no os hará daño.
Pero tampoco riáis, que sus dientes son finos
¡Y en el bosque aprendieron sus manejos felinos!

No os robará la loba al pastor, no os inquietéis;


Yo sé que alguien lo dijo y vosotras lo creéis
Pero sin fundamento, que no sabe robar
Esa loba; ¡sus dientes son armas de matar!

Ha entrado en el corral porque sí, porque gusta


De ver cómo al llegar el rebaño se asusta,
Y cómo disimula con risas su temor
Bosquejando en el gesto un extraño escozor...

Id si acaso podéis frente a frente a la loba


Y robadle el cachorro; no vayáis en la boba
Conjunción de un rebaño ni llevéis un pastor...
¡Id solas! ¡Fuerza a fuerza oponed el valor!

Ovejitas, mostradme los dientes. ¡Qué pequeños!


No podréis, pobrecitas, caminar sin los dueños
Por la montaña abrupta, que si el tigre os acecha
No sabréis defenderos, moriréis en la brecha.

Yo soy como la loba. Ando sola y me río


Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
Donde quiera que sea, que yo tengo una mano
Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

La que pueda seguirme que se venga conmigo.


Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,
La vida, y no temo su arrebato fatal
Porque tengo en la mano siempre pronto un puñal.
El hijo y después yo y después... ¡lo que sea!
Aquello que me llame más pronto a la pelea.
A veces la ilusión de un capullo de amor
Que yo sé malograr antes que se haga flor.

Yo soy como la loba,


Quebré con el rebaño
Y me fui a la montaña
Fatigada del llano.

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