Fallo 2

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Partes: M. S. B. c/ G. M. R.

s/ división de bienes de la unión


convivencial (18022/18)

Tribunal: Cámara de Apelaciones de Curuzú Cuatiá

Fecha: 19-jun-2019

Cita: MJ-JU-M-119754-AR | MJJ119754 | MJJ119754


Procede la división de bienes adquiridos durante la unión
convivencial, al probarse que la actora efectuó aportes en dinero
para adquirirlos, poniendo su esfuerzo y trabajo personal en el
desarrollo de un emprendimiento comercial común que generó
ingresos, así como para la realización de mejoras en un
departamento de titularidad registral del demandado.

Sumario:

1.-Corresponde confirmar la sentencia que acogió parcialmente la


demanda y decretó la división de bienes adquiridos durante la
unión convivencial, al haberse probado los aportes económicos
que realizara la actora para la adquisición de los bienes cuya
participación por mitades se ordena, así como en la
comprobación de aportes de trabajo personal realizado por la
misma para el desarrollo de una explotación comercial común y,
por ende, de su participación en la generación de recursos para
la adquisición de otros bienes y realización de mejoras en él del
demandado.

2.-No existe en nuestro ordenamiento jurídico una acción de


división de bienes adquiridos durante la unión convivencial, en sí
misma y en tanto se sustente solamente en la existencia de la
unión convivencial y su cese, sino que en cada caso corresponde
alegar y acreditar los presupuestos de las acciones de derecho
común que pudieran corresponder según la o las relaciones que
vincularon a los convivientes en relación a los bienes adquiridos:
enriquecimiento sin causa, interposición de personas,
cotitularidad real de bienes determinados, sociedad de hecho o
irregular, etc.

3.-Resulta objetivamente improponible una demanda que


promueva la liquidación por partes iguales de bienes adquiridos
por cada uno de los convivientes durante la existencia de la unión
convivencial, con sustento en la mera existencia y cese de esa
unión convivencial; pero aunque así se la presente formalmente,
no es improponible aquélla demanda que se sustente en la
realización de aportes comunes para las adquisiciones de bienes
cuya división se pretende y en aportes en trabajo en una
explotación comercial común.

4.-Si bien al cese de la convivencia cada conviviente conserva en


su patrimonio lo que ingresó en él durante su existencia, esta
regla no es absoluta, admitiendo la norma del art. 528 del
CCivCom. la posibilidad de recurrir a diferentes acciones del
derecho común para que la realidad económica de esa unión y de
los bienes no sea ignorada, alegándose y probándose, por
ejemplo, ‘que esas adquisiciones se hicieron con dinero aportado
por ambos, por el otro, o que es el fruto del esfuerzo
mancomunado de los dos’.

5.-El CCivCom. no regula un régimen legal supletorio en materia


de bienes, circunscribiendo todo régimen patrimonial a los
supuestos de uniones matrimoniales, y la razón de esta decisión
de política legislativa responde a la necesidad de diferenciar en
los efectos jurídicos las dos formas de organización familiar como
lo son los matrimonios y las uniones convivenciales; el eje
diferenciador entre estas figuras ha sido reconocer a ambas
derechos fundados en los derechos humanos.

Fallo:

En la ciudad de Curuzú Cuatiá, Provincia de Corrientes,


República Argentina, a los diecinueve días del mes de junio del
año dos mil diecinueve, estando reunidos en la Sala de Acuerdos
de la Excelentísima Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial
y Laboral, el Señor Presidente de la misma, Dr. Claudio Daniel
FLORES, y los Sres. Jueces Titulares, Dres. César H. E. Rafael
FERREYRA y Ricardo Horacio PICCIOCHI RIOS y, asistidos de
la Señora Secretaria autorizante, tomaron en consideración el
juicio caratulado: «M. S. B. C/ G. M. R. S/ DIVISION DE BIENES
DE LA UNION CONVIVENCIAL», Expte. LXP 15.327/17
(18.022/18)), venido en apelación y que practicado el Sorteo de la
causa, resultó para votar en primer término, el Dr. César H. E.
Rafael FERREYRA, en segundo término, el Dr. Ricardo Horacio
PICCIOCHI RIOS, y para el caso de disidencia, el Dr. Claudio
Daniel FLORES.

RELACIÓN DE CAUSA

El Dr. CÉSAR H. E. RAFAEL FERREYRA dijo: Como la


practicada por la Aquo se ajusta a las constancias de autos, a ella
me remito a fin de evitar repeticiones.- A fs. 278/284 y vta. obra la
Sentencia Nº 114 dictada el 24 de abril de 2.018 por la Sra. Jueza
de Primera Instancia, que 1º/ hace lugar parcialmente a la
presente demanda y decreta la división de bienes: a) Los
derechos posesorio sobre Inmuebleubicado en Barrio Las
Hermanas Partido de Berazategui, Prov. de Buenos Aires,
integrante de la manzana N° 00, conforme Plano 00000, cuyo
boleto de compraventa luce a fs. 12, corresponde un 50% para la
actora y un 50% al demandado; b) El inmueble ubicado en la
planta urbana de esta ciudad de Paso de los Libres, integrante de
la Manzana N° 00, individualizado en el duplicado de Mensura n°
0000-M, como parcela N° 0, adquirido por Escritura N° 00 pasada
por ante el Escribano Jorge Enrique Romero y que luce fs. 14/16,
corresponde al patrimonio del Sr. M. R. G. ; c) El negocio XXXX
«X.», deberá ser dividido por mitades entre la ex pareja; d)
Mejoras al inmueble ubicado en la planta urbana de esta ciudad
de Paso de los Libres, integrante de la Manzana N° 00,
individualizado en el duplicado de Mensura n° 0000-0, como
parcela N° 0, adquirido por Escritu- ra N° 00 pasada por ante el
Escribano Jorge Enrique Romero y que luce fs. 14/16, es la
actora acreedora del 50% de las mejoras hechas en el inmueble
del demandada; e) El inmueble ubicado ubicado en la planta
urbana de la ciudad de Paso de los Libres, integrante de
Manzana número XXXX, Plano de Mensura 000-0, inscripto en el
Registro de la Propiedad al Folio Real Matricula Número XXXXX,
Adrema 0000, adquirido por Escritura N° 00, pasada por ante el
Escribano Jorge Enrique Romero deberá repartirse por mitades
entre la ex pareja; f) El vehículo XXXXX, Dominio XXX, como el
restante de la deuda, será repartido por mitades entre la ex
pareja. 2º/ No hace lugar a la compensación económica
solicitada. Contra dicha sentencia, a fs. 288/291 el Sr. M. F. G. ,
por propio derecho y con patrocinio letrado del Dr. Alejandro Luis
Lisandro Soto Fornari -parte Demandada- interpone formal
recurso de apelación, y por providencia Nº 5.691 (fs.292) se
ordena correr traslado a la contraria. Dicho traslado es
contestado a fs. 293/296 por la Dra. Natalia Carolina Canteros –
apoderada de la parte Actora- . A fs. 297 se dicta la providencia
Nº 5.690, que concede la apelación en relación y con efecto
devolutivo, y se ordena la elevación de la causa a la Excma.
Cámara de Apelaciones de Curuzú Cuatiá. Ingresada la misma a
esta Alzada, por providencia Nº 785 (fs. 300) se ordena la
devolución al inferior a fin de que se cumplimente con el pago de
tasas judiciales, y se confiera vista a la Sra. Asesora de Menores,
a fin de que dictamine fundadamente acerca del recurso de
apelación interpuesto. La Sra. Jueza de Grado a fs.316 dicta la
providencia Nº 9.845 que ordena la elevación de la causa a la
Alzada, y por auto Nº 1.314 (fs.320) se ordena vuelvan al inferior
a fin de que se cumplimente con la vista a la Sra. Asesora de
Menores, oportunamente dispuesta.

A fs. 325 obra la providencia Nº 12.313 que tiene por


cumplimentado lo dispuesto y ordena vuelvan los autos a la
Excma. Cámara de Apelaciones. Ingresada la causa se dicta la
providencia Nº 2 de fecha 1 de febrero de 2.019 (fs. 332 vta.) que
ordena poner los autos en la oficina y se llaman autos para
sentencia, Provincia de Corrientes Poder Judicial haciéndose
saber que el recurso venido a estudio tramitará libremente y con
efecto suspensivo, y se constituye el Tribunal con los Sres.
Jueces Titulares. Se realizó en consecuencia el sorteo
correspondiente, agregándose el Acta respectiva a fs. 337.
Habiéndose cumplimentado los pasos procesales preindicados y
firmes los mismos, los autos quedan en estado de resolverse en
definitiva. El Dr. RICARDO HORACIO PICCIOCHI RÍOS
manifiesta conformidad con la precedente relación de causa y
seguidamente la Cámara de Apelaciones plantea las siguientes:

CUESTIONES

PRIMERA: ¿Es nula la Sentencia recurrida?

SEGUNDA: En caso contrario, ¿Debe la misma ser confirmada,


modificada o revocada?

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR


CAMARISTA DR. CÉSAR H. E. RAFAEL FERREYRA DIJO:
El recurso no fue interpuesto ni sostenido, tampoco se advierten
vicios de fondo o de forma que invaliden la sentencia recurrida,
no corresponde considerar la cuestión. ASÍ VOTO.

A LA MISMA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR CAMARISTA


DR. RICARDO HORACIO PICCIOCHI RÍOS DIJO:

Que adhiere.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR


CAMARISTA DR. CÉSAR. H. E RAFAEL FERREYRA DIJO:

I) La parte actora promovió demanda (fs.72/80vta) que calificó


como de «división de bienes de la unión convivencial»,»a fin de
que todo el patrimonio que fue construido en el transcurso de
dicha unión sea repartido en partes iguales entre los convivientes,
bajo apercibimiento de ser demandado por la figura del
enriquecimiento sin causa (Art. 528 CC)». Alegó que iniciaron la
convivencia con el demandado en enero de 1996 en la Provincia
de Buenos Aires, donde lograron comprarse dos terrenos cuya
seña correspondió al demandado y el pago de las doce cuotas
mensuales a ella; en uno de esos terrenos construyeron su
vivienda con los ahorros del demandado y con sus ingresos. Que
al comenzar la relación la pareja tenía una motocicleta que
vendieron para comprar un vehículo que a su vez vendieron para
comprar con ese dinero un terreno en Paso de los Libres; allí
construye- ron un local comercial y ocho departamentos, el local
construido con el dinero de la venta de uno de los terrenos que
tenían en Buenos Aires y los departamentos con los ingresos de
la explotación comercial.

El negocio se dedicaba a la venta de maquinaria, de repuestos y


también ofrecía servicios técnicos y reparación de máquinas; allí
trabajaron juntos con el demandado desde su apertura en 2007 y
era fuente de ingresos comunes. Expresó que con esos ingresos
compraron una primera camioneta y luego otra que entregaron
para comprar otro terreno en Paso de los Libres, el resto del
precio se habría pagado con dólares que tenían ahorrados; luego,
según expuso, pudieron adquirir un automóvil que cambiaron por
una nueva camioneta. Justificó la necesidad de presentarse en
sede judicial para que se «dividan los bienes [que detalla en el
cap. IV]de la sociedad convivencial a fin de que cada uno
obtenga su parte correspondiente». Habló de «partir la
sociedad», de dinero que «pertenece a la sociedad convivencial»
que tienen las partes, del «patrimonio actual del demandado fruto
de la sociedad convivencial con la actora». Al mismo tiempo
solicitó la «compensación económica del art.524 del Código
Civil». Sostuvo esta pretensión en que producida la separación
tuvo que abandonar el domicilio convivencial y su trabajo en la
empresa familiar, viéndose despojada de todos sus bienes y de
su dinero, del goce de una vida holgada y sin sobresaltos, donde
tenía todas las comodidades, un buen trabajo y confort. Dijo ser
víctima de violencia doméstica, verbal, física y psicológica,
privándole su ex conviviente de todo a lo que ella tiene derecho y
que sabe que es su patrimonio. Siendo una mujer de 45 años y a
sabiendas de lo difícil que es volver a reinsertarse en un mundo
laboral y entendiendo que esa situación se mantendría hasta que
se dicte sentencia en la presente causa, solicitó se fije una
compensación económica a su favor que debería abonar el
demandado en las condiciones que se establezcan para de ese
modo ver compensado el desequilibrio manifiesto que sufrió
producto de la ruptura, empeorando su calidad de vida.

II) El demandado, por su lado, contestó demanda (fs. 101/4)y


genéricamente negó los hechos expuestos por la actora. En su
versión de la verdad de los hechos dijo: que desde el nacimiento
de sus hijas la actora no trabajó en relación de dependencia
dedicándose siempre al hogar, hasta que luego de unos años
estudió tecnicatura en administración; que nunca han tenido la
motocicleta que la actora indica en su demanda (Ya- Provincia de
Corrientes Poder Judicial maha 600); que construyeron el local
comercial no sólo con el terreno que tenían en la provincia de
Buenos Aires sino con dólares que él tenía ahorrados, aclarando
que la parte del terreno que le correspondía a la actora le fue
devuelto en dólares; que los departamentos se construyeron con
las ganancias generadas por el local comercial; que la camioneta
(XXX) la adquirió él con sus ahorros personales; que con la venta
de esta camioneta y un crédito personal del Bco. de Corrientes
S.A.adquirió a su nombre un terreno en Paso de los Libres y con
el sobrante se adquirió a nombre de la actora un automóvil (XXX);
que la segunda camioneta (XXXX) fue adquirida como bien de
uso del local comercial y abonada por él sin ayuda de la actora;
que la mercadería que compone el local comercial no entra en
discusión ya que es propio e indispensable para el oficio por él
desarrollado, siendo el origen de los recursos con los que cumple
sus obligaciones; que tanto el taller «XXX» como la sucursal de la
«XXXX. » fueron emprendimientos comerciales destinados a la
actora. Más adelante alegará que la actora nunca tuvo necesidad
de trabajar y que el único aporte que hizo fue parte de la venta de
un terreno, monto que le fue devuelto. Señaló también que de la
unión convivencial no surge una comunidad de bienes como en el
matrimonio, ni se habla de bienes propios ni gananciales. Por lo
que a falta de pacto de convivencia los bienes adquiridos durante
la convivencia se deben mantener en el patrimonio que
ingresaron (art. 528, CCyC). Por lo que considera que en el caso
solamente sería aplicable la compensación económica (art. 524,
CCyC), ofreciendo para la actora la suma de $ 250.000,00 o el
terreno ubicado en la Provincia de Buenos Aires. Tiene en cuenta
que él no le cobrará a la actora alquiler alguno por el
departamento actualmente habitado por ella, y por el plazo de 5
años.

III) La señora Juez de primera instancia con competencia en


materia de familia de la ciudad de Paso de los Libres, Dra. Marta
Legarreta, dictó sentencia (fs. 278/84vta) haciendo lugar
parcialmente a la demanda de la actora y decretó «la división de
bienes» conforme allí determinó, a la vez que no hizo lugar a la
compensación económica solicitada por la actora.Luego de
indicar lo que es la regla y la excepción en materia de efectos del
cese de la unión convivencial sobre los bienes adquiridos durante
su existencia, y de destacar que en el caso las partes nada
previeron respecto de los bienes, estimó que «en el caso luce un
entramado de relaciones patrimoniales entre las partes, con
aportes en dinero y en especie de ambos integrantes de la pareja
[.] el negocio ‘XXXXX’ es una explotación comercial que
pertenece a ambas partes, constituyendo una fuente de
ganancias que posibilitó la adquisición de bienes posteriores,
además de resaltar el trabajo de ambas partes en el
emprendimiento, poniéndose énfasis en que esa explotación
comercial surgió a partir del esfuerzo conjunto. El aporte de la
Sra. M. no constituyó en simplemente una ayuda doméstica o
familiar, sino que ha puesto esfuerzos morales y materiales».
Estos últimos constituirían el aporte de dinero para la adquisición
del inmueble y construcción del local comercial con la venta de
uno de los terrenos situados en la provincia de Buenos Aires, así
como su esfuerzo y trabajo personal en el desarrollo de la
actividad comercial.

Por ello resuelve que «el Negocio XXXX ‘G. ’, deberá ser dividido
por mitades entre la ex pareja» (conc. IV). Misma solución
(división por mitades) adopta respecto de los derechos
posesorios sobre el terreno ubicado en la provincia de Buenos
Aires (cons. II), de las mejoras (8 departamentos) realizadas en el
inmueble en el que se construyera el local comercial (cons. V),
otro inmueble ubicado en Paso de los Libres (cons. VI), y un
vehículo automotor (cons. VII).

En cambio, determinó que el inmueble en el que se construyeran


el local comercial y los 8 departamentos, por no obrar
constancias de que la actora haya invertido dinero en la compra
del mismo, pertenece al patrimonio del demandado y no dispuso
su división por mitades (cons.III). Respecto de la compensación
económica estimó que «al momento de la ruptura, no veo que
ninguno de los dos salga perjudicado, -más allá del dolor de la
separación-, en razón de que la división de bienes que se realiza,
los dejaría a ambos en un pie de igualdad para enfrentar la vida».
Por ello entendió que no procede la compensación económica
solicitada por la actora. Impuso la totalidad de las costas al
demandado.

IV) Expresa sus agravios contra esa decisión el demandado (fs.


288/91). Sostiene que la división de bienes significa repartir, es
decir distribuir los bienes y que cada uno pueda administrar y
disponer libremente de sus bienes, lo que con la sentencia
dictada no ocurre, pues no falla sobre el objeto del proceso:
división de bienes de la unión convivencial, sentido en el que
debió ser dirigida la decisión: reparto de bienes para cada uno de
los convivientes. La división por mitades, dice, no fue lo
pretendido por la actora Provincia de Corrientes Poder Judicial ni
por lo que se defendió. Entiende que se dictó una sentencia
«extra petita», que los deja como condóminos de todos los bienes
no pudiendo disponer libremente de ellos; continúan las partes
unidas, esta vez, por los bienes.

Explica que se ve impedido de realizar todo tipo de negociación


jurídica con la actora pues lo impide lo resuelto en el Expte. N°
XXXXX (violencia de género). Se pregunta cómo administrar y
disponer de los bienes en estas condiciones. Argumenta que con
las testimoniales ofrecidas por la actora lo único que quedó
demostrado es que aquélla estudiaba con compañeros por la
mañana y que cursaba sus estudios desde las 14 hs. hasta las 20
hs., siendo que el negocio cierra sus puertas a las 19 hs. Alega
también que por la mañana y/o por la tarde la actora realizaba
pasantías en el profesorado, lo que demostraría la imposibilidad
de que se simultáneamente atendiera el negocio familiar.Afirma
que la actora no demostró el pago de las cuotas del terreno de
Provincia de Buenos Aires, tampoco la existencia de una moto,
camioneta Saveiro, automóvil Gol ni la venta de éste o de un
terreno en Buenos Aires para la construcción del local comercial.
Estima de difícil probanza-y de determinar-, la afirmación según
la cual el aporte de la actora constituyó también esfuerzos
morales y materiales, destacando que la sentenciante no explica
cómo determina que ello equivale a un 50% de los bienes,
resolviendo acorde a una sociedad de hecho y no como manda la
norma. La sentencia se funda, en su mayoría, en presunciones.
Respecto de la compensación económica estima que sí procede.
Reiterando su ofrecimiento, el que amplía al terreno ubicado en la
Provincia de Buenos Aires, al terreno ubicado en la manzana N°
000 de la ciudad de Paso de los Libres, y a la suma de $ 500.000,
considerando que ello cubra la supuesta desventaja económica
con que la actora se retira de la unión convivencial. Entiende que
se lo perjudica haciendo aplicación de la legislación referente al
instituto del matrimonio y no de la unión convivencial, sin tener en
cuenta que el legislador quiso que ambos institutos transiten por
caminos separados. Por último, respecto de la imposición de
costas se agravia argumentando que no debe cargar
exclusivamente con el pago de las costas cuando se hace lugar
sólo par- cialmente a la demanda, por lo que las costas deberían
ser por su orden.

V) El caso, con su planteo (demanda), con su defensa


(contestación), con su debate (prueba) y con su resolución
(sentencia), presenta aristas interesantes que merecen
consideraciones preliminares.A – En primer lugar,
preguntándome sobre el derecho vigente al momento del cese de
la unión convivencial que las partes reconocen haber mantenido,
y por lo tanto derecho determinante de sus efectos sobre los
bienes adquiridos durante su existencia, encuentro que ninguno
de los dos son precisos en indicar ese momento, es decir, el del
cese de la unión convivencial ni su causa. De las constancias del
Expte. N° XXXX (violencia de género), se extrae que la unión
convivencial se habría extinguido por cese de la convivencia
producida los primeros meses del año 2017. No cabe duda
entonces que es de aplicación el CCyC sancionado por ley
26.994 y que entrara a regir el 1° de agosto de 2015 por
disposición de la ley 27.077, pues a partir de su entrada en
vigencia rige «a las consecuencias de las relaciones y situaciones
jurídicas existentes»(art. 7°). De modo que siendo existente al
momento de la entrada en vigencia del CCyC la unión
convivencial de las partes, los efectos derivados de su cese (en
relación a los bienes, en este caso) se rigen por las nuevas
disposiciones legales. B – En segundo lugar, sentado lo anterior,
cabe tener presente, tanto como las partes y la señora Juez de
primera instancia lo han hecho, la disposición del art. 528 del
CCyC, según la cual: «A falta de pacto, los bienes adquiridos
durante la convivencia se mantienen en el patrimonio al que
ingresaron, sin perjuicio de la aplicación de los principios relativos
al enriquecimiento sin causa, la interposición de personas y otros
que puedan corresponder». Tanto el demandado como la señora
Juez identifican bien la regla en estos casos: al cese de la unión
convivencial los bienes se mantienen en el patrimonio al que
ingresaron durante su existencia. La unión convivencial no
produce un régimen de bienes entre los convivientes.

Por ese motivo, al cese de la unión convivencial no hay


afectación del patrimonio personal de cada uno de los
convivientes.Si nada acordaron al respecto, «la convivencia
carece de relevancia porque no puede haber distribución de los
que no es compartido y por ello la propiedad de los bienes
quedará en cabeza del conviviente que Provincia de Corrientes
Poder Judicial los ha adquirido. Es decir, conservará dentro de su
patrimonio los bienes que figuren inscriptos a su nombre o que se
encuentren bajo su poder si se trata de muebles no registrables»
(Azpiri, Jorge O., en Código Civil y Comercial de la Nación y
normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, dir.
por Alberto J. Bueres, Hammurabi, Bs. As., t. 2, p. 343). Es bueno
tener en cuenta que el CCyC «no regula un régimen legal
supletorio en materia de bienes, circunscribiendo todo régimen
patrimonial a los supuestos de uniones matrimoniales. La razón
de esta decisión de política legislativa responde a la necesidad de
diferenciar en los efectos jurídicos las dos formas de organización
familiar como lo son los matrimonios y las uniones
convivenciales.

El eje diferenciador entre estas figuras ha sido reconocer a


ambas derechos fundados en los derechos humanos. En este
marco, ni el régimen de bienes ni el hereditario constituyen
efectos jurídicos que comprometen directamente este tipo de
derechos, por ello su expresa exclusión al tratarse de uniones
convivenciales» (Fernán dez, Silvia E., en Código Civil y
Comercial de la Nación comentado, dir. por Ricardo L. Lorenzetti,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, t. III, p. 365).

Es decir que, tal como se interpretaba antes de la vigencia del


CCyC en relación al concubinato: «Desde la óptica de las
relaciones patrimoniales, el concubinato [léase unión
convivencial] no se asimila al matrimonio; consecuentemente, la
relación concubinaria [léase convivencial], per se, no genera
derechos, no puede asimilarse a la sociedad conyugal y debe
acreditarse por parte de quien la alega» (Kemelmajer de Carlucci,
Aída, El concubinato heterosexual y la sociedad irregular en la
jurisprudencia argentina reciente, Revista de Derecho Privado y
Comunitario, 2003-2, Sociedades, RubinzalCulzoni, Santa Fe,
ps.74/5). No existe en nuestro ordenamiento jurídico una acción
de división de bienes adquiridos durante la unión convivencial, en
sí misma y en tanto se sustente solamente en la existencia de la
unión convivencial y su cese, sino que en cada caso corresponde
alegar y acreditar los presupuestos de las acciones de derecho
común que pudieran corresponder según la o las relaciones que
vincularon a los convivientes en relación a los bienes adquiridos:
enriquecimiento sin causa, interposición de personas,
cotitularidad real de bienes determinados, sociedad de hecho o
irregular, etc. C – Una primera lectura del escrito de demanda
haría pensar que la actora equivocó su planteo al promover una
acción de liquidación de la sociedad convivencial, como un símil
de la acción de liquidación de la sociedad [hoy comunidad]
conyugal, con sustento en la mera existencia y cese de la unión
convivencial. Primera impresión que se refuerza al leer que
pretende la partición de todo el patrimonio construido durante la
unión convivencial en partes iguales entre los ex convivientes,
«bajo apercibimiento de ser demandado por la figura del
enriquecimiento sin causa(art. 528 CC)». Sin embargo, y pese a
ser deseable un mayor rigor técnico en la redacción de las
demandas, lo que califica la acción no es la denominación que le
dé la accionante, sino los hechos en que sustenta su pretensión.
Y en ellos alegó haber efectuado aportes en dinero para adquirir
ciertos bienes así como haber puesto su esfuerzo y trabajo
personal en el desarrollo de un emprendimiento comercial común
que generó ingresos para la adquisición de otros bienes así como
para la realización de mejoras (departamentos) en uno de
titularidad registral del demandado.Tanto el aporte para adquirir
bienes como el aporte personal en el emprendimiento común
fueron alegados en la demanda por la actora, y sobre ellos tuvo
oportunidad de expedirse el demandado -como se verá más
adelante-. Enseña una prestigiosa autora, antes citada, que «no
hay que caer en la trampa de la calificación jurídica hecha por el
litigante; dado que la naturaleza de la pretensión surge de los
hechos expuestos en la demanda y no del derecho que se ha
invocado [.] en tal caso, la correcta recalificación judicial no afecta
el derecho de defensa de la demandada si los hechos invocados
fueron la existencia de aportes comunes para adquirir bienes
cuya división se solicita [y, agrego, aportes a una explotación
comercial común], y es obre ese punto que versó la defensa»
(Kemelmajer de Carlucci, Aída, ob. cit., p. 86). En el mismo
sentido, se ha dicho en el marco de un proceso similar que «la
calificación de la acción y la determinación del derecho aplicable
es materia reservada al juez, quien -según la Corte Nacional tiene
reiteradamente dicho- por la atribución del «iuranovit curia» tiene
no sólo la facultad sino el deber de discernir los conflictos
litigiosos y dirimirlos según el derecho vigente, calificando
autónomamente la realidad fáctica y subsumiéndola en las
normas jurídicas que la rigen (CSN; 16/12/76, ED 17- 158, LL
1977, A, p.259; Fallos 295-68, 300-1074, etc.).

VII.- La acción, en efecto, se Provincia de Corrientes Poder


Judicial individualiza por los hechos (CSN; Fallos: 282-208; 291-
356; 292-58; 300-1034; entre muchos otros) y, en consecuencia,
cualquiera hubiera sido la denominación que las partes hayan
otorgado al vínculo que las unía, no es dudoso que el juzgador
puede y debe darle la calificación que corresponda de acuerdo
con su verdadera significación jurídica.VIII.- El Juez es así
soberano en la apreciación y aplicación del derecho, siempre -
claro está- que no altere la relación procesal cambiando los
hechos constitutivos de la «causa petendi». Mientras esto último
no suceda, o sea, en tanto mediante el ejercicio de la atribución
del «iuranovit curia» el juez no modifique la relación procesal ni
prive por ende de las garantías del proceso contradictorio, no
existirá incongruencia (CSN; 30/12/71, Fallos: 287-437; 295-68;
300-1074, etc)» (STJ de Corrientes, Sent. Civ. N° 147,
28/08/2006, Expte. N° 24090/04, «Rizzo»). D – Resulta
objetivamente improponible una demanda que promueva la
liquidación por partes iguales de bienes adquiridos por cada uno
de los convivientes durante la existencia de la unión convivencial,
con sustento en la mera existencia y cese de esa unión
convivencial. Pero aunque así se la presente formalmente, no es
improponible aquélla demanda que se sustente en la realización
(hechos) de aportes comunes para las adquisiciones de bienes
cuya división se pretende y en aportes en trabajo en una
explotación comercial común. Puesto que si bien al cese de la
convivencia cada conviviente conserva en su patrimonio lo que
ingresó en él durante su existencia, esta regla no es absoluta,
admitiendo la misma norma del art. 528 del CCyC, la posibilidad
de recurrir a diferentes acciones del derecho común para que la
realidad económica de esa unión y de los bienes no sea
ignorada, alegándose y probándose, por ejemplo, «que esas
adquisiciones se hicieron con dinero aportado por ambos, por el
otro, o que es el fruto del esfuerzo mancomunado de los dos»
(Lamm, Eleonora – Molina de Juan, Mariel F., Efectos
patrimoniales del cese de las uniones convivenciales, en Revista
de Derecho Privado y Comunitario, 2014- 3, Uniones
convivenciales, Rubinzal-Culzoni, p. 299). Diferentes figuras
jurídicas pueden coexistir con la unión convivencial.La disolución
de una sociedad de hecho es una de ellas, cuando se alega y
acredita aportes de trabajo o capital, propósito de lucro y la
existencia de una actividad económica en común. La
interposición de persona es otra, cuando se alega y prueba una
discordancia entre la titularidad registral del bien y la real,
formalmente la titularidad es de uno de los convivientes pero la
realidad material inicia que se trata de una cotitularidad. Y hechos
como estos fueron materia consideración en la sentencia porque
fueron materia de alegación por la actora y sobre ellos versó
también la defensa del demandado, por ejemplo, cuando silencia
sobre el modo de adquisición de algunos bienes, expresa una
versión distinta sobre la adquisición de otros y, finalmente, niega
que la actora efectuara aportes, alegando que «nunca tuvo la
necesidad de trabajar [.] el único aporte que hizo la señora fue
parte de la venta de un terreno, monto que fue devuelto con
creces» (fs. 103 vta). E – Véase, para abundar en la cuestión,
cuando la actora alude a los bienes que son de interés en este
recurso -porque sobre ellos se expide la sentencia apelada-, dijo
que los dos terrenos de Buenos Aires los compraron con una
seña que aportó el demandado y doce cuotas que abonó ella. En
uno de ellos realizaron mejoras (una vivienda), con los ahorros
del demandado y sus ingresos que obtenía como soldado
voluntaria y empleada doméstica.

Al contestar la demanda, el demandado sólo reconoce que


vivieron en un inmueble en Buenos Aires, y nada más. Nada dice
sobre la compra de esos inmuebles y con qué recursos fueron
adquiridos, mucho menos qué aportes hizo cada uno de los
convivientes. Ese silencio, que no deja de ser tal por la mera
negativa general que ensaya en el cap. II de su escrito, permite
razonablemente tener por cierto la versión de la actora (art. 356,
2° párr., inc.1°, CPCC). El demandado admitió también que con el
producido de la venta de uno de esos terrenos de Buenos Aires
(adquiridos en común) y con unos ahorros personales se
construyó el local comercial (mejora) y puso en funcionamiento
una actividad económica (XXXX) con fines de lucro. Pero a la vez
sostuvo que la parte del aporte de la actora le fue devuelto en
dólares. Pero no lo acreditó. F – Tampoco logra revertir con sus
agravios el argumento de la sentencia según el cual la actora
prestó también su esfuerzo y trabajo personal en el negocio
familiar, como dan cuenta las testimoniales de XXXX (fs.
182/3vta), XXXX (fs. 185/6vta) y XXXX (fs. 191/3). Sostiene que
con ellas lo único que se demostró es que la actora estudiaba con
compañeros por la mañana y el horario de cursado por la tarde, lo
que alega en el recurso como imposibilidad física de
desempeñarse con trabajo personal en el negocio. Provincia de
Corrientes Poder Judicial Al mismo tiempo que señala que con la
demanda demostró que le abrió por un año un negocio a la actora
para que lo administre, el que se fundió. No coincido con la crítica
del apelante respecto de la apreciación de la prueba testimonial.
Interpreto, por el contrario, que ella corrobora la realización de
aportes personales de la actora en el desarrollo y explotación de
una actividad comercial común entre los entonces convivientes.
Son contestes los testigos en que la actividad comercial no sólo
fue comenzada en conjunto sino que la actora atendía allí. Cito a
título de ejemplo nada más la respuesta a la 11ª pregunta de la
testigo XXXX (fs.183): «el negocio es de los dos porque los dos
empezaron desde abajo, comenzaron los dos juntos desde abajo,
comenzaron los dos juntos con el negocio, le conozco que
empezaron los dos juntos porque no tenía nada, que ella era
compañera de él atendía el negocio junto con él, ella sabía las
piezas de las máquinas que tenía que vender, ella fue hizo curso
para saber bien las cosas, para vender bien las cosas de las
maquinas» (sic). Respecto del otro local comercial montado por el
demandado se argumentó en la sentencia que «estos
emprendimientos, han sido conforme documental adjunta a partir
del año 2014, es decir que desde el año 2005 y hasta el 2014
(durante casi diez años) nada le impidió a la actora prestar su
fuerza de trabajo y esfuerzo en el negocio familiar». Nada dice el
apelante al respecto, nada más que la referencia genérica a la
actividad educativa de la actora, y tardía pues no lo alegó al
contestar la demanda como un hecho impeditivo de su trabajo en
la explotación comercial común. En lo demás, respecto del
crédito reconocido a la actora sobre el 50% del valor de las
mejoras realizadas en el inmueble del demandado
(departamentos), nada en concreto critica el apelante, más allá
de la referencia a la participación de la actora en la actividad
generadora de los recursos con las que se realizaron, reconocida
anteriormente. De igual modo respecto del vehículo de uso de la
actividad comercial dominio XXX. Finalmente, tampoco nada en
concreto dice el apelante respecto a la liquidación del otro
inmueble situado en Paso de los Libres.VI) A fin de cuentas,
concluyo en que las críticas ensayadas por el apelante en su
escrito recursivo son evidentemente insuficientes para revertir la
solución del caso, en tanto y en cuanto ella se sustenta en la
comprobación y/o reconocimiento de aportes económicos que
realizara la actora para la adquisición de los bienes cuya
participación por mitades se ordena, así como en la
comprobación de aportes de trabajo personal realizado por la
misma para el desarrollo de una explotación comercial común y,
por ende, de su participación en la generación de recursos para
la adquisición de otros bienes y realización de mejoras en él del
demandado. Pero antes de concluir sobre la cuestión de la
distribución de bienes, me permito efectuar las siguientes
consideraciones que creo útiles para la mejor comprensión de lo
resuelto en el caso y mayor eficacia de su pronta ejecución. A –
Parece entender el apelante que la sentencia en lugar de dividir
los bienes adquiridos durante la unión convivencial impone entre
las partes una comunidad de los mismos luego de su cese. Esto
no es así. Lo que reconoce la sentencia en relación a los bienes
que tratan los considerandos II (un inmueble en Berazategui,
Buenos Aires), VI (un inmueble en Paso de los Libres) y VII (un
vehículo automotor), es la cotitularidad de los ex convivientes, lo
que no implica mandar inscribirlos como tal y mantener una
comunidad basada en esa cotitularidad, sino que manda partirlos,
lo que habrá de tener lugar en la etapa de ejecución de sentencia
bajo imperio de las normas pertinentes y aplicables (arts. 1996
ss. y concs., CCyC y arts. 511, 676 ss. y concs., CPCC). Por su
lado, tampoco la sentencia impone la comunidad de la
explotación comercial común (cons.IV), sino que, tratándose de la
disolución de una sociedad de hecho, fundamento implícito tanto
de la demanda como de la sentencia y -su inexistencia- también
de la contestación de la demanda, reconoce un crédito a la actora
representado por el 50% de su valor al momento del cese de la
unión convivencial, a calcularse en el procedimiento de ejecución
de sentencia, pues «cabe diferir para la etapa de ejecución de
sentencia la realización de las operaciones que ambas partes
podrán proponer, incluso con participación de un auxiliar
contable, para la determinación del crédito correspondiente»
(Kemelmajer de Carlucci, Aída, ob. cit., p. 83).

Del mismo modo, la determinación del crédito por el 50% del


valor de las mejoras realizadas en el inmueble de titularidad del
demandado (cons. V), habrá de determinarse en la etapa de
ejecución de sentencia, si fuera el caso, con la participación de
un auxiliar competente en la materia. B -No tiene incidencia la
falta de demostración por la actora del pago de las cuotas de los
terrenos en la provincia de Buenos Aires, que dijo haber abonado
con sus ingre- Provincia de Corrientes Poder Judicial sos para
adquirirlos, puesto que, como se señaló más arriba, nada dijo el
demandado en su responde sobre el modo de adquisición de
esos terrenos, mucho menos negó de modo categórico que
fueran adquiridos como lo alegó la actora. Por lo que más que el
uso del plural por parte del demandado, lo cierto es que es su
tácito reconocimiento lo que permite admitir la versión de la
actora sobre la adquisición de esos terrenos. Tampoco es
relevante lo concerniente a la existencia de antecedentes del
vehículo automotor Volkswagen Gol, como la existencia de este
mismo y a su venta, cuestiones que propone el demandado en su
apelación. Pues ello fue invocado por la actora como aportes
suyos a la compra del inmueble ubicado en Paso de los Libres en
el que se construyera el local comercial (cons.IV), alegación que
se rechazó en la sentencia, razón por la cual el referido inmueble
aun luego del cese de la unión convivencial se mantiene en el
patrimonio del demandado. Por lo que mal puede agraviarse con
fundamento en la misma razón que lleva a rechazar una
pretensión dirigida en su contra. C – La determinación de los
aportes de la actora, en el 50%, es consecuencia, en todos los
aspectos en los que fue reconocido, de la falta de demostración
de uno distinto (menor) por parte del demandado, que lisa y
llanamente los negó. Principio y solución que encuentra respaldo
en el art. 1983 del CCyC. «.si están acreditados los aportes pero
no el porcentaje, y no existen otras presunciones que lleven a
porcentajes diferentes, debe presumirse que la participación ha
sido por partes iguales durante todo el tiempo que duró la unión
de hecho» (Kemelmajer de Carlucci, Aída, ob. cit., p. 90). D –
Respecto del valor de las presunciones en estos casos, cabe
recordar que «No se trata éste de un pleito para el cual el
legislador hubiera tasado las fuentes de prueba, de modo que
cabe admitir toda clase de probanzas (Cfr. ESTRADA ALONSO,
Eduardo, Las uniones extramatrimoniales en el derecho civil
español, p. 164, Ed. Civitas, Madrid, 1986) y las presunciones
judiciales no tienen porqué ser excluidas (Cfr. GAZZONI,
Francesco, «Del concuvinatoallafamiglia di fatto», Ed. Giuffre,
Milano, 1983, p.127)» (STJ de Corrientes, Sent. Civ. N° 147 cit.).
«La comunidad de bienes y los porcentajes en la participación de
cada uno de los convivientes puede ser probada por
presunciones» (Kemelmajer de Carlucci, Aída, ob. cit., p. 89). VII)
La compensación económica que peticionó la actora fue bien
rechazada por la señora Juez de primera instancia. Es que se
basó en un supuesto desequilibrio transitorio fundado en la
imposibilidad de hacerse en lo inmediato de la parte de los bienes
que con sus aportes se adquirieron durante la unión convivencial,
«entendiendo que esta situación se mantendrá hasta tanto se
dicte sentencia en la presente causa» (fs.77); una especie de
anticipo de atribución de bienes. También el demandado vinculó
la compensación económica -que ofreció abonar a la actora- con
la distribución de bienes que rechazó, e insiste con ello, sin
agravio atendible, en su apelación. Así como la compensación
económica no es un mecanismo para la división de los bienes
adquiridos durante la vida en común (Molina de Juan, Mariel F.,
Renuncia y compensación económica. Diálogo entre dos
posiciones antagónicas,en Revista de Derecho Privado y
Comunitario, 2016-2, Relaciones de Familia – II Relaciones entre
adultos, Rubinzal-Culzoni, p. 222), ni para anticipar sus efectos,
tampoco su progreso no es fundamento para desestimar aquélla
división. Advierto que esto es lo que ha intentado el demandado,
al ofrecer incluso en el recurso una mayor compensación
económica en dinero y la atribución exclusiva de dos inmuebles
objeto del pronunciamiento apelado (cons. II y VI). El estado
patrimonial de cada uno de los convivientes a la finalización de la
unión convivencial no sólo que es precisamente lo discutido en
autos, sino que es sólo una de las pautas para fijar una
compensación económica, dándose los presupuestos de su
procedencia, que no se dan en el caso ni fueron alegados. El
rechazo de la compensación económica pretendida por la actora
no puede provocar agravio en el demandado. Pues «el justiciable
experimenta agravio cuando, a raíz de la decisión judicial, ha
quedado en una situación más desfavorable de la que tenía con
anterioridad al fallo, y ello acontece si se le ha repelido algún
pedimento, o si se ha hecho lugar al adversario» (Midón, Marcelo
S., Teoría general de los recursos, ConTexto, Resistencia, 2010,
p. 130). En el caso, el pedido de compensación que es rechazado
lo formuló la actora, quien no se agravia de ello.Pedido frente al
cual el demandado sostuvo en su responde que «sería
aplicable», por lo cual ofreció una determinada suma de dinero o
uno de los terrenos adquiridos en la provincia de Buenos Aires.

VIII) Tampoco puede prosperar el agravio sobre las costas, pues,


en rigor, la pretensión jurídica de la actora -lograr la distribución
de bienes comunes adquiridos duran- Provincia de Corrientes
Poder Judicial te la unión convivencial- y que el demandado
resistió -alegando una suerte de improponibilidad jurídica-,
progresó. Por otro lado, el rechazo de la distribución de un
inmueble (cons. III, de la sentencia de primera instancia), no
reconoce como fundamento una resistencia particular del
demandado, quien en su contestación nada mencionó al
respecto, sino consideraciones oficiosas del tribunal, de igual
modo que con el rechazo de la compensación económica -que el
demandado no resistió-. Frente a ello, no hay argumento alguno
para imponer las costas por su orden como lo postula el
demandado apelante. IX) Por todo lo expuesto en este mi Voto,
propongo para el Acuerdo de esta Cámara el siguiente
pronunciamiento: 1°) Rechazar el recurso de apelación
interpuesto a fs. 288/91 por el demandado, confirmando la Sent
encia N° 114 de fs. 278/84vta. en todo cuanto fue materia de
impugnación y agravio. 3°) Costas al apelante vencido (art. 68,
párr. 1°, CPCC). Así voto.

A LA MISMA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR CAMARISTA


DR. RICARDO HORACIO PICCIOCHI RÍOS DIJO:

Que compartiendo el criterio y doctrina sustentado por el Señor


Vocal preopinante, voto en idéntico sentido. Con lo que terminó el
Acuerdo pasado y firmado por ante mí, Secretaria de todo lo cual
doy fe.

SENTENCIA

Curuzú Cuatiá, 19 de junio de 2.019.

NÚMERO: 52 Y VISTOS:

Por los fundamentos que instruye el Acuerdo precedente, SE


RESUELVE:

1°) Rechazar el recurso de apelación interpuesto a fs. 288/91 por


el demandado, confirmando la Sentencia N° 114 de fs. 278/84vta.
en todo cuanto fue materia de impugnación y agravio. 2°) Costas
al apelante vencido (art. 68, párr. 1°, CPCC). 3º) Regístrese,
insértese, agréguese copia al expediente, notifíquese y vuelvan
los autos al Juzgado de origen.

Dr. César H. E.

Rafael FERREYRA

Dr. Ricardo Horacio PICCIOCHI RIOS

JUEZ CÁMARA DE APELACIONES

Dra. María Isabel RIDOLFI

SECRETARIA

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