Boom Latinoamericano

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El boom latinoamericano es un fenómeno literario que surge entre la década del 60 y el 70,

gracias al reconocimiento mundial de un grupo de jóvenes autores latinoamericanos, cuyos


títulos empezaron a registrar ventas importantes y traducciones a diferentes idiomas. La
narrativa del boom se caracteriza por experimentar con temas sociales y políticos que
resultaban controversiales. Algunos de los exponentes más reconocidos de este periodo
son Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar

El boom latinoamericano fue un fenómeno literario, editorial,1 cultural y social que surgió
entre los años 1960 y 1970, cuando las obras de un grupo de novelistas latinoamericanos
relativamente jóvenes fueron ampliamente distribuidas en Europa y en todo el mundo.2 El
boom se relaciona en particular con el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino
Julio Cortázar, el peruano Mario Vargas Llosa y el mexicano Carlos Fuentes. La
correspondencia entre estos cuatro autores se reunió en su primer volumen conjunto: Las
cartas del Boom (2023).3 El momento clave del boom se sitúa en 1967, con el éxito mundial
de la novela Cien años de soledad, de García Márquez, y la atribución del Premio Nobel de
Literatura al guatemalteco Miguel Ángel Asturias.4 Posteriormente otros dos de estos
autores obtuvieron el galardón: García Márquez en 1982 y Mario Vargas Llosa en 2010.
Aunque estos escritores, según Ángel Rama y otros estudiosos, representan
comercialmente el boom en sí mismo, autores anteriores —como el mexicano Juan Rulfo, el
uruguayo Juan Carlos Onetti o el argentino Jorge Luis Borges— habían emprendido una
renovación de la escritura literaria en la primera mitad del siglo XX. Por otra parte, se
extendió el apelativo boom a todo autor de calidad de los años 1960 y 1970 una vez el
impacto de los cuatro principales aumentó el interés por la literatura latinoamericana en el
mundo entero.
Estos icónicos escritores5 desafiaron las convenciones establecidas de la literatura
latinoamericana. Su trabajo es experimental y, debido al clima político de la América Latina
de la década de 1960, también muy político.6 El crítico Gerald Martin ha escrito: «No es una
exageración afirmar que el sur del continente fue conocido por dos cosas por encima de
todas las demás en la década de 1960; estas fueron, en primer lugar, la Revolución cubana
y su impacto tanto en América Latina como en el tercer mundo en general; y en segundo
lugar, el auge de la literatura latinoamericana, cuyo ascenso y caída coincidieron con el
auge y caída de las percepciones liberales de Cuba entre 1959 y 1971».7
El éxito repentino de los autores del boom fue en gran parte debido al hecho de que sus
obras se encuentran entre las primeras novelas de América Latina que se publicaron en
Europa, concretamente por las editoriales españolas en Barcelona.89 De hecho, según
Frederick M. Nunn, «los novelistas latinoamericanos se hicieron mundialmente famosos a
través de sus escritos y su defensa de la acción política y social, y porque muchos de ellos
tuvieron la fortuna de llegar a los mercados y los auditorios de más allá de América Latina a
través de la traducción y los viajes y, a veces, a través del exilio y el apartamiento».10
Por su parte, el escritor chileno José Donoso sostiene en su Historia personal del boom
(1972) una definición que excluye al gran público y la sanción favorable de la crítica para
poner el acento en un restringido pero heterogéneo grupo de obras publicadas en la década
de 1960 que dan simultánea idea de generación o movimiento y de arte poética:11 «Había
irrumpido una docena de novelas que eran por lo menos notables, poblando un espacio
antes desierto».12

Precursores del boom latinoamericano

Son aquellos escritores que forjaron la nueva narrativa latinoamericana incursionando en


«lo real maravilloso», los cuentos fantásticos, metafísicos y psicológicos, y en la crítica de la
realidad social. Debido a que se entiende al boom como un suceso sin inicio ni fin
cronológico definido, tampoco existe una lista definitiva de sus integrantes o precursores,
por lo que la siguiente es solamente referencial.
● Argentina: Ernesto Sabato, Leopoldo Marechal, Adolfo Bioy Casares, Silvina
Ocampo y Jorge Luis Borges.
● Brasil: Mário de Andrade, Jorge Amado, João Guimarães Rosa.
● Chile: María Luisa Bombal.
● Cuba: Alejo Carpentier.
● Guatemala: Miguel Ángel Asturias.
● México: Agustín Yáñez, Juan Rulfo.
● Uruguay: Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti.

Contexto histórico[editar]

Gabriel García Márquez, uno de los principales protagonistas del boom de la literatura
latinoamericana, firmando un autógrafo.

La década de 1960 se caracterizó por una gran agitación social en toda América Latina, en
un clima político, económico y diplomático fuertemente influido por el dinamismo de la
Guerra Fría. Estas condiciones sirvieron de base para el trabajo de los escritores del boom,
y definieron el contexto en el que sus ideas, a veces radicales, tenían que funcionar. El
triunfo de la Revolución cubana en 1959 y el intento frustrado de Estados Unidos de invadir
la isla caribeña a través de la bahía de Cochinos pueden considerarse como el inicio de
este período.13 La vulnerabilidad de Cuba la llevó a estrechar lazos con la URSS, lo que dio
lugar a la crisis de los misiles en 1962, situación en que los estadounidenses y los
soviéticos estuvieron más cerca que nunca de la guerra nuclear.14 Por otra parte, en las
décadas de 1960 y 1970, los regímenes militares dictatoriales, ya fueran de derecha, ya de
izquierda, predominaron en los países de la región. Por ejemplo, el 3 de octubre de 1968, el
general peruano Juan Velasco Alvarado, que encabezaría un Gobierno de índole
izquierdista, expulsó del poder al presidente constitucional Fernando Belaúnde Terry;
mientras que el 11 de septiembre de 1973, Salvador Allende, el primer presidente socialista
democráticamente elegido en el mundo, fue derrocado y reemplazado por el general
Augusto Pinochet, que habría de gobernar Chile con el apoyo de la derecha hasta el final de
la década de 1980.151617 Algunos de estos Gobiernos cooperaron entre sí en la ejecución de
un plan llamado Operación Cóndor, que permitía «disponer libremente de los órganos de
Gobierno» para capturar a opositores políticos, quienes eran torturados o, incluso,
eliminados.18
En el período comprendido entre 1950 y 1975 se produjeron cambios importantes en la
forma en que la historia y la literatura se planteaban en términos de interpretación y
escritura.19 También se produjo un cambio en la percepción del español por los novelistas
estadounidenses. El desarrollo de las ciudades, la mayoría de edad de una clase media
grande, la Revolución cubana, la Alianza para el Progreso, el aumento en la comunicación
entre los países de América Latina y una mayor atención a América por parte de los
Estados Unidos y Europa contribuyeron a este cambio.20El triunfo de la Revolución cubana y
su consolidación a pesar de sendas invasiones desde EE. UU. aceleraron un cambio en la
política cultural de EE. UU. hacia América Latina, lo cual devino en la llamada Alianza para
el Progreso, por la cual EE. UU. se vio forzado a incluir y reconocer a Latinoamérica en el
plano internacional. Los acontecimientos políticos más importantes de la época fueron la
caída en 1955 del general Juan Domingo Perón en Argentina a manos de la derecha pro-
estadounidense, el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el golpe que derrocó a Allende
en Chile en 1973, la lucha violenta y prolongada de la guerrilla urbana, brutalmente
reprimida por las dictaduras en Argentina y Uruguay y la violencia sin fin en Colombia.19
Dentro de este convulsionado período, se ven afectados los escritores tal como se
evidencia en sus explicaciones o testimonios.
La mayor atención prestada a los novelistas latinoamericanos y su éxito internacional en la
década de 1960, fue el fenómeno que se conoció como el boom. Lo que principalmente
centró la atención del mundo sobre América Latina fue el triunfo de la Revolución cubana en
1959, que prometía una nueva era. El período de euforia por dicho acontecimiento se puede
considerar como concluido cuando el 20 de marzo de 1971 el gobierno de Cuba endureció
su política de partido y el poeta Heberto Padilla fue detenido a raíz del recital de poesía
dado en la Unión de Escritores, donde leyó «Provocaciones». Padilla fue arrestado junto
con la poetisa Belkis Cuza Malé, su esposa desde 1967. Ambos fueron acusados por el
Departamento de Seguridad del Estado de «actividades subversivas» contra el gobierno
cubano. Su encarcelamiento provocó una reacción en todo el mundo, con las consiguientes
protestas de conocidos intelectuales entre los que figuraron varios escritores del hoy
denominado boom latinoamericano. El furor sobre el caso Padilla puso fin a la afinidad entre
los intelectuales latinoamericanos y el mito de inspiración cubana.21 El caso Padilla es
considerado por algunos como el comienzo del fin del auge del boom latinoamericano.22

Influencias literarias[editar]

El auge de la literatura latinoamericana comenzó con los escritores José Martí, Rubén Darío
y José Asunción Silva, cuyas obras presentan desviaciones modernistas con respecto a los
cánones literarios del viejo continente. Los escritores modernistas europeos como James
Joyce también influyeron en los novelistas del boom, al igual que los escritores
latinoamericanos del movimiento de Vanguardia.23 Elizabeth Coonrod Martínez sostiene que
los escritores de la vanguardia y sus novelas de carácter innovador y desafiante fueron los
«verdaderos precursores» del boom.24
Con el éxito del boom, las obras de una generación anterior de escritores fueron asequibles
para un público nuevo y ampliado. Estos precursores fueron Jorge Luis Borges, Miguel
Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo y Arturo Uslar Pietri.25

Orígenes
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Aunque la mayoría de los críticos coinciden en que el boom comenzó en algún momento de
1960, hay cierto desacuerdo en cuanto a la obra que debe ser considerada como la primera
novela del boom. Para algunos (como Alfred McAdam) sería Rayuela, de Julio Cortázar
(1963), mientras que otros prefieren La ciudad y los perros de Vargas Llosa, que ganó el
Premio Biblioteca Breve en 1962.26 Fernando Alegría considera a Hijo de hombre de
Augusto Roa Bastos (que fue publicada en 1960) como la obra inaugural del boom, aunque,
como señala Shaw,26 podríamos remontarnos a 1949 con Hombres de maíz de Miguel
Ángel Asturias.27

Otra variante es la articulada por Randolph D. Pope: «La historia del auge podría empezar
cronológicamente con El señor Presidente de Miguel Ángel Asturias (publicada en 1946,
pero empezada en 1922). Otro punto de partida podría ser El túnel de Ernesto Sabato
(1948) o El pozo de Juan Carlos Onetti (1939). O yendo aún más atrás, a los movimientos
vanguardistas de la década de 1920. Sin embargo, los escritores del boom se declararon
huérfanos y sin ningún modelo autóctono, atrapados entre su admiración por Faulker,
Proust, Joyce, Mann, Woolf, Kafka, Sartre y otros escritores europeos y su necesidad de
tener una voz propia hispanoamericana, aunque rechazando a los más respetados
escritores de Hispanoamérica indigenistas, criollistas, y mundonovistas».21 Antecedentes
claros en este sentido fueron La señorita etc. (1922), de Arqueles Vela, y Las lanzas
coloradas (publicada en 1931), de Arturo Uslar Pietri, dos de las primeras novelas
vanguardistas latinoamericanas.

Los representantes más importantes del boom afirmaron que eran «huérfanos» de
generación literaria, sin ningún «padre» latinoamericano de influencia; sin embargo,
reconocieron que debían gran parte de su innovación estilística a los vanguardistas.28 Jean
Franco señala como una característica marcada del boom «la negativa a identificarse con
narraciones rurales o anacrónicas, como la novela de la tierra».29

José Donoso, 1981.


Para el escritor chileno José Donoso, el hecho de vivir dos años en Buenos Aires (1958-
1960) y presenciar el Congreso de Intelectuales de la Universidad de Concepción, Chile, en
1962; hizo que él empezara a pensar literariamente ya no en términos de «lo nuestro» en
cuanto a lo chileno, sino en «lo nuestro» latinoamericano. En dicho Congreso, intervinieron
muchos autores como Pablo Neruda, José María Arguedas, José Miguel Oviedo, Augusto
Roa Bastos, Pepe Bianco, Carlos Fuentes, Claribel Alegría, Alejo Carpentier, entre otros
artistas. Para Donoso, «el tema sobre el cual se volvía y se volvía, y que predominó en
forma clara, fue la queja general de que los latinoamericanos conocíamos perfectamente las
literaturas europeas y la norteamericana, además de las de nuestros propios países, pero
que, incomunicados por la falta de medios para hacerlo y por el egoísmo y la miopía de las
editoriales y los medios de difusión, ignorábamos casi completamente las literaturas
contemporáneas de los demás países del continente».30

Señas de identidad
Las novelas del boom son esencialmente vanguardistas. Tratan al tiempo de una manera no
lineal, suelen utilizar varias perspectivas o voces narrativas y cuentan con un gran número
de neologismos (acuñaciones de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso
blasfemias. Como escribió el escritor Pope, el estilo del boom «se basaba en una
superposición cubista de diferentes puntos de vista, cuestionaba el tiempo y el progreso
lineales y era técnicamente complejo. Lingüísticamente segura de sí misma, utiliza la lengua
vernácula, sin excusas».31 Otras características notables del boom son el tratamiento de
los escenarios rurales y urbanos, el internacionalismo, el énfasis tanto en la historia y la
política, así como el cuestionamiento de la identidad regional y nacional.32 La literatura del
boom rompe las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, convirtiendo esta mezcla en una
nueva realidad. De los escritores del boom, Gabriel García Márquez está más
estrechamente relacionado con el uso del realismo mágico; de hecho, se le atribuye el
haberlo puesto «de moda» tras la publicación de Cien años de soledad en 1967.33

Realismo mágico
Véase también: Realismo mágico
En los extremos de la literatura, Brett Levinson afirma que el realismo mágico, «un modo
estético clave dentro de la ficción reciente de América Latina... se materializa cuando la
historia de América Latina se revela como incapaz de explicar su propio origen, una
incapacidad que tradicionalmente representa... una demanda de un mito: los mitos como un
medio para explicar los principios que escapan a la narración de la historia».34 Los escritos
de los Cronistas de Indias, representa lo exótico «nuevo mundo» y sus relatos de la
conquista de nuevas tierras extrañas se aceptó como la historia.35 Estas historias
fantásticas a menudo ayudaron a conseguir una nueva estética, que se transformó en el
realismo mágico y «(tal como la concibió Alejo Carpentier), el realismo maravilloso y lo real
maravilloso. De acuerdo con esta estética, las cosas irreales son tratadas como realistas y
las cosas mundanas como elementos irreales., mientras que a menudo se basan en
experiencias reales, extrañas, fantástica y legendaria, los pueblos ajustes míticos,
especulativo, y los personajes que, aunque plausible, también podría ser irreal, y combinar
la verdad, lo imaginario y lo inexistente, de manera tal que son difíciles de separar».36

La ficción histórica
Un interés por la historia es otra característica de las novelas del período de auge.37 El
paradigma de ello es la Novela del dictador, donde las figuras y acontecimientos históricos
fueron retratados de manera que las conexiones entre ellas y los acontecimientos
contemporáneos en América Latina no podían ponerse en duda. Un ejemplo es el de Roa
Bastos Yo el Supremo, que representa en el siglo xix la dictadura paraguaya de José
Gaspar Rodríguez de Francia, pero fue publicado en el apogeo del régimen de Alfredo
Stroessner, escribe que «en los novelistas del boom se mostraba una comprensión
sofisticada de la capacidad de su género para describir las historias paralelas y alternativas.
Y participaron activamente en los debates culturales y políticos de la región que
cuestionaron el significado y el valor de la historia».38

Principales representantes
La pregunta de qué autores formaron parte del boom ha sido un tema ampliamente
debatido y no resuelto. Aunque los nombres de muchos escritores pueden añadirse a la
lista, hay consenso en considerar a cuatro autores como los más representativos.

Julio Cortázar

Julio Cortázar.
Julio Cortázar nació en 1914. Vivió con sus padres en Suiza hasta que se mudó a Buenos
Aires a la edad de cuatro años.39 Al igual que otros escritores del boom, Cortázar llegó a
cuestionar la política de su país: su oposición a Juan Domingo Perón lo llevó a dejar su
puesto de profesor en la Universidad Nacional de Cuyo y en última instancia, a su exilio.40

En 1951 se trasladó a París, donde pasó la mayor parte de su vida profesional, y en 1981
se convirtió en ciudadano francés.41 Como García Márquez, Cortázar apoyó al gobierno
cubano de Fidel Castro, al presidente chileno Salvador Allende, y a otros movimientos de
izquierda como los sandinistas en Nicaragua.41

Entre sus influencias se encuentran Jorge Luis Borges y Edgar Allan Poe.42 Su obra más
importante y la que lo catapultó al reconocimiento internacional, es la novela Rayuela,
publicada en 1963.41 Se compone de 155 capítulos, 99 de los cuales son «fungibles», que
se pueden leer en varios pedidos de acuerdo a la predilección de los lectores.

Sus otros trabajos incluyen colecciones de cuentos como Bestiario (1951), Final del juego
(1956), Las armas secretas (1959) y Todos los fuegos el fuego (1966). También escribió
novelas como Los premios (1960) y Libro de Manuel (1973), y el inclasificable Historias de
cronopios y de famas (1962). Falleció en París el 12 de febrero de 1984.

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez.


Gabriel García Márquez nació en Aracataca, Colombia, en 1927. Junto a Mario Vargas
Llosa, ha sido quien mayor proyección internacional ha logrado entre los escritores del
boom. Gabo, como también se le conocía, empezó como periodista y escribió muchos
artículos y relatos cortos, que fueron publicados en el diario El Espectador de Bogotá.43
Después de residir unos años en Europa, se instaló en la Ciudad de México en 1961, donde
residió hasta su fallecimiento.

Es conocido por novelas como El coronel no tiene quien le escriba (1962), Cien años de
soledad (1967), El otoño del patriarca (1975), y post-boom, como El amor en los tiempos del
cólera (1985), y por haber recibido el Premio Nobel de Literatura en 1982. Ha logrado
elogios de la crítica y éxito comercial general, sobre todo por la introducción de lo que se ha
denominado realismo mágico en el mundo literario. Narró con métodos tradicionales hechos
más o menos ajenos a la realidad, de modo que «lo más espantoso, las cosas más insólitas
se dicen con la expresión impasible».44 Un ejemplo comúnmente citado es el físico y
espiritual de ascender al cielo de un personaje, mientras que cuelga la ropa a secar en Cien
años de soledad. Esta novela cumbre del escritor colombiano, según estudios actuales,
modifica la percepción que tenemos del pasado y construye una nueva mirada sobre el
futuro.45 García Márquez es ahora considerado como uno de los autores más significativos
del siglo xx, como lo atestigua el haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura
en 1982. Falleció en México D.F. el 17 de abril de 2014.46

El autor es considerado, junto con Manuel Mejía Vallejo y Álvaro Mutis, como un escritor
que realizó desde su obra un valioso aporte desde las letras colombianas durante el período
denominado boom latinoamericano que está fuertemente influenciado por la presencia de
escritores mexicanos, de la talla de Carlos Fuentes y Juan Rulfo. A partir del concepto de
campo literario es lícito afirmar que la escritura de autor de Cien años de soledad produjo
profundas transformaciones en la literatura del siglo xx.47

Carlos Fuentes

Carlos Fuentes.
Nacido en Panamá de padres mexicanos, en 1928, Carlos Fuentes comenzó a publicar en
la década de 1950.48 Fue hijo de un diplomático mexicano y vivió en ciudades como
Buenos Aires, Santiago, Quito, Montevideo y Río de Janeiro, así como Washington D. C..49
Sus experiencias de lucha contra la discriminación de México en los Estados Unidos le llevó
a examinar más de cerca la cultura mexicana.50 Su novela La muerte de Artemio Cruz
(1962) describe la vida de un ex revolucionario mexicano en su lecho de muerte, cambios
innovadores que emplean en un punto de vista. Otros trabajos importantes incluyen La
región más transparente (1959), Aura (1962), Terra Nostra (1975), y la novela post-boom
Gringo Viejo (1985).

Fuentes no solo escribió algunas de las novelas más importantes de la época, también fue
un crítico y publicista de Latinoamérica. En 1955, Fuentes y Emmanuel Carballo fueron
fundadores de la Revista Mexicana de Literatura, que introdujo los latinoamericanos a las
obras modernistas de Europa y las ideas de Jean-Paul Sartre y Albert Camus.51 En 1969
publicó la obra crítica importante, La nueva novela hispanoamericana. Fuentes ocupó el
cargo de profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Columbia (1978) y en
Harvard (1987).52 En una ocasión dijo que «el llamado boom, en realidad, es el resultado
de cuatro siglos, literariamente, llegado a un momento de urgencia en que la ficción se
convirtió en la manera de organizar las lecciones del pasado».53 Falleció en México D.F. el
15 de mayo de 2012.

Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa.


Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de literatura 2010, es un escritor peruano que ostenta la
nacionalidad española desde 1993.54 Mario Vargas Llosa fue un escritor peruano que nació
en Arequipa, Perú en 1936. Pasó su infancia entre Cochabamba y las ciudades peruanas
de Piura y Lima. Tras el divorcio y posterior reconciliación de sus padres se tradujo en
frecuentes cambios de domicilio y escuelas.. A la edad de dieciséis años, inició su carrera
literaria y periodística con el estreno del drama La huida del Inca (1952). Poco después
ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios de literatura.
Desempeñó múltiples trabajos para poder vivir sin abandonar sus estudios: desde redactor
de noticias en una emisora de radio hasta registrador en un cementerio. El escándalo que
provocó al casarse con su tía Julia Urquidi, agravó aún más su situación en 1955. A finales
de los años 50 pudo finalmente establecerse en Europa, donde empezó a trabajar en la
Radio Televisión Francesa y fue profesor en el Queen Mary College de Londres, tiempo
después publicó su primera obra Los Jefes (1959) con veintitrés años. Es uno de los
literatos más prolíficos en lengua castellana, desenvolviéndose como novelista, ensayista,
cuentista, dramaturgo, periodista y crítico literario y de política. Es, junto a Gabriel García
Márquez, quien mayor proyección internacional logró entre los escritores del boom.55
Estudió en la Universidad de San Marcos de Lima y, posteriormente, obtuvo un doctorado
en literatura latinoamericana en España.56 De hecho, su tesis doctoral fue sobre Gabriel
García Márquez: García Márquez: historia de un deicidio.57

Vargas Llosa saltó a la fama con su novela La ciudad y los perros (1962), la cual sorprendió
por la sofisticación de su técnica narrativa; esta novela es a la vez una mordaz crítica de la
crueldad y la corrupción en un colegio militar peruano (y, por extensión, de la sociedad
peruana).1

Vargas Llosa también escribió La casa verde (1966), Conversación en La Catedral (1969); y
en el post-boom, las novelas: Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor
(1977), La guerra del fin del mundo (1981), Elogio de la madrastra (1988), Los cuadernos de
don Rigoberto (1997), La fiesta del chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003),
Travesuras de la niña mala (2006), El sueño del celta (2010) y El héroe discreto (2013). Ha
sido galardonado con los más importantes premios y distinciones a escala mundial, y sus
libros han sido traducidos a casi todos los idiomas.

Luego de una estancia prolongada por diversas ciudades de Europa, regresó a Perú en
1974, aunque continuó viajando por América y Europa, por razones de su profesión de
escritor y docente. Postuló a la presidencia de su país en 1990 que perdió frente al
ingeniero Alberto Fujimori. Recogió esta experiencia política en su obra autobiográfica El
pez en el agua (1993).

Luego pasó a Londres y a España, donde se le concedió la nacionalidad española y fue


incorporado como miembro de la Real Academia Española. En 2000, tras la caída de
Fujimori, retornó a Perú, pero ha vivido desde entonces alternativamente entre su patria y
España.

El 7 de octubre de 2010 se anunció que fue galardonado con el premio Nobel de Literatura.
El escritor tenía 74 años. la Academia sueca justificó el premio por los méritos de Vargas
Llosa en su «cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia,
la rebelión y la derrota del individuo».58

El 27 de noviembre de 2016 hizo una declaración pública y reivindicó para sí su lugar dentro
del fenómeno literario del boom de la literatura en Latinoamérica.59

Otras figuras
Otros autores han sido asociados con el boom:

Juan Rulfo, mexicano, autor de dos libros importantes en la historia de la literatura


latinoamericana: El llano en llamas y Pedro Páramo.
Elena Garro, mexicana, autora de Los recuerdos del porvenir.
María Luisa Bombal, chilena, autora de La última niebla y La amortajada.
Clarice Lispector, brasileña, autora de La hora de la estrella.
Augusto Roa Bastos, paraguayo, autor de Hijo de hombre, considerado por algunos como la
primera novela del boom. Su novela Yo el Supremo ha sido comparada con el Ulises, de
Joyce, y es «una de las obras más respetadas de la historia de ficción que ha dado América
del Sur».60
José Donoso, chileno, tiene entre sus obras principales El obsceno pájaro de la noche y El
lugar sin límites. También escribió un testimonio sobre el boom, Historia personal del
«boom».25
Manuel Puig, argentino, autor de Boquitas pintadas y El beso de la mujer araña, entre otros
libros, es una figura central, con Vargas Llosa, del mundo editorial Seix-Barral.
Salvador Garmendia, venezolano, autor de las novelas Los pequeños seres y Memorias de
Altagracia, Premio Nacional de Literatura de Venezuela (1973) y Premio Juan Rulfo en
Francia (1989).61

Orígenes[editar]

Aunque la mayoría de los críticos coinciden en que el boom comenzó en algún momento de
1960, hay cierto desacuerdo en cuanto a la obra que debe ser considerada como la primera
novela del boom. Para algunos (como Alfred McAdam) sería Rayuela, de Julio Cortázar
(1963), mientras que otros prefieren La ciudad y los perros de Vargas Llosa, que ganó el
Premio Biblioteca Breve en 1962.26 Fernando Alegría considera a Hijo de hombre de
Augusto Roa Bastos (que fue publicada en 1960) como la obra inaugural del boom, aunque,
como señala Shaw,26 podríamos remontarnos a 1949 con Hombres de maíz de Miguel
Ángel Asturias.27
Otra variante es la articulada por Randolph D. Pope: «La historia del auge podría empezar
cronológicamente con El señor Presidente de Miguel Ángel Asturias (publicada en 1946,
pero empezada en 1922). Otro punto de partida podría ser El túnel de Ernesto Sabato
(1948) o El pozo de Juan Carlos Onetti (1939). O yendo aún más atrás, a los movimientos
vanguardistas de la década de 1920. Sin embargo, los escritores del boom se declararon
huérfanos y sin ningún modelo autóctono, atrapados entre su admiración por Faulker,
Proust, Joyce, Mann, Woolf, Kafka, Sartre y otros escritores europeos y su necesidad de
tener una voz propia hispanoamericana, aunque rechazando a los más respetados
escritores de Hispanoamérica indigenistas, criollistas, y mundonovistas».21 Antecedentes
claros en este sentido fueron La señorita etc. (1922), de Arqueles Vela, y Las lanzas
coloradas (publicada en 1931), de Arturo Uslar Pietri, dos de las primeras novelas
vanguardistas latinoamericanas.
Los representantes más importantes del boom afirmaron que eran «huérfanos» de
generación literaria, sin ningún «padre» latinoamericano de influencia; sin embargo,
reconocieron que debían gran parte de su innovación estilística a los vanguardistas.28 Jean
Franco señala como una característica marcada del boom «la negativa a identificarse con
narraciones rurales o anacrónicas, como la novela de la tierra».29
Para el escritor chileno José Donoso, el hecho de vivir dos años en Buenos Aires (1958-
1960) y presenciar el Congreso de Intelectuales de la Universidad de Concepción, Chile, en
1962; hizo que él empezara a pensar literariamente ya no en términos de «lo nuestro» en
cuanto a lo chileno, sino en «lo nuestro» latinoamericano. En dicho Congreso, intervinieron
muchos autores como Pablo Neruda, José María Arguedas, José Miguel Oviedo, Augusto
Roa Bastos, Pepe Bianco, Carlos Fuentes, Claribel Alegría, Alejo Carpentier, entre otros
artistas. Para Donoso, «el tema sobre el cual se volvía y se volvía, y que predominó en
forma clara, fue la queja general de que los latinoamericanos conocíamos perfectamente las
literaturas europeas y la norteamericana, además de las de nuestros propios países, pero
que, incomunicados por la falta de medios para hacerlo y por el egoísmo y la miopía de las
editoriales y los medios de difusión, ignorábamos casi completamente las literaturas
contemporáneas de los demás países del continente».30

Señas de identidad[editar]

Las novelas del boom son esencialmente vanguardistas. Tratan al tiempo de una manera no
lineal, suelen utilizar varias perspectivas o voces narrativas y cuentan con un gran número
de neologismos (acuñaciones de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso
blasfemias. Como escribió el escritor Pope, el estilo del boom «se basaba en una
superposición cubista de diferentes puntos de vista, cuestionaba el tiempo y el progreso
lineales y era técnicamente complejo. Lingüísticamente segura de sí misma, utiliza la lengua
vernácula, sin excusas».31 Otras características notables del boom son el tratamiento de los
escenarios rurales y urbanos, el internacionalismo, el énfasis tanto en la historia y la política,
así como el cuestionamiento de la identidad regional y nacional.32 La literatura del boom
rompe las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, convirtiendo esta mezcla en una nueva
realidad. De los escritores del boom, Gabriel García Márquez está más estrechamente
relacionado con el uso del realismo mágico; de hecho, se le atribuye el haberlo puesto «de
moda» tras la publicación de Cien años de soledad en 1967.33
Realismo mágico[editar]

Véase también: Realismo mágico


En los extremos de la literatura, Brett Levinson afirma que el realismo mágico, «un modo
estético clave dentro de la ficción reciente de América Latina... se materializa cuando la
historia de América Latina se revela como incapaz de explicar su propio origen, una
incapacidad que tradicionalmente representa... una demanda de un mito: los mitos como un
medio para explicar los principios que escapan a la narración de la historia».34 Los escritos
de los Cronistas de Indias, representa lo exótico «nuevo mundo» y sus relatos de la
conquista de nuevas tierras extrañas se aceptó como la historia.35 Estas historias fantásticas
a menudo ayudaron a conseguir una nueva estética, que se transformó en el realismo
mágico y «(tal como la concibió Alejo Carpentier), el realismo maravilloso y lo real
maravilloso. De acuerdo con esta estética, las cosas irreales son tratadas como realistas y
las cosas mundanas como elementos irreales., mientras que a menudo se basan en
experiencias reales, extrañas, fantástica y legendaria, los pueblos ajustes míticos,
especulativo, y los personajes que, aunque plausible, también podría ser irreal, y combinar
la verdad, lo imaginario y lo inexistente, de manera tal que son difíciles de separar».36
La ficción histórica[editar]

Un interés por la historia es otra característica de las novelas del período de auge.37 El
paradigma de ello es la Novela del dictador, donde las figuras y acontecimientos históricos
fueron retratados de manera que las conexiones entre ellas y los acontecimientos
contemporáneos en América Latina no podían ponerse en duda. Un ejemplo es el de Roa
Bastos Yo el Supremo, que representa en el siglo XIX la dictadura paraguaya de José
Gaspar Rodríguez de Francia, pero fue publicado en el apogeo del régimen de Alfredo
Stroessner, escribe que «en los novelistas del boom se mostraba una comprensión
sofisticada de la capacidad de su género para describir las historias paralelas y alternativas.
Y participaron activamente en los debates culturales y políticos de la región que
cuestionaron el significado y el valor de la historia».38

Principales representantes[editar]

La pregunta de qué autores formaron parte del boom ha sido un tema ampliamente
debatido y no resuelto. Aunque los nombres de muchos escritores pueden añadirse a la
lista, hay consenso en considerar a cuatro autores como los más representativos.
Julio Cortázar

Julio Cortázar.

Julio Cortázar nació en 1914. Vivió con sus padres en Suiza hasta que se mudó a Buenos
Aires a la edad de cuatro años.39 Al igual que otros escritores del boom, Cortázar llegó a
cuestionar la política de su país: su oposición a Juan Domingo Perón lo llevó a dejar su
puesto de profesor en la Universidad Nacional de Cuyo y en última instancia, a su exilio.40
En 1951 se trasladó a París, donde pasó la mayor parte de su vida profesional, y en 1981
se convirtió en ciudadano francés.41 Como García Márquez, Cortázar apoyó al gobierno
cubano de Fidel Castro, al presidente chileno Salvador Allende, y a otros movimientos de
izquierda como los sandinistas en Nicaragua.41
Entre sus influencias se encuentran Jorge Luis Borges y Edgar Allan Poe.42 Su obra más
importante y la que lo catapultó al reconocimiento internacional, es la novela Rayuela,
publicada en 1963.41 Se compone de 155 capítulos, 99 de los cuales son «fungibles», que
se pueden leer en varios pedidos de acuerdo a la predilección de los lectores.
Sus otros trabajos incluyen colecciones de cuentos como Bestiario (1951), Final del juego
(1956), Las armas secretas (1959) y Todos los fuegos el fuego (1966). También escribió
novelas como Los premios (1960) y Libro de Manuel (1973), y el inclasificable Historias de
cronopios y de famas (1962). Falleció en París el 12 de febrero de 1984.
Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez.

Gabriel García Márquez nació en Aracataca, Colombia, en 1927. Junto a Mario Vargas
Llosa, ha sido quien mayor proyección internacional ha logrado entre los escritores del
boom. Gabo, como también se le conocía, empezó como periodista y escribió muchos
artículos y relatos cortos, que fueron publicados en el diario El Espectador de Bogotá.43
Después de residir unos años en Europa, se instaló en la Ciudad de México en 1961, donde
residió hasta su fallecimiento.
Es conocido por novelas como El coronel no tiene quien le escriba (1962), Cien años de
soledad (1967), El otoño del patriarca (1975), y post-boom, como El amor en los tiempos
del cólera (1985), y por haber recibido el Premio Nobel de Literatura en 1982. Ha logrado
elogios de la crítica y éxito comercial general, sobre todo por la introducción de lo que se ha
denominado realismo mágico en el mundo literario. Narró con métodos tradicionales hechos
más o menos ajenos a la realidad, de modo que «lo más espantoso, las cosas más insólitas
se dicen con la expresión impasible».44 Un ejemplo comúnmente citado es el físico y
espiritual de ascender al cielo de un personaje, mientras que cuelga la ropa a secar en Cien
años de soledad. Esta novela cumbre del escritor colombiano, según estudios actuales,
modifica la percepción que tenemos del pasado y construye una nueva mirada sobre el
futuro.45 García Márquez es ahora considerado como uno de los autores más significativos
del siglo XX, como lo atestigua el haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura
en 1982. Falleció en México D.F. el 17 de abril de 2014.46
El autor es considerado, junto con Manuel Mejía Vallejo y Álvaro Mutis, como un escritor
que realizó desde su obra un valioso aporte desde las letras colombianas durante el período
denominado boom latinoamericano que está fuertemente influenciado por la presencia de
escritores mexicanos, de la talla de Carlos Fuentes y Juan Rulfo. A partir del concepto de
campo literario es lícito afirmar que la escritura de autor de Cien años de soledad produjo
profundas transformaciones en la literatura del siglo XX.47
Carlos Fuentes

Carlos Fuentes.

Nacido en Panamá de padres mexicanos, en 1928, Carlos Fuentes comenzó a publicar en


la década de 1950.48 Fue hijo de un diplomático mexicano y vivió en ciudades como Buenos
Aires, Santiago, Quito, Montevideo y Río de Janeiro, así como Washington D. C..49 Sus
experiencias de lucha contra la discriminación de México en los Estados Unidos le llevó a
examinar más de cerca la cultura mexicana.50 Su novela La muerte de Artemio Cruz (1962)
describe la vida de un ex revolucionario mexicano en su lecho de muerte, cambios
innovadores que emplean en un punto de vista. Otros trabajos importantes incluyen La
región más transparente (1959), Aura (1962), Terra Nostra (1975), y la novela post-boom
Gringo Viejo (1985).
Fuentes no solo escribió algunas de las novelas más importantes de la época, también fue
un crítico y publicista de Latinoamérica. En 1955, Fuentes y Emmanuel Carballo fueron
fundadores de la Revista Mexicana de Literatura, que introdujo los latinoamericanos a las
obras modernistas de Europa y las ideas de Jean-Paul Sartre y Albert Camus.51 En 1969
publicó la obra crítica importante, La nueva novela hispanoamericana. Fuentes ocupó el
cargo de profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Columbia (1978) y en
Harvard (1987).52 En una ocasión dijo que «el llamado boom, en realidad, es el resultado de
cuatro siglos, literariamente, llegado a un momento de urgencia en que la ficción se convirtió
en la manera de organizar las lecciones del pasado».53 Falleció en México D.F. el 15 de
mayo de 2012.
Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa.

Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de literatura 2010, es un escritor peruano que ostenta la
nacionalidad española desde 1993.54 Mario Vargas Llosa fue un escritor peruano que nació
en Arequipa, Perú en 1936. Pasó su infancia entre Cochabamba y las ciudades peruanas
de Piura y Lima. Tras el divorcio y posterior reconciliación de sus padres se tradujo en
frecuentes cambios de domicilio y escuelas.. A la edad de dieciséis años, inició su carrera
literaria y periodística con el estreno del drama La huida del Inca (1952). Poco después
ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios de literatura.
Desempeñó múltiples trabajos para poder vivir sin abandonar sus estudios: desde redactor
de noticias en una emisora de radio hasta registrador en un cementerio. El escándalo que
provocó al casarse con su tía Julia Urquidi, agravó aún más su situación en 1955. A finales
de los años 50 pudo finalmente establecerse en Europa, donde empezó a trabajar en la
Radio Televisión Francesa y fue profesor en el Queen Mary College de Londres, tiempo
después publicó su primera obra Los Jefes (1959) con veintitrés años. Es uno de los
literatos más prolíficos en lengua castellana, desenvolviéndose como novelista, ensayista,
cuentista, dramaturgo, periodista y crítico literario y de política. Es, junto a Gabriel García
Márquez, quien mayor proyección internacional logró entre los escritores del boom.55
Estudió en la Universidad de San Marcos de Lima y, posteriormente, obtuvo un doctorado
en literatura latinoamericana en España.56 De hecho, su tesis doctoral fue sobre Gabriel
García Márquez: García Márquez: historia de un deicidio.57
Vargas Llosa saltó a la fama con su novela La ciudad y los perros (1962), la cual sorprendió
por la sofisticación de su técnica narrativa; esta novela es a la vez una mordaz crítica de la
crueldad y la corrupción en un colegio militar peruano (y, por extensión, de la sociedad
peruana).1
Vargas Llosa también escribió La casa verde (1966), Conversación en La Catedral (1969); y
en el post-boom, las novelas: Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor
(1977), La guerra del fin del mundo (1981), Elogio de la madrastra (1988), Los cuadernos
de don Rigoberto (1997), La fiesta del chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003),
Travesuras de la niña mala (2006), El sueño del celta (2010) y El héroe discreto (2013). Ha
sido galardonado con los más importantes premios y distinciones a escala mundial, y sus
libros han sido traducidos a casi todos los idiomas.
Luego de una estancia prolongada por diversas ciudades de Europa, regresó a Perú en
1974, aunque continuó viajando por América y Europa, por razones de su profesión de
escritor y docente. Postuló a la presidencia de su país en 1990 que perdió frente al
ingeniero Alberto Fujimori. Recogió esta experiencia política en su obra autobiográfica El
pez en el agua (1993).
Luego pasó a Londres y a España, donde se le concedió la nacionalidad española y fue
incorporado como miembro de la Real Academia Española. En 2000, tras la caída de
Fujimori, retornó a Perú, pero ha vivido desde entonces alternativamente entre su patria y
España.
El 7 de octubre de 2010 se anunció que fue galardonado con el premio Nobel de Literatura.
El escritor tenía 74 años. la Academia sueca justificó el premio por los méritos de Vargas
Llosa en su «cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia,
la rebelión y la derrota del individuo».58
El 27 de noviembre de 2016 hizo una declaración pública y reivindicó para sí su lugar dentro
del fenómeno literario del boom de la literatura en Latinoamérica.59

Otras figuras[editar]
Otros autores han sido asociados con el boom:
● Juan Rulfo, mexicano, autor de dos libros importantes en la historia de la
literatura latinoamericana: El llano en llamas y Pedro Páramo.
● Elena Garro, mexicana, autora de Los recuerdos del porvenir.
● María Luisa Bombal, chilena, autora de La última niebla y La amortajada.
● Clarice Lispector, brasileña, autora de La hora de la estrella.
● Augusto Roa Bastos, paraguayo, autor de Hijo de hombre, considerado por
algunos como la primera novela del boom. Su novela Yo el Supremo ha sido
comparada con el Ulises, de Joyce, y es «una de las obras más respetadas de la
historia de ficción que ha dado América del Sur».60
● José Donoso, chileno, tiene entre sus obras principales El obsceno pájaro de la
noche y El lugar sin límites. También escribió un testimonio sobre el boom,
Historia personal del «boom».25
● Manuel Puig, argentino, autor de Boquitas pintadas y El beso de la mujer araña,
entre otros libros, es una figura central, con Vargas Llosa, del mundo editorial
Seix-Barral.
● Salvador Garmendia, venezolano, autor de las novelas Los pequeños seres y
Memorias de Altagracia, Premio Nacional de Literatura de Venezuela (1973) y
Premio Juan Rulfo en Francia (1989).61

La industria editorial y el boom[editar]

La industria editorial desempeñó un papel crucial en el advenimiento del boom a escala


global, sobre todo Seix Barral, la editorial dirigida por Carlos Barral, y agentes literarios
como Carmen Balcells, ambos instalados en Barcelona y con gran proyección en mercados
como el francés. Por otra parte las principales casas editoriales con sede en La Habana,
Ciudad de México, Buenos Aires, Montevideo, Asunción o Santiago fueron responsables de
publicar la mayoría de las novelas del boom, y estas ciudades se convirtieron en centros
importantes de innovación cultural.62
● Santiago de Chile, es un centro cultural presidido por la crítica de Hernán Diaz
Arrieta Alone, mientras que la generación anterior de Benjamín Subercaseaux,
Eduardo Barrios, Marta Brunet y Manuel Rojas fue discretamente sustituida por
José Donoso. Otros escritores, como Enrique Lafourcade, tienen un público
nacional grande.
● Cuba es un centro cultural vivo, primero con el grupo de Orígenes, y luego con
Lunes de Revolución.62
● En Colombia las novelas rurales de Caballero Calderón fueron desplazados por
García Márquez, que fue seguido por Álvarez Gardeazábal.62
● México continúa con una fuerte tradición de escritores regionalitas y diversas
escuelas de la escritura, desde Agustín Yáñez a Gustavo Sainz, con novelistas
como Luis Spota o Sergio Fernández Cárdenas, el primero de un escritor
popular, el otro, un refinado escritor, más conocidos en México que en el
extranjero.36
En parte el boom se debe al renovado interés de las agencias literarias y editoriales
españolas por los autores hispanoamericanos, en especial en ciudades como Barcelona,
que dinamizaron el mercado americano. Señala Alejandro Herrero-Olaizola que los ingresos
generados por la publicación de estas novelas dio un generoso impulso a la economía de la
edición española, aun cuando las obras fueran sometidas a la censura de Franco.63 Algunas
de las editoriales de Barcelona como Seix-Barral publicó novelas que incluyen a Mario
Vargas Llosa con La ciudad y los perros (1963) y Pantaleón y las visitadoras (1973) y a
Manuel Puig y La traición de Rita Hayworth (1971).64 Una figura importante «en la
promoción de la literatura latinoamericana en España» (y en otros lugares) fue la «super-
agente» literaria Carmen Balcells, a quien Vargas Llosa se refiere como «la Mamá Grande
de la novela latinoamericana».65

Crítica[editar]

Es corriente achacar al boom una inclinación exagerada a los experimentos narrativos y


cierta «tendencia al elitismo».66 En su estudio sobre el Post-Boom, Donald L. Shaw escribió
que Mario Benedetti fue muy crítico con escritores del boom como García Márquez,
quienes, para él, «representan una clase privilegiada que tenía acceso a la cultura universal
y, por tanto, fueron completamente no representativos de la gente promedio en América
Latina».67 Por otra parte, Swanson, en su artículo sobre José Donoso, articula otra censura
a la «nueva novela» (es decir, novela boom): «Aunque era esencialmente una reacción
frente a un estancamiento percibe en el realismo convencional, muchos de los experimentos
y las innovaciones formales de la ficción moderna se han convertido en características
estándar de la escritura moderna, dando lugar a otra forma de tradicionalismo, donde un
conjunto de estereotipos se ha sustituido por otro».68 También criticó a menudo el sexismo
que representa el hecho de que todos los representantes del movimiento fueron varones y
el tratamiento de los personajes femeninos en las novelas. El énfasis que el boom hizo en
los temas históricos y fantásticos también ha sido objeto de críticas, ya que, se alegó,
estarían demasiado alejados de la dramática realidad de la situación política de América
Latina de que se criticara.69 Por otra parte Angel Rama70 discrimina en su crítica al boom y
expone por lo menos dos aspectos que es necesario revisar: el primero tiene que ver con
«la lista» selecta que cada uno tiene sobre quienes pertenecen al boom, aclarando que el
boom sólo se refiere a la narrativa y, por lo tanto, es una lista reductora; el segundo aspecto
tiene que ver con un criterio cuantitativo: pertenecen al boom quienes más venden.

Impacto[editar]

El boom tuvo un impacto inmediato, ya que cambió la forma en que la cultura


latinoamericana fue vista en todo el mundo.71 Por supuesto, la traducción desempeña un
papel importante en el éxito de los escritores del boom, ya que otorgó al conjunto una
audiencia mucho mayor. Es más, estos autores, en general bastante jóvenes, siguieron
produciendo novelas durante cuatro décadas72 y el auge abrió la puerta a nuevos escritores
de América Latina en el escenario internacional. Una prueba del impacto global del boom
fue el hecho de que los escritores jóvenes tuvieron a Fuentes, García Márquez o Vargas
Llosa como mentores.72 Uno de los traductores más destacados al inglés fue Gregory
Rabassa (1922-2016).
El Post-Boom[editar]

Véanse también: Post-Boom y McOndo.


Desde la década de 1980 se hizo común hablar de escritores post-boom, la mayoría de los
cuales nacieron durante los años 1940, 1950 y 1960. Este se puede decir que se denominó
así principalmente al ser después del boom, pero también como para no ser suficiente para
alcanzar el prestigio de estar dentro del boom. Es difícil situar claramente el post-boom
«como muchos de sus escritores se activa antes del final del boom». De hecho, algunos
escritores, como José Donoso, se podría decir que pertenecen a ambos movimientos. Su
novela El obsceno pájaro de la noche (1970) se considera, como señala Philip Swanson,
«uno de los clásicos del boom».73 Su obra posterior, sin embargo, se adapta con mayor
comodidad en el post-boom.74 Manuel Puig y Severo Sarduy se consideran escritores cuyas
obras representan la transición del auge al post-Boom.75 Es importante señalar que esta
inquietud en la categorización se perpetúa por el hecho de que los principales escritores del
boom (Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa) continuaron escribiendo después del final
del boom. En el auge posterior es distinto del boom en varios aspectos, sobre todo en la
presencia de las autoras como, Luisa Valenzuela, Giannina Braschi, Cristina Peri Rossi,
Elena Poniatowska.76 Mientras que Valenzuela y Poniatowska, fueron activos escritores
durante el período de auge,77 Isabel Allende se considera «un producto del boom».78 Shaw
también identifica a Antonio Skármeta, Rosario Ferré y Gustavo Sainz como escritores post-
boom.79

Consecuencias[editar]

Esta transformación contribuyó de igual forma a desarrollar la originalidad y la creatividad de


los escritores, ya que la invariabilidad de las narraciones de esa época, y las rígidas reglas
que estaban establecidas, habían hecho dormir muy profundamente a la imaginación. El
boom se considera un movimiento ya superado «supuestamente». El fenómeno del boom
explota en España (aunque nace en Latinoamérica) y arrastra consigo a nombres de
escritores anteriores a esta explosión que a partir de este momento empiezan a tomar
relevancia, como es el caso de Jorge Luis Borges —para muchos el nombre nuclear de la
literatura latinoamericana—, Juan Rulfo, Alejo Carpentier y Miguel Ángel Asturias. Además,
se establece otro momento que nace después del boom (como consecuencia de este), que
ha sido llamado el «Post-Boom», en el cual resuenan los nombres de Alfredo Bryce
Echenique, Tomás Eloy Martínez, Laura Esquivel, Luis Sepúlveda, Antonio Skármeta, entre
otros

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