Resumen Historia

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Prehistoria, Mesopotamia y Egipto

El hombre vivía en una comunidad, se desplazaba como nómade. Se refugiaba en cuevas de


depredadores, el clima u otras tribus. Empieza a valerse de lo que encuentra. Hay una
evolución del ser humano para poder utilizar herramientas.
El hombre empieza a constituir significantes en formas de tótems y pinturas para expresar
ritos y rituales, son empleados con fines mágicos.
Pasa de ser nómade a ser sedentario, debido a las mejoras climáticas. Se asientan en un
espacio y pasan a ser productores agrícolas y ganaderos. El hombre domesticó a las especies
salvajes. Cría selectiva para sus beneficios propios.
Hay un paso de la tradición oral a la escritura.

La cultura de Egipto es una cultura poco contaminada.


Los jeroglíficos eran utilizados por los nobles y los sacerdotes. Por quince siglos fue
imposible descifrarlos hasta las exploraciones napoleónicas con las piedra Rosetta, escrita en
demótico, griego y con jeroglíficos.
● Hay una figura del historiador (Manetón)
● Tamaño, hay una jerarquización como significado
● Cabeza de perfil y ojos frontales
● Utilización de secuencia y continuidad para contar algo
● Con el tiempo se van simplificando los jeroglíficos
Los egipcios tenían un gran conocimiento del tema pero también del color y las líneas. En el
arte egipcio todas las estatuas, pinturas y formas arquitectónicas se hallan en su lugar
correspondiente, como si obedecieran a una ley (estilo). Las normas que rigen todo el arte
egipcioconfieren a cada obra individual un efecto de equilibrio y armonía. El artista tuvo que
aprender estas leyes a temprana edad. No se pedía ser original, sino continuar con este estilo.
El descubrimiento de la tumba de Tutankamon genera un boom en Europa ya que no había
sido saqueada por ladrones y se conservaba todo el ajuar del difunto.

Grecia
Idea de belleza calculable, ligada a las proporciones. El artista no se hallaba contento con
obedecer una fórmula, empezó a realizar experiencias por sí mismo, decidió tener una visión
propia.
Búsqueda de realismo a través del arte.
Se abandonó la creencia de que todo lo que él sabía que pertenecía a la realidad debía ser
mostrado. El artista tuvo en cuenta el ángulo desde el cual veía al objeto.
Escorzo: no es necesario mostrar todo el cuerpo para saber que está ahí.
El tipo de obras que con frecuencia se encargaba a los artistas griegos pudo contribuye a que
éstos perfeccionaran su conocimiento del cuerpo humano en movimiento.
Las personas acaudaladas comenzaron a coleccionar obras de arte.
Los artistas helenísticos ignoraban lo que llamamos las leyes de la perspectiva. Ellos
dibujaban pequeñas las cosas alejadas y de gran tamaño las cercanas, pero la ley de la
disminución gradual de los objetos era desconocida.
Roma
753 - 509 a.c monarquía
509 - 27 a.c república
27 a.c - 476 d.c imperio
Los romanos se apoderaron de la literatura, el arte y la religión griega, las adaptaron a las
condiciones de la sociedad romana y las difundieron por todo el imperio.
Los romanos utilizan la arquitectura y la escultura para generar propaganda política.
Alrededor del 190 a.C. el pergamino se comenzó a usar habitualmente como soporte de
escritura, a la vez que el códice comenzó a sustituir al rollo.

Edad Media y libro manuscrito


Los pueblos de la Edad Media no copian la tradición clásica. Hay un nuevo proceso de
jerarquización social, el vasallaje (sistema feudal) basado en estamentos
● Rey (poder total)
● Nobleza ( dueños de tierras, guerreros) - clero
● Campesinos, artesanos, comerciantes
Se rige por un derecho de sangre sin ascenso social.
Sectorización del trabajo, surgimiento de los gremios (secularización). Representación gráfica
icónica utilizada para comunicar.
● Estilo bizantino: se trabajó la técnica romana (mosaiquismo)
● Estilo románico: uso de piedra con muros ornamentados
● Estilo gótico: construcción hacia el cielo, uso de vitrales, idea de liviandad

En el transcurso de los siglos que van de la caída del Imperio romano al siglo XII, son los
monasterios, con otros establecimientos eclesiásticos, los que conservan casi íntegro el
monopolio de la cultura libresca y de la producción del libro. El conocimiento estaba vedado
a las mayorías, pensado por la Iglesia católica. Herramienta de poder cultural y político. A
finales de este siglo, se produjo un cambio intelectual y social. La realización de los libros
durante la Edad Media era entonces un trabajo complejo que demandaba generalmente la
colaboración de muchos artesanos especialistas. Desde el siglo VII podemos constatar la
actividad de un scriptorium (lugar para escribir).
Se fundan las universidades (Bolonia y París) y se desarrolla la instrucción de los laicos al
mismo tiempo que se forma la clase burguesa. Con la creación de las universidades da origen
a un nuevo público lector y se desarrolla el sistema de Pecia (s. XIII), que consistía en
alquilar los libros por partes para luego ser copiados. Se desarrolla así un sistema de
producción, distribución y consumo. Este sistema se basaba en un exemplar que era copiado
sobre cuadernos llamados peciae. El exemplar copiado sobre piezas mantenidas
independientes unas sobre las otras era examinado por una comisión designada por la
universidad. Esta comisión, compuesta de profesores, era la encargada de asegurar la
corrección y la integridad de los ejemplares.
Desde el siglo XII nacen en Bologna o París talleres laicos que se especializan en la
producción y la comercialización del libro. Los artesanos que allí trabajaban se agrupan en
corporaciones dotadas de estatutos y privilegios, bajo la supervisión de las autoridades
universitarias.
Con el incremento del número de personas capaces de leer un texto en vez de solo
escucharlo, veremos a finales del siglo XIII y durante el siglo XIV aparecer cierta
especialización. El aumento de la clientela, que traía consigo una demanda creciente, provocó
que los copistas y los artesanos del libro “normalizaran” su producción, lo cual buscaban
hacer lo más abundante y rápidamente posible. Desde hacía mucho se había llegado en los
scriptoria monásticos a alguna forma de especialización. Según sus aptitudes, unos se
consagraban a la copia del texto y otros a su iluminación. El monje copista y el monje
iluminador trabajaban uno al lado del otro, en relación constante. Después de la mitad del
siglo XIII los copistas perfeccionaron sus métodos y alcanzaron una verdadera producción en
serie.
Existen los libros de vulgarización o de distracción, que no contenían conocimientos técnicos
ni temáticas religiosas (trovadores y juglares) que planteaban un problema para la producción
de libros. Eran numerosos los individuos que tenían necesidad de libros. Y no solo de libros
que trataran sobre su especialidad, sino también de libros “literarios” obras accesibles de
edificación moral, novelas, traducciones etc. Esta literatura no se dirigía a los eclesiásticos y
era escrita principalmente en lengua vulgar. Para difundirlas iba a volverse necesaria una
nueva organización de la producción del libro.
La aparición del papel, en reemplazo del pergamino, y el desarrollo de la industria papelera
permitieron el nacimiento de la imprenta. La ventaja principal del papel residía en su menor
precio y, sobre todo en el siglo XIV, en su mayor abundancia en el mercado.
El rollo de papiro a diferencia del pergamino luego utilizado en el códice, era muy fino y
flexible, adhería bien la tinta y perduraba en el tiempo. Lo que no perduraba era el material
en sí, que al enrollar y desenrollar por tanto tiempo se terminaba desgastando, motivo por el
cual hoy en día no se conserva ninguno en su estado original. En cambio el pergamino, era un
material rígido y grueso, en los cuales en los primeros que se fabricaron sus tintas se podían
lavar para ser utilizados nuevamente, ya que eran muy costosos por todo el proceso de
producción que conlleva. El pergamino es un avance en la historia por su forma de
conservación en el tiempo y hoy en día se puede conocer su contenido, sagrado en ese
momento, por el trato que tenían.
Hay tres transformaciones en la historia del libro:
● Tecnológicas: en técnicas de producción (prensa)
● Formales: mutación de la forma, cambio de formato (rollos a codex)
● Culturales:cambios a gran escala, cómo se trabajaba el libro

Para elaborar un manuscrito era necesario un manojo, tiza, piedra pómez, dos tinteros llenos
de tinta negra y roja, una regla y caña o pluma.
Etapas:
● Elaboración o compra del soporte
● Foliado (formato codex)
● Elaboración de tinteros
● Trazado de márgenes y renglones
● Escritura
● Iluminación
● Encuadernación
Para comenzar la producción de un manuscrito, primero se necesitaba el pergamino, que se
lavaba y trataba con cal para eliminar los pelos del cuero, luego se le entregaban esos cueros
a la iglesia donde los monjes que eran copistas producían copias únicas de los manuscritos. El
formato de los códices consistía en una página llena, de texto e ilustraciones realizadas a
mano, se solía dividir el texto en dos columnas principales tratando que el espacio entre estas
sea el menor posible, por las limitaciones de material y su precio. Existían monjes copistas
que se dedicaban a iluminar las páginas, otro que traspasaba el texto y otro que encuadernaba,
sin embargo había quien realizaba todo el trabajo por sí mismo.
Materiales:
● Pergamino
● Soporte de la tinta
● Tinta
● Pluma
● Regleta
● Trincheta
● Atril
En la puesta en página de los primeros manuscritos se trataba de no dejar espacios en blanco
por un “miedo al vacío”, producido por la falta de materiales y lo costoso que eran; se
transcribía el texto en 2 o más columnas con oro o con tintas de diferentes colores (negra en
general). El contenido de los textos siempre fue variado por más que se produjeran en los
monasterios y sean considerados sagrados, producidos para la veneración de Dios; se
dibujaban seres híbridos como burla a la Iglesia que era la institución máxima en la Edad
Media. Luego con la aparición de las universidades en el s. XIII, los márgenes se hacen
presentes y son utilizados por los estudiantes para dejar comentarios, apuntes o críticas de
estos libros.
Características:
Uno de los fundamentos de la enseñanza medieval era el comentario del texto. Esos
comentarios podían ser transcritos todo a lo largo de un volumen particular. Desde la Baja
Antigüedad, los escribas a menudo han transcripto esos comentarios o breves explicaciones
entre las líneas de texto, o en los márgenes. Estos comentarios eran necesarios para la
enseñanza universitaria.
En los libros manuscritos, el texto de la obra reproducida comienza generalmente a lo alto de
la primera página luego de un título que no tiene siempre el nombre del autor y que es a
menudo precedido por la palabra incipit. El título llama la atencion por el empleo de tinta de
color rojo o por la utilización de letras de un módulo mas grueso. El fin de las obras no es
generalmente indicado más que por una fórmula breve, explicit finit.
Las diferentes subdivisiones del texto comienzan generalmente por un título, a menudo
escrito en tinta roja, las rúbricas. Pueden ser anunciadas tambien por iniciales ornadas o
pintadas, que son a menudo trazadas alternativamente en color negro, rojo, verde o azul.
La sustitución del papel en lugar de pergamino para copiar los libros, permite aligerar las
encuadernaciones. El uso de las tapas de madera se mantiene durante bastante tiempo, pero
también se utilizarán planchas de cartón desde fin del siglo XIV.
Renacimiento
Espíritu burgués
Sistema de tendencias de la burguesía que comienza a infiltrarse en otros sectores y
combinarse con otros sistemas de vida. Comerciantes y artesanos comienzan a enriquecerse
mejorando sus técnicas de producción y generando estrategias para llegar a lugares de poder.
Espíritu disidente con ideas y sentimientos opuestos al orden cristiano feudal.
● Expansión territorial (América)
● Establecimiento de nuevas rutas comerciales (India, objetos de lujo de oriente)
● Revalorización del trabajo manual (oficio)
● Conocimiento de la naturaleza
● Goce terrenal: vivir una buena existencia sin tantos sacrificios como antes
● Trabajo productivo: todo lo que hace tiene que tener una contraparte económica (lucro
mueve a las personas)
Se terminan de sistematizar las lenguas vernáculas y cada reino establece la lengua oficial
según algún gran literario.
Se retoma la cultura clásica, grecorromana. Renacimiento de la cultura clásica, el eterno
retorno.
Arquitectura: redescubrimiento de la perspectiva, central para estudiar las posibles cúpulas.
Escultura: bustos, ecuestres y mitológicos.
Humanismo: sistema de ideas que pone al hombre en el centro, fenómeno urbano.
La Iglesia sigue utilizando las imágenes para:
● La instrucción de los analfabetos
● Estar más activos en las memorias de la gente
● Generar sentimientos de devoción
Studia humanitatis: gramática, filosofía, moral, poética, historia
● Crecimiento demográfico
● Florecimiento urbano
● Resolución comercial (capitalismo mercantil)
● Monarquías nacionales
● Expansión geográfica
La Iglesia católica se encuentra muy corrupta, comerciaban los pecados. Esto genera una
ruptura que separa, y se forma la Iglesia luterana (protestantes).
Perspectiva lineal: permite proyectar a través de la geometría los edificios.
Viraje hacia un arte detallado y casi realista. Aumento de los detalles, los movimientos,
perspectivas intuitivas. Exacerbación de la musculatura humana.

El análisis de las transformaciones de la sociedad en la Baja Edad Media pone de relieve la


significación eminente de una clase social (la burguesía) a la que puede atribuirse el papel
protagónico de la profunda mutación que ocurre por entonces. Se denomina espíritu burgués
a esa cosmovisión que ha presidido la conducta histórica de la burguesía.
Se afirma que el tipo del burgués aparece en Florencia hacia finales del siglo XIV y se
califica de espíritu burgués a ese conjunto de tendencias ideales de que es portador ese tipo.
Si bien el espíritu burgués se manifiesta brillantemente en este periodo, no está indisoluble y
absolutamente unido a la clase social que específicamente se designa como burguesía. Hay un
proceso de aburguesamiento de Europa que consiste en la constitución y en la difusión del
espíritu burgués a través de diversos grupos sociales no específicamente burgueses.
El primer avatar de lo que luego será justo llamar espíritu burgués consiste en un conjunto de
reacciones que aparecen en plena Alta Edad Media, independientes entre sí y de diversos
orígenes, pero que coinciden en el tiempo. A ese avatar debemos caracterizarlo con una
designación que indique su actitud de mera reacción y lo designamos “espíritu disidente”, por
el rechazo o contraposición que generaba con respecto al espíritu cristiano feudal (s. XII y
XIII).
El burgués adopta una actitud empírica en el intento de conquistar la riqueza y el ascenso
social. El hombre debía superar una serie de condiciones (temor a lo desconocido,
supersticiones, creencias que lo ataban a situaciones establecidas, las opiniones y costumbres
que se oponen de diversas maneras al desarrollo de actividades económicas, etc.) con las
cuales, una vez logradas, podía poseer una nueva manera de entender el mundo y la vida,
diferente a la del poderoso señor feudal, a la del segundon que procuraba afincarse, a la del
clérigo o el monje que amaba la vida contemplativa, etc. Así se constituyó, por el juego de
múltiples circunstancias, lo que hemos llamado espíritu disidente: conjunto de tendencias, de
sentimientos y de relaciones frente a las cosas que divergían del que consideren ortodoxo el
orden cristiano feudal y cuyas raíces pueden rastrearse en algunos casos en pleno S. XI.
El acrecentamiento de la riqueza y el impulso que cobró la economía monetaria favorecieron
el desarrollo de la naciente burguesía, cuya forma de vida entrañaba de hecho un ataque
directo contra aquellas otras que había creado el orden cristianofeudal y se habían
desarrollado a su sombra. Antes de que en el campo del conocimiento se manifestara una
actitud empírica ya la había adoptado de hecho ese nuevo tipo de hombre que consagraba su
vida a la conquista de la riqueza.
Lo primero que puede rastrearse en la remota prehistoria de espíritu burgués es la renovada
presencia de la naturaleza sensible. Durante los siglos XII y XIII las cosas de la naturaleza
comenzaron a despertar una viva curiosidad. Hay en ella mucho interés por lo desconocido,
de regocijo por la diversidad de lo creado, de asombro por el enigmático comportamiento de
los seres y las cosas, cuyo secreto parecía posible alcanzar a través de esos textos,
enriqueciendo con ellos la apariencia del mundo y la vida.
Junto a la presencia de la naturaleza empieza a advertirse la presencia del hombre, que el
espíritu disidente concibe como un ser de carne y hueso con un destino terrenal que se juzga
valioso aunque no se le asigne trascendencia. Aquel al que la clásica división tripartita de la
sociedad califica como el “labrador”, puede emanciparse, evitar las huellas que le fijan las
tradiciones y descubrir nuevas actividades en las que puede trabajar para sí mismo. Esta
actividad podía significar la fortuna, y la fortuna el ascenso social, el ocio, el goce. La
pretendida inmovilidad social a que parecían condenados en la mencionada división tripartita
los “labradores” solo inmovilizaba al que no quería o no podía ejercitar su capacidad de
iniciativa individual o al que era infortunado en el intento.
Dos cosas que condenaba la concepción cristianofeudal de la vida, fueron consideradas
estimables por este espíritu disidente que se constituye poco a poco, unas veces de manera
subrepticia y mediante el enmascaramiento del sentido genuino, otras abiertamente y con aire
de desafío. Una de ellas fue el goce terrenal y otra el trabajo. El goce terrenal, la alegría de
vivir, el regocijo de los sentidos y del alma por efusión vital, constituían inequívocos pecados
a los ojos del asceta. Quien se atuviera a sus prescripciones, o aun a las recomendaciones
menos severas de la ortodoxia, debía huir de tal clase de goce.
Pero cuando la burguesía empezó a cobrar personalidad y a adquirir conciencia de que
constituye una fuerza constructiva, comenzó a dar formas a sus propias tendencias y las vagas
reacciones del espíritu disidente comenzaron a ordenarse en una concepción resueltamente
anticaballeresca que implicaba un desplazamiento de los acentos valorativos. Así adquirió
fisonomía el espíritu burgués, lleno de notas negativas, lleno de afirmaciones polémicas, pero
saturado de un impulsivo vital que le prestaba fuerza incoercible, precisamente porque estaba
alimentado por tendencias mucho más violentas y revolucionarias de lo que jamás se atrevió
a expresar.
Que la burguesía tuvo conciencia de sí misma lo prueban muchos hechos, aunque pocos tan
visiblemente como la exclusión de los que pertenecían a linajes nobles de las comunas
güelfas. Pero como hecho de conciencia es más significativa aún la percepción de la crisis
que determina el proceso de la burguesía a situaciones de predominio tal como aparece sobre
todo en Dante Alighieri. La diferencia del tono de los tiempos, la íntima y romántica
nostalgia del pasado perdido, así como la concreta condenación de algunas nuevas formas de
vida, acusan la claridad con que el poeta -y no fue el único- percibió la mutación histórica
que contemplaba.
La marcha del Imperio germánico hacia el este incorporó a su área de influencia vastos
territorios, en tanto que la presión musulmana sobre la Europa cristiano feudal comenzó a
declinarse sensiblemente. La ofensiva selyúcida alteró la ya debilitada estructura del mundo
musulmas y precipitó la crisis, visible ya en su extremo occidental a través de la caída del
califato de Córdoba en 1031. La reconquista por los cristianos de Cerdeña y Sicilia modificó
sustancialmente la situación político-militar en el mar mediterraneo, a través del cual
mercaderes cristianos comenzaron muy pronto a establecer fructíferas rutas comerciales. La
creciente disminución de la presión musulmana significó para la europa cristiana una vasta
ampliación del horizonte geográfico, que permite muy pronto a su vez una interacción
cultural destinada a tener profundas repercusiones. El mediterraneo fue escenario de intensos
fenómenos de ese tipo.

La invención de la imprenta y de los tipos móviles tuvo un inmenso impacto cultural y trajo
grandes cambios en la publicación y en la producción del conocimiento en la Europa del
Renacimiento. La sensibilidad humanística que caracterizó este periodo estuvo íntimamente
relacionada con el surgimiento del aprendizaje y el arte del periodo clásico. La imprenta
fomentó ese resurgimiento y estimuló la inquietud a través de la difusión de textos e
imágenes. Las técnicas de impresión estaban basadas en la modularización: la división de
procesos complejos en unidades pequeñas. Este sistema modular de producción difteria
significativamente del trabajo artesanal tradicional, y la impresión tipográfica se convirtió en
el prototipo de la industrialización.
Durante los primeros cincuenta años posteriores al desarrollo de la imprenta (década de 1450)
los impresores renacentistas adoptaron y transformaron las convenciones gráficas medievales.
Hacía siglos que se utilizaban las prensas de madera para la producción de vino y aceite. Los
orfebres habían diseñado punzones para estampillar cartas.
La producción de tipos se desarrollaba en varios pasos:
● Grabado de punzones
● Confección de matrices
● Fundición y limpieza de letras
Esos cambios en el modo de producción implicaron tambien cambios en la manera de
percibir y transmitir la técnica y el conocimiento.
En la segunda parte del siglo XVI, la tecnología de la impresión en Europa tuvo dos
innovaciones centrales: la invención de los tipos móviles y el desarrollo de métodos
confiables de reproducción de imágenes en ediciones importantes. También fueron
importantes las innovaciones relacionadas con el campo de la metalurgia.
El avance técnico de los tipos móviles fue posible gracias a que las técnicas de fundición
permitieron que cada pieza tipográfica fuera lo bastante cuadrada como para poder ubicarse y
ajustarse de una forma determinada.

La gente del Renacimiento se colocaba con entusiasmo delante de un cuadro, espoleada por
la suposición de que la gente culta debía ser capaz de formular apreciaciones sobre el interés
de los cuadros. Estas tomaban a menudo la forma de una preocupación acerca de la habilidad
del pintor. Pero la única forma práctica de hacer apreciaciones públicamente es la verbal:el
espectador del Renacimiento era un hombre presionado a contar con palabras que fueran
adecuadas al interés del objeto.
Baxandall con los conceptos de convenciones representativas, habilidad interpretativa,
hábitos visuales, estilo cognoscitivo, hace referencia a los conocimientos y experiencias que
tiene una persona y cómo influyen en la interpretación de lo que tienen frente a sus ojos. Se
trata de concepciones culturales, que forjan en cada uno estilos de ver las cosas que ocurren
en su día a día. Para articular todos estos conceptos pone en evidencia ciertas ilustraciones
para las cuales hay que tener conocimientos previos a la hora de mirarlos y aprender a cómo
mirarlos desde un punto de vista particular.
En una misma época se comparten creencias, a las cuales los distintos grupos sociales
obedecerán, o no. El propio hecho de que las creencias varíen en un mismo grupo social, da a
entender que no todos comparten las mismas experiencias, ya sea por la clase social en la que
se encuentran, el tipo de educación que recibieron, y por lo tanto su concepción a ciertos
conceptos podría resultar diferente.
Lo mismo pasa de una época a la otra, en la cual las creencias culturales van cambiando
constantemente lo que permite un mayor desarrollo en el estilo cognoscitivo de ese grupo
social. Sin embargo, hay ciertas reglas que se establecen culturalmente que son conocidas y
respetadas por todos o la gran mayoría de sus integrantes a la hora de interpretar situaciones
de la vida cotidiana.
Un hombre del Quattrocento manejaba sus asuntos, iba a la iglesia, tenía una vida social; en
estas actividades adquirió competencias relevantes para su observación de la pintura. Es
cierto que un hombre sería más fuerte en los negocios, otro en religión, otro en urbanidad,
pero todos tendrían algo de todo ello, cualquiera que fuese combinación individual en cada
caso, y es el máximo denominador común de competencia en su público que constituye el
objetivo hacia el que el pintor debía dirigirse.
En Florencia, y en la mayor parte de las ciudades, un chico de las escuelas laicas, privadas o
municipales, era educado en dos etapas. Durante unos cuatro años, a partir de la edad de seis
o siete, estaba en una escuela primaria o botteghuzza, donde aprendía a leer y a escribir, junto
a algo de correspondencia comercial simple y de fórmulas notariales. Después, durante cuatro
años desde la edad de diez y once, la mayor parte concurría a una escuela secundaria, el
abbaco. Aquí leía unos libros más avanzados, pero el peso de la enseñanza estaba ahora en las
matemáticas: era una matemática comercial, adaptada a las necesidades de los comerciantes,
y sus dos principales competencias están profundamente vinculadas a la pintura del S. XV.
Por un lado, muchos de los pintores, que eran también gente de negocios, habían atravesado
la educación matemática secundaria en las escuelas laicas: esta era la geometría que conocían
y utilizaban. Por otro lado, el público culto tenía esas mismas competencias geométricas para
mirar los cuadros; ese era un medio en el que estaban equipados para formular apreciaciones,
y los pintores lo sabían. En el mundo social del pintor en el Quattrocento esto supone un
estímulo para utilizar todos los medios que eran posibles para registrar claramente sus
volúmenes, con habilidad reconocible.
En la pintura se produjo un avance crucial que nada tenía que ver con la Antigüedad: el
descubrimiento de las leyes de la perspectiva lineal. La visión sigue líneas rectas, y las líneas
paralelas hacia cualquier dirección parecen encontrarse en el infinito, en un solo punto de
convergencia. Tanto como en la época clásica como en el Renacimiento, los artistas sentían
gran preocupación por la apariencia de las cosas, por lo que Burckhardt lo denominó
“realismo”, porque básicamente todos los artistas representan lo que para ellos es real y
porque ningún arte está libre de convenciones. Por decirlo de otro modo, representar el
mundo de acuerdo con sus leyes significa aceptar unos valores determinados y rechazar otros.
En el caso de los artistas medievales, estos valores habrían de inferirse de su obra, con el
consiguiente riesgo de producir un argumento circular. Incluso en el caso de Giotto, su
preocupación por la tridimensionalidad, especialmente por la solidez de la figura humana, se
infiere de esta manera. Por otra parte, en Italia, durante los S. XV y XVI, los artistas y otras
personas solían expresar por escrito sus ideas sobre el arte, e incluso al final del periodo
llegaron a imprimirlas.
“Humanismo” es un término cuyo significado puede variar según quien lo utilice. Por lo que
respecta a “humanista”, la palabra se originó en el s. XV, y formaba parte del argot de los
estudiantes universitarios, que designaban con ella al profesor de “humanidades” (engloba
cinco disciplinas: gramática, retórica, poética, historia y filosofía moral). Según escribió
Leonardo Bruni, uno de los líderes del movimiento de recuperación de estos estudios, reciben
este nombre porque “perfeccionan al hombre”. La idea fundamental era que el hombre se
diferencia de los animales en primer lugar por su capacidad de hablar, y, por tanto, de
distinguir el bien del mal.
Los postulados básicos de los humanistas están hábilmente reflejados en un diagrama de una
obra de principios del s. XVI, del humanista francés Charles de Bouelles. Según este
diagrama, hay cuatro niveles de existencia, que en orden ascendente son: existir como una
piedra, vivir como una planta, sentir como un animal, y entender cómo un hombre. Y estos
grados de existencia se corresponden con cuatro pisos del ser humano: el haragan, el glotón,
el vanidoso y el intelectual. En otras palabras: la humanidad es perfectible, pero solo el
humanista es verdaderamente humano. Así pues parece bastante evidente que entre los
estudios que el movimiento humanista consideraba más importantes no se encontraba lo que
nosotros llamamos “ciencia”. Sin embargo, algunos de los humanistas más destacados,
estaban especialmente interesados en las matemáticas. Sea como fuere, la recuperación de
textos de los antiguos escritores griegos y romanos sobre matemáticas, medicina, astronomía,
astrología y por último de magia, formaba parte del programa humanista, y textos clásicos
desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo posterior de estos estudios.
La mayor parte de los cuadros del siglo XV son instancias de pinturas religiosas. Significa
que los cuadros existían para atender finalidades institucionales, para ayudar a actividades
intelectuales y espirituales específicas. En la opinión de la Iglesia, el propósito de las
imágenes era triple: “Primero, para la institución de la gente simple, porque se instruye con
ellas como si fueran libros. Segundo para que el misterio de la encarnación y los ejemplos de
los santos sean más activos en nuestras memorias al ser presentados diariamente ante
nuestros ojos. Tercero, para excitar sentimientos de devoción, que son despertados más
efectivamente por cosas vistas que por cosas oídas.” Si se convierten estas tres razones para
las imágenes en instrucciones para el espectador, lo que resulta es el uso de los cuadros como
estímulos respectivamente lúcidos, vividos y fácilmente accesibles para la meditación sobre
la Biblia y las vidas de los Santos.

La fabricación de papel se había trasladado de Italia, donde las técnicas importadas se habían
perfeccionado bastante, a Francia, y hacia fines del S. XIV había alcanzado la franja
occidental de Alemania. A fines del S. XIV, aparecieron los primeros grabados en madera.
Los orfebres perfeccionaron el proceso de grabado en hueco en cobre. Muy pronto se
empezaron a añadir breves textos al tarugo o placa para acompañar al dibujo.
De este modo se había logrado la reproducción de imágenes. No mucho más tarde llegó la
reproducción de un texto. Aquí se recurre a la habilidad de los trabajadores del metal:
orfebres y fabricantes de monedas. El problema reside en reproducir exactamente por medios
mecánicos el comparativamente pequeño número de signos que forman el alfabeto latino. La
solución que se tomó fue que cada letra o signo se cortara en el extremo de un mango de
metal duro, que es luego batida en un material más blando, normalmente cobre, formando la
matiz. La matiz se coloca en un molde en el que se vierte el líquido caliente, mezcla de
plomo, estaño y antimonio. Con este procedimiento se obtienen cantidades de caracteres
extremadamente iguales. Igualmente, la prensa impresa tenía un precedente en la prensa de
vino, y no existían serios problemas relacionados en perfeccionar una tinta con la
consistencia requerida.
A principios del siglo XV, que fue un periodo de relativa paz, tuvo lugar en Alemania un
nuevo despegue económico con la exportación de las minas de plata y que coincide con la
falta de dinero en metálico en Europa, a lo que se sumó el nacimiento de la industria
metalúrgica moderna. Se desarrolló una vigorosa cultura urbana en esa zona, en contacto con
Italia y el norte de Europa. La burguesía alemana tenía muchas ganas de superar las
desventajas de la fragmentación política y alcanzar a sus vecinos, que, debido a su avance
cultural relativamente temprano, estaban ahora aferrados a ideas obsoletas. El centro de los
experimentos de donde surgió la técnica de imprimir con el tipo móvil se erige la poderosa
personalidad de Johann Gänsefleisch, más conocido por el nombre Gutenberg.
“La imprenta se creó, no como resultado de una invención autónoma, sino cuando se
reconoció la necesidad de esta” y desde el principio la imprenta estuvo destinada a jugar un
papel importante en acelerar la comunicación a varios niveles culturales. A lo que Martin
hace referencia con estas palabras, es a la solución a tantos problemas que dio la imprenta
con su invención: mayor conocimiento distribuido en menos tiempo, mayor producción de
ese conocimiento, más personas alfabetizadas, la sustentabilidad de un comercio en aumento,
entre otras. El hecho de que el proceso sea tan masivo y que se haya expandido tan rápido
fomentó un avance tecnológico muy grande para la época, tanto así, que la técnica de
impresión se utilizó por los siguientes 400 años e inclusive hoy en día existen talleres que
siguen utilizando ese invento revolucionario para la producción de escritos.

Nacido hacia 1450 en Bassianno di Sermonetta, en la comarca de Lazio, Aldo Manuzio


recibió, primero en Roma, una educación clásica que completará más tarde en Ferrara. Luego
de desempeñarse como profesor de griego, y relacionarse con sabios y eruditos, consideró la
idea de hacerse editor para ofrecer a los estudiosos, algo diferente a las pobres traducciones,
impresiones y ediciones a las que él mismo y sus colegas estaban habituados.
La decisión de instalar su imprenta en la ciudad de Venecia responde a varias razones. La
ciudad era un importantísimo centro comercial en la época del Renacimiento, su ubicación le
brindaba el privilegio de ser el principal centro comercial con Oriente. Tenía imprenta desde
1469 y hacia 1490 había allí casi 200 impresores, lo que muestra la magnitud del negocio
editorial. Tuvo la inteligencia de rodearse de un círculo de autores, asesores y colaboradores,
entre los que figuran Erasmo de Rotterdam, uno de los más eminentes intelectuales de la
época. Convocó a 32 académicos con los cuales fundó la Academia Aldina, quienes leían los
manuscritos que Manuzio se disponía a publicar, discutían los textos con el propósito de
asegurar la versión más correcta, de acuerdo con sus parámetros de conocimientos. La
Academia Aldina redactó el acta constitucional en griego, en un documento titulado Leyes
que Manuzio imprimió, en el año 1499. Algunas de sus leyes sorprenden por su sentido del
humor. “En las sesiones no está permitido hablar en otra lengua que el griego. Y si alguno de
nosotros lo hiciera será multado inmediatamente con una cantidad que hará efectiva en el
acto, sin dejarlo para mañana o pasado. Quien no la pague hoy, mañana pagará el doble; y si
todavía no, pasado mañana el cuádruple; y así sucesivamente. Ahora bien, cuando haya
suficiente dinero en caja como para pagar un banquete, se delegará al señor Aldo para que
invite espléndidamente – y no como suelen hacer los impresores-, tal y como conviene a
aquellos que, soñando con la Academia aldina, la instituimos a la manera de Platón”.
Szir afirma que que por medio de la publicación de clásicos en una colección de bolsillo
Manuzio ganaba “nuevos lectores para nuevos textos” porque eran económicamente
accesibles y fácilmente transportables, más de 50 títulos retomaron una tipología que había
existido en el último cuarto del S. XV, en el que se tornó bastante común para los libros
cortesanos de lujo asumir un formato más pequeño. La mayoría eran textos de autores
clásicos sin comentarios o notas, producidos en los más grandes centros de producción de
libros de Italia. Eran ejemplares de lujo, para uso privado, a menudo conteniendo escritos en
lenguas vernáculas, pero también encontramos la emergencia de un nuevo modo de lectura,
favorecido por la difusión del libro impreso que “transfirió la operación de lectura de los
pocos lugares, solemnes y especialmente equipados (el estudio, la biblioteca o la celda
monacal) a lugares y sentidos más comúnmente centrados en la vida cotidiana”.
A lo que Szir quiere dar cuenta afirmando que “en su forma definitiva, el libro impreso era el
resultado de complejas negociaciones entre diversas partes” es que para llegar a el libro
impreso de Aldo Manuzio, se tuvieron que cambiar y adquirir muchas características nuevas,
las que supuestamente se comenzaron a utilizar para la producción de los nuevos impresos,
pero que en realidad no era así. Dice “los copistas y escritores resucitaron también ciertos
recursos medievales que habían caído en desuso. Su caligrafía no imitaba la caligrafía antigua
(pues no había minúscula clásica que imitar) sino la minúscula de los manuscritos
carolingios...”. Se trató de ocultar mucho de la Edad Media tildando de una época oscura y
que el libro fue pura y exclusiva creación del Renacimiento.

Imprenta
Se buscaba acelerar el proceso de producción
● Nuevo mercado
● La burguesía quiere acceder al conocimiento
● Las universidades demandan acelerar la producción
Imprenta: utilización de tipos móviles para la reproducción. Gutemberg retoma el sistema
chino del monotipo.
● Reproducción masiva
● Acortar tiempos
● Acceder clases excluidas de lectura (libros vulgares)
● Modularización de la producción
El sistema de Gutenberg se basa en una prensa de vino. Se ubican los tipos móviles en el
componedor para armar la hoja en negativo, para luego entintar y prensar sobre el papel.
Gutenberg utiliza una aleación de metales para la construcción de los tipos móviles con
suficiente plasticidad para resistir la presión y la dureza para no doblarse.
División del trabajo:
● Componedor: arma el texto
● Una persona entintando
● Una persona que ejerce la presión
Recuperación de obras de la Edad Antigua
● Recuperación de la cultura y la literatura clásica grecolatina
● Humanismo, el ser humano como centro del mundo
● La razón por encima de la fe

Barroco y Rococó
Barroco
Combinan las temáticas en el arte. Hay cierta idea de teatralidad, para dinamizar las obras.
Trata de representar una escena en la congelación de un momento. Uso de claroscuro, juego
de la luz y las sombras para la teatralidad. Aparecen rasgos de imperfección. Sacrifica el
realismo estilizado para generar sensaciones con la audiencia.
Se vincula mucho con el poder de la época, la Iglesia católica y diferentes monarquías
absolutistas, principalmente la de Francia con Luis XIV.
La pintura ayuda a reposicionar, a una clase social y a volver a recuperar la fuerza de algunas
instituciones. Busca impresionar e impactar.
El Estado como gestor y creador de la riqueza en Francia (intervencionismo)
● Préstamos para fomentar las exportaciones
● Proteccionismo y fomento del mercado interno
● Construcción de valor alrededor del lujo y las artes
● Fábricas estatales y reales
Academia francesa dirigida por LeBrun, quien regula que los artistas sigan el mismo estilo.

Dados los objetivos de difusión y de acción eficaz que la cultura barroca buscaba, se puede
comprender el interés con que por ella se manejan los elementos visuales, el preponderante
papel que a la función óptica se le reconoce en su ámbito. Es propio de las sociedades en las
que se desarrolla una cultura masiva de carácter dirigido, apelar a la eficacia de la imagen
visual. El Barroco, por uno y por otro lado tenía que ser, pues, como efectivamente fue, una
cultura de la imagen sensible.
Todavía en el s. XVI, la pintura, la escultura, con una fuerte carga de simbolismo, se
consideran como lenguaje apto para los que no saben leer. En el Barroco se desarrolla la
tendencia a que ciertas escenas, cuya contemplación puede despertar sentimientos religiosos
o políticos, o ambos, atrayendo hacia el sujeto que los provoca, se desarrollen, para más
pública contemplación, por las calles. Pero además, a veces, estas manifestaciones varias se
aprovechan para instalar cuadros plásticos que, en el caso mucho más frecuente de los
acontecimientos o fiestas con carácter religioso, son altares ricamente adornados a los que se
incorpora una representación de alcance doctrinal y en los que, no menos, se hacen colaborar
a las artes plásticas, a la pintura y escultura, desde luego, pero también a la arquitectura, la
cual en esos casos toma mayor importancia.
A las leyes de la pintura se le subordinan, o por lo menos así lo pretende, las otras formas de
expresión. En efecto, los preceptistas del s. XVI sostienen que la pintura debe someterse a la
obra del arquitecto, y por eso muchas veces se practica aquella con solo blanco y negro; mas
si quiere emplear colores y otros medios ha de ser conformandose con el ambiente de fuera,
como si se mirara por una ventana.
Comprobamos entonces que, si entre los escritores barrocos, como Paravicino y tantos otros,
se estima que la pintura es la primera de las artes y se juzga que prestigia socialmente a los
entendidos en ella, también en la opinión común del S. XVII, la pintura se alza hasta un papel
de modelo para todas las demás artes, al que todas tratan de aproximarse. Se nos pone así de
manifiesto al observar que el uso que alcanza el neologismo “pintoresco”, palabra que por
entonces se introduce en las lenguas románicas. La voz “pintoresco” sirve para calificar
elogiosamente aquello que merece ser tratado por la pintura o que efectivamente está tratado
al modo de la misma, por otras artes o por la literatura: conlleva la referencia a una mayor
animación y más libre juego de luces y sombras, con muy idónea condición para dar la
versión del movimiento.
La pintura es de mayor eficacia que la poesía, en la medida en que es propio suyo “causar
mayores efectos y tener mucha mayor fuerza y vehemencia, ansi para conmover al espíritu y
al alma, la alegría y regocijo, como a tristeza y lágrimas con más eficaz elocuencia”. Una
sociedad que, en vista de su situación, se encuentra con que sus clases dominantes necesitan
atraer una masa de opinión, y atraerla por los cauces extrarracionales con que se actúa sobre
una masa, se sirve de la pintura y le confiere un lugar preeminente, por la eficacia con que se
piensa que mueve los resortes del ánimo, impresionando directamente a través de la visión.
Los escritores barrocos declaran insistentemente que la fuerza de la pintura está en su
posibilidad de captar la vida. Ello nos hace comprender cómo la realidad que al Barroco le
preocupa penetrar y dominar no se encuentra en la región platónica de las esencias, sino en la
dramática y cambiante esfera de la vida. Su capacidad, pues, de captación de lo vivo es lo que
hay que admirar en la pintura y para lo que hay que servirse de esta. Se hace resaltar que una
pintura es pintura, esto es, un medio sabiamente empleado de accesión al mundo que
ostensiblemente se emplea y se coloca entre el ojo y la representación.
Es así como la pintura, para las gentes del Barroco, es un medio especialmente apto para dar
cuenta de las experiencias de lo real humano, de lo vivo. Así pues, la pintura rehace y
reforma a la naturaleza, pero, a su vez ella misma se hace objeto de un proceso semejante: la
pintura es un instrumento de reforma de lo naturalmente dado, porque ella misma se rectifica
y reforma.

Rococó (1720-1770)
Continuidad del Barroco. Erótico, lúdic, mundano, la búsqueda de placeres.
Se dedicaban al deleite, durante el reinado de Luis XIV.
Exageración de la vestimenta, de la forma, de los peinados.
Pinturas sobre el amor o la vida burguesa.
Visión satírica de la vida burguesa.

Durante el siglo XVI, los franceses no eran considerados como los europeos más elegantes ni
los más sofisticados. El país adquirió una especie de monopolio en todo lo relativo a la
cultura, el estilo, y la vida de lujo, una posición que ha mantenido desde entonces.
Las instituciones, los valores y los artículos que aparecieron bajo el mecenazgo de Luis XIV
marcaron un rumbo radicalmente diferente en el mundo del lujo.
La transformación de los franceses en gastrónomos y en árbitros de la moda no se debió solo
a una tendencia nacional compartida. Se trató realmente de una cuestión de Estado.
Al iniciar su reinado, a principios de la década de 1660, Luis XIV deseaba eclipsar a
Holanda, quien era la máxima potencia mercantil y marítima del continente.
El rey decidió que su nación se convertiría en una superpotencia mercantil, por medio del
negocio de lujo. Para ellos contó con la ayuda de su controleu general des finances,
Jean-Baptiste Colbert. Su colaboración sentó las bases de la primera economía liderada por la
moda y el buen gusto. Para conseguirlo, Colbert trabajó junto a la élite del país e hizo que
cada aspecto comercial se adaptara para favorecer a la industria francesa: desde la regulación
mercantil hasta las obligaciones aduaneras.
Las reglas de política económica impuestas por Colbert fueron muy simples: la prosperidad y
la fortaleza de una nación estaban directamente relacionadas con la cantidad de reservas en
oro y plata de que se dispusiera. Para incrementar tales existencias, las importaciones debían
mantenerse al nivel más bajo posible, mientras que había que intentar aumentar las
exportaciones. Intentó que un público amplio siguiera los dictados del rey sin titubear, y
comprara los mismo artículos de lujo que el monarca exhibía en Versalles.
Colbert se encargó de que cada producto relacionado con esa imagen se comercializara de la
forma más generalizada posible.
Hacia finales del siglo XVII se inventaron los dos conceptos que desde entonces han sido
decisivos para la fama y la balanza comercial del país: la alta cocina y la alta costura.

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