4SEC Resumen Guerra Del Pacífico 2TRI
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El 7 de febrero de 1879, una fragata blindada han señalado que las causas más conocidas de la
chilena de nombre Blanco Encalada se ancló en el guerra y, a menudo, las únicas que se mencionan
puerto boliviano de Antofagasta y lo bloqueó. El son las siguientes: a) el impuesto de diez centavos
objetivo era disuadir al gobierno boliviano de la implementado por el presidente boliviano, Hila-
aplicación de una medida establecida un año an- rión Daza, el 14 de febrero de 1878, que afectaba
tes, el 14 de febrero de 1878, sobre un impuesto los intereses de las compañías salitreras británicas
de diez centavos que debían pagar las compañías asentadas en el Litoral boliviano; b) el interés
salitreras (con capitales británicos y chilenos) británico, de tal manera que los ejércitos de los
por cada quintal de salitre que se exportara entre tres países que se enfrentaron en este conflicto
los paralelos 23 y 24 del desierto de Atacama. fueron una suerte de “marionetas” cuyos hilos
Dos semanas después, la armada chilena tomó estaban manejados por Gran Bretaña (Bonilla,
no sólo Antofagasta –cuya ocupación y primer 1980). Aunque ambas causas son ciertas, fueron
ataque inició el 14 de febrero– sino también las muchos más los factores que finalmente desem-
minas de plata de Caracoles, además de Cala- bocaron en el conflicto iniciado en 1879.
ma (Razoux, 2005). La reacción del gobierno En este capítulo, mostraremos algunas de las
boliviano consistió en reagrupar sus ejércitos. propuestas más importantes que, desde diferentes
Desde marzo de ese año se empezó a librar una ámbitos (historia económica, política y militar),
guerra a la que pronto se uniría el Perú, aliado han buscado romper algunos de los arraigados
de Bolivia, y que resultaría, finalmente, en la mitos que se han ido tejiendo en torno al tema
pérdida del Litoral boliviano y de los departa- a lo largo de estos 135 años. También es impor-
mentos de Tarapacá, Tacna y Arica del Perú para tante referirnos a los diferentes aportes de las
su posterior anexión a Chile. historiografías de los tres países involucrados
Ninguna otra guerra, en toda la vida republi- en este conflicto con relación a los diversos
cana de Bolivia, ha dejado una huella tan profun- factores que, finalmente, culminarían desatando
da en nuestra historia y en nuestra memoria. La la guerra, por lo que no nos centraremos en los
intensidad del impacto que ha tenido la Guerra episodios militares y diplomáticos ni en las acu-
del Pacífico se debe a que ella privó a Bolivia de saciones que durante muchos años se hicieron a
una cualidad que tuvo y que, hasta el día de hoy, los mandatarios de estos Estados (sobre todo de
no tiene más: la de ser un país costero (Cajías, Bolivia y Perú).
2000). Además, esta guerra definió de forma
duradera el paisaje geoestratégico de la región
(Razoux, 2005). El conflicto se insinúa: los tratados limítrofes
La Guerra de Pacífico es un suceso sobre el y la concesión de explotación del salitre
que se ha escrito mucho, generándose múltiples
explicaciones e interpretaciones acerca de los Un primer aspecto a tomar en cuenta es que los
hechos y sobre todo de las causas que origina- límites políticos de las repúblicas involucradas
ron el conflicto. Cajías (2000) y Bonilla (1980) no estaban del todo definidos. Chile y Bolivia
172 LOS PRIMEROS CIEN AÑOS DE LA REPÚBLICA / TOMO IV
tenían una cuestión fronteriza pendiente en la que las personas, industrias o capitales chilenos
zona del desierto de Atacama (paralelos 23 a 25 no pagarían más impuestos por los próximos 25
de latitud sur) que no se había resuelto del todo años (Abecia, 1986).
y que había dado lugar a numerosos tratados Un año antes, el 27 de noviembre de 1873, el
que sólo zanjaban temporalmente el problema gobierno boliviano había celebrado un contrato
y que, a la larga, se convertirían en la base legal con la “Compañía de Salitres y Ferrocarril de
que tomó Chile para iniciar la guerra. Antofagasta” en el que se le otorgó el derecho
Desde 1842, Chile adujo tener títulos sobre de exportar salitre desde la zona libre de todo
el desierto de Atacama, desconociendo la fron- derecho de exportación y de cualquier otro gra-
tera que se había marcado hasta entonces con vamen municipal o fiscal. El contrato suscrito con
Bolivia en el paralelo 25. Según Luis Ortega, “en la compañía anglo-chilena fue aprobado por la
1842 el gobierno chileno fijó unilateralmente su Asamblea nacional casi cinco años después, el 14
frontera norte en el paralelo 25, concitando el de febrero de 1878 (un año antes del inicio de la
reclamo boliviano pertinente” (citado por Cavie- Guerra), señalándose:
res y Cajías, 2008: 125). La ley que el congreso
chileno aprobó en octubre de ese año impulsó Se aprueba la transacción celebrada por el
al gobierno boliviano a enviar sucesivas aunque Ejecutivo en 27 de noviembre de 1873, con el
poco fructíferas misiones diplomáticas al país apoderado de la Compañía Anónima de Salitres
vecino para demostrar y reclamar sus derechos y Ferrocarriles de Antofagasta, a condición de
hacer efectivo, como mínimum, un impuesto
(Cavieres y Cajías, 2008).
de 10 centavos en quintal de salitre exportado
Más de veinte años después, en 1866, se fir- (Citado por Cavieres y Cajías, 2008: 150).
mó un tratado entre Bolivia y Chile en el que se
estableció un virtual dominio común entre ambos
países en la zona del paralelo 23 y los recursos
que allí hubiera, quedando para Chile el paralelo El conflicto se dispara: el impuesto de los diez
25 y para Bolivia el paralelo 24. Según Valentín centavos y la reacción chilena
Abecia (1986), este tratado significó para Bolivia
una pérdida inicial de 1.200 leguas cuadradas Tras numerosos reclamos diplomáticos y de la
con respecto a su extensión territorial original. Compañía, el gobierno boliviano finalmente se
En forma paralela a la firma de este tratado, el mantuvo firme en su política y libró, en diciem-
gobierno boliviano, encabezado por Mariano bre de ese año, una orden de pago por 90.848
Melgarejo, envió una misión de exploración pesos y 15 centavos por los impuestos que dicha
de Atacama que tenía el objetivo de informar compañía debía pagar aplicando el impuesto de
al gobierno sobre su estado, sus recursos y su diez centavos por quintal de salitre exportado
población. La misión, que se llevó a cabo entre desde la fecha de promulgación de la ley refe-
mayo de 1866 y julio de 1867, estuvo a cargo del rida. A partir de entonces, el conflicto se hizo
coronel Quintín Quevedo quien, el 3 de julio de imparable. Pese a las múltiples discusiones que se
1867, presentó el Memorándum que eleva a Su Ex- dieron entre Bolivia y Chile a nivel diplomático,
celencia el Capitán General don Mariano Melgarejo Bolivia no dio su brazo a torcer y terminó por
el Coronel Quintín Quevedo (Godoy, 2013). resolver el contrato con la compañía: la ley obli-
Tras el convenio de 1866, se realizaron gaba al presidente Daza a actuar de este modo,
nuevos acuerdos que se plasmarían en el tra- pues el Congreso había aprobado la transacción
tado suscrito el 6 de agosto de 1874 que fijaba a condición de que se aplicara el impuesto de
el límite entre ambas repúblicas en el paralelo los diez centavos. Al rechazar Hicks, gerente de
24. Asimismo, fijó un dominio común sobre el la compañía, y el gobierno chileno dicho pago,
guano (importante recurso en la época que se el contrato debía ser necesariamente resuelto
usaba como fertilizante) que se hallaba entre los (Recuadro 22).
paralelos 23 y 24. Uno de los puntos más im- El impuesto de los diez centavos se ha visto
portantes del tratado de 1874 fue que se acordó como el factor que desencadenó la guerra, es
mantener invariables los derechos de exportación decir la causa inmediata de la misma. Esta visión
de los minerales que Chile explotara en la zona y es compartida por la historiografía chilena y
LA GUERRA DEL PACÍFICO 173
Recuadro 22
boliviana. Los desacuerdos en torno a este punto La economía chilena desde 1875
versan más bien sobre la interpretación diversa
que historiadores de una y otra nacionalidad Hasta 1875, Chile había experimentado una
atribuyen a ese hecho. El reconocido historiador bonanza económica sin precedentes que tuvo
chileno Gonzalo Bulnes (1911-1919), por ejem- como base el crecimiento del sector exportador
plo, vio en la imposición del impuesto al salitre (Bonilla, 1980). Desde mediados de la década de
una falta al tratado de 1874 que vulneraba un 1870, empero, la crisis internacional repercutió
compromiso oficial y que además perjudicaba los fuertemente en la economía chilena que, al tener
intereses de la compañía salitrera cuyo negocio una base exportadora, dependía altamente de los
en Antofagasta se justificaba únicamente por la precios internacionales de sus productos en el
exención impositiva que les había sido concedi- mercado. 1875 marcó el descenso vertiginoso del
da. En cambio, el historiador boliviano Alberto precio de los principales productos de exporta-
Gutiérrez (1976) señaló que si bien la ley del ción chilenos (cobre, plata y trigo) en el mercado
14 de febrero de 1878 vulneraba el Tratado de londinense (Ortega, 2006).
1874, aun cuando el incidente de los diez cen- La situación empeoró cuando se empezó a
tavos hubiera sido solucionado en beneficio de generar un déficit comercial, el sector productivo
los intereses chilenos, de todos modos “habría no había sido favorecido y el desempleo continuó
surgido poco tiempo después otra complicación esparciéndose. Esta situación desencadenó una
de la misma o análoga índole”, pues el verdadero serie de manifestaciones populares que pusieron
problema de fondo, para él, era que los chilenos en jaque la capacidad de contención de la fuerza
se creían “dueños de todo” (citado por Cavieres pública chilena. El gobierno estaba obligado a
y Cajías, 2008: 149). actuar si quería contener la situación.
Otro aspecto muy discutido en la historio- Según Luis Ortega, al gobierno chileno le
grafía boliviana y chilena en cuanto al conflicto quedaba solamente la opción de reestructurar
desatado por el impuesto de los diez centavos fue toda la economía desde su base. Como señaló
que si bien la ley que lo implantó iba en detri- el propio presidente de Chile Aníbal Pinto en
mento de los intereses de una empresa privada, el 1877, “si algún descubrimiento minero o alguna
gobierno chileno defendió dichos intereses como otra novedad por el estilo no vienen a mejorar
propios tornando una situación que correspondía la situación, la crisis que de años se está sintien-
al derecho privado –por tratarse de un contra- do se agravará” (citado por Ortega, 2006: 40).
to suscrito entre el gobierno boliviano y una Reestructurar la economía era difícil. Más fácil
empresa particular– en una de derecho público era sustituir los productos para continuar un
que habilitó la declaración de guerra por parte crecimiento económico en base a la exportación.
de Chile. Por supuesto, la historiografía chilena Si el cobre y la plata no servían en ese esquema
sostiene que la intervención del gobierno chileno por la baja en los precios internacionales, algún
en el asunto se justifica a partir de la vulneración otro recurso los sacaría de la crisis.
del tratado de 1874 pero, para historiadores La invención de la dinamita hizo que un
bolivianos como Alcides Arguedas (1922), el nuevo recurso cobrara protagonismo a nivel
asunto debía haberse tratado por la vía privada, mundial: el salitre, una mezcla de nitratos (de so-
pudiendo haber reclamado los de la compañía dio y de potasio) que se utilizaba en la fabricación
una indemnización en virtud a la resolución del de estos explosivos, siendo además un excelente
contrato. El hecho de no haberse optado por fertilizante de la tierra. Este recurso tenía como
esa vía es uno de los argumentos de más peso en único yacimiento el desierto de Atacama, parti-
la tesis sobre la existencia de un plan previo del cularmente la parte que pertenecía a Bolivia y
gobierno de Chile para apoderarse del Litoral otra parte en territorio peruano. Empresas de
boliviano (Cavieres y Cajías, 2008). capitales chilenos y británicos se establecieron en
Más allá de las interpretaciones divergentes lugares como Antofagasta (Bolivia) y en Tarapacá
que se han suscitado en la historiografía, muchos (Perú) para explotar y exportar este recurso.
otros factores explican los intereses que tenían El salitre era una de las “novedades” que per-
los políticos y el gobierno del país vecino por mitiría a Chile salir de su crisis. Era un producto
adentrase en la zona del Litoral boliviano. con alta demanda en el mercado internacional,
LA GUERRA DEL PACÍFICO 175
incumplimiento del tratado de 1874 por parte de gobierno de Pardo monopolizó y expropió los
Bolivia sirvieron de pretexto al gobierno chileno yacimientos salitreros de Tarapacá, otorgando a
para poner en práctica una medida de expansión cambio certificados de reconocimiento de deuda.
territorial que además los ayudaría a salir de la Todas estas compañías tuvieron que trasladar
crisis económica en que se habían adentrado. sus actividades a otras zonas como Tocopilla en
Bolivia. De todas formas, al estallar la guerra ellas
también presionaron e influyeron para que Chile
¿Por qué el Perú entró en la guerra? tomara posesión de la zona en la que estaban
anteriormente ubicadas (Bonilla, 1980).
Si el primer detonante del conflicto bélico fue el El 3 de abril de 1879, Chile declaró la guerra
impuesto establecido por el gobierno boliviano, a los aliados, Perú y Bolivia (Abecia, 1986). No
el segundo fue sin duda la “alianza secreta” que obstante, Perú permaneció más tiempo en guerra
habían suscrito Bolivia y Perú en 1873. Dicha que Bolivia. El impacto de la guerra sobre este
alianza consistía en un pacto de defensa recíproca país fue devastador, no sólo porque, al igual que
en caso de agresión externa a cualquiera de los Bolivia, terminó perdiendo los territorios que
dos países. Ésta se había celebrado a instancias defendía, sino porque además al momento de ini-
del gobierno boliviano como respuesta a una ciarse el conflicto se hallaba en bancarrota, pese a
misión enviada por Chile, buscando comprar la bonanza económica que había experimentado
Atacama (Bonilla, 1980) justo un año antes de la durante la llamada era del guano cuyos ingresos
celebración del tratado de límites de 1874. se destinaron casi de forma exclusiva a pagar
La historiografía peruana condena la cele- los servicios de una amplísima deuda externa
bración de la alianza con Bolivia por atribuirle la contraída a raíz de la aplicación de una “política
causa de su ingreso en el conflicto armado. Sin del despilfarro” puesta en marcha durante varios
embargo, historiadores como Bonilla (1980) y años (Bonilla, 1980; Orrego, 2005).
Manrique (1996) han explicado las razones que
condujeron al gobierno peruano a la firma de
la alianza: se percibía un inminente peligro de
una guerra en la que, eventualmente, Bolivia
pudiera quedar aliada a Chile contra el Perú por
la cuestión de Arica que, de hecho, había sido un
ofrecimiento de Chile a Bolivia antes de iniciar
la guerra (Razoux, 2005). Fue preferible, en con-
secuencia, firmar un pacto de defensa mutua con
Bolivia para evadir tal peligro.
De cualquier forma, no fue sólo por solida-
ridad con Bolivia que Perú entró en la guerra,
aunque según ha mostrado Abecia (1986), el go-
bierno peruano se había mostrado leal a la alianza
con Bolivia al rechazar mantenerse neutral y tam-
bién porque nada garantizaba que en cualquier
otro momento Chile buscara otros argumentos
para iniciar la guerra. Igual que había sucedido
con el impuesto de los diez centavos, la excusa de
la que se valió el gobierno chileno para involucrar
al Perú en el conflicto fue su alianza con Bolivia,
pero en realidad tenía tanto interés en avanzar
sobre parte de su territorio como lo tenía para el
caso de Bolivia. Perú también tenía yacimientos
de salitre en los que algunas compañías habían
estado operando. Sin embargo, en 1875 –cuan- Figura 16. Eduardo Abaroa y su hija.
do se inició la crisis económica en Chile–, el Fuente: Archivo de La Paz.
LA GUERRA DEL PACÍFICO 177
Recuadro 23
El fin de la guerra
La República de Perú, nuestra hermana,
nuestra aliada, ha aceptado el empareda-
miento de Bolivia detrás de los Andes (La
Patria, 1883, citada por Querejazu Calvo,
2009: 499).
Recuadro 24
La retirada de Camarones y la batalla de San Francisco
“A fines del año 1879, las tropas chilenas habían desembarcado en Pisagua con el objetivo de adentrarse
en el Departamento peruano de Tarapacá y apoderarse de él. Una de las estrategias para defender dicho
Departamento se había coordinado entre los dos ejércitos aliados, debiendo darse encuentro dos tropas,
una al mando del General y Presidente Hilarión Daza, que se había movilizad desde Tacna hasta Arica, y la
otra formada por bolivianos y peruanos al mando del General Buendía, que se hallaba en Iquique. El punto
de encuentro sería Camarones. El 16 de noviembre de 1880, después de varios días de caminata de la tropa
hasta Camarones, Daza, con la venia del Presidente Peruano Mariano Ignacio Prado, ordenó la contramarcha
hasta Tacna. El General Buen día y los cuatro batallones a su cargo, en cambio, seguían marchando hacia
Camarones. Al llegar allí el 19 de noviembre, en lugar de encontrar a sus aliados, se toparon con el ejército
chileno que aguardaba el momento oportuno para atacar desde el Cerro de San Francisco.
El enfrentamiento comenzó ese mismo día. Un disparo fortuito de uno de los soldados aliados causó
alarma entre los chilenos que respondieron con un cañonazo de una de las baterías emplazadas al borde
de la cumbre.
Los cuatro regimientos aliados que habían sido colocados como vanguardia, a los pies del cerro (Zepita
y Ayacucho del Perú e Illimani y Olañeta de Bolivia), tomaron el disparo del cañón como señal que comen-
zaba la batalla. Corrieron cerro arriba con ímpetu incontenible. Lograron llegar a la cima donde hicieron
retroceder a los artilleros enemigos, tomando algunos de sus cañones Krupp. La infantería chilena fue
lanzada en su contra. Los regimientos Buin, 3° de Línea, Atacama y Valparaíso causaron y sufrieron muchas
bajas. En algunos lugares se luchó cuerpo a cuerpo.
Los cuatro batallones aliados, al darse cuenta de que eran los únicos en batalla, que el resto de sus
camaradas seguía en la pampa y que estaban siendo diezmados en medio campo enemigo, retrocedieron,
bajando precipitadamente del San Francisco acosados por los disparos de sus contrarios. En el llano, donde
desde un principio reinaba una gran confusión, algunos soldados atrincherados en los huecos de la explo-
tación del salitre disparaban contra el cerro, sin darse cuenta que sus tiros, por la curva de la distancia, en
vez de llegar a la cumbre, herían a sus compañeros de bajada. La caballería peruana abandonó el campo
en precipitada fuga. Su ejemplo fue seguido por el resto de las tropas. Los peruanos se dirigieron hacia el
pueblo de Tarapacá. Los bolivianos por grupos separados e incluyendo jefes y oficiales, tomaron el camino
de su patria. Cada uno se encaminaba a su ciudad o pueblo de origen.
[A los chilenos] Les demoró caer en cuenta de que los aliados, luego de tan extrañas demostraciones,
les habían dejado el campo libre, que abandonaban lo que ellos, los chilenos, habían venido a conquistar
como objetivo principal de su esfuerzo bélico, el departamento de Tarapacá. Inclusive el General Daza y su
fuerza estaban ya de vuelta en Tacna”.
Fuente: Querejazu Calvo, 1995: 124-125.
Recuadro 25
La batalla de Tacna o del Alto de la Alianza
“El “Alto de la Alianza”, originalmente meseta de Intiorco, donde acampó el ejército boliviano-peruano desde el
11 de mayo hasta el 26 del mismo mes (1880), ha dado su nombre, indebidamente, a la batalla más cruenta de la
Guerra del Pacífico. La acción no se realizó en la meseta misma, sino en el llano o arenal extendido delante de ella.
Por eso, es más propio denominarla“Batalla de Tacna”, pues fue en defensa de la ciudad peruana de Tacna, ubicada
8 kilómetros detrás, que se produjo la gran sangría de los dos ejércitos combatientes”(Querejazu Calvo, 1995: 147).
Esta batalla, que se desarrolló el 26 de mayo de 1880, terminó nuevamente en la derrota de los aliados
(Bolivia y Perú), cuyas tropas se hallaban al mando del presidente Campero.
“A partir de las dos y media de la tarde, los tres sectores del ejército peruano-boliviano fueron claudi-
cando sucesivamente. Sus bajas pasaban de 2.000 incluyendo una gran proporción de jefes y oficiales. No
hubo pánico ni desorden. Quienes quedaban en pie abandonaron el Campo de Marte y el Alto de la Alianza,
junto con su comandante, el General Narciso Campero y su Estado Mayor, calmosamente, con sus cuerpos
desfallecidos y sus corazones ahítos de amargura y dolor” (Querejazu Calvo, 1995: 150).
El resultado de esta batalla fue el apoderamiento de Tacna y luego de Arica (tras un conocido enfrenta-
miento que culminó en el Morro del lugar) por el ejército chileno, quedando despojado Perú de estos territorios.
LA GUERRA DEL PACÍFICO 179
No cabía duda sobre la superioridad militar la continuación de la guerra y para los que habían
chilena por encima de sus adversarios, quienes, preferido mantener la alianza con Perú cuando
excepto por las dos fragatas blindadas peruanas tuvieron la oportunidad de lograr un mejor trato
(“Huáscar” e “Independencia”) y su armamento, (Querejazu Calvo, 2009; Cluny, 2008).
no tenían capacidad para hacer frente a la ofensiva Después de la rendición del Perú y ante las
chilena (Razoux, 2005). La paulatina ocupación de amenazas del ejército chileno de avanzar sobre
territorios de los aliados en todo el Litoral boli- La Paz (ya habían tomado Puno), a Bolivia no le
viano y hasta en la toma de Lima –con todos los quedaba más opción que firmar un tratado bajo las
saqueos y muertes civiles que ella implicó– eviden- condiciones que se les impusiera. Aunque Estados
ció esta situación. En Bolivia persistía un sector de Unidos actuó como mediador, no estaba dispuesto
la población y de los miembros del Congreso que a desconocer el derecho que Chile había logrado
seguían alentando la resistencia (Querejazu Calvo, sobre los territorios ocupados; le interesaba sola-
1995), mientras que las ofertas para la rendición o mente que Bolivia y Perú recibieran una indemni-
la tregua no dejaban de llegar desde Chile. zación favorable a cambio de los territorios perdi-
En 1881, Chile propuso a Bolivia el fin de dos (Bonilla, 1980). El tratado de 1904 significó el
las hostilidades a cambio de la cesión del depar- final definitivo de la guerra para Bolivia (Recuadro
tamento del Litoral que sería compensada con la 27). Perdió un vasto territorio y perdió su cualidad
cesión, a su vez, de los departamentos peruanos marítima a cambio de una magra indemnización
de Tacna y Arica. Narciso Campero, designado en libras esterlinas y de la construcción de líneas
presidente de Bolivia luego de la destitución de férreas. Del mismo modo, un nuevo tratado entre
Daza (Recuadro 26), rechazó estas negociaciones Chile y Perú suscrito en 1929 terminaría por con-
manteniéndose fiel al tratado de alianza con el denar a Bolivia a la mediterraneidad al establecer
Perú (Querejazu Calvo, 1995). en su protocolo complementario la imposibilidad
Bolivia no sólo quedó con el sabor de la de- de ambos países de ceder a un tercero el derecho
rrota sino también con el de la traición. Duro re- sobre sus territorios soberanos sin previo acuerdo
vés para aquéllos que habían persistido en apoyar con el otro (Cajías, 2000).
Recuadro 26
El fracaso de los cuatro batallones aliados en la batalla de San Francisco, cuyo resultado significó la pérdida
de Tarapacá para la República del Perú, se atribuyó a la retirada de Camarones, cuyo principal responsable
era el presidente Daza. "El coronel Eliodoro Camacho enterado de los preparativos de Daza declaró más
tarde: “Vi un lúgubre cuadro de catástrofes en el porvenir. El ejército boliviano desertando del teatro de la
guerra sin haber enfrentado al enemigo. Bolivia engañando a su hermana y aliada la república peruana,
después de haberla comprometido en la guerra y después de haberla visto perder en poder del enemigo
su más valioso departamento”.
Luego de consultar con otros jefes y algunos civiles, como Belisario Salinas, Abdón Senén Ondarza y José
Rosendo Gutiérrez, Camacho decidió derrocar al Presidente Daza. Se aprovechó de que el 27 de diciembre
(1879) viajó a Arica para una de sus últimas entrevistas con el contralmirante Montero. Se dio orden a los
batallones que fuesen a lavar su ropa en el río Chaplina, distante unos pocos kilómetros de Tacna.
Mientras la ausencia de esas tropas y con el soporte de los integrantes de la “Legión Boliviana”, el
batallón “Loa” y el regimiento de artillería, se tomaron presos a los adictos a Daza, generales Arguedas y
Alcoreza, se ocupó el local del Estado Mayor, se retiraron las armas y la munición del cuartel del batallón
“Colorados” y de las demás unidades no comprometidas en el golpe" (Querejazu Calvo, 1995: 134). Después
del derrocamiento del presidente Daza, asumió el mando en forma temporal el general Narciso Campero.
En el Perú sucedió algo similar con el presidente Prado, quien se ausentó hacia Europa con el pretexto
de comprar naves para dar lucha a Chile por la vía marítima. Dejando la presidencia al vicepresidente en
forma temporal, Nicolás de Piérola aprovechó su ausencia para dar un golpe y hacerse con el mando.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Querejazu Calvo, 1995.
180
Chile resultó vencedor de una guerra para En cuanto al Perú, Cluny (2008) destaca el
la que estaba muy bien preparado militarmente hecho de que luego de la tenaz ocupación chilena
(Razoux, 2005) y que había buscado librar a toda en Lima, el propio ministro de Guerra del Perú
costa. Además de ganar territorios, logró imponer declaró que el mantenimiento de la alianza con
su primacía en el Pacífico (aspecto por el que Bolivia ya solamente era una cuestión de “digni-
siempre se había hallado en pugna con el Perú) dad y honor”. Continuar con la alianza implicaba
y, ante todo, logró revertir una crisis económica pagar un precio muy alto. Fue así como el 20 de
de la que probablemente no podría haber salido octubre de 1883, el representante diplomático
de no haber sido por la guerra o por algún cam- del Perú firmó el tratado de paz con Chile.
bio estructural en su economía y en su aparato Pero esta firma se hizo sin la concurrencia de
productivo. Como ha planteado Ortega: “en 1879 su aliada, Bolivia. Aún cuando Daza y Campero
Chile fue rescatado de la peor crisis de su vida habían rechazado negociar con Chile en varias
independiente no por la improvisación fiscal, sino oportunidades por mantener firme el tratado
por la sangre y el fuego, en otras palabras por la de 1874, Perú sí resolvió negociar por sí mismo
Guerra del Pacífico” (2006: 53). (Abecia, 1986).
Recuadro 27
El Tratado de 1904
“Art. I. Restablécense las relaciones de Paz y Amistad entre la República de Chile y la República de Bolivia,
terminando, en consecuencia, el régimen establecido por el Pacto de Tregua.
Art. II. Por el presente Tratado, quedan reconocidos del dominio absoluto y perpetuo de Chile los terri-
torios ocupados por éste en virtud del artículo 2 del Pacto de Tregua de 4 de Abril de 1884…
Art. III. Con el fin de estrechar las relaciones políticas y comerciales de ambas Repúblicas, las Altas Partes
Contratantes convienen en unir el puerto de Arica con el Alto de La Paz por un ferrocarril cuya construcción
contratará a su costa el Gobierno de Chile, dentro del plazo de un año, contado desde la ratificación del
presente Tratado. La propiedad de la sección boliviana de este ferrocarril se traspasará a Bolivia a la expira-
ción del plazo de quince años, contado desde el día en que esté totalmente terminado. Con igual fin, Chile
contrae el compromiso de pagar las obligaciones en que pudiera incurrir Bolivia por garantías hasta por
cinco por ciento sobre los capitales que se inviertan en los siguientes ferrocarriles, cuya construcción podrá
emprenderse dentro del plazo de treinta años: Uyuni a Potosí; Oruro a La Paz; Oruro, por Cochabamba, a
Santa Cruz; de La Paz a la región del Beni; y de Potosí, por Sucre y Lagunillas, a Santa Cruz. Este compromiso
no podrá importar para Chile un desembolso mayor de cien mil libras esterlinas anuales, ni exceder de la
cantidad de un millón setecientas mil libras esterlinas que se fija como el máximum de lo que Chile destinará
a la construcción de la sección boliviana del ferrocarril de Arica al Alto de La Paz y a las garantías expresadas;
y quedará nulo y sin ningún valor al vencimiento de los treinta años antes indicados…
Art. IV. El Gobierno de Chile se obliga a entregar al Gobierno de Bolivia la cantidad de trescientas mil
libras esterlinas en dinero efectivo y en dos parcialidades de ciento cincuenta mil libras; debiendo entregarse
la primera parcialidad seis meses después de canjeadas las ratificaciones de este Tratado; y la segunda, un
año después de la primera entrega.
Art. VI. La República de Chile reconoce en favor de la de Bolivia y a perpetuidad, el más amplio y libre
derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del Pacífico. Ambos Gobiernos acordarán, en ac-
tos especiales, la reglamentación conveniente para asegurar, sin perjuicios para sus respectivos intereses
fiscales, el propósito arriba expresado.
Art. VII. La República de Bolivia tendrá el derecho de constituir agencias aduaneras en los puertos
que designe para hacer su comercio. Por ahora señala por tales puertos habilitados para su comercio, los
de Antofagasta y Arica. Las agencias cuidarán de que las mercaderías destinadas en tránsito, se dirijan
del muelle a la estación del ferrocarril y se carguen y transporten hasta las aduanas de Bolivia en vagones
cerrados y sellados y con guías que indiquen el número de bultos, peso y marca, número y contenido, que
serán canjeados con tornaguías (…)”
(Firmado en Santiago de Chile, el 20 de octubre 1904).
Fuente: Diario oficial, nº 8169, 27 de marzo de 1905.
182 LOS PRIMEROS CIEN AÑOS DE LA REPÚBLICA / TOMO IV
El tratado de paz, conocido por el lugar en quedando en estado de bancarrota para fines de
que se celebró como Tratado de Ancón, fue ne- la década de 1870, y la situación económica de
fasto para los intereses bolivianos. Por medio de Bolivia también era sumamente inestable.
éste, Perú cedió a Chile la propiedad perpetua e Por otro lado estuvo la cuestión de la pre-
incondicional sobre el territorio de Tarapacá (el sencia en los territorios costeros. Chile, con
territorio salitrero), e indirectamente también la Valparaíso, y Perú, con el Callao, se disputaron
del Litoral boliviano. Se concedió igualmente la desde muy temprano el posicionamiento como el
posesión provisional sobre Tacna y Arica, hasta mayor puerto del Pacífico, situación que se ma-
que un plebiscito decidiera a cuál de las dos re- nifestó con claridad en la guerra contra la Con-
públicas pertenecerían estos departamentos. A federación Perú-Boliviana. Bolivia, en cambio,
la firma de este tratado siguió la desocupación había nacido a la vida independiente sin poseer el
inmediata de las tropas chilenas que habían es- puerto que se había usado como salida al Pacífico
tado asentadas en Lima durante más de dos años desde la época colonial, es decir Arica, situación
(Querejazu Calvo, 2009). Una ocupación de tal que llevó al país a no prestar la atención necesaria
magnitud (con muertes y saqueos) y el hecho de a su territorio costero, pues se seguía recurriendo
que Chile había tomado las riendas incluso de la a aquél puerto. Clara prueba de ello fue el hecho
vida política del Perú (llegando a nombrar un pre- de que el puerto de Cobija, habilitado en 1825
sidente favorable a sus intereses), quizás expliquen para sustituir a Arica que pertenecía formalmente
los motivos que condujeron a este país a firmar un al Perú, no tuvo la importancia que Chile y Perú
tratado de paz prescindiendo de su aliado. lograron darle al Callao y a Valparaíso.
A esto se sumaba el hecho de que la que fue
inicialmente provincia de Atacama, y que poste-
¿Una guerra con un solo “origen”? riormente pasó a convertirse en el departamento
del Litoral, no contaba con una presencia signifi-
Un insistente afán, en la historiografía y hasta en cativa del Estado ni de la población boliviana pues
la opinión pública, por encontrar el “origen” de la hasta poco antes de la Guerra se lo había consi-
Guerra del Pacífico ha conducido a versiones su- derado un territorio pobre e inservible. Como
mamente simplificadas del conflicto. Una pugna han señalado Cavieres y Cajías, Bolivia tuvo una
que involucró a tres Estados no puede atribuirse posesión “real de Atacama; pero era una posesión
a una sola causa. Al contrario, fue la acumulación frágil” (citado por Godoy, 2013: 128). La habili-
de varios sucesos la que, finalmente, terminaría tación de Antofagasta y Mejillones se hizo real-
por desatar la guerra. Todos los factores que mente por el continuo asentamiento de capitales,
analizamos en este apartado fueron, en conjunto, empresas y trabajadores chilenos (y británicos) en
los que culminaron en el conflicto. la zona, al igual que sucedió con las guaneras de
Es innegable que el origen inmediato –el Tocopilla y con las minas de Caracoles (Cavieres
“pretexto” en palabras de Abecia (1986)– de la y Cajías, 2008). En 1874, por ejemplo, 93% de
guerra fue la medida del presidente boliviano la población de Antofagasta era chilena y apenas
Hilarión Daza y de la Asamblea Nacional, el 14 2% era boliviana. Esto ha llevado a historiadores
de febrero de 1878, para que la “Compañía de Sa- bolivianos y chilenos a señalar como la verdadera
litres y Ferrocarril de Antofagasta” pagara al país causa del conflicto de 1879 justamente a la ex-
un impuesto de diez centavos por cada quintal pansión del capital y trabajo chilenos al desierto
de salitre exportado desde la zona. Este impuesto de Atacama. Al respecto, el historiador boliviano
fue considerado por el gobierno chileno como la Alberto Gutiérrez (1976) señaló:
ruptura del tratado de 1874. Pero si bien el im-
puesto fue la chispa que desencadenó el conflicto, … mientras se prolongaba la controversia diplo-
las causas del mismo fueron múltiples y mucho mática, se poblaba ese territorio con los aluviones
humanos de Chile y nuevas riquezas se descubrían
más complejas. Por un lado, estuvo la situación
y se explotaban por capitalistas chilenos… El
económica de los tres países. Para el caso de Chi- incremento de la población trabajadora del sur
le, la crisis iniciada en el 1875 fue determinante; de Chile en Antofagasta, en Cobija, en Tocopilla,
el Perú no había sabido aprovechar la bonanza en toda la costa de Atacama; la perspectiva de
económica generada durante la era del guano, riquezas descubiertas y por descubrirse en esa
LA GUERRA DEL PACÍFICO 183
inmensa zona metalífera; la creación de campos contexto señalado, tomando en cuenta todos los
privilegiados de consumo para los productos de la factores económicos, territoriales, sociales, polí-
agricultura y de la industria del sur de Chile, eran ticos y diplomáticos, hubo también un claro plan
otras tantas circunstancias asociadas por obra de de anexión del desierto de Atacama al territorio
una evolución natural para dirigir la política chi-
chileno. Se trataba de un plan que tenía como
lena por el rumbo franco de la anexión (Gutiérrez,
1976, citado por Cavieres y Cajías, 2008: 154).
antecedente la convicción del gobierno chileno
de tener derechos territoriales sobre la zona
El historiador chileno Gonzalo Bulnes desde 1842 (Recuadro 28), negando que dicho
(1911) va más allá al señalar que territorio perteneciera a Bolivia por el principio
uti posidetis jure de 1810 y desconociendo la am-
… la guerra fue un arreglo de cuentas entre el plia documentación que señalaba que la provincia
trabajador chileno y el país que lo había hosti- de Atacama había estado sujeta a la jurisdicción
lizado. El obrero de las salitreras y de los ferro- de la Audiencia de Charcas, concretamente a la
carriles peruanos fue el soldado de los primeros Intendencia de Potosí según se señala en la Orde-
regimientos que se organizaron en Antofagasta nanza de Intendentes de 1782 (Cajías, 2000). Éste
(Bulnes, citado por Cavieres y Cajías, 2008: 153). fue el motivo por el cual, entre 1866 y 1874, se
celebraron varios tratados de límites ente las dos
En la misma línea, y reforzando lo que ha repúblicas y el motivo por el cual Bolivia envió
planteado Luis Ortega (2006), Alain Joxe (1970) sucesivas misiones diplomáticas para demostrar
ha señalado que su derecho territorial ante Chile. Adicionalmen-
te, la ocupación de facto que se había producido
… la guerra del Pacífico no fue el resultado de en Atacama dio al gobierno chileno mayores
una presión de los militares sobre el Estado.
motivaciones para apropiarse oficialmente de la
Fue más bien una decisión civil tomada a causa
de ciertas dificultades económicas, financieras,
zona. Esto se observa claramente en una carta
políticas y sociales de gravedad que se habían ido enviada en 21 de febrero de 1879 por el presi-
acumulando desde la baja del precio del cobre dente chileno Aníbal Pinto al del Perú, señalando:
en los mercados mundiales (en 1872: 108 libras
esterlinas la tonelada; en 1878: 37 libras esterlinas …creo que una vez establecidos en el litoral
la tonelada). En diciembre de 1878 la crisis llegó nos será imposible abandonarlo. La población
a su punto culminante. El oro había desapareci- de este territorio como usted sabe es en su gran
do totalmente, se suspendieron los pagos de los mayoría chilena, y chilenos son en su totalidad
sueldos a los funcionarios y el Presidente liberal, los intereses radicados en él. A esto se agrega que
Aníbal Pinto, corría el riesgo de ser derrocado la cesión que de este territorio hicimos a Bolivia
por una revolución si no hubiera venido a salvarle nunca fue aprobada por la opinión de este país.
la guerra, decidida en el momento oportuno Devolver a Bolivia el territorio comprendido
(Joxe, citado por Abecia, 1986: 21). entre los grados 23º y 24º sería considerado aquí
como la entrega de una de nuestras provincias a
Los planteamientos de Bulnes, Joxe y Ortega una potencia extranjera (En Bulnes, citado por
confieren a la guerra un matiz mucho más social Cavieres y Cajías, 2008: 147).
del que usualmente se le atribuye, pues si bien
es cierto que los intereses involucrados en el Haciendo un balance, lo que nos muestra
conflictos fueron del gobierno chileno, de buena todo el contexto analizado es que la Guerra del
parte de su cúpula política y de los empresarios Pacífico, más allá de sus batallas, de los héroes y
chilenos e ingleses que habían invertido en las antihéroes que se fueron construyendo en tor-
salitreras asentadas en Atacama, también estuvie- no suyo o de una causa única que se le busque
ron involucrados los intereses de los trabajadores atribuir –aspectos a los que tiende a reducirse en
chilenos que se habían asentado en la región y conflicto–, debe ser vista como un acontecimiento
de la sociedad chilena en general, que se hallaba que puso a prueba los cimientos de las aún jóvenes
en una profunda crisis. repúblicas implicadas, dejando ver sus aciertos y
A todos estos factores podemos añadir uno también sus puntos más débiles (Bonilla, 1980),
sobre el que se ha insistido ampliamente en la y dejando también entrever la capacidad que tu-
historiografía boliviana y peruana: que bajo el vieron para encarar situaciones adversas.
184 LOS PRIMEROS CIEN AÑOS DE LA REPÚBLICA / TOMO IV
Recuadro 28
“Chile…hizo saber a todas las naciones que había ocupado territorio que le correspondía. Era el mismo
criterio que Pinto [el Presidente chileno] expresó a Lavalle ´hasta el grado 23 Chile había cedido a Bolivia y
ahora lo recuperaba`. Curiosa teoría la de Chile, Bolivia con los mismos argumentos y fundamentos podía
manifestar que había cedido a Chile hasta el grado 25 condicionalmente y que también podía ocuparlo en
cualquier momento” (Abecia, 1986: 73).
Contraponiéndose a la idea de que Chile tenía derechos sobre Atacama, otros historiadores, como
Fernando Cajías (2000), ponen énfasis en las pruebas que demuestran que dicha provincia había formado
parte de la Audiencia de Charcas durante la Colonia: prueba de ello es que los indios de la región pagaban
sus tributos a las Cajas Reales de Potosí, por ejemplo, o que en el Decreto del 9 de febrero de 1825 por el
que se convocó a la Asamblea General de las Provincias del Alto Perú, se citó a un diputado por la provincia
de Atacama; luego, en consecuencia, pasó a integrar el territorio de la República de Bolivia.