Necesidad de Alimentación
Necesidad de Alimentación
Necesidad de Alimentación
GERIATRIA
NECESIDAD
DE
ALIMENTACIÓN
Responsables:
María García
Paola Vera
Olga Silva
Celeste Martínez
Año: 2017
INTRODUCCIÓN
Muchas son las manifestaciones que pueden presentarse en esta etapa de la vida que
provocan que un adulto mayor sea dependiente de otra persona, es decir, que conspiran
contra su independencia como ser humano.
Toda pérdida o anomalía de una estructura lleva a una dependencia por deficiencia de
las funciones psicológicas, fisiológicas o anatómicas. Estas deficiencias se clasifican en
físicas, psíquicas y sensoriales. Dentro de las físicas están las limitaciones orgánicas no
motoras, debido a enfermedades cardiovasculares, nerviosas y la invalidez motora como
pérdida de miembros, parálisis cerebral y síndromes convulsivos. Entre las psíquicas
están las deficiencias mentales de varios tipos y las sensoriales como la ceguera, la
sordera y trastornos del habla.
La dependencia puede presentarse también por discapacidad, que no es más que una
restricción o ausencia de la capacidad para realizar una actividad en la forma o dentro
del margen que se considere normal para un individuo de su edad. La discapacidad se
caracteriza por excesos o insuficiencias en el desempeño y comportamiento en una
actividad normal y rutinaria, que pueden ser temporales o permanentes, reversibles o
irreversibles y progresivos o regresivos. Las discapacidades pueden surgir como
consecuencia directa de las deficiencias o como una respuesta del propio individuo
sobre todo psicológica, a diferencias físicas, sensoriales o de otro tipo.
De manera general, un adulto mayor que haya perdido o que tenga restringidas sus
capacidades para ver, oír, hablar, contener voluntariamente sus esfínteres, orientarse,
asearse, alimentarse, deambular sin dificultad, es una persona con serias dificultades
para integrarse socialmente, lo cual constituye también una limitación psicológica que
lo hace cada vez más dependiente y enfermo.
FACTORES DE RIESGO QUE AFECTA LA ALIMENTACIÓN NORMAL DEL
ADULTO MAYOR
Es conocido que en el anciano se altera la percepción del gusto. Se elevan los umbrales
de detección y reconocimiento para dulces, amargo, salado y agrio. El sentido del olfato
también se altera. Esta disminución de sensaciones puede reducir el agrado de comer y
perjudicar el estado nutricional.
Son numerosos los cambios en el tubo digestivo que pueden influir en el estado
nutricional del anciano.
Partiendo por la boca, las alteraciones en la dentadura, casi universales en este grupo
etario, conducen a un cambio en la consistencia de los alimentos que deben consumir. Si
se pierden las piezas dentarias y deben usar prótesis, pierden eficiencia masticatorio.
Las personas portadoras de prótesis tienen una disminución en la capacidad para
percibir sabores, consistencia y textura de los alimentos. La mejor de las prótesis tiene
una capacidad masticatorio nunca superior al 30% de una dentadura natural. El estado
de salud bucal es un condicionante de la ingesta alimentarla, pero no una causa directa
de déficit nutricional. Los Adultos Mayores adecuan su ingesta alimentaria en términos
de consistencia a su estado bucal sin importar la calidad de los alimentos en relación a
sus necesidades nutricionales reales.
Otra alteración importante son los cambios en la motilidad del tubo digestivo. Se altera
la motilidad del esófago, siendo frecuente los espasmos esofágicos, disminuye la
velocidad del vaciamiento gástrico y se altera la motilidad del intestino delgado. La
constipación asociada a estos cambios y a otros factores como el menor consumo de
fibra, se convierten en un problema frecuente que trae aparejado otro, como es el
consumo excesivo de laxantes.
En la medida que un sujeto envejece, sus fallas orgánicas llevan al uso de múltiples
fármacos en forma crónica. Estudios efectuados en Chile han demostrado que el 30% de
los ancianos que viven en sus hogares consumen regularmente más de tres
medicamentos. Estas drogas pueden tener una serie de efectos adversos sobre la
absorción y metabolismo de los nutrientes.
Las alteraciones nutricionales y metabólicas dl consumo del alcohol son múltiples y
variadas, cuyo consumo excesivo es cada vez más frecuente en los ancianos, quienes
además suelen no confesar su uso.
Los problemas sociales y económicos que enfrenta este grupo son los que más influyen
sobre su estado nutritivo y se destacan la restricción en la ingesta de alimentos por
pobreza, el aislamiento social, la discapacidad física y alteraciones mentales.
Otro factor que influye en la calidad de la alimentación son las creencias y prácticas
culturales, muchos adultos mayores viven encerrados en hábitos alimentarlos que ellos
consideran correctos debido a que fueron entregados por generaciones anteriores o
adquiridos en el seno familiar, los cuales son respetados en gran manera siendo fuentes
de ciertos desequilibraos de la alimentación diaria.
Alteración del intestino que consiste en una excesiva retención de agua en el intestino
grueso y el consiguiente endurecimiento de las heces, por lo cual se hace muy difícil su
expulsión.
Manifestaciones clínicas
Dolor de estómago.
Incontinencia fecal - similar a la diarrea.
Ropa interior sucia.
Negarse a ir al baño.
Pérdida del apetito.
No comer mucho a pesar de tener hambre.
Heces duras.
Dificultades de movimiento del intestinal.
ANOREXIA EN GERIÁTRICOS
Manifestaciones clínicas:
CARENCIAS NUTRICIONALES
Manifestaciones clínicas
DIVERTICULOSIS
Manifestaciones clínicas
HEMORROIDES
Manifestaciones clínicas
Manifestaciones clínicas
La osteoporosis suele ser asintomática hasta que hay una fractura (sobre todo de las
vértebras y de cadera), pero puede haber dolor y deformidad de columna.
Manifestaciones clínicas
CONCLUSIÓN
Dentro de las consideraciones finales cabe mencionar la realidad abrumadora y cada vez
más palpable del crecimiento exponencial de la población geriátrica en el mundo. Es
fundamental preguntarse si la formación médica actual está preparada para afrontar las
necesidades y expectativas de este grupo de edad y si las políticas de salud vigentes se
orientan hacia este gran reto. Creemos que un primer paso hacia este propósito es que el
médico familiar tenga dentro de su esquema de atención un abordaje del paciente
geriátrico desde la perspectiva multidimensional, valorando no sólo los aspectos
clínicos, sino también los factores psicosociales y funcionales, y que involucre a
diversos actores como el sistema de salud, la familia, los organismos gubernamentales,
etcétera. Solamente una visión holística permitirá entender al adulto mayor en su real
dimensión, garantizando una atención adecuada y efectiva.