Resumen de Capacitación

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Capacitación 1:

PREVENCIÓN DEL BULLYING: ESTRATEGIAS PARA UNA SANA CONVIVENCIA

El acoso escolar, también conocido como "bullying", es un problema serio que se caracteriza por
comportamientos hostiles y repetitivos destinados a intimidar, excluir o discriminar a la víctima. Esto
puede manifestarse en forma de maltrato físico, psicológico o verbal. Es esencial abordar este
problema y promover una convivencia sana en la escuela y en la comunidad. Algunas estrategias
clave para prevenir el bullying incluyen promover la empatía, fomentar el respeto mutuo, crear un
ambiente inclusivo, fomentar la comunicación abierta, enseñar habilidades de resolución de
conflictos, promover la intervención de adultos y educar sobre el bullying. Con estas acciones,
podemos trabajar juntos para crear un entorno seguro y respetuoso para todos.
Asimismo nos hablaron de los tipos de bullying:
● Verbal: Se refiere a insultos, palabras hirientes, difamaciones, comentarios racistas y otros
ataques verbales que exponen la debilidad de la víctima. Puede incluir persecución, amenazas,
intimidaciones, chantajes y obligar a la víctima a realizar acciones en contra de su voluntad.
● Psicológico: Se centra en lesionar la identidad de la víctima, provocando miedo a través de la
ridiculización, burla, hostigamiento, acoso a la salida del centro y otras formas de
manipulación emocional.
● Físico: Involucra cualquier lesión corporal directa a la víctima, como empujones, bofetadas,
patadas, peleas y otras formas de violencia física, incluyendo la privación de la libertad.
● Sexual: Implica actos sexuales no deseados, comentarios o insinuaciones sexuales, obligar a
observar material sexualmente explícito y cualquier otra forma de acoso sexual.
● Relacional: Se trata de aislar, rechazar o mostrar indiferencia hacia la víctima, reduciendo su
participación en actividades grupales y distorsionando su imagen frente al grupo mediante la
manipulación social.
Estos diferentes tipos de bullying pueden manifestarse en el entorno escolar y también a través de la
tecnología, como el acoso cibernético, donde se utiliza Internet y dispositivos móviles para intimidar,
amenazar o difundir información de la víctima. Es crucial identificar y abordar estos comportamientos
para prevenir el bullying y promover un ambiente seguro y respetuoso.
Los factores que contribuyen al bullying son diversos y pueden surgir de diferentes ámbitos:
● Familia: La violencia dentro del hogar, la falta de educación y las expectativas limitadas por
parte de los padres pueden influir en el comportamiento de los niños.
● Escuela: Un entorno escolar sin límites claros, con una convivencia hostil y una desconexión
entre la escuela y las familias puede facilitar el desarrollo del bullying.
● Comportamiento de los estudiantes: La presencia de conductas violentas, el consumo de
alcohol y drogas, así como problemas en las relaciones interpersonales entre los estudiantes,
pueden aumentar el riesgo de que se produzcan situaciones de acoso.
● Sociedad: Un bajo nivel socioeconómico y altos niveles de violencia en la sociedad, como
robos, homicidios y accidentes, pueden crear un entorno propicio para la aparición del
bullying.
Personalmente, creo que es fundamental abordar estos factores de riesgo de manera integral. La
prevención del bullying no solo debe centrarse en la escuela, sino que también necesita involucrar a
las familias y a la sociedad en su conjunto. Es importante promover valores de respeto, empatía y
comunicación tanto en el hogar como en la comunidad para crear un entorno seguro y saludable para
todos los niños y jóvenes.
Las consecuencias del bullying son profundas y afectan tanto a la víctima como al agresor y a los
testigos. Para la víctima, las secuelas pueden incluir sentimientos de resignación, baja autoestima y
aislamiento, lo que puede llevar a ausentismo escolar, bajo rendimiento académico e incluso intentos
suicidas, especialmente entre adolescentes. El miedo y la ansiedad pueden provocar trastornos del
sueño y depresión. Además, pueden surgir lesiones físicas que van desde leves hasta graves. Por otro
lado, el agresor puede experimentar desadaptación escolar y desarrollar comportamientos antisociales
que violan los derechos de los demás, tanto dentro como fuera del entorno escolar. Los testigos
también se ven afectados, algunos pueden normalizar el bullying y actuar de manera insensible,
mientras que otros pueden sentirse mal pero no hacen nada para detener la violencia. En mi opinión,
es crucial abordar el bullying desde una perspectiva integral, involucrando a toda la comunidad
escolar y promoviendo una cultura de respeto y empatía para prevenir estas consecuencias
devastadoras.
La labor del psicólogo en la prevención y abordaje del bullying se enfoca en tres niveles
fundamentales. En primer lugar, se busca concientizar a la comunidad educativa a través de
actividades como talleres y charlas que promuevan la psicoeducación sobre el tema. En segundo
lugar, se trabaja en la sensibilización, ayudando a los individuos a conectar con sus pensamientos y
emociones para comprender mejor las implicaciones del bullying. Finalmente, se busca generar
cambios reales mediante la elaboración de un proyecto de vida que promueva el crecimiento personal
y la responsabilidad. Todo esto se lleva a cabo desde un enfoque restaurativo, que busca no solo
sancionar al agresor, sino también enseñarle a asumir la responsabilidad de sus acciones y tomar
medidas para reparar el daño causado. En mi opinión, este enfoque es fundamental para promover una
cultura de respeto y empatía en la comunidad escolar, abordando no sólo las conductas problemáticas,
sino también las causas subyacentes y fomentando un crecimiento positivo tanto para los agresores
como para las víctimas.

COMENTARIO CRÍTICO
Mi opinión es que, si bien las estrategias para prevenir y abordar el bullying son fundamentales y bien
intencionadas, a menudo se enfrentan a desafíos significativos en su implementación y efectividad. Si
bien la concientización, sensibilización y enfoque restaurativo son enfoques valiosos, en la práctica
pueden resultar difíciles de llevar a cabo de manera integral y sostenible.
Por un lado, la concientización y sensibilización pueden encontrar resistencia por parte de algunos
miembros de la comunidad escolar, como estudiantes, padres y personal educativo, quienes pueden no
percibir el bullying como un problema serio o pueden carecer de recursos para abordarlo
adecuadamente. Por otro lado, el enfoque restaurativo, si bien es prometedor en teoría, puede
enfrentar obstáculos en la práctica debido a la complejidad de involucrar a todas las partes afectadas y
asegurar que se cumplan adecuadamente las medidas de reparación y responsabilidad. Además, la
efectividad a largo plazo de este enfoque puede ser cuestionable si no se abordan adecuadamente las
causas subyacentes del bullying, como los factores familiares, escolares y sociales que contribuyen a
su ocurrencia.
Concluyendo, es importante seguir explorando y promoviendo estrategias para prevenir y abordar el
bullying, también es crucial reconocer los desafíos y limitaciones que enfrentamos en este esfuerzo.
Se requiere un compromiso continuo para abordar las raíces profundas de este problema social
colaborativo que involucre a toda la comunidad escolar.
Capacitación 2:

Técnicas cognitivas para adolescentes

La terapia cognitivo-conductual es como una especie de "entrenamiento mental" que ayuda a los
adolescentes a manejar sus problemas emocionales de una manera más positiva. Utiliza técnicas de
comportamiento y pensamiento para cambiar la forma en que piensan sobre las cosas. Por ejemplo, si
un adolescente tiene pensamientos negativos como "Soy un fracaso" cuando enfrenta desafíos, la
terapia lo ayuda a cuestionar esos pensamientos y a reemplazarlos con otros más realistas y positivos.
Además, la terapia no solo resuelve problemas a corto plazo, sino que también dota a los adolescentes
con habilidades para enfrentar desafíos futuros y adoptar actitudes más saludables en su vida
cotidiana.

Durante la terapia, los adolescentes aprenden a reconocer los pensamientos automáticos que surgen en
situaciones estresantes. Por ejemplo, cuando reciben una crítica, pueden tener pensamientos rápidos
como "Nunca podré hacerlo bien". Estos pensamientos reflejan patrones de pensamiento más
arraigados, llamados esquemas, que la terapia también ayuda a identificar y abordar. Al cambiar la
forma en que los adolescentes piensan sobre sí mismos y el mundo, la terapia cognitivo-conductual les
ayuda a sentirse mejor emocionalmente y a enfrentar la vida de manera más positiva.

La Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), creada por Ellis, es muy útil para los adolescentes
porque les ayuda a entender y manejar sus pensamientos y emociones de manera más saludable. Por
ejemplo, imagina a un adolescente que cree que debe ser perfecto en todo lo que hace para ser
aceptado por sus amigos. Esta creencia irracional puede causar mucha ansiedad y estrés cuando no
alcanza sus propias expectativas, lo que podría llevarlo a sentirse deprimido o incluso a evitar
participar en actividades sociales. Otro ejemplo podría ser un adolescente que piensa que necesita la
aprobación constante de sus padres para ser feliz. Esta demanda irracional puede llevarlo a buscar la
validación externa en todo lo que hace, lo que puede resultar en sentimientos de baja autoestima y
dependencia emocional. Utilizando el modelo ABC de la TREC, podemos ver cómo estos
pensamientos irracionales (B) pueden llevar a consecuencias emocionales (C) negativas. Por ejemplo,
el pensamiento de "debo ser perfecto para ser amado" (B) puede llevar a sentirse ansioso y deprimido
(C) cuando no cumple con sus propias expectativas. La terapia Racional Emotiva Conductual ayuda a
los adolescentes a desafiar estos pensamientos irracionales y a reemplazarlos por creencias más
realistas y adaptativas, lo que les permite vivir vidas más felices y saludables.

Las técnicas cognitivas son herramientas útiles en la terapia cognitivo-conductual, especialmente para
desafiar y cambiar pensamientos negativos. La reestructuración cognitiva, por ejemplo, implica
identificar y cuestionar pensamientos desadaptativos con la ayuda del terapeuta, reemplazandolos por
otros más apropiados. Los autorregistros son otra técnica importante que se utiliza para recopilar
información sobre el estado emocional del paciente, como qué situaciones o personas desencadenan
malestar emocional, qué pensamientos surgen en esas situaciones, qué emociones se experimentan y
cómo se comporta el individuo en respuesta a ellas. Estos registros son útiles tanto al inicio de la
terapia para identificar patrones de pensamiento y comportamiento, como más adelante para seguir el
progreso y continuar cuestionando y cambiando cogniciones disfuncionales.
COMENTARIO:
El tema de la terapia cognitivo-conductual y su aplicación en adolescentes es de suma importancia en
el campo de la psicología. Los adolescentes experimentan una serie de cambios físicos, emocionales y
sociales que pueden desencadenar problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, baja
autoestima, entre otros. En este sentido, la terapia cognitivo-conductual ofrece herramientas efectivas
para ayudar a los adolescentes a comprender y manejar sus pensamientos y emociones de manera más
saludable.

Los psicólogos pueden utilizar técnicas de terapia cognitivo-conductual para abordar una variedad de
problemas que afectan a los adolescentes, como la autoestima, la ansiedad social, las habilidades
sociales y la resolución de problemas. Por ejemplo, pueden ayudar a los adolescentes a identificar y
cuestionar pensamientos irracionales que contribuyen a su malestar emocional, así como a desarrollar
estrategias de afrontamiento efectivas para enfrentar situaciones estresantes.

Además, la terapia cognitivo-conductual también puede ser útil para los adolescentes en el proceso de
autoconocimiento y desarrollo personal. Les permite explorar sus pensamientos y sentimientos,
entender cómo estos afectan su comportamiento y tomar medidas para cambiar patrones de
pensamiento y comportamiento poco saludables.

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