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COMPRENSIÓN Y REDACCIÓN DE

TEXTOS I
Ciclo 2024 - Junio

Integrantes:
- Del Cuadro Barbarán, Luz Guadalupe
- Ayala Calderón, Ney Susan

Frente al contexto actual, ¿Ustedes creen que la regulación de contenido en redes sociales
es una medida que permite salvaguardar la integridad de los usuarios?

Esquema
1.1. Contextualización: Teruel (2010) El internet actualmente es como una plaza pública, un
espacio heterogéneo donde cada uno puede actuar, expresarse y trabajar.

1.1.1. Gandasegui (2011) Las redes sociales como los medios de comunicación masivos y
personales, de entretenimiento y prácticos.

1.1.2. Arrieta (2014) Las redes sociales como herramientas increíblemente poderosas para
la vinculación humana.

1.2. Controversia

¿Creen que la regulación de contenido en redes sociales es una medida que permite
salvaguardar la integridad de los usuarios?

1.3. Tesis

No creemos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que permita
salvaguardar la integridad de los usuarios.

1.4. Anticipación

En las siguientes líneas, defenderemos nuestra postura con un argumento sólido.

Párrafo de desarrollo: generalización y definición


2. No creemos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que
permita salvaguardar la integridad de los usuarios.

2.1. En Chile, García (2000), menciona la dificultad de regular contenido en la red.

2.1.1. No existe política de leyes judiciales que avalen la regulación de contenidos en la


red.

2.1.2. Beneficios sociales debido a la libertad de expresión.

2.2. En España, según Villate (1998), señala que la regulación de contenido entra en
conflicto con la libertad de expresión.
2.2.1. El gobierno español no sabe actuar frente a la regulación de contenidos en las
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).

2.2.2. El derecho a la libre expresión como uno de los más importantes en el Convenio
Europeo de los Derechos Humanos (CEDH).

3. No consideramos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que
permita salvaguardar la integridad de los usuarios, porque viola los derechos comunicativos,
suprimiendo opiniones legítimas y limitando el debate público.

3.1. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones o MTIC (2021)


define a los derechos comunicativos como las leyes que defiende la capacidad de
interrelacionarse con otras personas en diferentes contextos y a través de diversas
herramientas y canales (incluyendo las TIC), intercambiando información, ideas opiniones
para el enriquecimiento mutuo.

3.1.1. Aseguración de nuestra capacidad de interconexión e intercambio de información.

3.1.2. Fomento del beneficio recíproco.

3.2. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos o la CNDH (2016) define a los
derechos comunicativos y de expresión como la libertad de buscar, recibir y difundir
informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías
de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades
ulteriores expresamente fijadas por la ley.

3.2.1. Acceso equitativo y no discriminatorio a la información y al acervo de conocimiento.

3.2.1. Derecho a la difusión de información e ideas sin previa censura.

3.3. Reiterar tesis

No consideramos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que
permita salvaguardar la integridad de los usuarios.

Cierre
4. 1. Conector de cierre: En conclusión

4.2. Reafirmación de tesis y argumento

No consideramos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que
permita salvaguardar la integridad de los usuarios, porque viola los derechos comunicativos,
suprimiendo opiniones legítimas y limitando el debate público.

4.3. Reflexión o comentario crítico

4.3.1. Recomendamos que el Instituto de Prensa y Sociedad, el cual es una


organización peruana que promueve la libertad de prensa y expresión, deberían notar y
concientizar a la sociedad peruana que la regulación de contenidos en redes sociales
pueden llevar a la autocensura entre los usuarios y a la supresión de voces críticas.
4.3.2. Recomendamos que la Defensoría del Pueblo del Perú debería expresar
preocupaciones respecto a cómo la regulación de contenido en redes sociales puede
afectar la libertad de expresión.

Fuente 1

Libertad de expresión en internet: informaciones falsas que generan polémica en las


redes sociales

La libertad de expresión en Internet ya es motivo de estudio, debido a que las tecnologías


en Internet y las redes sociales se han desarrollado bastante, y muchos usuarios de Internet
se ven casi obligados a recurrir a ésta para realizar actividades cotidianas, convirtiéndose la
red en una poderosa herramienta de trabajo diario. Se ha realizado un análisis recopilatorio
de trabajos académicos con relación a la libertad de expresión en Internet en América
Latina y España.

En Chile

Maya García (2000), al estudiar el caso de Chile, explica lo difícil de regular la red porque
no existe una política de leyes judiciales. Asimismo, es difícil aplicar estas leyes por la
infinidad de usuarios que reincide en lo mismo. Se explica también las formas de cómo
regular los contenidos de la Internet y todo el procedimiento que conlleva tener información
de todo tipo de en la Internet, desde sus beneficios para las personas y posteriormente sus
perjuicios para con la sociedad debido a que muchas personas utilizan esa información y las
tergiversan para convertirlas en mentiras y actuar en el anonimato, para luego esa
información volver a ser subida a la Internet y engañar a muchos internautas.

En Argentina

Celeste Valvecchia y Bárbara Wolf (2003) señalan una gran verdad: regular la política de la
red es un trabajo muy difícil, puesto que todos los países del mundo tienen una postura
distinta respecto a la libertad de expresión y se discrepa mucho entre las jurisdicciones
nacionales, incluso aquí no se aplican algunas reglas de regulación de contenidos que sí se
aplican en los países europeos por el simple hecho de que la jurisdicción nacional es
diferente a la de ellos, entre leyes y prioridades. Hay que tener en cuenta una premisa muy
importante: “Puede que la libertad de expresión, en cuanto a la publicación de contenidos
en Internet es absoluta y no genera responsabilidad alguna; o si puede ser limitada,
prohibida o censurada en casos específicos en los que exista discriminación, por la
publicación y difusión de ideas e imágenes de carácter discriminatorio”. (pág. 13) Esto da a
entender que, no absolutamente toda la información de Internet es libre de ser publicada. La
discriminación, apología al terrorismo, imágenes con contenido explícito o abusos contra
menores de edad, entre otras, puede ser motivo de censura directa y seguimiento por parte
de las autoridades policiales. Entonces usuario de Internet posee responsabilidad en la
información que sube y/o comparte, muchos de ellos evitando esta responsabilidad
recurriendo al uso anónimo de la red para evitar ser identificados.

En México

García Canclini (1995), en su obra “Consumidores y Ciudadanos, conflictos multiculturales


de la globalización” nos relata una reflexión teórica de la situación mexicana cultural en los
años noventa. Aquí afirma una idea que ya se está aplicando para la siguiente generación
de usuarios consumidores de Internet: las personas que solían ir al cine en los años 80, 90,
e incluso hasta inicios del 2000, están perdiendo el hábito de ir a ver películas a tal sitio, y
conforme pasaba la década de los 90s, preferían alquilar videos para verlos en casa,
disminuyendo así su concurrencia en las salas de cine. La evolución de los servicios de
video ha llegado hasta el hogar, haciendo que el usuario quiera estar más tiempo en casa
que afuera, y así sucesivamente con los programas de pago por ver y, actualmente, con los
servicios de Internet y agregados que ofrecen las empresas.

Entonces esto se puede interpretar consecuentemente de esta forma: mientras que sus
hijos (la nueva generación) son dependientes del Internet, ellos tendrán mucho menos
interés en ir al cine ya que Internet les proporciona películas en línea y contenido en alta
definición, además del uso del Smartphone que les permite estar conectados a todo
momento, las viejas formas de comunicación, como el cine y la radio, quedan relegadas a
un segundo plano opcional. De esta forma, el usuario prefiere estar más tiempo en casa que
en la calle, con las herramientas suficientes para convertir su computadora o televisor en
una poderosa sala de cine. Fernández Rodríguez (2003) relata que la esfera de lo público y
de lo privado se ha difuminado en la Red a causa de las alteraciones que han sufrido tanto
la libertad de expresión (conectada a lo público) como la intimidad (relacionada con lo
privado), surgiendo, así, un espacio nuevo: lo neo público. La Red fomenta la diversidad
sociocultural y acerca a una enorme audiencia potencial a las posiciones minoritarias, que
encuentran, de esta forma, un canal para darse a conocer y salir de reductos que las
ahogan. Internet es un canal privilegiado para la confrontación de posturas diferentes. Es
decir, poseer Internet es ya un privilegio para los que gustan de opinar. En estos tiempos es
fácil conseguir una conexión a Internet y teniéndola es posible ingresar a un mundo
completo de información y opiniones, aprovechando la complejidad de la red el internauta
puede compartir puntos de vista con los demás internautas del mundo y así el conocimiento
nunca termina.

Julio Téllez (2015) narra en su informe que hay que entender que la regulación de
contenidos de Internet no debe ser interpretada como algo necesariamente restrictiva de la
libertad de expresión. Esto genera preocupación a los usuarios generando inmediato
rechazo, lo cual está mal. Las medidas de regulación de contenidos en Internet son
arbitrarias, ya que no existe completo monitoreo de todo lo que se difunde, esto afecta el
propio desarrollo de la sociedad, sus políticas y hay riesgo de violar derechos
fundamentales, en especial, la libertad de expresión.

En España

Javier Villate (1998) afirma que existe una seria confusión entre lo que es acción
gubernamental y censura, lo cual el mismo gobierno no sabe qué hacer cuando se le
pregunta sobre regular el contenido de la Internet. De todos los derechos que los
ciudadanos de cualquier país deben tener asegurados y protegidos en internet, las más
importantes son el derecho a la libre expresión y el derecho a la intimidad y la privacidad
personal. Si la libertad de expresión y la privacidad no estuvieran garantizadas en el
ciberespacio, podríamos decir rotundamente que “hemos fracasado”. Se detalla el proceso
de filtrado de la información y su gran uso para la vida cotidiana con el fin de proteger a los
menores de edad de páginas nocivas, violentas y pornográficas y de todo tipo de
información no apta para su edad. Ronald Dworkin (1989) afirma que el control del Estado
no es mucho ni poco, pero puede aplicar la censura o la persecución hacia periodistas que
hayan denunciado hechos que comprometan al gobierno tales como corrupción, peculado,
entre otros. Aquí también entra a tallar la corrupción de funcionarios públicos contra
periodistas, ofreciéndoles dinero a cambio de no decir nada, retirar la denuncia o forzar la
detención de la investigación. No hay garantías de que un proceso judicial contra un
funcionario del gobierno sea transparente, la inteligencia del Estado se mueve y el poder
político se muestra evidente, a tal punto que la opinión pública también se da cuenta de lo
que está sucediendo detrás del proceso judicial ya iniciado.

Germán Teruel (2010) indica que la Internet y las redes digitales son la nueva “plaza
pública, un espacio heterogéneo donde cada uno puede actuar, expresarse y trabajar”. En
su calidad de ágora de la nueva ciudad global, es el lugar de encuentro preciso para
debates y discusiones públicas, ofreciendo nuevas formas de participación, así
revolucionando el actual modelo de comunicación y llevando la actual configuración de
libertad de expresión a un nuevo nivel de ejercicio de la libertad comunicativa en su sentido
más amplio.

En Perú

Elsa Huertas (2004), en su informe profesional, analiza a fondo las nuevas tendencias y
técnicas que los periodistas han empezado a usar durante los años de la masificación de
Internet, la relación entre usuario e internet y el trato de la información y la correcta y nueva
presentación que se le deben dar a los textos para ser leídos durante la navegación por
Internet. Se tiene en cuenta algo muy importante que es el desuso del “lead” periodístico y
el cambio de éste a través de los años. No solamente los periodistas, sino también los
usuarios de Internet que practican el periodismo aficionado, pero cometen errores
ortográficos y de redacción en sus textos, confundiendo a muchos internautas al ser
publicadas y masificadas. Nicolás Silva (2000), en su tesis, escribe sobre los inicios de
Internet como herramienta potencial para el periodismo profesional, resaltando su alcance
mundial, rapidez, inmediatez y alta capacidad de almacenamiento de datos, así como
también las nuevas formas de redacción y difusión de la información. Hasta el día de hoy,
las redes sociales han evolucionado de tal modo que las herramientas y técnicas descritas
aquí han sido ejecutadas al inicio del siglo XXI. La cantidad de informaciones almacenadas
en Internet se han incrementado de forma masiva, con lo cual ahora es posible buscar
informaciones desde que se inició la actividad en Internet e incluso de tiempos más
remotos. Víctor Malpartida (2001) relata cómo se debe proceder para garantizar el derecho
a la información en el Perú, durante los tiempos difíciles de la censura a los periodistas en
contra del gobierno fujimorista. Con la garantía del derecho a la información, el ciudadano
puede libre y democráticamente ejercer su función en la sociedad, con el derecho de
informar y ser informado.

[Extraído de Honores (2016) Libertad de expresión en internet: informaciones falsas que


generan polémica en las redes sociales. Tesis para optar el grado de licenciado en
periodismo. Universidad Jaime Bausate y Meza. Disponible en:
https://repositorio.bausate.edu.pe/bitstream/handle/20.500.14229/23/Ivan_Honores_Tesis_b
achiller_2016.pdf?sequence=3&isAllowed=y]

Fuente 2
Redes sociales y el ejercicio del derecho a la información y la libertad de expresión

Las RS comprenden plataformas creadas para intercambiar información, experiencias e


intereses y generar espacios de convivencia entre los miembros de las comunidades
virtuales que las integran, bajo condiciones similares y distintas categorías de usuarios. La
importancia y rápido crecimiento de las redes sociales, así como el explosivo crecimiento
del número de usuarios, no es lo único que determina el interés mundial en estas, sino
factores como su utilización en diferentes ámbitos, por ejemplo en las campañas políticas;
en la promoción de movimientos sociales; como elemento para la vinculación ciudadana,
para la obtención de información, para el establecimiento de comunicación próxima entre
personas distantes, para expresar gustos e intereses, y sobre todo para la generación e
intercambio de contenidos. Conviene puntualizar que dentro de los atractivos que las
personas encuentran en las RS, y que han determinado en parte su éxito, están según
Parra Castrillón (2010), “Aspectos como la presencia transcultural o la omnipresencia [que]
hacen que las redes sociales se comprometan como nodos productores y consumidores de
información” (p. 194). Esto, sumado a la posibilidad de compartir contenidos multimedia, las
convierte en herramientas increíblemente poderosas para la vinculación humana. Estas
transformaciones en la forma de comunicarnos, según Díaz Gandasegui (2011) ha hecho
que “Las redes sociales se convierten en paradigma del hipertexto, en el que la palabra
escrita, la imagen y el material audiovisual consiguen mantener a sus usuarios informados y
entretenidos, fusionando así a los medios de comunicación masivos y personales, de
entretenimiento y prácticos” (p. 2). En consecuencia, los integrantes de las redes sociales
encuentran en ellas un espacio que les permite concentrarse, vincularse en virtud de sus
intereses y gustos, así como crear y compartir contenidos, y lo más importante, la
segmentación de las personas de acuerdo con sus particularidades.

Las RS son el reflejo de una sociedad imbricada en los fenómenos de la conectividad


propia de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, con los aspectos
altamente positivos que dicha realidad representa, como son por ejemplo el incremento de
la participación, la mayor posibilidad de comunicación, el caudal casi infinito de información
y la posibilidad de unir a las personas independientemente de las fronteras geográficas y
políticas, pero también con los problemas derivados de la preservación de la privacidad del
individuo, la posibilidad de comisión de delitos por vía electrónica y la falta de confianza en
la veracidad de las informaciones. Fundamentalmente, las redes se constituyen en la
plataforma establecida para el intercambio de información, elemento fundamental para las
relaciones económicas y sociales dentro de la sociedad tecnificada, por cuanto el acceso a
la información significa control y poder. Sin embargo, uno de los mayores problemas a la
hora de analizar las redes sociales, al igual que sucede con otros fenómenos sociales y
culturales generados por la aparición y desarrollo de la tecnología, es que se encuentra en
plena evolución y cuando se quiere estudiar el fenómeno, este ya ha cambiado. Las redes
sociales tienen una dimensión humana, que irradia desde la individualidad de la persona
hacia la vinculación social con sus congéneres, a través del intercambio de informaciones,
opiniones y contenidos. Pueden tener un carácter general, como sería el caso de Facebook,
Google+ o Twitter; especializadas por tipo de contenidos, como Instagram (imágenes),
Blavin (notas de voz), Youtube (videos), Slideshare (presentaciones), Menéame (enlaces);
profesionales como LinkedIn; o con recomendaciones sobre compras, sitios de interés,
ubicación de personas afines o sitios mediante sistemas de geolocalización (gps),
restaurantes, turismo y un amplísimo ámbito de aplicaciones. No cabe duda de que las rsi
tienen un papel relevante en la posibilidad de que los ciudadanos ejerzan el derecho a la
información en su doble dimensión (derecho a informar y a ser informado), pues por un lado
les permiten obtener información de forma instantánea, a partir de fuentes provenientes de
todo el mundo, y por otro juegan un importante papel como medio de expresión de los
intereses, deseos y expectativas de los usuarios-ciudadanos, así como para el desarrollo
del periodismo entre personas del común que reportan las actividades y sucesos que
ocurren en la realidad. Esto ha sido particularmente apreciable en los casos de tragedias
naturales, sucesos políticos (como los del Medio Oriente desde el 2011), entre otros.

Pero si bien las RS son un medio propicio para la manifestación de las opiniones
personales, que sin embargo tiene aspectos propios y distintivos de otros medios
electrónicos de difusión de información, como por ejemplo los correos electrónicos, las
comunicaciones que circulan por ellas se encuentran protegidas claramente por el secreto
de las comunicaciones, y las web visitadas amparadas por el derecho a la intimidad, a pesar
de las implicaciones propias que impiden la total asimilación a dichos elementos. Así por
ejemplo, si analizamos rsi como Facebook y Twitter, vemos que nos permiten intercambiar
no solo opiniones o informaciones, sino enrutar la comunicación hacia otras páginas web,
así como escritos, imágenes, videos, programas, etc., protegidos alternativamente por la
normativa de propiedad industrial y de derechos de autor, y que implican igualmente la
intimidad personal, el derecho a la protección de los datos personales y a la
autodeterminación informativa, entre otros.

A lo anterior se une que, ante la naturaleza expansiva de las redes sociales, la mayoría de
los usuarios se consideran amparados por una falsa sensación de “intimidad”, que los lleva
a sentirse menos coartados para exponer juicios de valor. Algunos autores consideran que
puede producirse justamente el fenómeno contrario, dentro de la denominada “espiral del
silencio”,49 según la cual una persona tiene menos posibilidades de expresar su opinión
sobre un determinado tema si siente que está en minoría o afronta el peligro de ser víctima
de represalias o de aislamiento. El advenimiento de los medios electrónicos en general, y de
las rsi en particular, ha hecho que la realidad cambie en virtud de la revalorización del
empoderamiento del ciudadano frente a los grandes medios de difusión masivos, y pone en
cuestionamiento esta interesante teoría y su aplicación a las rsi. El poder comunicativo de
estas plataformas deviene de lo que para una persona representa intervenir en una red
social y hallar allí a otros con quienes compartir sus intereses, preocupaciones o
necesidades, y romper el aislamiento que caracteriza a muchos en las sociedades
contemporáneas, bien por la imposibilidad de establecer lazos permanentes, bien por el
hecho de vivir en grandes conglomerados humanos donde, curiosamente, el ritmo
acelerado de la vida restringe las oportunidades para compartir y comunicarse
efectivamente. Frente a esta realidad, las redes sociales ofrecen alternativas, toda vez que
según Parra Castrillón (2010):

son medios para la instantaneidad, la actuación en tiempo real, el deleite por superar
las distancias el encantamiento producido por tener cerca en cualquier momento a
los suyos. Estas redes emergen como una posibilidad para el establecimiento de
relaciones sociales y contratos entre personas que comparten intereses y
necesidades. O sea, Internet deja en escena canales para las necesidades de
comunicación de los cibernautas, quienes pueden integrarse a comunidades
especiales, fundar otras, ensancharlas y relacionarlas con ideales e identidades
individuales y comunes (p. 198).
Como ya se comentó, uno de los aspectos que hacen de estas plataformas herramientas
tan poderosas, es el hecho de poder segmentar las personas y contactos en virtud de los
intereses, gustos, características, etc., lo que crea una categorización, especificación y
sofisticación de herramientas y aplicaciones, es decir, una personalización y adaptación a
las características de cada usuario. Las nuevas realidades propias de las rsi hacen que las
personas participen en la formación de la opinión pública de una forma más interactiva,
puesto que se ha transformado no solo la manera en que se transmite la información, sino
la relación emisor-receptor, dado que el propio ciudadano es emisor de los hechos y de las
opiniones que considere necesario emitir, desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Las redes sociales constituyen, además, espacios para la generación de contenidos, al
tiempo que canales para la difusión de información en la sociedad y en los medios
tradicionales, que dejan de ofrecer información “cerrada y procesada” para alimentarse con
las opiniones y aportes multimedia de los ciudadanos que reportan eventos de interés
desde su teléfono móvil, o comparten un video en Youtube o imágenes en Instagram, en
una nueva dimensión que apunta hacia la ‘democratización de la información’, puesto que
son los usuarios quienes deciden cómo y dónde informarse, de qué manera participar, qué
tan activamente hacerlo y con quiénes. Todo esto de acuerdo con la libre elección de cada
individuo. Otra particularidad interesante de las rsi es que la ductilidad para segmentar y
organizar la información conforme a los gustos e intereses de los usuarios ha llevado a los
medios de comunicación tradicionales, como prensa escrita, radio y televisión, a resignarse
a perder protagonismo, o a tratar de adaptarse para presentar los contenidos de forma más
dinámica e interactiva, y a utilizar precisamente las rsi como medio efectivo para vincularse
con la audiencia, desarrollando aplicaciones móviles para hacer frente a la migración que se
está produciendo hacia los medios que generan contenidos exclusivamente por Internet.

[Extraído de Arrieta (2014) Libertad de expresión y derecho a la información en las redes


sociales en Internet. Revista de Derecho, Comunicaciones y Nuevas Tecnologías, ISSN-e
1909-7786, Nº. 12. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7496869]

Fuente 3

Proyecto de ley pretende regular las redes sociales sin entender cómo funciona
Internet

En el artículo 4 y 5 de dicho proyecto de Ley se establecen una serie de prohibiciones y


obligaciones que, o bien son inconstitucionales, o bien terminan siendo redundantes porque
ya existe normativa específica que lo regula. Así, podemos apreciar que está prohibido
“pedir o publicar datos de un menor de 14 años, sin consentimiento expreso de sus padres”,
situación ya regulada en el Código de los Niños y Adolescentes.

De la misma manera, se prohíbe “publicar cualquier tipo de dato, información, archivo, fotos,
videos de otras personas de cualquier edad, sin el consentimiento expreso o escrito de las
mismas”, situación ya regulada por la Ley de Protección de Datos Personales y su
Reglamento. Además, llama especialmente la atención que no se prevea ningún supuesto
de excepción, especialmente los referidos al ejercicio de la libertad de información y
expresión, según los cuales por cuestiones de interés público sí se podría publicar datos de
terceros sin su consentimiento.
Respecto del ámbito de los derechos de autor, también se prohíbe “descargar libre y
gratuitamente contenidos que tengan derechos de autor”. Nuevamente, las infracciones a
los derechos de autor ya están reguladas en el ámbito administrativo y penal, por lo que
estamos ante supuesto de sobrerregulación. Además, es especialmente llamativo que esté
prohibido el descargar libre y gratuitamente contenidos que “tengan” derechos de autor.
¿Qué pasa si es un contenido que está protegido por derechos de autor pero que su
descarga gratuita está habilitada (derechos patrimoniales no exclusivos, por ejemplo)? Bajo
esta prohibición, si descargamos un videojuego free to play (como Dota 2), pero protegido
por derechos de autor, estaríamos incurriendo en infracción a la ley.

También se incluye una prohibición que, aunque mal redactada, podemos asociar a una
amenaza al anonimato en redes sociales. Así, se prohíbe crear cuentas que “no
representen a una personal real”. La capacidad de expresarnos libremente, ya sea bajo
seudónimos, anónimamente o bajo nuestro propio nombre es una elección propia que
realizamos, sabiendo que las leyes penales y administrativas correspondientes pueden ser
aplicables en caso no se haga uso lícito de ello. También estarían prohibidas las cuentas
parodias, cuentas de contenidos específicos, cuentas “out of context”, fan accounts, etc.

Otra prohibición esencialmente polémica es la referida a que se prohíbe a las personas


“sobreexponer su intimidad o revelar información personal y sensible dentro del perfil como
información económica, financiera, dirección de residencia, teléfono o información
sentimental”. ¿Qué se entiende por “sobreexponer la intimidad”? ¿Acaso publicar una foto
propia en ropa interior o realizando un desnudo propio estaría prohibido? ¿Tampoco podría
publicar dónde es mi dirección o número telefónico? ¿Puedo publicar mi Código QR para
que me realicen una transferencia bancaria? Recordemos que estamos ante derechos
(intimidad) y datos personales que son plena disposición nuestra, por lo que el Estado no
debería tener ningún nivel de injerencia en cómo una persona, libre y sin coacciones, decide
qué información personal publicar o no.

Además, la ley prohíbe acceder a contenidos “inadecuados o ilegales”. Si es ilegal el


contenido, es obvio y redundante prohibir su acceso. De otro lado, ¿Qué es un contenido
inadecuado? ¿Quién lo determina? ¿Contenidos que critiquen al Gobierno de turno serían
inadecuados? Estas prohibiciones vagas y genéricas ponen en grave peligro a la libertad de
expresión e información.

De otro lado, podemos apreciar que se prohíbe “difundir noticias falsas para atacar a un
oponente político o comercial”. Si bien la problemática de las fake news es una que se debe
discutir y establecer los mecanismos más idóneos para evitar sus efectos perniciosos, el
realizarlo de manera tan ambigua y poco precisa es lo que menos se necesita. Más aún,
teniendo en cuenta que ello se podría utilizar para controlar legítimas críticas a
determinados actores políticos.

Finalmente, se establece una serie de prohibiciones que ya podemos encontrar recogidas


en la Ley de Delitos Informáticos (artículo 4.5 del Proyecto), el Código Penal -delito de
discriminación, delito de acoso, etcétera- (artículos 4.6, 4.10), la Ley del derecho de
rectificación (artículo 4.11) o protegidas por el derecho al secreto e inviolabilidad de las
comunicaciones (artículo 4.8).
[Extraído de Villena (2021). Proyecto de ley pretende regular las redes sociales sin entender
cómo funciona Internet. Disponible en:
https://hiperderecho.org/2021/03/proyecto-de-ley-pretende-regular-las-redes-sociales-sin-en
tender-como-funciona-internet/]

Fuente 4

La autorregulación en redes sociales como forma de garantizar los derechos de


intimidad, privacidad y protección de datos personales

Hoy las redes sociales en línea posibilitan la recopilación de datos de todo tipo. Se entiende
hoy en día a la informática como un medio de poder, ya que elimina las barreras del espacio
y el tiempo y se transforma en un elemento útil para la recepción y uso de todo tipo de
información. Estos espacios en la Red son cada vez más utilizados por la sociedad
incluyendo a menores de edad. De ahí surgen varias interrogantes en cuestión a este
problema: la población cibernética ¿tiene conocimiento de cuáles son los derechos que se
encuentran potencialmente en una situación de riesgo en las redes sociales? Igualmente, al
ser nosotros mismos los que introducimos nuestra información personal ¿en qué grado
estamos en posibilidad de exigir protección por parte del Estado? Asimismo, ¿cuáles son
los retos con los que se enfrenta el Estado en una situación de peligro para los usuarios?
Todo esto, con la finalidad de darle la importancia que realmente se necesita para poder
contrarrestar problemas más graves que han venido surgiendo desde que la sociedad
incursiona en estas redes sociales.

Intimidad, privacidad y protección de datos personales en la era tecnológica

El avance tecnológico ha rebasado fronteras que hasta el día de hoy han sido poco
tratadas. Se habla ahora sobre los derechos a la intimidad, privacidad y el derecho a la
protección de datos personales desde una perspectiva actual y la repercusión de la
inmersión tecnológica en estos derechos.

Diversos autores en materia de derechos humanos han reconocido tres generaciones de


derechos que han correspondido a un momento ideológico y social. La primera surge con la
Revolución Francesa integrada por los derechos civiles y políticos en una imposición al
Estado de respetar los derechos fundamentales del ser humano; la segunda, integrada por
los derechos sociales, económicos y culturales, son el resultado que surge de la Revolución
Industrial; y, la tercera, que se forma con los llamados derechos de los pueblos o de
solidaridad, surge como respuesta a la necesidad de cooperación entre las naciones, así
como con los distintos grupos que la integran.

En este estudio solo me centraré en la tercera, que también surge para dar respuesta al
fenómeno de lo que se ha denominado “contaminación de las libertades”. Este término
utilizado proviene de la teoría social anglosajona para mencionar la degradación que está
afectando a los derechos fundamentales ante el uso de las nuevas tecnologías. Dado el
avance de la tecnología y el gran manejo de información en el ámbito público y privado, se
ha sentido la necesidad de cambiar la forma de filtrar dichos datos para lo cual se ha
recurrido al uso de las computadoras.
La realidad es que, aunque pareciera algo habitual y que forma parte ya de una nueva
sociedad tecnológica, existe una gran intromisión en la vida privada e íntima de las
personas y la posibilidad de captar, relacionar, transmitir y almacenar información se hace
de forma ilimitada. Cuando nos referimos a la intimidad, es necesario hablar de una de sus
acepciones, como es la libertad informática, lo que va orientado a otorgar a las personas
una protección jurídica frente al peligro inminente que existe por la captura de sus datos
personales. Como señala Pablo Lucas Murillo, “una respuesta ligada a exigencias concretas
propias de la forma en que se desenvuelve la convivencia en nuestros días”.

El derecho a la intimidad como ya se ha mencionado anteriormente no solo protege lo que


se considera más propio y sensible de la persona. Es aún más extenso, ya que abarca
todos aquellos datos que, a simple vista, no parecieran tener relevancia pero que se ubican
en aquella información que pertenece al ámbito privado y que cada quien los reserva para sí
mismo. Por su parte, Pablo Lucas Murillo, anteriormente citado, señala que el derecho a la
intimidad prohibiría, por una parte, “toda la intromisión en aquellas esferas de la vida que el
titular se reserva para sí". Esto quiere decir, por lo que respecta a la obtención y utilización
de información que se refiere a la persona, que ésta tiene, en virtud del derecho a que nos
referimos, la facultad de permitir o no y de controlar el uso que de aquélla se haga.” Esto es,
que si el derecho a la intimidad tiene la facultad de excluir a los demás de captar y utilizar
información personal y, por tanto, el uso y manejo de la misma, cuando exista
consentimiento o por declaración judicial no existirá, por tanto, problema alguno por incluir
dentro de él, el amparo frente al uso de la informática.

El que exista una protección de la intimidad frente a la tecnología no significa impedir el


proceso electrónico de informaciones que son necesarias en el funcionamiento de cualquier
Estado moderno, sino asegurar el uso controlado y no desmesurado de aquella información
que se encuentra almacenada. Hoy en día existe la posibilidad de conocer, acceder y
controlar las informaciones concernientes a cada persona y es por ello que resulta
necesario aumentar el ámbito de protección para tutelar dicho derecho.

[Extraído de Díaz (2013). La autorregulación en redes sociales como forma de garantizar los
derechos de intimidad, privacidad y protección de datos personales. Nueva Época. ISSN:
1988-2629. No. 13. Disponible en:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4330473]

Fuente 5

El complejo debate sobre la regulación de las redes sociales

El primer paso: definir “red social”

Para Ana Paula Rumualdo, abogada y especialista en tecnología y protección de datos,


antes de pensar en la regulación de redes sociales es necesario tener claridad sobre el
concepto y los tipos de red social que se pretende regular. “Esos conceptos son
fundamentales para empezar a construir cualquier tipo de entendimiento o un entendimiento
complejo como es el diseño de una a los usuarios", dijo.
La Real Academia Española (RAE) define a una red social como un “servicio de la sociedad
de la información que ofrece una plataforma de comunicación través de internet para que
estos generen un perfil con sus datos personales, facilitando la creación de comunidades
con base en criterios comunes y permitiendo la comunicación de sus usuarios”.

De acuerdo con Rumualdo, esta definición resulta incompleta porque solo hace referencia a
lo que uno puede encontrar en una red social, es decir, mensajes, videos, fotos y una
variedad de archivos, pero otras plataformas más sofisticadas como: YouTube, LinkedIn,
Discord, Twitch, 4Chan, entran en esas categorías cuando en realidad se distinguen por sus
públicos y sus servicios.

Esto es un problema porque cada plataforma tiene diferentes consumidores y maneja


información de diferentes datos de su vida; por ejemplo, LinkedIn reúne datos laborales y
académicos de sus usuarios para enlazarlos con posibles empleadores, mientras que otras
redes como Facebook pueden tener datos personales que pueden ayudar a la red a
identificar los patrones de consumo de las personas.

Una regulación que considere a todas las plataformas como una sola red social limitaría el
contenido específico de estas plataformas especializadas debido a la generalidad del
concepto. “Tendrían que tener un piso parejo”, dice la especialista. Para regularlas, es
necesario conocer cada red social e identificar qué conductas son admisibles o no.

Regular para limitar el control de los dueños de las plataformas

Para el abogado especialista en tecnología, Jonathan G. Garzón, lo necesario sería regular


las facultades que tienen los dueños de las plataformas sobre la información y el contenido
que crean los usuarios. “Siempre decimos que la tecnología es neutra (…) pero el tema es
que la plataforma no es neutra, toma decisiones”. Eso es importante porque estas
plataformas tienen el control de la información de los usuarios. Por ejemplo, los términos y
condiciones de Facebook establecen que la plataforma ayuda a conectar a los usuarios con
grupos, personas y productos con base en sus interacciones, como likes y comentarios, lo
que quiere decir que esta red decide qué te muestra con base en lo que hacen en ella. “Tú
supones que admites con quién quieres compartir información, admites quién quieres que
vea tu información y de quién quieres ver su información, (pero) no necesariamente eso
pasa”, declara Garzón.

El abogado señala que si hay algún organismo que deba regular a “las redes sociales” debe
considerar que estas no son herramientas objetivas, puesto que te muestran contenido con
base en su algoritmo; además, cada una de las plataformas tiene sus propias reglas con las
que decide cómo operar con la información y las conductas de los usuarios. Esto quiere
decir que las compañías como Facebook, Twitter o Instagram tienen protocolos para
eliminar, divulgar, suspender datos y cuentas dentro de sus propias plataformas. Así que las
propuestas de regulaciones en materia legal de este tema, según Garzón, deben
contemplar a los proveedores de estos servicios. “No porque estas reglas se hayan puesto
quiere decir que quien las interprete también va a ser siempre el proveedor de la plataforma.
Le estamos dando facultades de justicia a estos proveedores para que decidan qué sí y qué
no”.particularmente

Regular para limitar el impacto de los líderes de opinión


Otra ruta consiste en regular el alcance que tienen las publicaciones y su impacto en los
demás cibernautas, cuando vienen de líderes de opinión. Para la abogada Daniela Ramos
Estefan, esa podría ser una vía que permitiría limitar el impacto de líderes de opinión que
pudieran poner diseminar información ofensiva, polarizante, o que ponga en riesgo la salud,
la seguridad o el bienestar de otros usuarios. Para ella, “figuras como presidentes,
secretarios de estado, gobernadores, al emitir una opinión, por el cargo que tienen, pueden
tener un impacto mucho más fuerte a nivel social”, por eso “esta participación debe de estar
mayormente regulada”, explica.

Probablemente no hay mejor ejemplo de estas figuras públicas que Donald Trump. En 2015,
el expresidente tuiteó: “Los Oscar fueron una gran noche para México y por qué no, si están
destruyendo a EU más que a cualquier otro país”. A ese tuit le siguieron varios otros que
promovían los estereotipos e incitaban el odio contra los mexicanos. “Tienen que estar
(regulados), por el cargo que tienen, de alguna manera limitada. Si van a poder tener una
opinión también es importante que la justifiquen, de lo contario se puede llegar al punto de
difamación, y honestamente creo que una de las consecuencias es que también la gente
cada vez menos sabe si lo que está leyendo es real o no”, dice Ramos.

Regular para que los usuarios sean los responsables de sus acciones

Finalmente, para el jurista Luis Conde, el foco de las propuestas para regular las redes
sociales debería estar centrada en las conductas de los usuarios. “Debemos apelar a las
conductas y no tanto a las plataformas”, como ya se ha hecho en otros países. Por ejemplo,
en 1996, en Estados Unidos, se aprobó la Sección 230 de la Ley de Decencias en las
Comunicaciones, la cual libra a las plataformas en línea de la responsabilidad civil de lo que
publican los usuarios y les otorga la facultad de eliminar contenido en ciertas circunstancias,
es decir, si un cibernauta comete fraude o alguna actividad ilícita en la web, estos sitios se
deslindan del problema y quien responde ante la ley es el usuario.

Esta regulación ya la ejercen algunas plataformas con cibernautas en todo el mundo. En


sus términos y condiciones, Facebook establece que, si encuentra “conductas dañinas
hacia los demás” dentro del muro o comentario de algún usuario, ya sea en forma de
videos, audios o escritos, puede eliminar contenido, restringir el acceso a ciertas funciones,
inhabilitar cuentas o comunicarse con otras instituciones u organismos de seguridad para
regular estas actividades fraudulentas. “Lo que dice esa sección 230 es: las redes sociales
no van a ser responsables del contenido que publican sus usuarios, si un usuario comete un
fraude a través de la red social, el responsable es el usuario, no la red social (…) este
concepto es la piedra angular que hace que las redes hoy puedan funcionar”, puntualiza
Conde.

El caso es que, aunque las redes sociales se regulan a sí mismas en ciertos casos a través
de sus términos y condiciones, en materia legal los expertos coinciden en que no es
suficiente garantía para la seguridad de los usuarios. Esto debido a que ellos son quienes
toman la decisión final sobre qué hacen con la información de los cibernautas sin que
ningún organismo en México los cuestione, ¿Bajo qué criterios específicos bloquean
contenido o cancelan cuentas? ¿Hasta dónde son responsables de lo que sucede dentro de
sus plataformas? o ¿Quién revisa que los términos y condiciones sean claros para los
usuarios? “Es cierto que hay muchas conductas que ya están reguladas, pero yo creo que
es un error pensar que porque la conducta está regulada ya tenemos la tarea hecha”,
puntualizó Rumualdo.

[Adaptado de Rueda (2021) El complejo debate sobre la regulación de las redes sociales.
Universidad Autónoma de México. Noticia 186/2021.
https://www.c3.unam.mx/noticias/noticia186.html]

Fuente 6

Libertad de expresión en redes sociales ¿Regular o no regular?

Nos apropiamos de las redes sociales por ser comunicativos, curiosos y empáticos. Millones
de ciudadanos construyen un espacio virtual vibrante y variopinto. Como ocurre en general
con la tecnología, esa participación de los usuarios depende de las plataformas
internacionales que definen los formatos de la información a ser publicada, así como los
términos y condiciones legales a los que queda sujeta la publicación. La mayoría de redes
aplican leyes específicas para el uso de sus plataformas tecnológicas y excepcionalmente
aquellas en las cuales están ubicados los usuarios de las mismas. Ante la falta de una
regulación legal estatal específica por lo novedoso de las actividades, las redes sociales
definen a su arbitrio las reglas de su servicio de manera prácticamente autónoma. Facebook
estableció un Consejo Mundial (Oversight Board) con algunas funciones sobre el control de
contenidos digitales publicados en esa red y que pueden ser removidos en particulares
circunstancias. En algunos países europeos esa tendencia ha sido limitada por jueces que
consideran la aplicación de una ley extranjera como ineficaz o sea como si no hubiera sido
pactada.

Con el marco de la libertad de expresión garantizada en muchas Constituciones, incluyendo


la de Colombia, las redes combinan su actividad comercial -publicidad digital, entre otras-
con su rol de intermediarios de la opinión y de la divulgación de ideas. No todas las redes
sociales son iguales, se diferencian por los contenidos que presentan y por factores como la
edad de los usuarios o la utilización de ciertos tipos e formatos como videos cortos pero
todas se parecen en que su fuerza, vitalidad, valor económico y relevancia depende del
número de usuarios y de la actividad de éstos. En las redes sociales no solo se aplica el
dogma dominante de que el usuario debe ser el centro de atención, sino que son el centro
mismo de la creación de los contenidos digitales que son el núcleo del modelo de negocios
y de las utilidades de las plataformas.

Precisamente la función de ser la caracola de miles de millones de personas alrededor del


globo y el ser el escenario predominante de la libertad de expresión y de opinión en el siglo
XXI hace aún mas difícil su regulación legal. Establecer límites a su acción o incluso
establecer mecanismos de responsabilidad jurídica incentiva la censura, la remoción
arbitraria de contenidos o la intromisión indebida en la actividad de los usuarios. Casos
nacionales e internacionales como los de políticos destacados o influencers a quienes se
les limitan o suspenden sus cuentas por sus afirmaciones o manifestaciones despuntan
como la punta del iceberg.

Los modelos económicos de las redes sociales y la forma en que monetizan los contenidos
de sus usuarios, es decir en que obtienen provecho económico de la explotación de los
datos personales o en general de la información publicada puede incentivar el abuso en la
publicación de noticias falsas, o de información Redes sociales y el ejercicio del derecho a
la información y la libertad de expresión.

Las RS comprenden plataformas creadas para intercambiar información, experiencias e


intereses y generar espacios de convivencia entre los miembros de las comunidades
virtuales que las integran, bajo condiciones similares y distintas categorías de usuarios. La
importancia y rápido crecimiento de las redes sociales, así como el explosivo crecimiento
del número de usuarios, no es lo único que determina el interés mundial en estas, sino
factores como su utilización en diferentes ámbitos, por ejemplo en las campañas políticas;
en la promoción de movimientos sociales; como elemento para la vinculación ciudadana,
para la obtención de información, para el establecimiento de comunicación próxima entre
personas distantes, para expresar gustos e intereses, y sobre todo para la generación e
intercambio de contenidos. Conviene puntualizar que dentro de los atractivos que las
personas encuentran en las RS, y que han determinado en parte su éxito, están según
Parra Castrillón (2010),“Aspectos como la presencia transcultural o la omnipresencia [que]
hacen que las redes sociales se comprometan como nodos productores y consumidores de
información” (p. 194). Esto, sumado a la posibilidad de compartir contenidos multimedia, las
convierte en herramientas increíblemente poderosas para la vinculación humana.

Estas transformaciones en la forma de comunicarnos, según Díaz Gandasegui (2011) ha


hecho que “Las redes sociales se convierten en paradigma del hipertexto, en el que la
palabra escrita, la imagen y el material audiovisual consiguen mantener a sus usuarios
informados y entretenidos, fusionando así a los medios de comunicación masivos y
personales, de entretenimiento y prácticos” (p. 2). En consecuencia, los integrantes de las
redes sociales encuentran en ellas un espacio que les permite concentrarse, vincularse en
virtud de sus intereses y gustos, así como crear y compartir contenidos, y lo más
importante, la segmentación de las personas de acuerdo con sus particularidades.

Las RS son el reflejo de una sociedad imbricada en los fenómenos de la conectividad propia
de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, con los aspectos
altamente positivos que dicha realidad representa, como son por ejemplo el incremento de
la participación, la mayor posibilidad de comunicación, el caudal casi infinito de información
y la posibilidad de unir a las personas independientemente de las fronteras geográficas y
políticas, pero también con los problemas derivados de la preservación de la privacidad del
individuo, la posibilidad de comisión de delitos por vía electrónica y la falta de confianza en
la veracidad de las informaciones. Fundamentalmente, las redes se constituyen en la
plataforma establecida para el intercambio de información, elemento fundamental para las
relaciones económicas y sociales dentro de la sociedad tecnificada, por cuanto el acceso a
la información significa control y poder. Sin embargo, uno de los mayores problemas a la
hora de analizar las redes sociales, al igual que sucede con otros fenómenos sociales y
culturales generados por la aparición y desarrollo de la tecnología, es que se encuentra en
plena evolución y cuando se quiere estudiar el fenómeno, este ya ha cambiado. Las redes
sociales tienen una dimensión humana, que irradia desde la individualidad de la persona
hacia la vinculación social con sus congéneres, a través del intercambio de informaciones,
opiniones y contenidos. Pueden tener un carácter general, como sería el caso de
Facebook,Google+ o Twitter; especializadas por tipo de contenidos, como Instagram
(imágenes), Blavin (notas de voz),Youtube (videos), Slideshare (presentaciones), Menéame
(enlaces); profesionales como LinkedIn; o con recomendaciones sobre compras, sitios de
interés, ubicación de personas afines o sitios mediante sistemas de geolocalización (gps),
restaurantes, turismo y un amplísimo ámbito de aplicaciones. No cabe duda de que las rsi
tienen un papel relevante en la posibilidad de que los ciudadanos ejerzan el derecho a la
información en su doble dimensión (derecho a informar y a ser informado), pues por un lado
les permiten obtener información de forma instantánea, a partir de fuentes provenientes de
todo el mundo, y por otro juegan un importante papel como medio de expresión de los
intereses, deseos y expectativas de los usuarios-ciudadanos, así como para el desarrollo
del periodismo entre personas del común que reportan las actividades y sucesos que
ocurren en la realidad. Esto ha sido particularmente apreciable en los casos de tragedias
naturales, sucesos políticos (como los del Medio Oriente desde el 2011), entre otros. Pero si
bien las RS son un medio propicio para la manifestación de las opiniones personales, que
sin embargo tiene aspectos propios y distintivos de otros medios electrónicos de difusión de
información, como por ejemplo los correos electrónicos, las comunicaciones que circulan
por ellas se encuentran protegidas claramente por el secreto de las comunicaciones, y las
web visitadas amparadas por el derecho a la intimidad, a pesar de las implicaciones propias
que impiden la total asimilación a dichos elementos. Así por ejemplo, si analizamos rsi como
Facebook y Twitter, vemos que nos permiten intercambiar no solo opiniones o
informaciones, sino enrutar la comunicación hacia otras páginas web, así como escritos,
imágenes, videos, programas, etc., protegidos alternativamente por la normativa de
propiedad industrial y de derechos de autor, y que implican igualmente la intimidad personal,
el derecho a la protección de los datos personales y a la autodeterminación
informativa,entre otros. A lo anterior se une que, ante la naturaleza expansiva de las redes
sociales, la mayoría de los usuarios se consideran amparados por una falsa sensación de
“intimidad”, que los lleva a sentirse menos coartados para exponer juicios de valor. Algunos
autores consideran que puede producirse justamente el fenómeno contrario,dentro de la
denominada “espiral del silencio”,49 según la cual una persona tiene menos posibilidades
de expresar su opinión sobre un determinado tema si siente que está en minoría o afronta el
peligro de ser víctima de represalias o de aislamiento. El advenimiento de los medios
electrónicos en general, y de las rsi en particular,ha hecho que la realidad cambie en virtud
de la revalorización del empoderamiento del ciudadano frente a los grandes medios de
difusión masivos, y pone en cuestionamiento esta interesante teoría y su aplicación a las rsi.
El poder comunicativo de estas plataformas deviene de lo que para una persona representa
intervenir en una red social y hallar allí a otros con quienes compartir sus intereses,
preocupaciones o necesidades, y romper el aislamiento que caracteriza a muchos en las
sociedades contemporáneas, bien por la imposibilidad de establecer lazos permanentes,
bien por el hecho de vivir en grandes conglomerados humanos donde, curiosamente, el
ritmo acelerado de la vida restringe las oportunidades para compartir y comunicarse
efectivamente. Frente a esta realidad, las redes sociales ofrecen alternativas, toda vez que
según Parra Castrillón (2010): son medios para la instantaneidad, la actuación en tiempo
real, el deleite por superar las distancias, el encantamiento producido por tener cerca en
cualquier momento a los suyos. y contratos entre personas que comparten intereses y
necesidades. O sea, Internet deja en escena canales para las necesidades de
comunicación de los cibernautas, quienes pueden integrarse a comunidades especiales,
fundar otras, ensancharlas y relacionarlas con ideales e identidades individuales y comunes
(p. 198).

Como ya se comentó, uno de los aspectos que hacen de estas plataformas herramientas
tan poderosas, es el hecho de poder segmentar las personas y contactos en virtud de los
intereses, gustos, características, etc., lo que crea una categorización, especificación y
sofisticación de herramientas y aplicaciones, es decir, una personalización y adaptación a
las características de cada usuario. Las nuevas realidades propias de las rsi hacen que las
personas participen en la formación de la opinión pública de una forma más interactiva,
puesto que se ha transformado no solo la manera en que se transmite la información, sino
la relación emisor-receptor, dado que el propio ciudadano es emisor de los hechos y de las
opiniones que considere necesario emitir, desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Las redes sociales constituyen, además, espacios para la generación de contenidos, al
tiempo que canales para la difusión de información en la sociedad y en los medios
tradicionales, que dejan de ofrecer información “cerrada y procesada” para alimentarse con
las opiniones y aportes multimedia de los ciudadanos que reportan eventos de interés
desde su teléfono móvil, o comparten un video en Youtube o imágenes en Instagram, en
una nueva dimensión que apunta hacia la ‘democratización de la información’,

puesto que son los usuarios quienes deciden cómo y dónde informarse, de qué manera
participar, qué tan activamente hacerlo y con quiénes. Todo esto de acuerdo con la libre
elección de cada individuo. Otra particularidad interesante de las rsi es que la ductilidad
para segmentar y organizar la información conforme a los gustos e intereses de los usuarios
ha llevado a los medios de comunicación tradicionales, como prensa escrita,radio y
televisión, a resignarse a perder protagonismo, o a tratar de adaptarse para presentar los
contenidos de forma más dinámica e interactiva, y a utilizar precisamente las rsi como
medio efectivo para vincularse con la audiencia, desarrollando aplicaciones móviles para
hacer frente a la migración que se está produciendo hacia los medios que generan
contenidos excl, entre otras. Como cualquier otra empresa en nuestros tiempos, las redes
tienen una responsabilidad legal pero también responsabilidad social para que sus
objetivos, propósitos y el desarrollo de sus actividades cumplan con fines que coincidan con
los de la construcción social, democrática y garantista de derechos.

Las redes han comenzado de manera paulatina a autorregularse, a veces de su rol


primordial como intermediarios de información relevante para la sociedad, a veces por la
presión de la opinión pública que abandona el uso de ese espacio social por tóxico o
desmesurado, y también por la presión de una posible regulación legal que las constriña y
limite. La definición de parámetros técnicos por diseño en cuanto a la arquitectura y
funcionalidades de los formatos de presentación de información puede ser una solución,
pero esos estándares tecnológicos no podrían ser definidos exclusivamente por las redes
por cuanto podrían ser simplemente la justificación técnica de decisiones que corresponden
a la defensa de sus propios intereses comerciales.

Acontecimientos como las campañas políticas o la información sobre salud (remedios en la


pandemia o curas milagrosas en general) despiertan mayor inquietud respecto del abuso
que puede llevarse a cabo por grupos interesados en crear información falsa (fake news),
rumores o incluso difamar e injuriar. En este último caso existen las normas penales que
sirven como base del reproche punible a actividades antisociales contra el buen nombre de
los individuos o contra su honra. Sin embargo, el límite de la ley penal no puede ser la
norma única para definir las reglas sociales. La responsabilidad civil por el daño imputable y
su correspondiente indemnización -entendido en un ámbito empresarial como daño
producido por directores o empleados de una organización- tampoco parecen la solución
para todos los casos por cuanto las demoras en la decisión judicial, así como la dificultad
práctica de demostrar los requisitos y condiciones de la declaración de responsabilidad
puede ser un obstáculo imposible de superar para muchos.
En Colombia, como en muchos países de Latinoamérica, la acción de tutela o en sentido
más general el amparo de derechos constitucionales ha sido utilizado en varios casos, ante
la ineficacia o impertinencia de los medios judiciales tradicionales, pero tampoco parece ser
la solución por cuanto el debate de los derechos fundamentales es una sede privilegiada
para la discusión de la libertad de expresión pero no para tener en cuenta los matices de los
modelos de negocios de las redes, sus características técnicas y tampoco para definir de
una manera general cuales medidas deben ser obligatorias y cuales deberes deben ser
cumplidos por las plataformas sociales. Las particularidades de cada una de las redes
sociales hacen aún más difícil que un precedente judicial pueda ser útil para otra red social
así las circunstancias de hecho sean similares.

Todo indica que las regulaciones de las redes sociales nos llevan a una responsabilidad
compartida propia de los principios de la gobernanza de internet y de la interregulación del
ecosistema digital en un contexto con altísimos intereses públicos y privados. El gobierno,
las redes, la sociedad civil y la academia tienen mucho que decir a la hora de definir los
parámetros técnicos, jurídicos y económicos de las plataformas. Más allá que los jueces en
casos concretos, se debe propugnar por una regulación que pueda dotar de seguridad
jurídica a los intereses en juego, así como permitir la flexibilidad suficiente que pueda
reflejar de manera paulatino los cambios tecnológicos, la innovación en los modelos de
negocio, así como en los hábitos de utilización de los recursos digitales.

En suma, la libertad de expresión es preciosa para una sociedad, define sus avances como
sociedad y debe ser preservada a toda costa, pero en ese escenario privilegiado es que las
redes deben contribuir de manera responsable, acuciosa, transparente a esa construcción
social y no convertir su rol en una excusa para defender a ultranza intereses económicos
propios de las plataformas y tampoco para ser testigos mudos de la creación de un espacio
de abuso de unos usuarios contra otros. En tiempos de la posverdad es importante que la
sociedad civil participe de las decisiones de su propio devenir y las redes sociales son un
espacio demasiado importante para que sean los gobiernos o las empresas quienes tengan
la última palabra.

[Extraído de Peña (2021) Libertad de expresión en redes sociales ¿Regular o no regular?


Blog de Derecho de los Negocios. Universidad Externado de Colombia. Disponible en:
https://dernegocios.uexternado.edu.co/libertad-de-expresion-en-redes-sociales-regular-o-no-
regular/]

Fuentes adicionales

Fuente 1

Regulación de redes sociales para evitar la violencia contra las mujeres

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8655571

Fuente 2

Vídeo. ¿Se pueden regular las redes sociales?


https://www.youtube.com/watch?v=LjdeUiXtcZ
Canal: Universidad de los Andes

Fecha de publicación: 2 de abril 2019

Parafraseo

(Fuente 1)

Permanecer en la red es una importante herramienta de labor cotidiano acomodar


contenidos de internet son trucos de comunicación como la radio cine contar que modifican
que han sufrido tanto la libertad de expresión como la voluntad Cabe considerar que
disponer internet es ya un privilegio narra en su informe no existe completo monitoreo de
todo lo que se difunde afecta el propio avance de la sociedad libertad de expresión.

‌ Afirma que existe confusión entre lo que es acción gubernamental y censura todos los
derechos que los habitantes deben ser protegidos en la red las más importantes son el
derecho a la libre expresión y el derecho a la intimidad y la privacidad personal
terminantemente "hemos fracasado” purificar de la información y su gran uso para la vida
cotidiana con el fin de defender a los menores de edad de páginas nocivas violentas y
pornográficasno apta para su edad. afirma que el control del Estado no es mucho ni poco
acercar la censura o la persecución hacia periodistas que hayan anunciar hechos que
comprometan al gobierno prevención de funcionarios públicos contra periodistas
ofreciéndoles dinero a cambio de no decir nada retirar la denuncia o forzar la retraso de la
investigación y plaza pública un espacio heterogéneo donde cada uno puede actuar
expresarse y trabajar”.

Examinar a base las nuevas expertas que los periodistas prensa aficionado pero explicar
equivocaciones ortográficos y de redacción en sus textos confundiendo a muchos
internautas al ser publicadas y masificadas afirma que la proporción de informaciónes
acumular en internet se han incrementado de forma masiva relata cómo se debe proceder
para garantizar el derecho a la información en el Perú

(Fuente 2)

Las redes sociales (RS) son plataformas diseñadas para intercambiar información,
experiencias e intereses, creando espacios de convivencia virtual. Su interés global no solo
proviene de su rápido crecimiento, sino también de su uso en ámbitos como campañas
políticas, movimientos sociales, comunicación entre personas distantes y generación de
contenidos. Según Parra Castrillón (2010), su éxito se debe a "la presencia transcultural y la
omnipresencia" que las convierte en nodos de información (p. 194). Díaz Gandasegui (2011)
agrega que las RS fusionan medios masivos y personales, manteniendo a los usuarios
informados y entretenidos (p. 2). Las RS reflejan una sociedad conectada por las nuevas
tecnologías, ofreciendo mayor participación y comunicación, aunque también plantean
desafíos como la privacidad y la veracidad de la información. Son plataformas cruciales
para el intercambio de información, esenciales en las relaciones económicas y sociales. Sin
embargo, su constante evolución dificulta su análisis.

Las RS permiten a los usuarios obtener información instantánea y expresarse, destacando


en eventos como tragedias naturales y sucesos políticos. Aunque brindan una falsa
sensación de intimidad, la protección de la comunicación y la privacidad es un aspecto
fundamental. El poder de las RS radica en conectar a las personas con intereses comunes,
rompiendo el aislamiento social. La segmentación de usuarios según intereses y
características personaliza la experiencia, transformando la forma en que se transmite y
recibe la información. Las RS facilitan la generación y difusión de contenidos,
democratizando la información y adaptando los medios tradicionales a un formato más
interactivo y dinámico.

(Fuente 3)

El proyecto de Ley también prohíbe "descargar libremente y de manera gratuita contenidos


con derechos de autor". No obstante, las infracciones relacionadas con los derechos de
autor ya están reguladas tanto en el ámbito administrativo como en el penal, lo que resulta
en una regulación excesiva. Además, es curioso que se prohíba la descarga libre y gratuita
de contenidos que "posean" derechos de autor. ¿Qué sucede si se trata de un contenido
protegido por derechos de autor pero cuya descarga gratuita está permitida (por ejemplo,
derechos patrimoniales no exclusivos)? Según esta prohibición, si descargamos un
videojuego gratuito como Dota 2, que está protegido por derechos de autor, estaríamos
infringiendo la ley.

(Fuente 4)

Intimidad, privacidad y protección de datos personales en la era tecnológica. Las redes


sociales permiten recopilar datos de todo tipo, transformando la informática en un medio de
poder que elimina las barreras del espacio y el tiempo. Estos espacios en línea son cada
vez más utilizados, incluso por menores. Esto plantea preguntas sobre el conocimiento de la
población cibernética acerca de los derechos en riesgo en las RS, el grado en que podemos
exigir protección estatal y los retos que enfrenta el Estado para proteger a los usuarios. Es
crucial abordar estos problemas para evitar consecuencias graves.

El avance tecnológico ha impactado los derechos a la intimidad, privacidad y protección de


datos personales. Existen tres generaciones de derechos humanos: los derechos civiles y
políticos de la Revolución Francesa, los derechos sociales, económicos y culturales de la
Revolución Industrial, y los derechos de solidaridad, que responden a la necesidad de
cooperación entre naciones y grupos. Este estudio se enfoca en la tercera generación, que
surge en respuesta a la "contaminación de las libertades", donde los derechos
fundamentales se ven afectados por las nuevas tecnologías. La tecnología permite una
intromisión ilimitada en la vida privada, captando, relacionando, transmitiendo y
almacenando información. La intimidad incluye la "libertad informática", que protege a las
personas del uso indebido de sus datos personales.

Según Pablo Lucas Murillo, el derecho a la intimidad no solo protege lo más sensible de una
persona, sino también datos privados que se reservan para uno mismo. Este derecho
incluye la capacidad de controlar quién puede obtener y usar esta información. La
protección de la intimidad frente a la tecnología no impide el uso necesario de la
información, sino que asegura su uso controlado. Es esencial aumentar la protección para
salvaguardar este derecho en la era tecnológica.

(Fuente 5)
Para Ana Paula Rumualdo, abogada y experta en tecnología y protección de datos, antes
de regular las redes sociales es fundamental entender claramente el concepto y los tipos de
redes sociales que se desean regular. La Real Academia Española (RAE) define una red
social como un servicio que permite la comunicación a través de internet, facilitando la
creación de comunidades basadas en criterios comunes. Sin embargo, Rumualdo considera
que esta definición es incompleta ya que no distingue entre diferentes plataformas como
YouTube, LinkedIn, y Discord, que tienen distintos públicos y servicios.

Cada red social maneja diferentes tipos de información y tiene diferentes consumidores, lo
que complica una regulación uniforme. Por ejemplo, LinkedIn maneja datos laborales y
académicos, mientras que Facebook puede identificar patrones de consumo. Regular todas
las plataformas como si fueran una sola entidad limitaría su contenido específico. Jonathan
G. Garzón, abogado especialista en tecnología, sostiene que es crucial regular las
facultades de los dueños de las plataformas sobre la información y el contenido de los
usuarios. Las plataformas no son neutrales y toman decisiones basadas en algoritmos que
afectan lo que los usuarios ven. Las propuestas de regulación deben considerar que estas
plataformas deciden cómo operar con la información y las conductas de los usuarios.

Por otro lado, la abogada Daniela Ramos Estefan sugiere regular el alcance de las
publicaciones de líderes de opinión, ya que sus opiniones pueden tener un impacto
significativo y potencialmente dañino en la sociedad. Finalmente, el jurista Luis Conde
propone que la regulación se enfoque en las conductas de los usuarios, siguiendo el
ejemplo de la Sección 230 de la Ley de Decencias en las Comunicaciones de Estados
Unidos, que responsabiliza a los usuarios por sus acciones en lugar de las plataformas.

(Fuente 6)

Nos apropiamos de las redes sociales porque somos comunicativos, curiosos y empáticos,
creando un espacio virtual vibrante. Sin embargo, dependemos de plataformas
internacionales que establecen los formatos y términos de uso. La mayoría de redes aplican
sus propias leyes, y algunas excepciones se deben a las leyes locales de los usuarios. La
falta de regulación estatal permite que las redes sociales definan sus reglas de manera
autónoma. Facebook, por ejemplo, tiene un Consejo Mundial para controlar los contenidos,
aunque esto ha sido limitado en algunos países europeos.

Las redes sociales combinan su actividad comercial con su rol de intermediarios de opinión,
y su relevancia depende del número de usuarios activos. Son el centro de creación de
contenidos digitales, lo que las hace difíciles de regular sin incentivar la censura. Casos de
políticos o influencers cuya actividad es limitada destacan la complejidad de la regulación.

Las redes sociales facilitan el intercambio de información y experiencias, y son cruciales


para la conectividad. Aunque ofrecen muchos beneficios, como una mayor participación y
comunicación, también presentan desafíos como la preservación de la privacidad y la
veracidad de la información. Son fundamentales para las relaciones económicas y sociales,
pero su estudio es complicado por su constante evolución. Las redes sociales permiten a
los usuarios ejercer su derecho a la información y la libertad de expresión, ofreciendo un
medio para reportar y compartir eventos de interés. Esta democratización de la información
permite a los usuarios decidir cómo y dónde informarse. Los medios tradicionales deben
adaptarse a este nuevo modelo interactivo.
Las redes tienen una responsabilidad social y legal, y han comenzado a autorregularse. Sin
embargo, la definición de parámetros técnicos y estándares tecnológicos no debería ser
solo decisión de las redes, ya que esto podría defender sus intereses comerciales. En
contextos de campañas políticas y salud, la propagación de noticias falsas es un gran
problema. Las normas penales y la responsabilidad civil no siempre son suficientes para
abordar todos los casos. En países como Colombia, la acción de tutela ha sido una
herramienta útil, pero no siempre adecuada para regular las redes sociales. La regulación
de las redes sociales requiere una responsabilidad compartida entre el gobierno, las redes,
la sociedad civil y la academia, buscando un equilibrio entre seguridad jurídica y flexibilidad.
La libertad de expresión es fundamental, y las redes deben contribuir de manera
responsable a la construcción social, evitando convertirse en espacios de abuso. En la era
de la posverdad, es crucial que la sociedad civil participe en estas decisiones.

RESUMEN (Fuente 1)

El uso de internet se ha convertido en una herramienta esencial en el trabajo diario,


desplazando a medios tradicionales como la radio y el cine.

Según Fernández Rodríguez (2003), la libertad de expresión y la voluntad han sido


modificadas por esta transformación digital, siendo el acceso a internet un privilegio.

Julio Téllez (2015) destaca que la falta de monitoreo completo de los contenidos afecta la
libertad de expresión y el progreso social.

Javier Villate (1998) señala la confusión entre acción gubernamental y censura, subrayando
la importancia de proteger el derecho a la libre expresión y la privacidad en la web. A pesar
de los esfuerzos por filtrar información nociva para menores, este objetivo no se ha
alcanzado.

Ronald Dworkin (1989) menciona que el control estatal puede acercarse a la censura o
persecución de periodistas que denuncian hechos comprometedores para el gobierno,
quienes a veces son sobornados o presionados para retractarse.

Germán Teruel (2010) considera que internet debe ser una plaza pública heterogénea
donde todos puedan expresarse libremente.

Elsa Huertas (2004) critica a los periodistas aficionados por sus errores ortográficos y de
redacción, que confunden a los lectores.

Nicolás Silva (2000) Víctor Malpartida indican que la cantidad de información en internet ha
crecido enormemente, lo cual representa un desafío adicional.

RESUMEN (Fuente 2)

Las redes sociales, plataformas diseñadas para el intercambio de información y la creación


de comunidades virtuales, han adquirido una relevancia significativa en la sociedad
contemporánea. Su rápido crecimiento y su presencia en diversos ámbitos, como las
campañas políticas y los movimientos sociales, las convierten en herramientas
fundamentales para la comunicación y la interacción entre individuos. Sin embargo, este
fenómeno no está exento de desafíos, ya que las redes sociales también plantean
cuestiones relacionadas con la privacidad y la veracidad de la información. Según Parra
Castrillón (2010), el éxito de las redes sociales se debe a su capacidad para fusionar
medios masivos y personales, ofreciendo a los usuarios una experiencia informativa y
entretenida. Díaz Gandasegui (2011) agrega que estas plataformas reflejan una sociedad
conectada por las nuevas tecnologías, donde los usuarios pueden expresarse y compartir
sus intereses de manera instantánea.

Las redes sociales permiten a los individuos obtener información de forma inmediata y
participar activamente en eventos de relevancia social, como tragedias naturales o sucesos
políticos. Aunque brindan una sensación de cercanía e intimidad, es fundamental proteger
la privacidad y la confidencialidad de la comunicación en línea. En resumen, las redes
sociales están transformando la forma en que nos comunicamos y compartimos
información, democratizando el acceso a la misma y adaptando los medios de
comunicación tradicionales a un formato más interactivo y dinámico. Sin embargo, es
importante abordar los desafíos que plantean estas plataformas en términos de privacidad y
veracidad de la información para garantizar un uso responsable y ético de las mismas.

RESUMEN (Fuente 3)

Las redes sociales son populares debido a nuestra necesidad de comunicación y empatía.
Sin embargo, su funcionamiento está controlado por normativas internacionales y propias
de cada plataforma. Aunque Facebook tiene un Consejo Mundial para regular los
contenidos, su autoridad puede ser limitada en algunos países europeos.

RESUMEN (Fuente 4)

Intimidad, privacidad y protección de datos personales en la era tecnológica. Las redes


sociales permiten recopilar datos de todo tipo, transformando la informática en un medio de
poder que elimina las barreras del espacio y el tiempo. Estos espacios en línea son cada
vez más utilizados, incluso por menores. Esto plantea preguntas sobre el conocimiento de la
población cibernética acerca de los derechos en riesgo en las RS, el grado en que podemos
exigir protección estatal y los retos que enfrenta el Estado para proteger a los usuarios. Es
crucial abordar estos problemas para evitar consecuencias graves .El avance tecnológico
ha impactado los derechos a la intimidad, privacidad y protección de datos personales.
Existen tres generaciones de derechos humanos: los derechos civiles y políticos de la
Revolución Francesa, los derechos sociales, económicos y culturales de la Revolución
Industrial, y los derechos de solidaridad, que responden a la necesidad de cooperación
entre naciones y grupos. Este estudio se enfoca en la tercera generación, que surge en
respuesta a la "contaminación de las libertades", donde los derechos fundamentales se ven
afectados por las nuevas tecnologías. La tecnología permite una intromisión ilimitada en la
vida privada, captando, relacionando, transmitiendo y almacenando información. La
intimidad incluye la "libertad informática", que protege a las personas del uso indebido de
sus datos personales. Según Pablo Lucas Murillo, el derecho a la intimidad no solo protege
lo más sensible de una persona, sino también datos privados que se reservan para uno
mismo. Este derecho incluye la capacidad de controlar quién puede obtener y usar esta
información. La protección de la intimidad frente a la tecnología no impide el uso necesario
de la información, sino que asegura su uso controlado. Es esencial aumentar la protección
para salvaguardar este derecho en la era tecnológica.

RESUMEN ( Fuente 5)
Ana Paula Rumualdo, experta en derecho y tecnología, enfatiza la importancia de
comprender a fondo los distintos tipos de redes sociales antes de regularlas. Mientras que
la Real Academia Española define las redes sociales como servicios que permiten la
comunicación en línea y la creación de comunidades, Rumualdo argumenta que esta
definición es insuficiente, ya que no diferencia entre plataformas como YouTube, LinkedIn y
Discord, que tienen audiencias y servicios diversos.

Cada plataforma maneja diferentes tipos de información y tiene usuarios diferentes, lo que
dificulta una regulación uniforme. Por ejemplo, LinkedIn se enfoca en datos laborales y
académicos, mientras que Facebook puede identificar patrones de consumo. Jonathan G.
Garzón, especialista en derecho tecnológico, subraya la necesidad de regular el poder de
las plataformas sobre la información y el contenido de los usuarios, considerando que estas
plataformas toman decisiones mediante algoritmos que influyen en lo que los usuarios
ven.Por otra parte, Daniela Ramos Estefan propone regular las publicaciones de líderes de
opinión debido a su potencial impacto negativo en la sociedad. Finalmente, Luis Conde
sugiere que la regulación debería centrarse en las conductas de los usuarios, siguiendo el
modelo de la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de Estados
Unidos, que responsabiliza a los usuarios por sus acciones en lugar de a las plataformas.

RESUMEN (Fuente 6)

El dominio de las redes sociales se debe a nuestra inclinación comunicativa y empática,


creando un entorno virtual activo. Sin embargo, al depender de plataformas internacionales,
estas establecen los estándares y condiciones de uso, con reglas propias que en ocasiones
se adaptan a regulaciones locales. La falta de regulación estatal permite que las redes
sociales establezcan sus propias normativas, aunque algunos países limitan su influencia,
como en el caso de Facebook y su Consejo Global.

Las redes sociales, al fusionar su actividad comercial con su función como intermediarios de
opiniones, se vuelven esenciales según el número de usuarios activos, siendo centrales en
la generación de contenidos digitales. Esto complica su regulación sin caer en censura,
como evidencian los casos de políticos o influencers cuya actividad es restringida,
resaltando la complejidad normativa.

A pesar de los beneficios que ofrecen, como mayor participación y comunicación, las redes
sociales plantean desafíos como la protección de la privacidad y la veracidad de la
información. Son cruciales para la conectividad y las relaciones socioeconómicas, pero su
estudio se ve obstaculizado por su continua evolución. Permiten a los usuarios ejercer su
derecho a la información y la libertad de expresión, democratizando así el acceso a la
información.

Las redes sociales están asumiendo una responsabilidad social y legal, auto regulándose,
aunque la definición de parámetros técnicos y estándares tecnológicos no debería recaer
exclusivamente en ellas, para evitar sesgos comerciales. La difusión de noticias falsas es un
desafío en contextos como campañas políticas y salud pública, y las normativas penales y
la responsabilidad civil pueden no ser suficientes. La regulación de las redes sociales
requiere una responsabilidad compartida entre diferentes actores, buscando un equilibrio
entre seguridad jurídica y flexibilidad, garantizando la libertad de expresión y evitando
abusos en la era de la post verdad.
TEXTO

Teruel (2010) indica que el internet actualmente es una plaza pública, un espacio
heterogéneo donde cada uno puede actuar, expresarse y trabajar. Esto sugiere que el
internet ha evolucionado para convertirse en un entorno abierto y diverso, accesible para
cualquier persona; permitiendo la interacción y la comunicación libre, donde las personas
pueden compartir sus ideas, opiniones y contenido sin las restricciones que podrían existir
en espacios físicos resaltando así la variedad de voces y perspectivas que coexisten en
línea, permitiendo una rica diversidad de experiencias y conocimientos. Por otro lado,
Arrieta (2014) menciona que las redes sociales son como herramientas increíblemente
poderosas para la vinculación humana. Esto pretende que las redes sociales tienen una
capacidad excepcional para conectar a las personas, dando pase a una comunicación
instantánea, intercambio de ideas y el fortalecimiento de comunidades, ya sean personales,
profesionales o de interés común. Su poder radica en la capacidad de crear y mantener
lazos sociales, fomentando el sentido de pertenencia y permitiendo la colaboración a gran
escala. Ante este tópico hay personas que opinan que la regulación ayuda a crear un
entorno más seguro y respetuoso, donde se garantiza que las interacciones sean
constructivas y que las opiniones expresadas no dañen a otros ni fomenten la violencia o el
odio. No obstante, hay personas que opinan de manera distinta, debido a que prevalecen
ciertas voces, lo que socava la diversidad de opiniones y la capacidad de los individuos para
expresarse libremente en la esfera pública digital. Frente a este contexto, surge la siguiente
interrogante: ¿Creen que la regulación de contenido en redes sociales es una medida que
permite salvaguardar la integridad de los usuarios? En cuanto a esta interrogante, no
creemos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que permita
salvaguardar la integridad de los usuarios. Por ello, en las siguientes líneas defenderemos
nuestra postura con un argumento sólido.

No creemos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que permita
salvaguardar la integridad de los usuarios, porque viola los derechos comunicativos,
suprimiendo opiniones legítimas y limitando el debate público. En primer lugar, en Chile,
García (2000), menciona la dificultad de regular contenido en la red en internet, subrayando
la ausencia de una política clara y efectiva para las leyes judiciales aplicables a la red.
García destaca que, la falta de un marco legal bien definido hace que la tarea de regulación
sea extremadamente complicada. Esta dificultad se ve exacerbada por el gran número de
usuarios que reinciden en actividades problemáticas, lo que hace casi imposible la
aplicación consistente de cualquier normativa poniendo en duda hasta cuánto deberían
censurar o quitar para que no afecte los derechos comunicativos inherentes al ser humano.
En su análisis, presenta un panorama de los beneficios que el acceso a información
diversificada puede ofrecer a las personas, como el enriquecimiento del conocimiento y la
promoción del libre del intercambio de ideas en estos medios sociales que promueven e
incentivan nuestra libre opinión. En segundo lugar, otro país que afronta un contexto similar
es España, debido a que el gobierno español enfrenta dificultades para actuar de manera
efectiva en la regulación de contenidos en las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TIC) debido a varios factores. Primero, es posible que el gobierno no
quiera imponer regulaciones que limiten la capacidad de los ciudadanos para expresar
libremente sus opiniones en línea, ya que esto iría en contra del principio democrático de
libertad de expresión. Segundo, cabe resaltar que el derecho a la libre expresión se
presentan como de los más importantes en el Convenio Europeo de Derechos Humanos
(CEDH) pues este considera a los derechos comunicativos, en el que dentro también
comprende lo que es el derecho de libre expresión, como de los más importantes por sobre
una regulación en la red. Debido a que esto presenta diferentes beneficios sociales como la
promoción de la participación ciudadana y la práctica constante de la comunicación y el
constantemente acceso a información ilimitada en sociedad, por ende, no se debe inhibir mi
prohibir el intercambio abierto de ideas y opiniones en línea, sino que más bien se debe
proteger este derecho fundamental.

No consideramos que la regulación de contenido en redes sociales sea una medida que
permita salvaguardar la integridad de los usuarios, porque viola los derechos comunicativos,
suprimiendo opiniones legítimas y limitando el debate público. Según el Ministerio de
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones o MTIC (2021) define a los derechos
comunicativos como las leyes que defiende la capacidad de interrelacionarse con otras
personas en diferentes contextos y a través de diversas herramientas y canales (incluyendo
las TIC), intercambiando información, ideas y opiniones para el enriquecimiento mutuo. Es
decir, que los derechos comunicativos abarcan las leyes destinadas a salvaguardar la
capacidad de las personas para interactuar en diversos contextos y utilizar una amplia gama
de herramientas y canales de comunicación, incluyendo las Tecnologías de la Información y
la Comunicación (TIC), garantizando la libertad de expresión y el derecho a la
comunicación, buscando mantener nuestra capacidad de interconexión e intercambio de
información y la fomentación del beneficio recíproco. Por otro lado, la Comisión Nacional de
los Derechos Humanos o CNDH (2016) define a los derechos comunicativos y de expresión
como la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por
escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto
a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley. Es
decir que esta destaca la libertad fundamental de buscar, recibir y difundir información e
ideas, ya sea de manera oral, escrita o a través de las nuevas tecnologías de la
información. Esta definición subraya que esta libertad no debe estar sujeta a censura previa,
lo que significa que nadie debería tener el derecho de impedir la expresión de ideas antes
de que sean compartidas. Esto resalta el derecho esencial de las personas a expresarse
libremente y acceder a información diversa, permitiendo el acceso equitativo y no
discriminatorio a esta misma y al acervo de conocimiento. Difundiendo de este modo la
información e ideas sin previa censura con el propósito de enriquecernos mutuamente y
participar activamente en la vida social, cultural y política de la comunidad.

En conclusión, nosotras no creemos que la regulación de contenido en redes sociales sea


una medida que permita salvaguardar la integridad de los usuarios, porque viola los
derechos comunicativos, suprimiendo opiniones legítimas y limitando el debate público. Con
la intención de brindar mayor accesibilidad y fomentación de nuestros derechos
comunicativos, es importante considerar dos recomendaciones. En primer lugar,
recomendamos que el Instituto de Prensa y Sociedad, el cual es una organización peruana
que promueve la libertad de prensa y expresión, debería notar y concientizar a la sociedad
peruana que la regulación de contenidos en redes sociales. Debido a que tales medidas
pueden llevar a la autocensura entre los usuarios pudiendo resultar en la supresión de
voces críticas, restringiendo así la diversidad de opiniones y limitando el debate público. En
segundo lugar, recomendamos que la Defensoría del Pueblo del Perú debería expresar
preocupaciones respecto a cómo la regulación de contenido en redes sociales puede
afectar la libertad de expresión. Debido a que una regulación excesiva podría inhibir el
debate abierto y la crítica constructiva, esenciales para una sociedad democrática, además,
podrían existir riesgos de que se censure información importante y se silencien voces
disidentes, afectando negativamente el derecho de las personas a recibir y difundir
información y opiniones.

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