Choque de Civilizaciones Resumen
Choque de Civilizaciones Resumen
Choque de Civilizaciones Resumen
Este capítulo comienza hablando de la superioridad económica, política y militar que Occidente alcanzó
a principios del siglo XX, así como del lento proceso de decadencia que está sufriendo desde el fin de las
guerras mundiales hasta principios del siglo XXI.
Huntington explica que lo que sucede es que la modernización conlleva a un reforzamiento de los
valores tradicionales; entonces, al ser los países más libres y más democráticos, estos optan por seguir
un camino propio, donde adaptan la forma de hacer política con su propia personalidad.
Podemos ver que las actitudes kemalistas, que creen que la occidentalización es necesaria para la
modernización, están desapareciendo en el Este de Asia, donde los países atribuyen su crecimiento al
apego de su propia cultura y no a la de Occidente.
La caída del comunismo, así como la desconfianza en el capitalismo del mundo occidental, deja un vacío
dentro de los pueblos, el cual es llenado con la religión, que les da un sentido y una meta para la vida a
través de una ideología.
La segunda parte de este capítulo, habla sobre la importancia que tiene el resurgimiento de las religiones
en los últimos años, dándole identidad a las civilizaciones.
Dentro de ellas, la religión separa a las elites y a los diferentes grupos de los Estados.
A su vez, la religión cubre ciertos aspectos que los gobiernos son incapaces de satisfacer (educativos,
cooperativos, caritativos, hospitalarios, etc.), brindando a la gente una alternativa positiva para cubrir
tanto sus necesidades físicas o, como las espirituales.
El laicismo que había caracterizado a las generaciones pasadas, está siendo sustituido por el
renacimiento religioso en las nuevas generaciones.
Esta es la “manifestación más intensa del anti-occidentalismo de las sociedades no occidentales”, el cual
está implica que las nuevas generaciones estén dispuestas a modernizar a sus países adaptándose al
modelo tradicional de su nación y no a los clásicos modelos occidentales, como lo hacían las
generaciones pasadas.
Esto es a lo que Ronald Done denomina: “fenómeno de indigenización de segunda generación”
En este capítulo, Huntington señala el choque de las civilizaciones no occidentales entre sí y con
Occidente.
Consiste en el poder que han ido obteniendo las civilizaciones asiática e islámica en los últimos años, el
cual les permite hacer frente a las exigencias e intereses de EEUU y Europa, y poder tener una autonomía
tanto política como económica en relación a Occidente.
El poder de Asia se debe al desarrollo económico que ha logrado en las últimas décadas, y el del mundo
musulmán, al gran crecimiento demográfico que existe entre sus pueblos.
El desarrollo asiático, sirve como base para demostrar la afirmación, que hemos visto en los capítulos
anteriores sobre la modernización sin occidentalización.
Los cuatro tigres asiáticos (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán), han logrado llegar a un punto
máximo de desarrollo económico, y de modernización política, sin dejar de lado sus tradiciones e
ideologías tradicionales.
Mucho de su desarrollo lo atribuyen al confucianismo, que es común entre los principales países
asiáticos.
Cabe mencionar que China y Japón, siendo los países asiáticos más poderosos, siguieron caminos
distintos en su proceso de desarrollo, pero ambos han logrado promover una reanimación cultural, y
una separación ideológica de occidente.
Esto es a lo que Huntington denomina: la afirmación asiática.
El segundo aspecto a considerar dentro del nuevo orden mundial, es a lo que el autor llama el
resurgimiento islámico.
La población islámica está creciendo a un ritmo superior que el de las demás civilizaciones, lo cual genera
un choque de religiones y de ideologías muy fuerte, pues hay que tomar en cuenta que el Islam no es
sólo una religión sino toda una forma de vida, que está siendo acogida en su mayoría por jóvenes que
tienen un nivel de educación alto.
Por lo tanto, yo creo que si se tiene en cuenta que el Islam influye en la vida educativa, social y espiritual
de los pueblos árabes, este es un medio de manipulación política muy efectivo para los gobernantes, y
para los revolucionarios anti-occidentales, por lo que representa una gran amenaza ideológica para
Occidente, y una pieza importante dentro del tablero de la política internacional que las demás
civilizaciones no pueden pasar por alto.
Tercera Parte
El Orden Emergente de las Civilizaciones.
Este capítulo trata sobre la redefinición de los países en cuanto a sus tradiciones culturales.
Demuestra cómo los países con culturas y costumbres semejantes, son más propensos a cooperar entre
sí en materia política, económica y social, que los que son diferentes.
A su vez, este redefinición cultural, ocasiona que los límites territoriales constituyan una causa de
conflicto entre las distintas civilizaciones que quedan dispersas en diferentes Estados no homogéneos
culturalmente.
La familiaridad cultural, da más confianza a los países a colaborar entre sí, pues se eliminan barreras
religiosas, lingüísticas, y los valores se hacen comunes entre ambas partes, logrando así más fácil
cualquier tipo de negociación.
Por lo tanto, las Organizaciones Internacionales que están compuestas de múltiples civilizaciones (Ej.: la
Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional–ASACR), son más propensas al fracaso, que las que
incluyen a una civilización en común (Unión Europea).
Aunque organizaciones como la ASEAN reúne a una multiplicidad de civilizaciones y ha sido eficiente,
poco a poco se ha ido yendo para abajo.
También existen países aislados culturalmente de sus vecinos, tales como Haití, Etiopía y Japón, los
cuales tienen pocas probabilidades de establecer conexiones económicas o políticas con otros Estados.
La idea central del libro consiste en que la cultura ha venido a reemplazar a las ideologías capitalista y
comunista, como medio de identificación entre los pueblos.
Esto se ha acentuado en los últimos años, debido a la caída del comunismo.
Algunos países que intenta redefinirse en el ámbito de la civilización, experimentan problemas al
cambiar de civilización.
El autor expone en este capítulo, el caso de Rusia, Turquía, México y Australia.
Aunque Rusia tiene una civilización distinta a la de Occidente, durante el siglo XX, Rusia se acercó cada
vez más a esta civilización adoptando la ideología marxista (europea).
No fue hasta Gorbachov, que se implantó una reforma económica y una reestructuración del Estado,
que comenzó a seguirse el modelo Occidental, dejando atrás la idea de una forma de organización
política y económica distinta a los de sus vecinos del oeste.
Esta nueva estructura, fue aceptada por la mayoría de su población, haciendo menos costosa esta
transición.
El caso de Turquía es muy especial ya que durante la Guerra Fría, y hasta la Guerra del Golfo Pérsico,
Turquía fue un importante aliado de las fuerzas Occidentales.
Sirvió como base militar, así como de contención al comunismo hacia Asia central.
Sin embargo, su entrada a la Comunidad Europea ha sido cuestionada por mucho tiempo, y aunque
formalmente esto se atribuye a su bajo nivel de desarrollo económico, en la realidad los europeos no
desean a un Estado musulmán entre sus miembros, ya que esto aumentaría la inmigración de esas
poblaciones hacia Europa.
Esto acabó con el sueño de Turquía de ser considerada un país europeo, y del kemalismo, sus nuevos
líderes han acogido nuevamente la religión musulmana dentro de sus instituciones y de su políti ca.
A su vez, han abierto la política exterior de Turquía hacia los países con poblaciones musulmanas, que
comparten una cultura similar a la suya.
A partir de los ochentas del siglo XX, México sufrió un cambio, ya que durante dos siglos, había ocupado
una posición política y económica diferenciada de Estados Unidos. Y con la apertura comercial, y el TLC,
México ha buscado “norteamericanizarse”, dejando atrás sus ideas anti-americanistas, diferenciándose
de los demás países latinoamericanos.
Sin embargo no hay que dejar de tomar en cuenta que el proceso de occidentalización económica no es
congruente con los niveles de occidentalización política y democratización, que aún no se desarrollan
debidamente.
A diferencia de los ejemplos anteriores, Australia quiso pertenecer al bloque del este de Asia, y ser
considerada como una nación asiática.
Sin embargo, su cultura es europea, y esta es la razón por la cual no ha sido aceptada dentro de
organizaciones como la CEEA, compuesta por puros países de cultura asiática.
Esto se debe a los choques que existen entre la postura australiana sobre derechos humanos,
democracia, libertad de expresión, etc., y la organización política y social asiática.
El autor propone que Australia establezca un TLC con Nueva Zelanda y así pertenezca a un bloque
comercial con integrantes de culturas similares a la suya.
Este capítulo se centra en que la experiencia ha señalado que los intentos por rehacer a las sociedades,
dejando atrás sus tradiciones culturales autóctonas, llega a ser difícil, conflictivo, e ineficiente.
Aunque el mundo occidental puede llegar a ser idealizado por otras culturas, éste nunca será la mejor
opción si no se respetan los valores tradicionales de mismas, los cuales han sido parte de la historia de
cada sociedad, brindándoles la identidad que necesitan para permanecer unidas.
7) Estados Centrales, Circulos Concentricos y Orden Civilizatorio.
Para Huntington resulta obsoleta la idea de que el orden internacional debe de estar subordinado a la
protección de “superpotencias”, como lo estuvo durante el periodo de la Guerra Fría.
Como ya hemos venido viendo, él piensa que el orden se basará en la integración de las civilizaciones
entre sí, y su relación con las demás.
Este capítulo se centra en la idea de que estas civilizaciones -a fin de alcanzar un papel más fuerte dentro
de la escena internacional-, se organizan alrededor de un Estado central, el cual será la fuente de mayor
influencia y autoridad, de entre los Estados y agrupaciones circundantes que compartan sus mismas
tradiciones y costumbres.
Estos elementos culturales, serán los que legitimen el liderazgo de este Estado central, y a su ve z le
darán una mayor efectividad a las relaciones de cooperación entre sus miembros, pues como ya vimos,
las similitudes culturales y lingüísticas facilitan las negociaciones económicas, políticas y sociales de entre
los pueblos.
Huntington dibuja un mapa que traza una línea muy clara estableciendo las fronteras entre las
civilizaciones, facilitando así la forma de determinar las zonas de influencia de cada civilización.
Según el autor, esta línea baja desde la frontera que divide a los países Bálticos y Rusia, atravesando
Bielorrusia, Ucrania y Rumania, hasta llegar a Bosnia.
De esta forma, queda establecido que la Unión Europea es el centro de Occidente en Europa, y esta se
encuentra relativamente separada de forma geográfica del Islam y de la ortodoxia rusa.
Rusia será el centro de la civilización ortodoxa, teniendo como a zonas de influencia a Armenia,
Moldavia, Bielorrusia, y a algunas de las ex Repúblicas Soviéticas. Dentro de la civilización china, China
será el centro del este asiático, exceptuando a Corea y a Japón.
Sin embargo la civilización Islámica, es muy especial ya que no cuenta con un Estado central, y sus
poblaciones se encuentran muy dispersas tanto en Europa, como en Asia del Este. Aunque ha han habido
naciones que han buscado tomar el liderazgo de los demás Estados islámicos (Arabia Saudita, Sudán),
éste liderazgo no llega a concretarse debido a la falta de cohesión que existe entre las diferentes
agrupaciones islámicas.
Un ejemplo de ello es Irán quien cuenta con una población musulmana chiíta, cuando el 90% de la
población musulmana en el resto del mundo es sunnita.
A su vez, las divisiones entre los fundamentalismos islámicos, y los grupos moderados, son muy grandes.
Sin embargo existe un aspecto que sí tienen en común todos los países árabes: una abierta oposición a
la política del Occidente moderno.
Huntington propone que pudiera ser Turquía quien asumiera el liderazgo de la civilización islámica.
Aunque cuenta con un nivel económico medio, historia musulmana, y un buen manejo de su ejército,
Turquía aún cuenta con un Estado laico, el cual será difícil convertir en Islámico pues es ir en contra de
todo lo que han luchado sus dirigentes durante este siglo.
Turquía debería olvidar la posibilidad de pertenecer a Europa, reconciliandose con sus hermanos
musulmanes; y de esta forma, convertirse en el Estado central de la civilización musulmana, tal como lo
ha hecho Sudáfrica en el continente Africano.
Cuarta Parte
Choques De Civilizaciones.
8) Occidente y el resto del Mundo: cuestiones Intercivilizatorias
En el ámbito global, Huntington considera que el conflicto más grande de las relaciones
internacionales, se da entre Occidente y el resto del mundo.
La causa fundamental de este conflicto, es la insistencia occidental de imponer su cultura, forma de
gobierno e instituciones sociales (derechos humanos), como la mejor, y tal vez la única forma de
resolver los problemas de política interna de los países no occidentales.
Esto genera un conflicto, ya que a diferencia de lo que escribió Fukuyama en “El Fin de la Historia”,
Huntington asegura que la capacidad de Occidente por conseguir sus objetivos en este sentido, está
decayendo.
Muchas de las sociedades no occidentales “desean liberarse de la dominación económica, militar y
cultural occidental”.
Para el autor, habrá una tensión más grande entre Occidente y las civilizaciones islámica y sínica,
mientras que la relación con la ortodoxa, hinduísta y japonesa, será más neutral, y la tensión con
Latinoamérica y Africa será casi nula.
Huntington propone tres temas, que a su forma de ver, son los que tienen más peso dentro de las
relaciones conflictivas entre Occidente y el resto del mundo. Estos son:
El autor afirma que la primera guerra entre civilizaciones fue la guerra soviético-afgana; y la segunda, la
del Golfo Pérsico.
En la primera, la victoria de Afganistán, que se debió al financiamiento de Arabia Saudita y la
tecnología estadounidense, así como por la ayuda de la población y el celo musulmán, significó para el
mundo Islámico, una victoria para sí, en contra de una ideología diferente a la suya: el comunismo
soviético.
Esto dejó en el mundo musulmán, el sentimiento de que era necesario luchar unidos contra toda
civilización no musulmana que representara una amenaza.
La segunda guerra, fue en un principio apoyada por algunos países islámicos, sin embargo con el paso
del tiempo, la opinión pública obligó a los líderes -excepto los kuwaitíes- a voltearse en contra de
Occidente, y criticaron fuertemente sus ataques contra Irak.
A su vez, este conflicto con Occidente, puso en marcha la resolución de algunos problemas internos en
el mundo del Islam tales como el conflicto entre Irán e Irak.
Sin embargo, la victoria Occidental en el Golfo Pérsico, fomentó un sentimiento revanchista por parte
de los países islámicos, reafirmando así el sentimiento anti-occidentalista.
Huntington denomina guerras de fractura, a los conflictos que se dan entre Estados o grupos de
diferentes civilizaciones, que han tenido una escalada de medios, y han llegado a ser violentos.
Estas guerras conducen a un gran número de muertes y de refugiados, y se dan generalmente entre
grupos de diferentes religiones.
A su vez, generan que la comunidad internacional les brinde apoyos, los cuales hacen que se
prolongue el conflicto y que su negociación sea aún más complicada.
La mayoría de estas guerras, se ha llevado a cabo alrededor de los pueblos musulmanes.
Por lo que puede afirmarse que “en el plano Micro, el choque fundamental entre las civilizaciones se
da entre el Islam y las demás”. Las estadísticas demuestran que los musulmanes son mucho menos
abiertos para vivir cerca de sociedades distintas, y es por esto que han estado implicados en más
guerras, que ninguna otra civilización.
Esto se debe, según el autor, a las condiciones históricas, que refuerzan los antagonismos entre los
musulmanes y las diferentes civilizaciones También a la condición de víctima en la que se
autodenomina el mundo islámico, y a su desarrollo militar que en proporción a su riqueza, es mucho
mayor que el de los países occidentales.
A su vez, la ausencia de un Estado Central, hace que ningún país musulmán sea capaz de representar a
todo el mundo islámico, así como de afrontar los conflictos internos que tiene el Islam.
Por último, el aumento de la población islámica, hace que exista un gran número de jóvenes, sin
empleos, lo cual favorece a una mayor inestabilidad social dentro de las sociedades islámicas , así como
a una mayor escalada de violencia contra la civilización occidental.
Sin embargo, según el autor, este último punto dejará de subsistir una vez que la generación actual de
jóvenes envejezca, y que la modernización de los países y sociedades mus ulmanas den pie a que
disminuyan estas guerras.
Como conclusión cabe mencionar que para Huntington, los pueblos islámicos tienen una mayor
dificultad para vivir con los demás pueblos, y son menos capaces de adaptarse a las culturas del mundo
externo que las demás civilizaciones internacionales, y es por esto que la mayoría de las guerras de
fractura giran alrededor de dicha civilización.
11) El Dinamismo de las Guerras de linea de Fractura.
Las guerras de línea de fractura, son guerras locales que surgen del interior de los Estados.
Estas refuerzan la identidad cultural e ideológica de las sociedades en conflicto, sobre todo dentro de
la cultura islámica.
Con el tiempo, estas guerras se van intensificando, y los líderes de ambas partes van tomando un odio
mayor hacia el enemigo y casi nunca logra resolverse eficientemente el conflicto.
A su vez, en estas guerras, existirán actores externos, que casi siempre ayudarán a su civilización
hermana.
Estos actores serán secundarios cuando están relacionados de forma directa con las fracciones
principales, los cuales son los grupos primarios.
Serán terciarios los que estén menos implicados con las partes en conflicto, pero tienen vínculos con
alguna de las civilizaciones primarias.
Estas guerras pueden detenerse por un momento, pero rara vez de forma definitiva.
Estos espacios de tranquilidad pueden deberse o al agotamiento de los contendientes, o la influencia
de un actor secundario o terciario, que logre reconciliar a las partes en conflicto.
Sin embargo este último punto es viable cuando las partes en pugna pertenecen a la misma civilización,
y la parte mediadora pertenece a esa misma cultura, pues es un actor confiable para ambos bandos.
Cuando las partes en conflicto pertenecen a diferentes culturas, encontrar un actor que pueda ser
confiable para los actores primarios, será muy difícil.
Algunas veces, la mediación de un actor externo resulta casi imposible al definir a las guerras de
fractura como “asuntos internos”.
Lograr la negociación para dar fin a una de estas guerras, requiere que exista una implicación
relativamente paralela de interlocutores secundarios y terciarios por ambos lados.
Es por esto que resulta muy difícil lograr que las partes se comprometan a firmar y a cumplir un
acuerdo.
La solución de este tipo de conflictos depende en gran parte de la actuación de los Estados centrales
de las civilizaciones en pugna, ya que a diferencia de su comienzo, la solución al conflicto viene de
arriba, y no de adentro.
Huntington, acertadamente dedica mucho espacio de este capítulo en hablar de la guerra en Bosnia,
un Estado multicultural que había logrado vivir pacíficamente durante muchas décadas. Sin embargo
una vez que la identidad Yugoslava entró en duda, los nacionalismos étnicos comenzaron a florecer,
dando pie a la guerra entre servios (ortodoxos), bosnios (musulmanes) y croatas (católicos).
Esta guerra es un ejemplo completísimo, del choque entre civilizaciones, tema al cual el autor dedica la
investigación de su libro. En esta guerra, puede observarse como los países y todas las organizaciones
musulmanas, apoyaron a los bosnios, los países ortodoxos a los servios, y los países occidentales, -con
excepción de Estados Unidos-, apoyaron a los croatas.
Huntington explica, que la acción estadounidense de apoyar a los bosnios musulmanes, se debió a que
la opinión pública observó en su mayoría a la población bosnia como la víctima de las atrocidades
servias, y el gobierno de EEUU, se alió con los “buenos” y no con los “malos”.
Algo curioso, fue que la opinión bosnia de dicha acción no favoreció en nada las acciones del gobierno
norteamericano, al contrario, la opinión pública bosnia criticó la ayuda deficiente proveniente de este
país.
En las guerras de Cachemira, Chechenia, Azerbaiyán-Armenia, Sri Lanka y Tadzjikistán, puede
observarse que las civilizaciones se apoyan entre sí, a través de los diferentes Estados que brindan
ayuda económica, militar y humanitaria, para apoyar a su cultura.
Incluso las diásporas de otros países, son un cierto tipo de presión para que sus gobiernos apoyen a sus
hermanos en conflicto.
Quinta Parte
El Futuro de las Civilizaciones
12) Occidente, las Civilizaciones y la Civilizacion.
En este último capítulo, Huntington intenta dejar en claro que la suposición de que las diferentes culturas
y civilizaciones serán poco a poco arrasadas por la occidentalización, hasta crear una cultura universal,
es totalmente falsa.
Enfatiza la importancia del resurgimiento de las demás civilizaciones, y su participación cada vez mayor
en la escena internacional.
También habla sobre las características que el mundo actual deberá tener para impedir que exista una
escalada de medios en los conflictos de civilizaciones actuales y futuros.
Actualmente podría considerarse que Occidente se encuentra en su auge, al cual le sigue una etapa de
decadencia, que no puede ser determinada en cuestión de tiempo.
El aumento de la conducta antisocial, el descenso de capital social, la decadencia familiar, el
debilitamiento de la ética de trabajo y la disminución general del interés por el estudio, son cuestiones
que Occidente debe de afrontar eficazmente para mantener su influencia y su poder como oposición a
las civilizaciones musulmanas y asiáticas.
De igual forma, para evitar la decadencia de la cultura Occidental, es necesario que Norteamérica y
Europa renueven su vida moral, y formen alianzas económicas y políticas entre sí, para establecer la
tercera etapa de influencia Occidental.
Para lograr esto, Estados Unidos debe de dejar de considerarse una sociedad multicultural, e
identificarse como una cultura con herencia europea perteneciente a la civilización Occidental, y así
lograr tener una identidad hegemónica común dentro de sus fronteras.
A su vez, Occidente debe:
o En primer lugar, adaptarse a que la política mundial se basa actualmente en relaciones culturales.
En segundo lugar debe de incluir en la OTAN a miembros de otras sociedades
occidentales, así como rectificar la pertenencia de estados que son enemigos entre sí.
En tercer lugar olvidar la idea de que los valores, cultura e instituciones
occidentales deben de ser adoptados universalmente como la única alternativa de
bienestar social.
Otro punto importante consiste en que Occidente debe de reconocer el riesgo de escalada del conflicto
que a nivel mundial, implica su intervención en asuntos de otras civilizaciones.
El autor propone una guerra hipotética que podría suscitarse a nivel mundial, como consecuencia del
choque de las civilizaciones, pero sobre todo como resultado de la permisividad de que un Estado como
China, logre establecerse como potencia regional y llegue a dominar los recursos e incluso la influencia
de dicha región.
Según la estrategia política estadounidense, es de máxima prioridad evitar que surjan potencias que
signifiquen un cierto tipo de competencia a nivel mundial.
o Para evitar que los conflictos entre civilizaciones se transformen en guerras mundiales,
Huntington propone que es necesario que los países centrales se abstengan de intervenir en
conflictos suscitados dentro de otras civilizaciones (norma de abstención).
En segundo lugar, propone que estos Estados deben de negociar conjuntamente la
contención de las guerras de línea divisoria entre Estados y civilizaciones (norma de
mediación conjunta).
Huntington propone, según esta norma, que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la
ONU, estén integrados por un representante de cada civilización, y dos de la occidental, y de esta forma
lograr que las decisiones de las cuales dependa el desarrollo y la paz internacional, sean tomadas por
representantes distintos de cada fracción cultural.
Y por último, buscar, ampliar y promover los valores, instituciones y prácticas que tienen en común
todas las civilizaciones (norma de los atributos comunes), y de esta forma promover el respeto entre
civilizaciones, así como fortalecer a cada civilización individualmente.
Finalmente, Huntington cierra su libro afirmando que la cooperación y el respeto entre los líderes políticos de
cada civilización, serán las condiciones para la paz y el futuro de la civilización mundial. Es por esto que
necesitamos crear un régimen internacional basado en civilizaciones, que evite que el choque entre éstas se
convierta en un conflicto de alcance mundial.
By Samuel Huntington