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Muchas veces la vida no tiene sentido y la mia no había tenido sentido la mayoría del tiempo mi
abuela tomaba cada decisión en ella me había educado para estar lista para algo que mi siquiera
sabía que era
Me hizo aprender idiomas,me hizo aprender a luchar,me obligó a que fuera increíble en
matemáticas,me obligó a ser sería no quería que mostrara mis sentimientos pero eso me entró por
un oído y me salió por el otro
No entendia para que tanto empeño en estar preparada hasta que me dijo que tenía que ingresar
en la universidad más prestigiosa de la nación para buscar la galería de colores
No puse peros de algún modo me hizo ver toda mi vida que yo se lo debía pero después de
conocer a algunas personas estaba empezando a dudar que las intenciones de mi abuela fueran
buenas
El primer día de universidad para muchos era algo muy emocionante, pero si estabas en una
universidad donde lo que más importaba era el físico, entonces estabas en problemas, y más si no
venías a buscar un mejor futuro en la universidad más prestigiosa de esta nación.
Bueno, yo venía a estudiar, pero no era mi prioridad. University Sunset Colors era una universidad
donde solamente entraban hijos de la familia real, duques, marqueses, condes, vizcondes y
barones. Solo ellos podían entrar.
De vez en cuando ofrecían becas para estar en esta “prestigiosa institución”. Yo era uno de ellos.
Hice todo lo posible para entrar aquí y buscar información. Algo me decía que este era el lugar
donde debía buscar. Presenté mi solicitud y milagrosamente me aceptaron. Tenía que satisfacer a
mi abuela, después de muchos años presionándome para que buscara ese lugar que “cambiaría mi
vida” y los haría por todo lo que ella había hecho por mí.
Y ahora estaba aquí, caminando hacia el dormitorio que me habían asignado. Podía sentir cómo
todos me miraban con repugnancia porque los de “mi clase” no deberían estar aquí. Claramente
podía escuchar a algunos murmurar. No había que tomarle importancia a eso. Era algo con lo que
había lidiado desde que tengo memoria, y ya no me hacía efecto.
Después de recorrer un largo pasillo, llegué a la puerta de mi habitación. Era una puerta roja con el
número 312. Al entrar, se podía ver un cuarto muy espacioso con tres camas muy bien ordenadas.
Cada cama tenía una mesita de noche al lado. A la izquierda había una puerta que daba a un
armario muy extenso y grande, y a la derecha había una puerta que daba a un baño muy
espacioso. Todo en esta habitación era muy acogedor.
-Tú debes ser Olesya. Mucho gusto, soy Jace, tu compañero de cuarto -habló un chico en la puerta,
asustándome. Era un chico de tez blanca, con rulos, rubio y unos ojos del café casi negro que era la
desgracia de muchas personas. Es un chico muy atractivo.
-Hola, pero ¿no deberías estar en el ala de chicos? -pregunté. Era muy extraño que nos hayan
puesto juntos. Sabía que éramos tres, pero pensé que éramos todas chicas.
-Sí, pregunté eso mismo cuando me dieron el horario y las llaves. La de recepción me dijo “las
escorias se juntan con escorias” -dijo, imitando la voz de la chica de recepción, mientras se
acomodaba en una cama.
Solté una risa leve. Aunque era poco ético, así era como se comportaba la gente con los de
“nuestra clase”.
-Entonces, supongo que no podremos hacer nada ante tal acto. ¿Sabes cómo se llama la otra
chica? -abrió la boca para hablar, pero no pudo decir ni dos palabras cuando se escuchó un ruido
en la puerta.
-Hola, soy Elsie, y estoy encantada de tener compañera. Nunca había tenido compañeras. Espero
que podamos ser amigas -dice la chica con un tono de voz muy alto, casi gritando.
-Elsie, no hace falta que grites. Te podemos escuchar bien -dice, dejándome muy
confundida,parece que se conocían de antes-. Olesya, ella es mi hermana, y si estamos encantados
de tener una compañera -dice Jace, sorprendiéndome un poco. Si me fijaba bien, sí se parecían y
mucho. Creo que eran mellizos.
-Mucho gusto -digo, esbozando una sonrisa-. También estoy encantada de tener aunque sea
alguien con quien hablar.
-Buenas tardes -dice una señora de ojos verdes, sorprendiéndonos. Tiene una mirada muy seria,
espalda recta y todo en ella luce muy pulcro.
-Yo les daré un recorrido por nuestras instalaciones -dice, manteniendo su expresión seria y
aburrida, empezando a caminar. Nosotros la seguimos por ahí mismo, cerrando la puerta detrás de
nosotros.
Al momento en que salimos del ala de las instalaciones, quedamos impresionados. Todo es muy
bonito, es como un castillo. Todo está construido con materiales rocosos. Los cuartos están
alejados del castillo. De las aulas, hay diferentes castillos de diferentes carreras. Todo es como vivir
en un cuento de hadas.
Los techos se inclinan hacia el cielo de una forma muy puntiaguda. Dentro, la decoración es
antigua. Algunos techos tienen dibujos inspirados en lo renacentista y el barroco, como la Capilla
Sixtina. Es como ver una creación de Miguel Ángel. La biblioteca es gigantesca. Tiene muchos
estantes con libros que la señora dijo que podríamos necesitar para las clases.
Le pregunté a la señora y me dijo que sí, se inspiranron en ella, quisieron recrear algunas cosas.
Pero esta universidad te da ese toque tétrico para que te sientas en una película. Después de dar el
recorrido y quedar maravillados, nos deja en nuestro cuarto con unas indicaciones de que no
debíamos salir pasadas las once de la noche.
Lo cual parece que todo el mundo seguía esas órdenes, porque cuando fui a las nueve de la noche
a buscar algo para saciar mi hambre, no había casi ni un alma. Solo un chico alto de cabello negro
en la barra de comida. Tenía la espalda ancha y se veía que era atleta.
Era mucho más guapo en persona, lástima que no estaba a mi alcance. Me acerco muy
nerviosamente a la barra para pedir algo de comer.
Él era una figura que imponía mucho y eso me ponía de los nervios. Era alto, como de unos 1.74
metros. Mientras más me acercaba, podía escuchar cómo el corazón se me desbocaba más.
-Buenas, ¿me podría dar un poco de la pasta que sirvieron hoy, por favor? -pido amablemente, a
pesar de que la señora me miraba con muy mala cara.
-Después del príncipe, niña maleducada, ¿acaso no les enseñan modales? -dice la señora,
mirándome con desagrado.
No entiendo cuál es el humor que se cargan todos aquí pensé que el príncipe ya había pedido
-La pregunta aquí es si usted tiene modales -le respondo muy fríamente. No iba a dejar que me
trataran mal. Me trataron mal la mayor parte de mi vida como para dejar que gente como ella, que
tenía muchas más oportunidades que nosotros, me trataran como mierda.
-Serás una…
-No se preocupe, señora Stain, sírvale a la chica primero -habla por primera vez el príncipe Kagan
Lo miro de reojo y claro que es guapo, pero al mirarlo él también me miraba a mí. No me
sorprende ver esa mirada que me daban todos al ver el color de mis ojos: desagrado.
Uno de los requisitos no escritos para entrar a la universidad era ser guapo o de buena familia, y
gracias a Dios yo era guapa. Digo, cabello castaño hasta los hombros, muy buen físico, otra regla no
escrita de esta universidad.
Claramente, el color de mis ojos no era bien visto, así que tener buen cuerpo y una cara bonita no
era nada en esta sociedad si el color de tus ojos no era el correcto.
La señora me da otra mirada de desagrado y me va a servir la comida de muy mala gana. De nuevo,
es poco ético.
-Le aconsejo no caer en las provocaciones de la gente aquí, le puede ir muy mal -aconseja el
príncipe, sorprendiendo me de que me dirija la palabra.
Abrí la boca para responderle, pero llegó la señora con un plato de la deliciosa pasta que Jace me
recomendó y al príncipe dándole un tazón con frutas.
- Aquí está lo que pidió, niña malcriada -dice poniendo el plato humeante en mis manos y
marchándose por donde vino.
Que maleducada
Me devolví a mi habitación. El plato y los cubiertos se los devolvería mañana. Hoy fue un día de
mucho caminar y mañana tendría que comenzar con mi búsqueda.
Fue un buen día,claro quitándole el encuentro con la señora y el comentario del príncipe.
Un año después
Un año.
Un maldito año en el que no encontraba ninguna pista sobre el lugar mágico. No pensé que la
galería de colores fuera tan difícil de encontrar. Sabía que me iba a tomar tiempo, pero un año ya
es demasiado. Estaba encantada de estar en este lugar, era la universidad de los sueños de
cualquier persona, pero hay prioridades y una de ellas es encontrar la galería de colores.
Sin duda, estaba encantada de estar aquí, pero mi abuela me envió una carta hace unos pocos
meses preguntándome si había encontrado algo y cuando le dije que no, se puso furiosa.
"No puedo creer que no hayas encontrado nada aún, eres mis ojos y oídos allá y me estás
decepcionando, así que será mejor que encuentres algo o iré allá y no te gustará lo que pase."
No le tenía miedo a mi abuela, yo sabía cómo sobrellevarla, pero era tedioso tenerla encima a cada
rato. Si no fuera porque estoy en una universidad a millones de kilómetros de ella, ya hubiera
colapsado del estrés de tenerla encima. Sé que estuve de acuerdo con esto, pero estaba haciendo
todo lo posible para encontrar aunque sea una pizca de información.
Ahora mismo estábamos dando una clase de historia donde nos estaban dando un repaso de la
historia de la nación, decían que:
"Hace mucho tiempo un hombre que había sufrido la muerte de casi toda su familia cuando
estaban de paseo en un barco solo habían quedado él y sus dos hijos. En ese momento habían
nativos en Aeris que en ese momento no se llamaba Aeris, tenía otro nombre, nombre del cual no
me acuerdo. Ellos se encontraron con los nativos, se dice que fueron malos con el rey y los
príncipes, pero llegaron a un acuerdo y el hombre se convirtió en rey. Los príncipes crecieron, se
enamoraron y se casaron."
Esa era la historia que te contaban, pero yo pensaba que había algo más ahí, algo que no estaban
contando.
Después surgió el misterio de la galería de colores y se dice que por eso el rey hizo un pacto o
había pedido un deseo, no se sabe con exactitud.
Si había hecho eso, era una mierda lo que pidió,¿quien divide a una sociedad por sus ojos de
color?
los reyes, desde el primero hasta ahora, se habían encargado de casi erradicar ese rumor de la
galería y digo casi porque los de nuestra clase en los tres pueblos contaban esas historias. Una de
esas era mi abuela que me la había contado casi toda mi niñez.
Se escucha el sonido del timbre, por fin se habían terminado las clases. Me sentía cansada y
estresada, esta gente no tiene compasión por estas pobres almas en desgracia.
Después de guardar todas mis cosas, me encamino hacia la puerta en la cual están la profesora y el
príncipe Kagan. Este último no se dejaba ver mucho por aquí. Mi fuente confiable me dijo que
simplemente daba unas cinco clases aquí, las demás en el palacio real, ya que como es el sucesor
necesitaba prepararse.
Mi fuente confiable es Jace. Aparte de Elsie, él era el único con el que hablaba en nuestro primer
año. Jace se hizo amigo de una chica de segundo año. Ella era de su pueblo y encajaron bien. Se
llamaba Kaira, es muy agradable.
-Lo sé, no se volverá a repetir, su majestad -habló inclinando ligeramente la cabeza hacia abajo.
-Eso espero -me da una mirada para luego salir del salón.
A todo esto, no me había dado cuenta de que me quedé parada escuchando lo último de su
conversación. Me espabilo rápidamente retomando mi camino hacia la puerta.
Se aparta y salgo del salón rumbo a la cafetería. Jace me había dicho que me esperaba ahí después
de clases.
Al llegar a la cafetería se podía ver que todos los estudiantes habían tenido el mismo plan. Trato de
buscar a Jace o a Elsie, pero nada. Siento que alguien me pone un brazo sobre los hombros, por lo
cual me aparto rápidamente girando para ver quién es el idiota.
Es Jace.
-Me asustaste, Jace. No vuelvas a hacer eso -digo dándole una mirada severa.
-Necesito que me ayudes con física -dice mirándome fijamente hasta el punto de incomodar.
-Okay, primero deja de mirarme así - lo apunto con el dedo. -Segundo, estoy igual que tú, no
entiendo nada.
-Bueno, entonces ayúdame con otra cosa, dijiste que me ayudarías -menciona acordándose de mi
promesa.
-Okay, te ayudaré, con eso si puedo.
Y así nos pasamos toda la tarde tratando de adelantar algunas tareas. Me encantaba pasar tiempo
con Jace, era divertido, mientras que Elsie era seria en todo el sentido de la palabra. Aunque nos
teníamos un cariño los tres, claro,después de compartir cuarto todo un año y las vacaciones de
verano visitando mi pueblo y luego el de ellos.
Cuando llegamos a su pueblo, su familia me recibió con mucha comida. Eran muy amigables y
efusivos como Jace y Elsie, y tenían un hermano pequeño que era adorable.
Sin embargo, cuando llegamos a mi pueblo, mi abuela simplemente los saludó muy brevemente y
en la noche, cuando ellos se fueron a dormir, me regañó diciéndome que no debía encariñarme
con nadie.
Después de un tiempo, miro el reloj. Eran las 6:10, habían pasado tres horas. Ya estaba empezando
a sentir hambre, creo que iré por unos cannolis.
Me sobresalto escuchando a Jace cerrar los libros muy fuertemente y empezar a guardar sus cosas.
-Pues sí - me le quedé mirando un momento -¿Adónde vas? - pregunté muy confundida. Se supone
que estábamos estudiando, o bueno, él, porque yo estaba en mi mundo.
-Voy a pedirle la tarea a Kaira y te la paso -se va despidiéndose con la mano antes de que pueda
responderle. Así que simplemente me dispongo a estudiar ahora sí.
°°°°°°°
Inspecciono la cafetería y me doy cuenta de que ya no hay casi nadie. Eso pasa cuando me
concentro. Miro la hora, ocho con cincuenta minutos. Con razón no había nadie, todo el mundo
debe estar ya escondiéndose en sus habitaciones o preparándose para alguna fiesta. Fiestas a las
cuales no nos invitan porque no somos de su clase.
Eso es lo que decía todo el mundo. Los podía escuchar cada vez que pasaba cerca de ellos. Decían
que la gente como nosotros éramon caridad.
Cada año simplemente elegían a tres personas y, pues como ya se sabe, nosotros fuimos los
afortunados.
Decían que está universidad era estresante. Claro que me sentía así a veces, pero mi mayor estrés
era no encontrar información de la galería de colores.
No sabía dónde más buscar. Había buscado en todos lados y aún no encontraba nada más, ni un
indicio de dónde podría estar el lugar mágico.
A lo lejos visualizo a una señora de edad avanzada caminando hacia las escaleras para el segundo
piso, lo cual se me hace raro porque hay ascensor y una mujer de su edad no debería estar
subiendo escaleras. Puede dañarse las rodillas o algo.
-¡Oiga! -llamo a la señora para ver si necesita ayuda a subir la escalera o algo.
La llamo dos veces más y aun así no me responde. Mi voz suena por todo el pasillo inhabitado y
aún no me responde. Ni siquiera se gira para saber quién está gritando como loco por el pasillo
solitario. Sin más, corro hasta llegar a su lado.
-Señora, disculpe. La he estado llamando un buen rato -digo cuando llego a su lado tocándole el
hombro. -¿Necesita ayuda con ese balde?
¿Cómo es que esta señora, que no he visto en mis 21 años de vida, sabe mi nombre?
—Te he estado observando —dice con una sonrisa misteriosa, como si supiera cosas que yo no sé.
Posiblemente eso era verdad.
-Sé que estás buscando información de la galería de colores - se vuelve repentinamente seria.-Te
podría decir lo que sé.
Se escuchan unos ruidos a lo lejos. Volteo hacia allá, cuando no encuentro nada, dirijo mi vista
nuevamente hacia la señora, pero está se encuentra subiendose al ascensor
¿Qué clase de broma es esta? Me pregunto cómo ella sabía que yo estaba buscando información
sobre la galería.
Sea lo que sea, no voy a dejar pasar esta oportunidad. Aunque la capilla de Saint quede un poco
lejos de la universidad, ella podría tener información, la que he estado buscando por un año
entero.
¿A qué hora se supone que tendría que ir?
Al siguiente día
Me levanté temprano en la mañana y sentí un poco de entusiasmo. Al fin encontré una pista de
dónde podría estar ese lugar mágico. Lo que sea que la anciana me contara, tendría que contárselo
a mi abuela y ella me diría lo inútil que había sido por no encontrar algo hasta ahora. Me
recordaba mucho a los Asseyu.
Estos eran criaturas que vivían en Aros. Aros era un bosque mágico donde vivían criaturas raras.
Nadie sabía con exactitud cuáles eran. Trataron de explorar el lugar, pero solo se encontraron con
los Asseyu y encontrarse con los Asseyu era encontrarse con la muerte. Por lo poco que
investigaron, estas criaturas eran seres de pura maldad. No les gustaba que entraran a su territorio
y si entrabas ocurriría una masacre. No les gustaba ser vistos. También decían que estos se
protegían los unos a los otros. Había hermandad en ellos, por eso eran muy agresivos. Pensaban
que les ibas a hacer daño y hacerle daño a alguien de su especie era hacerle daño a la especie
entera.
Aparte de esto, a ellos les gustaba matar por diversión. Por esto se metían en muchos problemas.
Mataban a algún animal de alguna especie y había problemas, pero no les importaba y seguían
haciéndolo. Por lo poco que pudieron ver los científicos, estos tenían la forma de un búho con
partes de león. Las patas eran de un león pero tan pequeñas como las de un búho y el pelaje era
combinado. Los caracterizaba la melena alrededor de la cabeza como un león. Con su pico y sus
garras podían destrozar a cualquiera.
Y mi abuela era similar. Bueno, no era tan aterradora a simple vista, solo un poco, pero ella siempre
andaba a la defensiva. Se metía donde no debía, era problemática, fría y muchas otras cosas más
que no me apetecía recordar.
Cuando le cuente lo que descubrí, me dirá que al fin había hecho algo bueno en mi vida.
Después de asearme y hacer todas esas cosas que hace una persona cuando se levanta, me
dispongo a abrir la puerta. Pero no llego ni a tocar la manilla cuando me sobresalto al escuchar que
alguien me habla.
—¿A dónde vas tan temprano? — me pregunta Elsie, con un aspecto muy desaliñado. Miro el reloj
de la pared, 7:40. Si me apuraba, lograría agarrar un bus que me dejara cerca de la capilla.
—Oh — se incorpora rápidamente — ¿Me puedes traer un pie de durazno cuando vuelvas? Aquí
nada más venden cosas de la alta alcurnia y no he visto que vendan pie.
Me despido de ella saliendo de la habitación. De nuevo, ¿dónde se suponía que vendían pie? Era la
capital y yo no soy de aquí. Tampoco sé si me aceptarían por el color de mis ojos. Bueno, sea lo que
sea, me ocuparé de eso después. Ahora era momento de ir a la capilla de Saint.
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Después de que el bus me dejó en una parada cercana a la capilla, me dispuse a caminar
admirando todo a mi alrededor.
Según un artículo sobre casas que leí, para las casas en la capital a la hora de construirlas usaban la
piedra y la madera. Eran como casas de campo modernas y cuando entrabas por dentro todo era
como la época medieval. Contaban con muebles de madera antigua, una chimenea con paredes de
recubrimiento de piedra, y acabados rústicos. Así eran la mayoría de las casas en la capital, eran
grandes y con un montón de terreno. Algunas tenían piscinas, otras jardines y otras simplemente
nada, solo el buen césped podado.
Vaya, todo lo que se podía aprender de un artículo.
Al llegar a la capilla tampoco me pude contener de admirar esta. La entrada tenía un arco
triangular y en la puerta se podía ver en la madera tallada la historia de Aeris, de cómo el rey llegó
y hizo todo su recorrido hasta llegar a ser el rey. Jalo la puerta levemente hacia atrás para abrirla. Si
la fachada era bonita, el interior lo es más. La decoración era blanco y dorado, y el dorado
claramente era oro. Oro en las paredes. Jamás había visto el oro y era tan dorado como mi abuela
lo describió.
Cada vez que ella lo describía, se notaba un cierto brillo malicioso en sus ojos. Una vez me dijo que
no podía esperar a tocarlo nuevamente.
Eso es algo que me sorprendió. ¿Cómo tocó el oro si nosotros no teníamos ni la oportunidad de
tocar el bronce?
Es una duda que no se me va a responder fácilmente. Al fijarme más en la iglesia, los típicos
asientos de madera estaban en hileras. Me encaminé por el pasillo admirando el oro. Al llegar al
altar, en la pared detrás de este había un vitral del primer rey y sus hijos. Era una preciosidad.
Se decía que al rey le gustaba venir mucho aquí a orar y pedirle fuerzas a su esposa.
Poco después de convertirse en rey, nombró a la nación Aeris como su amada esposa, para que
todo el mundo la recuerde. Ya que al querer saber de dónde provenía el nombre de la nación,
siempre dirían que era el nombre de la mujer que el primer rey más amó.
Después de admirar el vitral, me concentro en las puertas que hay a los laterales de la iglesia. La de
la derecha conducía a unas oficinas. Se podían ver las puertas con nombres de padres y monjas. A
la izquierda se podía ver un jardín, así que opté por irme por allá.
Al entrar al jardín, este tenía cuatro caminos: uno al frente y otros a la izquierda y a la derecha, y
por el que entré. En el centro había una virgen con los brazos extendidos hacia abajo mirando
hacia donde entré. Por alguna razón, eso me llamó mucho la atención, así que me senté en una
banca a admirarla y a pensar en mis estrategias. Y cuando miré el reloj, ya había pasado una hora
desde que llegué. Esto debe ser una broma, una hora esperando y nada que se aparecía la mujer.
Bueno, aunque no me dijo exactamente dónde tenía que esperarla.
—Padre Estéfano
Al escuchar esa voz, los dos nos sobresaltamos asustándonos. Nos giramos hacia la voz y me doy
cuenta de que es la señora que me citó ayer. Al fin apareció. Le doy un repaso con la mirada, vestía
muy adecuadamente, como si ayer no parecía una indigente.
—A ti también, padre Estéfano —responde con una sonrisa.—La señorita viene a hablar conmigo,
espero no le moleste.
Asiente con la cabeza hacia las dos para después retirarse a la entrada de la izquierda. No me
sorprende que no me haya juzgado por el color de mis ojos. Los de la iglesia siempre pensaron que
dividir a la sociedad y elegir su estatus por el color de sus ojos era una tontería. Pero así era como
nos habíamos criado desde lo del primer rey.
Y cuando intentas que el ser humano deje sus creencias principales, te atacan por eso.
Simplemente ellos se mantienen alejados, no quieren ser atacados.
—Olesya —me llama con una voz maternal. Poso mis ojos en ella. Ya no parece la señora andrajosa
y débil que necesitaba ayuda — sígueme y no te separes de mí— Ella empieza a caminar hacia la
entrada del centro y yo asiento con la cabeza comenzando a seguirla.
Al entrar en esta, giramos hacia la derecha y recorremos un largo pasillo con altos ventanales
donde se puede ver el jardín donde estábamos hace unos segundos. Y por alguna extraña razón,
me quedo por un momento embelesada mirando la estatua. No sabía qué, pero tiene algo que me
llama la atención. Me quedé viéndola hasta que la perdí de vista.
Al fijar mi vista al frente, puedo ver que ya casi llegamos al final del pasillo solitario. Habían tres
puertas, una a la izquierda, otra a la derecha y en el centro. La señora entra en esta última.
Al entrar, se ve que es una oficina. Tiene un escritorio casi al final de la habitación en el centro con
un juego de sillones de 3 piezas y una mesita en el centro. A la izquierda y derecha, había libreros
con muchos libros y un par de jarrones hacían que se viera muy bien decorado. La señora se sienta
en su escritorio y me hace una seña para que me siente en la silla que tiene delante.
—Bien.
—Eso no lo sé — formula con voz muy relajada. ¿Cómo que no lo sabía? Entonces, ¿para qué me
citó aquí si en realidad no sabe lo que estoy buscando?
—Usted me dijo que sabía, que me brindaría información —digo a punto de perder la paciencia.
—No, te dije que sabía que estabas buscando información sobre la galería y que podría decirte lo
que sé —expone con esa misma voz relajada. Me tiene en la palma de su mano y está jugando muy
bien sus cartas.
Eso me deja muy sorprendida. La abuela no mencionó nada de que conocía a una mujer que tenía
información de lo que estábamos buscando.
—Pero — dice llamando mi atención— como podrás enterarte, esto tiene un precio— Oh claro, ya
sabía yo que esto no podía ser tan fácil.
—A cambio de la información que te voy a dar, tienes que infiltrarte en el palacio de la familia real
e ir a buscar un libro que necesito.
— ¿Qué!!! ¿Cómo demonios se supone que haré algo así? Eso tiene mucha seguridad, no conozco
los planos, no conozco las salidas, las entradas. ¿Cómo mierda haré para entrar?
—Primero que nada, una dama no dice palabras sucias —entona repentinamente seria. — Yo me
haré cargo de todo para que entres, tu único trabajo sería buscar el libro.
Me quedo callada pensando seriamente en todo esto. La abuela se enojaría mucho si dejo
desperdiciar una oportunidad como esta. Además, ya lo había intentado en el pasado al intentar
robar una joyería.
La abuela había pasado dos meses entrenándome para eso. Salió muy bien, pero casi me atrapan y
a consecuencia recibí una paliza ese día de parte de mi abuela.
—¿Y bien? —dice sacándome de mis pensamientos.
— Lo haré.
— Bueno, te contaré la verdadera historia —cambia la cara, dejando todo atisbo de felicidad atrás.
— La escucho.
— Hace mucho tiempo había un hombre viajando con su familia en un velero, su esposa y sus
cinco hijos. Se suponía que iban a dar un paseo corto para celebrar el cumpleaños de la amada
esposa del hombre. Habían estado la mayoría de su vida juntos y eran los más unidos. Se merecía
un cumpleaños digno.
Todo se volvió negro de un momento a otro. Parece que había tormenta ese día, así que para
descansar y no tener un accidente en el mar, decidieron arribar en una isla grande que habían
encontrado. El hombre, su esposa e hijos acomodaron todo para echarse a dormir y así lo hicieron
para descansar y matar un poco el tiempo. Cuando por fin se despertó, el hombre se dio cuenta de
que su esposa y sus cuatro hijos no estaban. Solo uno de sus hijos, que tenía tan solo tres años,
estaba dormido a su lado. Así que, preocupado, agarró a su hijo y salió a buscar a los demás y así
pasaron las horas.
Nada que aparecían. Se encontraba exhausto de tanto buscar y su hijo se había levantado y tenía
mucha hambre. Así que, con esperanza de que su esposa e hijos hubieran regresado, caminó de
vuelta hacia el velero siguiendo las señales que él mismo había dejado para no perderse. Y al llegar,
se encontró con la escena más terrorífica de la historia de su vida.
Tres de sus hijos y su amada esposa colgados de un árbol, con cadenas alrededor de su cuello. Él
no sabía cómo reaccionar y lo primero que pensó fue que su hijo no necesitaba ver eso. Así que
fue al velero y se quedó en el cuarto mirando un punto fijo hasta que su hijo se durmió. Esperaba
que esto fuera una terrible pesadilla, pero no era una terrible pesadilla hecha realidad.
Al salir, se encontró con la terrorífica imagen de nuevo y soltó todo su dolor en medio de esa playa
en la oscuridad. De nuevo pasaron horas torturándose con esa terrible imagen. Hasta que cayó en
cuenta de algo, le faltaba un hijo. Así que, con mucha desesperación, regresó al velero a agarrar a
su hijo y nuevamente se encontró en las profundidades del bosque. No muy lejos de ahí estaba su
hija. Ella solamente tenía un año menos que el hijo que tenía agarrado entre manos. Estaba toda
magullada con heridas horribles, pero aún respiraba. Pero empezó a escuchar pasos, eran los
nativos.
Con mucho miedo, puso a su hijo de tres años detrás de él, protegiendo también el cuerpo
magullado de su hija. Él estaba a punto de hiperventilar. Su hija estaba muriendo y aparecían unos
indios a dañarle más la vida.
Estos se ofrecieron a ayudar a la niña. Habían visto el velero y vieron que era una familia. Ellos no
eran egoístas con su tierra, así que los dejaron estar. Pero después de unas horas fueron a ver si ya
se habían ido y se encontraron con los cuerpos en descomposición. Así que decidieron bajarlos y
mandaron a buscar a los faltantes integrantes de la familia. Ellos sabían que esto solo podía ser
obra de los Asseyu. Era zona de ellos también y se sintieron culpables de no haberles advertido.
Así que llevaron a la niña a la aldea y mientras la estaban curando, le explicaron la situación al
hombre perturbado y se fue dejando a sus hijos con las cuidadoras de la aldea. Horas después
apareció lleno de mucha sangre de pies a cabeza y cuando les explicó por qué venía así, se
quedaron con la boca abierta. Había matado a un Asseyu. Eso inmediatamente hizo que se ganara
el respeto de la gente y el resto es historia —termina de hablar, se queda mirándome tranquila
como si lo que acababa de contar no fuera lo más horrible que le ha pasado a alguien.
Tenía razón cuando dije que había algo aquí que no cuadraba. Era horrible lo que pasó y sin duda
esas criaturas eran muy malas.
-Es macabro. Sabía que había algo que no contaron, pero esto es más oscuro sin duda -ella asintió
con la cabeza dándome la razón-. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la galería. Recuerde
que lo que me importa es la galería.
-Lo sé, pero como se dice por ahí, la paciencia es una virtud que no muchos poseen.
-Entonces es algo que deberías cambiar. Van a haber muchos momentos en la vida donde la
necesitarás.
-Es un pozo en lo profundo del Aros, el lugar donde nadie puede entrar, el misterio en la tierra. Ahí
se encuentra la galería de colores, abajo de un pozo
-¿Y cómo se supone que entraré en un pozo? Podría poner unas escaleras, pero si es cierto lo que
dicen, la escalera se rompería -digo empezando a divagar.
-¿Qué es lo que dicen? -me mira confundida. ¿Cómo es posible que ella no sepa todo lo que se
dice allá afuera?
-Dicen que hay una fuerza sobrenatural que protege la galería -la barro con la mirada. Ahora hay
algo en ella que no me cuadra. Es amiga de mi abuela y yo jamás he conocido una amiga de mi
abuela. Ella decía que estas eran muy falsas, así que prefirió mantenerlas alejadas de su vida. Que
ellas querían tomar algo que nos pertenecía y no lo iba a permitir. Ella iba a hacer todo lo posible
para recuperar lo que era de nosotras, más que nada de ella. -Y si es cierto lo del pozo, no me va a
dejar entrar ahí, no a mí que soy una extraña.
-Bueno, creo que hay una escalera que da abajo del pozo. Puedes entrar por ahí.
-Estaremos en contacto.
Cuando estoy en la iglesia caminando por el altar, eran aproximadamente las seis de la tarde a
punto de anochecer. Algo me llama la atención del otro lado de la habitación: una pieza de oro que
está a un lado de la puerta que da hacia las oficinas brilla tan fuertemente que le llamaría la
atención a cualquiera. Pero había algo, era como si estuviera brillando a propósito para que la
viera. Me acerco lo suficiente como para tocarla, pero antes de que pueda hacerlo, me agarran de
la muñeca.
-Señorita Olesya Abbot -me sobresalto escuchándolo. Alzo mi vista encontrándome con el
mismísimo Kagan Vandeleur.
-Príncipe Kagan -exclamo con sorpresa en mi voz-. No sabía que tenía tendencia de acosador. ¿Es
su pasatiempo?
-Cómo ve, soy una caja de sorpresas. Hay muchas cosas que no sabe de mí aún.
-Aja, ¿qué haces aquí, Kagan? -digo dejando todo atisbo de gracia atrás.
Se queda callado. Ni él sabe por qué lo hizo. Desde que le hablé hace un año por una tarea que
"necesitaba", a veces nos encontramos y hablamos de un par de cosas innecesarias. Claramente,
me acerqué a él por información, pero no logro sacarle nada. Lo único que logré es salir
perjudicada. ¿Por qué? Porque este tipo de aquí me gusta y es un sentimiento que no sé si se
comparte. Supongo que me logró atrapar en una de esas tantas veces que hablamos.
-Te vi hablando con esa señora. Ella no es buena, es muy mentirosa y pues...
-¿Pues?
Suelta un suspiro. -Me preocupé por ti. No quería que te pasara nada -siento como mi corazón se
acelera. Esto es una mierda, una mierda porque a pesar de todo no podremos estar juntos. Él
pertenece a la realeza y yo, yo soy de la clase más baja que existe.
-Qué tierno.
- Sí, como sea, un auto nos espera afuera. Vamos -me agarra de la mano y comenzamos a caminar
hacia la salida.
-¿Qué?, Kagan no, nos pueden ver juntos -le digo haciendo movimientos inútiles para que
paremos.
-Me importa una mierda. Te pondré a salvo en tu dormitorio y me iré.
-Kagan...
-Nada, Olesya. No me importa lo que piensen los demás -para su caminar a escasos metros de la
salida-. Tengo el presentimiento de que me estás escondiendo algo y lo voy a averiguar. Sé
perfectamente que no te acercaste a mí para pedirme una tarea. No soy idiota.
Me ignora, retomando su caminar hacia la salida, arrastrándome con él. Llegamos al auto y me
abre la puerta. Cuando entro, él cierra la puerta con mucha fuerza para después entrar él.
-No te enojes por algo que sucedió hace tiempo -digo mirándolo.
-No es por eso. Siempre estás recordándome que soy un príncipe y tú una pobretona de clase muy
baja.
-Es algo que quiero evitar, pero tú eres la que no para de recordarlo. Como te dije antes, no me
importa la opinión de nadie. ¿Bien? Te agradecería que no menciones en cada ocasión que nos
vemos que nos pueden vernos juntos.
-Bien, yo no me había dado cuenta de que lo menciono mucho -digo cuando veo que llegamos a la
universidad.
Este acto me deja helada por un momento. Cuando creo que él no siente nada por mí, hace cosas
como estas que me hacen dudar hasta de mi existencia. Maldición, me hace anhelar algo que tal
vez nunca pase. Digo, hace un tiempo lleva diciendo que me quiere "como una amiga". No me
puede querer como algo más.
¿O sí?
Cuando llego al dormitorio, busco en mi bolso las llaves para abrir la puerta, pero esta se abre
antes de que pueda poner la llave en la cerradura.
-Es lo que me preguntó yo -alza la mano enseñándome una carta de mi abuela. Creo que esto es
malo. ¿Qué mierda haces aquí en verdad, Olesya? Porque a estudiar no creo. Te la pasas en la
biblioteca, sales a buscar no sé qué durante horas. Te acercaste al príncipe por una tarea que ya
tenías. Bueno, eso no te lo juzgo. Hasta yo pondría cualquier excusa para acercarme al príncipe,
pero hay algo más y esto tiene que ver sobre la galería de colores.
Kagan
La primera vez que vi a Olesya, me resultó fascinante ver el color de sus ojos. Después recordé
todo lo que me había dicho mi madre: que eran personas groseras, que no tenían educación, que
eran insensibles y otras cosas más que no recuerdo, pero sé que cuando ella me miró esa vez en la
cafetería, vio lo desagradable que me parecía.
Como no había escuchado muchas cosas del pueblo donde residía la gente de ojos negros, por un
tiempo me parecía repugnante.
Aparte de que era bonita físicamente, mentalmente también lo era. Era comprensiva, amable,
sabía escuchar y aunque se comportaba como si fuera una persona fría, una vez que la conocías
era completamente diferente. Era una muy buena amiga.
Al principio, a pesar de que no nos veíamos mucho por mis deberes como futuro rey de Aeris,
cuando estaba en la universidad guardaba tiempo para ella. Antes de irme al palacio de mi familia,
trataba de ser un buen amigo para ella, pero a veces se me hacía difícil expresarme. Pero lo
intentaba con todas mis fuerzas por ella.
Pero ahora era diferente porque me gustaba y en el último año había conocido mucho de ella y ella
mucho de mí. Sabía que el sentimiento era mutuo. Yo aún no me había expresado bien y siempre
le decía que la quería "como a una amiga". Trataba de dejarlo en claro para no complicarlo hasta
hablarlo con mi madre y mi tío.
Claramente, al ser de la realeza, las cosas eran muy complicadas a la hora de que me gustara
alguien. Había reglas, pero nada que me impidiera estar con la persona que quería. El problema no
eran las reglas, era el gabinete.
Ellos estaban para aconsejar a mi tío y pondrían mil peros por Olesya, no solo por Olesya y de
donde venía, sino del color de sus ojos. Tampoco confiarían en ella. Por eso, tenía que hablar
primero con mi mamá y mi tío antes de hacer cualquier movimiento con Olesya.
Quería que el camino estuviera libre para Olesya, porque a pesar de que no sabía lo que iba a
pasar en un futuro, tenía claro que quería que se quedara, si era posible toda la vida. Aunque
ahora mismo tuviera problemas para confiar en ella.
Por todas esas razones y porque me mandó a llamar, me encontraba camino al palacio donde
residía mi tío. Los tres palacios centrales estaban separados por jardines no tan grandes. Después
de haber pasado este y casi todo el palacio de mi tío, llegué finalmente a la sala que él usaba
regularmente.
—Su alteza real, el príncipe Kagan — me presenta el mayordomo para después dejarme pasar. Al
entrar a la sala, visualizo a mi madre, a mi tío y a la esposa de este, algo que me deja
desconcertado.
—Querido sobrino, toma asiento —me señala un sillón al frente de donde estaban sentados ellos.
—Sabemos que has estado hablando con una chica llamada Olesya", comienza a hablar mi madre.
"Y antes de que digas algo, no nos molesta en lo absoluto que hables con ella o que te guste la
chica. Sin embargo...
—Es algo bueno para lo que tenemos en mente ahora mismo —interrumpe mi tío.
—Bien, como sabrás, antes existía un reino que estaba a la par del nuestro. Habían dos reinos y los
tres pueblos. Este reino, Akales, así se llamaba, fue destruido por tu abuelo a tu edad. ¿Por qué?
Estaba ganando más poder que Aeris y ningún reino puede ser más poderoso que el principal. Así
que el padre de tu abuelo, como tarea para prepararlo a ser rey, lo mandó a invadir Akales y lo hizo
matando también a toda la familia real. Fue una masacre total — concluyó mi tío, decaído.
—Pero —continúa mi madre—, tu abuelo tenía cierta debilidad por Josephine Aboot. Ellos eran
mejores amigos, los mejores que había, así que la dejó vivir junto con su marido en... —se queda
un momento en silencio—bueno, es algo que nunca dijo. Sin embargo, sé que ella cambió. No fue
un cambio bueno, no, fue uno malo. Pero tu abuelo siempre la quiso, así que no la mató. Mamá
también se queda en silencio, perdida en sus pensamientos.
—Ella siempre estuvo ahí para tu abuelo, ¿sabes? —empieza a hablar Lila, la esposa de mi tío, al
ver que los otros dos se quedaron en silencio—. Cuando tu padre y tu tío crecían, ella estuvo
siempre ahí para los dos. Fue como su segunda madre. Claro, esto es algo que solo sabemos
nosotros.
—Ella cambió, se volvió mala y repugnante —interrumpe abruptamente mi tío con furia en su voz
—. Nos vendió contra Astoria. Murieron miles y entre ellos, mi padre y el tuyo. Así que la desterré
y se atreve a enviar a su nieta a investigar todo sobre la galería —golpea la mesa con mucha fuerza,
causando que todos nos sobresaltemos.
—Ella mató a mi padre y a mi hermano y todo para darnos una lección de que no deberíamos
meternos con ella, que quería su reino de vuelta, ella y su miserable consejo. Cuando la encuentre,
la mataré y se arrepentirá de todo el sufrimiento causado —dice con más furia que antes.
Mi tío siempre había tenido problemas en el corazón, razón por la cual no podía agitarse mucho.
Cuando murieron mi padre y mi abuelo, él cayó en una depresión, al igual que mi madre. Ella logró
recomponerse gracias a mi hermano y a mí, pero mi tío casi no. Yo tenía siete para ese entonces
cuando murieron, pero la masacre de Astoria empezó cuando tenía cuatro. Al final, lograron evitar
la caída de Aeris, pero ese día perdimos a dos personas importantes para la familia.
Ese mismo año, meses después, nació mi hermano. Nos llevamos siete años. Tratamos de que no
le afectara mucho la muerte de mi padre. Al crecer sin uno, era difícil y más si no lo habías
conocido nunca.
Se sabía que habían vendido a Aeris, pero nunca se supo quién, hasta hoy. Es una desagradable
sorpresa. Olesya no tiene la culpa. Me niego a creer que ella sabe sobre todo esto y cuánto daño le
hizo a esta familia.
—Tengo un plan para Josephine y que seas cercano a su nieta nos ayuda en esto. ¿Estás en esto o
no? —pregunta mi tío.
Cualquier cosa lo haré, si así vengaría a mi padre, lo haría. Hubieron maneras de pedir su trono de
vuelta, pero si creyó que matando a mi padre y mi abuelo en el proceso lo lograría, estaba
equivocada. La mataría yo mismo con mis propias manos.
No sé si Olesya me odiará después de esto. Ella no me había contado la verdad. Tuvo todo un año
para eso. Pude haberla ayudado.
Hay veces donde la vida te pone en situaciones y no sabes cómo salir de esas situaciones, así que
te toca ponerte creativo. Y sinceramente la creatividad a mí no se me da muy bien que digamos,
así que optaré por hacer algo que hace todo el mundo.
—¿No confías en nosotros? —pregunta Jace— Ha pasado todo un año y sé que no nos conocemos
de mucho, pero pensé que había confianza entre nosotros.
—Olesya, si no nos quieres contar, está bien —dice Elsie— Estaremos aquí por si necesitas algo, no
te preocupes.
—Pensando en tu abuela cada vez que vas a tomar una decisión. Hasta para bañarte piensas que si
a ella le gustaría que hicieras eso —empieza a decir sin parar—¿A mi abuela le gustará que coma
esto? No, mejor pido una ensalada. Me tengo que bañar a esta hora porque la abuela dice que es
malo bañarse muy tarde. Mejor termino mi tarea antes, a la abuela no le gustaría que hiciera eso.
Mejor hago esto, a la abuela le gustaría.
—Jace, para, deja de meterte con ella. — ¿Quién diablos se cree Jace para meterse con mi abuela?
Ella hizo muchas cosas por mí y él sabe cuáles son. Lo menos que puedo hacer es esto, se lo debo.
—Sabes que no es así, estoy comenzando a perder la paciencia contigo —le grito.
—Nosotros sí podemos contarte hasta nuestros más oscuros secretos, ¿pero tú no puedes confiar
en nosotros?
—Ella nos odia. Vi el desprecio en sus ojos la última vez que fuimos y mientras estábamos cenando
dijo que no nos caía el tinte. ¡Esto — se toca el cabello, —es rubio natural y siguió diciendo eso
toda la semana!
—No estoy del lado de nadie, deberían dejar esta absurda pelea.
—Paren, deberían…
—Ahora sí te lo buscaste — le digo, para después meterle un puñetazo en toda la cara, su punto
débil.
Elsie se para de la cama y Jace se queda un momento procesando lo que acabo de hacer.
Viene y me golpea las piernas, haciendo que caiga de culo en el piso. Se monta encima de mí, trata
de pegarme un guantazo en la cara, pero lo esquivo. No por nada aprendí a luchar. Le doy uno en
la cara, eso hace que se enoje y ahora sí me golpea, haciendo que me sangre la nariz. Lo pateo
para que se quite de mí, haciendo que se vaya para atrás. A lo lejos se escucha a Elsie diciendo que
paremos, pero ninguno de los dos le hace caso y tratamos de seguir pegando. Él me da una patada
en el estómago y yo le doy una en la cara. Siento que unos brazos me separan de Jace, es Elsie.
Jace trata de acercarse, pero Elsie lo patea en la cara.
—¡¿Qué mierda les pasa?! Son amigos, no deberían estar peleando así. ¿Son unos inútiles acaso?
Jace, ¿no tienes modales? ¡¿Cómo te atreves a pegarle?!
Trato de librarme de los brazos de Elsie, pero no me deja—No quiero que vuelvas a meterte con mi
abuela, pedazo de mierda — le grito apuntándolo con el dedo.
Me libro por fin de Elsie y me dirijo para sentarme en mi cama. No quiero ver a ese inútil ahora
mismo, se metió con la única familia que tengo.
Pasamos unos largos minutos en silencio, ninguno de los dos quería disculparse,tal vez me
discularia pero después de que él se disculpe
—Lo lamento, Olesya, no debí decirte todas esas cosas, lamento haberme metido con tu abuela —
dice Jace, quedándose un momento en silencio. Me sorprende que el fuera el primero si bien tenía
más orgullo que yo—Me dolió que no pudieras confiar en nosotros. Cuando fuimos de visita esa
vez, escuché que te dijo que no querías encariñarte con nadie y tú dijiste que eso no iba a pasar.
Me dolió de cierta forma. Pasamos muchas cosas juntos y te conté cómo me sentía respecto a
algunas cosas. Elsie me dijo que te diera tiempo, pero cuando tu abuela mencionó que
probablemente tengas que entrar al Aros, me preocupé y quería que me contaras para poder
ayudarte. No todos son tus enemigos como dice tu abuela, Olesya, no todo el mundo quiere el mal
para ti. Nosotros no, Olesya, yo no quiero
—Queremos ayudarte en esto, entrar al Aros es peligroso, nadie sale de ahí, nos preocupamos —
añade Elsie.
—Agradezco su preocupación, pero les pido que respeten a la única familia que tengo —digo,
quedándome en silencio, pensando en si contarles o no. Ellos serían de gran ayuda.—Creo que les
contaré
—Antes que nada, sé que somos molestos porque Jace te está obligando técnicamente a que le
digas por qué estás buscando la Galería de Colores, pero también estoy preocupada. Sabes
perfectamente que la Galería de Colores es casi un mito y que tú la estés buscando es un
verdadero peligro. Acuérdate que mucha gente ha buscado la Galería durante años, la han buscado
sumergiéndose al Aros sin saber siquiera qué es lo que hay ahí. Nos preocupa, Olesya, porque a
pesar de que nos conocemos hace un año y unos cuantos meses, te queremos. Eres la única
persona que no nos miró con repugnancia en esta universidad —habla Elsie con un tono de voz
muy preocupado.
—¿Si sabes que vivimos casi en el mismo lugar? —ella iba a hablar pero antes la interrumpo —
Déjame empezar a contarles antes de que pierda la inspiración —ellos se quedan en silencio
prestándome atención —Bueno, soy la típica princesa del reino perdido, bueno, no perdido,
derrotado
—Escuchen, cuando mi abuela estaba joven, ella se casó con el abuelo y poco después ocurrió un
atentado a Akales porque Aeris los había traicionado ya que ellos tenían una mina y entonces esta
mina tenía mucho oro y ellos querían eso para ellos. Los reyes de Aeris en ese momento querían
eso para ellos. Mi abuela, pues anteriormente ella había tenido un romance con el que iba a ser
rey de Aeris. Este la salvó a ella y también salvó al marido. Poco después les puso una casa en el
sitio más pobre que pueda existir y ahí tuvieron un hijo. Este hijo se enamoró de mi madre y algo
que no le gustó mucho a mi abuela porque ella tenía los ojos negros. Entonces, se enamoraron y
me tuvieron a mí. Así que yo soy la heredera por ende, ya que mis padres murieron. Es algo a lo
que mi abuela me ha entrenado toda mi vida y siempre cuando estaba chiquita me decía que tenía
que hacer esto por mis padres y de cierto modo también por ella porque ella estaba perdiendo su
tiempo cuidándome y alimentándome y todas esas cosas. Quiere recuperar su reino y reinar, dice
que es para lo que siempre estuvo destinada y se lo arrebataron — Terminando de hablar, miro la
cara de Elsie y Jace, estaban perplejos. Creo que no podían creer lo que estaban escuchando.
—Entonces tu abuela quiere su reino de vuelta y te está mandando a ti a hacer todo el trabajo
sucio —
Afirma Elsie
—Paren con que mi abuela es mala — Elsie y Jace comparten una mirada para después asentir.
Jace me pasa la carta, de repente me pongo nerviosa. Hace tiempo no recibo una carta de ella y
cada vez que eso pasa siempre es para recalcarme que hago algo mal. Según ella se entera de todo
y tengo miedo de que se haya enterado de mi relación con Kagan. No hay ninguna relación pero sí
amistad y no quiero que ella utilice eso para beneficio propio. Si me usa a mí, lo usaría a él y no
quiero eso. La abrí con un ligero temblor en las manos.
Aeris, 5 de agosto del 1452
Olesya
Esta carta te la mando porque mi amiga me contó que ya hablaste con ella. Sin embargo, los reyes
de Aeris se comunicaron con ella preguntándole qué había hablado contigo. Sin duda es algo que
me dejó preocupada ya que no se pueden enterar de nuestro plan. Muy pronto tendrás que entrar
al Aros a buscar la galería. Sé que no vas a querer ya que no estaba en tus planes, pero a mí no me
importa, vas a tener que hacerlo. Recuerda que me lo debes. Sin más, quería advertirte sobre esto
y que la próxima vez te fijarás en dónde caminas y quién te mira. Tienes que ser mucho más
sigilosa, Olesya. No me decepciones más de lo que ya lo has hecho. Recuerda, me debes todo esto.
Aparte, no nos pueden quitar lo que es nuestro, Olesya.
Atentamente, tu abuela.
Termino de leer la carta no pudiendo creer que los reyes de Aeris supieran que hablé con la
anciana. Esto era verdaderamente malo. No sé si fue Kagan que le dijo a su tío, pero si era así, esto
era un verdadero problema. Kagan no se podía enterar, me detendría de ir al Aros y eso no puede
pasar.
Hasta ahora mis planes no eran entrar al Aros. Pensé que simplemente tenía que ubicar el lugar
exacto en donde estaba la galería de colores y eso era todo. No sé el plan exacto de mi abuela.
Muchas veces cuando estaba niña no quería que hiciera muchas cosas sin embargo el abuelo me
contaba muchas cosas de cuando era príncipe y era un mundo de fantasía que quería vivir. Mi
abuelo era el único que me defendía contra ella, haciendo que pudiera vivir un poco mi niñez. Pero
después de que él falleció ya no había quien estuviera ahí para mí. Pero tuve que recomponerme
rápido porque mi abuela no quería que llorara idioteces.
Mi momento de reflexión se ve interrumpido por unos toques en la puerta. Jace se para a abrir y
detrás de ella no está nada más ni nada menos que el témpano de hielo que tenemos por
inspectora.
—Oh, y señorita Olesya, déjeme informarle que le llegó esta carta y la dejaron en recepción.
Solamente que usted no verifica su correo
—Debería fijarse la próxima vez, le agradecería y me ahorraría perder mi tiempo caminando hasta
acá — asiento con la cabeza indicándole que entendí.
Al irse la señora, me giro a donde Jace y Elsie están mirando la carta en mis manos. Al abrirla, veo
que era la carta de la vieja diciendo que tenía que reunirme con ella el sábado ya que haría lo de
buscar el libro en la biblioteca real.
Ahora tendría que entrar como contrabandista en el castillo para recuperar un maldito libro que no
sé ni siquiera para qué es. Suena muy buen plan para una tarde del sábado.
Capitulo 7
Era martes por la tarde y, como todos los días, iba a la cafetería después de clases. Después de la
pelea con Jace, las cosas habían estado bien. Jace se puso más cariñoso conmigo, me da
chocolates, me compra pasteles y galletas. Dice que es su manera de redimirse. Yo le dije que no
era necesario, aunque no me quejaba del recibimiento de postres.
Elsie, por su parte, ha estado ayudando a tratar de encontrar la galería, pero solo descubrió lo que
ya sabíamos: que estaba en el Aros, en lo profundo del bosque. Lo nuevo es que estaba cerca de
una aldea nómada que había vivido ahí la última década. Habría que tener cuidado con ella, ya que
las aldeas así podrían tener ritos extraños o tal vez se pongan agresivas por entrar a su territorio.
Todo puede pasar y tendría que estudiar a las pocas especies que hay en el bosque. Después de la
cafetería, iría a la biblioteca.
Una de las tantas cosas que me preocupa es el hecho de que tal vez me muera en ese maldito
bosque, pero por lo menos lo habré intentado. También me preocupa el hecho de que no pueda
detener a Elsie y a Jace de acompañarme porque tienen intentos suicidas, y que Kagan no trate de
ser héroe tratando de ayudarme o que no quiera que vaya. Cualquiera de las dos cosas no las
permitiré.
Encontrar la galería supone muchas cosas, por eso es prohibido y también un mito que los ricos
creen. Es una historia para asustar a los niños. A lo largo de la historia de Aeris se dice mucho de la
galería. Ellos no saben lo que es, viven en su mundo de gente rica sin saber que las otros pueblos
se podrían estar muriendo por comida o algo.
Gracias al cielo no era así, pero de algún modo me irrita que sean tan ajenos a todo lo demás. Ellos
principalmente, sin los que ponen los prejuicios, crearon la idea de que unos pueblos no se juntan
con los otros. Si estábamos divididos por el color de nuestros ojos, pero no por eso no deberíamos
hablar con personas que tienen los ojos diferentes al resto.
Caigo al suelo de bruces, golpeándome fuertemente. Me quedo en el suelo sintiendo el dolor, pero
unos brazos me levantan.
—¿Olesya, estás bien? —esta vez se la voz de la persona que me habla Kagan. Hace unos días que
no he sabido nada de él y he de decir que lo extrañaba. Me aparta de los brazos del desconocido y
me pone en los suyos.
—Oye, deberías fijarte por donde vas. Pudo haberse lastimado peor —dice Kagan dirigiéndose al
desconocido molesto.
—Eso espero. Ahora lárgate — el sujeto se va rápidamente nervioso. Miro a mi alrededor y noto
que algunas personas nos miran extrañados del comportamiento de Kagan.
—Kagan, nos están mirando —este mira a su alrededor, me sujeta la mano y nos vamos
rápidamente de ahí.
—Oh, bueno —me quita el libro y protesto por ello—. Están los Asseyu, que fueron genéticamente
modificados por el Aros. Están los feiliif, estos son perros grandes, tienen unos colmillos
sobresaliendo del hocico y…
—Cuando una especie está en peligro de extinción, el Aros tiende a mezclar las especies para que
puedan existir y no alteren el ciclo del Aros. Es un poco extraño, pero así es.
Oh wow, eso es impresionante. O sea que el Aros funciona de una manera diferente a los otros
bosques del mundo.
—Exactamente.
Me levanto para buscar otro libro, pero esta vez sobre el Aros. Parece que mi abuela no lo sabía
todo entonces. Reviso los libros y de repente siento la respiración de Kagan en mi oído.me giro, Se
acerca ligeramente a mí, esto me estaba poniendo muy nerviosa. Estábamos en la biblioteca y me
estaba desconcentrando. No me podía concentrar. Pongo mis manos en su pecho para alejarlo,
pero no sirve de nada.
—Alucinando de amor por ti —dice poniendo sus manos en mi cintura. Siento que ese es mi punto
débil. Me quedo viendo un largo tiempo. ¿El de verdad había dicho eso? ¿O sea que yo también le
gustaba?
Dios, me ponía de los nervios con sus acciones, sus gestos, sus miradas. Me volvía loca. Solo quería
que me besara. Ah no, no puedo. El príncipe no me puede gustar. Él no puede gustar de mí. Es
incorrecto, Dios, pero a la vez quiero que sea tan correcto. Lo he visto durante un año. Me ha
gustado desde que lo vi la primera vez y me jode no poder estar con él. No se suponía que tenía
que pasar así. Si mi abuela se entera, todo se irá a la miérda.
Esto está entre hacer lo correcto o hacer lo que yo quiero. Y por primera vez en vida no quiero
pensar en nadie más que no sea yo. Quiero elegirlo a él. Y quisiera que él me eligiera a mí, pero
cuando llegue el momento sé que él va a elegir y, lastimosamente, no voy a ser yo.
Se acerca mucho más hasta estar casi pegado a mis labios. Nos quedamos mirando durante
minutos y puedo decir con certeza que el príncipe Kagan Vandeleur está empezando a
enamorarme.
—Olesya —junta nuestras frentes y pone nuevamente las manos en mi cintura atrayéndome hacia
él.
— ¿Si?
—lo que tú quieras —dice en un susurro, levanta mi pierna para tener más acceso a mi zona y
restregarse contra ella— no quiero que pienses que esto lo hago porque tengo unas malditas ganas
de follarte y que si fuera por mí te quitaría la ropa aquí mismo, no, lo hago porque me gustas
olesya me siento enamorado de ti y juro que pondría el mundo a tus pies si fuera necesario
Se me corta el aliento ante esa declaración, tenía tantas ganas de que el me quitara la ropa y me
hiciera suya todo lo que el quiera pero también me siento feliz no era mi imaginación el gustaba de
mi de verdad, me sentía en las nubes, es algo que a puerta cerrada he estado anhelando
demasiado quería que kagan gustará de mi, que llegase a enamorarse de mi y tener una relación
como esas que leía en los libros cuando era pequeña, era una bonita fantasía. Que alguien llegará a
quererme tanto como yo llegaría a quererlo quería sentirme amada y deseada por el hombre que
amo y con kagan podría sentir eso
Pero si mi abuela no se enteraba, me daba pavor tener que enfrentarme a ella y decirle que estaba
enamorada del príncipe, ella no lo aceptaría, después me ignoraria y se pondrá a pensar en cómo
puede usar esto a su favor y solo la ayudaría más en su plan de recuperar Akales
Por una parte sería bueno decirle la ayudaría de una vez por todas recuperaríamos el reino pero
¿Qué pasara con kagan?, estoy segura que ella trataría de matarlo, pero si le cuento a kagan su tío
tratará de matarla no podían encerrarla ya que había cometido traición
Creo que por ahora seguiré adelante con el plan, recuperaría Akales
Kagan por su parte sigue restregando nuestras parte haciendo que me caliente cada vez más y mi
sentido común desaparezca por completo, de un momento a otro me levanta y yo enrollo mis
piernas alrededor de sus caderas
Agarra una silla y se sienta en ella, quedó encima de él y empiezo a moverme haciendo
movimientos circulares alrededor de su pelvis, separa nuestros labios y hace que me quite el
vestido quedando solamente en ropa interior se queda unos momentos admirando mi cuerpo
como si de una escultura se tratase
—me encanta la que veo pero —dirige su mano a mi entrepierna y hace movimientos circulares
sobre mi ropa interior, suelto un gemido alto moviendo mi cabeza hacia atrás perdiendome en el
éxtasis,corre mi ropa interior hacia un lado metiendo los dedos en mis pliegues haciendo que sea
cada vez más rico sentirlo ahí—debo decir que estoy desesperado de entrar en ti y darte duro
hasta que se te vaya la voz, dime, ¿Quieres eso olesya? —introduce dos dedos y me siento en la
gloria— ¿quieres que meta mi verga en este agujero estrecho y te haga mía? —dice
incrementando sus movimientos al mismo tiempo empiezo a mover mis caderas para tener más
estimulación
—¿Aja que olesya? —incrementa sus movimientos haciendo que cada vez esté más cerca del
orgasmo
—si quiero que malditamente me lo metas hasta que ya no pueda gritar más —me tropiezo un
poco al hablar pero que más da eso quiero que cambie sus dedos por su duro y grueso pene que
he estado sintiendo sobre el pantalón
—kagan mételo ya
— ¿Ya?
Lo posiciona en la entrada y lo mete muy despacio, los dos soltamos un suspiro, me siento en el
cielo es grande, hace que me sienta satisfecha y ni siquiera a empezado a moverse
Se queda un momento quieto para que me acostumbré, pero ese momento acaba rápido y
empieza a moverse, lentamente, haciendo que pierda la cabeza, trato de mover mis caderas para
tenerlo más profundo y más rápido parece que capta la indirecta y empieza con las embestidas
cada vez más gimo más alto y solo se pueden escuchar mis gemidos en la biblioteca, no me
preocupa que nos escuchen o que nos puedan ver lo único que me importa es que kagan se está
moviendo deliciosamente y cada vez más duro
Sigue con las embestidas cada vez más duro, ya estoy llegando al orgasmo, pero se sale, protesto
por el repentino movimiento, hasta que de un momento a otro me agarró de la cintura y me pone
boca abajo en la mesa, me levanta la pierna y la pone arriba de la mesa, entra de una estocada,
comienza nuevamente con las embestidas y está vez es más rápido, la biblioteca se llena de mis
gemidos,de los gruñ dos de el y el choque que provocan nuestras pieles, me agarra del cabello y
me pega a su pecho haciendo que la penetraciónes sea más profundas sigue con las estocadas
cierro los ojos sintiendo como el orgasmo ilumina mi cuerpo y me derrumbo sobre la mesa kagan
da un par de estocadas más y alcanza su orgasmo
—un príncipe siempre tiene que estar preparado —los dos nos reímos, me le acercó y le plantó un
beso— olesya —dice repentinamente serio —no se que vayas a decir sobre esto pero quisiera que
te fueras conmigo a navegar por tres días, solo seremos tu y yo, ¿Quieres ir?
Me quedo en silencio sorprendida, claro que quería ir con el sin pensarlo, pero ¿Qué pasaría con la
universidad?,¿y su familia no dirá nada?, tenía que ver que mi abuela no se enterará de nada