Dimensión Pragmática
Dimensión Pragmática
Dimensión Pragmática
LA DIMENSIÓN PRAGMÁTICA
Hasta aquí hemos venido admitiendo que un texto consiste en una su
cesión de actos de habla y que, para alcanzar la equivalencia en traducción,
hay que tratar por separado la fuerza ilocucionaria de cada oración. Y es
cierto que gran parte de la literatura sobre los actos de habla se interesa por
el análisis de oraciones individuales, dejando en un relativo olvido las con
secuencias de la concatenación de las oraciones. Y, sin embargo, como Fe
rrara (1980a, b) ha observado, la interpretación de los actos de habla de
pende, en sustancial medida, de la posición que ocupan éstos en un marco
de secuencias. Dicho de manera sencilla, el valor perceptible de una reali
zación como Aquí hay treinta personas varía según el co-texto. Por un lado,
como primer miembro de un par que continúa con ¿ Te importaría abrir la
ventana? tiene el valor de acto subordinado en la secuencia, cuyo objetivo
es la meta secundaria de justificar la meta principal en el plan del hablante,
a saber, conseguir que la ventana esté abierta. Pero, por otro, si es la res
puesta a ¿ Cuánta gente hay aquí?, su valor sería el de ajustarse a las con
diciones que rigen a los llamados pares de adyacencia en la conversación
(las preguntas suelen hallar respuestas; los saludos, otros saludos; las ofer
tas, aceptaciones o rechazos; etc.). La interreiación de los actos de habla en
un marco de secuencias conduce a la noción de estructura ilocucionaria
de un texto, que determina su progresión y garantiza su coherencia. Al tra
ducir, pues, el objetivo no es ir hallándoles correspondencia a los sucesivos
actos de habla, sino alcanzar equivalencia en estructura ilocucionaria.
Una buena ilustración la ofrece el siguiente fragmento, tomado de un
texto francés en el que la descripción del anochecer en África sirve de me
táfora para el precario estado de las naciones del continente.
Texto 5.1
Actos textuales
Análisis empírico
Desde el punto de vista del traductor, es evidente, sin más, que esto es
verdad si pensamos en la evaluación del significado pragmático en su con
junto, evaluación que resulta igualmente crucial para traducir con éxito.
Los textos 5.2 y 5.3 proporcionan una buena ilustración. Los antecedentes
a estos textos pueden resumirse como sigue. En 1985, el Rainbow Warrior,
el buque insignia de la organización ecologista Greenpeace, fue volado
en el puerto neozelandés de Auckland, con el resultado de la muerte de un
miembro de la tripulación. Aunque se sospechó de la implicación en el he
cho de los servicios secretos franceses, las personas detenidas consiguieron
demostrar que no habían podido ser responsables de la colocación de la
bomba, en tanto que un segundo grupo de sospechosos del sabotaje ya ha
bía salido de Nueva Zelanda cuando el hecho ocurrió. En septiembre, un
investigador oficial del Gobierno francés concluía en su informe que no ha
bía pruebas con fundamento para implicar a los servicios secretos. Conse
cuentemente, la revelación, por parte de Le Monde, de que existía un tercer
grupo de saboteadores, enlazado con los otros dos y responsable de la co
locación de la bomba, era una exclusiva mundial, en potencia perjudicial
para el Gobierno francés, basada en indicios del todo fiables, pero que po
día acarrearle una demanda al periódico si no se formulaba con extremo
cuidado. No cabe duda de que, igual que ocurrió en el famoso caso de las
revelaciones que hizo el Washington Post sobre Richard Nixon, los aseso
res legales examinaron meticulosamente el texto antes de que llegase a las
máquinas, promoviendo seguramente varios cambios para reducir el riesgo
de entrar en litigio. Así pues, y en el sentido más directo, la forma defini
tiva del texto (las opciones léxicas, la atribución de la acción a un determi
nado agente, la presentación selectiva de la información, etc.) ofrece una
reflexión sobre las circunstancias concretas que rodearon — y, ciertamente,
las condiciones sociales que rigieron— su producción.
Por otra parte, las circunstancias de la traducción del texto fueron igual
mente importantes. Realizada bajo las restricciones del poco tiempo con que
se contaba (a no ser que el diario británico donde apareció hubiese conse
guido de Le Monde una copia del original antes de su publicación), tenía que
aparecer en la primera página de la edición de la mañana siguiente del diario
británico Guardian. Lo cual no es usual, ya que normalmente no se les presta
tanta consideración a traducciones directas y por extenso de textos de la
prensa extranjera. Las mismas o parecidas restricciones legales tenían que ac
tuar (si bien es cierto que el riesgo de demanda era menor). Pero había otra
restricción, pragmáticamente de mayor peso: el requerimiento de legibilidad,
con la consiguiente observancia de las convenciones de normativa textual vi
gentes para los artículos de primera página en la prensa británica. Natural
mente, estas normas varían de un periódico a otro y de una comunidad cul
tural a otra. Las convenciones de Le Monde no son las del Guardian ni
siquiera en el terreno común del periodismo de investigación. En pocas pa
labras, la tarea del traductor, consistente en representar la fuerza ilocuciona
ria predominante del texto original («acusar con el comedimiento debido»),
queda bajo la necesidad de alcanzar el efecto perlocucionario adecuado.
Eso sí, en textos de esta clase surge un interesante caso de pragmática
comparada. Deriva del hecho de que el verbo francés dispone de un tiempo
(según algunos, modo), el condicional o condicional perfecto, que sirve a
los propósitos de la acusación. De este modo, seraient (texto 5.2, línea 125)
y aurait été coordonnée (línea 156) se interpretan convencionalmente como
acusaciones para las que los productores del texto cuentan con buenos in
dicios, si bien no están en disposición de presentarlos como hechos proba
dos. El uso de dicho tiempo verbal puede servir como cláusula de escape
legal, dejando en suspenso la absoluta fiabilidad de la acusación que se for
mula. Y así funciona como mecanismo convencional en periodismo. El
tiempo que ocupa el mismo lugar en el sistema verbal inglés (would be,
would have been: véase el texto 5.3, líneas 145-146) no sirve exactamente,
por el contrario, a ese mismo propósito. La fuerza ilocucionaria con que se
emplea es la de la más débil predicción o suposición, como ocurre en Con-
gress would never agree to that, ‘El Congreso nunca lo aceptaría’, o Presi-
dent Cárter would have reacted quite differently, ‘La reacción del presi
dente Cárter habría sido completamente distinta’, etc. Entre las normas del
periodismo inglés, la equivalencia de efecto pretendido se alcanzaría por
medio de otros procedimientos convencionales, por ejemplo, recurriendo a
la voz pasiva, como en is said to have, ‘se dice que ha’, a los modales,
como en may have, .‘puede haber’ (véase el texto 5.3, línea 15), o a atribu
ciones indeterminadas como according to well-informed sources..., ‘afir
man fuentes solventes q u e ...’. En fin, es de primordial importancia alcan
zar la equivalencia de fuerza ilocucionaria predominante y de estructura
ilocucionaria en el texto de llegada.
Le «Rainbow-Warrior»
aurait été coulé par
une troisiéme équipe de
militaires frangais
l L'attentat contre le d’autre équipe de la
Rainbow-Warriorfunniort, DGSE dans cette affaire
le 10juillet, áAuckland) et nous ne croy ons pas 6
aurait été perpétré par l’implication d’autres
S deux nageurs de combat 50 équipes des armées
de l ’armée frangaise. francaises.»
Telle est l ’information Qui, le 10 juillet au
que nous avonsrecueillie soir, d an s le port
de sources concordantes: d’Auckland en Nouvelle-
10 il y avait en Nouvelle- 55 Zélande, a posé deux
Zélande une troisiéme bombes sur la coque du
équipe de militaires R ainbo w- Warrior, le
franfaia, que les cinq «navire amiral» du
membres de la DGSE mouvement écologiste
15 d'ejá identiñés, l ’équi- 60 Greenpeace? Qui, si les
pagedu voilier Ouvéa et auteurs de cet attentat,
les fa ux époux «Turenge» «criminel et absurde*
étaient chargés selon M. Mitterrand,
d ’épauler. sont bien franfais, leur
20 Cette révélation con- 65 en a donné l’ordre?
tredit formellement la Telles sont toujours les
versión foum ie par la deux questions-clés de
haute hiérarchie mili- l’affaire Greenpeace.
taire á M. Bemard La rapport Tricot a
25 Tricot Dans son rapport, 70 confirmé, le 26 aoüt que
celui-d assurait que les des agents francais se
m ilita ire s f r a n f a i s trouvaient alors en
n ’a vaien t participé qu'á Nouvelle-Zélande et que
une mission de sur- leur m ission visait
30 veillance de Greenpeace 75 Greenpeace. Mais, il n ’a
et ne m entionnait pas pas été prouvé que les
I'existence d ’une troi faux époux Turenge, les
siéme équipe. deux agents francais
Dans l ’entourage du incarcérés en Nouvelle-
35 ministre de la défense, 80 Zélande, soient les
aprés, avoir qualiñé auteurs de l’attentat
l ’attentat de«regtettah\e, lui-méme; et les autorités
inadmissible et scanda- militaires, du ministre
leux», on ajoute: «Ceux de la défense á la haute
40 qui ont été arrétés n ’ont 85 hiérarchie, assurent que
pas fa it le coup, la mission confiée aux
l’équipage de VOu véa agents de la DGSE
pas davantage. Quant á n ’était que de surveil-
une autre équipe, nous lance et d’infiltration.
45 ne connaissons pas 90 Depuis le 10 juillet, du
temps a, cependant, ont la méme spécialité
passé et des bouches qu’Alain Turenge, de
s’ouvrent. son vrai nom Alain
Anciens et proches de 150 Mafart commandant en
95 la DGSE, «honorables second de la base
correspondants» de ce d’Aspretto); et que les
Service secret, policiers tro is éq uip iers de
ayant eu connaissance VOuvéa (sous-officiers
de l’enquéte néo-zéland- 155 du CINC).
loo aise, membres de cabi- L’opération aurait été
nets ministériels placés coordonnéepar«Philippe
á des postes sensibles, Dubast», qui est, en fait,
militaires du cadre de le commandant Louis-
réserve collaborant avec 160 Pierre Dillais, «patrón»
105 les partís d’opposition, de la base d’Aspretto. A
nombreux sont ceux qui I’exception de Domini-
parlent. Et ce qu’ils que Prieur, alias Sophie
d isen t aboutit aux Turenge, qui n ’était que
mémes condusions. Qui 165 la couverture maritale
110 a agi? A les en croire, d’Alain Mafart, l’opéra-
une troisiéme équipe, tion tout entiére semble
évoquée par le Canard done bien avoir été
enchainé du 11 sep- conSée, au plus haut
tembre, complémentaire 170 ni veau, &des nageurs de
115 de l’équipage du voilier com bat de l ’armée
Ouvéa, chargé de la francaise. E t la DGSE,
logistique, et du faux qui les emploie, a bien,
couple Turenge, lequel ainsi, participé á l’at-
aurait servi de «leurre» 175 tentat. Les deux auteurs
120 vis-á-vis des N éo- directa de l’attentat, leur
Zélandais, et aurait mission achevée, ont
réunis le matériel apporté quitté Auckland par
par YOuvéa aux auteurs avión, sans étre repérés,
de l’attentat Cea demiera 180 l’un pour Nouméa,
125 seraient deux nageurs l’autre pour Sydney
de combat de l’année (Australie).
frangaise, chacun ayant La réponse á la
posé une charge. Nos seconde question (Qui
informateurs ne pré- 185 leur a confié cette
130 cisent pas leur base mission?) est cohérente
d’affectation, qui ne avec le déroulement de
peut étre que le Centre l’opération...
d’instruction des nageurs II s’agirait des géné-
de combat (CINC) de la 190 raux Jeannou Lacaze,
135 base d’Aspretto, en alors chef d’état-major
Corsé, s’ils relfevent de des armées, et Jean
l’armée de terre, ou Saulnier, alors chef
Lorient s ’ils relévent de d’état-major particulier
la marine. Mais, tradi- 195 du président de la Ré-
140 tionnellement, c’est au publique, nommé depuis
CINC, lié á la división á la téte des armées en
Action de la DGSE, que remplacement du général
le service secret frangais Lacaze, mais aussi du
fait appel pour ce genre 200 ministre de la défense
145 d’opérations. lui-méme.
Ces deux militaires Dans son rapport, M.
Tricot avait insisté sur rapport de M. Tricot
le rñle de M. Hemu et du 220 insistait d’ailleurs sur
205 général Saulnier daña cette ambigulté. Le con-
la prise de décision, seiller d’E tat s’est ainsi
maÍ3 n’avait pas men- longuement interrogé
tionnéle général Lacaze. sur la signification de la
225 phrase -a nticiper les
Sortir du pifege actiona de Greenpeace »
210 A ce stade, il est figurant dans une note
impossible de savoir si du 1er inara de l’amiral
'es trois personnalités Fages, au nom da la
sont directetnent impli- 230 DIRCÉN, et destinée á
quées, ou simplement M. H emu__
215 eoneernées en raison de
mrslentendus et de non- BERTRAND
dits lors desdiscussions LE GENDRE et
sur Greenpeace. Le EDWY PLENEL.
U n t e r c e r g r u p o d e m i l i t a r e s f r a n c e s e s h a b r / a h u n d i d o e l R a in b o w
W a r r io r . El atentado contra el Rainbow Warrior (un muerto, el 10 de ju
lio, en Auckland) habría sido obra de dos nadadores de combate del ejér
cito francés. De varias fuentes coincidentes hemos sabido que en Nueva Ze
landa había un tercer equipo de militares franceses a quienes tenían la
misión de dar apoyo los cinco miembros de la DGSE (Dirección General de
Seguridad Exterior) ya identificados, esto es, la tripulación del velero Ou-
véa y el falso matrimonio Turenge.
Esta revelación está en abierta contradicción con la versión dada por
los altos mandos al Sr. Bemard Tricot, quien aseguraba en su informe
que los militares franceses sólo habían participado en una misión de vigi
lancia de Greenpeace y no mencionaba la existencia de un tercer equipo.
En medios cercanos al ministro de Defensa, tras calificar el atentado de
«lamentable, inadmisible y escandaloso», se añade: «Los detenidos no han
sido los autores del golpe, ni tampoco la tripulación del Ouvéa. De que haya
otro grupo, nada sabemos de ninguno de la DGSE en este asunto, y no
creemos que haya implicados otros grupos de los ejércitos franceses.»
¿Quién, entonces, colocó en la tarde del 10 de julio, en el puerto neoze
landés de Auckland, dos bombas en el casco del Rainbow Warrior, el «bu
que insignia» de la organización ecologista Greenpeace? Y, si los autores de
este atentado «criminal y absurdo», tal como lo calificó el Sr. Mitterrand,
son, en efecto, franceses, ¿quién les dio la orden? Tales son las dos pregun
tas clave en el asunto Greenpeace.
El informe Tricot, del 26 de agosto, confirmaba que a la sazón se en
contraban en Nueva Zelanda agentes franceses y que su misión tenía a
Greenpeace como objetivo. Pero no se ha probado que el falso matrimonio
Turenge, los dos agentes franceses encarcelados en Nueva Zelanda, fuesen
los autores materiales del atentado. Por otra parte, las autoridades militares,
desde el propio ministro de Defensa hasta los altos mandos, aseguran que la
única misión confiada a los agentes de la DGSE era de vigiancia e infiltra
ción. Pero el tiempo ha pasado desde el 10 de julio y algunos comienzan a
a hablar.
Antiguos «miembros honorables» del servicio secreto de la DGSE, po
licías al tanto de la investigación neozelandesa, personas que ocupan pues
tos de relieve en gabinetes ministeriales, militares en la reserva que colabo
ran con partidos de la oposición, muchos son los que hablan. Y lo que dicen
lleva a las mismas conclusiones. ¿Quién ha actuado? Si creemos lo que di
cen, hubo un tercer grupo, ya evocado por el Canard enchainé el 11 de sep
tiembre, en colaboración con los tripulantes del velero Ouvéa, quienes te
nían a su cargo la logística, y con el falso matrimonio Turenge, que actuaban
como señuelo para los neozelandeses y que habrían reunido el material pro-
porcinado por el Ouvéa a los autores del atentado. Estos últimos serían dos
nadadores de combate del ejército francés, cada uno de los cuales habría co
locado una carga. Nuestros informadores no especifican a qué base pertene
cían, pero no podía ser otra que el Centro de Instrucción de Nadadores de
Combate (CINC), de la base de Aspretto, en Córcega, si servían en el ejér
cito de tierra, o L’Orient, si servían en la marina. Pero tradicionalmente el
servicio secreto francés recurre para este tipo de operaciones al CINC, que
está unido a la división de acción de la DGSE.
Estos dos militares tenían la misma especialidad que Alain Turenge,
cuyo verdadero nombre es Alain Mafart, segundo comandante de a bordo en
la base de Aspretto, y que los tres tripulantes del Ouvéa, suboficiales del
CINC.
La operación habría sido coordinada por Philippe Dubast, quien no es
otro que el comandante Louis-Pierre Dillais, jefe superior de la base de As
pretto. Con la excepción de Dominique Prieur, alias Sophie Turenge, quien
sólo prestaba corbertura matrimonial a Alain Mafart, toda la operación pa
rece haber sido confiada, al más alto nivel, a nadadores de combate del ejér
cito francés. Y la DGSE, que los emplea, ha participado, por tanto, en el
atentado. Los dos autores materiales de éste, una vez cumplida su misión,
dejaron Auckland por avión inadvertidamente, uno con destino a Nouméa,
el otro a Sydney, en Australia.
La respuesta a la segunda pregunta: ¿quién les confió la misión?, está en
consonancia con el desarrollo de la operación...
Se trataría de los generales Jeannou Lacaze, entonces jefe del Estado
Mayor de los ejércitos, y Jean Saulnier, jefe entonces del Estado Mayor de-
pendiente del presidente de la República, pero que más tarde se colocó al
mando de los ejércitos, en sustitución del general Lacaze y, además, el pro
pio ministro de Defensa.
En su informe, el señor Tricot insistía en el papel del señor Hemu y del ge
neral Saulnier en la toma de decisión, pero no mencionaba al general Lacaze.
Salir del paso
En este punto es imposible saber si las tres personalidades están direc
tamente implicadas, o sólo comprometidas por causa de malentendidos y de
lo que no se dijo durante las discusiones sobre Greenpeace. El informe del
señor Tricot insistía, además, en esta ambigüedad. Al consejero de Estado se
le preguntó repetidas veces sobre el sentido de la frase «anticipar las accio
nes de Greenpeace» que aparecía en una nota del almirante Fages, fechada
el 1 de marzo, en nombre de DIRCEN y dirigida al Sr. Hernu...
(Bertrand Le Gendre y Edwy Plenel)
Poder y posición
(Guardian, 18-9-85)
U n TERCER COMANDO MILITAR INVOLUCRADO EN EL HUNDIMIENTO. El diario
francés Le Monde publicó ayer un reportaje sobre cómo un «tercer equipo»,
a las órdenes del Gobierno francés, pudo haber volado el barco de Green
peace en el puerto de Auckland, el pasado 10 de julio. Ofrecemos parte del
texto donde dan cuenta de ello Bertrand Le Gendre y Edwy Plenel.
El atentado al Rainbow Warrior pudieron haberlo llevado a cabo dos
hombres rana del ejército francés.
La información confirmada por distintas fuentes es que en Nueva Ze
landa había un tercer equipo del ejército francés, al que los cinco miembros
de la DGSE (Dirección General de Segundad Exterior) ya identificados: la
tripulación del velero Ouvéa y el falso matrimonio conocido como los Tu-
renge, tenían que dar apoyo.
Esto contradice por completo la versión facilitada por altos mandos del
ejército al Sr. Bemard Tricot, el investigador especial. En su informe, el
Sr. Tricot afirmaba que miembros del ejército francés sólo habían partici
pado en una misión de vigilancia contra Greenpeace.
Pero ¿quién colocó, en el puerto de Auckland, el 10 de julio, dos minas
en el casco del Rainbow Warrior, buque insignia de Greenpeace? Y, si los
autores del atentado, que el Sr. Mitterrand describió como «criminal y ab
surdo», son en efecto franceses, ¿quién, entonces, les dio la orden?
El informe Tricot, del 26 de agosto, confirma que en Nueva Zelanda ha
bía agentes franceses en aquel momento y que Greenpeace era el objetivo de
su misión. Pero no se ha probado que los Turenge, los dos agentes france
ses encarcelados en Nueva Zelanda, fuesen los responsables del atentado en
sí; y las autoridades responsables del ejército, desde el ministro de Defensa
a los oficiales de alta graduación, declaran que la misión encomendada a es
tos agentes de la DGSE era sólo de vigilancia e infiltración.
Pero antiguos miembros de la DGSE, personas cercanas a ésta o que han
realizado servicios para la misma, oficiales de la policía con conocimiento
de la investigación realizada en Nueva Zelanda, miembros de gabinetes mi
nisteriales con puestos de relieve, oficiales del ejército en la reserva que tra
bajan para los partidos de la oposición, muchos son los individuos que ahora
están hablando.
Y lo que dicen lleva a unas mismas conclusiones: que hubo un tercer
equipo, mencionado por el Canard Enchainé el 11 de septiembre, que se
apoyaba en la tripulación del Ouvéa, encargada de la logística, y en los Tu
renge, quienes tenían que actuar como cebo ante los neozelandeses y entre
garles el equipo transportado por el Ouvéa a los saboteadores.
Éstos habrían sido dos hombres rana, uno por cada explosivo, del ejér
cito francés, y cada uno de ellos habría colocado una de las cargas. Nuestros
informantes no especifican de dónde provenían, pero sólo podía tratarse del
centro de instrucción de los hombres rana (el CINC) de la base de Aspretto
en Córcega, si eran hombres rana del ejército de tierra, o de L’Orient, si eran
de la marina.
Pero tradicionalmente los servicios secretos franceses recurren al CINC,
que tiene lazos con la división de acción de la DGSE, para esta clase de ope
raciones.
Los dos miembros del ejército tenían la misma especialidad que Alain
Turenge, cuya identidad real era Alain Mafart, subjefe de la base de As
pretto, y que los tres tripulantes del Ouvéa, suboficiales del CINC.
La operación habría sido coordinada por Philippe Dubast, en realidad,
Louis-Pierre Dillais, jefe de la base de Aspretto. Aparte de Dominique
Prieur, alias Sophie Turenge, que estaba allí sólo para facilitarle a Mafart la
cobertura de un matrimonio, la operación en su totalidad parece haber sido
encomendada, al más alto nivel, a los hombres rana del ejército francés. Y
la DGSE, al utilizarlos, estaba por tanto implicada en el atentado. Los dos
hombres que lo llevaron a cabo dejaron Auckland en avión, uno hacia Nou-
méa, en Nueva Caledonia, territorio francés en el Pacífico de Nueva Cale-
donia, y el otro hacia Sydney.
La respuesta a la pregunta de quién les encomendó esta misión está en
consonancia con el curso que siguió la operación...
Pueden haber estado implicados el general Jeannou Lacaze, a la sazón
jefe del Estado Mayor de los ejércitos, y el general Jean Saulnier, enton
ces jefe del Estado Mayor en el Elíseo, quien más tarde sustituyó al general
Lacaze, pero también el propio ministro de Defensa.
En el estado actual de cosas, es imposible saber si las tres personalida
des estuvieron directamente implicadas o simplemente comprometidas a tra
vés de malentendidos e información incompleta en las discusiones acerca de
Greenpeace. Esta ambigüedad es, además, acentuada por el informe del
Sr. Tricot, a quien se inquirió insistentemente sobre el sentido de la frase «an
ticipar las acciones de Greenpeace», que aparecía en una nota fechada el 1 de
marzo, dirigida por el almirante Fages al Sr. Hemu de parte de DIRCEN.
Existen dos importantes principios sobre los que se asienta este modo
de ver las cosas. Primero, en lugar de limitar nuestro estudio a la conside
ración del significado de la oración (o el texto), hemos de considerar el sig
nificado del hablante así como el significado del oyente (o bien, significado
del escritor y significado del lector). Segundo, que la noción de compren
der el texto original es errónea: sería más adecuado tratar el significado del
lector como una interpretación del significado del escritor. Green y Morgan
(1981, 177) lo ponen de manifiesto:
Intentar describir los medios por los cuales un oyente «entiende» una
realización oral implicaría una visión del discurso en virtud de la cual la co
municación consiste en la simple codificación y descodificación de «pensa
mientos» o «significados» en envases lingüísticos.
Así, el traductor del texto 5.2 decidió que la inclusión en el texto de lle
gada del elemento the special investigator responde a los requerimientos
indicados. Una versión de M. Bem ard Tricot por M r Bem ard Tricot sim
plemente no se habría juzgado suficientemente explícita con arreglo a lo
que el traductor da por supuesto en el entorno cognitivo de los receptores
del texto de llegada (en este caso, seguimiento de la política francesa).
Consideremos, sin embargo, otra posible versión inglesa:
Mr Bemard Tricot, the special investigator appointed by the French Presi-
dent with ¡he remit o f producing a report on the whole affair and specifi-
callv the alleged involvement of the French secret services...1
Actúa de modo que tu contribución sea tan informativa como sea nece
sario.
No actúes de modo que tu contribución sea más informativa de lo nece
sario.
Les deux auteurs directs de Tattentat [...] ont quitté Auckland [...] l’unpour
Nouméa, l ’autre pour Sydney (Australie).2 (Texto original francés, líneas
175-182.)
The two men who carried out the attack left Auckland [...] one for Noumea,
in the French Pacific territory ofNew Caledonia, and the otherfor Sydney.3
(Versión inglesa, líneas 163-170.)
1. «El Sr. Bemard Tricot, el investigador especial nombrado por el presidente francés con el co
metido de elaborar un informe sobre todo el asunto y, en particular, sobre la supuesta implicación de
los servicios secretos franceses [...].»
2. «Los dos autores materiales del atentado [...] dejaron Auckland [...], uno con destino a Nou-
méa. el otro a Sydney, en Australia.»
3. «Los dos hombres que llevaron a cabo el atentado dejaron Auckland [...], uno hacia Nouméa,
cn Nueva Caledonia, territorio francés en el Pacífico, y el otro hacia Sydney.»
elipsis y redundancia se toman como variables pragmáticas, completamente
dependientes de las presuposiciones que tienen que ver con los respectivos
entornos cognitivos de los usuarios del texto original y de la versión. Los
ejemplos anteriores, de Nouméa y Sydney, no son más que casos léxicos
concretos de un proceso que se propaga por todos los textos en niveles más
generales, determinando el grado de elipsis o redundancia presente en el
texto como una función de determinados grupos de usuarios.
Relevancia
Sé relevante.
Texto 5.4a
4. Literalmente: «Las gentes no podían entender lo que había ocurrido, porque en la isla, aunque
de origen volcánico, nunca había habido erupciones.»
5. Nótese que en los discursos equivalentes del castellano se observa la misma regla, dando, in
cluso, lugar a hábitos convencionales muy arraigados en virtud de los cuales Barcelona, por ejemplo,
se puede convertir en «la Ciudad Condal»; Francia, en «el país vecino»; Italia, en «el país transalpino»,
etcétera.
puede producir efectos indeseados. En el texto 5.2, el original francés,
M. Tricot, ‘el Sr. Tricot’ (línea 219) es nombrado poco después, en el co-
texto inmediato, Le conseiller d ’État, ‘el consejero de Estado’ (línea 221).
No hay aquí violación de la máxima de relación puesto que, para los usua
rios del texto original, el mecanismo expresivo es completamente conven
cional: M. Tricot = le conseiller d'État. En inglés, por el contrario, la con
vención no es la misma, de modo que la traducción M r Tricot... The
Councillor o f State parecería violar la máxima de relación, pues ni el co-
texto ni el contexto facilitan indicios para que se suponga que el señor Tri
cot es miembro del Consejo de Estado. Pues bien, uno de los hallazgos de
Grice es que, cuando una máxima es aparentemente violada, los partici
pantes en la conversación tienden a inferir algún contenido inexpresado
(«implicatura») antes de abandonar el supuesto de que se mantiene el prin
cipio de cooperación. En nuestra ilustración, los lectores de inglés podrían
perfectamente suponer que el consejero de Estado era una persona nom
brada en el informe Tricot en lugar del propio autor del informe. Desde
luego, el traductor ha esquivado el peligro reemplazando el original, le con
seiller d ’État, por una unidad apropiada para mantener la cohesión del
texto de llegada: el anafórico He, ‘él’ (tercera persona verbal).
Pues bien, a veces topa uno con traducciones que, al tiempo que reflejan
fielmente el contenido proposicional del texto original, no consiguen alcan
zar el grado de ironía que en éste es perceptible. En casos así resultará en ex
tremo difícil señalar malas correspondencias tanto en el significado denota
tivo como en el connotativo. Pero la ventaja de una descripción de la ironía
como la anteriormente esbozada radica en la luz que puede arrojar sobre el
problema de cómo conseguir buenas traducciones de la ironía. El texto 5.5a
ofrece una traducción formal inglesa de un fragmento de lo que Jean-Paul
Sartre escribió analizando los males de la economía francesa en 1953.
Texto 5.5a
Whose fault is it? you ask. Well, it’s Germans’ fault because they were
the ones who declared two ruinous wars on us. And it’s the fault of the
Russians who, in Moscow, are holding up the reconstruction effort...6
Texto 5.5 b
And whose fault is that? you might ask. Ah well, first of all, there are
the Germans who declared two ruinous wars on us. And then there are the
Russians who, far away in Moscow, are holding up our reconstruction
effort...7
6. «Uno se pregunta de quién es la culpa. Pues bien, es culpa de los alemanes porque son quie
nes nos han declarado dos guerras ruinosas. Y es culpa de los rusos, que, en Moscú, están deteniendo
el esfuerzo de reconstrucción [...].»
7. «Uno puede preguntarse de quién es la culpa. Bueno, veamos: primero están los alemanes, que
nos han declarado dos guerras ruinosas; y luego, los rusos, que, allá lejos, en Moscú, están deteniendo
nuestro esfuerzo de reconstrucción [...].»
Tal vez se considere que esta segunda versión, la del texto 5.5¿>, se ex
cede un poco y que, en realidad, basta con muy pocas pistas manifiestas.
Pero el éxito de una traducción dependerá de que los lectores de la ver
sión alcancen la interpretación de segundo grado con el mínimo esfuerzo
extraordinario de elaboración. El reconocimiento de la intención irónica es,
en todos los casos, esencial, y condicionará el resultado ofrecido por el tra
ductor.