Osteoporosis
Osteoporosis
Osteoporosis
• INTRODUCCIÓN
• GENERALIDADES
El esqueleto humano está compuesto por un 20% de hueso trabecular y un 80% de hueso cortical.
La formación y resorción del hueso son procesos continuos a lo largo de la vida que en
condiciones normales están equilibrados. Existen “unidades remodeladoras de hueso” formadas
por osteoclastos que inician la resorción ósea, y osteoblastos que forman nuevo tejido óseo. Cerca
del 10% del hueso se remodela cada año y se considera que este recambio permanente previene
el daño del hueso. Los estrógenos inhiben la acción de los osteoclastos y en el climaterio se
produce un aumento de la resorción ósea debido a la deficiencia de estrógenos. Posteriormente,
durante la senectud también disminuye la formación ósea por una menor tasa de absorción
intestinal de calcio debido a la disminución de la síntesis de 1-25-dihidroxivitamina D, la forma
activa de la vitamina D. Además, en la senectud disminuye la acción de los osteoblastos y de los
osteoclastos.
La pérdida ósea que ocurre luego de la menopausia a causa del déficit estrogénico es cercana al
50%. Se produce especialmente durante los primeros años del climaterio pero el efecto sobre el
hueso se mantiene aún 20 años después. Se calcula que el 33% de las mujeres podrá sufrir una
fractura vertebral a los 65 años y una fractura de cadera a los 90.
El hueso trabecular es el metabólicamente más activo y por eso las fracturas osteoporóticas son
más frecuentes donde hay gran cantidad de hueso trabecular (columna vertebral y cuello de
fémur). A lo largo de la etapa posmenopáusica, la mujer pierde hasta el 50% del hueso trabecular y
el 30% del hueso cortical mientras que un hombre añoso pierde el 30% del hueso trabecular y el
20% del hueso cortical.
La osteoporosis es una enfermedad definida por la disminución de la masa ósea que determina
que haya un mayor riesgo de que se produzcan fracturas (aun frente a traumas mínimos).
Actualmente se considera osteoporosis a toda disminución de la densidad ósea medida por
densitometría ósea de -2,5 desvíos estándares debajo de la densidad ósea de una mujer normal
premenopáusica (T score). Los valores entre -1 y -2,5 definen a la osteopenia.
Cabe destacar que en la osteoporosis lo que disminuye es la masa ósea, manteniéndose una
mineralización normal, a diferencia de la osteomalacia que se caracteriza por una alteración en la
mineralización ósea.
Primaria de tipo 2 o senil: resulta no solamente del déficit estrogénico sino también de la
disminución de la síntesis ósea asociada al proceso mismo de senescencia. La más notoria es la
del cuello de fémur en los gerontes. Afecta tanto a las mujeres como a los hombres.
• EPIDEMIOLOGÍA
La osteoporosis es una condición muy prevalente cuya consecuencia más temida (la fractura)
genera una importante problema de salud, elevada morbimortalidad y un alto costo en los sistemas
de salud. Una consecuencia muy común luego de una fractura de cadera es la pérdida de la
independencia del paciente y un gran esfuerzo (económico y afectivo) para la familia. Se estima
que la mortalidad global aumenta un 20% en el primer año posterior a una fractura de cuello de
fémur. Las fracturas vertebrales son en su mayoría asintomáticas y provocan principalmente
pérdida de estatura y cifosis, con la consecuente deformidad de la caja torácica y protrusión
abdominal.
• PRESENTACIÓN CLÍNICA
La pérdida de masa ósea no tiene síntomas clínicos evidentes, y solo se manifiesta a través de su
complicación: la fractura. Este es el evento mórbido más significativo y si bien, potencialmente
puede ocurrir en cualquier sitio del esqueleto, algunas áreas tienen mayor riesgo debido a que
suelen ser las más expuestas al trauma (cadera, muñeca). La fractura por fragilidad (o a bajo
trauma) es la resultante de una injuria cuya intensidad normalmente no ocasionaría daño a un
hueso sano. En el caso de la fractura de cadera el cuadro es obvio, mientras que las fracturas
vertebrales pueden cursar en forma asintomática o provocar dolor y deformidad del raquis.
Existe gran controversia con respecto a si la osteoporosis sin fractura duele. La mayoría de los
autores opinan que si no existe fractura, no debería haber dolor óseo. Esto es importante porque
muchas pacientes que se quejan de dolores óseos inespecíficos son tratadas con fármacos para la
osteoporosis por presentar una densitometría ósea (DMO) patológica, pero no tienen fracturas
vertebrales evidenciadas por la radiografía. La mayoría de estas pacientes (salvo las que
• DIAGNÓSTICO
Los análisis de laboratorio son normales en la mayoría de los pacientes con osteoporosis. En
aquellos con fracturas recientes puede elevarse la fosfatasa alcalina. Se discute aún cuál es la
utilidad de los marcadores de resorción ósea (fosfatasa ácida tartrato resistente sérica,
hidroxiprolina y telopéptidos C y N del colágeno en orina) y los de formación ósea (fosfatasa
alcalina y osteocalcina) en la detección, manejo y seguimiento de la osteoporosis. Tienen gran
variabilidad como para ser confiables. Si bien muchos especialistas los utilizan en el manejo de los
pacientes tratados con fármacos antiosteoporóticos específicos (antirresortivos o formadores) y
algunos expertos consideran que sería de buena práctica contar con una valoración del
metabolismo fosfo-cálcico básico dos veces por año (calcemia, fosfatemia, calciuria de 24 horas,
índice calcio/creatinina, un marcador de formación y uno de resorción); por el momento no existe
clara evidencia que valide su uso en la mayoría de los casos.
Densitometría ósea
La densitometría ósea (DMO) es un estudio radiológico por emisión de rayos x por energía dual
que cuantifica la densidad mineral ósea en el sitio evaluado. Utiliza una dosis muy baja de
radiaciones ionizantes y es el procedimiento diagnóstico más utilizado y estandarizado. Realiza
mediciones lineares que se expresan en gramos por centímetro que se convierten en áreas de
2
densidad mineral ósea (g/cm ). La DMO mide masa ósea pero no citoarquitectura ósea..
La DMO es la prueba que define el diagnóstico de osteoporosis ya que, de hecho, este se basa en
los valores de la DMO. Sin embargo la DMO de la columna puede tener errores en los pacientes
con marcada espondiloartrosis por lo que se recomienda siempre descartar su presencia mediante
un par radiológico de columna de frente y perfil. Si hay artrosis el valor de la DMO de columna no
es útil ya que informará una masa ósea sobrevalorada (falso negativo).
El valor más utilizado es el “T score” que representa el desvío estándar de la paciente estudiada
comparándolo con el de una mujer sana premenopáusica. El “T score” define el diagnóstico de
osteoporosis. Como vimos, cuando el “T score” es menor a 2,5 (-2,5) se dice que esa paciente
tiene osteoporosis. Es decir, si una mujer tiene -2,5 de “T score”, eso significa que su masa ósea
es menor a 2,5 desvíos estándar (DS) de la media de las mujeres premenopáusicas con masa
ósea normal. Ver cuadro 1.
Normal Valor de DMO hasta 1 DS por debajo del adulto joven normal
Osteopenia Valor de DMO entre 1 y 2,5 DS por debajo del adulto joven normal
Osteoporosis Valor de DMO mayor de 2,5 DS por debajo del adulto joven normal
Osteoporosis establecida o grave Valor de DMO mayor de 2,5 DS por debajo del adulto joven normal
en presencia de una o más fracturas por fragilidad.
Los sitios recomendados para valorar con densitometría son la columna vertebral lumbar y el cuello
de fémur, sitios en los que las fracturas tienen impacto clínico y económico. La zona que más
rápido se compromete en la perimenopausia es la columna, mientras que la que origina mayor
impacto en la senectud es la de cuello de fémur. Después de los 65 años se recomienda realizar
una DMO de la columna lumbar y el cuello de fémur (dos áreas). La DMO es un estudio sencillo, no
invasivo, que lleva poco tiempo y que no tiene efectos adversos para la paciente. Su principal
problema es el costo.
Radiografía
La radiografía de la columna lumbar es un estudio muy poco sensible (70 a 80% de las pacientes
con DMO patológica tienen radiografía normal) y muy poco específico (muchas pacientes con
“rarefacción ósea” u “osteopenia” radiológica tienen DMO normal) para el diagnóstico de
osteoporosis. Sin embargo, es el método que permite hacer el diagnóstico de fractura vertebral. Se
define fractura vertebral como la disminución de la altura anterior, media o posterior del cuerpo
vertebral en un 20% comparando con otra vértebra (acuñamiento). Como la mayor parte de las
fracturas vertebrales son asintomáticas, la radiografía de columna es muy útil para detectar
fracturas ya existentes.
• RASTREO
El rastreo de osteoporosis consiste en la aplicación de una prueba para medir la masa ósea en
individuos no seleccionados que no tienen síntomas o signos de osteoporosis. El propósito del
rastreo es el de definir categorías de riesgo, de tal manera que las pacientes con riesgo mediano o
alto reciban un tratamiento que reduzca la incidencia de fracturas. Existen numerosos factores que
hacen de la osteoporosis una enfermedad pasible de beneficiarse del diagnóstico por rastreo (en
mujeres).
La osteoporosis cumple con todos los criterios de rastreo enunciados por Frame y Carlson (ver
capítulo de “Prevención en la práctica clínica”). Es una enfermedad muy prevalente cuya
consecuencia, la fractura, genera una elevada morbimortalidad y un alto costo en salud, y tiene un
período asintomático prolongado, teniendo en cuenta que el síntoma es la fractura. Al mismo
tiempo, la DMO es un test preciso y aceptable para el paciente que puede medir correctamente la
densidad ósea y diagnosticar la enfermedad precozmente. La masa ósea medida y expresada con
Cuadro 2: correlación entre T score de la densitometría ósea y riesgo de fractura. Por cada un desvío
estándar que disminuye la masa ósea se multiplica por dos el riesgo de fractura
Entre los aspectos en contra del rastreo podemos mencionar que todavía no se ha determinado la
utilidad de realizar DMO en mujeres postmenopáusicas para prevenir un evento (la fractura) que
habitualmente ocurre 20 años después del cese de la menstruación. Es decir, se sabe que la DMO
estratifica el riesgo de fractura en el corto plazo pero no se sabe qué sucede en el mediano y largo
plazo. Todavía no hay estudios que evalúen si las personas sometidas a rastreo, diagnosticadas y
tratadas tienen una menor incidencia de fracturas. Estudios realizados en poblaciones de edad
avanzada que compararon pacientes fracturados con no fracturados (controles) muestran gran
superposición en los resultados de las DMO: hubo pacientes fracturados con DMO normal y
viceversa. Además, a la edad en la que se producen las fracturas, especialmente las de cuello de
fémur, casi toda la población tiene osteoporosis. Por otro lado, la DMO es un estudio costoso que
aún no está al alcance de toda la población, y tampoco hay ningún ensayo clínico controlado y
aleatorizado que haya evaluado los resultados en las mujeres que recibieron rastreo comparadas
con las mujeres que no lo recibieron.
El problema básico por el cual aún no se puede establecer si se debe o no hacer rastreo es que
para comprobar su eficacia se deberían realizar estudios con un seguimiento de 20 años para
demostrar que las personas sometidas al rastreo tuvieron menor incidencia de fracturas.
Actualmente, las recomendaciones de las principales guías internacionales para el diagnóstico y
tratamiento de la osteoporosis acuerdan en aconsejar el rastreo en todas las mujeres mayores de
65 años de edad, o a partir de los 60 años si tienen riesgo aumentado de osteoporosis
(recomendación tipo B). En las mujeres menores de 64 años sin factores de riesgo no existe
suficiente evidencia como para hacer una recomendación a favor o en contra del rastreo
(recomendación I). Las recomendaciones principales se resumen en el cuadro 3.
Fuentes: National Osteoporosis Foundation-NOF (2008), US Preventive Task Force –USPSTF (2011), International Society
for Clinical Densitometry-ISCD (2007), American Association of Clinical Endocrinologists ( 2003), American College of
Obstetricians and Gynecologists ( 2002), North American Menopause Society (2006).
Predictores dependientes de la densidad mineral ósea: son aquellos que la afectan directamente
predisponiendo a la osteoporosis, ya por sea por déficit estrogénico, disminución de la absorción
de calcio o aumento de la resorción ósea. Por ejemplo, la menopausia temprana (antes de los 45
años) la amenorrea secundaria prolongada, el hipogonadismo primario, la terapia con corticoides
(más de 5 a 7,5 mg de prednisona por día durante más de tres meses), la anorexia nerviosa, el
síndrome de malabsorción, el hiperparatiroidismo, la insuficiencia renal crónica, el mieloma
múltiple, el hipertiroidismo, la inmovilización prolongada, la artritis reumatoidea, los transplantes, el
tratamiento crónico con heparina y la hiperprolactinemia.
Predictores independientes de la densidad mineral ósea: son aquellos factores de riesgo que se
asocian directamente a la osteoporosis, independientemente de la densidad mineral ósea Son el
tabaquismo, la pre-existencia de fracturas a bajo trauma de cualquier localización, el antecedente
de fracturas de columna o cadera en un familiar de primer grado, el peso menor a 52 kg o un índice
de masa corporal menor a 20.
• PREVENCIÓN
Suspender el tabaquismo: fumar acelera la pérdida ósea mediante mecanismos que no se conocen
realmente. Se estima que el riesgo relativo de las tabaquistas para fractura de cadera es de 1,4 (un
40% más) y para fractura de columna tres veces más. El riesgo aumenta con el número de
cigarrillos consumidos.
Reducir el consumo de alcohol: la ingesta moderada de alcohol no afecta la densidad ósea. Sin
embargo la ingesta excesiva y sostenida en el tiempo (alcoholismo) la disminuye.
Estimular la actividad física: está ampliamente demostrado que el ejercicio aumenta la densidad
ósea. No hay evidencia grado I que demuestre que disminuya la incidencia de fracturas. Se estima
que una causa importante del aumento de fracturas en los últimos años es la mecanización de la
vida diaria y la disminución de la actividad física. El ejercicio debe ser frecuente (por lo menos 3
veces por semana), debería durar más de 30 minutos por día, incluir ejercicios con distintas cargas
y ser variado (reforzar la actividad de los cuádriceps, abdominales y músculos paravertebrales).
También actúa sobre el otro factor primordial de prevención de fracturas que es la disminución de
Garantizar un aporte adecuado de calcio: el valor del calcio en la dieta es muy debatido. Los
requerimientos de calcio aumentan durante la perimenopausia debido a la disminución de la
absorción fraccional de calcio en el intestino. Para preservar la masa ósea, la dosis diaria
necesaria en la premenopausia es de un gramo y en la postmenopausia, 1,5 gramos. Se
recomienda aumentar el calcio de la dieta durante la perimenopausia y la postmenopausia. Por
ejemplo, un vaso de leche o un yoghurt o una porción de queso (50g) aportan cada uno 300mg de
calcio. Si la paciente no consume en la dieta el equivalente a 1 gramo de calcio por día, se
recomienda utilizar calcio en tabletas como suplemento. El problema es el costo y la tolerancia
(produce sensación de pesadez, dolor abdominal, alteración del ritmo evacuatorio y generalmente
constipación). Las tabletas masticables son las mejor toleradas. El suplemento de calcio se
absorbe mejor si se indica entre las comidas pero es mejor tolerado si se consume con las mismas.
La recomendación es su administración con la cena ya que evitaría el incremento de la hormona
paratiroidea (PTH) asociado a la hipocalcemia relativa del ayuno nocturno.
Garantizar un aporte adecuado de vitamina D: esta vitamina actúa sobre los osteoblastos y los
osteoclastos e interviene en la absorción del calcio. En la vejez se produce un déficit de vitamina D
en su forma metabólicamente activa y, consecuentemente, un aumento de la síntesis de PTH que
lleva a mayor pérdida ósea (hiperparatiroidismo secundario). Esto se debe a que los ancianos no
ingieren la suficiente cantidad de calcio y vitamina D, se exponen menos al sol y no hay conversión
a la forma activa de la vitamina D a nivel cutáneo por acción de los rayos ultravioletas.
La mayoría de los estudios sobre prevención con vitamina D se realizaron en poblaciones nórdicas
o con pacientes institucionalizados, con poca exposición solar. Por este motivo se complica la
validez externa de estos resultados en nuestro medio, siendo difícil determinar si la vitamina D
debe indicarse a toda nuestra población en forma preventiva. En casi todos los estudios sobre
prevención de osteoporosis se incluye una dosis diaria de 400 a 800 UI (unidades internacionales)
de vitamina D más calcio. La posología de la misma puede ser diaria o semanal. Si bien la
evidencia a favor del uso de vitamina D en forma preventiva es contradictoria, debe ser una
indicación formal en los ancianos institucionalizados o en todos aquellos que tienen déficit de
aporte y de exposición a la luz solar.
Otros fármacos: la prevención de la osteoporosis con fármacos que se utilizan para el tratamiento
es uno de los temas más controvertidos. Existen estudios con bifosfonatos, pero la evidencia no es
concluyente. La terapia de reemplazo hormonal demostró disminuir el riesgo de fracturas
vertebrales y de cuello de fémur, sin embargo, su uso conlleva muchos riesgos (ver más adelante).
Es importante tener en cuenta que, además de prevenir o tratar la osteoporosis, el médico no debe
desatender la prevención de las fracturas. Para ello deberá recordar que la disminución de la visión
y la audición, la alteración del equilibrio y el uso de psicofármacos (especialmente
benzodiacepinas) predisponen a las caídas. Para evitarlas habrá que mejorar la seguridad del
hogar, recurrir a la actividad física o a la fisioterapia para mejorar el equilibrio, verificar el correcto
uso de fármacos y controlar el estado de la visión y la audición del paciente.
• TRATAMIENTO
En base a recomendaciones de expertos, existe bastante consenso de que las mujeres con
osteopenia (T score entre -1 y -2,5) reciban 1000 a 1500 mg/día de calcio más 400 a 800 UI/día de
vitamina D; y que las que tienen osteoporosis reciban, además, tratamiento con fármacos
específicos (antirresortivos o formadores).
Existe hoy una herramienta útil para predecir el riesgo de fractura a diez años. Se trata de una
calculadora desarrollada por la OMS (WHO Fracture Risk Assessment Tool) que está disponible
para su uso on-line en http://www.shef.ac.uk/FRAX/ en incluye un modelo para la población de
Argentina. Introduciendo algunos datos demográficos y clínicos, así como el valor del T score del
cuello femoral se obtiene una estimación del riesgo a diez años de desarrollar una fractura de
cadera u otra fractura mayor. Estimaciones mayores a 3% para cadera y/o 20% para otras
fracturas por fragilidad son hoy indicaciones de iniciar medidas terapéuticas.
Bifosfonatos
Los bifosfonatos son análogos sintéticos del pirofosfato que ejercen su acción inhibiendo la
resorción ósea. La potencia de su efecto antirresortivo varía entre los diferentes compuestos,
siendo su toxicidad baja. Aparentemente, la masa ósea recuperada se mantendría, al menos
durante algunos años. Lo que aún no está definido es el tiempo de tratamiento de los pacientes, no
conociéndose su toxicidad a largo plazo (más de diez años). Forman parte de un grupo de
fármacos sobre los que más se ha investigado en los últimos años y como su eficacia en la
prevención y el tratamiento de la osteoporosis ya ha sido demostrada, constituyen la primera línea
del tratamiento.
El alendronato es el bisfosfonato más utilizado y del que se cuenta con más experiencia. Ha
demostrado mejorar la densidad ósea de vértebras y huesos largos, así como disminuir el riesgo
de fractura de cuello de fémur, de muñeca y de vértebras en mujeres con DMO con T score
menores a -2. En el estudio FIT (Fracture Intevention Trial) el riesgo de fractura disminuyó en un
50%, observándose que en pacientes que recibían alendronato y no presentaban antecedentes de
fractura previa por osteoporosis, el número de fracturas se redujo del 1 al 2 %, con un NNT
(número necesario de pacientes a tratar durante tres años para reducir una fractura por
osteoporosis) de 100. Sin embargo, en los pacientes con antecedentes de fractura previa, la
reducción fue de 13,6 al 18,3 %, con un NNT de 22. Es decir, que a mayor riesgo de osteoporosis,
mayor impacto de la intervención.
El risedronato es otro análogo del pirofosfato con acción antirresortiva aprobado para los mismos
usos del alendronato. La dosis recomendada es de 5 mg/día o 35 mg/semana con las mismas
precauciones para la ingestión y los mismos efectos adversos, aunque su incidencia parecería
menor. Disminuye con similar grado eficacia el riesgo de fracturas (vertebrales y de huesos largos)
en pacientes con fracturas vertebrales no traumáticas previas.
El último fármaco de esta familia desarrollado y aprobado es el zolendronato. Los estudios clínicos
han demostrado que la administración de 5 mg por año por vía EV (goteo en 15 minutos) sería tan
efectiva como los bifosfonatos orales de administración diaria o semanal en cuanto a ganancia de
masa ósea en mujeres con osteoporosis posmenopáusica. Se estima que a tres años se asocia a
una reducción de 70% de la incidencia de fracturas vertebrales; de 41% de las de cadera y de 25%
de otras no-vertebrales.
Raloxifeno
El raloxifeno es un modulador selectivo de los receptores estrogénicos que logra producir los
efectos beneficiosos de los estrógenos sobre los lípidos y sobre el hueso, evitando los efectos
adversos sobre el endometrio y la mama. Su uso sólo fue evaluado y aprobado para el tratamiento
de mujeres postmenopáusicas con osteoporosis, aunque se están realizando estudios para evaluar
su efecto sobre el riesgo cardiovascular.
Constituye una buena alternativa de tratamiento para mujeres postmenopáusicas con osteoporosis
y riesgo aumentado de fracturas que presentan intolerancia a los bifosfonatos. Demostró ser
efectivo para reducir la incidencia de fracturas vertebrales (no hay datos sobre la reducción de las
de fémur) con un incremento de la densidad ósea en la densitometría La dosis usual es de 60 mg
por día en una toma diaria (en cualquier momento) acompañada de calcio y vitamina D Los efectos
adversos más comunes son los calores o los sofocos y los calambres en los miembros inferiores.
Aunque es muy poco frecuente, su efecto adverso más importante es un pequeño incremento en la
tasa de eventos tromboembólicos.
Vitamina D
Calcitonina
La calcitonina es otro fármaco antirresortivo que, en dosis de 100 UI/día y con el agregado de
calcio, demostró mejorar la densidad mineral ósea, probablemente por una mejoría en el recambio
óseo. Sin embargo, su efecto no persistió más allá de un año y sólo demostró reducir fracturas
vertebrales pero no de cuello de fémur. Es una buena opción terapéutica para pacientes con dolor
ya que tiene efecto analgésico, siendo su principal desventaja su elevado costo y su falta de
eficacia a largo plazo.
Otro de los últimos fármacos desarrollados es el teriparatide. Es una PTH recombinante humana
que, administrada de manera intermitente, actúa estimulando los osteoblastos y por ende la
formación ósea. Se han realizado estudios utilizando dosis de 20 y 40 µg/día por vía subcutánea
en mujeres posmenopáusicas con historia de fracturas vertebrales. Luego de una media de
tratamiento de 18 meses y para dosis de 20 y 40 µg respectivamente; a nivel vertebral se verificó
un aumento de la masa ósea de 9,7 y 13,7% con una reducción de 65 y 69% de la incidencia de
fracturas; y a nivel del cuello femoral, un aumento de la masa ósea de 2,8 y 5,1% y una reducción
de 35 y 40% en la incidencia de fracturas. Sus efectos adversos son: hipercalcemia (3 a 11% de
incidencia en los ensayos clínicos) hipercalciuria, hipomagnesemia e hiperuricemia. También
pueden presentarse náuseas, cefalea, mareos y malestar en el sitio de aplicación, siendo estos
trastornos de carácter leve. La FDA aprobó su uso para el tratamiento de la osteoporosis
posmenopáusica y en hombres, con una dosis recomendada de 20µg/día por vía subcutánea,
aunque por su costo elevado debería reservarse a los pacientes con osteoporosis grave y/o falta
de respuesta a los tratamientos convencionales. No se recomienda su uso más allá de los dos
años, dado la falta de estudios de seguridad y eficacia a largo plazo. Se contraindica su uso en
pacientes con riesgo aumentado de osteosarcoma (pacientes con Paget) elevación inexplicable de
la fosfatasa alcalina o historia de radioterapia ósea previa.
• SEGUIMIENTO
Se concluye entonces que el lapso más costo efectivo para monitorear con DMO es a los dos años
de iniciado el tratamiento. Si al cabo de ese lapso no se verifica ganancia de masa ósea, o la
pérdida ha continuado, se recomienda la búsqueda de causas secundarias de osteoporosis no
diagnosticadas en el momento de la evaluación inicial, así como la reformulación de la estrategia
terapéutica.
Como toda práctica clínica, especialmente en medicina preventiva, el médico debería tener
siempre en cuenta el impacto clínico de su conducta. En los pacientes con osteoporosis sin
antecedentes de fracturas (la mayoría de las que vemos en el consultorio de atención primaria) el
tratamiento de la osteoporosis con bifosfonatos y calcio durante, por ejemplo, tres años, disminuye
a la mitad el riesgo de fracturas (RR=0.5). Este número impacta y estimula a tratar a muchas de
mucha gente. Sin embargo, el impacto clínico viene determinado por la reducción del riesgo
absoluto y vemos que a tres años, con bifosfonatos, se fracturó el 1% de las pacientes y sin
bifosfonatos, el 2%. Este dato es importante ya que el impacto clínico del tratamiento
farmacológico no es realmente muy alto. Con esto queremos decir que es adecuado tratar con
fármacos pero siempre hay que pensar en el impacto clínico y conversar estas cuestiones con las
pacientes. Una paciente que comprende que de 100 pacientes como ella que reciben medicación,
solo una se beneficiará al cabo de tres años evitando una fractura va a aceptar un tratamiento y
continuarlo de manera distinta a otra paciente que piensa que si no toma la medicación se va a
fracturar indefectiblemente.
• RESUMEN FINAL
• Los tratamientos disponibles son eficaces para mejorar la masa ósea y reducir el riesgo de
fractura pero cualquier estrategia de prevención y tratamiento de esta patología nunca
estará completa si no se acompaña de un programa de prevención de caídas.
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