Instrumento Linguistico

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS


CARRERA DE DERECHO

EL INSTRUMENTO LINGÜÍSTICO

INTEGRANTES: Figueroa Linares Jhoselin Aurora


Guzmán Vasquez Aliz Roxana

Mamani Marco Antonio

Selaez Sullcata Rocío Belén

Jhonatan Romero Gonzales

DOCENTE: Mgr. VLADIMIR PEÑAFIEL FLORES


GRUPO: 35

COCHABAMBA – BOLIVIA
2024
INTRODUCCIÓN
El instrumento lingüístico es un tema sumamente complejo analizado con gran
perspicacia destacando puntos claves como la tensión entre la dimensión emotiva
y la dimensión lógica del lenguaje, así como las ventajas y limitaciones del
lenguaje común en comparación con los lenguajes especializados.
Resaltando acerca de la importancia de mantener un equilibrio entre estos
aspectos, sin menospreciar la carga emocional presente incluso en el discurso
más racional. Además, abordar la dialéctica entre libertad y necesidad en relación
con los hechos históricos y su juicio ético es un análisis muy pertinente.
Finalmente, subraya la necesidad de un diálogo fructífero entre los lenguajes
comunes y especializados, evitando que se distancien demasiado en la
perspectiva sobre las complejidades inherentes al lenguaje que es muy
enriquecedor.
EL INSTRUMENTO LINGUISTICO

1.1 PENSAMIENTO Y ACCION. -


1.2 PALABRAS Y SIGNIFICADOS. -
1.3 DIMENCION EMOTIVA Y DIMENCION LOGICA. –
El significado emotivo y lógico de las palabras de un mismo lenguaje no siempre
hacen referencia a la misma definición.
como un ejemplo comparativo podemos usar la poesía y la filosofía. Nadie lee una
poesía con los mismos criterios con los que leería o juzgaría un texto filosófico y
del mismo modo estamos de acuerdo que sería absurdo someter un texto poético
a un análisis lógico.
¿pero por qué?
 la razón es muy simple el lenguaje poético es típicamente un discurso que
habla al corazón, a los sentimientos, lo que equivale a decir que es un
lenguaje emotivo. La lógica de una poesía es, por decirlo así, una lógica
estética, lirica, retorica, sustentada en inflexiones fonéticas: ritmo,
alteraciones, asonancias, metáforas, etc. En resumen, la poesía es
PATHOS no LOGOS
- pathos (πάθος). Palabra griega que significa emoción, sentimiento, conmoción,
sufrimiento.
-Del griego antiguo λόγος (lógos, "discurso, oración, cita, historia, estudio,
palabra, cálculo, razón"
 El lenguaje lógico se encuentra en el extremo contrario;
Buscamos un sujeto, verbo y un predicado, exigimos que cada proposición
sea inequívoca y que todas las proposiciones que constituyen una
demostración, sean lógicamente congruentes entre sí.
Las palabras cuanto más asumen un significado lógico y preciso, más se
despojan de su impreciso contenido emocional.

Para reconocer sin equivocarnos esta diferencia entre el significado emotivo y el


significado lógico de las palabras, basta aplicar una pequeña regla elemental:
Cuando sentimos “CALOR”, cuando un discurso despierta en nosotros reflejos
viscerales, cuando nos hace sentir. Es por que se está utilizando un lenguaje en
sentido emotivo. En este campo del lenguaje emotivo no nos interesa tanto en su
variedad estética como en su conexión con la acción; nos interesa principalmente
en el lenguaje que puede designarse - en su precipitado político- como lenguaje
ideológico-emotivo.
El hombre actúa en calor cuando esta “apasionado”, cuando se siente tocado en
su fe, con sus sentimientos, en sus pasiones. Por lo tanto, cuando esta estimulado
por el uso emocional del lenguaje. resulta claro, pues el lenguaje emotivo está
más cerca de nosotros que un frio y desapasionado lenguaje lógico.
También conviene advertir que la dimensión emotiva del lenguaje es su dimensión
ancestral. El hombre prehistórico comenzó a hablar para transmitir "signos de
emociones", tanto de peligros como de efectos; y nuestro comunicar conserva
todavía hoy, en gran parte, esta impronta originaria. Por lo tanto, la demarcación
entre el uso emotivo y el uso lógico del lenguaje no es nunca clara y nítida.
Siempre queda una sedimentación emocional, aunque se reprima. En cambio, el
lenguaje lógico es para todos nosotros una conquista difícil, que cuesta un
prolongado adiestramiento y mucha fatiga. En general, el uso lógico del lenguaje
es una adquisición reciente, siempre precaria y parcial del homo sapiens.
1.4 EL LENGUAJE COMUN. –
El lenguaje común es el que está al alcance de todos, el lenguaje de la
conversación corriente. Locke lo denominó lenguaje "civil", pero quizás sea más
claro hablar de lenguaje materno, ya que es el lenguaje que aprendemos en la
infancia. Una vez que llega a manejar el discurso, el hombre comunica con la
misma naturalidad con que respira; y ninguno de nosotros presta atención al
hecho de que respira (hasta que no está amenazado de asfixia). De aquí se
desprende que el lenguaje común es un lenguaje falto por completo -conciencia de
sí mismo, que usamos de una manera totalmente instintiva e irreflexiva. Lo que
apareja graves inconvenientes.
El primer inconveniente es que no nos preocupamos de definir las palabras que
empleamos. de este modo el discurso resulta vago, genérico y escapa a los limites
de una comunicación elemental, corre el riesgo de generar varios malentendidos.
Todos dan por hecho que cada palabra posee el mismo significado que para ellos,
pero lo más probable es que no sea siempre así, pues el significado que a cada
quien le parece es en general el fruto de una experiencia personal
extremadamente parcial y circunscrita
El segundo inconveniente consiste en que la conversación corriente no presta
atención al procedimiento demostrativo con el que debe construirse todo discurso
(si quiere alcanzar un valor demostrativo). En la conversación corriente la lógica y
la sintaxis lógica son ausentes, por lo tanto, en las discusiones cada uno de los
contendientes cambia su argumento de conversación utiliza uno hasta que le es
útil, pero en cuanto advierte que lo incomoda, cambia las cartas sobre la mesa y
recurre a otro. Lo que pasa es que el aprendizaje del lenguaje se realiza a golpes;
a golpes de frases. Lo que significa que no aprendemos a hablar aprendiendo a
construir el discurso. El niño repite frases. Suele ocurrir que algunas frases se
unen en argumentos "conclusos", que contienen y desembocan en una
conclusión. Pero luego no volvemos a comprobar esas conclusiones; nos
limitamos a defenderlas encarnizadamente.
El lenguaje corriente básico es el lenguaje corriente, materno. Es el lenguaje
natural básico que vincula a todos los que hablan una misma lengua
¿Cuáles son sus virtudes? ¿cuáles son sus defectos?
Las ventajas del lenguaje común son:
-El lenguaje más simple, es el que alcanza la máxima concisión
-el lenguaje más vivo, el que expresa nuestra experiencia autobiográfica personal
Los defectos son:
-El vocabulario al que recurre es extremadamente reducido e insuficiente
-Las palabras quedan indefinidas y con frecuencia llegan a ser indefinibles con
toda precisión
-las uniones entre frases suelen establecerse de una manera arbitraria y hasta
cierto punto desordenada
todo esto se puede resumir observando que el lenguaje común, materno, es un
lenguaje acrítico; acrítico porque adoptamos un instrumento que no conocemos
efectivamente, Y esto fija los límites del lenguaje ordinario: no es un lenguaje
cognoscitivo. Para verlo más claro, comencemos por entender cuál es el ámbito
de competencia de la conversación corriente. En la conversación ordinaria
comunicamos por lo general noticias, y noticias autobiográficas del tipo: ayer me
sucedió tal cosa, me dijeron, tuve tal experiencia, me divertí, vi, etc. Vale decir que
se efectúa un intercambio de mensajes bastante breves, y separados uno del otro,
vinculados por la transmisión de informaciones de interés recíproco a propósito de
sucesos más o menos habituales. Dentro de estos límites, el lenguaje corriente
funciona muy adecuadamente; esto es, funciona muy adecuadamente para las
comunicaciones que hemos llamado de índole autobiográfica. Pero precisamente
porque satisface finalidades de relaciones interpersonales, no se presta para otros
usos, y en particular para desarrollos heurísticos. Cuando se trata de examinar
problemas, de descubrir, de comprender, en suma, de ampliar la empresa
cognoscitiva del hombre sobre la realidad, el lenguaje corriente ya no sirve.
Comunicar es una cosa, conocer otra
En conclusión, el lenguaje corriente nos permite recibir y emitir mensajes
autobiográficos (que son, por supuesto, importantes; incluso importantísimos).
Pero si mediante el lenguaje materno se logra comunicar noticias con toda
eficacia, no se puede en cambio resolver problema.
1.5. Recepción seudocognoscitiva
Se objetará que también la conversación corriente contiene un número muy
elevado de proposiciones cognoscitivas, de aserciones sobre problemas (y por
lo tanto, no sólo noticias sobre acontecimientos y personas).
Cierto; pero estas proposiciones son recibidas y no producidas por el lenguaje
común. Es cierto que en el lenguaje corriente hallamos satisfacción para la
necesidad de conocimiento; pero ello porque él encierra proposiciones formuladas
no en el dominio del lenguaje común, sino en el de los lenguajes especiales.
Pero el problema reside en que muy a menudo el lenguaje corriente no llega a
recibirlas adecuadamente. Y esto no puede llamar la atención; si aquellas
proposiciones cognoscitivas fueron formuladas en un lenguaje especial, ello
obedece a que, de no ser así, no habrían sido descubiertas. De aquí se infiere
que, si las traducimos a un lenguaje acrítico, se vuelven a ajustar a aquel mínimo
común denominador lingüístico que por definición no es capaz de formularlas. Si
entonces la conversación corriente contiene nociones cognoscitivas, el hecho de
que se hallen apresadas ab extra las cambia; y de ahí que su recepción sea muy
probablemente defectuosa y parcial. En la larga cadena de transiciones,
refracciones y, en último análisis, simplificaciones que padece un lenguaje
especial antes de poder ser absorbido por el lenguaje común, es más lo que
queda por el camino que lo que llega a destino. Lo que llega es la "letra"
compendiada de alguna conclusión; pero es raro que en esa letra permanezca
todavía el "espíritu" del texto con el que fue formulada. Por lo demás, es bien
sabido que cuando se cita a un autor a pedazos, a jirones, es muy fácil desvirtuar
su pensamiento. Nadie ignora cuán peligroso es extraer una proposición de su
contexto. Abreviar es ya de por sí amputar; y la simplificación suele ser a su vez,
demasiado a menudo, una verdadera y cabal deformación.
No debemos, pues, atribuirle demasiado peso al hecho de que también la
conversación corriente parezca poder satisfacer la necesidad cognoscitiva del
hombre.
Las verdades cognoscitivas que pasan a formar parte del patrimonio común de las
creencias de una civilización, están suspendidas de un hilo demasiado frágil: las
palabras, de las que es fácil desnaturalizar el sentido que las hace valederas. En
la conversación común -es cierto- solemos encontrar la "forma" de una serie de
proposiciones cognoscitivas; pero raramente su genuino "contenido" significativo.
Es cierto que hasta el hombre común piensa; pero su exigencia intelectual y
cognoscitiva queda condicionada por un lenguaje que no resulta suficiente para
satisfacerla, y que no es capaz de alimentar un pensamiento creativo.
Libertad y necesidad
Los conceptos especulativos, esto es, los elaborados en el dominio del lenguaje
filosófico, se prestan de modo particularmente adecuado para ilustrar qué sucede,
o mejor qué puede ocurrir, durante la transmigración de determinadas
proposiciones desde un lenguaje especial al lenguaje corriente. Tomemos como
ejemplo la conocida fórmula que dice: la verdadera libertad reside en aceptar la
necesidad. Es una proposición de origen hegeliano que pasó a Marx y que fue
retomada de manera diversa por el neoidealismo y también por el neomarxismo
contemporáneo. Esta proposición fue formulada por la especulación idealista en
razón de tres presupuestos y antecedentes:
1) una lógica dialéctica;
2) una polémica antikantiana;
3) la tentativa de conciliar lo racional con lo real.
En primer lugar, pues, para entender cabalmente la proposición "la libertad es la
aceptación de la necesidad", hay que saber utilizar y comprender la dialéctica.
Libertad y necesidad, que al comienzo son "opuestas" y se oponen una a otra,
terminan después fundiéndose en una "síntesis" superior de libertad-necesidad
que las funda y corrobora: la libertad -decía Hegel- "es la necesidad
transfigurada".
En segundo lugar, debemos reparar en el status quaestionis histórico (de la
historia de la filosofía), y más precisamente en el concepto escolástico y luego
kantiano de la libertad. El estado de la cuestión es el siguiente: se rechaza la
libertad definida como liberum arbitrium indifferentiae (la libertad como arbitrio)
y se procura reformular en términos dialécticos la relación entre libertad y límite,
relación que en el dominio de la moral fue entendida por Kant como la relación
entre la libertad y el deber, y que Kant formuló en el concepto de autonomía: la
libertad ética como auto obligarse a una norma.
En tercer lugar, debemos adherirnos al presupuesto metafísico que está en la
base de la especulación idealista: la identidad de lo racional y lo real, de la esencia
y la existencia.
En cuanto a la libertad y la necesidad, Hegel no rechazaba sólo la solución
kantiana; entendía sobre todo transferir la noción de "libertad como límite" a un
contexto más vasto que el ético. Hegel aspiraba a conciliar al hombre con el
mundo después de la dilaceración romántica, a concertar dialécticamente todos
los contrastes y las oposiciones; y entre éstas, la insatisfacción que el hombre
experimenta en contacto con la realidad. Vale decir que Hegel aspiraba a conciliar
la libertad (con su carga de aspiraciones ideales, con su perenne aspiración a lo
nuevo y a lo mejor) con lo existente. Libertad y necesidad son conjugados
dialécticamente para decir: sepamos armonizar y concordar lo que quisiéramos
que fuese (y que reivindicamos en nombre de la libertad) con lo que es.
Como es comprensible, la proposición de que "la verdadera libertad consiste en
aceptar la necesidad" era entendida en el sentido de restituirle a la libertad
(después de la explosión romántica) una proporción, una medida, una
"determinadez". En rigor, la fórmula hegeliana, a los efectos prácticos, no está
demasiado alejada de la máxima del antiguo sabio estoico: sabe contentarte, no
desees lo que no puedes obtener. Máxima que retomó Spinoza y que volvió a
formular de este modo: "Quien entiende lo que ocurre y por qué ocurre, es libre."
Pero el destino de la fórmula hegeliana fue muy diferente al de la fórmula
spinoziana. De un siglo y medio a esta parte, la ecuación "libertad e= necesidad"
entró en el repertorio de las justificaciones de los regímenes opresivos: se la
presenta al pueblo como legalización de su sumiso y paciente servir.
El historicismo
Segundo ejemplo: se dice de nuestra época que es una edad "historicista". Y se
habla de "historicidad" y del historicismo hasta en la conversación corriente. ¿Qué
se entiende por ello? El historicismo nace con el descubrimiento romántico de la
historia. Hasta el romanticismo no se decía: "Éste es un producto histórico", o bien
"esto sucede por necesidad histórica". No se lo decía porque semejante
explicación - hasta para un iluminista- no explicaba nada, no hubiese tenido
sentido.
Sólo desde el romanticismo en adelante se presta atención y valor explicativo a
una necesaria concatenación histórica. Y es con Hegel que se comienza a hablar
del historicismo en sentido estricto. Para fijar mejor este concepto, convendrá
remitirnos a la célebre proposición de Hegel que dice: "La historia del mundo es el
juicio del mundo." Esta frase condensa todo el sabor de su conciencia historicista.
¿Pero qué quiere decir? Literalmente quiere decir que es la historia misma la que
se erige en juez de los asuntos humanos, que el supremo "tribunal" de la realidad
está constituido por el curso de los acontecimientos. Pero para ser comprendida,
esta proposición debe insertarse en el contexto del pensamiento hegeliano y
vinculársela con el concepto que Hegel tenía de la historia.
Está bien decir: es el propio acontecer histórico el que, con su proceder, absuelve
o condena, separando a los que tenían razón de quienes estaban equivocados.
Pero queda por explicar qué es este acontecer histórico, qué se entiende por
historia.
Para Hegel, la historia era una teofanía, un revelarse progresivo de Dios en el
mundo. Vale decir que para Hegel el proceso histórico era la ejecución de los
decretos de la Divina Providencia. Visto de este modo, el que la historia del mundo
se erija en tribunal del mundo equivale a decir que Dios se comunica en la historia
con los hombres y les notifica su voluntad a través de lo que acaece. Pero
tomemos literalmente la frase "es la historia la que juzga", poniendo atención
ahora a las palabras y no ya al sentido que éstas tenían para Hegel.
La proposición, bajo esta nueva luz, se vuelve de una gravedad incalculable:
parece sancionar la ética del hecho consumado. Extraída de su contexto
originario, y recibida por la conversación corriente como una especie de slogan,
ella viene a decir: el que vence tiene razón y el que pierde estaba equivocado. En
suma, el único juicio válido es el del éxito y la humanidad se debe someter a los
veredictos de los hechos y de la fuerza. Ahora bien, es muy cierto que la historia
es más fuerte que cada uno de nosotros. La historia, para cada uno de nosotros,
es "todos los otros contra mí solo". Por lo tanto, lo que ocurre, ocurre.
Pero una cosa es la afirmación del hecho y la consiguiente aceptación de lo
acontecido, y otra el juicio de valor sobre los hechos. Nadie niega que la historia
gravita sobre los hombres; pero también es verdad que son los hombres los que
hacen la historia. Lo que se niega - rechazando la ética del hecho consumado- es
la eliminación de los valores de la fábrica de la historia. Frente a los
acontecimientos, hay dos maneras de reaccionar: diciendo "el que vence tiene
razón", o bien "vencer no da la razón".
En el primer caso, el juicio de valor (la legitimación) se subordina al hecho; en el
segundo caso, la afirmación del hecho se separa de su validación (legitimación).
Pero atención: el que se niega a decir "aquél tiene razón porque venció" no es un
retórico que no sepa aceptar la historia y resignarse a lo inevitable. Deplorar un
hecho, afirmar que "debió haber ocurrido de otra manera", no es un recriminar
estéril; es ejercer una "presión del valor" dirigida a modificar el curso de los
acontecimientos. Si todos se concentraran en un cierto deber ser, ese "deber" se
traduciría en "ser". Recapitulemos.
La proposición matriz del historicismo era en Hegel una afirmación de fondo
teológico; pero se convirtió, por haber perdido su significado originario, por
habérsela tomado literalmente, en un potente y peligroso somnífero que engendró
en los hombres una servil lasitud moral, habituándolos a admitir una "fuerza de los
hechos" que en rigor era una "fuerza de los fuertes", y convenciéndolos de que era
así.
Es cierto que los casos que acabamos de citar son casos extremos -y de extrema
gravedad- de recepción errada. No siempre el destino de las proposiciones
cognoscitivas que pasan al lenguaje corriente es el de ser tergiversadas
literalmente-, pero la verdad es que no resulta fácil ni frecuente que tengan una
recepción adecuada.
1.6. LOS LENGUAJES ESPECIALES
Los lenguajes especiales son los lenguajes "críticos" y "especializados" que se
desarrollan mediante la corrección de las deficiencias del lenguaje común.
son especializados en el sentido de que cada disciplina tiende a crearse un
lenguaje ad hoc, adaptado especialmente a los problemas heurísticos que se
propone.
Tienen estas características:
1.Son lenguajes críticos, en el sentido de que fueron construidos a partir de una
reflexión consciente sobre el instrumento lingüístico mismo.
2.Son lenguajes especializados, ya que cada disciplina tiende a crear un lenguaje
ad hoc, adaptado a los problemas particulares que aborda.
Las principales operaciones que permiten la creación de estos lenguajes
especiales son:
1.Definir de manera precisa y unívoca el significado de los términos fundamentales
del campo de interés. La precisión del lenguaje es esencial en el pensamiento
crítico y cognoscitivo.
2.Establecer reglas precisas de sintaxis lógica, fijando un patrón argumental
constante y coherente. Esto es crucial para la validez demostrativa del discurso.
3.Crear nuevos términos, neologismos, que permiten identificar realidades nuevas
y ampliar la capacidad cognoscitiva.
Así, los lenguajes especiales, al corregir las deficiencias del lenguaje común,
dotan al pensamiento de seguridad y vigor, configurando herramientas
fundamentales para el desarrollo del conocimiento científico.
CONCLUSIÓN
En conclusión, el análisis logra captar una profunda complejidad inherente al
lenguaje, abordando con gran destreza las múltiples facetas que lo caracterizan.
En primer lugar, has resaltado la tensión fundamental entre la dimensión emotiva y
la dimensión lógica del lenguaje. Enfatizando acerca de la necesidad de mantener
un equilibrio delicado entre ambas, sin caer en el error de menospreciar la carga
afectiva que subyace incluso en los discursos más racionales.
En segundo lugar, has explorado en la relación entre el lenguaje común y los
lenguajes especializados. Reconoces con agudeza las virtudes y limitaciones de
cada uno, y subraya la importancia vital de promover un diálogo entre ellos,
evitando un distanciamiento excesivo que empobrezca el intercambio de ideas.
Por último, has abordando con gran profundidad la dialéctica entre libertad y
necesidad en relación con los hechos históricos y su juicio ético. Sea trazado con
claridad que la distinción esencial entre constatar lo que "ha sido" y evaluar
normativamente lo que "debió ser", ofreciendo una perspectiva sumamente
enriquecedora representando un análisis sumamente perspicaz y matizado sobre
la complejidad del lenguaje en sus múltiples dimensiones.

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