Denuncia Pedro Sanchez Modelo

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INSTRUCCIONES:

La denuncia es un trámite gratuito que puede realizar cualquier persona, sin


necesidad de que intervenga un abogado. Es lo que hacemos cada vez que
vamos a la Comisaría o puesto de la Guardia Civil a denunciar el robo de una
bicicleta o que el vecino nos ha insultado.

Viene regulado en los arts. 259 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento


Criminal. No compromete al denunciante a probar los hechos. Sólo
comprometería en el caso de que se denunciasen hechos falsos, a sabiendas
de su falsedad. Los hechos, no la interpretación que de ellos se haga.

Se puede realizar en cualquier Juzgado, Comisaría de Policía o puesto de la


Guardia Civil. Caso de que la Comisaría o puesto de la Guardia Civil se
nieguen ilegalmente a recibirlo, es preferible presentarlo en el Juzgado de
Guardia más cercano, indicando y denunciando la negativa anterior.

Puede hacerse por escrito, imprimiendo por duplicado el modelo adjunto,


añadiendo los datos personales, lugar, fecha y firma. En este caso la
autoridad que la reciba debe sellar la copia antes de su devolución al
presentador.

Dada la politización de los órganos superiores del Poder Judicial, cuantas más
denuncias se presenten, más probabilidades existen de que una de ellas
caiga en manos de un Juez que no aspire a ascender, y en consecuencia
actúe.

El documento anexo se puede descargar en la siguiente página web:

https://www.eldiestro.es/2021/09/bombazo-sanidad-reconoce-que-no-
dispone-de-cultivo-de-sars-cov-2-ni-registro-de-laboratorios-con-capacidad-
de-cultivo-y-aislamiento-para-ensayos/
AL JUZGADO DE INSTRUCCIÓN

___________________________________________________________, con
DNI ________________, con domicilio en
_____________________________ ______________________________,
(C.P.__________), TFN _____________ por medio del presente escrito
formulo DENUNCIA contra D. Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del
gobierno de España, Dª Carmen Calvo Poyato, vicepresidenta primera, y
cuantos otros miembros del gobierno hayan suscrito el ejemplar original del
Real Decreto 463/2020, y contra todos los diputados que hayan votado
favorablemente alguna de sus prórrogas, por los posibles delitos de falsedad
en documento público, prevaricación, contra los derechos individuales del
artículo 542, de detención ilegal u otros, en base a lo que sigue.

1º) El 14 de marzo salió publicado en el BOE el Real Decreto 463/2020 por el


que “se declara el estado de alarma con el fin de afrontar la situación de
emergencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19”. El
“coronavirus covid-19” es el virus también llamado sars-cov-2.

2º) En dicho R.D. se establece, en su artículo 7, una autodenominada


“limitación de la libertad de circulación de las personas”, que de facto es la
suspensión absoluta de dicha libertad, que todos los españoles creíamos
protegida por el artículo 19 de la Constitución. La autorización residual
permitida por el R.D. fue la mínima indispensable para garantizar la
supervivencia física perentoria, pero prescindiendo del mínimo margen que
la diferenciaría de la vida de una res estabulada. La eliminación de una sola
de las causas autorizadas para circular hubiera obligado a los poderes
públicos a subvenir a domicilio las necesidades básicas de los ciudadanos.

3º) El derecho a la libre circulación es un derecho, no solo fundamental, sino


esencial, en torno al cual se vertebran muchos otros. Así, resulta que la
autodenominada “limitación” fue tan severa que suspendió, igualmente de
facto, pero sin siquiera mencionarlos, otros derechos fundamentales, como
el derecho a la libertad (art. 17 C.E.), elección de domicilio, reunión pública y
privada y, aunque el art. 11 pretende hipócritamente respetarla, la libertad
religiosa. Para despejar dudas ingenuas se dictó la Orden SND 298/2020).
Esas restricciones a la libre circulación crearon, sin nombrarla expresamente,
una situación en todo idéntica al arresto domiciliario –hoy eufemísticamente
llamado “localización permanente”-, según lo describe el artículo 37 del
Código Penal. El C.P. define la pena de localización permanente como
privativa de libertad, aunque permite acudir al trabajo y hacer compras
básicas. Tal cual, la situación de todos los españoles durante el estado de
alarma. Todos condenados sin juicio ni defensa.

4º) La suspensión de los plazos y términos judiciales, y con ellos la práctica


totalidad de la actividad judicial, implicó también la suspensión del derecho a
la tutela judicial efectiva (art. 24 C.E.), y con ella la posibilidad de defensa de
las víctimas. Es decir, que el delito se cometió con alevosía.

5º) Igualmente, la limitación a la circulación fue tan restrictiva, que afectó al


derecho a la integridad física, cuando su declarada pero demostrada falsa
pretensión era salvaguardarla. No es necesaria una larga disertación sobre la
necesidad de ejercicio físico al aire libre y exposición al sol, para mantener
una buena salud, y con ella nuestra integridad física. 47 millones de personas
fuimos privadas de esas posibilidades, bajo la burda excusa de proteger
nuestra salud, supuestamente amenazada por un inexistente (como
veremos) virus.

6º) Un arresto domiciliario para millones de personas, sin discriminación que


atienda a la calidad de su residencia es, también, una grave vulneración del
derecho a la igualdad (art. 14 C.E.), ya que no es lo mismo estar arrestado
durante meses en una finca, con acceso a un terreno en el que tomar el sol,
pasear y correr, que en un apartamento de 25 m² (o menos) cuyas ventanas
no reciban sol. Y el Real Decreto 463/2020 no reguló medidas para corregir
esa desigualdad, prueba de que a sus autores intelectuales les importa un
bledo el bienestar y la salud de los españoles.

7º) La inconstitucionalidad del RD 463/2020 y sus prórrogas fue tardía e


inútilmente declarada por el Tribunal Constitucional en su sentencia
148/2021, confirmando lo que cualquier párvulo sabía desde el minuto 1.
Para dictar la sentencia que impidió presentarse a las elecciones a Toni
Cantó tardó sólo 3 días (STC 76/2021). Aquí se ve cuáles son las prioridades
de nuestras autoridades.

No obstante llama mucho la atención, al leer dicha sentencia, que ni los


demandantes, ni la abogacía del Estado en defensa de éste, ni ninguno de los
magistrados del pleno del TC, ni siquiera los que formularon votos
particulares, pusieron en cuestión en ningún momento la existencia del
coronavirus covid-19. Y como veremos, sin prueba alguna de ello.

8º) Ignorando la formidable propaganda desplegada y atendiendo a criterios


exclusivamente objetivos, científicos y racionales, para afirmar que un
agente patógeno es el verdadero causante de una enfermedad deben
cumplirse los 4 pasos lógicos conocidos como “postulados de Koch”. Todo lo
demás es dogma o conjetura.

a) El agente patógeno debe estar presente en los animales enfermos y


ausente en los sanos.
b) El agente debe ser cultivado en un cultivo axénico puro aislado del
cuerpo del animal.
c) El agente aislado en un cultivo axénico debe provocar la enfermedad
en un animal susceptible al ser inoculado.
d) El agente debe ser aislado de nuevo de las lesiones producidas en los
animales de experimentación y ser exactamente el mismo al aislado
originalmente.

9º) Tal y como establecen estos postulados, nunca se ha probado


científicamente que el sars-cov-2 exista, ni mucho menos que sea el
causante de ninguna enfermedad, ni grave ni leve. El Ministerio de Sanidad,
en respuesta a una consulta formulada al respecto, informa que: “El
Ministerio de Sanidad no dispone de cultivo de sars-cov-2 para ensayos, y
no tiene un registro de los laboratorios con capacidad de cultivo y
aislamiento para ensayos.” (Doc. 1).

10º) Esta afirmación tan categórica y tan “negacionista” puede romper los
esquemas de muchas personas intoxicadas de propaganda. Por ello conviene
hacer una reducción al absurdo para entenderla.
Con los mismos mimbres que nuestras autoridades nos han impuesto a
todos los ciudadanos severísimas restricciones de derechos e imposiciones
(mascarillas, test preventivos, distanciamientos, pasaportes…), para
protegernos del virus sars-cov-2 (o coronavirus covid-19), podrían habernos
impuesto el uso obligatorio de zahones, para protegernos de la peligrosísima
mordedura del gamusino. Y no es más irracional ese uso de zahones para
evitar la mordedura del gamusino que la de mascarillas, confinamientos,
distanciamientos y geles para evitar el sars-cov-2. Sólo una descomunal
campaña de infame propaganda los diferencia.

11º) Así las cosas, cualquier medida de las adoptadas para “protegernos” del
coronavirus covid-19 fue y es, forzosamente, arbitraria (en el sentido
expresado en el art. 9 de la Constitución), por ello ilegal, y por añadidura
irracional. Urge, por ello, requerir al Ministerio de Sanidad para que
confirme o desmienta lo dicho en este documento, aportando, en caso de
desmentido, las pruebas científicas de que disponga sobre la existencia del
sars-cov-2, su supuesta lesividad y su relación con la enfermedad llamada
covid-19.

Muy probablemente nos encontremos con lo mismo que ya informó OK


Diario que le ocurrió al Tribunal Supremo, cuando manifestó idéntica
pretensión en momento tan temprano como abril de 2020. Eso sí, sin
consecuencias legales.

https://okdiario.com/espana/gobierno-no-entrega-supremo-ningun-
informe-cientifico-o-sanitario-que-avale-estado-alarma-5521384

12º) Pero es que, por todo ello, las afirmaciones gratuitas contenidas en ese
Real Decreto –y muchas normas posteriores- para justificar su contenido,
SON UNA FALSEDAD EN DOCUMENTO PÚBLICO. Ni el Gobierno ni el
Congreso pueden alegar ignorancia. Cuando se adoptan medidas gravísimas
que hunden la economía y causan un irreparable daño social y humano, lo
mínimo que se puede pedir es que se aplique el “estándar de Sagan”, que no
es otra cosa que la aplicación del sentido común, y que literalmente dice que
“afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias” (p.ej. la
existencia de un nuevo virus mucho más peligroso que los otros). Y se puede
añadir que las pruebas deben ser aún más extraordinarias, si de esas
afirmaciones se derivan consecuencias extraordinarias, como es el caso.
En su lugar sólo hay humo y espejos, pero con mucho despliegue de
propaganda infame y tendenciosa.

Así, por ejemplo, la frase contenida en el art. 1º del RD 643/2020 dice: “Al
amparo de lo dispuesto en el artículo cuarto, apartados b) y d), de la Ley
Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio,
se declara el estado de alarma con el fin de afrontar la situación de
emergencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19.”

Para que haya un ápice de verdad en esa frase, lo mínimo que se puede
exigir es que haya pruebas de la existencia de ese coronavirus. Y no las hay.

13º) Esa falsedad manifiesta, aceptada por el vulgo (y no tan vulgo) como
axioma, por el mero hecho de haber sido vertida en boletín oficial y repetida
sin tregua por miles de políticos y periodistas, no dio veracidad al hecho,
pero le concedió la suficiente verosimilitud, para que, sin más prueba, todas
las autoridades rivalicen aún hoy en imponernos restricciones y obligaciones
ilegales e irracionales, que la mayoría de los ciudadanos aplauden por ser
“por nuestro propio bien”.

Toda España, con gesto grave y serio, cazando gamusinos. Militares y policías
incluidos, como atrezzo para dar más credibilidad a la farsa. Y los que se
negaban a “huir despavoridos de los gamusinos”, demonizados y
estigmatizados, como insolidarios, antisociales, irresponsables y egoístas.

14º) Pero es que, al margen de la irracionalidad, arbitrariedad, ilegalidad y


pura estupidez de intentar protegernos de una amenaza que no existe,
aquellas normas fueron, como ya ha declarado el Tribunal Constitucional,
inconstitucionales. Es decir, que a la falsedad y la arbitrariedad se ha sumado
la prevaricación. El resultado fue la privación de libertad de 47 millones de
españoles, convertidos en ganado estabulado, para befa y mofa de sus
ganaderos, que sabían que todo era una farsa cruel.

Por lo expuesto SOLICITO se investiguen los hechos antedichos, para


averiguar la identidad de los posibles responsables y su grado de
responsabilidad, así como que se depuren las responsabilidades penales a
que hubiera lugar, y las civiles anexas, por los daños y perjuicios sufridos, de
modo que se castigue a los culpables y se me indemnice por la condena de
arresto domiciliario ilegal de 3 meses que sufrí, fundamentada en mentiras y
sofismas.

OTROSÍ DIGO que presento esta denuncia en alguno de los lugares indicados
en el artículo 264 de la L. E. Cr., pero al tratarse los denunciados de personas
aforadas se solicita la remisión al Tribunal Supremo, tras la práctica de las
diligencias pertinentes.

SEGUNDO OTROSÍ DIGO que, en aplicación de lo dispuesto en el art. 309 de


la L.E.Cr., y para evitar conjeturas y suposiciones, solicito al Juzgado de
Instrucción, antes de la remisión de los autos al Tribunal Supremo –si
procede- la práctica de las siguientes pruebas:

I) Se requiera al Ministerio de Sanidad para que aporte los informes


científicos, revisados por pares, de que disponía aquel 14 de marzo
de 2020, que acreditasen la existencia del coronavirus covid-19,
también conocido como sars-cov-2, su contagiosidad, mortalidad,
letalidad, su relación con la enfermedad denominada covid-19, y la
eficacia de los confinamientos domiciliarios para atajar su
extensión.
II) Se requiera al Ministerio de Sanidad para que aporte las pruebas
científicas, revisadas por pares, que acrediten a día de hoy la
existencia del coronavirus covid-19, también conocido como sars-
cov-2, su contagiosidad, mortalidad y letalidad, su relación
indubitada con la enfermedad llamada covid-19 y la necesidad y
eficacia del confinamiento domiciliario a que se nos sometió a
todos los españoles desde el 14 de marzo al 21 de junio de 2020,
para protegernos de la extensión y contagio de ese virus sars-cov-2.

En ________________, a ____ de _______________ de 2023.

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