Ajos y Zafiros (6) 2004 4
Ajos y Zafiros (6) 2004 4
Ajos y Zafiros (6) 2004 4
'
Charles Baudelaire
Pero nunca es la vida consciente la que rige los destinos de las personas, ni la
de los entes sociales. Pues son justamente esas difusas nieblas �el imaginario colec
tivo, las que predeterminan como establecemos nuestras técnicas o procedimientos de
asociación, nuestros modos de reflejarnos mutuamente en sociedad.
Aunque las ganas y ambición son grandes, nos vemos forzados a restringir el
campo exploratorio. Para lo cual designaremos a un representante intelectual de aque
lla época, que por lo demás cultivó el estilo barroco. Me refiero a Pedro de Peralta
Barnuevo (16641743). Las ventajas de esta restricción residen en que el doctor Océa
no (asi llamado) refleja de manera paradigmática todas las preocupaciones centrales
de las sociedad de su tiempo: el litigio por el poder entre criollos y peninsulares, el
sometimiento de la población indígena, el ocaso del imperio español. la religiosidad de
la época, la sensibilidad barroca, y la sensación de ambigüedad, de extrañeza que era
la condición existencial del criollo. Por lo cual, enfocar en términos microscópicos dicha
obra, nos permitirá posteriormente, reestructurar en términos macroscópicos, la red
conceptual que tejió los sentidos comunes de la época.
El Barroco
Así pues, esta misma época tiene fascinación por to sensorial, esta última carac
terizada por su dimensión de cambio y asombro, y el deseo piadoso de un retorno al
origen. Asombro, sentido del horror y lo monstruoso, y la nostalgia del Orden, son
probablemente sen1'!lo común en esta época. Para lograr este sentido del asombro, se
recurre a las nociones ya establecidas en la Retórica de Aristóteles, pero se va mas allá
de él en tanto se abandona la pretensión de mesura, de búsqueda de un término medio.
El concepto ingenioso no debe buséar el punto medio, sino más bien el acercamiento
de nociones previas que en ningún caso muestran posibilidad de cercanía. Es buscar
un término nuevo, que busque plasmar la contradicción de las partes integrantes. Co
ger en el aire el rápido movimiento del fluir temporal en una noción o en una visión.
(Wardropper 15)
Este texto fue escrito el año 1695 por nuestro autor al parecer en coautoría con
el cirujano José de Rivilla. ¿A qué responde la investigación sobre el problema de los
monstruos? ¿Por qué el nacimiento de un infante siamés provoca una larga disquisición
en Peralta? Según Peralta:
la materia de rronstnx>s, si se mira a su infreruerria, no es la más necesaria de esta vrla, pero es la mas a.Jriosa:
y si se atieroe a su extrañeza, es la mas precisa, raque es la meooscorx:xi:!a. loJrar un alma en lo futuro puede
ser suficiente li1 de ITTJCh:Js- ... HacertH1 /Janb¡¡¡ denúodel on:len fue ool:>obra divina, ai,enguarledenúo
del desorden es empeño gkxioso. Conocer un racional en su ordinario traje es dificil ¿qué sera desrubririe en
el extraño." (Peralta 205?
•
Para abarcar el problema en toda su complejidad, Peralta, en el capitulo primero,
establece el estado de la cuestión sobre dicho problema. Muchos autores. en sus
disciplinas correspondientes, han debatido acerca de él. Peralta menciona entre otras,
la Filosofía Primera, la Jurisprudencia, la Medicina. la Teología Moral, la Astrología, la
Historia, la Poética. Cada una de estas "facultades", según Peralta, han tratado el pro
blema desde sus ángulos e intereses de disciplina, sin éxito evidente, pero a la vez
resalta que en cada una es un problema que es importante resolver en tanto afecta el
normal desenvolvimiento de ellas. Asi pues, es una cuestión que conmueve la totalidad
Intenta Peralta llegar a una acepción del concepto de monstruo, desde la cual
establecer la solución del problema. Comienza criticando la definición esgrimida por
Aristóteles. Es una interesante señal el hecho de que se tome dicha definición.aristotélica
como punto de partida de la discusión. El libro de Aristóteles citado es "de la Generación
de los Animales" (Aristóteles 1994 )9:
Después de haber tratado del rK>ITlbre, su etirrología y acepciones, pasaremos, de saberle llamar a a:n:x:erle y
de oirle a verle, a lo meros en la efigie de su definiciál. No p!Jjiendo haber blanoo mas espara:k>, han 500 vaoos
los autores en atinarle. Aristóteles en primer lugar. lib. 3. De gene,ation cap. 4, si no nos atrevemos a decir que
erró, a lo menos ha habido quien diga que no acertó. Dijo ser el monstruo un concepto � y procreado fuera
de la intención de la naturaleza, con falta o exceso de alguna cosa en él. (Peralta 244)
Porque ya se ve, que todas las veces, que se usa de este térmioo [oontranaturaij en la generadoo de los Mons-
tnos, es en el supuesto preciso de haber sido su prrxiuctora fa naturaleza. Pcx que de otra suerte, no se pudiera
usar de la palabra generación en ellos: y romo quien quiera que dice generación, supone generante y faruttad
a
productivatodo b ruaJ es según naturak>za. ro se pceoe dudar, qie ruando en la generación de los rrons1ruos
mas
se dice, ser CXXJtra naturam, se habla en genero próxino; el rual es de aquellas obras de la naturaleza en que
aunque obra, no es según su instituto en aquella especie. Son oontra la naturaleza, mas no contra toda ella, sino
contra su mas frecuente uso, oomo dijo Aristol lib. 4. de gener. animal. cap. 4. diciendo ser el monsb1.Jo Par
aphysim, k!est ¡xeternal<xam, noo lamen omnem, sed eamque utplurlrm.un est U91a/a: nam l)illiernaluram, que
etemaest, ex necessitateest, nihilunquam frt. Véase la elegancia de S.Agustin, lib. 16. de CMt. Dei ,cap. 8 ... "
(245)"
Nuestro docto amigo considera que hay que distinguir las maneras de generarse
los fenómenos monstruosos. En primer lugar, los que se refi�en a degeneración
corporal, ya sea por exceso o defecto de miembros. La segunda manera consiste en la
mezcla de especies distintas entre sí. La primera se puede considerar monstruosa en
absoluto, pero la segunda manera no necesariamente, dado que no siendo todas las
especies de igual condición, debido a que existen jerarquías entre ellas, entonces
pueden mezclarse sin que el resultado sea monstruoso. ¿Qué pretende nuestro amigo
con esto?
•
enrruc:roscasoshadeiroslradopoobleeslacormixtióoenvariosrrooslruclSCX>'T'j>J0S1Dsded""'5aSespedes,
[por lo que] hurta el ruerpo Aristóteles, reduciendo[ ... ] la mezcla de tas especies en sus miembros, a una mera
apariencia, sin proceder de la real de las simientes sino de alguna causa accidental; esto esen los Animales algo
paradigmático. Contraria fue la opinión de otros que defendieron la posibilidad de la unión de tas especies o
sinientes, afirmando ¡xxjerer)'Jefldrarentre si, rualesquiera diversos Animales (sin exduir al radonal) ... (Peratta
ff
286)1!
Y¡x,bcµ,kx:aah:lntlre,oo)ffii:,la,menteanrnada,rodliereés1adelasespeciesserstivas-
sinoen la nobleza, pues [ ... ] al no infundirse el alma racional en la concepción de las simiefltes humanas, pudiera
formarse un anrnaJ más perfedoque todos bs demás por ser su espiritu material más ooljeque el de la sirriente
de los animales. De lo que se deduce, que no pudiendo infundirse el alma racional cuando el hombre se mezcla
nefaiamente al txuto, no hay impedimento de parte de la simiente parcial del humano que conaJrre sob oon virtus
o espiritu material, para que pueda seguirse la oonmixtión de las especies. De lo cual se ve manifiestamente
,¡encielo el impedimenlo de � d.ersidad de naluralezas" (286)"
resulta de aqui la dilirullad de saber, qué alma será la que tendrá tal moostruo, ro pudiendo seda racional por b
Y en ruestras lnd"5, en os naturaesde Chle y Turumán (y aun en "5 bestias), ruya estirura excede la Ofdi1aria
de os que están debajo de la Zona Tónida como son kls de nuestro Peni. Po.lo rual, en la regoo o tierra de los
Palagores, �k'.> Magananes dos ggantes, 001ID coosa de Pigasetta en Rharoosio Va'. l. de /as navegadaie�·
y olms entre os can iba es, según de unos yolms larrbén reliere o.edo en su Hi!bia de las Indias, y os demás
historiadoras de estas partes. (Peralta 158)
Peralta y su época
Era indispensable que hubiera un modo de hacer flexible este edificio aristotélico
sin derribar sus fundamentos. Es decir, permitir de alguna manera que estas monstruo
Al parecer, pues, las elites intelectuales de las colonias usaron de manera siste
mática el hermetismo para comprender las insignes monstruosidades que eran lo
normal en estas nuevas tierras. Y claro, se enfrentaron a las dificultades y aporías que
suscitaba tal hibridación teórica. Si los monstruos entran en el plan divino según Agustín
de Hipona, el problema es ¿cómo así entran? Pregunta que si bien no era de importan
cia antes del descubrimiento de América, ahora se vuelve una pregunta ineludible.
N'.JTAS
Es muy conocido el texto de Luis Alberto Sánchcz, El Doaor Oclano (editado por la UNMSM, Lima, 1967) donde se limita a
mencionar este texto y la consabida polémica sobre si este tClHO se le puede atribuir a Peralta. Otro eswdtoso reciente de las obras
de Peralta, Jcrry M. Williams, se ha dedicado a realizar ediciones críticas con estudios imroduccorios de obras menores de Peralta,
de lndolc político-religioso (véase por ejemplo, Ctnsonh1p rmd Art in Prt-t11Íig/11mtnt Lima: Prdro dt Ptrnl1t1 Bannevos DitlWgo dt
ÚJs Mutrtos: la (a usa Awdimicn, Potomac, Thc Carelic Univcrsiry of Amc!rica, 1990. y la antología de obras del doctor que edita
ycomcnca, denominada Prm/m Barmu:vo a11d thrdisco11nrofkJyaltr a critica! rditio11 offour srkcud texts, Tampe, Ariz., Arizonn Sta te
Univccrsity, Cemer for Larin American Srudres press, 1996) Sin embargo, de este autor proviene la queja por la falta de estudios
de anilisis crítico de las obras de Peralta por parte de los principales investigadores de la obra del doctor, los cuales suelen
mencionar sus textos sin haber ingresado a ellos de manera critica. Lo que nosotros haremos es un intento de critica de la obra
de Peralca mencionada.
Y alll, con mayor raión, la sensibilidad barroca se extenderi y creará nuevos espacios, dada su cercan la al hecho m:is asombroso
de la época: Amtrica.
Véase Aris1ótdes, Rrprod11aid11 dt ÚJ1A11i111aln, Madrid, edirorial Credos, 1994, caphulo 2 del libro 4.
U cira anterior señala el libro tercero capítulo cuano de la obra "generación de los Animales", lo que puede ser una errata de
impresión, o una cita fallada de Peralta. En todo case, la alternativa que hemos seguido, es ubicar el libro IV, el capítulo tercero,
es decir, al revés de lo que él menciona. Y efectivarneme, en el capítulo 3 del libro IV, empici:a el debate de Aris1ótcles alrededor
dd tema de los monstruos. Dice Aristóteles en 767b 5 a! 1 O: "Desde luego, el que no se parece a sus padres es ya en cieno modo
un moosrruo, pues e11 estos casos la naturaleza se ha desviado de :.1.lguna manera del género. El primer comienzo de esta desviación
es que se origine una hembra y no un macho." Y en 769b I O y s: � ... hay que hablar de las cauus de tales monstruos. Al final,
cuando los movimientos se relajan y la materia no es dominada, queda lo m:.1.s general, o sea, el animal [ ... ] asl es un tipo de
monstruos; otros lo son por tener su cuerpo con demasiados miembros[ ... ] Las explicaciones de la causa cst:.l.11 próximas y son
similares en cierto modo en el caso de los monstruos y de los animales mutilados: pues también la monstruosidad es una especie
de mutilación" (Aristóteles, Rrprod11ccidndt losAmmalrs, Madrid. editorial Credos. 1994).
" ... el monstruo (como)un concepto fuera del inttituto y razén de la naturaleza, f ••• ] se explica con la doctrina de quesir11do la
t¡
naturaleza la materia, y forma,yrstt1 mds 11awralrza o 11atumlttA mas 11obk. según Aris101. 2. Phisic., aq11rlWs p,ITtos en q11ir11rs sr
halla 1111a y otra srg1í11111 nprcir, 1011 absolutamrntt srg1í11 la 11at11mkza y por C.SIO mú según ella, que aquellos en quienes conserv:.1.ndosc
la materia fahase en parte, o en codos la fueru de la forma, los c11alrs, porfaltartti fo mas noblt, 1011 mr1101 ug,i11 la 11aturakza, como
los panos humanos de miembros superfluos, diminutos o dc.sordenados. Pero aquellos en quienes faltase la materia y la formasrgú11
111csprcit, como los brutos en rodo o en pan e nacidos de hombre, no cendr:in por dónde decirse según la namralcu: por lo cual
llama a estos pmrtrro rorum nmuram ... " (Perah:t 245). Efectivamente, Aristóteles, al estudiar el término "naturaleza" dice: "La
forma es m:.1.s naturaleza que la materia. porque decimos que una cosa es lo que es cuando existe actualmente m:.1.s que cuando
existe en pocencia" {193b 5 y s) Arinó1eles, Física, Madrid, editorial Gredos, 1995. Esa graduación de la forma de la que habla
Peralta, en su af:ln de orden u la materia, se basa en las dcclaracionc.s del mismo Aristó1clcs. V tase Rcprod11ccid11 dr ÚJs animales,
767b 25, 768 a 5 y s.
"Por todo lo dicho, procederemos a dar algo de nuestra casa, previniendo primero lo siguiente. Sin duda, que no siendo sólo
hombres lo que la narurale-a engendra, y no siendo su simiente la única en lo mbli11111r, ni sólo uno el precepto del soberano Auror
para la multiplicación; no solo puede fallar el modo de la ejecución de este insrhuro (que es lo que entendemos por naturaleza)
en la multiplic:a.ción de la simic:me humana, sino también en todas las dcm:is [ ... ] Porqur cuanda pormomtruo [ ... J tlllmdrmos ti
dna"tgÚJ dt ía naturaleza en la prod11tcid11 dt 1111 tomp11es10 [. .. ) ¿lim1t11rtmm tstr smtido sólo 11 la prod11ccid11 qut 1t hace t11 ti hombrt,
o t11 otro 1111imal![ ... ] por lo cual, debajo de la definición genérica de simiemc, se debe comprender la de plamas, animales y
hombre, [ ... ) De lo que se sigue que ésta puede fu!lar y degenerar en cualquier viviente, no solo raciona! y sensicivo, sino vegetal.
[y la ratón es ]que cuando hablamos de monsrruo, sólo hablamos del cuerpo y no del alma racional, en la que no puede haber falra
ni exceso ... � (Peraha 246). Efectivamente, en el texto Rtprodurcidn dt los A11im11/ts, si bien está implícito que se trata de los seres
animados, el tratamiento de la generación en las plantas es mínimo en comparación con el trutamienro de las almas sensitiva o
animal, y la humana. Según sugiere Esther Sánche:r., traductora de esre texto e11 versión castellana, (Véase neta 19. p:lgina 63
de la edicióo citada) el estudio sobre las plantas que hi1.0 Ariscóceles no se ha conservado, pero es Teofrasto, discípulo de Arisrércles
quien realizó un estudio de las plantas, que luego menciona Peralta en esta obra que de él aoalitamcs. Pero Pcnilta resalta esta
ausencia en el corpus aristotélico en relación al alma vegc1a1iva.
Aristóteles menciona esras causas de los menstruos, por mcicla de especies, por disminución o por exceso de panes, pero
considcra imposible que se den los monstruos por meaclade especies, puesto que la esencia es inmutable, por ende ne se podrían
mezclar, pues la esencia dejarla de ser inmutable. Además menciona que los períodos de gen ación de otros animales imposibilita
esra mezcla. La polémica de Peralta con Aristóteles sobre la posibilidad de que si se puedan dar monstruos por mezcla de especies
ocupará buena parce de esrc 1cx10 que analizamos. Véase Arinó1eles, Rtprodutádn ... 769b I O y s .
•• "De hecho, se sabe que parad E.stagirira [ ... ) la invariabilidad es atributo de la perfección, y la inmovilidad atributo del primer Móvil
[. .. )Cuamo m:ís estable es una cosa, 1amo es mis divina[ ... ) cuamo más variable, tamo más alejada de Dios y tanto m:b sujeta a la
corrupción. En d mundo de la naturaleza, teda sustancia es ccrruprible [ ... ] pero las especies son eternas[ ... ) La especie, sq;ún Arisiótcles,
no se muda ... • Amoncllo Gerbi, ln Disp111a dt/ Nutvo A1undo, historia dt 111111 polimit11 (/ 750·1900), México, FCE, 1982, p. 32.
" � .... si es po1iblr /,¡ com11ixtid11 dt npuits, pri11cip11lmt111rdc hombrr y br1110. Ntlga11ÚJ 11lg,111os ro1110An$1dtrfts, /;b. 2 de Ct1ur. A11im11.
cap. 5 y en el lib. 4. cap. 4. Sus aspeetos-prcbleméticos serian: El primero, que los rales monHru�abCan de generar con su igual
o no. Si lo primero, se darla un proceso ar i11fi11irode mil especies de monstruos que idan procrdndose. Si lo segundo, habrfa la
naturaleza hecho uoa cosa frustrante é inúril. n (Pi:ralta 285). Las ratones las expone Aristóteles en el libro I de Rrprod11uid11 ..
715 b 5 y s. Igualmente señala el argumento de qui: la naturaleza no hace nada inútil en el libro 11. capítulo 5 (74 lb)" s.)
" Efectivamente Aristóteles no concede realidad a los animales que surgen de mezcla de especies muy discim:u entre sí
(Rtprod11uid11 ... 769b I O y s) Es muy importante parad doctor esrablcccr la posibilidad de los monstruos por mezcla de especies,
puesto que d Estagirira ha neg�do la condición de existencia a los monstruos, conden:lndolos a ser un mero accidcnrc: "En cuanto
al monstruo, no es necesario en to qui: respec1a al para qué, o sea, la causa final, pero es necesario por accidcmc, ya que de ahí
de alguna manera debe tener su origen". (Rrprod11cc,d11 ... 767b 13 y s) Aristó1cles condena al monstruo no sólo a una condición
de accidcmalidad (sin fin, sin esencia, sin un puesro en el cosmos) sino también a una condición de ambigüedad, ser a la vez
necesario y comingcme. Según Aubenque, la comingcncia es necesaria en tanto es la que da su cadctcr de existencia al mundo,
u Si bien Aristóteles ni� la posibilidad de mezcla de especies, de su misma doctrina cabe la posibilidad de que se derive lo contrario,
pues efectivamente el alma racional se incorpora al semen de afuera, lo que asegura que el alma racional no se mezcle con la
material: "Queda entonces que sólo d intelecto se incorpore después desde fuera y que sólo él sea divino, pues en su actividad
no parricipa para nada la actividad corporal." (Reproduccidn ... 736b 27 y s) Sin embargo el Estagirita sugiere que el principio
anlmico esta formado por éter (Rtproduccidn ... 736b 30 y s) Esta crfuca de Peralta intenta ampliar el alcance de la reoría de
Ariscótdes sin desprenderse de sus supuestos.
" "No implicando [este problema de los monstruos] sacar de fábulas o alego das los centauros fingidos por la mitología y tantas veces
encontrados en los países de la poesía [ .... ] El que !as leyes pongan entre las condiciones imposibles semejantes panos [de
monstruos] uiÚbt enumerar no mtre tos imposibfts iÚ naturaleza, sino tntrt las dt facto o dt fore, porque para estos, basta con ser una
cosa que no se ve en muchos siglos [ ... J Pedro de Cieza en la primera parte de la Historia Peruana cap. 95. de los indios de la
momafia en esrcs Andes, que mC?,Clados a los simios, ordinariamente procrean monstruos con la cabeza y panes de la generación
humanas ... � (Peralca 365-367). Los lemas clásicos entre los cronistas seculares y religiosos eran tópicos comunes, entre dios el
problema de los monstruos que poblaban América y que divulgaban en sus escritos. Véase al res pecio, Franklin Pe ase, "Temas
clásicos en las crónicas peruanas de los siglos XVI y XVII" en La Tradicidn Cldstca rn ti Ptr1í Virrti11al, compilado por Teodorc
Hampe Martlncz, Lima, Sociedad Peruana de estudios Clásicos y Fondo Editorial de la UNMSM, p. 17ys.
" "Sin embargo, se debe advenir que por más que se haya comprobado !a posibilidad de laconmixtión de las especies, no por eso
se debe afirmar, [que] puede haber capacidad de anima racional en tales monstruos. Esto es ast, porque el anima pide de por sí
informar sólo aquella materia, miembros y órganos, que tienen disposición para admitirla por razón de la creación de su especie
[ .... ] En consecuencia, sif,ttra capaziÚ alma racional tal m01ism10, st siguitra qut ti lwmbrr o m11jtr sola p11ditran t11gmdrartl hombre,
to roa/ ts imposiblt, de ser ambos tos q11t dtbrn concurrir, como ya se ha dicho, de suene que cada uno de por si no puede generar cosa
alguna; luego no es dable la racionalidad humana en dichos monstruos[ ... ) Confirmase, porque la simiente que en lugar de la
humana se junta a cualquiera de las referidas es de bruto, y como quiera que ésta pide animarse con el alma material( ... ] rnya
simientr es incapaz dr recibir una forma inmattrial cual lo ti ti alma racional. Con fo qut no st hnlla camino por dó11dt prtsumirla 01
tala monstruos. "(Peralra 367).
" "Porque to qur rtpugna es qur ti alma rotal de un animal, mformt rl c111rpo iÚotro, ,10 q11t mulu una tercera alma dt la mrula dt dos
rsprcits, como se ve en el mulo, que no tiene el alma total del caballo ni del asno, sino una tercera que res u lea de la parcialidad de
ambas. Porq11t la naruraleza en tal prod11cció11 no inunta conservar las tsptcir1, Ii110 rl gb11ro dt animal, y para este fin le basta
cualquiera animación conveniente a aquel individuo que produce. tal como sucede en los animales en que suele degenerar la
misma simiente humana, como ya se ha dicho. Sin qut 111mpoco haya dt partrdrtsta rtpug11ancia, para qur raulu tal alma urcrra;
por no ir animada [la especie hombre] y tener aquella disposición para mantener el genero de animal por su parte, que es la materia
con la facultad formatrÍL parcial, o espín tu propio vegetativo y material, semejan re y aún mucho más noble que el alma material
de los animales." (Peralta 367)
" Sobre las carac1erlsticaw:'d pensamiento hermético en general, véase Antonio Gonúlei Blanco y Simonena Scanddari "el
Hcrmecismo en la España de los Siglos XV-XVIII� en ti Renacimiento Italiana, Actar drl 1/ Congrtso nacional dr !talianislas,
Ediciones Universidad de Salamanca, 1986, p. 175 y s.
" Para el tópico de los monstruos en el virreinato peruano, véase Franklin Pease. "Temas clásicos en las crónicas peruanas de los
siglos XVI y XVII" en La Tradición Cid.sica en ti Prrú Virrti1utl, compilado por Teodoro Hampc Marnnee, Lima, Fondo Editorial
delaUNMSM, I999,p.17ys.
" "El escritor barroco se propone sorprender a su lector con novedades nunca visras. Al igual que el escritor renacentista que le
precedió, se esfuerza por seguir el ideal horaciano de 'lectorem delectando pariterqucm monendo" pero lo hace de una manera
muy personal. Es su ingenio, caracterizado por la agudna y la versadlldad, lo que produce efectos insólitos de extrañeza, y titos
proporcionan a un tiempo agrado e instrucción. El ingenio consigue estos resultados sorprendentes relacionando cosas muy diein-
"Les descriptores antiguos de la naturaleza americana, y en particular el mis grande de ellos, Gom.alo Fernándcz de Oviedo [ .. ]
ya habían observado con asidua perspicacia las muchas peculiaridades físicas del Nuevo Mundo, las muchas diferencias exiscen-
{es entre los animales de América y los de los países mis conocidos por los europeos. Pero, aun cuando no dejaron de señalar ciertos
aspccws relativamente débiles, ciertas deficiencias específicas de las Indias -como hicieron, emrc otros, el padre Acosta (1590),
Amonio de Herrera (16010-1615) y el padre Cobo (L653)- no llegaron a coordinar sus observaciones en una teoría general de
la inferioridad de la naturaleza americana ... � (Gerbi 3). Creo que si coordinaron o no una {corla, csd. aun en proceso de
averiguación, en iodo caso es innegable que intentaron una reconstrucción del edificio aristotélico.
" "Los griegos sublimaban muchos temores instintivos en los monstruos de su mitología[ ... ] pero también racionalizaban esos
temores en otras formas no religiosas mediante la invención de razas y animales monstruosos a los que imaginaban viviendo en
lugares remotos de Oriente, espccialmeme en la India[ ... ] las 'Maravillas de Oriente' determinuon la imagen occidental de la
India durante casi dos mil años y se abrieron camino en las Ciencias Naturales y la Geografía, en las enciclopedias y las cosmo-
graflas, en las novelas y la historia, en los mapas, la miniatura y la e.scuhura. Se convinieron gradualmente en rasgos constitutivos
de la mentalidad occidenral [ ... ] Su capacidad de supervivencia era tal que ni siquiera murieron por completo con los descubri-
mientos gcogr:fficos y el mejor conocimiento de Oriente, sino que persistieron con vestimenta seudocientífica hasta los siglos XVII
yXVIII" (Wittkower266).
" "A partir del siglo XII, las maravillas pcneu:iron en el campo del ane religioso. Las razas fabulosas eran producto de la volumad
de Dios, 'recto en todos sus canunos y sanco en todas sus obras'. Por tanto, formaba parie de la misión de los apóstoles llevarles
el Evangelio" (Wittkower 276).
"No es cxtralio que la idea de considerar los monstruos como 'prodigios morales' se desarrollara en la Baja Edad Media [pues] es
la época que presenció la moraliución de la Biblia y de las Mtta111orfo1is de Ovidio, de los dioses de la antigüedad, de la historia
y de la ciencia [ ... ] estas moralizaciones tardomedievales son imercambiables y arañen a los valores de la sociedad humana. Y ello
hasta el punto de usar las maravillas para satirizar los defectos contemporáneos." (Wiukower 278)
"Pero los informes de los viajeros[ ... ] casi sin excepción eran una curiosa mezcolanza de observaciones fidedignas y tradiciones
fabulosas. Aquellos hombres, desde los monjes dominicos y franciscanos del siglo XIII hasta Colón y Fernando de Mag:illanes,
pardan hacia remotos países con una idea preconcebida de lo que iban a encontrar alll. Muchos viajeros eran cultos, conocían
a los aurores clásicos [ ... ] en suma, su imaginación se había venido alimemando desde la niñez con historias sobre las maravillas
y milagros que luego descubrieron porque previamente creían en ellos. La mayoría informaba sobre el Preste Juan y su país.
algunas hasta enconuaron el Pan/so [aunque] ya en el siglo XIV empezé a agrietarse la fe en la existencia de raus fabulosas en
Asia. Pero en lugar de repudiarlo todo. algunos autores localiun ahora las maravillas en los confines todavía inexplorados del
planeta." (Winkower 296-297).
u En un inicio los autores europeos de los siglos XV y XVI confundieron a la población american
�on las razas míticas, marginales
o monstruosas de la :antigüedad europea. Aqul se encuentra a los cíclopes, sátiros, giganees, pigmeos y amnonas desnudas ( ... ]
descritos por Hes iodo, Aristóteles, Plinio, San Agusdn y San Isidoro, emre ceros". (Mujica Pinilla 193).
" "Reconscruir este 'orden natural' o cadena causal unitaria [aristotélico-tomista] era una cuesrión vital para la Contrarreforma
católica. Acosta va a advertir desde un inicio que el mismo nombre de 'Indias' era un resultante del 'uso y lenguaje vulgar'
moderno, el cual originaba un significado muy peligroso, referido no sólo .1 tierras 'muy apartadas y ricas', sino fundamentalmente
'muy aparradas a las nuestras', .1 l:u que se denominaba como 'nuevo mundo'. Los peligros que motivaron el discurso naturalista
de Aeon:1. no eran gratuitos. Ya Giordano Bruno habla lanudo en 1584 la desafiante idea de que el descubrimiento del hombre
americano y del 'nuevo mundo' cuestionaba de rafa la descendencia adinic:1. de toda la humanidad. la consecueme universalidad
del pecado original y por tanto la justificación de la labor redentora universal de la Iglesia Católica[ ... ] El paradigma naturalista
inaugurado por Acosta en el pensamiento peruano era, pues, un claro intento de recuperar un 'orden' tradicional amenaudo y
'
"Por un lado, la mezcla de magia y ciencia propia del Hermetismo colocaba a esta doctrina, tan atractiva como enigmática, al
abrigo de las anatemas, condenas y censuras del Samo Oficio ( ... ] y, por orro, la propia capacidad de adaptación de dicha docnina,
permida rransfcrir al campo de las ideas la táctica conciliadora (en cuanto sincrcrisra] pero sobretodo innovadora de la estrategia
cultural jesuítica en el Nuevo Mundo. No olvidemos que los temas y problemas científicos implicaron personalmente a numerosos
representantes de la Compañia de Jesús: a ella pcrtenedan en efecto Atanasia Kircher, el astrónomo italiano Ricciolo, el misionero
y astrólogo-astrónomo tirolés, transplantado a México a partir de 1680, Eusebio Francisco Kino y el mismo Sigüenza, cuyas
relaciones con la Compafüa, como ex jesuita, se caracrcriuron por varias solicitudes de admisión." Darlo Puccini, Unn Mujtrc11
Sokdad, Sor [nana lnls de In Cmz. una rxupr1dn e11 In cultura y In litrratura barroca, México, FCE, 1997, p.82.
Para las caractcrínicas del discurso renacentista, de corte neoplatónico y hermético, remitimos a las interesantes observaciones
realizadas por Luis Villoro, El pemamirnto modtrno. Filosofin del Re11acimim10, México, FCE, 1992. Igualmente son útiles las ideas
ya clásicas de Michacl Foucault sobre la episteme renacentista en Las Palabras y fas Cosm, 1111a arqurologla dt ÍdJ á1mtias humanas,
siglo XXI editores, p. 26 y s.
" "Hay no obsrame, ouo aspecto primordial de la producción y por ramo de la ideología de los jesuitas que hay que poner de relieve:
así como fueron 'favorables a las asimilaciones, a veces audaces, de las creencias pclheüms locales con la uadición de las escrirnras',
lo cual define justamente su sincretismo, se presentaron rambién como los porravoces del ascenso económico de la burguesía
criolla y al mismo tiempo de sus capas imclccrnales con caracteres modernos y 'nacionales'[ ... ] Sobre tal íundamemo se explica
asl mismo la división en dos grupos de los intelectuales novohisp.inicos: 'el de los peninsulares, que dcfondían el aristotelismo
(organicismo) como reflejo de su posición política conservadora, y los criollos, que en su afán de vencer a los peninsulares adop-
raron en la ciencia la {radición que en Europa habla 'sustituido al organicismo aristotélico y que consistía en la aplicación de las
doctrinas m.igico-hcrméticas-neoplatónicas' "(Puccini 82-83) .
• "En términos que recuerdan a Palafm: [PerahaJ exclamó que 'Toda la naturaleza no es otra cosa que Hierarquías y que espheras',
de modo que era simplememe justo que los nobles figuraran como principales delegados de la auroridad real: el poder descendía
as( por jerarquías graduadas [entonces] Peralta hizo ceo a las primeras quejas de los pacrioras criollos[ ... ] pero mientras que casi
todas las peticiones mencionaban a los criollos en general, por contraste Peralta se refirió simplemente a la nobleza, escogiendo
así acmar como portavoz de una clase social y no de una posible nación." David Brading, Orbt Indiano. Dt In mo11arq11ía rnrdlira
a la Rtpriblir11 rriolla (1492-1867) M6ico, FCE, 1991, p.428. Las nociones aristotélicas de jerarquías naturales sustentan el
patriotismo de casta de Peralta.
" �El resentimiento de los criollos freme a los españoles, ya visible en el siglo XVI, se acentúa en d siglo XVII. El criollo se senda
leal súbdito de la corona y, al mismo riempo, no podía disimulaue a sí mismo su situación inferior. La burocracia cspaiiola lo
desdeñaba: el criollo era cspaiiol y 110 lo era. La misma ambigüedad ame la tierra donde: había nacido y en la que serla enterrado:
era suya y no lo era. Cominuaoscilación: los criollos eran, como los indios, de aquí y. como los espaf\oles, de allá¡ ... ] Los mestizos
duplicaban la ambigüedad criolla: no eran ni criollos ni indios. Rechazados por ambos gtupos, no tcnCan lugar ni en la estructura
social ni en el orden moral. Frente a las dos morales tradicionales -la hispana fundada en la honra y la india fundada en el carácter
sacrosanto de la familia-1 mestizo era la imagen viva de la ilegitimidad" Oc ta vio Pu, Sor J1111na /nis dt la Cmz o ías Trnmpm dt In
Ft, Barcelona, editorial Seix Barral, 1982, p. 53. "Hasta los mismos orígenes de las palabras que caracterizan csras nuevas canas
son ambiguos ( ... ] Se trata en realidad de un conglomerado de adjetivos que sirven para calificar a rodo el que está fuera o carece
de 'lugar natural' en el régimen de consanguinidad: 'criollos mestizos', 'morenos criollos libres', 'indios ladinos', 'criollos del pueblo',
etc". (Ballón Vargas 132).
"Dos corrientes adversarias nacen del hermetismo renacentista. Una va de Ficino y Pico de la Mirándola a Cornclio Agrippa.
Giordano Btuno y Tommaso Campanclla, se extiende por todo Europa, inspira las academias francesas, al mágico isabelino John
Dee y al movimiento de los rosacruccs en Alemania [ ... ] La otra {endencia, representada sobretodo por los jesuitas, crató de
reconciliar las tradiciones no crisrianas con d catolicismo romano." (Paz 60). Al parecer, las diforencias epis,emológicas entre
ambos hermetismos no es radical, pero sí las miras que ricnen en mcme. Miemras históricamente fa primera propició la aparición
de la ciencia moderna, la segunda, lo más probable es que haya consiituido los semidos comunes de México y Perú.
"Adcmds [ .. ] parece sincom�tico que dos personajes diferentes pero de grande e inquieto talento -Galileo Gali[ci y Miguel de
Cervantes- manifcuaran en .afios muy cercanos la lnrención de ir a América [puesto] que América representaba para ambos -
y para muchos espíritus avisados de su riempo- el cenrro de una realidad diferente donde hallar una confirmación o una
respuena a cienos inttrrogantes de la época, así como la adquisición candente de un muevo imaginario. Y lentamente, la misma
Ambica, { ... ] toma conciencia de esra especial 'centralidad descentrada' suya ... � (Puccini 77-78)
" Dicho tópico será la obsesión de las elites imekcmales ya en el siglo XVII, el paradigma de tal obsesión es Amonio de León Pinclo,
cuya obra "el Paraíso en d Nuevo Mundo" es en otras cosas, una apología de las tierras americanas como dignas representantes
del plan divino. Es un intento temprano de la elite criolla por asentarse como casta autosuficiente y capaz de gobtrnarse sin la
rurela de la metrópoli.
"En el siglo XVII la estética de la exnañeza expresó con una suerte de arrebato la cxrr:1.lieia que era ser criollo [ .. J los criollos se
perciblan a sí mismos no como la confirmación de la universalidad que encarna cada ser humano sino como la excepción que es
cada uno [ ... ] Respiraban con naturalidad en d mundo de la extrañeza porque ellos mismos eran y se sabían seres extraños". (Paz
86).
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