Conferencia 9 - Clinica de La Histeria - Pablo Kovalovsky
Conferencia 9 - Clinica de La Histeria - Pablo Kovalovsky
Conferencia 9 - Clinica de La Histeria - Pablo Kovalovsky
Voy a abordar el tema de la histeria a partir del caso Dora. A Dora la conocí a partir de
Freud, que se llamaba análisis fragmentario de una histeria y luego me nutrí de algunos
textos, como el de Félix Deutsch publicado luego de la muerte de Dora a cerca de un
encuentro que él tiene con Dora 22 años después de Freud la tratara. Otros textos, “Dora
100 años después”, que se publicó en EEUU, que les gusta hacer estas reseñas, algo así
como periodísticas y no estrictamente psicoanalíticas. Recopilan un montón de datos de los
cuales yo me serví. El último de esos artículos se llamaba “Dora’s case”. Entonces, con el
texto de Freud, de Deutsch y estos 2 textos intenté armar o construir una suerte de caso
clínico, que si bien tomo como referente fundamental el texto de Freud, se desprenden
otros datos, otras variables que nos interrogan acerca de la eficacia o no del análisis de
Dora, de qué puntos abordó Freud y qué quedó en suspenso para que lo retomemos
nosotros.
En principio, diría que yo escribí sobre estos textos en la revista “Clínica de bordes” n° 5,
que se llama “Actualidad clínica en los historiales freudianos”. Hay un texto sobre Dora que
se llama “Dora y la voz” y en la revista Imago n° 17 sobre los estados límites acerca de
Dora.
En principio Freud iba a ponerle al caso Dora “Sueños e histeria”, pretendiendo que el caso
Dora iba a ser una ilustración de la interpretación de los sueños. Sin embargo postergó 4
años su publicación, al parecer por un pacto que él tenía con Fliess. Fliess se ocupaba de lo
que tenía que ver con lo orgánico y Freud con lo psíquico. A Freud le quedaba revisar tan
sólo lo que tuviese que ver con lo que hace simbolismo que aparece en el caso Dora, el
abordaje del caso Dora como un equivalente en la práctica de lo que es interpretar un sueño
como formación del inconsciente como el síntoma y delegarle a Fliess lo que tenía que ver
con lo orgánico y con lo que inmediatamente viene después, ya acercada la publicación de
Dora que la ruptura con Fliess hace desgastar la relación, que es los 3 ensayos. Los 3
ensayos acerca de la sexualidad es un ensayo que me atrevería a decir que anticipa, unos
años antes, el texto de pulsiones y sus vicisitudes. Vale decir que por un lado tenemos la
conexión de la simbolización, el despliegue simbólico significante de las formaciones
sustituitivas, que implican la dimensión de lo que un significante representa el sujeto para
otro significante, que otra versión o vertiente que es más reactiva, más ligada al signo y no
ligada al significante donde aparecen actuaciones, compulsiones, dimensiones donde se
ponen el juego la pulsión e incluso reflexiones acerca de la relación entre la compulsión y
qué ocurre cuando una compulsión se detiene y aparece el síntoma psicosomático. Yo sé
que lo que planteo es muy amplio, pero signo al caso Dora y a los datos que tengo a mi
disposición para hacerlo reflexionar acerca de cómo la vertiente abreva en la otra y dónde
una vertiente se discrimina, se escinde de la otra.
Entonces, podemos decir que si bien el caso Dora da una ilustración sobre la interpretación
de los sueños, no encontramos demasiados síntomas conversivos en Dora. Dora va a la
consulta porque ella no para de denunciar el affaire eventual de su padre, con la mujer que
le era infiel al sr. K. La sra. K se llamaba Betina Selenka, le tiro estos chismes de revistas.
El señor K era Hans Selenka. Dora denuncia que el sr. K no puede dejar de hacerlo y ella
se lo cuenta a su hermano, que es 1 año y 2 meses mayor que ella. El hermano Otto fue un
político socialdemócrata que fue quien, en los momento que Alemania invadía Francia, casi
al mismo tiempo que Freud, la sacó de Europa y la llevó a EEUU. Y Dora, como se había
casado y compartía el protestantismo, suponía de que a ella no le iba a pasar nada. Pero el
hermano la trasladó con sus influencias políticas a Nueva York. El hermano, Otto, a quien
Dora amaba, era su confidente y Dora le decía que no podía dejar de pensar en ello. Ello
era una escena que Dora había tenido con el sr. K que era traumática y a partir de allí un
cierto equilibrio de la familia se desestabilizó. Ella había quedado, según su relato, como
prenda o regalo. Me llama la atención que en griego, la palabra dora significa regalo,
entonces parece ser que no podía dejar de denunciar esta entrega por parte del padre al sr.
K. Entonces vamos a decir que esta denuncia conlleva ya desde un primer momento del
caso, la dimensión de un objeto en juego, entre Dora y los otros. Este objeto es la voz. La
voz de la denuncia.
Entonces, hay algo incesante en esa voz, podríamos decir, no poder dejar de hablar. Se
trata de un síntoma, podríamos decir. Muchas veces un analizante no puede dejar de hablar
de ello. Esto para Lacan es una dimensión del síntoma que es un síntoma conversivo. En
algún momento, el analizante no se sabe por qué razón mete el tema porque no puede
dejar de hablar de eso. A eso, Lacan lo llama el goce salvaje del síntoma. Hay algo salvaje,
porque es lo inanalizable del síntoma, eso que no está para ser abordado, sino que no
puede dejar de estar presente. Entonces, yendo al objeto voz, que creo que es el que
atravieza el historial de Dora y su relación con la pulsión. Y en cierto modo, parece que es
un soporte privilegiado de los síntomas, en el sentido que Freud dice que el fantasma es el
lugar de apoyatura de los síntomas, lo dice en los primeros escritos, el síntoma se apoya en
la estructura del fantasma. Vamos a encontrar 3 crisis en Dora:
¿Qué armadura Freud le da a esto? El episodio asmático de los 8 años, lo relata Freud y
dice que aparece inmediatamente después de la detención de la enuresis nocturna. O sea
que Freud dice que aparece la abstinencia de la masturbación infantil vinculada a la
enuresis nocturna, aparece la trasmutación de esta exclusión masturbatoria en ataque
asmático. Por eso les mencioné antes como hay una trasmutación del síntoma
psicosomático en los niños, que al final del caso Dora menciona que Deutsch estaba
trabajando sobre este tema. Vale decir que de la enfermedad psicosomática en los niños
apareciera cuando se detiene la compulsión.
En segundo lugar, en el transcurso del caso Dora, Dora le dice a Freud que con su hermano
Otto, siempre iban iguales. Siempre tenían las mismas enfermedades, que tenían las
mismas cosas, pero de pronto parece haber un quiebre identificatorio. Ahí nuevamente
vemos una caída del estilo fálico y Dora deja de comportarse como un varoncito y se
convierte en una niña, dice Freud. Pero cuando se convierte en una niña, ahí aparece el
ataque asmático. Esto está si uno lee el historial en un episodio en el que dice que aquí
hubo una caída de una constelación fálica, hay una caída real, que es la caída de una
escalera. Por eso inferimos que se trata de otra caída que le brinda el hermano, donde algo
se quiebra y entonces esta caída de la escalera queda como una marca, como una
impronta en el cuerpo. A tal punto que Dora va a quedar arrastrando el pie derecho, cosa
que constata Felix Deutsch 22 años después. Ese arrastre de pie derecho es correlato de
esa caída que está presente en el historial como al pasar y que se refiere significativamente
a esa caída identificatoria que queda como impronta en el cuerpo, en un caso de
enfermedad psicosomática y en este caso como una lesión corporal. Me olvidé aclarar que
estas 3 dimensiones que yo les estoy mencionando se refieren a un modo en que la
dimensión de la voz aparece y que es la metáfora, el asma. El asma de los 8 años, luego
apareciendo en el curso del tratamiento con Freud y ustedes saben que el asma implica la
incapacidad de expulsión del aire y para emitir la voz, es necesaria la expulsión del aire, a
tal punto que nosotros podemos rastrear en muchos pacientes tartamudos, un componente
asmático infantil importante, que queda como esa imposibilidad de expulsión del aire y dada
a las dificultades de expulsión de la voz.
La tercera es de la escena primaria. Freud dice que Dora espiaba con las orejas el cuarto
contiguo de los padres y hace una lectura de que hay una formación sustitutiva donde está
sustituyendo el jadeo del padre en la relación sexual, es decir, escucha la la escena
primaria. Dora toma el lugar del padre y el jadeo del asma lo relaciona al síntoma
conversivo. Ahora, ahí el historial nos presenta una variante. Quizás no se incluya esta,
pero no debemos dejar de considerarla. Es que entre los padres de Dora no había una
sexualidad tangible. El padre porque era un hombre afortunado, pero impotente. Allí
podríamos leer que es el coito ausente, el que Dora no oye, el que ella arrenda con una
actuación del tablero. Fíjense que ella no tiene el cuerpo comprometido desde una
identificación al rasgo unario del padre, el jadeo, sino que es en tanto que eso no se olle,
que Dora lo actúa.
De hecho cuando la entrevista Felix Deutsch, le dice que los hombres, el padre en primer
lugar, luego el marido y el hijo, que es su preocupación, son pedigüeños, tacaños e infieles.
El único que se salva es el hermano. Entonces, es esta presentificación de la sonorización
en el cuerpo de lo que no hay, como caja de resonancia, que la voz podríamos ubicarla
como un recurso. Dice en el historial que cuando el padre viaja, por ejemplo en un momento
donde tenía tuberculosis y hace un viaje, ahí aparece la afonía cuando se queda sola con
su madre, como si este recurso a la voz o al jadeo fuese de alguna manera fronteras
precarias entre ella y la madre. En todo el historial, la madre figura como una mujer
enigmática, indiferente y retentiva. Luego voy a mencionar por qué retentiva. La voz, allí,
más que un síntoma conversivo funciona como un llamado, como un signo enviado al Otro,
al Otro que no está y que no responde. Entonces se torna incesante porque justamente esa
no respuesta del Otro se infinitiza.
En primer lugar podemos decir que hay una impronta traumática en lo real del cuerpo.
Podríamos decir, del lado del plano simbólico, que hay una identificación y leer allí “síntoma
conversivo”. Y hay una dimensión que con su denuncia, con su asma y su tos funciona
como un beneficio secundario de la enfermedad. El llamar síntoma primario y beneficio
secundario nos permite saber lo que se llama beneficio secundario. Mi lectura es que el
beneficio secundario es ese llamado al Otro, justamente que quizás sostenga esa
dimensión imaginaria de lo que es un signo, un modo de placer, que no llega a adquirir un
valor significante, por estar descompuesto e ilegible en sus componentes, pero que sí
permite leerla relación entre el sujeto con el Otro. Por lo tanto, decir beneficio secundario de
la enfermedad no debe ser devaluado en términos de esto de “llamar la atención” porque en
llamar la atención hay que subrayar que es un llamado, un llamado ligado a lo que algo del
concepto del signo implica a nivel de la clínica. Con que no podamos descomponerlo, como
dije antes, o hacer una lectura como podemos hacer en una formación sustitutiva, al menos
en primera instancia, debemos tener constancia que en algún momento ese signo pueda
quizá descomponerse, en la puesta del análisis, en un significante que permita por lo menos
preguntarse para qué es el llamado al Otro. ¿Por qué ese Otro se ausenta o el sujeto siente
que el Otro no está y en qué momentos? Con lo cual, nos daría lugar a una clínica del
signo. Clínica del signo, que el analista debe soportar que de lo no sabido conlleva a la
opacidad de ese signo, porque todo signo es opaco, pero implica el poder darle un estatuto
de verdad y la posibilidad de la trasmutación que le posibilite su puesta en discurso, su valor
significante, porque todo signo está compuesto por significantes. Si bien se presenta
como un todo en sí mismo, es esperable que en algún momento podamos
descomponerlo . Ahí es que apunto a la posición del analista.
Voy a tomar los 2 sueños que Dora nos relata en el historial para ponerlos en juego a
consideración. Primer sueño , hay un despertar dentro del sueño, un despertar a la salida
del sueño y otro despertar en la transferencia. Esa es mi lectura. El primer despertar es que
el padre despierta, dentro del sueño, a sus hijos dado que hay fuego en la casa. Mientras
que el padre se preocupa por salvar a los niños, la madre se preocupa por el alhajero. Ella
busca su alhajero, donde estaban las gotas de perlas encerradas bajo llave del alhajero que
Freud dice que remiten a las gotas de semen. Con lo cual hace equivaler el genital
femenino al alhajero. El padre dice que no permitirá que él y sus 2 hijos se mueran
quemados por el alhajero. La madre lo guarda con llave. Esto, por las referencias que
encontré en uno de estos textos que les mencioné antes, donde hay hasta un croquis de
cómo era la casa de Dora y cómo se situaban los dormitorios, la madre que encerraba con
llave el alhajero, encerraba con llave al hermano de Dora. Vale decir que la gráfica que en
este libro aparece es que está el living de la casa, el estar y al lado una sala donde están
los cigarros del padre y luego hay una única puerta que comunica con la habitación del
hermano. Vale decir que el hermano en ningún momento podría salir de la casa ante el
incendio, no tenía escapatoria. La madre se preocupa por su alhajero, mientras que el
hermano Otto queda encerrado sin salida. Dora desciende presurosa por las escaleras y
una vez afuera (en la traducción de Echeverry dice “Y una vez abajo”)… El afuera al que
sale Dora es lo que ocasiona su despertar, una vez que sale de la casa. La anticipación a la
prisa de Dora implica salir de la retención materna que la persigue. Este es el despertar del
sueño, que coincide con la salida. El primer despertar es del padre respecto a los chicos,
que queda dentro del sueño y sigue soñando. Pero hay un tercer despertar que quería
mencionarles, porque Freud dice que este sueño despierta su curiosidad en la transferencia
y su lugar como equivalente a la mirada paterna, en este punto, Dora despierta en Freud
algo que no debía ignorar en su interés por la ciencia de los sueños. O sea que también
podemos decir que esto era un sueño para Freud. Hay un despertar que es el de Freud,
este es el tercer despertar.
¿Qué es lo que lleva a Dora a análisis? Es esta denuncia que no puede parar de vociferar,
en donde Otto da su testimonio al decir que no puede dejar de pensar en eso. Pareciera
que si alguien deja de vociferar la denuncia, no puede dejar de sostener la voz porque dejar
de hacerlo haría caer la verdad que la voz conlleva. O sea que está tan fragilizada la
dimensión simbólica de la verdad, que solamente la voz incesante la puede sostener.
Tenemos muchos casos de esto, parece que se hizo vox pópuli la modalidad de Dora. La
cuestión es que cuando se queda Dora a solas con la Sra. K, por ausencia del sr. K, lo que
le sobreviene es la afonía. Cuando el padre no está y se queda sola con la madre, lo que
sobreviene es la tos. Fíjense ambos casos, donde está acentuada esta dimensión de
expulsión. Hay un eclipse, digo yo, del deseo frente a otro, ya sea la madre o la Sra. K, que
es otro indeterminado, enigmático, y de alguna manera retentivo que de alguna manera
Dora no se puede sustraer. No se puede sustraer como sujeto, por lo tanto pierde la voz… y
el voto. El voto en el sentido del deseo, frente a la Sra K y a la madre.
El segundo sueño, Dora está en un bosque. Podemos suponer que es el bosque donde se
había suscitado esa escena traumática donde el Sr. K le había dicho “ Usted sabe, yo no
tengo nada puesto en mi mujer ” según la traducción alemana, en español fue traducida
como “ella no significa nada para mí”. A Dora cuando le presentan a alguien que no tiene
nada, se pone nerviosa. El “yo no tengo” la deja a merced del ser colmado, enigmático,
colmado de sentido de la sra. K, frente a lo cual ese signo o speech que contestaba que era
para el sr. K, que sostenía ese lugar fálico del tener, la arroja al ser insondable del Otro.
Habíamos dicho que lo mismo le pasaba cuando el padre estaba de viaje y se quedaba sola
con la madre. Ella está en el bosque y pareciera que inmediatamente ahí sueña con un
momento posterior a esta escena traumática donde ella responde con un cachetazo –pasaje
al acto y fíjense que está lleno de elementos esta historia, que al fin van a tener que ver
con síntomas conversivos. Podemos releer un montón de elementos, compulsiones, pasaje
al acto, hasta alucinaciones… Porque con Feliz Deutch lo que lleva son alucinaciones
auditivas. Entonces, esto hace pensar que si no se considera con Dora esta dimensión del
objeto de la pulsión, sería muy difícil la posición del analista para abordar este objeto que yo
creo haber ubicado en el objeto voz como objeto por excelencia. Pero traigo a Dora como
podría traer a cualquier analizante donde cabe todo el trabajo, casi de investigación, trabajo
que lleva años para edificar cuál es el objeto de la pulsión en cuestión que está gobernando
su fantasma y en especial con el Otro primordial.
Entonces ella está perdida en el bosque, vuelvo al sueño, y no sabe cómo regresar. Pero no
solo no sabe cómo regresar geográficamente, sino temporalmente a un tiempo previo a la
escena traumática, porque la pregunta con cada persona que se encuentra y que le
pregunta cuánto falta para llegar, le responden siempre lo misma cifra: 5 minutos. O sea
que es como si ella no pudiera regresar temporalmente a un momento antes de la caída, a
un momento antes del trauma. Antes de la caída, que es la que la arroja a ella a esta
dimensión de extrañeza que respira toda la lectura de este sueño, donde si uno se puede
imaginar esta pérdida de sujeto en ese bosque inmediatamente después de ese hecho
traumático. Es una suerte de estado confusional donde todo remite a intentar volver a un
momento antes que el trauma sucediera y la imposibilidad de hacerlo. La repetición de la
misma cifra lo leo como esa imposibilidad. Que la Sra. K y la madre de Dora tengan una
correspondencia, en relación a la posición de Dora, podemos leerlo a través de lo que lo
que sigue en el segundo sueño: cuando Dora llega al fin, la madre le muestra una carta que
dice que el padre ha muerto y en la carta le dice que están en el cementerio y que si ella
quiere, puede ir. Pero lo que ocurre es que gramaticalmente allí funciona un frase con un
signo de interrogación, que dice “¿Si tú quieres?” que Dora no sabe bien… Porque Dora
nunca sabe bien con la madre, pero esa frase “¿Si tú quieres?” no se sabe bien a qué se
refiere, uno advierte que ese signo de interrogación está fuera de lugar. Significativamente,
cuando fue invitada a la casa de los K, donde sucedió la escena del lago, la invitación la
había hecho la Sra. K y en la carta de la Sra. K también citaba la frase, que no se sabía
cómo conectar con el resto del texto, que decía “Si tu quieres”. O sea, una pregunta por el
deseo de Dora que no se sabe cómo conectar gramaticalmente y que tanto la madre de
Dora, como la Sra. K, le hacen. Exactamente la misma frase.
Cuando sobrevive la crisis de la Primera Guerra Mundial y luego la familia cae en desgracia
económica, Dora tiene que salir a trabajar. Y significativamente hay un relato que lo dejo
abierto porque llama la atención: ella dice a Freud que tiempo después de este episodio
traumático del lago, se había reconciliado con los K. Había ido y hablado con ellos, pero
Dora hizo algo al punto que fue tomada por el ámbito americano como una de las primeras
feministas, se dedicaba a enseñar bridge a las mujeres y ganaba dinero con eso. Adivinen
quién era la otra profesora de bridge: ¡La Sra. K! Podemos seguir hablando de estos
chimentos, pero quisiera tener un intercambio con ustedes.
Pregunta:
Entonces algo que no puede ser simbolizado pasa al cuerpo.
Exacto.
Pregunta: ¿Dónde apunta el irse la voz de Dora? Freud no indaga esta cuestión de la
voz…
Freud, acerca de la cuestión de las hijas con las madres, le llevó un buen tiempo definirlo.
Recién en 1931 y 1933 cuando habla de la femineidad, en la conferencia y el escrito, recién
puede interrogarse esa cosa más primigenia e insondable que es no termina de resolver,
que tiene que ver con esa relación pasional, enigmática y silenciada. Freud habla siempre
de la niña con el padre y el niño con el padre hasta este momento. Freud, ya anciano,
comienza a revisar y quizá Freud en otro momento hubiera analizado totalmente de otra
manera el caso Dora.
Pregunta: ¿Hay relación entre los 3 despertares y el insomnio de Dora?
La voz funciona en Dora como una frontera entre el sujeto y el Otro, donde el Otro se vuelve
amenazador por lo avasallante de ese objeto. Es una suerte de localización, un borde
diferencial auditivo, que es barrera y soporte contra un goce incestuoso. Es el que hace
resonar el acceso del asma en la línea pesadillezca del insomnio.