Regla de Vida para Una Madre Ok
Regla de Vida para Una Madre Ok
Regla de Vida para Una Madre Ok
REGLA DE V IDA
PARA UNA MADRE
CÓMO ORDENAR TU HOGAR
Y TENER PAZ EN EL ALMA
REGLA DE VIDA
PARA UNA MADRE
Cómo ordenar tu hogar y tener paz en el alma
o bring oidor io
your homo imd peoce lo your smd.
>.. ir > v 11 v. i i t ’■ mt ¡ai >i> v i'iciuu
Publicado por Sophía Instante Press, EE. U1.J. Reservados todos los derechos.
litios. Argentina
Kesim. lino'-, mims ios iii:re.:i>ra.
aves de Ríggins
Klíi'lll s ¡ViiiailKI ilCili
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Pierlot, Holly
Regla de vida para una madre: cómo ordenar tu hogar y tener paz en el alma
i Holly Pierlot
Ia ed. adaptada - Bella Vista: Alejandro Hernán Vallega, 2023
220 p. : 21 x i 5 cm.
Traducción de María Quiroga
ISBA 978-987-88-9627-4
I. Educación Familiar. I. Quiroga, María, trad. II. Título
CDD 643.028
índice
10. Capítulo 10. El corazón de la Regla para una madre ...... 195
y
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que leía c
c
F
c
nosotros.
persona pública.
La perfección es para todos nosotros, incluso para las madres ocupa
das que están encerradas entre cuatro paredes, porque todos estamos
llamados al amor. Iodos estamos llamados a ser santos (aunque no todos
estamos llamados a ser canonizados).
2 Mateo 5:48
á IXmaíd Atiuvatei; ed., A Ualiiohc Dtcííoíitirv (Mese Úork: I he MacniHlan Oomoany,
1943), 399.
Introducción 15
LLEGUÉ AL LÍMITE
Era sábado, le de enero de! año 2000. Mientras el resto del mundo
celebraba el amanecer del nuevo milenio, yo golpeaba la mesa de la
cocina con el puño, y le daba un ultimátum a mi marido, Philip.
“¡Los niños van a la escuela.., el lunes!”. Lo había decidido. Simple
mente no aguantaba más y él no iba a lograr detenerme.
Habíamos estado educando a nuestros hijos en casa por alrededor
de cuatro años, pero en el último tiempo todo había sido más difícil, y
yo estaba desalentada. En los últimos meses, desde el nacimiento del
último bebe, me sentía cada vez más agobiada por mis responsabilidades
y no tenía el tiempo ni la energía para cumplir con todas las exigencias.
Tenía una hija en cuarto grado, Anua, que estaba justo en un momen
to en el que el mundo se abría ante ella. Yo quería caminar ese recorrido
con ella y experimentar la maravilla y la alegría de los horizontes del co
nocimiento. Tenía un hijo de seis años, Nicholas, que estaba aprendiendo
a leer, y quería poder acurrucarme con él en un sillón grande y cómodo
18 Regla de vida para una madre
ia cena.. Si .pasaba
. ti.emp<3 con unea qe nr is nrjos, pan ■i , Y .
demás ycensaban mi ateazión. al mis¡mo tieiulpo. Me sen tía como si tuviera
tres tra‘bajos de tiempo <zonipieti.) -m u meternidad, <si mantenimiento
de b cíisa v el hcmescfio iJiing""" y c ada ur10 me residíraba imposible de
L tí IU pi u.
... ■ ■ ■ ■mas, estacamos o jnstanten ic me v . .■. •■■.. ■•■. ■ ".. ■.. Z. ■!. • DUOS; 01'31110$ LUIS
i de siete personas •, 1 de vía/ir con el irlodcsto sueldo de
i í de un marido, Ivra lia ni nr-u. cara mí esperar cMico o seis meses
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1 aer reamar inciubta i as conij.iras rnéis rutinarias, be nos había roto
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1 R neta y me espératei otro larg'o y frío ii 1 v iCi 1 io ca i radíense sin poder
salir de casa a visitar ame:1’OS O tODl arme u n d e s c anso con los niños.
A ;• , . ?entia inuv sola. Jr^hilio esta ba tod o el día en <d. trabajo y lo ex
; ........... 3
trañaba . L-'ia nas uia, muraba el reí oy esp:erando su rtigió so y luchando
contra ¿> e n ti ni te n t o s d o nssentiiTueiato si i legaba aúneiue fuera un poco
t )urante el día, gr:an parte c.le La gttute del bar rio se encontraba
en el ir;abajo o en la esci reía o shn píemei..lie i Líela., mií une no contaba
con nin.gún vecino al que pudiera v ¡sitar {’v m^mos cori cinco hijos). ¡No
t >s correo, por lo timto ni al <zarterc1 podía habkirle! Y por si fuera
“Si tuviera a alguien que cuidara a los niños por unas horas así yo podría
ordenar el piso de arriba...”. “Si pudiera comprar más comida precocinada
para reducir mi tiempo en la cocina...”. “Tal vez, si simplemente volviera
a trabajar...”. Estos pensamientos estaban constantemente en mi cabeza.
Tenía la sensación de estar en un laberinto con altas paredes de ladrillo.
Corría frenéticamente por este pasadizo, buscando una solución aunque
sólo fuera a una de las dificultades, pero tras cada esquina me chocaba
contra una nueva pared. No veía la manera de salir del laberinto o de
superar sus paredes.
Me parecía que el homeschooling era el culpable de que me encontrara
en este estado insoportable, y la única solución real que veía era que
los niños fueran a la escuela. Pero debía ser una escuela laica (no hay
escuelas católicas en Prince Edward Island, donde vivimos), y esto iba
contra mi convicción, sobre la importancia de una educación cristiana.
No acostumbraba dejar de lado mis convicciones, pero había llegado a
mi límite.
De ahí que me sentara a la mesa ese primer sábado del nuevo milenio,
la golpeara con el puño y le diera un ultimátum a mi marido. ¡Nada iba
a detenerme en esa decisión, me decía, ni Philip, ni siquiera Dios! Philip
se sentó con tranquilidad, en un estado de shock controlado, creo yo.
y dijo muy amablemente: “De acuerdo, podemos mandar a los niños
a la escuela si quieres, pero creo que deberías tomarte un tiempo para
considerar si eso es lo mejor para nuestra familia”.
“íNo! i No! ¡No quiero reconsiderar! ¡Ya tuve suficiente!”, grité.
Tengo que darles crédito a Philip y al Espíritu Santo, porque ambos
lograron convencerme de todos modos de posponer la decisión por una
semana. Philip sugirió que me tomara la semana y la dedicara a la oración,
para ver qué quería decirme Dios. Accedí de muy mala gana, aunque
estaba convencida, de que no iba a haber cambio alguno, ya que había
estado rezando por siglos y nada había sucedido.
Entonces empecé a rezar, o debería decir, que empecé a abrirme lige
ramente a lo que fuera que el Señor quisiera mostrarme. El martes, en
20 Regí a de vida rara una madre
i-,.n- -. v. mj
oei íUijo y, i m □iendo p■anido 1 os pan¿es, d io los a los dis<.ipLUOS y los c
y n mdo s v se saciaron v a- «.-p.-Ap i-s,
llenos. 1a t—* lU.l i : ’o í *1 VIL.
S'sííít íV '-. m mierou cuic<.
i «,-a / * a '
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Allí '-'srih'an los di i ante ima gran multitud., viendo toda
necesidades ’y siendo oleríanrente cconscientes de qwe ellos no po
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para con mis lujos, nri niaridr t y el himmchooímgt sin ni endonarme
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■. V. t '■ > ,m 5 v
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.1 para la fluidez de h ' ' > ü ■ na. la n simple correo qu
no hmeionaríai que 1<3S monjas estuvieran dÍISCl. rtiencho sob-re quién deb
limpiar el piso ,Joi re río o prepara!r la cornilladó esa iiiochi
La or deña: bina disposic ion alegree de ¡as co sas... una multitu
que de algún iriodo se: reduce a una jj-pg'-R --R ,5 Es o era eixacnmiente lo qu
yo quería: una “dispociclón aleare y reduc ii' teidas las tare as agobiante
de la inatemk bd a inía sola urdelad de tireibaj pudeara controla.
Ijentro da nn cíaot'Zíi, no veía tan g ran diferímci. a entn la VÍ da de una cc
munidad religi ¡de una comí.iniciad fa:¡mili ai; En. unda hay un
madre supernan (la iiladre *, asDÍri-rOtesenos/1CÍ£IS (los Ilirios' ’ ]¡
np« u!
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la madre debe criar) ’y hermanas p retesas (l .iíos 111 a vore‘S que puede
H'| ¡'i i' U gil i yip
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tdre).' todas his rnoi rías neceisitaii coren rniir, vestir»
rezar y realizar sus ta ledm tilia familia 1 ic esitaanos ;también!
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más a(zerca de la mación de legla i i e la que me re
sabana intrba rite: es to es que, adfc 111 a s u e s upe1 le me conduciría
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Mmmrm ¿n. c.) seiia oso algo mar■avilloso? ner ur! hoa' ir feliz y aces
carse a Dios al mis me) tiempo: • La i •azein par: a es r(h es n ue ckido que nutu
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tra vocación e; uñado especí o} u 1 L ‘Specihca qu
deoeinos matiz ar en ha tierra, vivir ¡de acuerc un esui misi ón es cum.pl;
con la vokmra u ’ U - ras vidas. 5 i emos en respuest
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3 m pcidKMh p<ir amo r a ti-i, avanceirnos por el c'aniiiit ) de íia santidad e:
= 3 OUS(n i urUi rU-i b peíerección... brwonces me
■ di c ueimi que una regla a
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viua ule avUuCiría? id cálmente, co mo nena;unirMita, p:ara nmmanizar n
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mbién un medio piara a lea n.zar la san I a través dr
í ! ■> i i.... voc a cion conno esnosa nadre.
Este horario tan básico es constante día a día. semana a semana. Los
dos principales objetivos de las Misioneras de la Caridad son el amor
a Dios y el amor al prójimo, personificado en los más pobres entre los
pobres. Su tiempo está destinado a cumplir estos dos objetivos. Observen
30 Regla de vida para una madre
6 Lush. Gjergji, Mother 'leresa: HerLife, Her Works (Hyde Park, New York: New (rity
Press, 1991), 49.
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se asemejarái a un niéc que abunde ana su consi¡itono d ara ejercer l
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cuando di ni o;S él CE ÜU i.ero! i estas obla-aciones nos .pertene cen en virtu
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cionan, no tememos qthe d in C ' 1 n maternática. Yo n
/ASI C-S G ue r</servé teidas mis noch es Dtjra estar disponible? para éí ante
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lanto Ph iiip como yo esmm os llamados a
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irían teñ e iiiestra b 3 ba<?.e a su modo, saliei iü o a ti abajar
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y ganane n sueldo . lo lo hago a mi tiiodo, cuidando, ni anteniendo y
reparara 1 entro di i s / i jestr o hogar y nuestros recursos, y si
el tiernp^o lo permite, ganando un p de diurno extra caída tanto oara
ayudar t: cieraine: i . i .
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Leñar k1 casa y me pi'OpU:>e crear rutinas dti trabajo que
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ii i i ’ ' H 1 v ias, semanales y rnen.su a les de
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limpieza d i s rmiiuyc c uanuo se mamPene• ia casa üe forma r egubr en vez
ce peno que las c osas se acurnu ten. También encontréí tiempo para
realizar i setos en la casa ven do* i Ji n y algunos provee rpR tardes.
(/NA RÍ--GÍ..A DE VIDA 35
Después de hacer todo esto, todavía tenía unas horas libres al día que
podía destinar a realizar algún voluntariado, pasar tiempo con mi familia
o prestar algún otro servicio a mi iglesia o a mi comunidad.
Entonces, ¿cómo se veía mi Regla una vez que organicé todo? Era
realmente bastante simple. Tenía un formato diario y uno semanal.
De lunes a viernes, me levantaba a las 6:45, alimentaba a los gatos,
ponía el cate y pasaba el tiempo restante hasta que los niños se levanta-
ran, a las 7:30, leyendo la Sagrada Escritura.
De 7:30 a 9:00, nos vestíamos y aseábamos, ordenábamos el piso de
arriba, preparábamos y tomábamos el desayuno, limpiábamos la cocina,
poníamos la ropa a lavar, suministrábamos vitaminas, cambiábamos al
bebé y nos lavábamos los dientes.
De 9:00 a 10:15, rezábamos y realizábamos trabajo escolar. (Actual
mente, entre dos y tres mañanas por semana vamos a misa).
A las 10:15, enviaba a los niños afuera a tener un recreo. Yo ponía
otra carga de ropa a lavar, tomaba una taza de café y hacía mis oraciones
de media mañana, por lo general unos salmos o una coronilla.
De 11:45 a 12:30, los niños tenían que ordenar, cada uno tenía que
ocuparse de una habitación del piso de abajo mientras yo preparaba el
almuerzo. Luego almorzábamos y limpiábamos la cocina. Después,yo
ponía otro lavado de ropa.
De 12:30 a 13:30, los niños tenían un rato de lectura o juego silen
cioso en sus dormitorios, mientras yo rezaba el rosario o realizaba alguna
lectura o reflexión espiritual.
A las 13:30, me ocupaba del trabajo doméstico o de algún proyecto,
terminaba alguna actividad escolar pendiente o realizaba alguna visita
o cita programada, trabajaba en el jardín o cosía, dependiendo del día.
Los niños solían utilizar este tiempo para realizar algún proyecto escolar
independiente, luego jugaban con los más pequeños, trabajaban en la
aIula lívida tara arada, w j
pedirles algori trabajo. El tiempo libre ra nsaín: rite 1 ibrD y lo;s üueiick
de fastidio ú>n su nimroría) desapan ¡ero •. s ■> ■que ahora ibían qu
1 r í ' « ‘ ‘•'L i t > p L ¡ d -
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{ ÍNA REGLA DE. VIDA 41
Es fácil ver los beneficios prácticos de una regla de vida. Todo está
ordenado y se vive de manera eficiente. Pero si nos quedamos ahí y nos
centramos en el horario y lo único que buscamos es la eficiencia, no
entendemos el sentido de la regla, lomemos corno ejemplo un director
de empresa activo que seguramente sigue un horario bastante riguroso,
equilibrado en la mayoría de los aspectos, y que lo cumple religiosamen
te. Puede que se reúna con sus asesores exactamente a las 9:00, tenga
conferencias financieras programadas para las 10:30, se reúna con un
posible cliente durante el almuerzo, y haga un balance de las ganancias
del día a las 13:00, todos los días, como un reloj. ¿Podemos decir verda
deramente que está siguiendo una regla de vida?
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L.. ÍÍ LU
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a que encontraría
con las mejores intencí * unes., esto puec■ " pdddl t.v. dos los días, sí no dis-
ponente)s de tiempo ren lo a concu-encía, y no s preguntamos porque
todo se vuelve más estrosan.te o nos iralta energí;a y vigor para cumplir
con nuestros deberes.
La Piedad 51
El sacramento de la Confesión
Los meses que siguieron, volví a irme de gira. Le escribí una carta a mi
madre, pidiéndole disculpas por mi desobediencia y por lo que sabía que
esto la había afectado. Verán, mi padre nos había abandonado cuando yo
tenía diecisiete, habíamos perdido nuestra casa y, poco tiempo después de
eso, yo rne había rebelado y me había ido. Fue un momento difícil para
mi madre, y yo sabía que había llorado por mucho tiempo. En mi carta
le agradecía su integridad, ya que nunca podría decirse que mi madre
perdonó mi pecado. Aunque nunca dejó de amarme, no temió decir la
verdad. Ni por un momento escondió las cosas debajo de la alfombra,
y nunca temió abordarme acerca de mi estilo de vida si era necesario.
Una noche, luego de instalar el equipo en la discoteca, llamé a mi
madre para decirle que esa semana me iba a confesar. Al día siguiente,
a las cuatro de la tarde, salí de nuestra casa. Agarré mi rosario y apreté
-1
La Piedad 53
Cuando creamos una Regla para una madre, debemos facilitar los me
dios para desarrollar una relación más profunda con Dios. El sacramento
de la Confesión es uno de los medios más poderosos con que contamos.
Es cierto que en ocasiones nos sentimos temerosos o reacios a acer
carnos, o puede que no nos parezca necesario ya que no hemos cometido
un “gran” pecado. Pero, en realidad, la confesión es un invento brillante
de Dios para abordar nuestras circunstancias personales de manera
única y directa. Las gracias dispensadas en la confesión están dirigidas
específicamente a satisfacer nuestras necesidades individuales más apre
miantes, tanto grandes como pequeñas, mediante una triple acción de
Dios. Primero, mediante el perdón de nuestros pecados; luego, mediante
la cura de hábitos pecaminosos, y por último, dándonos la capacidad
de vivir nuestra vida con mayor gracia especialmente diseñada según
nuestras circunstancias.
Asimismo, cuando parece que Dios no nos escucha en otros aspectos
de nuestra vida, que puede pasar, su voz perceptible a través del sacerdote
puede ser de gran alivio. Por eso, debemos asegurarnos de utilizar este
sacramento con regularidad en nuestra regla.
El poder de la Eucaristía
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cí-i !í"i iíA
Pero sería como Dios quería, y como no quería rechazarlo, le dije que
tendría que ocuparse EL “Si quieres que abandone la banda, tendrás
que hacerlo realidad Tú, porque yo no tengo la fuerza para hacerlo
sola”. Dentro de un plazo de cinco semanas de murmurar esta oración,
cinco miembros de la banda, uno a uno, semana a semana, recibieron
mejores ofertas de trabajo en otras bandas, y así fue que quedamos solo
el bajista y yo,
“De acuerdo, de acuerdo. ¡Regresaré a casa!”. Y así lo hice. Volví a
una sociedad que había rechazado. Luego de vivir tantos años lejos, del
modo que yo quería, no estaba preparada para vivir de acuerdo a reglas
impuestas por otro. Debía quedarme con mi tía y mi madre porque no
tenía dinero para pagar un departamento, por lo tanto había reglas del
hogar. Yo estaba acostumbrada a estar toda la noche despierta, ¡pero esta
gente estaba despierta durante el día! Conseguí un trabajo como cajera
en un restaurante local. El gerente, luego de recibir quejas de algunos
clientes conservadores, me informó que debía recoger mi desordenado
cabello y que debía reemplazar mi mameluco rosa tuerte por un vestido
largo hasta las rodillas. Me encontré fregando la suciedad de ketchup de
las sillas, limpiando mesas que otros habían desordenado y escuchando
quejas sobre café frío. Aunque parezca una tontería, experimenté un
verdadero choque cultural, y me hundió el corazón.
Fue bueno para mí entrar a la universidad, pero mi corazón no parecía
recuperarse. Sentí que mi amor a Jesús se enfriaba. No podía experimen'
tar su presencia. Luego de dos años, sentía corno si me hubieran levan'
tado, me hubieran tirado y me hubieran abandonado a mi suerte. Me
encontraba en una situación extraña, no parecía tener nada con lo que
pudiera contar realmente. Así se instaló la depresión, y el cristianismo
pareció convertirse, una vez más, en una serie de “deberás hacer esto",
un conjunto de reglas y normas.
Mi vida de oración se tornó seca y lúgubre. Oh, cuánto odiaba que
mi madre interrumpiera mis estudios para invitarme a rezar el rosario
de la tarde. Cada noche la rebelión se desataba en mi alma, y no veía
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cómo i a oración turo adr podía sei•vir. Mi madre solía decirme: “He 0
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La Piedad 63
Una vez que ya tengas resueltos los elementos básicos de las cinco
prioridades de tu Regla, querrás buscar maneras de profundizar en ella,
puliendo y enriqueciendo el modo de vivir tu vocación.
En el área de la oración y la espiritualidad, hay otras oportunidades
que pueden surgir conforme a tus propias circunstancias: grupos de ora
ción, adoración, días de retiro, grupos de estudio y estudio individual.
Luego de haber resuelto los conceptos básicos que mencioné y de haber
establecido un horario de oración simple, podrás fijarte en los pequeños
extras que quisieras agregar. Podría tomarte un año o más sentirte lo
suficientemente cómoda como para agregarlos; esto dependerá de tu
personalidad particular y de tus circunstancias. Solo recuerda que Dios
te conoce y sabe lo que puedes hacer. Él honrará cada esfuerzo que hagas.
Puede que aquí también quieras tener un, momento cada día para
reflexionar sobre la esencia de la primera prioridad: tu relación con
Dios. ¿Hay algún área de tu vida que requiera más reflexión? ¿Hay algún
hábito de pecado que necesites examinar y buscar ayuda para superarlo?
Podrías reservar una página en tu cuaderno o un diario íntimo donde
hagas una lista de las cosas que querrías comenzar a solucionar. Sí llevas
un registro de manera consciente, podrás decidir el medio de ataque a
medida que avanzas.
66 Regla pe vida paila una madre
Dios nos ha dado a cada uno un gran don: el don de nosotros mis
mos. Puede que no estemos acostumbrados a pensar en nosotros de esa
manera, pero de todos modos es cierto, nuestro ser único es un regalo
especial que Dios nos hace. El quiere que seamos santos, felices y sanos, y
para serlo, debemos conocernos -nuestras cosas buenas y nuestras cosas
malas, nuestros talentos y fortalezas, nuestras debilidades y carencias.
Cuando realmente nos conocemos, cuando nos vemos con los ojos de
Dios, entonces podemos convertirnos en aquello que Dios quiere que
seamos. Y vivir conforme a la voluntad de Dios es el camino más verda
dero para el bienestar personal.
Derrumbe de mi persona
V VI
con ic ’S oíos en oianco nina ndo al techo. iVli ina ore entro a la habitación.
y se se‘ntó en la cania junto a mí. 1<ornó nii brazo arició suaveinente^
y me ;preguntó qué andaba mai.
le siento muy mal en todo irlomeen.io, maiTiá. .mo sé cómo evitlarkx
■¡
afeamos alrededor de media Jonipa.1 tí. COI:i ella lo que e51303
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Es? í ’ 3 i 1. «
?bim Er a vero<rdera ’y uesespeiadainen
te in.fi ¡e sentíía mai en tod o moimemo y mi iríente
¡
indicaiba un. desorden en ini pers ona, y d e oía tratai’ ese desordern no
solo li n síntomas, zuque esi1'3,03 SU tedien do deritro nlíoí ¿Cómo pzDaría
cambi arí ¿Cómo podría ser: sanca, feliz V sana ?
TU PERSONA 69
elegía libremente . DaiJo que sus facultades supleriores !tun? unA < .
h < ¡ , i emoí >< ic . ■! i >k n d> d >ns que e.leraiba sus vigas,
una tuerza poden isa y positiva que tos asistía eia la tom a e decisiones.
Adán nunca h. i ! K | ¿J '! . ai ene > t. , i? t 'Je 1 mendocpie había trabajo
para hacer, v Eva nun,ca hubiera evadido sus t ateas demié sticas por no
JO
Querer realizarlas.f Tod C ' . t < 1 o ,i. . o 1 u ol-U ntad siempre 0;
c
modo, vivían pleila me V ,!<■ < '‘i O'V taban. la. pnesencia cons O
herida, por lo que incluso comprender la verdad nos resulta más difícil
de io que Dios pretendió en un principio. Por esto, nuestra voluntad no
es bien informada y nuestra capacidad de tomar decisiones se debilita.
Nuestro corazón ya no está abocado a cumplir la voluntad de Dios y
busca una plenitud egoísta, y nuestras emociones se convierten en una
fuerza poderosa que puede ir en contra de nuestro mejor razonamiento.
para apren oer tas do¡misis divinas sobre 1<is qu. e basar un vida v frecuentaba
la contestem. Pero ni1 tú ■" í t i f < > nui cmntinuaba, v comencé a ver
que la salíKj persona11 i i mas alia del n mro aspecto espiritual.
Mi den rasión era■ sig.no de que había 31gt) más en mi interior a lo que
debía pies tune aten L iO.í!.
<’vnnp"aT ■? zM pTrjTCpTÍ(M |d ■tIgí • mos libros sobre U cores ion
............ s ■ •
qut d.R.vvói cH. >- pi'U-1 .i mi iastado de ánimo . 1 <.. .• uando fui ¿nadie v tuve que
pasar nochses en vtqE
3 CC>n un niño llorarido. U 1 Í ! uii < * p < »
1 \;
lo mej orquepuae. i entone.es, un oía , Dios i•espondió ti mi cración. Mt
en con tre en contesioiiarií
-Peidre, la semana pasad tp eí vi en íes san to -le susiaré a 1 sacerdote
a trav es de la rejilla—. dura n.te una l ectura espiritual, me encontré z
mí mi: j Mi i - ciándome.i Ahor a, yo tengi) una fe solida i
descoi1OZCO de don.de provkme esto.
yue otra cosa está, suc ediendo t:n tu viida en este nionlento/ —me
-ÍNzu. vina es un desastre.■ —le dije- •. No sií qué es lo que t■ístoy pahe
1 ................... 1 1TÜS¡
1
*
0101 C¡ 1y supongo tiñe se podirio ñamar lOll, púIO ¿I lio tiempo.
11O él ¡depresión, lodo lo qu epuedo (mcirle es que me síent:q mai, y la
■J '!■
13 Rev. l-ranz de Hovre, i’h.l.)., Catholicism iu Eihtcation, trans. Rev. Edward B. Jordán,
MA, St.D., New York: Benzíneer Brochéis, 1934.
7'U PERSONA 81
El hombre está hecho para la felicidad. Por tanto, vuestra sed de felicidad
es legítima. Cristo tiene la respuesta a vuestro deseo. Con todo, os pide que
os fiéis de él. La alegría verdadera es una conquista que no se logra sin una
lucha larga y difícil. Cristo posee el secreto de la victoria.
i . ...... t. ...i
la irtbién iJebe U O.l i que teñí a ñecaedades peDísona les u nicas que
tan im; ’itC¿ COID o cuaiai vier oí:ra de las :responsabi lidades qi <e ya
■1
mi < me. /áuparte de t. relativ ’O a mi sanud menta í y eniocioi
1 . !
las neopiSidadíes de mi ruprno ... - p í• :omo ( > 3 > m iecuado, el ejercicio1y una
nutriciiDll api; ociada, ■también neces liaba .mas tranquílidrid en mi vida.
i rm ' , > o ¡ M i o i , i.
Tli PERSONA 8.3
tener mi propio espacio para pensar, ya fuera por los continuos “imamá!
¡mamá!” de los niños o por las tareas que no había terminado de realizar
y que estaban allí mirándome. Necesitaba estar sola y tranquila.
Le presenté mis preocupaciones a mi director espiritual y él estuvo de
acuerdo conmigo de corazón, Me dijo que estar en casa todo el tiempo
no me proporcionaba ningún cambio y era en cierto modo desordenado.
Le parecía que pasar un día afuera me ayudaría. Me animó a hablarlo
con mí marido.
Así que ideé mi pian y se lo mostré a Philip. Le dije que necesitaba
más espacio, más tiempo propio para la tranquilidad y la reflexión, y
que lo necesitaba regularmente. Le hablé de una ama de casa que salía
todos los sábados mientras su marido cuidaba de los niños. Le dije a
Philip que, aunque me gustaría salir todas las semanas, no me parecía
factible para nuestra familia. Después de todo, él y los niños también
tenían necesidades. Decidí que sería razonable tomarme el día cada dos
sábados. Le aseguré que mi director espiritual estaba de acuerdo y que
era realmente una necesidad personal, no sólo un deseo de escaparme.
Su reacción me sorprendió un poco. “¡Bueno, no conozco a ninguna
otra mujer que se tome un día libre cada dos semanas”. Su obstinación
no era propia de él. Tuvimos una breve discusión porque sentí que tenía
que defender lo que creía que Dios me estaba pidiendo. Me acaloré un
poco, pero al final, Philip accedió a intentarlo y le pedí disculpas por mi
mala reacción.
Sabía que Jesús mismo solía alejarse un tiempo de su ministerio públi
co para estar a solas con su Padre, y su trabajo era más importante que el
mío. También sabía que Jesús de vez en cuando llamaba a sus discípulos
aparte para estar en silencio y reflexionar. Sabía que los sacerdotes tenían
un día libre a la semana. Incluso Santa Isabel Seton dejaba a sus hijos los
domingos para ir a misa y visitar a sus amigos. Lo había pensado bien y
sabía que estaba siendo razonable. No pretendía abusar de esta situación.
Pero, por supuesto, Philip tenía sus propias preocupaciones. Por lo
general se le acumulaban varias tareas para los sábados -reparaciones,
°4 ’ < , M
1
' a í s memore s de ocho años sabia que no iba a lograr gran cosa, fl
j
gq qpe vo M
paternidac v que en i una buena ct i , i i’ j [ ' i
Ahora es t ertectam. ente feliz con t l í V ¡ -*V 1 1 ion los niños cada dos
semanas.
................ ........................ i ..........
. i...
,cí nech o de volv er a casa renco . ddd .
V h.b£d pa td coiueiuar ce nuevo
......... . 1
me conh.ru aba haciendo i 3 ennecio, m ofrecí a Philip hacer lo
mismo, así que, en s< ¡hados alternai los es libre de í.r y venir como quiera.
lo me eneairgo de Lo > niños ese día. aunotie oot c o general se queda con
nosotros. o Tmna su senian ñ t h y ■tá feliz de pasar tiempo
en casa y i o siente i C! 1 ! lir corno la sic El U i \:0. '!
A 1 í v f n y-’|
$ persona s se escancíate in ante la ide a de mi sábado libre y
otras se sie itenintri. jadas. También conozco alguiras mujeres que desean
poder hace rio, pero que lo conside rao. un s!.lupñ que no pueden permv
o. ligo que t odo se reauce t 1 i u ’ hi ’ i l V ., 1 < L
Chautard ?n líl ahn l ac tocio uüosu >ía.do dice “El retiro mensual (de un
Tu persona 85
los que te oct paras de tí mi si 11a. Dado que la vida en familia es comí. ni- f||
taria, mucho de lo que orear icos €sn esta átCc aplicará también para los Jll
demás m iera i -ros de tu tanuü a, por eso ta! vez ' c>i>m < ' < 1 ( s
-s
h >r tlfO,
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jaderno \ en la s i u ie n t o n q ni n 3 ■‘"“■i."! b ia nc fl escobe el tit"t . i t -■ ¡'
(ó n . '■ -í •
AIS . tilO tra pa *ma, esenne jxt tinas diarias de los niñ<
IXU Elí jflb 01.111
1x6 p as a p rniu io 1 as pr tgunt; is para tí y lueg a vuelve a revisarlas p
satisfacer las lecesidax ru P’-^afn Ai i D’
nnipo a. UCT'rTlO pOT TI■ocne actúe J'/pTl Api ff» • /hs esto 5'1-ítiCUiPi.te
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notarte q ue te dé tiempo tsuficiente i
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í l1 i l -spons¡abilidtides matu tinas. vMíeiiia peira atrás di
la hora en cnie te levara:a$ el número d e horas que necrmitas dora
habrás (: decidí' > ni heira de <3 costar te.
Apit
:a te ¡ todos estos ■[:visos para tus hijos confonite a sus eda
Decide s cosa; v ancítalas tm tu cuaclernrv
después de ceTidid
TU PERSONA 87
* ¿Con qué frecuencia me parece razonable salir con amigos! ¿Prefiero que
la socialización sea periódica o espontánea!
¿Qué pasatiempos u otras formas de ocio necesito cada día para equilibrar
mi rutina y liberarme del estrés!
¿Cuándo se da un momento natural para hacer estas cosas! ¿Cuando los
niños están en la cama! ¿Durante la siesta! ¿Después de cenar!
¿Tengo otras necesidades personales propias para las que necesite tiempo
especial!
Determina un momento para cada actividad o un período general
disponible para la “recreación”. Anota esta información, ya sea en las
páginas de tus rutinas diarias o de las semanales. Si lo necesitas, crea
una página de rutinas mensuales.
Comienza con. cada una de estas actividades ahora mismo, empezando
por el primer punto de tu horario. No hagas otra cosa en esos plazos de
tiempo i y sencillamente empieza!
sitas trapa] a e
Mucho tiempo atrás, al cumplir trece años, había jurado que nunca
me casaría. Incluso en los tiernos comienzos de la pubertad, sentía que
había cosas más importantes a las que dedicarme; podía ser estrella del
rock, política, abogada o publicista. El mundo estaba lleno de posibilida
des y nada podía ser menos importante que casarse, tener hijos y pintar
de blanco una valla de postes.
Mi resistencia al matrimonio creció cuando mis padres se separaron
tras veintiséis años de matrimonio. A los diecisiete años, había llegado a
la conclusión de que el matrimonio era algo malo, una farsa, algo cargado
de tensiones y malentendidos que sólo podía acabar en dolor. Después
de ver llorar a mi madre todos los días durante un año, supe que no era
para mí. Nunca consentiría que me dejaran tan vulnerable y sujeta a
sentimientos de rechazo tan intensos.
Pero mi renuncia más firme al matrimonio se dio después de mi
conversión, porque no podía ver cómo podía amar a Jesús y aún así
amar a un hombre. Las dos cosas parecían excluirse mutuamente. No
veía correlación alguna entre una vida de fe y el matrimonio. ¿Cómo
podría el matrimonio, con su “mundanidad”, con sus preocupaciones y
responsabilidades temporales, conducirnos a la santidad o a acercarnos
más al Señor?
El matrimonio es valioso
ciclo de fracaso ai que pudiera estar sujeta. También estudié y recé para
aprender cómo tener un buen matrimonio.
Sin embargo, lo que más me ayudó fue descubrir que el matrimonio
era parte esencial del plan original de Dios para la creación. “En el
principio... los hizo varón y hembra...”I;> Cuando estudié los libros del
Génesis y el Exodo, me sorprendió descubrir que todos los personajes
del Antiguo Testamento estaban casados. Adán, Noé, Abraham, Isaac,
Jacob, José, Moisés... Por el amor de Dios, ¡la Santísima Virgen estaba
casada! De alguna manera, el misterio del matrimonio, su misión y la
comunión del amor esponsal eran primordiales en el plan de Dios. Y
llegué a comprender que, habiendo sido llamada al matrimonio, sólo
me santificaría a través de esa vocación.
por nía ternidad, Al iestíir tari lejos de casei y con poco s familiares o ami;“os,
¡
a meni ido me sentí;a aliand onada, no d<;aseada y sol a. Quería que IA«lip
pasara todo su tiem libre conmigo pa ra competís¡ar mi aislaniieiw
i el tiempo, e:mp i sentir en mi corazón qu.e había sido esta! ada
—que ei matrimonio era real.1mente loque yo había teinido en un. principió.
Mi corazón comen z . conoírse v empe-ce a connair cada vez menos
Philip, Me sentía ver'nías infeliz en casa vtarnbién rechazada ñor
ce
la revístencia de Pililip blar cuando volvía del urabajo por las tan les
(
.ackX rio quería habhir porque semtía que yo síem;pre
tenla u ii “problema" odía maneja:r más probLemas. Para él, mi in
felicidaid era una or ’-iipacztón. más en ;su crederm > lista de tensiónes y
1 -
nu baiu a cómo resol' ia. mi bien se na o a cuenta,1con impotencia,«que
yo inte rpreraba su ] OCUfnación como un rechace) V que creía que
no le irn portaba tan > con la cargzi de trabajo que tenía, sabía ¡que
no pod Clip:o ku ■gas horas de ocio como> en nuestros días
o
novias íí’o, cuando te nía tieiripopaia mnn.arme los pnís o jugar a las car
i1 Mónita 1
tita k Lltl 'PA-tiíV"!
tita OJ-- ■- nsahilkWtó
11 o a v ’ 111vs tí tas V s y se sentía iiti
i < i * taita de comeireiisíóri ante su pies ion .laboral. Las preocupado
taf .ticas lo atoro. leí i taba;a y minaban t>u confianza ’ ama L< , g U€
a él, a pon errne ai servjc"¡O di? su pers ona, a pertsar en sus necesiu ades
por en dim3 de las mías y■ a m.ararmiarme del re|mío que Dios me b.acia
■i
hecno oner a ese noini ore ma 1 a vil soso en nii vida. Ese nombre q ti e
< 1 ( Tronzo a aDrei ider narn re. a serví. míe, a consolarmei.. ¡a
je tedas mis debitodade syciefec ( ! i.S
i ■ '!
Este noio siempre c omieraza con. zta gracia G(sDicm Pero corno e
sas, deibu nios cooperar ccni ell o p • 11 .o fue siem pie tácíL En niome utos
especie¡Imp i i 1 anejo seneMilán b f t . uería ser aniaole o h.acor
algo dí nlip; pe n.sa bu que ’era ¡rorq‘ue no lo airuaba, Pero lentam
comen ver que entres 1, amsirio, estar t > i bu m tildo
i
lo had -otra mi volun tau, ás el amor■ más mande de toe
Esti.) US an poique x amor i iderc¡ es una dmdsión, no un sentmü
.. í....... . .. ,
tts U Í1 1 de la volunta
* d, luni ei itreg d uc uOso* iros mismos por el. b¡ en
del otr< ito es un proce so, n algo que iogrei nos dominar en un SOjO
intente veces puede s* si ira rica ■]nieni„e Éiesagiat hbfes como lo sonéodas
las crinOítlCfziones de núes tro e.gOÍSlÍ11O. IMo sienipn J ' 1 J i n 1 í M odas
ensas emocíori a i es CVi té esotmomos,, ai menos no al nrinci
0 n ('•
c el L 1rm í .1. ¿V* 1i qi IA. »‘,
ci 1•-¡o
'aciones ocu Las vara i nis acciones . L uceo v«□1 vio a su libro.
Me di cmsnta de que lo que d ecía era cierto. SiemeM’e est;aba muy
dispuesta a n■ más allá de: las apariíencías externas de las <sosas \•' atribuir
motivos negíitivos a todci io que n acia. Así que dt ■y ivíZPc'
irlo más.
Hubo momeiatos en que t odas las a¡lariencias señaitiban lo contrstrico, pero
como Lauta i.decidido cor k í í 1 beneficio de ka. duda.; nunc a volví a.
presumir de i>aber lo que pensabaiantes de que me- lo diú •i :■■■■;
TU PAREJA 99
El tema de la sumisión
'1
TU MREJA 103
años leí todo lo ou e tuv c oí a ha a nce, peres muchas <le n lis preguntas
concretas quedaron S1.11 11apuesta. Sólo gracias al paso deh:iempo llegué
• i
' í ,* i h o m : i t > i, ; i o ?.CIO
a comprender que, <:on.tr ariament t íantes, el sexo
no es una especie dt' mal necesarüp sino que de hecho es smito y bueno.
.. i
LJios it> meo, poi an.l.OI Gt0 Cíalo. no solo eso, sino qi,ie ii’os lo ordeno:
“Creced y multiplic aos' . 16 Nos d io un don, bueno y (UpTO y H i P J
matrimonio, para ay udarinos a cxpitesar nuestro amor a nue ' j
ti
objetiva?
TV PARE|A
113
# ¡s *
Un choque cultural
. .. .. i v: ... .
i" ■ ■ ... . cia de una madre -am¡¡ vir un manmnonio santo y criar
u a L-Uos, v i
hijos fe¡[ices, equilibrados y saiitos- era rn.á nportarrte para td pían divino
que mis muchos proyectos y ambiciones eri otras á.reas. Ce)n el paso de
ios ano.Sj tuve que aprender q ue las reiaci\ / i I es eran i n.ás imp■ortantV'b GU6
las tare as, que ser era más im portante qun 1incer-
que estaba allí solo para “vigilarlos”. Sentía que estaba cumpliendo un
trabajo para el que no me habían entrenado. Ciertamente no veía una
misión inherente a la maternidad. Tampoco podía recurrir a mí infancia
en búsqueda de una referencia, ya que, entre que me enfermaba mucho
de pequeña y dormía mucho y mi madre trabajaba a tiempo completo,
carecía de un modelo para imitar o identificarme con él.
Entonces llegó una oportunidad. Providencialmente, me ofrecieron
un trabajo de media jornada como directora de catcquesis en la parroquia
de una ciudad cercana. Lo acepté, no sólo porque de verdad lo quería, si
no también porque así tendría lo que consideraba un estilo de vida más
normal, uno en el que me sentiría más cómoda.
Ese primer año fue una auténtica bendición. Era tan bueno salir y
hacer algo “significativo”, en lugar de sólo dedicarme a las tareas del
hogar y a leerles cuentos a los pequeños. Lo único que me resultaba di
fícil era dejar a mis hijos con. su cuidadora, especialmente Nicki, de dos
años,que se quedaba sentado con los codos sobre las rodillas y la cabeza
gacha, mientras yo me iba. Mi corazón se quedaba con él, pero acallaba
los sentimientos de culpa y dolor y lo dejaba de todos modos. Luego,
en mis días libres, se ponía muy agresivo conmigo y me debía dedicar el
resto de la semana a que volviera a ser él mismo, sólo para empezar el
ciclo nuevamente.
Sin embargo, el trabajo me resultaba desafiante e inspirador y me
dediqué de lleno a él. Con el tiempo, empecé a darme cuenta de las
enormes necesidades de los niños con los que trabajaba. Era frustrante
tener que dictar oraciones básicas a alumnos de octavo que nunca las
habían oído. Recuerdo un grupo de sexto grado que ni siquiera sabía
sobre el Rey Herodes, mucho menos que había perseguido al Niño
Jesús, o que María y José habían huido a Egipto para escapar de él. Me
quedé estupefacta de que después de años de catcquesis, los niños no
supieran quién era el Papa, definieran la gracia como la oración que se
reza antes de la cena y no pudieran identificar las tres Personas de la
Santísima Trinidad.
120 Regla de vida para una madri
Ue todo esto se sigue que: ios paares son i ' ' t ¡ e i n i << ii
.ue
! .....
en meseros hijos. (Jo-mo dice el Papai Juan Pablo 11. en su Curte
las jar 2ación de ios ni os pueut' considerarse un verdade
Esta misión implicaba que estaba llamada a educar a mis hijos activa
mente, no simplemente a “cuidarlos” como una niñera, ¿Quién más iba
a enseñarles lo que debían saber en la vida? ¿Quién los iba a guiar hacia
Dios si Philip y yo no lo hacíamos' junto con mi marido, yo debía formar
a mis hijos. Era yo la que estaba llamada a moldearlos, a formarlos y a
prepararlos para este mundo y el próximo. Yo era el principal educador
de mis hijos. Este era un. privilegio que nunca más subestimaría.
La raternidad 123
Un día escuché a Arma, que tenía ocho años, hablarle con cierta
impaciencia a uno de sus hermanos menores y observé con. incomodidad
que sonaba exactamente como yo. Nuestros hijos nos imitan hasta en la
forma de hablar, así que ¡cuánto más nos tomarán como modelo de vida!
Nuestros hijos necesitan vernos vivir plenamente nuestra te, ver nuestra
visión del mundo impregnada por la verdad cristiana y ver nuestra fide
lidad a las normas morales de la fe. Esto se extiende a todo, desde creer
en la eucaristía hasta tender la cama al levantarnos. Se extiende incluso
a nuestras actitudes, pues difícilmente podremos enseñarles a tener un
espíritu dispuesto y una alegría infatigable si nos quejamos cada vez que
tenemos que limpiar una mancha o arrodillarnos para rezar.
Por eso, el cumplimiento de nuestra vocación de padres implica
mucha atención a las tres primeras prioridades. No podemos transmitir
una fe, un código moral o un espíritu sereno si no lo practicamos no
sotros mismos. Y no podemos modelar la virtud en las relaciones si no
la exhibimos en nuestro propio matrimonio. Esto exige un compromiso
constante con nuestra propia conversión, nuestro autocontrol, nuestra
126 Regla de vida para una madre
Promover la obediencia
que yo, como padre, esté haciendo: ser autoritario, demasiado exigente
o no ser atento. El niño podría tener sus propios problemas personales,
corno cambios de humor en la adolescencia, frustraciones con los amigos
o soledad. La rebeldía como hábito puede ser un signo de desánimo y
de búsqueda de atención por cualquier medio, bueno o malo. Incluso
puede haber razones físicas: falta de sueño, alimentación inadecuada o
una enfermedad subyacente.
Lo importante aquí es descubrir las causas de fondo de este comporta
miento exterior negativo y trabajar en ellas. Debemos asegurarnos que el
niño tenga hábitos buenos, como suficiente descanso, una alimentación,
apropiada, actividades recreativas abundantes y una rutina de trabajo
satisfactoria que le den energía y vigor. Mantener buenas conversaciones
con él, hablar sobre sus problemas y fomentar una relación alentadora
y cariñosa. Un poco de atención y cariño, comprensión y compasión
pueden cambiar radicalmente la actitud general de un niño. Muéstrale
que es “bueno” y que mamá lo ve cómo algo bueno. A menudo los ni
ños se ajustan a nuestras expectativas. Si en secreto pensamos que son.
rebeldes, tienden a comportarse, como rebeldes.
Mamá dehe decir las cosas en seno y estar dispuesta a hacerlas cumplir
dice y está dispuesta a hacerlo cui nir,)lir . Mis hijos d!aben s¡ahur que• mis
Aquí tendrás que ver qué necesitan hacer tus hijos diariamente y
asegurarte de que eso se cumpla. Nos ocuparemos de las tareas domésti
cas con más detalle en el próximo capítulo, pero aquí puedes incluir sus
tareas personales y las correspondientes a su habitación. Con respecto a
la persona de cada uno de ellos, aplican las mismas categorías y necesi
dades que usamos para nosotros mismos en ei capítulo sobre tu persona.
•<Qué suministros o elementos necesitan tus hijos para poder hacer estas
cosas •
9 ¿A. qué lugar pertenece cada ¡sosal Todo debe estar en un lugar ra
zonable que debes mostrarles y enseñarles a tus hijos (¡y a tu marido!).
La paternidad 137
que tienen que hacer. Siempre puedes decirles: “¿Qué dice tu cuadro?”o
leérselo en voz alta a los pequeños.
Con el tiempo, verás que hay algunas pequeñas tareas que no has
incluido. Puedes decidir dejarlas libradas al azar o puedes agregarlas
y cambiar tu horario o tus cuadros si es necesario. Cuántas más cosas
incluyas, menor será tu estrés y el de tus hijos.
Lei ii lás importante para 1 -i < < 1 o ' ' ' 1 | i )i qué los nifios se
XM1can como lo hacen. Lt C ! v ! ’ SO b 1 m m ejorar
Ins a s con tu razón, la oración y hablándolo con ellos v tu ni:árido.
8 Fortalezas y dtnilK.ro:dc8 que ooserves un este• proceso se p> i ,
; • 1 • i:
Toda
trans ir o aplicar a otros ai: . > ‘ m ■ í > ,1 i V 1 , uarto
i. ..
U‘ nado se ve reflejado > l A <1 l J >l lo. Todo lo q ue les
01.1801 en asuntos poco gra ves como las tareas persioiiaies tendí a ni a
rcD5<At
c5 io t i rn a vot o ti o t r a $ enseñes sobi*e sus
odrá aplicarse fáciímente a cualquier otro tei
ti 1 S<spundo 1 i.igai; aparte ü€i ver io que hacen íOb lh / ! f - ? sq ph'-
<!>
serva r ni propio coniportairD nielo de virtud aue
qu.ier L ' 1 <J ’ s. nejorar? ¿Eres tan caríñ osa corno qu e trías
serlo;* ¿t.Jue puedes hacer parei cambiarlo? ¿Te mvohier cisión
cante> ccmío aeoes; ¿Que pue‘des hacer para mejorar
Ei1 ttxrcer lugar, tal vez quúeras evaluar el compromi n. 1 m . )s con
Dios, 1 leciben toda la gracüi que necesitan de su pi < pv y ación.
CÜ Ul íi\c¿da pvn ciíu»»
R>das estas cosas son un proceso, y tendrás que hacer tiempo para
pensar, razonar y discutir con tu marido sobre las necesidades de tus
hijos, y ver cómo puedes asegurar que se cumplan.
Q Q
La paternidad 139
También había creído que las tareas del hogar eran de algún modo
repetitivas y aburridas, y no requerían mucha habilidad. Bueno, trabajar
en casa con los niños me enseñó exactamente lo contrario: el trabajo
del hogar tenía más variedad que cualquier otra ocupación y exigía la
misma cantidad de habilidad.
En cada estación tenía que cumplir con una gran variedad de tareas.
En primavera debía plantar en el jardín, hacer la limpieza de la casa y
lavar toda la ropa de cania y las cortinas, que luego tendía a secar al aire
fresco. En verano, sacar las malezas, ir a la playa y hacer picnics con los
niños. En otoño, cosechar y hacer conservas y preparar la casa para el
invierno. En invierno, hacer arreglos dentro de la casa, decorar y coser.
Me di cuenta que mi trabajo no era muy diferente de aquellos “del
mundo” y que a menudo requería de todas las habilidades, talentos y
concentración que pudiera reunir. Junto con mi marido, era la Primera
Ministra de mi casa. Cada vez que organizaba a nuestra familia o es
tablecía normas o reglamentos, ejercía de gobernadora. Cada vez que
“arrestaba” a los niños por mal comportamiento, era ia policía. Cada vez
que defendía los derechos de mis hijos y arbitraba en sus disputas, era
abogado y juez; y déjenme decirles que no es fácil decidir qué es lo justo
y lo correcto cuando los niños se están golpeando.
Era maestra cuando les enseñaba el abecedario y sacerdote cuando
les guiaba en la oración. Era cocinera cuando les preparaba la comida y
panadera cuando les hacía el pan. Era nutricionista cuando planificaba
comidas saludables. Era médico cuando diagnosticaba infecciones de oído
y enfermera cuando vendaba un rasguño. Era costurera, decoradora de
interiores, manicura, conserje y fabricantes de juguetes. Era la adminis
tradora de mi hogar, y el proceso mismo de aprender a hacer todo esto
y mantenerlo era ya una habilidad.
Reola de vida jara una madre
A .'1 A. . ■
descutiri, estudi anuo el oentpus. que mi tirabajo en ei hogar
... .S . .
era til cieno ímodo ijna irnag en de la obra cíe Oíos en la creación. En el
jardín d el .bdé:n, Dio s llamó a 1 hombre y a !ía mujer a se■r administradores
io , v, i Dartixhipo en fr.st a ad in¡nistr ación medirinte el cuidado de
mi hogax dad p A f-rq.bajo que yo realizaba tni mi hogar A ! im >■
e la ad ministrar:ión cristiana sobre mi pe:queña parte de la
creación.
Somos más administradores o custodios de nuestros trochos de crea
ción que propietarios, y esto se aplica también a nuestros hijos. Lo que
tenernos, ya sea poco o mucho, nos lia sido confiado con un doble pro
pósito: preservarlo y administrarlo con provecho. Así, no sólo debemos
velar por que nuestro hogar esté cuidado y en orden, sino que también
estarnos llamados a mejorarlo para satisfacer las necesidades humanas
reales de nuestra familia. No tenemos derecho a descuidar nuestros
deberes aquí, sino que estamos llamados a administrar esos recursos,
porque realmente pertenecen a Dios.
Siempre me había parecido más fácil mi trabajo en el mundo que mi
trabajo en el hogar. Pero cuando me vi a mí misma como guardiana y
administradora de mi hogar, entonces realmente me di cuenta de que
estaba trabajando para Dios. Esto afectó directamente mi actitud hacia
las tareas domésticas, Eludirlas era como no trabajar un día completo y
a cambio recibir el salario -algo que nunca hubiera hedió en ninguna
situación laboral. Era una cuestión de justicia. Así que llegué a la con
clusión de que procurar cumplir con las tareas domésticas y cuidar bien
de mi hogar y mis posesiones era casi una obligación moral.
chas horas y realmente no podía hacer mucho más, dado que teníamos
niños pequeños. Si queríamos tener algo de tiempo en familia, no podía
también trabajar por las noches.
Philip y yo evaluamos cuánto me había costado salir a trabajar. Para
hacerlo, había tenido que comprar ropa adecuada, pagaba a una niñera,
debía gastar más dinero en alimentos precocinados dado que no tenía
tiempo para cocinar, debía cubrir gastos de gas y de mantenimiento del
coche y ocasionalmente comer afuera -sin mencionar los impuestos y
deducciones de mi sueldo. Al final, nos dimos cuenta de que mi trabajo
de media jornada que en bruto me daba 1.000 dólares al mes ¡sólo nos
dejaba 150 dólares en efectivo! Así que no tenía sentido pensar en mi
regreso al trabajo. Y en cuánto a practicidad, con niños muy pequeños y
empezando fiome.se/ioohng, ¿cuánto tiempo o energía tendría para trabajar,
de todos modos?
Así que decidimos que seguiríamos como estábamos, ninguno de los
dos tomaría otro trabajo, y haríamos lo que pudiéramos. Pero las dificulta
des económicas continuaron durante años. Cada vez que lo superábamos,
sucedía algún desastre y volvíamos a endeudarnos. Recuerdo un otoño
en que escatimamos y ahorramos para pagar todas nuestras cuentas, y
en Navidad estábamos libres de deudas. Entonces, el coche se averió
cuatro veces en enero y nos costó 800 dólares. Dado que no teníamos
ahorros, volvimos a endeudarnos.
Este ciclo interminable de deudas seguía frustrándonos. Me disgusta
ba que todas aquellas cosas que necesitaba para que mi casa funciona
ra mejor -pequeñas cosas como estanterías nuevas, o una aspiradora
mejor- por lo general no eran económicamente alcanzadles. Me enfa
daba con Dios porque sentía que me había puesto en una situación
imposible.
Entonces, me pareció que la mejor forma de enfrentarlo era hacerme
dos preguntas: ¿qué cosas dependen, de mí? y ¿qué cosas dependen, de
Dios?
146 Regla de vida para una madre
cubre mantel de plástico, pero como costaba diecisiete dólares, sentía que
no podíamos permitírnoslo. Entonces se me ocurrió que en mis viajes a la
ciudad, a menudo había hecho gastos espontáneos de dos dólares aquí,
cuatro dólares allá. Si hubiera ido a la ciudad con un plan, habría podido
comprar esa funda de plástico mucho antes. Entonces, no conocer el
estado de nuestras finanzas y no planificar las compras rae había lle vado a
hacer más gastos impulsivos, casi por rebeldía o frustración, porque sentía
que no podía comprar aquello que realmente sabía que necesitábamos.
Una vez que comencé a planificar las compras, la satisfacción de poder
comprar aquello que verdaderamente quería me ayudó a dominar mis
deseos por aquellas pequeñas tonterías en que solía gastar dinero antes.
Entonces supe que sencillamente tenía que dejar de querer tantas co
sas. Mis deseos y expectativas eran más un reflejo de nuestra cultura
acomodada y consumista que de las necesidades reales de mi familia.
Considerando nuestros frecuentes apuros económicos, empecé a analizar
mi estilo de vida y a evaluar qué gastos procedían de las necesidades
legítimas de mi familia y cuáles de mis deseos.
Por supuesto que no está mal querer algunas cosas bonitas. Pero
siempre existe el peligro de que nuestra actitud hacia los bienes se con
vierta en un problema. Por ejemplo, cuando deseo cosas hasta el punto
de resentirme con Dios o de sentir celos hacia los que tienen más que
yo; cuando me endeudo para comprar cosas innecesarias; cuando busco
satisfacer deseos a expensas de lo que mi familia necesita, comprome
tiendo así su situación, económica general sin motivo; cuando busco
mi plenitud personal en las posesiones en vez de buscarla en Dios, o
cuando no puedo controlar mis deseo de bienes materiales y no practico
la mortificación cristiana.
Dei mismo modo que tenemos la misión de amar a nuestros esposos e
hijos, también tenemos una misión con nuestros bienes: están destinados
a satisfacer las necesidades de nuestras familias y a ayudar a ios necesi
tados de nuestro entorno. 'Tenemos una obligación grave de ayudar a los
demás con nuestros recursos de alguna manera. ’‘EI hombre, al servirse de
esos bienes, debe considerar las cosas externas que posee legítimamente
no sólo como suyas, sino también como comunes, en el sentido de que
puedan aprovechar no sólo a él, sino también a los demás”.’9 No tenemos
derecho a conservar para nuestro uso exclusivo lo que no necesitamos
cuando otros carecen de lo necesario^’
Hace mucho tiempo leí algo que Santo Tomás de Aquino decía sobre
el uso del dinero para nuestro solo beneficio: que consintiéndonos, nos
protegemos superficialmente de las realidades de la vida, entonces cuando
21 Mateo 6:24.
150 Regla de vida tara una madre
•í -1
brtd Tirí too 3.11 jurit:o a un. fue go en una mañana a, niie ntras yii me
seritaba en nii seo geoora y c álida casa con mi t;aza A; café .humearite v
ñus tostarías calientes con mérmela
i i , ' iu ¡ujero en la parea con aigo di
•í . .....
lena y una reí lila, lambien veía a esa lamí ’ mi v -< ¡ tana en cubos d.
grano de inte rnational Aid como si fuerai i m " i , 11 monees miraba ■.
mi. alrededor a mi cocina eléctrica, a la hidadera, al la vavajillas y a lo
cómodos sofá s y sillas tapizados.
Veía 31 '’T’íjpo cíe niiios rumanos reuii¡idos sobre al ’ 1 f ! '
sucias en uníi habitación desnuda en la que el yeso s.e desprendía
■ d<
las paredes v !.a ventana estaba rota. Esta ban sentados alrededor de ui
anciano con i,m solo libro que les daba su s lecciones. Y pensaba en nii
_M ■ñas de libros y mis cajones 1denos ele ciiai J M í 1 l
terráqueo, rn.iis videos educativos, mi pizan•a, niis pupitreis, mis materiale
j......
üt aite y mi c oiiiputadora.
) de aquebniño pequeño con un. parche sol?re el ojo daíiadc
.. i. ...... .... ?. . r-'-r 1n tv-^rrnHn v O
olor d« ¡a mif . 1.1 u., V 1M L 'MHipcl
................... ... • • ■■■ '■ ........... . ■■ ...........
raba con los cdios brillantes v Las mojí Has s<enrosadas cíe mis iiiios ntie nc
! n ■■ y-,
conocían más. que la rivalidad entre he.n¡nanos. E me ciecia: ¿roí qu<
é yo/Y Y no se me ocurría ni ! i u Al’ :sta, excepto qu<
yo tenía niuc lias ideiiclícioiies y !a ríeme lO ' , . ibilidad de esta
22 San Juan Crisóstomo, On Livmg Simply: The Golden Voice ofjohn Chrysosiom, comp.
Roben Van de Weyer. (Liguori, Missouri: Liguori /Triumph Publications, 1996), 7.
23 Ibid, 6.
152 Regla de vid.a para una madre
24 Mal. 3:7-12
Ser proveedor 153
Dios provee
Del mismo modo que Dios proveyó la tierra con el fin de satisfacer
las necesidades humanas de Adán y Eva y, al hacerlo, les dio un paraíso,
también mi hogar debía cumplir una doble función: debía ser funcional
y bonito, al menos para nosotros. Por lo tanto, cada habitación debía
tener un objetivo específico y debía estar organizada y provista con lo
necesario para cumplir dicho objetivo.
Eso significaba que debía estructurarlo bien. Empecé por hacer lo que
llamé un “análisis de habitaciones”. Iba de habitación en habitación con
un portapapeles, haciéndome algunas preguntas.
¿Cuál es el objetivo de esta habitación y que cosas debe tener para cúm
plalo? Quería que los dormitorios de mis hijos fueran, además del lugar
donde dormían y guardaban su ropa, el lugar donde hicieran actividades
como leer, dibujar y jugar. Así que anoté todas esas actividades. Luego,
junto a cada actividad, anoté las cosas necesarias para realizarla. Para
leer, necesitaban una mesa para sus libros y lámparas. Necesitaban algu
nos cajones para guardar los materiales de dibujo, necesitaban también
papel, crayones, lápices y gomas, además de una caja de juguetes y, por
supuesto, sus camas y roperos. Si quería que rezáramos en familia en el
livíng, debía establecer allí un lugar específico para guardar los rosarios
y los libros de oración.
Hice esto con cada habitación de la casa. No tenía sentido guardar
libros escolares en la cocina si teníamos un aula. Si necesitaba mis libros
de recetas en la cocina, tal vez podía poner un estante allí en vez de
guardarlos en el salón. No existía razón alguna por la que no pudiera
guardar cada cosa de forma permanente en el lugar donde se utilizaba
con mayor frecuencia. Más tarde me di cuenta de que esto ayudaba a
mis hijos a saber dónde debían, poner cada cosa. Les resultaba muy difí
cil mantener el orden si cada una no tenía un lugar lógico y fijo.
A continuación debía determinar si necesitaba quitar alguna cosa de
¡a habitación. ¿Qué cosas no deben permanecer en esta habitación? Dado
que disponía de un espacio de almacenamiento extra, durante el invier
no no necesitaba guardar los patines de los niños ni su ropa de verano
156 Regla de vída para era madre
alo, .1 i
un en ui ia liste i de Téébos y mare al za 'fehS C.O sas urgentes
con u:n.a gran. estrella. .Algunias o ss pe mi anee i eron eri mi:Lista durante
..
anos. se rompez recu: i e sta i ista en nn i:uad
i ! 1 ■' < > v lo añado,
Así (mando í lago cueiniDS 1": ?sta lista para asr ci i á ¡ p S leí p.1.0X111 Id
cosa (.lile nebí ite1 reaordar todo, porc ¡ue e sta anotado.
No m
■s j-y-yí-g
? 1 p e m r i lecnnie ni -o ni xe qilería Nevar a
L Aíg i
orovóc Fí Rs
j t
cabo. ejoras me gustarkx. fu■icem m ¡ i tístii humme ¿ón / ívl 11 ■('mas ae estas
cosas tambíéi i continú¡an sin ;er se -■'tq im^chfis ya totan hechas..
alir de caíla habíitaci.ÓD tan;ihan me frrabac l ié necesitaba
.....1 ... ■■.. .,... .. .......
. ....
manteru a. íQii TCl
.■ 1 lix Lt 1.11 L's. :y que hacer :StÚ i latoacíón? Y
asi es ictament tare as erari absoiutarn.enti net?.esarias para
..
ni aiitjener la rnnpieza y ei ord en. c na bnrnanal o e; .onal v ir t
mi, h acer las canias y guardíir ¡a )pa. los libros y los j UgUfates eran ta
reas charías n<mesarías en. los mi torilm El orden de lOS Cellones, pasar
la asp y yuítar el poli i tai"eas que pO' ... malí: i a 1
sema i ?s donnitonos, así <roí.no ed cambio d<i sál:larms. Dos ve'ces
al añi¿y hacía. i s buena; liliipi eza i < i O 1 bba ni os todo lo GUC
estuv ¡o, oraen.ábamc)S v g'tiardíí íbamos la i opa de t:emporada y
laváb ; mantas v corti
Pe .... i id. nabia <dgo rm Ch ha a hacer cc , .¡... ’Yi/'f a e asas tareas/
i
Ntuico he ere‘ido que 1rodas 1 3S r,are i i.el hogar se;a n t<raba;jo de inania,
i
líenos aci ministra dores no 1'memi c Al . ¡ la exisa e
mi i.u par de x‘so. delesan. las tanem ada uno se gún su c - s < m i '
1
como dí»O lUTa vez una. arnigci mí “Cu;ando los midos i :i montar en
mono.matín v en bicichita, ¡se■'Cur me ipueden apnande: naneíar una
Ser proveedor 157
• ¿Cuánto dinero debemos, aparte de los pagos del coche y la casad A quién
se lo debemos ? i A. cuánto? ¿Cuáles son los plazos de pago?
• ¿En qué otros gastos incurrimos normalmente? ¿Cuál sería el total medio
mensual o anual de esto (mantenimiento de la casa, Topa, educación, etc.)?
i n¡ . i ■) .
bmdades de adiministraiC-ioii a las que Dios nos na ñamado.
ios ca<ir en la tentación de dejar q[ue esta prioridad prevales
sobre tod as las d cinás., a veces e.btamos can ocupados con las tare■as
..i.. . •’
domes ..
iiCí einplcr) que dejamos de la< L’V- o i ■
xa.
vida, rere i d ' d la qu inta p normad consiste en iarop
ORGANIZA TU REGLA
Lo siguiente será asignar una franja horaria natural para cada comida.
Introduce el desayuno, el almuerzo y la cena en las casillas correspon
dientes (y colaciones, si tienes niños pequeños). Suelo introducirlas en
letra grande en todas las columnas de esa tila, ya que todos hacemos
estas cosas al mismo tiempo.
Introduce cualquier otra pausa natural, como el recreo de los niños
o el tiempo al aire libre, cubriendo tantas columnas de esa fila como
corresponda al número de niños que lo hacen. Si trabajas fuera de casa,
incluye las horas que conduces, cuando dejas a ios niños en algún lado,
las pausas para el café y las horas de almuerzo. Incluye también aquí las
horas de siesta de los más pequeños, rellenando debajo del nombre del
niño las casillas que correspondan ai tiempo que duerme normalmen
te. Además, si hay cosas que necesites hacer específicamente para tu
marido y puedes hacerlas a una hora determinada y de forma regular
in.tr od ucelas también.
21:00 Acostarse
21:30
Lectura espiritual Este año: las obras de Teresa de Ávila y de Hubert Van Zeller.
Pire Within de Thornas Dubai
Varios
¡
; ¿5. .FESTINAS
1 '.¡i' Jessi Lupe
i Preparar ¡a
mesa dei
desayuno
Guardar rni
ropa y 'a de
Phíhp
Ducha ¡o
dejaría para
la mañana)
Alimentar a
tos gatos
Revisar el calen
dario semanal
para ver qué
actividades me
esperan mañana
Organiza tu regla 171
persona bajo su nombre. Esto puede incluir cualquier otra cosa que
surja sobre la marcha. Más adelante, yo anoté bajo nombres específicos
cosas como bajar la ropa para lavar (Nicki), apagar las luces de arriba
(Luke), bajar la vajilla que se llevaron a los dormitorios (Luke), ayudar
a Virginia a realizar sus tareas matutinas de higiene, vestirse y hacer la
cania (Jessica), y dejar salir al perro para que hiciera sus necesidades
matutinas (Anua). Coloca este cuadro en un lugar lógico (el mío estaba
en el pasillo de arriba), y arma un cuadro para las tareas de la noche
siguiendo el mismo criterio.
Aquí también deberás tener en cuenta tus tareas vespertinas. He
colgado una pequeña lista de cosas que tengo que hacer antes de irme
a la cama. Suelo tardar media hora en hacerlas.
A continuación, elabora tus cuadros de tareas para antes y después de
las comidas (consulta cuadros 4A, 4B y 4C). Empieza con un. borrador.
Toma tres hojas de papel, escribe el nombre de una comida en el centro
de cada hoja en letras grandes. Ahora tienes una sección encima para
las tareas previas a la comida y otra debajo para las tareas posteriores.
Haz tantas columnas verticales en. cada página como personas haya
implicadas y etiqueta cada columna, con el nombre de una persona.
Empieza por las tareas propias de la comida. ¿Qué cosas hay que
hacer antes de la comida (poner la mesa, cocinar)? ¿Cuáles después
(limpiar la. mesa, lavar los platos)? ¿Quién puede hacer cada una de
ellas? Escribe cada tarea debajo de un nombre apropiado y en la franja
horaria adecuada.
Ahora podemos explayarnos un poco en esas franjas horarias. ¿Había
otras tareas que querías que se hicieran diariamente que puedan encajar
aquí, como ordenar cada una de las habitaciones, sacar las vitaminas,
barrer, ordenar los zapatos, las botas y los guantes, alimentar al perro,
etc.? Busca en tu cuaderno todas las tareas diarias y repártelas según la
capacidad de cada uno y su disponibilidad.
Tendrás que hacer malabarismos para crear un horario de trabajo
equilibrado y uniforme para cada persona. También puedes equilibrar
172 Regla de vida para una madre
Lavado de ropa
Otras
i
actividades i
y orden 1
... _.... ....................
las tareas entre los horarios de las distintas comidas; puede que te en
cuentres con que has sobrecargado las tareas del desayuno y que tienes
poco que hacer al almuerzo o a la cena. En este caso, puedes valorar
qué tareas pueden hacerse en. un horario mejor para homogeneízar el
trabajo durante el día.
Incluye aquí también las rutinas de lavado de ropa. Yo suelo escribir
“Lavado de ropa’’ debajo de mi columna para cada momento previo y
posterior a la tarea y en otras pequeñas secciones a lo largo de mi día.
Organiza tu regla 173
Poner ¡a
mesa
Llamados
de teléfono
6:3 - i Durmiendo
7:0 latutina ¡
8'00
tí; 30
9:30 Escuela
Escuela
13:30 Escuela
14:00
i 4:30
15:00
Recreo afuera
16:00 Tareas previas a Los niños más grandes juegan con los más pequeños
ia cena
Organiza tu regla 177
17:00
Tareas previas a la cena
CENA
Tareas posteriores a ía cena
17:30
estudio, hobbies
i
20:30 Libre Acostarse
Tareas vespertinas
21:00 Acostarse
21:30
Manaba Canto en misa Adoración Misa (9:00) Descongelar y Misa (9:00) Limpieza del
(9:00) ¡5:00} limpiar ia piso de arriba
heladera y el Cada tres
Misa (9:00) Recogida de congelador semanas pasan Cambio de
basura a junta ríos sábanas
residuos
| reciclables Limpiar ios
cepí'ios de
dientes
Tarde Manicura: Semana A: mis Los niños visitan Los niños visitan
tos niños y yo niños van a lo a su tía a su abuela
de Heidi
Mandados Los niños se
Semana B: tos y citas confiesan (una
R egla
niños de Heidi vez por mes)
vienen a casa
O rganiza tu
Cuadro 6B: Rutinas semanales (semana Hj
regla
Mañana Canto en el Adoración Misa (9:00) Día de cobro Misa (9:00) Día libre
coro en misa (5:00) de mamá
(9:00) Cada tres
Misa (9:00) Recogida del semanas pasan
compost a juntar los
residuos
reciclables
Compras
maroues pai r si 1?iav aispina, tsirea s enianal qum tengas que agr
i . peqiHsno cmadre ani !
uacic divídelo en
km ife’ v11 k i 111 ■ V"
i,, A Ano : m í as acti..vidadtrs qu i Licoeu. Irniersc : 1: CUJ
por ircmporai 1 use:alas ei i tu cu ,s.íKlt
,-l .
i1 \ m i ías como *con esp^íJllCi 8
Pued íantar el. hue rto' (en mayo y junio í ! mu i ¡a n.ifi car t
1Í1OS ti n ca en y agoisto, o u.Lav ar veritar Ate no re
le cad
Organiza tu regla 181
A» .Mayo Junio
Desmalezar
lista de cosas necesarias para recordar a que tendrás que dedicar tiempo
en las semanas siguien tes.
Surgirán otras cosas, según las estaciones o las edades de sus hijos
-como citas con el médico o eventos deportivos estacionales o incluso
oportunidades de negocio- te sugiero que las afrontes según vayan sur
giendo. No querrás incluir lo esporádico en tu Regla. Sólo debes ocuparte
de lo que es esencial, básico y habitual.
1. Correr el sillón. Levantar cualquier cosa que haya allí y ponerla exactamente
donde debe ir. Pasar la aspiradora. Poner el sillón nuevamente en su lugar.
2. Repetir esto con todos los sillones, las sillas y la mesa de la televisión.
3. Levantar todo del piso Jos juguetes, los libros, la basura o ias sillas-y poner
cada cosa exactamente donde debe ir.
4. Sacar el polvo del mantel. Levantar las imágenes, jarrones y velas, y limpiar
debajo de ellas. Volver a poner todo en su lugar correctamente.
6. Sacar el polvo de la televisión (por delante y por detrás). Guardar los videos
como corresponde.
7. Sacar el polvo de ios marcos de las ventanas y regar la planta con una taza
de agua.
9. Sacar el polvo de mi mesa de arrime, pero dejar mis libros (y cualquier otra
cosa) para que yo lo acomode.
A partir de este momento, cada vez que pases a otro evento progra
mado, ofrécelo a Dios y pídele su ayuda y bendición. Sitúate ante Dios
con espíritu de obediencia a su voluntad. Afronta cada tarea como una
respuesta directa a Dios, corno si te preguntara: “¿Vas a lavar la ropa
ahora?”.
Simplemente contesta: “Sí, lo haré”. Y sonríele. Así te acercarás
incluso más al corazón de tu Regla de vida.
TOMA LA DECISIÓN
Podría contarte muchas más cosas que he aprendido sobre cómo esta
blecer una Regia de vida para una madre. Podría decirte que simplifiques
-que te deshagas de todas esas posesiones extra que sólo están ocupando
espacio en tu casa y te hacen mover cosas de un lugar a otro, día tras día.
Podría decirte que simplifiques tus actividades también; que estar
demasiado “en movimiento” no deja espacio para el cumplimiento pa
cífico, tranquilo y recogido de tus deberes.
Podría volver a hacer hincapié en la importancia del equilibrio en tu
horario diario, animándote a no trabajar demasiado ni jugar demasiado,
sino a hacer todo con moderación y en la proporción adecuada. Podría
sugerirte que trabajaras en la constancia empezando con pequeños pasos,
poco a poco y teniendo paciencia con tus pequeños esfuerzos iniciales.
También podría decirte que el desánimo, aunque es una posibilidad
muy real y aparentemente natural, es también una tentación del Infierno,
destinada a hacerte sentir mal contigo misma y a hacerte temer acercarte
188 Regla de vida para una madre
muy ízrav'e de mi alma- De repente vi esto <tomo algo- muy sen O5 quiza:
I ... í
ñor pi vie sentí verdaderamente conciei lau a —v un poir'O deSPS-
perad ('orno iím a salir de esta situación? Me sentí?i demasía do débil
Me sentía débil porque era débil. La pereza debilita ai alma. Pero hay
remedios, cosas que podemos hacer nosotros y cosas que Dios hace por
nosotros.
Primeree ] i > p < y, onozc amos nuesn■a de ' J L A ! 9l , i ( ,
significa que algo vaya mal. Sólo significa que debemos pensarlo más.
Todo esto forma parte de comprometerse en el proceso. Podrías tardar
años en elaborar una Regla que te satisfaga, pero el tiempo es irrelevante.
Como dijo una vez la Madre Teresa: “Dios no nos pide que tengamos
éxito, sólo que seamos fieles”. Lo importante es que, si nos caemos,
volvamos a levantarnos, utilicemos nuestra mente para entender lo que
Dios nos pide, y lo intentemos de nuevo.
Ahora que miro hacia atrás, veo que mi horario era muy riguroso para
una principiante. Había dividido 'mi día para cubrir todas las necesidades
principales de mi vocación. Había programado mis oraciones diarias y
las de mi familia. Estaba todo incluido: las comidas, las tareas de la casa
y el lavado de la ropa. El horario escolar de los niños estaba brevemente
elaborado. Dedicaba las tardes a proyectos domésticos, al jardín, etc.
Tenía tiempo por las noches especialmente reservado para Philip, Incluso
había programado mi paseo diario, tocar el piano y hacerme la manicura
los domingos.
Pero hubo momentos en esas primeras semanas y meses en que creí
que no lo lograría. En retrospectiva, creo que empecé demasiado pronto,
y que quizá debería haberme abierto camino un poco más gradualmente,
Pero estaba tan desesperada por un cambio que simplemente me lalicé
a ello. Sentí que estaba trabajando muy duro.
196 Regla le vida para una madre
Disponernos a la contemplación
con trabajo ni con esfuerzo, por mucho que nos esforcemos. En cuanto
a disponerse a ello, se puede y esto es sin duda una grao cosa Así
que, a pesar de que no podemos ganarnos la contemplación, podemos
disponernos a ella.
cL-ón ioí ruesto que 1a •conternpia cion es una oración den.tu
corazón, nuestra respuesta be venir desde nuestro cor;
Debemos; entTegunios a isi y ¡aceptar de ÍOóO COXClZOU SU VOMltttd piiT
sol TOS, L- ‘ m i i 5 V " J l: "He aquí la esclava del S
rr .... , 1
r itígd-sti t 1 ’ f id . ijeom 1 , > 1 1 1 , 1 ‘1
...
MC LXlIllC>s vivir contoniie a nuestra, tuzgla de vida: aceptando nu
Amar a Dios
necesario para tener intimidad con EL Una vez escuché que “el caminito”
de Santa Teresa de Lisieux se basaba en una premisa muy sencilla: .sólo
enamórate de Jesús y busca complacerlo.
Como madres ocupadas, ¿cómo podemos poner esto en práctica?
Podemos empezar, cada vez más, a ofrecer a Dios cada pequeña cosa que
hacemos como un acto de amor a Él: “Jesús, hago esto porque te amo”.
Podemos poner en cada tarea, tal como se nos presenta en determinado
momento, el mayor cuidado y solicitud.
Podemos aprender poco a poco a poner toda nuestra atención en
cada momento -aplicando cuerpo, alma y mente- y recordar que todo,
por pequeño o rutinario que sea, es permitido por Dios para acercarnos
a EL Si nos damos cuenta de que Dios actúa en el momento presente,
no en el futuro ni en el pasado, sino sólo ahora, podremos estar abiertos
y atentos a sus susurros, y aceptar todo lo que nos sucede como si vinie
ra de las manos amorosas de nuestro Padre celestial para nuestro bien.
Estas son las actitudes del corazón necesarias para amar a Dios dentro
de nuestra Regla.
Y así, aunque la contemplación es un don gratuito, sin embargo
(corno decía Santa Teresa de Avila), “el amor atrae al amor”. Nuestra
generosidad hacia Dios atrae su generosidad hacia nosotros, y Dios no
será superado en generosidad. Esta unicidad de propósito -cumplir la
voluntad de Dios conscientemente porque es su voluntad y por amor ¿í El-
también se conoce como pureza del corazón y allana el camino para la
contemplación.
Es la sexta bienaventuranza: “Bienaventurados los puros de corazón,
porque verán a Dios”.2' De hecho, así imitamos a Cristo, que obedeció la
voluntad de su Padre, por amor, incluso hasta su propia muerte en la cruz.
Como dijo Santa Faustina “Para agradar a Dios, una sola cosa es
necesaria: hacer incluso las cosas más pequeñas con gran amor -amor
y siempre amor”.
202 Regia de vida para una madre
vida interior sin un horario ... y sin la firme resolución de cumplirlo todo
el tiempo”. Por esta razón, la Regla para una madre parece un requisito
necesario para la contemplación en nuestra vida, cotidiana. Y la con
templación, recordemos, es experimentar a Dios mismo.
deí amor ULIfc COI isideraba un de)br delicioso, algo tan pre ciado que 111.
quería cpre acabar
Furo (?s lo que San Juan de la. Cruz Uama la noche osotira del alma.
enuncio 1oíos va a 1 o más profundei de nosotros v prepara nuíastros corazo-
la unión. Es muy importante que recordemos que cada vez que
¡ ’) a nueá para purifica ríos, nos intuínde al m^mc
tiempo iíi gracia ntmesaría paca so portarlo., .Dios estira nuest.ros corazones
. , ; . .1 UU..
UC |, ít.Ln.íi y ni a ut’•
1- ,.,C¿
- V ! r / n .
íOo Uf. í-dllltí ¡y CU-'ií.-ii.-. A UC , tú
............. ,
Pafd
punto, e 1 dolor se envuelvese i mpregna y se infunde de un amor que
arde coirtO el tuege>, alimentando una intimidad profunda y v 'iva con Dios
Así qije, cuand o e x p e n ni é 111 e rnos dolor y una vocecita n< hn h
tirarnos, ¡ on óan Pedrea Señor ¿aquien.Iríamos? m Digamos cor
María: “1■■•■fe auuí ai esclava del ótmor. Hágase en mí según tu palabra"/'
Digamos danit: un coi3.2 < 1 MI ¡ 11 ,
1 dócil ’.
T),
acienios u
LdlllOft. 1> , ¡ < 1
ito, para "suplir en nuestra> carne lo que
■ f
falta de l as inocua clones de Jesú;>”J1. como dice San Pablo.
V',
de nuestira misión Cristi ana, parte de nuestra proiP ‘O V
de Cristca es acoge?r todo lo que n os viene de las manos oel 1Dios de amor
y ofrecer •o ai Pacbce} en. unión c< p m 1 j un Nosotros,
que tonatamos el C u e rpo m í s tic < y * 6 < 1 l ticipar en su
4
Pasión rederitoia iaaia ta con veis:íón y la salvación dei munido. Podemos
tomar to■das las cqueñas 0 grarmes luchas que conlleva vivir nuestrs
vocación . ... i.. í . is pruebas y tr ii?m.acioi.i.es ele .nuestia. pporificación, \
ofrecerla s de vuelt:a a! Padre coryJesús para ayudar a a.quelkas que no son
io suiiCie ntemenup libres como p v m - 1 . u-m
29 Juan 6:68.
El corazón de la regla para una madre 205
La decisión es tuya
32 CE Mateo 16:24-
206 Regla de vida llera una madre
alma. Pero ahora rae siento libre —libre para amar a mi Dios, a mi mari
do y a mis hijos, y libre para hacer lo que tengo que hacer sin sentirme
agobiada por ello.
Te deseo que obtengas la misma libertad. Así que considera si tú
también estás llamada a vivir tu propia Regia do vida. Piénsalo y rézalo
mucho. No te límites a considerar si quieres una casa limpia. Esto no
sería una motivación suficiente para nadie. Y no saques a relucir todos
tus defectos y debilidades a la vez, o nunca tendrás la claridad suficiente
para empezar. Y cree que si Dios quiere que lo hagas, Él te dará el poder.
¿Deseas más orden en tu vida? ¿Quieres ser una mejor esposa y madre?
¿Buscas tener una relación más profunda con Dios? ¿Ya estás desesperada?
Dios puede estar pidiéndote, en esta era de decadencia del matri
monio y de la familia, que te comprometas con Él y con tu familia de
forma consciente y con todo tu corazón como parte de la renovación
del inundo. Que Dios te acompañe.
Apéndice
La voluntad de Dios
El arnor a Dios
Intentaré hacerlo todo por amor a Dios, en lugar de seguir mis propias
inclinaciones y motivos. Para tal fin:
• Comienzo a ofrecer a Dios cada tarea sólo por amor a El, como mi
única motivación,
• Realizo cada tarea, cualquiera que sea, con el mayor cuidado, so
licitud y ternura, tal como se me presenta en ese momento, pues la realizo
como un acto de amor a Dios, que está conmigo.
• Estoy abierta y soy receptiva a los impulsos del Espíritu Santo, aguardo
su susurro en cada momento, y practico la aceptación, la paciencia y la
acción de gracias tanto en las alegrías como en las pruebas.
Eí amor al prójimo
* Seré atenta con. la persona que esté conmigo para que sienta que
es la única persona que importa en ese momento.
• intentaré hacer lo que sea mejor para los otros y sacar lo mejor de
ellos.
• Seré flexible con el horario en sí; los horarios allí establecidos son
guías generales y aproximadas de lo que sucederá a continuación. Aunque
debo adherir a estas normas con firmeza, también debo permitir la flexi
bilidad adecuada conforme a las necesidades de mi. familia. La flexibilidad
viene determinada por necesidades reales, no por mera conveniencia o
por “no tener ganas” hoy.
Las cinco P
• Pasaré tiempo con Dios cada día, a lo largo del día, tanto en momen
tos formales de oración, corno buscando su presencia en cada momento
en la medida, que sea capaz de fomentar el recogimiento en mi corazón.
212 Regla de vida jara una madre
i coniportaniúznto aniable
* y géneros
* palabras alentad
:
* iras i
o cariñoso. En todo lo que diga o rev e con mis accione
transió.irire el sentiiirlento de orgullo oor el. LOs mismos, su bon<dad
1
Attwater, Donald, ed. A Catholic Dicüonary. New York: The Macmillan Company,
1943.
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Se terminó de editar en Buenos Aires, Argentina,
el 16 de junio del año del Señor 2023
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
Holly Pierlot golpeó la mesa de la cocina con el puño y le gritó a su marido:
-“¡No puedo soportarlo más!”.
Estaba agobiada por la maternidad y el homeschooling. La casa estaba sucia
y la ropa sin lavar. Holly se sentía frustrada, desanimada y sola. No hallaba el
tiempo para acurrucarse y divertirse con sus cinco hijos o para salir con su es
poso. Sí, amaba a Philip y amaba a Dios, pero había llegado al punto de envidiar
la libertad de Philip y casi nunca tenía tiempo para la oración.
Hoy, todo es mejor. Holly todavía hace homeschooling, pero la casa está más
limpia, logra hacer más cosas, y los niños están másfelices. Hay menos estrés, menos
conflictos y menos quehaceres pendientes. Holly recurrió a la sanación para curar
algunas heridas del pasado que generaban conflicto en su almayen su matrimonio.
Lo mejor de todo es que dedica al menos una hora por día a la oración y tiene
todas las tardes libres para estar con Philip.
Holly consiguió estos cambios gracias a lo que ella llama su Regla de vida para
una madre. Esta Regla es un modelo de vida que combina la sabiduría espiritual
del monasterio con la sabiduría práctica de las madres.
La Regla de Holly no es simplemente un horario más; es un medio para que
las madres cristianas respondan al llamado de Dios a la santidad. Con la ayuda
de tu propia regla, podrás dominar tu hogar, acercarte más a Dios, amar más a
tu esposo y educar a tus hijos como buenos cristianos. Holly te muestra cómo
hacerlo a través de la sabiduría y practicidad de estas páginas.
Si aplicas tu propia regla, transformarás la
maternidad y la carga que conlleva en la vo
cación alegre que debe ser. Aprende de Holly
Pierlot cómo diseñar una regla apropiada para
tí y tu familia. Luego, utilízala para que Dios te
conduzca a tí, a tu esposo y a cada uno de tus
hijos al cielo.
IS N 978-987-88-9627-4
CLDp
9 789878 896274