Resumen de Historia
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El Nacionalismo Popular:
La corriente populista del nacionalismo posee una historia difícil. Se suele creer que el
nacionalismo populista anterior a 1943 se redujo a las actividades del grupo FORJA. El
nacionalismo populista surgió en un reducido grupo de jóvenes radicales, donde se encontraban
M. Ortiz Pereyra, A. Jauretche y Homero Manzi, entre otros. Este grupo participó en las luchas
internas de la UCR que se dieron entre 1931 y 1935, pues intentaron eliminar (sin éxito) la
influencia que poseía Marcelo T. de Alvear de la conducción del partido. Tiempo después se
encargaron de fundar en Buenos Aires, en el año 1935 la agrupación política FORJA (Fuerza de
Orientación Radical de la Joven Argentina). Estos jóvenes se hacían llamar yrigoyenistas, iban
contra la oligarquía y el imperialismo, querían de vuelta la soberanía del pueblo, y terminaron
siendo declarados como representantes del verdadero radicalismo y nacionalismo argentino.
FORJA poseía los siguientes rasgos: un retorno a la doctrina nacionalista; estaba filiada en el
orden de las conexiones históricas; estaba unida a las antiguas tradiciones federalistas argentinas
anteriores a 1852; se retomaba en su contenido original los postulados ideológicos de la Reforma
Universitaria de 1918; sus pensamientos carecían de influencias extranjeras; sostenían la tesis de
la revolución hispanoamericana en general y argentina en particular asentada en las masas
populares; y por último se enfrentaba a Gran Bretaña y a EE.UU. Si bien los forjistas no poseían
ideas influenciadas por extranjeros, leían obras marxistas, ensayos norteamericanos e
hispanoamericanos que hablaban sobre el imperialismo, no obstante era algo que no los saciaba,
puesto que aquellos escritos no reflejaban la realidad argentina. FORJA no desarrolló una
doctrina institucional, estaban seguros de que un día las multitudes argentinas se pondrían en
marcha.
El nacionalismo populista y el restaurador se veían a sí mismos como intentos de crear un nuevo
consenso argentino que estuviera acorde a la década de 1930, sin embargo la realidad argentina
no fue esclarecida, sino más bien se veía a través de moldes extranjeros, se opacaba y
endurecía, esto se debió a que la tendencia restauradora había recibido un sello deformante con
su apelación acrítica de los modelos ideológicos europeos. El nacionalismo restaurador
consideraba a la historia como el producto de la acción de líderes y elites, mientras que los
populistas ponían su atención en el concepto de “pueblo”. Por otra parte, el nacionalismo
populista creía que el verdadero nacionalismo debía luchar contra el comunismo y la anarquía y
además debía ser opositora a los trust (los trust querían quedarse con las fuentes de riqueza y
dominar a los pueblos incautos que les daban morada). El populismo destacaba la natural
integración del gringo e iba contra la conspiración judía universal.
Clase 7: Nazismo y Fascismo
LA PRIMERA POSGUERRA. FASCISMO Y NAZISMO
El Régimen Fascista:
Musolini respetó la autoridad del rey y los mecanismos institucionales en los primeros meses. En
su gabinete había fascistas, liberales, demócratas y nacionalistas. En 1922 construyó el Nuevo
Estado Fascista siendo el duce y además el jefe del gobierno político. Creó medidas que le
sacaron la autonomía al PNF, para esto formó el Gran Consiglio (un órgano de su gobierno),
erigiéndose como presidente y teniendo a los máximos dirigentes partidarios como compañía. El
Gran Consiglio, actuando como “gobierno sombra” ayudó a crear leyes para tumbar la
democracia parlamentaria. La primera ley fue la milicia voluntaria; esta ley puso al jefe de
gobierno al comando de los Fasci de Combattimento, y gracias a esto Musolini mantuvo su
política entre la institucionalidad de la democracia liberal y las acciones de los grupos violentos
(que él utilizaba a su conveniencia). Por otra parte se aprobó la Ley Acerbo, que le permitió a
Mussolini asegurar al PNF una segura mayoría parlamentaria (pues la misma daba una sobre
representación a la lista con más votos), es decir, el PNF ganó las elecciones parlamentarias de
1924 mientras se vivía un clima tenso denunciado por los partidos socialistas y comunista. Luego
sucedió lo de Giacomo Matteotti, un diputado socialista que en el día de inaugurarse las sesiones
del nuevo parlamento, criticó duramente al fascismo, lo que le costó la vida, puesto unos días
después fue secuestrado en pleno centro de la ciudad de Roma y a los dos meses encontraron su
cadáver. Esto repercutió en toda Italia y en los opositores al fascismo, cuyos diputados dejaron el
parlamento.
Mientras la actividad de los opositores aumentó, el régimen subsistió con ayuda de los jefes y la
violencia de los fascis, que le impusieron al duce (guía o líder) un giro en su política, dando por
terminado el régimen liberal italiano.
La Dictadura Totalitaria:
En 1925, el fascismo transformó el sistema político italiano en un nuevo régimen de partido
único, y como el fascismo dominaba el Parlamento, el cambio fue completamente legal. Las leyes
aprobaron la eliminación de los partidos políticos, la libertad de prensa y los sindicatos, todos
estos fueron suplantados por una estructura corporativa que erigía el interés nacional sobre la
iniciativa individual. El PNF si fue autorizado, no obstante quedó como un simple instrumento de
propaganda, encargado de disciplinar a sus militantes y perseguir, juzgar, vigilar y reprimir a los
opositores. Por otra parte, volviendo al régimen corporativo, el mismo buscaba eliminar la lucha
de clases con la intervención del Estado, para lograrlo crearon corporaciones en las ramas de
cada actividad del país (como en los transportes, la agricultura, etc), que estaban compuestas
por representantes de patrones y obreros bajo supervisión de funcionarios gubernamentales que
podían decidir sobre cuotas de producción y salarios. En pocas palabras, el fascismo reorganizó
la política y además disciplinó a la sociedad según un modelo militarizado.
La República de Weimar:
En 1919 una asamblea realizada en Weimar, publicó una constitución nueva que trajo cambios
respecto de la época imperial, pues ahora tendrían voto femenino, jornada laboral de ocho horas,
la representación proporcional de los partidos políticos en la cámara legislativa y la iniciativa
popular. Todo esto no cambió la estructura social y tanto antiguos terratenientes como policías,
oficiales del ejército, funcionarios y jueces de la época imperial conservaron sus tierras. La
constitución fijaba un sistema representativo, republicano y federal, también habían dos cámaras
parlamentarias: la de representación federal (el Reichsrat) y la legislativa (el Reichstag), además
había un presidente, en este caso, F.Ebert fue elegido por sufragio universal. Alemania estaba
completamente atada de manos y pies, porque Europa estaba dañada por la crisis económica de
la primera posguerra y tanto esto como la deuda externa por el pago de gastos e indemnizaciones
de guerra que estaba en el Tratado de Versalles (ir a “Los Tratados de Paz”) y la deuda interna
por el pago de pensiones a veteranos de guerra, huérfanos y viudas, Alemania estaba mal y
siempre se mostraba débil ante sus adversarios de derecha e izquierda. El gobierno republicano
quiso purificar la economía sin establecer nuevos impuestos, sin embargo no funcionó debido a la
gran inflación que dañaba a los sectores sociales. A finales de 1923 la crisis se volvió terrible, los
alemanes estaban prácticamente en quiebra, sus ahorros no valían nada. Pero fue entonces
cuando queriendo evitar que el comunismo tomara el país, se formó el plan Dawes, un
proyecto estadounidense para reducir las cantidades que Alemania debía abonar a los
vencedores. Este plan tenía la idea de flexibilizar los pagos y además, EE.UU otorgó préstamos a
Alemania para que su economía se restaurara.
La política económica:
Ahora, Hitler debía enfrentar a su mayor problema: el desempleo surgido por la crisis
económica. Para salir de eso creó el “Plan de Cuatro Años”, buscando el autoabastecimiento a
partir de aprovechamiento pleno de la industria alemana. Para hacerlo, debía desconocer la
resolución del Tratado de Versalles, puesto que la misma prohibía el rearme y la creación de
sustitutos sintéticos de los materiales que el país no tenía y no podía obtener del extranjero.
Encima tenía que lidiar con la construcción de una flota mercante y la modernización de los
sistemas de transporte. Entonces reorganizó la economía utilizando el modelo de una economía
de guerra, y con la ayuda del restablecimiento del servicio militar obligatorio y de la fabricación de
armamentos, además de la producción en la industria química, Hitler inició un masivo
reclutamiento para el ejército.
La Dictadura Nazi:
Características propias de la Dictadura Nazi:
Usaban la esvástica (símbolo de la superioridad de la raza aria) en vez de la bandera.
Un Estado unitario reemplazó el sistema federal.
Hitler usó la persecución y represión, además convenció a casi toda la población de que usar
la fuerza era correcto.
La persecución fue cada día más atroz (en especial contra judíos, gitanos, homosexuales,
líderes sindicalistas y militares comunistas y socialdemócratas).
Las leyes amparaban los ataques a estos grupos. En 1935, se legislaron las leyes de
Nüremberg, que le prohibía a los judíos tener ciudadanía alemana, tampoco podían votar,
casarse con arios, trabajar en empleos públicos, comercios, editoriales e incluso tener
profesiones liberales. Más tarde el antisemitismo se puso peor.
“La Noche de los Cristales Rotos”: El Partido Nazi utilizó el asesinato de un diplomático
alemán para que la SS (organización paramilitar que protegía al Partido) saqueara casas,
negocios y sinagogas judías. Además, los judíos fueron culpados por el ataque, debieron
pagar una indemnización al Estado alemán por el desastre, los obligaron a usar una estrella
de David amarilla que los identificara y no podían ir a lugares públicos, entre otras
prohibiciones. Al tiempo fueron encerrados en barrios que denominaban “guetos”, y finalmente
los llevaron a campos de concentración, donde los esclavizaban y asesinaban.
Por otra parte se creó la propaganda del régimen, hecha a través del “Ministerio del Reich
para la educación del pueblo y la propaganda”. La misma, que adoctrinaba con la idea de
“demonizar al enemigo” y unir al “pueblo alemán” en su contra, estaba tanto en actos públicos
(manifestaciones y desfiles que idolatraban a Hitler) como en los medios de comunicación, en
la quema de libros, en afiches, en la censura, etc.
La propaganda buscaba reforzar el odio a los judíos, la fidelidad al régimen y la difusión de
tradiciones culturales consideradas saludables para la nación. Suplicaban a los jóvenes que
se casaran, no sin antes decirles los antecedentes raciales de su pareja, también pedían que
hicieran familias numerosas. Las mujeres hacían las tareas del hogar (incluso estaba “La Liga
de Muchachas Alemanas”, que formaba niñas para cuando fueran esposas). Los niños
aprendían sobre la milicia y los jóvenes quedaron en la mira de la propaganda nazi, pues
llegaron a crear instituciones donde jóvenes y niños sociabilizaban, hacían obligatoriamente
educación física y además eran adoctrinados políticamente.
Nace el Peronismo:
Perón estaba detenido hacía dos días, entonces los trabajadores de todo el país se movilizaron
en sus propias ciudades y provincias reclamando por su paradero. La CGT N°1 Y 2 pensaban
hacer una huelga general el 18 de octubre, aunque no sabían si hacerla con o sin movilización
popular. Mientras tanto, comenzó una movilización masiva hacia Plaza de Mayo que duró hasta la
medianoche, momento en el que Perón, tras ser liberado, habló desde los balcones de la Casa
Rosada a todos los trabajadores. A continuación las cosas comenzaron a cambiar, fue surgiendo
un idioma político vinculado a los modos de vida y la sensibilidad popular, además de la fuerte
identificación de Perón con la industrialización, la ciudadanía social y el nacionalismo económico,
sin olvidar que la justicia social y la soberanía nacional, entre otras consignas, poseían un lugar
en sus discursos. Desde la movilización del 17 de octubre, los trabajadores provocaron una
división que resignificó la vida política y social argentina, utilizando la cultura del trabajo para
desafiar a propios y extraños, estableciendo un nuevo modo de vida en el que las demandas
populares organizadas en sus sindicatos permitieron ser y trascender a los obreros con orgullo,
lealtad y dignidad. Por otra parte, a partir o a través de la interrelación Estados-Sindicatos-
Trabajadores, los obreros mostraron su potencial herético ante la sociedad y los poderes
económicos tradicionales, lo cual les permitió sostener una autonomía que varias veces
trascendió las políticas estatales en materia laboral. En el momento cuando no tenían líder y el
Estado no los contenía, la construcción de su propia identidad les permitió encarar los primeros
años “La Resistencia”. La jornada del 17 de octubre de 1945 fue la más importante en décadas
por ayudar a que la clase obrera se integrara a la vida política nacional (logro que se le atribuye a
Perón). Si bien entre 1943-1945 Perón era seguido por dirigentes sindicales, socialistas y
militantes comunistas, muchos militantes del Partido Comunista y del Socialista estaban contra
los trabajadores peronistas, pues el PC los tildaba de “malones”, “maleantes”, “hampones”, etc, y
el PS los llamaba “ignorantes”, “indígenas mentales más que físicos” e incluso inmortalizaron el
término marxista “lumpen proletariat. Además, los dirigentes conservadores asimilaron a Hipólito
Yrigoyen y a sus seguidores con los de Juan D. Perón. Por otra parte, desde el marxismo
nacional, Jorge Abelardo ramos, en referencia a los orígenes del peronismo, comparó a este con
la historia de las montoneras federales y el yrigoyenismo de manera positiva, y en clave de
continuidad de la expresión política de las masas marginadas, constituyendo la síntesis los
trabajadores que se expresaron el 17 de octubre en la Plaza de Mayo como símbolo de una
nueva época. También habló Rodolfo Puiggrós (también desde el punto del marxismo nacional) y
remarcó el nuevo lenguaje llegado con Perón a la Secretaría de Trabajo y Previsión, cuya palabra
transformó la realidad de los argentinos, e inclusive hizo que el peronismo ocupara las distancias
entre el Partido Comunista y el Socialista y las demandas obreras en un contexto socioeconómico
desfavorable. Saliendo de lo que es el marxismo nacional, Norberto Galasso enfocó su mirada en
dos análisis de la jornada del 17 de octubre; por un lado citó a Arturo Jauretche, el cual definió a
los hechos producidos como “el nacimiento de un nuevo país”. No obstante, a pesar de rescatar
el protagonismo obrero, Galasso advirtió el “Bonapartismo” de Perón, ante lo cual se debió
construir un partido de la clase trabajadora. El discurso de aquella noche, unió a Perón con la
clase obrera, que comenzó a declararse peronista. Aquel discurso bautizó de alguna forma un
movimiento nacional que surgía tras muchos años de dolor experimentado por la masa obrera,
quienes habían pasado la mayor parte de su vida trabajando y sin conquistar muchos derechos.
Desde la medianoche del 17 de octubre, a Perón le urgía organizarse para las próximas
elecciones, sin embargo el peronismo aún no poseía un partido político conformado. Así, al
tiempo surgió el Laborismo, como sostén de la formula Juan D. Perón – Horacio Quijano. Esta
fórmula contaba con el apoyo de la mayoría de los sectores obreros, grupos minoritarios del
radicalismo identificados con el yrigoyenismo y distintos agrupamientos que se hacían llamar
nacionalistas. Mientras tanto la oposición, es decir la Unión Democrática, que poseía la formula
Tamborini – Mosca, tenía el apoyo tanto de las minorías de los partidos ya nombrados como del
Partido Comunista, las Cámaras patronales, la Federación Universitaria Argentina, la mayor parte
de los intelectuales de la época, los medios gráficos, los sectores de las fuerzas armadas pro
liberales, ejercito y marina y el apoyo de las embajadas norteamericana y británica. Finalmente, el
24 de febrero de 1946 se realizaron las elecciones, que luego de dieciocho años por primera vez
no poseyeron fraude electoral y la formula Perón – Quijano venció a la oposición, pues de nada
sirvieron los intentos de asustar a la población con frases, denuncias y supuestas investigaciones
sobre el apoyo de regímenes (como el nazi-fascismo) al coronel Perón.
Introducción:
Entre 1937 y 1939, un obrero argentino ganaba la mitad que su par británico y un tercio de lo
que ganaba un obrero norteamericano. Los argentinos no poseían acceso a los bienes de
consumo durables. Esto se debe a que los industriales argentinos buscaban mantener bajos los
costes de producción, entonces pagaban salarios bajos, y terminaban generando un circulo, pues
la gente consumía poco por del bajo salario, entonces la industria obtenía un escaso desarrollo
industrial, por lo que la industria nacional necesitaba incorporar tecnología y producir en masa,
intentando generar así un mayor desarrollo a base del consumo de las personas, no obstante
volvemos al inicio, pues a causa de los bajos salarios no había muchas compras y no había
desarrollo.
Frente al fin de las condiciones favorables debido a la Segunda Guerra Mundial, se puso en
discusión el futuro de la industria nacional. Fue entonces cuando se propuso un plan de
crecimiento basado en la industrialización nacional orientada al consumo interno y al aumento del
poder adquisitivo y de consumo de los trabajadores. El consumidor de clase trabajadora fue el eje
del proyecto peronista de industria nacional y pleno empleo basado en la expansión de la
demanda y orientado a la independencia económica. La promoción del consumo obrero no
dependió sólo de aumentos salariales y precios fijos, sino también de una nueva manera de
entender el derecho del consumidor a acceder a productos confiables e información honesta
sobre estos.
“Los años dorados del peronismo”: tiempo en el que la clase trabajadora se llenó de logros y
conquistas. Era 1947 y los periódicos llamaban a Argentina “el país donde la vida cuesta menos y
el obrero gana más”, donde el trabajador poseía el nivel más alto de vida.
La política de ingresos:
La política económica peronista se caracterizaba principalmente por la política de ingresos
promovida por una batería de medidas implementadas desde el inicio de la revolución de 1943.
Esta política de ingresos apuntaba a un programa de industrialización, no obstante se tenía en
cuenta que el funcionamiento del capitalismo de libre mercado traía desigualdad en cuando a la
distribución de ingresos, esto limitaba la demando, generaba una disminución de crecimiento y su
estancamiento, lo que llevaba al surgimiento del desempleo, y este podría generar tensiones
sociales en el tiempo cuando el comunismo resultaba peligroso. Entonces el Estado debió fijar
normas de regulación que buscaran a frenar la lucha entre capitalistas y los asalariados por la
distribución del excedente, evitando que la distribución asimétrica creara una crisis de
subconsumo y que el aumento excesivo salarial disminuyera las tasas de ganancia provocando la
reducción de la inversión y el estancamiento del ritmo de acumulación de capital. El interés en la
industrialización y en el sostenimiento de la demanda efectiva se apoyaba en una política de
ingresos que apuntaba tanto a la redistribución del ingreso desde el capital hacia el trabajo (cuyo
beneficiario directo era la clase obrera) como desde el sector agropecuario hacia actividades
urbanas, que sostenían tanto el salario real, como las tasas de rentabilidad de los industriales. La
fijación de precios máximos y el retraso progresivo del tipo de cambio contribuían al proceso de
redistribución a favor de los trabajadores, y aquí, por medio del IAPI, el control de precios de los
productos agropecuarios tuvo mucha influencia. El IAPI ayudaba a mantener bajos los alimentos
en bajo precio y así el poder de compra de los salarios se incrementaba, sin necesitar
aumentarlos en valor nominal. Como consecuencia, las nuevas condiciones sociales y los
mecanismos de regulación estatales ayudaron al incremento de los salarios nominales que
superó la tasa de inflación.
Entre 1949-1952, el modelo de distribución de ingresos favorecedor del sector industrial y los
grupos asalariados urbanos entró en crisis. Sus consecuencias por la inflación fueron: la caída de
los salarios reales, el estancamiento de los avances en materia de legislación social, la pérdida de
eficacia de los controles de precios y el deterioro del nivel de vida de los trabajadores. No
obstante comenzó a recomponerse en 1953, el salario real se levantó, la inflación bajó y gracias a
este mejoramiento de vida y trabajo, el peronismo y el sindicalismo peronista se fortalecieron. Con
el tiempo, el espacio entre la clase media y la clase obrera se fue achicando, se acercaron sus
estilos de vida y las remuneraciones. Ahora la política económica recibía un contenido social más
amplio que en varios países subdesarrollados de la época, y el incremento en las economías
familiares los alejaba de los salarios de subsistencia, pues ahora los trabajadores podían acceder
un mejor nivel de vida. El primer gobierno peronista puso en funcionamiento una política
económica poseedora de una impronta favorable al sector industrial en menoscabo de las
actividades agrícolas. Los ingresos de las actividades rurales eran transferidas a las urbanas,
permitiendo que los salarios reales crecieran sin afectar negativamente al sector industrial. El
sector agrícola era el encargado de sostener la política que estaban aplicando, no obstante, a
causa de las condiciones favorables de los precios internacionales de materias primas y
alimentos en la coyuntura de la posguerra, el Estado se apropió directa (por medio del IAPI) o
indirectamente (a través del control de cambios) de una gran ganancia. Así, tuvo en sus manos
los recursos para producir la redistribución del ingreso y financiar una creciente afluencia de
importaciones. Pero a partir de1949 el gobierno debió reajustar su estrategia, porque tales
condiciones favorables empezaron a revertirse.
Sector industrial:
El desarrollo de la sustitución de importaciones de bienes de consumo no durable, fue la
característica central del proceso de industrialización que se dio en el peronismo (en especial
hasta 1952). En aquel tiempo les importaba más el desarrollo de industrias livianas, en especial
vinculadas con la utilización de insumos agropecuarios, ya que estas industrias tenían diversas
ventajas: las deficiencias en infraestructura, transporte, comunicaciones y oferta de mano de obra
calificada eran poco notorias, eran menos intensivas en capital y no necesitaba mucha ayuda
tecnológica importada. Los instrumentos de política industrial utilizados buscaron restringir las
importaciones en sectores prioritarios, la aprobación de subsidios y desgravaciones impositivas, y
la constitución de un aparato crediticio que facilitara el financiamiento para el sector. Además de
un sistema de protección aduanera industrial, la política crediticia del peronismo específica para el
sector industrial fue novedosa. En el año 1944 fue creado el Banco de Crédito
Industrial Argentino (BCIA), hacia el año 1946 esta institución era responsable de alrededor del
20% del financiamiento bancario al sector industrial, que llegó casi al 80% en 1949. Esta
institución generó el que se favorecieran a las medianas y pequeñas empresas con créditos
baratos para distintos fines. También se financió a grandes empresas. Si en los primeros meses
del gobierno Perón se destinaban los créditos a la instalación de nuevos emprendimientos, con el
tiempo se dedicó a otorgar créditos a firmas ya instaladas. Cabe destacar que los créditos eran
tomados a tasas negativas respecto de la inflación lo que equivalía a un subsidio encubierto. El
proceso de industrialización implicó un veloz crecimiento de la importación de insumos directos e
indirectos y maquinarias. La producción industrial quedó ligada a los ciclos económicos mundiales
y su crecimiento dependía de las exportaciones agropecuarias que generaban divisas suficientes
para cubrir las importaciones de insumos y bienes de capital. Por otro lado, la redistribución del
ingreso reposó sobre los altos precios de los productos agropecuarios en el mercado
internacional. La reasignación de una ganancia extra de las ventas al exterior de productos
agropecuarios hacia el sector industrial permitía incrementar salarios sin afectar las tasas de
ganancia.
El problema electoral:
El gobierno planeaba llamar a elecciones cuando se desarmara el aparato estatal peronista, sin
embargo la sociedad estaba completamente abrazada al peronismo y no daban indicios de querer
soltarlo. Además nadie afirmaba que el peronismo no ganaría las elecciones, entonces el
gobierno se limitó a dar dos opciones: o evitar que los “totalitarios” volvieran al gobierno mediante
proscripciones, o poner en marcha una “dictadura” democrática”, con la que educaría al país
eliminando el autoritarismo y enseñándoles a votar bien. Por otra parte la situación interna de
cada partido se encontraba mal, en especial a de la UCR, pues el mismo iba a dividirse más
adelante entre la Unión Cívica Radical Intransigente, liderada por Arturo Frondizi (peronistas) y la
Unión Cívica Radical del Pueblo, liderada por Ricardo Balbín (antiperonistas). El gobierno
convocó una Asamblea Constituyente para abolir la Constitución de 1949 antes de entregar el
poder a las nuevas autoridades. Aquella asamblea no era buena para Frondizi y los suyos, pues
tal asamblea se realizaba con el objetivo de cambiar una constitución enteramente peronista para
desperonizar a la sociedad, y encima pretendían tener el voto peronista para hacerlo. El gobierno
por su parte utilizó el sistema D’Hont para elegir a los participantes de la asamblea, ya que el
mismo aseguraba una amplia representación de los partidos menores en detrimento de la
mayoría radical. Llegadas las elecciones constituyentes, la U.C.R.I buscó obtener los votos
peronistas. Perón había ordenado a sus seguidores que votaran en blanco, no obstante, la
propaganda de los intransigentes se “peronizó”. En aquella campaña, el peronismo ganó
nuevamente a través de votos en blanco, que abarcó el 24% del recuento general. A su vez, el
líder intransigente (Arturo Frondizi) entendía que no era el heredero del peronismo (como había
mostrado las elecciones constituyentes), por lo que buscó el apoyo de la burguesía nacional,
ciertos contactos con sectores nacionalistas desplazados en 1955, respondió a las exigencias del
episcopado argentino y además consiguió el apoyo del Partido Comunista, que no quería soltar
las bases obreras peronistas. Tales apoyos eran importantes para convencer a sus partidarios, a
los independientes e incluso a los militares, pero no resultaban útiles sin el apoyo del
justicialismo, el cual se conseguía sólo a través de un pacto con Perón, quien estaba exiliado.
Llegado el 4 de febrero de 1958, Perón anunció en una conferencia de prensa su respaldo a la
candidatura presidencial de Frondizi. El líder intransigente prometía poner en poner en práctica
una amplia amnistía, reconocer legalmente al justicialismo y eliminar las trabas a la consolidación
de la CGT. Desde ese momento en varios lugares del país se pintaba en las paredes: “La orden
es: Frondizi el 23”, que aludía a la fecha de los comicios: el 23 de febrero de 1958. Mientras tanto
Perón buscaba sobrevivir como actor político ordenando que luego del pacto no se hablara de la
desaparición del peronismo, pues estaba logrando reafirmar su predominio dentro del
movimiento. Finalmente llegaron las elecciones presidenciales, en las cuales ganó Arturo Frondizi
superando la fórmula de la U.C.R.P antiperonista. La noche de aquel mismo día, las barriadas
fabriles se llenaban de gritos de victoria y de canciones prohibidas que no habían sido olvidadas.
Pero como siempre, hubieron otros que no estaban de acuerdo con los resultados, tal es el caso
de las Fuerzas Armadas y de los partidarios del bando de los vencedores de 1955, que no creían
inteligente darle el poder Frondizi (estos últimos afirmaban que Frondizi había usurpado el poder
con un pacto ilegitimo), también los revolucionarios de 1955 veían aquel resultado como la
posibilidad de la restauración segunda tiranía”.