Angie P. Rainbow - Allie y Nina
Angie P. Rainbow - Allie y Nina
Angie P. Rainbow - Allie y Nina
Angie P. Rainbow
Copyright © 2019
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La autora agradece enormemente que hayas comprado su obra.
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*Playlist
Mientras lees este libro puedes escuchar las siguientes canciones (algunas incluidas en la
narración del libro) que seguramente harán más amena tu lectura.
-Forever Young-Alphaville
-Ironic-Alanis Morissette
-Just my imagination-The Cranberries
- H eaven is a place on earth-Belinda Carlisle
-Heaven-Bryan Adams
-Locked out of heaven-Bruno Mars
-Just like heaven-The cure
-Videogames-Lana del Rey
-Girls just wanna have fun-Cyndi Lauper
-La isla bonita-Madonna
-A Sky Full Of Stars-Coldplay
-Cometas por el cielo-La oreja de Van Gogh
-Cielo-Benny Ibarra
-(Don't fear) the reaper-Blue Oyster Cult
-Over the rainbow-Israel Kamakawiwo'ole
-There Is A Light That Never Goes Out-The Smiths
-Big Jet Plane-Alok
O bien puedes seguir este enlace y encontrar la lista de reproducción en Spotify. (¡qué la
disfrutes!)
https://open.spotify.com/user/pammrainbow/playlist/4iJFPdK1znN1iB2Mb7zsSl
Prólogo
Es el año 2300 y la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, ya hay
autos voladores, hay máquinas que permiten ver los recuerdos de las
personas, hay personas que han llegado a vivir casi 300 años. Hay tantas
cosas, pero aún no se ha descubierto la cura para muchas enfermedades
terminales, y lo que es peor, son más rápidas y atacan a los organismos
jóvenes en poco tiempo.
Pero hay también un lugar; el cual todos los jóvenes condenados a
muerte pueden visitar. A través de un aparato especial, y apretando un
botón, se trasladan a Valle Cielo, donde todos sus sueños son posibles.
Donde pueden vivir, o al menos su alma lo hace.
Allie a los 22 años, es diagnosticada con esclerosis múltiple y tiene que
ser internada en el hospital, donde llega por primera vez a Valle Cielo y se
encuentra con otra alma; Nina.
Ahí, ambas desarrollan de inmediato una conexión que está más allá de
todo, del tiempo y espacio, de la vida y de la muerte.
Allie cerró los ojos, cerró los ojos y pensó que podía quedarse así para
siempre. Al fin y al cabo, ese para siempre, para ella, no sería mucho
tiempo. Sintió como su pecho comenzaba a estrujarse y todo su cuerpo
también, sintió como su estómago sentía un gran hueco y en su garganta
había un nudo enorme. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas y apretó sus
ojos con fuerza... No pudo evitar pensar cómo era posible que alguien de su
edad tuviera que pasar por eso. No pudo evitar pensar como cualquier
persona de cualquier edad podía pasar por algo así. Y otra vez le surgió
aquella pregunta, ¿qué eso que llamaban vida?...
Suspiró, aún con los ojos cerrados y sintiendo como las lágrimas
seguían fluyendo en ella, no había hecho el esfuerzo por limpiarlas, aún no,
quería que salieran más y más y más... Sintió que se ahogaba y comenzó a
toser, abriendo los ojos con esta acción.
Sus ojos recorrieron el lugar, estaba en un cuarto de hospital, un cuarto
grande, con una enorme pantalla frente a ella, una pequeña computadora
plana a lado, colocada en aquel mueble donde también estaba un aparato, lo
observó, era un aparato parecido a un pequeño control, con un solo botón.
Lo tomó con una de sus manos y apretó aquel botón, no pasó nada porque
no estaba configurado. Volvió a observarlo y le pareció imposible lo que
aquel control podía hacer, ella ni siquiera quería eso, ella quería pasar los
últimos meses que le quedaban en completa tranquilidad, con su familia,
viendo televisión, leyendo, escuchando música y tal vez platicando con sus
amigos. No quería que la fueran a visitar ahí, no quería que vieran como su
estado se iba deteriorando. No, Allie quería que la recordaran bien, entera,
sana, guapa, tal vez.
Pensó en Dilan... ¿Qué diría Dilan cuando se enterara de todo? ¿Se
arrepentiría por haberle hecho daño? ¿Iría a buscarla?... Ante estos
pensamientos Allie sonrió, no era una sonrisa de felicidad, para nada... era
una sonrisa llena de incertidumbre, de nostalgia, de miedo y de frustración.
Por supuesto que Dilan no haría nada y por supuesto que ella ya no
esperaba nada de él. No quería volver a verlo.
Se preguntaba si sería cierto que cuando estás más cerca de la muerte,
todo lo vez con más paz y tranquilidad, porque al parecer en ella esto no era
así. En ese momento, para ella todo era horrible, aunque tal vez, era porque
acababan de darle la noticia dos semanas atrás. Recordaba el rostro de sus
padres cuando escucharon al doctor, como se fue transformando en una
mueca de tristeza, como sus labios cayeron y sus ojos comenzaron a
llenarse de agua. Recordó las palabras de su padre... ¡Cómo es posible que
ya hayan autos voladores y aún no haya cura para esta maldita
enfermedad...!
Allie se preguntaba lo mismo, ¿cómo podían crear un aparato que podía
llevarte a ese lugar, y no podían curar la esclerosis, ni el cáncer, ni el ébola,
ni la polio....?
Ella tenía esclerosis múltiple. Todo ocurrió meses atrás, cuando por
primera vez perdió el equilibrio. Pensó que era cansancio, la universidad se
estaba volviendo más pesada cada vez, no había dormido mucho, y pensó
que se debía a eso. Pero todo empeoró cuando no pudo tomar el vaso de
agua que tenía frente a ella. Era como si su cuerpo no le hiciera caso a su
cerebro. Recordó la sensación tan aterradora que aquello le causó. No podía
mover sus brazos y gritó.
Los síntomas empeoraron, un día no pudo ver absolutamente nada, otro
día sentía un hormigueo en todo el cuerpo, otro día no escuchaba. Y así,
estudios tras estudios hasta llegar al resultado: tenía esclerosis múltiple y
avanzada. A los 22 años, tenía una esclerosis avanzada. A los 22 años y con
toda una vida por delante, como ya tantas veces había escuchado. A los 22
años con su cabello café, largo y ondulado y sus ojos miel y su estatura más
alta que el promedio y sus piernas largas y sus pecas en su rostro. A sus 22
años con su personalidad soñadora, tímida y melancólica. A sus 22 años
con tantas cosas por hacer. Y así era, a sus 22 años, tenía esclerosis
múltiple.
Antes, tardaban más de 20 años en presentarse todos esos síntomas,
pero actualmente todo había avanzado, todo hasta las enfermedades,
enfermedades a las cuales no se les encontraba cura y aquella, esa que tenía
Allie era una de esas enfermedades, de las peores.
Allie parpadeó varias veces para que las lágrimas no volvieran a salir, se
acomodó en la cama y movió la mano para encender la pantalla, siguió
moviéndola hasta encontrar algún canal entretenido. Pero lo cierto era que
su mente estaba muy lejos de ahí...
Volvió aquella pregunta; ¿qué era en realidad la vida?
Capítulo II. Pellizco
—Allie, Allie —escuchó entre sueños. Poco a poco abrió los ojos y
observó a sus padres sentados junto a ella. Su madre le sonrió con ternura.
—Mamá, papá —dijo Allie incorporándose un poco, quedando sentada
y observando a cada uno. Su madre le dio un tierno beso en la frente.
—¿Cómo te sientes, mi niña? — preguntó preocupada —el doctor nos
contó que ayer te puso el chip... ¿Cómo te sientes?...
Allie flexionó una de sus piernas y suspiró. De nuevo, recordó la noche
anterior, le parecía que todo había sido un sueño. Y recordó de nuevo a
aquella chica.
—No lo sé —respondió, dirigiendo la mirada hacia enfrente, su padre
frunció el ceño- quiero decir... Todo es muy raro.
Su mamá sonrió sutilmente.
—Sabes que esto es para ti, para que puedas... Sentirte mejor —agregó
Ed, su papá sin saber en realidad que decir. Nunca había sido muy
expresivo con su hija, ni con nadie, pero podía notarse lo mal que la estaba
pasando por la enfermedad de Allie.
Allie lo observó y le sonrió con ternura.
—Sabes qué te amamos, ¿verdad? —preguntó Katy, su madre con la
voz entrecortada, haciendo que Allie tragara saliva. Todo el tiempo frente a
sus padres trataba de mostrarse lo más fuerte que podía pero la realidad era
que estaba muy asustada.
—Y yo los amo a ustedes —respondió con tristeza. Sintió el abrazo de
ambos y aunque intentó, no pudo evitar que el llanto se apoderara de ella.
Después de aquello, de comer con ellos y de estar un rato más con sus
padres, Allie tenía que ir a terapia psicológica que era parte de su estancia
en aquel hospital. Llegó hasta el salón de consulta y tocó la puerta,
abriéndola cuando escucho la indicación de hacerlo. Se sentó en un sofá
frente al terapeuta.
—Hola Allie —saludó con una sonrisa agradable.
—Hola... —respondió Allie, sin responder aquella sonrisa.
—¿Cómo te sientes?
Allie rodó los ojos, ya había perdido la cuenta de las veces que le
preguntaban eso. Evan, el terapeuta notó su expresión y sonrió un poco.
—Entiendo que esta pregunta te cause molestia —afirmó— Sí no
deseas responder, no hay problema, no tenemos que hablar si no lo quieres.
Allie se sintió confundida, pues se suponía que estaba ahí para eso, para
hablar. Aunque en realidad en aquel momento era lo que menos deseaba
hacer. Transcurrieron algunos minutos en gran silencio, Allie comenzaba a
desesperarse, Evan no articulaba ninguna palabra, se estaba limitando a
observarla sutilmente. Allie a su vez lo observaba, no parecía un doctor o
terapeuta, era muy joven, le calculaba treinta años de edad a lo mucho, era
rubio y bien parecido, con ojos verdes y una sonrisa que transmitía calma y
seguridad. Allie pensó que era atractivo.
—¿No hablarás? — preguntó Allie seriamente— todos los psicólogos a
los que he ido hablan y me preguntan sin parar.
Evan sonrió ligeramente, con su silencio había logrado lo que quería,
que Allie hablara por ella misma.
—Entiendo, a veces los psicólogos suelen ser muy molestos... —agregó,
haciendo que Allie sonriera ligeramente afirmando con la cabeza.
—Supongo que debe ser un trabajo difícil —dijo Allie con mejor
actitud. Evan asintió.
—No quiero hablar de mis emociones... —afirmó Allie, cambiando el
tema y el tono de voz.
—No lo haremos si no lo deseas —respondió Evan sonriendo.
Allie frunció el ceño.
—¿Te gustaría hablar de algo? —preguntó Evan, con ligereza, casi
casualmente.
—Música... —dijo Allie como un susurro— me gusta la música.
Evan sonrió.
—A mí también. Toco el violín —comentó.
Allie sonrió y volteó a verlo, por segunda vez en toda la sesión.
—Yo... Yo toco la batería.
Después de esto, siguieron conversando largamente sobre música,
haciendo que Allie cada vez se sintiera más cómoda y que Evan le fuera
cayendo mucho mejor. La sesión terminó, dejando a Allie confundida, pues
no habían hablado de lo que se supone tendrían que hablar, pero a la vez,
Allie tenía ganas de regresar. Llegó a su habitación encontrándose con un
enfermero, quien le llevaba la cena. Después de esto, de nuevo tendría que
ir a valle cielo. Allie de nuevo, pensó en aquella mujer
Capítulo V. Explosión
Sus ojos café claro se posaron en el mar que estaba enfrente de ella, era
parecido al que había conocido la noche anterior, pero podía decir que era
mucho más bonito, el agua se veía muy clara, nunca antes había visto tanta
claridad. Comenzó a caminar por la arena, acercándose cada vez más al
mar... De pronto, escuchó pasos atrás de ella y volteó.
—Allie... —saludó Nina afectuosamente.
Allie no pudo evitar que un escalofrío la recorriera. Observó
detenidamente a Nina, la noche anterior no se había detenido a hacerlo.
Observó su cabello café largo y sumamente lacio, observó sus ojos obscuros
y profundos, observó su piel apiñonada y el lunar que tenía muy cerca de la
boca, la cual formaba una sonrisa. No pudo evitar que sus ojos recorrieran
su cuerpo, observando que era un poco más baja que ella. Observó también
que era delgada, como ella. Observó que vestía con un pantalón negro
pegado a su cuerpo y una blusa morada con una chamarra negra que
combinaba a la perfección y que la hacían ver muy bien. Le gustó aquel
cuerpo. Y de nuevo, sintió ese escalofrío.
—Allie... —volvió a saludar Nina, acercándose a ella.
—Ho... hola —respondió nerviosamente Allie al saludo—. ¿Cómo es
que apareces aquí... dónde yo estoy? —preguntó confundida.
Nina marcó más aquella sonrisa.
—Tu mente... Tu mente me atrae.
Allie frunció el ceño.
—No entiendo —afirmó.
Nina sonrió más.
—Después lo entenderás. —agregó con seguridad.
Allie se sintió más confundida.
—Ven... —Nina se acercó y la tomó de la mano.
Allie sintió como su corazón se estremecía. Caminaron hacia una roca
enorme cerca de aquellas olas del mar, se sentaron en ella.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Nina haciendo que Allie suspirara, de
nuevo aquella pregunta.
Nina la observó y no pudo evitar reír.
—Entiendo... Cuando me preguntan eso, nunca sé qué responder.
Allie sonrió, observando aquel mar, nunca había visto algo así de
majestuoso.
Se quedaron algunos minutos en silencio, observando aquello que
tenían enfrente y sintiéndose bien, como nunca antes.
—Dicen que... —comenzó a decir Nina— cuando encuentras a alguien
con quien puedas quedarte en silencio sin sentirte incomodo... Es porque
encontraste a la persona correcta.
Allie la observó algunos segundos. ¿Qué era todo aquello que sentía al
estar con esa mujer?
Nina se levantó y jaló a Allie, ambas se metieron al mar, comenzaron a
jugar en el agua, sumergiéndose una a la otra, se quitaron la ropa hasta que
quedaron en ropa interior.
De pronto, quedaron muy cerca, una enfrente de la otra. El agua las
tapaba haciendo que lo único que sobresaliera fueran sus rostros. Nina
comenzó a acercarse más a Allie, colocó una de sus manos en su rostro,
ambas se observaban con mucha intensidad. Nina acercó a Allie hacia ella y
unió sus bocas, comenzaron a besarse, primero comenzando a reconocer sus
labios, para después intensificar el beso más y más. La lengua de Nina pidió
permiso para entrar en la boca de Allie y pudo entrar, encontrándose con
otra lengua, ambas comenzaron a luchar, haciendo que aquel beso fuera
cada vez más intenso. Ambas probaban el agua que se mezclaba con sus
salivas. De pronto Allie se separó un poco.
—Yo...yo no... —comenzó a decir muy agitada.
—No pienses... Solo déjate llevar —interrumpió Nina, para de nuevo
volver a besarla.
Nina tomó a Allie de la mano para que se hicieran a la orilla del mar.
Allie no podía creer lo rápido que su corazón latía. Llegaron a la orilla y
salieron del mar sin soltarse de las manos, quedaron de frente y de nuevo
comenzaron a besarse, era como si ambas tuvieran un imán que les
impedían separarse. Poco a poco, fueron recostándose en aquella orilla, sus
cuerpos estaban mojados y esto hacía que la sensación fuera más
placentera. Nina se colocó arriba de Allie sin dejar de besarla, las manos de
Allie comenzaron a recorrer todo el cuerpo de Nina, haciendo que se
estremeciera ante el contacto.
No dejaban de besarse, era como si no pudieran dejar de hacerlo, como
si sus bocas no quisieran separarse. Nina se separó un poco de la boca de
Allie y comenzó a besar su cuello, Allie sintió la lengua de Nina
recorriéndola y esto la hizo suspirar, la atrajo más a ella, haciendo que sus
cuerpos quedarán lo más pegados posible.
Nina comenzó a descender, besando y lamiendo cada pedazo de piel que
se le atravesaba. Llegó al pecho de Allie y quitó el sostén, comenzó a
acariciarlo y cuando Allie sintió la lengua de Nina, no pudo evitar gemir. La
lengua de Nina comenzó a bajar más, pasando por el abdomen de Allie,
llegando a sus caderas, hasta que llegó a aquella zona que deseaba llegar,
quitó la parte inferior de la ropa de Allie y comenzó a acariciarla. Allie no
pudo evitar arquearse al sentir esto y volvió a gemir cuando sintió la lengua
de Nina en ella, las manos de Allie se aferraban con fuerza a Nina. Ante
cada contacto de Nina, era como si un fuego intenso se apoderara de todo su
cuerpo, sintiendo que estaba a punto de explotar.
De pronto, sintió la mano de Nina de nuevo en ella, sintió sus dedos
entrando y moviéndose en ella y no pudo controlarse, al fin, explotó
completamente.
Nina comenzó a subir de nuevo, y la besó profundamente. Acarició su
cabello y sonrió.
—Eres hermosa... —dijo.
Allie enrojeció visiblemente y la besó de nuevo. Después, se colocó
arriba de Nina, enderezándose un poco para observarla, por lo que quedo
sentada arriba de Nina. Sin decir ninguna palabra, pero diciendo más con
aquella mirada tan intensa, comenzó a acariciar el cuerpo de Nina, le quitó
toda la ropa interior, haciendo que ambas quedaran desnudas. Nina la atrajo
hacia ella y comenzaron a besarse con mucha intensidad, sus cuerpos
empezaron a moverse rítmicamente, haciendo que ante cada movimiento
quedarán más cerca la una de la otra, Allie besaba el cuello de Nina
sintiendo como las manos de esta se aferraban a su espalda. Ambas
comenzaron a moverse más rápidamente, sin evitar suspirar y lanzar
algunos gemidos por el placer que estaban sintiendo.
Sus respiraciones aumentaban, estaban en total sincronización, aquella
sensación era incomparable, y Allie de nuevo lo sintió, sintió aquella
explosión. Nina también pudo sentirlo. Y las dos, explotaron. Las uñas de
Allie se aferraron al cuerpo de Nina y las manos de Nina a la espalda de
Allie... Sus corazones latían fuertemente sin parar, y sus cuerpos temblaban
uno arriba del otro.
Nina abrazó a Allie atrayéndola hacia ella y le dio un tierno beso en la
cabeza. Allie hundió su rostro en el cuello de Nina, sintiendo lo mojado de
este y sintiendo también, que no necesitaba nada más...
Capítulo VI. Pizza
Allie abrió los ojos súbitamente, aún podía sentir los latidos en cada
parte de su cuerpo. Se quitó el chip que tenía colocado en la cien y resopló.
¿Aquello había pasado en verdad?, ¿ella lo había hecho... con Nina?
Aún no podía entender muchas cosas de ese sistema, era como un
sueño, ir a Valle Cielo y de pronto en la mañana amanecer en esa cama de
historial, era más de lo que ella podía entender. Se rascó un poco la cabeza
y suspiró. No pudo evitar pensar si, de alguna manera, los doctores podían
saber lo que hacía estando allá, si podían ver lo que pasaba en Valle Cielo y
se sonrojó.
¿Lo sabrían?
Y de nuevo su mente evocó la imagen de Nina, la sensación de sentir su
cuerpo en ella y su boca no pudo evitar formar una enorme sonrisa. Se
preguntaba en dónde estaría Nina, en cuál hospital de los casi cien que
tenían el programa de Valle Cielo.
Como ya le habían dicho, este programa era únicamente para niños y
jóvenes condenados a muerte. Era una manera, un poco bizarra, de
permitirles vivir, aunque fuera así, en algún lugar de la nube o del
inconsciente o del universo. Allie aún no entendía muy bien todo eso, pero
sí sabía que todo lo que vivía ahí era muy real, todavía podía sentirlo en su
cuerpo.
Los adultos pasados de los 35 ya no podían entrar a este programa, se
creía que ellos ya habían tenido oportunidades de vivir lo suficiente y no
eran candidatos para Valle Cielo. Allie constantemente se lamentaba esto,
ella quería ver de nuevo a su madre cuando muriera, a su padre, quería
verlos, y ahí no iba a poder o al menos eso era lo que sabía. Las almas de
los adultos se iba a otro lado, aunque había escuchado que podían visitarse
de vez en cuando, podían recibir visitas en Valle Cielo.
¡Qué extraño era todo! Pensó Allie.
Era claro que ella había crecido con todos esos avances, había
escuchado como sus abuelos que llegaban casi a los 300 años le contaban
como antes solo morían y ya, no importaba si eran jóvenes o viejo, si tenían
una enfermedad terminal o no, todos morían y no se sabía que pasaba con
su alma. Tal vez esas almas estén aún por algún lugar desconocido.
Pero desde el año 2100 todo avanzó, aunque no la cura de muchas
enfermedades, pero ahora ya se podía saber que la tecnología podía
"guardar" el alma y mandarla a cualquier lugar, como si se tratara de un
archivo guardado en una memoria. Y así, apenas pocos años atrás, después
de muchos avances, surgió Valle Cielo, era muy extraño que aunque se
tuvieran tantos y tantos avances tecnológicos, la cura para el cáncer, para el
lupus, la diabetes o la esclerosis múltiple, entre otras enfermedades, aún no
tenían cura y lo que era peor, si tenías esta enfermedad a una edad
temprana, niñez o juventud, avanzaba más rápido que años atrás. Estabas,
literalmente, condenado. Por eso, Valle Cielo era la esperanza, era el paraíso
hecho realidad.
Allie pensaba en todo esto mientras se levantaba de la cama, ella no
estaba tan de acuerdo en ir a Valle Cielo, pero también tres años atrás se
había convertido en algo obligatorio, si tenías una enfermedad terminal y
eras niño o joven, estar en el programa.
Caminaba hacia el baño cuando sintió un espasmo en las piernas, odiaba
eso, odiaba su enfermedad, odiaba el dolor. Llevaba constantemente con
ella el control que les avisaba a los médicos por si algo así le ocurría.
—¡No puedo ni siquiera ir al baño por mi cuenta! —maldijo.
Sabía que iba a llegar el día en el que, no pudiera hacer nada por su
cuenta, sus piernas ya no iba a reaccionar, sus músculos se iban a debilitar,
iba a perder la visión, y hasta sus pensamientos se verían afectados. Pero no
pensaba que todo esto fuera a ser tan rápido. No había algo peor para ella
que sentirse tan inútil, que no poder hacer las cosas por ella misma.
Afortunadamente, no la iban a dejar llegar a esos extremos, una vez que
no pudiera caminar y que su cerebro comenzará a fallar, estaría lista para ir
para siempre a Valle Cielo, y entonces sí, no más sufrimiento ni dolor, no
más inutilidad, no más enfermedad. Esto era lo único que la reconfortaba.
Espero algunos segundos antes de apretar ese botón, intentó dar un paso
y lo logró. Suspiró, y por fin llegó al baño.
***
El ruido tocando la puerta hizo que Allie despertara al fin, pasaban las
nueve de la mañana y era la hora de tomar la medicina. Allie le indicó al
enfermero que entrara, también le llevaba el desayuno. Había ocasiones en
que el desayuno era en la sala común donde se podía encontrar con los
chicos y otras en los que desayunaban en su recámara, casi siempre era
cuando tenían la visita de sus familiares y ese día era de visitas, como cada
cuarto día de la semana. Las comidas eran siempre en la sala común donde
todos los pacientes podían encontrarse.
Allie se dirigió al baño para darse una ducha antes de que llegaran sus
padres, no le gustaba verse al espejo, cada que entraba al baño trataba en lo
más posible, evitar verse reflejada ahí. Su rostro ya no era el mismo, sabía
que la enfermedad la estaba consumiendo y eso la entristecía en gran
medida.
Pero en esta ocasión lo hizo, se colocó delante del espejo y se observó.
Ver ahí su reflejo la impacto enormemente, lo blanco de su piel ya no era
ese color natural, a veces rojizo en las mejillas, ahora era pálida,
completamente pálida. Podía ver que tenía un poco sumidos los ojos y con
algunas ojeras. La boca ya no era con ese color rosado casi rojo, estaba sin
color, casi apagada. En realidad todo su rostro estaba así, se notaban más
sus pómulos por lo delgado del rostro, siempre había sido delgada, pero su
rostro había sido más redondo. Y ahora ya no, ya era un rostro delgado
también. Toda ya era mucho más delgada, era cierto, la enfermedad la
estaba consumiendo.
Vio en su reflejo que algunas lágrimas le resbalaban por las mejillas y se
quedó observándose llorar, tenía mucho que no se veía llorar a sí misma, y
quería hacerlo, quería llorar, tal vez, por última vez.
Se metió a la ducha y el agua se mezcló con cada una de sus lágrimas,
las cuales no dejaban de salir, pareciendo interminables. Sintió como el
llanto le estrujaba el pecho y dejó que el llanto la atrapara por completo. Se
dijo a sí misma que esa sería la última vez que lloraría así, ese sería el
último llanto de su vida. Se quedó algunos minutos de más ahí, sintiendo
como el agua le mojaba todo el cuerpo. Aquello le ayudó y sintió como los
suspiros incontrolables del llanto iban cesando. Poco a poco comenzó a
sentirse más relajada y por primera vez después de muchas semanas, menos
débil. Tal vez ese llanto la había liberado un poco, la había hecho
deshacerse de esa carga que sentía en la espalda. Aunque sabía que la
debilidad iba a regresar, esa ya no se iba a ir. Salió de ahí y se puso de
nuevo la bata que usaban todos los internos.
Se sentó en la cama esperando a sus padres, quienes minutos después
llegaron por fin. Se sentaron en los sillones que estaban en el cuarto,
acomodándolos cerca de la cama donde se encontraba Allie.
Aquel día iba a desayunar con ellos como solían hacerlo en cada visita.
No podía negar que los extrañaba, aunque cuando entro a la Universidad se
había ido de la casa, había regresado un año atrás cuando comenzó a
sentirse mal siendo apenas meses antes que le habían descubierto la
esclerosis. Solía llevarse bien con sus padres, era de una familia acomodada
lo que le había permitido tener una vida lo más cómoda posible. Aunque en
los últimos casi cien años, la mayoría de personas pertenecían a familias
acomodadas, lo que había hecho que cada vez surgieran más y más inventos
tecnológicos.
Antes de la muerte de su abuelo, dos años antes, Allie solía platicar con
él de cómo era la vida en años pasados y se sorprendía realmente de saber
que antes los autos no volaban, que antes no se podían ver en una pantalla
los recuerdos de las personas. Era imposible, pensaba Allie. A la vez esto le
daba curiosidad, quería ir a aquella época y conocer cómo era el mundo,
pero los viajes en el tiempo aún solo estaban permitidos para muy pocas
personas y ella no era una de esas.
Allie le sonrió a sus padres que la observaban con mucho cariño, ellos
la adoraban, era su única hija y siempre habían estado orgullosos de ella.
—Te alimentan muy bien aquí —comenzó a decir Katy, observando
toda la comida que había dejado el enfermero.
—Pero no sabe muy bien —respondió Allie haciendo una mueca de
desagrado.
Su padre, Ed, sonrió.
—Estas acostumbrada a comer mucha comida barata, esto te ayuda al
organismo.
¿De qué sirve? Si de todas maneras voy a morir, pensó Allie, pero sólo
se limitó a sonreír.
—¿Y qué tal han estado tus visitas a Valle Cielo? —preguntó Katy
comiendo un bocado y simulando más emoción que la que realmente sentía.
Aunque estaban en una época adelantada, algunas cosas no cambiaban y
su hija iba a morir. Por mucho que trataran de disimular eso estaba ahí,
acompañándolos como un zumbido en el oído.
—Bien...—comenzó a decir Allie sonriendo sutilmente, mientras dejaba
el vaso de jugo en el mueble donde tenían la comida— es... interesante —
dijo pensando en Nina— no lo sé, es extraño también.
Sus padres asintieron.
—Lo imaginamos —respondió Katy— pero es una gran oportunidad, es
como volver...—a vivir, pensó pero no lo dijo, Allie está vez fue la que
asintió entendiendo lo que su madre trataba de decir.
—No nos has hablado mucho de eso, y yo quisiera saber cómo es —
comenzó a decir su padre interesado, después le dio una mordida al pan que
se llevaba a la boca.
Allie comenzó a contarles como era lo poco que había conocido, les dijo
que podía estar en una ciudad (o lo más parecido a ella) y en la naturaleza,
con árboles y pasto y en el mar. Al menos hasta ahora solo conocía eso.
Sonrió al pensar en aquella vez en el mar con Nina.
—¿Y hay muchos como tú? Quiero decir, jóvenes —preguntó de nuevo
su padre.
—He visto a bastantes...—respondió Allie sonriendo— y tengo una
guía.
—¿Una guía? —preguntó su madre.
Allie asintió.
—Nina.
En ese momento el móvil de su madre sonó, haciendo que saliera del
cuarto en seguida, Allie y su padre se quedaron platicando de la comida.
Segundos después Katy regresó.
—Allie, alguien viene a visitarte —le dijo entrando al cuarto— está
subiendo las escaleras.
Allie frunció el ceño, no quería recibir visitas y después de todo, ¿quién
más podría ir?
—¿Quién...?— preguntó confundida.
Antes de que su madre pudiera responder, se abrió de nuevo la puerta.
—Dilan —dijo Allie muy sorprendida.
Capítulo IX. Visitas II
Allie no podía creer aquello, enfrente de ella estaba Dilan, ¿qué había
ido a hacer ahí? Aún estaba molesta, muy molesta a decir verdad. Él la
había engañado con su mejor amiga, bueno, con la que creía que era su
mejor amiga, ahora que pretendía yendo a visitarla ahí. Y también estaba lo
otro, Allie no quería que la viera en ese estado, se sentía la persona más
horrible del mundo y no quería que Dilan la viera así. Apretó con fuerza la
mandíbula y lo observó fijamente, su mirada no era para nada dulce o
tierna, su mirada le expresaba todo el coraje que sentía en ese momento.
—Hola Allie —dijo Dilan sutilmente. Era un chico muy alto, y de
cuerpo medio, ni muy delgado ni gordo. Tenía el cabello rubio, un poco
largo y le cubría uno de sus ojos. Sus ojos eran grises, pequeños y un poco
rasgados, su piel blanca mostraba algunas marcas de acné, muy pocas pero
podían notarse un poco. Traía un ramo enorme de tulipanes en los brazos,
las flores favoritas de Allie.
—Bueno Allie, nosotros nos vamos —comenzó a decir Katy, mientras
Allie la veía con una mirada fulminante.
—No… Pero la visita acaba en una hora —respondió Allie alternando la
vista entre su madre y su padre.
—Pero creo que tienen que hablar —respondió Katy con una sonrisa.
Allie rodó los ojos, no sólo llegaba Dilan a ponerla de mal humor,
también llegaba a arruinarle la visita de sus padres.
—Hasta luego —se despidió Dilan de ambos.
Salieron de la habitación y se quedaron los dos ahí, solos.
Allie permaneció en silencio observando hacia todos los lados, hasta
que Dilan habló…
—Toma —le dijo amablemente, extendiéndole los tulipanes.
—Puedes dejarlos ahí —le respondió Allie con un tono muy seco y
señalándole el mueble que estaba a lado
.
—¿Puedo sentarme? —preguntó Dilan precavidamente, mientras jalaba
uno de los sillones donde minutos atrás el padre de Allie había estado
sentado.
—Como quieras —respondió Allie sin ocultar la molestia en su voz.
Dilan hizo una mueca de tristeza, sabía que Allie tenía derecho a sentirse
enojada con él.
El ambiente aquel momento era tan tenso que podía sentirse en los
hombros.
Permanecieron en silencio algunos minutos y era de esos silencios
incómodos, tal vez el más incómodo que habían tenido.
—¿Qué haces aquí? —preguntó por fin Allie un poco fastidiada, por
primera vez lo observó al rostro. Lo cierto era que no entendía que estaba
haciendo Dilan ahí.
—Yo… —se rascó la cabeza como si así pudiera encontrar las palabras
adecuadas.— Quería verte… en realidad todos quieren verte, los chicos—
comenzó a decir con un hilo de voz, Allie no le había quitado los ojos de
encima. En algún momento lo había querido en verdad, no podía decir que
lo había amado, pero si lo había querido y mucho. Aunque ahora al verlo
ahí frente a ella, ya no sentía absolutamente nada por él. Y tampoco sabía
que sentir sobre sus amigos, todos habían apoyado a Dilan cuando la
engañó, le habían dado la espalda.
—Quería… hablar, explicarte…
Allie negó y levantó la mano indicándole que parara.
—Dilan, eso ya pasó… No quiero escuchar nada de eso.
—Pero necesito que sepas la verdad, necesito decírtelo.
Allie desvió la mirada, no estaba segura si quería escucharlo. Ella ya lo
había visto todo, lo había visto con su mejor amiga. Decidió hacerlo,
decidió escuchar, total su tiempo se estaba acabando y era mejor dejar todo
en paz antes de… irse.
Allie llegó a Valle Cielo y no veía a Nina por ningún lado, pensó que tal
vez llegaría después. Estaba en un lugar en el que no había estado antes, no
había ni mar, ni naturaleza, ni el bar que ya conocía, era más bien como un
camino de piedras que al parecer llevaba a algún lugar al final de éste. Allie
comenzó a caminar en él poco a poco. No pasados muchos minutos, llegó a
una enorme casa blanca, con un jardín muy grande. Allie frunció el ceño y
dudó si entrar o no, pero al fin lo hizo. Subió los dos escalones de la entrada
de la casa y entró.
La observó por dentro, era una casa realmente bonita, con una pantalla
enorme y un sofá también muy lindo. Había unas escaleras y las subió, ahí
llegó a la habitación principal donde se podía observar el hermoso jardín a
través de una ventana. La cama era grande y decorada a la perfección. A
Allie le pareció una casa realmente bella.
Mientras recorría el piso de arriba, escuchó ruidos y cuando volteó ahí
estaba Nina. Al verla no pudo evitar, como siempre, sonreír enormemente.
—¿Y qué tal?, ¿te gusta? —preguntó con una sonrisa, también Nina
cada que veía a Allie no podía evitar sonreír.
—¡Es hermosa! —respondió Allie emocionada— pero no entiendo,
¿qué hago aquí? —preguntó.
—En un momento lo averiguarás —le respondió Nina acercándose a
ella.—Pero antes, vamos al jardín— tomó la mano de Allie y ambas bajaron
las escaleras y salieron de la casa.
Se sentaron en el columpio que se encontraba en aquel jardín. Nina no
había soltado la mano de Allie y no se veía que tuviera intención de hacerlo.
A Allie le gustaba estar así con ella, en ese instante volvió a pensar que tal
vez si podía quedarse toda la vida ahí con ella.
—Tengo que contarte algo…—comenzó a decir Allie. Ambas estaban
viendo al frente, observando las plantas y cada vez que veían aparecía un
nuevo componente a ese paisaje, ahora había un pequeño río que hacía la
vista realmente bella. Nina volteó a ver a Allie, prestándole atención,
aunque Allie seguía viendo al frente.
—Dilan fue a verme al hospital —siguió diciendo, Nina frunció el ceño.
Allie la volteó a ver— me fue a explicar todo.
—Claro, primero te engaña y luego se explica —respondió Nina un
poco molesta.
Allie esta vez frunció el ceño observándola.
—No… Nunca me engañó —comenzó a decir Allie. Nina hizo una
mueca de desagrado.
Allie le explicó todo a Nina, todo lo que Dilan le había contado. Y le
contó como lo había visto en la pantalla por el archivo con las memorias del
recordador, como había comprobado que todo lo que dijo era verdad.
Después de escuchar todo esto, Nina se quedó pensativa unos minutos.
—María es una perra —fueron las palabras que dijo, haciendo que se
acabara el silencio, Allie no pudo evitar reír.
—Lo es —dijo después de que sus risas cesaran.
—Me gustaría tenerla enfrente y darle una cachetada —afirmó Nina con
seguridad.
Allie la observó con una expresión de sorpresa y sonrió.
—¡Wow! Tenemos aquí a una vengadora.
—Boba —respondió Nina mientras le daba un beso en la mejilla.—
Pero con gusto sería tu vengadora —le guiñó el ojo.
Allie sonrió con ternura y le dio un beso.
—La verdad… Yo no quiero volver a saber de ella —agregó con un
tono un poco triste que Nina notó. Le tomó la barbilla y le dio un pequeño
beso en la nariz.
—No merece tener a alguien como tú —dijo Nina con ternura —y de
Dilan, ¿de él si quieres saber? —preguntó, mostrando todo el interés que
sentía por saber aquello.
Allie primero alzo una ceja y observó a Nina, ya había notado que era
un poco celosa y a decir verdad, eso le gustaba. Después negó con la
cabeza.
—No, él me dijo que quería estar conmigo y sabes, no le tengo coraje
en verdad, no le deseo nada malo, al contrario, pero no quiero que esté
conmigo en mi vida o mejor dicho, en mis últimos días de vida —respondió
sonriendo de lado.
Nina sonrió tiernamente.
—Eres increíble —le dijo para después darle un abrazo.
Estuvieron así algunos minutos, abrazadas, sintiéndose la una a la otra.
Y ahí, en ese instante, ambas se dieron cuenta que no necesitaban nada más,
más que eso.
Después se separaron y Nina dijo que tenían que entrar a la casa, pues
Allie tenía que saber porque razón habían ido allí. Entraron y se sentaron en
el sofá, Allie se sentó y Nina se dirigió hacia la pantalla.
—Bueno —comenzó a decir Nina un poco nerviosa— esta vez estás
aquí porque tienes que ver unas cosas antes de…—no podía terminar de
decir lo que quería.
—¿De qué muera? —Allie preguntó, aunque casi sonó como
afirmación. Nina asintió un poco seria.
—Aquí, en esta pantalla —empezó Nina de nuevo a hablar— vas a ver
toda tu vida —Allie frunció un poco el ceño— desde tu llegada a la vida, de
bebé —le sonrió tiernamente— todo lo que has vivido saldrá ahí, las
personas que han sido parte de tu vida, tus padres, tus amigos, tus abuelos
que ya no están, es decir todo hasta hoy —Allie la observaba incrédula— y
después, después saldrá algo que es muy importante —se notaba que Nina
estaba cada vez más nerviosa— después de que aparezca toda tu vida, te
aparecerá porque te dio esa enfermedad, la razón por la que te enfermaste
justamente tú —Allie tragó saliva, muchas veces se había hecho aquella
pregunta, ¿por qué ella?, ¿por qué tenía que pasarle eso justo a ella?...
—Tú sabes que todo pasa por una razón, nos lo han dicho en la escuela,
¿lo recuerdas?—Allie asintió —los avances tecnológicos han tenido una
razón, la ciencia, cada vida la ha tenido, pues ahora aquí vas a descubrir
cuál es la razón de tu enfermedad. Después de saberlo, créeme que todo
será más fácil, Allie —Allie asintió, sintió como su corazón latía con
rapidez— yo no puedo quedarme, tienes que estar sola y bueno—siguió
Nina, se notaba que aquello le costaba trabajo, le extendió el control de la
pantalla— me iré y cuando te sientas lista aprietas el botón verde— Allie lo
observó con cuidado— después cuando veas todo, supongo te llevarán de
vuelta y nos veremos hasta mañana—hizo una mueca de tristeza y Allie la
imitó— creo que ya te estoy diciendo más de las cuenta— Nina sonrió
nerviosamente— bueno, tengo que irme…—agregó, acercándose a Allie y
dándole un beso en la mejilla. Nina salió de ahí y Allie suspiró.
Observó de nuevo el control con nerviosismo aún podía sentir los
latidos rápidos de su corazón. Respiró hondo y al fin apretó el botón,
prendiendo la pantalla.
Ahí podía observar a sus padres, a su madre embarazada a punto de
tenerla, observó el hospital, ella a punto de nacer, se observó recién nacida
y todo aquello le parecía como una película.
Observó también sus primeros meses, observó cuanto la habían querido
sus padres desde el primer día y no pudo evitar comenzar a derramar
lágrimas, sabía que al final de todo el vídeo iba a tener los ojos realmente
rojos por tanto llorar. Observó a sus abuelos y de nuevos lágrimas se
posaron en ella. Observó a su familia, primos, tíos, personas que ya casi no
veía y así fue observado cada etapa de su vida, su niñez, todos los amigos
que pasaron por esta etapa, su adolescencia, cuando conoció a María y a
otros amigos, sus primeros novios y su juventud, la muerte de sus abuelos,
cuando conoció a Dilan, el engaño, la universidad, absolutamente todo se le
presentaba ahí. Y lo cierto era que Allie podía ver que había sido una buena
persona, se podía ver a sí misma ayudando a otros, escuchándolos,
tendiéndoles la mano siempre.
También se le mostró el día que su enfermedad había sido descubierta,
tres meses atrás. No pudo evitar llorar mucho más en aquel momento y
comenzó a respirar entrecortadamente. La pantalla se puso en negro algunos
segundos hasta que se tranquilizó y por fin apareció aquello que esperaba
ver.
***
Despertó sintiéndose aliviada, había soñado con Nina, con sus padres,
con sus abuelos, y todo había parecido tan real, en el sueño les decía lo que
había visto, les contaba la razón de su enfermedad y ellos la abrazaban con
fuerza. Despertó sintiéndose mejor que los últimos meses.
Pasaban de las doce del mediodía y el médico iba a aparecer ahí en
cualquier momento, Allie decidió acomodarse un poco en la cama y esperar.
Alzó las almohadas tras ella y se incorporó un poco, espero algunos
minutos hasta que el médico al fin llegó. La revisó como cada semana, le
hizo algunas preguntas, la mayoría enfocadas a Valle Cielo y después de eso
se marchó, indicándole que le llevarían el desayuno en cualquier momento.
Y así fue, en seguida que salió el, le llevaron el desayuno, Allie pensaba
quedarse en su habitación ese día, necesitaba estar sola, necesitaba pensar
en lo que había visto. Los médicos sabían que solía pasar eso en los
pacientes y lo entendían.
Comenzó a desayunar y pasaron algunos minutos cuando alguien tocó
la puerta, ella le indicó que entrara encontrándose a Mich entrando.
—Te extrañamos en el desayuno —comenzó a decir Mich mientras se
sentaba en la cama con Allie.
Allie estaba terminando de desayunar, le ofreció a Mich quien se negó.
—Tenía demasiado sueño —respondió con un poco de fruta en la boca y
tapándose para responder — Ya sabes, quería estar sola —agregó
—Me voy si quieres —empezó a decir Mich con amabilidad.
—No, no, me refiero a hace rato, me agrada que estés aquí —le dijo
sonriendo.
Mich le respondió la sonrisa.
—¿Ya lo viste? —preguntó— Ya sabes la razón…
Allie asintió.
—Yo también quise estar sola cuando lo supe —volvió a decir Mich.
—¿Y también te sentiste como…?
—¿Aliviada? —completó.
Allie volvió a asentir.
—Si —suspiró Mich— mucho en realidad.
—¿Y ya sabes qué harás? — preguntó Allie un poco confundida—
¿decidirás ir allá cuando mueras?
Mich hizo una mueca con los labios.
—No lo sé, quiero decir, ahí podemos tener otra oportunidad, podemos
vivir de nuevo… Creo que todo indica que sí —sonrió ligeramente.
Allie que ya se encontraba con las piernas flexionadas, cruzo sus manos
entre ellas y asintió. Eso era verdad, en Valle Cielo tendrían otra
oportunidad de vivir.
—Pero allá, allá no podrás ver a tu familia, a tus padres… –comenzó a
decir Allie. —Ellos estarán en el Otro Lado. —agregó, refiriéndose al lugar
donde iban los que morían por causas naturales, de viejos y viviendo el
tiempo necesario.
—Lo sé, pero nosotros no podemos ir allí —respondió Mich— y
escuché que en Valle Cielo, tal vez puedas saber de ellos de vez en cuando.
Allie suspiró.
—Esto de morir es un asunto serio —dijo, haciendo reír a Mich.
—¿Y has conocido a alguien? —preguntó Mich divertida.
Allie sonrió, antes había estado a punto de contarle de Nina pero por
alguna razón no había podido hacerlo.
—si —afirmó aún con esa sonrisa —a Nina
—¿Nina? —preguntó Mich interesada.
Allie le contó sobre ella, todo lo que había pasado hasta ese momento,
como la había conocido, lo que había sentido y cuando estuvieron juntas.
Le contó todo.
—¡Wow! — dijo Mich realmente sorprendida —¡qué bonito! —agregó
dándole un apretón en la mano a Allie. —sólo hay algo —comenzó a decir
Mich un poco pensativa, haciendo que Allie frunciera el ceño— hasta
donde sé, los guías ya murieron y dices que ella aún vive, ¿no?— Allie
asintió, y pensó que en realidad no sabía casi nada de Nina, sintió por
primera vez en lo referente a ella, dudas y un poco de temor.
—Y hay algo mas —dijo Mich, en ese mismo tono pensativo —los
guías no pueden… involucrarse con las almas recién llegadas o eso me dijo
mi guía. Aunque bueno, el amor no sabe de eso —agregó sonriendo,
tratando de tranquilizar a Allie.
Allie cuando escucho eso de que no se podían involucrar, hizo una cara
de sorpresa, ella no sabía eso. Había algo extraño en todo eso, había algo
extraño en Nina, algo que tenía que saber.
Después de eso, Mich le contó un poco sobre su experiencia en Valle
Cielo, y se quedaron ahí, platicando horas y horas, a Allie en verdad le
gustaba estar con Mich, era una gran amiga y podía sentirlo. Llegó la tarde,
la hora de la comida y decidieron comer ahí, se les unieron Hugo y Peter y
juntos pasaron una tarde excelente, vieron una película, jugaron y pudieron
al menos por una vez, olvidarse que estaban en un hospital y que eran
enfermos terminales.
***
***
Nina golpeó una y otra vez la cama, no podía gritar porque si lo hacía la
escucharían y los médicos no tardarían en entrar a ver lo que estaba
ocurriendo. Se maldijo una y otra vez, lo había arruinado y lo sabía.
Se levantó y se dirigió al baño, se observó en el espejo, su rostro con
esas enormes ojeras, su boca casi sin color, sus pómulos un poco
pronunciados. Y lo que era peor para ella, su cabeza rapada, sin su
exuberante cabellera negra. Le dolía ver esa imagen en el espejo, le dolía
verse sin cabello. Las quimioterapias habían terminado por tirar casi hasta
el último pelo, lo que había hecho que decidieran quitarlo todo. Las
quimioterapias le estaban quitando la poca vida que tenía, ella sabía que
estaba cerca del final. Que diferente era estar en Valle Cielo, ahí tenía todo
su cabello completo, negro, largo y hermoso, ahí sus ojos tenían más vida
que nunca, ahí su sonrisa era lo coqueta que siempre había sido.
Recordó de nuevo Valle Cielo, y recordó sobre todo a Allie. En verdad
la quería, la quería como nunca había querido a nadie y ahora seguramente
Allie la odiaba o al menos estaba realmente molesta. Regresó a sentarse a la
cama, pensando en cómo podía arreglarlo, tenía que decirle toda la verdad y
lo tenía prohibido, pero tenía que decirle de otra manera la iba a perder y
eso no iba a permitírselo. Pensó que se lo debían, le debían poder decirle la
verdad a Allie. Estaba decidida en la noche en Valle Cielo le diría todo.
***
Llegó como cada noche, sintiéndose mejor que nunca, más fuerte, más
sana, más guapa. Volvió a tocarse el cabello y sonrió, ahí estaba donde tenía
que estar, donde estaría, si aquella maldita enfermedad no la hubiera
atacado.
Caminó por los locales, se encontraba en el área de diversión de Valle
Cielo, supuso que por ahí se encontraría con Allie. Comenzó a recorrer los
lugares, dudando si entrar en alguno. No veía el bar de los 60’s donde se
había encontrado con ella, en cambio, había muchos más de diferentes
épocas. Espero un poco, recorriendo las calles y estando al pendiente por si
veía a Allie en algún rincón. De vez en cuando se encontraba con alguna
cara conocida, quienes la saludaban y ella les regresaba el saludo con una
sonrisa. Ya llevaba en Valle Cielo un tiempo considerable, por lo que podía
conocer a varias personas, a muchas a decir verdad, el ser guía también le
ayudaba a esto.
Observó el reloj que llevaba en el brazo izquierdo, habían pasado casi
40 minutos de la hora en la que siempre se veía con Allie. Hizo una cara de
desconcierto y se detuvo, se recargó en la pared que se encontraba a lado de
uno de los bares, perteneciente a la época de los 90’s, podía escucharse
cómo sonaba aquella canción desde adentro…
We used to be so free
Just my imagination
Just my imagination
It was…
Allie suspiró, había guardado el chip en el cajón del mueble que tenía a
lado, y lo cierto era que no sabía si volvería a utilizarlo. Sabía que lo que
Evan había dicho era verdad, si no iba más de tres noches a Valle Cielo los
médicos se darían cuenta, pero pensó que entonces les diría todo. Y les diría
que ella no quería ir de nuevo, que elegía morir y ya. Sintió un escalofrío
ante este pensamiento.
Había pasado una pésima noche, no sólo por no ir allá y estar pensando
en Nina, sino también por su enfermedad, en la madrugada había sentido
como todo el cuerpo le hormigueaba y sintió también que por unos
instantes, sus piernas no reaccionaban. Se asustó mucho, pero se negó a
apretar el botón de alarma y pensó que esto se le pasaría en pocos minutos
como las veces anteriores, pero no había sido así. Toda la madrugada había
tenido esta sensación y aún a esa hora de la mañana la acompañaba, aunque
ya podía mover un poco la pierna derecha.
Estaba asustada, realmente asustada, desde el principio había sabido que
su cuerpo fallaría, empezando por sus piernas, había sabido que las piernas
ya no iban a reaccionar y de hecho los médicos le habían confesado que se
estaba tardando en pasar. Lo sabía, pero saberlo era más fácil que vivirlo y
sentirlo.
Se incorporó un poco de la cama, con mucho trabajo porque la pierna
izquierda no reaccionaba, ni siquiera podía sentirla. Su corazón latió más
fuerte que nunca cuando se quiso poner de lado y sentarse y simplemente
no pudo. Comenzó a respirar rápidamente, no quería que llegara ese
momento, era cierto que saber la razón de todo, hacía más fácil las cosas,
pero en ese momento, todo eso era demasiado para Allie.
Observó el reloj a su costado, marcaba las 7:39 de la mañana. Aún
faltaba más de una hora para que el enfermero le llevara la medicina
correspondiente. Comenzaba a tener ganas de ir al baño y negó con la
cabeza. No quería ser una inválida, no quería sentirse así.
Con mucho trabajo, jaló su pierna inmóvil para sentarse en la cama, y
poco a poco se levantó, recargando el peso de su cuerpo en la pierna que si
le reaccionaba. Comenzó a dar un paso, más bien un salto, apoyándose en
esa pierna, estuvo así avanzando un poco con pequeños saltos hasta que no
pudo más y tropezó. Las alarmas de la habitación comenzaron a sonar, esto
sucedía cuando algún paciente tenía un accidente, avisándoles a los médicos
lo que ocurría.
—No, no— maldijo Allie entre dientes.
Comenzó a escucharse ruido afuera, diciéndole con esto que algún
médico o varios se dirigían a su habitación.
Algunas lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, lágrimas que
le indicaban que probablemente aquello era ya el inicio del fin.
Capítulo XV. Nina II
Tres días habían pasado, tres dias y Nina no tenía ni una sola noticia de
Allie. Sabía que no podía simplemente no ir, era algo obligatorio para todos
los enfermos, tenía que ir a valle cielo, si alguien pasaba más de tres dias
sin ir, se hablaba con él, y al menos que estuviera o que hubiera muerto,
tenía que regresar. Nina se estremeció ante ese pensamiento, tenia un mal
presentimiento y negó con la cabeza para borrarlo, Allie no había muerto se
lo repetía una y otra vez, aún no, no sin verla, no sin escucharla.
Había tenido una idea desde el primer día en el que Allie no había ido,
iba a investigar en que hospital estaba e iría a verla. Sabía que se lo iban a
negar, pero también sabía y de sobra, que le debían muchas cosas para
negárselo por siempre.
Salió de su habitación, cada vez estaba más débil, las quimioterapias ya
no servían, solo la debilitaban por lo que dos días atrás habían decidido
detenerlas. Y ella lo sabía, el fin ya estaba cerca.
Caminó subiendo las escaleras, dirigiéndose hacia la oficina donde se
encontraban todos los archivos de los enfermos del programa, llegó por fin
y obviamente estaba cerrada. Pero ella sabía cómo acceder, ella en realidad
sabía muchas cosas más que el resto de pacientes. Tomó la tarjeta que
llevaba guardada en su bata y la pasó por el detector. La puerta se abrió y
antes de entrar observó fijándose si alguien pasaba por ahí, no vio a nadie,
el pasillo estaba solo, entró cerrando con cuidado.
Se dirigió hacia el escritorio, observando que ahí estaba la enorme
pantalla de la computadora, donde seguramente estarían los archivos de los
pacientes, se encontraba prendida, comenzó a tocar la pantalla buscando la
carpeta hasta que la encontró, en el monitor se leía VALLE CIELO.
Trató de meterse y le pidió contraseña, probó con algunas hasta que dio
con ella, sonrió al ver cómo se abría la carpeta. Buscó el nombre de Allison
Carpenter, encontrándose con casi mil coincidencias, resopló.
Escribió “22 años”, tratando de disminuir las coincidencias y lo logró,
450 resultados, se mordió el labio, aún eran muchas coincidencias. Escribió
entonces “esclerosis múltiple” reduciéndose las coincidencias a 20, en
alguna de esas 20 estaba Allie. No sabía que más escribir para saber en qué
hospital estaba, así que optó por meterse en una por una, y así lo hizo,
probó con la primera, se mostraba su foto, su fecha de ingreso, y cada uno
de sus datos. Nina supo que no era ella. Y así, hizo 16 intentos hasta que la
encontró. Observó su foto, foto de antes de su enfermedad y sonrió, era tal
cual la recordaba en Valle Cielo, su cabello almendra casi miel, sus ojos del
mismo color que hacían juego perfecto, su boca, su rostro, tan puro, tan
bello. En verdad la quería, la quería tanto. Se fijó en el hospital en el que
estaba Valle Verde Región 3, estaba aproximadamente a una hora de ahí, se
dijo. Cerró la carpeta, trato de acomodar las cosas como estaban para poder
salir de ahí, justo cuando abría la puerta para salir, alguien la abrió,
haciendo que Nina diera un pequeño grito de sorpresa…
***
El lugar por fuera se veía sumamente grande, muy blanco, igual que el
hospital donde se encontraba Nina. Aunque a Nina le pareció que este era
mucho más grande. Estaba sumamente nerviosa, tenía miedo de que aquello
fuera verdad, que entrara preguntando por Allie y le dijeran lo que no
quería escuchar.
Resopló temerosa, iba acompañada de Frank, la enfermera que solía
estar siempre con ella, la cual ya se había convertido en más que eso, volteo
a verla y le sonrió nerviosa, Frank le puso una mano en el hombro en señal
de apoyo y asintió. Poco a poco caminaron hacia la entrada del hospital,
Nina más nerviosa que nunca. Llegaron a la recepción encontrándose con
una enfermera del otro lado, Nina se acercó a preguntarle por Allie.
—¿Allison Carpenter? —preguntó frunciendo el ceño la enfermera
mientras buscaba en la pantalla que tenía enfrente.
Nina asintió, sentía las manos sudorosas, mordía su labio en señal de
todo el nerviosismo que estaba sintiendo.
—Mira, allá va su médico, él puede darte datos más certeros —dijo la
enfermera, señalando al médico que pasaba caminando del otro lado.
Nina todo lo rápido que pudo caminó hacia él, Frank iba detrás de ella
en cada paso como le habían encomendado. Al fin llegaron con el médico,
Nina un poco agitada porque su cuerpo ya no soportaba ni esa pequeña
caminata a velocidad.
—Doctor —dijo entrecortadamente por el cansancio que sentía. El
doctor se detuvo observándola—estoy buscando a Allie... Allison Carpenter
—agregó aún respirando forzosamente.
El doctor la observó, aunque no llevaba la bata correspondiente a los
pacientes, podía notar que era uno de ellos, pero nunca la había visto en el
hospital.
—¿Y tú eres? —le preguntó con amabilidad.
—Soy —Nina hizo una pequeña pausa— su novia, Nina—completó con
seguridad. Sí, tal vez no lo era, pero así lo sentía en su interior y sobre todo,
en su alma.
El doctor asintió calmadamente con una ligera sonrisa.
—No es día de visitas…—empezó a decir
Nina suspiró, eso quería decir que Allie estaba ahí, viva.
—Por favor… Necesito verla —comenzó a suplicar Nina.
El doctor volvió a sonreír.
—Acompáñame.
Nina seguida de Frank, lo siguió hasta el fondo de aquel pasillo, al final
se encontraban dos habitaciones juntas. Pudo observar que una de ellas
parecía muy obscura, ambas estaban cerradas, pero una de ellas en
particular se veía sumamente obscura y cerrada con candado.
Nina comenzó a sentir que su corazón latía como nunca antes lo había
hecho. Suponía que si Allie estuviera… muerta, el doctor se lo habría
dicho, ¿no?
El doctor llegó a la habitación A-12 y la abrió lentamente. Nina respiró
con rapidez, sintiendo que no podía respirar más rápido.
—Pasa —le indicó, quedando él afuera.
Nina obedeció, comenzó a entrar sigilosamente.
—¿Me esperas afuera? —volteo a ver a Frank, quien le respondió que sí
con una sonrisa.
Nina observó la cama, con alguien ahí, de espaldas. Observó el cabello
miel y no pudo evitar sonreír, caminó acercándose poco a poco. De pronto
Allie volteó con los ojos entrecerrados, al parecer estaba despertando. Nina
observó que Allie abría un poco más los ojos, observándola con
incredulidad. Allie no dejaba de observarla, parecía que no creía quien
estaba ahí enfrente de ella.
—Hola…—dijo Nina sutilmente con una sonrisa también sutil.
Allie permaneció en silencio, sus ojos solo recorrían a Nina, de arriba
hacia abajo.
—Soy…Nina —volvió a decir, tragando saliva y caminando hasta
quedar pegada a la cama, muy cerca de Allie —sé que no me parezco
mucho a quien has visto en Valle Cielo, no tengo cabello, estoy más flaca…
—comenzó a decir una palabra tras otra demostrando lo nerviosa que
estaba. Allie no hablaba, recordándole aquella primera vez que se habían
encontrado en Valle Cielo, Nina pensó que en también en este mundo, Allie
parecía muda. Estaba por agregar algo más.
—Sé quién eres —interrumpió Allie con un tono extraño para Nina, no
podía decir que era de enojo, pero tampoco estaba feliz.
Allie no sabía que estaba sintiendo, la tenía ahí enfrente de ella, era
Nina, era ella. Había querido tenerla así desde el principio, no podía creerlo.
Trató de alzarse un poco, con trabajos y con ayuda de Nina lo logró.
Ambas se observaban como si no pudieran creer lo que veían, como si
todo aquello fuera un sueño.
—Siéntate —le dijo Allie señalándole a lado de ella, Nina obedeció
rápidamente. Se sentó y Allie tomó una de sus manos entre las suyas, la
observó, la tocó poco a poco haciendo que Nina sonriera.
—¿En serio eres tú? —preguntó Allie, saliendo de la ensoñación. Nina
sonrió mostrando ampliamente su sonrisa.
—Soy yo, Allie, vine a verte —respondió tiernamente.
Allie en seguida la abrazó muy fuerte, haciendo que Nina lo hiciera
igual y que comenzara a derramar algunas lágrimas.
—Nina… Te he necesitado tanto —le dijo Allie entre lágrimas— Mich
murió —volvió a decir llorando aún más, Nina la abrazó más fuerte— yo,
yo ya no puedo caminar —agregó llorando desconsoladamente.
Nina lloró también más, sintiendo el dolor que Allie sentía. Estuvieron
así un gran rato, solo abrazándose la una a la otra, sintiendo esa conexión
que habían sentido desde el primer día que se vieron en Valle Cielo.
—Tranquila —dijo Nina limpiándole las lágrimas a Allie, no podía
creer lo bella que era, aun estando así tan enferma, con ojeras, con el rostro
apagado, la veía bellísima.
—Eres muy bonita —le dijo Allie acariciando su rostro, Nina cerró un
poco los ojos sintiendo la mano de Allie en ella.
—Sin pelo —respondió, haciendo sonreír a Allie, tomó su mano entre la
suya y agregó —Y tú lo eres más, eres preciosa.
Allie sonrió. Era claro que Nina tenía cosas que aclarar, pero en ese
momento se sentía realmente feliz de tenerla ahí. Le contó lo que había
pasado con Mich quien había muerto la noche anterior, y también le contó
cómo desde hacía dos dias ella ya no podía caminar. Volvió a llorar,
sabiendo que aquello era el fin de todo.
—Pero, vas a ir a Valle Cielo —comenzó a decir Nina— vas a tener otra
oportunidad, vas…
Allie soltó su mano y volteó el rostro. Negó, Nina entrecerró los ojos,
no entendía nada.
—Ayer, ayer le dije al médico que yo no quería ir. Que elegía morir para
siempre.
Nina la tomó por la barbilla, haciéndola girar el rostro para verla de
frente.
—Allie…
Allie tragó saliva.
—No quiero ir, no quiero nada —Le dijo con molestia, quitándole la
mano de ella.
Nina se levantó de la cama, comenzó a caminar por la habitación. Hasta
que se calmó.
—Yo vine aquí a explicarte.
—Nina…
—Déjame hablar Allie, solo quiero explicarte, si después de oírme aún
sigues con tu decisión, yo la respetaré.
Allie la observó fijamente, haciendo una mueca con la boca. Después le
indicó que continuará. Nina se sentó, esta vez, no tan cerca de Allie.
—Mi nombre completo es Nina Smith —comenzó a decir, Allie frunció
el ceño— ¿Sabes qué significa? —Allie negó confundida —Smith es el
apellido del creador de Valle Cielo, de mi abuelo, Steven Smith.
—¿Tu abuelo es Steven Smith? —preguntó Allie más confundida que
nunca.
Nina asintió.
—Como ya sabes, mi abuelo es el creador de este programa —continuó
— cuando tenía 14 años, mi madre murió de cáncer, mi abuelo se volvió
casi loco del dolor, mi madre era relativamente joven por lo que su muerte
fue inesperada, el cáncer en menos de un año se la llevó… —Nina narraba
con la voz entrecortada todo esto, Allie la observaba con atención— mi
abuelo es científico tecnológico, de los más reconocidos, bueno ya lo
sabes… y cuando pasó lo de mi madre junto con otros comenzó a
desarrollar algo, algo que permitiera tener una oportunidad de vida. No sé
toda la historia, solo sé que se dieron cuenta que el alma podía salir del
cuerpo en cualquier momento y podían crear un lugar donde las almas
pudieran ir y de cierta forma vivir—Nina estaba muy concentrada en sus
palabras— crearon, no sé cómo, la manera de hacerlo, de hacer que el alma
saliera y comenzaron a pensar en el lugar, en donde podrían irse esas almas
que necesitaban vivir más. Y yo, yo fui la primera en hacerlo— Allie la
observó sorprendida— yo tenía casi dieciséis años, cuando pasó, me
detectaron cáncer también y mi abuelo se derrumbó… No sólo había
perdido a mi madre, iba a perderme a mí… mi abuelo comenzó a
sumergirse más en este programa, comenzó a probarlo conmigo, pero aún
no tenía todo tan bien desarrollado, salir de mi cuerpo al principio, me
debilitaba mucho, me hacía mal. Los doctores habían dicho que aunque se
me había detectado el cáncer, éste se manifestaría hasta 10 años después,
pero con lo que hizo mi abuelo no fue así, el cáncer avanzó, en tres años yo
estaba condenada y mi abuelo se sintió culpable, de alguna manera que no
ha podido descubrir sus experimentos habían hecho que mi cáncer
empeorara –Allie no podía creer aquello que estaba escuchando.
—Y tu papá, ¿tu papá permitió que tu abuelo experimentara… contigo?
—preguntó Allie molesta.
Nina suspiró.
—Cuando murió mi madre, mi padre se… suicidó —respondió
llorando. Allie la abrazó, no podía creer todo lo que Nina había vivido en su
corta vida.
—Y yo ya estaba condenada a morir, antes lo más probable es que me
hubiera curado, que hubieran podido detener el cáncer a tiempo, pero ya no,
estaba condenada —Nina hizo una expresión triste— después, hace no
muchos años, mi abuelo encontró la manera de perfeccionar todo, y yo fui
de las primeras almas que estuvieron ahí, mi abuelo lo logró. Me convirtió
en guía, la única guía que no necesita estar muerta para serlo, ya sabes, las
preferencias por ser la nieta —Nina intento sonreír, Allie le regresó aquella
sonrisa— pero ¿sabes? Yo estaba enojada, culpaba a mi abuelo de estar
condenada a morir, le decía que si él no hubiera experimentado conmigo,
nada de eso hubiera pasado, le reclamaba todo…
—Y con razón —interrumpió Allie aun un poco molesta.
Nina le sonrió sutilmente.
—Y entonces estar en Valle Cielo para mí era diversión, era arruinarle
todo a mi abuelo — Nina volvió a suspirar— mi abuelo dijo que solo las
almas puras estaban en Valle Cielo, y es así, pero yo traté de arruinar eso,
rompí sus reglas, me involucré con las almas que guiaba —Nina desvió la
mirada —las lastimé Allie —la observó con tristeza— son almas puras y yo
por querer arruinar a mi abuelo, las lastimé —Allie tomó su mano,
apretándola con fuerza— y yo iba a seguir haciéndolo, iba a seguir así, pero
llegaste tú —la observó con ternura, Allie se sonrojó— pero conocí tu alma,
y seguro pensaras que es lo que dicen todos, pero te juro que tu alma, me
hizo sentir algo que nunca había sentido —Nina apretó su mano también—
tu alma me estremeció Allie… Yo no quise lastimarte a ti, te juro que
cuando estuve contigo, cuando te besaba, yo no lo hice por lo que lo había
hecho antes…—Nina la observó suplicante, diciéndole con sus ojos que
todo aquello era real.
Allie se quedó en silencio, con la mano de Nina entre la suya.
—Aquella chica, la del bar, Sally, fue la última a la que lastimé, antes de
ti…
Nina agachó la mirada, sus palabras mostraban lo arrepentida que
estaba.
Allie jaló un poco a Nina hacia ella y la abrazó, la abrazó con todo lo
que estaba sintiendo en ese momento, con esa mezcla de emociones que
sentía.
Capítulo XVII. El amor
Había pasado casi una semana de aquella charla, y Allie había cambiado
de opinión, iría a Valle Cielo. Nina había conseguido un permiso especial
para quedarse en aquel hospital acompañando a Allie en sus últimos días.
Lo que le había servido bastante a Allie, Nina la sacaba en la silla de ruedas
y compartían mucho tiempo juntas lo que les había demostrado que la
conexión que sus almas habían sentido también la sentían sus cuerpos.
Allie le había presentado a sus padres, y ellos estaban agradecidos con
Nina, pues estaba ayudando a Allie a que sus últimos días en esa vida
fueran felices y sabían que en el otro universo, Nina estaría con ella. Algo
que le pesaba mucho a Allie era irse allá a valle cielo y no volver a ver a sus
padres, pero Nina le había contado que podía saber de ellos de vez en
cuando y esto la alivió.
A su vez, Nina le había presentado a Frank que era casi como su abuela,
y a Allie le había agradado. Nina aún estaba resentida con su abuelo, pero
Allie le decía que tratara de perdonarlo, que ya tenía suficiente con la culpa
que el mismo sentía, aunque a Nina le costaba trabajo.
Algunas tardes cuando Allie se sentía bien, comían con Peter y Hugo y
recordaban a Mich, sobre todo Allie, aunque ya no se sentía tan mal, pues
sabía que la vería en Valle Cielo y ahí conocería a Nina y eso la
reconfortaba aunque en esos días en el hospital si la extrañaba mucho.
—Sirvieron la comida preferida de Mich —dijo Hugo sentándose en la
cama de Allie— te la perdiste Allie.
—Me alegra mucho —respondió Allie con media sonrisa, pues la carne
con chícharos no era para nada la favorita de nadie.
—¿Y Peter? —preguntó Nina.
—Se sintió mal, está con el médico —respondió Hugo cambiando el
tono de voz. Allie y Nina se observaron con tristeza —pero bueno, todos los
que estamos aquí, vamos para allá, ¿no? —agregó Hugo tratando de
suavizar las cosas.
Allie sonrió, pensando que eso era lo más cierto que Hugo había dicho
en mucho tiempo. Y pensando que ella era la siguiente. Nina la tomó de la
mano y le sonrió, adivinando su pensamiento.
—¿Pido unos juegos y jugamos? —les pregunto Hugo devolviéndolas a
la realidad.
Ambas asintieron y él apretó el botón indicado, en menos de 5 minutos
llegó un enfermero con los juegos de video. Los tres se pusieron a jugar,
olvidándose al menos por un par de horas del lugar en el que estaban y del
destino que les esperaba a sus almas. Pareciendo que al menos por esas
horas, todo estaba bien y ellos eran unos jóvenes cualquiera, sin ninguna
enfermedad, sin ningún dolor, sin la muerte acechándolos en cualquier
momento. Sin Valle Cielo.
***
Allie corrió cuando vio que Nina caminaba hacia ella, su cara expresaba
toda la felicidad que sentía por tenerla ahí enfrente, tan guapa como
siempre.
—¡Puedes correr! —le dijo Nina al verla, abrazándola con fuerza.
—¡Y tú tienes cabello! —bromeó Allie, haciendo reír estrepitosamente
a Nina.
Ambas se despegaron y se tomaron de la mano, caminando hacia el
horizonte, antes de subirse al auto de Allie, se sentaron debajo de un árbol.
—Te han dado un auto bonito—dijo nina observándolo. Alllie afirmo—
Estoy tan feliz de verte —continuó Nina emocionada—te extrañaba tanto…
Allie sonrió ampliamente, no habían despegado sus manos.
—Sólo fueron dos semanas, boba —respondió divertida.
—Para mi alma fue más —dijo Nina con ternura, dándole un pequeño
beso a Allie.
—Y ahora tenemos toda la eternidad por delante —dijo Allie sonriendo.
Nina asintió.
—¿Cuál fue tu razón? — preguntó de pronto, viendo al horizonte —la
mía, la que vi en la pantalla, fue… conocerte —volteó a verla sonriendo
ligeramente, Allie esbozó una gran sonrisa, no se esperaba aquello— tenía
que pasar por todo lo que pasé para conocerte, para que me cambiaras la
vida.
Allie la abrazó con fuerza.
—¿Entonces tú ya sabías que ibas a conocerme? —preguntó
sorprendida.
Nina afirmó, dándole un pequeño beso.
—A mí me mostraron algo —respondió pensativa después de algunos
segundos en silencio, sintiéndose la una a la otra, Nina la observó curiosa
preguntándole a que se refería— me mostraron que… en mi cuerpo, en los
exámenes que me realizarán, encontrarán la cura a la esclerosis… —Nina
abrió la boca en señal de sorpresa— yo habré sido la última persona con
esclerosis múltiple en ese mundo.
—Serás la salvadora —agregó Nina con ternura —lo eres, tenías que ser
tú, eres mi salvadora —la volvió a besar, esta vez con más intensidad.
Después de separarse del beso, se levantaron y comenzaron a caminar
hacia el auto.
—Vayamos a aprovechar nuestras almas —dijo Nina provocativamente
en doble sentido, guiñándole un ojo a Allie, mientras se subía al auto.
—¡Idiota! —le respondió entre risas, encendiendo el auto.
Pensando que aquello de que todos los sueños podían cumplirse en
Valle Cielo era verdad, ahí, todo era posible, incluso vivir.
El auto se fue desvaneciendo en el horizonte, perdiéndose entre los
paisajes de Valle Cielo, escuchándose las risas sonoras de ambas. Sabiendo
así que aquello era en verdad vivir. Que ahí en Valle Cielo, estaban más
vivas que nunca.
A lo lejos podía escucharse aquella melodía susurrando:
Forever young
I want to be forever young
Do you really want to live forever?
Forever, and ever
FIN…
¡Muchas gracias por haber leído esta obra!
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