Devocionario Virgen Desatanudos (2021)

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UNIVERSIDAD MILITAR BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Editorial Hormiguero
Un sueño, una estrategia, un libro

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M/G Félix Ramón Osorio Guzmán
Rector
G/D José Gonzalo Bonilla Camacho
Secretario General
G/D Andrés Josué Yalastasi Yépez
Vicerrector Académico

EDITORIAL HORMIGUERO
Cnel. Sara Otero Santiso
Coordinadora General de la Editorial Hormiguero
Prof. Bárbara caraballo
Coordinadora de publicaciones
MSc. nereira leal de Rodríguez
Responsable de esta publicación

Diseño de portada y diagramación


Mónica Piscitelli (mopi)
Agradecimientos especiales al Padre
Alve Humberto Castellanos Quito

Depósito legal: DC2021000418

Copyleft. Licencia de Uso Creativo Compartido


(creative commons)
Se autoriza la copia y difusión libre de esta obra siempre
que se mantengan las condiciones de licencia de uso
compartido:
atribución: Mención de la fuente (título, compiladores,
autores, editorial, año).
Fines no comerciales.

Caracas, abril de 2021


ÍNDICE

Presentación 4

1. El origen de la Virgen Desatanudos 7


2. ¿Cómo nace esta devoción en nuestra
Editorial Hormiguero? 11
3. ¿Qué es y cómo se reza la novena
a María Desatanudos? 13
4. ¿Qué es una novena? 14
5. ¿Por qué una novena a María Desatanudos? 16
6. ¿Qué significado tiene rezar una novena? 18
7. ¿Cómo se reza la novena? 19
8. Novena a Nuestra Señora Desatanudos 22
9. Oraciones a la Virgen Desatanudos para
los casos imposibles 54
10. ¿Cuál es la actitud justa para una
oración eficaz? 58
11. La intercesión de la Virgen María 61
12. ¿Cómo se reza el Rosario? 63
13. Guía para rezar el Rosario 65
PRESENTACIÓN

Como Capellán de la Universidad Militar


Bolivariana de Venezuela, y a propósito del
9no Aniversario de la Editorial Hormiguero
me complace compartir con la comunidad uni-
versitaria militar y no militar el Devocionario de
la Virgen Desatanudos.

Una idea que comenzó a germinar a partir


de una conversación con la Cnel. Sara Otero
Santiso quien me manifestó ser muy creyente
de la Virgen Desatanudos, puesto que su mamá
le había inculcado su devoción en el hogar.
De manera que, por su testimonio y por el del
equipo de trabajo que la acompaña en su fe,
la Virgen Desatanudos es ahora guía espiritual
y la Patrona de la Editorial Hormiguero de la
UMBV.

Este Devocionario de la Virgen Desatanudos


que ponemos en sus manos, es de fácil lectura
para orar, para acercarnos a esta virgen mila-
grosa, protectora del amor conyugal; para soli-
citarle como Patrona de los matrimonios y de
los conflictos que nos ayude a desatar los nu-
dos, destrabar todo obstáculo que conflictúan

5
nuestro diario vivir y nos impiden ver lo afortu-
nado que somos.

Sabemos que cada quien, a su manera, ha vi-


vido y sorteado estos tiempos complejos, muchos
han vuelto a la oración y a la meditación, como
una manera de encontrar cobijo y protección
como una madre lo haría al abrazar a sus hijos.

El Devocionario de la Virgen Desatanudos re-


úne trece (13) breves textos en los cuales en-
contrará información de interés sobre la Virgen
Desatanudos, su origen, quién la trajo a América,
cómo llegó para quedarse en la vida del equipo
de la Editorial Hormiguero. Además, incluye una
novena y una guía para rezar el Rosario, así como
una serie de oraciones sencilla que llegan para
brindar esperanza y llenar el corazón de agrade-
cimiento por este regalo que es la vida bendecida
por Dios para ser compartida en familia y en co-
munidad.

Padre Alve Humberto Castellanos Quito

Capellán de la Universidad Militar Bolivariana


de Venezuela

6
1. El origen de la Virgen
Desatanudos
Patrona de los matrimonios
y conflictos

Cuando el título de Nuestra Señora


Desatanudos, no está asociado con una apari-
ción; se refiere a un antiguo escrito de San Irineo,
a finales del siglo segundo de nuestra era. Escribió
al respecto que “el nudo de la desobediencia de
Eva fue desatado por la obediencia de María”.
Vemos en esta frase los comienzos de la devoción
de Nuestra Señora, Desatanudos.

Pero se dice que la leyenda mística empe-


zó en Alemania, cuando el Padre Hieronymus
Ambrosius Langenmantel, con la acción de gra-
cias por su intercesión en su familia.

A comienzos del siglo XVII, los familia-


res del Padre Hieronymus, el noble Wolfgang
Langenmantel y su esposa, Sofía, comenzaron
a tener problemas en su matrimonio. Habiendo
alcanzado el punto de considerar el divorcio, se
acercaron al Padre Jakob Rem, un sacerdote jesui-
ta, quien vivía a 10 km del norte de Augsburgo.
El Padre Rem era conocido por su fuerte devo-
ción mariana y su consejo sabio. La pareja hizo

7
cuatro visitas a este sacerdote a fin de rezar con
él y recibir su consejo, en un periodo de 28 días.
Durante su última visita, el Padre Rem estaba re-
zando ante la imagen de Nuestra Señora; y en un
acto simbólico levantó la cinta blanca de boda y
se lo presentó a Nuestra Señora, desatando uno a
uno los nudos de la cinta mientras lo hacía. (En
esa época, era común que en la ceremonia matri-
monial la pareja fuera unida y envuelta una cinta
blanca simbolizando su unión. Esta práctica aún
se conserva en diversas formas y en varias cultu-
ras). En el momento que la cinta era presentada a
Nuestra Señora, tomó el color de un blanco bri-
llante. Después de este tiempo de oración y de la
intervención de la Santísima Virgen, esta pareja
perteneciente a la nobleza, perseveró en su matri-
monio y, cesó todo peligro de divorcio.

La pintura que muestra a Nuestra Señora des-


atando los nudos de una cinta blanca de boda,
fue realizada bajo encargo hacia el año 1700,
por el noble Wolfgang Langenmantel, quien en
agradecimiento le pidió a un artista que pintara
una imagen que mostrara aquella acción santa.
El hombre tomó la imagen mariana y presentó
a la Inmaculada Concepción, amparada por el
Espíritu Santo y rodeada de ángeles. Además,
la mostró pisando la cabeza de una serpiente
(símbolo de males y pecados) y con unas cintas

8
enredadas que, tras pasar por sus manos, queda-
ban lisas; el ángel a su izquierda le alcanza las
cintas anudadas, y otro ángel a su derecha recoge
las desatadas. En la parte inferior una imagen, a
menor escala, representa a un hombre caminan-
do a oscuras guiado por un Arcángel, como San
Rafael Arcángel guio a Tobías. Esta imagen pue-
de interpretarse como la guía celestial por parte
de los ángeles, auxiliares de Dios. Cuentan que
era la forma de simbolizar cómo la fe y el amor
podían desatar los nudos de los problemas huma-
nos que traban la comunicación de los seres hu-
manos con Dios.

El artista se llamaba Johann Georg Melchor


Schmidtner, un hombre de reconocida trayecto-
ria en la Iglesia alemana y en la Italia del siglo
XVI, ya que se había formado en Venecia. Los
historiadores dicen que la imagen fue realizada
para el retablo de las Beatas Vírgenes del Buen
Consejo, el lugar al que aquel noble la donó. Con
los años y luego de la destrucción del retablo
(al parecer, fue en una guerra), la obra llegó a
la Iglesia de San Peter am Perlach, en Ausburgo,
donde aún se conserva, y en alemán, a esa ima-
gen se la conoció como María als Knotenlöserin.
Es decir: María, la que desata los nudos.

9
Claro que no es el único lugar del mundo en
el que se la venera, porque en Buenos Aires la
Virgen Desatanudos (como se la conoce popular-
mente) también tiene miles de fieles seguidores
que el día 8 de cada mes se acercan a pedirle su
ayuda espiritual.

Entronizada en la Iglesia de San José del Talar,


el 8 de diciembre de 1996, la imagen local fue rea-
lizada por la artista plástica Ana Betta de Berti.
De todas maneras, lo que todavía sorprende es la
historia que hay detrás para que esa imagen llega-
ra a la Ciudad. Fue en 1984 cuando un sacerdote
que había ido a estudiar a Alemania trajo una
postal que la mostraba. Aquel sacerdote jesuita se
llama Jorge Bergoglio, el hoy papa Francisco, uno
de los tantos fieles de esa advocación mariana.

La advocación de María Desatanudos, se ha


expandido eficazmente, particularmente con re-
lación a problemas matrimoniales y familiares. La
devoción se ha difundido en todo el mundo, en-
contrando particular popularidad en Argentina,
México y Brasil. En la Iglesia católica, no sólo la
reconocen como “Madre de Dios, María, la que
Desata los Nudos”, sino también como “Madre
del buen consejo” y “Patrona de los matrimonios
y de los conflictos en la vida de las personas y los
pueblos”.

10
2. ¿Cómo nace esta devoción
en nuestra Editorial
Hormiguero?

La Cnel. Sara Otero Santiso fue quien trajo


la imagen de María Desatanudos a la Editorial
Hormiguero.

Fue sorprendente para el equipo poder com-


partir las anécdotas alrededor de ella, solamente
que, hasta ese momento, no nos habíamos dado
cuenta que María Desatanudos estaba desde ha-
cía tiempo entre nosotros. Así fue cómo uno a
uno tuvimos algo que contar, que decir sobre
María Desatanudos. Hubo quienes tenían la ora-
ción y la estampa en la cartera porque la abuela,
la mamá o una amiga devota se la había rega-
lado para obtener su protección al salir de casa.
Otra contó que rezaba la novena por la salud de
su padre, quien en ese momento pasaba por una
penosa enfermedad. Una compañera dijo que fre-
cuentemente rezaba la novena por la unión fa-
miliar. Un compañero narró que acudió a María
Desatanudos para pedir por la estabilidad de su
relación matrimonial. De manera que uno a uno
fue contando su encuentro con ella.

11
Cabe destacar que, el día que recibimos a
María Desatanudos en la Editorial Hormiguero
hicimos una celebración. Se festejó su llegada y
se hicieron los preparativos, las peticiones y los
reconocimientos de rigor.

Al concluir el pequeño homenaje de recibi-


miento todo el equipo de trabajo de la Editorial
Hormiguero le hizo saber a la Cnel. Sara Otero
Santiso que la Virgen Desatanudos sería, a partir
de ese momento, nuestra aliada y protectora no
solo en el diario vivir, sino también en el traba-
jo. Porque por la dinámica que hacemos en este
ámbito laboral siempre hay nudos que desanudar,
procesos trabados que necesitan agilizarse, por lo
que nos dimos a la tarea de celebrar su presencia
diariamente al engalanarla con un ramito de flo-
res silvestres con su respectiva oración.

Fue así como María Desatanudos se ha queda-


do en nuestros espacios y en nuestros corazones
desatando esos nudos de nostalgia, de tristeza e
incluso de alegría por nuestros grandes y peque-
ños logros del día a día. Ella sigue nutriendo nues-
tra vida de esperanza y de fe por un mundo mejor.
Como Patrona de nuestra Editorial Hormiguero,
la reconocemos como María Desatanudos; ella
destraba todo obstáculo y bendice el amor con-
yugal.

12
3. ¿Qué es y cómo se reza
la novena a María
Desatanudos?

Sabemos que el papa Francisco promueve la


imagen de la “desatanudos” en América.

Son cada vez más numerosos los testimonios


de fieles que, habiendo pedido ayuda a la Virgen
María a través del título de “María Desatanudos”
han recibido beneficios y gracias espirituales.

Muchas personas han experimentado concre-


tamente el “desatarse” de esos nudos que provo-
can dolor y sufrimiento y por los cuales se han
dirigido a María pidiendo humildemente ayuda
como quien se dirige a una madre amorosa y solí-
cita hacia los propios hijos en dificultad.

Desde que fue elegido el papa Francisco, esta


devoción se ha vuelto inmediatamente muy po-
pular y querida por los fieles de todo el mundo.
Puedes encontrar la novena a María Desatanudos
a continuación.

13
4. ¿Qué es una novena?

La novena es una especie de oración que el


fiel dirige a Dios durante nueve días consecutivos
pidiendo la intercesión particular de la Virgen
María, de un Santo Patrón, de los Arcángeles o
de los Ángeles custodios.

Es también usual rezar las novenas en prepara-


ción para las grandes fiestas litúrgicas tales como
Navidad, Pascua, Pentecostés, la Inmaculada o
cerca de otras solemnidades importantes.

El origen de esta práctica devota hace referen-


cia a los nueve días que transcurrieron entre la
Ascensión y Pentecostés, mientras los discípulos
–según la indicación de Jesús– permanecieron
en oración en espera del Espíritu Santo. (Cfr. Lc
24,49; Hch 1,4)

El fiel que se presta para iniciar una novena lo


hace para pedir ayuda a Dios en una situación
particular de sufrimiento suyo o de sus seres que-
ridos.

Una novena muy difundida es aquella de su-


fragio de los difuntos y a favor de las almas del
purgatorio según una usanza que encontramos en

14
el Antiguo Testamento cuando Judas Macabeo
ofreció con sus hombres un “sacrificio expiatorio”
en reparación de los pecados de los soldados caí-
dos en batalla. (Cfr. 2Mac 12, 38-45)

15
5. ¿Por qué una novena
a María Desatanudos?

Cuando el entonces cardenal Bergoglio inició


la difusión de la imagen de María Desatanudos
en su diócesis, fue el sacerdote argentino Juan
Ramón Celeiro (párroco de San Juan Bautista en
la periferia de Buenos Aires) quien en 1998 es-
cribió la primera novena a María Desatadora de
Nudos para sus parroquianos obteniendo el im-
primatur del arzobispado de París en 2008.

La novena se difundió lentamente en diversos


países del mundo y hoy está traducida en muchas
lenguas y en diferentes versiones.

A través de esta novena particular, se pide la


intercesión de María para que se pueda desatar
un nudo particular que provoca grandes sufri-
mientos.

Los nudos son las pequeñas o grandes “cruces”


de la vida, son los pecados, las enfermedades del
cuerpo y del espíritu, las situaciones de división,
la dificultad de aceptar la voluntad de Dios, las
dificultades de la vida cotidiana (familia, traba-
jo, relaciones personales, inquietudes económicas
y sociales, injusticias y humillaciones sufridas,

16
incapacidad para perdonar y amar, etc.). Durante
toda la novena se rezará para que un nudo en
concreto sea desatado.

17
6. ¿Qué significado tiene
rezar una novena?

Rezar la novena es un modo de seguir el con-


sejo de Jesús, quien invitaba a los discípulos a “re-
zar siempre sin cansarse” (Lc 18,1) como la viuda
del Evangelio quien, con gran insistencia, le im-
ploraba al juez que le hiciera justicia frente a su
adversario. (Cfr. Lc 18, 1-8)

Para hacer esto, para que una oración sea ver-


daderamente eficaz, son necesarias la humildad,
la constancia y la perseverancia junto con la con-
ciencia de que Dios escucha las oraciones de su
pueblo.

Con la parábola del fariseo y el publicano (Lc


18, 9-14), Jesús señala la humildad como caracte-
rística esencial de la oración cristiana.

18
7. ¿Cómo se reza la novena?

La oración de la novena está estrechamen-


te unida a la oración del Rosario. Según el
“Compendio de todo el Evangelio” (Pablo VI,
Marialis Cultus, 42): durante nueve días conse-
cutivos la persona rezará el Rosario junto con las
oraciones de la novena a María Desatadora de
Nudos.

Se inicia con el Signo de la Cruz y el Acto de


contrición para pedir perdón a Dios por los peca-
dos y disponer el alma a la oración. Luego se reza
la “Súplica a María Desatanudos” (se puede tam-
bién rezar al final) y se inicia el Rosario con los
misterios correspondientes al día de la semana.

Después de las primeras tres docenas (los ri-


meros tres misterios) del Rosario se reza la ora-
ción “Meditación del primer día” (después del
segundo, del tercero y así sucesivamente…) y se
continúa con las últimas dos decenas del Rosario.

Al final del quinto misterio se reza el “Salve


Regina” y se concluye con una de las oraciones a
María Desatanudos, como esta:

19
Oración a Nuestra Señora la que desata los
nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios,
durante los días de tu vida aceptaste con
toda humildad la voluntad del Padre,
y el Maligno nunca fue capaz de enredarte con
sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo
intercediste por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de cómo desenredar
la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como
Madre Nuestra, pones en orden y haces más
claros los lazos que nos unen al Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,


Tú que con corazón materno desatas los
nudos que entorpecen nuestra vida,
te pedimos que nos recibas en tus manos
y que nos libres de las ataduras y confusiones
con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo,
líbranos de todo mal, Señora Nuestra
y desata los nudos, que impiden nos unamos a
Dios,
para que libres de toda confusión y error,

20
los hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros
corazones y podamos servirle
siempre en nuestros hermanos.
Amén

21
8. Novena a Nuestra Señora
Desatanudos

Primer Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María, “la que desata los


nudos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las

22
siguientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

Primer Día

“Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el


nombre de Jesús, porque el salvará a su pueblo de
todos sus pecados”. (Mt 1, 21)

Breve reflexión

Jesús es el gran desatador de nuestros pecados


(nudos); pero también la Virgen María es la que le
dio su carne y su sangre para que hecho hombre
pudiera salvarnos del pecado y de la muerte. Dios
se valió de una mujer para salvarnos; también se
quiere valer de nosotros, como instrumentos para
que su Hijo Jesús nos siga salvando.
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

Oración a Nuestra Señora la que desata los


nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con

23
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,


Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la


que desata los nudos; la que nos ayuda en nues-
tros conflictos y pesares a tus pies me encuentro para
consagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este
día cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirar-
te; mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar
tus alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón,
para amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento que

24
te hago y colócame junto a tu corazón inmaculado.
Ya que soy todo tuyo, Madre de misericordia, la que
desata los nudos que aprisionan nuestro pobre co-
razón, guárdame y protegedme como posesión tuya.
No permitas que me deje seducir por el Maligno,
ni que mi corazón quede enredado en sus engaños.
Enséñame a aceptar los límites de mi condición hu-
mana, sin olvidar que puedo superarme con la ayu-
da de la gracia y que agradezca siempre a Dios por
mi existencia. Ilumíname para que no deseche al
Creador por las criaturas, ni me aparte del camino
que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

Segundo Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me

25
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

Segundo Día

“El ángel le respondió: El Espíritu Santo des-


cenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra. Por eso el niño será Santo y será
llamado Hijo de Dios.” (Lc 1, 21)

Breve reflexión

Es Dios, Espíritu Santo, el que fecundó el vien-


tre purísimo de María para que su Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, naciera como hombre. Debido al
pecado original es que no tenemos la posibilidad
de nacer santos; pero desde el mismo momento
en el que somos bautizados, acto por el cual se

26
nos libra del pecado original, nuestro objetivo
debe y tiene que ser el alcanzar la santidad, es
decir, estar junto a Jesús en la vida eterna.
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

Oración a Nuestra Señora la que desata los


nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,


Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él

27
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la que


desata los nudos; a tus pies me encuentro para con-
sagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este día
cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirarte;
mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar tus
alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón, para
amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento que te
hago y colócame junto a tu corazón inmaculado. Ya
que soy todo tuyo, Madre de misericordia, la que
desata los nudos que aprisionan nuestro pobre co-
razón, guárdame y protegedme como posesión tuya.
No permitas que me deje seducir por el Maligno,
ni que mi corazón quede enredado en sus engaños.
Enséñame a aceptar los límites de mi condición hu-
mana, sin olvidar que puedo superarme con la ayu-
da de la gracia y que agradezca siempre a Dios por
mi existencia. Ilumíname para que no deseche al
Creador por las criaturas, ni me aparte del camino
que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

28
Tercer Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

29
Tercer Día

“María dijo entonces: yo soy la servidora del


Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho. Y el
ángel se alejó”. (Lc 1, 38)

Breve reflexión

Debemos tratar de imitar la actitud de servicio


de María. Es necesario que estemos con aquellas
personas que tienen la necesidad de la Palabra de
Dios, la que puede ser transmitida también con
los pequeños actos buenos que realizamos coti-
dianamente.

Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

Oración a Nuestra Señora la que desata los


nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en

30
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,


Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la que


desata los nudos; a tus pies me encuentro para con-
sagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este día
cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirarte;
mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar tus
alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón, para
amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento que te
hago y colócame junto a tu corazón inmaculado. Ya
que soy todo tuyo, Madre de misericordia, la que
desata los nudos que aprisionan nuestro pobre co-
razón, guárdame y protegedme como posesión tuya.

31
No permitas que me deje seducir por el Maligno,
ni que mi corazón quede enredado en sus engaños.
Enséñame a aceptar los límites de mi condición hu-
mana, sin olvidar que puedo superarme con la ayu-
da de la gracia y que agradezca siempre a Dios por
mi existencia. Ilumíname para que no deseche al
Creador por las criaturas, ni me aparte del camino
que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

Cuarto Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me

32
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

Cuarto Día

“Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedi-


do... fueron rápidamente y encontraron a María,
a José y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo contaron lo que había oído decir de este
niño... mientras tanto, María conservaba estas
cosas y las meditaba en su corazón.” (Lc 2, 15-19)

Breve reflexión

Es nuestra misión como cristianos y como


miembros de una misma Iglesia, el difundir a
todo el mundo la Buena Noticia del nacimiento
de Nuestro Señor Jesucristo. Para esto debemos
alimentarnos permanentemente de su palabra en
la Santa Misa y, al igual que María, guardarla y
meditarla en nuestro corazón.

33
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

Oración a Nuestra Señora la que desata los


nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,


Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

34
Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la


que desata los nudos; a tus pies me encuentro para
consagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este
día cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirar-
te; mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar
tus alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón,
para amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento
que te hago y colócame junto a tu corazón inma-
culado. Ya que soy todo tuyo, Madre de misericor-
dia, la que desata los nudos que aprisionan nuestro
pobre corazón, guárdame y protegedme como po-
sesión tuya. No permitas que me deje seducir por
el Maligno, ni que mi corazón quede enredado en
sus engaños. Enséñame a aceptar los límites de
mi condición humana, sin olvidar que puedo su-
perarme con la ayuda de la gracia y que agradez-
ca siempre a Dios por mi existencia. Ilumíname
para que no deseche al Creador por las criaturas,
ni me aparte del camino que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

35
Quinto Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

36
Quinto Día

Su padre y su madre estaban admirados por


lo que oían decir de Jesús. El anciano Simeón,
después de bendecirlos, dijo a María, la madre:
“Este niño será causa de caída y elevación para
muchos en Israel; será signo de contradicción, y
a ti misma una espada te atravesará el corazón.”
(Lc 2, 33-35)

Breve reflexión

Desde niño, Jesús cumplió con la misión en-


comendada por su Padre celestial, que fue la de
transmitir su palabra. Sin embargo, no siempre
fue entendido y aceptado dicho mensaje, lo cual
derivó en su muerte. Pidámosle a Cristo, por in-
tersección de María, que nos llene de valor para
cambiar aquellas cosas que es posible cambiar y
serenidad para soportar las que no podemos cam-
biar.
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

Oración a Nuestra Señora la que desata los


nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humildad

37
la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue ca-
paz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a tu
hijo intercediste por nuestras dificultades, y con toda
sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo des-
enredar la madeja de nuestras vidas. Y al quedarte
para siempre como Madre Nuestra, pones en orden
y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,


Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la que


desata los nudos; a tus pies me encuentro para con-
sagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este día
cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirarte; mis
oídos, para escucharte; mi voz, para cantar tus alaban-
zas; mi vida, para servirte; mi corazón, para amarte.

38
Acepta, Madre mía el ofrecimiento que te hago y coló-
came junto a tu corazón inmaculado. Ya que soy todo
tuyo, Madre de misericordia, la que desata los nudos
que aprisionan nuestro pobre corazón, guárdame y
protegedme como posesión tuya. No permitas que me
deje seducir por el Maligno, ni que mi corazón quede
enredado en sus engaños. Enséñame a aceptar los lí-
mites de mi condición humana, sin olvidar que puedo
superarme con la ayuda de la gracia y que agradezca
siempre a Dios por mi existencia. Ilumíname para que
no deseche al Creador por las criaturas, ni me aparte
del camino que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

Sexto Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me

39
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

Sexto Día

“Jesús le respondió: Mujer, ¿qué tenemos que


ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía. Pero
su madre dijo a los sirvientes: Hagan todo lo que
Él les diga.” (Jn 2, 4-5)

Breve reflexión

María, siendo Madre de Cristo, siempre hizo


lo que Él le dijo. Imitemos permanentemente su
obediencia a la voluntad de Dios y escuchémoslo
día a día desde el Evangelio donde Jesús nos dice
que quiere que hagamos.
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

40
Oración a Nuestra Señora la que desata los
nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en El
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

41
Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la que


desata los nudos; a tus pies me encuentro para con-
sagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este día
cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirarte;
mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar tus
alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón, para
amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento que te
hago y colócame junto a tu corazón inmaculado. Ya
que soy todo tuyo, Madre de misericordia, la que
desata los nudos que aprisionan nuestro pobre co-
razón, guárdame y protegedme como posesión tuya.
No permitas que me deje seducir por el Maligno,
ni que mi corazón quede enredado en sus engaños.
Enséñame a aceptar los límites de mi condición hu-
mana, sin olvidar que puedo superarme con la ayu-
da de la gracia y que agradezca siempre a Dios por
mi existencia. Ilumíname para que no deseche al
Creador por las criaturas, ni me aparte del camino
que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

42
Séptimo Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

43
Séptimo Día

“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán;


llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide
recibe; el que busca encuentra; y al que llame se
le abrirá.” (Mt 7, 7-8)

Breve reflexión

La única manera de entablar un diálogo con


Cristo o con María es a través de la oración. La
oración hecha con fe es el arma más poderosa
para luchar contra las confusiones con que nos
hostiga el que es nuestro enemigo. No olvidemos
que Dios nos escucha siempre, pero a veces no
nos da lo que pedimos sino lo que verdaderamen-
te necesitamos.
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

Oración a Nuestra Señora la que desata los


nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo

44
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en El
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la


que desata los nudos; a tus pies me encuentro para
consagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este
día cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirar-
te; mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar
tus alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón,
para amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento
que te hago y colócame junto a tu corazón inma-
culado. Ya que soy todo tuyo, Madre de misericor-
dia, la que desata los nudos que aprisionan nuestro

45
pobre corazón, guárdame y protegedme como po-
sesión tuya. No permitas que me deje seducir por
el Maligno, ni que mi corazón quede enredado en
sus engaños. Enséñame a aceptar los límites de
mi condición humana, sin olvidar que puedo su-
perarme con la ayuda de la gracia y que agradez-
ca siempre a Dios por mi existencia. Ilumíname
para que no deseche al Creador por las criaturas,
ni me aparte del camino que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

Octavo Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me

46
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

Octavo Día

“Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo


a quien él amaba, Jesús le dijo: Mujer, aquí tienes
a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Aquí tienes a
tu madre. Y desde aquel momento, el discípulo la
recibió en su casa.” (Jn 19, 26-27)

Breve reflexión

Tanto es el amor que nos tiene Jesús, que antes


de morir nos dejó a María, su propia madre, para
que nos cuidara y nos guiara por el camino que
Dios preparó para cada uno de nosotros.
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

47
Oración a Nuestra Señora la que desata los
nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu interce-
sión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

48
Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la


que desata los nudos; a tus pies me encuentro para
consagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este
día cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirar-
te; mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar
tus alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón,
para amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento
que te hago y colócame junto a tu corazón inma-
culado. Ya que soy todo tuyo, Madre de misericor-
dia, la que desata los nudos que aprisionan nuestro
pobre corazón, guárdame y protegedme como po-
sesión tuya. No permitas que me deje seducir por
el Maligno, ni que mi corazón quede enredado en
sus engaños. Enséñame a aceptar los límites de
mi condición humana, sin olvidar que puedo su-
perarme con la ayuda de la gracia y que agradez-
ca siempre a Dios por mi existencia. Ilumíname
para que no deseche al Creador por las criaturas,
ni me aparte del camino que Él pensó para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

49
Noveno Día de la novena

Hacer la señal de la Cruz

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemi-


gos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición para todos los días

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de


todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un
Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar y confío que por tu infinita misericordia me
has de conceder el perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida eterna.
Amén.

Oración inicial

Santísima Virgen María “la que desata los nu-


dos”, te ofrezco esta novena pidiéndote por las si-
guientes intenciones: (aquí se dicen y recuerdan
los favores que se quieren alcanzar).

50
Noveno Día

“Los apóstoles, íntimamente unidos, se dedi-


caban a la oración en compañía de algunas mu-
jeres; de María, la madre de Jesús...” y “al llegar
el día de Pentecostés, todos quedaron llenos del
Espíritu Santo”. (Hch 1, 14 y 2, 1.4)

Breve reflexión

El Padre nos envía en la fiesta de Pentecostés


al Espíritu Santo para que obtengamos la fuerza
necesaria para poder transmitir su mensaje. Esa
fuerza nos es dada especialmente en el sacramen-
to de la Confirmación junto con sus siete dones y
también cada vez que lo pedimos humilde y con-
fiadamente en la oración.
Padre Nuestro, Diez Ave María y Gloria.

Oración a Nuestra Señora la que desata los


nudos

Santa María, desatadora de nudos,


Santa María, llena de la presencia de Dios, du-
rante los días de tu vida aceptaste con toda humil-
dad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue
capaz de enredarte con sus confusiones. Ya junto a
tu hijo intercediste por nuestras dificultades, y con
toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo

51
desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al que-
darte para siempre como Madre Nuestra, pones en
orden y haces más claros los lazos que nos unen al
Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los nudos que
entorpecen nuestra vida, te pedimos que nos libres
de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el
que es nuestro enemigo. Por tu gracia, por tu inter-
cesión, con tu ejemplo, librarnos de todo mal, Señora
Nuestra, y desata los nudos que impiden que nos
unamos a Dios, para que, libres de toda confusión y
error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él
puestos nuestros corazones y podamos servirle siem-
pre en nuestros hermanos.
Amén.

Oración de Consagración a María

Señora y Madre mía, Virgen Santa María, la que


desata los nudos; a tus pies me encuentro para con-
sagrarme a ti. Con filial afecto te ofrezco en este día
cuanto soy y cuanto tengo: mis ojos, para mirarte;
mis oídos, para escucharte; mi voz, para cantar tus
alabanzas; mi vida, para servirte; mi corazón, para
amarte. Acepta, Madre mía el ofrecimiento que te
hago y colócame junto a tu corazón inmaculado. Ya
que soy todo tuyo, Madre de misericordia, la que des-
ata los nudos que aprisionan nuestro pobre corazón,

52
guárdame y protegedme como posesión tuya. No per-
mitas que me deje seducir por el Maligno, ni que mi
corazón quede enredado en sus engaños. Enséñame
a aceptar los límites de mi condición humana, sin
olvidar que puedo superarme con la ayuda de la gra-
cia y que agradezca siempre a Dios por mi existen-
cia. Ilumíname para que no deseche al Creador por
las criaturas, ni me aparte del camino que Él pensó
para mí.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.

53
9. Oraciones a la Virgen
Desatanudos para los casos
imposibles

Oración de la familia Editorial


Hormiguero

Amada Virgen María que, bajo tu figu-


ra Inmaculada Concepción, bendices nuestra
Universidad Militar Bolivariana de Venezuela; llena
de juventud dispuesta al servicio de la Patria, como
Virgen vencedora.
Hoy nosotros como Patrona de nuestra Editorial
Hormiguero, te reconocemos como María
Desatanudos, que destraba todo obstáculo y bendi-
ces el amor conyugal.
Abre nuestros corazones, para que con nuestro
trabajo podamos llevar el conocimiento, la historia
y la verdad. Y danos tu fortaleza para vivir en la
presencia de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración para todos los días


del año

Santa María Virgen,


la que los siete nudos desatas,
el Señor es contigo y contigo la humildad.
Madre de Dios.

54
Tú, la Mediadora,
Tú que jamás caíste,
Tú que jamás te enredaste,
no nos dejes caer en ninguna tentación
y líbranos de todo mal.
Amén.

Oración para la felicidad

Santísima Virgen María, desata en mí el nudo de


mis propios defectos. Transforma mi vida para que, en
armonía y en felicidad, pueda acceder a ti y solicitarte
las gracias que necesito, sabiendo que me corregirás
con tu mano amorosa y me darás la paz que necesito.
Amén.

Oración contra enemigos

Virgen de la Paz, desarma los nudos de mis ene-


migos, para que nadie pueda dañarme. Abre sus
corazones para que compartamos juntos el amor a
Jesús. Protégeme ante cualquier peligro.
Amén.

Para atraer amor

Madre amorosa, acompañada por los ángeles que


te ayudan en tu tarea, concede que el amor llegue a

55
mi vida y permanezca en ella, rodeándome como si
fuese tu manto.
Amén.

Oración para tener trabajo

Inmaculada Concepción, intercede ante la


Santísima Trinidad para que la ley de providencia
permita que mi trabajo dé frutos abundantes y mi
generosidad aumente con mis semejantes.
Amén.

Por la salud de los seres queridos

Corazón de María, protección de nuestra familia,


sana las heridas y enfermedades mías y las de mis
seres queridos, para que gocen de salud perfecta y le
alaben en la alegría y en la paz.
Amén.

Oración para asuntos imposibles

Utilice esta oportunidad para elevar un pedido


que daba por perdido y que es de vital importan-
cia para usted.
María Reina del Universo, desata toda limita-
ción, destraba todo obstáculo que me impida ser feliz
y especialmente ayúdame a resolver el mal que me
pesa. Permite que aceptemos el don que acabas de

56
darnos con la templanza de espíritu suficiente como
para valorarlo y preservarlo.
Amén.

Oración para superarse cada día

María, Madre del Salvador, desata el nudo de la


ira, del desamor, de la indiferencia, de la injusticia y
todos los demás nudos que nosotros mismos creamos
en nuestra familia. Danos la fortaleza con el símbolo
de Cristo para caminar por esta tierra en paz y en
armonía.
Amén.

57
10. ¿Cuál es la actitud justa
para una oración eficaz?

En la oración de una novena es importante


asumir la actitud justa evitando dos extremos
opuestos: la superstición y la desconfianza.

La primera actitud que hay que evitar es la su-


perstición que lleva a considerar el rezo de una
oración o un rito religioso como una práctica de
tipo “mágico” para ganarse la divinidad y some-
terla a la propia voluntad; la devoción se vuelve,
de este modo, un instrumento para intentar con-
vencer a Dios y secundar las propias peticiones.

Es fácil caer en esta actitud y, desgraciadamen-


te, algunos libritos de oración y de novenas corren
el riesgo de caer, también éstos, en este peligro
proponiendo al fiel llevar a cabo una cantidad
exorbitante de oraciones, de fórmulas, de gestos o
de ritos para el buen fin de la novena (una publi-
cación francesa llega a sugerir el uso del incienso
durante el rezo personal de la novena).

El supersticioso es también escrupuloso y no


quedará satisfecho plenamente si no logra rezar
todas las oraciones en el tiempo y modalidad
preestablecidos: ni experimentará el éxito de la

58
novena, es decir, la petición de la gracia podría
ser desatendida por Dios.

Contra esta actitud se dispusieron los profetas


del Antiguo Testamento que condenaron el culto
exterior al que no correspondía una adhesión de
corazón a los preceptos de Dios.

También Jesús invitó a la mujer samaritana (Jn


4, 1-42) a una oración “en espíritu y en verdad”
más allá del lugar geográfico escogido para el cul-
to exterior. (Cfr. Jn 4, 23)

El supersticioso intercambia el medio (la de-


voción) con el fin (la petición de gracia divina)
corriendo el riesgo de concentrarse más en la ob-
servancia externa que en el verdadero significado
de la oración.

El filósofo francés J. Guitton afirma sobre esto:


“Nuestras acciones religiosas más auténticas son
amenazas de superstición apenas subordinamos
su fin a aquello que es sólo un medio”. (J. Guitton,
La medalla milagrosa)

Cuando la “letra” prevalece sobre el “espíritu”,


la oración se vuelve mecánica, técnica y pierde el
amplio respiro de la súplica confiada.

59
La segunda actitud que hay que evitar es la
desconfianza, la sospecha en relación a la utili-
dad de una novena, de la devoción y el rezo del
Rosario.

Puede suceder que se rece la novena con un


corazón desconfiado, rezando las oraciones sin
darles la justa importancia y pensando que, en el
fondo, no sean tan eficaces.

Dudar de la eficacia de la oración significa du-


dar de la fuerza del Espíritu Santo y –en última
instancia– del amor misericordioso de Dios.

En los Evangelios Jesús no realiza milagros


donde falta la fe (Mt 13, 58), sino que a quien
cree le revoluciona la vida, transformando las si-
tuaciones de sufrimiento y de muerte en realida-
des nuevas, radicalmente renovadas, como dijo a
la hermana de Lázaro: “¿No te he dicho que si crees
verás la gloria de Dios?” (Jn 11, 40)

60
11. La intercesión de
la Virgen María

San Bernardo se refería a María como “Estrella


del Mar” que guía e ilumina el camino de quien
está en peligro y en las tinieblas.

Las palabras del santo abad de Claraval nos


ayudan a comprender cuán necesario es mirar la
estrella, pensar e invocar a María en los momen-
tos “de tempestad”.

¡Oh tú, quienquiera que seas, que te sientes le-


jos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este
mundo, en medio de borrascas y tempestades, si no
quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta
estrella!
Si el viento de las tentaciones se levanta, si el es-
collo de las tribulaciones se interpone en tu camino,
mira a la estrella, invoca a María.
Si eres balanceado por los oleajes del orgullo, de
la ambición, de la maledicencia, de la envidia, mira
la estrella, invoca a María.
Si la cólera, la avaricia, los deseos impuros, sa-
cuden la frágil embarcación de tu alma, levanta los
ojos a María.
Si perturbado por el recuerdo de la enormidad de
tus crímenes, confuso a la vista de las torpezas de

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tu conciencia, aterrorizado por el miedo del juicio,
comienzas a dejarte arrastrar por el torbellino de
la tristeza, a despeñarte en el abismo del desespero,
piensa en María.
Que su nombre nunca se aparte de tus labios, ja-
más abandone tu corazón; y para alcanzar el socorro
de la intercesión de Ella, no tomes con negligencia
los ejemplos de su vida.
Siguiéndola, no te extraviarás; rezándole no des-
esperarás; pensando en Ella evitarás todo error.
Si Ella te sustenta, no caerás; si Ella te protege,
nada tendrás que temer; si Ella te conduce, no te
cansarás; si Ella te es favorable, alcanzarás el fin.
Y así verificarás por tu propia experiencia con
cuánta razón fue dicho: “Y el nombre de la Virgen
era María”.

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12. ¿Cómo se reza el Rosario?

La oración del Rosario consiste en un conjun-


to de oraciones marianas y de meditaciones sobre
pasajes evangélicos claves de la vida de Jesús y de
María, que se conforman en una unidad. Como
decía santo Tomás de Aquino, es el “breviario de
los pobres”.

Rezarlo bien requiere una cierta práctica, pero


con el tiempo se acaban aprendiendo de memoria
las diferentes oraciones.

Se puede rezar solo o en compañía, y para no


perderse, se utiliza una especie de collar de 55
cuentas, agrupadas de diez en diez y cinco sueltas,
para ir desgranándolas con los dedos.

Este collar recibe también el nombre de rosa-


rio, y suele ser de madera, plástico o de materiales
más nobles.

Normalmente, cada día se reza un grupo de


“misterios”, es decir, se meditan cinco pasajes de
los Evangelios.

Los misterios Gozosos están relacionados con


el nacimiento e infancia de Jesús, los misterios

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Luminosos meditan sobre pasajes clave de su vida
pública, los misterios Dolorosos sobre la pasión
y muerte, y los misterios Gloriosos sobre la resu-
rrección.

Los lunes y sábados se rezan los misterios


Gozosos, los martes y viernes los misterios
Dolorosos, los miércoles y domingos los misterios
Gloriosos, y los jueves los misterios Luminosos.

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13. Guía para rezar
el Rosario

El Rosario comienza con la misma oración in-


troductoria que los laudes:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

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Entonces se enuncia el “misterio” que toca,
por ejemplo, en el primer misterio Gozoso: “La
Encarnación del Hijo de Dios”.
Los misterios son:

Misterios Gozosos (Lunes y Sábados)


La Encarnación del Hijo de Dios.
La Visitación de Nuestra
Señora a su prima Santa Isabel.
El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.
La Purificación de Nuestra Señora y Presentación
del Niño Jesús.
El Niño perdido y hallado en el Templo.

Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)


La Oración de Jesús en el Huerto de los Olivos.
La Flagelación del Señor.
La Coronación de espinas.
La Cruz a cuestas camino del Calvario .
Crucifixión y Muerte de Jesús en la Cruz.

Misterios Gloriosos (Miércoles y Domingos)


La Resurrección del Señor.
La Ascensión del Señor.
La Venida del Espíritu Santo.
La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
La Coronación de María Santísima.

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Misterios Luminosos (Jueves)
El Bautismo de Jesús en el Jordán.
La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
El anuncio del Reino de Dios invitando a la con-
versión.
La Transfiguración del Señor en el monte Tabor.
La institución de la Sagrada Eucaristía.
Después de una breve pausa de reflexión o
de un ofrecimiento personal, se rezan: Un Padre
Nuestro, Diez Avemarías y un Gloria.
Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado
sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino. Hágase
tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbra-
nos del mal. Amén.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor
esté contigo. Bendita tú eres entre todas las muje-
res, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecado-
res, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Después del Gloria, se puede añadir una invo-
cación, como esta: María, Madre de gracia, Madre
de piedad y misericordia, defiéndenos del enemigo
ahora y en la hora de nuestra muerte.

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Al final del Rosario se recita la Letanía
Lauretana, sola o acompañada de otras oraciones
marianas, como la Salve.

Letanías

Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.


Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. R. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. R. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre Celestial. R. Ten misericordia de
nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo.
R. Ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo.
R. Ten misericordia de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios.
R. Ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Madre de Cristo, ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Madre de la Divina Gracia, ruega por nosotros.
Madre Purísima, ruega por nosotros.
Madre Castísima, ruega por nosotros.
Madre siempre Virgen, ruega por nosotros.
Madre inmaculada, ruega por nosotros.

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Madre amable, ruega por nosotros.
Madre admirable, ruega por nosotros.
Madre del buen consejo, ruega por nosotros.
Madre del Creador, ruega por nosotros.
Madre del Salvador, ruega por nosotros.
Madre de misericordia, ruega por nosotros.
Virgen prudentísima, ruega por nosotros.
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros.
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros.
Virgen poderosa, ruega por nosotros.
Virgen clemente, ruega por nosotros.
Virgen fiel, ruega por nosotros.
Espejo de justicia, ruega por nosotros.
Trono de la sabiduría, ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Vaso espiritual, ruega por nosotros.
Vaso digno de honor, ruega por nosotros.
Vaso de insigne devoción, ruega por nosotros.
Rosa mística, ruega por nosotros.
Torre de David, ruega por nosotros.
Torre de Marfil, ruega por nosotros.
Casa de oro, ruega por nosotros.
Arca de la Alianza, ruega por nosotros.
Puerta del Cielo, ruega por nosotros.
Estrella de la mañana, ruega por nosotros.
Salud de los enfermos, ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros.
Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.

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Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los Mártires, ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.
Reina concebida sin pecado original, ruega por
nosotros.
Reina asunta a los Cielos, ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros.
Reina de la Familia, ruega por nosotros.
Reina de la Paz, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para
que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.

70
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Salve

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida,


dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti lla-
mamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea,
pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos
tus ojos misericordiosos; y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh
clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, santa madre de Dios, para
que seamos dignos de alcanzar y gozar las prome-
sas y gracias de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración final

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de


Dios; no desprecies las oraciones que te dirigimos en
nuestras necesidades; más líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.

Ruega por nosotros santa de Madre de Dios para


que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas
y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

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REVISADO Y APROBADO POR EL ORDINARIATO
MILITAR DE VENEZUELA EN EL MARCO
DE LOS 25 AÑOS DE SU CREACIÓN
+Mons. Benito Adán Méndez Bracamonte
OBISPO CASTRENSE
2020

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