Alarcón, Pedro Antonio de - El Capitán Veneno

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OPUS DEI O CHAPUZA DEL DIABLO

Carlos Albás

1
4. REVELACIÓN DE UN NOMBRE ..........................................111
5. FUNDAMENTO Y MENSAJE................................................113
CAPÍTULO IV. ¿QUÉ ES EL OPUS DEI?......................................119
1.ESTRUCTURA CANÓNICA ...................................................119
2. UNA FAMILIA ESPIRITUAL: "EL PADRE" ........................141
3. UNA FAMILIA ESPIRITUAL: LOS HIJOS ...........................146
CAPÍTULO V. LA EXPANSIÓN DE LA OBRA DE DIOS ...........161
1.Los PRIMEROS AÑOS.............................................................161
2. UNA MARATÓN ESPECTACULAR .....................................167
CAPÍTULO VI. INFLUENCIA Y PODER DEL OPUS DEI ..........178
1.LA UNIVERSIDAD ..................................................................178
2. LAS FINANZAS ......................................................................187
3. LA POLÍTICA ..........................................................................194
CAPÍTULO VII. EL PROCESO DE CANONIZACIÓN DEL
FUNDADOR DEL OPUS DEI.........................................................202
1. FUNCIÓN ECLESIAL DE LA CANONIZACIÓN .............202
2.LAS CAUSAS DE CANONIZACION A TRAVÉS DE LOS
SIGLOS ........................................................................................206
2.ITINERARIO DE UN PROCESO.............................................216
EPÍLOGO .........................................................................................222

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que con el recuerdo del ejemplo de sus vidas laboriosas
y humildes me dieron fuerza para mantener la lucha
A todos los familiares y amigos
que me han ayudado, comprendido y respetado
mi libertad
El autor

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la población pirenaica de Jaca, donde también inicié a los
cinco años los estudios. Recibí en la iglesia del colegio de los
Hermanos Corazonistas la primera comunión de manos de
don José María Bueno Monreal, y desde siempre fui
educado por mi madre en la piedad cristiana,
introduciéndome en el rosario, la confesión y la misa de los
domingos como mínimo. También solíamos acudir a las
novenas los primeros viernes de cada mes al Sagrado
Corazón de Jesús para así alcanzar la promesa de "ningún
alma morirá en pecado mortal si ha confesado y comulgado
los nueve primeros viernes de mes seguidos". Y la
acompañaba a la iglesia del Carmen para confesarme con
los frailes capuchinos y a la catedral como devota de santa
Orosia.
Si mi madre me trae a la memoria la práctica de la piedad
cristiana, mi padre es la imagen del profesional que cumple
con exceso su trabajo, que cuando alcanzó la dirección del
Banco de Aragón no cejó hasta situarlo en el puesto de
cabeza. En aquellos tiempos, y todavía hoy, solía ocurrir
siempre lo mismo: las madres se hacían cargo del hogar y la
educación de los hijos y los padres de resolver la situación
económica. Pero mi madre, a pesar de la ayuda del servicio,
tenía una buena faena con los seis hermanos.
4
La principal preocupación de mi madre durante estos años
siguió siendo una vida de piedad, y sus grandes motivos de
alegría llegaban cuando al levantarme temprano acudía a
misa de capuchinos o de infantes del Pilar.
Mis primeros ejercicios espirituales tuvieron como escenario
la hospedería del Pilar, dirigidos por el jesuita Fernández
Lerga. Fue precisamente en esa ocasión cuando recibí la
noticia del fallecimiento de mi tío Carlos, difundida por la
radio. Pedí permiso para acudir al entierro, pero el padre
Fernández Lerga estimó más apropiado que rezase y
ofreciéramos la misa del día siguiente por el eterno
descanso de su alma.
Al llegar a Zaragoza me convertía en socio del Stadium
Casablanca, un club deportivo que había fundado el
sacerdote mosén Francisco Izquierdo Molins, perteneciente
a Acción Católica. Mi relación con la Acción Católica también
se extendió a la parroquia de San Gil.
Como tantos otros cristianos, aunque he mantenido la fe, he
tenido durante mi vida momentos de mayor o menor
piedad.
Fui simpatizante del Opus Dei durante cuarenta años y,
dicho sea de paso, gran admirador de mi tío, hacia el que
he sentido siempre un cariño especial. La primera noticia

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sacerdote, hoy casado y con dos hijos- me invitó a la
residencia Miraflores, la primen perteneciente a la Obra en
la capital aragonesa. En un principio, sólo acudía los
sábados por la tarde a los retiros espirituales; al poco
también se me podía encontrar en el cine los domingos,
más tarde estudiando allí todos los días y, finalmente,
incluso escuchando misa durante todas las mañanas. Casi
sin darme cuenta, vi pasar las horas en la residencia,
incluidas las tertulias de café, salvo para comer y cenar.
La residencia era por entonces un centro de estudios
integrado casi en su totalidad por miembros del Opus Dei.
Conocí y traté a José Orlandis Rovira, catedrático de historia
del derecho y sacerdote, José Manuel Casas Torres,
catedrático de geografía, Rodolfo Urbistondo, ingeniero de
caminos y director de la residencia, Vicente García Chus,
químico y el sacerdote que oficiaría mi boda, Ángel García
Dorronsoro, licenciado en derecho y sacerdote que llegada a
ser famoso por su programa televisivo "Tiempo para creer",
Joaquín Valdés Escudero, otro licenciado en derecho y
sacerdote, como Miguel Ximénez Embún o José Javier
Zaragüeta, el médico sacerdote José Luis Sauras, ahora
párroco de Torreciudad... Unos prosiguen en la Obra y otros
acabaron por salirse.

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hermana Pili. Pero así como yo dejé paulatinamente de
frecuentar el Opus Dei, ella escribió la Carta al Padre y dio
el paso definitivo de entrada. De todas formas, mantuve
muy buenas relaciones con todos ellos y las amigas de mi
hermana, la hija del ministro de Hacienda, María Dolores
Navarro Rubio, o la del coronel de artillería, María Josefa
Jaén, entre otras.
Pili empezó su peregrinar por el extranjero, Londres, Dublín
y Roma, donde conocería al fundador y a mis tíos Santiago
y Carmen, que vivían con él. Su siguiente estancia sería
Barcelona, donde se encontraba nuestro hermano Pascual y
a quien convencería para ingresar en la Obra. Años más
tarde se presentaría en Zaragoza, coincidiendo con la visita
que realizó mi tío José María a mis padres.
A partir de esa ocasión, Santiago, el hermano de José María,
empezó a frecuentar nuestra casa en las comidas con
motivo de su cercana boda con una zaragozana y tuve la
oportunidad de conocerlo. En una ocasión le acompañé
durante el paseo, y al encontrarnos con Carmencita Albás le
dije: "Mira, es tu prima. ¿La llamo?" Pero me contestó: "No,
es hija de tío Florencio y no le debo nada, sólo el nombre, y
no me gusta." Las relaciones con los Albás nunca fueron
buenas. Sin embargo, me extrañó sobre todo su coletilla

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con mal genio, condensa el rencor que siempre tuvo con los
familiares de mi padre. No le importó el hecho de que uno
de los primos hermanos que no quiso ver fuese el hermano
gemelo de mi padre que habla asistido con su mujer a su
primera misa en la basílica del Pilar.
De hecho, en la boda sólo estuvimos presentes mis padres,
mi hermano Pascual y yo. En el aperitivo tuvimos la
oportunidad de conocer a Luis Valls Taberner, encargado de
las finanzas del Opus Dei. Sin embargo, ahí se acabó todo.
No fuimos invitados al banquete.
En 1962, mi hermana Pili me presentaba a la
supernumeraria que acabaría dos años después
convirtiéndose en mi mujer. Con motivo de la boda, mi
padre dirigió una carta a mi tío José María expresando su
deseo de que fuera él quien nos casara. Al poco tiempo nos
llegó su contestación escrita:
Roma, 17 de septiembre de 1964.

Muy querido Pascual:

Recibí tu carta, que me ha dado mucha alegría, y te


pongo estas líneas para felicitarte muy cordialmente
por la boda de tu hijo.

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JOSEMARÍA

(El sacerdote que los case puede leer el telegrama


desde el altar, porque el Santo Padre envía también
su Bendición a todos los que asisten a la ceremonia.)
Creo que ésta es la única carta que dirigió a un familiar suyo
de la rama Albás-Blanc, si exceptuamos las dos que envió a
José María Blanc para pedirle que no ejerciese su mejor
derecho al título de marqués de Peralta.
Mi mujer, ya lo he dicho, era supernumeraria. La
circunstancia añadida de que su hermana Isabel formase
parte también de la Obra como numeraria terminó
influyendo decisivamente en mi relación con el Opus. En la
Obra, es costumbre y norma que los supernumerarios se
agrupen en grupos no muy numerosos de ocho o diez y que
traten de ayudarse en la captación de los maridos que no
pertenecen o de las mujeres. Para ello se organizan cenas
en las casas y así se hacen nuevas amistades con el solo
objeto de conseguir nuevos miembros o por lo menos
acercarlos por amistad y conseguir su colaboración
económica. Este fue el motivo por el que perdí mis antiguos
amigos y que fueron sustituidos por matrimonios
pertenecientes al Opus Dei. El cerco cada día se va
9
Muy querido Carlos:

Al regresar a Roma encuentro tu afectuosa carta y,


con una inmensa pena en el alma, junto con la
seguridad de saber que nuestro Fundador está
gozando de Dios, te pongo unas líneas para
agradecer tus oraciones por nuestro Padre y santo
pariente tuyo.

Sigue rezando por él, ya que así deseaba que


hiciéramos, y no dejes de encomendarte a su
intercesión: te conseguirá gracias abundantes como
está haciendo ya a miles de personas en todo el
mundo para ayudar a vivir esa vida de buen cristiano
que deseas. Con el grandísimo cariño que te tenía
¡que te tiene! el Padre, verás cómo se vuelca contigo
y con todos los suyos. Te abraza fuertemente.

ALVARO DEL PORTILLO


Siempre mantuve buenas relaciones con los socios del Opus
Dei que conocí; han estado en casa en repetidas ocasiones,
y la educación y estudios de mis hijos mayores pasaron por
los colegios de fomento con dirección espiritual de
sacerdotes de la Obra. Participé en la junta directiva del
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que como es lógico pertenece al Opus Dei. Mi participación
también alcanza a la puesta en marcha de la formación
profesional en el colegio Montearagón mediante
aportaciones de 100.000 pesetas y los "santos sablazos" a
los amigos personales. La operación, que estuvo dirigida por
el supernumerario y delegado de Hacienda en Zaragoza,
Carlos Palacios, fue un éxito. Mi mujer también me solicitó
colaboración, proporcionando entrevistas con amigos y
clientes de mi trabajo y así poder ejercitar con eficacia el
"santo sablazo".
En 1983 tuve la desafortunada idea de editar una revista en
Aragón, de contenido variado y con el objetivo de potenciar
lo regional. Informábamos de nuestra historia, de economía,
hechos sociales renombrables, deportes, etc. Y destacamos
distintas noticias acerca del Opus Dei, sus miembros o
reportajes de Torreciudad. Pero a fines de 1984, las
dificultades de sostenimiento pusieron en peligro su
continuidad. El comportamiento de algunos integrantes
destacados del Opus Dei fue determinante. El director
general de la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja,
José Joaquín Sancho Dronda, o el propio Luis Valls Taberner
denegaron finalmente la ayuda prometida desde un

11
Veo, después de la conversación que he tenido con
María Rosario de Parada, y luego más tarde con José
Enrique, y algunas otras personas de la Caja,
bastante difícil una participación nuestra en el capital
de vuestra Sociedad Editora porque, aunque se trate
de una re vista muy aragonesa, y con indudable
repercusión en nuestra tierra, desde hace tiempo el
Consejo de Administración, por indicación de las
autoridades monetarias, no participa en empresas
periodísticas, a pesar de que, como puedes
comprender, en muchas ocasiones se nos ha
invitado para hacerlo. En algunas ocasiones es
posible apoyar económicamente alguna publicación,
pero no participar en la misma.

En este sentido pues, sí que cabe estudiar algunas


ayudas que puedan ir, o por la vía del crédito o por
la vía de los anuncios. Esos cuatro millones de los
que hablas en tu carta es algo que podemos
estudiar, y es algo que me gustaría pudiéramos
conceder, pero para hacerlo hay que analizar la
viabilidad de la operación, es decir, no sólo sus
garantías, sino la posibilidad de recuperación de la

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que yo dejo encargado que te atienda.

Un cordial abrazo,

JOSÉ JOAQUÍN SANCHO DRONDA


Las posibilidades de este director general de la Caja para
conceder los créditos aplicando su criterio personal son de
sobra conocidas. Durante la publicación de la revista, sólo
coincidiendo con la visita de Juan Pablo II, se insertó
publicidad a cargo de la Caja, una fotografía de Su Santidad
que ocupaba las páginas centrales. Y por añadir aún más,
resulta bien fácil comprobar las ayudas económicas que
destinó a otras revistas de la Obra de difusión nacional
("Mundo Cristiano", "Telva", "Actualidad Económica"...) a
pesar de tratarse de una entidad bancaria de ámbito
regional.
Yo mismo fui objeto de esos tejemanejes. Por ejemplo, con
el supernumerario que Sancho Dronda mencionaba en su
carta, Juan Alfaro, amigo mío y con quien había compartido
retiros y muchas horas en la iglesia de Santa Cruz,
concertamos una cita con uno de los propietarios de una de
las más importantes empresas de alimentación en España.
Sabían perfectamente de los contactos profesionales y la
amistad que me unían a él, y por supuesto no los
13
Con el paso del tiempo, y ante la imposibilidad de encontrar
un trabajo -en el único que se me ofreció, una compañía de
publicidad, las comisiones sustanciosas iban a parar
directamente al bolsillo de un supernumerario del Opus Dei-
, abrirnos un pequeño bar en Jaca.
La tensión con el Opus Dei fue "in crescendo"
paulatinamente, y la defensa de José María Ruiz-Mateos en
el caso Rumasa, con una carta abierta dirigida a Luis Valls
Taberner recriminando sus declaraciones, significó la
puntilla. A partir de ese momento, la casi totalidad de los
miembros del Opus Dei se distanciaron y criticaron mi
actitud. Pero fue durante las elecciones al Parlamento
Europeo, al prestar mi colaboración a Ruiz-Mateos, cuando
el enfrentamiento se produjo abiertamente y algún socio del
Opus me llamó loco por el compromiso. Como ejemplo del
estado anímico que atravesaba entonces, no quiero dejar
pasar la oportunidad de transcribir la carta que publiqué en
el diario "Heraldo de Aragón" en enero de 1986:

SOÑANDO

Señor director:
Le ruego inserte esta carta abierta a don Luis Valls
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declarar que "todo es teatro" cuando a los españoles
nos ha costado, hasta el momento, miles de millones
de pesetas?

Tu descalificación de José María Ruiz-Mateos,


afirmando de él que "es como un niño", no sólo me
ha causado sorpresa, sino estupor. Por lo menos
podías haber agregado el calificativo de "prodigio",
que es lo mínimo que merece una persona capaz de
crear y dirigir unas 600 empresas, cerca de 60.000
puestos de trabajo, pagando íntegramente los
salarios correspondientes hasta el último día antes
de la extradición.

Respecto a los supuestos delitos que se le imputan y


la constitucionalidad o no de la expropiación, es la
justicia la que deberá pronunciarse en su día.

Espero que si, en un futuro, consideras oportuno


realizar nuevas declaraciones sobre el caso Rumasa
o José María Ruiz-Mateos, estén de acuerdo con la
seriedad que caracteriza el cargo que desempeñas
en el Banco Popular.

Un fuerte abrazo.
15
"El sensacionalismo y la mentira, únicas armas para los
incompetentes profesionales del periodismo":
Llevo más de veinte años dedicado a la publicidad
como director propietario de una agencia que, entre
otras campañas, realizó la de Conguitos y Reinas
Butano. Creo que por mis conocimientos estoy
autorizado a tratar el tema publicitario.

Hoy, cada día más en la publicidad, se utiliza el


sensacionalismo para captar la atención de una
marca o un servicio. Esta forma de proceder no es
ajena a los medios de comunicación, que tienen que
competir en el mercado intentando vender el mayor
número de ejemplares con el objeto de subir el
precio de los anuncios y ganar así más dinero.

Todos conocemos revistas de gran difusión que para


vender más no les importa poner un "culo" o unas
"tetas" en la portada, pero que actúan con honradez,
ya que el que las compra conoce de antemano su
contenido.

Yo he comprado la revista "Tiempo" por la portada


"Opus Dei, el verdadero poder en España". He leído
16
única novedad que veo es la forma en que han
realizado la portada, ya que la utilización del nombre
"OPUS DEI" es muy frecuente para aumentar las
ventas de cualquier medio de comunicación, pero
que aprendan de aquellos que venden más que ellos
sin utilizar el sensacionalismo fácil.

Yo invito a esos pseudo profesionales del periodismo


a investigar, analizar e informar a la opinión pública
de temas de verdadera actualidad que preocupan a
la mayoría de los ESPAÑOLES.

Les voy a dar algunas pistas: a) inseguridad


ciudadana, b) terrorismo, c) paro, d) gasto público,
e) nuevos propietarios de las empresas expropiadas
a don José María Ruiz-Mateos y costo que hemos
pagado los españoles por la reprivatización de las
mismas, f) pacto de las entidades de crédito y los
políticos con motivo de la deuda pendiente con los
países subdesarrollados y consecuencias desastrosas
para la economía española y su conexión con el caso
Rumasa, etcétera.

17
Si la Iglesia católica apoya y bendice esta OBRA DE
DIOS, OPUS DEI, ¿cómo se puede entender que
estos sensacionalismos puedan enjuiciarla en
injuriarla?

El Opus Dei es universal, pertenecen a él miembros


de los cinco contenientes, u aunque su fundador es
español, de Barbastro (Huesca), la mayoría de sus
socios no son españoles, son de todas la razas,
oficios y profesiones.

También he leído el artículo de Covadonga O'shea,


"Historia de una manipulación", publicado en ABC;
estoy de acuerdo con ella, pero quiero destacar que
coincido plenamente en que el periodista tiene que
ser un buen profesional, o sea, honrado, y que
busque la verdad, y añadirla, que sepa lo que
escribe.
Al releer hoy esta carta acepto que las argumentaciones que
esgrimía en aquellos días pecan del mismo infantilismo que
adolecen los mismos miembros del Opus Dei en sus
continuas justificaciones. Y presento, por ello, las debidas
excusas a todos los periodistas.

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Aunque no te conozco personalmente, he seguido
las injustas vicisitudes por las que has tenido que
pasar y admiro tus cualidades humanas, tu
excepcional preparación profesional y tu buen hacer.

No sé si tu hijo Zoilo te comentó la conversación


telefónica que mantuvimos con motivo de las
declaraciones de Luis Valls y de la carta abierta que
le escribí en "Heraldo de Aragón", recriminándole su
comportamiento.

Adjunto te envío fotocopia del escrito presentado a


la Delegación del Ministerio de Trabajo de Huesca,
por si puede ser de tu interés y, por tanto, te
autorizo a utilizarla.

Me alegraría muchísimo que todo se arreglase; te lo


mereces.
Recibe un fuerte abrazo,
CARLOS ALBAS

Madrid, 4 de diciembre de 1987.

19
complicado que resulta salir adelante. He leído la
referencia que haces a Rumasa en el pliego de
descargos que has presentado ante la Delegación del
Ministerio de Trabajo de Huesca y también el artículo
que en su día escribiste en el "Heraldo de Aragón".
Te felicito por tu valentía y tu gran corazón.

Espero que tu tema se solucione y deseándote todo


lo mejor y con sincero afecto, te envía un entrañable
abrazo tu amigo
JOSÉ MARÍA RUIZ-MATEOS

Nuevamente, durante su convalecencia tras las operaciones


sufridas en Madrid y con el objetivo de aconsejarle
publicitariamente sobre los puntos que debía tener en
cuenta en las siguientes elecciones generales a las que
concurría, me dirigía por carta:
Zaragoza, 3 de septiembre de 1989.

Mi querido amigo José María:

Me alegro mucho de tu recuperación y ya veo que


continúas con el entusiasmo de siempre. Si me lo
permites me gustaría hacerte unos pequeños
20
más inteligente que ellos. Al contrario, lo único que
consigue es elevar la imagen de Felipe González, ya
que en este juego político de los partidos
convencionales vale todo. Es suficiente con recordar
que durante la última campaña electoral, los insultos
y mentiras, como en todas, sólo sirven para
aumentar el número de abstenciones y su
desprestigio.

Segundo: el control que el Gobierno tiene de la


mayoría de los medios de comunicación, y sobre
todo de Televisión Española, hace mucho más
peligroso efectuar estas declaraciones, al ser más
fácil su manipulación.

Tercero: con esta forma de proceder se sigue dando


la impresión que sólo el Partido Socialista puede
conseguir la mayoría absoluta, le hace partir como
ganador y a toda la oposición como perdedora y con
escasas posibilidades. La moral de victoria es
siempre necesaria si se desea conseguir el éxito,
pero estas estrategias en sus campañas publicitarias
los llevan con seguridad al fracaso.

21
tanto nuestro mensaje no ha de recordar a ningún
partido convencional. Debe ser distinto y encajar en
lo que hoy espera el electorado español. Hay que
estudiar lo que el elector quiere, y sobre todo lo que
piensa esa gran mayoría de no votantes.

Por mi trabajo profesional, esta semana iré a Madrid.


Me encantará conocerte y cambiar impresiones
sobre el proyecto que te comuniqué en mi carta
anterior.

Hasta muy pronto, recibe un fuerte abrazo de tu


buen amigo
CARLOS ALBAS
Desde el Parlamento Europeo, con sede en Estrasburgo, me
contestó en los siguientes términos en una breve misiva de
su puño y letra:
Estrasburgo, 12-9-1989.

Mi querido Carlos:
Muchas gracias por tu cariñosa carta del 3 del actual.
Tomo nota de todos tus comentarios y sugerencias.
Mientras te saludo personalmente, te abraza tu buen

22
Volviendo la cara hacia el pasado más cercano, tras un año
de profunda meditación y de largas conversaciones con
miembros del Opus Dei, entre ellos Antonio Rico Gambarte -
uno de los primeros numerarios de Zaragoza, amigo de mi
padre, presidente del grupo empresarial Rico y Echevarría y
consejero de distintas empresas aragonesas- y algunos
sacerdotes como Antonio del Val o Vicente García Chus, la
profunda crisis interna abierta en mí me empujó
definitivamente a escribir a don Alvaro del Portillo:
Zaragoza, 25 de agosto de 1989.

Mi querido don Alvaro.


Con un gran pesar y después de un año de profunda
meditación, he decidido escribirle y contarle las
vicisitudes que me han ocurrido últimamente, así
como el comportamiento para mí incomprensible de
algunas personas que tienen un mismo denominador
común: "su pertenencia al Opus Dei". La forma de
comportarse estas personas conmigo, me están
haciendo perder la paz interior e incluso la fe y antes
de que esto ocurra he decidido pedir su orientación y
consejo.

23
colegio mayor Miraflores... Estas personas también
colabora en otros campos, como el estudio realizado
por mi hermano Pascual sobre la viabilidad de la
revista, en el que pone de manifiesto las
posibilidades de continuidad de la misma,
argumentando que prácticamente se está
financiando con publicidad. Mi hermano Luis me
ayuda en la creación de la Junta de Fundadores,
para conseguir aportaciones económicas y de trabajo
(a dicha Junta perteneció desde el principio Antonio
Rico). Mi hermano Pascual aconseja a mi hermana
Pili que me preste dinero y firme diversos avales.
También se solicita a José Joaquín Sancho Dronda
un crédito de 5.000.000 de pesetas y se le aporta el
estudio realizado, relación de mis bienes y un aval
de 90.000.000 de pesetas de un gran amigo, Alberto
de Sola, ya fallecido y del que tengo la seguridad de
que estará gozando de Dios en el cielo.

Incomprensiblemente y sin justificación


fundamentada después de haberse comprometido, y
dejando transcurrir varios meses, José Joaquín
Sancho Dronda deniega el crédito y con ello me
obliga a malvender mis bienes, chalet, coche,
24
adonde me obligó a ir. En los informes consta mi
excelente estado de salud y que no necesito ningún
tratamiento. Estas manifestaciones las realiza incluso
delante de mis hijos, hermanos y otras personas. A
pesar de ello mi vida familiar con Charo y mis hijos
está dentro de cierta normalidad, aunque es cierto
que los dos años en el paro y la imposibilidad de
encontrar trabajo hacen empeorar mi carácter y
tomo más copas de las normales.

Posteriormente, comuniqué a mis amigos y


familiares la apertura de una cuenta corriente, en la
que podían ingresar las cantidades que pudieran
para ayudarnos a establecer un pequeño negocio en
el que pudiéramos trabajar y nos permitiera vivir. En
un principio parcía ir bien, nos trasladamos a Jaca y
abrimos un pequeño bar. Es entonces cuando surgen
otros problemas, en este caso con la familia de
Charo, en la que su hermana Isabel, numeraria,
aportó su grano de discordia. Estos problemas y los
anteriores repercutieron en nuestras relaciones, y
Charo fue perdiendo su credibilidad en mí, discutía
todas mis decisiones y tenía menos ganas de
colaborar con su trabajo en el bar. Al enfrentarse
25
que le aconsejase de forma distinta a como lo hizo.
Le aconsejó la separación "por causas
profundamente sopesadas". Hoy sigo sin entender el
comportamiento de Charo, que, según ella, "ha sido
aconsejada por personas del Opus Dei".
Continuamente vienen a mi memoria las palabras del
sacerdote don Vicente García Chus: "En la salud y en
la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza." He
vuelto a leer la carta en la que decía que "recibiría
una especial bendición del Santo Padre para que la
lea el sacerdote que asiste a la ceremonia. Con la
preciosísima del Papa Paulo VI va también la mía, y
la seguridad que encomiendo los nuevos esposos a
Dios Nuestro Señor y a Nuestra Madre Santísima,
para que formen un hogar cristiano y feliz".

En el mes de junio del pasado año estuve unos días


en Tres Caminos y subía con frecuencia a
Torreciudad a rezar y pedirle a la Virgen que me
ayudase. Coincidí con su visita y sentí muchísimo
que no me pudiese recibir, a pesar de los esfuerzos
que hice por conseguirlo, para abrazarle y pedir su
bendición; al parecer no le comunicaron mis deseos.

26
todo ello se lo debo a Pili, que se ha portado
conmigo con verdadera caridad cristiana.

Como mi hermano Pascual continúa con sus


manifestaciones y Charo sigue alejando a mis hijos,
o por lo menos nada hace para acercarlos (en todo
el año sólo he visto a mis hijos mayores de cinco a
seis veces y casi siempre he sido yo el que ha
intentado el acercamiento). Por otra parte, personas
del Opus Dei que antes eran cariñosísimas, ahora
han cambiado totalmente de actitud y para mí, sin
un motivo justificado que yo conozca, por lo que
consideré oportuno entrevistarme con Antonio Rico y
contarle lo sucedido. Después de dos largas
conversaciones no me aclaraba nada ni me daba una
solución convincente. Le dije que le escribiría a usted
para contárselo, contestándome que usted me diría
lo mismo; despidiéndose diciéndome que pediría por
mí al Espíritu Santo para que me iluminase. Seguí sin
entender.

Como cada vez me resulta más difícil entender estos


comportamientos (a pesar de los esfuerzos que hago
por entenderlos) he llegado a la conclusión de que
27
magistrados, periodistas.., de los que algunos de
ellos pertenecen al Opus Dei, como Valls y Termes,
entre otros -allá ellos con su conciencia-, pero esto
no justifica el que yo, en uso de mi libertad, apoye
según mi criterio a quien crea conveníente. Y por
ello no puede existir motivo de represalia, ya que
creo seguir la doctrina que mi tío Josemaría se cansó
de repetir: "Todos los cristianos somos libérrimos
para defender las opciones que la Iglesia deja a la
libre disputa de los hombres." Entiendo que José
María Ruiz-Mateos tiene perfecto derecho a
defenderse y explicar por qué confió en
determinadas personas que posteriormente le
traicionaron. Jamás he leído u oído a José María
Ruiz-Mateos hablar mal del Opus Dei, siempre ha
dicho cosas estupendas de la Obra y lo mismo de su
Fundador, siempre ha dicho que le tiene un gran
cariño y que le reza todos los días. Y me viene ahora
a la memoria la predicación de mi tío Josemaría en la
iglesia de San Carlos en Zaragoza al día siguiente de
conocerlo en casa de mis padres cuando le regaló a
mi madre el rosario con el que él rezaba todos los
días: "Cada uno de vosotros es responsable personal

28
mandamiento de la Ley de Dios: "Amarás a Dios
sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo"?
Y creo firmemente que no se ama al prójimo cuando
se le injuria, desacredita, engaña, miente o insulta.
¿Y no es esto lo que han hecho algunos miembros
del Opus Dei con José María Ruiz-Mateos y conmigo?
Vale de presumir de buenos católicos y luego no dar
testimonio con sus vidas.

También creo firmemente en el Sacramento del


Matrimonio, y en el cumplimiento que como católicos
tenemos de las obligaciones que nos
comprometimos al contraerlo. Acabo de leer la
alocución del Papa a los jóvenes en el monte del
Gozo, en Santiago de Compostela, a los que
preguntaba: ¿estáis dispuestos como jóvenes
cristianos a vivir y defender el amor a través del
matrimonio indisoluble, a proteger la estabilidad de
la familia que favorece la educación equilibrada de
los hijos, al amparo del amor materno y paterno que
se complementan mutuamente? Yo pienso que la
separación es el primer paso para el divorcio.

29
conveniente lavar los tropos sucios en casa.

Y para terminar una sola petición: que me ayude.


Gracias por su comprensión, le pido perdón por el
dolor que sé va a causarle mi carta.

Le pide su bendición y le abraza con todo cariño

CARLOS ALBÁS MÍNGUEZ


No soy de los que esconden la cabeza en las alas, como el
avestruz. Todos los miembros del Opus Dei en Zaragoza
conocían mi actitud con respecto a Ruiz-Mateos, ya que a
muchos de ellos les llegó la siguiente carta:
Zaragoza, 1 de junio de 1989.

Mi querido amigo y compañero:


Me dirijo a ti con motivo de las elecciones al
Parlamento Europeo, y adjunto te remito el
programa electoral de la Agrupación de Electores de
José María Ruiz-Mateos.

La persecución de que ha sido objeto José María


Ruiz-Mateos como responsable de Rumasa, su
"expropiación" (sobre todo la forma realizada), la
30
prestigio de la misma.

Es cierto que alguna de las últimas acusaciones y


declaraciones de José María Ruiz-Mateos pueden
parecer impropias de la seriedad que durante toda
su vida de empresario ha demostrado con su
comportamiento; pero habrá que analizar si era la
única salida que se le ha dejado para mantener la
atención de la opinión pública, a través de los
medios de comunicación, y no caer en el olvido
durante los más de seis años de tiempo transcurrido
desde la "expropiación".

Agradecido por tu atención, pidiéndote disculpas por


usar de tu valioso tiempo, recibe un fuerte abrazo de
tu compañero, que pide tu voto para José María
Ruiz-Mateos al Parlamento Europeo.

Don Alvaro del Portillo había enmudecido. No llegaba


contestación alguna a mi carta, y un mes más tarde
volví a dirigirle el siguiente escrito:

Zaragoza, 2 de octubre de 1989.

31
que se volcará conmigo y con todos los míos. De
hecho, ya lo está haciendo con mi trabajo
profesional; estoy en el grupo de publicidad más
importante de España y uno de los más importantes
del mundo.

Si por alguna circunstancia mi carta anterior no ha


llegado a su poder, le envío fotocopia de la misma.
Con el cariño de siempre y pidiéndole su bendición,
le abraza siempre suyo

CARLOS ALBAS MÍNGUEZ


Con anterioridad a estas cartas, coincidí con Alvaro en
Torreciudad, y aunque hice todo lo posible por
entrevistarme, no lo conseguí y sólo pude asistir a una de
esas reuniones que organizan de más de cien personas.
Cuando íbamos a entrar en la reunión, el numerario que me
acompañaba empezó "a mentalizarme" y refiriéndose a
Alvaro del Portillo, me dijo: "Alvaro es un santo." A lo que le
contesté: "Si no te importa esperar un poco, puesto que mi
tío José María está todavía en camino."
A pesar de la campaña de injurias y descalificaciones que
los miembros del Opus Dei lanzaron contra mí -y como
puede comprobarse continúan intensificando incluyendo las
32
de Nuevos Negocios, siempre se declaró contento con mi
labor. Al menos hasta febrero de 1989.
Durante los seis primeros meses mi labor la realicé en
Zaragoza visitando a responsables de las inversiones en
publicidad de las empresas con cantidades anuales
superiores a cincuenta millones de pesetas, que era el
mínimo que estaba autorizado a llevar en el Grupo McCann.
En una entrevista con IberCaja propuse la realización de
unas Jornadas de Marketing y Comunicación, que fueron
bien acogídas y consistían en dar a conocer la importancia
de la incorporación de las nuevas técnicas de marketing y
comunicación en las empresas de Aragón.
En mi entrevista con el presidente de Balay, me comunicó
que se acababan de asociar con la firma alemana Bosch-
Siemens y que, por lo tanto, desconocían el plan de
marketing que llevarían en el futuro. El presidente me
aconsejó que visitara Safel en Pamplona, ya que era ésa la
empresa mayoritaria del grupo. Al mismo tiempo me pidió
que visitase a su primo, Alejandro Lanos, entonces decano
de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Navarra.
Y así lo hice. En esta primera entrevista, al conocer la
importancia del grupo McCann, me fueron presentando

33
de todo ello a Alfredo García Valdés, que por razones de
agenda no acudió hasta febrero.
Pero el presidente, a su vuelta de Pamplona, empezó poco a
poco a distanciarse, a poner pegas a mi trabajo y a sacarle
los "peros", hasta manifestarme que no podría seguir
trabajando con ellos en las mismas condiciones.
El cambio, lógicamente, me causó extrañeza. Pero ya sólo
pude pensar que la persecución se había desatado contra mi
persona. Estando en Pamplona en octubre de 1988, poco
tiempo después de mi segunda carta a Alvaro del Portillo,
había recibido una llamada de Javier Arnal, director de la
Obra en Aragón, para transmitirme un mensaje de Roma.
Me trasladé a Zaragoza y su única respuesta fue que don
Alvaro no podía hacer nada por mí. No lo entendí. Yo sólo
había pedido consejo y orientación.
Abierta definitivamente la brecha, comencé a manejar la
literatura crítica con el Opus Dei y su fundador, mi tío José
María. La necesidad de contrastar mi experiencia con la
reflejada en los libros sirvió de acicate para entrevistarme
con sus autores. En mi primera entrevista con Alberto
Moncada me aconsejó llamase a Miguel Fisac y Antonio
Pérez Tenesa, ya que podían ayudarme a entender la
verdad de lo que es el Opus Dei. Seguí su consejo y

34
comparecer ante la Causa de Santificación.
Acepté el reto, y una vez asumida la decisión llamé al juez
instructor de la causa, Rafael Pérez, al que le comuniqué
mis expresos deseos de aportar mi visión y testimonio. "A
buenas horas mangas verdes." Con esta frase puede
resumirse a la perfección la respuesta de Rafael Pérez.
Estamos en pleno año 1991. Había acatado esa obligación
moral y creí que debía agotar todas las vías a mi alcance. Mi
estado de ánimo y la evolución de esa conciencia cristiana
empezaban a tomar nueva forma, vislumbraba lentamente
los futuros derroteros de mi fe. Aquellos primeros meses del
año en Madrid fueron fundamentales. No quiero dejar pasar,
por tanto, la oportunidad de exponer con el testimonio de
mi puño y letra esos días, la supuración del sufrimiento y
cómo la ruptura de aquella falla que se había abierto en mi
interior se fue cerrando hasta ver la luz. Eran escritos con el
único destino del desahogo.
Madrid, 19 de marzo de 1991.

CONDENADO A LA SOLEDAD

Desconozco cuáles han sido las acusaciones que en


su día se formularon ni los hechos en que se

35
hablan, ni alegan, ni apelan. Los muertos sólo son
muertos y la muerte es soledad.

Madrid, 1 de mayo de 1991.

PARA TODA LA ETERNIDAD

Fui condenado a la soledad, pero quiero saber la


duración de la condena. Barrunto que ya lo sé, para
toda la eternidad. Ellos me condenaron en nombre
de Dios, ya que la Obra, según ellos, es Obra de
Dios, ellos son de la Obra. Ya he perdido la
esperanza de amnistía, clemencia o perdón. Ellos
creen firmemente que nunca se equivocan, que
están siempre en posesión de la verdad, y creen que
su verdad es la de su Dios. Allá ellos; yo me quedo
con mi Dios, que es Comprensión, Caridad y Amor.

Madrid, 19 de mayo de 1991.

Y LOS MUERTOS RESUCITARAN

"Fui condenado a la soledad" y "para toda la


eternidad". Pero hoy, Domingo de Pentecostés, he
sentido en mí el Espíritu Santo y sé que yo no estaba
36
adjuntando en esta ocasión fotocopias de diversas cartas y
documentos. El sacerdote que me atendió, el padre Usía,
acusó el recibo de mi comparecencia y de los documentos
entregados, anunciándome que a los tres días tendría una
respuesta. Iba a mandar los documentos a Roma y me
informaría de la decisión que adoptara la Sagrada
Congregación para la Causa de los Santos.
Mientras me mantenía a la espera, me encontré
casualmente con un sacerdote conocido del Opus Dei. Le
expuse lo que llevaba entre manos y pedí consejo. No supo
dar con una solución clara, pero me sorprendió al
interrogarme sobre la opinión que podía tener formada el tío
Santiago, el hermano menor de José María Escrivá. No
obstante, y aun considerando que no pertenece a la Obra,
me presenté al día siguiente en su despacho. A lo largo de
dos horas de entrevistas le fui mostrando la documentación
que había aportado en el Arzobispado, pero sin obtener
comentario alguno. Sólo cuando me acompañaba al
ascensor me espetó:
-¡Ay, los aragoneses! Gigantes y cabezudos.

No pude contenerme:

37
trabajar como dependiente. Pero en seguida
marchaste a Zaragoza, luego a Madrid y después a
Roma. Ahora, si no te sientes de la región, devuelve
el título de marqués de Peralta, que sólo es
aragonés.

Y me despedí con un simple "abrazos a Yoya, a tus


hijos y hasta siempre".
A los tres días, tal y como me había señalado el padre Usía,
telefoneé al Arzobispado. Aún no se habían recibido noticias
de Roma. Sin embargo, me preguntó extrañamente acerca
de las personas que podían conocer los documentos de mi
comparecencia. El cardenal Suquía se había enterado y le
había recriminado por ello. Yo sólo pude decirle que había
cumplido con su obligación, que únicamente el hermano del
fundador había tenido acceso a ellos y solicité una
entrevista con el cardenal. "Es mejor dejar las cosas tal y
como estaban", ésas fueron sus últimas palabras.
Paralelamente, el enviado de Alvaro del Portillo, Javier
Arnal, se puso en contacto conmigo para comunicarme que
debía entregarme una misiva del Padre. Como no tenía
intención de acercarme por Zaragoza, Javier Arnal se acercó
ex profeso a Madrid. Quedamos en el hotel Cuzco. Y cuál no
38
Padre me ha rogado que te envíe estas imágenes,
sabiendo la alegría que te dará tenerlas.

Encargo a Javier que te entregue personalmente


estas líneas, que llevan una especialísima bendición
del Padre para ti y para toda tu querida familia; y te
ruego que, siguiendo una tradición de familia, no
dejes de rezar ante la Virgen del Pilar, por la Obra.
Me he permitido tutearte porque al ser sobrino de
nuestro Fundador, te considero de la familia, y no
podía hacer otra cosa, sabiendo que tu queridísimo
tío Josemaría os recordaba siempre con tanto cariño
y que ahora, desde el Cielo, intercede eficazmente
por cada uno de vosotros. Me atrevería a decir que
lo hace especialmente por ti, por tu mujer y por
vuestros hijos.

En espera que podamos conocernos, y darte un


abrazo, te saluda

FERNANDO VALENCIANO
Medité sobre su contenido y consideré oportuno dirigir a
Alvaro del Portillo una respuesta clara, que acompañé con
fotocopias de mis escritos personales:
39
Lo que te respondo es muy serio: yo siempre he
actuado de buena fe y de todo corazón y observo
con desazón y estupor que no sois capaces de
comprender la hidalguía de un comportamiento que,
como el mío, lo ofrezco siempre sin dobleces, ante
los que están arriba y los que están abajo.

Vuestra prepotencia "heredada" hace imposible que


lleguéis a daros cuenta del dolor y sufrimiento de
muchas personas. Yo he optado dejaros por
imposible. De ahora en adelante, actuaré en
conciencia, como considere más conveniente.
Trataré con todas mis luces y con todos los medios y
aliados de que dispongo de contrarrestar el daño
que tanto mi tío Josemaría como vosotros, sus hijos,
habéis hecho y continuáis haciendo a muchas
personas inocentes y confiadas, que sólo se dejan
guiar e influir por las apariencias.

Sólo le pido a Dios que os ilumine para que se


produzca en vosotros el milagro necesario para que
podamos todos pensar que la Obra de Dios es
vuestra Obra. Yo ya no me lo creo. No obstante,
seguiré rogando por todos vosotros directamente a

40
punto de vista, mi experiencia, aunque en una ocasión, al
comentarle a un numerario del Opus Dei mi pretensión
respondió arrogante: "¿Y tú quién eres para escribir a Su
Santidad?" Sólo pude contestar: "¿Y vosotros quiénes sois
para dirigiros a Dios todos los días y llamarlo de tú?"
Zaragoza, 12 de junio de 1991.

Santidad:
Me dirijo a Vuestra Santidad por ser sobrino de
monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, a
quien recientemente declaró Venerable por la
heroicidad de sus virtudes.

Por este motivo paso a manifestar mi identificación:


Carlos Albás Mínguez, de 57 años, católico, abogado,
separado, padre de cuatro hijos y con domicilio en
Zaragoza, calle Isaac Peral, núm. 1, 5.

Inicialmente quiero dejar constancia de mi extrañeza


al no ser llamado como testigo, e incluso de oficio,
por el parentesco y la convivencia que he tenido con
mi tío Josemaría.

41
Opus Dei. Pos teriormente, cuando estudiaba primer
curso de derecho en la Universidad de Zaragoza, mi
compañero José María Arias Aspiazu, numerario del
Opus Dei, al que posteriormente ordenaron
sacerdote (hoy está casado y tiene dos hijos), fue
quien me invitó a ir a la residencia Miraflores. Al
principio iba sólo los sábados por la tarde a los
retiros espirituales, después al cine los domingos,
luego a estudiar todos los días en una sala
perfectamente acondicionada donde me ocurrió la
siguiente anécdota: estaba estudiando y entró el
entonces cardenal Roncalli, que estaba hospedado
en la residencia, ya que era muy simpatizante de la
Obra y amigo personal de mi tío Josemaría.
Preguntaba a todos los que estábamos allí
estudiando sobre nuestras carreras y nuestros
nombres, y al decirle yo que me llamaba Carlos
Albás me preguntó si era pariente del Padre. Le
contesté que sí, que él era primo hermano de mi
padre. A lo que me dijo: "Tienes que estudiar mucho
y ser muy bueno, tu tío es un gran santo." Como es
lógico, me quedé impresionado. Seguí con más
intensidad frecuentando .la residencia, iba incluso

42
Femenina del Opus Dei mi hermana Pili, y así como
yo fui poco a poco dejando de acudir, ella escribió la
"Carta al Padre" e ingresó en la institución. Cuando
lo comunicó en casa mi padre le dio una bofetada, la
única que le dio en su vida. No obstante le compró el
ajuar que era costumbre que llevase, aun cuando
tuvo que pedir un crédito en el Banco de Aragón
donde trabajaba de director.

Mi hermana Pili en principio se fue a Pamplona y


posteriormente a Bilbao, Londres, Dublín y Roma.
Cuando escribía siempre pedía a mis padres que
fueran a los cursos de retiro y al ropero. Mi padre,
por complacerla, fue algunas veces, y me pedía que
le acompañase. Fui varias veces con él, pero al ver
que la mayoría de los que se presentaban lo hacían
por rodear a José Joaquín Sancho Dronda,
inicialmente director general del Banco de Aragón y
posteriormente director general de la Caja de
Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, dejó de ir mi
padre, pues no parecía serio.

Unos años más tarde surgieron en el seno de toda la


familia Albás fuertes discusiones por el cambio de

43
un verdadero escándalo que nadie entendió, aun
cuando exteriormente defendíamos la versión que
nos habían dado los miembros de la Obra. Mi tío
José María jamás nos dio la menor explicación de
por qué había sacado el título de marqués de
Peralta, ni tampoco el de barón de San Felipe para
su hermano Santiago. A pesar de ello, jamás le
hicimos pregunta alguna, como tampoco sabíamos a
qué rama de la familia pertenecían, si a Escrivá
Corzán o a los Albás Blanc.

Mi hermana Pili fue trasladada de Roma a Barcelona


y convenció a mi hermano Pascual, que estuvo
varios años trabajando en la delegación de mi
empresa en Barcelona, ya que quería irse a
Sudamérica a hacer fortuna -para que no se
marchase le envié dinero y la estructura jurídica
necesaria para montar la delegación- para ingresar
en el Opus Dei a través del Centro Cultural Brafa, de
Barcelona.

En el mes de octubre de 1960, con motivo de


nombrar "doctor honoris causa" de la Universidad de
Zaragoza a mi tío, le conocí personalmente; el día
44
una hora siguiendo indicaciones de mi hermana Pili.
Al final llegó en compañía de Álvaro del Portillo, y
por indicación de mi hermana le llamé "Padre",
cuando a todos mis tíos los llamaba de tú y "tío",
aun siendo sacerdotes y hermanos de mi abuelo. Lo
hice por complacer a mi hermana. Pero lo que más
me extrañó fue que no me indicase lo contrario. Subí
en el ascensor con él y Álvaro del Portillo; mi
hermano Pascual, que ya era de la Obra, se marchó
por la escalera para avisar a mis padres, al objeto de
que salieran a esperarlo en el descansillo. Subiendo
en el ascensor me hizo una pregunta: "¿Qué tal
estáis?", a lo que respondí que algo preocupados. En
tres años habíamos operado dos veces a mi madre,
quitándole los dos pechos y pensando que podría
tratarse de cáncer. Pero él me cortó secamente:
"Cállate, no digas tonterías." Yo ya no me atreví a
volver a dirigirle la palabra.

Al salir del ascensor se fundió en un abrazo con mi


padre, saludó a mi madre y mis hermanos, y
entrando en el comedor-estar, al ver un sillón más
grande que los demás, dijo: "Este sillón seguro que
lo tenéis reservado para mí." Y se sentó. Estuvo un
45
que celebraría al día siguiente en la iglesia de San
Carlos, contrariándola en su deseo: "Cómo voy a dar
la comunión, tardaría mucho tiempo."

A los pocos minutos, Álvaro le dijo: "Padre, nos


espera el arzobispo Morcillo." Mi tío se levantó y
advirtió: "Sí, vámonos, porque Morcillo estará frito."

Se despidió en la puerta diciendo: "Rezad mucho por


mí, que soy un pobre pecador que ama locamente a
Jesucristo."

Al día siguiente, mi madre fue temprano al Pilar con


intención de comulgar, ya que en la misa que
posteriormente celebraría mi tío José María no daría
la comunión, pero resbaló y se rompió la cadera. Mi
tío ni fue a verla, y que yo sepa tampoco se interesó
por ella. Ya no volví a verlo hasta después de mi
matrimonio, y sí sé que contestó a mi padre una
carta con motivo de mi boda, en la que decía: "Junto
a la bendición preciosísima del Papa Paulo VI va
también la mía, y la seguridad de que encomiendo
los nuevos esposos a Dios Nuestro Señor y a Nuestra
Madre Santísima, para que formen un hogar

46
En el año 1966 mi hermana Pili perdió su vocación y
decidió salirse del Opus Dei; los motivos sólo ella
debe exponerlos y creo que como sobrina también
debe ser llamada a testificar en la Causa de
Canonización, actualmente en examen para la Causa
de los Santos. La salida de la Obra de mi hermana
fue una situación embarazosa para mí; mi hermano
Pascual continuaba en ella y hacía lo posible para
que mis padres no la recibiesen en casa; y por su
parte, mi ex mujer, supernumeraria, y su hermana,
numeraria, me presionaban para que no la ayudase.
No obstante, libremente tomé la decisión de
ayudarla. Hoy sigo creyendo que en conciencia obré
bien, al igual que mis padres al acogerla. Mi tío José
María jamás hizo comentario alguno a mis padres
sobre estos hechos.

A pesar de ello, cuando vino mi tío Josemaría a


Pamplona, a la Universidad de Navarra, nos
trasladamos a verle mis padres, mi ex mujer y mi
hermana Conchita, que ya era de la Obra. En
Pamplona estaba mi cuñada Isabel y decía que no
nos recibiría; yo no lo entendía; llamé por teléfono,
pregunté por Álvaro del Portillo, le comenté que
47
La siguiente ocasión fue ya en Barcelona.
Marchamos con mi suegra y mi hermano Luis y su
mujer; mi cuñada Isabel, numeraria, consiguió que
nos recibiera. En dicha entrevista, al no estar mis
padres, yo era el mayor de la familia y también
quien más veces había estado con él. Después de
una gran espera, Isabel, a gritos por los pasillos,
decía: "Los parientes del Padre que pasen a esta
sala, que los va a recibir. " Pasamos con mucha más
gente, y cuando llegó el turno de presentarle a mi
suegra respondió de forma airada y levantando la
voz: "Aquí no hay suegras." Como es lógico, yo no
volví a abrir la boca; se dirigió a mi hermano Luis,
supernumerario de la Obra, y a su mujer, les dio la
bendición y nos fuimos.

La última vez que vi a mi tío José María fue en


Barbastro, un mes antes de su muerte, con motivo
de nombrarle "hijo predilecto de Barbastro". Con mi
ex mujer y mis tres hijos le esperábamos en la
antesala del salón de actos del Ayuntamiento.
Cuando subió le pregunté si se acordaba de mí; me
dijo que sí, me dio un abrazo, un beso a Charo y a
mis hijos, les hizo la señal de la cruz en la frente y
48
declarar es que presiento que mi tío José María no
perdonó a la familia Albás la ruina económica de su
padre, o bien consideró que los Albás no los
ayudaron posteriormente lo suficiente.

También he tenido conocimiento de que algunos de


los primeros miembros del Opus Dei, que
posteriormente se han salido, no han sido llamados
a testificar en esta causa, aun cuando vivieron muy
intensamente la Fundación de la Obra.

Santidad: creo que con lo redactado es suficiente


para tratar de profundizar con mayor precisión en el
análisis de la vida y milagros de mi tío José María; y
en paz conmigo mismo, pues así me lo han
aconsejado muy diversos sacerdotes, seglares y de
distintas órdenes y congregaciones.

En la creencia de cumplir con un doloroso deber de


conciencia y con el convencimiento de que en
cualquier caso siempre se hará la justa voluntad de
Dios.

Humildemente y postrado ante Su Santidad pide su


bendición este hijo fidelísimo que quiere vivir y morir
49
económicos y después de un intenso sufrimiento. Siguiendo
la costumbre de la Obra, volvieron a tergiversar las
declaraciones relacionándolas con mi situación económica.
Hasta entonces, aunque la relación había llegado a un punto
de deterioro absoluto tras las acusaciones vertidas por mi
hermano Luis, siempre se había mantenido en un plano más
o menos privado. Sin embargo, en julio de 1991 me
encontré con la sorpresa de leer reproducida en los diarios
"El País" y "El Periódico de Aragón" una misma carta de
respuesta a mis manifestaciones recogidas en entrevistas
concedidas a esos medios de comunicación:
ACLARACIONES SOBRE ESCRIVÁ DE BALAGUER

El pasado día 18 de julio de 1991 aparecían en su


diario unas declaraciones de mi hermano Carlos
Albás sobre el fundador del Opus Dei que son
contrarias a la verdad y no reflejan el afecto y cariño
que mis padres sentían por monseñor Escrivá de
Balaguer.

La situación que está atravesando mi hermano, que


él mismo relata públicamente, así como la
compresión y el cariño que le tengo, me llevaron a
50
Mi padre y monseñor Escrivá tuvieron la relación
propia de primos hermanos que se trataron en la
infancia y se separaron muy pronto, viviendo luego
en ciudades distintas. Sé del afecto y respeto de mis
padres hacia el fundador del Opus Dei, que nos
transmitieron y acogimos todos los hermanos.

Recuerdo también las visitas que hicieron a mi padre


de la vicepostulación del Opus Dei, para solicitar
información de la familia de lo vivido en la niñez.
Antes de su fallecimiento, ocurrido en 1979, mi
padre entregó a dicha vicepostulación el testimonio,
lleno de veneración y cariño, de sus recuerdos
personales de monseñor Escrivá de Balaguer.

Lamento mucho verme obligado a escribir esta carta,


pero me ha parecido necesaria para evitar el daño a
la verdad y la confusión que podrían producir
declaraciones como las que su diario ha publicado.

Luis ALBAS (Zaragoza)


Para mí ya fue suficiente esa incitación que sobrepasó los
límites mínimos del respeto debido entre hermanos y
51
pertenencia al Opus Dei como supernumerario; te
perdono ya que no puedes hacer otra cosa que
cumplir con la obediencia que exige dicha institución.
Como bien sabes fui el primero de la familia en
conocerla, antes incluso de que nuestra hermana Pili
se saliese después de estar quince años en la Obra y
conseguir que nuestro hermano Pascual escribiese la
carta al "Padre" e ingresase como agregado en
Barcelona. Como todos estos datos ya los he
relatado a Su Santidad el Papa Juan Pablo II con
fecha 12 de junio -en su momento te di la carta a
leer-, creo que no es necesario volver sobre ello.

Referente a la actuación de nuestro tío José María


con el resto de los familiares Albás, me abstengo de
manifestarme ya que ellos están en condiciones de
testificar con más autenticidad. Lo que sí quiero
manifestar nuevamente es que presiento que
nuestro tío José María no perdonó a la familia Albás
la ruina económica de su padre o bien que consideró
que los Albás no los ayudaron posteriormente lo
suficiente. También presiento que la mayor relación
que tuvo nuestro tío José María con nuestros padres
respecto a la que tuvo con sus tíos, Carlos y Vicente,
52
no siendo invitados como todos los demás al
banquete de bodas.

Respecto a mis problemas económicos sufridos en


los últimos años, tú mejor que nadie sabes las
causas y si me obligas las tendré que sacar a la luz
pública.

Ha caído en mis manos un libro editado por la


Conferencia Episcopal Española en 1990 con el título
"La verdad os hará libres".

CARLOS ALBAS (Zaragoza)


A través de los medios de comunicación recibí la noticia del
decreto de S.S. Juan Pablo II. Suponía el fin del proceso de
beatificación y la atribución a mi tío de la intercesión en un
milagro. Ya sólo faltaba fijar la fecha. Por mi parte, seguía
esperando alguna respuesta a mi comparecencia en el
Arzobispado o a la carta dirigida al Papa, pero a mis manos
sólo llegó:
Vaticano, 7 de agosto de 1991.

N. 287.989

53
Excelentísimo monseñor:

Me dirijo a V. E. con motivo de la beatificación de mi


tío José María Escrivá de Balaguer y Albás, fijada por
S. S. el Papa Juan Pablo II para el I7 de mayo de
1992.

Por considerar que pueden ser de interés para V. E.


adjunto las fotocopias de mis comparecencias en el
Arzobispado de Madrid, las cartas enviadas a S. S. el
Papa y al eminentísimo cardenal de la Secretaría de
Estado, así como de la comunicación que recibí de
dicha Secretaría y fotocopia de otras cartas y
documentos relacionados con el contenido de mi
relato.

El 22 de julio pasado mantuve una larga entrevista


con el Excmo. y Rvdmo. arzobispo, quien después de
escucharme y de leer detenidamente los documentos
que le entregué me dijo que sentía no poder
ayudarme, pues conocía poco el Opus Dei, no puso
objeción a nada de lo que estaba haciendo y me
regaló el libro editado por la Conferencia Episcopal
Española de 1990 "La verdad os hará libres".

54
volvió a hablar de los motivos por los que "actuó así"
en aquellos tiempos.

Tengo que manifestar que en todas las ocasiones


que he estado con mi tío y en las películas que de él
he visto siempre me ha parecido que "estaba
actuando", "en escena". Recuerdo que cuando llegó
a casa el abrazo en silencio de varios minutos con mi
padre nos sobrecogió. La forma como regaló a mi
madre el rosario que llevaba, el énfasis que puso al
entregarlo, consiguiendo que mis hermanos Pili y
Pascual, que pertenecían al Opus Dei, manifestaran
en voz alta, con júbilo y extrañeza, "que se lo da,
que se lo da". Para mis hermanos era ya la reliquia
de un gran santo, para mí, el regalo de un rosario.
Recuerdo la misa que celebró en la catedral de
Pamplona, en la que a los dos lados del altar se
habían puesto varios mineros con uniforme y con
casco (era la época en que tildaban de elitista al
Opus Dei); y para finalizar, la última vez que estuve
con él en Barbastro, un mes antes de su muerte -yo
no sabía que en los años finales no veía casi-,
cuando le pregunté si se acordaba de mí me

55
1968, con el eminentísimo cardenal don José María
Bueno Monreal, amigo de mi padre y quien me
administró el Sacramento de la Confirmación en la
diócesis de Jaca. Estando en la Feria Iberoamericana
de Sevilla, anunciaron la visita del cardenal Bueno
Mon real, y al ser presentado vi que no se daba
cuenta de mi apellido y le dije: "Su eminencia fue el
primer cura que me dio una bofetada." Sorprendido
y sonriente me preguntó: "¿Cómo te llamas?" Al
contestarle que Carlos Albás, me volvió a preguntar:
"¿No serás hijo de Pascual Albás?" Le dije que sí, me
dio un fuerte abrazo y me preguntó por mis padres y
hermanos, pero también agregó que era muy amigo
de mi tío José María Escrivá, un gran santo.

Hay que darse cuenta de los esfuerzos que tanto mi


tío Josemaría como sus hijos han realizado a lo largo
de los años ante las autoridades eclesiásticas, no
sólo para conseguir las aprobaciones que el Opus
Dei ha logrado, sino también para hacer ver a mi tío
que ya en vida era un gran santo.

También yo durante muchos años creí en mi tío


Josemaría, en su obra y en su doctrina, a pesar del
56
pocos meses después que los padres del Fundador-.
Es entonces, al ver el comportamiento para mí
incomprensible de los miembros del Opus Dei, lo que
me llevó a escribir al actual prelado, don Álvaro del
Portillo. En noviembre del mismo año me entrevisté
con un enviado de Álvaro del Portillo, Javier Arnal,
quien me comunicó que venía de Roma y que don
Álvaro le había dicho que no podía hacer nada. No
comprendí. Yo sólo le pedía orientación y consejo y
que intercediese ante mi hermano Pascual, agregado
del Opus Dei, para que dejase de injuriarme, y ante
mi ex mujer, supernumeraria, para que pidiese a mis
hijos mayores que se comportasen y cumpliesen con
el cuarto Mandamiento.

Es a partir de ese momento cuando empecé a no


entender al Opus Dei y a leer libros críticos con la
Obra y con mi tío José María, como "Vida y milagros
del fundador del Opus Dei", "Anexo a una historia",
de María Angustias Moreno, ex numeraria del Opus
Dei; "Historia oral del Opus Dei"; o la ponencia que
presentó en la Universidad Complutense en 1980
con el título de "Sectas católicas: el Opus Dei",
Alberto Moncada, ex numerario. Igualmente
57
roja. Con Antonio Pérez Tenesa, sacerdote y
consiliario del Opus Dei en España, cuya entrevista
en su despacho me causó un profundo dolor. Le
conté las vicisitudes que me estaban ocurriendo y la
actuación que estaban teniendo todos los miembros
del Opus Dei, a los que había acudido para que me
aconsejasen. También le manifesté mi
incomprensión por la actuación de don Álvaro del
Portillo, en principio por no recibirme en Torreciudad
y segundo al no con testar a mis cartas. Me escuchó
en silencio y cuando terminé me dijo una sola frase
que me dejó helado: "Para ellos tú ya estás muerto."

Y al ver mi perplejidad me explicó: "No es nada


nuevo. Aquel que se sabe del Opus Dei, o sin
pertenecer ha tenido mucho contacto, ha convivido
con ellos, ha colaborado y en un momento, por la
causa que sea, no está de acuerdo con algo, que lo
expone y no rectifica, no hace lo que ellos quieren, y
ya no digo si critican a la Obra, al Fundador o a
cualquiera de sus miembros más destacados, para
ellos ha muerto, ya no existe, no se vuelve a hablar
de él o de ella. Y lo justifican porque dicen que es
mejor que esté muerto que en caminos equívocos, y,
58
que al no poder obtener el título para la boda de su
hermano Santiago, le hizo caballero del Santo
Sepulcro para poder casarlo con un uniforme distinto
al de la mayoría; me dijo que el Opus Dei era una
obra clasista, medieval, una Obra para ricos e
intelectuales; me contó las diferencias entre los
numerarios y los agregados, la separación que los
obligaba a tener, a mantener distancia entre ellos, lo
déspota que había sido y sobre todo su orgullo, su
falta de humildad. Me comentó que con frecuencia
solía decir: "Fijaos, durante vuestra vida conoceréis
varios Papas, pero fundadores del Opus Dei sólo
uno." (Al escucharle se agolpaban mis recuerdos de
las pocas ocasiones que estuve con él y salía a flote
todo aquello que hasta entonces me había pasado
como hechos insignificantes.) En ningún momento
defendió la Obra, aunque reconoció que tenía
algunas cosas buenas. Afirmó que sin duda alguna
canonizarían al Fundador: "La Iglesia católica
canoniza siempre a todos los fundadores y
fundadoras, por pequeños que sean, y el Opus Dei
les interesa mucho, tanto económica como

59
seglares y en iglesias de distintas órdenes y
congregaciones religiosas, y sin excepción me decían
que tenía la obligación moral de comparecer en el
proceso de beatificación de mi tío Josemaría y
prestar mi declaración. El día 1 de mayo, que
empieza el mes de la Virgen María, escribí "Para toda
la eternidad", y el 19 de mayo, Domingo de
Pentecostés, escribí "Y los muertos resucitarán..."

El 27 de mayo me entrevisté con Javier Arnal,


enviado de don Álvaro del Portillo, quien me había
llamado para entregarme personalmente una carta
del Padre; vino de propio desde Zaragoza a Madrid,
me dio la carta, la abrí en su presencia y resultó que
no era de don Alvaro, sino de un tal Fernando
Valenciano Polack, ingeniero de caminos, fechada en
Roma; me quedé sorprendidísimo pero no hizo
comentario alguno. La leí varias veces, la medité y
es entonces cuando escribí a don Alvaro.

Con anterioridad, el 31 de mayo de 1991, había


comparecido en el Arzobispado de Madrid y al
llamar, a los seis días, como me indicó el sacerdote
que me atendió, nuevamente fui sorprendido cuando
60
Santos, decidí escribir a Su Santidad. Al leer el 7 de
julio en los medios de comunicación el decreto
promulgado por el que se aprobaba un milagro
atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de
Dios Josemaría Escrivá de Balaguer, decidí recurrir a
la prensa, a la radio y a lo que hiciera falta.

Como católico siento gran responsabilidad a la hora


de tomar decisiones, como las que estoy adoptando.
Hay quien ha llegado a decir que con mi actuación
estaba haciendo un flaco servicio a la Iglesia
católica. Pero también es cierto que muchas o iras
personas católicas y con rectitud de intención me
animan, porque mucho más daño puedo hacer si no
actúo como lo estoy haciendo.

En la creencia de cumplir con un doloroso deber de


conciencia y con el convencimiento de que en
cualquier caso siempre se hará la voluntad de Dios.

Humildemente pido a V. E. sus oraciones para que el


Espíritu Santo nos ilumine y podamos vivir y morir
en Paz de Dios.

Pide su bendición y le saluda atentamente,


61
Madrid, 21 de diciembre de 1991.

Querido Carlos:
Aunque sea con retraso, debido a mi larga estancia
en Roma, con motivo del Sínodo de Obispos sobre
Europa, y después de la visita, ad limina, no quiero
dejar de enviar estas líneas contestando a su carta.
Le agradezco de veras su confianza al escribirme, así
como toda la información que ha tenido a bien
enviarme.

Reciba mi saludo cordial, junto a mis oraciones, al


tiempo que yo también me encomiendo a las suyas.
En estas fechas, no quiero dejar tampoco de
desearles de todo corazón, a usted y a los suyos,
una Feliz Navidad y Año 1992. Quienes hemos
conocido la alegría inmensa del Nacimiento de Cristo
sabemos que en El está, justamente, la fuente de la
felicidad y el gozo verdaderos. Reciba mi saludo
cordial.
Con sincero afecto,
ÁNGEL, cardenal SUQUÍA
En un tono semejante, quizá más distante, se expresó el
obispo auxiliar y vicario general de Madrid.
62
sabe, a fin de que, en tema de tanta importancia, se
haga intérprete mediante sus decisiones, de los
designios del Señor

Aprovecho la oportunidad para expresarle mis


mejores sentimientos de estima.
Luis GUTIÉRREZ
Esas distancias marcadas ante la aportación de mi
testimonio, sin embargo, encontraron un cobijo y un eco en
el obispo de San Sebastián.
San Sebastián, a 30 de noviembre de 1991.

Muy Sr. mío:


Recibí hace unos días su carta y, con ella, el material
que la acompañaba, relativo a la anunciada
beatificación de Dn. José M. Escrivá, señalada para
el próximo día 17 de mayo de 1992.

Es éste un tema de importancia y, para algunos


sectores de la Iglesia, de no ocultada preocupación.
Le agradezco, por ello, la atención que ha tenido
conmigo al enviarme una documentación
proveniente de quien tan próximamente le trató.

63
"rectitud" que atribuyó a mi actitud el obispo de Canarias,
Ramón Echarren.
26-IX-91.

Querido Carlos:
Muchísimas gracias por su carta que he leído con
todo detenimiento. Me ha impresionado mucho.
Mañana mismo (hoy no tengo tiempo puesto que
ayer llegué de Roma, de la visita ad limina, y de
Madrid, de la Asamblea de la Conferencia Episcopal)
leeré despacio todo su escrito.

En todo caso, no dudo en absoluto de su rectitud de


intención y de su amor a la Iglesia.

Cuente con mi oración. Yo también quería mucho a


Mn. José María Bueno Monreal. A su José María
Escrivá no le conocí: tal vez por ello nunca he tenido
un juicio formado sobre su persona.

Reciba, con mi bendición, un saludo lleno de afecto.


RAMÓN

64
comunicaba que había llegado regularmente a su
destino.

Quiero manifestar mi extrañeza al enterarme por los


medios de comunicación que Su Santidad ya había
fijado la fecha del 17 de mayo de 1992 para la
beatificación de mi tío JOSEMARIA ESCRIVÁ DE
BALAGUER Y ALBAS.

Como católico siento no haber recibido noticias de


mi comparecencia en el Arzobispado de Madrid el 31
de mayo de 1991, en la que hacía constar mi deseo
de aportar mi declaración en ha Causa de
Canonización en examen por la Congregación para
has Causas de los Santos (Protocolo 1339),
aportando para su estudio fotocopias de diversos
documentos y cartas, con objeto de ver si esa
Congregación consideraba oportuno acceder a mis
deseos.

Debo recordar el artículo 18 de las normas dictadas


por ha Sagrada Congregación para las Causas de los
Santos, que han de ser observadas por los obispos
que intervienen en el proceso: "Artículo 18:
65
había tenido conocimiento de que algunos de los
primeros miembros del Opus Dei, que acabaron
abandonándolo, no han sido llamados a testificar en
esta Causa, aun cuando vivieron muy intensamente
su fundación.

Suplicando humildemente sean tenidas en


consideración todas mis manifestaciones y al objeto
de que el citado Proceso no pueda viciarse, quedo a
ha espera de recibir la adecuada contestación a
estas exposiciones.
Pidiendo su bendición, be saluda atentamente.

CARLOS ALBAS
A los pocos meses tuve mi último contacto con un miembro
de la Obra perteneciente a su cúpula. Nuevamente el
enviado de Alvaro del Portillo, Javier Arnal, volvía a aparecer
en escena. Se personó en Madrid y me invitó a comer,
preguntándome por las pretensiones que me movían a
actuar como lo estaba haciendo. En primer lugar, sacó a
relucir la notoriedad. El sabía perfectamente que no era ése
mi objetivo. En reiteradas ocasiones le había manifestado mi
intención de entrevistarme con Alvaro del Portillo para
clarificar las actuaciones de los miembros del Opus Dei con
66
desorientados y sin recursos. No para mí. Y le hice constar
que ese dinero había sido destinado a financiar todas las
actuaciones que iba teniendo.
No volví a tener noticias de integrantes del Opus Dei.
Aunque en una entrevista que mantuve con la ex numeraria
María del Carmen Tapia -secretaria de mi tío José Maria- me
aseguró que había llegado a sus oídos que mis
declaraciones acerca de la beatificación estaban alimentadas
por el móvil del dinero, pero que ellos se habían negado al
chantaje.
Perplejo, decidí aceptar ya cualquier entrevista y desistir
inicialmente de la creación de esa fundación. El 21 de
noviembre de 1991, Ediciones Palabra, S. A. publicó el libro
"Itinerario del Proceso de Canonización de José María
Escrivá de Balaguer", presentado por el sacerdote de la
Obra Jesús Urteaga y al que respondí debidamente por
alusiones directas en la carta publicada por la revista
"Tiempo":
Señor director:
Ruego publique esta carta al objeto de clarificar el
proceso de Canonización de mi tío JOSEMARIA
ESCRIVA DE BALAGUER Y ALBAS, Fundador del
Opus Dei.
67
que ha tenido el proceso de monseñor Escrivá,
parece increíble que alguien haya permanecido al
margen de todo y se presente ahora para testificar,
cuando la Causa ha llegado prácticamente a su fin.
En cualquier caso, también las objeciones de los
rezagados no hacen sino repetir clichés y lugares
comunes ya desmentidos en sede procesal."

Muy querido padre Urteaga: El "rezagado" ha


explicado reiteradamente los motivos por los que no
solicitó comparecer con anterioridad y que
nuevamente vuelvo a relatar; el "rezagado" tenía en
su "familia humana" varios miembros que
pertenecían y pertenecen al Opus Dei, pero ya no a
su familia "familia humana".

Desde mi comparecencia en el Arzobispado de


Madrid el 31 de mayo de 1991 y posteriormente en
las cartas que dirigí a Su Santidad el Papa Juan
Pablo II, al eminentísimo cardenal de la Secretaría
de Estado del Vaticano y a 73 cardenales, arzobispos
y obispos españoles expliqué y adjunté diversas
fotocopias de cartas y documentos que justificaban
por sí solas la necesidad de declarar.
68
Congregación para las Causas de los Santos, del 7-2-
1983, y en el Código de Derecho Canónico (Cans. 1
400-1 500 y 1 501-1 655).

El artículo 18 de dichas normas traducido


literalmente dice: "Indúzcanse en primer lugar como
testigos los consanguíneos y afines del Siervo de
Dios y otros que con el mismo hayan tenido
familiaridad o trato." O bien traducido del latín
menos lite ralmente, pero de más fácil comprensión,
dice: "Han de ser llamados como testigos, ante todo,
los consanguíneos y afines del Siervo de Dios y
aquellos que tuvieron amistad e intimidad con él."

Es bien patente y a todas luces vistas el


incumplimiento de este artículo por la Postulación de
la Causa e incluso por el juez instructor, no sólo al
no citarme a mí como testigo, sino al no citar
también a otros familiares con el mismo parentesco
que el mío e incluso mayor. Tampoco ha citado a
personas que tuvieron con mi tío Josemaría amistad
e intimidad. Todo ello queda relatado en las cartas
antes mencionadas.

69
Es criterio, según ya se ha manifestado, que el
citado Proceso pudiera estar viciado y, por tanto,
fuese necesaria la reiniciación del mismo.

Padre Urteaga, a pesar de todo, como ya le indiqué


a Álvaro del Portillo, seguiré rezando por todos
vosotros a Dios Todopoderoso.
Con el cariño de siempre te abraza

CARLOS ALBÁS
Tras la aparición de los últimos titulares en las prensas
española e italiana sobre la polémica Causa de Santificación
y las filtraciones de los documentos, he guardado los
ánimos suficientes para volver a dirigirme por carta a Alvaro
del Portillo, prelado del Opus Dei:
Madrid, 20 de abril de 1992.

Álvaro:
Con verdadera preocupación voy siguiendo la
campaña orquestada por el Opus Dei contra todos
los católicos que de buena fe y en uso de su legítimo
derecho a disentir manifiestan su desacuerdo, no
sólo por la "inusitada rapidez" del proceso de
70
Santificación, como tú bien sabes, hemos intentado
seguir los cauces adecuados y aprobados por la
Santa Sede. Ante la imposibilidad de ser escuchados
por el Tribunal, nos hemos visto obligados a recurrir
a los medios de comunicación. Bien conoces mi
comparecencia en el Arzobispado de Madrid,
posterior a las cartas que en su día te escribí, y las
distintas conversaciones con tu enviado Javier Arnal,
sobre las que supongo te habrá informado. Conoces
también la carta que en su día dirigí a S. S. Juan
Pablo II, las cartas y los documentos de la Sgda.
Congregación para las Causas de los Santos y a los
73 cardenales, arzobispos y obispos españoles.

De forma similar a la mía lo han intentado también


numerosos católicos que durante años pertenecieron
al Opus Dei y que tuvieron trato e intimidad con mi
tío José María. No sólo no se les permitió declarar
sino que se han encontrado con la campaña de
injurias y descalificaciones a las que me referí
anteriormente. Estoy hablando, por ejemplo, de
Miguel Fisac, María del Carmen Tapia, María
Angustias Moreno y Alberto Moncada, por no
referirme detalladamente a cuantos debieron ser
71
ataque a la Iglesia católica, ni a Su Santidad el Papa,
como tú manifiestas en la entrevista al diario italiano
"Stampa", recogida en "El País" el pasado domingo
19, sino todo lo contrario.

Veo con profundo dolor que continuáis creando


confusión y faltando a la verdad con esas "medias
verdades" y "prepotencias" heredadas. Con esta
forma de proceder lo único que conseguís es crear
un clima de confusión dentro de la Iglesia católica.
La mayoría de los fieles (unos 800 millones) no
saben ni siquiera qué es eso del Opus Dei (unos
75.000). La diferencia numérica es notable, aunque -
eso sí- os otorga un gran poder e influencia
económica y cultural, de la que no siempre usáis con
la sencillez y servicio evangélico que serían de
esperar. Esa gran mayoría del Pueblo de Dios que
sólo entiende de ejemplo se escandaliza ante los
ataques, descalificaciones, injurias y calumnías que
continuamente alimentáis para desacreditar
testimonios desfavorables para vosotros y que sólo
persiguen hacer luz y buscar la verdad como
recomendaba el Episcopado español en SU mensaje
de 1990: "La verdad os hará libres."
72
Con la comprensión y el cariño de siempre para ti y
todos tus hijos espirituales, recibe un fuerte abrazo.

CARLOS ALBÁS
Recientemente, de forma fortuita, me encontré con Javier
Arnal, enviado o "missus" de Alvaro del Portillo y director de
la Delegación de la Obra en Aragón. Después de saludarle,
le recriminé irónicamente las manifestaciones públicas sobre
mis posibles dobles intenciones -enriquecimiento personal o
chantaje a la institución-. Según la versión de los hechos
que me había puesto en circulación, el fracaso de ese
chantaje me habría forzado a lanzar una mentira tras otra.
En respuesta, le aseguré que no hay dinero suficiente entre
todo el Opus Dei y cada uno de sus miembros para comprar
la voluntad de Carlos Albás; y que por otro lado su
actuación no era precisamente un alarde de inteligencia, al
corroborar las sospechas que ya había hecho llegar a los
obispos, arzobispos, cardenales españoles y a la misma
Santa Sede.
Durante este breve encuentro le pregunté abiertamente si
los miembros del Opus Dei creen en Dios. Mi opinión es
negativa. Sus provocaciones, ataques directos y la forma
delictiva de algunos de sus procedimientos entran en
73
Santificación. "Imagino que os habrán sentado romo un tiro
las filtraciones de estas declaraciones. " Tampoco hubo
respuesta y le dio un viro distinto a la conversación. Quería
saber de qué trataba mi libro y el momento de su
puhlicacion, a la VeZ que me pedía una rectificación y
sacaba a relucir a mi padre, que había dado su parecer
positivo a la beatilicación. Le conteste que en el caso de que
mi padre aun estuviera con vida, conociendo lo que yo
ahora conozco, hubiese armado un escándalo mucho
mayor, a pesar de los tres hijos que aun pertenecen a la
Obra. Volvió a insistir en un nuevo encuentro para charlar
sobre el asunto, pero le advertí, siempre sin negarme a una
nueva conversación, que no adelantaríamos nada.
No resulta aceptable insistir en que las personas deben
asumir la responsabilidad de sus actos si actúan bajo el
peso de una conciencia deformada. En lo que me toca por
propia experiencia resulta bastan te claro: Escrivá de
Balaguer tiene dos personal idades distintas: una para sus
hijos y otra para el resto de las personas que le conocieron.
En consecuencia, sigue siendo completamente necesario
buscar la verdad.

74
han de ser suficientes.
La familia Escriba-Corzán procedía de Balaguer, un
pueblecito cercano a Lérida (Cataluña). No me es posible
precisar las generaciones que precedieron al bisabuelo del
Fundador. "El bisabuelo nació allí, fue médico y contrajo
matrimonio con Victoriana Zaydin, hija de un terrateniente
del cercano lugar de Perrua." En esta localidad nació José
Escriba Zaydin, que acabó por casarse en 1854 con
Constancia Corzán, natural de Fonz, un pueblecito oscense
cercano a Barbastro. Ellos fueron los abuelos paternos de
José María Escrivá de Balaguer, quien llegó a conocer sólo a
su abuela Constancia. El matrimonio tuvo seis hijos, dos
mujeres y cuatro varones. El primero murió de niño, el
segundo, Teodoro, fue sacerdote y vivió en Fonz hasta su
muerte en 1933. Jorge falleció cuando estudiaba medicina a
los veinte años, en 1885. Y el más joven, José, nació en
1867. Era representante de tejidos cuando conoció a María
Dolores Albás Blanc, de Barbastro, con la que contrajo
matrimonio en 1898 después de establecerse
definitivamente con otros dos socios, adquiriendo un
comercio de tejidos, Sucesores de Cirilo Latorre, que
posteriormente se denominaría Escriba, Juncosa y Mur.

75
primera Albás bautizada allí con el nombre de Isabel.
El Albás del que guardo una noticia en la memoria como
familiar se llama Manuel. Se casó con Simona Navarro y se
acabarían por convertir en bisabuelos de mi tío José María
Escriba Albás y, consecutivamente, en mis tatarabuelos.
Entre los hijos que tuvieron, dos hermanos, Juan y Pascual,
se casaron con otras dos hermanas. Pascual Albás Navarro
lo hizo con Florencia Blanc Barón, los abuelos del Fundador
y mis bisabuelos. Sus hermanos por partida doble fueron los
padres de Mariano Albás Blanc, padrino de José María
Escriba, sacerdote, fusilado en Barbastro y actualmente en
proceso de santificación. Una de las hermanas del tío
Mariano, Rosario, fue monja.
Los Blanc, linaje originario del Delfinado (Francia), pasaron
a Aragón. El primer Blanc que encierra algún interés para
nosotros fue Pedro Agustín Blanc, nacido en Benabarre y
que se casaría con Juana Calasanz Gastón, hermana de san
José de Calasanz, sacerdote y fundador de las Escuelas
Pías. Juana era original de Peralta de la Sal y al casarse se
trasladaron a Benabarre, donde aún se conserva la casa de
residencia de los recién casados.
En 1547 aparece en el libro de bautismo de Barbastro el
primer Blanc Jaime. En 1845 los bisabuelos de mi tío José

76
de la Moneda de Madrid y el Banco de España. Tuvo cinco
hijos, el mayor José María Blanc Baldeliou; Francisco, que
tuvo siete hijos; Pilar, Faustino y Teresa. José María Blanc
Baldellou era técnico de aduanas en Logroño y le facilitó un
empleo al padre del Fundador, José Escriba, tras llevarle a
la tienda de tejidos Ciudad de Londres. Fue a su hijo mayor,
José María Blanc Iruretagoyena, a quien preguntaría mi tío
José María Escrivá si iba a utilizar su mejor derecho en la
rehabilitación del marquesado de Peralta.
El marquesado de Peralta es archiducal. Había sido creado
por el archiduque Carlos de Austria, haciendo uso de su
condición de pretendiente a la Corona de España, según la
Real Cédula dada en Viena con la fecha de 4 de marzo de
1718 a don Tomás de Peralta, secretario de Estado, Guerra
y Justicia del Reino de Nápoles, y ratificado en el tratado de
Utrecht por Felipe V el 18 de julio de 1725.
El 24 de enero de 1968 mi tío José María solicitó la
rehabilitación del título de marqués de Peralta y en la misma
fecha su hermano Santiago solicitó la rehabilitación de otro
título nobiliario, el de barón de San Felipe. El 3 de agosto de
1968 publica el "Boletín del Esiado" el decreto 1851/1968
accediendo a dicha solicitud. Al no aparecer contestación a

77
comunicando su postura y preguntándole si se opondría en
el expediente que se abriría, ejercitando así el mejor
derecho que le correspondía. Al no contestarle, envió a
visitarle a Madrid a Alvaro del Portillo, para saber su
decantamiento final. En el transcurso de la entrevista, José
María Blanc, hombre inteligente, buena persona y socarrón,
le contestó a Alvaro del Portillo: "Dile a mi primo José María
que a mí no me interesan esas cosas mundanas, lo puede
solicitar tranquilamente. Ya sabe que yo no estoy para estas
banalidades, tengo mi vista puesta en el Cielo."
Nunca supimos los restantes miembros de la familia estos
hechos, y desde luego mi tío José Maria jamás dio una
explicación, a pesar de que a todos sus familiares Albás-
Blanc les correspondia antes, si se estudia con algo de
detenimiento el árbol genealógico. La madre del Fundador
fue la penúltima hija de Florencia Blanc Barón, a través de
quien podía llegarle dicho título.
Andrés Vázquez de Prada, uno de los biógrafos del Opus Dei
que conoció y trató a mi tío José María, nos da la versión
oficial del porqué rehabilitó el título de marqués de Peralta.
En la página 348 de su libro "El Fundador del Opus Dei" nos
relata: "Desde las alturas de su filiación divina tornaba a su
paternidad fundacional. De la Obra hizo una gran familia de

78
bodas y bautizos de antaño, arrojaba a voleo máximas y
pensamientos: "Yo procuro no tirar calderilla, moneda de
cobre, sino monedas de oro. Eran las "grandes monedas de
oro del Gran Rey".
"Pues bien, en este sentido los amonestaba a que
cumpliesen con fidelidad sus deberes sociales y familiares, y
viceversa, que reclamasen y ejercitaran sus derechos de
ciudadanía, sin renunciar gratuitamente. Los instaba a vivir
esta norma, porque "¡cuántas veces es mucho más difícil
ejercitar un derecho que cumplir un deber!"
"Por curiosa inversión de papeles, hacia 1968 le advino una
dudosa prueba, que le colocó entre la espada y la pared. No
podía volverse atrás sin riesgo de aplicarse lo de: consejos
vendo y para mí no tengo.
"Sucedió que dando vueltas en la cabeza al cómo
compensar a los suyos, a sus padres y hermanos, por los
muchos sacrificios que hicieron para sacar a la Obra
adelante, el Fundador decidió rehabilitar los títulos
nobiliarios que pertenecían al tronco familiar: "por piedad
filial y por justicia".
"No se le daba nada de todo aquello; quería simplemente
transmitir el título a su hermano, ejercitando un estricto
derecho familiar.

79
derechos como ciudadanos; por lo tanto, si no lo hace, les
daría mal ejemplo." También expuso su propósito a varios
dignatarios eclesiásticos más, y lo comunicó a la Secretaría
de Estado del Vaticano. A todos les pareció muy bien.
Además, en la parte civil, contaba con el parecer favorable
del Consejo de Estado y de la Diputación de la Grandeza.
Pero nuestro Padre adivinaba lo que iba a suceder: que
surgiría gente envidiosa y murmuradora, de lengua larga y
azuzada por el demonio. Veía con perfecta claridad que era
como presentar en bandeja de plata, un motivo para que le
insultasen. No se le ocultaba que algunos le iban a entender
mal y le tomarían por soberbio...
"Precaviéndolos de la campaña que se avecinaría, el 25 de
enero de 1968 escribió al consiliario del Opus Dei en
España:
Querido Florencio: que Jesús me guarde a esos hijos
de España.
En esta vida y no pocas veces, a pesar de mi
flaqueza y de mis miserias, me ha dado el Señor
fuerzas para saber cumplir serenamente con deberes
más bien antipáticos.
Hoy, después de considerarlo despacio delante de
Dios y de pedir los oportunos consejos, comienzo a
80
precepto del Decálogo. Hasta ahora, pido perdón
porque no os he dado buen ejemplo, mi gente me
sirvió de medio para sacar adelante la Obra: también
Carmen y, de algún modo, Santiago.
Me ha movido también, en el caso actual, a obrar
como obro, no sólo lo que parece claramente
nuestro buen derecho, sino la posibilidad de ayudar
a los hijos de mi hermano. De otra parte, observo
rectamente el espíritu de la Obra: ser iguales a los
demás. Esto me hacía notar un Cardenal de la Curia,
la semana pasada: con la manera de ser del Opus
Dei, decía, su conducta es consecuente y razonable.
Ayer os hice decir, por medio de Álvaro, cuando
hablasteis por teléfono, que no me importan los
comentarios -que no harían, si se tratase de otra
persona cualquiera, de otro ciudadano español-, y os
ruego que, si dicen o escriben algo molesto, que sea
lo que sea, será injusto hagáis oídos sordos. De
todas formas, si PRUDENTEMENTE se puede evitar
que los haya, mejor sería evitarlos, aunque a última
hora da igual.
Ya os he abierto mi conciencia: es, de mi parte, una
obligación razonable y sobrenatural.

81
"El Presidente General del Opus Dei nunca usó el título
nobiliario rescatado. En cuanto pudo, se lo transmitió a su
hermano."
Si abrimos la vieja guía oficial de "Grandezas y títulos del
Reino" podemos leer:
"Marqués de Peralta. Concesión: 4 de marzo de 1718,
confirmada por Real Provisión de Fernando VI de 4 de
diciembre de 1758.
"Concesionario: don Tomás de Peralta, secretario de Estado,
de Guerra y Justicia del Reino de Ná poles.
"Don Santiago Escrivá de Balaguer y Albás. Consorte: doña
Gloria García-Herrero Ruiz.
"Expedida carta en 17 de noviembre de 1972."
Mis felicitaciones a Vázquez de Prada, incluso a mí ha
estado a punto de convencerme que mi tío hizo lo que
debía. Posiblemente, como relata Alvaro del Portillo, mi tío
consultó con altos dignatarios de la Santa Sede y ellos
fueron los que le hicieron ver que tenía que dar ejemplo. A
lo largo de su vida el Fundador del Opus Dei ha dado
verdadera muestra de humildad, y si en este caso alguien
pudo, equivocadamente, tildarle de soberbio, es por maldad
o por estar mal informado o posiblemente por envidia. Bien
es verdad que el demonio no duerme y azuzó contra mi tío
82
con Miguel Servet, aragonés, médico e investigador famoso
por su descubrimiento sobre la circulación de la sangre. Mi
tío José María manifestó en una tertulia, según relata
Vázquez de Prada: "Hay un santo, pariente mío lejano, a
quien yo quiero mucho. ¡No te hagas ilusiones!, no soy de
madera de santo... otro antepasado mío fue quemado por la
Inquisición protestante. ¡Anda! Tampoco soy de madera de
herejes... Cada uno es lo que es, independientemente de
sus antepasados. Ese santo José de Calasanz, decía: "si
quieres ser santo, sé humilde; si quieres ser más santo, sé
más humilde; si quieres ser muy santo, sé muy humilde"."
En su humildad, mi tío José María jamás presumió de sus
parientes pobres.

2. LA FAMILIA HUMANA DE JOSÉ MARÍA ESCRIBA ALBÁS


José María Escriba Albás Corzán Blanc vino al mundo en
Barbastro el 9 de enero de 1902. Sus padres, José Escriba
Corzán y Dolores Albás Blanc, se habían casado el 19 de
noviembre de 1898. El 16 de julio nace su hermana
Carmen, dos años y medio mayor. En 1905, 1907 y 1909
nacen sus tres hermanas pequeñas, María Asunción, María
de los Dolores y María del Rosario. Las tres morirían de
83
vivieron casi todos en Barbastro. Tanto los Albás como los
Blanc llevaban varias generaciones, y la circunstancia de
que dos hermanos, Juan y Pascual Albás, se casaran con las
dos Blanc fortaleció los lazos de convivencia. En Barbastro,
"casa Albás" es un enorme edificio de cinco pisos, que
actualmente se conserva en su primitivo estado. A esta casa
desde siempre se le denominaba en Barbastro "la casa de
los chicos", y es de suponer que fuese por la cantidad de
hijos que tuvieron.
El primo hermano de su madre, el sacerdote fusilado en
Barbastro, fue su padrino de bautismo, siendo su madrina
una hermana de su madre, Florencia Albás, casada con
Lorenzo Camo de Huesca.
Los hermanos de su madre eran quince. El mayor se
llamaba Simón; Candelaria, casada con Lafuente de Teruel;
mi abuelo Mauricio, casado con Mercedes Llanas, y quien
heredó la casa y la fábrica Chocolates Albás, en donde
permanecieron durante un tiempo al arruinarse la familia
Escriba Albás.
Al poco tiempo se arruinó mi abuelo. Vicente, sacerdote
párroco de Olvena, donde pasaron algunos veranos mi tío
José María y su primo Ángel Camo. Tío Vicente después
viviría en Zaragoza con tío Carlos, también sacerdote y

84
El padre del Fundador al arruinarse empezó a buscar trabajo
en Zaragoza, en Barcelona, para encontrarlo finalmente en
Logroño. Cuando se trasladó a Zaragoza para seguir los
estudios en el seminario de San Carlos, y antes de la muerte
de su padre, frecuentaba la casa de sus tíos Carlos y
Vicente, de su tío Florencio y de mis abuelos, recuperados
ya de su ruina y trasladados a Zaragoza.
La decisión de ir a estudiar al seminario de Zaragoza no fue
bien acogida. La precaria situación económica que pasaban
no era la más propicia para que abandonara su hogar y
marchara a otra ciudad; no obstante José María decide
trasladarse a Zaragoza y así poder estudiar la carrera de
derecho. Según nos relata Vázquez de Prada, "(...) en el
verano de 1923, comenzó a preparar sus exámenes como
alumno libre, con autorización de sus superiores
eclesiásticos. Y lo mismo hizo en el verano siguiente,
logrando así el pasar siete asignaturas en la convocatoria
especial de septiembre. En el curso 1924-1925 sólo pudo
presentarse a Civil II. Pero a partir de entonces tuvo
holgura de tiempo para frecuentar las aulas. En 1925, pues,
se hallaba con la carrera a medio camino; y asistiendo a
clase como alumno oyente, hizo un esfuerzo, de allí en

85
para poder seguir la carrera de derecho, no les parecía
suficiente excusa ya que era una carrera que se podía
estudiar por libre, y por tanto desde Logroño. Este traslado
suponía a la familia Escrivá un mayor gasto, en el que
tenían que colaborar sus tíos. ¿Era razonable la postura de
sus tíos? Bien es cierto que la carrera la estudió por libre
aun cuando en la segunda fase asistiese a clase como
oyente.
Lo mismo ocurrió al fallecimiento de su padre al trasladarse
su familia a vivir a Zaragoza; sus tíos consideraban más
conveniente que en Logroño los gastos eran menores y
como ya estaba a punto de ser ordenado sacerdote, bien
podía ejercer allí su ministerio.
Del carácter y genio de mi tío José María queda relatado
hasta por los biógrafos de la Obra. Seguimos con Vázquez
de Prada: "Don José María debió pasar muy duras pruebas,
sobre todo a causa de los alumnos díscolos y de algún
compañero que le zahería sin razón, acaso por el prurito de
rebajarle a su mismo nivel. Fue a comienzo de curso, en
octubre de 1923, cuando se produjo un penoso incidente.
Uno de sus compañeros le dirigió sin más ni más groseros
insultos, impropios de un clérigo. De las injurias pasó a los
puños y José Maria recibió más de un golpe. El altercado

86
1927 mi tío José María dedica la mayor parte de su tiempo a
estudiar y terminar la carrera de leyes. Aun cuando él dio
clases en la academia de Amado Loriga, mis tíos tenían que
seguir ayudando a su madre.
En 1927 se traslada a Madrid para hacer el doctorado
durante casi todo el año; hasta que van a Madrid, su madre
y hermanos viven a expensas de mis tíos. La última noche
que pasan en Zaragoza, tía Lola, Carmen y Santiago cenan
en casa de su tío Florencio Albás Blanc y desde entonces
nunca más vuelven a tener noticias de ellos. Tío Florencio y
tía Carmen fallecieron con posterioridad a la boda de
Santiago, a la que no fue invitado, aun siendo padrino de
bautismo
En Madrid viven en 1927 varios familiares suyos, un primo
hermano, Carlos Camo Albás, hijo de una hermana de su
madre, que es director del Banco Hispano-Americano, en
Atocha, por donde mi tío José María pasa frecuentemente
por esas fechas según nos relatan sus biógrafos oficiales.
También viven otros familiares, hijos de primos hermanos
de su madre, como los Blanc, y con los que tampoco tuvo
ningún contacto, excepto, en el año 1968, cuando pregunto
si ejercitaría su mejor derecho en la rehabilitación del título
de marqués de Peralta.

87
la constante durante toda su vida. Jamás quiso saber nada
de su familia.
¿Pero hubo una excepción? Sí, la hubo. Y voy a relatarla:
Mi hermana Pili, numeraria del Opus Dei, ya había estado en
Roma, allí conoció a mi tío José María, a tía Carmen y a tío
Santiago. En muy contadas ocasiones estuvo una sola vez
en casa de Carmen y Santiago y desde luego nunca con "el
Padre". Una sola vez hizo mención a su parentesco, como a
él le gustaba llamar; la primera vez que la vio le dijo: "Eres
igual que tu tía Florencia", le dio dos besos y le manifestó:
"Esto es una excepción, aquí todas sois iguales." Cosa que
puede ser comprensible. Pero lo que ya no es comprensible
es que dijese que "él no tenía ninguna sobrina", como
manifestó repetidamente cuando mi hermana iba a ir a
Roma.
Sigamos con la excepción: en el año 1959 vino a Zaragoza
para ser investido "doctor honoris causa" por la Universidad
y fue, como ya he relatado, a visitar a mis padres. Muchas
veces me he preguntado por qué esa excepción. En
principio no lo entendía, ahora sí. Su hermano Santiago
tenía novia en Zaragoza e iba a casarse, y habían decidido
que algún familiar Albás asistiese a la boda. Ése fue el
motivo. Posteriormente, en la petición de mano de su

88
Roma. Que nadie recibió las gracias por estos detalles es
bien claro y, lo que es peor, cuando posteriormente estuvo
en Zaragoza nunca quiso saber nada de ellos. Todos los
recuerdos han servido en parte para las publicaciones que
de mi tío se han venido realizando.
Durante las distintas visitas que cursó a Zaragoza vivían sus
tíos sacerdotes Carlos, Vicente y con ellos una sobrina prima
hermana, Manolita Lafuente, el hermano pequeño de su
madre y padrino de su hermano Santiago, Florencio, sus
primos Ángel Camo, la viuda de Carlos Camo, José María
Albás, hermano gemelo de mi padre, mis padres. Excepto
las dos veces que he relatado, jamás tuvo ningún otro
contacto.
Pero aún quedan más detalles. En 1951 mi hermano
Pascual, al terminar la carrera de derecho, realizó un viaje
por Europa y en Roma quiso conocer a mi tío, pero no lo
recibió.
Una hija de José María Blanc Iruretagoyena, a pesar de
decirle que no utilizaría su mejor derecho en la
rehabilitación del título de marqués, cuando fue a Roma con
carta de su padre tampoco logró ser recibida.

89
versiones: en unas, la mitificación eleva la sensación mística
y se adelanta en el tiempo; y en otras se le rodea de menos
parafernalia y las interpretaciones ponen algo más los píes
sobre la tierra. Por ejemplo, una de las biógrafas y miembro
del Opus Dei, Ana Sastre, profesora de las Universidades de
Navarra y Alcalá de Henares, sitúa del siguiente modo y
manera el primer rayo de luz que insufló en mi tío la
inquietud de su misión divina:
En el transcurso de las navidades entre 1917-1918 en la
ciudad de Logroño, "Josemaría contempla el espectáculo de
la ciudad nevada. El amanecer ha sido blanco y
transparente. En la calle, intacta todavía, aparecen unas
huellas que identifica inmediatamente. Es el sendero
marcado por los pies descalzos de un carmelita muy popular
en la zona: el padre José Miguel. Su paso madrugador y
habitual ha hollado hoy la nieve sin estrenar.
"Este detalle pequeño y heroico suscita una profunda
inquietud en el alma del muchacho: si otros hacen tantos
sacrificios por Dios, ¿yo no voy a ser capaz de ofrecerle
nada?... Nadie se dará cuenta del cambio que va a sufrir
Josemaría. Todo continúa su ritmo normal: menos el
corazón y el alma de este adolescente, que encuentra -a
partir de ese día y en las cosas inocentes de la vida
90
Como nos cuenta Vázquez de Prada, mi tío José María llamó
a su adolescencia y juventud "los años de los barruntos".
Pero esa conmoción interna que asalta al Fundador del
Opus Dei, tal y como lo narra Ana Sastre de forma
encendida en su libro "Tiempo de caminar", entra en
contradicción con la versión de Andrés Vázquez de Prada, el
primer biógrafo de la Obra, que recoge expresamente: "No
existe ningún dato, externo y relevante que señale el inicio
indiscutible de tales presentimientos."
Pero dejemos estos berenjenales y vayamos a los hechos.
En aquel curso 1917-1918, mi tío acaba el bachillerato en
Logroño. Su vocación está clara: él quiere ser arquitecto.
Sin embargo, sus posibilidades son nulas, los padres no
pueden costear unos estudios que exigen el desplazamiento
muy lejos de la capital riojana. Tras la ruina de Barbastro, la
remuneración de que disfruta como dependiente su padre
no da para mantener a un hijo estudiando lejos de casa.
Pongámonos en la situación social de aquellas fechas. ¿Qué
puede hacer un joven en Logroño una vez terminado el
bachillerato? Sólo cabían dos salidas, ponerse a trabajar o
ingresar en el seminario. Mi tío José María se inclinó por la
segunda opción.

91
vamos varios siglos hacia atrás, tenemos, entre otros, el
parentesco con san José de Calasanz. En fin, el ingreso en
el seminario no supuso una sorpresa en el seno de la
familia.
El propio Vázquez de Prada nos cuenta sobre la primera
vocación profesional, frustrada, de mi tío:
"Salió del curso airosamente, con sobresalientes y notables.
Y cuando en el verano de 1917 hubo de pensar ya en la
carrera que debía emprender un año más tarde, a
Josemaría tal vez le movió a ello su gusto por las
matemáticas y su destreza por el dibujo, que era condición
indispensable y cualidad valiosa para el ingreso en la
Escuela de Arquitectura. En su juvenil entusiasmo, quizá no
se percatara bien que era una carrera larga, difícil y, sobre
todo, cara.
"No hizo mal don José en tomarlo en serio. Pero ya tendría
el hijo tiempo de sedimentar preferencias, y hasta de
cambiar de parecer antes de terminar el bachillerato. De
manera que, cuando Josemaria exponía con vehemencia sus
deseos de hacerse arquitecto, el padre le tomaba el pelo
sosegadamente y con una chispa de humor: "Vamos, hijo,
que lo que tú quieres ser es un albañil distinguido.""
(Y, sin duda, se puso manos a la Obra.)

92
en el seminario de Logroño, hasta que se traslada al de
Zaragoza. Los motivos no se conocen a ciencia cierta, pero
todo apunta a que muy probablemente quería iniciarse en la
carrera de las leyes. No se conformaba en ser solamente un
sacerdote y ambicionaba recuperar y sobrepasar la posición
social de sus padres antes de la ruina económica. Pero tuvo
que renunciar definitivamente a su vocación de arquitecto.
En Zaragoza tampoco se podía estudiar.
Durante su permanencia en la capital aragonesa, ninguno
de sus familiares conoce o sospecha los "barruntos" de mi
tío José María. Si acaso, detectan en él cierta rebeldía, un
inconformismo por seguir la carrera eclesial tal y como
estaba establecida, y desde el principio mantiene altercados
con su tío Carlos, el canónigo arcediano del Pilar. Todos mis
tíos ayudan a su madre desde el momento de la ruina y,
especialmente, tras el fallecimiento de su marido en
Logroño.
El 27 de noviembre de 1924 había fallecido su padre a los
57 años, y en enero su madre y sus hermanos llegan a la
capital aragonesa, para instalarse en el centro de la ciudad,
cerca de la plaza de España. Es posible que a mi tío le
supiera a poco la contribución del resto de la familia, pero
evidentemente los ayudaron. Hasta su nuevo traslado, a

93
dar el paso definitivo de plantarse en Madrid.
Ante todo, llama poderosamente la atención que sus
biógrafos no relaten ninguno de estos episodios juveniles,
salvo los enfrentamientos con el canónigo arcediano. En el
resto de tíos y tías no se emplea ni una sola gota de tinta.
¿Por qué? Evidentemente, en el seno de la familia Albás
Blanc jamás se habló de ninguna clase de "BARRUNTOS".
La mitificación que hizo de sí mismo en las prédicas -y que
heredarán sus hijos de la Obra- alcanza cotas
verdaderamente sorprendentes y se trasladan incluso al
contacto divino en los primeros años de vida. En el libro
"Vida y milagros de monseñor Escrivá de Balaguer.
Fundador del Opus Dei", Luis Carandell recoge un
testimonio puesto en boca de mi tío, con motivo de la
enfermedad de la "alfecerías", según los médicos que lo
trataron y lo dieron por desahuciado, atribuyendo su
curación a la Virgen de Torreciudad: "Mis padres me
llevaron a Torreciudad. Mi madre me llevó en sus brazos a
la Virgen. Iba sentado en la caballería, no a la inglesa, sino
en silla, como entonces se hacía, y pasé miedo porque era
un camino muy malo." Mi tío tenía tan sólo dos años cuando
le llevaron a dar gracias a la Virgen por la curación de la
enfermedad.

94
vez a ningún miembro de la familia se le ocurrió mitificarlo
como señal de un ministerio divino posterior.
Podría seguir contando muchas anécdotas que avalan la
mitificación de la vida de mi tío José María y que a lo largo
de este relato iremos viendo. Pero no quiero dejar pasar la
oportunidad de mencionar uno de los sucesos que más han
llamado mi atención.
Los biógrafos del Opus Dei, Vázquez de Prada y Peter
Berglar, manifiestan que Dios le concedió "la apreciada
dádiva de rezar mientras dormía". Solamente con humor
puede responderse a este hecho. Actualmente, yo también
manifiesto que Dios me concedió esta preciada dádiva, pero
rezo más porque frecuentemente duermo la siesta.

2. Los CIMIENTOS

El 20 de abril de 1927 llega a Madrid José María Escrivá


Albás. Una carta de recomendación del arzobispo de
Zaragoza le abrirá las puertas del Obispado, regido por don
Leopoldo Eijo y Garay, y desde ese momento recibe la
autorización para ejercer la confesión en la diócesis.
Instalado por escasas semanas en una pensión familiar de
95
periféricos y hospitales. José María Escrivá conocerá en la
residencia a la fundadora de las Damas Apostólicas,
pasando a encargarse de la capellanía de la iglesia del
Patronato, aunque bajo la condición de no inmiscuir-se en
los asuntos de la dirección del centro.
Pero José Maria Escrivá había llegado a Madrid para realizar
su doctorado de derecho, habida cuenta que por entonces
estos cursos sólo podían llevarse a cabo en la capital de
España. Entre las primeras actividades cumplió, por tanto,
con su matriculación en una de las asignaturas del
doctorado. Paralelamente, impartió derecho romano y
derecho canónico en la academia Cicuendez, en la calle de
San Bernardo, donde se encontraba la antigua Facultad de
Derecho. En el mes de agosto ampliaría su matrícula a una
asignatura más, filosofía del derecho, e inició la preparación
de su tesis sobre la ordenación de mestizos y cuarentones.
Siguiendo sus propios testimonios, el director espiritual
encargado de guiar los primeros pasos de José María
Escrivá en Madrid fue el jesuita Valentín Sánchez Ruiz. Vivía
en las afueras, en Chamartín de la Rosa, adonde solía
desplazarse en grandes caminatas el futuro fundador del
Opus Dei. Según recogen sus biógrafos, tras el largo paseo,
el jesuita le obligaba a esperar su salida, y en ocasiones la

96
de Humanes, figuraban entre las visitas que frecuentó
durante su primera etapa.
Muchas de las apreciaciones que servirían para elaborar su
emporio doctrinal arrancan precisamente de este contacto
combinado con el Patronato de Enfermos y la aristocracia.
Por citar un ejemplo, en el libro "Tiempo de andar", de Ana
Sastre, miembro del Opus Dei, se recoge el siguiente relato
puesto en boca del propio José María Escrivá:
"Había un comedor -no lo puedo llamar público, porque
necesitaban una tarjeta para ir a comer allí- que dirigía una
persona muy santa, que ya ha muerto. Y aquella pobre
persona quería ayudar a muchos y no llegaba. Y les daba
una especie de cocido. Venían con tarjeta y se hacía una
gran labor, porque mataban el hambre. Era gente que no
tenía nada. Pero siempre sobraba algo, y había otros que
esperaban en una habitación para que les dieran las sobras;
traía cada uno un cacharro -una lata, un plato desportillado,
lo que podían- y sólo uno llevaba cuchara. Y sacaba de un
chaquetón sucísimo, de lo profundo de uno de los bolsillos,
una cuchara de peltre toda abollada, la miraba -como
diciendo; esto es mío, y los demás que no tenéis cuchara,
os fastidiáis- y comía sus garbancitos saboreándolos;
miraba, al final, su cuchara, le daba dos lengüetazos y

97
Humanes.
Dentro de lo que es mi experiencia personal, puedo añadir
un comentario más clarificador al relato de mi tío José
María, una anécdota de la visita a casa de mi familia en
Zaragoza. Hablaba con mi padre cuando de pronto se volvió
hacia mi madre y le dijo: "Concha, yo nada tengo, y por lo
tanto nada te puedo dar; pero toma el rosario con el que
rezo todos los días." Al marcharse le esperaba un Mercedes
con chófer y se fue a dormir a Cogullada, un palacio donde
sólo lo hacían Franco o el Rey.
En general, resulta chocante el concepto que de la virtud de
la pobreza tuvo el Fundador de la Obra. En 1968 declaraba
a la revista "Telva": "Quien no ame y viva la virtud de la
pobreza no tiene el espíritu de Cristo. Y esto es válido para
todos: tanto para el anacoreta que se retira al desierto
como para el cristiano corriente que vive en medio de la
sociedad humana, usando de los recursos de este mundo o
careciendo de muchos de ellos." En el Opus Dei, sus
miembros, como todos sabemos, tienen los mejores
recursos de esta tierra, y sin duda alguna los usan para ellos
mismos. Cualquiera que conozca las casas de la Obra, podrá
sacar las conclusiones pertinentes. Y así, mi tío vivió, pobre
con Mercedes, pobre con avioneta, pobre con palacios,

98
vivir la pobreza, para que no quede reducida a un ideal
sobre el que se puede escribir mucho, pero que nadie
realiza seriamente."
Lo que no es serio es justificar la vida de uno y de sus
seguidores queriendo cambiar el concepto de pobreza que
todos conocemos y comprendemos por ley natural. Así
como en muchas ocasiones manifiesto que estoy conforme
con parte de su doctrina, pero no cómo la cumple, estoy de
acuerdo con lo que dice, pero no con lo que hace; en este
punto ni con lo que dice, que sólo es una justificación de
cómo vive. Muchas de las explicaciones que dio servían para
justificarse y otras para mitificarse. En su biografía, Salvador
Bernal nos dice: "Mons. Escrivá de Balaguer vivió y murió en
el más estricto desprendimiento de los bienes materiales.
Poco tiempo antes de que Dios le llamase, contaba un día a
los alumnos del Colegio Romano de la Santa Cruz que esa
mañana había dicho a los miembros del Consejo General de
la Asociación: "Hoy me he dado cuenta de que continúo
siendo pobre de solemnidad. No sólo porque llevo esta
sotana vieja, pues podía ponerme otra mejor que tengo,
sino porque no puedo hacer lo que hace una persona de mi
edad, en cualquier país más o menos civilizado. Hay obreros
de mi edad, ya retirados, que disfrutan tranquilamente de

99
ochenta años de gravedad!, pidió con frecuencia. Después
de subrayar la secularidad propia del espíritu del Opus Dei,
se puso algunas veces la sotana ribeteada de rojo y los
demás distintivos propios de su condición de Prelado
Doméstico. Años más tarde confesó que eso le resultaba
mucho más duro que varios cilicios.
"La sotana que vestía habitualmente en 1963 tenía entonces
18 años. Era vieja, pero limpísima, digna. Con todos los
botones: él mismo se los cosía, en cuanto amenazaban con
desprenderse. Toda una lección práctica para los socios de
la Obra.
"Se encontraba muy feliz dentro de su recosida sotana, pero
cuando era necesario -muy pocas veces-, usaba los
distintivos propios de su condición de Prelado, o los arreos -
así decía- de Gran Canciller de la Universidad."
Claramente se aprecia el concepto que de pobreza tiene el
Opus Dei. Es también cierto que para pertenecer al Opus
Dei se exigen unos requisitos que los auténticamente pobres
no tienen, ni pueden tener.
Más adelante Salvador Bernal nos relata: "En 1972, al
responder a una pregunta que le hicieron en el Instituto de
Estudios Superiores de la Empresa en Barcelona dijo: "El
hecho de manejar dinero o de tenerlo, no quiere decir que

100
"[...] La fortaleza humana de la Obra ha salido de los
enfermos de los hospitales de Madrid: los más miserables;
los que vivían en sus casas, perdida hasta la última
esperanza humana; los más ignorantes de aquellas
barriadas extremas. Estas son las ambiciones del Opus Dei,
los medios humanos que pusimos: enfermos incurables,
pobres abandonados, niños sin familia y sin cultura, hogares
sin fuego y sin calor y sin amor."
Y continuaba explicando al final de su vida las armas y
materiales de construcción del Opus Dei:
Y, ¿sabes cómo pudo? Por los hospitales. Aquel hospital
general de Madrid, cargado de enfermos, paupérrimos, con
aquellos tumbados por la cirugía, porque no había camas;
aquel hospital, del Rey se llamaba, donde no había más que
tuberculosos pasados, y entonces, la tuberculosis no se
curaba [...].
"¡Esas fueron las armas para vencer! ¡Ese fue el tesoro para
pagar! ¡Ésa fue la fuerza para ir adelante!"
Ana Sastre, al referir esta época nos dice:
"Años más tarde, repetirá que el Opus Dei nació entre los
pobres de los barrios y de los hospitales de Madrid; en
medio de la actividad apostólica de aquellos primeros años
sin tregua.

101
trabajo, su energía física y sobrenatural. Resulta difícil
calcular las distancias que puede cubrir al cabo del día,
teniendo en cuenta que los barrios extremos de la gran
ciudad le obligaban a cruzarla en todas las direcciones. De
Tetuán de las Victorias al paseo de Extremadura, de Magín
Calvo a Vallecas, Lavapiés, San Millán, el barrio del Lucero o
la Ribera del Manzanares. Solamente desde la Residencia
Sacerdotal de la calle de Lara hasta Vallecas hay un
recorrido que se acerca a los cinco kilómetros. Se trata de
zonas mal comunicadas que es preciso andar a pie, con frío,
con lluvia y barro que cubre los zapatos. O con la canícula
de verano cayendo sobre Madrid, en un sol de mediodía que
ayuda a sudar copiosamente. A veces, hay que correr del
metro a un tranvía desvencijado que tarda más de una hora
en cubrir su trayecto. Pero don Josemaría consigue llegar a
todos [...].
"La actividad desplegada durante estos años resulta
asombrosa. Don Josemaría pasa horas en el confesionario
del Patronato de Enfermos y escucha, alienta y otorga a
raudales la gracia de Dios a las gentes que se acercan a la
calle de Santa Engracia. Confiesa también a centenares de
niños de varias escuelas de las Damas Apostólicas."

102
explotó desmesuradamente la labor de aquellos años entre
los pobres a modo de escaparate, y a "posteriori".
A partir de 1931 tendrá más tiempo para dedicarse a lo que
será la única actividad de su vida, el Opus Dei. Atrás
quedarán los tiempos en que mi tío José Maria era capaz de
dar la Primera Comunión en un solo año a 4.000 niños,
según relata Vázquez de Prada en su semblanza. Los
cimientos de la ingente Obra se quedaron ahí, en 1931.
Construida la casa, se dispuso a habitarla cómodamente.
Recuperando el hilo temporal de nuestro relato donde lo
habíamos dejado, a fines de 1927 su familia se traslada a
Madrid y alquila un pequeño piso, compartido con mi tío
José Maria, donde permanecerán hasta bien entrado 1929,
fecha del traslado a la vivienda destinada por las Damas
Apostólicas al capellán del Patronato.
En septiembre de 1928 se examinaba de historia del
derecho internacional y de filosofía del derecho. Pero aún no
había cumplido con la tanda anual de ejercicios espirituales
que exigía la diócesis madrileña, y su última oportunidad se
presentó con los padres paúles. Se acercaba definitivamente
el Opus Dei.

103
Logroño había pedido ver. "En el silencio de la habitación
que ocupaba durante los ejercicios se oían a lo lejos las
campanas de la iglesia de Nuestra Señora de los Angeles."
(Peter Berglar).
"Desde ese momento -nos dice el Fundador- no tuve ya
tranquilidad alguna y empecé a trabajar de mala gana,
porque me resistía a fundar nada, pero comencé a
moverme, a hacer, a poner los fundamentos."
Cualquier observador imparcial y conocedor de la época en
que se desarrollan los acontecimientos vividos por el
Fundador del Opus Dei entre los años 1927 y 1937, su
llegada a Madrid y su huida de la zona roja, podrá ver que
sólo existe en lo que cuentan sus biógrafos de la Obra un
intento de mitificación de monseñor Escrivá de Balaguer. En
primer lugar, en el Patronato de Enfermos de las Damas
Apostólicas, sólo permanece el menos tiempo posible y
compaginándolo con sus estudios. La labor que relata es
igual a la de cualquier sacerdote de aquella época que
acababa de ser ordenado y que tenía que ganar dinero para
vivir con su familia. Los cimientos entre los pobres procuró
ponerlos lo más rápido posible e iniciar su andadura por los
caminos que había pensado: las clases acomodadas. No
llega a cuatro años y tan pronto puede se da de baja en el
104
yo diría que las vive en mucho mejor circunstancia que
cualquier otro sacerdote de su época. La persecución
religiosa no sólo se desencadenó contra él, sino contra
todos los católicos y primordialmente contra los sacerdotes
y religiosos, muchos de ellos corrieron peor suerte y
morirían asesinados.
Desde el primer momento se ve la mitificación que mi tío
José María realiza de toda su persona y de todos los
acontecimientos que le rodean. Su imaginación le llevará a
creerse lo que no es más que el producto de un sueño
movido por el deseo de limpiar los acontecimientos vividos
en su familia por la ruina económica, que nunca aceptó con
humildad, y de demostrar que él era distinto a todos, que él
había sido elegido por Dios para cumplir una misión. Pero
todo ello lo va relatando al ritmo en que van sucediendo los
acontecimientos.
No es comprensible entender las manifestaciones que de
continuo realiza de su relación con los pobres, como
tampoco es de recibo su relato sobre parroquias rurales que
sólo en tres meses conoció.
Unos cimientos poco sólidos para la estructura de la Obra
que fundó. ¿No serán otros los cimientos?

105
salvar, porque a todos podemos llevar en nombre de Dios,
una invitación para que busquen en el mundo la perfección
Cristiana.
"Sed perfectos como lo es nuestro Padre Celestial. "Nuestro
camino es el desprendimiento de las cosas de la tierra, la
pobreza personal amada y vivida."
Durante año y medio trabajará y predicará con la convicción
de que el Opus Dei se hizo sólo y exclusivamente para
hombres. Entre todas las informaciones que examina en las
demás instituciones, analiza especialmente la
documentación correspondiente a una asociación integrada
por hombres y mujeres. Su reflexión anotada no deja lugar
a dudas: "Nunca habrá mujeres -ni en broma- en el Opus
Dei."
Pero al poco, el San Valentín de 1930, oficiando como
tantas veces en casa de la marquesa de Onteiro, "don
Josemaría empieza el Santo Sacrificio de la Misa, va leyendo
las oraciones litúrgicas del día y llega a la Comunión. Y,
cuando junta las manos, para agradecer la presencia de
Cristo en su corazón, tiene la evidencia de que Dios quiere
completar su Obra con una Sección de Mujeres que viva el
mismo espíritu" (Ana Sastre).

106
mujer para convertir el trabajo, el mundo, los caminos y los
lugares en un hogar universal que acoja las almas todas de
la tierra. Poético pero poco convincente, no obstante, rezaré
a Dios Todopoderoso para que me aumente la fe.
Desde el 2 de octubre de 1928, en que supuestamente el
Padre vio como una totalidad la Obra, los sacerdotes
también tenían su papel que cumplir. Junto a mi tío
empezaron a trabajar en su labor apostólica algunos
clérigos, pero no todos alcanzaban a entender el mensaje
que guardaba en su alma. De esta experiencia extrajo que,
para salvaguardar el espíritu del Opus Dei, los sacerdotes
más indicados para alcanzar a comprender su mensaje
tenían que ser sus propios hijos. Faltaba el necesario título
para la ordenación y se acercaba el tercer aldabonazo.
Nuevamente un día de San Valentín, esta vez de 1943, y en
el acto de celebración de otro oficio litúrgico, atisbó con
claridad la solución. Acababa de fundarse la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz, el tercer pilar en la arquitectura
del Opus Dei.
Años más tarde, monseñor Alvaro del Portillo comentaría:
"Fue allí en ese oratorio dentro de la misa donde vio la
solución canónica para que pudieran ordenarse sacerdotes
de la Obra e incluso el nombre y el sello de la Sociedad de

107
característico.
En septiembre de 1948, estando el Padre cursando un retiro
en Molinoviejo a quince hombres casados -entre ellos uno
de los primeros supernumerarios, Tomás de Alvira- hace el
primer comentario a unas cuartillas cuya redacción se
remontaba a 1935 y que por entonces se hallaba enfrascado
en su punto y final. El documento era una instrucción sobre
el apostolado que debía ir penetrando en todas las capas
sociales a lo largo de los siglos. Y éste fue su sello y marca:
"Yo veo esta gran selección actuante: hombres y mujeres
de empresa y obreros, mentes claras de la Universidad,
inteligencias cumbres de la investigación, mineros y
campesinos.., todos, cada uno sabiéndose escogido por Dios
para lograr su santidad personal en medio del mundo,
precisamente en el lugar que en el mundo ocupa, con una
piedad sólida e ilustrada, de cara al cumplimiento gustoso -
aunque cueste- del deber de cada momento."
Ahora bien, retornando hacia la época de gestación de la
Sección de Mujeres, y para comprender mejor la estructura
posterior de la Obra, en los años de su fundación se fija la
primera clasificación obedeciendo al origen social de sus
miembros, las numerarias y las oblatas. Las primeras gozan
de una mayor o menor formación o estudios y pertenecen a

108
Orientación que tiene su transcripción directa en las
palabras del Fundador:
"En el Opus Dei no hay más que una sola vocación. Ése es
el milagro grande nuestro: hacer de las cosas vulgares -
vulgar en el sentido castellano, que quiere decir corriente-
heroísmo; hacer esas cosas con tal ánimo, que lo de ayer es
distinto a lo de hoy, siendo lo mismo; y lo de mañana será
mejor todavía, siendo igual."
Y aquí, como autor, sí quiero manifestarme: estoy de
acuerdo con mi tío José María, un auténtico milagro.
Al meditar sobre los pasos y evolución interna de la Obra,
siguiendo siempre las indicaciones escritas por sus
miembros, quisiera destacar algunas conclusiones. En
primer lugar, cómo de distinta forma vienen a contarnos lo
mismo, transmitiendo así fielmente lo que el Fundador
repitió en diversas ocasiones.
Pero, en segundo lugar, resultan especialmente relevantes
las contradicciones que rebasan los límites meramente
biográficos. La coincidencia al abordar lo sucedido el 2 de
octubre de 1928 -cuando "Dios se dignó iluminarle y vio el
Opus Dei tal y como el Señor lo quería y como debiera ser a
lo largo de los siglos"- no encaja con los posteriores
añadidos, resaltando muy principalmente la inspiración

109
significado y la orientación que tomó rápidamente la
institución, convendría comentar brevemente las
condiciones de admisión como numerarios, distintas como
Instituto Secular a su forma actual de Prelatura. En las
constituciones del primero, en su artículo 35 se decía: "Para
admitir Numerarios se requiere además que haya alcanzado
mediante exámenes oportunos, un título académico en una
Universidad Pública Civil o reconocida por el Estado o de un
Ente Público o al menos que puedan obtenerlo en el
Instituto."
Actualmente, en el Código de Derecho particular de la Obra
de Dios como Prelatura, en su número 9 se señala: "Pueden
ser admitidos como Numerarios todos aquellos fieles laicos
que gozan de plena disponibilidad para dedicarse a las
funciones de formación y a las labores apostólicas
peculiares del Opus Dei y que cuando soliciten su admisión,
estén dotados de ordinario de un título académico civil o
profesional equivalente o al menos puedan obtenerlo
después de la admisión."
En resumen, como Instituto, el título universitario. Como
Prelatura, un título académico o profesional.
En la actualidad, según el Código de la Prelatura, los fieles,
sean hombres o mujeres, se llaman numerarios, agregados

110
le preguntó: "¿Y cómo va esa obra de Dios?" Como una
revelación, el nombre llegó a sus labios: la "OBRA DE Dios",
en latín "OPUS DEI", término que evoca también la idea de
trabajo:" opus Dei", "operatio Dei".
"¡Obra de Dios, trabajo de Dios! Un trabajo profesional, un
trabajo ordinario, realizado sin abandonar las tareas de
mundo, las ambiciones nobles. Un trabajo transformado en
oración, en alabanza del señor, por todos los caminos de la
tierra... Opus Dei: ¿qué nombre podía ser más apto para
designar lo que Dios le había encomendado realizar?"
El catecismo que todo cristiano tiene que saber y practicar
nos dice que el buen cristiano es discípulo de Cristo, cree en
su doctrina. Creer en la doctrina de Cristo es aceptar las
verdades reveladas por Dios y contenidas en el Credo: "Creo
en Dios Padre creador y Señor de todas las cosas".
La humildad, según su Fundador, marcará el nacimiento de
la organización, sin bombos ni platillos, y con un José Maria
Escrivá que se presenta a sí mismo como un estorbo. Pero
"aquello" creció y creció. Monseñor le dará pátina infinidad
de veces a esa actitud en una curiosa mezcla de agradecida
humildad y regodeo en el hecho:
"No me interesa ser fundador de nada. Con esa repugnancia
a ser fundador, a pesar de contar con abundantes motivos
111
almas con sus niños pequeños -viendo en los comienzos mi
resistencia- permitió que tuviera la aparente humildad de
pensar -sin ningún fundamento- que podía haber en el
mundo instituciones que no se diferenciaran de lo que Dios
me había pedido."
Y ejemplos no faltan: "En mis conversaciones con vosotros
repetidas veces he puesto de manifiesto que la empresa que
estamos llevando a cabo no es una empresa humana, sino
una empresa sobrenatural, que comenzó cumpliéndose en
ella a la letra cuanto se necesita para que se la pueda
llamar sin jactancia la Obra de Dios."
O: "La Obra de Dios no la ha imaginado un hombre... Hace
muchos años que el Señor la inspiraba a un instrumento
inepto y sordo, que la vio, por primera vez el día de los
Santos Angeles Custodios, el 2 de octubre de 1928."
Nuevamente, y volviendo en la lectura del libro hacia atrás,
estas manifestaciones sobre el "aquello" -que son el
cimiento del Opus Dei- contrastan con las distintas
fundaciones que a lo largo de la historia de la Iglesia han
sido inspiradas por Dios a sus fundadores.
El poner o dar un nombre era elemental y necesario para el
"aquello", pero bautizarlo como Opus Dei-Obra de Dios-
Creación de Dios para un cristiano es como no poner

112
Nunca he dudado de su rectitud de intención ni de su
humildad. Y espero, amigo lector, que tú tam poco lo hagas.

5. FUNDAMENTO Y MENSAJE

Tanto el fundamento como el mensaje de la Obra de Dios


son una perogrullada, "La filiación divina", ¿es que los
demás no somos hijos de Dios? y "La santificación mediante
el trabajo ordinario", ¿es que el resto de los cristianos no se
santifican con el trabajo? Posiblemente lo que monseñor
Escrivá de Balaguer quiso es santificar el trabajo mejor
remunerado y además santificar también las rentas del
capital en una sociedad cada día más materialista.
Hace pocos días un simpatizante de la Obra y de mi tío José
María me decía que a él le parecía un gran santo y
argumentaba: "Ya era hora que alguien dijese que los ricos
también podíamos ser santos." No seré yo quien contradiga
a este simpatizante, sólo le comenté el pasaje evangélico:
"Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo: ¡que
difícilmente entra un rico en el reino de los cielos! De nuevo
os digo: es más fácil que un camello entre por el ojo de una
aguja que entre un rico en el reino de los cielos."
113
Obra. Sin que los demás se dieran cuenta, entró el
Fundador y se sentó en el último banco. Cuando el
sacerdote comentó que el fundamento de la vocación del
Opus Dei es la "humildad", monseñor Escrivá de Balaguer,
en contra de su costumbre, le interrumpió diciendo: "No,
hijo mío, la filiación divina."
El sentido de la filiación divina -saberse hijo de Dios- será
un aspecto fundamental de la espiritualidad del Opus Dei.
"¡Ah, Señor! -díselo con toda tu alma-. Yo soy... ¡hijo de
Dios!
"Al traerte a la Iglesia, el Señor ha puesto en tu alma un
sello indeleble, por medio del Bautismo: el-es hijo de Dios.
No lo olvides" (Forja, pág. 246).
"Descansen la filiación divina. Dios es un Padre -¡tu padre!-
lleno de ternura de infinito amor. Llámale Padre muchas
veces, y dile -a solas- que le quieres, ¡que le quieres
muchísimo!: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo
suyo" (Forja, pág. 331).
"Minutos de silencio. Déjalos para los que tienen el corazón
seco. Los católicos, hijos de Dios, hablamos con el Padre
nuestro que está en los cielos" (Camino, pág. 115).
"Los hijos... ¡Cómo procuran comportarse dignamente
cuando están delante de sus padres! Y los hijos de Reyes,

114
lucha interior, y nos da la sencillez confiada de los hijos
pequeños" (Es Cristo que pasa, pág. 65).
Podría seguir llenando hojas y hojas, transcribiendo y
reproduciendo cómo mi tío José María ha insistido de una y
mil maneras en la filiación divina como fundamento del
Opus Dei. Pero él no descubrió nada nuevo, no en vano ésa
es la vocación cristiana. Muchos años antes de que mi tío
viniera al mundo los cristianos vivían este mismo mensaje,
una fuente común para todos nosotros y no exclusiva del
Opus Dei.
"Desde el 2 de octubre el Fundador predica, con
clarividencia y fuerza inconmovibles el mensaje de la
santidad de los laicos en medio del mundo, en el trabajo
profesional, en la familia, en todas las encrucijadas de los
hombres.
"Santificar el propio trabajo, santificarse en su trabajo y
santificar a los demás con el trabajo.
"Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una
hora de oración" (Camino, pág. 359).
"Lo que he enseñado siempre -desde hace cuarenta años-
es que todo trabajo humano honesto, intelectual o manual,
debe ser realizado por el cristiano con la mayor perfección
posible: con perfección humana (competencia profesional) y

115
ése: contribuir a que haya en medio del mundo, de las
realidades y afanes seculares, hombres y mujeres de todas
las razas y condiciones sociales, que procuren amar y servir
a Dios y a los demás hombres en y a través de su trabajo
ordinario" (Conversaciones con monseñor Escrivá).
No es posible encontrar novedad alguna en ese mensaje;
que como él mismo reconocía es tan antiguo como el
Evangelio, y como el propio Evangelio, también nuevo.
Durante siglos, la humanidad entera se ha santificado a
través del trabajo, y sobre todo con el trabajo duro, el
trabajo manual. La historia de la Iglesia está plagada de
santos que vivían el mundo trabajando en ocupaciones
ordinarias, labradores, pastores, artesanos, mineros,
oficinistas, estudiantes, amas de casa...
Aunque no deja de ser cierto que también ha premiado y
santificado en una mayor proporción a quienes renunciaron
a su apego a los bienes materiales y siguieron el camino de
la perfección del que nos habla el Evangelio: "Acercósele
uno y le dijo: Maestro, ¿qué de bueno haré para alcanzar la
vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me preguntas sobre lo
bueno? Uno solo es bueno; si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos. Díjole él: ¿Cuáles? Jesús
respondió: No matarás, no adulterarás, no hurtarás, no

116
dijo: Para los hombres, imposible, mas para Dios todo es
posible."
Como exhortación a todos los cristianos, la prédica de mi tío
José María sólo puede calificarse como maravilla. Recordó a
todos los hombres un mensaje que, aunque no olvidado, era
necesario refrescar en la memoria. Y nadie puede
considerarlo fuera o lejos de los textos evangélicos. Un
punto y aparte merecerá, por tanto, si el Opus Dei cumple
con los mandatos. Y yendo un poco más lejos, si es
necesario pertenecer a la Obra para plasmarlos.
Cristo garantiza la salvación, y también la santificación,
mediante la observancia de los mandamientos y,
evidentemente, de la oratoria evangélica de mi tío. Pero esa
unidad de vida no requiere el paso por el Opus Dei.
El fundamento, como vemos a lo largo de los escritos y
predicaciones, está basado ante todo en la filiación divina,
por la que los miembros del Opus Dei son hijos de Dios, y
como tales tienen que vivir con arreglo a esa condición.
Pero la máxima alcanza a todos, es universal para cada uno
de los seres humanos. Todos somos hijos de Dios y
debemos vivir con arreglo a esa condición. Chirrían tantas
manifestaciones continuas remarcando e intentando
demostrar que son cristianos corrientes y molientes. Pero

117
118
ya vimos en el apartado del capítulo III "Las campanas". La
primera de las aprobaciones correspondió al obispo de
Madrid-Alcalá, Leopoldo Eijo y Garay, cuando en 1941
permite su constitución en asociación de fieles para fines
benéficos o de piedad, conocida dentro de la regulación
jurídica eclesial como Pía Unión. En 1943, la Santa Sede da
el visto bueno a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz,
que tiene por objeto incardinar a sacerdotes para que de
esta forma puedan recibir su ordenación dentro de la Obra.
En aquella fecha, la Sociedad estaba integrada únicamente
por mi tío José María y por los sacerdotes que esperaban
este momento para ordenarse ya en el seno de la
institución. Canónicamente, eran dos instituciones
separadas y que sólo tenían como nexo común una misma
presidencia en la persona de José María Escrivá de
Balaguer. En 1947, la Obra dará un paso más allá al
convertirse en Instituto Secular, también tras la
correspondiente anuencia del Vaticano. Pero, además, se
aprobaban el 1 de noviembre de 1950 las primeras
constituciones del Opus Dei. Finalmente, la Iglesia, en una
de las actuaciones más polémicas y criticadas de los últimos
años, le concederá una autonomía propia a través de la

119
El artículo primero del Código de Derecho particular de la
Obra de Dios ya constituida como Prelatura Personal
establece: "El Opus Dei es una Prelatura Personal que
abarca al mismo tiempo a clérigos y laicos, para realizar una
especial obra pastoral bajo la dirección de un Prelado
propio. Constituyen el Presbiterio de la Prelatura aquellos
clérigos que, entre sus fieles laicos, son promovidos a las
Órdenes y se vinculan a ellas; el laicado de la Prelatura está
formado por aquellos fieles que, movidos por la vocación
divina, están atados por un vínculo jurídico de incorporación
a la Prelatura, de una manera especial. La Prelatura que, de
la Santa Cruz y de la Obra de Dios se llama, sin embargo,
bajo el nombre abreviado de Obra de Dios, es de ámbito
internacional, tiene su sede central en Roma y se rige por
las normas de Derecho general de las Prelaturas generales y
también de estos estatutos, junto a escritos o concesiones
especiales de la Santa Sede."
El segundo punto del articulado de la Prelatura especifica
los fines: "La Prelatura se propone, conforme a normas de
derecho particular, la santificación de sus fieles, por medio
del ejercicio de las virtudes cristianas, en su propio estado,
profesión y condición de vida, según su específica
espiritualidad, absolutamente secular. También la Prelatura

120
En el punto tercero se detallan los medios y obligaciones de
los fieles de la Obra, mientras que ya en el capítulo II se
entra de lleno en la clasificación interna de sus miembros.
Los numerarios, que han de ser célibes y que son los que
llevan la administración familiar o doméstica de todos los
centros de la Prelatura y de las empresas de apostolado. Por
tanto, en el momento de su ingreso deben disponer de todo
el tiempo del mundo para la institución, sin olvidar el título
académico civil o profesional que pueda ser equivalente. Las
numerarias auxiliares también están obligadas desde su
entrada a guardar la entera disponibilidad, dedicando su
vida a los trabajos manuales y oficios domésticos, que
aceptan de forma voluntaria como si de un trabajo
profesional se tratara y, por supuesto, a desarrollar en los
centros de la Obra. La figura del agregado se presenta
como la tercera vía, reúnen las mismas condiciones que los
numerarios pero viven en familia. Es una especie de
liberado. Según este capítulo, también es posible pertenecer
al Opus Dei como supernumerario, un célibe o casado, que
participa igualmente en empresas apostólicas y vive,
observa el mismo espíritu e idénticas costumbres que los
numerarios y agregados.

121
después de haberse ejercitado en el peculiar apostolado del
Opus Dei, habiendo demostrado que posee sobradamente
las cualidades personales como prueba de haber recibido la
"llamada" de la Obra.
Para garantizar el máximo de pureza se imponen una serie
de requisitos. Son las incompatibilidades, si antes se ha sido
socio de algún instituto religioso, de alguna sociedad de
vida en común -ya se trate de novicio, postulante o alumno
de una escuela apostólica- o quien haya vivido en un
instituto secular o simplemente haya solicitado su admisión.
Tampoco podrán pasar por la Prelatura los alumnos de los
seminarios, laicos, clérigos o sacerdotes encardinados en
alguna diócesis.
En general, la incorporación debe estar precedida,
lógicamente, por la instrucción en el espíritu de la Obra, con
una formación que le catapulte a lo largo de su vida para
mantener su labor de "trabajo extraordinario" y, de paso, en
el ejercicio de su profesión se procure los medios
económicos. En definitiva, son necesarios para el Opus Dei
no sólo aquellos que se garantizan el sustento y, dado el
caso, el de su familia, sino también los capacitados "para
contribuir, de una manera generosa y conforme a las
propias circunstancias personales, a sostener las obras

122
indica: "Igualmente, una autoridad competente, por causas
justas y razonables, puede no admitir o aconsejar separarle.
Estas causas son, principalmente, la carencia de espíritu
propio del Opus Dei y la aptitud para el apostolado peculiar
los fieles de la Prelatura."
Más adelante, el artículo 29 especifica: "Mientras dura la
incorporación temporal o una vez hecha la definitiva, para
que alguien pueda abandonar voluntariamente la Prelatura
es necesaria la dispensa que solamente puede conceder el
Prelado." A la dimisión, que puede encontrarse en el artículo
31, debe procederse "si fuera necesaria, con la máxima
caridad: antes incluso debe ser persuadido aquel de quien
se trate, de que se aparte por su voluntad", y por tanto, que
no entren en juego elementos nocivos ni contaminantes. Y
en el artículo 34 observamos la "máxima caridad" aplicada
por la Obra con sus antiguos miembros y la fuerza de que
puede hacer uso: "Quien por cualquier razón se despida de
la Prelatura o sea dimitido por ella, no puede exigir nada de
ésta por los servicios prestados a ella, o por aquello que,
bien por trabajo o por el ejercicio de la propia profesión, o
por cualquier otro título o medio, le haya dado en
compensación."

123
unidad de vida -ascética, apostólica, social y profesional".
En el artículo 80.1 nos acercamos a su fundamento y
mensaje, los cuales ya revisamos en el capitulo anterior del
libro: "Un fundamento sólido, por el cual se mantienen
todas las características del Opus Dei, y una raíz fecunda y
vivificante, es el sentido humilde y sincero de la filiación
divina en Jesucristo, en virtud de quien se confía
agradablemente en la caridad paterna, que Dios tiene con
nosotros; y Cristo nuestro Señor, Dios hombre, por su
inefable bondad, es reconocido como hermano primogénito
por los fieles de la Prelatura, que intentan imitar a Jesús por
la Gracia del Espíritu Santo, reviviendo sobre todo en su
memoria el agradable ejemplo y la fecundidad de esta vida
en Nazaret."
En el articulado siguiente se establece "el Sacrosanto
Sacramento de la Misa, como la raíz y centro de la vida
espiritual de los fieles de la Prelatura", a la vez que se
pormenorizan las prácticas de piedad obligatorias: 1. Cada
día por la mañana, después de la ofrenda de sus obras
hechas a Dios, se dedicarán a la oración mental por el
espacio de media hora; por la tarde, además, dedicarán otra
media hora a la oración. Además, deben dedicarse a la
lectura del Nuevo Testamento y de otro libro espiritual

124
a vivir la castidad, la obediencia y la pobreza, remarcando el
trabajo como medio de santificación.
El capítulo II, "Sobre la formación doctrinal religiosa", trata
de la formación religiosa de los miembros de la Prelatura,
con la obligación expresa de recibirla dentro de los centros
del Opus Dei y sólo por sus sacerdotes.
En el capítulo III, "Sobre el apostolado", se halla la
reglamentación que acabará por dar la forma adecuada al
miembro para el buen cumplimiento de su función. Artículo
110: "La Prelatura entrega a sus fieles con cuidado una
conveniente formación apostólica y la necesaria asistencia
pastoral para conseguir una extraordinaria labor de
evangelización y catequesis, de tal manera que, en la vida
de todos y cada uno se establezca constantemente para su
cumplimiento la función y el derecho de los cristianos de
ejercer el apostolado." En el artículo 119 se aclara que la
"Prelatura trata de obtener de sus fieles una extraordinaria
y constante actividad apostólica personal". En los siguientes
se alerta sobre la similitud con la sociedad civil en cuanto a
estructuración, para no perder así el referente claro de la
Obra, su expansión por el engranaje que la constituye: "En
esta continua actividad de apostolado personal, los fieles de
la Prelatura emplean también, según la pericia de cada uno,

125
manera presta asistencia personal específica a los trabajos y
empresas de índole civil y profesional, no confesional, que
persiguen fines educativos, asistenciales, etc." No conviene
olvidarse aquí el gran interés mostrado por los cuerpos
profesionales y la penetración en ellos.
Y más claramente podemos verlo cuando toca el terreno
financiero y económico, entroncando con la idea forjada de
la institución, no es la directa responsable, sino cada uno de
sus miembros. Artículo 122: "La Prelatura no asume para sí
los aspectos técnicos y económicos de los proyectos sobre
los que se habla en el número 121, y no responde de ellos,
pues pertenecen a sus propietarios y gestores, los que
poseen los bienes y recursos de la propia industria u otros
medios civiles semejantes, obtenidos u obtenibles.
Ordinariamente la Prelatura no es propietaria de los
instrumentos materiales de estas empresas, cuyo cuidado
espiritual adepta." Inteligente y bonita manera de ejercer un
control que paralelamente asegura el mantenimiento de
unas manos visiblemente impolutas.
En el título y se regula el régimen interno de la Prelatura,
del prelado, de los vicarios y consejos, de la elección del
prelado, de los cargos y del régimen central, regional y
local, sobre las juntas regionales y sobre las relaciones con

126
de Derecho particular de la Prelatura y las Constituciones
anteriores sobre la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y
de la Obra de Dios como Instituto Secular, en aquello que
específicamente no esté derogado.
En la parte tercera, capítulo II, trata de las obligaciones
comunes, y el artículo 1, de la obediencia. "147. & 1. Todos
los alumnos del Instituto están obligados a servir
humildemente a los Superiores en todas las cosas que
atañan a la finalidad de dicho Instituto. 148. La
incorporación al Instituto exige un voto privado comunitario
reconocido de obediencia. 152. & 1. En cuanto a los
Supernumerarios, la incorporación exige la pronunciación
del voto de obediencia tocante a todo aquello que pertenece
de cualquier modo que sea al Instituto, tocante a la
formación religiosa de los miembros y tocante a la actividad
apostólica que ellos personalmente cumplan, cualquiera que
sea."
El artículo 2 trata de la castidad. "156. El voto de castidad,
que se pronuncia para la incorporación de los Numerarios y
Oblatos al Instituto, lleva consigo, aparte de la profesión de
celibato, la obligación bajo nuevo título de carácter religioso
de abstenerse de cualquier acto, sea interno sea externo,
contra el sexto precepto del Decálogo. 158. La incorporación

127
legítima de sus Superiores; 2. A la facultad de adquirir para
sí bienes, cualesquiera que sean, de los que adquieren por
su propia industria o trabajo o que, según la organización
del Instituto, se les entrega o vienen a sus manos; 3. Para
cumplir aquellos actos de que se habla en el &1,
proporciona los medios en los asuntos graves el Presidente
o si el asunto urge, así como en los asuntos ordinarios, el
Superior regional o incluso local. 162. &1. Los miembros
Numerarios y Oblatos conservan la propiedad de sus propios
bienes patrimoniales y la capacidad de adquirir otros bienes
del mismo tipo. &2. A todos los miembros se les exige ceder
la administración de sus bienes propios a quien quieran y
disponer de su uso y usufructo. Sin embargo, en virtud de
licencia de los superiores y bajo la vigilancia de éstos,
pueden administrarlos, usar de ellos y gozar de su
usufructo, especialmente cuando no lleven su vida de
familia en el Instituto. &3. Una vez roto el vínculo con el
Instituto, la cesión de la administración o bien la disposición
del uso y usufructo, en caso de que se hubiere
determinado, dejan de tener fuerza. 163. &1. Todo lo que
los socios Numerarios y Oblatos por su propia industria
adquieren después de realizada la incorporación, al arbitrio
del Presidente, se dedica a la Sociedad Sacerdotal de la

128
Superiores, sopesadas las circunstancias de cada uno de sus
miembros, se estime necesario para que cada uno de los
Oblatos asuman aquellos seguros o fianzas de que se habla
en el número 166. &l. &4. En fin, el Instituto prové a los
padres de los miembros que puedan padecer necesidad con
la caridad y generosidad que corresponde, sin que de esto
pueda provenir nunca ninguna especie de obligación
jurídica. 164. El voto de la pobreza en los Supernumerarios
abarca: 1. En cuanto al uso de los bienes propios y al tenor
personal de su vida, en su propia condición, según la
definición práctica de los Superiores en los casos dudosos,
de acuerdo con la norma número 165, comportarse de tal
forma que todos los actos estén informados de un espíritu
de pobreza y se adapten a él adecuadamente; 2. En cuanto
a aquellos bienes que pudieren haberles sido confiados por
el Instituto o de los que deban de usar en el ejercicio del
apostolado, una plena sujeción y dependencia respecto a las
disposiciones del Superior. 165. Los socios Supernumerarios
conservan aquella condición económica que pueda
corresponder a la vida social de los mismos; sin embargo,
personalmente y con tal de que los derechos de la propia
familia no se vean por ello afectados hasta un cierto límite,
se esforzarán en cultivar la virtud de la pobreza remitiendo

129
Instituto de grado y espontáneamente con liberalidad de
ánimo, entregando limosnas cada mes, según la capacidad
económica de cada cual. 167. Si alguno (cosa que Dios no
quiera) se despide del Instituto o dimite de él no puede
reclamar de él nada por los servicios que le ha prestado ni
por las donaciones voluntarias que haya podido hacer a la
Institución en calidad de miembro ni tampoco por los
productos de su industria o ejercicio profesional que hayan
sobre ella revertido."
Estas normas son las que han regido en el Opus Dei desde
la aprobación por la Santa Sede como Instituto Secular,
hasta 1982, en que es aprobada como Prelatura Personal.
"El Derecho Canónico es el Derecho de la Iglesia, la
sociedad religiosa fundada por Cristo y a la que los
bautizados nos unimos por los vínculos de comunión en una
misma fe, los mismos sacramentos y la obediencia a las
autoridades por El constituidas. Esta sociedad, aunque
religiosa, vive conforme a una norma jurídica, y ello por
voluntad de su divino Fundador; El la organizó instituyendo
para su régimen autoridades legítimas, señalando a los
depositarios de la autoridad y a los fieles todos los fines
precisos que son obligatorios alcanzar, actividades
ordenadas a ello, más otros medios, naturales y

130
estas palabras: "La obediencia de la ley de la Iglesia no es
sumisión forzada, es acatamiento amoroso de la voluntad
divina que mediante ella conocemos auténticamente,
obsequio racional de fe. El Señor nos ha hecho esta
misericordia de enseñarnos siempre con seguridad sus
designios providenciales sobre nosotros. MUCHA PAZ
TIENEN LOS QUE AMAN TU LEY; NO HAY PARA ELLOS
TROPIEZO.
"En esta devoción que va prendiendo tan viva hacia la
Iglesia, cuerpo místico de Cristo; en este acatamiento a la
Jerarquía que tan gallardamente proclaman las porciones
más selectas de nuestros fieles, tienen también que
guardarse un rinconcito de afecto a la ley de la Iglesia, a
sus cánones.
"[...] No es el Código un instrumento para tergiversaciones
de leguleyos; pide acatamiento de corazón, rendimiento de
inteligencia y voluntad. Está Cristo detrás de él, dentro de
él.
"Que de esta devoción a la Iglesia, la esposa de Cristo, y a
sus santas leyes, podamos sentir como el Salmista de la ley
de Dios, que ésta no deja de serlo. HE ESCONDIDO EN MI
CORAZÓN TUS PALABRAS, PARA NO PECAR CONTRA TI. SI

131
inscriben en las asociaciones erigidas o por lo menos
recomendadas por la Iglesia; pero huirán de las
asociaciones secretas, condenadas, sediciosas, sospechosas
o que procuren substraerse a la legítima vigilancia de la
Iglesia." Y el canon 686. &1: "No se reconoce en la Iglesia
ninguna asociación que no haya sido erigida o al menos
aprobada por una autoridad eclesiástica legítima. &2. Erigir
o aprobar las asociaciones pertenece, fuera del Romano
Pontífice, al Ordinario del lugar... &4. Ni el Vicario General,
con sólo mandato general, ni el Vicario Capitular, pueden
erigir asociaciones o dar su consentimiento para erigirlas o
agregarlas."
Mi tío José María mantendrá su Fundación desde el 2 de
octubre de 1928 hasta el 19 de marzo de 1941 hasta que se
erige como Pía Unión por el obispo de Madrid-Alcalá don
Leopoldo Eijo y Garay. Pero repasemos el Capítulo II del
Código Canónico en aquellas fechas vigente: "De las
cofradías y pías uniones. 707. &. Las asociaciones de fieles
que han sido erigidas para ejercer alguna obra de piedad o
caridad, se denominan pías uniones; las cuales, si están
constituidas a modo de cuerpo orgánico, se llaman
hermandades. &2. Y las hermandades que han sido erigidas

132
Opus Dei. Como Pía Unión carecía de la licencia para
incardinar sacerdotes, ya que la potestad sólo reside en las
diócesis o las órdenes religiosas.
Nunca le debió de preocupar al Fundador del Opus Dei estos
nimios detalles. La Obra era de Dios y se podía saltar a la
torera la legislación de la esposa de Cristo, Nuestra Santa
Madre Iglesia Católica. El gran paso adelante de mi tío fue
la aprobación de los institutos seculares. Esta figura
canónica en cajaba de lleno con el espíritu, las normas
dictadas para sus miembros y los votos de pobreza, castidad
y obediencia.
Pero poco duraría la alegría de exclusividad. Muy pronto la
Santa Sede aprueba nuevos institutos seculares. No pudo
hacerle ninguna gracia. El Opus Dei debe ser distinto a todo
lo legislado por la Iglesia, único. E insistirá, y dejará a sus
hijos la herencia de perpetuar la llamada, dejando bien al
aire los objetivos de fondo de la sociedad. El Opus Dei,
después de la muerte de mi tío sólo se saciará como
Prelatura personal. Pero es de temer que ésta no sea su
última metamorfosis, al menos a tenor de los problemas
que se vienen sucediendo con los obispos de las diócesis al
hacer gala de su autonomía.

133
Y a continuación aclara: "El Código, principal documento
legislativo de la Iglesia, fundado en la herencia jurídica y
legislativa de la Revelación y de la Tradición, debe
considerarse como instrumento imprescindible para la
observancia del orden debido, tanto en la vida individual y
social como en la actividad misma de la Iglesia. [...]
Exhorto, por tanto, a todos mis queridos hijos a que
cumplan con ánimo sincero y buena voluntad los preceptos
aquí expuestos, y confío en que cobre nuevas fuerzas la
esmerada disciplina de la Iglesia."
Dios quiera que esta exhortación de S. S. el Papa Juan
Pablo II tenga mejor acogida entre los hijos de mi tío José
María que la que en él tuvo la de sus predecesores, y que se
relata en el "Prefacio" de este Código de Derecho Canónico:
"Desde los primeros tiempos de la Iglesia fue usual reunir
los sagrados cánones para hacer más fácil su conocimiento,
utilización y observancia, sobre todo a los ministros
sagrados, ya que "no es lícito que sacerdote alguno ignore
sus cánones", como ya advertía el Papa Celestino en la
epístola a los Obispos de Apulia y Calabria (21 de julio de
429; cfr. Jaffé núm. 371 y Mansi IV col. 469); con estas
palabras coincide el Concilio IV de Toledo (del año 633),
que, después del restablecimiento en el reino de los

134
Comisión Pontificia para la interpretación del Código de
Derecho Canónico, bien tenía que saber las normas que
regulan a todos los católicos.
Me hubiera gustado saber por qué rehuyó el someterse a la
legislación eclesiástica, dada su conocida y no menos
ponderada humildad. Era de prever que se manejaban
motivos más que suficientes para avalar una postura por
todos conocida. Pero al fin y al cabo un secreto que se llevó
de este mundo, o bien lo dejó escrito y serán sus hijos
quienes en el momento oportuno vengan a justificárnoslo.
El tiempo lo dirá.
Volvamos al vigente Código de Derecho Canónico,
promulgado el 25 de febrero de 1983. Su título IV trata de
las Prelaturas personales, y en el canon 294 se especifica:
"Con el fin de promover una conveniente distribución de los
presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o
misionales en favor de varias regiones o diversos grupos
sociales, la Sede Apostólica, oídas las Conferencias
Episcopales interesadas, pueden erigir Prelaturas personales
que consten de presbíteros y diáconos del clero secular.
295. &. La prelatura personal se rige por los estatutos dados
por la Sede Apostólica y su gobierno se confía a un Prelado
como Ordinario propio... 296. Mediante acuerdos

135
que concuerda con el original archivado en la Sagrada
Congregación para los Obispos del Código de Derecho
Particular de la Obra de Dios, y que son los estatutos
vigentes que regulan el Opus Dei. El título IV aborda el
régimen de la prelatura. Y su capítulo V del Código de
Derecho particular de la Obra de Dios trata "Sobre las
relaciones con los obispos diocesanos". El contenido del
artículo 172. &1 es el siguiente:
"Todos los fieles cristianos de la Prelatura se obligan
humildemente a obedecer al Romano Pontífice en todas las
cuestiones: esta obligación de obedecer afecta a todos los
fieles con un vínculo fuerte y dulce.
"&2. También se someten a los Ordinarios del lugar, según
la norma de derecho universal, por la misma razón que los
demás católicos en la propia diócesis, conforme a lo escrito
a este Códice."
Sigue con diversos artículos regulando estas relaciones, que
como es lógico obligan sólo a los miembros del Opus Dei,
pero nunca a los obispos de las diócesis. Cada vez se
suceden con más frecuencia los enfrentamientos que surgen
entre las dos autoridades eclesiásticas. Por una parte el
Obispo territorial, donde realizan las labores apostólicas los

136
obispo, de asegurar el bienestar de toda la Iglesia local, así
como los mejores intereses del mismo Opus Dei." Y
proseguía:
""He hecho saber a los responsables del Opus Dei en este
país lo que considero que son las debidas recomendaciones
para la futura actividad de sus miembros dentro de la
diócesis de Westminster. Ahora quiero hacer pública estas
cuatro recomendaciones. Cada una de ellas emerge de un
principio fundamental: que los procedimientos y actividades
de un movimiento internacional, presente en una diócesis
particular, pueden muy bien tener que ser modificadas con
prudencia a la luz de las diferencias culturales y costumbres
locales legitimas y normas de la sociedad en la que dicha
corporación internacional pretende trabajar.
""Estas consideraciones no deben ser tomadas como una
crítica a la integridad de los miembros del Opus Dei, ni de
su celo al promover su apostolado. Las estoy haciendo
públicas para salir al paso de inquietudes comprensibles y
para fomentar la práctica ortodoxa dentro de la diócesis."
"Estas recomendaciones son las que siguen:
"1. Ninguna persona de menos de dieciocho años debería
ser autorizada a tomar ningún voto ni obligación a largo
plazo con el Opus Dei.

137
individuo en cualquier etapa para escoger a su director
espiritual, tanto si el director es miembro del Opus Dei como
si no.
"4. Las iniciativas y actividades del Opus Dei dentro de la
diócesis de Westminster deberán llevar una clara indicación
de su patrocinio y dirección.""
Michael Walsh continúa relatando: "Estas Pautas para el
Opus Dei dentro de la diócesis de Westminster, como se
titulaban, llevaban fecha del 2 de diciembre de 1981.
Aunque en el párrafo final el cardenal afirmaba "confiar en
que estas cuatro pausas no obstaculizarán en modo alguno
la obra apostólica a la que el Opus Dei se ha comprometido,
sino que le ayudarán a adaptarse a la espiritualidad
tradicional y a los impulsos de nuestro pueblo", los lectores
a estas alturas del libro serán conscientes de lo contrarias
que son las actitudes y las prácticas del Opus. Por lo tanto,
es cuestionable hasta qué punto son observadas."
E indica el historiador: "Un joven que ingresó en el Opus Dei
a los diecisiete años afirmó después que, cuando planteó la
cuestión de la declaración del cardenal, se le dijo que eran
simplemente pautas, no reglas, y que por tanto el Opus no
estaba obligado a seguirlas. Por otra parte dos mujeres
numerarias auxiliares reiteraron que, aunque puede no ser

138
Londres y Grandpont en Oxford, como residencias
internacionales para estudiantes; Lakefield Housecraft and
Educacional Centre, Elmore (en Orme Court), Westpart en el
suroeste y Kelston (un club y centro de estudios para
escolares masculinos) en el sur de Londres; el Wickenden
Manor Conference Centre en Sussex y Dunreat en Glasgow
tienen una directiva formada exclusivamente por miembros
del Opus, que dan como dirección suya casas del Opus Dei
en Londres o en Manchester, y ninguno de los cuales recibe
remuneración por sus servicios. El informe manifiesta que:
"Los propósitos principales de la asociación son la mejora de
la educación y la formación de carácter según los principios
e ideales cristianos." En ninguno de ellos se menciona que
el Opus esté de algún modo implicado, un descuido notable,
pensará alguien, a la luz de los deseos del cardenal sobre la
cuestión."
Esta forma de proceder es común a todas las partes donde
realizan sus actividades apostólicas. En España,
posiblemente y por el poder que tienen en el control sobre
los medios de comunicación, se ha publicado mucho menos
de lo que en proporción está sucediendo.
El haber elegido Inglaterra como botón de muestra del
comportamiento y enfrentamiento existente entre las

139
regulación jurídica del Opus Dei.
Hoy, son muchos los miembros del Opus Dei que
desconocen que todavía están vigentes en aquello que no
esté expresamente derogado, los estatutos anteriores.
Después de una lectura rápida de todas las normas que
regulan la Obra de Dios, es chocante escuchar a mi tío José
María que el Opus Dei es una asociación de fieles, y que son
cristianos corrientes, etc. No creo que los cristianos
corrientes tengamos votos ni que tengamos la obligación de
contribuir al sostenimiento de las sociedades apostólicas.
Como siempre, las medias verdades siguen jalonando el
"Camino" desde la fundación del Opus Dei.
Si estas obligaciones no repercutiesen en situaciones
conflictivas sólo pediríamos que se diesen a conocer a las
personas antes de ingresar en la Obra. Pero lo que es peor
es que en el caso de los supernumerarios, si sólo uno forma
parte de la Obra el conflicto es total.
No es mi intención, ni sería conveniente, realizar un
exhaustivo estudio de las normas que durante la pequeña
historia vivida por la Obra han sido aprobadas por la Santa
Sede a requerimiento del Opus Dei. Además, creo que muy
probablemente acabarán solicitando un nuevo marco legal

140
Los datos que conocemos sobre la Fundación del Opus Dei
son escasos. Los hemos analizado en el tercer capitulo, pero
desde entonces han pasado varias décadas y es necesario
saber más.

2. UNA FAMILIA ESPIRITUAL: "EL PADRE"

Según los relatos que se nos ofrecen desde el mismo Opus


Dei, mi tío José María "vio" su Obra en octubre de 1928, y la
vio en su totalidad, como Dios la quería e iba a ser al cabo
de los siglos. Para los miembros de la Institución, la
verdadera historia -hasta entonces protohistoria del Opus
Dei- arranca dos años después. O al menos es eso lo que
nos dice Peter Berglar: "A la edad de casi dos años, la
criatura recibió su nombre; entonces es cuando realmente
entra en la "historia". El vástago surgido el 2 de octubre de
1928 despuntaba ya, muy pequeñito todavía, pero visible se
podía señalar con el dedo y decir "Es el Opus Dei". Los
medios para impulsarlo fueron desde el principio la
exposición de palabra y por escrito. Muchas se han
publicado y otras esperan el momento para su publicación.

141
manifestación de esa misericordia del Señor no sólo hacia
nosotros, sino hacia la humanidad toda. Porque nos ha
llamado a santificarnos en la vida corriente, diaria, y a que
enseñemos a los demás, prudentemente, sin coacción,
espontáneamente -según la voluntad de Dios-. Nos
interesan todos, porque todos tienen un alma que salvar,
porque a todos podemos llevar en nombre de Dios, una
invitación para que busquen en el mundo la perfección
cristiana repitiéndoles: 'Sed perfectos, como lo es nuestro
Padre celestial.' ""
"El mensaje del Opus Dei ya estaba lanzado, pero en esos
momentos había que empezar a difundirlo. A fines de 1932,
el Padre empezó a reunirse con sus jóvenes amigos en la
vivienda de la familia Escrivá, ya que cuando Josemaría se
traslada a Madrid, su madre, su hermana Carmen, y su
hermano Santiago no habían tardado en seguirlo..." Así nos
lo cuenta Vázquez de Prada. Y continúa: "El Fundador vivió
con su familia en un piso acogedor en la calle de Martínez
Campos, 4. Puede decirse que esta vivienda fue el primer
centro de la Obra, pues en ella ya estaba la célula primitiva
del futuro espíritu de familia del Opus Dei. Puede decirse
que la familia del Fundador cimentó la estructura de la
Obra.

142
de esta familia es el matrimonio espiritual del Fundador con
Jesucristo. El Opus Dei fue un regalo de Dios fruto de esa
unión. Es la gracia la que hace que, sin mérito alguno por su
parte, los miembros del Opus Dei nazcan a su vocación: es
un don gratuito de Dios. Pero su paternidad espiritual
pertenece a aquel sacerdote que Dios había llamado a ser
Padre.
" ''No puedo dejar de levantar el alma agradecida al Señor -
escribía monseñor Escrivá de Balaguer en 1945- por
haberme dado esa paternidad espiritual, que con su gracia,
he asumido con plena conciencia de estar sobre la tierra
sólo para realizarla.""
Pero ¿no es la iglesia católica la Esposa de Cristo? ¿Se habrá
separado Cristo de su Iglesia para casarse con monseñor
Escrivá de Balaguer? No, yo creo firmemente que no.
Más adelante lo expresaba con las siguientes palabras:
"Hijos míos, yo os he engendrado como las madres, con
dolor como las madres." Exclamación que denota una clara
resonancia mesiánica, dicho sea de paso.
Pero continúa Vázquez de Prada: "El que el Fundador sea
Padre hace que los miembros de la Obra sean hermanos
entre sí, que la Obra sea una gran familia. Pero una familia
es algo más; comprende también un hogar, tanto en el

143
"En aquel hogar de la calle de Martínez Campos, el ama de
casa era doña Dolores Albás, a quien ayudaba su hija
Carmen, bajo la paternidad espiritual de don Josemaría. Ese
ambiente al principio se basó en la familia de sangre del
Fundador, se convirtió después en un principio general para
todos los centros del Opus Dei. La Sección de Mujeres de la
Obra hace posible que el espíritu de la familia se viva
realmente, pues se ocupan de la administración."
Aunque pasarían muchos años hasta que la Obra pudo
formar su primer hogar. La primera tuvo sus años contados,
la familia se vio forzada a desperdigarse por la guerra civil y
sólo a fines de 1939 empezarían a levantar su "HOGAR".
Con la inauguración de la residencia en la calle de Genner
en Madrid retornaría esta familia a su antiguo seno
espiritual tras la diáspora. Aunque verdaderamente, el
primer hogar, si queremos hablar con propiedad, lo
tendremos en el año 1941 en la calle de Diego de León,
actual sede del Opus Dei en España.
Pero veamos qué nos dice mi tío José María cuando le
preguntan "¿Qué es el Opus Dei?". En el libro
"Conversaciones con monseñor Escrivá" responde: "El Opus
Dei es una organización internacional de laicos, a la que
pertenecen también sacerdotes seculares (una exigua

144
Después de leer una y otra vez cada uno de los párrafos no
encuentro la respuesta, pero sólo porque no hay respuesta.
Nos dice qué es lo que se propone. Nos dice que el Opus
Dei es tan viejo como el Evangelio nuevo y, como el
Evangelio, nos dice que Dios creó al hombre para trabajar.
Nos dice que es un camino de santificación. Nos dice que el
único objetivo del Opus Dei es su contribución a forjar en
medio del mundo hombres y mujeres de todas las razas y
condiciones sociales, que procuren amar y servir a Dios y a
los demás hombres con su trabajo ordinario. Nos dice que
todos los caminos honestos de la tierra, todos los estados,
todas las profesiones pueden ser caminos de santidad. Nos
dice que el Opus Dei es buscar la santidad en medio del
mundo, en la calle.
"Quien recibe de Dios la vocación específica al Opus Dei
sabe y vive que debe alcanzar la santidad en su propio
estado, en el ejercicio de su trabajo, manual o intelectual.
He dicho sabe y vive. Porque no se trata de aceptar un
simple postulado teórico, sino de realizarlo día a día en la
vida ordinaria.
"Querer alcanzar la santidad -a pesar de los errores y de las
miserias personales, que durarán mientras vivamos-

145
definitiva configuración jurídica, el Opus Dei es una
Prelatura personal de ámbito internacional, con sede central
en Roma. Su finalidad no ha variado, y puede sintetizarse
diciendo que busca difundir en todos los ambientes sociales
una profunda toma de conciencia de la llamada universal a
la santidad y al apostolado en el ejercicio del trabajo
profesional." Más claro, el agua.

3. UNA FAMILIA ESPIRITUAL: LOS HIJOS

Inicialmente, los primeros miembros del Opus Dei viven en


el hogar de sus familias humanas. Como hemos visto, sólo a
partir del año 1941 los hijos vivirán en SU "HOGAR" con
monseñor Escrivá, el Padre. Pero antes tuvieron que venir al
mundo. Conozcámoslos.
Un ingeniero de caminos, Isidro Zorzano, será la primera
persona que pedirá su admisión en la Obra en 1930.
Posteriormente se irán incorporando el ingeniero industrial
Luis Gordón, el estudiante de medicina Juan Giménez
Vargas, el estudiante de física y química José María
González Barrero, el estudiante de arquitectura Ricardo
Fernández Vallespín, el estudiante de ciencias exactas y
146
oficiales del Opus Dei, una tarde mi tío Santiago volvió del
colegio y al ir a buscar la merienda apenas encontró algo.
Se quejó a su madre y le dijo: "Los chicos de José María se
lo comen todo." Pocos años más tarde recibiría el ciento por
uno y el Marquesado de Peralta.
"En 1933 habían instalado una academia en la calle de
Luchana, Academia DYA, que significaba Derecho y
Arquitectura. Posteriormente también la denominan "Dios y
Audacia". La primera residencia se abre en la calle Ferraz
50, y su primer director será Ricardo Fernández Vallespín.
En el segundo curso irán a vivir Pedro Casciaro y Francisco
Botella, puesto que sus familias viven fuera de Madrid. En
julio de 1936 se trasladan al 16 de la misma calle y será
Isidoro Zorzano el director, quien no tuvo tiempo de
estrenarse puesto que tuvieron que marcharse. Se había
iniciado la guerra civil."
Durante los años de la guerra cada uno irá por su lado,
menos los siete que acompañaron a mi tío en la huida de la
zona roja, pasando los Pirineos y después regresando a la
zona nacional. Concretamente a Burgos, donde estaba el
cuartel general de Franco. Durante este período sólo se
contabilizarán dos nuevos adeptos, José María Albareda y
Vicente Rodríguez Casado.

147
Vicente Garin, José Montañés, Juan Castelló, José López
Navarro, José Orlandis, Federico Suárez, Jesús Arellano,
Javier Ayala, José Javier López Jacoisti, Juan Antonio
Galarraga, Ignacio Echevarría, Jesús Urteaga, Rafael
Termes, Alfonso Balcells...
Todos ellos, como sólo cabía esperar, universitarios, que
irán ocupando paulatinamente los puestos de
responsabilidad en el Consejo Superior de InvestigacioneS
Científicas, en la propia Universidad, en las finanzas, la
industria y, por último, en la política.
En la década de los cuarenta, mi tío José María explotará el
primer filón de miembros y encauzará la expansión del Opus
Dei por toda España, aunque centrándose muy
particularmente en las capitales de provincia donde es
posible acceder a los estudios universitarios. Conviene
refrescar la memoria y recordar al lector que por entonces
el proselitismo se dirige exclusivamente a los hombres.
La Sección de Mujeres echará a andar a partir de la
inauguración de la residencia de Diego de León y encontrará
la primera vocación en Lola Fisac, hermana de Miguel Fisac,
miembro del grupo original de numerarios y que acabará
por abandonar la Obra. Lola, junto con la madre de mi tío
José María y su hermana Carmen, se ocuparán del papel

148
Colegios mayores, casas y residencias donde conviven los
numerarios tendrán a mujeres al cargo de esa labor. Como
colaboración directa en su mantenimiento, contarán con el
apoyo de las sirvientas, que como ya vimos se llamaron en
un primer momento oblatas y en la actualidad numerarias
auxiliares.
Ana Sastre, en su libro "Tiempo de caminar", nos apunta:
"El futuro trabajo de administrar centros que vayan
poniéndose capta una gran parte de la atención del
Fundador. Desde que se abre el centro de la Sección de
Mujeres en la calle de Jorge Manrique, insiste que pidan a
Dios vocaciones entre las empleadas del hogar. Y les dice:
"No hay labores grandes ni pequeñas: todas son grandes, si
se hacen por amor. Por eso nos da lo mismo ser mano que
pie, que lengua, que corazón, porque todos estamos en
todas las partes de ese cuerpo, porque somos una sola cosa
por la caridad de Cristo que nos une. Yo quisiera haceros
sentir como miembros de un solo cuerpo. Todos, una sola
cosa, y que esto se manifieste en unidad de miras, en
unidad de apostolado, en unidad de sacrificio, en unidad de
corazones, en la caridad con que nos tratamos, en la sonrisa
ante la Cruz y en la Cruz."

149
respuesta a la proposición del Fundador va a llegar,
precisamente, en la administración de la residencia de la
Moncloa. El Padre ha visitado a una religiosa del Servicio
Doméstico que le conoce y aprecia; la Madre Carmen
Barrasa oye hablar a monseñor Escrivá de Balaguer del
grupo de mujeres jóvenes que han de atender a los cien
estudiantes que viven en la Moncloa, del trabajo intenso y
de la necesidad de ayuda.
"Esta monja conoce a una empleada de condiciones
destacadas y que siempre ha permanecido en puestos de
gran responsabilidad. Es probable que no quiera ir a la
residencia, pero intentará convencerla. Se llama Dora del
Hoyo. Ante la insistencia de la Madre Carmen, Dora, que
efectivamente no desea ese empleo, acepta ayudar por
algún tiempo.
"Encarnita Ortega, quien la recibe en la Moncloa, con el
tiempo se dará cuenta de los conocimientos que Dora tiene
y que además es seria y educada.
"Cuando el Padre viene a verlas, anima su audacia para que
acerquen al Opus Dei personas así, que destacan en su
profesión, vocaciones que entreguen sus posibilidades al
servicio de Dios. Y todas piensan que la primera vocación
tiene que ser Dora.

150
parte del equipo que se traslada a la nueva ciudad. El 16 de
marzo de 1946 pedirán la admisión en el Opus Dei."
Numerarias y oblatas entregan la totalidad de su retribución
por el trabajo que realizan, y solicitan de las directoras las
cantidades que son necesarias para sus gastos mínimos.
Como hemos visto en las constituciones, no pueden
administrar ningún bien. Si no están dadas de alta en la
Seguridad Social -entonces no se contemplaba para el
servicio doméstico- y se deciden por abandonar el Opus Dei,
se encuentran sin ninguna cobertura, porque como ya
hemos advertido antes nada puede reclamarse a la Obra.
En los años 1944, 1945 y 1946 pedirán su incorporación
como numerarias Guadalupe Ortiz de Landázuri, Marichu
Arellano, Maria Teresa López Areal, María Jiménez, Victoria
López-Amo, Sabina Alandes, Raquel Botella, Digna
Margarit... todas ellas de familias conocidas y muchas de la
mano de sus hermanos numerarios. Su agrupamiento es la
referencia obligada para conocer el bastión que impulsará y
desarrollará la Seccion.
"Durante estos años, las necesidades en el Opus Dei van en
aumento, en principio hay necesidad de cubrir los puestos
necesarios en las administraciones de las residencias y de
las casas, pero también surge una nueva necesidad. Hay

151
Muzquiz y José María Hernández Garnica, serán los primeros
que lleven el sello de Orden de la Santa Cruz. Con la
autorización del obispo de Madrid-Alcalá inician los estudios
que se requieren para la ordenación. Y mi tío José María
logrará para ellos un profesorado de "excepción". Así nos lo
relatan sus biógrafos Vázquez de Prada y Ana Sastre: "El
padre Muñiz y el padre Severino Álvarez, dominicos
pertenecientes al Angelicus de Roma, les impartirán las
asignaturas de Teología Dogmática y Derecho Canónico,
Don José María Bueno Monreal, más tarde Cardenal de
Sevilla, les dará Teología Moral, Fray José López Ortiz,
posteriormente Obispo de Vigo y Vicario General Castrense,
les dará Historia de la Iglesia, el Padre Celada, también
dominico y erudito del Instituto Bíblico de Jerusalén, les
enseñará Sagrada Escritura. Fray Justo Pérez Urbel se hará
cargo de la Sagrada Liturgia. Y posteriormente Don Máximo
Yarrumendi, que más tarde será nombrado Obispo de
Ciudad Rodrigo.
"El Fundador está preocupado en encontrar la forma
canónica para poder ordenar a estos primeros hijos suyos
que van a ser sacerdotes. No es fácil encontrar la solución.
El Código Canónico exige que para recibir la ordenación
sacerdotal es necesario que los aspirantes estén

152
para el primer abordaje del Vaticano. Desde entonces,
utilizará la fuerza en su propio beneficio, la fuerza que
ejercerá sobre la autoridad eclesial. Sabe perfectamente el
poder que puede suscitar una simple carta de
recomendación. De hecho, su traslado del seminario de
Logroño al de Zaragoza lo obtiene gracias a la
recomendación de su tío Carlos Albás, el canónigo arcediano
del Pilar. Y no será la única ocasión en que no dudará en
hacerlo. Su llegada a Madrid va acompañada de una carta
del arzobispo de Zaragoza para el obispo de Madrid-Alcalá,
que le servirá no sólo para ser autorizado a ejercer su
ministerio, sino para trabar muy buenas relaciones con
dicho prelado, quien a lo largo de los años será el máximo
defensor y la persona que facilitará y dará finalmente la
aprobación canónica en 1941. Durante toda su vida, la
amistad con las autoridades eclesiásticas le abrirán el
"Camino", y gracias a ello irá consiguiendo las sucesivas
aprobaciones vaticanas, que en cualquier otra circunstancia
hubiesen sido imposibles.
Incluso si nos atenemos a las propias biografías oficiales del
Opus Dei, nos iremos haciendo a la idea de la trascendencia
que otorgó a esas relaciones con la jerarquía. Por ejemplo,
Vázquez de Prada incorpora en la narración del regreso a la

153
episcopal."
Instalado ya en Burgos lanza una desenfrenada actividad
para trabajarse a todos y cada uno de los obispos de la
zona nacional. Esta es la versión de Vázquez de Prada:
"Hablaba con los obispos acerca del Opus Dei, obtenía
direcciones, se comprometía a dar cursos de retiro
espiritual. En uno de esos primeros viajes se entrevistó con
don Carmelo Ballester, obispo que fue de León, y quien
durante años se confesaba con don Josemaría."
En plena guerra civil, mi tío José María adoptará una
postura inteligente y con el paso del tiempo le asegurará la
rentabilidad de los contactos que establecerá a partir de
entonces. Tal y como recoge Vázquez de Prada, "desde que
en Burgos había decidido no percibir estipendios, aceptaba
tan sólo alojamiento y comida. Aun los gastos mismos del
viaje corrían por su cuenta.
""Yo iba de una parte a otra dando cursos de retiro, algún
año más de mil hermanos vuestros. En algunas diócesis,
hasta siete u ocho tandas seguidas -decía en Valencia a un
grupo de sacerdotes en noviembre de 1972. [...] No
cobraba. Me pagaban el viaje y los obispos me daban de
comer.""

154
en la Secretaria de Estado del Vaticano, se irán estrechando
lazos con la jerarquía más poderosa de la Iglesia. Ésta es la
versión que Ana Sastre nos ofrece: "Aprovechando las
pausas de sus tareas podrán saludar y conversar con el
Obispo de Vitoria, Monseñor Lauzurica, tomando ocasión de
uno de sus viajes a Roma; con el Abad de Montserrat,
Aurelio María Escarré; el P. Arcadio Larraona, futuro
Cardenal; el P. Montoto, Vicario General de los Dominicos;
el P. Manuel Suárez, Rector de Angelicum; el P. Maximiliano
Canal, profesor de Teología del Laterano... y muchos
personajes de la Curia Romana, que conocerán y querrán a
la Obra a través de estos profesores que multiplican su
actividad a costa de horas sin descanso. Así el Cardenal
Tedeschini, Monseñor Ruffini -futuro Cardenal- y Monseñor
Montini, que habrá de ocupar un día la Silla Pontificia con el
nombre de Pablo VI.
"A mediados de 1943, Su Santidad el Papa Pío XII recibe en
audiencia a José Orlandis y Salvador Canals."
Las prácticas inspiradas y animadas por el Fundador tendrán
una continuación lógica y de la misma intensidad en sus
hijos, que las adoptarán como propias. La misma Ana Sastre
lo recoge perfectamente cuando narra la llegada de Alvaro
del Portillo a Roma: "Viene a presentar a la Santa Sede la

155
relato:
"Llega a Roma a finales de mayo. Durante los días que pasa
en la Ciudad Eterna -hasta el 21 de junio- su gestión es
incansable. Tiene una audiencia con el Cardenal Luigi
Magglione, Secretario de Estado, con los Monseñores
Montini y Ruffini. Visita a Monseñor Alfredo Octaviani,
Asesor del Santo Oficio. Se multiplica para hablar con las
autoridades eclesiásticas con las que José y Salvador han
tenido contactos repetidos. Y todavía acude a varias
audiencias con los Cardenales Tedeschini, La Puma, Vidal y
Barraquer, Marchetti-Sevaggiani, Pizzardo..."
El 4 de junio es recibido en audiencia por el Papa Pío XII y
el 11 de octubre obtiene el "nihil obstat" para la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz. Se han despejado los
obstáculos que impedían la ordenación sacerdotal de los
miembros y el 25 de junio de 1944 recibirán del obispo de
Madrid la imposición de las manos.
La vía libre para la constitución del Opus Dei como Instituto
Secular vendrá precedida por un esquema de actuación muy
parecido. En 1946 volverá a aparecer en escena Alvaro del
Portillo ante el Estado Vaticano para obtener el "Decretum
Laudis" para la Obra. El método también será similar y lo

156
creación de Cardenales romperá la tradición, vigente hace
veinte siglos, de que los italianos tengan mayoría absoluta.
Pío XII nombrará veintiocho Cardenales extranjeros y sólo
cuatro italianos. La universalidad de la Iglesia se manifiesta
así de modo más patente.
"Don Alvaro del Portillo se propone llegar a Roma antes de
que los recién nombrados Cardenales abandonen Italia. Hay
entre ellos quienes conocen el espíritu del Opus Dei. Y
quiere recoger algunas cartas comendaticias para unirlas a
la documentación que solicita el "Decretum Laudis".
"[...] don Alvaro conseguirá cartas comendaticias de varios
Cardenales: Ruffini, Arzobispo de Palermo; Caggiano,
Obispo de Rosario (Argentina); Gouveia, Arzobispo de
Lourenço Marques (Mozambique); Frings, Arzobispo de
Colonia..."
Con un canto en los dientes se tuvo que dar el Padre por la
rapidez demostrada por sus hijos más ilustres en aprender a
la perfección la lección recibida. Y podremos ver más
adelante cómo este acercamiento a las autoridades
religiosas irá adquiriendo cada día más relevancia.
Indiscutiblemente, el mensaje reiterado es el laicismo, a
quien se lo escucharemos repetir infinidad de veces a mi tío,
pero hacía falta la aprobación del clero, y cuanto más

157
recepción, y no sólo desbroza de espinos el panorama
negativo para el Instituto, sino que desde entonces no
abandonará Roma.
El 2 de febrero de 1947 se hace con la "Provida Mater
Ecclesia" gracias a la promulgación de esta Constitución
Apostólica y el 24 el Opus Dei tiene ya entre manos el
"Decretum Laudis" por el que queda aprobado el primer
Instituto Secular de la historia de la Iglesia. Las
constituciones que han regulado el Instituto -llamado
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y de la Obra de Dios,
más conocida popularmente como Opus Dei o la Obra- han
sido desconocidas hasta hace pocos años por sus propios
miembros.
Dotada de una nueva forma tras su metamorfosis, los hijos
de la Institución podrán responder con orgullo a la pregunta
de ¿qué es el Opus Dei?: un Instituto Secular, cuyos
miembros se consagran en medio del mundo a la perfección
cristiana. Pero al cuestionarles con qué es ese Instituto
Secular, no acertarán a contestar. Y si el interrogatorio
proseguía con ¿hacéis votos?, ¿podéis casaros?, ¿todos vais
a ser curas?, ¿tenéis que vivir fuera de vuestras familias?, si
hacéis el voto de pobreza, ¿cómo tenéis este cochazo? O
tras la consiguiente incorporación de los casados al seno de

158
tratarse de ella. De primeras, la Iglesia había resuelto el
problema jurídico que planteaba el mensaje de mi tío José
María. Pero vinieron otros institutos a Ocupar la parcela
exclusiva que se arrogaba para si mismo el Opus Dei.
Además, hay que aclarar convenientemente que, a pesar de
todo, en último término estos institutos seculares dependían
de la Congregación de Religiosos. Ni una ni la otra
circunstancia gustaron al Fundador. Y poco después de la
aprobación se habla extendido en los círculos de la
declaración: "El Opus Dei es una asociación de fieles. "
Debían dejar de ser un Instituto Secular, ¿como Dios
manda?
Esta gran familia que es el Opus Dei ha sabido con el
transcurso del tiempo ser obediente al Fundador, al Padre, y
han seguido todos sus consejos e indicaciones con
verdadera fidelidad. Los hijos del Padre han sido verdaderos
hijos ejemplares, han seguido sus máximas de Camino en
toda su extensión. Se han convertido en niños pequeños.
Recordemos algunas de esas máximas de Camino: "860.
Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico
que, delante de ti, un pequeño de dos años. Y, además de
niño, eres hijo de Dios. No lo olvides. 862. Niño bobo: el día
que ocultes algo de tu alma al Director, has dejado de ser

159
160
una verdadera maratón en su expansión a partir de la
década de los cincuenta. Nadie duda de la resistencia de los
cimientos puestos durante los años cuarenta, su solidez y la
indiscutible proyección que podía alcanzar -sobre todo si lo
vemos con la perspectiva actual-. Pero ni los más optimistas
soñaron con la pujanza y la plena forma demostradas en
esta larga marcha de escalada hacia las altas cumbres de la
jerarquía religiosa y el poder económico y político.
Si marcamos nuestro referente en los años cuarenta, el
crecimiento del Opus Dei es más bien lento. El saldo está
claro: un único sacerdote, mi tío, y la pléyade de veinticinco
numerarios. En el curso académico 1939-1940, mi tío José
María alquila en la calle de Genner 6, un piso en la primera
planta, donde vivirá con su madre y hermanos, dedicando
toda la planta tercera a la instalación de la residencia de
estudiantes. Son unos principios muy duros, como para
todos los españoles. La guerra civil había dejado una
España destrozada.
Al cumplirse el primer año de experiencia, los
planteamientos fructifican en una valoración positiva de los
primeros pasos de la maratón, y en junio abre una nueva
residencia en Diego de León, adonde se trasladará a vivir mi

161
Para el curso 1941-1942 encontraremos ya una veintena de
estudiantes instalados en Diego de León. Los ingresos son
pequeños, las únicas fuentes seguras son los pagos por el
hospedaje de los estudiantes y los sueldos de los primeros
numerarios. Aunque es de suponer que por entonces se
pusieran en práctica las primeras modalidades de ingresos
extras gracias a los "santos sablazos".
También a principios de esta década se constituyen las
primeras sociedades auxiliares al amparo de las Obras del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que crearán
una nueva y continua fuente de ingresos con un incremento
en progresión geométrica con el transcurrir de los años. Aun
cuando el número de socios aumenta en estos diez años
considerablemente, las inversiones con motivo de la
expansión maratoniana resultarán siempre insuficientes para
la culminación de las todavía tibias aspiraciones.
En el mes de octubre de 1943 se inaugura la residencia de
la Moncloa, con una capacidad amplia para cien estudiantes.
Con anterioridad, en abril de 1942, se había inaugurado la
primera casa para mujeres, con dos plantas en la calle de
Jorge Juan de Madrid. En 1943 se abre Los Rosales, el
segundo centro para mujeres en la localidad de Villaviciosa
de Odón, un pueblecito cercano a Madrid. Y la escalada

162
país y la falta de profesionales universitarios dificultaban
enormemente, constituían una rémora para la
reconstrucción que entonces quería gestarse. Había que
construir, había que fabricar, había que administrar.
Faltaban escuelas, hospitales, industrias y, cómo no,
Universidades y residencias. La Universidad Complutense
empezaba a tomar forma muy tímidamente.
Mi tío José María había irrumpido en un sector trascendente
por su influencia y las puertas que gracias a ella podían
abrirse. Estamos hablando de los profesionales
universitarios, de una estrategia que apunta claramente
hacia ellos. Los ingenieros, arquitectos, médicos e incluso
abogados aún no habían terminado la carrera y ya tenían
empleo.
Poco a poco el crecimiento se hará notar. Los años cuarenta
fueron difíciles para todos menos para aquellos que estaban
cercanos al poder político. La presencia de José María
Albareda en el Centro Superior de Investigaciones
Científicas fue para la Obra providencial en su crecimiento.
En esas fechas empieza a pincelarse en Diego de León "la
base económica" que servirá de sostén para soportar el
ritmo vertiginoso de la expansión posterior del Opus Dei.
Numerarios como Rafael Termes, Gabriel Ortega, Alberto

163
la Obra.
En todas las capitales de provincia que tienen estudios
universitarios se van abriendo residencias como fuente
importante de vocaciones. La expansión de la Obra traspasa
las fronteras: en el verano de 1944 unos pocos numerarios
van a ampliar estudios a la Universidad de Coimbra. En
septiembre de ese mismo año el padre José López Ortiz es
nombrado obispo de Tuy, diócesis gallega en la frontera con
Potugal. La amistad de mi tío con este religioso es antigua,
y en febrero de 1945, en compañía de Alvaro del Portillo, se
traslada a Portugal con la idea de presentarse ante su
amigo el obispo de Tuy y visitar a los de Leira, Coimbra y al
cardenal patriarca de Lisboa, quien le aconseja que la Obra
inicie su andadura en Portugal, y más concretamente en la
Ciudad Universitaria de Coimbra.
Y ni corto ni perezoso, Paco Martínez inicia sus contactos
con universitarios y profesores de las distintas facultades.
Nuevamente, el Padre en compañía de Alvaro y de Amadeo
Fuenmayor se desplazan a Portugal y visita al cardenal de
Lisboa y al obispo de Coimbra. En esta ocasión no fueron
necesarias las cartas comendaticias. El obispo de Tuy, que
los había acompañado anteriormente, los había dado a
conocer suficientemente.

164
diciembre de 1946 Juan Antonio Galarraga, licenciado en
farmacia, ha obtenido una beca del Ministerio de Asuntos
Exteriores que le garantiza la estancia mínima de seis meses
prorrogables en Inglaterra. Y se planta en compañía de
otros dos numerarios en Londres. Visitan al cardenal Griffin
y le hablan de los proyectos del Padre, y sus deseos por
abrir un centro del Opus Dei en las Islas Británicas. A los
seis meses se abre la primera casa. Y en 1951 se presenta
el primer sacerdote de la Obra, José Luis López Navarro. La
semilla británica también estaba destinada a crecer, usando
los mismos métodos "persuasivos" y de gran escalada a
través del manto recomendaticio. El Padre envía a José
Ramón Madurga, que llega a Dublín en octubre de 1947 y
pronto abrirá el primer centro de la Obra, Northbroock.
Dentro de su salida al exterior, en 1947 llegan a París tres
numerarios, Fernando Maycas, Alvaro Calleja y Julián
Urbistondo, pero habrá que esperar hasta 1953 para que las
gestiones se salden con un primer centro.
Desde 1946, cuando el Fundador decide establecer su
domicilio en Roma, y al poco la compra del palacete que
había sido propiedad de la legación de Hungría ante la
Santa Sede hasta 1947 y se inician las obras de
acondicionamiento y construcción de edificios para el

165
Se dejó tranquilo al Padre, enfrascado en las historias de la
Obra y sobre todo en la construcción del Colegio Romano.
Según cuenta Antonio Pérez Tenesa, hoy letrado del
Consejo de Estado y entonces secretario general del Opus
Dei, se funcionaba con bastante autonomía, no
excesivamente centralizados en Roma, pero había que
informar de cada una de las decisiones y acciones al Padre,
quien daba finalmente las instrucciones pertinentes.
La comisión que integraba al gobierno para España estaba
presidida por el consiliario Amadeo Fuenmayor, catedrático
de derecho civil y sacerdote. Entre los miembros del
Consejo se encontraban también piezas fundamentales e
interesadas en lanzar el Opus Dei hacia adelante y sin
marcha atrás; piezas fundamentales, pero también armas
poderosas. Luis Valls Taberner, hijo de una tradicional
familia de financieros catalanes que había venido a Madrid a
proporcionarle el mencionado cargo en el Consejo Superior
de Investigaciones Científicas a José María Albareda, Alberto
Ullastres, catedrático de economía y otros numerarios
insustituibles, como Rafael Termes -que acabaría siendo el
eterno presidente de la Asociación Española de Banqueros-,
Ortega Pardo, Manuel Baturén y otros.

166
Moreno, "en España hay católicos que están convencidos de
comprar un rincón en el cielo con dinero".
El mensaje del Opus Dei iba calando en sus miembros y
simpatizantes: había que santificar no sólo el trabajo bien
remunerado, sino también las rentas del capital. No es de
extrañar que la Santa Sede tardase en comprender este
nuevo mensaje que mi tío José María había atisbado muy
inteligentemente en 1928. O, muy probablemente, se fue
fomentando en su imaginación con los años.

2. UNA MARATÓN ESPECTACULAR

Las décadas de los años cincuenta y sesenta representan en


la historia del Opus Dei una espectacular maratón. La
incorporación de los supernumerarios tras la aprobación por
la Santa Sede como primer Instituto Secular -que le permite
admitir a casados en la Obra- supone un crecimiento
sorprendente de socios. Las ventajas de atraerlos bajo esta
fórmula están garantizadas. El requisito de celibato a los
numerarios hubiera mermado el radio de acción.
Muchos de ellos ya conocían la Obra, pero al oir hablar del
celibato como obligación inexcusable para entrar a
167
María se presentaba atrayente, y que para personas con ese
tipo de inquietudes y deseosos de un compromiso
semejante con la fe, el plan de vida al que se nos invitaba a
seguir constituía un acicate. Con esta visión, es muy lógico
que el éxito estuviera asegurado al hacer desaparecer el
celibato.
Y aún más. Si a ello le sumamos dos fenómenos
importantes que se dieron en aquellos precisos momentos,
tendremos los suficientes elementos de juicio para captar
con exactitud la raíz de esa sorprendente absorción de
personas y poder.
La primera característica fue sencillamente, que se puso de
moda. Nadie puede dudar que al formar parte de la élite
universitaria, pasando a ocupar pronto importantes cargos
en los campus españoles, como prolongación en las
empresas y como consecuencia en la política, la novedad se
transformó, gracias a la notoriedad, en un estar de moda. Y
caló tanto en hombres como en mujeres.
Las personas que frecuentaban los círculos de la Obra
gozaban, además, de la oportunidad de relacionarse con
personajes influyentes en otras parcelas. De un modo u
otro, esta relación conllevaba una inversión útil como "carta
coniendaticia" para un hijo, un cliente, para un crédito o un

168
de cocina, de decoración o de plancha, para las mujeres que
tienen por oficio "sus labores". Un plan atractivo para
aquellas que normalmente se aburrían mientras sus maridos
se encontraban trabajando y carecían de inquietudes
intelectuales.
La incorporación de los supernumerarios al Opus Dei va a
ser, en definitiva, el impulso a una expansión sin
precedentes entre todas las instituciones eclesiásticas. Pero
contrariamente también dará lugar a los mayores motivos
de escándalo. Las sucesivas actuaciones, propiciando
ascensos casi inexorables unidos a la causa de la Obra,
pasando a ocupar sorprendentemente cargos de poder
económico y político en sus profesiones, eran, cuando
menos, para dejar a cualquiera boquiabierto.
Ha nacido una figura nueva. Hasta entonces, los
numerarios, como todos sabíamos, eran universitarios que
desempeñaban su trabajo profesional de acuerdo con las
instrucciones que recibían de sus superiores. En aquellos
primeros años un alto porcentaje estaba destinado al
sacerdocio dentro del Opus Dei. Las numerarias y las
oblatas ya tenían suficiente con cumplir con la
administración de las residencias y de las casas de la Obra.

169
educar a muchos de los hijos de los supernumerarios y
simpatizantes. Estos últimos ampliarán la base del Opus Dei.
Mi tío los incorporará como "cooperadores", y tendrán
también resonancia en el futuro desarrollo de la Obra. Estos
simpatizantes no están obligados a casi nada, sólo a
depositar sus limosnas, a contribuir y pasar a engrosar las
filas de sustentadores del "santo sablazo", que cada día se
hace más frecuente y fluido dentro del Opus Dei.
Unido al nuevo papel que se va asignando a estos
animadores, surgen las escuelas-hogares, en donde se
imparten clases de muy diversos contenidos y que se
enfocan hacia la mujer. Conforme la sociedad evoluciona, a
estas supernumerarias se les va levantando el veto y se las
destina a otras labores distintas, fuera del hogar, y son
aprovechadas, por ejemplo, en librerías y publicaciones
propias.
Pero el Opus Dei sabía que se necesitaba arropar también la
conciencia. El apostolado sistemático presenta a la
institución -aunque sibilinamente no de puertas afuera-
como el único camino de perfección cristiano, tranquilizando
a sus miembros en esta vida y para la venidera. En el Opus
Dei a todas estas personas se les inculcan "ideas claras"
sobre la religión, sobre la pobreza, la castidad, el trabajo

170
usando del poder y las ventajas que confiere la pertenencia
al Opus Dei, no podía esperarse nada distinto de lo que
ocurrió: una expansión a ritmo acelerado que hará saltar las
fronteras y continentes. La expansión de la Obra en España
adquiere nuevos bríos en la casa que pocos años antes se
había inaugurado en Molinoviejo, en la provincia de Segovia,
y que servirá de centro de formación tanto para los
hombres como para las mujeres, pero evidentemente por
separado. El "Padre" dedica su actividad a la formación de
sus "hijos" y aprovechará la oportunidad de acercarse al
campamento de La Granja para visitar a los que están
haciendo la milicia universitaria. En Molinoviejo se decide la
iniciación del asalto al nuevo continente. Pedro Casciaro irá
a México y José Luis Muñiz a Estados Unidos. En septiembre
de 1949 se inaugura la primera residencia, Woodlanwn, y
en ese mismo curso llegarán las mujeres de la Sección
Femenina, que se harán cargo de la administración,
repitiendo el modelo hispánico. Será Nisa González Guzmán
la responsable y pronto inaugurarán en Chicago la primera
casa de mujeres, Kenwood.
El Opus Dei llegará a México en 1948, y en 1950 se abre la
primera residencia para mujeres. Posteriormente, y para
cursos de retiro y convivencias de verano, se lanzan a una

171
sus muros y arcos gracias a la firmeza de su construcción.
Es un montón de sólidas ruinas. La maleza, a causa del
abandono, lo cubre todo. Incluso han crecido árboles dentro
de los muros. Pero don Pedro acude a verlo. Tiene que
abrirse paso con machete hasta la puerta de la iglesia. Saca
unos papeles y empieza a dibujar: aquello reconstruido que
pueda quedar así. Magnífico. Y sus trazos de lápiz son una
oración confiada: una petición al Cielo que está poniendo ya
los cimientos de la gran obra social y apostólica del futuro
Montefalco..." El Centro de Formación Agropecuaria El
Peñón unirá en un esfuerzo colosal a campesinos y
profesores, a ingenieros y sociólogos. Cuando el Padre vaya
a verlos en 1970 no podrá menos que decir entusiasmado:
"Montefalco es una locura de amor de Dios... Estoy
dispuesto a ir con la mano extendida, pidiendo dinero para
terminar Montefalco." A los amigos de las personalidades de
la Obra les llegará nuevamente la hora de contribuir con el
"santo sablazo".
En 1950 llegan a Argentina Ricardo Fernández Vallespín,
Ismael Sánchez Bella y Francisco Ponz, catedráticos de
Universidad, y abrirán en la ciudad de Rosario el Centro
Universitario Litoral, y posteriormente se inaugura en
Buenos Aires El Cerrito. El eminentísimo cardenal Antonio

172
Rodríguez Vidal, y como buen hijo conoce a dónde tiene que
ir. Se hospeda en el palacio del propio cardenal arzobispo
monseñor José María Caro e inician las gestiones para la
instalación de una residencia de estudiantes, que se ubicará
en la ciudad de Santiago, en un inmueble de la avenida
O'Higgins. José Enrique Díez Gil, con veinte años, estudiante
de derecho, será el segundo miembro que llega a Chile, y
en 1951 se les unirá José Miguel Domingo Arnaiz, ingeniero
naval. A comienzos de 1953 llegan las primeras mujeres.
También por esas mismas fechas empieza la expansión en
Italia, fuera de Roma, Palermo, Milán... En 1953 inician la
labor en Guatemala y en 1954 abrirán el primer centro, que
no contará con el apoyo de las mujeres hasta el siguiente
año, 1955. En Brasil harán su aparición en 1957 en la
ciudad de Sáo Paulo, abriendo la primera residencia, que se
llamará Pacaembu, y en 1960 la Sección Femenina abre la
primera residencia para mujeres. Desde 1955 hay varios
centros de la Obra en Perú, pero será en 1957 cuando Su
Santidad Pío XII crea la Prelatura territorial de Yaucos,
desmembrándola de la archidiócesis de Lima, y la
encomienda al Opus Dei, nombrando para ello obispo a
Ignacio María de Orbegozo.

173
americano no mermará las cuantiosísimas inversiones en
España. En 1951 ya hemos visto el inicio de la Universidad
de Navarra, y Torreciudad en 1966. Tanto la Universidad de
Navarra como Torreciudad exigirán un esfuerzo ingente a
plasmar y donde volcarán todos los miembros del Opus Dei
su poder económico, político y financiero. Son muchos miles
de millones los que van a suponer estas obras y es
necesario "pagar lo que se deba". ¿Lo recuerda el amigo
lector?
La fórmula es parecida a todas las anteriores obras
corporativas o auxiliares. Se crean sendos patronatos y lo
demás es fácil. No es la primera vez, tienen el respaldo de
la experiencia y ahora una estructura suficiente como para
acometer estas inversiones. En la Universidad cuentan con
cientos de catedráticos y profesores adjuntos, en las
finanzas no sólo se barajan los apoyos de varios
importantes bancos, también se encuentran detrás las cajas
de ahorros, y en la presidencia de su confederación se halla
bien colocado y seguro uno de los incondicionales, José
Joaquín Sancho-Dondra. "Se pagará lo que se deba. No
faltaba más." Y como premio, la presidencia Mundial de
Entidades de Ahorro. José Joaquín repetirá muchas veces la

174
no sólo en los gabinetes, sino copando puestos clave
repartidos por toda la administración y la geografía
española.
Los "santos sablazos" se prodigaron de tal forma a causa de
estas cuantiosas inversiones que sería necesario emplear un
capítulo para narrar la historia y aventuras de cada uno de
los personajes que acabamos de nombrar.
Durante los primeros años de los setenta un nuevo
continente pasa a engrosar la labor expansionista universal
del Opus Dei: Africa. Pedro Casciaro -una de las unidades
móviles de mi tío- se estrena en Nairobi con un centro
universitario, Strathmore. En 1961 se inauguran los
primeros edificios, acogiendo no sólo a keniatas, sino
también a personas de otros países del continente negro.
No podía faltar la correspondiente Sección de Mujeres, que
pronto contará con su base de acción, la Escuela Superior
de Secretariado Kianda College.
El Opus Dei no cejará en su afán expansionista y pronto se
lanzará a la conquista de Oriente, empezando por Japón. El
primer centro se radicará en Osaka y el primer miembro
será José Ramón Madurga, quien emprende la tarea con un
instituto de idiomas, Seido Juku. Pisándole los talones harán

175
detenida desde el exterior y, por supuesto crítica, nos
permitiría atisbar la realidad de ese poder.
Desde dentro sólo se aporta una interpretación espiritual de
la expansión, fruto de la filiación de la Obra con Dios, su
estrecha ligazón, como si un cordón umbilical alimentara al
Padre y sus hijos. Así lo quiere Dios. Y no hay más cáscaras.
Los creyentes que guardamos la misma fe no poseeríamos
argumentos de peso para calificar negativamente esa
expansión, pero los medios y las herramientas empleadas
los delatan por sí solos. Tememos, y nos debemos al
convencimiento, de que "el fin no justifica los medios"; unos
fines que, como hemos ido viendo, pueden también
discutirse ampliamente.
Mi tío José María se armará de su innegable carisma y de
sus dotes de teatralidad para convencer a quienes le rodean
de la fuente divina que mana y va hacia él, hacia un
"burro". Los primeros hijos viven en España con una época
y un ambiente como caldo de cultivo que los marcará para
tomar partido claro con determinación y fuerza. Era la
guerra civil española. Son pocos, pero muy selectivos, muy
preparados. Están capacitados para apoderarse de parcelas
de poder imprescindibles para lanzarse a las aventuras
empresariales, imbuidos de una disciplina férrea que exige

176
manos de un sector de la Iglesia en el siglo XX. Al
Fundador, sin embargo, sólo le movía una soberbia a lomos
de un montaje bien consciente.
La aceptación del Fundador del Opus Dei, es la aceptación
de los medios que empleó. Y de los que han seguido
empleando sus hijos.

177
María tendrá al universitario como objetivo único, sintiendo
una especial debilidad por los alumnos de las escuelas
especiales de arquitectos e ingenieros. Hasta entonces, la
estructura del Opus Dei poseerá una sola figura, la del
numerario. Sólo tras la incorporación de la mujer a través
de la Sección Femenina, el titulo universitario capacitará a
los jóvenes su ingreso, obviando cualquier otra forma de
clasificación. Con la mujer nacerá la división entre
numerarios y sirvientas. Aunque las mujeres no precisarán
de un título de grado superior.
Esos primeros numerarios sentirán, por tanto, una doble
vocación, la espiritual y las cátedras; una vocación que
desempeñarán en los primeros años para penetrar en esta
institución con la misión de ejercer un apostolado de éxito.
Aunque no sea preciso insistir sobre este punto ya que
todos sabemos la influencia que ha tenido y tendrá el
catedrático sobre el universitario, sí que resultaría
conveniente centrar con palabras de mi tío José María ese
sentido que confiere al estudio y la santificación posterior de
la labor profesional que requiere de un aprendizaje superior.
En su libro Camino escribe: "Una hora de estudio, para un
apóstol moderno, es una hora de oración." Y más
explícitamente en su encardenamiento con el proselitismo:
178
recordar que el Consejo Superior fue diseñado en aquellos
tiempos por el régimen franquista como un elemento de
control más que de desarrollo de la labor científica en la
Universidad española, convirtiéndose en garante de su
pureza ideológica y política.
A esta situación privilegiada viene a añadirse el caldo de
cultivo que fermentaba en las residencias fundadas por mi
tío exclusivamente para los estudiantes, primero en Ferrer y
Diego de León y después en el Colegio Mayor Moncloa. José
María Escrivá no desaprovechará estas posibilidades y el
reclutamiento empezará a tener rápidamente unos
resultados francamente positivos. Lógicamente, los
numerarios acabarán de cursar unos estudios para
encontrarse con las puertas abiertas de acceso a las
cátedras, y en el peor de los casos para ocupar las plazas de
profesores adjuntos.
Los dos primeros miembros del Opus Dei que estrenan
puestos como catedráticos serán el propio José María
Albareda y Ángel Santos Ruiz en 1940. A ellos se unirán en
1942 González Barredo, Pedro Botella, José Orlandis, Rafael
Calvo Serer, Rodríguez Casado y Jiménez Vargas; en 1943,
Amat Bergues, Balbín Lucas, Amadeo de Fuenmayor y
Álvaro Ors. En 1944 persistirá el goteo a través de José

179
Fontán Pérez, Octavio Gil Munilla, Enrique Moreno Báez y
Florentino Pérez-Embid. Para hacerse una idea de la
proporción de catedráticos, el Opus Dei contaba en el año
1950 con unos 3.000 miembros, de los que 550 eran
mujeres, que en buena lógica no ocupaban cátedras.
En la década de los cincuenta continuará el chorreo de la
Obra entre las Universidades españolas, y cada vez con una
mayor influencia directa sobre su dinámica. Félix Álvarez de
la Vega, Rafael Giber Sánchez de la Vega, Ismael Sánchez
Bella, Rafael Benítez Claros, Alfonso Pandau Parias, Manuel
Ferrer Regalés, Alfredo Floristán Samames, Luis María
Garrido Arilla, Aurelio Guaita Martorell, Jesús Larrodé Barrio,
Pedro Lombardía Díaz, Antonio Martín Pérez, Antonio Millán
Puelles, Patricio Peñalver Simó, Francisco Pulido Puchi,
Roberto Samuells Panadés convergerán en la década de los
cincuenta.
Metidos ya en los sesenta, Jesús Burrillo Loshuertos, José
Luis Comellas García-Ueva, Agustín Cotorruelo Sendagorta,
Francisco Xavier Hervada Xiverta, Juan Jordano Barea,
Federico Rodríguez Rodríguez, Agustín de Asís Sancho
Rebullida y Miguel Siguán Soler perpetuarán la labor de
penetración.

180
cuantitativamente en la Universidad pública.
Colateralrnente, en 1958 se inicia la labor dirigida al
reciclaje de profesionales en activo, especialmente hacia los
empresarios. Es el caso del Instituto de Estudios Superiores
de la Empresa (IESE), cuyo objetivo fue "por una parte,
contribuir a la creación de una ciencia de la empresa
fundamentada en la integración de sólidos principios
cristianos y científicos; por otra, proporcionar a los hombres
de empresa el conjunto de ideas y conocimientos que les
permita profundizar en la función profesional, social y
humana de su cometido" (Félix Huerta, "El IESE", "Nuestro
Tiempo", núm. 136, pág. 421). En 1965, tras siete años de
actividad continua, habían pasado por el Instituto y los
cursos de perfeccionamiento 796 hombres ligados al mundo
de las finanzas. Mi tío José María había dejado claro en
Camino: "Pon un motivo sobrenatural a tu ordinaria labor
profesional, y habrás santificado el trabajo." Los
empresarios obtenían la santificación.
La Universidad de Navarra vendrá a convertirse en una
nueva fuente, que no corrige al Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, sino que lo complementa, con
armas inteligentes como el IESE. La captación de miembros

181
órgano serán encomendadas a los arquitectos Ricardo
Fernández Vallespín y Miguel Fisac, pertenecientes al Opus
Dei, que entregarán la totalidad de sus ingresos a la
fundación de mi tío. Pero el montaje operativo no se queda
sólo en las cabezas pensantes de los proyectos.
Inmediatamente empiezan a surgir sociedades creadas para
suministrar materiales o servicios para las construcciones de
los edificios del Consejo Superior. Entre esas empresas y
sociedades destacan EOLO, la primera y especializada en
transportes, y EOSA, encargada de la construcción.
Alberto Moncada, en "Historia oral del Opus Dei", nos relata:
"Lo que son crecientemente importantes son los honorarios
profesionales de Miguel Fisac, como arquitecto y realizador
de proyectos. En principio, según una ley que se pone en
vigor en aquel tiempo, los arquitectos españoles tenían que
hacer unos grandes descuentos cuando sus trabajos iban
destinados al Ministerio de Educación. Y se aplicaban unas
tarifas muy inferiores a las habituales en el mercado normal
de la construcción.
"Pero como Fisac estaba completamente decidido a los
proyectos y procuraba hacerlos con gran economía para que
resultaran lo más baratos posible, y lo hacía por
administración directa, los superiores de la Obra le instaron

182
un fin estrictamente apostólico y eran dirigidas directamente
por los superiores, y las comunes podían ser
primordialmente seculares, auxiliares de las primeras, con
fines de beneficio económico, pero también debían ser
controladas por la jerarquía de la Obra. Aquello produjo
desde un principio muchos conflictos porque yo, como
superior, me conformaba con que cada uno llevase sus
negocios como las reglas y las costumbres correspondientes
le aconsejasen y diera a la Obra sus beneficios, pero el
Padre insistía mucho en que tal o cual actividad económica
tenía que estar bajo el patrocinio de un santo y controlada
por el superior relacionado internamente con el asunto
según el esquema organizativo interno. Y así había muchos
conflictos." Estas tensiones, como relata Alberto Moncada,
venían motivadas por la necesidad de afrontar inversiones
astronómicas y se llevaban a cabo en el menor tiempo
posible, para lograr la expansión deseada. Pero requería
mucho dinero. Mi tío José María siempre tenía prisa por
alcanzar una mayor cota de poder y sabía que sólo era
posible mediante importantes inversiones, y todas ellas con
la misma pobreza que había aprendido en la casa de la
condesa de Humanes.

183
cumplían un papel similar. La residencia de Diego de León
en 1940 y luego en la Moncloa constituirán los primeros
pilares que forjarán la expansión concatenada. A partir de
este momento, la inauguración de colegios mayores ligados
al Opus Dei se sucederá en las capitales de provincia con un
mayor potencial universitario. Las primeras aperturas lejos
de Madrid serán La Estila en Santiago de Compostela,
Monterols en Barcelona, Miraflores en Zaragoza, El Albaicín
en Granada, Guadaira y La Alcazaba en Sevilla. A éstos les
seguirán muchos otros, pero ya al calor de la Universidad de
Navarra.
Los distintos colegios y residencias contarán con una
administración al servicio de los numerarios internos,
dirigida por Sección Femenina: numerarias y sirvientas,
estas últimas acomodadas más modernamente bajo el
apelativo de numerarias auxiliares.
La composición social de los internos en los colegios
mayores es clara y siempre apunta hacia las clases media-
alta y alta, a la vez que imparte una gran disciplina. En la
actividad diaria se compaginan las misas, las conferencias,
el cine, las consabidas tertulias de café y las meditaciones
todos los sábados. Lógicamente, las residencias son un
campo abonado para la captación de numerarios o

184
nadie desde la cúpula, aunque por supuesto mantienen con
las altas jerarquías de la Obra una relación fluida, un
aspecto a tener siempre en cuenta.
Si echo una mirada al pasado y recuerdo mis experiencias
dormidas, saco con claridad ahora lo que sucedía y el
aliciente principal de los retiros en la residencia Miraflores
de Zaragoza. Mi padre solía pedirme que le acompañase. Mi
hermana siempre insistía en que participara, hasta que un
día me dijo de repente: "Ya no vuelvo más. Aquí no vienes a
rezar, sino a relacionarte." Al preguntarle el porqué de aquel
parecer me explicó: "Date cuenta, todos están rodeando a
José Joaquín Sancho Dronda." Sancho Dronda era por
entonces director adjunto del Banco de Aragón, hasta que
posteriormente fue nombrado director de la Caja de Ahorros
de Zaragoza, Aragón y Rioja. A la mayoría de los que
trabaron amistad con él los benefició y colaboraron, como
era de esperar, con el "santo sablazo".
En 1951 comienza a funcionar el segundo motor de
arranque dentro del campo de la educación que servirá
igual que la Universidad como plataforma de nuevas
vocaciones. Me refiero a los colegios de enseñanzas medias.
El primero en abrir será el Gaztelueta, en Bilbao, una obra
corporativa, cuya responsabilidad recaía, en consecuencia,

185
Aunque de primeras aparecía el Gaztelueta como el único
lanzamiento en la enseñanza media, el éxito alcanzado
entre la clase alta del barrio más elegante de Bilbao, Neguri,
no dejó de ser una tentación irresistible. Reproducir el
modelo en las capitales españolas de provincias era dar a
conocer la Obra a los estudiantes, antes del salto a la
Universidad. Una cantera de futuros miembros que se
traducirá en los estatutos del Opus Dei mediante la figura
del "aspirante" entre los menores de edad. Enfocada hacia
los adolescentes, la organización se irá completando con la
creación de clubs dependientes de los colegios, pasando a
engrosar ese manantial de vocaciones que obsesionaba a mi
tío y a la jerarquía de la Obra.
En este contexto, el nacimiento del Fomento de Centros de
Enseñanza, que coordinará a cada uno de los colegios del
Opus Dei, fortalecerá su sistema educativo, al que tendrán
acceso los hijos e hijas de los supernumerarios y esa
amalgama de "simpatizantes", que ven con buenos ojos la
disciplina que caracteriza a estos centros pero también la
posibilidad de relacionarse con personas de las más altas
esferas en la sociedad de cada ciudad. Para dotar a la
sociedad del Fomento de la suficiente cohesión económica,
su primer presidente será el numerario Vicente Picó, que

186
donde se nombró gran canciller al Fundador.

2. LAS FINANZAS

Acabamos de ver someramente el modelo que el Opus Dei


elige para su financiación cuando la escala se puede
considerar media, antes del gran despegue. Los ingresos de
los numerarios, los pagos de los residentes por sus
estancias y los beneficios que otorgaban las primeras
empresas auxiliares, creadas al amparo de las obras de los
nuevos edificios que el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas necesitaba para su desarrollo, constituían los
focos principales. Pero ese gran despegue al que aludíamos
antes se produce tras la instalación de mi tío en Roma, la
adquisición del edificio y los terrenos de la antigua legación
de Hungría ante la Santa Sede, junto con las obras de
acondicionamiento de la Sede Central y la construcción del
Colegio Romano. La obligación de afrontar ese paquete de
inversiones millonarias fuerza a los miembros de la Obra a
lanzarse a una aventura de control de entidades financieras,
como única salida posible. Millet Maristany y Fanjul Sedeño,
numerarios del Opus Dei, apoyados por la familia Valls
187
numerarios como Luis Valls Taberner, Jorge Brosa,
Fernando Valenciano, Rafael Termes, Gregorio Ortega,
Antonio Pérez, Mariano Navarro Rubio, Rafael Escolá,
Manolo Baturén y un largo etcétera. Manteniendo su
vocación espiritual, muchos de ellos trocarán la empresarial
por la política años después.
Para tomar conciencia realmente del alcance del Opus Dei
como una gran sombra, merece la pena recoger literalmente
el siguiente análisis de Jesús Ynfante, "Ramificaciones
financieras: Esfina, Crédit Andorrá, Banco Atlántico,
Bankunión" ("Ruedo Ibérico", 1970, pág. 246):
"En 1956 algunos socios militantes del Opus Dei crearon,
con el apoyo del Banco Popular Español, la Sociedad
Española Anónima de Estudios Financieros (ESFINA), que
cuenta hoy con un capital social de 35.000.000 de pesetas y
es un pilar financiero básico de la Obra de Dios. El
presidente es Pablo Bofill de Quadras, el vicepresidente José
Ferrer Bonsoms y entre los vocales está Román Mal Calvet.
En 1958 adquieren la Banca Pujol, Subirach y Compañía,
convirtiéndola en el actual Banco Latino. Un año más tarde
crean la Universal de Inversiones, S. A., de la que fue
presidente del Consejo de Administración Francisco Planell
Fontrodona, ordenado sacerdote en 1964. Alfonso López

188
Esfina-Barcelona, S. A., presidida por Bartolomé Roig,
profesor del IESE, dando una orientación internacionalista al
grupo. Más recientemente se ha creado Esfina-Navarra, S.
A., con sede en Pamplona.
"Entre las financiaciones conocidas del Banco Latino se
cuenta la constitución de la sociedad de Fomento de
Centros de Enseñanza Barcelona, S. A., con un capital de
3.500.000 pesetas, y cuyo objeto social es "la creación de
colegios y organización pedagógica de los mismos, la
contratación y formación del profesorado, etc.". En el
Consejo de Administración figura el equipo oficial de
pedagogos de la Obra: Tomás Alvira Alvira, Víctor García
Hoz, etc. No conviene olvidar que Ángel Santos Ruiz y
Vicente Picó Amador, junto con Alvira y García Hoz, forman
el equipo de estrategas del Opus Dei en el campo de la
enseñanza media y profesional, estando por ello
directamente vinculados con el Fundador.
"El holding ESFINA controla hoy, con su cartera de valores,
más de noventa empresas, preferentemente de servicios
(cinematografía, valores mobiliarios, prensa y ediciones,
etc.). Pueden mencionarse entre ellas las siguientes:
Exhibidores Unidos, S. A., Filmófono, S. A., Impak, S. A.,
Inmobiliaria Grey, S. A., Pabellón, S. A., Publinter, S. A.,

189
Estas empresas se denominan sociedades auxiliares y en el
articulo 9 de las Constituciones del Opus Dei se recoge
explícitamente: "Los socios del Opus Dei actúan ya
individualmente ya por medio de asociaciones que pueden
ser o bien culturales o bien artísticas, pecuniarias, etc., y
que se llaman sociedades auxiliares. Estas sociedades están
igualmente en su actividad sujetas en obediencia a la
autoridad jerárquica del Instituto. "Y en su artículo 388,
apartado 7, se precisa aún más el control que ejerce el
Opus Dei: "(...) corresponde al Consiliario con voto
deliberativo del Consejo (...) designar a los directores de las
diversas sociedades auxiliares y de las obras comunes de la
Región (...)." Queda claro, por tanto, el alcance que ejerce
el Opus Dei sobre todos y cada uno de los tentáculos, es
decir, las sociedades auxiliares, que componen su imperio
económico y financiero.
En otro párrafo, Jesús Ynfante nos dice: "En manos del
grupo ya que actualmente lo posee, el Banco Popular
adquirió el control del Banco Atlántico. La llamada Ley de
Expansión Bancaria, promulgada por Navarro Rubio, cuando
era ministro de Hacienda, concedía a los actuales bancos de
depósito la posibilidad de abrir nuevas sucursales y
agencias, posibilidades condicionadas a una serie de

190
Popular Español. ¿A quién cedió el paquete de acciones? ¿A
otro grupo financiero? No. La cesión benefició a Casimiro
Molins, joven industrial barcelonés, cuñado de López Rodó.
Hecha la ley, hecha la trampa. El Banco Atlántico ha podido
abrir nuevas oficinas y seguir tan estrechamente vinculado
al Banco Popular Español, aunque sea por persona
interpuesta."
No merece la pena seguir relatando más ejemplos sobre
la'financiación del Opus Dei. Por mi parte, basta con
manifestar que después de cuarenta años relacionado con el
Opus Dei y sus miembros, incluso familiares algunos de
ellos, y a pesar de ser sobrino del Fundador, hasta que no
me enfrenté con la literatura de antiguos miembros de la
Institución, no me había enterado de su magnitud
económica. Ante todo este tinglado, sólo se me ocurre
transcribir las palabras de mi tío José María Escrivá de
Balaguer. El 24 de marzo de 1930 escribe en la carta
"Singule Dies": "Nuestra entrega al servicio de las almas es
una manifestación de esa misericordia del Señor, no sólo
hacia nosotros mismos sino hacia la humanidad toda.
Porque nos ha llamado a Santificarnos en la vida corriente,
diaria y a que enseñemos a los demás prudentemente,
espontáneamente, según la voluntad de Dios. Nos interesan

191
una expropiación y que, como ya se comentó
anteriormente, desencadenó graves enfrentamientos en su
seno al tener como presidente y accionista mayoritario a
José María Ruiz-Mateos. Nuevamente vamos a recurrir al
libro de Jesús Ynfante, ahora para conocer detalladamente
los primeros pasos: "José María Ruiz-Mateos,
supernumerario del Opus Dei y principal animador del grupo
Rumasa, se entrevista y recibe instrucciones de Pablo Bofia
de Quadras, uno de los responsables financieros en la Obra
de Dios. También los hijos mayores de Navarro Rubio,
gobernador del Banco de España, trabajan en empresas del
grupo Rumasa y uno de los hermanos de Ruiz-Mateos es
cuñado del director del Instituto de Crédito de las Cajas de
Ahorro, Luis Coronel del Palma." No hay más vuelta de hoja.
Esta gran familia del Opus Dei cumple estrictamente con el
mandato del Padre y se ayudan y ejercitan en la "corrección
fraterna" no sólo en su comportamiento espiritual, sino
también en la dirección de los negocios.
En Zaragoza he tenido la oportunidad de conocer una de
esas carreras meteóricas; un compañero abogado, que
ingresó sin oposición alguna en el Banco de Aragón, que fue
director general adjunto y jefe de mi padre durante varios
años. La biografía de José Joaquín Sancho Dronda es

192
por Teixifonte López, un andaluz que tiene como mejor
expediente de su currículum la pertenencia al Opus Dei. A
los pocos meses, el Banco Central absorbía al Banco de
Aragón y la operación resultaba un fiasco.
Idénticos méritos a Teixifonte López encerraba Sancho
Dronda cuando pasa a asumir la Caja de Ahorros de
Zaragoza con motivo del fallecimiento de José Sinués y
Urbiola. Éste había promovido a su sobrino José María Royo
Sinués, creando ex profeso el cargo de director general
adjunto para que ocupara inmediatamente el puesto
vacante. Pero el Opus Dei no podía dejar escapar así como
así tan suculenta oportunidad de control de una entidad
financiera. Entre la extrañeza general, el sustituto de José
Sinués y Urbiola no. iba a ser su sobrino, sino el hasta
entonces director general adjunto del Banco de Aragón,
Sancho Dronda. El supernumerario y gobernador del Banco
de España, Mariano Navarro Rubio, había intervenido
manejando los hilos del poder que su situación permitía.
Una vez con el cargo en sus manos, Sancho Dronda tendió
la mano a los miembros del Opus Dei, rodeándose de
personas de la Obra o de simpatizantes. Las primeras
oposiciones de la nueva etapa a la Caja fueron conocidas
popularmente como opusiones. Fue el año del Opus en la

193
3. LA POLÍTICA

El Opus Dei carece de una definición ideológica concreta, al


menos en el plano teórico. Mi tío José María manifestó
constantemente su distanciamiento sobre cualquier posición
concreta, reiterando la completa libertad que amparaba a
los miembros del Opus Dei a la hora de escoger entre las
diferentes concepciones. Es más, los biógrafos oficiales de la
Obra resaltan ese grado de indiferencia hacia la temática
política. Sin embargo, para comprender con más exactitud
la proyección real del Siervo de Dios y sus pretensiones
sería conveniente introducir una serie de acotaciones, que
en ocasiones responden a las propias circunstancias que
rodearon su vida y en otras no pueden obviarse porque
convergen en un punto más o menos claro, siempre a gusto
del lector.
Mi tío José María vio la Obra justo cuando se descomponía
la monarquía borbónica en los años 20. A partir de esta
circunstancia y los trascendentales hechos históricos que
vendrían encima en los siguientes años, cuando menos
resulta chocante las manifestaciones de indefinición política.
194
"Historia de la persecución religiosa en España" aporta las
siguientes cifras: a lo largo de la guerra civil murieron 4.184
sacerdotes seculares, 2.365 religiosos y 283 religiosas. Pues
bien, en ese listado de muertos por la persecución religiosa
dos de ellos pertenecían a nuestra familia. El mismo tío del
Fundador, el canónigo de la catedral de Barbastro, Mariano
Albás Blanc, también padrino de bautismo, cayó fusilado en
la localidad oscence donde se acabaría levantando
Torreciudad, por deseo de su ahijado. Un camino parecido
terminó corriendo el obispo de Cuenca, Cruz Laplana
Laguna, pariente lejano de su madre y que murió el 8 de
agosto de 1936. Y, finalmente, mi propio tío acabó siendo
objeto de persecución. En el Madrid del Frente Popular, se
vio obligado a disfrazarse con un mono de obrero y a
ocultarse durante varias semanas en la capital; hasta que
tuvo oportunidad de huir a Francia para regresar a la
España nacional con su sede de gobierno en la ciudad de
Burgos, donde se quedaría residiendo hasta el final de la
contienda.
Sin duda, él, como la gran mayoría de los sacerdotes y
católicos, tenían clara al menos su adscripción
anticomunista. Sin embargo, como ya se indicó al comienzo
de este capítulo, insistirá una y otra vez en su negativa a

195
De todos es conocida la amistad que mantuvo con el
almirante Carrero Blanco y los ejercicios espirituales que
dirigió personalmente al Jefe del Estado, Francisco Franco.
Antonio Pérez Tenesa relata en la "Historia oral del Opus
Dei" de Alberto Moncada: "En el verano de 1947, yo estaba
en Molinoviejo, la casa de ejercicios de la Obra cerca de
Segovia. Una tarde apareció por allí Carrero Blanco, que fue
recibido por el Padre y un rato después llegó Eugenio Vegas
Latapié, acompañado por Rafael Calvo Serer. Yo entonces
no sabía nada de lo que se tramaba aunque Eugenio Vegas,
que había sido letrado del Consejo de Estado, al enterarse
que yo también lo era, empezó a conversar conmigo. Luego
supe que aquélla fue la primera reunión entre
representantes de don Juan y de Franco acerca de la
educación del Príncipe.
"Escrivá era franquista convencido pero también
monárquico y estaba a favor de que después de Franco
reinara en España don Juan Carlos de Borbón, al que tuvo
ocasión de tratar más tarde en Roma. En el equipo de
educadores del Príncipe entran bastantes numerarios y
entre ellos destaca Angel López Amo, que moriría en
accidente en los Estados Unidos en 1957.

196
Administración franquista, con la entrada de Pérez-Embid,
como director general, en el Ministerio de Información y
Turismo que dirige Gabriel Arias Salgado."
Pero el acontecimiento que propiciaría el grupo Opus en la
política franquista fue la relación que se establece entre
Carrero Blanco, el buen amigo del Padre Escrivá y hombre
de confianza de Franco, y Laureano López Rodó.
"A partir de entonces, empieza una espectacular carrera de
López Rodó, quien incorpora a distintos miembros de la
Obra a altos cargos de la Administración como Andrés de
Oliva, José María Sampelayo, Vicente Mortes, Alvaro
Lacalle..."
Los años 1953, 1954 y 1956 son años de consolidación de la
influencia política de López y coinciden con la expansión de
las sociedades auxiliares de la Obra, en las que los socios
numerarios y supernumerarios se ejercitan en la gestión y
en el conocimiento del mercado internacional.
Es a partir de estos momentos cuando se inicia la
penetración de los miembros del Opus Dei en el gobierno
franquista, entran los llamados tecnócratas: Alberto
Ullastres, Navarro Rubio, García Moncó, Gregorio López
Bravo, José Vicente Izquierdo, Ramón Sanromán, etcétera.

197
nuevas circunstancias y sus maniobras se enfocarán ahora
hacia la detentación de puestos por los hermanos
espirituales o simpatizantes, lo que arrastra consigo también
la arbitrariedad y la injusticia por muy diversos motivos.
Cuando un partido accede al poder sitúa a sus peones en
los cargos de mayor o menor responsabilidad, nutriéndose
de los militantes. Pero el Opus Dei no es un partido político.
Sin embargo, recurre a sus miembros para detentar
parcelas de poder al margen de las ideologías. Hoy vemos
cómo los "militantes" de la Obra se encuentran en diversas
fuerzas políticas, y ellos mismos lo exhiben como
demostración de la pluralidad existente dentro de la
institución.
Ahora bien, hasta cierto punto. Ellos predican con el mismo
ejemplo que dio su Fundador la carencia de una ideología
concreta. Y como su Fundador, a la vez los componentes se
dejan notar bajo un tamiz claramente conservador. Sus
miembros tienen una relevancia nula fuera de partidos
como el PP, casi ninguno pertenece al CDS y sólo en las
fuerzas regionalistas del centro-derecha se hace notar el
peso de su presencia. El Opus Dei sólo tiene componentes
ideológicos que desprenden por sí solos de su manera de
entender la religión, que alcanza a todos los campos de la

198
En el marco de la política y de la economía merecería dar un
breve repaso a un área que se encuentra a caballo entre las
dos y que también puede servir como instrumento de poder.
Nos vamos a acercar al mundo editorial y de los medios de
comunicación.
Posiblemente la editora con mayor actividad dentro del
Opus Dei es Ediciones Rialp, que recoge su nombre de las
montañas francesas de Rialp, donde en la huida por los
Pirineos de la guerra civil tuvo uno de sus capítulos
milagrosos de visión de la Virgen María. Su sede social está
en Madrid, pero cuenta con importantes delegaciones en
Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao; y en Latinoamérica, en
Bogotá, Caracas, Santiago de Chile, Buenos Aires y Lima.
Otra editorial significativa en manos del Opus Dei es SARPE,
fundada en Madrid y que tiene por objeto la distribución,
edición y venta de toda clase de publicaciones, iniciada con
"Actualidad Española" y luego ampliada progresivamente a
"Actualidad Económica", "Telva", "Tria" y "Mundo Cristiano".
En coordinación con estas y otras editoriales surge LINESA,
que agrupa distintas cadenas de librerías, empezando por
Madrid y expansionándose por el resto de las capitales
españolas.

199
tanto, también el potencial económico de las empresas
dependientes del Opus Dei, o lo que viene a ser lo mismo
en muchas ocasiones, unidad a los miembros inmersos en el
mundo de la publicidad. La influencia es enorme dado el
caudal potencial que encierra su estructura, a la que habría
que chequear minuciosamente para poner al descubierto
todo el entramado. Sin olvidar la cantidad de fieles a la Obra
que trabajan en medios de comunicación detentando
puestos de responsabilidad. Al alcance de la vista sólo está
la séptima parte del iceberg que flota sobre las aguas.
Como ejemplo, y por haber sido propietario y director de
una agencia de publicidad en Zaragoza durante más de
veinticinco años, habiendo desarrollado campañas a nivel
local, regional y nacional, algunas de ellas de gran
repersución, como Conguitos y Reinas Butano, me fue
imposible acceder a cualquiera de las promovidas por la
Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, hoy IberCaja.
A pesar de mis grandes esfuerzos mediante la presentación
de distintas campañas, de la amistad de mi padre con el
director general, José Joaquín Sancho Dronda, nunca aceptó
ninguna de mis propuestas aun cuando alguna de ellas le
parecieron adecuadas. Entonces comprendí que la Caja de
Ahorros insertaba directamente en los medios de

200
201
personas formular preguntas como éstas: "¿Para qué hacer
un proceso de canonización? ¿No hay ya demasiados santos
en la Iglesia? ¿Para que uno nuevo? ¿Para qué gastar tantas
energías y tanto dinero? No le hace falta al siervo de Dios
que lo declaren beato o santo. Lo importante es que esté en
el cielo. La canonización no le va a añadir gloria alguna
delante de Dios." estas son las preguntas que el padre
agustino Romualdo Rodrigo expone en la Introducción del
libro editado por la Universidad Pontificia de Salamanca en
1988.
Pero al proceso de canonización de monseñor Escrivá de
Balaguer se le podrían añadir muchos y nuevos
interrogantes; como por ejemplo los que plantea el cardenal
Tarancón, sin ir más lejos: "¿Por qué tanta rapidez en este
proceso?" O más radicalmente: ¿es conveniente para la
Iglesia ese proceso? ¿Será motivo de escándalo para una
gran mayoría, o al menos para una parte sustancial y
cualificada? ¿Puede desencadenar cierta desunión entre los
creyentes? ¿ Supondrá la santificación del Fundador del
Opus Dei la separación de muchos católicos de la Iglesia?
Estos interrogantes no son gratuitos ni retóricos. Una buena
parte de los creyentes ha visto con recelo la actuación del
Opus Dei, mostrando abiertamente su rechazo tanto a los
planteamientos como a las formas de actuar de mi tío y de
202
reflexiones del agustino Romualdo Rodrigo: "No obstante
todas estas objeciones, la Iglesia secunda los deseos e
iniciativas del pueblo fiel, sigue elevando al honor de los
altares a quienes se distinguieron en vida por la heroicidad
de sus virtudes, sobre todo por la caridad, o que, en un acto
de amor supremo a Cristo, sufrieron voluntariamente el
martirio. ¿Qué motivos impulsan a la Iglesia a seguir
promoviendo las causas de canonización? ¿Qué función
tienen tales causas en el mundo de hoy? Vamos a
responder brevemente a estos interrogantes.
"Todo los discípulos de Cristo estamos invitados a la
santidad (Mt. 5,48), y todos, justificados por el bautismo,
hemos sido hechos partícipes de la naturaleza divina. Por
tanto, mientras conservamos la amistad con Dios, somos
verdaderos santos. Todos bebemos en la misma fuente de
la santidad. La santidad no es otra cosa que la unión con
Dios. Cuanto más intima sea esa unión, mayor será el grado
de santidad de esa persona. Los santos son los gigantes de
la santidad.
"La Iglesia, desde los primeros tiempos, consciente del gran
poder de intercesión de los que estuvieron durante la vida
unidos íntimamente a Cristo y gozan ahora de su amistad en
el cielo, propuso a los fieles, como ejemplo de vida en el

203
"Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no todos los
siervos de Dios que ejercitaron en vida todas las virtudes
cristianas en grado heroico y que están íntimamente unidos
a Dios en el cielo son declarados beatos o santos por la
Iglesia. Ha existido a través de los siglos, y existe hoy,
infinidad de mártires, de santos anónimos, de madres de
familia, de monjas de clausura, de religiosos y religiosas, de
humildes trabajadores, de enfermos crónicos, purificados
por el sufrimiento, que alcanzaron los más altos grados de
unión con Dios, pero que no lograrán nunca ser elevados al
honor de los altares.
"La beatificación y canonización presuponen siempre una
santidad sublime, una íntima unión con Dios; sin embargo,
ni el martirio, ni el ejercicio de las virtudes heroicas durante
la vida exigen o suponen la beatificación o canonización.
"No siempre son elegidos como candidatos a la canonización
los más santos ante Dios. Y esto tiene su explicación. Una
causa de canonización lleva consigo unos gastos
considerables, y requiere un tesón constante y, sobre todo,
un esfuerzo y una dedicación que pueden durar muchos
años. Todo esto supone una organización, una entidad que
va más allá de los individuos. Se explica así que sean

204
que tienen necesidad de que la Iglesia siga proponiendo
continuamente nuevos modelos de santidad, capaces de
ayudarlos a interpretar en cualquier condición de vida el
mensaje evangélico. Y son precisamente los santos los
pioneros y los prototipos creativos de las formas de santidad
necesarias en un determinado período. Practicando un
nuevo estilo de vivir, el cristiano demuestra, con una
determinada forma de vida y de acción, ofrece posibilidades
de realizarse como hombre y como cristiano; enseña
experimentalmente que también "así", en esas condiciones
concretas de ambiente y de trabajo, se puede ser cristiano.
Por eso un siervo de Dios es tanto más canonizable cuanto
más atractivo y estimulante sea el mensaje que puede
ofrecer al mundo moderno y mayor su fama de santidad, de
tal modo que los fieles se sientan incitados a seguir sus
ejemplos."
Como ya indicamos en su momento, el mensaje de mi tío
José María, "la santificación con el trabajo ordinario", como
él mismo reconocía, es tan viejo y nuevo como el Evangelio.
Irónicamente, habría que analizar si este mensaje se refiere
sólo a las retribuciones y si más extensamente abarca de
igual forma a la santificación de las rentas del capital. La
gran mayoría de sus hijos pertenecen a las clases socio-

205
más claramente y someterla a un juicio de valores más
ampliamente histórico? Teólogos y doctores tiene la
Iglesia...

2.LAS CAUSAS DE CANONIZACION A TRAVÉS DE LOS


SIGLOS

En un principio, y hasta el siglo V, las causas de


canonización tuvieron su origen en la práctica de la Iglesia
primitiva de dar culto a los mártires que dieron su vida por
Cristo, por considerar el martirio como la máxima expresión
de la caridad. El culto de los mártires nacía espontáneo
entre los fieles a aquellos que consideraban héroes entre los
cristianos perseguidos. De ordinario la autoridad eclesiástica
se limitaba a consentir dicho culto. Habrá que esperar al
Concilio de Cartago del año 411 para conocer las primeras
normas autorizando y delimitando el culto a un mártir.
"En cuanto a la prueba del martirio, aunque no se puede
hablar de un proceso canónico, se exigía el examen crítico
de las actas del martirio y el juicio del obispo de la iglesia
local, de quien dependía la autorización del culto. Las actas
martiriales eran conservadas y leídas con fervor en la iglesia
206
persecuciones y habían sobrevivido a las mismas. Más
tarde, se comienza a inscribir en los calendarios también a
las personas insignes por sus trabajos apostólicos, por sus
escritos o por sus virtudes.
"El procedimiento para canonizar a los confesores era
distinto al de los mártires y por eso a partir del siglo VI
antes de proceder al "traslado" o "elevación" de los restos
mortales del Siervo de Dios -Fundador de una iglesia o de
un monasterio, o defensor eximio de la fe- se leía ante el
obispo, o ante el sínodo diocesano o provincial, una
biografía y una relación de los milagros atribuidos al mismo.
"Durante los siglos VI al X los elementos esenciales en el
procedimiento para una canonización eran los siguientes:
1. Existencia de la fama de santidad y de los milagros, o el
martirio.
2. Presentación al obispo, o al sínodo diocesano o provincial,
de una biografía del siervo de Dios, con especial mención de
los hechos milagrosos atribuidos al mismo.
3. Aprobación del culto por parte del obispo o de un sínodo.
"Al "traslado" o "elevación" solían concurrir los obispos
vecinos, y, más tarde, para dar más realce a la fiesta, se
comenzó a invitar al Papa. El Papa intervenía, no en virtud
de su autoridad pontificia, sino como un personaje ilustre

207
Santa Sede adoptó para las causas de canonización todas
las solemnidades propias de un verdadero proceso. En 1272
el cardenal Enrique de Susa, en sus "Comentarios a las
decretales", escribía que el proceso de canonización se
diferenciaba de los demás procesos sólo por el mayor rigor
que había que observar en el mismo.
"En 1588, el Papa Sixto V crea la Congregación de Ritos
para que se ocupe, entre otras cosas, de las causas de los
santos. Urbano VIII introdujo reformas radicales en las
causas de beatificación y santificación. Dos de los decretos
de fecha 12 de octubre de 1625 tratan de terminar con el
abuso de tributar culto a los siervos de Dios no canonizados
todavía. Sus sucesores Alejandro VII, Inocencio XI y
Clemente XII, introdujeron algunas reformas, todavía
vigentes, como la obligación de interrogar a dos testigos de
oficio. Toda la legislación existente se sintetizó y sistematizó
en el Código Canónico de 1917.
"Hasta el siglo XV no existía el Instituto Canónico de la
beatificación. La beatificación, en el sentido jurídico en que
se entiende actualmente, el permiso de tributar a un siervo
de Dios culto en una ciudad o región, o bien en una familia
religiosa, empieza en el siglo XV. El Papa, para satisfacer las
exigencias de algunas comunidades de fieles, y con miras a

208
procede directamente a esta última, éste es el caso de San
Carlos Borromeo, canonizado en 1610, sin haberse
procedido antes a su beatificación.
4. Con ocasión de la beatificación solían celebrarse grandes
solemnidades en las iglesias regionales o nacionales, a las
que había pertenecido el siervo de dios. La primera
beatificación celebrada solemnemente en la basílica del
Vaticano fue la de San Francisco de Sales el 8 de enero de
1662. Desde entonces, todas las beatificaciones tendrán
lugar en dicha basílica. En 1981, el Papa Juan Pablo II
rompió esta praxis multisecular, proclamando en Manila la
beatificación de catorce mártires del Japón. En años
sucesivos ha celebrado otras beatificaciones en diversas
naciones.
"Para la canonización se exigían dos milagros realizados
después de la beatificación. Según el código de 1917, antes
de proceder a la introducción de una causa de beatificación
y canonización, había que hacer una investigación previa y
complicada tanto por parte del obispo diocesano como por
parte de la Congregación de Ritos. El obispo tenía que hacer
la búsqueda de los escritos del siervo de Dios e instruir dos
procesos: uno sobre la fama de santidad, vida y virtudes en
general o martirio, y otro sobre la ausencia de culto. Una

209
"El 9 de marzo de 1969 el Papa Pablo VI, con el motu
proprio "Santitas Clarior" establece que los obispos, previa
autorización de la Santa Sede, pudieran introducir las
causas de canonización e instruir un proceso "Cognoscitivo",
en sustitución de los procesos ordinario y apostólico
prescritos por el derecho canónico.
"Fue una reforma importante que agilizaba mucho el ritmo
de las causas. Se trataba sólo de una anticipación de la
reforma que vendría posteriormente con la nueva legislación
de misma fecha que el nuevo Código de Derecho Canónico.
La Congregación se vio abrumada de trabajo pues antes de
conceder el "nihil obstat" para que los obispos pudieran
iniciar el proceso Cognoscitivo, tenían que examinar toda la
documentación que les había sido entregada y juzgar si la
causa se basaba en sólidos fundamentos.
"Con fecha 23 de enero de 1983, entra en vigor la nueva
legislación contenida principalmente en la constitución
apostólica "Divinus Perfectionis Magíster" y en la "Normae
servandae in inquisitionibus ab episcopis faciendis in causis
sanctorum" de la Congregación para las Causas de los
Santos del 7 de febrero de 1983. Además tendrán que
aplicarse las normas contenidas en el nuevo Código
Canónico.

210
realizarse en presencia del obispo o de un delegado suyo.
Las declaraciones de los testigos, hechas bajo juramento
ante el tribunal y los documentos o pericias entregados al
tribunal y reconocidos por el notario actuario, forman parte
de las actas del proceso y como tales adquieren un valor
especial.
"La nueva legislación ha aportado muchas novedades, y ha
simplificado en muchos puntos el procedimiento; ha
agilizado el estudio de las causas; pero ha querido que las
mismas se instruyan mediante un proceso en el que hay
que observar el cumplimiento de todas y cada una de las
normas actualmente vigentes. Y es cometido de la Sagrada
Congregación aun en los casos instruidos bajo la nueva
legislación, juzgar sobre la validez del proceso."
Y es bien patente que en la fecha de mi comparecencia en
el Arzobispado de Madrid el 31 de mayo de 1991 -aun
cuando el proceso ya se había remitido a la Sagrada
Congregación-, dicho tribunal conocía mi deseo expreso de
declarar, así como los documentos que adjunté para su
estudio. Todavía estoy esperando una contestación de la
citada Congregación.
Por otra parte, al no recabarse mi testimonio, se está
incurriendo en el incumplimiento de los artículos 17 y 18. El

211
manifestasen lo que oyeron de su padre, la virtud de la
humildad vivida en grado heroico.
También se ha obviado el cumplimiento del artículo 18, al
no citar como testigos a "los consanguíneos y los afines del
Siervo de Dios y aquellos que tuvieron amistad e intimidad
con él". El proceso es declarado válido si se han observado
las solemnidades requeridas por las normas que lo regulan.
De lo contrario debe ser declarado inválido, y se debe
proceder a la subsanación de estos defectos, si son
subsanables.
El hecho de que los procesos de canonización sean de
carácter administrativo, al no existir un verdadero derecho
defendible ante un tribunal porque nadie tiene derecho a la
beatificación o santificación, no es objeto de una sentencia
en el sentido estricto, sino de un acto administrativo del
Papa, por el que declara la heroicidad de las virtudes, o de
la sobrenaturalidad de un hecho atribuido a la intercesión de
un siervo de Dios, o de un determinado beato que está
gozando de la visión de Dios. Aunque el proceso de
canonización no sea judicial, dada la gravedad de la materia
y, por tanto, la necesidad de proceder a la búsqueda de la
verdad con las máximas garantías, se exigió a la Iglesia
desde el siglo XIII que se aplicasen a las causas de

212
un proceso judicial confiere la suficiente garantía de
veracidad a las declaraciones de los testigos y de
autenticidad a las pruebas documentales. No aplicarlo nos
puede mover a poner en tela de juicio la validez del proceso
y su consistencia.
En el Código de Derecho Canónico anterior, la beatificación
constituía por sí misma un proceso jurídico independiente de
la canonización. Para la beatificación formal se requería el
decreto sobre la heroicidad de las virtudes y sobre los
milagros (dos, tres o cuatro, según los casos). Obtenida la
beatificación, los actores no estaban obligados a seguir la
causa, la cual quedaba prácticamente archivada. Silos
actores querían obtener la canonización, tenían que pedir
explícitamente la reasunción de la causa.
En la nueva legislación, no se habla ni siquiera una sola vez
de la beatificación. Se dice que uno de los motivos por los
que no se menciona la beatificación en las nuevas leyes es
porque ésta constituye simplemente una fase de la causa de
canonización. No se trata de dos causas diversas, sino de
dos momentos o fases de la misma causa. La beatificación
es una sentencia no definitiva, que tiende a la canonización;
es decir, a la sentencia definitiva del Papa por la cual, en
virtud de su infalibilidad, declara que un beato está en el

213
beatificación. La Constitución "Divinus Perfectionis Magíster"
ha derogado todas las leyes anteriores relativas a las causas
de los santos. Al derogar lo que establecía el código
precedente respecto al proceso de beatificación, y puesto
que la nueva legislación nada dice, jurídicamente no se
podría proceder a declarar beato a un siervo de Dios. La
beatificación no es ya un requisito necesario para la
canonización, como lo era en la anterior legislación. No
obstante el Papa continúa proclamando beatos con un ritmo
jamás conocido.
Los primeros pasos para introducir una causa de
canonización requieren tres requisitos:
A) "Fama de santidad". Según Benedicto XIV, la fama de
santidad es la opinión generalizada, manifestada
públicamente, de una manera espontánea y constante, por
la mayor parte del pueblo, sobre el martirio o sobre la vida
virtuosa y milagros realizados por el siervo de Dios, que
induce al pueblo a venerarlo y a encomendarse a él. La
fama de santidad debe de ser: espontánea, no suscitada
artificialmente por medio de la propaganda; duradera, que
no desaparezca poco tiempo después de la muerte del
siervo de Dios, sino que vaya continuamente en aumento;
generalizada, que exista en la mayor parte de la comunidad;

214
poseemos los suficientes elementos para sostener que sus
hijos han sabido dirigir una verdadera campaña para
extender artificialmente su fama de santidad.
En cuanto a su duración, tengo el presentimiento de que
sus hijos la van a hacer durar, y si en sus manos estuviera,
la eternizarían. Gracias a Dios, sólo de El depende.
Generalizada: de todos es conocido lo extendida que está
en las clases medias y altas.
En lo que atañe a la seriedad no debo pronunciarme puesto
que sería prejuzgar y meterme en un terreno que ya no me
corresponde.
B) "Ejercicio heroico de las virtudes":
Virtudes teologales. A mi juicio, tengo el convencimiento
que la virtud de la fe la vivió en grado heroico y así lo
transmitió a sus hijos, una fe muy peculiar.
Esperanza. Frente a esta característica se pone de
manifiesto por sí solo cómo vivió la virtud de la Esperanza.
Baste con recordar el siguiente punto de Camino: "Se gasta
lo que se deba, aunque se deba lo que se gasta."
C) "Caridad para con Dios". No existe duda alguna. Desde
siempre vivió la filiación divina y así la transmitió a sus hijos.
D) "Caridad para con el prójimo". Me viene en estos
momentos a mi memoria su comportamiento con nuestra

215
2.ITINERARIO DE UN PROCESO

El 21 de noviembre del pasado año, Jesús Urteaga,


sacerdote del Opus Dei, argumentaba en la presentación de
un libro: "La Causa de Canonización del Fundador del Opus
Dei es una respuesta de la Autoridad eclesiástica a un deseo
y una solicitud profundamente sentidos en el Pueblo de
Dios. Además de los millares de fieles -continuaba-, de las
más variadas condiciones sociales y de los cinco
continentes, que se dirigieron al Santo Padre para suplicarle
que se iniciara el estudio de la vida y virtudes de Mons.
Escrivá de Balaguer, destacan los miles de testimonios
escritos de quienes le conocieron personalmente y que dan
fe de su santidad de vida."
No es necesario poner en duda las manifestaciones de Jesús
Urteaga. Sobradamente conocemos la fuerza e influencia
que han ejercido y ejercen con sus hermanos y padres de
sangre y con sus amigos y simpatizantes para alcanzar
cualquiera de los objetivos marcados.
Conviene ahora recordar los logros o "milagros" que a lo
largo de la vida del Fundador han realizado sus hijos en la
216
testimonien verbalmente y por escrito todo aquello que se
les sugiera para contribuir a la Causa de Santificación del
Padre. La mayoría no conoció verdaderamente a mi tío José
María. Ellos han visto su fachada, su espectáculo, en un
rato, de visita, en reuniones multitudinarias o
esporádicamente en visitas previamente concertadas. En el
fondo, nunca llegaron a penetrar la persona que encarnaba
a mi tío.
Jesús Urteaga, no sabemos si en tono irónico, nos dice que
se trata de personas "de las más variadas condiciones
sociales". Es notorio, y a la naturaleza y constituciones del
Opus Dei me remito, que para ser numerario se exige estar
en posesión de un título académico o profesional. No hay
lugar a dudas, el sello elitista está bien marcado:
pertenecen mayoritariamente a las clases media-alta y alta.
La labor de apostolado, su propia historia así lo demuestra,
está centrada en los universitarios o aquellos que en
potencia lo serán con el paso del tiempo. Las numerarias
auxiliares representan un pequeño porcentaje, y son las
"empleadas de hogar" que trabajan en su totalidad en casas
de la Obra, sin funciones dentro de la continua campaña de
apostolado.

217
la actualidad con mayor rapidez que en el pasado."
A nadie puede moverle a sospecha que de forma general la
Iglesia considere oportuno agilizar todos los procedimientos
imbricados en las Causas de Santificación, sobre todo si en
los siglos pasados la lentitud fue pasmosa para los santos
más trascendentales: san José de Calasanz tardó 119 años,
santo Tomás Moro 400, san Ignacio de Loyola llevó también
más de cien, santa Teresa de Jesús, san Francisco de Asís, y
la larga lista de figuras que elevaron al mayor rango la
práctica cristiana.
Ahora bien, entre la agilización y el impulso a reacción -y ahí
tenemos las palabras del cardenal Tarancón- existe una
distinción más que llamativa. Sólo han transcurrido 17 años
desde su muerte y ya ha tocado los altares, saltándose a la
torera muchos de los testimonios comprometedores, y
obligatorios, que debieron ser llamados incluso de oficio.
El postulador de la Causa, Flavio Capucci (miembro del
Opus Dei), manifiesta: "Es palmario que la solidez de una
Causa se valora no sólo en función de su duración, sino de
la calidad de las pruebas." ¿Quién pone en cuarentena y se
niega a asumir una afirmación que de pura lógica se escapa
si la trasladamos a mi tío? La calidad está por encima, pero
aún más el cumplimiento obligatorio de las normas dictadas

218
Siervo de Dios y aquellos que tuvieron amistad e intimidad
con él."
Habría que traer a esta Causa esa expresión tan propia de
la clase política: "Luz y taquígrafos." Es palmario el
incumplimiento de ese artículo 18 por la Postulación de la
Causa y por el juez instructor. Y no sólo al no citarme a mi
como testigo, como sobrino del Fundador, sino a otros
familiares con semejante o más cercano parentesco. Y para
qué hablar de las personas que trabaron una fuerte
amistad, mantenida en la intimidad y en muy distintas
circunstancias, con mi tío José María.
Tras el fracaso de mi intento de comparecencia a través del
Arzobispado de Madrid, manifesté públicamente estos
mismos incumplimientos. Pero como quien oye llover.
Miguel Fisac, arquitecto, uno de los primeros numerarios de
la Obra, que cruzó corno mi tío los Pirineos durante la
guerra civil, convivió con él en Madrid, después en Burgos,
nuevamente en Madrid y al final en Roma antes de romper
con la Obra, no ha sido llamado. Antonio Pérez Tenesa,
sacerdote y consiliario del Opus Dei en España durante los
primeros años, que ayudó a mi tío a redactar en latín los
Estatutos del Instituto Secular, tampoco ha sido llamado.
María del Carmen Tapia, secretaria personal a lo largo de

219
Puede resultar duro, y sin embargo yo si que no eludiré mi
compromiso: el proceso ha estado viciado. Personas que
decididamente fueron excluidas de antemano, no cabe
duda. Nadie va a entrar a valorar las pruebas y
declaraciones a las que se atribuye una calidad indiscutible,
pero este mismo calificativo debe emplearse para esa lista
de potenciales testigos que han sido marginados y con
grados de idoneidad similares. El cincuenta por ciento de los
testimonios aportados venían de miembros de la Obra y la
otra mitad correspondían a simpatizantes.
Por otro lado, el juez de la Causa en España, el padre
agustino Rafael Pérez, puede ser considerado -y nunca
mejor dicho- juez y parte. En una revista de difusión
nacional dejó bien clara su parcialidad al tomar parte directa
en el debate abierto y ante mis propias desavenencias:
"-¿Qué me dice de su sobrino Carlos Albás, que también se
siente excluido? -le preguntó el periodista.
"-Ese sobrino no conoció a su tío. Escuchamos a los
familiares, claro, pero no a los que no le habían tratado,
como usted comprenderá. Mire, esa gente que ahora viene
protestando no dice más que tonterías, están inventando,
no tienen fe, no saben lo que es la virtud y su postura sólo
se fundamenta en el odio."

220
este capítulo son más que aclaratorias y me permiten
afirmar que el proceso ha sido una chapuza.
En el mismo libro de Jesús Urteaga se intenta defender con
uñas y dientes y con otros criterios laudatorios la Causa: "En
fase instructora de los dos procesos llevados, uno en Roma
y otro en Madrid, iniciados el mes de mayo de 1981, se
pone de manifiesto que han sido escuchados cuatro
cardenales, cuatro arzobispos, siete obispos, 28 sacerdotes
y cinco religiosos, y que más del 50 por ciento de los
testigos no pertenecen al Opus Dei, porcentaje muy
superior al que exige la normativa en vigor para asegurar la
necesaria neutralidad del aparato aprobatorio." Únicamente
quisiera puntualizar que si los que han sido llamados a
testificar responden al mismo criterio de selección como el
que guió la exclusión de otros testigos trascendentales, nos
encontraremos con una parcialidad muy inusual para un
proceso tan delicado.
Esta forma de proceder invalida también la declaración
sobre las virtudes vividas por mi tío José María en grado
heroico. En las virtudes teologales se nos dice "caridad para
con el prójimo". En concreto con los familiares, no ha sido
exactamente ése el comportamiento. Nunca quiso saber
nada de ellos, excepto de aquellos que le interesaban por

221
en la rehabilitación. Pobre y humilde, humilde y pobre, el
marqués de Peralta. Nunca un Mercedes, una avioneta, el
helicóptero y lo que hiciera falta. ¿Mantiene el lector fresco
en la memoria el pasaje de la cuchara de peltre y la Grande
de España? La vuelta del calcetín al mensaje evangélico.

EPÍLOGO

Todo el mensaje del Fundador del Opus Dei se concentra en


un solo punto de Camino, su número 291: "Tienes
obligación de santificarte. Tú también. ¿Quién piensa que
ésta es labor exclusiva de sacerdotes y religiosos? A todos,
sin excepción, dijo el Señor: "Sed perfectos, como mi Padre
Celestial es perfecto."
Como hemos visto a lo largo de este libro, mi tío José María
no aportó esencialmente nada, ni vislumbró y mucho menos
arrojó nueva luz sobre la riqueza de las Sagradas Escrituras.
Los referentes se hallan en la Iglesia desde su fundación y
hasta nuestros días ininterrumpidamente. Incluso si se
detiene uno en el análisis de sus mensajes, encontraremos
contradicciones que los invalidan como supone la
222
"E1 espíritu del Opus Dei, en efecto, tiene como
característica esencial el hecho de no sacar a nadie de su
sitio. (...) Por eso, cuando un sacerdote se adscribe a la
Obra, no modifica ni abandona su vocación diocesana -
dedicación al servicio de la Iglesia local a la que está
incardinado, plena dependencia del propio Ordinario,
espiritualidad secular, unión con los demás sacerdotes, etc.-
, sino que, por el contrario, se compromete a vivir esa
vocación a plenitud, porque sabe que ha de buscar la
perfección precisamente en el mismo ejercicio de sus
obligaciones sacerdotales, como sacerdote diocesano."
Nunca fue excesivamente inteligente, pero sí lo
suficientemente hábil para justificar la propia medianía de
su mensaje: "tan viejo como el evangelio y como el
evangelio nuevo". Pero este simple artificio servirá para
catapultarle a la conquista del mundo.
Su originalidad estriba en un énfasis hasta radical puesto en
cada uno de los ejes centrales de su predicación, y
evidentemente en los medios coactivos que no dudará en
emplear y recomendar para mentalizar las conciencias, con
una constancia sistemática, impropia de la Iglesia pero más
concretamente de los tiempos que corren.

223
razonamientos críticos con su forma de proceder: "La
soberbia, el pecado de los Ángeles"; que en él nace en sus
primeros años de adolescente, tras sufrir la ruina económica
a que se vieron abocados sus padres y que irá
incrementándose con el paso de los años.
Tampoco hay que olvidar otro elemento con el que siempre
supo jugar a su favor, sus especiales características para la
teatralidad, sus condiciones de actor, que explotará y
rentabilizará durante toda su vida para arrastrar a miles de
personas que de buena fe se acercaron a él. El carisma es
una condición inexcusable para atraer sobre sí a las masas.
Desde un principio busca diferenciarse de los demás. El
fundamento de todo cristiano, la filiación divina, lo hace
suyo y posteriormente lo transmite a sus seguidores como
método de hacerlos vivir una autenticidad que los discrimina
desde la superioridad ante sus semejantes y los coloca por
encima del bien y del mal. Lo que él ha fundado no es obra
suya, es Obra de Dios, lo expone convencido, e incluso así
la denomina. ¿Puede el lector arrancar a comprender ahora
el cierto grado de amoralidad que se detecta en algunas de
sus actitudes?
Su directa conexión, su comunicación directa con Dios, será
invocada como medio seguro para alcanzar los propósitos

224
soy nada, que no valgo nada, que no tengo nada, que no
puedo nada; más: ¡que soy la nada!, "pero El es todo y, al
mismo tiempo, es mío, y yo soy suyo, porque no me
rechaza, porque se ha entregado por mí". ¿Habéis
contemplado amo más grande?"
Y continúa dejando el mismo rastro en sus escritos: "La
sabiduría infinita me ha ido conduciendo, como si jugara
conmigo, desde la oscuridad de los primeros "barruntos"
hasta la claridad con que veo cada detalle de la Obra." "Y
para abrir paso a este fenómeno teológico, pastoral y social
en la vida de la Iglesia, "Dios me ha llevado de la mano",
calladamente, poco a poco, hasta hacer su castillo: da ese
paso -parece que decía-, pon esto ahora aquí, quita esto de
delante y ponlo allá. "Así ha ido el Señor construyendo su
Obra", con trazos firmes y perfiles delicados, antigua y
nueva como la palabra de Cristo. En la historia de nuestro
camino jurídico dentro de la vida de la Iglesia aparece con
mucha claridad este juego divino del que hablo: no he
tenido que andar calculando, como jugando al ajedrez;
entre otras cosas porque nunca he pretendido averiguar la
jugada del otro, para poder dar jaque mate después. Lo que
he tenido que hacer es dejarme llevar."

225
ellos se sientan elegidos por Dios. La llamada divina es
privilegio que los señala directamente a ellos, a sus frentes
como los hijos de Dios. Esta "humildad" rayana con una
obsesiva exhibición contrasta con otras manifestaciones que
al final de sus días solía hacer. Así lo recuerda Salvador
Bernal: "En mayo de 1974, Mons. Escrivá de Balaguer
conversaba con un grupo de socios de la Obra de Brasil, de
edad madura. Y los situaba con fuerza, ante su
responsabilidad, como cofundadores del Opus Dei:
"Cuando era joven, no me atrevía a decirlo; pero desde
hace años, si lo digo. Yo soy un pobre pecador que ama a
Jesucristo, un pobre pecador. Pero mirad: he conocido y
tratado a grupos de personas importantísimas... Pero
Fundadores del Opus Dei, hay uno solo: muy pecador, pero
uno. ¿Padre vuestro? Sí. Siempre habrá uno que será mejor
que yo; el que me suceda, y los que vengan detrás de él. Lo
habéis de amar y de querer mucho más que a mí. Primero,
porque ésa es la Voluntad de Dios; después, porque lo
merecerá. Pero el Señor os pedirá cuenta de haber estado
cerca de mí. No porque sea bueno, sino porque EL -no
encontró otra cosa peor- me buscó para que se vea que ha
sido ÉL quien ha hecho la labor. Vosotros y yo -os lo diré,
como suelo hablar, con comparaciones muy fáciles de

226
Estas manifestaciones vuelven a evidenciar una falsa
humildad y ponen en solfa una vez más un comportamiento
del que no se desvió a lo largo de su vida; al contrario, lo
fomentó. El es plenamente consciente de su importancia, de
su poder, su influencia, y así lo declara, y no limitándose a
las palabras, sino que lo refleja en los hechos. Durante su
existencia se rodeará del suficiente boato e inaccesibilidad
como para generar el distanciamiento que requiere su
pompa misterio en una persona que se cree hilo transmisor
de Dios. Nadie puede sugerirle, a nadie aporta explicaciones
o da cuenta de sus actos, todo lo que sale de él no es otra
fuerza que "la santa Voluntad de Dios". Así lo hace creer. En
su caso hay una sola respuesta y no cabe enfrentarse a
cualquier otra explicación. ¿Acaso se le puede requerir una
explicación mínima a un ser que se reviste del sagrado
misterio: "Lo ha dicho el Padre" Como máximo de sus labios
se podrá escuchar "es conveniente". Sobran, pues, las
razones. No hace falta justificación.
Camino es una mina sin fondo para reconstruir el retrato del
Fundador, ilustra su actuación como Padre y la que imbuirá
en sus hijos, haciendo desaparecer el rastro del prejuicio si
hay que salvar algo primordial para la Obra. En el lema 387
afirma: "El plano de santidad que nos pide el Señor está

227
recoge los apuntes clave se halla en el caso dramático de
Maria Angustias Moreno. Creo que el relato contenido en su
libro La otra cara del Opus Dei es lo suficientemente
aclaratorio como para resistirnos a la tentación de traerlo a
este otro libro abierto a la disidencia, a la libertad de
conciencia que nos debemos como cristianos unos a otros y
al respeto de los mínimos que Jesucristo dejó tras su paso
por esta Tierra.
Ya hemos expuesto aquel término acuñado para la
sentencia inapelable que pesa sobre los individuos que
tuvieran las agallas para abandonar la Obra en una
determinación coherente con sus creencias, y no nos
engañemos con aquellas creencias que los empujaron a
ingresar en ella para conducirlas a buen puerto,
honestamente. Me refiero a la "muerte civil". Jamás volverá
a pronunciarse su nombre en los círculos de la institución,
dejó de existir.
Pero, amigo lector, la virulencia de la Obra alcanza su
máxima expresión cuando, en uso de su libertad y con la
conciencia bien limpia, el antiguo miembro, sabedor de lo
que realmente se cuece en la trastienda, decide hablar,
exponer comentarios negativos sobre la Obra, su Fundador
o alguno de sus miembros destacados. El aparato

228
sabemos, no iba a obtener respuesta. Sólo le queda elegir
entre estas dos opciones: "obedecer o marcharse". Ante
tamaña postura decide abandonar la Obra, pero sin
provocar escándalos de ningún género.
Lo mismo que le había sucedido con anterioridad a personas
que habían abandonado la institución, sufre la "muerte
civil". Nadie volverá a hablar de ella, y quienes fueron sus
amigas, sus hermanas espirituales, la olvidarán como si un
agujero negro se la hubiera tragado. "Los que se van es
como si hubieran muerto." Se acabó, que nadie se entere,
en primer lugar se sitúa la elusión del peligro que podría
incubarse para la pureza vocacional de los restantes
miembros. Ningún germen pernicioso debe manchar el
rostro límpido de la Obra.
Este comportamiento se reproducirá con cada una de las
personas que se decidan a dar el gran paso y acopien el
valor para encararlo. Son cientos, miles, pero ellos ya se
encargarán de ocultar las estadísticas, sería un escándalo,
no sólo para los de dentro, también para los que se
mantuvieron al margen. En todo caso obtendremos los
datos del conjunto de fieles propios, como recoge Luciano
M. Santareii en su libro "Amar al Mundo": según la edición
del Anuario pontificio, el presbiterio de la Prelatura está

229
grandes mentiras.
Cuatro años después de dejar la Obra, María Angustias
Moreno toma la iniciativa de publicar un primer libro, "Anexo
a una historia". En diciembre de 1976 y en enero de 1977
aparece publicada una carta en "Diario de Barcelona" en la
que más de veinte personas que habían pertenecido al Opus
Dei se solidarizan con el contenido del citado libro. Al poco,
esta carta es recogida por la revista "Blanco y Negro".
Unos meses después, seis sacerdotes del Opus Dei, Benito
Badrinas Amat -vicepostulador en el proceso de santificación
de José María Escrivá de Balaguer- y Severino Monzón en
Barcelona, Emilio Navarro Rubio y Juan García Llovet en
Madrid y Ernesto Peñacoba Muñoz-Chapulli y Antonio del Val
en la ciudad de Sevilla -de donde proviene María Angustias-
visitan de dos en dos a las personas firmantes de la carta
para difamarla, injuriarla y calumniarla, en definitiva, para
desacreditarla.
Las conversaciones se iniciaban siempre del mismo modo:
"Queremos advertirte que María Angustias es lesbiana, es
decir, que ha tenido trato carnal." Y por supuesto, que
podían ofrecer tantas pruebas de corrupción dentro de la
Obra como se quisieran.

230
efectuada en Barcelona por Severino Monzón Romualdo,
secretario de la Delegación del Opus Dei en Barcelona, y
Benito Badrinas Amat, antiguo rector de la iglesia de Santa
María de Montealegre de Barcelona y ahora vicepostulador
de la Causa de Santificación de mi tío José María Escrivá de
Balaguer.
El criterio que me guía para esta selección no es otro que el
papel jugado recientemente por Benito Badrinas, también
participante en el programa de Antena 3 "La Clave" que
versó sobre la figura de Josemaría Escrivá de Balaguer.
Barcelona, 29 de abril de 1977.

El pasado 27 de abril, miércoles, sobre las 17.15, el


telefonista de mi empresa me llamó para
comunicarme que tenía una llamada exterior de don
Benito Badrinas Amat, a quien yo conocía como
sacerdote del Opus Dei, el cual deseaba hablar
conmigo. Dado que mi relación personal con dicho
sacerdote había sido -y es- nula, indiqué al
telefonista que le interrogara sobre si deseaba tratar
algún asunto comercial; contestó que no, que era un
asunto personal. Ante esa respuesta, me negué a
que el telefonista me pasara la comunicación,
231
profesional y el de mi domicilio familiar, pues yo no
se los había dado nunca.

Sobre las 10.30 del 28 de abril, el telefonista de mi


empresa me comunicó que tenía nuevamente una
llamada de don Benito Badrinas para mí. Ante tanta
insistencia, accedí a que me pasaran la
comunicación. Don Benito Badrinas me pidió si podía
recibirlo aquella mañana. Contesté afirmativamente
y quedé citada con él para las 11.30.

A esa hora mi secretaria, Elena de Diego Oriol, me


avisó de que habían llegado dos sacerdotes, uno
vestido de clergyman y el otro con sotana, y que
habían dicho que yo los esperaba. Me extrañó que
vinieran dos personas, pues yo sólo había citado a
don Benito Badrinas Amat. Mientras ellos esperaban
en la sala de visitas, conecté en presencia de mi
secretaria el magnetófono que tenía en mi despacho
y le pedí que dijera algo para comprobar el
funcionamiento del mismo. Hecho esto, y ya con la
grabación en marcha, le indiqué que hiciera pasar a
mis visitantes, a los cuales, previamente, mi

232
escucharon el diálogo, pues la puerta de
comunicación entre ambos despachos estaba
cerrada.

Los sacerdotes que se entrevistaron conmigo fueron


don Benito Badrinas Amat, sacerdote numerario del
Opus Dei, antiguo rector de la iglesia de Montealegre
de Barcelona, y que en la actualidad trabaja en los
trámites del proceso de beatificación de don José
María Escrivá, fundador del Opus Dei, y don Severino
Monzón Romualdo, sacerdote numerario del Opus
Dei, que era, en los últimos años de mi pertenencia
a dicho Instituto Secular, sacerdote secretario de la
Delegación del Opus Dei en Barcelona. Por razón del
cargo que ocupaba, don Severino Monzón era
superior interno mío, con autoridad real y moral
sobre mi persona. Ignoro si sigue ocupando
actualmente dicho cargo.

Resumo a continuación la entrevista que sostuve con


ellos.

En primer lugar, manifesté mi extrañeza por el


hecho de que se presentaran dos personas, cuando

233
rectificación. Le pregunté si podía actuar según mi
conciencia, y él me contestó que eso era lo que él
quería pedirme. Le respondí que yo actuaba así.

A continuación, y siempre en este estilo entrecortado


y confuso, se dirigió a "esas cosas que habéis
hecho". Le pregunté qué cosas eran ésas, y él me
contestó que publicar una carta, que yo también
había firmado. Le recordé que yo era la primera
firmante de la misma. Don Benito Badrinas siguió
diciendo entonces que con esa carta habíamos
hecho daño, que "posiblemente era lo que se
pretendía". Le aseguré que no habíamos pretendido
hacer daño a nadie, sino dar un testimonio de
justicia y de verdad. Se refirió entonces, quejoso, al
hecho de sacarlos en la prensa, públicamente,
cuando yo sabía que ellos jamás utilizarían nada de
nadie, que "absolutamente nunca nosotros diremos
nada de ti". (Esta última frase me produjo cierta
hilaridad interna, pues me consta lo contrario.)

Volvió a referirse a la carta y dijo que la encontraba


muy genérica. Yo la saqué de uno de los ca jones de
mi mesa y le leí los párrafos en los que
234
Don Benito Badrinas volvió a repetirme entonces que
les habíamos hecho daño, y yo me reafirmé en mi
postura de que decir la verdad no es hacer daño a
nadie. Me insistió en que lo pensáramos bien.
Respondí que pensado estaba, que la carta no era
una improvisación, sino una cosa muy meditada. Se
refirió entonces a las posturas de las personas
firmantes, y dijo que era dudoso que todas
pensáramos del mismo modo. Le hice ver que él
mismo podía comprobar si hablaba con ellas, que
ninguno firmó con inconsciencia, engaño o
desconocimiento. Ante esa respuesta me contestó
que él no iba a preguntar a las personas por qué
habían firmado, y que eso tampoco le interesaba. He
de decir que sus palabras, entrecortadas y
deshilvanadas, me iban dejando cada vez más
sorprendida. Dada la impresión de estar muy
nervioso.

Seguidamente me dijo que en la carta había una


serie de cosas evidentemente peyorativas, y que si
él supiera algo de mi vida -"que no sé nada, se
apresuró a añadir"- no andaría publicándolo. Y dijo
textualmente esta frase: "Sí sabemos de otras
235
imaginar... Bueno, moralmente quiere decir que ella,
a pesar de que después en ese libro, eh, con una
exageración a que se guarden unas precauciones en
una serie de cosas en las que ella cayó.
¿Comprendes?"

Le confesé que no entendía nada; que me dijera a


qué página del libro se refería. Me contestó que no
se refería al libro, sino a la vida suya; que ella en el
libro hablaba de la guarda de la castidad de manera
que a los ojos del público quedaba como algo
peyorativo, siendo así que era natural que se
guardaran una serie de precauciones. Y que, además
de eso, lo escribía "una persona que a pesar de esas
precauciones, no ha vivido bien la castidad".

Le interrogué sobre qué quería decir no vivir bien la


castidad. Me contestó: "Bueno, pues que ha tenido
relaciones con otras chicas."

Dirigiéndome entonces a don Benito Badrinas y a


don Severino Monzón les pregunté: "¡Eso les
consta?" Don Benito Badrinas dijo: "Sí." Don
Severino Monzón añadió: "Hay una documentación

236
empezaron a hablar al mismo tiempo, quitándose las
palabras el uno al otro. Dijeron que no lo decían en
sentido de acusación, sino sólo de información.

Yo estaba muy indignada por dentro, pues no


entendía cómo dos sacerdotes, demostrando a las
claras su condición de tales, y de los que me
constaba su pertenencia al Opus Dei, podía
pronunciar las palabras que yo acababa de escuchar.
Por eso insistí en que les pedía como sacerdotes que
se comprometieran bajo su palabra delante de Dios
de que lo que acababan de decirme de María
Angustias Moreno era cierto. Don Benito Badrinas
pronunció nuevamente "Sí" en voz baja, pero
audible. Repetí nuevamente: "¿Se comprometen
bajo juramento?" Don Severino Monzón insistió en
que no se trataba de ninguna acusación.

Les pedí pruebas, les pedí detalles. Muy nerviosos,


repitieron que no se trataba de ninguna acusación,
que no querían entrar en detalles, que era
exclusivamente para que yo lo supiera.

237
que nos habíamos solidarizado con esto. Les dije que
había cooperadoras que lo habían ido diciendo por
ahí. Respondieron que no lo creían, que no dudaban
de mi palabra, pero que se trataría de personas que
se habrían enterado por su cuenta. Insistí: "¿Tienen
datos concretos? ¿O son deseos, o son suposiciones,
o son imaginaciones?" Me contestó: "Hechos
concretos."

"¿Hechos concretos? ¿Y la han tenido durante


catorce años siempre en cargos de gobierno y de
formación de otras personas?" Me contestó don
Severino Monzón que no se sabía. Le manifesté mi
extrañeza por "tamaña" ignorancia, pues las
tendencias homosexuales se pueden detectar con
facilidad. Nuevamente don Severino Monzón me
respondió que en este caso no aparecieron hasta
ahora. Les pregunté si las habían descubierto ahora
(cuando han pasado cuatro, ya más de cuatro años,
de su salida del Opus Dei) porque espontáneamente
la gente lo ha dicho o bien si se había fomentado
que se dijera. Don Benito Badrinas me respondió
entonces que eso él ya no lo sabía, que él no había
hecho la investigación, que él había visto la
238
Así terminó la conversación. Inmediatamente
después de la marcha de don Benito Badrinas Amat
y de don Severino Monzón Romualdo, entró en mi
despacho mi hermano. En su presencia paré el
magnetófono, desconecté el micro y, juntos ambos,
escuchamos el resultado de la grabación, deficiente
por las malas condiciones acústicas de mi despacho,
pero perfectamente audible. Quisiera que se
adjuntara como prueba de mi testimonio.

Así lo manifiesto en Barcelona, fecha ut supra.

Fdo.: Ana María Calzada (Barcelona).


Me imagino que cuesta creer la veracidad del
comportamiento de estos sacerdotes del Opus Dei, y todavía
puede resultarnos mayor la extrañeza al constatar que uno
de ellos ocupe la responsabilidad de vicepostulador de la
Causa de Santificación de monseñor Escrivá de Balaguer.
Pero a quienes conocemos los entresijos, la tramoya
espectacular que esconde la institución, ya nada puede
sorprendernos al ver oír, leer y sufrir los comportamientos
que miembros destacados han empleado con cada uno de
nosotros.
239
su justo proceder al cumplir con un mandato de Dios. Pero
ellos también han contraído su ración de culpa. Dios los hizo
libres. Y entre sus obligaciones se encuentran el análisis y la
búsqueda de la verdad.
María Angustias Moreno detalla claramente en su libro "La
otra cara del Opus Dei" cómo únicamente a través de una
profunda mentalización puede darse tal ceguera. Esta es la
verdadera razón. Desde un principio mi tío José María
emprende un proceso de mentalización que se transmitirá
en sus formas y contenidos de unos hijos a otros. esta es
otra de las explicaciones que cabría esgrimir para acertar a
comprender que ningún sacerdote captara el "espíritu del
Opus Dei", echando mano como alternativa de la Orden de
la Santa Cruz.
María Angustias, con todas las pruebas en sus manos,
ejerció su derecho de recurrir ante los tribunales ordinarios
de justicia, y previo consejo de su abogado José María Gil-
Robles y Quiñones, presentó las conciliaciones pertinentes y
necesarias para querellarse contra los seis sacerdotes del
Opus Dei que habían realizado parecidas manifestaciones a
las que nos acaban de relatar.
Estas conciliaciones fueron presentadas en los juzgados de
Madrid el 18-10-1978, en Barcelona en el juzgado número

240
previo a la querella por injuria y calumnia, contra D.
Juan García Llovet, con domicilio en Madrid, calle
Diego de León, 14, para que se avenga a reconocer:

1. Que es miembro de la Sociedad Sacerdotal de la


Santa Cruz y Opus Dei.

2. Que ostenta o ha ostentado puestos directivos de


dicha Obra.

3. Que acompañado de don Emilio Navarro Rubio,


también sacerdote miembro de la Obra citada, visitó
a diversas personas de la ciudad de Madrid.

4. Que ante esas personas visitadas formuló


imputaciones contra la señorita María Angustias
Moreno Cereijo, asegurando que era una pervertida
sexual y una lesbiana, y que había intentado
pervertir a varias jóvenes pertenecientes a la
"Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei".

5. Que cuando realizó esas visitas tenía


conocimiento de que la Srta. María Angustias Moreno

241
Srta. María Angustias Moreno Cereijo obedecieron a
informaciones que han resultado falsas.

8. Que, en consecuencia, reconoce y declara que


esas imputaciones son gravemente injuriosas y
calumniosas, por lo que las rectifica totalmente en
este acto, estando dispuesto a dar a la Srta. Moreno
Cereijo las reparaciones morales procedentes por el
daño que se le ha causado.

9. Finalmente que se compromete y obliga a enviar


copia del acto de conciliación a todas las personas
que visitó haciendo las imputaciones referidas contra
la Srta. Moreno Cereijo con una carta suya de simple
remisión de copia, hecha por conducto notarial.

Y SUPLICO AL JUZGADO se sirva tener por


presentada esta papeleta, citar a D. Juan García
Llovet, con domicilio en calle Diego de León, 14, de
Madrid, y señalar la fecha de celebración del acto de
conciliación a los efectos indicados en el cuerpo de
este escrito.

Es justicia que pido en Madrid (...) de octubre de


1977
242
proceda en Derecho, DIGO:

- Que siguiendo instrucciones (le mi poderdante


promuevo en su nombre, mediante el presente
escrito, querella criminal por injurias al amparo del
art. 270 y concordantes de la Ley de Enjuiciamiento
Críminal contra D. Antonio del Vals, mayor de edad,
soltero, sacerdote, con domicilio en Sevilla, calle Río
de la Plata, núm. 7, y contra D. Ernesto Peñacoba
Muñoz-Chapulli, con las mismas circunstancias
personales e idéntico domicilio, por el delito de
injurias graves.

Sirven de base a esta querello los siguientes


HECHOS:

PRIMERO. Mi representada, Dña. María Angustias


Moreno Cereijo, soltera mayor de edad, ingresó en el
año 1959 en la institución religiosa denominada
"Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei",
conocida más frecuentemente por estas dos últimas
palabras de "Opus Dei" y a la que pueden pertenecer
mujeres, así como va rones que no tengan el estado
sacerdatal.
243
mayoría de sus miembros. Esa comprobación de
hechos, que para ella fue profundamente dolorosa,
le hizo comprender que no tenía vocación para
seguir perteneciendo a tal institución, por lo que sin
escándalos ni rompimientos abandonó la OBRA, sin
que le extrañara, porque lo sabia por otros muchos
casos similares, que la institución a partir de ese
momento la marginase y aislase de un modo harto
notorio.

TERCERO. El recto espíritu de Dña. Maria Angustias


Moreno Cereijo le hizo reaccionar serena, pero
firmemente, contra las autoalabanzas que se
dispensaba la Obra y que tan vivamente
contrastaban con la realidad distinta que había
tenido ocasión de comprobar en sus 14 años de
servicios a la Obra. Contrastes que no afectaban, por
supuesto, a materias de fe y costumbres, pero sí al
ambiente de caridad, comprensión y auténtica
fraternidad cristiana, con el que tantas veces soñó
en su anhelo de perfección.

La reacción de su espíritu la movió a escribir en el


año 1976, después de madura reflexión, un libro
244
ejemplar como documento núm. 2- no con tiene
nada injurioso ni siquiera depresivo para la OBRA, la
publicación y el éxito de venta produjeron una
pésima impresión en los directivos del "OPUS DEI",
impresión que se acentuó cuando diversas personas
que habían pertenecido a la Institución y pasaron en
ella momentos de honda crisis, escribieron una carta
a María Angustias, solidarizándose con cuanto en el
libro se narraba y se comentaba. La carta apareció
en el núm. 3.390 de la revista "Blanco y Negro",
correspondiente a los días 20-26 de Abril de 1974.

QUINTO. Vieron los directivos del "OPUS DEI" en


esta carta algo así como el resultado de una conjura
de cuantos se apartaron decepcionados de la OBRA,
y creyeron llegado el momento de pasar a la
contraofensiva, atacando a María Angustias Moreno
Cereijo en términos que esta parte no puede menos
de considerar delictivos.

SEXTO. El plan de contraata que -llamémosle así- se


desenvolvió simultáneamente en varias ciudades,
principalmente en Madrid, al parecer -lo decimos con
toda clase de reservas- bajo la dirección de D. Juan
245
amigas, y la ofensiva del "OPUS DEI" es muy clara.
En primer lugar los sacerdotes que visitan a las
personas que luego detallaremos, se refiere con
frecuencia al libro y a la carta. Además, si los
sacerdotes indicados hacen afirmaciones tan
rotundas como inexactas y ofensivas a la conducta
de María Angustias, ¿por qué la tuvieron en sus filas
14 años? ¿Por qué esperaron para atacarla hasta
que había publicado su libro cuatro años después de
su salida voluntaria? ¿O es que el "OPUS DEI"
mantiene un servicio de vigilancia de las personas
que salen de sus filas, para atacarlas cuando lo
crean conveniente?

SEPTIMO. Divididos en grupos de dos -los


sacerdotes del "OPUS DEI" no pueden visitar solos a
mujeres- los dos querellados invocan los más
varíados pretextos para ser recibidos por las
interesadas (...).

Se acompañan declaración de éstas (..) legalizadas


notarialmente. (Documentas n. 3 y 4.)

246
plantear temas tan ofensivos.

NOVENO. Antes de decidirse a plantear la querella,


doña María Angustias Moreno Cereijo intentó que los
querelladas le dieran una reparación. Su abogado -el
Letrado que suscribe esta querella- propuso al
Letrado del "Opus Dei" que los ofensores repararan
en conciencia el mal que habían causado. Todo fue
inútil.

DÉCIMO. En vista de esta actitud, la querellante


promovió en tiempo útil el acto de conciliación previo
a la querella por injuria, que se celebró sin
avenencia. Se acompañan las correspondientes
certificaciones (documentos números 5 y 6).
Invocando los Fundamentos de Derecho pertinentes, la
querella fue desestimada y recurrida ante la Audiencia
Provincial, quien confirmó que fuese desestimada. Lo mismo
ocurrió en los Tribunales de Justicia de Madrid. Por su
interés reproduzco el AUTO dictado por la Audiencia
Provincial.
AUTO

247
Cereijo, querella por supuesto delito de injurias
verbales, imputadas a los querellados D. Juan García
Llovet y D. Emilio Navarro Rubio, y repartida la
misma, que fue presentada el 20 de diciembre de
1977 al Juzgado de Instrucción número 11 de los de
esta Capital por auto de 12 de Enero de 1978 se
denegó su admisión a trámite, e interpuesto por la
representación de la querellante el oportuno recurso
de reforma por auto de 20 de Enero de 1978, se
declaró no haber lugar a la reforma pretendida,
admitiéndose en ambos efectos el recurso de
apelación subsidiariamente interpuesto, y
acordándose para su sustanciación, la elevación de
los autos originales a esta Audiencia Provincial,
Sección Cuarta, previo emplazamiento de la
querellante por término de diez días.

RESULTANDO que recibidos los autos originales en


esta sección y formando el rollo correspondiente, en
el que en tiempo y forma compareció la querellante
Dña. María Angustias Moreno Cereijo, única parte
interviniente por providencia de 4 de Mayo de 1978,
después de evacuados los trámites de instrucción, se

248
si bien se han subsanado alguno de los defectos
formales denunciados en el inicial auto de 12 de
Enero de 1978, con olvido del núm. 4 del art. 277 de
la Ley de E. Criminal, no se hace en el escrito de
querella una relación circunstanciada del hecho
objeto de la misma, ni se rodea al mismo de la
concreta expresión del "lugar, año, mes, día y hora
en cuanto se ejecutó", necesarios en su caso para
determinar la competencia, o para computar el corto
plazo de seis meses que para las prescripciones de
las injurias señaladas en el art. 113 del Código
Penal, pues al respecto, aquella concreta y detallada
relación, por ser determinante de extremos que
pueden ser interesantes, no puede ser suplida por
una simple remisión de relatos supuestamente
efectuados por terceras personas o decisiones a
efectuar de estas supuestas y no muy ordenadas
declaraciones testificales acompañadas con la
querella, sino que en la cual indica el artículo 277
citado, han de considerarse y concretarse en el
propio escrito de la que rella, y tanto más en delito
de índole privada y eminentemente circunstanciales
como son los de calumnia e injuria, pues si bien en

249
podían dar lugar, salvo dato en contrario no
considerado, a la prescripción del delito pues,
inferidas, al parecer, las injurias a finales de Abril, el
acto de conciliación de uno de los querellados se
celebra sólo el 21 de noviembre de igual año de
1977, y en relación al otro querellado celebrado el
acto de conciliación el 14 de octubre de 1977, la
querella se interpuso sólo en 20 de diciembre de
igual año, pasados los dos meses de que habla el
artículo 479 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Vistos
los artículos citados y demás de general aplicación.

La Sala, por ante mí el Secretario, dijo: Que


desestimando, como desestimamos, el recurso de
apelación interpuesto por la representación de la
parte querellante Dña. María Angustias Moreno
Cereijo, contra el auto dictado por el Juzgado de
Instrucción núm. 11 de los de esta Capital, con fecha
20 de enero de1978, debemos confirmar y
confirmamos el mismo, y en su consecuencia su
precedente -de 12 de enero de igual año- por el que
se declaró no haber lugar a admitir a trámite la
querella por injurias interpuesta por referida

250
Por mi parte, sólo me resta suscribir los dos párrafos que
voy a extractar del libro de Maria Angustias Moreno, "La
otra cara del Opus Dei", con verdadero dolor de corazón por
tratarse de un familiar mío, pero párrafo, por párrafo, frase
por frase y palabra por palabra:
"Lo malo de la OBRA no es lo que hagan o dejen de hacer
(aun siendo en muchos casos cuestionable); si así fuere, no
cabría otra alegación que la de "allá ellos". Lo malo es que
hagan una cosa y digan otra. Lo malo es la confusión que
crean. Lo malo es la utilización que en nombre de Dios
hacen de las personas y hasta de la propia doctrina
cristiana.
"Algo que al canonizar al Padre, quedaría canonizado con él.
Porque no es todo esto lo que en la Obra pasa, sino el
propio mito de un Fundador que ha impuesto el carisma de
su vida como única razón o explicación de todo lo que en la
Obra se hace: como exigente garantía de salvación
inequívoca, sencillamente porque así lo ha dicho monseñor
Escrivá. Y a lo cual el Opus Dei (todo entero) reduce su ser
y hacer."
Que el Espíritu Santo nos ilumine a todos, y que "La verdad
nos haga libres". Como mi tío José María, y parafraseando
su propia retórica, "soy un pobre pecador" que no tiene otro
251
desgarrante testimonio de Miguel Fisac, sobre todo la
autenticidad de su relato, el estado de ánimo abatido que se
advertía en él.
Esta impresión tan lamentable y negativa para la Obra debió
de llegar hasta sus oídos. ¿Qué otra reacción cabía esperar
de ellos? Una campaña de descalificaciones contra Fisac,
apuntando que ya era muy mayor, que chocheaba, y se
llevaban el dedo a la sien para afirmar que estaba loco.
Siempre es y será igual. No tienen otro recurso en sus
manos ante la verdad, no saben, no pueden proceder ante
quienes se atreven a expresarse en distintos términos.
Dejan a un lado el daño que originan, desconocen la
palabra caridad, qué es el amor al prójimo. Como bien decía
Miguel Fisac en aquel programa, en el Opus Dei mi tío José
María ha sustituido la fe y el amor por la piedad. El
sinnúmero de prácticas de piedad, la misa, el rosario, la
lectura espiritual, meditaciones, retiros... sustituyen al
mandamiento de la Ley de Dios que los encierra a todos en
él: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como
a ti mismo".
Hasta los últimos días, terminado mi relato y a punto de
acabar de corregir, he observado el comportamiento de las
personas ante mi no oculta postura sobre mi tío José María,

252
sensación de realismo que había dado. Se habían percatado
de lo mal que lo había pasado, cuando estuvo en la Obra y
con motivo de las persecuciones de las que fue objeto tras
su salida.
De Luis Carandell y Alberto Moncada, los comentarios
apuntaban siempre al buen tono de sus intervenciones y
reflexiones aproximativas al Opus Dei. Estos criterios y
comentarios fueron los más numerosos. La audiencia fue
muy representativa, y muchos habían grabado el programa
para que también tuvieran la oportunidad otras personas de
verlo.
Por el contrario, los miembros del Opus Dei respondían que
no lo habían visto, y era cierto. Por distintos medios me
enteré que previamente se los había aleccionado para que
no leyesen ni viesen nada acerca de lo que se iba a decir.
Exclusivamente en una ocasión mantuve una charla con un
amigo supernumerario, cuya amistad quedaba por encima
de su vinculación a la Obra. Después de más de una hora
de conversación, me di cuenta de que no había nada que
rascar. La mentalización es tan absoluta y dominante que
no es comparable con nada ni con nadie. Quizá no pueda
compararse con los fundamentalistas árabes, ni con los
mayores fanáticos. Pero al margen de tu opinión, digas lo

253
durante años y años, de la rabia ante el trato más execrable
que cabe hacia la dignidad humana, también tienen la
palabra.
T. B. 0. 59 años. Sevilla. Mujer de un antiguo socio.
Hace 40 años de aquello. Y hoy...

Estos meses, previos a la beatificación del 17 de


mayo, se están oyendo opiniones distintas sobre el
Opus Dei: unas a favor -los de "dentro"-, otras en
contra -los de "fuera".

Ciertamente hay que descubrirse ante las lecciones


de humildad y de verdad que en muchos casos están
dando esos miembros de "fuera", de fuera del Opus
Dei, no de la Iglesia.

Por mi parte he decidido dar mi testimonio. Un


testimonio que arranca de una persona que nunca
ha estado vinculada al Opus Dei, que no pertenece a
esa "especie de club", como se ha publicado en
algún medio de comunicación, refiriéndose a
personas que en su día estuvieron unidas a la Obra.
En primer lugar, porque creo que ese club no existe,
y en segundo porque no pertenezco a ningún club ni
254
He conocido las tácticas que se aplican a los "ex"
socios: la calumnia. Lanzar la noticia: "¡Qué pena tan
grande! ¡Alguien está ingresado en un psiquiátrico!"
Cuando ese alguien que había dejado la Obra hacía
varios años estaba casado y trabajando en su
profesión.

La persecución directa: traslados obligados, y no


muy legales, disminución de ingresos al mínimo
provocados por personas pertenecientes al Opus Dei
y que consideraban "era lo adecuado".

La aparición siempre de fantasmas reales que


hablaban de pactos -¿pactos de qué?-, de amenazas
veladas.

La frialdad ante los problemas, la risa, la ironía.

La vida no es ningún camino de rosas para los que


fueron miembros del Opus Dei, es un camino
sinuoso que va arrancando jirones al andar. Son sus
jirones y los de las personas que por encima, y a
pesar de todo, compartimos todo con ellos.

255
unirse a ellos.
Desde ese momento, por la forma de proceder, los padres
sintieron que el cariño se había perdido en favor de su
nueva familia espiritual, recurriendo a ellos sólo para
pedirles dinero. Ante la angustia, hablaron con el obispo de
la diócesis, que realizó varias gestiones ante diversos
sacerdotes vinculados a la Institución. Pero sólo sirvió para
provocar un mayor distanciamiento. Tomaron también la
iniciativa de dirigirse a Su Santidad el Papa, de quien aún
esperan respuesta. Insistieron en pedirme consejo y
estudiar de qué manera lograrían sacarla. Estaban
convencidos de que no es una Obra de Dios.
Mi consejo fue escueto: no le den ningún dinero al Opus
Dei.
Y el 17 de mayo de 1992, al filo de las 10.20 de la mañana,
Su Santidad el Papa Juan Pablo II declaraba oficialmente
beato a mi tío Josemaría Escrivá de Balaguer, pero en su
homilía exhortaba a todos los miembros de la prelatura del
Opus Dei a una "más generosa participación en la vida
eclesial, con particular atención hacia los más pobres y
necesitados".

256
trabajando en busca de la verdad. Y es muy probable que
Su Santidad, posteriormente, rectifique.
De todos es conocido los esfuerzos que tanto mi tío
Josemaría como sus hijos han venido realizando para hacer
ver que en vida era "un gran santo", ocultando todo aquello
que pudiera oscurecerlo.
Es bien patente y a todas luces vistas el incumplimiento de
los artículos contenidos en la actual legislación sobre las
Causas de los Santos y, por tanto, el citado proceso está
viciado y es necesario la reiniciación del mismo.
Para finalizar, manifestar el convencimiento de que Su
Santidad el Papa desconoce los tejes y manejes del Opus
Dei, sobre todo de las descalificaciones, injurias y calumnias
que lanzan contra los críticos de esta institución.

257

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