Guerra de Los Mil Dias
Guerra de Los Mil Dias
Guerra de Los Mil Dias
La Guerra de los Mil Días fue un conflicto civil de Colombia disputado entre el 17 de octubre de
1899 y el 21 de noviembre de 1902, por inconformidades ante políticas y resultados anteriores de
la política de la Regeneración apoyada por el Partido Nacional (movimiento inicialmente
encabezado por Rafael Núñez conformado por conservadores y liberales moderados). Muchos
políticos liberales radicales y conservadores rechazaron medidas que consideraban exageradas
por parte del gobierno, además los radicales del partido Liberal buscaban formas de llegar al
gobierno y revertir los cambios de La Regeneración, pero los nacionalistas que tenían el control del
gobierno en sus manos disponían de estrategias a su favor que podían restringir las acciones de
otros políticos y partidos y alejarlos del mismo.
Durante el siglo XIX, se vivió un clima de violencia política que desencadenó nueve guerras de
carácter nacional entre ellas están la guerra de 1830, Guerra de los Supremos, la guerra civil de
1851, la de 1854, 1860, 1876-1877, 1884-1885, 1895 y la Guerra de los Mil Días; varias regionales
(para algunos autores 54), con diversas connotaciones: hegemónicas, centradas en la lucha por el
poder; así mismo, se presentó una lucha interna entre los partidos liberal y conservador, por otro
lado, las de carácter civil, fundamentadas en la defensa de un interés político. Para el caso de la
Guerra de los Mil Días, Miguel Antonio Caro, líder del Partido Nacional, manifiesta un interés por
perpetuarse en el poder, situación que provoca un descontento que se suma al malestar social
tanto en las élites como en los sectores populares.
DONDE ESTALLO
Estalló en el departamento de Santander y aunque el llamamiento a las armas era a nivel nacional,
el conflicto se centró en su etapa inicial en esta región, tradicionalmente fortín del liberalismo
radical en el siglo XIX. Después se regaría como pólvora por el resto del país.
Sus divisiones en gran parte se basaron en la forma de percibir el embate centralizador y tiránico
de la Regeneración, que hasta hacía poco tiempo comandaba Rafael Núñez y su vicepresidente
Miguel Antonio Caro.
La facción belicista del partido liberal se declaró en rebelión contra el gobierno conservador a la
cabeza de Manuel Antonio Sanclemente y su vicepresidente José Manuel Marroquín. Sus razones
venían de antes, y se enmarcaban en la guerra civil de 1895 y en el fraude electoral de las
elecciones de 1897, que dejaron a los liberales fuera de cualquier participación política.
Era claro que se vivía un momento en que el gobierno de la Regeneración buscaba el cierre de
espacios de participación al partido contrario y en todos los ámbitos de la sociedad (a esto también
contribuía la iglesia católica, ama y señora de la espiritualidad nacional).
La política no oficial, pero si aplicada, era el exterminio o el exilio del liberalismo y sus
representantes. Ante estas razones, este sector del liberalismo veía muy probable ganar una
contienda que permitiera, entre otras cosas, la aplicación de las necesarias reformas económicas y
sociales que necesitaba el país.
A estos hechos se sumaba una economía en crisis, gracias a la baja de los precios del café a nivel
mundial, que se tradujo en cargas impositivas al interior del país y que contribuyeron al
descontento que dio como resultado el estallido de la guerra
El desastre de la guerra se dio durante la Batalla de Palonegro –cerca a donde hoy queda el
aeropuerto de Bucaramanga-, donde ambos ejércitos se enfrentaron entre el 11 y el 26 de mayo de
1900. Quince días de guerra ininterrumpida, sin tregua, ni cese al fuego, que dejó las escenas
bélicas más dantescas de la contienda y la derrota liberal en ese campo de batalla. 4 mil 300 bajas
entre muertos y heridos de ambos bandos.
En febrero de 1900 los liberales quedaron aislados en Santander y con ínfimas posibilidades de
victoria. Además, los recursos humanos de dicho departamento se agotaban mientras que las filas
del ejército reemplazaron las bajas y permanecieron intactas; a pesar del entusiasmo de sus
voluntarios, los alzados se quedaban sin suministros, dependiendo de lo que podían quitarles a sus
enemigos. Las fuerzas liberales restantes en otras partes del país esperaban la siguiente acción
de Vargas Santos para ver qué hacer, pero este se negaba a tomar la ofensiva en vista de la
vulnerabilidad de sus fuerzas, por ello permaneció inactiva la guerra por varios meses. Para
empeorar el resultado. cuando Vargas Santos finalmente empezó a movilizar su ejército a finales
de abril, ni siquiera tenía un plan definido. Avanzó al sur desde Cúcuta después de que estalló
una epidemia de malaria. Sin embargo, no actuó contra las tropas enemigas que permanecían
en Pamplona, asumiendo que no se moverían. Estas últimas vieron cómo su comandante, el
general Casabianca, era nombrado Ministro de Guerra y lo reemplazaba el general Próspero
Pinzón,54 un católico devoto que logró implantar en sus tropas la idea de luchar una guerra santa.
Sin saberlo, ambos bandos marchaban a la vez en busca de una batalla decisiva
LA PAZ
Dos momentos tuvo la firma de la paz de este conflicto. El primero, la firma del armisticio en la
hacienda bananera de Neerlandia -entre Ciénaga y Aracataca (Magdalena)- y posteriormente su
ratificación en el interior del buque militar de los Estados Unidos, Wisconsin, el cual se encontraba
resguardando los intereses de este país en el Estado de Panamá.
Ahora, no solo fue este buque sino también la militarización de todo el ferrocarril de Panamá, lo
que se constituyó en uno de los apoyos fundamentales al movimiento independentista panameño
para separarse de Colombia en 1903.
LAS CONSECUENCIAS
Más de tres años de conflicto bélico dejó una economía completamente devastada. Una moneda
desvalorizada. La infraestructura del país en cenizas. Algunos autores hablan de entre 80 y 100 mil
muertos en una población que no llegaba a los 4 millones de habitantes. Otros autores son menos
fatalistas y hablan de máximo 11mil. No se ha establecido una cifra real. Odios profundos entre sus
habitantes, que si bien durante 30 años no se expresaron en forma de una guerra civil, como las
del siglo XIX, si estallaría a partir de los años 30 con el fin de la hegemonía conservadora. Y para
rematar la pérdida del Estado de Panamá en 1903 con la colaboración de los Estados Unidos,
aquel que había sido el garante de la paz en el buque Wisconsin.
Infortunadamente, a medida que transcurren los años, el interés por un conflicto que se dio hace
tanto tiempo va desapareciendo ante el embate de los dramáticos hechos que siempre salpican el
acontecer nacional.
Sin embargo, esta conmemoración es una oportunidad imperdible para recordar aquel hecho que
fue ampliamente documentado por cronistas de su época. También ha sido muy estudiado por los
académicos, posiblemente en su afán de descubrir algunas de las razones del conflicto nacional.
Un hecho tan presente en la historia de Colombia como la Guerra de los Mil Días, dejó un
sinnúmero de hechos curiosos y con consecuencia directa en la vida del país, incluso hasta la
actualidad. Las armas utilizadas estuvieron presentes en el nacimiento de las guerrillas de los años
60, el indiscriminado despliegue de violencia e incluso el exacerbado consumo de licor en el
entorno bélico son solo algunos de estos aspectos.
Las armas
Las utilizadas por los rebeldes liberales fueron en gran parte desenterradas. Estas habían sido
escondidas en la anterior Guerra de 1895 y, por supuesto, a falta de plástico para protegerlas de
los elementos, se impregnaban totalmente de grasa animal. Para usarse, estos fusiles se hervían
en agua para quitarles esos residuos y hacerlas funcionales.
Las ametralladoras
El armamento está en permanente evolución. Así fue con las ametralladoras, que en plena Guerra
de los Mil Días no eran elementos que un solo soldado llevara a todo. Eran más parecidas a un
cañón con grandes ruedas. La ametralladora Maxim era el modelo por excelencia que poseía en
muy pocas cantidades el ejército gobiernista.
Los ejércitos
En el caso de los liberales los ejércitos se conformaron de la clientela de cada uno de los
generales. Así, básicamente, general era todo aquel que pudiera conseguir una determinada
cantidad de hombres, pertrechos y armamento capaz de llevar a cabo una operación militar. No
necesariamente el que tenía este rango se destacaba por su amplia carrera o formación militar.
Después de la Batalla de Palonegro, esta fue la acción bélica, por no decir masacre, que más
muertos dejó. En la hacienda conocida como La Rusia (Tolima) el ejército liberal masacró entre
500 a 1000 soldados del ejército gobiernistas en la noche del 31 de agosto de 1901. Gran parte de
los muertos fueron "pasados a machete" en una acción que quedó en los anales de la historia de
este conflicto, pero rara vez recordada. El responsable de esta acción fue el rebelde Tulio Varón,
quien describió la operación como "el zorro que entra al corral, mata a las gallinas y huye".
El trago
El consumo de bebidas alcohólicas fue de vital importancia para los dos ejércitos durante la Guerra
de los Mil Días. Este fue la infusión preferida de las batallas y responsable de miles de muerte en
estas. Gracias al alcohol miles de hombres marcharon a su muerte independientemente del rango
que tuvieran.
Este fragmento de la serie Rafael Reyes, vencedor de imposibles, reflexiona en torno a las
consecuencias de la guerra civil más devastadora que vivió Colombia en su historia.
PRIMERA FASE
LA REBELIÓN EN SANTANDER
El 17 de octubre de 1899, los liberales se alzaron en varias partes del país, empezando de
inmediato a tomar pueblos y ciudades ante la falta de reacción del gobierno, quien fue tomado por
sorpresa.20 Ese día, el general Juan Francisco Gómez Pinzón se declaró a favor de la guerra en su
hacienda La Peña, tomó la población de El Socorro y camino a San Gil derrotó a las tropas del
gobierno al mando del capitán Sanmiguel.12 Al día siguiente y en horas de la noche el coronel Juan
Francisco Garay inició el levantamiento liberal desde el barrio de Las Llanadas, sin resistencia
alguna de las autoridades locales, que huyeron a la localidad de La Cruz (hoy Ábrego). El coronel
Garay logró tomar posteriormente la población de Río de Oro, muy cercana a Ocaña, y se dirigió a
La Cruz para proteger el avance del general Justo Durán quien venía desde Cáchira a asumir la
comandancia de las fuerzas liberales del Magdalena y del norte de Santander. Cuando llegó,
encontró que los conservadores históricos habían firmado un pacto con el jefe liberal Adán Franco,
en el que censuraban al gobierno de Sanclemente. Los alzados consiguieron apoderarse de
prácticamente la totalidad del departamento de Santander, estallando levantamientos
en Boyacá, Tolima y Magdalena. Por tal razón, el gobierno declaró la ley marcial para todo el día
18 de octubre
LA REBELIÓN EN EL CAUCA
A finales de octubre de 1899, en el departamento del Cauca también estallaron guerrillas liberales
que se tomaron a Tumaco y asaltaron a Palmira en noviembre, pero que resultaron vencidas. La
victoria rebelde en Peralonso les dio nuevos aires y empezaron a reclutar hombres en las
comunidades indígenas del Cauca, y también volvieron muchos liberales exiliados en Ecuador. Se
produjo un ataque rebelde contra Popayán el 25 de diciembre, siendo vencidos a veinte kilómetros
al sur de la ciudad, en Flautas. Muchos volvieron a huir a Ecuador, donde el presidente liberal, Eloy
Alfaro, armó a los alzados,11 quienes volvieron al ataque produciéndose una batalla cerca de la
frontera, en el sitio de Cascajal (ubicado en el municipio de San Lorenzo, departamento de Nariño),
el 23 de enero de 1900. La victoria gubernamental fue total y con ella acabó momentáneamente la
rebelión en el Cauca
LA REBELIÓN EN PANAMÁ
A pesar de esto, los liberales, animados por su victoria en Peralonso, decidieron lanzar una
ofensiva sorpresa en Panamá donde tuvieron mucho éxito debido a la lejanía de este
departamento de la capital.29 El asalto fue encabezado por liberales exiliados en América Central,
en especial Nicaragua, donde su presidente José Santos Zelaya les dio un importante apoyo.
Finalmente los exiliados, dirigidos por Belisario Porras Barahona partieron el 31 de marzo de 1900
desde Punta Burica - Chiriquí en un barco cargado de armas y suministros. Desembarcaron cerca
de David el 4 de abril, donde derrotaron a la pequeña guarnición local, uniéndoseles dirigentes con
sus hombres en su inmediata marcha a la ciudad de Panamá. Porras, tras recibir la ayuda de
Zelaya, nombró al caudillo exiliado Emiliano Herrera, nativo del departamento de Boyacá, como
comandante de su ejército. Los rebeldes cometieron el error de no acelerar su marcha cuando
pudieron y llegaron refuerzos al mando del general Víctor Salazar a la pobremente defendida
capital departamental, que empezó a ser fortificada. Al mando de la misma estaba el gobernador
del departamento, el general Carlos Albán
Sin embargo, Albán, deseoso de entablar combate lo antes posible, no esperó a que las defensas
estuvieran listas y envió tres batallones a Capira a detener a los alzados. El 8 de junio se produjo el
combate y en un primer encuentro fueron vencidos los liberales; forzados a retroceder, el ejército
del gobierno los persiguió, lo que fue aprovechado para atraer a los gubernamentales a un terreno
difícil donde los liberales contraatacaron y derrotaron completamente a sus enemigos, que
retrocedieron a la capital departamental
LA REBELIÓN EN EL TOLIMA
El departamento del Tolima era el lugar de operaciones de los guerrilleros Ramón "El Negro"
Marín, oriundo de Marmato, y Tulio Varón. Las fuerzas de ambos asaltaron en enero de 1900 a la
población de Honda en donde se apoderaron de las municiones y rifles almacenados en el cuartel,
e igualmente secuestraron al embajador español Manuel Guirior, el cual fue dejado en libertad
después del pago de 100 pesos oro; luego siguieron en su avance hacia La Dorada. Continuando
con su campaña contra los conservadores, en noviembre de dicho año las fuerzas guerrilleras
conjuntas de Marín, Varón, Aristóbulo Ibáñez, Juan MacAllister y Avelino Rosas atacaron
en Girardot a las fuerzas del gobierno al mando de Nicolás Perdomo con el fin de apoderarse de
pertrechos y armas provenientes de Europa, pero después de un día de combate fueron
rechazados
En abril de 1901 el batallón Pagola fue atacado por la guerrilla de Tulio Varón mientras acampaba
en su camino desde Antioquia, quedando solamente veinte soldados sobrevivientes. Varón
continuó con sus incursiones nocturnas en campamentos del ejército, y es así como en la
madrugada del 31 de agosto sus fuerzas sorprendieron al ejército apostado en la hacienda La
Rusia, al norte del Tolima, matando más de quinientos soldados a cuchillo. El 21 de septiembre
Tulio Varón tuvo el infortunio de asaltar Ibagué en estado de embriaguez, junto con su tropa,
cayendo muerto de un disparo. Tras ello su cadáver fue arrastrado hasta la casa donde vivía su
mujer.
FIN DE LA GUERRA
Los sucesos del istmo de Panamá hicieron imperiosa la necesidad de bloquear la ruta del
Magdalena para impedir el paso de refuerzos del gobierno central hacia dicha región. Uribe Uribe
intentó organizar una expedición al Magdalena, pero los liberales en el exilio le negaron apoyo.
Volvieron a enviar instrucciones a los comandantes locales para que no lo reconocieran como
comandante de la costa caribeña, pero estas fueron ignoradas y Uribe Uribe desembarcó cerca de
Riohacha el 14 de agosto de ese año Uribe Uribe empezó a negociar la paz, pero sabiendo que su
reputación como líder de los liberales estaba en juego ya que había prometido bloquear la ruta del
Magdalena, decidió lanzar una última ofensiva. En lugar de atacar a Barranquilla, objetivo
imposible para sus fuerzas, optó por Tenerife. El comandante liberal envió parte de sus fuerzas al
norte entre la Ciénaga Grande y Santa Marta para distraer al enemigo y preparó a mil hombres
para capturar a Tenerife. También consiguió refuerzos de las guerrillas del vecino departamento de
Boyacá, y el 18 de septiembre atacó por sorpresa su objetivo con el apoyo de algunos navíos y dos
cañones, derrotó la pequeña guarnición local pudiendo así bloquear el cauce del Magdalena. Sin
embargo, Uribe Uribe se enteró de que el gobierno envió tropas a recuperar la ciudad y decidió
evacuarla el 2 de octubre, pero el bloqueo de dos semanas de dicha ruta les permitió a los
rebeldes en el istmo, gracias a lo largo del viaje y a la lenta burocracia, un tiempo de dos meses
antes de que llegaran los refuerzos, lapso que los liberales sabrían aprovechar.