VIVIR UNIVERSO-cap1

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ÍNDICE

PRÓLOGO

VIVIR EN EL UNIVERSO

Introducción

Ghan Arsayian - Primeras Memorias | “Wunapei” - Los Comienzos

Fragmento: “Primeras Memorias”

Fragmento: “La Gran Herencia”

Fragmento: “Ghan Arsayan”

PREFACIO

CAPÍTULO I

LA CREACIÓN DEL UNIVERSO

CAPÍTULO II

ATER TUMTI

2.1. El Plan Universal

2.2. El Plan Galáctico

CAPÍTULO III

EL AMANECER GALÁCTICO

CAPÍTULO IV

PREGUNTAS FRECUENTES

EJERCÍCIOS SENCILLOS PARA NUESTRO CAMINO

GLOSARIO

COMENTARIOS FINALES
VIVIR EN LA TIERRA

PREFACIO

CAPÍTULO I. HUMANOS

CAPÍTULO II. HISTORIA

CAPÍTULO III. LA TIERRA

CAPÍTULO IV. PREGUNTAS FRECUENTES

EJERCICIOS SENCILLOS PARA NUESTRO CAMINO

MAPAS

GLOSARIO

VALORACIÓN PERSONAL
C APÍTULO I

La creación del Universo

En el principio era el Verbo…


… y Dios dijo: «¡Hágase la Luz!», y la Luz se hizo…
… y el Verbo se hizo carne…

Para entender el Universo debemos primero entender lo que había


antes del mismo.

La Nada
Tanto las ciencias como las religiones han nombrado a la Nada
para entender el origen de Dios. La Nada es llamada así por el sim-
ple hecho de que nadie comprende lo que realmente es. La Nada es
más que la Totalidad misma.
Imaginemos lo siguiente: un niño está jugando con diferentes
elementos dentro de una habitación; ese niño sería Dios, y la habi-
tación sería la Nada. Ella engloba a Dios, lo contiene, le da espacio,
aire, vida, protección.
Entonces, entendemos que todas las cosas que existen nacen
de la Nada y tienden a volver a ella. La imagen más clara y visible
es la estudiada por los científicos: el agujero negro. Este parece un
vacío en medio de la luz, pero en realidad es la aglomeración de esa
luz: cuanta más densidad de luz hay, más grande es este agujero.
Esto se entiende como que todo aquello que circulaba alrededor,
en la materia, con los milenios vuelve hacia la luz, y una vez que

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ha vuelto a la máxima Luz Pura, se integra en la Totalidad a través


de esta «nada».

¿Cómo la Nada da origen a todo lo que existe?

Sonido, Luz y Forma


Nadie sabe muy bien cómo ni por qué, pero lo que sí sabemos los
seres de la Fuente Universal es que la Nada se movió a sí misma,
generando una vibración que llenó todo el espacio. Esa vibración
fue lo primero que surgió y que lo llenó por completo, hasta el
punto de que su eco resuena aún en todas las cosas, por ejemplo, el
famoso sonido «OM» (AUM).
Al llenar el espacio, su vibración alteró a toda la Nada, compac-
tándola en el centro a gran velocidad a causa de su eco. Este sonido
colisionó consigo mismo y elevó su vibración, tanto así que provocó
chispazos. De aquí el Verbo «creó» la Luz.
Luz. La Luz se reflectó a lo largo
de este espacio, chocando con unas Paredes Cósmicas* —la conten-
ción magnética de fuerza generada por la Nada—; en ellas la Luz se
reflectó, una y otra vez, dando forma a su velocidad, hasta el punto en
que las primeras manifestaciones comenzaron a surgir, las primeras
Formas, más conocidas como Bases de la Geometría Sagrada*.
Esta es la Sagrada Trinidad, conocida en nuestra cultura cris-
tiana como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
En realidad, en su origen, el Espíritu Santo no se tomaba en
cuenta, ya que este es el que engloba a la misma Trinidad, la verdad
de la Santa Trinidad es el Padre, la Madre y el Hijo. No obstante, estas
tres palabras son muy humanas y emocionales. El Padre es la fuerza
generativa, la Madre es la formación de esa generación, y el Hijo es
lo manifestado; pero obviamente no había un Padre, ni una Madre
ni tuvieron un Hijo, sino un Sonido, una Luz, y una Forma.

¿Por qué se generan estas tres bases universales?

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VIVIR EN EL UNIVERSO

El Niño-Dios
En la mitología angelical se dice que el origen del Universo, el
comienzo de Dios como entidad, es similar al comienzo de cual-
quier ente universal. Es así como Dios sería tal cual un niño que
acaba de nacer. Para él, su sonido fue una forma de redescubrirse,
algo que le llamó a la búsqueda de su propio ser a través de la
experimentación.
¿Cómo conoce un niño, nosotros mismos, el ambiente y la vida
en la que ha nacido? Lo primero que hará será tocarse el cuerpo
con el afán de descubrirlo todo. Dios hizo lo mismo, comenzó a
conocerse, y fue así como comenzó a mover todo su cuerpo, acti-
vando cada parte de su ser, descubriendo cada sector de su cuerpo.
Así como un niño se investiga a sí mismo para entenderse como
persona, durante los primeros tiempos del Universo, este ente se
descubría a sí mismo como Dios. A partir de que su Trinidad es-
tuvo conformada, experimentada y consciente, comienza un nuevo
trabajo para este gran ser: «guiar a las luces que lo forman para
entenderse como dioses y ayudarle a él a completar su iniciación».

¿Qué nos diferencia a nosotros de Dios?

La mayor diferencia que tenemos con Él es que su autodescubri-


miento comenzó mediante una profunda meditación, mientras que
nosotros iniciamos este proceso a través de la acción. Lo que nos
une a Él es que ambos nos necesitamos para seguir en el camino
que marca la Nada: nosotros necesitamos de su guía y contención
para entender, descubrirnos y ser, y Él necesita de nosotros para
experimentarse, desde su interior (todo lo que conocemos), para
integrarlo y seguir en su camino de evolución en conjunto a todo
lo que existe dentro de sí.

¿Qué nos hace iguales a Dios?

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El Cuerpo del Universo: Gadaþe*


Desde que se genera su sonido, el Universo comienza a diferen-
ciarse acorde a sus diversas vibraciones.
Al dividirlas comienza a comprenderse mejor; observándose
parte por parte, se conforman gigantescas supernovas etéricas,
incalculables para la ciencia, e inimaginables para un artista, que
unifican en sí y a su alrededor las diferentes esencias que vibran
en sintonía a las mismas, acorde con la vibración de cada nivel uni-
versal. Estas supernovas son los básicos siete soles que formaron
todo. Desde el mismo momento en que su sonido nos envolvió, nos
generó y se esquematizó de la misma manera, y aún hoy nos man-
tiene existiendo.
Es de esta forma por la cual todos los seres que existirían poste-
riormente reconocerían la divinidad primaria en cualquier sitio y
en cualquier cosa. Dios había puesto en cada una de sus partes a su
totalidad. Entonces, tanto una galaxia como una célula poseerían
el mismo esquema que Él tiene. Su gran Eco conformó todo lo que
existe, y su vibración, que son nuestras formas y existencias, sabrían
así qué camino seguir.
«Dios nos hizo a su imagen y semejanza». Es por eso por lo que no
hace falta buscar a Dios en los Cielos, pues tenemos su esquema den-
tro de nosotros mismos. Nuestro cuerpo es una réplica del Suyo, sus
supernovas son nuestros órganos, sus luces irradiando son nuestros
chakras, nuestros nervios son los campos de información, los glóbu-
los rojos son las Almas, los glóbulos blancos son los seres de luz, la
piel, las constelaciones, y así eternamente.
De la misma manera, podemos observar su composición en tres
niveles que para nosotros son:

• Primero: nuestra cabeza y cuello con sus chakras Tercer Ojo y


Laríngeo.
• Segundo: nuestro pecho y estómago, con sus chakras corazón y el
plexo solar.

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VIVIR EN EL UNIVERSO

• Tercero: los riñones, genitales y las piernas, con los chakras sacro y
raíz.

En el cuerpo de Dios, serían los siguientes:

• Primero: se genera el nivel de Emanación; en este se proyectarán


todas las esencias y geometrías que pondrán esquema al resto de
manifestaciones más densas en el Universo. Es un nivel superior de
vibración, de pureza, al que solo seres muy elevados pueden llegar,
por ejemplo, seres como los Querubines*.
• Segundo: se genera el nivel Angelical; aquí se darán las manifesta-
ciones ya conformadas a nivel etérico* y álmico*, como Arcángeles,
Ángeles, Potestades, Principados, Elementales*, Devas*, Sabios,
Crísticos, y demás jerarquías. Una vez que ellos están conformados,
el magnetismo propio del Universo genera una barrera densa que
divide el siguiente nivel.
• Tercero: se genera el nivel de Integración, el cual se encuentra tras la
barrera del Tiempo.

Desde Arriba De Frente


Nivel de Emanación

Chakras o Soles

Fuente

Nivel Angelical

Densidad Tiempo

Nivel de Integración

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El Tiempo no es un ser que calcula las cosas que suceden, sino que
es un ser por el que se corroe la Materia. Su función es ayudar a
que los seres del nivel Angelical experimenten sobre los diferentes
grados vibracionales de la Luz (como la Materia), y les pone plazos
en los que, con experiencia, deben descubrir la Luz y entender el
porqué de cada nivel existente (esto solo sucederá con la experien-
cia, es decir, viviéndolo). Por eso mismo, el nivel de Integración se
vale exclusivamente del Tiempo, por más que él se dé en diferentes
grados, ya que, en este nivel, mediante la práctica, los seres inte-
grarán todo lo existente en el cuerpo de Dios.

¿Qué divide o diferencia un nivel de otro?

Las Dimensiones
Las famosas y reconocidas Dimensiones son los diferentes grados
de vibración que existen en el Universo. Todas las dimensiones es-
tán compuestas exactamente de lo mismo, Luz, Sonido y Forma.
En su base esencial, todas son lo mismo, lo único que las diferencia
es la manera en que vibra esa esencia.
Existen solo veintidós dimensiones base, por más que las mismas
se dupliquen una y otra vez generando los reconocidos Universos
Paralelos.
De estas dimensiones, nos deben interesar en las que nosotros
nos estamos moviendo:

• Primera Dimensión: es el punto inercial, la fuente de la manifesta-


ción (como el prana o luz solar).
• Segunda Dimensión: es la proyección de esa inercia (luz y sombras).
• Tercera Dimensión: es la formación geométrica de las proyeccio-
nes (la Materia).
• Cuarta Dimensión: es la forma en el no tiempo y no espacio (ar-
quetipos, elementales).

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VIVIR EN EL UNIVERSO

• Quinta Dimensión: es la esencia de esas formas (maestros


ascendidos).
• Sexta Dimensión: es la capacidad de modificación de esa esencia de
formación (geometría sagrada).
• Séptima Dimensión: es la misma luz de las formas físicas (Sabios y
Guías).
• Octava Dimensión: es la organización y patrones de esa luz
(Federación Galáctica).
• Novena Dimensión: es la esencia de la creación (centros galácticos).

A partir de la Séptima, se mueven los niveles crísticos. La


Undécima es un nivel de transición, como el flujo de información
no temporal ni espacial que conecta el nivel Angelical con el nivel
de Integración.
No debemos preocuparnos por subir de Dimensión, pues el
Universo no es un edificio con escalones sino una misma habitación
donde están todas las cosas, la única diferencia entre todos los que
habitan este cuarto radica en la capacidad de ver, percibir o vivir
una u otra circunstancia de ese mismo espacio.

¿Cuál es la esencia que compone todas estas cosas y que vibra en


diferentes sintonías?

Caliente y Frío
En el nivel que yo me movía, alrededor de la Undécima Dimensión
(recordemos que no es ni superior ni inferior, es solo diferente),
la percepción de Dios no es a través de conceptos paternalistas,
humanos o emocionales, sino a través de dos esencias de movi-
miento: la vibración Caliente y la vibración Fría.

• Vibración Caliente: esta surgió en el mismo momento que la Luz.


La presión generada por las explosiones de luz fue tan poderosa que

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generó roce entre las partículas de luz, vibrando como un fuego es-
piralado y en expansión que elevó la temperatura de todo lo que
la luz tocaba. Este calor fue el causante de que todo el Universo
comenzase a movilizarse. Su calor generó que las partículas se
uniesen y dilatasen, rozándose entre sí, lo que provocó el primer
magnetismo conocido. Cuando la Luz comenzó a reflectarse y a
generar las Formas, toda esta energía caliente tuvo una dirección
específica a la cual se dirigía; por eso su vibración comenzó a ar-
monizarse. Como consecuencia todo comenzó a enfriarse más, y se
dio origen a otra vibración.
• Vibración Fría: esta organizó al electromagnetismo en diversos
patrones más conocidos como la Geometría Sagrada. Cuando las
formas fueron acumulándose, y de estar en el nivel de Emanación
bajaron al nivel Angelical, se formaron las primeras esencias álmi-
cas, los cúmulos de Almas que rodean como células o placentas a la
Fuente Universal. Ellas tenían incorporadas estas dos esencias que
llevarían a lo largo y ancho de todo el Universo, así como los espíri-
tus, aquellas chispas divinas de la luz. Pero las Almas comprendían
esta vibración de Calor y Frío de otra manera, y por eso formaron
conjuntos y jerarquías basados en los patrones organizacionales de
lo Frío y lo Caliente, comprendiéndolos de manera emocional y es-
piritual. He aquí la aparición de los primeros Crísticos provenientes
del Calor, y los primeros Sabios provenientes del Frío.

El siguiente es el esquema de generación Universal:

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VIVIR EN EL UNIVERSO

la NADA
(Nivel de Emanación)
Sonido
CALOR Luz FRÍO
MAGNETISMO Forma GEOMETRÍA

(Nivel Angelical)
AMOR Almas SABIDURÍA
angelicales
Crísticos Sabios
Dualidad
compasión Tiempo confusión
ángeles y demonios

(Nivel de Integración)
Mundos Físicos

Crísticos, Sabios y Guías Encarnados


Almas y Espíritus Encarnados

Los Crísticos, seres de la vibración del Calor, son aquellos que


se han dedicado a fecundar con luz pura los mundos que se han
alejado demasiado de la Fuente Divina (o plexo solar, Estómago
de Dios). Ayudan a las Almas que han encarnado o que vagan
por el Universo a encontrar su camino a través de la Verdad y el
Propósito. Ellos siempre han trabajado con el Amor Incondicional
como mayor herramienta.
Por otro lado, los Sabios son los seres que organizan los propó-
sitos, que les dan sentido, que lo administran, que dan información,
ponen plazos y esquemas a las realidades. Estos han utilizado la
Sabiduría para ayudar a comprender la Verdad.
Ambos se encuentran en un mismo nivel, y por lo tanto se mez-
clan entre sí, es así como existen las Jerarquías de los Crísticos y los

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Amorosos Sabios. Estas mismas relaciones, a niveles muy superio-


res, también se dan en función de replanteamientos para permitir
que las maneras de aprendizaje y evolución puedan ir variando y
diversificándose acorde a todos los patrones. Es debido a esto que
muchos Sabios decidieron el camino de la Confusión para probar
la integridad de los seres encarnados, mientras que los Crísticos
utilizaron el Sacrificio, trayendo disputas entre los seres supremos.

¿Qué ocasionó esta discrepancia de opiniones?

La Guerra Santa
Uno de los grandes entes de la Luz, un Sabio, observó que los mun-
dos crísticos no avanzaban rápidamente como algunos Sabios lo
habían decidido, y por eso decidió poner trabas en su camino para
ver si se daban cuenta de que en realidad habían olvidado su pro-
pósito. Esto generó un debate entre Sabios y Crísticos, que oca-
sionó la Primera Dualidad en el Universo.
Cada uno eligió su lugar y su grupo. No obstante, esta historia
que se remonta a tiempos inmemoriales afectó al resto de los seres
que vivían en la neutralidad: los angelicales.
Debido a que este Sabio había creado una nueva forma de ayudar
en la evolución, debía separarse de la neutralidad, y ser otra cosa,
por ello apeló a lo opuesto de su ser, y transformó su luz en sombras.
Este ser tiene millones de nombres, pero es famosamente conocido
con el de Lucifer. Lucifer tomó a un gran grupo de angelicales y los
adoctrinó en una nueva forma de evolucionar, lo hizo para generar
su propia realidad de trabajadores ya no de luz sino de oscuridad.
Todos ellos se organizaron y comenzaron a invadir los mun-
dos físicos, como lluvia, apresurando el proceso de tal manera que
muchos Crísticos, Sabios y Almas fueron fuertemente perjudicados
en su ser, quedando atrapados en una nueva densidad, una den-
sidad correspondiente a la Cuarta Dimensión, un sitio donde se

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VIVIR EN EL UNIVERSO

acumularon todos los traumas generados en aquellos tiempos: los


famosos infiernos.
Los infiernos son otra de las Dimensiones existentes, uno de
los rincones más oscuros, sucios y confusos de aquella habitación
que compartimos. Un rincón que atrae a las personas que sienten
en su interior lo mismo que hay allí.
Pronto, otro Sabio, Mikhaël, se opuso a este funcionamiento,
preparando a millones de angelicales para convertirse en Ángeles,
el Ejército de Dios. Fue así como comenzó una batalla, la batalla más
nombrada de la historia de todos los mundos y galaxias.
La finalidad era impedir que los Oscuros ingresaran y devasta-
ran los mundos físicos, manteniendo a los Encarnados en la neutra-
lidad. Es así como los Ángeles se convirtieron en los encargados de
custodiar a quienes hacer el trabajo en la vida física.
Los Demonios son los encargados de recordarnos a qué vini-
mos, pero de una manera oscura y cruel.
Los Crísticos son los encargados de anunciar los cambios y
guiarnos en ellos.
Los Sabios son los encargados de informarnos y organizarnos
en nuestro propósito.
Desde entonces la Guerra Santa no nos afecta en los mundos
físicos, pero sí nos afecta al morir, ya que los infiernos se han con-
vertido en el filtro de las Almas livianas y las Almas pesadas, y
muchos hemos nacido en los mundos para seguir el propósito de la
luz, con los mandatos de los Ángeles y los Crísticos.
Una vez que todos estos sistemas terminaron por ubicarse y or-
ganizarse dentro del gran Ser, el Universo tomó la forma actual que
conocemos.

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