Palencia Aguilar de Campoo
Palencia Aguilar de Campoo
Palencia Aguilar de Campoo
AGUILAR DE CAMPOO
Como dice el Fuero de Aguilar concedido por el rey Alfonso X el Sabio el 14 de mayo
de 1255: “La primera vez que vin a Aguilar de Campoo después que fuy rey, fallé que la villa de
Aguilar era de muchos sennoríos de Órdenes et Fijosdalgo, et otro ssi fallé de lo mío que me
habían dello esconddudo e furtado. Et porque la villa de Aguilar amó siempre en mucho ondr-
rado Rey Don Alfonso mío visavuelo et mucho ondrrado y noble rey Don Fernando mío padre”
En este marco medieval que acabamos de bosquejar con unas leves pinceladas se desarro-
lló una gran actividad que dio lugar a esta concentración de románico que describe el presen-
te volumen.
RAFAEL PARADELO
L
OS RESTOS DE SAN ANDRÉS de Aguilar ocupan hoy en el traslado. Tampoco sabemos si la distribución es la
día el centro del barrio de El Soto, en la margen misma, o incluso hasta qué punto ha variado la estructura
derecha del Pisuerga. Forman parte de un moder- de los muros o de los volúmenes al pasar de un plano incli-
no auditorio, correspondiendo la cabecera con la escena. nado, como era el que ocupaba en las laderas del castillo,
La iglesia se encontraba en la vertiente suroeste del cas- a otro horizontal. Tal y como se contempla en la actuali-
tillo de Aguilar, sobre una explotación de yeso que tiene dad, la ermita combina la sillería arenisca muy bien traba-
acceso desde la carretera Aguilar-Cervera, en uso hasta jada con un aparejo de mampostería caliza irregular, aun-
hace muy pocos años y frente a la denominada Coopera- que generalmente de piezas muy pequeñas. Los sillares se
tiva de San Pedro. Ya entonces debió ser una iglesia de emplean en los arcos, columnas, cubiertas del ábside cen-
arrabal, a medio camino entre la puebla medieval y el tral, presbiterio y tramo central del supuesto crucero, así
monasterio premonstratense de Santa María la Real. En como en una franja central del ábside mayor y en el exte-
1909 su estado de ruina era más que evidente y se des- rior de los muros presbiteriales. La portada, que funcionó
montó parcialmente, siendo trasladada a su actual empla- como acceso al recinto del antiguo campo santo, está
zamiento para cumplir la función de capilla del campo separada hoy unos 50 m del resto del edificio y fue cons-
santo. Por esas fechas, el barrio de El Soto era un lugar truida con buena sillería.
suburbano, al sureste de la población, de la que distaba La mampostería se emplea en el paramento exterior del
unos 500 m y al que se accedía desde la aún llamada presbiterio, en los muros interiores de los cuerpos latera-
puerta del Soto. Tras el desarrollo urbano experimentado les del imaginario crucero y en dos pequeños sectores
por Aguilar de Campoo, los restos de San Andrés pasa- triangulares de los laterales superiores en la actual fachada
ron a ocupar el centro del barrio, en una zona de estruc- (la zona de la cubierta). Se usa también en el zócalo del
tura geológica completamente arcillosa, bien diferente ábside central, así como en una franja superior donde los
de la fuerte pendiente rocosa que constituyó su cimenta- materiales se incorporaron durante la época del traslado.
ción en épocas anteriores. Después de la construcción El emplazamiento actual parece ser un espacio virgen
del nuevo campo santo de la villa de Aguilar en la déca- arqueológicamemte hablando. Sin embargo, en su posi-
da de los setenta del siglo XX, la ermita de San Andrés ción primitiva de las laderas del castillo, todavía pueden
quedó fuera de uso. Lamentablemente abandonada verse restos constructivos y sepulturas medievales con cis-
durante varios años, fue convertida en auditorio, razón tas de lajas en arenisca, algunas seccionadas por el corte de
que motivó un nuevo desplazamiento de su portada, la inmediata mina de yeso.
acercándola más a la cabecera. El templo de San Andrés Pese a la actual estructura de cabecera triple, Huido-
era conocido también en su primitivo emplazamiento bro (1909), que conoció el templo con su disposición ori-
por la advocación de Santa Lucía. Hemos de suponer ginal, afirmaba que poseía una sola nave y un ábside semi-
que en el momento de su construcción el edificio ejerce- circular precedido por presbiterio con su correspondiente
ría la función de parroquia de alguno de los barrios aqui- arco triunfal. Hoy día, el ábside central es semicircular,
larenses. provisto de saetera central con doble abocinamiento, y
Resulta complicado establecer qué materiales pertene- está precedido de presbiterio rectangular, con triunfal
cen al edificio original y cuáles fueron los añadidos durante apuntado descansando en semicolumnas adosadas. Este
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arco da acceso al otro tramo conservado, que se asemeja La decoración escultórica se concentra en la portada y
al central de un hipotético crucero. Las capillas que flan- sus capiteles. Precisamente la conexión que éstos mues-
quean el ábside mayor son de testero plano; en la epísto- tran con las conocidas cestas vegetales del monasterio
la se conserva aún una ventana original con doble arqui- cisterciense de San Andrés de Arroyo, nos permite datar
volta que apoya sobre cuatro columnillas; en el evangelio, la construcción del edificio original hacia el primer cuar-
un simple arco ha sustituido los originales soportes del to del siglo XIII.
vano. Interiormente los tramos se intercomunican median- La portada, originalmente colocada en el lado meridio-
te arcos apuntados sostenidos por semicolumnas adosa- nal de la caja muraria, mantiene al exterior cuatro arquivol-
das a pilares. tas de medio punto, dos de ellas con boceles que alternan
Desconocemos también si los abovedamientos actuales con escocias y otras dos con dientes de sierra siguiendo las
se corresponden con los originales, aunque parece lógico pautas andresinas. En alguno de estos dientes de sierra apa-
que su estructura sea la misma. El ábside central se cubre recen talladas rudas hojitas. El guardapolvo está trabajado
con bóveda de cuarto de esfera y el presbiterio con cañón en arenisca blanca y posee decoración vegetal y pequeñas
apuntado, remarcando su unión con los muros mediante cabezas de animales vomitando tallos o figurillas humanas
una sencilla imposta de nacela. El cuerpo central del cru- entre un follaje que recuerdan una pieza similar de Valles-
cero presenta bóveda de crucería cuya plementería es sus- pinoso de Aguilar.
tancialmente reciente. Los tramos colaterales tienen cu- Las arquivoltas descansan sobre columnas sobre zóca-
bierta plana con viguería de madera. lo y basas áticas. Los capiteles están muy deteriorados,
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Planta
Alzados
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Cabecera
Portada y cabecera en su
actual emplazamiento
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Secciones
Portada
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aunque poseen hojas carnosas de marcadas nervaduras; disponen algunos cérvidos, la cesta del lado del evangelio es
las cestas se rematan en frutos o elementos vegetales arra- típicamente andresina, con acantos ramificados y prótomos
cimados que en algún caso emplean el trépano. Entre los de bayas en sus esquinas superiores. Aparecen también ces-
capiteles vegetales aparece una cesta figurada con leones tas de crochets, de sumarias hojas trilobuladas que parten de
rampantes afrontados por sus lomos y alguna figurilla un tallo central y rematan en cogollos vegetales, tres capi-
zoomórfica y antropomórfica que se prolonga por el intra- teles andresinos con remates arracimados, de bayas y anu-
dós a modo de friso (un león que ataca a dos personajes). dados superiores (a veces sustituidos por carátulas de yeso
El estilo del capitel figurado recuerda en algo a las cestas que debieron añadirse tras el traslado y consiguiente fractu-
del interior de Villacantid (Cantabria). El tejaroz remata ra de las piezas) y otro con un caballo y un tosco simio que
en siete canecillos vegetales, aunque uno de éstos debió se corresponde con el estilo del escultor que labró la cesta
ser una cesta triple. zoomórfica de la portada. Los capiteles que decoran las
Los capiteles del interior de la cabecera son sumamente ventanas exteriores están formados por estrechas hojas de
toscos, en especial aquellos de los tramos laterales y el acanto, similares a las que se aprecian en las campañas
correspondiente al triunfal del lado de la epístola. Este últi- góticas de Santa María la Real y Santa Cecilia. El modelo de
mo presenta un nivel de hojas lanceoladas sobre el que se las basas áticas, con alternancia de anillos, toro aplastado
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L
A IGLESIA DE SANTA CECILIA –a unos de 920 m de alti-
tud– está ubicada en la ladera sureste del cerro del Histórico-Artístico desde el 9 de octubre de 1963) pre-
castillo, a los pies de los restos de la fortaleza senta tres naves de tres tramos cada una, separadas median-
medieval que lo corona. Ocupa por tanto un puesto pre- te arquerías apuntadas y cabecera rectangular con ábside
eminente desde el que se domina la totalidad del núcleo central de mayor tamaño, adelantado respecto a las capi-
urbano aquilarense. Desde un punto de vista tectónico, el llas laterales. La nave del evangelio queda presidida por
edificio se asienta sobre un terreno de escasa estabilidad, un pequeño ábside trapezoidal de menor anchura que la
que hubo de afectar profundamente a sus estructuras, pro- nave, mientras que sobre la capilla oriental de la epístola
vocando no sólo la aparición de grietas en sus muros, sino se eleva el cuerpo prismático de la torre. El edificio, que
una cierta inclinación de la torre. Muy probablemente cuenta al exterior con la presencia de contrafuertes (alguno
estas deficiencias en el asentamiento de sus cimientos fue- original, otros postmedievales y otros añadidos durante la
ron la causa del hundimiento de determinadas zonas del restauración), se levantó en sillería arenisca a excepción de
edificio original. la cabecera en la que se trabajó fundamentalmente con
En la década de 1960, el entorno del templo fue some- sillarejo, reutilizando piezas anteriores retalladas. La cali-
tido a una serie de trabajos de consolidación y reestruc- za blanca se utilizó en alguno de sus capiteles.
turación sobre la base de un sistema de grandes muros de La nave central es de mayor anchura que las laterales,
contención que a modo de terrazas posibilitó, además, la emplea arcos apuntados doblados sobre pilares de sección
creación de un espacio habilitado como aparcamiento. En rectangular y semicolumnas adosadas en sus lados mayores
la actualidad el edificio carece de función litúrgica con- oriental y occidental (en el hastial apoyan sobre modillo-
creta, siendo utilizado de forma esporádica para determi- nes de rollo). Es una tipología propia de un edificio con
nadas celebraciones. Huidobro y Serna señalaba que al cronología avanzada. Aunque su cubierta fue rehecha
parecer fue parroquia de un barrio –el de Santa Cecilia– durante la restauración, hemos de considerar que su mor-
ya desaparecido. fología no difiere mucho de la original: una techumbre de
Las primeras noticias sobre los orígenes del templo son madera que en la actualidad posee los entrepaños revoca-
muy confusas. El autor del Catálogo Monumental hace alusión dos. En palabras de García Guinea, Santa Cecilia resulta
a una lápida en cuyo texto, al parecer, se hacía constar la “ser la primera iglesia románica palentina de tres naves
fecha de su construcción: “IN : ERA : T : LXX : VIIII : REGNAN- cubierta con techumbre de madera”. Cuatro pares de vigas
TE : IN CASTELLA ET LEGIONE : FERDINANDO : REX : ET : SAN- de madera a modo de tirantes unen en la parte más alta los
CIA : REGINA : UXOR : EJUS : CONSUMATA : EST : ISTA : ECCLE- muros laterales de la nave central. Para Hernando Garrido
SIA”. Como ya hicieron Rodríguez Muñoz y García Guinea y Nuño González (1990) el uso de una cubierta de made-
podemos cuestionarnos su existencia, puesto que no se ra podría deberse a su carácter rural o una continuidad de
conserva ni lápida ni documento. La inscripción nos habla modalidades ya desarrolladas en Cantabria (Elines y Santi-
de un edificio que –aunque fuera realizado en 1041– nada llana). El apuntamiento es perceptible en el arco triunfal de
tiene que ver con el actual. En el llamado Testamento de doña acceso al ábside del evangelio y al de la nave principal.
Ofresa, recogido por González de Fauve, encontramos la El ábside mayor (con una doble credencia trilobulada,
referencia más antigua al barrio de Sancta Cecilia... in Aquilar. separada por columnilla, en el muro meridional) se cubre
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Exterior
con bóveda de crucería cuatripartita con clave central y simples impostas molduradas en sus tres cuerpos. El cuer-
plementería de toba, claramente posmedieval. La bóveda po inferior es prácticamente macizo (tan sólo está perfo-
de cañón apuntado –con buen despiece de sillería arenis- rado por dos pequeñas ventanas de medio punto en el
ca– se utilizará en el presbiterio del ábside central y ábside muro sur). El intermedio posee ventanas de medio punto
del evangelio, este último con abundantes signos lapida- abocinadas abiertas en cada uno de sus lados (excepto en
rios. Ya señaló Quadrado que el ábside principal, de factu- el norte). El superior cuenta con vanos divididos por aji-
ra postmedieval y planta rectangular, sustituye al original meces de doble columna y una pequeña y sencilla ventana
semicircular románico, si bien todavía se conserva el arco sobre las enjutas. La cubierta se realizó con cerchas de
de medio punto románico que lo comunica con el tramo madera y tejado a cuatro aguas. Bajo el alero todavía se
presbiterial. Exteriormente posee dos contrafuertes angula- conservan varios canecillos zoomórficos. Es de destacar la
res y una sencilla cornisa moldurada rematando sus muros. aparición de semicolumnas entregas en los ángulos achafla-
Sin lugar a dudas la esbelta torre prismática, rompiendo nados de los dos cuerpos superiores, al igual que ocurre en
la horizontalidad y pesadez que ofrece el conjunto, es el Torremormojón, Cervatos y en las iglesias del valle de
elemento más llamativo. Ocupa el ángulo situado entre la Valdivielso (Burgos).
nave principal y el espacio destinado a albergar el ábside de La fase constructiva más antigua se remonta a fines del
la epístola. A la torre accedemos por medio de una escale- siglo XII, y de ella sólo conservamos la torre y el presbite-
ra de mano interior. Es de planta cuadrada y se articula con rio del ábside central. El proyecto se limitó a un edificio
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Planta
Alzado sur
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Interior
la talla de algunos capiteles de Santa Cecilia con el deno- García Guinea señaló vinculaciones con otros edificios
minado maestro del capitel del Cristo Triunfante del monasterio como Santa Eufemia de Cozuelos o la portada de Valles-
aquilarense. pinoso de Aguilar. Hernando Garrido, precisa las repercu-
Es de destacar la gran calidad de ejecución de los cima- siones –ya señaladas en sus líneas generales por García
cios de los capiteles ubicados en la capilla mayor (tallos Guinea– que determinados modelos de tallas vegetales
vegetales ondulados, arpías entrelazadas, etc.) trabajados a aquilarenses, derivadas a su vez de repertorios andresinos,
trépano y de claros referentes en el taller del claustro del ejercerán sobre los capiteles interiores y portada de Santa
monasterio de Aguilar. Cecilia afirmando que Santa Cecilia pudiera considerarse
Otro capitel muy interesante se localiza en el exterior como el canto de cisne de la doble corriente escultórica pro-
de la ventana de la cabecera. A simple vista la escena no tagonizada por los cenobios palentinos de Aguilar de
parece tener mucha trascendencia, pues se trata del com- Campoo y San Andrés de Arroyo.
bate entre un caballero a pie armado con escudo y un ani- Un Cristo (de hacia 1200) y una Virgen con Niño góti-
mal fantástico que aparece alanceado por su contrincante. ca, ambas tallas realizadas en madera policromada proce-
Sin embargo en un análisis más detallado, Hernando Garri- dentes de esta ermita se conservan en la colegiata de San
do y Nuño González (1990) señalaron cómo en el escudo Miguel, en la propia villa de Aguilar. El primero, que
del guerrero aparecían representadas las armas de los Lara, formó parte de las piezas recogidas en la exposición Las
una de las grandes familias nobiliarias que ejercieron su Edades del Hombre celebrada en Valladolid en 1988, pertene-
patrocinio sobre varios monasterios palentinos. Sería pues ce al tipo iconográfico del Cristo Triunfante, con ciertas ten-
una hipótesis a considerar la intervención de este linaje en dencias naturalistas.
la construcción –sobre todo en la ampliación o cambio de A comienzos de los años 60 se lleva a cabo el proyec-
proyecto en un segundo momento constructivo– de Santa to de restauración integral del edificio a cargo de don
Cecilia, máxime si tenemos en cuenta el protagonismo Anselmo Arenillas, que era, por aquel entonces, arquitec-
que al parecer alcanzó Fernando Núñez de Lara y su her- to territorial de la Dirección General de Bellas Artes. Este
mano Álvaro, alféreces de Alfonso VIII, en Aguilar a fina- proyecto de restauración, que determinará de forma exclu-
les del siglo XII. siva el aspecto actual del edificio, transformó una serie de
Los capiteles figurados nos ofrecen un verdadero mues- elementos: retallado y embutido de sillares en el ábside
trario medieval de armas, ropajes, arreos, etc., analizados central; añadido de contrafuertes; reforma del alero; adi-
por Hernando Garrido y Nuño González (1992), en el ción del tejaroz de la portada; colocación de columnillas
reciente estudio sobre este edificio. en la torre; sustitución del ventanal gótico de la fachada
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sas garantías de fiabilidad cronológica (Javier Peñil Mín- LIZARRAGA, F., 1964a.
E
STÁ SITUADA EN EL EXTREMO oriental de la Plaza de
España, en el centro del casco urbano aquilarense. la capilla del baptisterio que ocupa el último tramo de la
Los orígenes de la iglesia de San Miguel se remon- nave del evangelio, hoy convertida en una sala del museo
tan, al menos, a los primeros años del siglo XIII, constan ya parroquial. Esta capilla, que en su momento estuvo dedi-
noticias del año 1220. En el primer tercio de la centuria cada a san Juan, es de planta rectangular y dimensiones
siguiente se emprendió la construcción de un nuevo edifi- menores que las del siguiente tramo gótico, por lo que el
cio cuyo principal impulsor fue el arcipreste Garci Gonzá- muro norte se esquina para dar mayor anchura al templo.
lez, según se detalla en el epitafio de su sepulcro. Hacia Se cubre con bóveda de crucería cuyos nervios descansan
1346 debían estar a punto de finalizar las obras pues el sobre columnas adosadas en los ángulos. Sin embargo, los
obispo de Sigüenza, don Alonso de Aguilar, concedía indul- vanos son aún de medio punto; el situado sobre la puerta
gencias a quienes visitaran el templo una vez terminado. del muro occidental es un simple vano abocinado, caren-
En 1541 la antigua iglesia arciprestal fue elevada a la cate- te de decoración. Más compleja es la ventana del lado
goría de colegiata por el papa Paulo III a instancias de don septentrional, de medio punto con chambrana moldurada
Juan Fernández Manrique, tercer marqués de Aguilar y y que apea sobre sendas columnas con capiteles de cro-
embajador de Carlos V en Roma. chets. La portada, de arco apuntado, consta de chambrana
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Planta
Secciones
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Tímpano empotrado en la
torre de San Miguel
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nacelada y dos arquivoltas decoradas con boceles entre de Santa Cecilia, singular talla cuya cronología ronda el
medias cañas que apoyan sobre dos pares de columnas co- 1200.
ronadas por sencillos capiteles de crochets, similares a los
del ventanal septentrional. Texto: AIBS - Planos: CER - Fotos: JLAO
Empotrado en el muro occidental de la torre se encuen-
tra un tímpano descontextualizado reaprovechado, sin duda
correspondiente a una antigua portada desaparecida. De Bibliografía
arco apuntado, representa a Cristo sedente, como Varón de
AA.VV., 1988b, pp. 72-73; ANDRÉS ORDAX, S., 1989a, pp. 244-259;
Dolores, flanqueado por dos parejas de ángeles acomodados
ANDRÉS ORDAX, S., 1990, pp. 28-29; AZCÁRATE RISTORI, J. M.ª de, 1988,
al marco, que portan los instrumentos de la Pasión. Sería p. 23; CALVO CALLEJA, J. L., 1989, pp. 29-30, 39; CASTÁN LANASPA, J.,
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modelo del maestro del Cristo Triunfante del monasterio REZ, H., 1772 (1983), pp. 4-10; GALLEGO DE MIGUEL, A., 1988, p. 27,
E
N LA DÉCADA DE 1930 se creó en algunas capillas y
dependencias de la colegiata de San Miguel un ha querido representar a un Cristo triunfante sobre el
museo con obras procedentes de las iglesias aguila- dolor y la muerte, de ahí que se hayan minimizado tam-
renses y de alguna localidad cercana. Varias décadas des- bién las señales del padecimiento físico. En este mismo
pués fue remozado y ampliado, distribuyendo sus fondos sentido, las heridas del costado y de las manos se han
entre la antigua capilla del baptisterio o de San Juan, reducido a finos regueros de sangre que incluso pudieran
la capilla del Arcipreste del Fresno, la sala abovedada de la corresponder a un repinte posterior. Peina corta melena
torre, la sala capitular y la sacristía. Entre las piezas que que cae por la parte posterior del cuello dejando al descu-
atesora destacan el llamado Cristo de Santa Cecilia y la bierto las orejas. La parte superior de la cabeza fue modi-
Virgen de Grijera, dos obras que constituyen, junto con el ficada posteriormente para adaptar una corona de espinas
Cristo de Santa Clara de Astudillo (Museo de Los Claus- postiza, siguiendo una costumbre que se impuso a partir
tros de Nueva York), la Virgen de la Vega de Melgar de del siglo XIII. El rostro se complementa con bigote y barba
Yuso y varias tallas más repartidas por otras colecciones y formada por una serie de mechones rematados en bucles
museos, los únicos testimonios de imaginería románica de que se distribuyen geométricamente.
que tenemos constancia en la provincia. Se advierte en la obra una tímida tendencia naturalista
que queda plasmada en una concepción anatómica de for-
mas suaves y redondeadas que anticipa en cierto modo el
CRISTO DE SANTA CECILIA estilo de los crucifijos góticos. Aunque todavía es posible
apreciar algunos rasgos esquemáticos en el trazado de los
En la antigua capilla del baptisterio se custodia este pectorales y de las costillas, éstos aparecen matizados por
hermoso crucifijo de madera policromada (165 × 187 cm) el modelado. Esta misma tendencia se deja sentir en el tra-
procedente, según Luciano Huidobro, de la iglesia de tamiento del perizonium que se ajusta a las formas corpóre-
Santa Cecilia de la misma villa, sin que se conozcan con as de las piernas como se tratase de un fino paño mojado
certeza el momento y las causas que motivaron su trasla- sobre el que se dibujan pliegues de complicado y anárqui-
do. Representa a Cristo sujeto con cuatro clavos a una co ritmo lineal.
cruz de gajos, con las piernas y los pies paralelos, los bra- Todo indica que nos encontramos ante una obra de cro-
zos ligeramente flexionados y las manos abiertas. La cabe- nología tardía dentro del período románico, en un momen-
za experimenta un leve giro e inclinación hacia el hombro to en el que las representaciones de Cristo y de la Virgen
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se procedió a la restauración de la Virgen, tarea que fue refleja de forma clara la severa gravedad característica de
encargada a Santiago Toledo, afamado escultor que por la imaginería románica.
aquel entonces trabajaba en la restauración de la colegiata Resulta complicado definir el estilo original de la pieza
de San Miguel y que antes lo había hecho a las órdenes de pues desconocemos el nivel de reintegración volumétri-
Manuel Aníbal Álvarez en las iglesias de San Juan de Baños ca alcanzado por la restauración a que fue sometida.
y de San Martín de Frómista. Sabemos que el rostro del Niño no es original y tampo-
Se representa a la Virgen sentada sobre un banco con co parece que lo sean las manos de ambas figuras, pero
pequeño respaldo y con el Niño descansando en el centro ignoramos si la intervención afectó también a otras par-
de su regazo, según el tipo de la Sedes Sapientiae que se tes de la escultura pues, según el testimonio de don Juan
impone durante el período románico. La Virgen sostiene Sanz, la talla había padecido los efectos del fuego. En
en su mano derecha una bola o fruto en alusión a su carác- cualquier caso, y a juzgar por el aspecto que hoy presen-
ter de nueva Eva, mientras que con la izquierda protege al ta, parece tratarse de una obra antigua, de la primera
Niño. Viste velo blanco ceñido a la cabeza por medio de mitad del siglo XII, en la que destaca su gracioso arcaís-
una especie de diadema, manto azul cerrado a la altura del mo derivado tanto de la tosca ejecución primitiva como
cuello, túnica y calzado puntiagudo. El Niño bendice con de su restauración.
la diestra y sujeta un pequeño cartel o pergamino con una
inscripción añadida por el restaurador. Texto: PLHH - Fotos: JLAO
El conjunto muestra detalles que manifiestan su antigüe-
dad como la posición hierática y frontal de ambas figuras,
entre las que no existe la mínima comunicación, el juego de Bibliografía
pliegues en forma de meandros que describen los bordes
inferiores de la vestimenta y el rostro alargado de María AA.VV., 1926, p. 9, lám. III; CALVO CALLEJA, J. L., 1989, p. 39; MARTÍN
–casi copiado por el restaurador al hacer el del Niño– que GONZÁLEZ, J. J. (dir.), 1980, p. 17; SANZ, J., 1922, pp. 23, 32-40.
E
L MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL de Aguilar de Tablada. Según Yepes, los primeros monjes acabaron tras-
Campoo, está situado a unos 500 m en dirección ladándose a la iglesia baja, lo que hace suponer una hipo-
suroeste del centro de la villa, en la margen izquier- tética fundación eremítica. Nada anormal parece dislocar
da del Pisuerga. Se encuentra al abrigo de la Peña Longa y esta suposición puesto que los restos rupestres son muy
extramuros del recinto amurallado. frecuentes en la comarca. En 852, el conde Osorio hacía
Los orígenes de la abadía se remontan a la Alta Edad donación traditio corporis et animae al recién creado cenobio.
Media, cuando los antecedentes eremíticos se mezclan En 950 Osorio Armíldez fundaba el monasterio de San
con la leyenda. Se recurre siempre al primer diploma en el Martín de Aguilar. En 968, Fernán González efectuaba una
Libro Becerro de Aguilar (AHN. Clero. Cód. 994-B), recogido donación a este mismo monasterio. La mitad de la casa,
también por Yepes y Ambrosio de Morales. Alpidio, un junto con la de Santa Juliana de Aguilar, era donada por
noble legendario, tropezaba durante una cacería con una una tal María al cenobio de Cardeña en 1079. Los datos
abandonada iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo. son tan escasos como oscuros. Entra dentro de lo verosí-
Bajo ésta, aparecía un segundo templo en la base de la mil que San Martín de Aguilar se correspondiese con otra
inconfundible Peña Longa. Del inverosímil relato de Alpi- fundación que –como supuso Linage– estuvo vinculada a
dio, que rápidamente alertó a su hermano Opila, abad de la Regla de San Benito. Para el padre Serrano el monaste-
San Miguel de Tablada, en las orillas de Ebro, se despren- rio de San Martín de Aguilar pudo ser agregado al de
de además la dedicación de cada uno de los altares: a Santa María y la disparatada historia de la fundación por
Nuestra Señora, a san Pelayo y santa Engracia y a san Juan parte de Opila pudo tomar sus elementos constitutivos en
Bautista y san Martín. En el mismo lugar, un sobrino de la del conde Fernán González, que participó en la erec-
Opila, con idéntico nombre, levantó el monasterio de ción de San Martín en vida del fundador conde Osorio.
san Pedro y san Pablo de Aguilar (822) roturando tierras Backmund también recoge esta presumible fusión cenobí-
y viñas y aportando el ajuar de la casa de San Miguel de tica en una agrupación dúplice de monachorum et monialium
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adherida a la regla benedictina hasta el 1020, fecha en que de Santa María de Aguilar, fue la iglesia-monasterio de
ya aparece Santa María de Aguilar como abbatia secularis. Santa María Magdalena de Fuentelaencina. Donada por
En el documento de donación de Sancho II de Castilla el rey Sancho, hijo de Alfonso VII, en 1149 a Simón y
al obispo Simeón de Oca (18 de marzo de 1068), se citaba confirmada en 1154 por el mismo Sancho al prior Gual-
la iglesia de Santa Eugenia de Aguilar, ofrecida por el ecle- terio. Junto con el presumiblemente débil monasterio de
siástico para restaurar la diócesis. Esta casa parece corres- San Agustín de Herrera, fundado a instancias de Retuerta
ponder con Santa Eugenia de Cordovilla, otorgada por en 1152, constituyen dos células que tras su transmisión a
Alfonso VI al abad Lecenio, del monasterio de Santa María Aguilar servirán de fermento territorial –y quizá también
la Real de Aguilar (1073), a instancias del Cid. Fue consa- espiritual– al nuevo monasterio premonstratense. Natu-
grada en 1118 por el obispo burgalés Pascual. Sin embargo, ralmente, el desarrollo cenobítico de ambas casas fue
el documento parece falso según concluyó Menéndez Pidal, incierto y en su traslado a Aguilar debió influir una eco-
presumiblemente la consagración del 1118 también debió nomía precaria.
falsificarse. Posteriormente Santa Eugenia se convirtió en Una de las cuestiones más controvertidas sobre los orí-
un importante priorato de la casa aquilarense. genes del monasterio es determinar qué orden ocupó
Otra de las fundaciones más significativas, constituti- el recinto antes de la instalación de los premonstratenses,
va en definitiva del que años después fue solar mostense ampliamente beneficiados por Alfonso VIII. Indudable-
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Planta
mente, en Aguilar existió un monasterio particular, insti- consolida a un doble nivel territorial y jurisdiccional a estos
tuido por familias nobles como los Osorio y los Lara. canónigos regulares que habían penetrado en Castilla a
En 1169, el rey Alfonso VIII, el abad Sancho de Retuer- partir de Sancho Ansúrez y su compañero Domingo Gó-
ta, los condes Nuño, Álvaro, Almanrico, Rodrigo (fue mona- mez de Candespina, supuestamente formados en tierras
chi en Sahagún) y la condesa Sancha Osorio, propietarios galas.
de Santa María de Aguilar, donan sus derechos al abad de En un documento expedido por Alfonso VIII en Saha-
Retuerta Miguel, de la Orden de San Agustín. Sin duda, la gún en 1169 se confirma un grupo de posesiones que desde
influencia del abad Miguel ante la Corte facilitó la transfe- San Agustín de Herrera son transferidas a la abadía de Agui-
rencia patrimonial de los nobles y la propia protección real. lar. Después de la proclamación de la citada bula de Jacin-
De otro lado, los anteriores ocupantes, despojados de un to y la aparición expresa del instituto premonstratense en el
monasterio estable, interpusieron una queja ante el legado citado documento, el monasterio se irá enriqueciendo con
pontificio Jacinto con el fin de paralizar el proceso. El alter- otros dominios: Alfonso VIII ofrece la localidad de Villa-
cado se resuelve mediante concordia (bula de 1173). nueva y la iglesia de San Cebrián, próxima a Santa María de
Antes de la llegada de los monjes premonstratenses, Rezmondo, además de Terradillos (1183). María de Alme-
Santa María ya poseía un importante bloque de propieda- nara recibe del rey en 1173 la iglesia de San Román cerca-
des: la heredad de Villavega y los palacios del conde Oso- na a Sotovellanos que la cede a Aguilar en 1183.
rio y su mujer Teresa Fernández (1141). El 4 de febrero de Como importante centro de decisión económica, el
1165 el mismo Alfonso VIII donaba a Michaeli abbati et omni- monasterio de Aguilar centró sus estrategias hacia el control
bus successoribus tuis regulam Sancti Augustini la iglesia de San de una densa red molinera, fundamentalmente establecida
Cipriano de Riofresnos y el prado de Valcabado. En otro en las orillas del Pisuerga y del Camesa. Adquiriendo junto
orden de cosas, diez años antes, el 9 de diciembre de 1155, a otras prebendas (pastos, portazgos y rentas) un papel
Alfonso VII había concedido al abad Sancho (de Retuerta) evidente como abadengo territorial desde el reinado de
la exención del pago de portazgo en todo el reino para Alfonso VIII hasta el de Fernando III.
mercancías y ganados además de diferentes franquicias de La época álgida del dominio aquilarense coincide cla-
población. En torno a estas fechas tempranas (desde fines ramente con la primera mitad del siglo XIII. M.ª Estela
del reinado de Alfonso VII y aun durante la minoridad de González de Fauve detalla que el período 1221-1240 fue
Alfonso VIII), la solidez de la Orden Premonstratense en la el de mayor concentración de adquisiciones, sabiamente
circaria hispana es ya un hecho y la política de la monarquía combinadas con las permutas, la explotación molinera y
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LA IGLESIA
el crucero hasta los pies, elevados durante las primeras dos Las marcas de cantero comparten alguno de sus rasgos
décadas del siglo XIII. con las líneas verticales para el encaje de cada pieza resul-
Para Lampérez, lo que caracteriza al templo es un cier- tando un conjunto de gran vistosidad, un fenómeno simi-
to dualismo entre lo románico y el denominado estilo “de lar se da en la iglesia de San Andrés de Arroyo.
transición” que impide encasillarlo bajo ninguna escuela. En Un cotejo del repertorio de marcas de cantero de la
la iglesia se reaprovechan partes de una construcción romá- campaña gótica (ca. 1200-1222) con respecto a las de la
nica anterior a la llegada del Prémontré: así lo certifican las cercana iglesia de Santa Cecilia demuestra una correspon-
alturas inferiores del asimétrico crucero y de las capillas y dencia sospechosa. Podemos hablar de identidad de cua-
“los machos no preparados para las crucerías”. Posterior- drillas que se complementaría además con la presencia de
mente, recogía el afortunado jalón epigráfico del 1213- capiteles vegetales andresinos y de crochets perfectamente
1222 (fin de la iglesia y consagración por el obispo Mauri- acordes: el capitel con la Matanza en ambos templos, la
cio) que encaja perfectamente con el resto del conjunto, magistral pieza de acantos trepanados con cimacio de
incluyendo la bóveda del crucero “cuyos nervios salen de monstruos entrelazados de la epístola en Santa Cecilia, las
los machos torales más orientales de un modo impensable”. ménsulas de rollos o la anatomía de las arpías de la torre
Años más tarde, Lambert confesaba que la iglesia del refuerzan la intervención de canteros intercomunicados
monasterio de Aguilar era un edificio muy complejo de tipo en dos obras coetáneas.
hispano-languedociano que reaprovechaba una obra románica Sólo Lacoste ha intentado esbozar una secuencia meti-
anterior. Fue sin embargo el primero en advertir la cone- culosa de campañas constructivas para el templo monaste-
xión angevina de las esculturas con atlantes que estaban rial. Tras perfilar la primera campaña ca. 1180 (actividad
instalados en la bóveda ojival del centro del crucero. del maestro de Ávila), reconoce la intervención de un segun-
Julia Ara ha señalado cómo la bóveda de cañón para do taller a lo largo de todo el paramento meridional de la
los brazos del crucero resultaría un arcaísmo a juzgar por nave –tras el crucero– hasta una altura media de los muros
la presencia de codillos con columnillas en el brazo del que talló las cestas anicónicas. Este nuevo taller parece ins-
evangelio que nunca llegaron a emplearse y pudieron pirarse en los capiteles exclusivamente vegetales tallados
haber resuelto el apeo de una hipotética crucería. Para la por el primero que se reaprovecharon durante la reforma
misma autora es posible que la gran amplitud del cruce- del claustro. A esta campaña corresponde un sólo capitel
ro y la inoperancia de los soportes orientales para recibir del tramo colateral meridional y otros de la capilla del
una cubierta de nervios motivara el empleo de la cru- Abad. Supone una datación ca. 1190 en manos de un
cería sólo para el tramo central “resolviendo el problema grupo de canteros que tienden a simplificar los tipos apor-
de los apeos en el lado oriental mediante la colocación de tados por los artífices más sobresalientes de la primera
esculturas a la manera anjevina, y cubriendo los brazos campaña. Finalmente, un tercer taller –el que acomete las
con una bóveda de cañón mucho menos comprometida obras de mayor envergadura– fue el responsable de rema-
constructivamente”. tar la iglesia entre ca. 1200 y 1213: alzando los muros del
Las molduras o anillos triples instaladas a una altura crucero, crucero y naves, todos los robustos pilares y los
de dos tercios de los soportes torales parecen caracteri- abovedamientos, además del claustro, sala capitular y
zar perfectamente la obra más antigua, alzada probable- diversas dependencias monásticas. Su fósil director parecen
mente por una comunidad de canónigos regulares, y no ser las cestas con crochets del tipo que García Guinea defi-
dudamos en atribuir su mantenimiento a la presencia de nió como andresino derivadas de esquemas anteriores y los
unos elementos escultóricos de una desacostumbrada mediocres atlantes del crucero.
calidad –los capiteles trasladados al MAN– que motiva- A este discurso constructivo que formula Lacoste,
ron el respeto por parte de los nuevos moradores pre- ininterrumpido desde 1180 a 1213, podríamos reprochar
monstratenses instalados desde 1173. El mismo Lacoste una datación excesivamente tardía para los trabajos del
señala que el triple ábside semicircular aparecido a raíz maestro de Ávila (que podríamos adelantar a la década de
de las excavaciones de Pedro Matesanz, correspondería a 1160 en función de la fecha aportada por Piasca) y una
un edificio de la primera mitad del siglo XII, la datación cierta ambigüedad en lo que respecta a la delimitación
resulta sólo una hipótesis aunque las diferencias en el de la segunda campaña. Con respecto a la tercera campa-
aparejo sean evidentes. ña, la evolución constructiva parece perfectamente razo-
De la disección de este sector oriental más antiguo, nable y plausible.
Lacoste emparenta la tipología aquilarense con la de otros En la iglesia de Aguilar no todos los soportes de las
conjuntos como la Catedral Vieja salmantina o el cenobio naves laterales y del muro del hastial siguieron el modelo
de Retuerta. de las dobles columnas gemelas, de hecho, los del muro
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meridional emplearon una semicolumna adosada hasta un A la fábrica gótica se le añadió la capilla del Cristo en
nivel superior coincidente con una moldura longitudinal, 1650. La reforma de la capilla respetó sin embargo un sec-
donde la citada semicolumna –que arrancaba desde el tor exterior –en el que se conservó un ventanal gótico–
nivel terrero con un modesto zócalo– quedaba flanquea- heredado de la primitiva edificación. Se aprecian también
da y apoyada por otras dos sirviendo de descarga a las vestigios medievales en el muro occidental al engarzarse
bóvedas. En los muros septentrional y occidental, por con el moderno y en la semicolumna adosada coronada
contra, las semicolumnas son dobles desde el zócalo por capitel con crochets del lado SE.
hasta la altura de las dobladuras, carecen pues del doble El ventanal que se abre entre el contrafuerte más
nivel compuesto que veíamos en la nave sur. Simples oriental y el volumen exterior del brazo septentrional del
semicolumnas angulares soportan las diagonales de las crucero presenta capiteles andresinos a la derecha y de
bóvedas en los ángulos NO y SO de los últimos tramos crochet gótico a la izquierda, sin embargo, bajo éste se
de las naves laterales, éstas reaparecen en el brazo sep- aprecia otra ventana más arcaica, de medio punto, aboci-
tentrional del crucero y en el único sector conservado de nada interior y exteriormente, semicegada por el brazo
la capilla del evangelio (no sucede así en el brazo meri- del crucero que dejó indemne el capitel derecho de la
dional). A tal disparidad podríamos encontrar una expli- misma. La cesta, muy mutilada, deja ver en su base unas
cación suponiendo una mayor antigüedad para el sector hojas de acanto de nerviaciones picudas con trabajo de
meridional, lógica si valoramos la idea de un primitivo trépano que evoca determinadas tallas claustrales de pro-
claustro cubierto con madera que fue sustituido por un genie abulense. Sería muy difícil fijar una cronología
abovedamiento durante el siglo XIII respetando la traza y aproximada debido a su defectuoso estado, sin embargo,
regularidad de sus pandas. No es gratuito afirmar que una su anterioridad a la talla andresina es más que evidente y
panda claustral preexistente impidió el desarrollo del su coetaneidad con los trabajos escultóricos del arco
brazo sur del transepto durante la reforma que experi- triunfal encajaría perfectamente (vid. acantos del capitel
mentó el templo. del caballero victorioso del MAN).
El llamativo grosor del muro meridional en su sector Este mismo contrafuerte parece adosado con respecto al
más oriental correspondería según Lacoste a la voluntad paramento exterior, indicativo quizá de un reaprovecha-
de alzar un posible campanario que nunca llegó a ejecu- miento del sector. Por el contrario, los contrafuertes que
tarse. Desde el ángulo NE de la galería superior de la refuerzan el sector claustral oriental quedan perfectamen-
panda septentrional del claustro un angosto vano muy te engatillados con la sillería del muro gótico. El mismo
restaurado permite el acceso hasta un receptáculo supe- sepulcro de doña Sancha (†1183), que se instaló en un
rior cubierto con bóveda de cañón que arranca de dos arcosolio de la crujía septentrional del claustro, refuerza
molduras naceladas corridas, desde éste se puede alcanzar una mayor antigüedad para el sector.
otro reducido espacio rectangular –plagado de grafitos– La fachada de la iglesia es de líneas bien sencillas, sin
e igualmente cubierto con cañón. Su paramento nor- elementos historiados –a excepción del bajorrelieve con el
te comunica directamente con la escalera de caracol que ángel instalado con posterioridad a la construcción del has-
asciende hasta las bóvedas del templo eclesial. De alguna tial– refleja bien la distribución del interior de las naves.
manera, esta cámara superior coincidente con la capilla Dos contrafuertes de perfil rectangular dividen la nave
de la epístola, nos recuerda otros espacios similares en los central de las laterales, la del evangelio posee también con-
templos de los monasterios premonstratenses de Retuerta trafuerte angular, mientras que la de la epístola queda reco-
y de Bujedo. Otra escalera de caracol permite ascender gida por el muro meridional que se prolonga en el occi-
desde el nivel de la iglesia (a los pies, en la nave de la dental de la cilla. El cuerpo central remata en altura con
epístola) hasta las bóvedas superiores y la llamativa espa- espadaña a piñón que posee un campanario restaurado
daña occidental. durante la década de los 80. Aquí se respetó el modelo
El muro meridional queda reforzado por contrafuertes original con cuatro vanos apuntados provistos de guarda-
de sección rectangular anteriores a la cubrición gótica del polvo y moldura horizontal en el arranque de los arcos
claustro. De hecho, el contrafuerte más occidental quedó –en coincidencia con la misma moldura de coronamiento
seriamente fracturado al embutir el perfil de la crucería. en los contrafuertes de la fachada– y nivel cimero, que
según la descripción de Navarro poseía columnas ahora
desaparecidas.
Interior del crucero de la iglesia
Sobre la portada aparece un ventanal de medio punto
con doble arquivolta de baquetón y escocia y dos capite-
les a cada lado de clara factura andresina. En la base de
este ventanal que se abría al coro alto –y estuvo tapiado–
debió existir una imagen de la Virgen bajo un doselete,
ésta fue descrita por Quadrado. Navarro, en la década de
1930 la daba ya por perdida.
Otro ventanal similar, aunque de dimensiones más
pequeñas, se aloja en el lado izquierdo (nave del evange-
lio) a la misma altura que el abierto sobre la portada, en
este caso sólo se labró un capitel para cada lado, pero res-
petando la misma directriz andresina.
La portada eclesial presenta arco de medio punto cons-
tituido por dos arquivoltas de baquetón, escocia y guar-
dapolvo, aquéllas descansan sobre jambas acodilladas y
sendos capiteles decorados con hojas de acanto a cada
lado. Los capiteles de la portada resultan piezas de exce-
lente factura aunque siguen una cesta con tendencia cúbi-
ca: con ábacos de dados y concavidad semicircular, acantos
a dos niveles firmemente trabajados mediante aplicaciones
de trépano en canaladuras y caulículos en las esquinas que
en el caso derecho quedan recogidos mediante un anillo.
Son modelos cuya aplicación fue frecuente en obras del
oeste de Borgoña e Île-de-France y aparecen en contextos
como el de la cripta del pórtico en la catedral composte-
lana, y el nártex de San Vicente de Ávila. La cronología
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proporcionada para estas obras punteras ronda la década Lacoste afirmaba que las dos esculturas pudieron ser las
del 1160, que sería descabellada para estas piezas de la enjutas de una portada desaparecida. Tampoco podemos
portada aquilarense. Es muy posible que los escultores descartar que ambas piezas formaran parte de un balda-
locales tomaran el modelo de la pieza n.º 5 del MAN. quino o fueran trompas de una cúpula, si bien su talante
En marzo de 1992 se localizó frente a la fachada de la epigráfico contradice una colocación demasiado alejada
iglesia una dovela con un fragmento de la inscripción del espectador.
correspondiente a la consagración del templo. Sus tipos Aunque no dispongamos de pruebas irrefutables, con-
escriturarios y la misma posición del epígrafe se corres- sideramos factible una procedencia claustral, ámbito
ponden con los ejecutados para la iglesia de Cabria. Sin construido en tres fases claramente delimitables durante
embargo es posible que esta pieza formara parte de la el último tercio del siglo XII y primeros años del XIII pero
ermita de San Pedro y San Pablo, alzada frente a la facha- reformado en época moderna.
da del templo premonstratense y que fue desmontada La forma triangular de las piezas, con dos de sus lados
hacia fines del siglo XVI (todavía en pie en 1575). Tal inferiores tendentes al semicírculo, nos hace pensar en su
hallazgo hace sospechar una fecha paralela para la insta- posible acomodo en las enjutas de las arcadas, sin embar-
lación de los ángeles A y B en el lugar que todavía ocu- go, la degradación del claustro y su última restauración
pan, coincidiendo con la reforma que experimentó la impiden ratificar algo al respecto. Aun así, en la galería
orden, la relajación de la regla y la irrupción de los aba- meridional paralela al refectorio, todavía es apreciable un
des trienales. espacio triangular en coincidencia con la silueta semicir-
cular en los lados inferiores de los dos bajorrelieves. Este
espacio de 93 cm de longitud × 67 de altura se encuentra
relleno por una desordenada mampostería.
LA ESCULTURA TARDORROMÁNICA DE LA IGLESIA En la cartela A, se recurre a un dístico elegíaco con rima
de leonino rico donde se condensa una referencia a la vir-
ginidad mariana y la inconmensurabilidad de su fruto. Sin
Bajorrelieves con ángeles portadores de cartelas en el exterior mantener una literalidad real con la cartela, el mensaje de
de la fachada oeste de la iglesia y muro frontero omnipresencia cósmica en el parto virginal de María fue
frecuente entre los poemarios medievales e incluso entre las
Ángel A. Pieza arenisca de forma triangular con el lado composiciones de escritores premonstratenses como Her-
superior recto y los dos restantes ligeramente semicirculares. mann-Joseph (†1214), muy difundido por los cistercienses,
Representa la figura de un ángel sedente con alas extendi- o Felipe Harvengt (†1182), que dieron lugar a opúsculos
das. Los pies descalzos posan sobre una peana decorada con piadosos y calaron en misales, breviarios y oficios regulares.
máscara zoomorfa. Con sus manos sostiene una ancha filac- En algunos oracionales premonstratenses advertimos
teria de 48 × 12 cm que contiene la siguiente inscripción: claras similitudes respecto a la cartela del ángel A. Las ora-
1. + VIRGO SUI PARTVS
ciones que se elevaban durante el día de Navidad son las
2. TENEROS AMPLECTITVR [artus] que mantienen una cercanía más evidente como Quia quem
3. QVEM TENET IN GREMIO celi capere non poterant, tuo gremio contulisti... del segundo noc-
4. NON CAPITVR SPACIO. turno de la Natividad o el Virgo Dei genitrix, quem totus non
capit orbis,... en la antífona sub octava ad cantica del 31 de
(La Virgen recoge los tiernos miembros de su parto, de diciembre, modelos que procedían del primitivo ordo mo-
quién se encuentra en el gremio y no cabe en el espacio). nástico del siglo XII y aparecen medio siglo más tarde en el
breviario.
Ángel B. De similar desarrollo que el anterior. Sostiene
Que la Orden Premonstratense eligiera la pieza ya
rollo de 36 × 14 cm que descansa directamente sobre las
labrada por los anteriores monjes, es comprensible desde
rodillas con la inscripción:
un clima espiritual coincidente.
1. + [h]VC. VENIENTES.
2. ISTA[M] UIDENTES. EDO
3. CEANTVR. CORDE GE Capitel adosado con caballero, aves y molinillos en espiral.
4. MENTES. ORE FATEN
Lado derecho de la capilla del evangelio
5. T[es] NE MORIANTVR.
(Los que aquí venís y ésto veis, edificar los corazones Se trata de la única pieza figurada conservada todavía
compungidos y rezar piadosamente para que no murais). in situ dentro del recinto templario. Presenta una escena
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segundo taller activo en el claustro son de esencia cister- tas, del mismo tipo que los representados en el capitel doble
ciense y están formados por acantos verticales con los ner- en el Fogg Art. Se disponen entre tallos centrales rematados
vios muy marcados, los dos tercios inferiores de la cesta en un abierto cogollo. El cimacio es de cestería calada com-
aparecen muy adelgazados, en relación con los capiteles puesta. En los animales fantásticos alas, pescuezos y cabezas
andresinos que recuerdan formas musulmanas. presentan el típico despiece minucioso en raquis en tanto
En la galería meridional, se aprecia un erosionado arco que el resto del cuerpo se trabaja con zigzagueado (como en
de medio punto decorado con una arquivolta ajedrezada, los leones a dos niveles del fragmento 3.S).
la presencia de un fajón del abovedamiento que perfora 3.N. Capitel doble completo con decoración de hojas
una dovela de la rosca permite datar este vano con ante- de acanto apalmetadas y trepanadas, labradas con cierta
rioridad a la reforma claustral del siglo XIII. dureza pero de gran calidad, se disponen a dos niveles (el
En la galería norte, a la derecha de la portada que per- segundo un tanto artificioso). Fino ábaco de tacos y con-
mite acceder al templo, un arcosolio apuntado y doblado cavidades semicirculares y cimacio de hojas ensiformes
contiene los restos de un sarcófago en cuya cubierta toda- entrelazadas siguiendo el típico esquema de vástago con
vía se lee con facilidad la inscripción “SUB ERA MCCXXI [año calidad de modelado que recuerda al cimacio del capitel
1183] OBIIT DOMINA/ SANCIA UXOR DE LOP DIAZ XVII KL aquilarense en el Fogg Art.
DECE(M)BRIS” distribuida en dos bandas longitudinales. 4.N. Fragmento de capitel muy similar al 1.N. aunque
trepanado y con bayas arracimadas en lugar de piñas.
5.N. Fragmento de un cimacio decorado con rosetas
octopétalas provistas de botón central muy similares a las
LOS CAPITELES DEL CLAUSTRO del capitel n.º 20 del MAN.
6.N. Fragmento de capitel doble idéntico que los 1.N y
4.N cuyas hojas aparecen trepanadas y con piñas en sus
Galería norte ángulos de nudos. Cimacio vegetal con hojas de acanto
trepanadas.
1.N. Capitel doble completo y cimacio decorado con 7.N. Fragmento de capitel doble del ángulo –machón
cenefa horizontal entre dos listeles lisos con rosetas en la NO– con restos de roleos y entrelazo de idéntica factura
zona superior e inferior. La cesta se decora con cuatro que el 1.O, sumamente deteriorado por fracturas.
hojas de acanto ramificadas de excelente labra y que en
sus prótomos presentan el característico eslabón entrecru-
zado. Portan piña central al modo andresino, ábaco de Galería oeste
tacos y concavidad semicircular.
2.N. Capitel doble figurado con seis grifos afrontados 1.O. Fragmento de un capitel doble decorado con res-
por sus pechos en tres de las esquinas y con las cabezas vuel- tos de roleos y entrelazos reaprovechado en el machón
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angular gótico. Una modalidad ornamental que volvere- 5.O. Capitel doble modulado a partir de un entrelazo per-
mos a encontrar en Santa María de Bujedo de Candepaja- lado de composición simétrica que rodea los elementos orna-
res, casa premonstratense burgalesa fundada en 1162. mentales. Porta un pequeño molinillo en cada una de las
2.O. Fragmento de cimacio vegetal decorado con hojas esquinas y dos máscaras en el centro de los lados largos en las
de acanto trepanadas en la línea del cimacio 6.N. que todavía podemos advertir una línea de fauces y unas
3.O. Fragmento de cimacio instalado durante la restau- diminutas orejas picudas. Las máscaras vomitan cintas perla-
ración de los años 80 del siglo XX. Con decoración de das. El cimacio tiene hojas carnosas dispuestas verticalmente
aves afrontadas entre entrelazo, aparecen con labor de con una diminuta baya entre las mismas, muy similar al 6.N.
zigzagueado en sus cuellos y picoteando pequeñas piñas. 6.O. Fragmento de cimacio decorado con labor de ces-
Esta escena de cacería encuentra su más fiel paralelo en la tería.
portada del Cuerno de Santa María de Piasca (Cantabria) 7.O. Seis fragmentos de un capitel doble reutilizado en
y en la Asunción de Perazancas. Podemos suponer que el machón SO, se trata de una pieza muy similar al 2.S. La
este cimacio perteneciera a la decoración claustral más mayor identidad se puede establecer con el soberbio capitel
temprana. vegetal del lado de la epístola en Santa Cecilia de Aguilar.
4.O. Fragmento del que fue un capitel doble decorado
con dos leones y una arpía entre entrelazo dispuestos a Galería sur
dos niveles y muy deteriorados. El entrelazo se prolonga
hasta una hoja de acanto. Los leones apoyan sus garras en 1.S. Pequeño resto de cimacio engastado en el machón
el collarino, siendo éstas de la misma factura que las talla- SO y decorado con entrelazo carnoso convencional, del
das para los grifos del capitel 2.N. mismo tipo que los 7.N y 1.O.
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2.S. Capitel doble mal conservado decorado con hojas Aparece otra portada más tardía en la panda septen-
de acanto apalmetadas con nervadura central perlada trional del claustro. Es de medio punto y está formada
(como el 7.O). Cimacio de vástagos carnosos, entrelaza- por triple arquivolta de baquetones y escocia que se
dos y trepanados, con la fuerte sensación de modelado corresponde con tres capiteles a cada lado. Tres de las
característica de la pieza 1.S., el mismo modelo de cimacio escocias van decoradas con diferentes rosetas y triples
vegetal aparece en el capitel de la Matanza de los Inocen- hojas en espiral. El cimacio se prolonga hasta el intradós
tes de Santa Cecilia. Procede del Museo de Palencia y fue del arco.
reinstalado en el claustro durante la última restauración.
Muy probablemente sea obra de la misma mano que el
3.N.
3.S. Fragmento de capitel decorado con dos leones CAPILLA DEL ABAD
dispuestos a dos niveles, con sus cabezas giradas hacia
arriba entre entrelazo de vástagos carnosos –del tipo 2.S Es un espacio rectangular constituido por dos tramos
y 4.S– enrollados y trepanados. El león inferior apoya sus cubiertos por crucerías. Perteneciente al sector de cons-
garras en el collarino mientras que el superior lo hace en trucciones más orientales, presenta interesante decoración
el entrelazo. Sus cuerpos poseen la inconfundible presen- esculpida en los capiteles de sus ventanales, molduras del
cia del inciso zigzagueado aquilarense. El mismo fragmen- interior del muro oriental y claves, así como las cestas que
to presenta un león en su parte inferior y una arpía en rematan las semicolumnas de los muros interiores y las de
la zona superior de la cesta tocada con capirote. Existe la portada. El perfil de las nervaduras de la cubierta –a
una pieza de tesitura muy similar en la sala capitular de pesar de su mayor grosor– coincide con las galerías claus-
Santa Cruz de Ribas. Fue donado por don Eugenio Fonta- trales y sala del capítulo. En esta capilla, que estuvo expues-
neda a la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar en 1986. ta al exterior hasta las reformas de fines del siglo XVIII, se
aprecia una cornisa sostenida por varios canecillos en
4.S. Fragmento de cimacio muy deteriorado que parece
forma de proa de nave.
contener un entrelazo trepanado y el lomo de un cuadrú-
Sería perfectamente factible que la campaña gótica
pedo pasante –quizá un jabalí– sobre el que se despliga
del monasterio comenzara por su sector oriental, justa-
una porción de roleo.
mente en esta dependencia, donde la figuración tardo-
5.S. Dos fragmentos de un capitel doble marcado con
rrománica tiene todavía un papel trascendental, conti-
troquel de tinta (con el n.º 86) en un taco superior. Se ha
nuando después por la iglesia, claustro, sala capitular,
colocado un fragmento en cada una de las cestas, el resto
locutorio, sala de monjes y cilla. Una inscripción en letra
se ha rellenado con un sólido de arenisca trabajada a pun- gótica distribuida a lo largo de tres sillares en el muro
tero. Presentan dos leones y dos arpías entre entrelazo occidental resulta completamente ilegible debido a las
muy cesteado. En la zona superior aparecen dos arpías con salinizaciones.
colas prensiles vueltas sobre sí mismas, colas prensiles de Las dos claves de la capilla están tremendamente ero-
crustáceo y capirote. En la zona inferior, leones agachados sionadas, presentan frondas, seres fantásticos con aparien-
con sus pezuñas aprisionando el collarino. Parece tratarse cia de dragones y cabecitas masculinas.
de un capitel esculpido por el mismo escultor que labró las La portada de acceso es de medio punto y está articu-
piezas 1.N y 4.O. lada por triple arquivolta que combina baquetones y esco-
La galería este no conserva ningún elemento tardorro- cias. El cimacio de las piezas se prolonga por el intradós
mánico. La totalidad de la misma fue desmontada durante erosionado de entrelazos carnosos). En el interior, la por-
la restauración de Anselmo Arenillas en 1968. tada se maciza presentando aspecto apuntado. Debido a
Aunque cegada y muy erosionada, en la crujía occiden- transformaciones posteriores, se rasuró completamente la
tal se mantiene una portada de medio punto con chambra- columna exterior del lado izquierdo.
na de taqueado. Dos fragmentos de impostas, desplega- 28.CA-29.CA-30.CA . Es posible imaginar que los tres
das en el intradós de los salmeres, se decoran con rosetas capiteles de la derecha de la portada irían figurados. En el
cuatripétalas inscritas en el interior de círculos separados del centro (el 28.CA) aparece un pequeño león entre entre-
por peciolos verticales. Motivos muy similares se apre- lazos y una arpía. Los 29.CA y 30.CA parecen poseer idén-
cian en los aleros absidales de Santa María de Piasca y tico esquema zoomórfico, si bien su total deterioro impi-
Santa María de Mave. Podemos deducir la anterioridad de asegurarlo con rotundidad.
para esta portada respecto a la remodelación claustral del 31.CA-32.CA. Para las dos cestas es posible advertir un
siglo XIII. nivel bajo de hojas de acanto trepanadas y un nivel superior
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con dos molinillos de acantos helicoidales. En la misma derecha en los casos 21.CA y 22.CA– que apoyan sus pezu-
línea que el capitel n.º 12 del MAN y que los restos claus- ñas sobre un pequeño nivel de hojas de acanto siguiendo
trales 7.O y 2.S. idéntico esquema que en otros capiteles de Frontada, Revi-
lla de Santullán y Cozuelos.
14.CA. Capitel de ángulo de ventana con hojas de acan-
Interior to ramificadas y rematadas en bayas esféricas arracimadas,
los acantos están más cercanos a Las Claustrillas, aunque
1.CA y 2.CA. Se trata de dos capiteles de ángulo deco- algunos capiteles de las cabeceras de Bujedo y Retuerta
rados por acantos carnosos, ramificados y vueltos sobre sí formulen esquemas similares.
mismos en la parte superior de las cestas donde se arre-
molinan, siguiendo un esquema más o menos berrinchonés.
3.CA y 4.CA. Dos capiteles dobles de ángulo de venta- Exterior
na característicamente aquilarenses, poseen crochets de
hojas carnosas, lobuladas y rematadas en piñas en sus 18.CA y 19 CA. Capiteles dobles de ángulo de ventana
esquinas. Entre las hojas de acanto se alzan las omnipre- de clara modalidad andresina (como en la entrada a la sala
sentes flores de aro. Aparecen piezas similares en Palazue- capitular de Arroyo), con acantos ramificados y flores de
los y San Andrés de Arroyo. El cimacio se prolonga en aro en la parte superior de las cestas. Su forma y dimen-
línea de imposta (al igual que en 5.CA y 6.CA) que se deco- siones permiten emparejarlo con el capitel n.º 9 del MAN
ra con roleos calados vomitados por una carátula mons- y obviamente con los 20.CA y 21.CA .
truosa, como en el cimacio del capitel aquilarense del 20.CA y 21.CA. Capiteles dobles de ángulo de venta-
Fogg Art y el n.º 21 del MAN. na figurados con arpías afrontadas. En el 20.CA la arpía
5.CA y 6.CA. Capiteles dobles de ángulo de ventana derecha se toca con peinado a cerquillo y capirote. Su
decorados con entrelazos, con fuerte calado y trama de homónima izquierda porta capirote con banda vertical
cestería irregular. Una gruesa capa de cal cubre las piezas. en el frente (como en las arpías del cimacio del capitel
Los cimacios, prolongándose como línea de imposta, apa- n.º 14 del MAN) y rostro monstruoso, con labios carno-
recen igualmente ornamentados (como en los casos 3.CA y sos y ojos de felino. El cuerpo de ambas ostenta un cui-
4.CA) por entrelazo, roleos y flores de aro. Los motivos de dadoso despiece de plumaje en las alas y un escamado de
las cimacios recuerdan a los existentes sobre los capiteles crustáceo en pecho y cola. Tocan con sus alas en la
n.os 53 y 57 del claustro de Silos y otros ejemplos burga- esquina del capitel mientras que sus colas se enroscan en
leses y navarros. el centro y van previamente anudadas. En el 21. CA se
7.CA-8.CA-9.CA/15.CA-16.CA-17.CA. Capiteles de las mantiene idéntica disposición, aunque los cuerpos y
semicolumnas con doble nivel de hojas de agua y coro- colas de ambas arpías presentan el característico zigza-
namiento de dados en los ábacos. En el remate de las gueado en lugar del escamado de crustáceo. Los rasgos
hojas de agua mostraron bayas o piñas (actualmente nin- físicos de estos seres se asemejan a otros de la sala capi-
guna resulta visible debido a la fuerte exfoliación y al tular de Santa Cruz de Ribas y un canecillo de Zorita del
enjalbegado). Páramo. Parecen obra del mismo escultor que el capitel
10.CA. Capitel de ángulo de ventana decorado con gri- n.º 9 del MAN.
fos afrontados en disposición heráldica codeados por sus 22.CA y 23.CA. Capiteles dobles de ángulo de ventana
alas. El ábaco sigue el típico modelo de dados y concavi- decorados con acantos lisos y carnosos en esquema heli-
dad semicircular. coidal, de modalidad andresina.
11.CA. Capitel de ángulo de ventana decorado con 24.CA. Capitel doble de ángulo de ventana decorado
hojas de acanto a dos niveles, ramificadas y perfiladas en con grifos afrontados, según el esquema empleado para el
todo el lanceolo bajo. De tipo andresino. Similares en el capitel 10.CA.
nivel superior a las de los casos 7.CA-8.CA-9.CA/17.CA- 25.CA. Capitel de ángulo de ventana con acantos rami-
18.CA-19.CA aunque portando elementos vegetales simé- ficados que rematan en piñas y bayas con los frutos perfo-
tricos. rados, muy similar a los 18.CA y 19.CA.
12.CA. Capitel de ángulo de ventana similar –aunque 26.CA y 27.CA. Capiteles dobles de ángulo de ventana
más simplificado– que los capiteles 3.CA y 4.CA. Las piñas decorados con acantos ramificados que rematan en tallos
aparecen fracturadas. con piñas y frutos esféricos, similar a los 18.CA, 19.CA y
13.CA. Capitel de ángulo de ventana decorado con dos 25.CA. El ábaco está trabajado con las características per-
arpías afrontadas de rostros femeninos –como las dos de la foraciones de trépano.
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Sobre el fuste de una columna procedente del capítulo, Se trazó paralelo a la galería meridional del claustro,
trasladado al MAN en 1871, proporciona una fecha funda- como en muchos cenobios benedictinos. De planta rectan-
mental para el conocimiento del edificio: Era MCCXLII (año gular y dimensiones nada desdeñables, se cubría con teja-
1209) fuit factum hoc opus. D(ome)nicus. Estuvo situado a la do a doble vertiente que fue modernamente sustituido por
derecha de la portada de acceso, abierta por medio de cua- otro a mayor altura, éste se vino abajo tras la desamortiza-
tro vanos hacia la galería claustral de oriente. Para Lam- ción y durante la restauración de los 80 del siglo XX se sus-
bert, coincide con la tipología del claustro: con seis tramos tituyó con un forjado de vigas de hormigón. En el muro
cubiertos por crucerías “cuyos arcos diagonales penetran oriental aparece una triple arquería cegada decorada con
también en bisel entre los perpiaños [como en el claustro y capiteles vegetales de factura sumamente popular, a modo
en la sala de monjes] [...] las bóvedas arrancan en los muros de ménsulas, que recuerda lo andresino.
exteriores de grupos de dos elegantes columnillas acopla- El refectorio se ilumina mediante seis ventanales que se
das bajo un sólo ábaco rectangular, y reposan, en el centro, abren al muro meridional. Dos de ellos son rectangulares
sobre dos robustas columnas rodeadas cada una de las cua- y de cronología moderna (post. 1600), otros cuatro de
tro columnillas más delgadas de fuste aislado que se unían medio punto y abocinados pertenecen al siglo XIII, coinci-
por la basa y el capitel y que correspondían al arranque de diendo con la gran campaña constructiva. En el interior
los perpiaños”. A pesar de la restauración acometida por sólo uno conserva el abocinado original.
Arenillas, se aprecian bien los capiteles de crochets góticos, En el nivel inferior del muro meridional exterior se
algunas impostas con ovas andresinas y las arquivoltas de observa un aparejo en sillarejo muy erosionado que pudie-
zigzag de la portada, son rasgos típicos que coinciden con ra datarse con anterioridad a la fase gótica. Su carácter
la conocida datación del espacio. Idénticos chevrons apare- arcaico permite considerarlo como testigo del primitivo
cen en San Andrés de Arroyo, Revilla de Santullán, Santa cenobio altomedieval. Este aparejo se prolonga a lo largo
Eufemia de Cozuelos, Zorita del Páramo, Mave o la porta- de la casi totalidad del muro occidental de la cilla.
da de la desfigurada iglesia aquilarense de San Andrés. Los En una de las ventanas exteriores del refectorio fueron
capiteles del interior, de hojitas adheridas a la cesta, recuer- instaladas dos cestas (1978), una de acantos ramificados con
dan algunas piezas de la iglesia de Arroyo. Las claves pose- prótomos enrollados y otra con dos dragones alados afron-
en coronas florales y hojas carnosas caladas, aunque desta- tados. Su talla resulta muy tosca, presentando notables
can una figurada con el cordero pascual y otra con cuatro semejanzas con un capitel conservado en el MAN (no se
arpías afrontadas por sus pechos. detalla su procedencia).
LA SALA DE MONJES
EL SECTOR OCCIDENTAL DEL MONASTERIO la campaña eclesial corresponde ya al primer cuarto del
siglo XIII. Éstos abogan por una estética decididamente icó-
Los espacios adosados a la panda occidental del claus- nica –la del último tercio del siglo XII– que sólo se vio
tro: cilla y cocina, fueron zonas de servicio que presentan suplantada por la adopción de soluciones cistercienses.
claras evidencias de haberse alzado durante época gótica, Retuerta, casa rectora de la circaria en la que se integraba
a pesar de las fuertes transformaciones sufridas. Sobre el Santa María de Aguilar, debió conocer sobradamente las
sector de planta rectangular ocupado por la primitiva cilla innovaciones de sus convecinos: Valbuena, La Oliva o La
se construyó a inicios del siglo XVII una zona de celdas indi- Espina.
viduales, sustituyendo al comunitario dormitorio medieval,
situado en la Salona, por encima del capítulo y la sala de
monjes, que originalmente había sido cubierto con una
presumible bóveda de cañón. ANEXO
La cilla medieval pudo cubrise con sencilla cubierta de CAPITELES DEL MONASTERIO DE AGUILAR DE CAMPOO
madera. En su muro más occidental se abren cuatro venta- EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL DE MADRID
nales abocinados de medio punto cuya labor de cantería
coincide con el resto de la fábrica gótica. En el espacio
cuadrangular de la cocina, instalada en el ángulo SO, no Capiteles procedentes de la iglesia del monasterio
se aprecian indicios de época medieval, salvo algunos
materiales reaprovechados entre el aparejo de sillarejo. 11. Capitel doble adosado con escenas de las Marías ante el sepul-
La escultura tardorrománica del monasterio de Aguilar cro, Noli me tangere (Aparición a la Magdalena) y Cristo y
se elaboraría en dos momentos, completados por las refor- santo Tomás (n.º inv. 50201 del MAN):
mas posteriores de cronología gótica: Capitel que representa en su lado largo la escena del
1. Durante la década del 1160 (hasta la llegada de los quem queritis: las Marías portadoras de los jarritos de perfu-
premonstratenses en 1173): capiteles de la cabecera de me ante el sepulcro vacío de Cristo. En los lados cortos se
la iglesia (a excepción del capitel in situ con caballero de la esculpió la aparición de Cristo a la Magdalena (izquierda)
capilla del evangelio) y ángeles A y B. Capitel exterior del y la Duda de santo Tomás (derecha). La escena frontal
muro septentrional de la iglesia, capitel n.º 8. Capiteles en queda enmarcada por un triple remate semicircular, en las
las ventanas del lado septentrional del refectorio, cimacio laterales, los personajes y un calado vegetal (en el Noli me
3.O y portada románica del refectorio. Constitución de tangere) desbordan el marco.
una rica tradición escultórica local. Las tres Marías se acercan al sepulcro de Cristo desde el
2. Desde 1173 hasta la década de 1190: capiteles tar- lado derecho, del sarcófago pende un fragmento de sudario.
dorrománicos del claustro, de la capilla del abad (incluido En el lado corto izquierdo otra tira del mismo sudario
el n.º 9), cestas de la zona occidental del crucero eclesial es retirada por el ángel de alas extendidas, que anuncia al
y capitel in situ del lado del evangelio. Inicio de la escultu-
ra vegetal andresina en convivencia con lo figurativo.
3. En torno a la primera década del siglo XIII: respon- Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN
siones del tramo central del crucero de la iglesia, reforma
integral con abovedamiento del claustro y sala capitular
(1209) aunque con participación de algunos escultores
figurativos al estilo de los maestros de Revilla de Santu-
llán y Zorita del Páramo (vid. claves de la sala capitular).
Penetración de corrientes ensayadas en Las Huelgas y
Arroyo. Con la prolongación de la campaña eclesial
(1209-1213-...1222) se desarrolla de forma integral la
escultura andresina y otras formas inerciales junto al crochet
completamente gótico.
Antes del abovedamiento claustral la Orden Mostense
ya intervino en el mismo recinto poco después de su ins-
talación (post. 1173), al igual que en las salas del capítu-
lo de Retuerta (fundación de 1143), Santa Cruz de Ribas
(post. 1176). Como en Bujedo de Candepajares (Burgos),
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del desnudo adquiere tono caricaturesco y nada tiene doble fimbria decorada con piezas ovales entre cuadra-
que ver con la magnífica del Cristo Triunfante. Se man- dos simulando pedrerías. La mandorla está orlada con
tiene también el espíritu enfático del pliegue: tubos de decoraciones vegetales trifoliadas y toques de trépano
órgano que acaban convirtiéndose en pura geometría, mientras que en su interior recoge líneas onduladas de
forzadas actitudes en la caída de paños y un fuerte anti- sentido concéntrico y cinco rosetas hexapétalas que evo-
naturalismo al plasmar tejidos cinéticos con escasos visos can el Pantócrator de Santiago de Carrión. En la zona
de movilidad. Una curiosa tendencia a los pliegues aca- superior dos ángeles sujetan la maiestas, surgen de sectores
nalados y rematados con un toque de trépano parece ondulados a modo de nubes, visten túnicas con elemen-
exclusiva de este escultor (activo además en el capitel n.º tos romboidales en el cuello. Sus alas presentan un deta-
4). Todos los personajes van calzados y ceñidos con dos llado despiece de barbas en escamado que parece here-
tipos diferentes de bonetes (José de Arimatea con uno a dado del maestro que talló la figura angélica del capitel
gajos y Nicodemo con otro partido en cuatro cuartos) y n.º 1 (la calidad y la inexistencia de raquis superior dela-
toca acanutada en María. Es curiosa la modalidad de tan la actividad de un escultor bien diferente). Los dife-
cruz, con brazos ligeramente patados y discos interme- rentes apóstoles se distribuyen en la parte inferior de
dios (el superior con la inscripción “IHS” en tipos caroli- cada uno de los laterales en grupos de seis. Todos ellos
nos), así como el forzado entrecruzado de piernas de san aparecen barbados –excepto san Juan– y portan el típico
Juan. Estamos ante una labor ejecutada por escultores cabello peinado a cerquillo, dos de ellos con libros abier-
que aprovechando recetas de los anteriores, demuestran tos, san Juan sujeta un rótulo y san Pedro porta en la dies-
un oficio mucho más rudo tendente a la frontalidad. Esta tra el tradicional atributo. La tipología de rostros coinci-
tesitura popular, radicalmente alejada de los mejores de con la del capitel n.º 3, así como el tratamiento de los
maestros de la iglesia, se advertirá después en las figura- pliegues de las indumentarias.
ción de los capiteles claustrales.
5. Capitel sencillo adosado con rey a caballo (n.º inv. 50192):
4. Capitel sencillo adosado con escena de la Ascensión de Cristo y Representa un caballero victorioso sobre fondo de hojas de
Apostolado (n.º 50204): acanto trepanadas a tres niveles de excelente factura. Los
Capitel con representación central de Cristo mayestáti- ángulos rematan en caulículos y el ábaco superior remarca
co inscrito en mandorla y flanqueado por los apóstoles que tacos angulares. El caballero –ligeramente girado hacia
se disponen en dos grupos a cada lado. A Cristo se le repre- atrás– saluda con la mano derecha y sujeta las riendas con
senta sedente, barbado y tocado con peinado a cerquillo y la izquierda, viste túnica y manto sujeto con ceñidor donde
nimbo crucífero de brazos patados. Sujeta un libro de lujo- desarrolla un magnífico juego de pliegues agitados en la
sa encuadernación y cierre metálico con la mano izquierda línea del escultor del capitel n.º 2. La fractura impide ave-
y levanta la diestra bendiciente. Su túnica está adornada con riguar el talante del rostro, si bien se aprecia la barba y la
Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN
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melena derecha recogida con una corona ornada con per- ciegos que fueron retomados de forma más tosca en el
lado y rombos simulando cabujones. Monta un caballo capitel claustral de la Matanza. La tipología del rostro de
lujosamente enjaezado con petral de piezas circulares y Sansón queda más cercana a la empleada en la escena de la
silla decorada con bandas verticales espigadas. La anato- Duda de santo Tomás del capitel n.º 1. Sería plausible
mía del equino es elegante, aunque su canon resulte algo reconocer un mayor componente local en la formación de
desproporcionado. La obra mantiene evidentes relaciones este escultor.
con un capitel de la iglesia de Santillana del Mar y otro de
Retortillo. El caballero aquilarense sujeta su manto o gual-
drapa mediante un ceñidor que resulta idéntico al emple- Capiteles procedentes del claustro y otros ámbitos monásticos
ado por Daciano en el sarcófago de Ávila, las similitudes
pueden hacerse extensivas a las coronas, las sillas de mon- 7. Fragmento de capitel sencillo con animales fantásticos entre
tar y los pliegues, o la propia anatomía del caballo. Los entrelazos (n.º inv. 50111):
acantos recuerdan prototipos borgoñones, como los vistos Fragmento de un capitel claustral –probablemente fue
en la cripta baja del Pórtico de la Gloria. En la comarca, la doble– que representa una arpía y un cuadrúpedo de ras-
plantilla del caballero victorioso tuvo una amplia aceptación gos felinos (arriba) y leones (abajo) envueltos entre entre-
como se deduce en Pomar de Valdivia, Rebolledo de la lazo a dos niveles. Se trata de un fragmento aserrado en
Torre, Vallespinoso de Aguilar, Santa Cruz de Ribas y forma cúbica. Los dados cuadrangulares plantean el típico
Retortillo. esquema con ábaco curvo y el collarino, resulta platafor-
ma del desarrollo figurativo. La relación más directa se
6. Capitel sencillo adosado con escena de Sansón (n.º inv. establece con alguno de los capiteles del claustro como el
50183): 5.S. Las medidas y el tipo pétreo se corresponden perfec-
Con representación central de Sansón desquijarando al tamente, si bien la calidad del ábaco de este capitel n.º 7,
león. En las escenas laterales se aprecia un personaje seden- finamente trabajado con listel central enmarcado por inci-
te masculino agarrando la cola del felino (derecha) y una sión superior, hace difícil que los consideremos como frag-
sirena de doble cola (izquierda). Existen capiteles similares mentos del mismo capitel doble.
en Rebolledo y Vallespinoso. A pesar de reproducir de una
manera más literal el modelo aquilarense, presentan un 8. Capitel sencillo figurado con escena de la Huida a Egipto (n.º
indudable descenso de calidad que se ve superado por las inv. 50108):
versiones de Moarves y Cozuelos. Nos parece arriesgado Capitel figurado con representación del pasaje evan-
hablar de un mismo escultor para el capitel n.º 6 de Agui- gélico de la Huida a Egipto. Se trata de una pieza acodi-
lar y para la portada de Moarves. Las esquinas rematan en llada para esquina (posiblemente de una ventana), con un
caulículos y sobre éstos asoma el ábaco trazando arquillos ábaco de perfil semicircular, y listel inciso superior e infe-
rior. La Virgen –con el niño sentado en su rodilla dere-
Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN
cha– porta túnica, manto y aparece montada sobre un
asno a la usanza femenina, que es guiado por san José con
el ronzal. Éste porta bordón con hatillo, aparece barbado,
vestido con un manto y tocado con bonete semiesférico.
La esquina y los laterales de las cestas presentan elemen-
tos vegetales avolutados de fina labra. Las características
del pliegue y la tipología del rostro de José evocan el
mismo escultor que labró las figuras laterales y el cortejo
femenino del capitel n.º 1, así como las piezas n.os 2 y 5.
El esbozo de pliegue helicoidal en las rodillas de la Vir-
gen, recuerda la misma aplicación en el hombro derecho
del ángel del capitel n.º 1 y las rodillas del ángel B, carac-
terística que se verifica en el Cristo y en Santiago de
Carrión. Por otra parte las indudables similitudes fisonó-
micas entre los personajes de las dovelas figuradas carrio-
nesas y el rostro cubierto y barbado de José hacen que
optemos por considerar un identidad de cinceles que no
pasó desapercibida a García Guinea.
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9. Capitel doble figurado con temas de guerreros luchando contra están en relación con los de la arpía de un lado corto en el
dragones (n.º inv. 50121): capitel n.º 20. Un ejemplar muy similar aparece en uno de
Capitel doble perteneciente a una ventana con escenas los capiteles del pórtico de Armentia. La trama de entrela-
de guerreros luchando contra dragones o basiliscos. La zos parece una versión directamente inspirada en el capitel
cabeza de los guerreros invaden el mismo ábaco semicir- con grifos del Fogg Art: los cogollos aparecen en éste últi-
cular con dados en esquinas mientras que las garras de los mo trabajados con expertos toques de trépano inexisten-
basiliscos se sujetan al collarino. La tipología de los basi- tes en el capitel n.º 10, donde la sensación de rusticidad es
liscos coincide con los del capitel n.º 20, y sus rostros con mucho mayor.
los del 21. El paralelo más directo se halla en un capitel de
la sala capitular de Santa Cruz de Ribas, que evidencia una 11. Fragmento de capitel con decoración vegetal (n.º inv. 50100):
fuerte conexión estilística respecto de los talleres aquila- Fragmento de capitel con decoración de acantos heli-
renses del claustro. En el mismo caso que Santa Cruz de coidales. El motivo central está constituido por cuatro hojas
Ribas, debería colocarse un canecillo de la cabecera de de acanto retocadas a trépano y una roseta octopétala (con
Zorita del Páramo. cuatro de sus pétalos perforados). Los acantos se prolongan
en la cesta superior culminando en apalmetados, una carac-
10. Fragmento de capitel figurado con arpías y entrelazo (n.º inv. terística que volverá a repetirse en otras piezas in situ del
50206): claustro (vid. 5.O con máscaras, molinillos entre cintas per-
Fragmento de capitel –debió ser doble– que se decora ladas y trama vegetal o la zona baja de las cestas en el n.º 20).
con arpías entre entrelazos de apéndices acogollados. Éstas El capitel aquilarense presenta una relación muy directa con
tienen rostros femeninos, alas de ave y cola de dragón tra- otra pieza presente en la ventana exterior izquierda de la
portada de Moarves donde apreciamos el molinillo con una
bajada con el típico despiece aquilarense de crustáceo. A
roseta central, ventana meridional de Zorita del Páramo y
pesar de presentar pezuñas de cuadrúpedo, sus rostros
arquerías absidales de Piasca y Vallespinoso.
Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN 12. Capitel doble con decoración vegetal (n.º inv. 50178):
Capitel doble decorado con seis acantos helicoidales y
roseta multipétala central. Hojas ensiformes nacen de la
zona superior de los lados largos donde aparece una más-
cara monstruosa y un cogollo vegetal. El ábaco tiene tacos
perforados con trépano y posee perfil semicircular.
muy marcada y desorbitados ojos saltones, adhiriéndose al tiene el pelo cortado a cerquillo y se viste con túnica –se
modelo común masculino de la serie claustral. El sentido aprecia un cuello redondo con pico central– y manto que
de la escena es confuso, aunque pudieramos aceptar pru- recoge con ambas manos. El rostro –esta vez con fino
dentemente la atribución de Bravo-Matesanz como frag- bigote– hace grupo con la serie descrita de los fragmen-
mento de la escena de la Resurrección de Lázaro en coin- tos de capitel n.os 15-16 y 18-19. Bravo-Matesanz optan
cidencia con el lado izquierdo de la pieza n.º 15. por identificar la escena como parte de la Resurrección
de Cristo –la pieza se uniría con el lado derecho del n.º
17. Fragmento de un posible capitel doble figurado con sepulcro y 15– mientras que la clasificación de MAN alude a un ángel
mujeres (n.º inv. 50005): (corresponde al n.º 19 de Bravo- ante el sepulcro.
Matesanz).
Fragmento de capitel serrado con perfil más o menos 18. Fragmento lateral de un posible capitel doble con figuración
semicircular. Tiene ábaco de arquerías acastilladas y con (n.º inv. 50001):
personaje masculino. A la derecha un personaje en pie Fragmento de capitel doble serrado y de perfil más o
–alado según Bravo-Matesanz– apoya su mano izquierda menos semicircular figurado con restos de una posible
junto a la caja de un sarcófago soportado por basa, fuste escena con Anunciación. Ábaco de arquerías acastilladas
y capitel liso (decorada con roseta heptapétala central idénticas a las ya descritas para los capiteles n.os 14-17,
–similar a las rosetas del cimacio del capitel n.º 20– y bajo las que se encajan las cabezas de los personajes. En
orla rectangular punteada) y levanta la diestra –muy des- uno de los lados: dos personajes masculinos, el uno pre-
proporcionada como una mujer del capitel n.º 15– por senta rollo desplegado sujetado por su mano izquier-
encima de la cubierta (decorada con triple cenefa perfo- da mientras levanta la diestra bendicente, a su derecha
rada). Por encima del frente de la caja sepulcral cae un otro personaje en actitud de avanzar, alza su brazo dere-
sudario en ribetes de acanutado. El personaje masculino cho extendiendo dos desmesurados dedos y sujeta con la
Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN
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izquierda un bastón rematado en un cogollo vegetal. en la tradicional serie de personajes bajo arquerías que
Junto al bastón se aprecian restos de lo que parece ser un parecen tener su origen en lo carrionés: Santa Eufemia de
manto que queda fracturado. En el otro lateral del frag- Cozuelos, cortejo del friso de Vallespinoso de Aguilar o
mento aparece la cabeza de un personaje que parece los no menos populares descubiertos en el alero del atrio
tener continuidad con un tallo vertical instalado en su de Quintanilla de la Berzosa.
parte inferior (ha desaparecido por fractura toda la zona
media). Estilísticamente la pieza queda claramente empa- 20. Capitel doble con figuración y cimacio (n.º inv. 50172-
rentada con los capiteles n.os 15-17 y 19 (el n.º 18 de 50173):
Bravo-Matesanz). Respecto a la identificación iconográ- Capitel doble decorado con dos guerreros a caballo
fica parece lógico aceptar la propuesta por Bravo-Mate- luchando contra un dragón alado y un grifo, en la zona
sanz: estamos ante un fragmento con Anunciación y un superior de las cestas aparecen aves fantásticas con colas
profeta, queda sin embargo sin aclarar el significado de de dragón entre entrelazos perlados y flores de arum entre
la figura imberbe que se prolonga en tallo vertical. Es una entrelazos carnosos, así como un guerrero alanceando a
pieza idónea para plantear la cuestión de las diferentes otro dragón. El cimacio está decorado con rosetas flora-
facturas que participaron en el claustro aquilarense: un les octopétalas de la misma mano que la de la pieza 5.N
grupo de canteros de notable calidad que se mueven con del claustro. Esta pieza resulta clave para la comprensión
dudosa maestría entre lo antropomórfico y con mucha de la fauna fantástica empleada por el taller claustral,
mayor comodidad en el mundo de la fauna fantástica (el pudiendo caracterizar a diferentes seres: dragones alados
autor de los n.º 14 incluyendo a su cimacio (Matanza de con melena de león, incisiones en zig-zag en todo su
los Inocentes), n.os 8, 9, 13, 20 y 21; 3.S o 5.S; 20-21 (CA), cuerpo y cola enroscada, dragones provistos de cuernos
otro grupo de artífices que partía de los mismos princi- alanceados por caballero y guerrero, basiliscos y dragones
pios y recetas implantadas por el anterior pero que deri- con cabeza de halcón y una arpía. La fauna recuerda algu-
vó hacia unos resultados más que mediocres (para las pie- nas figuras en los relieves de las enjutas del claustro de la
zas n.os 10 y 15-19, en definitiva, la tipología de rostros Catedral Vieja salmantina. El rostro del guerrero que
coincide con los guerreros del capitel n.º 20) y un último alancea al dragón resulta idéntico al del capitel n.º 21,
grupo de escultores más interesados por el desarrollo de viste túnica con plisados elipsoidales y cinto ceñidor. Los
lo vegetal aunque no podemos segregarlos con claridad caballeros portan escudos largos que se sujetan al cuello
de las dos facturas antes citadas (la máscara entre entre- con tiracol, poseen lorigas de mallas ceñidas por cinturón
lazos del n.º 12 parece emparentada con el ser mons- con orificios para regular la hebilla, bajo sus cotas asoman
truoso del apostolado del n.º 19, los mismos tallos car- sayas acanutadas con restos de policromía verde. Las
nosos del n. 12 se corresponderían con el n.º 13, el 3.S o sillas de montar son cuadrangulares y se aprecian por los
el 5.S, el 5.0 con el capitel con caballero in situ de la igle- lados, del delantero pende cinta con espuela. En uno de
sia, el n.º 11 y el n.º 20 o los refinados acantos calados los lados largos se aprecian flores de arum rematando el
del 18-19 C.A. y 26-27 C.A. con el n.º 22) que están en el entrelazo mientras que en los ángulos se observan cau-
origen de lo andresino. lículos y rosetas lisas en espiral.
19. Capitel doble con figuración (n.º inv. 50002): Capitel procedente de Santa María de Aguilar, en el MAN. Foto MAN
Capitel doble con ábaco de piezas acastilladas (idénti-
co que en los capiteles n.os 14-18) y cortejo de apóstoles
y profetas. La pieza aparece serrada en su parte posterior,
como indicio factible de aprovechamiento o de instala-
ción original en un pilar. En el punto medio de uno de los
lados largos aparece un ser monstruoso con apariencia
felina –sólo se aprecia su cabeza y pecho– dotado de unas
curiosas guedejas muy relacionadas con una figura que
vomita tallos en el capitel n.º 12. Los voluminosos libros
con cierres transversales y los rollos desplegados vertical-
mente identifican bien apóstoles y profetas (ambos ton-
surados), en total ocho personajes. Tipología de rostros,
composición e indumentarias remiten a los capiteles n.os
15-18. Es obvio reseñar paralelos locales que se incluyen
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Capitel doble decorado con hojas de acanto ramifica- p. 71; BERTAUX, É., 1906, p. 239; BLEYE JIMÉNEZ, V., 1966, p. 203; BLEYE
JIMÉNEZ, V., 1953 (1977), pp. 184-185; BOUSQUET, J., 1988, pp. 105-
das e inclinadas (no llegan a ser helicoidales) rematadas en
122; BRAVO JUEGA, M. I. y MATESANZ VERA, P., 1986; BROOKS, J., 1963,
su parte superior por vástago helicoidal con la caracterís- pp. 67-68; BYNE, M. S., 1926a, láms. 119-120; CABALLERO ZOREDA, L.,
tica hoja trepanada. En el ábaco superior se talla un mode- 1977; CABALLERO ZOREDA, L., 1989, p. 116; CAHN, W. y SEIDEL, L.,
lo de tacos rehundidos en la zona interior (al final de una 1979, pp. 210-211; CALKINS, R. G., 1968; CALVO CALLEJA, J. L., 1989, p.
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L
OS MODESTOS RESTOS de la antigua ermita de Nues-
tra Señora del Llano se encuentran en una isleta del te, incluyendo una ventana de medio punto en su zona
embalse de Aguilar, en lo alto de una colina orien- superior, a modo de hornacina para colocar una Virgen
tada hacia el también sumergido despoblado de Fronta- moderna. La misma ventana reutiliza dos capiteles inverti-
da. Algunos de sus sillares y capiteles fueron reutilizados dos en su arranque inferior, ambos tienen decoración de
en la construcción de una fuente, muy cerca de la orilla hojas carnosas de las que penden piñas (cuatro en el izquier-
del embalse. Al anegarse el valle la Confederación Hidrográ- do y cinco en el derecho). Sus dimensiones son de 20 cm
fica del Duero alzó una nueva ermita de aspecto moderno de diámetro, 30 de lado y 35 de altura.
(1961).
Cuenta con la existencia de una antigua cofradía favo- Textos: MRAM - Fotos: JLAO
Ruinas de la ermita en su emplazamiento original Restos escultóricos reutilizados procedentes de Nuestra Señora del Llano