Edad Media (Clase 2) - 1-1
Edad Media (Clase 2) - 1-1
Edad Media (Clase 2) - 1-1
La Edad Media, según la periodización tradicional, transcurre durante mil años, entre la
caída del Imperio Romano de Occidente y el Renacimiento europeo. Los intelectuales de
Europa occidental consideraron durante mucho tiempo a la Edad Media como un período
oscuro, sin esplendor ni grandes logros para su cultura o su historia. Al juzgar a ese milenio
como el lapso que medió entre la brillante civilización grecorromana y el resurgimiento de
esa cultura en el siglo XV, le pusieron ese despectivo nombre, que no indica nada: media.
En el siglo XX se le prestó atención y fue objeto de estudio: en la Edad Media se fueron
originando las naciones occidentales, con las características culturales aportadas por la
herencia romana, el cristianismo y los legados germánicos, y tuvieron lugar los intentos de
Carlomagno y del Sacro Imperio Romano Germánico por recuperar el florecimiento del
Imperio Romano de Occidente. Asimismo, en Europa, el Cercano Oriente y África del norte
tuvieron gran importancia imperios como el Bizantino y el Islámico.
La Edad Media se divide para su estudio en Temprana (desde el siglo V hasta mediados del
siglo IX; la misma se caracteriza por la formación de nuevos reinos a raíz de las invasiones
germánicas); Alta (entre mediados del siglo IX y fines del siglo XIII; particularizada por el
feudalismo) y Baja (desde fines del siglo XIII al siglo XV; en la misma se observa el
surgimiento de lo que será luego la sociedad moderna, con la burguesía que aparece
gracias al renacer del comercio internacional).
El mundo feudal
Cuando se utiliza la palabra feudal en nuestra época, relacionándola con hechos actuales,
nos lleva a pensar en el abuso de poder por parte de un sector social que está
acostumbrado a ejercerlo, hacia otro sector que sufre los atropellos pero que ve esto como
instalado en la sociedad y no puede o no sabe cómo modificar esta situación. Generalmente
se caracteriza como feudal a todo sistema donde los peones sin tierras dependen del
propietario de las tierras, o los campesinos con pequeñas quintas también son maltratados
por los terratenientes: no sólo su trabajo sino también su libertad están a merced de una
persona que no los respeta como seres humanos.
El uso de la palabra feudal es complejo, porque se refiere a todo un sistema que abarca
aspectos sociales, políticos, económicos, y que se localiza en tiempo y en espacio. Sin
embargo, se suele aplicar también este término cuando el tema analizado se refiere sólo a
algunos de estos aspectos.
Cronológicamente, el feudalismo se puede ubicar en Europa entre los siglos IX y XV, o más
ampliamente, en toda la Edad Media (siglos V a XV). Pero el feudalismo tuvo sus raíces
antes de la Edad Media, en la última época del Imperio Romano de Occidente, y no finalizó
abruptamente en el siglo XV sino que en muchos aspectos persistió varios siglos más: el
sistema de privilegios establecidos recién terminó de destruirse en Francia con la
Revolución francesa (1789).
En los primeros tiempos del sistema feudal, cuando el vínculo entre señor y vasallo era por
toda la vida pero no era hereditario, se hacía una ceremonia pública que se llamaba
homenaje.
La relación se iniciaba entre dos hombres libres, uno de los cuales admitía su subordinación
al otro hasta el resto de sus días; contraía las obligaciones y servicios que su señor le
requiriera, y se comprometía a serle fiel y combatir a su lado. En la ceremonia de vasallaje
tenían lugar algunos ritos: el
homenaje consistía en que el
vasallo pusiera las manos dentro de
las de su señor y le juraba fidelidad;
la investidura era el momento en
que el señor le entregaba un
símbolo de las tierras otorgadas
(por ejemplo, un puñado de tierra o
ramitas de sus árboles).
La organización política
La pirámide social
Sobre la sociedad feudal hemos estado hablando en puntos anteriores, como el contrato
feudal, y por supuesto en la economía, al hablar del modo de producción.
La sociedad medieval se podía representar en una pirámide. En la base, los más
numerosos y con menos derechos eran los siervos de la gleba, que no habían tenido tierras
propias y directamente trabajaban en las parcelas que el señor dispusiese. También había
hombres sin parcelas que trabajaban en los terrenos de otros campesinos que sí eran
propietarios. Todos estaban bajo la protección del señor feudal, ya fueran campesinos
totalmente libres o siervos (atados a la propiedad de la tierra). El señor local a su vez
probablemente era vasallo de un gran señor. Estos grandes vasallos debían obediencia al
rey. El rey tenía como superiores al Papa y al emperador.
Hay que honrar a los santos, hijo mío los preceptos de Cristo han seguido [...]
quienes hagan como ellos, querrá Dios que al cielo suban elegidos
pero aquí gracias no se les dispensará el que eso crea, equivocado está.
Extraído de El Queso y los Gusanos, de Carlo Ginzburg.
En la Edad Antigua, las ciudades eran centros culturales y de comercio. En la Edad Media
occidental, las ciudades perdieron bastante población por ser blancos fáciles para las
invasiones y víctimas de pestes de poblaciones mal alimentadas. La Iglesia pasó a tener
una importancia fundamental para la cultura ya que el desarrollo intelectual prácticamente
cesó fuera de los monasterios, y en los castillos medievales la actividad fundamental fue
prepararse para la lucha.
Con el empobrecimiento de las ciudades, comenzaron a cobrar importancia los conventos:
se convirtieron en islas de protección de la cultura occidental, y fueron los continuadores de
la herencia artística de la antigüedad. En cada monasterio había un scriptorium: era un lugar
del monasterio donde los monjes copistas transcribían a mano Biblias, libros sagrados,
filosofía y literatura. Los manuscritos cristianos más antiguos que se han preservado son del
siglo IV. El códice libro escrito sobre pergamino, de fina piel de cabras u ovejas sustituyó al
rollo de papiro. Los códices tenían formato de libro, con lomo y tapas de cuero, y se podía
almacenar en estantes de bibliotecas, ubicándolos mejor para su utilización frecuente.
Se conservan libros preparados en monasterios de España, Irlanda y Gran Bretaña con
características propias, ya que los monjes que los ilustraban procedían de pueblos con
bagajes culturales distintos.
La Iglesia desplegó su dominio en forma continua en el feudalismo occidental; el poder que
había transformado al cristianismo al punto de ser religión de Estado, le permitió expandir
sus doctrinas y liturgias a todas las expresiones de la vida pública y privada. Es decir que el
amor al prójimo, tema central del primer cristianismo, había dejado de ser el eje: la
institución Iglesia se ocupó de eliminar o marginar al disenso.
A lo largo de la Alta Edad Media la Iglesia acumuló bienes, lo que le facilitó la posesión de
esa tremenda fuerza que tendría posteriormente. Ejerció un poder de control: controlaba el
tiempo (ya fuese de paz, de guerra, de las campanas, de los santos patronos); poseía una
estructura jerarquizada entre sus miembros; controlaba el espacio, desde el de los
nacimientos hasta el de los muertos (cementerios); los matrimonios eran cuidados, como
también el sistema de enseñanza. Era la depositaria del monopolio del saber y custodiaba
la salud a través de los hospicios (obra meritoria por cierto) en manos de órdenes
monásticas.
Para la mentalidad de la Edad Media, Dios se manifestaba en la naturaleza y orientaba
el destino de la humanidad. La Iglesia intervenía en todos los aspectos del quehacer
humano. El Santo Oficio de la Inquisición o Tribunal de la Santa Inquisición fue establecido
en 1233 por el papa Gregorio IX para averiguar qué delitos contra la fe se cometían,
interrogar mediante torturas a los sospechosos, iniciarles proceso por herejía o por brujería,
y castigarlos muchas veces con la muerte.
En síntesis, la Iglesia consolidó sus posiciones de legitimidad y hegemonía a través de dos
herramientas. Por un lado, su despliegue asistencial, tanto en el orden material (asistencia a
pobres, enfermos, menores, incapaces) como simbólico (promoviendo la organización y
regulación de la vida social y cultural). Y, por otro lado, su penetración coercitiva: a través de
la Inquisición la Iglesia eliminaba todo vestigio y toda alternativa en materia religiosa y se
catapultaba al dominio de Europa.
Sin embargo, muchos historiadores que se han volcado al estudio del período y de esta
problemática, han encontrado que muchas formas religiosas antiguas se mantenían dentro
de la cultura popular, de manera solapada o en un bagaje de amalgamas con la liturgia
cristiana.
Consignas
Hambrunas*
(en Año 1000, año 2000. La huella de nuestros miedos, de Georges Duby, ed. Andrés Bello,
Chile, 1995) Un monje de la congregación de Cluny relató una hambruna que ocurrió en
1033, en Borgoña.
Empezó con un mal tiempo excepcional. Llovió tanto que no se pudo sembrar ni trabajar el
campo. La cosecha resultó despreciable. Guardaron un poco de grano para la siembra; pero
al año siguiente ocurrió lo mismo. Lluvia, lluvia y lluvia... Al tercer año, no quedaba nada.
Entonces, dice, fue espantoso; comían cualquier cosa. Después de comerse las hierbas, los
cardos, después de terminar con los pájaros, los insectos, las serpientes, relata, comían
tierra y, finalmente, empezaron a comerse los unos a los otros.
Desenterraban a los muertos para comérselos. (Creo que carga las tintas. ¿Pero quién
sabe?) En cualquier caso, funcionó la solidaridad. Vaciaron los tesoros de las Iglesias para
comprar grano que los acaparadores retenían y vendían sumamente caro. Se esforzaron
por alimentar a los más necesitados. Pero esto no bastó. El cronista concluye afirmando lo
que dice mucho acerca de la concepción del mundo en esa época que la solución es hacer
penitencia. El Cielo enviaba ese castigo, y había que aplacar la ira de Dios y prosternarse,
lamentar los pecados.
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