Edad Media (Clase 2) - 1-1

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INSTITUTO GOBERNADOR FONTANA

ESPACIO CURRICULAR: Historia


DOCENTE: Bruno Sandrini
AÑO 2023

Edad Media: Introducción

La Edad Media, según la periodización tradicional, transcurre durante mil años, entre la
caída del Imperio Romano de Occidente y el Renacimiento europeo. Los intelectuales de
Europa occidental consideraron durante mucho tiempo a la Edad Media como un período
oscuro, sin esplendor ni grandes logros para su cultura o su historia. Al juzgar a ese milenio
como el lapso que medió entre la brillante civilización grecorromana y el resurgimiento de
esa cultura en el siglo XV, le pusieron ese despectivo nombre, que no indica nada: media.
En el siglo XX se le prestó atención y fue objeto de estudio: en la Edad Media se fueron
originando las naciones occidentales, con las características culturales aportadas por la
herencia romana, el cristianismo y los legados germánicos, y tuvieron lugar los intentos de
Carlomagno y del Sacro Imperio Romano Germánico por recuperar el florecimiento del
Imperio Romano de Occidente. Asimismo, en Europa, el Cercano Oriente y África del norte
tuvieron gran importancia imperios como el Bizantino y el Islámico.
La Edad Media se divide para su estudio en Temprana (desde el siglo V hasta mediados del
siglo IX; la misma se caracteriza por la formación de nuevos reinos a raíz de las invasiones
germánicas); Alta (entre mediados del siglo IX y fines del siglo XIII; particularizada por el
feudalismo) y Baja (desde fines del siglo XIII al siglo XV; en la misma se observa el
surgimiento de lo que será luego la sociedad moderna, con la burguesía que aparece
gracias al renacer del comercio internacional).

El mundo feudal

Cuando se utiliza la palabra feudal en nuestra época, relacionándola con hechos actuales,
nos lleva a pensar en el abuso de poder por parte de un sector social que está
acostumbrado a ejercerlo, hacia otro sector que sufre los atropellos pero que ve esto como
instalado en la sociedad y no puede o no sabe cómo modificar esta situación. Generalmente
se caracteriza como feudal a todo sistema donde los peones sin tierras dependen del
propietario de las tierras, o los campesinos con pequeñas quintas también son maltratados
por los terratenientes: no sólo su trabajo sino también su libertad están a merced de una
persona que no los respeta como seres humanos.
El uso de la palabra feudal es complejo, porque se refiere a todo un sistema que abarca
aspectos sociales, políticos, económicos, y que se localiza en tiempo y en espacio. Sin
embargo, se suele aplicar también este término cuando el tema analizado se refiere sólo a
algunos de estos aspectos.
Cronológicamente, el feudalismo se puede ubicar en Europa entre los siglos IX y XV, o más
ampliamente, en toda la Edad Media (siglos V a XV). Pero el feudalismo tuvo sus raíces
antes de la Edad Media, en la última época del Imperio Romano de Occidente, y no finalizó
abruptamente en el siglo XV sino que en muchos aspectos persistió varios siglos más: el
sistema de privilegios establecidos recién terminó de destruirse en Francia con la
Revolución francesa (1789).

Origen del feudalismo


Cuando el Imperio Romano creció al punto que no tenía gente suficiente para garantizar la
custodia de las fronteras, se determinó que los inmigrantes germanos que llegaron al
principio pacíficamente, huyendo de los invasores mongoles quedaran ligados a la tierra; es
decir que pertenecían a la misma, no se podían mudar.
Los normandos (hombres del norte, procedentes de la península escandinava; muy
guerreros), y también los musulmanes, húngaros y eslavos, atemorizaban con sus ataques
a las poblaciones de Inglaterra, Francia, Holanda y Alemania. Los campesinos,
aterrorizados, solicitaron amparo al propietario del castillo de la región, un noble que de este
modo se transformaba en Señor feudal. Las mujeres y los niños se refugiaban en el castillo,
y los hombres debían luchar en el ejército. Pero no sólo eso debían hacer los protegidos: el
campesino debía cederle la propiedad de su predio, cumplir tareas y pagar tributos; el señor
le dejaba una parcela para que la trabaje con su familia y allí superviviera. De esta manera
los que antes eran pequeños propietarios se transformaron en siervos.
Nació así el modo de producción feudal, que se caracterizó por el trabajo del campesino
reducido a una relación de servidumbre hacia el señor en el campo, y el trabajo artesanal
fundamentalmente en la ciudad.

El contrato feudal entre señor y vasallo

En los primeros tiempos del sistema feudal, cuando el vínculo entre señor y vasallo era por
toda la vida pero no era hereditario, se hacía una ceremonia pública que se llamaba
homenaje.
La relación se iniciaba entre dos hombres libres, uno de los cuales admitía su subordinación
al otro hasta el resto de sus días; contraía las obligaciones y servicios que su señor le
requiriera, y se comprometía a serle fiel y combatir a su lado. En la ceremonia de vasallaje
tenían lugar algunos ritos: el
homenaje consistía en que el
vasallo pusiera las manos dentro de
las de su señor y le juraba fidelidad;
la investidura era el momento en
que el señor le entregaba un
símbolo de las tierras otorgadas
(por ejemplo, un puñado de tierra o
ramitas de sus árboles).

Características del sistema feudal

La organización política

Como sistema político, la característica principal era la descentralización del poder.


La autoridad simbólica era el emperador, a quien el rey en muchos casos le debía fidelidad.
El rey poseía territorios, y sus vasallos eran los integrantes de la nobleza terrateniente
(numerosos señores poseedores de grandes extensiones de tierra). Éstos, si bien le juraban
fidelidad, no siempre le prestaban obediencia. Es decir, el noble, vasallo del rey, gozaba de
derechos para administrar sus tierras y hacer cumplir las leyes. Había, entonces, problemas
políticos con conflictos y negociaciones. El poder real (del rey) supuestamente abarcaba un
territorio nacional que incluía a todos sus feudos, pero esto era sólo nominal: en realidad,
los señores hacían prácticamente lo que querían cada uno en su feudo, e incluso
guerreaban entre ellos para aumentar sus territorios.
El rey tenía autoridad absoluta sobre sus súbditos pero también debía protegerlos. En
muchas oportunidades el poder del rey se vio limitado; por ejemplo, cuando necesitó, por
razones económicas o por la guerra, a la nobleza terrateniente.
El rey también debía tener en cuenta a las jerarquías de la Iglesia. La Iglesia tenía mucho
poder político; influía en el nombramiento de funcionarios o en la política de los reyes, del
mismo modo en que el Emperador intervenía en el nombramiento de los obispos de su
región. Los conflictos entre ambos poderes se conocen con el nombre de Papado o Imperio,
y llevaron a verdaderas guerras, ya que la Iglesia tenía poder terrenal.
La economía feudal

Como sistema económico, el feudo se caracteriza por su autarquía*, porque se producía en


él lo necesario para la vida. Los campesinos no eran esclavos ni recibían un salario por su
trabajo; hacían producir la tierra, podían usar parte de la producción, y parte debían
entregársela al señor como tributo. Cuando no estaban ocupados con la
producción agrícola, elaboraban productos para usar o permutar. Las familias
intercambiaban sus mercancías en las ferias dominicales generalmente por medio del
trueque; debido a la amenaza de invasiones, prácticamente había cesado en Europa
occidental el comercio exterior, y con él casi desapareció de circulación la moneda.
La agricultura era fundamental para la alimentación del mundo feudal; sin embargo, no
todos los señoríos funcionaban de la misma manera: había diferencias en los tipos de
producción, formas de transporte y almacenaje. Generalmente, el arado era muy primitivo,
de madera, tirado por un buey, con muy pocos elementos de hierro. La mejor tierra de la
región constituía la reserva señorial, donde el señor construía su castillo, rodeado por una
muralla y un foso, y vigilado por torres. Dentro de la reserva había lugar para
almacenamiento de granos y otros alimentos, un molino, instalaciones básicas para
producciones artesanales (como talleres y herrería), huertas y corrales. Dentro de la función
de la guerra, el caballo tenía una importancia fundamental, por lo que había espacio para su
crianza y cuidado. Los pobladores, además de los tributos, también le debían pagar al señor
por el uso de sus instalaciones, como cuando necesitaban el molino para moler sus semillas
de trigo, atravesar el puente sobre algún río o arroyo construido por el señor, usar madera
del bosque, etcétera.
En las aldeas había más artesanos que en el campo, y se agrupaban por gremios para
defender su producción y su situación de hombres libres. El maestro enseñaba su oficio a
los aprendices; cuando éstos adquirían experiencia podían pasar a ser medio-oficiales u
oficiales. Para llegar a ser maestros debían hacer una obra muy importante, que fuera
juzgada como de muy buena calidad por los otros maestros del gremio: se trataba de la
obra maestra. El trabajo artesanal se llevaba a cabo en un pequeño taller de elaboración de
piezas individuales. El artesano no era asalariado, sino que tenía la posibilidad de ascenso
dentro de una cofradía o gremio cerrado. También en los poblados había comerciantes; su
importancia fue creciendo en la medida en que cesaron las invasiones o se estimuló el
intercambio internacional gracias a las Cruzadas (tema que después abordaremos). Si bien
la economía feudal tendía a un autoabastecimiento, éste no era completo y existió el
comercio en todo el período feudal, aunque fuera más o menos reducido. Los villanos (los
que vivían en las villas o pueblos) tenían una posición social un poco mejor, pero igualmente
estaban bajo el dominio del Señor. Debieron crecer económicamente y hacerles favores a
los reyes para lograr que éstos a cambio declararán a su pueblo como ciudad libre.

La pirámide social

Sobre la sociedad feudal hemos estado hablando en puntos anteriores, como el contrato
feudal, y por supuesto en la economía, al hablar del modo de producción.
La sociedad medieval se podía representar en una pirámide. En la base, los más
numerosos y con menos derechos eran los siervos de la gleba, que no habían tenido tierras
propias y directamente trabajaban en las parcelas que el señor dispusiese. También había
hombres sin parcelas que trabajaban en los terrenos de otros campesinos que sí eran
propietarios. Todos estaban bajo la protección del señor feudal, ya fueran campesinos
totalmente libres o siervos (atados a la propiedad de la tierra). El señor local a su vez
probablemente era vasallo de un gran señor. Estos grandes vasallos debían obediencia al
rey. El rey tenía como superiores al Papa y al emperador.

Los señores feudales y la guerra

Las guerras fueron constantes en el sistema feudal, y la comunidad se organizaba entorno a


ella; los hombres de la aristocracia directamente eran educados como guerreros. Los
señores querían ampliar los territorios dominados; a veces lo hacían concertando
matrimonios favorables; otras, luchaban por el poder entre las jurisdicciones que dominaba
cada señor.
El mundo feudal entre los siglos V al XIII estuvo
convulsionado por anarquía y guerras; luego
tendió a equilibrarse un poco más debido a la
relación entre la aristocracia feudal, los
comerciantes y los hombres de leyes.
Las guerras producían una gran mortandad de
gente, no sólo por los enfrentamientos, sino
también puesto que los terrenos quedaban sin
cultivar ya que los campesinos debían ir a los
ejércitos. Los siervos-soldados constituían la
mesnada del señor: cuantos más tenía, más
poderoso era. Para frenar esta situación, la
Iglesia prohibió que se
guerrease de jueves a domingo: sólo se podían
matar de lunes a miércoles.
A comienzos de la Edad Media la mayoría de los
soldados constituían la infantería (luchaban a
pie). Pero con las invasiones de normandos,
magiares y musulmanes, fue haciéndose muy
importante el entrenamiento de caballeros montados, con corazas metálicas. Así,
adquirieron cada vez más habilidad en la lucha con lanzas o con espadas de doble filo, y se
fueron perfeccionando las armaduras para hacerlas más maniobrables y seguras.
En el siglo XII aparecieron las órdenes de caballería, en las cuales los caballeros debían
observar todo un código de comportamiento ético que los hizo objeto de numerosos escritos
épicos. Pero en el siglo XIV, con la aplicación europea de la pólvora para fabricar armas de
fuego, los proyectiles podían atravesar las armaduras, por lo que se reformó la estrategia de
la caballería.
El papel de la Iglesia

Hay que honrar a los santos, hijo mío los preceptos de Cristo han seguido [...]
quienes hagan como ellos, querrá Dios que al cielo suban elegidos
pero aquí gracias no se les dispensará el que eso crea, equivocado está.
Extraído de El Queso y los Gusanos, de Carlo Ginzburg.

En la Edad Antigua, las ciudades eran centros culturales y de comercio. En la Edad Media
occidental, las ciudades perdieron bastante población por ser blancos fáciles para las
invasiones y víctimas de pestes de poblaciones mal alimentadas. La Iglesia pasó a tener
una importancia fundamental para la cultura ya que el desarrollo intelectual prácticamente
cesó fuera de los monasterios, y en los castillos medievales la actividad fundamental fue
prepararse para la lucha.
Con el empobrecimiento de las ciudades, comenzaron a cobrar importancia los conventos:
se convirtieron en islas de protección de la cultura occidental, y fueron los continuadores de
la herencia artística de la antigüedad. En cada monasterio había un scriptorium: era un lugar
del monasterio donde los monjes copistas transcribían a mano Biblias, libros sagrados,
filosofía y literatura. Los manuscritos cristianos más antiguos que se han preservado son del
siglo IV. El códice libro escrito sobre pergamino, de fina piel de cabras u ovejas sustituyó al
rollo de papiro. Los códices tenían formato de libro, con lomo y tapas de cuero, y se podía
almacenar en estantes de bibliotecas, ubicándolos mejor para su utilización frecuente.
Se conservan libros preparados en monasterios de España, Irlanda y Gran Bretaña con
características propias, ya que los monjes que los ilustraban procedían de pueblos con
bagajes culturales distintos.
La Iglesia desplegó su dominio en forma continua en el feudalismo occidental; el poder que
había transformado al cristianismo al punto de ser religión de Estado, le permitió expandir
sus doctrinas y liturgias a todas las expresiones de la vida pública y privada. Es decir que el
amor al prójimo, tema central del primer cristianismo, había dejado de ser el eje: la
institución Iglesia se ocupó de eliminar o marginar al disenso.
A lo largo de la Alta Edad Media la Iglesia acumuló bienes, lo que le facilitó la posesión de
esa tremenda fuerza que tendría posteriormente. Ejerció un poder de control: controlaba el
tiempo (ya fuese de paz, de guerra, de las campanas, de los santos patronos); poseía una
estructura jerarquizada entre sus miembros; controlaba el espacio, desde el de los
nacimientos hasta el de los muertos (cementerios); los matrimonios eran cuidados, como
también el sistema de enseñanza. Era la depositaria del monopolio del saber y custodiaba
la salud a través de los hospicios (obra meritoria por cierto) en manos de órdenes
monásticas.
Para la mentalidad de la Edad Media, Dios se manifestaba en la naturaleza y orientaba
el destino de la humanidad. La Iglesia intervenía en todos los aspectos del quehacer
humano. El Santo Oficio de la Inquisición o Tribunal de la Santa Inquisición fue establecido
en 1233 por el papa Gregorio IX para averiguar qué delitos contra la fe se cometían,
interrogar mediante torturas a los sospechosos, iniciarles proceso por herejía o por brujería,
y castigarlos muchas veces con la muerte.
En síntesis, la Iglesia consolidó sus posiciones de legitimidad y hegemonía a través de dos
herramientas. Por un lado, su despliegue asistencial, tanto en el orden material (asistencia a
pobres, enfermos, menores, incapaces) como simbólico (promoviendo la organización y
regulación de la vida social y cultural). Y, por otro lado, su penetración coercitiva: a través de
la Inquisición la Iglesia eliminaba todo vestigio y toda alternativa en materia religiosa y se
catapultaba al dominio de Europa.
Sin embargo, muchos historiadores que se han volcado al estudio del período y de esta
problemática, han encontrado que muchas formas religiosas antiguas se mantenían dentro
de la cultura popular, de manera solapada o en un bagaje de amalgamas con la liturgia
cristiana.

Consignas

1) Durante qué años transcurre la edad media y en cuantos periodos se divide la


misma?
2) ¿Qué aspectos abarca el término feudal?
3) Menciona entre qué siglos podemos ubicar al feudalismo y resumir los motivos de su
origen.
4) Explicar con tus palabras cómo se inicia la relación de vasallaje y luego explica lo
que ves en la imagen.
5) Explicar por qué podían surgir problemas políticos y conflictos en la edad media?
6) Googlear el significado del término autarquía.
7) Leer el apartado titulado “la economía feudal” y remarcar con un color que tipo de
actividades económicas se realizaban en la edad media.
8) Los campesinos disponían libremente de lo que producían en la tierra? ¿por qué?
9) Realizar una pirámide social donde incluya los diferentes sectores sociales que
constituían la edad media
10) ¿De qué modo podían los señores feudales ampliar sus territorios o dominios?
11) investigar el significado de la palabra anarquía y luego responder según tu visión:
¿es bueno vivir en una sociedad con anarquía?¿Por qué?
12) ¿Qué tipo de control ejerció la iglesia durante la edad media? mediante qué
herramientas pudo llevar a cabo ese control?
13) Análisis de fuentes: Leer el apartado titulado “hambrunas” y responder los siguientes
ítems.
● ¿Qué hizo el pueblo frente a la hambruna?
● ¿Qué hicieron los poderosos?
● ¿Qué pensaba y proponía hacer la Iglesia?
● ¿Por qué crees que el autor piensa que el monje exageraba en su relato?
● Averigua qué sucede con el hambre en la actualidad, en nuestro país y en el mundo.

Hambrunas*
(en Año 1000, año 2000. La huella de nuestros miedos, de Georges Duby, ed. Andrés Bello,
Chile, 1995) Un monje de la congregación de Cluny relató una hambruna que ocurrió en
1033, en Borgoña.
Empezó con un mal tiempo excepcional. Llovió tanto que no se pudo sembrar ni trabajar el
campo. La cosecha resultó despreciable. Guardaron un poco de grano para la siembra; pero
al año siguiente ocurrió lo mismo. Lluvia, lluvia y lluvia... Al tercer año, no quedaba nada.
Entonces, dice, fue espantoso; comían cualquier cosa. Después de comerse las hierbas, los
cardos, después de terminar con los pájaros, los insectos, las serpientes, relata, comían
tierra y, finalmente, empezaron a comerse los unos a los otros.
Desenterraban a los muertos para comérselos. (Creo que carga las tintas. ¿Pero quién
sabe?) En cualquier caso, funcionó la solidaridad. Vaciaron los tesoros de las Iglesias para
comprar grano que los acaparadores retenían y vendían sumamente caro. Se esforzaron
por alimentar a los más necesitados. Pero esto no bastó. El cronista concluye afirmando lo
que dice mucho acerca de la concepción del mundo en esa época que la solución es hacer
penitencia. El Cielo enviaba ese castigo, y había que aplacar la ira de Dios y prosternarse,
lamentar los pecados.
Actividad:

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