Apariciones de Difuntos - Miguel Ángel Segura

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APARICIONES DE DIFUNTOS

Miguel Ángel Segura


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©Editorial Segurama.
©Todos los derechos de edición reservados.

©Miguel Ángel Segura.


Género: Novela de investigación.
Maquetación: ©Editorial Segurama.
Diseño de cubierta: ©Editorial Segurama.

Todos los derechos de este libro están reservados, no se puede reproducir de


forma parcial ni total en ningún formato sin la autorización expresa y por escrito
del autor o editor. Esta publicación está sujeta a los términos legales
correspondientes. Para solventar cualquier duda póngase en contacto con el
editor.
AGRADECIMIENTOS

Como suele ser habitual en cada apartado de


agradecimientos de mis libros, lo dedico a las personas que
alguna vez me han aportado sus testimonios. En esta obra
no podía ser de otra manera, así que, muchísimas gracias a
todos.

También deseo agradecer el cariño y la simpatía que


todos ustedes, amigos lectores, me muestran a diario. Ya
saben que sin su apoyo nada sería igual. Y como digo
siempre: un escritor no es nadie sin sus lectores. ¡Un millón
de gracias!
PRÓLOGO

Si de algo me han servido todos estos años dedicados al


misterio, es para ser consciente de algo que, muy pocos
investigadores saben, y es el hecho de que las apariciones
no siempre están producidas por el mismo tipo de
entidades. Según mis conclusiones, nos hallaríamos ante un
fenómeno de múltiple procedencia, siendo tres el tipo de
entidades más comunes que suelen aparecerse.
Hay que tener claro que las apariciones —igual que la
fenomenología— que acontecen en lugares abandonados
tienen un origen oscuro y maligno. Para mí, estos seres son
demonios. No tengo dudas al respecto. Es más, en viviendas
habitadas también se manifiestan este tipo de entidades, y
podemos identificarlas porque los fenómenos generan
alboroto y confusión. Además, éstos se producen
indistintamente de las personas que están presentes.
Algo importante para tener en cuenta es que no
siempre que se produce una aparición en una vivienda o
lugar habitado, la causa es demoníaca o maligna. En
ocasiones la entidad puede ser un ser de luz, un ángel o,
incluso, un difunto. No obstante, este tipo de seres
espirituales no generan alboroto ni jaleo. Es más,
normalmente se aparecen de forma muy discreta y ante una
sola persona para dejarle un mensaje o ayudarle. Es algo
muy íntimo, entre la entidad y el testigo. Una vez que
cumplen con la misión de emisarios, desaparecen y nunca
más vuelven a aparecer. Aunque en algunos casos muy
concretos puede que sí vuelvan a hacerlo, pero de manera
muy puntual.
Estos seres de luz y difuntos no generan fenómenos
paranormales, por lo que los testigos no sufren una oleada
de manifestaciones hostiles. Los que sí provocan todo esto
son los demonios y seres oscuros. Diferenciarlos es tan
sencillo como tener claro lo que acabo de explicar.
Si quieren profundizar en este asunto y convertirse en
unos expertos en la materia, les recomiendo una serie de
libros que les aportará toda la información necesaria.
Además, están ilustrados con casos y situaciones que hacen
que el lector se empape perfectamente de toda la
información.

Los libros recomendados son:


¿Hay fantasmas en tu casa?: Guía para detectar
fantasmas, espectros, casas encantadas y póltergeist.
Seres de otra dimensión.
Casas malditas.
Seres de luz.
Más allá de la vida.
La muerte no es el final.
Cementerios con misterio.

Lo más importante en estos temas es usar el sentido


común, ya que observando las manifestaciones podemos
darnos cuenta de las intenciones que tienen los seres que
se manifiestan. Si nos hallamos ante entidades que intentan
atormentarnos, es obvio pensar que son malignas. Es así de
sencillo, aunque claro, para poder discernirlo necesitamos
tener un conocimiento básico, por eso les recomiendo los
libros mencionados. En mi caso particular he tardado
muchos años en poder averiguar lo que en ellos expongo,
ustedes lo tienen más fácil, pues les brindo la posibilidad de
que adquieran mis conocimientos leyendo unos cuantos
libros.
Ahora nos vamos a centrar en esta obra que tienen
entre sus manos, en la cual nos adentramos en el fascinante
mundo de las apariciones de difuntos, y para ello lo
hacemos a través de una novela de investigación en la que
doy rienda suelta a una apasionante trama llena de
misterios y enigmas. El fin de este libro es que absorban
conocimiento y aprendan de verdad sobre este increíble
fenómeno en el que nuestros seres queridos difuntos son
protagonistas de excepción.
Amigos míos, con la muerte no termina todo, sino que
comienza la verdadera vida. Jesús nos habló de la vida
eterna y dejó claro que la muerte no es el final. Igual que él,
Buda y muchos otros maestros espirituales hicieron hincapié
en este mensaje.
Por cierto, ¿alguno de ustedes ha tenido alguna vez una
experiencia de aparición con un ser querido que falleció? Si
la respuesta es afirmativa, pónganse en contacto conmigo a
través de mi página web. Si lo desean puedo dar voz a su
testimonio para que otras personas que han pasado por la
misma situación sepan que no han sido las únicas y no se
sientan tan solas. Recuerden que, a día de hoy, sigue
habiendo mucha gente que ridiculiza a quienes hemos
vivido experiencias insólitas. Es por eso, por lo que
considero que debemos difundir nuestras experiencias, con
el fin de que poco a poco estos temas dejen de ser algo
tabú en la sociedad.
Ahora, si les parece bien, nos adentramos de lleno en la
novela. ¿Están preparados? Yo estoy deseando contarles la
historia…
LA NOVELA
APARICIONES DE DIFUNTOS
YO, VIGILANTE NOCTURNO

Nunca me había imaginado que terminaría trabajando como


vigilante de seguridad, pero las circunstancias me llevaron a
ello.
Recuerdo que muchas noches mientras ejercía mi
profesión como operario en una imprenta, escuchaba
programas de misterio donde vigilantes narraban sus
experiencias con lo insólito. Experiencias que, por cierto,
habían vivido durante sus jornadas nocturnas de trabajo.
Aquellos relatos me pusieron los pelos de punta en más de
una ocasión. Sin embargo, tuve la suerte de estar
acompañado por otras personas cuando los oía, ya que en
la fábrica de la imprenta trabajábamos cerca de una
veintena de operarios en ese turno.
Pues bien, amigos míos, el destino me llevó años
después a cambiar de profesión, así que tuve que
adaptarme a las circunstancias y desempeñar un trabajo
que, hasta la fecha, nunca había realizado.
Fui contratado como auxiliar de mantenimiento, aunque
en realidad este cargo es ficticio, ya que muchas empresas
de seguridad contratan personal bajo este régimen para que
ejerzan de vigilante. Digamos que un auxiliar de
mantenimiento de una empresa de seguridad es un
vigilante que no tiene titulación, ni siquiera una mínima
formación y, por supuesto, no lleva porra ni pistola. El
salario que se cobra es ridículo, de unos 700€ al mes con
pagas extras incluidas.
En mi caso pasé de operario en la imprenta, cobrando
1.400€ al mes más pagas extras, a auxiliar de seguridad,
porque la empresa donde trabajaba prescindió del turno de
noche y nos puso a todos de patitas en la calle.
La cuestión es que mi primer servicio en la empresa de
seguridad fue en un antiguo fuerte militar que estaba en
desuso. Aunque bueno, la verdad es que se hallaba en
completo abandono. Lo que ocurrió es que una conocida
productora de cine grabó allí parte de una película, por lo
que me pusieron de vigilante junto a otros compañeros para
que custodiáramos el lugar y vigilásemos el material.
El fuerte militar es inmenso, por lo que cubrimos el
servicio cuatro personas. Aun así, era imposible custodiarlo
todo, ya que asignaron a un vigilante en la entrada (en el
exterior), y a los otros tres, a uno en cada planta. Con
decirles que para hacer la ronda en una planta tardábamos
más de cuarenta minutos caminando, ya se pueden hacer
una idea de las grandes dimensiones que tiene el lugar.
Estábamos solos, sin apenas tener contacto unos con otros.
Nuestra única vía de comunicación era el teléfono móvil. El
compañero que custodiaba la entrada disponía de un
terminal con llamadas ilimitadas, pero el resto teníamos un
teléfono de prepago, desde donde sólo podíamos hacer
llamadas perdidas a este compañero o a la chica que estaba
en la central, para que ellos nos devolvieran la llamada.
La verdad es que en mi primer día de trabajo estaba tan
impactado por el cambio laboral que ni se me pasó por la
cabeza recordar las experiencias que otros vigilantes habían
narrado en programas de radio. Sin embargo, muy pronto
vendrían todos esos recuerdos a mi mente. En ese lugar
presencié fenómenos paranormales desgarradores y fui
testigo de apariciones asombrosas. Allí, en el fuerte militar,
comenzó el gran cambio en mi vida, el que me llevó a iniciar
una investigación profunda sobre el tema de las apariciones
de difuntos.
¿Sabían que los fenómenos paranormales que se
producen en lugares abandonados o, incluso, en viviendas
catalogadas como «casas encantadas» o «póltergeist», no
tienen nada que ver con las apariciones de muertos? Son
otra cosa muy distinta. Yo me di cuenta al poco tiempo de
estar trabajando como vigilante. Hoy quiero contarles mi
historia. ¿Me acompañan?
EL FUERTE MILITAR

Mi turno comenzaba a las siete de la tarde y concluía a las


siete de la mañana. La productora había contratado
vigilancia las veinticuatro horas, por lo que nuestra empresa
puso dos turnos de doce horas cada uno. El rodaje duró tres
semanas, en las cuales no libramos ni un solo día. El
acuerdo con nuestro jefe fue que, una vez finalizado el
servicio, nos daría una semana de vacaciones. Aunque esto
poco importa para lo que voy a contarles. Lo mejor es que
nos centremos en el tema paranormal.

Si les soy sincero, desconocía la historia del fuerte


militar y, por tanto, ignoraba el trágico pasado de muertes,
dolor y sufrimiento que impregnaba sus muros. Fue tiempo
después cuando descubrí que la sangre y el horror estaban
vinculados al escenario en el que trabajé durante más de
veinte días.

A las seis y media llegué al fuerte, ya que a las siete


tenía que estar en mi puesto de trabajo. Saludé al
compañero que había en la entrada y me indicó el camino
hasta la planta que me habían asignado. La verdad es que
tuve que caminar unos quince minutos hasta llegar. Una vez
allí, me esperaba el vigilante al que tenía que hacerle el
relevo. Tras saludarnos y darme el parte, se marchó. En ese
instante fui consciente de que tenía que pasar doce horas
en un lugar que era tétrico de cojones. ¡El sitio era
aterrador! Y para colmo, la película que se estaba grabando
era de terror, por lo que los decorados y el atrezo te
sumergían aún más en la extrema sugestión. El miedo iba a
ser mi fiel compañero de rondas, lo tuve clarísimo, y lo
cierto es que no me equivoqué, al menos al principio.
Por favor, pónganse en mi situación e intenten sentir lo
que percibí en ese momento, voy a describirles el escenario
que se dibujaba ante mí:
Un tenebroso y oscuro pasillo largo, con las paredes
desconchadas. A esto le acompañaba un silbido agudo
provocado por el viento que se colaba por las ventanas
rotas de las decenas de estancias que había a los lados del
pasillo. Al fondo, en penumbra, se desplazaba una enorme
silueta en forma de sombra, provocada por la luz de mi
linterna, como intentando acecharme. A mi espalda el
ambiente era extraño, como si mil ojos se me clavasen en la
nuca, pero cuando me giraba no había nadie, y esa
sensación me invadía desde el otro extremo.

Tengo que reconocer que desde el primer minuto que


pasé solo ya fui consciente de que cada noche se me haría
eterna. A los cinco minutos de esta primera reflexión,
también tuve claro que la sugestión podía jugarme malas
pasadas, por lo que decidí no tentar a la suerte y escuchar
programas de radio donde no hablasen de misterio. ¿Se
imaginan que me pongo a escuchar testimonios de
personas que han visto fantasmas? ¡Menuda locura! Habría
cavado mi propia tumba. La sugestión es tan peligrosa que
hay personas que, debido a ella, se han suicidado. Y es que,
no es lo mismo sugestionarse un poco que llevarlo al
extremo y tener que convivir con ello en su grado máximo
durante doce horas diarias, tres semanas. Antes o después
terminarás haciendo alguna tontería o cometiendo un acto
de locura. Es inevitable, ¿no creen?

Poco a poco, minuto a minuto, fui concienciándome de


que la sugestión estaba presente, y que, por tanto, tenía
que combatirla para que las jornadas laborales no se
convirtieran en un infierno. La mejor manera de luchar
contra algo así es tomar conciencia de verdad e, incluso,
plantarle cara al miedo. Fue por eso por lo que consideré
oportuno realizar varias rondas por la planta donde me
hallaba y conocer bien el lugar por donde tenía que
moverme.
Amigos míos, si uno se familiariza con el entorno, éste
al final se convierte en un lugar menos hostil en cuanto a
sugestión se refiere. La prueba más evidente de ello la
tenemos con el mítico hospital del Tórax, donde tiempo
después pasé más de 500 noches investigando (*Nota del
editor: Le recomendamos los libros del Hospital del Tórax, de
Miguel Ángel Segura). Les aseguro que en las primeras
jornadas el lugar me causó bastante impresión, llegándome
a sugestionar en exceso, pero poco tiempo después me
familiaricé tanto con el edificio que, incluso entrando en
soledad de madrugada, me sentía como en propia casa.
Podía transitar por allí en plena oscuridad sin que el miedo o
la sugestión me acecharan.

La primera noche en el fuerte militar terminé agotado


de tanto caminar, aunque mereció la pena, pues conseguí
familiarizarme con la planta. Cuatro o cinco días más tarde,
ya había conseguido controlar la sugestión, aunque era
inevitable que de vez en cuando hiciera acto de presencia.
No obstante, hasta ese instante había asociado las cosas
extrañas que presencié a la sugestión. Porque,
efectivamente, viví situaciones muy raras, rozando incluso
lo paranormal. Intenté hacerme creer a mí mismo que
aquello era simple sugestión, ya que si no me
autoconvencía de ello lo iba a pasar francamente mal.
Al séptimo día, el vigilante de la entrada nos reunió a
todos los compañeros para explicarnos algo. En ese
momento, tomamos una decisión que cambió el rumbo de
nuestras vidas. Esto fue lo que nos contó nuestro
compañero:
«He considerado oportuno reuniros a los tres porque
todos me habéis comentado, en mayor o menor medida,
que en este lugar suceden cosas muy extrañas. Yo no creo
en fantasmas, pero claro, cuando tres personas me explican
prácticamente lo mismo e, incluso, yo soy testigo de
situaciones similares, pues tengo que abrir mi mente y
valorar la posibilidad de que lleve toda mi vida equivocado
con respecto a esto de lo paranormal.
Me habéis relatado cosas asombrosas, y tengo que
deciros que nosotros no somos los únicos que las hemos
vivido. Los compañeros que están en el turno de día
también explican situaciones similares. Es más, los
trabajadores de la productora aseguran que están sufriendo
una serie de problemas técnicos que no tienen explicación
racional. Hay actores que no se atreven a ir solos al lavabo
porque dicen haber visto sombras extrañas e, incluso, hay
quien habla de la figura fantasmal de un niño.
Os propongo que realicemos una investigación
paranormal, cada uno desde su zona de trabajo, sin
descuidar la labor de vigilancia, por supuesto. La idea es
realizar una serie de experimentos paranormales y anotar
todos los resultados con el fin de hallar respuestas ante
estos hechos tan asombrosos que están ocurriendo».

Tengo que reconocer que aquella propuesta nos aterró,


pero que finalmente, aceptamos con la mayor ilusión del
mundo.
El compañero de la entrada trajo cuatro walkies para
que estuviéramos en contacto en todo momento, por si
surgía cualquier contratiempo o sucedía algo que
deseábamos compartir con el resto.
Aquella misma noche iniciamos una investigación
paranormal en el fuerte militar. ¿Les gustaría conocerla?
Pues no se pierdan el siguiente capítulo.
INVESTIGACIÓN EN EL FUERTE

La primera prueba que realizamos fue grabar psicofonías,


para ello utilizamos nuestros teléfonos móviles. Nos
sincronizamos a la misma hora para intentar captar voces
paranormales de forma simultánea. El compañero que
estaba en la entrada fue quien coordinó los experimentos
conjuntos.
En mi caso tengo que reconocer que no conseguí
registrar ninguna psicofonía, aunque sí escuché varias
voces en directo que, casualmente, no captó la grabadora
del teléfono. Sin duda, aquellas voces no eran humanas, ya
que la persona que se encontraba más cerca de mí era un
compañero, quien estaba a cientos de metros de mi
posición. Además, los muros del fuerte son de hormigón del
bueno. No estamos hablando de paredes de pladur,
precisamente.
Los que sí obtuvieron registros paranormales en sus
teléfonos fueron mis otros dos compañeros. Les dejo las
transcripciones de las preguntas y respuestas formuladas.

VIGILANTE 1 (Adrián)
—¿Hay alguien aquí?
—…

—¿Quiénes soy?
—No somos muertos.

—¿Qué hacéis aquí?


—…

—¿Qué queréis de nosotros?


—Alimento.

—¿Vivís en este fuerte?


—Somos del mundo.

—¿Nos queréis hacer daño?


—…

—¿Cómo te llamas?
—Príncipe de la Tierra.

Las respuestas obtenidas por mi compañero Adrián


encierran muchos mensajes que, quizá para ustedes hayan
podido pasar por alto.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que estas
voces se identifican como «no muertos». Guarden este dato
en su memoria, pues tiene relación con el resto de las
contestaciones.
Antes la pregunta de qué quieren de nosotros, la
entidad respondió: alimento. Es decir, que, nosotros somos
su alimento. Esto ratifica la teoría de que hay seres
espirituales que se alimentan de emociones humanas.
Posteriormente, las voces dejan claro que pertenecen a
nuestro mundo y que son príncipes de la Tierra. ¿Sabían que
Jesús dijo en la Sagrada Escritura que el diablo era el
príncipe de este mundo? Por tanto, estas entidades nos
están afirmando que son demonios.
Amigos míos, uno más uno, son dos. La evidencia es
absoluta, las voces paranormales le dejaron claro a mi
compañero que son demonios.

Ahora vamos a conocer la sesión psicofónica realizada


por Lucas, otro de mis compañeros.

VIGILANTE 2 (Lucas)
—¿Ha fallecido alguien en este lugar?
—…
—¿Qué misterios esconde este fuerte?
—Sangre, muerte y horror.

—¿Se torturaba a la gente?


—…

—¿Cuál es el habitáculo más especial del recinto?


—Las celdas.

—¿Qué usos ha tenido esta construcción?


—Militar y presidio.

—¿Han sucedido hechos trágicos?


—…

—¿Nos puedes contar algo más sobre el fuerte?


—…

—Por cierto, ¿tú quién eres?


—…

—¿Tienes alguna relación con este lugar o con el tema


militar?
—Ninguna.

Con respecto a la información recopilada en la ronda de


preguntas, tenemos algunos datos que son relevantes. En
primer lugar, la entidad corroboró la versión de las voces
registradas por Adrián, ya que dejó claro que no tiene
ninguna relación con el fuerte, por lo que no es una persona
que murió allí. Nuevamente descartamos que se trate de un
difunto.
Sobre la historia del lugar, acertó en su exposición, ya
que tiempo después supimos que la tragedia había estado
presente en el fuerte. Es más, según las crónicas, en las
celdas se torturó a muchas personas, sobre todo en la
época en la que el fuerte se utilizó como prisión. Por tanto,
la entidad había dicho la verdad.

Tras reflexionar sobre los primeros resultados obtenidos,


proseguimos con la investigación, pero desde entonces y
hasta finalizar esa primera noche de experimentos lo
hicimos de forma independiente, sin volver a coordinarnos.
Los resultados obtenidos fueron diversos, hasta tal punto
que Lucas presenció algo tan extremo que terminó
sufriendo una crisis brutal de ansiedad. Aquella noche fue la
última que trabajó en el fuerte, cogiendo la baja laboral por
depresión.
Voy a explicarles de forma resumida pero concisa, todo
lo que sucedió aquella misteriosa y aterradora noche, ya
que fue la antesala de lo que vendría después, al menos
para mí. Pocos días más tarde, iniciaría una gran
investigación en busca de recopilar casos de apariciones de
difuntos, pero antes tuve que constatar que las entidades
que se aparecen en lugares como el fuerte e, incluso, en
zonas habitadas, no tienen nada que ver con muertos. Y es
que, descubrí que lo paranormal y los difuntos no tienen
nada en común.
Ahora, como les comentaba antes, voy a exponer lo
ocurrido aquella noche, y para ello lo haré con las propias
palabras de los testigos.

ADRÍAN Y SU EXPERIENCIA
«Después de grabar la primera tanda de psicofonías
realicé una ronda de vigilancia por la planta. Tengo que
reconocer que tenía un poco de miedo, ya que era la
primera vez que captaba voces paranormales. Lo pasé
francamente mal, aunque no presencié nada extraño. Lo
aterrador vino después, cuando estaba nuevamente en la
zona donde tenía la mesa y la silla, que era como si fuese
mi garita, a pesar de que simplemente era una habitación
normal, ya que la empresa sólo puso garita al vigilante de la
entrada.
Pues estando sentado, comencé a escuchar pasos,
pasos que eran muy claros. Lo que más me inquietó fue que
provenían del pasillo, a escasos metros de donde me
hallaba. Era plenamente consciente de que estaba solo, por
lo que también sabía que los pasos estaban provocados por
fuerzas sobrenaturales. El miedo comenzó a apoderarse de
mí, pero no me quedaba otra que salir al pasillo y plantar
cara a lo que fuese que estaba allí. Soy vigilante y me
pagan para vigilar, tengo que enfrentarme a intrusos,
ladrones o lo que quiera que se adentre en la zona que
custodio. Así que, con el terror por compañero, salí al
pasillo… En ese momento, los pasos dejaron de escucharse,
y ante mí apareció una extraña silueta con forma humana,
pero deforme. No sé muy bien cómo describir aquello, ya
que parecía un hombre jorobado, con gran chepa, cabeza
alargada y extremidades muy delgadas.
Me quedé paralizado, no supe cómo reaccionar, así que
sólo pude contemplar la escena, completamente incrédulo.
Duró cinco o seis segundos, aunque para mí se hizo eterno.
Jamás podré olvidar aquello, me marcó de por vida.
A pesar de todo, continué con mi trabajo y con la
investigación. Tuve que echarle muchos cojones, pero lo
hice. Le planté cara al miedo y volví a realizar una nueva
ronda de vigilancia. Durante el transcurso de ésta, no
presencié nada anómalo, a parte de escuchar ruidos
extraños y algún que otro paso a mi espalda.
Durante el resto de la noche experimenté nuevamente
con el tema de las psicofonías, registrando varias voces.
Además, intenté interactuar con las entidades formulando
preguntas y peticiones sin grabadora, en directo. Los
resultados fueron sorprendentes, ya que llegué a
comunicarme con ellas mediante golpes… Un golpe era sí,
dos golpes era no.
—¿Podéis escucharme?
—Sí.
—¿Sois varios?
—Sí.
—¿Queréis hacerme daño?
—Sí.
—¿Os molesta que esté aquí?
—No.
—¿Entonces me queréis hacer daño simplemente
porque sois malos?
—Sí.
Terminé la noche muy sorprendido por todo lo que había
vivido. Además, las sensaciones que percibí jamás las había
experimentado con anterioridad. Tuve claro que me había
enfrentado a seres malignos, quizá a demonios. Y es que,
todo apuntaba a ello».

LUCAS Y SU EXPERIENCIA
«Lo que viví aquella fatídica noche me llevó a coger la
baja por depresión. Desde entonces no he vuelto a ser el
mismo. Sé que lo que voy a contar puede parecer una
locura, pero es totalmente cierto.
Después de grabar psicofonías retomé mis labores de
vigilante y emprendí el recorrido habitual a través de la
zona que tenía asignada para controlar. Todo parecía
tranquilo, pero instantes después, el horror se apoderó de
mí.
Presencié a varios fantasmas con forma humana que se
me abalanzaron. No llegaron a tocarme físicamente, pero
los tenía encima. Me gritaban, me insultaban, me
amenazaban… Durante más de media hora me atosigaron,
hasta tal punto que comencé a llorar como un loco. No fui
capaz de salir de allí, me hinqué de rodillas en el suelo y
cerré los ojos, mientras que estos seres me masacraban con
su presencia y sus desgarradores gritos. Jamás en toda mi
vida he sentido un terror tan extremo. Fue algo tan bestia
que no encuentro ninguna otra situación conocida con la
que poder compararlo. Me resulta imposible explicarlo con
palabras.
Una vez que los fantasmas desaparecieron, tardé como
tres o cuatro horas en poder reaccionar. Me había quedado
completamente paralizado del miedo. Y cuando me activé
de nuevo, sólo pude sentarme en la silla, con la mirada
perdida en el horizonte. Así, hecho una piltrafa y
completamente desorientado, fue como me encontraron mis
compañeros, quienes bajaron a buscarme al ver que eran
las siete de la mañana y que no daba señales de vida.
Aquella noche cambió mi existencia, y desde entonces
no he vuelto a ser el mismo. No jueguen con temas
paranormales, pueden terminar como yo».
Lo que yo experimenté por la noche no tiene nada que
ver con la vivencia de Adrián, y mucho menos con la de
Lucas. Mis sensaciones fueron completamente distintas. Es
más, el hecho de investigar despertó en mí la necesidad de
profundizar en temas paranormales, ya que empecé a intuir
que detrás de estos fenómenos no se hallaban personas
muertas, sino otro tipo de entes. Aquello me chocó, ya que
siempre había creído que las manifestaciones paranormales
estaban producidas por difuntos, pues esa teoría es la que
nos trasmiten en los medios de comunicación, el cine, los
libros, etcétera. Sin embargo, pronto me di cuenta de que
no era así.
Mi vida estaba a punto de cambiar de forma radical. Al
día siguiente una nueva sorpresa me invadió, aunque en
aquella ocasión no fue generada por la causa paranormal,
sino por el nuevo vigilante que vino a sustituir a Lucas. Este
hombre es un conocido parapsicólogo, de los de verdad, de
los que no se dedican a ello por dinero, sino por vocación.
El hombre tenía su trabajo como vigilante, el cual le
servía en algunos casos como experimentación, y en su
tiempo libre investigaba en profundidad el tema
paranormal. Conocer su historia y sus teorías me terminaron
de transformar del todo. Lo explico en el próximo capítulo.
¿Están preparados para descubrir algo sorprendente? Yo de
ustedes prestaría atención a lo que viene a continuación,
pues es una información muy valiosa y les recomiendo que
la hagan suya.
EL PARAPSICÓLOGO

Con el impacto tremendo en mi mente de saber que Lucas


estaba ingresado en el hospital por la terrorífica experiencia
vivida la noche anterior, me incorporé en mi puesto de
trabajo. Mis compañeros, igual de afectados que yo, me
preguntaron si quería continuar con la investigación. Yo les
dije que sí, sentía la necesidad de saber más.
Mientras charlábamos sobre esta cuestión, Manuel, el
nuevo vigilante, se presentó en la garita de la entrada, eran
las seis y media de la tarde.
Al escucharnos hablar del tema paranormal, el hombre
se metió en la conversación y nos dijo que era
parapsicólogo. Los tres nos miramos sorprendidos. En ese
momento, nos quedamos sin palabras. Aquello no podía ser
casualidad.
La cuestión es que me tocó acompañar a Manuel a su
puesto de trabajo para que sustituyera al vigilante del turno
de día.
Mientras caminábamos, le expliqué todo lo que había
ocurrido la noche anterior en el fuerte. Al llegar a la zona
donde tenía que hacerle el relevo al otro compañero me dijo
que quería hablar conmigo con calma sobre todo lo que le
había explicado, así que le comenté que ahora debía a ir a
mi planta para relevar al otro compañero, pero que tras
realizar la primera ronda de vigilancia volvería donde estaba
él y charlaríamos. Eso sí, le pedí que, por favor, no dijera
nada, ya que me estaba saltando las normas al salir de mi
zona de vigilancia asignada. Sé que mi actitud no fue muy
profesional, pero me hallaba ante una situación de
excepción. Además, sentía la imperiosa necesidad de
conocer la opinión del parapsicólogo. Supongo que ustedes
también estarán deseando conocerla, ¿verdad?

Bajé a la planta inferior y me incorporé al puesto de


trabajo. Mi compañero me dio el parte de novedades y,
lógicamente, me preguntó por lo sucedido con Lucas, ya
que la noticia se había extendido como la pólvora. Le conté
lo ocurrido y charlamos unos minutos. Acto seguido, una vez
que se marchó, arranqué mi jornada realizando la primera
ronda.
Desde el primer instante noté el ambiente cargado,
como si aquello estuviese plagado de gente. La sensación
que tuve es muy similar a la que uno percibe cuando se
halla en el metro rodeado de mucha gente o, incluso,
cuando está en medio de una manifestación, donde apenas
puede moverse. No sé, pero tuve claro desde el inicio de la
jornada que el lugar estaba en modo activo.
Un par de horas más tarde subí una planta para ver a
Manuel y retomar la conversación que habíamos dejado
pendiente.
Al llegar a su puesto de trabajo lo vi tan tranquilo, como
si estuviera en su propia casa. Sé que es raro, pero el tío
estaba relajado, como si no le afectara el hecho de estar en
completa soledad en un lugar donde la noche anterior una
serie de fantasmas llevaron a su antecesor a la locura más
extrema. Estaba sorprendido de ver su actitud de calma, no
daba crédito, así que le pregunté.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de saber lo
que ocurrió anoche aquí?
—Llevo muchos años como parapsicólogo, amigo Miguel
Ángel.
—¿Y qué me quieres decir con eso? —pregunté
asombrado.
—Sé quiénes son estas entidades y cómo protegerme
de ellas. No pueden hacerme daño.
—¿Cómo que no pueden hacerte daño? —no entendía
nada.
—Mira, estos seres son demonios; porque los demonios,
existen.
—Yo intuía que difuntos no eran e, incluso, valoraba la
posibilidad de que fuesen entidades espirituales malignas o
demonios —dije convencido.
—Es lo mismo. Los demonios no dejan de ser entidades
espirituales malignas.
—Dices que no pueden hacerte daño, ¿por qué?
—Es muy sencillo, Miguel Ángel. ¿Cómo se puede
combatir a los demonios? ¿Cómo te puedes proteger de
ellos?
—No lo sé —dije confuso.
—Pues con Dios. ¿Sabes cuál es el arma más potente
contra ellos?
—La fe, supongo.
—Exacto. ¿Y la palabra a la que más temen?
—No lo sé.
—La palabra de Dios. Si mencionas a Jesús se ponen a
temblar.
—¿Me estás diciendo que si tienes fe en Dios y tomas el
nombre de Jesús no te pueden hacer nada?
—Exacto. Eso sí, la fe tiene que ser auténtica. La falsa fe
no sirve de nada, aunque bueno, todo lo que digas en
nombre de Jesús, los repele.
—¿Y por qué hay demonios en el fuerte? —pregunté
ávido de respuesta.
—Los demonios están en todas partes, pero se hacen
más “visibles” en lugares donde la tragedia, la muerte, el
sufrimiento y la desgracia han estado presentes.
—¿Y eso por qué?
—Dicen que se alimentan de emociones negativas, pero
yo creo que ese no es el motivo.
—¿Entonces cuál es? —estaba alucinando con la
conversación.
—Igual que el pez se siente más a gusto en el agua y el
ave en el cielo, los demonios se sienten mejor en aquellos
lugares donde las emociones negativas extremas están
presentes o lo han estado.
—Es muy interesante lo que me estás contando,
Manuel. ¿Entonces los muertos no tienen nada que ver con
estos temas?
—Con lo paranormal no. Sin embargo, sí que se
producen apariciones de personas que han fallecido, pero
no tienen nada que ver con lo paranormal, ni siquiera
acontecen en ambientes similares a este.
—¿A qué te refieres?
—Los difuntos se aparecen ante personas que conocen,
habitualmente familiares o amigos. No obstante, suelen ser
manifestaciones íntimas, individuales y muy puntuales. Los
difuntos no generan espectáculo, cosa que sí que hacen los
demonios, ni siquiera suelen aparecerse ante grupos, lo
hacen de manera individual, ante un solo testigo y con la
finalidad de darle un mensaje o un consejo. Es raro que una
persona vea dos veces al mismo difunto, pues éstos bajan a
la Tierra con un permiso especial, no como los demonios
que habitan entre nosotros.
—Manuel, hay una duda que me acaba de surgir. ¿Si hay
demonios entre nosotros, también hay ángeles o seres
espirituales buenos?
—Por supuesto. La lucha entre el bien y el mal está en
todas partes.
—Estoy aprendiendo mucho contigo —dije encantado.
—El verdadero aprendizaje se consigue con la
experiencia, amigo Miguel Ángel.

Esta última frase de mi compañero se me clavó a fuego


en mi cabeza. Gracias a conocer a Manuel mi vida dio un
giro radical. Me propuse convertirme en un experto en el
tema de las apariciones, pero no precisamente de
demonios, ya que, sinceramente, me interesaba mucho más
el campo de los difuntos.
Mi inquietud era saber si alguna vez nos
reencontraríamos con nuestros seres queridos que han
fallecido. Esto, amigos míos, es mucho más importante que
indagar en temas demoníacos o paranormales, aunque
considero que de todo se aprende, y el aprendizaje es
necesario para evolucionar. Mi caso era un claro ejemplo, ya
que mi deseo por profundizar en el mundo de los difuntos
había llegado tras interesarme por el tema paranormal. A
veces, una cosa te lleva a otra, por eso tengo claro que la
vida es un aprendizaje constante, y que existen muchos
caminos para alcanzar un mismo destino.
Con respecto a mi estancia en el fuerte, tengo que
decirles que desde que llegó Manuel allí, los fenómenos
fueron menguando hasta que desaparecieron por completo
o, al menos, nosotros dejamos de presenciarlos.
Tomé la decisión de abandonar mi trabajo y emprender
un negocio que me permitiera disponer de más tiempo libre
y poder investigar a fondo casos de apariciones de difuntos.
Creé una plataforma de venta online junto a otro socio,
con la cual obtener ingresos sin invertir demasiado tiempo.
Además, la gran ventaja era que podía trabajar en ella
desde cualquier parte del mundo, sólo necesitaba un
ordenador y conexión a Internet. ¡Menudo trabajo! Aquello
me otorgaba libertad financiera y tiempo para mi
investigación.
Por cierto, ¿creen en las casualidades? Yo no… ¿Y si les
dijera que esta idea de crear una plataforma de ventas
online me la dio un difunto que se me apareció una noche?
En el siguiente capítulo les explico la asombrosa
experiencia.
SE APARECE MI AMIGO DIFUNTO

Durante el periodo de vacaciones que tuve tras haber


trabajado tres intensas semanas en el fuerte, viví una
experiencia que terminó de marcar mi camino a seguir. Todo
sucedió una noche mientras leía un libro en el sofá de mi
casa.
Una sensación extraña, pero agradable, empezó a
invadirme. No sé muy bien cómo describirla, la cuestión es
que noté como si alguien me observara desde atrás, así que
me giré… En ese momento vi a mi amigo Pablo. ¡No era
posible! ¡Había fallecido hacía cinco o seis años! Me froté
los ojos porque creía que era una alucinación, pero no, no lo
era. Mi amigo difunto estaba allí, ante mí, mostrando su
mejor sonrisa. Fue en ese instante cuando supe que aquello
era una aparición en toda regla. Y es que, mi amado amigo
de la infancia tenía un mensaje que darme. Por cierto, ese
mensaje transformó mi espíritu para siempre y me hizo
comprender algo que hasta ese momento intuía, pero de lo
cual no era plenamente consciente. Hay cosas que hasta
que no las experimentas por ti mismo no terminan de
impactarte y, por tanto, no te hacen plenamente consciente
de ellas. Las apariciones de difuntos y la vida después de la
muerte son dos claros ejemplos de ello.
Transcribo la conversación para que conozcan el
mensaje que mi amigo me dejó aquella noche:
—¿Eres tú, Pablo? —pregunté asombrado.
—Sí, lo soy. ¿Cómo estás, amigo mío?
—Sorprendido, muy sorprendido.
—He venido para darte un mensaje —me dijo con una
enorme sonrisa.
—¿Puedo preguntarte algo antes?
—Por supuesto. ¿Qué quieres saber?
—Si estás bien, y si mis familiares que murieron
también lo están —dije esperando una respuesta afirmativa.
—Todos estamos bien, Miguel Ángel. La muerte no es el
final, la vida continúa.
—Es un alivio saberlo. Cuéntame ese mensaje que
tienes para mí, querido Pablo.
—Estoy aquí para decirte que aproveches tus
habilidades para aportar valor al mundo e impactar a la
humanidad.
—¿Qué me quieres decir con eso? —no entendía el
mensaje.
—Cuando algo te apasiona es porque posees alguna
habilidad vinculada a esa materia, y debes ponerla al
servicio de los demás.
—No sé si termino de comprender el mensaje, ya que
conozco a mucha gente que siente pasión por el fútbol, por
ejemplo, y son malísimos jugando, nunca podrían triunfar ni
siquiera en un equipo de barriada.
—Miguel Ángel, no me refiero a eso. Quizá la habilidad
de esas personas no sea ser futbolista, pero puede ser
cualquier otra vinculada a ese deporte, como por ejemplo
ser entrenador, preparador físico, psicólogo de deportistas,
periodista deportivo, delegado de campo, directivo de un
club, taquillero, operario de campo, etcétera.
—Ahora sí que te he entendido. Lo que me quieres decir
es que tenemos que poner nuestras habilidades al servicio
de los demás, desempeñando nuestra labor en el área que
nos apasione. En mi caso, por ejemplo, sería en el tema del
misterio y la espiritualidad, ¿verdad?
—Exacto. Lo has comprendido perfectamente. Y ese es
el mensaje que quiero darte. Investiga a fondo el tema de
las apariciones de difuntos para brindarle al mundo
información veraz sobre este asunto. Eres un privilegiado,
pues has experimentado lo paranormal y ahora estás
haciendo lo mismo con el tema de los difuntos. Sabes que lo
paranormal no tiene nada que ver con los muertos ni con la
vida después de la muerte, ya que son cosas totalmente
distintas. Difunde este mensaje al mundo y haz que la gente
tome conciencia de ello.
—Sí, lo voy a hacer. El único problema, amigo Pablo, es
que trabajar de vigilante me ocupa mucho tiempo, pero
dedicaré el que me queda libre a investigar.
—Tienes que ver los problemas como oportunidades. No
cambies tu tiempo por dinero, cambia tu tiempo por activos,
para que éstos te regalen más tiempo.
—No entiendo a qué te refieres —dije extrañado.
—Mira, Miguel Ángel, cuando uno trabaja como
empleado está dando su tiempo a cambio de dinero. Esto es
obvio, ¿verdad?
—Sí —dije afirmando la evidencia.
—Lo que tienes que hacer es trabajar por activos. Los
activos son negocios, productos, inversiones, etcétera.
Tienes que conseguir activos que te generen dinero y te
quiten el menor tiempo posible. Es así como tendrás dinero
y tiempo para investigar. Puedes crear una tienda online y
vivir de las ventas, por ejemplo. Otra opción son las
máquinas expendedoras de productos, que trabajan por ti
mientras tú haces otras cosas. También puedes escribir
libros y ponerlos a la venta en plataformas de Internet o
distribuidoras. Todo lo que te genere ingresos mientras
“duermes”, es un activo-pasivo.
—¡Qué bien! Nunca lo había visto desde esa
perspectiva. Así puedes ganar dinero honradamente y tener
tiempo para potenciar tus habilidades y pasiones. Voy a
tomar tu consejo como un diamante en bruto y lo voy a
pulir.

Al concluir la conversación, mi amigo desapareció sin


dejar rastro, pero antes de hacerlo me transmitió otro
mensaje con información muy valiosa, el cual quiero
compartir con todos ustedes:
«Existen otro tipo de apariciones, entre ellas las que
tienen como origen a seres de luz, también denominados
ángeles. Este tipo de presencias son lo opuesto a los
demonios, y tienen como objetivo cuidar de los vivos y
orientarlos en el transcurso de la vida. Además, en muchos
casos acompañan a las personas en el tránsito de la vida a
la muerte. Este tipo de apariciones suelen ser más
frecuentes que las producidas por difuntos, ya que nosotros
sólo podemos aparecernos ante los vivos cuando nos
otorgan un permiso especial.
Tienes que saber, Miguel Ángel, que los demonios en
muchas ocasiones se disfrazan de seres de luz y de difuntos
con el deseo de engañar y manipular a los testigos. Son
muchas las personas que viven desquiciadas pensando que
tienen el don de comunicarse con los muertos o con seres
espirituales buenos, cuando en realidad viven engañadas
por los demonios. Reconocerás a este tipo de personas
porque tienen la mirada perdida y su rostro refleja
oscuridad. Ellos creen que son espirituales y especiales,
pero no son conscientes de que se han convertido en
egoístas, envidiosos, malvados y siniestros. Están sometidas
a tal grado de manipulación demoníaca que han perdido
toda racionalidad. Intenta ayudar a estas personas, ya que
no dejan de ser víctimas de las fuerzas oscuras que
gobiernan el mundo».

Al día siguiente llamé por teléfono a mi jefe y dejé mi


trabajo. No tenía ni idea de cómo crear activos, pero lo que
sí era evidente es que iba a dedicarme en cuerpo y alma a
investigar casos de apariciones de difuntos. Sabía que la
vida, el destino, Dios, el Universo o como cada uno quiera
llamarle, pondría en mi camino todo lo necesario para que
este cambio se hiciera efectivo. Sólo necesitaba trabajar,
usar el raciocinio y emprender con convicción. Aunque
antes, eso sí, debía tener claro qué activos quería crear y
formarme bien en las materias elegidas para tener éxito, ya
que, de no ser así, no dispondría de la libertad financiera
suficiente como para poder dedicarme por completo a la
investigación.

Unas semanas más tarde, un amigo me habló de la


posibilidad de crear una plataforma online para vender
productos. Aquello me impactó, pues era el socio perfecto
que necesitaba para emprender un negocio que me
aportara activos. Además, Rubén —así se llama este amigo
— había estado trabajando durante años en una conocida
empresa de venta online, por lo que poseía los
conocimientos necesarios para llevar a cabo el proyecto. El
problema es que necesitaba cincuenta mil euros para
arrancar con el negocio y buscaba un socio capitalista. Y ese
iba a ser yo, aunque sinceramente, no tenía un duro. Es
más, estaba en paro y dudaba mucho que el banco me
hiciera un préstamo.
A pesar de todo, sabía que esa era la oportunidad que el
destino me estaba ofreciendo para poder conseguir los
activos que necesitaba. Así que, no lo dudé ni un instante y
fui banco por banco pidiendo el capital que necesitaba para
emprender el proyecto.
¿Saben qué ocurrió? Pues que decenas de entidades
financieras se negaron a darme el dinero que necesitaba.
Fue entonces cuando cometí, lo que para todos era una
locura, menos para mí, que fue vender mi piso e irme a vivir
a otro de alquiler. Con el dinero que saqué de la venta
obtuve los cincuenta mil euros para la inversión y otros
miles de euros con los que vivir hasta que el negocio
comenzara a aportarme beneficios.
Sé que para la mayoría de ustedes lo que hice es una
auténtica chaladura, pero es que no conozco a nadie en el
mundo —ni tampoco lo ha habido nunca— que haya
alcanzado el éxito siendo cuerdo. El éxito, amigos míos, está
al alcance de muy pocos, ya que casi nadie está dispuesto a
cometer locuras como la que hice yo, donde me la jugué a
todo o nada.

¿Comenzamos ya con la investigación que llevé a cabo


sobre el tema de las apariciones de difuntos? ¡Vamos a por
ello!
LA EXPERIENCIA DEL DOCTOR

Durante las primeras semanas de formación en las cuales


leí muchos libros, visioné vídeos y acudí a varios seminarios,
aprendí algo que, a partir de ese momento fue fundamental
para mi vida. Y es que, amigos míos, cuando uno quiere
emprender cualquier proyecto o actividad nueva,
indiferentemente de si tiene relación con los negocios, el
ocio o cualquier otra cosa, siempre va a tener problemas y
va a recibir multitud de rechazos. Es inevitable escuchar la
palabra NO, una y otra vez. También es habitual tropezar,
errar y equivocarse muchas veces. Todo esto forma parte
del proceso de aprendizaje. El fracaso en realidad es
aprendizaje y experiencia.
¿Sabían que Thomas Alva Edison consiguió inventar la
bombilla en su intento número mil? Fracasó 999 veces. La
“derrota” es la consecuencia más habitual del éxito, lo que
ocurre es que no todo el mundo está dispuesto a caer
derrotado tantas veces como para alcanzar el éxito. ¿Quién
de ustedes estaría dispuesto a fracasar 999 veces como
Edison antes de lograr el triunfo? Este hombre tenía una
profunda fe en él mismo y una confianza inexpugnable,
sabía que antes o después lograría su propósito. Este
ejemplo es sólo uno de los miles que podría darles.
Ser consciente de esto me hizo tener claro que lo
grande, lo importante y lo exitoso, era aquello que costaba
obtener. Por tanto, decidí apostar alto en mi investigación y
buscar casos impactantes, donde el respaldo de testigos y
profesionales me aportaran una veracidad absoluta. Ahora
entenderán a qué me refiero.
Me puse en contacto con el hospital más importante
que hay en mi ciudad para solicitar su colaboración, quería
conocer casos de pacientes que en momentos previos a la
muerte hubiesen relatado que habían sido testigos de
apariciones de difuntos. Y es que, son muchos los casos
donde esto ha ocurrido.
Como era de esperar, el hospital no quiso ser participe
de mi propuesta. Si les soy sincero, me trataron como a un
tarado, ni siquiera respetaron mis creencias.
Acudí a otro hospital cercano, y la respuesta fue otro no
rotundo, así que continué picando puertas. El resultado fue
siempre el mismo, hasta que, tras intentarlo en más de
cincuenta hospitales, di con uno que me abrió las puertas.
¡Tras cincuenta fracasos, mi convicción me llevó una vez
más a lograr mi objetivo!
Transcribo la conversación que mantuve con el
propietario del hospital, ya que es un centro privado, por lo
que hablé con Francisco, el dueño.
—Muchas gracias por atenderme, Francisco.
—La verdad es que me ha gustado mucho tu propuesta,
por eso he decidido conocerte en persona y que así puedas
explicármela cara a cara.
—Me parece genial. La verdad es que en muchos otros
hospitales no han querido ni siquiera escucharme, y estaba
frustrado por ello —dije resignado.
—Es que tu propuesta se sale de cualquier estándar, y
eso genera desconfianza en la gente normal.
—¿Entonces tú no eres normal? —reímos.
—No, no lo soy, ni tú tampoco, eh —volvimos a reír.
—Soy un curioso y un buscador —dije seguro de mí
mismo.
—Yo también lo soy, Miguel Ángel. Es por eso por lo que
estoy deseando escuchar tu propuesta.

Le expliqué que iba a iniciar una investigación


exhaustiva recopilando casos de personas que han
presenciado la aparición de seres queridos difuntos. Y que,
para ello, quería documentar casos reales, donde la ciencia
estuviera presente o, al menos, la opinión de profesionales y
personal cualificado en ciertas áreas científicas. Por tanto, el
mejor lugar para buscar casos que tuvieran estas
características era un hospital.
Ante mi propuesta, —aquí la he resumido— la cual se
extendió casi quince minutos, el dueño del hospital se
quedó impactado y me dijo que se la había sabido vender
tan bien que deseaba formar parte del proyecto.
Voy a continuar con la transcripción de la conversación,
exponiendo la parte final.
—Estoy encantado de que formes parte de esto —dije
con una sonrisa.
—Muchas gracias, Miguel Ángel. Por cierto, ¿sabías que
yo vi a mi hijo tres días después de su fallecimiento? No te
lo he contado antes porque quería conocerte mejor, y ahora
que me pareces una persona seria y honesta lo hago.
—Me dejas sin palabras, Francisco.
—Pues sí, mi hijo se me apareció. Esto ocurrió hace tres
años, y desde entonces no tengo duda de que existe vida
después de la muerte. ¿Entiendes ahora por qué he querido
escuchar tu propuesta?
—Claro que lo entiendo. Además, te comprendo
perfectamente, porque a mí se me apareció hace unas
semanas un amigo difunto.
—Tenemos cosas en común por lo que veo. Esto puede
ser el inicio de un gran proyecto.
—Seguro que sí —dije con total confianza.
—¿Por dónde empezamos, Miguel Ángel?
—Si te parece bien, lo primero sería que me contaras tu
experiencia personal, siempre que quieras, claro.
—No hay problema, te contaré lo que viví.
—Perfecto. Después sería interesante que me explicaras
los casos que han ocurrido en el hospital de personas que
han visto a familiares muertos. Es más, podrías hablar con
colegas de profesión y buscar más casos acaecidos en otros
centros hospitalarios.
—Por supuesto, cuenta con ello, tengo muchos amigos
que trabajan en hospitales, y algunos incluso como
directores. Seguro que recopilamos muchas experiencias,
aunque claro, la mayoría de los testigos directos habrán
fallecido, sobre todo aquellos que presenciaron las
apariciones horas previas a su muerte.
—Soy consciente de ello, no importa, ya que el
testimonio de los familiares o, incluso, del propio personal
de los hospitales nos puede servir. Además, hay muchísimas
otras personas que han visto difuntos en otras
circunstancias alejadas de la muerte, tú y yo somos dos
claros ejemplos de ello.
—Tienes razón, Miguel Ángel. ¿Cuándo empezamos?
—¿Quedamos mañana y me cuentas tu experiencia
personal con calma?
—Vale. ¿Nos vemos aquí a las diez?
—Perfecto —dije con una enorme sonrisa.

Salí del despacho de Francisco plenamente satisfecho


por el resultado de la reunión. A partir de ese momento
contaba con el soporte de un doctor que, además era
propietario de un hospital y que conocía a muchas personas
vinculadas al mundo de la ciencia, por lo que la situación no
podía ser más satisfactoria.
Si me hubiesen preguntado antes de la reunión por un
resultado deseado, jamás habría dicho el que aconteció, ya
que se sumaron tantos puntos positivos que era algo
asombroso. No podemos obviar que Francisco además había
sido testigo de cómo su hijo fallecido se le apareció tres días
después de haber muerto.

Aquella noche dormí plácidamente, sabiendo que el


proyecto acababa de arrancar con mucha fuerza y amplias
garantías de triunfar. No tenía dudas de que la investigación
iba a ser un éxito rotundo, al menos en cuanto a recopilar
casos se refiere, ya que había aceptado a un socio que le
aportaba un valor muy importante al proyecto.

Al día siguiente regresé al hospital a la hora acordada.


Francisco me iba a contar su experiencia personal con su
hijo fallecido. Tengo que reconocer que estaba algo
nervioso, y es que la emoción me invadía de forma intensa.
La investigación había comenzado.

Toqué la puerta del despacho de Francisco y éste me


invitó a pasar. Su secretaria nos sirvió un café y, acto
seguido, el doctor me relató la enigmática vivencia. La
detallo con sus propias palabras para que absorban todos
los detalles.
«Mi chaval tenía veinte años cuando perdió la vida en
un accidente de moto. Era un chico responsable, al que no
le gustaba beber alcohol ni salir de juerga. Sus grandes
pasiones eran las motos y el deporte, además de la biología.
Una noche, como excepción, salió de juerga con sus
amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Por
desgracia, se dejó influir por sus amistades y terminó
tomando tres o cuatro copas. Al no estar acostumbrado a
beber, el alcohol hico mella en él, y al coger la moto tuvo un
accidente que le costó la vida. Su primo Samuel, que iba
con él, también falleció en el acto. Aquello nos jodió la vida
a toda la familia.
La cuestión es que, tres días después del fatídico
suceso, mientras que estaba en mi despacho, aquí mismo
donde estoy sentado ahora, mi hijo se me apareció para
dejarme claro que la muerte no es el final y que la vida
continúa una vez que nuestro cuerpo físico deja de existir.
Lo que más me sorprendió de la aparición fue verlo tan
feliz, así que comprendí que ese lugar al que vamos cuando
abandonamos este mundo, es mucho mejor. Allí, según
creo, no existe el sufrimiento. Sea cierto o no, lo que sí
tengo claro es que mi hijo es muy feliz y no sufre.
El mensaje en sí que me dio el chaval es que no
padeciera ni me preocupara por él. Además, me dijo que su
primo también estaba feliz, pero que sólo le habían
concedido permiso a él para bajar al mundo terrenal y
comunicarse conmigo. Me pidió que transmitiera este
mensaje a toda la familia, y así lo hice. Aunque si te soy
sincero, la mayoría no me creyó y asoció mi historia a una
alucinación de la mente debido al impacto trágico que había
sufrido al perder a mi hijo.
Ante el rechazo de los míos, entendí que no todos
estamos preparados para aceptar una realidad tan
impactante como es el hecho de saber que la muerte no es
el final y que nuestra conciencia y nuestro espíritu perduran
para siempre».

¿Cómo se han quedado al conocer el testimonio de


Francisco? A mí me tocó el corazón y me puso la piel de
gallina.
Esa mañana estrechamos lazos, generándose un vinculo
afectivo muy fuerte entre nosotros, ya que yo también le
expliqué mi experiencia al ver a mi amigo difunto.
El misterio, las apariciones, lo sobrenatural y todo esto,
une a las personas y, sobre todo, a los testigos que han
presenciado situaciones similares. Supongo que a ustedes
les habrá pasado lo mismo en el caso de que hayan vivido
alguna situación misteriosa y que, posteriormente hayan
conocido a alguien que también la haya experimentado.
En el supuesto de que no les haya sucedido nada
insólito, les recomiendo que cuando conozcan a alguien que
sí lo haya vivido, le pregunten por esta cuestión que
menciono, ya que serán testigos de excepción de cómo esa
persona reafirma mi opinión. Y es que, amigos míos, no hay
cosa más potente que nos una que haber pasado por una
situación extrema en similares circunstancias.
Pocos días después, Francisco me llamó para
informarme de que había conseguido rescatar algunos
casos de apariciones de difuntos en pacientes ingresados en
el hospital.
Si les parece bien, nos adentramos en estos casos en el
próximo capítulo. Ya les puedo adelantar que son
experiencias muy interesantes y cargadas de emotividad.
APARICIONES EN EL HOSPITAL

Mi socio en este proyecto se había tomado en serio su


trabajo, y en pocas horas consiguió convencer a varios
familiares de antiguos pacientes para que hablaran con
nosotros sobre las apariciones vividas por sus seres
queridos momentos previos a la muerte.
Aquella misma mañana nos entrevistamos con dos
personas, las cuales nos explicaron cosas increíbles.
Supongo que estarán deseando conocer sus testimonios, así
que doy paso a la primera entrevista, la cual se llevó a cabo
en el despacho de Francisco.

EL CASO DE JOSEFINA
A las once de la mañana llegué al hospital, ya que
media hora más tarde teníamos la entrevista con Adolfo, el
hijo de Josefina. Su madre había fallecido hacía un año.
Antes de que llegara el hombre, el doctor me pidió que
realizase yo las preguntas, ya que quería evitar por todos
los medios ser él quien incomodara a Adolfo, puesto que
tanto su familia como él mismo, eran clientes del hospital.
Además, me pidió que intentara evitar preguntas incómodas
o, al menos, que, si debía formular alguna, lo hiciera con
mucho tacto. Lógicamente, acepté sus sugerencias y las
apliqué en todas las entrevistas que llevé a cabo. En ningún
momento mi pretensión era molestar a los testigos, sino
todo lo contrario. Me había metido en aquella investigación
para aportar esperanza a la gente sobre el hecho de que
existe vida después de la muerte, y que algún día
terminamos reencontrándonos con nuestros seres queridos
en el mundo espiritual.
La conversación que mantuve con Adolfo fue la que voy
a transcribir a continuación. Expongo lo más importante
para que se empapen de todo lo ocurrido.
—Gracias por atenderme, Adolfo.
—Es un placer, Miguel Ángel.
—¿Podrías explicarme lo que te contó tu madre antes de
dejar este mundo?
—Claro, para eso estoy aquí —respondió el hombre con
firmeza.
—Muchas gracias —dije de forma cortés.
—Mi madre nos dijo que sabía que su hora había llegado
y que aquella misma noche moriría. Nosotros, para quitarle
hierro al asunto, le dijimos que no iba a morir, ya que los
médicos habían diagnosticado una mejora importante en su
salud. Esto era falso, pero quisimos animarla de esta
manera para que se quitara de la cabeza la idea de que iba
a fallecer aquella noche. Sin embargo, nos dijo que estaba
segura de que iba a morir, y que no tenía miedo de dejar
este mundo porque su madre la estaba esperando para
acompañarla al lugar que le corresponde. Además, nos
explicó que había otra mujer en la sala que acompañaba a
mi abuela.
—¿Vosotros cómo reaccionasteis ante tal situación?
—Creíamos que estaba sufriendo alucinaciones debido a
la medicación o la enfermedad, así que hablamos con los
doctores. Sin embargo, nos dijeron que ni la enfermedad ni
la medicación que le estaban suministrando provocaba
episodios de alucinación.
—¿Entonces la creísteis? —pregunté con mucho interés.
—Lo cierto es que no. Pensamos que estaba perdiendo
la cabeza y no le hicimos caso, fue al morir horas más tarde
cuando nos dimos cuenta de que no mentía, ya que, en el
momento de fallecer, vimos tres bolas de luz blanca que
flotaban en la habitación. Esto duró cuatro o cinco segundos
hasta que desaparecieron.
—¿Quiénes visteis estas bolas de luz?
—Mi mujer, uno de mis hijos y dos enfermeras. Cuando
llegaron los médicos y el resto de los familiares ya habían
desaparecido. Fue algo que nos impactó a todos, y desde
ese momento no tenemos duda de que existe vida tras la
muerte.

El relato de Adolfo nos llegó al alma tanto a Francisco


como a mí. Supongo que a ustedes tampoco les habrá
dejado indiferentes. Y es que, la experiencia es fuerte, ¿no
creen? A mí, por lo menos, me hizo reflexionar
profundamente, llegando a la conclusión evidente de que
Josefina dijo la verdad. Es más, me sorprende gratamente
que, tras presenciar la aparición de su madre difunta junto a
un ser de luz, a la mujer se le quitara el miedo a la muerte y
pereciera de forma feliz, sabiendo que su existencia
continuaba y que al dejar este mundo material se
reencontraría con sus seres queridos que se habían
marchado antes que ella. Y, cómo no, también tomó
conciencia de que en un futuro volvería a estar con sus
hijos, nietos y seres queridos que por el momento seguían
en la Tierra.
Las conclusiones tras la primera entrevista fueron todas
positivas y esperanzadoras. ¿Opinan como yo, queridos
amigos?
Y ahora, si me lo permiten, vamos a continuar con lo
ocurrido aquel día, dando paso al segundo testimonio de la
jornada.

EL CASO DE JUAN
Por la tarde nos reunimos con Maribel, quien nos iba a
explicar la vivencia que tuvo su padre en el hospital antes
de morir.
La cita era a las cuatro de la tarde, por lo que Francisco
y yo quedamos media hora antes para charlar con calma de
nuestras cosas. Tengo que reconocer que tanto el doctor
como yo, estábamos muy ilusionados con el proceso de
entrevistas que teníamos por delante en los próximos días.
Sin duda, el caso de Josefina nos había aportado un
tremendo chute de adrenalina. Estábamos preparados para
investigar con toda nuestra energía el asunto de las
apariciones de difuntos.
A las cuatro y cinco de la tarde, Maribel hizo acto de
presencia, así que dimos comienzo a la entrevista. Voy a
transcribir la parte más interesante para disfruten de los
datos más relevantes.
—Lo primero que queremos es agradecerte tu tiempo y
tu amabilidad —dije sonriendo.
—Muchas gracias —contestó ella devolviéndome la
sonrisa.
—Cuéntanos la experiencia de tu padre, por favor.
—Lo que voy a explicaros sucedió hace seis años
cuando mi papá estaba ingresado en este hospital. Sin
embargo, antes tengo que decir que mi padre era un
hombre muy especial, ya que a lo largo de su vida había
tenido varias experiencias misteriosas, entre ellas presenció
dos veces un ovni.
—¿Tu padre vio dos ovnis? —pregunté asombrado.
—Sí, los vio. Según nos contó no eran luces en el cielo
como relatan muchos testigos, sino dos naves metálicas con
forma de platillo. Incluso en una de las dos ocasiones pudo
observar cómo el objeto tenía ventanas. Ya podéis
imaginaros lo cerca que estaba el artefacto de él.
—¿A parte de ver ovnis, qué otras experiencias
tuvieron?
—Muchas, aunque no le gustaba hablar demasiado de
ellas, de hecho, creo que sólo nos contó algunas y que se
guardó para él la mayoría de las vivencias.
—¿Podrías explicar alguna que conozcas? —pregunté
con mucho interés.
—Varias veces nos dijo que había visto a personas que
estaban muertas, pero no solía profundizar en el tema. Es
como si quisiera que tomáramos conciencia de que existen
otras realidades, pero por otro lado intentaba que no nos
obsesionáramos con estos temas. Recuerdo que un día nos
dijo que hay mucha gente que termina con problemas
mentales debido a su obsesión por todo esto. Por tanto,
intuyo que deseaba que tomáramos conciencia de la
existencia de estos fenómenos, pero sin llegar a
obsesionarnos por ellos.
—Tuvo que ser un hombre muy interesante —dije
convencido.
—Sí, lo era.
—Retomando la experiencia en el hospital, ¿qué fue lo
que sucedió?
—Bueno, estábamos mis dos hermanas y yo en la
habitación con él cuando, de repente, mi papá se quedó
mirando fijamente a una esquina y, tras varios segundos,
nos dijo que ya estaban aquí y que habían venido a
buscarlo. Claro, nosotras nos sorprendimos y le
preguntamos al respecto. Entonces nos explicó que había
llegado su hora y que debía abandonar este mundo. Nos dijo
que su abuelo y su tío habían venido a dejarle un mensaje.
—¿Cuál fue ese mensaje?
—No nos lo quiso decir, aunque sí nos comentó que en
un futuro volveríamos a reencontrarnos, por lo que no
teníamos que llorar su ausencia, ya que la muerte no es el
final.
—Supongo que horas más tarde tu padre falleció,
¿verdad?
—Efectivamente. Aquella misma tarde mi papá nos dejó.
—¿Cuándo murió visteis algo extraño?
—No. Lo que sí nos llamó la atención fue el hecho de
que muriera feliz, con una enorme sonrisa. Su cara
mostraba claramente que estaba feliz a la hora de
marcharse. Aquello nos impactó tanto que nos hizo
entender que no hay que tenerle miedo a la muerte.
Cuando Maribel se marchó del despacho, Francisco y yo
conversamos sobre la historia que nos había contado.
Ambos coincidíamos en que el testimonio era revelador, ya
que, una vez más, demostraba que lo que nos espera al otro
lado es mejor que esto o, por lo menos, eso evidenciaban
los casos que habíamos conocido hasta ese momento.

Por la noche, una vez que llegué a casa, me tumbé en el


sofá a leer un libro, aunque mi cabeza no paraba de
imaginar cómo sería el más allá. Y es que, amigos míos, tras
haberme entrevistado con Maribel y Adolfo, no podía
quitarme de la cabeza esa necesidad de saber cómo era el
lugar donde iría una vez que dejara este mundo.
Minutos más tarde, apagué la luz y me puse a conciliar
el sueño, aunque pronto me di cuenta de que iba a dormir
poco, ya que no paraba de darle vueltas al asunto que he
mencionado. Aquella noche apenas conseguí dormir cuatro
o cinco horas, y al día siguiente teníamos tres entrevistas
más, por lo que acudí a las citas en un estado bastante
lamentable. Sin embargo, las ganas por seguir investigando
suplieron este contratiempo y pude equilibrar la balanza,
por lo que los testigos no se percataron de mi falta de
descanso.

EL CASO DE MARÍA
A las diez de la mañana nos reunimos con Susana, quien
iba a explicarnos un nuevo caso. En esta ocasión la
experiencia de aparición la vio ella misma. Nuestra
protagonista fue testigo de la misma escena que su madre
María observó instantes antes de fallecer.
Voy a transcribir la esencia de la conversación para que
se sorprendan tanto como lo hicimos Francisco y yo al
conocer el relato.
—Gracias por atendernos —dije educadamente.
—Es un gusto, amigos.
—¿Nos puedes contar la vivencia de tu madre con
respecto a la aparición que vio en este hospital?
—Sí... Por cierto, yo también vi lo ocurrido.
—¿Tú viste la aparición? —pregunté extrañado.
—Sí. Mi madre y yo vimos lo mismo.
—¿Eres una persona sensitiva? —volví a preguntar
asombrado.
—No, no lo soy. Jamás en mi vida he visto algo
sobrenatural a excepción de aquella mañana.
—Cuéntanos, ¿qué sucedió?
—Recuerdo que era muy temprano, quizá las seis o las
siete de la mañana, estaba amaneciendo. Fue entonces
cuando observé cómo dos personas entraban por la puerta.
En ese instante pensé que serían empleados del hospital,
aunque me extrañó. Sin embargo, segundos después, me di
cuenta de que no era personal sanitario. ¡Eran mis abuelos
maternos! ¡Llevaban años muertos!
—¿Qué hiciste en ese momento? —pregunté con mucho
interés.
—Mi primera reacción fue mirar a mi madre que estaba
postrada en la cama. Al verla me di cuenta de que ella
también los estaba viendo. Fue entonces cuando nos
trasmitieron un mensaje que cambió nuestras vidas para
siempre. Mi madre, a las pocas horas dejó este mundo, y lo
hizo con una paz interior que no se puede describir con
palabras. Yo, por mi parte, tomé conciencia absoluta de que
existe vida después de la muerte.
—¿Cuál fue ese mensaje, Susana?
—Prefiero guardármelo para mí, ya que es algo íntimo y
personal. Lo que sí puedo decir es que tengáis la confianza
firme de que la vida continúa tras la muerte física, y que
estamos en este mundo para evolucionar.
—¿Tus abuelos se aparecieron solos o venían
acompañados de alguien?
—Visualmente sólo los vi a ellos, pero percibí otra
presencia a la cual no pude ver. Según me dijo mi abuela,
habían venido acompañados de un ángel, que era el que
durante toda la vida había cuidado de mi madre.
—¿Entonces podemos deducir que todos tenemos un
ángel de la guarda o un ser que nos protege?
—Por supuesto. Yo lo tuve claro en ese momento, y lo
sigo creyendo hoy —dijo la mujer completamente
convencida.
—Es una experiencia muy interesante. Como bien has
dicho, te cambió la vida. ¿Cómo eras antes de vivir esto y
cómo eres ahora?
—Antes era una mujer arraigada al escepticismo,
preocupada exclusivamente por lo terrenal. Es cierto que no
le hacía daño a nadie, pero tampoco me interesaba el
mundo espiritual y, mucho menos, el trascendental. Ahora
mi vida gira en torno al crecimiento espiritual, ya que soy
consciente de que al dejar este mundo emigraré a un lugar
no material donde mi conciencia seguirá habitando. Sin
embargo, no sigo las corrientes espirituales de moda, pues
me he dado cuenta de que no tienen nada que ver con la
verdadera espiritualidad, ya que enaltecen el ego de sus
adeptos y buscan un solo fin: sacarle el dinero a la gente.
—Muchas gracias por tu testimonio, Susana. Ha sido un
auténtico placer poder conversar contigo.
—Gracias a vosotros.

Impresionante este caso, ¿verdad? El doctor y yo


coincidíamos en que cada entrevista que realizábamos
superaba a la anterior. Nos sentíamos pletóricos y llenos de
emoción. La investigación estaba cogiendo color y era cada
vez más atractiva.

EL CASO DE CONSUELO
A las doce del mediodía teníamos cita con Alberto,
quien nos iba a relatar la aparición de la cual fue testigo su
madre. Sin embargo, por cuestiones que en ese momento
desconocíamos, el hombre finalmente no se presentó en el
hospital y desechó la propuesta que Francisco le había
hecho.
Tiempo después supimos que una vidente le había
aconsejado que no nos concediera la entrevista. Al parecer,
desde la aparición que presenció su madre, el hombre se
había obsesionado con temas esotéricos y espirituales. Esto
lo llevó a caer en las garras de una malvada vidente que lo
tenía engatusado, por eso evitó a toda costa que hablara
con nosotros, ya que no quería correr el riesgo de que le
abriésemos los ojos, puesto que, de haberlo hecho,
seguramente lo hubiera perdido como cliente.
Lo que voy a hacer es exponer el caso de Consuelo
mediante las palabras de Francisco, quien es conocedor de
la historia porque Alberto se la resumió por teléfono cuando
hablaron sobre la propuesta de ser entrevistado. En aquel
momento el hombre se abrió a explicarla, ya que todavía no
había sido manipulado por la vidente.
Así me contó el caso mi compañero:
«Consuelo estaba ingresada en el este hospital, y una
tarde, en horario de visita, sucedió un hecho extraordinario
que varios familiares contemplaron atónitos. Según me
contó su hijo Alberto, una corriente de aire frío resopló en el
interior de la habitación. Lo extraño es que tanto la puerta
como la ventana estaban cerradas, por lo que todos se
quedaron pasmados. Instantes después, ante ellos
aparecieron varias esferas luminosas que, tras flotar unos
segundos por el aire, desaparecieron.
Durante el transcurso de los acontecimientos, su madre,
postrada en la cama, observó la aparición de su tío, quien
había muerto hacía un par de décadas. Según explicó la
mujer, se apareció ante ella para decirle que había llegado
el momento de que dejara este mundo y acudiera a un lugar
mejor. Tres horas más tarde, una vez que se despidió de sus
familiares, Consuelo falleció en aquella cama del hospital».
Tengo que reconocer que esta historia me chocó mucho,
y que me fastidió bastante no poder entrevistar a Alberto.
Sin embargo, es lo que había, ya que no siempre depende
de nosotros que las cosas salgan como queremos.
¿Qué opinan sobre los casos que estamos conociendo?
A mí me resultan apasionantes, y considero que todos
aportan valor a la investigación. Espero que ustedes lo
vivan con el mismo entusiasmo que lo viví yo.

EL CASO DE MARC
El último caso que conocimos aquel día fue el más
especial, sobre todo porque el testigo de la aparición fue un
niño de diez años. Tengo que reconocer que sus padres lo
pasaron francamente mal mientras hablábamos con ellos.
Imagínense lo afectados que estaban que su madre no pudo
responder a ninguna pregunta, siendo el padre quien
finalmente accedió a hablar delante de la grabadora.
Transcribo parte de la entrevista, ¿les parece? Vamos a
ello.
—Gracias a ambos por aceptar la entrevista. Por cierto,
Natalia, no te preocupes si no te ves con fuerzas para
hablar, le formulo las preguntas a Luis.
—Vale, me parece perfecto. Gracias por entenderme,
Miguel Ángel —dijo la mujer con el rostro tenso.
—Cuando quieras empezamos, Luis.
—Adelante, pregunta.
—¿Cuándo falleció vuestro hijo?
—Hace menos de seis meses.
—La muerte es muy reciente. Ahora entiendo por qué os
cuenta tanto hablar de este tema —dije triste por las
circunstancias.
—Sí, aunque sabemos que está bien, pero claro, tenía
diez años y sucedió todo muy deprisa.
—Contesta sólo a lo que quieras, ¿vale? Y si en algún
momento quieres que paremos me lo dices y concluimos la
entrevista.
—Vale, muchas gracias.
—¿Qué ocurrió con respecto a la aparición?
—Nuestro hijo no llegó a conocer a mi padre, pero le
hablamos mucho de él y le enseñamos muchas fotos para
que supiera quién era su abuelo paterno. Pues bien, la
mañana previa a su muerte, estando en una de las
habitaciones de este hospital, Marc nos dijo que su abuelo
había venido a verlo. Nosotros pensamos que se refería a
Lorenzo, el padre de mi mujer, quien estaba —y sigue
estando— vivo. Sin embargo, el niño nos dijo que no, que
quien había venido era su otro abuelo. Como imaginaréis
nos quedamos sorprendidos, ya que entendíamos que eso
no era posible porque estaba muerto. La cuestión es que
Marc nos explicó que su abuelo había venido a buscarlo
porque tenía que dejar este mundo. Nosotros pusimos el
grito en el cielo e intentamos por todos los medios sacarle
esa idea de la cabeza, pero el niño seguía firme en su
opinión. Horas más tarde, Marc nos dejó para siempre, y
comprendimos que, efectivamente, había visto a su abuelo
difunto, quien se apareció en este mundo para acompañarlo
en el tránsito de la vida a la muerte.
—Menuda historia, Luis —dije conmovido.
—Es muy fuerte, sí.
—¿Vosotros visteis algo extraño durante las últimas
horas de vida del niño?
—No, absolutamente nada. Sin embargo, tras su
fallecimiento nos dimos cuenta de que nuestro hijo nos
había dicho la verdad.

Esta tremenda historia puso el colofón a la primera


parte de nuestra investigación, habiendo recopilado cinco
casos sorprendentes ocurridos en el hospital de mi
compañero Francisco. Esto, amigos míos, tan sólo había sido
el inicio de una aventura llena de sorpresas. La
investigación continuaba abierta…
CONOCIENDO EL MUNDO
ESPIRITUAL

Tocaba digerir las entrevistas que habíamos realizado para


poder continuar con el proceso de la investigación. Mientras
tanto, Francisco se había comprometido a hablar con sus
colegas de profesión para buscar nuevos casos y testigos.
Pasaron varias semanas hasta que volví a tener noticias
suyas, aunque esto no me pilló de sorpresa, ya que el
doctor fue sincero al decirme que durante un mes
aproximadamente estaría ocupado con temas de trabajo
que no podía delegar en otras personas. Y es que, le tocaba
organizar varios congresos que se celebrarían el próximo
año por todo el mundo. Francisco es una eminencia en el
campo de la medicina, y yo hasta ese momento lo ignoraba.
Conocer este dato le aportó muchísimo más valor a su
presencia dentro de la investigación.
La cuestión es que durante estas semanas continué por
mi cuenta investigando el tema de las apariciones de
difuntos, y para ello quise indagar en el asunto desde
distintas perspectivas. Fue así como tomé la decisión de
entrevistarme con personas vinculadas a la espiritualidad.
La gran incógnita que pretendía resolver era saber cómo
funciona el mundo espiritual. Además, me propuse solventar
otras cuestiones vinculadas a ello. Tuve claro que en
aquellas semanas tenía que absorber la máxima
información posible, pues nos vendría de gran ayuda para
continuar con las entrevistas que consiguiera el doctor.

Acudí a una librería para comprar varios libros de


espiritualidad con el fin de encontrar autores que me
aportaran información de interés. Mi intención era solicitar
una entrevista a aquellos que considerase potencialmente
sabios o, al menos, que supieran de lo que estaban
hablando. No podemos olvidar que hay mucho “maestrillo”
que en realidad es un vendehúmos.
Adquirí tres libros que llamaron mi atención, los cuales
sugerían mediante el prólogo que podían ser interesantes.
Al llegar a casa lo primero que hice fue agarrar uno de
estos ejemplares y ponerme a leer… Voy a transcribir un
fragmento del libro que llamó mi atención.

«La ignorancia en muchas ocasiones nos lleva a reírnos


de aquello que no entendemos. Esto es algo tan común en
el ser humano que todos somos conscientes de ello.
Actualmente con las redes sociales podemos comprobarlo
varias veces a diario, sobre todo en grupos de Facebook
dedicados al misterio y la espiritualidad, donde los usuarios
vierten publicaciones de todo tipo. En los comentarios de los
posts leemos a numerosas personas que, desde su
ignorancia más absoluta, se ríen de ciertas publicaciones. Lo
más alarmante de todo esto es que ni siquiera entran a la
noticia para leerla, y se dejan llevar por el titular. En mis
propias carnes vivo esto a diario, sobre todo cuando publico
algún artículo relacionado con mis novelas (obras de
ficción), ya que me topo con numerosos tipos que se ríen.
La ignorancia los ha vuelto tan idiotas que ya no hacen
diferencia entre ficción y realidad. Para ellos todo lo que sea
nombrar espiritualidad o misterio es causa de risas y de
burlas, da igual que sea una novela, una película o cualquier
otra cosa.
Lo que quiero decirles con esto es que si no combatimos
nuestra ignorancia viviremos una vida espiritual pobre y,
posiblemente oscura y tenebrosa, ya que nuestra conciencia
se hallará en un estado de tinieblas. Igual seremos medio
“felices” a nivel corporal, no lo sé, pero desde luego
estaremos perdidos espiritualmente, y la verdadera felicidad
se halla en el mundo espiritual.
Dicho esto, me gustaría aclarar que todos somos
ignorantes, lo que sucede es que no todos ignoramos lo
mismo. Por tanto, es sumamente importante que
prioricemos a la hora de seleccionar aquellas cuestiones en
las cuales queremos dejar de ser ignorantes. ¿De qué me
sirve saber tanto sobre bicicletas si luego no tengo ni idea
de espiritualidad? ¿O de qué me vale ser un experto en
contenidos de televisión si vivo una espiritualidad negativa?
Prioricemos y dejemos de ser ignorantes en aquello que es
más importante y, sin duda, la espiritualidad lo es, ya que
procedemos de lo que denominamos mundo espiritual y un
día volveremos eternamente allí. Es más, aunque muchos
no lo sepan, ya vivimos en el mundo espiritual, lo que
sucede es que cohabitamos también en el plano físico.
Todos tenemos espíritu, y nuestro espíritu está vivo, por lo
tanto, habita en el plano espiritual, es una extensión de
nosotros, por decirlo de una manera en que podamos
comprenderlo, aunque en realidad no sea así, ya que
nuestro espíritu es nuestra mayor esencia, nosotros somos
espíritu, el cuerpo es un “envase” que utilizamos unos años.
Con este libro pretendo allanarles el camino hacia la
verdadera espiritualidad o, al menos, a la que yo considero
que es la espiritualidad auténtica. No podemos pasar por
alto el hecho de que mis conclusiones, reflexiones y teorías
puedan ser erróneas. Soy un mero mortal, igual que los son
ustedes, igual que lo somos todos los que habitamos en
este mundo. Sólo ha habido un dios hecho hombre, y ese
fue Jesús. Él ha sido el único que ha poseído —que posee y
siempre poseerá— la verdad absoluta. Luego ha habido
hombres como Buda, entre otros, que han sido portadores
de gran conocimiento y sabiduría, pero casos como éste se
han dado muy pocos a lo largo de la historia. Sin embargo,
hoy son millones las personas que se autoproclaman sabios
espirituales o maestros del alma. Por favor, desconfíen de
todo aquel que asegure poseer la verdad absoluta. No se
fíen de las personas que carezcan de humildad y sentido
autocrítico. Alguien que no reconoce abiertamente que sus
enseñanzas, sus opiniones y sus doctrinas pueden ser
erróneas, es alguien de quien no te puedes fiar, pues
seguramente se trate de un estafador o, por lo menos, de
alguien que vive obcecado en una falsa realidad y
apabullado por su propio ego.
Existen millones de creencias en todo el mundo, ¿cómo
alguien puede ser tan osado de creer que la suya es la
verdadera? Por simple probabilidad, la suya —y la mía, y la
de ustedes— tiene que ser errónea. Ahora bien, eso no
quiere decir que no podamos extraer cosas positivas de
ellas, claro que podemos. Mi consejo es que tomen siempre
aquello que consideren que les puede ser útil para su vida y
para su evolución espiritual, y que desechen todo lo demás.
El amor al prójimo es la mayor demostración que existe
de espiritualidad, todo lo que vaya en contra de este
mandamiento divino, no puede proceder nunca del mundo
espiritual bueno. Esta es una verdad inamovible e
irrefutable. Aquí sí que no hay debate, pues es algo tan
evidente que nadie, ni siquiera las fuerzas oscuras, pueden
debatir».

Tras leer esta introducción, lo tuve claro. Me puse en


contacto con Editorial Segurama para solicitar una
entrevista con Martín del Valle, autor del libro.
Horas más tarde, el propio autor contactó conmigo para
decirme que aceptaba encantado la entrevista. Además,
tuve suerte, ya que el escritor vivía en la misma comunidad
autónoma que yo.
Quedamos en vernos dos semanas más tarde,
concretamente un sábado por la mañana. Como no podía
ser de otra manera, lo invité a desayunar en una cafetería
estupenda que hay en el centro de Barcelona.
Voy a exponer el tema del que me habló el autor (Qué
es la espiritualidad y dónde se halla), y para ello lo haré
transcribiendo sus propias palabras.

«A pesar de lo que muchos puedan creer, la


espiritualidad no es un lugar concreto, sino un estado.
Podría definirlo de forma coloquial y simple diciendo que se
trata de un estado mental o de conciencia. Es decir, una
percepción individual que procede de nuestra parte no
material, de esa parte “interior” de nosotros, a la cual
llamamos alma o espíritu.
La espiritualidad es, por tanto, un estado de conciencia.
Que nadie se piense que para buscar el camino de la
espiritualidad necesitamos conjuros o rituales, ni tampoco
utilizar piedras, velas o inciensos, porque no es así.
También se puede añadir a la explicación algo que, para
quienes hemos investigado el tema es obvio, y es el hecho
de que la palabra espiritual provine de espíritu, es una
extensión de este término. Por lo que sabemos que nuestro
espíritu está conectado con la espiritualidad, ya que forman
parte de lo mismo y están unidos permanentemente y de
forma eterna.
Hay que tener claro, por consiguiente, que la
espiritualidad no es un lugar concreto y delimitado, sino un
estado de conciencia. Siendo conscientes de esto, nos
damos cuenta de que cada individuo vive su propia
espiritualidad, siendo ésta tan diversa como cada uno de
nosotros. La espiritualidad puede ser buena o mala, ya que
al ser un estado de conciencia —por llamarlo de una
manera entendible—, depende de cada uno el rol quiera
darle. Un asesino en serie, por ejemplo, vive una
espiritualidad oscura y negativa. Mientras tanto, un
verdadero monje budista, vive una espiritualidad buena y
positiva. Tú, la vives a tu manera según tu estado de
conciencia, yo la vivo al mío, y Pepito de los Palotes la vive
al suyo.
No siempre estamos en el mismo estado de conciencia,
por lo que la manera en la que vivimos la espiritualidad
puede ir variando a lo largo de nuestra vida, a veces a
mejor y otras a peor.
Por tanto, amigo, la espiritualidad no es un mundo de
piruletas y unicornios, donde la felicidad resuma por todas
partes, sino que es una proyección de nuestro espíritu, de
nosotros mismos. Es por eso, por lo que la diversidad de
“mundos” espirituales que existen dentro de la
espiritualidad es tan diverso como espíritus habitan la
existencia. Estoy seguro de que dentro del mundo espiritual
podemos alcanzar estados de gozo y plenitud absolutos,
pero también de sufrimiento y desolación terribles».

Ante aquella exposición por parte de Martín del Valle,


me surgieron algunas dudas, ya que todas las experiencias
que había conocido hasta la fecha sobre apariciones de
difuntos mostraban el lado bueno y positivo de la
espiritualidad. Había algo que se me escapaba, por lo que
mi deseo en profundizar sobre esta cuestión me hizo buscar
a más autores a los que entrevistar.
Otro de los libros que llamó mi atención me llevó a
conocer a la persona que lo había escrito, quien me habló
sobre el tipo de entidades que habitan en el mundo
espiritual. Esto me recordó algo que había olvidado, y es el
hecho de que, durante mi trabajo como vigilante en el
fuerte, había podido comprobar que existían un mundo
espiritual oscuro y, por consiguiente, entidades negativas.
En ese momento fui tomando conciencia de nuevo y asumí
que, una cosa son los difuntos y los seres de luz
(espiritualidad buena), y otra los demonios y las entidades
malignas (espiritualidad mala).
Les dejo con la reflexión del escritor Michael Safe.

«Todo aquello que tiene conciencia habita en el mundo


espiritual, es así de simple.
El ser humano y los animales tienen conciencia, por lo
que ambas especies habitan en el mundo espiritual. Ahora
bien, ¿y los insectos? Pues no lo sé, si tienen conciencia sí,
si no la tienen, pues no.
Todo ser material que tiene conciencia, habita desde
que nace físicamente también en el mundo espiritual,
aunque lo hace cohabitando con el plano material, por lo
que en la mayoría de los casos no es consciente de ello. No
cabe duda de que percibe las cosas del espíritu como algo
natural, ya que nace con ello, pero desconoce realmente su
esencia y lo atribuye a otras cuestiones.
Sobre la cuestión de saber si en el mundo espiritual
habitan fantasmas, demonios, etcétera, dependerá de
nuestras creencias para afirmarlo o no. Yo estoy convencido
de que sí hay seres espirituales que moran en lo que
llamamos mundo espiritual. Creo que hay entidades buenas,
malas y regulares. Todo depende del estado de conciencia
de cada una de ellas.
Al morir, nuestro espíritu —según mi teoría— se
desprende del cuerpo físico y nuestra conciencia perdura.
En ese momento, nos hallamos exclusivamente inmersos en
el mundo espiritual, ya que somos plenamente conciencia,
habiéndonos desenganchado de la parte física. Es a partir
de ese instante cuando tomamos conocimiento absoluto y
pleno de lo que es en realidad la espiritualidad. Voy más
allá, y pienso que las conciencias que habitan en el mundo
espiritual pueden evolucionar o involucionar; es decir, que
pueden moverse por estados de conciencia más agradables
o desagradables, dependiendo de ellos mismos.
Lo que provoca que afectemos al mundo espiritual,
cambiándolo, es la intención. Si tienes intenciones buenas,
te desplazarás hacia el bien, pero si son malas lo harás
hacia el otro extremo.
Por mis experiencias dentro del campo de la
investigación paranormal, estoy convencido de que existen
entidades espirituales que nunca han sido ni serán físicas, y
que, probablemente, habitan desde tiempos inmemorables
en ese mundo etéreo. Estos seres no son por tanto personas
que han fallecido, sino pura conciencia. Jamás han
experimentado los deseos y necesidades de la carne. No
saben lo que es un dolor de muelas, ni tener hambre.
Para el cristianismo estos seres espirituales serían
ángeles y demonios, no hay más. Sin embargo, considero
que no es tan sencillo como esto. En mi humilde opinión, y
aun a riesgo de equivocarme, considero que también hay
espíritus de difuntos y animales, además de otro tipo de
seres de los cuales no sabemos nada.
Lo que sí debemos tener claro es que cualquier forma
de conciencia, provenga de donde provenga, habita en el
plano espiritual. Esto es obvio, pues negarlo sería tan
absurdo como aceptar que no existe la conciencia».

Me quedé fascinado con la teoría de Safe, la cual viene


a resumir lo que ya sabía, pero no cabe duda de que
desarrolla el concepto de manera excepcional, sumándole
información muy valiosa. Poco a poco estaba aprendido
cómo funciona el mundo espiritual, y eso era muy
importante para poder investigar a fondo el tema de las
apariciones de difuntos.

Otra de las cuestiones que deseaba conocer es la unión


que existe entre nuestro cuerpo físico y el espíritu, ya que,
al cohabitar juntos en este mundo, por fuerza debían tener
alguna conexión. Fue este deseo por saber el que me llevó a
buscar información sobre el asunto, hasta dar con José
Manuel Montes, un experto en el campo espiritual. Les dejo
su teoría sobre esta cuestión.

«Cuando venimos al mundo físico para vivir una vida


como seres humanos, nuestro espíritu necesita adaptarse al
medio y por eso adoptamos una forma física a la que
denominamos cuerpo. Esto es simplemente el “envase”
donde alojamos el espíritu, ya que nuestro espíritu es lo que
realmente somos.
Teniendo esta cuestión clara, es evidente pensar que, si
nosotros somos espíritu y éste se halla dentro de una
materia física, ejercerá como el conductor que maneja un
vehículo. Es decir que, nuestro espíritu es el que activa el
mecanismo del cuerpo y quien ordena al organismo que
actúe de una u otra forma. No obstante, igual que un coche
puede sufrir averías, también lo puede hacer el cuerpo. Esto
dependerá de varios factores, algunos que van en función
de cómo el conductor —nuestro espíritu— cuide el
vehículo y el mantenimiento que le haga, pero otros pueden
ser debido a causas externas, generadas en el ámbito
terrenal donde nos hallamos.
El espíritu es el que hace funcionar al cuerpo físico, a
pesar de que según la ciencia es el corazón y otros órganos.
Y es cierto que cuando se nos para el corazón el cuerpo
muere. Sin embargo, un cuerpo necesita un espíritu para
que tome vida, ya que, si no fuese así, una vez que la
persona fallece, sería tan sencillo como reparar el corazón o
el órgano afectado para que volviera a tener vida. Y en el
caso de que la muerte se haya producido por pérdida de
sangre, con rellenar nuevamente el recipiente con este
líquido el cuerpo reviviría. Pero esto, amigos míos, no
sucede, y no pasa porque el conductor del coche —el
espíritu— se ha ido. Si no hay conductor, por mucho que el
mecánico repare el coche, éste no va a moverse.
En definitiva, el cuerpo físico no es nada sin el espíritu,
por lo que la relación que existe entre éste y el mundo
espiritual es la que hay mediante el espíritu mientras que se
halla en su interior. El cuerpo humano en sí no tiene
vinculación con el mundo espiritual, aunque mientras que
nuestro espíritu habita en él, sí que puede interferir
mediante acciones, comportamientos y situaciones que el
propio espíritu gesta y ejecuta a través suyo».
Otra explicación fascinante la que me llegó a través del
señor Montes. Estaba aprendiendo muchísimo. Tuve claro
que Francisco se alegraría cuando le explicara todo lo que
había descubierto sobre el mundo espiritual. Sin embargo,
todavía me empapé de más conocimiento, ya que conocí a
otras dos personas que me dejaron asombrado con su
sabiduría.
Lobo Rosales, me hablo sobre si es posible que la
materia afecte al mundo espiritual.

«Esta es una de las cuestiones más importantes que


tenemos que valorar, ya que son millones las personas que
tienen un concepto totalmente equivocado con respecto a
esto.
Lo material por sí solo no puede interferir en el mundo
espiritual. Esto debemos tenerlo claro en todo momento si
queremos evitarnos problemas.
Cuando veo a tantas personas que buscan conectar con
la espiritualidad a través de rituales y conjuros, me doy
cuenta de lo perdida que está la gente. Sólo necesitamos
utilizar el sentido común para percatarnos de que lo
material no puede interferir en el mundo espiritual, y que,
por tanto, las velas, los inciensos, las piedras, los rituales,
etcétera, no sirven absolutamente para nada.
¿Saben lo que sí funciona? La intención, ya que ésta
nace del espíritu, y no de la materia.
Si nuestra intención es obrar en el mundo espiritual,
tanto para bien como para mal, lo que puede interferir en él
es la propia intención y el deseo que nace del espíritu, de
nosotros. Utilizar objetos y cosas físicas no mejorará ni
empeorará los resultados, ya que no depende de lo
material, sino de lo espiritual.
Dejen de gastarse el dinero en velas, inciensos, piedras
y objetos esotéricos, pues con ello lo único que hacen es
enriquecer a quienes les engañan con falsas doctrinas
espirituales. Les puedo asegurar que una vela, por ejemplo,
que venden por 15€ para hacer un ritual, pueden
encontrarla en una tienda de otro sector por 2 ó 3€. Igual
sucede con el resto de los objetos y materiales.
La espiritualidad y el esoterismo es un gran negocio que
sólo beneficia a quienes se lucran de él.
Yo dejé de vender mis libros en estas tiendas cuando me
di cuenta de que la inmensa mayoría se dedicaban a estafar
a la gente. Lo siento, pero no podía seguir manteniendo
relaciones comerciales con este tipo de personas.
Les podría relatar muchas anécdotas que me contaron
los propietarios de estos negocios, explicándome a
carcajada limpia cómo estafaban a sus clientes. Supongo
que pensaban que yo era como ellos, pero se equivocaban.
Yo busco la verdadera espiritualidad, la que me acerca a
Dios, al bien, a la verdad y a la belleza.
Les invito a que ustedes hagan lo mismo y busquen su
propio camino».

¡Lobo tenía razón! Analizando los casos de apariciones


de difuntos me di cuenta de que en ninguno de ellos los
testigos habían necesitado apoyarse en algo material para
contemplar las apariciones. Yo mismo vi a un amigo difunto,
y para ello no necesité objetos, ya que fue él quien decidió
comunicarse conmigo. Esto me hizo entender que el
contacto con fallecidos se produce siempre, sin excepción,
cuando los difuntos quieren y, lógicamente, les conceden el
permiso para ello. Nunca depende de nosotros, ya podemos
usar velas, inciensos, ouijas o lo que nos dé la gana, pues
nunca va a funcionar y lo único que podemos conseguir es
que se manifiesten demonios haciéndose pasar por muertos
o seres de luz.
Esto lo tenía clarísimo, pero, aun así, decidí consultarlo
con Matías Verón, quien había publicado una espectacular
tesis sobre el mundo espiritual y las mentiras esotéricas que
lo alimentan. Les dejo con su pequeña reflexión, la cual me
envió a través del correo electrónico.
«Los rituales no sirven para nada en cuanto a la
escenografía se refiere, pero sí que pueden ser muy
efectivos debido a la intención y el deseo que se pongan en
ellos, ya que, esa intención está promovida por el espíritu
de la persona que realiza el ritual.
Da igual si utilizamos una vela, una fotografía, un
corazón de pollo o una bicicleta sin sillín, nada de esto
importa. Lo realmente potente es la intención que se tiene,
pues eso es lo que puede interferir en el mundo espiritual.
Quiero dejar claro que cuando hablo de rituales me
refiero a todos, sin excepción. No vayan a creer que sólo se
trata de la magia, el satanismo, la bujería, etcétera.
Un exorcismo, por ejemplo, no deja de ser un ritual o
una ceremonia espiritual, por lo que la eficacia para
expulsar al demonio (un ser espiritual), radica
exclusivamente en la oración a Dios. Las cruces, el agua
bendita y la Biblia, como objetos en sí, no tienen el poder de
echar fuera a demonios, a pesar de que estas cosas pueden
ser molestas para los seres malignos, pero el poder real
está en la oración y, por supuesto, en Dios.
Simplemente orando se pueden expulsar demonios, y lo
puede hacer cualquier laico, ya que esto no es algo sujeto
exclusivamente a pastores, sacerdotes y religiosos
etiquetados.
Los rituales, tal y como los comprendemos, cargados de
objetos y folclore, no sirven para nada, es la intención lo
que funciona. Aunque eso sí, no siempre la intención es
efectiva, pues en el caso de los rituales oscuros sólo
funcionan en muy pocas ocasiones, yo diría que en un
0,01% de las veces. Una simple oración a Dios puede dar
muchos más resultados que un millón de rituales mágicos,
sean del tipo que sean.
Es evidente que podemos actuar en el mundo espiritual
a través de nuestro propio espíritu y, por tanto, mediante la
intención, sobre todo cuando ésta es positiva y busca el
bien común».

Con esta reflexión de Matías, concluí con el trabajo que


me había propuesto realizar durante las semanas en las que
el doctor estaba ocupado.
Un par de días más tarde, recibí la llamada de Francisco,
nuevos casos nos esperaban. La investigación había llegado
a su etapa más emocionante. ¿Están dispuestos a conocer
el desenlace de lo ocurrido?
SE LE APARECE SU ABUELA

A las nueve de la mañana llegué al hospital para reunirme


con Francisco. Allí, en su despacho, me esperaba con una
enorme sonrisa en la cara. El tío estaba deseando retomar
la investigación, se había enganchado a esto de las
apariciones.
Tras contarles todo lo que acabo de exponer en el
capítulo anterior, el doctor me confesó que se había
quedado asombrado, pues los testimonios que le había
relatado le causaron un tremendo impacto.
Minutos más tarde, me dijo que tenía un caso diferente
a los que habíamos conocido hasta la fecha… Bueno, en
realidad eran varios casos, pero vayamos paso a paso.
Francisco me propuso que aquella misma tarde
visitáramos a Pablo en su casa. En ese momento pensé que
sería un hombre al que se le apareció un familiar difunto.
Sin embargo, cuál fue mi sorpresa al saber que se trataba
de un joven de dieciséis años que fue testigo de la aparición
de su abuela, quien murió cuando él apenas tenía cinco
años.
Nos íbamos a enfrentar a un caso muy delicado y
altamente emotivo. Sin duda, era todo un desafío. Aunque,
por otro lado, nos hallábamos ante, quizá, la experiencia
más importante de todas las que había conocido hasta la
fecha, ya que lo vivido por el chico sirve como referente
para todos nosotros. Estoy seguro de que cuando conozcan
esta historia me entenderán, pues les va a servir de ayuda y
orientación para sobrellevar la perdida de aquellos seres
queridos que un día les dejaron. Vamos, que los va a llenar
de esperanza e ilusión. Si alguno de ustedes, siendo muy
joven, perdió a un ser querido, le recomiendo que preste
mucha atención a la historia de Pablo.

A las seis de la tarde llegamos a casa de Manuel y


Paquita, padres del chico al que íbamos a entrevistar. Allí
nos esperaban los tres, dispuestos a contarnos una
experiencia que nos marcaría de por vida.
Nos sentamos en el sofá y, acto seguido, Pablo expuso
su vivencia…

«Lo primero que tenéis que saber es que mi abuela


falleció cuando yo tenía cinco años, por lo que apenas tengo
recuerdos de ella. Esto es algo que siempre me ha generado
tristeza, ya que mis padres dicen que ella era como mi
madre y que estábamos muy unidos. Sin embargo, como os
comento, apenas tengo recuerdos suyos. Aunque en
realidad debería hablar en pasado y decir que, apenas tenía
recuerdos de ella. Y es que, tras la aparición, recobré
muchos de los recueros que había olvidado. Os cuento lo
que pasó para que podáis entender mejor lo que quiero
decir: Estaba en mi habitación leyendo un libro, mis padres
se habían ido a comprar, por lo que me encontraba solo en
casa. Fue en esos instantes cuando ocurrió todo. Recuerdo
que empecé a notar una sensación muy agradable, como
jamás había sentido antes. Un sentimiento de amor
profundo me invadió de lleno, a la par que una enorme
calma me abrazó. Sentí una paz absoluta… En ese preciso
momento sucedió algo que me dejó embobado. Ante mí,
apareció mi abuela. En ese preciso instante todos los
recuerdos que se habían borrado de mi vida, y que tenían
relación con ella, volvieron a mi cabeza de repente. Me
acordé de todos los instantes que había pasado con mi
querida abuela, y sentí el profundo amor que ambos nos
teníamos.
Lo más sorprendente de la aparición es que en ningún
momento llegué a hablar con ella, ni siquiera
intercambiamos unas palabras. Todo, absolutamente todo,
fue mental. Me transmitió los recuerdos, los sentimientos y
las emociones a través de su mirada. Fue algo espectacular
y, por supuesto, espiritual.
Aquel día tuve claro que la muerte no es el final, y que
cuando me mura volveré a reencontrarme con mi abuela en
un lugar donde sólo hay felicidad».

Francisco y yo nos quedamos sin palabras al escuchar el


maravilloso relato que Pablo nos había contado. Sin duda,
era totalmente distinto a todos los que habíamos conocido
hasta la fecha.
¿Entienden ahora por qué les dije que esta historia les
podía servir de ayuda y orientación? A mí, al menos, me
ayudó mucho, ya que cuando era un niño perdí a varios
seres queridos, de los cuales a penas tengo recuerdos. Sé
que cuando deje este mundo me reencontraré con ellos, y
esos recuerdos olvidados volverán a mí.
Ahora quiero que conozcan otros casos que
investigamos, para posteriormente, concluir con una
entrevista que puso un punto y seguido en este apasionante
proyecto que había iniciado.
Por cierto, ya les puedo adelantar que la entrevista que
menciono es con un médico que investigó varios casos de
Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM), donde los testigos
afirmaron ver a familiares que estaban muertos.
Después de exponer este asunto, concluiremos el libro
con un suceso que no les va a dejar indiferentes. ¡Es
escalofriante!

EL CASO DEL CONDUCTOR


«Mi nombre es Antonio Moreno, y a mí se me apareció
mi mujer en el coche. Lógicamente, Ana —así se llamaba—
estaba muerta.
Todo ocurrió una noche de invierno, en la que circulaba
con mi vehículo dirección a Sevilla. Hacía cinco o seis horas
que había partido desde Barcelona, por lo que el cansancio
empezaba a ser molesto, pero me había propuesto hacer el
viaje de un tirón, por lo que, debido a mi cabezonería, hice
caso omiso al sueño y continué conduciendo.
En un momento determinado, tras haber pegado cuatro
o cinco cabezazos, sucedió lo inevitable: ¡me quedé
dormido! Fue entonces cuando mi esposa difunta se
apareció en el interior del vehículo para despertarme y
evitar así que tuviera un accidente.
Sé que algunos pueden pensar que se trató de un
sueño, pero fue real. Estoy seguro de que era ella porque
tras despertar, me hice nuevamente con los mandos del
coche y me salí en un desvío que había a escasos
doscientos metros de donde estaba. Una vez que cogí el
desvío me coloqué en el arcén y detuve el vehículo. Fue
entonces cuando miré nuevamente por el retrovisor… y mi
mujer seguí allí.
Pude hablar con ella durante varios segundos, hasta que
desapareció sin dejar rastro. Aquella noche me di cuenta de
que nuestros seres queridos que han muerto cuidan de
nosotros desde el mundo espiritual. Además, supe que yo
también cuidaría de aquellos que se quedaran en este
mundo una vez que falleciera».

¿Qué les ha parecido este caso? A mí me marcó mucho,


ya que me aportó otro punto de vista que, hasta la fecha
desconocía sobre la función que tienen nuestros difuntos en
el más allá. Estoy seguro de que algunos de ellos se ocupan
de cuidarnos, igual que hacen los ángeles y los seres de luz.
Quién sabe si algún día nosotros también nos convertiremos
en protectores espirituales. ¿Qué les parece esta
posibilidad? ¿Creen que realmente es factible?

EL CASO DE LA ACTRIZ
«Me llamo Alba y soy actriz de profesión. Mi gran pasión
es el teatro, ya que considero que es donde alguien que
interpreta se siente más vivo, puesto que ejerce su
profesión en estado puro. Es algo mágico eso de tener
conexión en directo con el público, sin pantallas de por
medio.
La cuestión es que mi madre murió cuando yo estaba en
pleno crecimiento artístico, y por suerte me vio triunfar
encima de los escenarios. Sin embargo, cada vez que salía a
actuar desde su fallecimiento me preguntaba una y otra vez
si me estaría viendo desde el cielo. Soy una mujer creyente
y, por tanto, estaba segura de que su espíritu seguía vivo, lo
que me generaba dudas era saber si desde allí arriba seguía
viendo mis actuaciones.
Una tarde, en el teatro más bonito en el que jamás
había trabajado, ocurrió algo que me dejó estupefacta.
Sucedió en el camerino, justo antes de actuar.
Como de costumbre, me quedé sola unos minutos para
desconectar de todo, ya que eso me ayudaba a concentrar
toda mi energía en la actuación. Pues bien, cerré los ojos y
puse la mente en blanco para alejar de mi cabeza cualquier
pensamiento. Vamos, que me puse a meditar… Al abrir los
ojos, allí estaba ella, con la sonrisa que le caracterizaba
cuando vivía. Mi mamá se apareció para decirme que seguía
viendo mis actuaciones. Además, me dejó un mensaje que
jamás podré olvidar. Según sus propias palabras, todos
tenemos un espíritu, el cual no desaparece nunca. Hoy, tres
años después, salgo a los escenarios sabiendo que mi
madre me observa desde el cielo, y eso me aporta toda la
vitalidad necesaria para darlo todo en mi trabajo. En estos
tres años he recibido varios premios y reconocimientos por
la labor que estoy haciendo, y me han colocado en el top 10
de las mejores actrices de teatro de la historia».

Otra historia conmovedora, ¿no creen? Y lo que es más


importante, al menos para mí, es que nos hace tomar
conciencia de que nuestros seres queridos difuntos nos
observan desde el más allá.
Ahora vamos a conocer el caso de Teo, quien vivió una
experiencia asombrosa cuando era un niño. Su hermano se
le apareció justo en el momento de la muerte, pero lo que
es más significativo es que nadie sabía que acababa de
fallecer. El testimonio es impactante.

EL CASO DEL HERMANO


«El suceso que voy a contar ocurrió hace más de quince
años, cuando era un niño. Recuerdo que hacía tres semanas
que había cumplido los nueve años.
Tenía un hermano que se llamaba Raúl, el cual era cinco
años mayor que yo, por lo que tenía catorce cuando falleció.
Estaba en mi cuarto jugando a los cromos de fútbol.
Montaba dos equipos y los colocaba en el suelo, simulando
un campo de fútbol, con dos botones en cada extremo que
ejercían de porterías. Utilizaba una pelotita de papel albal
para jugar los partidos, y así me pegaba horas y horas.
Muchas veces, mi hermano jugaba conmigo, aunque cada
vez menos, ya que se hacía mayor y prefería otro tipo de
entretenimiento.
La cuestión es que aquel día mi hermano entró en mi
cuarto, como de costumbre, y me pidió que le dejara jugar,
así que nos echamos unos partidos. Me sorprendió
gratamente verlo tan interesado en los cromos y en
disfrutar de mi compañía, pero no le di mayor importancia.
Sin embargo, sobre la una del mediodía salió de la
habitación de manera muy repentina. Yo continué jugando.
Una hora más tarde mis padres llegaron a casa y, pocos
minutos después, sonó el teléfono. Lo cogió mi madre y,
tras unos segundos con el auricular pegado en la oreja,
comenzó a llorar con una fuerza brutal, como jamás antes la
había visto. La llamada era de la Policía, mi hermano había
muerto tras haber sido atropellado por un coche.
Lo sorprendente de esto es que el accidente ocurrió a
las once de la mañana, y mi hermano murió a las doce, es
decir, una hora antes de que estuviera jugando conmigo.
¡Mi hermano llevaba una hora muerto cuando entró en mi
habitación! ¡Estuve jugando más de una hora con mi
hermano difunto!
Sé que aquello fue una despedida, aunque muchas
veces me pregunto cómo es posible que sucediera algo tan
asombroso. Sinceramente, no tengo respuesta, pero sí
tengo esperanza, y sé que algún día volveremos a estar
juntos».

¿Qué les ha parecido el caso de Teo? Les recomiendo


que reflexionen sobre esta experiencia, porque nos aporta
información muy valiosa y esconde mensajes que debemos
discernir. Creo que es una de las vivencias más interesantes
de estudiar que he conocido en toda mi vida. De hecho,
amigos míos, este hombre fue entrevistado en varios
programas de radio y televisión dedicados al mundo del
misterio.

EL CASO DEL FUTBOLISTA


«Desde que era un niño mi sueño fue ser futbolista
profesional. Mis padres no tenían dinero para pagarme una
buena escuela ni para comprarme el material necesario. Sin
embargo, mi tío se encargó de todo y fue quien, mediante
quitarse de caprichos y vacaciones, me lo pagó todo. Mis
papás apenas podían darnos de comer a mis hermanos y a
mí.
Hace diez años mi tío murió, y lo hizo antes de que yo
fuese jugador profesional, por lo que nunca llegó a verme
triunfar. Es más, ni siquiera estuvo presente en la etapa en
que mi vida futbolística dio un giro en pro del éxito, ya que
fue unos meses después de que mi tío falleciera cuando un
equipo de Segunda División Española se fijó en mí. Yo tenía
27 años y jugaba en Tercera Regional. Además, trabajaba
como mecánico de coches.
La cosa es que jugamos un partido amistoso de
pretemporada contra este equipo de Segunda que
menciono, y el entrenador se quedó enamorado al ver mi
futbol, por lo que habló con su Club para que me fichara. Me
quería como suplente del medio centro defensivo del
equipo. A pesar de que ese iba a ser mi rol, una lesión del
jugador titular hizo que a mitad de temporada me tocase
jugar en el once inicial. Aquel día me salí, y desde entonces
comencé a crecer futbolísticamente hablando, hasta
finalizar la temporada siendo el mejor medio centro de toda
la competición.
Dos años más tarde, con 29 primaveras a mi espalda,
llegó el salto a la Primera División. Un equipo alemán me
fichó y gracias a ello triunfé en tierras germanas. Con 31
años jugué varios partidos con la Selección Española. Toqué
la gloria con mis botas, pero por desgracia mi tío no estaba
vivo para verlo.
En mi último partido como profesional, jugando en el
equipo de Segunda que me dio la oportunidad de mi vida,
ya que, como agradecimiento al Club quise volver para
terminar mi carrera allí, sucedió algo asombroso. Mi amado
tío estuvo en la grada viéndome jugar. ¡Vi al espíritu de mi
tío aplaudiendo y con una enorme sonrisa!
No fue imaginación mía, ya que estuve a unos metros
de él, concretamente cuando me acerqué a la afición para
celebrar el gol que marqué en aquel partido. Además, al ver
las imágenes por televisión con posterioridad, volví a ver a
mi tío, era él. Toda la familia coincidimos en que no se
trataba de alguien que se le pareciera, sino que,
efectivamente era mi tío Manolo. Además, llevaba su abrigo
que tanto le gustaba».

Con este caso concluimos con la recopilación de testigos


que Francisco había organizado. Tengo que reconocer que la
investigación estaba siendo apasionante, ya que cada
historia era distinta a pesar de que encerraba mensajes
similares en cuanto a demostrar que existía vida después de
la muerte. También dejaban claro que nuestros seres
queridos que partieron de este mundo siguen cuidando de
nosotros desde el más allá.
Espero que todo esto les esté aportando esperanza,
ilusión y conocimiento. El objetivo de compartir con ustedes
mi investigación no es otro que éste.
Ahora nos vamos a trasladar a los últimos coletazos de
la investigación o, al menos, de los inicios de la
investigación, ya que durante toda mi vida continuaría
recopilando casos de apariciones de difuntos. Era algo que
tenía claro.
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA
MUERTE

Todo estaba previsto para que aquella tarde me reuniera


con el doctor Fuentes. Mi compañero Francisco había
coordinado el tema de la entrevista para que todo saliera
bien. A pesar de ello, no pudo asistir a la cita porque
arrastraba problemas de salud.
Voy a transcribir la entrevista que mantuve con el
doctor Luis Fuentes, para que conozcan otro tipo de
experiencias que suelen producirse con familiares y amigos
difuntos, las cuales tienen lugar en lo que denominamos
Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM).
—¿Qué son las ECM, doctor Fuentes? —pregunté con
mucho interés.
—Son experiencias de personas que han estado unos
segundos o minutos clínicamente muertas, las cuales al
regresar de ese otro lado relatan cosas asombrosas.
—¿Qué tipo de cosas?
—Lo más común que describen es que se ven fuera del
cuerpo, observando todo lo que sucede a su alrededor. De
hecho, cuando regresan a la vida detallan situaciones,
conversaciones y acontecimientos ocurriros en el lugar
donde han muerto e, incluso, en estancias cercanas.
Además, explican que en ese estado de “muerte clínica”,
sienten una paz absoluta y una felicidad muy intensa. Sin
embargo, hay casos que van más allá donde los testigos
afirman haber visto a familiares y amigos difuntos, los
cuales les dan mensajes o consejos. Es típico que les digan
cosas como que no ha llegado su hora de morir y les inviten
a regresar a su cuerpo. Es entonces cuando el testigo
vuelve a la vida y los médicos consiguen reanimarlo.
—¿Son fiables estos testimonios? —pregunté con
firmeza.
—Por supuesto. Cuando alguien te relata algo, incluso
conversaciones íntegras que han ocurrido mientras ellos
estaban clínicamente muertos, no te queda otro remedio
que aceptar que la conciencia de esa persona seguía
existiendo mientras que su cuerpo había muerto. Es una
evidencia aplastante, aquí no hay debate posible.
—¿Entonces podemos asegurar que existe vida después
de la muerte?
—Claro que sí. Yo no tengo ninguna duda al respecto, y
eso que soy un hombre de ciencias. No obstante, sería
absurdo por mi parte que, conociendo lo que sé, negara
esta realidad tan evidente. Es más, no sólo existe vida
después de la muerte, también existe una conexión
permanente entre los difuntos y sus seres queridos que
siguen en nuestro mundo. Esto también es obvio, pues las
experiencias de los testigos así lo han demostrado.
—¿Me podría explicar algunos casos de ECM que le
hayan parecido especiales?
—Todos son especiales y particulares. Debemos tener
en cuenta que no estamos hablando de algo cotidiano, al
menos socialmente catalogado así, por lo que todas las
experiencias son muy especiales.
—Entiendo. ¿Me puedes contar alguna?
—La última que experimentó un paciente de este
hospital ocurrió hace un año aproximadamente, y fue
bastante curiosa. El testigo se llama Vicente y estuvo varios
minutos clínicamente muerto, en los cuales presenció a
varios familiares que estaban fallecidos. Según el testimonio
de este hombre, sus seres queridos le dijeron que tenía que
regresar a la vida porque le quedaban cosas importantes
que hacer en el mundo. Hoy, un año después de este
suceso, Vicente se dedica a ayudar a personas con
discapacidades físicas y mentales. Abrió una asociación sin
ánimo de lucro para llevar a cabo la iniciativa. Su acogida
ha sido tan grande que son ya numerosos los famosos y
profesionales que se han sumado al proyecto. Sin duda, está
aportando muchas cosas buenas a la sociedad.
—¿Nunca ha habido nadie que haya vivido experiencias
negativas durante una ECM? —pregunté con interés.
—Sí que se han dado casos donde la persona ha vivido
situaciones terribles, angustiosas o de sufrimiento. Sin
embargo, ha sido en experiencias muy concretas.
—¿Por qué crees que sucede esto?
—No te lo puedo asegurar, pero intuyo que hay fuerzas
oscuras que interfieren en la experiencia para atormentar a
la persona. A pesar de ello, estoy convencido de que esto es
algo temporal y que, antes o después, termina por
desaparecer. Es como si los seres malignos se cruzaran en
tu camino y te molestasen un rato. Luego desaparecen y
sigues adelante.
—¿No pueden retenerte para siempre?
—No, claro que no. El mal nunca puede perdurar
eternamente, es imposible. Sólo el bien es eterno.
—Cuando hablas del bien, ¿te refieres a Dios?
—Claro. Dios es el bien. Eso sí, no hablo de religión, eh.
—¿No eres religioso? —pregunté confundido.
—No, no lo soy. Creo en Dios, porque es evidente que
existe un Creador, pero no creo en la religión, ya que ésta
es un invento del hombre para dominar a otros hombres.

Voy a exponer otros tres casos que me contó el doctor


Fuentes sobre Experiencias Cercanas a la Muerte, y lo hago
transcribiendo las propias palabras de los testigos, ya que
pude escuchar los audios donde éstos relatan lo sucedido.

ECM DE ESTER
«Yo estuve clínicamente muerta durante varios minutos,
en los cuales viví lo que se denomina ECM. Sé que mi
experiencia es difícil de creer, pero, aun así, aporté pruebas
de ella a los médicos, enfermeros y familiares que estaban
en el hospital cuando se produjo el fallecimiento.
Me vi fuera del cuerpo; flotaba por el aire como si fuese
una especie de nube. La sensación fue curiosa y muy
agradable. Todo el dolor, el sufrimiento y las preocupaciones
se esfumaron en el momento en que mi espíritu se despegó
de mi cuerpo.
Escuché todo lo que sucedía a mi alrededor, incluso lo
que pasaba en estancias contiguas. Al volver a la vida relaté
las conversaciones que había escuchado y describí todo lo
que había visto. Además, lo hice con detalle, por lo que
todos se quedaron boquiabiertos al entender que lo que les
contaba era cierto. La mayoría de quienes me escucharon
tuvieron claro que, efectivamente, durante los minutos que
estuve muerta mi espíritu había permanecido “vivo”.
También ocurrió algo que me produjo una satisfacción
como nunca había sentido, y fue el hecho de volver a
reencontrarme con mis seres queridos que estaban
muertos. Todos, sin excepción, vinieron a verme. Allí
estaban mis abuelos, mis tíos, mi padre, algunos amigos,
etcétera. Fue increíble tomar conciencia de que tras la
muerte nos volveremos a juntar con ellos. Al regresar a la
vida lo hice con otra mentalidad totalmente distinta a la que
tenía antes. Ahora soy una persona que valora cosas que
ante ni siquiera le importaban.
Mi mensaje para vosotros es de esperanza, ya que
puedo asegurar que la muerte no es el final y que una vez
que dejéis este mundo volveréis a estar con vuestros seres
queridos, quienes, por cierto, están felices en el más allá.
Ellos también quieren veros felices a vosotros en vuestro día
a día, por lo que tenéis que intentar serlo. Los problemas
cotidianos son auténticas chorradas, pues después de este
mundo material llega la vida espiritual. No importa cuáles
sean tus problemas, intenta superarlos con una sonrisa y
nunca dejes de ser feliz, ya que el paso por este mundo
terreno es tan corto que luego nos parecerá como un mísero
suspiro dentro de la eternidad».

ECM DE GUSTAVO
«Mi nombre es Gustavo y yo estuve muerto
clínicamente. Todo ocurrió una noche en una discoteca. Me
dio una pájara debido al exceso de drogas que había
tomado. Por suerte, los profesionales sanitarios que me
atendieron consiguieron reanimarme.
Aquella noche mi vida cambió en muchos aspectos.
Dejé las drogas para siempre, incluso las blandas y las
legales. Además, cambié la noche por el día. Vamos, que
omití mi afición por las discotecas y adquirí nuevas formas
de ocio como el deporte y la montaña, entre otras
saludables.
Al morir me vi fuera del cuerpo, contemplando con
asombro todo lo que ocurría en el lugar y viendo cómo me
reanimaban. Durante esos minutos en los que me debatía
entre la vida y la muerte, apareció en escena mi abuelo
Raimundo, quien llevaba cinco años muerto. Me dijo que no
podía seguir por ese camino de juergas y drogas, pues
estaba en el mundo para llevar a cabo otras cosas. En ese
momento comprendí que todos, absolutamente todos,
venimos a este planeta con un propósito que cumplir, y que
las drogas, el exceso de juergas, la telebasura y todo eso
que tanto daño no hace, nos impide que cumplamos
nuestras metas.
Mi querido abuelo me explicó que todos portamos la
chispa divina en nuestro interior, por lo que tenemos un
potencial que ni imaginamos. Sin embargo, personas muy
poderosas que lo saben y que controlan el mundo, intentan
por todos los medios que no seamos conscientes de ello y
que, por tanto, no explotemos ese potencial. Es por eso, por
lo que nos masacran con basura para nuestra mente, con la
cual sólo pretenden distraernos para que omitamos nuestro
potencial y no le demos salida. Toda persona brillante, ha
sido una persona alejada de los estándares de “diversión y
entretenimiento” que nos ofrecen desde las altas esferas.
Mi vida cambió desde aquella noche, y hoy puedo decir
que estoy explotando mi potencial aportando valor al
mundo y poniendo mis habilidades al servicio de los demás.
Esto me ha generado riqueza espiritual y también
económica. Estoy muy feliz».

ECM DE LIDIA
«Fue increíble. Yo misma experimenté una ECM hace
unos meses. Como supongo que les ha pasado a todos los
que han pasado por ese proceso, me cambió la vida. No
puedo definir con palabras cómo ha sido ese cambio o, al
menos, se me hace complicado describirlo, ya que una
Experiencia Cercana a la Muerte es un acontecimiento tan
extraordinario que no se asemeja con nada conocido en
nuestra vida cotidiana, por lo que es imposible poner
ejemplos comparativos que lo definan.
Mi vivencia sucedió en un hospital, y según los doctores
estuve tres minutos muerta, hasta que, finalmente
consiguieron devolverme a la vida.
Durante esos noventa segundos aproximadamente
estuve junto a varios familiares que habían fallecido hace
años. Me hablaron de cosas que parecían de ciencia ficción,
de las cuales no puedo decir nada, ya que me comentaron
de forma explícita que ese mensaje era exclusivo para mí.
Lo que sí puedo exponer públicamente es el hecho de que
existe vida después de la muerte del cuerpo físico, y así lo
demuestran miles de ECM ocurridas por todo el mundo a lo
largo de la historia moderna.
Por cierto, cuando regresé a la vida recordaba las
conversaciones que los médicos habían tenido mientras me
reanimaban. Además, sabía cosas personales de ellos que
en ningún momento habían mencionado, como el coche que
tenían, sus colores favoritos, sus gustos gastronómicos,
etcétera. Fue algo asombroso, y tanto los doctores como yo
misma, nos quedamos perplejos. Según me dijeron, nunca
hasta ese momento se habían topado con un caso similar al
mío».

Conocer aquellas Experiencias Cercanas a la Muerte me


aportó la guinda del pastel. Fue el colofón al inicio de una
apasionante investigación, la cual sabía que iba a durar
mientras estuviera vivo. Lógicamente también investigaría
otros temas, pero nunca dejaría de estar atento a esos
nuevos casos que me fuesen llegando sobre apariciones de
difuntos.
Ahora quiero contarles la experiencia que viví en
primera persona días después de conocer estos casos de
ECM que he expuesto. Se van a quedar de piedra, porque no
se imaginan lo que sucedió. ¿Quieren conocerlo? Nos
adentramos pues, en el último capítulo del libro.
SE ME APARECE COMO DIFUNTO

Habían sido unas semanas muy intensas, pero también


maravillosas, en las cuales había conseguido profundizar en
un tema que era sin duda apasionante. No obstante,
necesitaba tomarme unos días de descanso para
desconectar de todo, así que me puse en contacto con
Francisco para informarle de que estaría unos días ausente.
Tenía la intención de irme a Cádiz para disfrutar de mi
segunda tierra. Allí desconectaba de todo y recargaba las
pilas como en ninguna otra parte. Sin embargo, ocurrió algo
que transformó los planes que tenía en mente.
Al llamar por teléfono a Francisco, sucedió algo que me
dejó muy tocado. Transcribo la conversación.
—¿Sí, dígame? —dijo la voz de otra persona.
—¿Francisco? —pregunté extrañado.
—Soy Camilo, su hijo —contestó esa voz.
—Hola Camilo, soy Miguel Ángel. ¿Está tu padre?
—No, mi padre ya no está.
—¿Sabes cuándo volverá?
—Ya no volverá. Mi padre nos ha dejado para siempre.
—¿Cómo que nos ha dejado? —pregunté sorprendido.
—Ha muerto, Miguel Ángel. Anoche sufrió un infarto y se
ha ido para siempre.

Me quedé a cuadros. No daba crédito a la noticia que


acababa de recibir. ¿Cómo era posible aquello? El doctor nos
había dejado sin avisar. Aunque claro, por desgracia esto es
lo habitual, casi nadie avisa antes de su muerte, pues el
fallecimiento es algo que nos alcanza cuando menos lo
esperamos. No nos da la oportunidad de despedirnos de
nuestros familiares y amigos. Esto es duro, pero evidente.
Hay que aceptarlo sin más, ya que forma parte del “juego”
de la vida.
Como supondrán, cancelé mi viaje a Cádiz y me quedé
en la ciudad para acompañar a la familia durante el
velatorio y el entierro. Lo que nunca pude llegar a imaginar
es que, durante ese proceso viviría la experiencia más
asombrosa de toda mi vida, la cual estaría relacionada con
el tema que llevaba semanas investigando.
Amigos míos, Francisco quiso aportar su colaboración
final a la investigación desde esa otra dimensión donde
estaba. Ahora entenderán a qué me refiero. ¿Están
preparados para absorber una información tan valiosa que
transformará sus vidas? Si la respuesta es afirmativa, lean
con atención lo sucedido.

Nos hallábamos en el tanatorio, faltaban dos horas para


que se enterrara al bueno de Francisco. Yo me encontraba
en la zona de espera que hay fuera de las estancias donde
se vela a los difuntos. No quise estar dentro porque había
mucha gente y, claro, yo al fin y al cabo no era un familiar,
por lo que me pareció ético dejar ese especio para las
personas más allegadas.
En un momento determinado, me levanté para ir al
lavabo. Una vez dentro, justo cuando había terminado y
estaba lavándome las manos, miré al espejo… ¡No puede
ser!, exclamé. Y es que vi reflejada la imagen del doctor.
Rápidamente me froté los ojos pensado que era una
alucinación, pero su rostro seguía plasmado allí. Me giré
para ver si lo tenía a mi espalda, pero no estaba. Fue
entonces cuando volví a mirar al espejo y, nuevamente
estaba allí. Acto seguido, volvía a girarme, pero no había
nadie detrás de mí. Lleve a cabo este proceso varias veces,
hasta ser consciente de que sólo podía observar a Francisco
a través del espejo.
Cuando me calmé ocurrió algo impresionante, y es que
comencé a conversar con el difunto. Transcribo lo que
hablamos.
—¿Por qué sólo puedo verte a través de este espejo? —
pregunté confuso.
—Porque quiero que seas consciente de que los difuntos
se pueden aparecer de muchas maneras. Toma esta
experiencia como un aprendizaje más dentro de la
investigación.
—¿Cómo es eso de estar muerto?
—Es una sensación muy agradable, aunque tienes que
saber algo muy importante al respecto.
—Dime —dije prestando mucha atención.
—Es importantísimo que aprovechemos la vida al
máximo, porque todo lo que aprendamos en ella y lo que
experimentemos, aunque cuando lo vivamos nos parezca
negativo, nos aporta un bien para nuestra vida en el más
allá. Por eso, jamás, ante ninguna circunstancia adversa,
optemos por quitarnos la vida física, ya que de hacerlo
estaremos perdiendo calidad existencial en nuestra futura
vida espiritual, y esto es terrible.
—¿Y los que un día se suicidaron?
—También alcanzarán la plenitud existencial, aunque
tardarán más en hacerlo, ya que el mal nunca perdura
eternamente. Lo hecho, hecho está. Sin embargo, el suicidio
genera una involución considerable para nuestro espíritu.
—¿Qué más me puedes contar sobre el mundo de los
difuntos? —pregunté ansioso.
—Es una sensación indescriptible, sobre todo cuando
mueres de forma natural, ya que experimentas la plenitud
que antes he mencionado. La sensación de paz absoluta es
infinita. Además, ves la vida y la existencia desde otro
prisma, y te das cuenta de que durante tu vida como
humano te has preocupado por cosas absurdas, sufriendo
muchísimo sin necesidad de ello. No obstante, son
experiencias y, por tanto, aprendizaje, el cual te aporta
siempre un valor añadido a tu futura vida en el mundo
espiritual.
—¿Les digo a tus familiares que te he visto?
—No, no les digas nada. Sólo las personas preparadas a
nivel espiritual pueden acceder a este tipo de información.
Si se lo dijeras no te creería, y eso provocaría en ellos un
rechazo inconsciente a todo lo que tiene que ver con la
espiritualidad, ya que en estos momentos de sufrimiento
por el que están pasando cualquier detalle puede
suponerles un profundo trauma o, incluso, un rechazo
inmenso hacia aquello que los ha incordiado.
—Entiendo. Visto así me parece lógico, claro. Bueno, ¿y
tú qué? Supongo que ahora desaparecerás y nunca más
volveré a verte —dije convencido de ello.
—Sí. Ahora me toca proseguir con mi existencia a través
del mundo espiritual. Nos volveremos a ver cuando llegue tu
hora y dejes el mundo material.
—Ha sido un enorme placer haberte conocido, la lástima
es que tus seres queridos no se hayan podido despedir de ti
—dije apenado.
—Ya te dije, Miguel Ángel, que mientras moras en un
cuerpo físico le das mucha importancia a cosas que no la
tienen. Cuando mis seres queridos se reencuentren
conmigo, se olvidarán de estos momentos de dolor, pues
será algo insignificante, ya que en el mundo espiritual
siempre permaneceremos juntos.
—Sí, tomo nota de ello, aunque entiende que se me
hace difícil asimilarlo.
—Lo sé y lo entiendo, Miguel Ángel. Es normal que te
cueste aceptarlo, ya que a mí sólo se me interiorizó en el
momento de fallecer. Ahí, cuando cambias de existencia,
por llamarlo de una manera que podamos entendernos, es
cuando asimilas este tipo de cuestiones, ya que las
experimentas por ti mismo. Ahora, querido amigo, tengo
que irme. Nos vemos dentro de unos años en el más allá.
Desde aquel día sigo investigando casos de apariciones
de difuntos, además de otros relacionados con estos temas
espirituales. Si algo me ha quedado claro, es que la muerte
física es sólo un cambio en el cual nuestro espíritu
trasciende al lugar de donde proviene, que no es otro que el
mundo espiritual.

Les invito a que me acompañen por todas mis aventuras


en el mundo de la investigación espiritual y paranormal.
Para ello pueden acceder a mis 45 libros publicados hasta
día de hoy.
¡Gracias por formar parte de ésta y otras aventuras!

Un saludo misterioso.
Miguel Ángel Segura

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Table of Contents
AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
YO, VIGILANTE NOCTURNO
EL FUERTE MILITAR
INVESTIGACIÓN EN EL FUERTE
EL PARAPSICÓLOGO
SE APARECE MI AMIGO DIFUNTO
LA EXPERIENCIA DEL DOCTOR
APARICIONES EN EL HOSPITAL
CONOCIENDO EL MUNDO ESPIRITUAL
SE LE APARECE SU ABUELA
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE
SE ME APARECE COMO DIFUNTO

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