Capitulo 1 Antecedentes Del Arteterapia
Capitulo 1 Antecedentes Del Arteterapia
Capitulo 1 Antecedentes Del Arteterapia
“Dudé del arte. ¿Para qué sirve? Si es para entretener a gente que teme
despertarse, no me interesa. Si es un medio de triunfar económicamente,
no me interesa. Si es una actividad adoptada por mi ego para ensalzarse,
no me interesa. Si debo ser el bufón de aquéllos que tienen el poder, que
envenenan al planeta y que hambrean a millones, no me interesa. ¿Cuál
es entonces la finalidad del arte? después de una crisis tan profunda que
me hizo pensar en el suicidio, llegué a la conclusión de que la finalidad
del arte era sanar. “Si el arte no sana, no es arte”, me dije, y decidí unir
en mis actividades el arte y la terapia."
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En el Renacimiento, la locura surge como una nueva encarnación del mal. Es en este momento en que
aparece la denominada "stultifera navis" (nave de los locos) que determina la existencia errante de los locos.
Dicha nave fue utilizada para eliminar del territorio a estos seres molestos que ponían en riesgo la seguridad
de los ciudadanos. (Foucault, 1967)
otros con el procedimiento moral. El médico francés Philippe Pinel perteneció al
grupo de pensadores que constituyeron La Clínica Médica de Observación y
Análisis Sistemático de los Fenómenos Perceptibles de los Trastornos de la
Mente. Estableció la primera clasificación de enfermedades mentales, teniendo
los resultados de sus estudios gran repercusión posterior. En su Tratado médico-
filosófico de la alineación mental, (Hernández, Collette, 2001, citado:18), dio gran
valor a la ordenación de los albergues de enfermos mentales, e incluyó estrategias
terapéuticas basadas en labores sencillas y libres de estrés, sumando algunas
actividades artísticas, diseñadas especialmente para personas con desequilibrios
mentales. A lo que derivaron las observaciones hechas por psiquiatras y
psicólogos ante los beneficios obtenidos al introducir el ingenio del arte en los
tratamientos de los enfermos mentales. Podemos entonces observar como las
cualidades terapéuticas del arte se comienzan a aprovechar a finales del siglo XIX.
Si a esto agregamos el devenir en los avances logrados por las investigaciones
hechas sobre el potencial humano, la creatividad y la inteligencia, estamos
entonces agregando atributos al arte, que lo van convirtiendo en un vehículo
capaz de transformar y mejorar la vida de los humanos.
En los albores del siglo XX en la década de los 20`s, el médico alemán Hans
Prinzhorn quien además ser psiquiatra estudió historia del arte, teatro y canto.
Reunió 5000 obras de centros de enfermos mentales de Austria y Alemania, dicho
material, le sirvió como principio para constituir la base de su teoría sobre la
pulsión creadora, que se igualaba tanto en personas sanas, como en enfermos.
Prinzhorn hizo un parangón entre los productos de la colección y la producción
artística moderna, notó que ambos poseían cualidades inherentes como las
configuraciones expresivas, atractivas y lúdicas más la carga simbólica del objeto
artístico. Esta comparación no significa que despreciara el trabajo del artista
moderno, estaba consciente de que para llegar a un producto artístico se requería
tanto de la intención como de la intelectualidad, cosas de las que carecen los
enfermos mentales en sus muestras expresivas. Pensaba que fuera cual fuera, el
grado de abstracción, toda imagen responde a su intento de organizar la
percepción con los principios generales de la obra. (Hernández, Collette, 2001)
A partir del psicoanálisis, sabemos que aun la obra más objetiva está plasmada de
nuestros más profundos deseos. La aportación de las investigaciones hechas por
Sigmund Freud fue materia de inspiración para muchos artistas surrealistas. Freud
observó que había ciertas correspondencias tanto en los procesos del mito, los
chistes, los productos del arte y los sueños, destacó que en todos ellos había
indicios del funcionamiento normal del inconsciente. Avistó en la obra de arte, en
términos de organización libidinal, una forma de reflejo de las pulsiones primitivas
y universales. En un informe sobre psicoanálisis Freud señala:
Dichas propiedades están manifiestas dentro de las artes plásticas, que nos sirven
como elemento para canalizar las pulsiones originales fastidiosas, en resultados
creativos y bien encaminados, que con la asistencia de un psicoterapeuta
lograríamos pasar de seres primitivos a seres evolucionados. No descartamos las
emociones originarias, sino que las transformamos, ese es uno de los grandes
poderes del arte, el lograr regularizar, en vez de destruir. Esto resulta efectivo
tanto para el que crea, como para el que contempla.
En Gran Bretaña en 1938 el artista Adrian Hill, uno de los primeros responsables
del proceso de institucionalización de esta disciplina como tal, fue hospitalizado
por la tuberculosis, comenzó a pintar revelando las claves de los efectos de la
terapia artística, en 1945 escribió el libro Art versus illnes en el que acuñaría el
término “Art-therapy” (Hernández, Collette, 2001)
Por su parte Torrance y Myers afirman que como en cualquier otra capacidad
humana, la creatividad es una vertiente más en la que se marcan diferencias entre
unas personas y otras, pero que indiscutiblemente “…todas las personas normales
son creativas por naturaleza…” (1976:21). Cuando los seres humanos comparten
características en bajo o alto grado, los sensores de la empatía se encienden en
unos y otros y es más fácil sentir una correlación afectiva ante manifestaciones
que devienen del ingenio creativo. Moles da cuenta de ello en la naturaleza de las
leyes constrictivas que regulan la aceptación o rechazo del producto creado,
dependiendo de si la creación se ha situado en la lógica universal de forma
consistente y no contradictoria.
Es así, que el arte entra en juego con la psicología como herramienta diagnóstica;
como expresión dentro del manejo de emociones; como intermediario en la
psicoterapia o como actividad ocupacional.
Los factores que influyeron en el desarrollo de la aplicación del arte como terapia
fueron varios: primero los intentos de popularización del arte y su difusión entre los
sectores de la población menos favorecida. Otro de los factores estaría ligado a la
educación, diferentes corrientes de renovación pedagógica, impulsaban modelos
educativos que rompían con los ya establecidos; una de las propuestas
sobresalientes era el fomento de la creatividad de los alumnos. Considerado un
instrumento destacado en el crecimiento y desarrollo de la inteligencia infantil.
DEFINICIONES
El Arteterapia nos sirve como medio que facilita la expresión en personas que por
ciertas circunstancias mantienen sucesos o traumas ocluidos. Una de las
finalidades es crear un espacio de experimentación consciente a nivel mental,
emocional, corporal y espiritual. Propicia un espacio de autoconocimiento e
interrelación, de exploración y desenvolvimiento de uno mismo y para con los
demás. Brinda la confianza en la propia expresión aportando técnicas y medios
que no requieren una especialización de la materia. Abre una brecha a lo genuino
y auténtico de uno mismo más allá de lo estético o de lo considerado “bueno o
bonito”. El Arteterapia es beneficioso en la transformación de cualquier persona
que desee evolucionar en el propio conocimiento y en el aprendizaje de ser uno
mismo.
El interés del espacio creativo no sólo involucró a los investigadores del campo
artístico, como hemos visto su desarrollo interesó a psicólogos, pedagogos y
antropólogos.
La comprensión del mundo va más allá de la tecnología y de nuestra razón. El
inconsciente juega un papel importante en cada acto que realizamos en nuestra
vida, por lo tanto es también parte considerable en la forma en que percibimos y
aprendemos de ésta. El subconsciente no se vale de nuestra parte racional, su
lenguaje es afín al mundo de los símbolos, sin embargo las actuales civilizaciones
occidentales dieron mayor importancia y credibilidad a el desarrollo de nuestra
razón, tomando como verdad todo aquello que pueda ser comprobado por la
ciencia; pero no somos sólo partes medibles y calculables, tenemos también un
lado emocional, que está íntimamente vinculado con nuestro subconsciente, el
cual controla gran porcentaje de nuestras decisiones y acciones en todos los
aspectos de nuestras vidas. Por eso es tan importante para el hombre
desarrollarse en los confíneles del arte. Los seres humanos jamás percibimos ni la
más mínima cosa por completo y tampoco llegamos a comprenderla en su
totalidad. “… cada experiencia contiene un número ilimitado de factores
desconocidos, por no mencionar el hecho de que cada objeto concreto es siempre
desconocido en ciertos aspectos, porque no podemos conocer la naturaleza
última de la propia materia.” (Jung, 2002:19) Aún a pesar de valernos de
instrumentos de precisión que nos permiten ampliar nuestras percepciones, en
determinado momento llegaremos a un punto donde alcanzaremos el límite de
certeza más allá del cual no puede pasar el conocimiento consciente. (Jung, 2002)
Desde luego, esta concepción del espacio creativo como apertura a la producción
simbólica plantea cuestiones interesantes desde el punto de vista de la estética y la
teoría del arte contemporáneo, de hecho es perfectamente compatible con los modelos
de análisis estructuralista y semiótico de la obra de arte.
Roland Barthes (1970) explicó que mientras que la obra se presenta como expresión de
un sentido o significado cerrados que el lector trata de dilucidar, el sentido originario del
texto no es lo único que se percibe de éste, por el contrario, se crea una apertura al
discurso, cuya capacidad desborda los límites para multiplicar los sentidos posibles del
objeto y para permitir diversas lecturas creativas del mismo. En esta manera, para buena
parte de la crítica del arte contemporáneo, no es posible ya defender la existencia de un
sentido unívoco de la obra, sino que la tarea del crítico es apropiarse de la misma para
crear nuevos sentidos y nuevas lecturas, lo mismo que para el arteterapeuta cuando
trata de renunciar a la interpretación del signo para crear un espacio simbólico, sobre
todo en las primeras fases de arteterapia, la de expresión y exploración, al transcurrir las
sesiones se creará un ámbito en el que vayan surgiendo nuevas elaboraciones
simbólicas conforme a la comunicación y los resultados que surjan entre el terapeuta y el
paciente. Barthes concluía que hacer arte significa tanto jugar como ejecutar, ya fuera al
tocar una pieza musical o interpretar un papel teatral. En todo proceso de obra artística
originaria van implícitos en sus formas los contenidos significativos del autor y cuando se
llega a la conclusión de la misma , el trabajo creativo se transforma en texto abierto a la
interpretación, deja de tener un significado y se abre a nuevos sentidos. Así pues el
artista es aquel que, tanto en el caso del profesional del arte, como en el del amateur o
en el del paciente que participa en sesiones de arteterapia, re-elabora materiales para
abrirlos a nuevos sentidos que nunca se agotan, así como aquel que se apropia de una
obra para re-interpretarla o re-crearla. La tarea del arte no es la de interpretar la obra en
su supuesto verdadero sentido, sino la de interpretarla creativamente, la de proponer
una traducción que nunca puede ser literal, sino simple adaptación.
Dicho de otro modo, las tareas del crítico del arte, del espectador (como participante
activo) y del paciente se nos descubren como fruto de una misma actitud: el juego libre
de la imaginación que trabaja reelaborando materiales y significantes.
La estética del posestructuralismo francés, una directriz, que dicho sea de paso, ha sido
un parte aguas en la historia del arte, tanto en el debate sobre la postmodernidad como
en la crisis de las vanguardias, lo mismo que en la autentificación teórica de tendencias
estéticas como: el apropiacionismo, el neoexpresionismo, el neo-pop, el neo-dadaísmo,
o la recuperación del ready made duchampiano. Podemos anunciar que antes de la
aparición de esta estética estructuralista, la práctica clínica en la terapia artística había
iniciado un proceso de cambio que podemos sintetizar con la expresión de Simón
Marchán (1986), que fuese título de su libro, Del arte objetual, al arte de concepto y
también en última instancia, con la máxima central del viejo dadaísmo: la primacía del
gesto y la acción sobre el objeto.
Pues bien, el arte es, para Winnicott (1994) un instrumento óptimo para permitir la
experiencia de un espacio transicional en el ámbito de la producción artística, entendida
en el sentido más amplio que abarca cualquier actividad, el sujeto se enfrenta al mundo
de forma creativa. La creatividad artística es el terreno en el que se produce una
elaboración de los materiales que provienen del “yo verdadero”, el deseo, la fantasía, lo
que el sujeto reconoce como expresión autentica de sí mismo. Una elaboración o
transformación creadora en la que intervienen también las leyes de adaptación a las
exigencias del medio social y de principio de realidad.
El ascenso del valor terapéutico del arte discurría en sentido contrario del interés por el
valor artístico de las obras de enfermos mentales. Como excepción las propuestas del
pintor Dubuffet encabeza el movimiento de Art Brut. Éste sería una apuesta por el arte
marginal realizado fuera de la tradición cultural y de los talleres de arte terapia. El suyo
fue un apoyo al proceso artístico puro, al impulso primario y brutal. Su importancia marcó
el nacimiento de numerosos museos de arte marginal, tanto en Europa como en Estados
Unidos.
Por otra parte el interés por impartir la enseñanza del arte dentro del sistema educativo
afecta sin duda la difusión de las artes plásticas. En un discurso titulado El lugar del arte
en la universidad, Read, pronuncia y aboga porque el arte domine nuestras vidas para
poder decir: “ya no existen obras de arte, sino sólo arte”. Pues el arte es entonces la
forma de vida. Para Read (1993) las artes plásticas además de establecer el índice de
cultura de un país, enlazan la sensibilidad espiritual en contacto directo con la materia,
por encima de otras artes como la poesía y la música. Hay que fomentar el arte de
manera activa, como un modo de reacción contra la fealdad que ha inundado nuestras
cabezas después de la estela de la revolución industrial. En contraposición Rufino
Tamayo dice que cada sociedad define su propio estilo según los elementos que
conforman su diario acontecer, así mismo si la sociedad norteamericana estaba invadida
del mercantilismo, dio como resultado el arte pop.
1.3 Artes visuales aplicadas en arteterapia
No se puede hablar de la aplicación directa de las artes visuales en todos los casos del
arteterapia, al ser esta una disciplina recién nacida, todavía se está construyendo su
actividad. Y en la gran mayoría de las sesiones de arteterapia no se hace uso de las artes
visuales como tal, a lo sumo se utilizan los mismos soportes y materiales que se manejan
dentro de ellas. Esto se explica porque la gran mayoría de los pacientes no cuentan con
una formación artística, y no es el objetivo del arteterapia brindarles una. En cambio, hay
artistas y diseñadores que han dirigido sus conocimientos y creación de obra al
arteterapia.
Anteriormente mencionamos que Jung en conjunto con Freud, ambos revelaban que los
símbolos derivaban de un alto grado del contenido guardado en el subconsciente. Sin
embargo, es a Jung al que se le considera uno de los precursores del arteterapia, por los
descubrimientos desplegados de su propio trayecto de investigación, en el cual
parangona la obra maestra y el proceso de individuación, donde cada uno de nosotros
viene a desarrollar lo que específica y potencialmente se es, experimentando y recreando
la historia de vida propia. La concreción de una imagen simbólica supera el arte, libera a
su autor, tiene una eficacia vivificante sobre uno mismo.
La imaginación proyectiva es sincrónicamente personal y supra-personal. Arquetípica,
porque representa y realiza, desde el inconsciente que la envía, a la materia que la
representa y la retoma, de allí mismo gira y vuelve a la persona para su enriquecimiento.
Las técnicas y materiales utilizados en arteterapia, muchos de los cuales devienen su uso
dentro de las artes plásticas, consienten que las personas que se sienten mal, logren
alejarse de todo lo que les causa incomodidad, objetivándolo y concibiendo surgir las
formas que poseen internamente para ganar ocuparse de ellas. No es extraño que siendo
la pintura una de las artes pláticas usadas con mayor recurrencia, sea una de las más
utilizadas dentro del arteterapia, por lo menos en cuanto a los materiales y a los soportes
se refiere. Aunque cabe destacar que también se utiliza la obra pictórica como tal, como
ejemplo, hacemos mención en primer lugar a la contemplación de obras de arte como
material para la asociación de ideas en un proceso psicoanalítico. También podemos
evocar, al mismo tiempo, las visitas guiadas a museos por psiquiatras que encontraban
beneficioso para sus pacientes, la contemplación de ciertas pinturas.
Como dice la pintora y arte-terapeuta M Joulia, todo parte del caos y de la exploración del
mismo: “Es necesario que uno desee perderse para poder encontrar su zona de sombra”
(Klein, 2006, citado: 24). Soltarse y liberarse, para permitir que llegue una fase de
creación, lo mismo que uno se deja tomar por el sueño, dejar que lleguen a uno las
imágenes, los colores, los grafismos, las formas para organizarlas después. Cuando
surge el caos interior y se establece un ritmo, el arteterapeuta ayuda a su paciente a
aflorar los movimientos gráficos que van apareciendo y se ordenan por medio de la
transformación del primer juego expresivo, que se abre evoluciona y se construye.
Los ámbitos más frecuentes en los cuales se aplica actualmente el arteterapia son los
servicios sanitarios como: hospitales generales, clínicas, centros de salud, etc. Los
servicios sociales como: residencias, centros de atención especializada a la mujer y de
jóvenes, centros de desintoxicación, en centros de atención a los trastornos de
alimentación (bulimia y anorexia), etc. En la educación como: escuelas e institutos
especializados para niños y adultos con cualidades diferentes, casas hogar. Y también
centros penitenciarios.
Según las publicaciones de la British Association of Art Therapists el campo de aplicación
del arteterapia se ha extendido. Siendo beneficioso trabajar con arteterapia en todo aquel
centro que atienda diversas discapacidades sensoriales, psíquicas, físicas y sociales;
tanto como en aquellos centros dedicados a potencializar las capacidades humanas.
Dentro de los centros de integración juvenil, se hace un énfasis con los adolescentes que
asumen con dificultad el paso de la infancia a la edad adulta, en ese momento
particularmente vulnerable de importante transformación del cuerpo, pueden atravesar
situaciones de gran estrés e infelicidad. Expresadas en formas extremas, pueden derivar
en: desordenes alimenticios, consumo de drogas, fuertes depresiones y otros trastornos
que el arteterapeuta puede contribuir a afrontar.
Las personas autistas con las cuales los sistemas de comunicación son limitados y
arriesgados pues todo intento puede ser tomado como una agresión, representan un
grupo de gran complejidad para las diversas estrategias terapéuticas. Su aparente
necesidad de una cierta rutina, con rituales o dinámicas con signos repetitivos, en la cual
encuentran una relativa seguridad, paradójicamente, al mismo tiempo limita el cambio
hacía situaciones de menos introversión, e incluso puede derivar en una obsesión que
combate cualquier posible cambio. El reflejo de los signos repetitivos en la creación de
sus imágenes puede orientar al arteterapeuta en sus estrategias desarrolladas para entrar
en comunicación con el autista y contribuir al entendimiento de las causas y orígenes de
estos estados de bloqueos mentales.
Para las personas que se enfrentan al proceso de morir por hallarse en fase terminal de
varias enfermedades graves y avanzadas, tales como cáncer. El objetivo principal
perseguido por el arteterapia, generalmente a través de la creación de imágenes
bidimensionales, se mejora la calidad de vida, ayudando a vivir una transformación
serena, obteniendo una visión objetiva de la situación.