EUTANASIA

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

EUTANASIA

1. CONCEPTO

Eutanasia

 Eutanasia (del griego εὐθανασία /euzanasía/, que significa ‘buen morir’: εὖ


- eu (‘bueno’) y θάνατος - tánatos (‘muerte’)) es la acción u omisión que acelera la
muerte de un paciente desahuciado, con su conocimiento o sin él, con la intención
de evitar sufrimientos. La eutanasia, buena muerte, está asociada al final de la vida
sin sufrimiento.
 Según la Real Academia de la Lengua (RAE) la eutanasia tiene por finalidad evitar
sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de la vida de un enfermo. La
eutanasia se puede realizar con o sin el consentimiento del enfermo.2
 Para la Asociación Médica Mundial (AMM) La eutanasia, es decir, el acto
deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea por voluntad propia o
a petición de sus familiares, es contraria a la ética. Ello no impide al médico
respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga su
curso en la fase terminal de su enfermedad.

2. Clasificaciones de la Eutanasia

 Eutanasia directa: Adelantar la hora de la muerte en caso de una enfermedad


incurable. Esta a su vez posee dos formas:
 Activa: Consiste en provocar la muerte de modo directo. Puede recurrirse a
fármacos que en sobredosis generan efectos mortíferos.
 Pasiva: Se omite o se suspende el tratamiento de un proceso nosológico
determinado (por ejemplo una bronconeumonía), o la alimentación por cualquier
vía, con lo cual se precipita el término de la vida. Es una muerte por omisión.
De acuerdo con Víctor Pérez Varela, «la eutanasia pasiva puede revestir dos
formas: la abstención terapéutica y la suspensión terapéutica. En el primer caso no
se inicia el tratamiento y en el segundo se suspende el ya iniciado ya que se
considera que más que prolongar el vivir, prolonga el morir».6
Debe resaltarse que en este tipo de eutanasia no se abandona en ningún momento al
enfermo.
 Eutanasia indirecta: es la que se verifica cuando se efectúan, con intención
terapéutica, procedimientos que pueden producir la muerte como efecto secundario. Por
ejemplo, la administración de analgésicos narcóticos para calmar los dolores. Los
mismos, como efecto indirecto y no buscado, provocan disminución del estado de
conciencia y posible abreviación del período de sobrevida. Aquí la intención, sin duda,
no es acortar la vida sino aliviar el sufrimiento, y lo otro es una consecuencia previsible
pero no perseguida. Entra así en lo que desde Tomás de Aquino se llama un problema
de doble efecto

Historia

La eutanasia no planteaba problemas morales en la antigua Grecia: la concepción de la vida


era diferente. Una mala vida no era digna de ser vivida y por tanto ni el eugenismo, ni la
eutanasia suscitaban grandes discusiones. Hipócrates representó una notable excepción:
prohibió a los médicos la eutanasia activa y la ayuda para cometer suicidio.
Durante la Edad Media se produjeron cambios frente a la muerte y al acto de morir. La
eutanasia, el suicidio y el aborto bajo la óptica de creencias religiosas cristianas son
considerados como «pecado», puesto que la persona no puede disponer libremente sobre la
vida, que le fue dada por Dios. El arte de la muerte (ars moriendi), en la cristiandad
medieval, es parte del arte de la vida (ars vivendi); el que entiende la vida, también debe
conocer la muerte. La muerte repentina (mors repentina et improvisa), se consideraba como
una muerte mala (mala mors). Se quiere estar plenamente consciente para despedirse de
familiares y amigos y poder presentarse en el más allá con un claro conocimiento del fin de
la vida.
La llegada de la modernidad rompe con el pensamiento medieval, la perspectiva cristiana
deja de ser la única y se conocen y se discuten las ideas de la Antigüedad clásica. La salud
puede ser alcanzada con el apoyo de la técnica, de las ciencias naturales y de la medicina.
Hay pensadores que justifican el término activo de la vida, condenado durante la Edad
Media. El filósofo inglés Francis Bacon, en 1623, es el primero en retomar el antiguo
nombre de eutanasia y diferencia dos tipos: la «eutanasia exterior» como término directo de
la vida y la «eutanasia interior» como preparación espiritual para la muerte. Con esto,
Bacon se refiere, por una parte, a la tradición del «arte de morir» como parte del «arte de
vivir», pero agrega a esta tradición algo que para la Edad Media era una posibilidad
inimaginable: la muerte de un enfermo ayudado por el médico. Tomás Moro, en
la Utopía (1516), presenta una sociedad en la que los habitantes justifican el suicidio y
también la eutanasia activa, sin usar este nombre.
Para Bacon, el deseo del enfermo es un requisito decisivo de la eutanasia activa; la
eutanasia no puede tener lugar contra la voluntad del enfermo o sin aclaración:
Quien se ha convencido de esto, quien termina su vida, ya sea voluntariamente a través de
la abstención de recibir alimentos o es puesto a dormir y encuentra salvación sin darse
cuenta de la muerte. Contra su voluntad no se debe matar a nadie, se le debe prestar
cuidados igual que a cualquier otro.
Francis Bacon8

El darwinismo social y la eugenesia son temas que también comienzan a debatirse. En


numerosos países europeos se fundan, a comienzos del siglo XX, sociedades para la
eutanasia y se promulgan informes para una legalización de la eutanasia activa. En las
discusiones toman parte médicos, abogados, filósofos y teólogos.
La escasez económica en tiempos de la primera guerra mundial sustenta la matanza de
lisiados y enfermos mentales. La realidad de los programas de eutanasia ha estado en
contraposición con los ideales con el que se defiende su implementación. Por ejemplo, los
médicos durante el régimen nazi hacían propaganda en favor de la eutanasia con
argumentos tales como la indignidad de ciertas vidas que por tanto eran, según aquella
propaganda, merecedoras de compasión,[ para conseguir así un opinión pública favorable a
la eliminación que se estaba haciendo de enfermos, considerados minusválidos y débiles
(Aktion T-4) según criterios médicos. Por eso, ante la realidad de los crímenes médicos
durante el régimen nazi, en los Juicios de Núremberg (1946 – 1947) se juzgó como criminal
e inmoral toda forma de eutanasia activa y además se estableció de manera positiva, es
decir expresamente, que es ilegal todo tipo de terapia y examen médico llevado a cabo sin
aclaración y consentimiento o en contra de la voluntad de los pacientes afectados.
En el presente, se sustentan diferentes opiniones sobre la eutanasia y son variadas las
prácticas médicas y las legalidades en los distintos países del mundo. En general en los
hospitales, los profesionales de medicina paliativa, en residencias especializadas en el
tratamiento de enfermos terminales (hospice en inglés), en los domicilios particulares, y
también los grupos de autoayuda, trabajan por la humanización en el trato con los
moribundos y quieren contribuir a superar la distancia entre la vida, la muerte y las
prácticas médicas.
Estos son algunos de los hechos históricos que se producen en un ámbito
fundamentalmente público. Poco investigadas y mucho menos conocidas son las diferentes
prácticas reales de las personas frente al acto de morir. Se sabe que hasta fines del siglo
XIX en América del Sur existía la persona del «despenador» o «despenadora», encargada
de hacer morir a los moribundos desahuciados a petición de los parientes.

EUTANASIA Y DIGNIDAD HUMANAS


El concepto de «dignidad humana» se invoca, paradójicamente, tanto para defender la
eutanasia como para rechazarla.
Así, para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo consistiría en el
derecho a elegir libremente el momento de la propia muerte, evitando los que fueran de otra
forma, inexorables dolores y situaciones que socavan la humanidad misma del enfermo.
Para sus detractores, el ser humano no posee dignidad, sino que es en sí mismo un ser
digno, independientemente de las condiciones concretas en las que viva.9 10 1112
La muerte digna es la muerte con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos
humanos posibles. Es el respeto por la dignidad del ser humano hasta la hora de su muerte
natural. Una muerte digna no consiste sólo en la ausencia de tribulaciones externas, sino
que nace de la grandeza de ánimo de quien se enfrenta a ella. Morir con dignidad no
significa elegir la muerte, sino contar con la ayuda necesaria para aceptarla cuando
llega.13 14
El dolor, actualmente, se puede controlar. Se disponen de medidas capaces para neutralizar
el dolor.15 Según algunos autores, resultaría incongruente seguir abogando por la eutanasia
y el suicidio asistido por motivos de compasión
Argumentos a favor

Medicos

 Desde siempre, los médicos han participado en la toma de decisiones sobre el fin de la
vida y actualmente es común suspender o no instaurar tratamientos en determinados
casos, aunque ello lleve a la muerte del paciente. Sin embargo, a veces los médicos
deciden por su propia parte si el paciente debe morir o no y provocan su muerte, rápida
y sin dolor. Es lo que se conoce como limitación del esfuerzo terapéutico, limitación de
tratamientos o, simplemente, eutanasia agresiva. Normalmente la eutanasia se lleva a
cabo con el conocimiento y anuencia de los familiares y/o curadores del paciente.
[cita requerida]

 En medicina, el respeto a la autonomía de la persona y los derechos de los pacientes


son cada vez más ponderados en la toma de decisiones médicas.

 En sintonía con lo anterior, la introducción del consentimiento informado en la relación


médico-paciente, y para éstas situaciones, la elaboración de un documento de
voluntades anticipadas sería una buena manera de regular las actuaciones médicas
frente a situaciones hipotéticas donde la persona pierda total —o parcialmente— su
autonomía para decidir, en el momento, sobre las actuaciones médicas pertinentes a su
estado de salud.

Juridicos

 La despenalización de la eutanasia no significa obligatoriedad absoluta. No se puede


imponer el criterio de un conglomerado al ordenamiento jurídico de todo un territorio,
por lo que el derecho debiera asegurar los mecanismos para regular el acceso a la
eutanasia de los pacientes interesados que cumplan unos requisitos especificados
legalmente; así como de la legalidad y transparencia de los procedimientos.

 La sociedad moderna basa su ordenamiento jurídico en la protección de los derechos


humanos. En este sentido, cada enfermo tiene derecho a decidir, informadamente, sobre
los asuntos que pertenecen a una esfera tan privada como su cuerpo; y en virtud de esto,
decidir cómo quiere seguir ―o no seguir― viviendo.

Argumentos en contra

Los argumentos en contra inciden en la «inviolabilidad» de la vida humana, la defensa de


su dignidad independientemente de las condiciones de vida o la voluntad del individuo
implicado, y las repercusiones sociales de desconfianza que podría conllevar la eutanasia.
La Asociación Médica Mundial considera contrarios a la ética y condena tanto el suicidio
con ayuda médica como la eutanasia.19 En cambio recomienda los cuidados paliativos.20
La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea
por voluntad propia o a petición de sus familiares, es contraria a la ética. Ello no impide al
médico respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga su
curso en la fase terminal de su enfermedad.
Declaración sobre la Eutanasia adoptada por la 38.ª Asamblea Médica Mundial
Madrid (España), octubre de 198721

El Comité Permanente de Médicos Europeos anima a todos los médicos a no participar en


la eutanasia, aunque sea legal en su país, o esté despenalizada en determinadas
circunstancias.
La Organización Médica Colegial de España considera que «la petición individual de la
eutanasia o el suicidio asistido deben ser considerados generalmente como una demanda de
mayor atención pudiendo hacer que desaparezca esta petición aplicando los principios y la
práctica de unos cuidados paliativos de calidad».
En el caso de los Países Bajos, uno de los primeros países en despenalizar al médico que
practique la eutanasia, el estudio Remmelink reveló que en más de mil casos el médico
admitió haber causado o acelerado la muerte del paciente sin que éste lo pidiera, por
razones variadas, desde la imposibilidad de tratar el dolor, la falta de calidad de vida o por
el hecho de que tardara en morir.
La postura de las iglesias cristianas en tanto, a nivel mundial, es mayoritariamente contraria
a la eutanasia y al suicidio asistido: es el caso de la Iglesia católica y de lasIglesias
evangélicas y pentecostales. La postura del anterior papa Benedicto XVI quedó
explícitamente recogida en una carta (de 2004) a varios eclesiásticos estadounidenses:
No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia. Por
ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena de
muerte o en la decisión de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón indigno
de presentarse a recibir la Sagrada Comunión. Aunque la Iglesia exhorta a las autoridades
civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer discreción y misericordia al castigar a
criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena
capital. Puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir a la
guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y la eutanasia.
Tercer punto de la carta de Joseph Ratzinger al cardenal Theodore McCarrick, arzobispo de
Washington

Papel del Medico

El acto médico se basa en una relación de confianza donde el paciente confía al médico el
cuidado de su salud, aspecto primordial de su vida, de sí mismo. En la relación entre ambos
no puede mediar el pacto de una muerte intencionada. La eutanasia significará el final de la
confianza depositada durante milenios en una profesión que siempre se ha comprometido a
no provocar la muerte intencionalmente bajo ningún supuesto.

La eutanasia deshumanizará la medicina. Solamente desde el respeto absoluto es posible


concluir que todas las vidas humanas son dignas, que ninguna es dispensable o indigna de
ser vivida.

La eutanasia frenará el progreso de la medicina. Los médicos se irán volviendo indiferentes


hacia determinados tipos de enfermedad, no habrá razones para indagar en los mecanismos
patogénicos de la senilidad, de la degeneración cerebral, del cáncer en estadio terminal, de
las malformaciones bioquímicas o morfológicas, etc.

La solución pasa por dar un cuidado integral a quien pronto va a morir, tratándole tanto los
sufrimientos físicos como los sufrimientos psíquicos, sociales y espirituales.
Este es el fundamento de la Medicina Paliativa que desde la perspectiva del respeto
absoluto debido a toda persona y ante los límites terapéuticos de la propia medicina, pasa a
controlar los síntomas de la enfermedad, especialmente la presencia de dolor, acompañando
al enfermo hasta la muerte.

Vision Cristiana

Catesismo de la iglesia católica 2276 al 2279

La eutanasia
2276 Aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto
especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida
tan normal como sea posible.

2277 Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eut anasia directa consiste en
poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente
reprobable.

Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte
para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la
persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se puede
haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de
proscribir y excluir siempre.

2278 La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o


desproporcionados a los resultados puede ser legítimo. Interrumpir estos tratamientos es
rechazar el "encarnizamiento terapéutico". Con esto no se pretende provocar la muerte; se
acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si para ello
tiene competencia y capacidad o si no por los que tienen los derechos legales, respetando
siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente.

2279 Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una
persona enferma no pueden legítimamente ser interrumpidos. El uso de analgésicos para
aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser
moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es buscada, ni como fin ni
como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos
constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser
alentados.

Documento de Aparecida 388

La dignidad humana

387. La cultura actual tiende a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la


naturaleza y dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la
riqueza y el placer efímero se han transformado, por encima del valor de la persona, en
la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social.
Ante esta realidad anunciamos una vez más el valor supremo de cada hombre y de
cada mujer. El Creador, en efecto, al poner todo lo creado al servicio del ser humano,
manifiesta la dignidad de la persona humana e invita a respetarla (cf. Gn 1, 26-30).
388. Proclamamos que todo ser humano existe pura y simplemente por el amor de
Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva en cada instante. La
creación del varón y la mujer a su imagen y semejanza es un acontecimiento divino de
vida, y su fuente es el amor fiel del Señor. Luego, sólo el Señor es el autor y el dueño
de la vida, y el ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado, desde su
concepción, en todas las etapas de la existencia, hasta su muerte natural y después de
la muerte. La mirada cristiana sobre el ser humano permite percibir su valor que
trasciende todo el universo: “Dios nos ha mostrado de modo insuperable cómo ama a
cada hombre, y con ello le confiere una dignidad infinita”.

389. Nuestra misión para que nuestros pueblos en Él tengan vida, manifiesta nuestra
convicción de que en el Dios vivo revelado en Jesús se encuentra el sentido, la
fecundidad y la dignidad de la vida humana. Nos urge la misión de entregar a nuestros
pueblos la vida plena y feliz que Jesús nos trae, para que cada persona humana viva
de acuerdo con la dignidad que Dios le ha dado. Lo hacemos con la conciencia de
que esa dignidad alcanzará su plenitud cuando Dios sea todo en todos. Él es el Señor
de la vida y de la historia, vencedor del misterio del mal, y acontecimiento salvífico
que nos hace capaces de emitir un juicio verdadero sobre la realidad, que salvaguarde
la dignidad de las personas y de los pueblos.

390. Nuestra fidelidad al Evangelio, nos exige proclamar en todos los areópagos
públicos y privados del mundo de hoy, y desde todas las instancias de la vida y misión
de la Iglesia, la verdad sobre el ser humano y la dignidad de toda persona humana.

ENCARNIZAMIENTO TERAPEUTICO

También podría gustarte