Revisión Informe Inicial. Jun 2024

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Evaluación del Estado de la Sociedad Civil en Chile

Primeras Aproximaciones

1. Resultados emergentes

1.1. El espacio cívico en Chile: Historia y contexto

Trayectorias: Entender el espacio cívico como una derivada de la gobernanza


democrática. Limitaciones de esta gobernanza en el contexto de economías
subordinadas y dependientes. Deterioro del espacio cívico por la reducción del
Estado y el debilitamiento de la sociedad civil/ciudadanía, simultáneamente.
Apertura a la interpretación del espacio cívico como proceso dinámico,
“entramado” de instrumentos y prácticas, controversias e intereses.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define el


espacio cívico como “el conjunto de condiciones jurídicas, políticas, institucionales
y prácticas necesarias para que los actores no gubernamentales puedan acceder a
la información, expresarse, asociarse, organizarse y participar en la vida pública”
(2023). De forma afín, es posible concebir el espacio cívico como un territorio
físico o digital, donde la sociedad civil pueda reunirse y actuar para hacer valer
sus intereses, ejercer sus derechos y libertades (FICS, 2021).

Si bien en Chile no existe una definición institucional sobre espacio cívico que
reúna la diversidad de elementos de una definición como la de la OCDE, o la de la
Funding Initiative for Civil Society (FICS), algunas de estas condiciones, en
particular las referidas al reconocimiento de las organizaciones de la sociedad
civil, han sido establecidas en la Ley sobre Asociaciones y Participación Ciudadana
en la Gestión Pública (n°20.500/2011), que define a las organizaciones de interés
público o no gubernamentales como “aquellas personas jurídicas sin fines de lucro
cuya finalidad es la promoción del interés general, en materia de derechos
ciudadanos, asistencia social, educación, salud, medio ambiente, o cualquiera otra
de bien común”.

Sin embargo, para entender el contexto de lo que podríamos definir como


“espacio cívico” en Chile, es preciso tener en cuenta la trayectoria y las dinámicas
presentes en las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, considerando que
tanto en el país como en América Latina, estas dinámicas han sido marcadas por
tensiones y conflictos que ponen en juego no sólo la legitimidad y la viabilidad del
funcionamiento de un espacio cívico sino de la democracia y el Estado en su
conjunto. Es indispensable tener en cuenta que la construcción de un espacio
cívico surge tanto del impulso que la sociedad civil organizada como de la
capacidad de respuesta de las instituciones a los desafíos de reconocimiento y
garantía al ejercicio de derechos individuales y colectivos. La gobernanza
democrática, entendida como la forma en que la sociedad “se organiza a sí misma

< 1 >
para resolver sus dilemas y crear nuevas oportunidades” (De Castro et. al, 2016: 5)
y que da origen al espacio cívico, constituye un proceso complejo de articulación
entre actores e intereses.

Desde el punto de vista de las organizaciones y movimientos sociales, sus


posicionamientos y acciones de interpelación al Estado pueden agruparse en
cuatro tipos: acciones reivindicativas, como las demandas por reconocimiento o
ampliación de derechos; participación populista, referidas a aquellas que
respaldan o reciben beneficios directos de una autoridad política; acciones
comunitarias, centradas en el fortalecimiento de autonomías y soberanías,
basadas en la autogestión; y lógicas de ruptura, orientadas a la confrontación
directa de las autoridades y el régimen político/económico vigente (Espinoza,
1998). En el Sur Global1 persiste una débil incidencia política sobre los sistemas de
gobernanza, los espacios de gestión y de decisión. Lejos de reducir, esta tendencia
agrava los conflictos derivados de la demanda de sectores sociales que, siendo
parte de la comunidad nacional, regional o global, no son reconocidos o son
directamente afectados por las decisiones públicas.

Sobre esta base, podemos observar que los inicios de la infraestructura cívica
tanto en América Latina como en Chile, a comienzos del siglo XX, se caracterizan
por una respuesta reactiva de las instituciones a lo que definieron como la
“cuestión social”: es decir, la crisis social, económica, cultural y política derivada
del masivo desplazamiento de las personas hacia los centros urbanos y de
producción de materias primas a gran escala; y las consecuentes acciones
reivindicativas de los movimientos obreros y sindicales emergentes, violentamente
reprimidas por las fuerzas de orden. En toda la región, la Iglesia y los Estados
buscaron contener los levantamientos y revueltas sociales con infraestructuras
políticas de caridad y asistencia.

A fines de los años ‘30, la gran recesión económica mundial generó una nueva ola
de crisis. En Chile, esto dio cabida a gobiernos que oscilaron entre políticas de
bienestar y populismos, con discontinuos intentos de industrialización y foco en la
cobertura de demandas antes que en la interlocución con la ciudadanía
organizada. No fue sino hasta entrados los años ‘60 que surgieron redes y
articulaciones ciudadanas con cierto reconocimiento y capacidad de incidencia
política, vinculadas a la reivindicación de derechos como la educación, la salud y
el trabajo digno (Delamaza y Mlynarz, 2021: 8-9).
Tanto los intentos de profundización democrática como de descentralización en la
toma de decisiones y elección de representantes; la industrialización primaria de
la economía, que dio lugar a cordones industriales y empresas públicas; la
nacionalización del cobre como producto estratégico; y redistribución de la

1 Término utilizado en estudios postcoloniales y transnacionales que habitualmente se


refiere a aquellos países que tienen una historia interconectada de colonialismo y
neocolonialismo, junto con una estructura social y económica con grandes desigualdades
en niveles de vida, esperanza de vida o acceso a recursos. Más allá de la distinción
geográfica entre el norte y el sur, los conceptos de Norte Global y Sur Global describen las
dinámicas sociales, políticas, económicas y culturales que históricamente han generado
subordinación y dependencia entre los países del mundo.

< 2 >
riqueza, fueron bruscamente interrumpidos por el golpe de Estado, la dictadura
cívico- militar y la imposición forzosa del régimen neoliberal entre 1973 y 1990. Es
muy importante entender la simultaneidad de estos fenómenos, porque la
instalación de un modelo exportador de corte liberal, basado en la reducción del
Estado, el ajuste estructural y la reprimarización de la economía, requiere un
espacio cívico prácticamente ausente y una sociedad civil debilitada. Sin embargo,
pese a las políticas de represión la sociedad civil se organizó activamente a nivel
de territorios (comunidades urbanas y rurales), sectores y grupos de interés
(estudiantes, mujeres, defensores de derechos humanos) en resistencia al régimen
dictatorial.

Tras el fin de la dictadura, los gobiernos de la Concertación de Partidos por la


Democracia se dieron a la tarea de profundizar la democracia liberal en el
contexto de la globalización económica, generando estrategias de apertura
comercial; fomento a la inversión privada; reprimarización2 de la economía en base
a la exportación de productos “estrella” de la minería, la agroindustria, la industria
forestal y la acuicultura; políticas subsidiarias focalizadas en los sectores más
vulnerables y en la extrema pobreza; y una narrativa centrada en la importancia
de los grandes acuerdos, los consensos y el crecimiento económico, con miras a la
contención de potenciales disidencias y focos de conflicto social (Hidalgo, 2011).
Así, la estrategia de modernización del Estado (1994-1999) se orientó a fortalecer
la capacidad de los servicios públicos de satisfacer las necesidades sociales,
asumiendo que el principal desafío de la gestión pública es el grado de eficiencia y
eficacia en la administración de servicios, antes que la transición hacia formas
más activas de democracia. El plan contempló seis áreas de acción: potenciación
de los recursos humanos; innovación y mejora en la calidad de los servicios;
transparencia y probidad de la gestión pública; gestión estratégica e informática;
desconcentración y descentralización; comunicación y extensión (Santibáñez,
2000).

Estos enfoques tienden a construir respuestas políticas y económicas propias de


la lógica de libre mercado a las demandas ciudadanas. La participación de las
comunidades locales para el abordaje de sus conflictos y demandas resulta
“excluida en lo técnico y obstruida en lo político” (Santibáñez, ibid). La
movilización social en general y de las comunidades locales en particular parece
ser vista por las autoridades centrales y por las empresas como una obstrucción
más que como una posible contribución a las soluciones, y asimismo, como una
potencial pérdida de poder.

Desde fines de los ‘90 a la fecha, el surgimiento de nuevas dimensiones de


conflictos sociales y demandas ciudadanas, vinculadas a una profundización de la
desigualdad social en ámbitos no previstos hasta hace algunas décadas (como la
defensa del agua, la soberanía alimentaria y el uso de la tierra), ha alimentado la
tensión entre la sociedad civil y Estado, por la dificultad de encontrar un campo
de negociación reconocido como válido por ambos sectores; y entre la ciudadanía

2 Se refiere a una economía que vuelve, luego de una fase distinta en materia de desarrollo
económico, a la exportación de materias primas.

< 3 >
y el Estado, que al establecer una relación predominantemente clientelar 3 ha
debilitado el ejercicio activo de ciudadanía e indirectamente, alimentado la apatía
social. La combinación de estos fenómenos corre el riesgo de traducirse en un
creciente problema de gobernabilidad y legitimidad del sistema democrático.

Es por esto que se requiere una infraestructura cívica que reconozca la


participación ciudadana más allá de la comunicación y la consulta, desarrollando
“instancias de deliberación efectiva entre agentes y público interesado” (CED,
2014: 141). Incluso el Banco Mundial, entidad gravitante sobre la toma de
decisiones en las políticas públicas de Chile y América Latina, reconoce que “una
participación pública activa, efectiva y sostenida es vital […]. La percepción de los
interesados, en particular la de los posibles perdedores, sobre los efectos
potenciales de una política, necesitan incorporarse y validarse” (CED, 2014: 60)

La promulgación de la Ley de Asociatividad (nº20.500) recién en 2011 es una clara


muestra de la respuesta tardía y acotada del Estado chileno a este desafío.
Particularmente, grandes movilizaciones como las sucedidas en el año 2006, 2011 y
2019 evidencian las limitaciones tanto de la infraestructura democrática como del
modelo económico predominante a la que ha sido funcional (Hidalgo, 2011).
Aquello ha recaído en que avances en la promoción de este aspecto recaigan en
medidas insuficientes y/o tardías por parte del Estado.

Más aún, durante la última década se ha intentado incorporar a los actores de la


sociedad civil en las discusiones más fundamentales de la sociedad, a través de
los diversos procesos constituyentes realizados (2021-2022; 2023). Sin embargo,
no se ha podido conseguir una verdadera inclusión de la sociedad civil en el
debate público. Inclusive, en los trabajos de la Convención y el Consejo
Constitucional, que contaron con niveles de participación nunca antes vistos, el
rol de la ciudadanía fue principalmente consultivo, con poca o ninguna
deliberación e incidencia tangible en el proyecto constitucional (Pogrebinschi,
2023). Como tal, en el contexto de la crisis múltiple (ecológica, climática, social,
política, económica) es precisa una profundización de la gobernanza democrática
en la construcción de conocimiento, levantamiento de datos, seguimiento de las
decisiones, diseño de sistemas, estrategias y mecanismos de aprendizaje,
transición, regeneración y adaptación (Parker y Aedo, 2021).

1.2. Espacio cívico en Chile: Limitaciones, amenazas y oportunidades

a. Limitaciones y amenazas
Destacamos algunas tendencias clave identificadas en un estudio global, con
implicaciones significativas para el espacio cívico en una región como América

3 Entendemos por “política clientelar” el relacionamiento entre el Estado y la ciudadanía


basado en el intercambio de servicios, lo que reduce a la población a “clientes” o
consumidores de los beneficios y los servicios públicos. En el marco de la economía
fuertemente liberal, la reducción del Estado y la precarización de los servicios públicos, se
ha construido esta relación clientelar con la ciudadanía, centrada en el acceso antes que
en la calidad o el sentido de las políticas públicas.

< 4 >
Latina y en Chile: “la intensificación de la desigualdad económica y social, el
aumento del populismo y autoritarismo, una creciente crisis ecológica con la
perspectiva del cambio climático irreversible y la proliferación de nuevas
tecnologías, incluida la “inteligencia artificial” (IA), que están siendo controladas o
abusadas por actores maliciosos” (FICS 2020: p.8, traducción nuestra). Para FICS
(2020), es necesario abordar los gatillantes sistémicos de cierre del espacio cívico,
destacando: securitización4, poder corporativo y fuerzas anti-democráticas y
regresivas.

En el caso de Chile, las principales limitaciones y amenazas identificadas hasta el


momento se refieren a las debilidades de la gobernanza democrática, atribuibles,
por una parte, a los lentos avances y retrocesos en el reconocimiento y ejercicio
de derechos individuales y colectivos; y a la consolidación de un consenso forzoso
en torno al modelo de desarrollo neoliberal (Hidalgo, 2011), basado principalmente
en la exportación de commodities (Svampa, 2013). Estas dos tendencias
obstaculizan las posibilidades de consolidar un espacio cívico y una gobernanza
democrática en Chile y América Latina. Además, se relacionan de forma directa
con las tendencias y gatillantes identificados en el estudio de FICS.

¿Por qué estos fenómenos afectan y ponen en riesgo el espacio cívico y la


sociedad civil? En primer lugar, porque la falta de garantías al ejercicio de
derechos y las condiciones acotadas de participación, históricamente remitidas a
procesos de consulta con escasas posibilidades de incidencia, reducen la
capacidad de la ciudadanía de posicionar o al menos poner en el debate sus
necesidades y demandas. Adicionalmente, persisten problemas de acceso a la
información, los conocimientos y los instrumentos disponibles.

En segundo término, el consenso hegemónico5 en torno al desarrollo y las


estrategias de crecimiento económico reducen el debate y tensionan tanto las
narrativas como los imaginarios de lo público, lo común y lo posible (Riffo et. al,
2021). Pensar en alternativas situadas y sustentables para el desarrollo local, la
profundización democrática, la protección de ecosistemas, el reconocimiento y la
reparación de la deuda con las comunidades indígenas, el ejercicio activo de
derechos y las transiciones socioecológicas justas, se dificulta por el cánon del
relato público y privado, donde estos elementos son marginales o incluso
considerados obstáculos (barreras) al logro de metas de inversión y crecimiento.
La influencia de los consensos predominantes sobre crecimiento y desarrollo en

4 La “securitización está vinculada con la seguridad, certidumbre y defensa de un objeto o


bien que tiene un valor asignado dentro de la sociedad y el valor justifica la medida y los
actos que puedan aplicarse, o en defensa de ese bien económico, político o social. Sin
embargo el sesgo de la defensa al involucrar la palabra amenaza, enemigo o destrucción,
obliga al lector a involucrarse velozmente en el ámbito de la guerra, porque la
decodificación del lenguaje de guerra en los argumentos de la securitización, nos lleva a
ligar la seguridad con la vida o perdurabilidad de la misma” (Salazar y Rojas, 2011: p. 33-
34).
5 Usamos hegemónico en el siguiente sentido: un consenso que es predominante y ha sido
impuesto, al mismo tiempo que es "transparente", es decir, que surge como sentido común
y obviedad y por ende no se cuestiona más allá de espacios marginales y reducidos.

< 5 >
los espacios de participación, los procesos de democratización y el ejercicio de
ciudadanía pueden observarse, a modo de ejemplos, en el debate público sobre
evaluación ambiental y en la narrativa predominante en la relación del Estado
chileno con los pueblos indígenas.

El caso de la participación vinculante, el principio precautorio y la evaluación


ambiental integrada

Los instrumentos y principios asociados a las políticas públicas sobre medio


ambiente y en particular, a la normativa y procedimientos de los procesos de
evaluación de impacto ambiental, han sido históricamente denostados por el
sector privado y parte importante del sector público como “obstáculos” al
desarrollo entendido como sinónimo de crecimiento económico (Aedo y Parker,
2021; Baigorrotegui y Aedo, 2021; Barandiaran, 2016). Incluso la infraestructura
pública relacionada con la evaluación ambiental ha sido catalogada por actores
del sector público y privado como “permisología”, acusada de arbitraria y
excesivamente burocrática. Estas tendencias dificultan ampliamente la mejora
de estándares y la mirada sistémica de los proyectos de inversión y desarrollo a
escala local y nacional.

Imaginarios, tensiones, derechos y acceso de grupos específico al espacio cívico

La estigmatización y exotización de los pueblos indígenas, especialmente del


pueblo mapuche, es relevante para entender los imaginarios y conflictos, y su
relación con el acceso al espacio cívico. En el imaginario del “ser chileno”, se
homogeneiza y estigmatiza al pueblo mapuche como «luchador», admirable en el
pasado pero condenable en el presente. De forma transversal a todos los
sectores políticos, se habla del “conflicto mapuche” asociando su condición
étnica al conflicto. El relato público distingue entre estos indios conflictivos,
alcohólicos, violentos y flojos, de los “indios permitidos” (Hale, 2004), aquellos
que aceptan los pequeños subsidios para transformar sus campos en otros
productos exportables, o que abren sus puertas al turista que quiere conocer
sus exóticas costumbres. El indio malo -y su contraparte femenina, la «India
Brava» (Richards 2007)- es el que insiste en sus propias tradiciones y modos, no
aceptando el modelo de rol hegemónico y colonialista (Toledo, 2004; Marimán et
al., 2006). La mayoría de los asesinatos y presidios políticos ocurridos con
posterioridad a la dictadura militar, incluso durante los gobiernos de la centro-
izquierda, han tenido lugar entre personas mapuche.

Otras limitaciones para la sociedad civil y su activa participación en el espacio


cívico tienen directa relación con el financiamiento. El trabajo de las defensorías
de derechos, comunidades y territorios exige una dedicación muchas veces
equivalente a los tiempos de trabajo remunerado y doméstico. Adicionalmente, se
requiere una inversión en infraestructura material y laboral que permita sostener
en el tiempo la labor realizada por las organizaciones, más allá de las acciones

< 6 >
reactivas o coyunturales. Las organizaciones, fundaciones y corporaciones de la
sociedad civil compiten fuertemente por los recursos nacionales para
financiamiento y también por los fondos de cooperación internacional, que se han
reducido ostensiblemente desde el ingreso de Chile a la OCDE.

Cabe destacar aquí que el problema de financiamiento implica también riesgos de


cooptación o corrupción. En el primer caso, puede ocurrir que las organizaciones
que no cuentan con medios suficientes para funcionar se ven en la necesidad de
aceptar fuentes de financiamiento, que en ocasiones contradicen sus propias
agendas. Por ejemplo, las fundaciones benéficas asociadas a megaproyectos
extractivos ofrecen regalías y pequeños subsidios a organizaciones y personas en
territorios afectados, lo que incide directamente en la capacidad de las
comunidades de sostener una perspectiva libre e informada sobre los proyectos
que les afectan. En el segundo caso, la falta de transparencia puede traducirse en
relaciones poco claras de consultoría y asesoría a la implementación de proyectos
financiados por el sector público y privado.

Más recientemente, cabe destacar la amenaza que representa el “deterioro del


debate público en las Américas” (Alianza Regional por la Libre expresión e
Información, 2023:5), exacerbado por el esparcimiento de desinformación y el
avance de las agendas políticas autoritarias y populistas. Con campañas que
denostan a las instituciones y sus adversarios a través de falsa evidencia y hechos,
estas agendas se caracterizan principalmente por su carácter populista, nativista y
radical (Rovira Kaltwasser, 2019). Su acción busca polarizar el debate,
identificando a un grupo al cual atacar con desinformación, favoreciendo el
emerger de caudillismos que prometen “barrer” con amenazas socio-culturales a
la sociedad civil y que afectan principalmente a las personas en situación de
vulnerabilidad: la migración, los derechos de las mujeres, las demandas indígenas,
las diversidades sexuales, los movimientos sociales en general, las miradas
alternativas o críticas al desarrollo, el financiamiento público, etc. Infelizmente, la
precarización, las vulnerabilidades y las violencias se agravan junto con los
impactos de la crisis múltiple (ecológica, climática, económica, social, política),
generando una percepción de inseguridad proclive a la instalación de estos
autoritarismos populistas, como alternativas políticas viables. De la mano de este
discurso, la financiación internacional por la vía de agencias de cooperación y las
agendas pro sustentabilidad están siendo no sólo cuestionadas sino directamente
tergiversadas como parte de una “agenda global” de intervencionismo político en
las naciones.

En toda la región latinoamericana y en Chile, se extiende la tendencia a la


deslegitimación de lo político y al debilitamiento de las democracias. Sin embargo,
sería un error considerar que esta tendencia se expresa de forma homogénea. Es
preciso observar de forma contextual y situada el escenario político de cada país.
De hecho, fenómenos como el experimento político de Milei en Argentina no son
replicables en Chile. Aquello, ya que aquí el descontento social no ha tenido una
expresión tan masiva y contraria a la presencia del Estado, sino que ha sido más

< 7 >
bien productivista y clientelar6; inclusive durante el estallido social, en que las
demandas apuntaban a cambios estructurales por parte del Estado. Y, a pesar del
surgimiento de una derecha más radical, la derecha tradicional se ha sostenido
por la nostalgia de un Estado autoritario fuerte y una institucionalidad que dé
soporte a la economía neoliberal (Rovira Kaltwasser, 2019).

Limitaciones y amenazas identificadas en Chile

Lentos avances y retrocesos en el reconocimiento y ejercicio de derechos


individuales y colectivos

Consolidación de un consenso forzoso en torno al modelo de desarrollo


neoliberal
❖ Procesos de consulta con escasas posibilidades de incidencia
❖ Reducción del debate
❖ Tensionamiento tanto de las narrativas como de los imaginarios de lo
público, lo común y lo posible
❖ Falta de financiamiento → riesgo de cooptación y corrupción
❖ Desinformación
❖ Avance de agendas políticas autoritarias y populistas

b. Oportunidades
En términos de oportunidades presentes en la política pública, destaca la
mencionada Ley 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana, que define
las organizaciones de interés público, sin fines de lucro; y las organizaciones de
voluntariado. Se entienden como organizaciones de interés público las
organizaciones comunitarias funcionales, juntas de vecinos y uniones comunales
constituidas conforme a la ley Nº 19.418 y las comunidades y asociaciones
indígenas reguladas en la ley Nº 19.253 (Art. 15). Estas organizaciones deben estar
inscritas en un catastro, administrado por el Consejo Nacional del Fondo de
Fortalecimiento.

El Fondo de Fortalecimiento de Organizaciones de Interés Público nace a partir de


la Ley N°20.500 con el objetivo de financiar iniciativas de carácter local, regional y
nacional cuya finalidad sea la promoción del interés general en materia de
derechos ciudadanos, asistencia social, educación, salud, medio ambiente o
cualquiera otra de bien común. El total de recursos públicos disponible con este
fin se distribuye regionalmente según diversos criterios, que buscan resguardar
una distribución equitativa: la densidad demográfica, la priorización de población
vulnerable y en situación de pobreza, la presencia territorial de organizaciones y la
condición de “zona extrema” al norte y sur del país.

6 Política clientelar se refiere a los diseños de gobernanza que ponen foco en la provisión
de servicios y una ciudadanía que se vincula con lo público como beneficiario o consumidor
de esos servicios.

< 8 >
Complementariamente, en atención a la implementación del “Plan Integral para el
Bienestar de Niños, Niñas y Adolescentes”, anunciado por el presidente Gabriel
Boric en la Cuenta Pública del 1° de junio de 2023 y en alianza con la de la
Subsecretaría de la Niñez, en 2024 el Fondo incorporó una línea programática
específica para la promoción y fortalecimiento de la participación ciudadana de
niños, niñas y adolescentes (NNA).

Los ámbitos de financiamiento y los montos de financiación para el año 2024 se


describen a continuación.

< 9 >
Fuente: Bases del Concurso Público para Fortalecimiento de Organizaciones de
Interés Público (2024).

En cuanto a oportunidades, identificamos diversas “ventanas de oportunidad”


para una gobernanza democrática y el fortalecimiento de lo que es posible definir
como “espacio cívico” en materia de derechos de las mujeres, las comunidades
indígenas y las defensorías ambientales. Chile ha suscrito al menos tres convenios
de relevancia en este sentido:

❖ Convenio 169 de la OIT (2009): Que establece la consulta obligatoria a los


pueblos originarios para medidas que les afecten. Sus puntos principales
son:
1. Participación efectiva: El Convenio reconoce el derecho de los
pueblos indígenas a participar de manera efectiva en las decisiones
que les afectan. Los pueblos indígenas deben tener la oportunidad de
involucrarse a través de la deliberación y la previa consulta en la
toma de decisiones sobre asuntos que impactan sus vidas y
comunidades.
2. Autonomía para decidir: El Convenio establece que a través del
derecho a la autodeterminación y al control sobre su propio
desarrollo los pueblos indígenas tienen el derecho de decidir sus
propias prioridades en cuanto al desarrollo que afecta sus vidas,
creencias, instituciones y bienestar espiritual, así como el control
sobre su desarrollo económico, social y cultural.

< 10 >
❖ Protocolo facultativo de la Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer, CEDAW (2021): Tras 18 años de
tramitación en el Congreso Nacional;
1. Empoderamiento de las mujeres: El Protocolo contribuye al
empoderamiento de las mujeres para participar activamente en la
sociedad y en la defensa de sus derechos al garantizar que las
mujeres tengan igualdad de derechos y oportunidades.
2. Protección contra la discriminación: El Protocolo protege a las
mujeres contra todas las formas de discriminación, incluida la
discriminación en el espacio cívico, lo que les permite participar
plenamente en la vida pública sin temor a represalias.
3. Protección y promoción de la diversidad y la igualdad: El Protocolo
protege a las mujeres contra todas las formas de discriminación de
género, contribuyendo a la creación de un espacio diverso e
igualitario, independiente del género, para expresar las opiniones y
desenvolverse en la sociedad.

❖ Acuerdo de Escazú (2021): Primer tratado sobre asuntos ambientales de


América Latina y el Caribe, y el primero en el mundo que incluye
disposiciones sobre los defensores y defensoras de los derechos humanos
en asuntos ambientales.
1. Transparencia ambiental: El acuerdo garantiza el acceso a la
información ambiental, lo que permite a la ciudadanía conocer y
comprender mejor las decisiones que afectan al medio ambiente.
Esto fomenta la transparencia en la gestión ambiental y permite a la
sociedad civil monitorear las acciones de los gobiernos y de otras
entidades en materia ambiental, promoviendo la rendición de cuentas
y el buen funcionamiento.
2. Participación pública: El Acuerdo facilita la participación activa de la
sociedad civil en la toma de decisiones relacionadas con el medio
ambiente. Al involucrar a la ciudadanía en la elaboración de políticas
ambientales, se promueve una mayor legitimidad en las acciones
gubernamentales y empoderar a la ciudadanía en su capacidad para
incidir en la toma de decisiones.
3. Acceso a la justicia ambiental: Garantiza que las personas y
comunidades afectadas por decisiones ambientales tengan acceso a
mecanismos legales efectivos para defender sus derechos. Esto
contribuye a la protección de los individuos y grupos vulnerables
frente a posibles impactos ambientales negativos y promueve la
justicia ambiental en la región.

Otro ámbito de relevancia para la democracia, la gobernanza y la mejora del


espacio cívico es la reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. Los
intentos de reforma datan de 2015, siendo clara la posición de la ciudadanía y
parte importante de los funcionarios y las funcionarias del Servicio de Evaluación
Ambiental sobre la importancia de mejorar las condiciones de participación
ciudadana, el resguardo del principio precautorio, el ordenamiento territorial y la

< 11 >
evaluación ambiental estratégica e integrada (no fragmentada) de los proyectos
(Aedo y Parker, 2021).

La eficacia, pertinencia y oportunidad de estas disposiciones en la perspectiva de


organizaciones y actores locales, es materia de indagación en este proyecto.

Oportunidades identificadas en Chile

Ley 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana


Fondo de Fortalecimiento de Organizaciones de Interés Público
Gobernanza internacional:
❖ Convenio 169 de la OIT (2009)
❖ Protocolo facultativo de la Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer (2021)
❖ Acuerdo de Escazú (2021):
Reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental

1.3. Sociedad civil en Chile: fortalezas, debilidades y oportunidades de


intervención
Entendiendo el concepto de espacio cívico desde una perspectiva más amplia y
consistente con la trayectoria política de la relación entre la sociedad civil y el
Estado, es posible observar que las principales fortalezas de las organizaciones
son sus aportes al debate y la promoción de la democracia, los derechos
individuales, colectivos y ambientales, la gobernanza democrática, los derechos
sexuales y reproductivos, los derechos laborales, los derechos ambientales, la
justicia social, ambiental y climática, la memoria histórica, la defensa de
territorios, la resiliencia y la regeneración socioecológica. Todos estos elementos
son promovidos por una amplia diversidad de organizaciones vinculadas a
derechos humanos, derechos de las mujeres, defensoría ambiental y derechos
indígenas, quienes se organizan para la defensa de sus derechos, la incidencia
política, la divulgación, la articulación de redes, la construcción de conocimientos,
el intercambio de saberes y la formación en estos temas, dependiendo de sus
focos de acción.

Si bien es cierto que muchos de los avances en la ampliación del espacio cívico y
la cobertura de derechos se relacionan con los compromisos del Estado chileno
con instituciones financieras y organismos internacionales para fortalecer su
democracia, también es cierto que las organizaciones y movimientos sociales
contribuyen, aunque sea lenta o tangencialmente, a la ampliación del debate
público y buscan incidir en la toma de decisiones.

Por ejemplo, en la creación de la actual institucionalidad ambiental, los


organismos no gubernamentales y las organizaciones sociales se articularon para
promover el compromiso del gobierno en torno a lo que fue conocido como el
Acuerdo de Chagual para la creación del Ministerio de Medio Ambiente, la

< 12 >
Superintendencia de Medio Ambiente, los Tribunales Ambientales y -en una
promesa que tardó prácticamente dos décadas en concretarse- el Servicio
Nacional de Biodiversidad.

En materia de derechos de las mujeres, el rol de las organizaciones y movimientos


sociales ha sido clave para la suscripción del Protocolo de la CEDAW y la
aprobación de normativas favorables al ejercicio de derechos sexuales y
reproductivos, como la distribución de la píldora anticonceptiva de emergencia, la
ley de divorcio, la ley de delitos sexuales y la ley de aborto en tres causales, todas
ellas aprobadas muy recientemente debido a la fuerte influencia de sectores
conservadores y la Iglesia Católica en estas materias.

En cuanto a las principales debilidades, es posible observar la fragmentación y


dispersión de las iniciativas de la sociedad civil, debido principalmente a la
precarización y las dificultades de financiamiento; la fragmentación de
comunidades y territorios a instancias de la financiación privada, muchas veces
ofrecida a cambio de posiciones favorables a sus intereses 7; las restricciones de la
participación y los poderes fácticos, que obstruyen el avance de reformas y
mejoras pro derechos humanos, sociales y ambientales; el desconocimiento de los
marcos jurídicos y normativos; la competencia interna, por el limitado campo de
acción y de acceso a recursos; así como el desgaste y las dificultades de recambio
en el ejercicio de liderazgos.

Por ejemplo, el problema del desgaste y la desfinanciación se puede observar


claramente en el caso de la defensa de derechos de las comunidades en zonas de
sacrificio8. Juicios que pueden durar años resultan insostenibles tanto para los
liderazgos locales como para los equipos jurídicos y profesionales de apoyo. E
incluso, en el caso de obtener un resultado favorable, la implementación de los
compromisos obliga a las comunidades a seguir insistiendo, esta vez por la
ejecución de las medidas. Así ha sucedido con el compromiso del Estado de
reparar los daños causados por la contaminación de la bahía de Quintero,
Ventanas y Puchuncaví, denunciados en múltiples instancias y por más de una
década por las mujeres organizadas de estos territorios, existiendo tres fallos de
la Corte Suprema que aún no se concretan.

7 Por ejemplo, la cooptación de liderazgos y actores locales; el “lavado de imagen” a través


de regalías; las iniciativas de sustentabilidad que no compensan el daño ambiental pero
son anunciadas como ejemplo de responsabilidad empresarial (greenwashing), entre otras
formas. En Chile, el problema resulta agravado por la débil presencia del Estado en la
cobertura de derechos sociales, lo que favorece la aceptación de estas regalías y
compensaciones, especialmente en las poblaciones más vulnerables.
8 Las “zonas de sacrificio”, según diversos autores y tal como se han definido en la política
pública nacional, es una definición que aplica a territorios afectados y saturados por el
efecto sinérgico, histórico y continuo de industrias contaminantes, principalmente
energéticas y mineras.

< 13 >
1.4. Organizaciones que trabajan para fortalecer y proteger el espacio cívico en
Chile: una primera aproximación
Si bien la protección declarada del espacio cívico no siempre es evidente en las
agendas de las organizaciones de la sociedad civil, es posible reconocer esta
motivación en la defensa de lo público y en la búsqueda de reconocimiento de las
organizaciones como interlocutor válido. Así, es posible reconocer una amplia
diversidad de organizaciones dedicadas al fortalecimiento y protección de
aspectos relacionados: gobernanza democrática; acceso a la justicia; ejercicio
activo de derechos individuales, colectivos y ambientales; participación ciudadana
y acceso a la información, entre otros elementos. Algunas de estas
organizaciones se presentan en la siguiente tabla:

Nombre Tipo de organización Área de trabajo

4 Change Media Comunicaciones en


medio ambiente, cultura
cívica, ciencias y
sostenibilidad

Asociación Nacional de Organización de mujeres, Defensa de los derechos


Mujeres Indígenas y campesinas e indígenas de las mujeres
Rurales (ANAMURI) campesinas e indígenas,
los derechos laborales de
las trabajadoras del
campo, la protección de
las semillas, el derecho
al agua y la soberanía
alimentaria.

Centro de Estudios Interculturalidad y


Interculturales e diversidad cultural desde
Indígenas (CIIR) un enfoque
interdisciplinario

Centro de Investigación y Derechos humanos y


Defensa del Sur (CIDSUR) derechos de la población
indígena, niños y niñas.
Defensa jurídica

HUMANAS, Centro Promoción y defensa de


Regional de Derechos los derechos humanos,
Humanos de las mujeres y la
justicia de género en
Chile y América Latina

● Corporación de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM): Contribuye


al fortalecimiento de la democracia, la superación de la exclusión social y la
transformación de las relaciones de género, generando conocimientos,
participando en el debate crítico y promoviendo una ciudadanía activa.

< 14 >
● Comunidad Mujer: incidencia política, financiamiento y fortalecimiento de
organizaciones para la transformación social, cultural, normativa y
organizacional para la igualdad de género en Chile.
● Coordinadora Nacional de Pueblos Originarios: Tiene como objetivo incidir
en espacios de toma de decisión, siendo impulsada por mujeres de pueblos
originarios y organizaciones indígenas de todo el territorio.
● Chao Pescao: movimiento ciudadano de investigación y difusión para la
protección de ecosistemas y derechos socioambientales.
● Comité Nacional Pro Defensa de la Flora y Fauna (CODEFF): Incentiva la
conservación de la naturaleza, el medio ambiente y el desarrollo
sustentable.
● Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (CODESA): Proteger los
parques de Aysén y potenciar el empoderamiento ciudadano con el
medioambiente.
● Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA): Investiga y
asesora a comunidades en conflicto para potenciar sus capacidades de
gestión a favor de sus derechos ambientales.
● Observatorio Ciudadano: Se dedica a la defensa, promoción y
documentación de derechos humanos y derechos de pueblos indígenas
vigentes.
● ONG Defensa Ambiental: Trabaja en temas de justicia, gestión,
participación, educación y articulación socioambiental.
● ONG Defensoría Ambiental: Promueve el acceso a la justicia ambiental a
través del acompañamiento a comunidades y defensoras ambientales en su
defensa jurídica.
● ONG Fiscalía de Medio Ambiente: Orientada a la promoción de la justicia
ambiental, la gobernanza democrática y las transiciones socioecológicas
justas
● ONG Ecosistemas: Orientada a la defensa ambiental y la incidencia política
en temas de biodiversidad, protección de cuencas hídricas y derecho de las
comunidades y las personas al agua.
● ONG Terram: Abogan por el respeto de derechos, justicia ambiental,
resguardo de la naturaleza y cuidado del entorno a través de nuevos
canales democráticos y transparentes.
● ONG Programa Chile Sustentable: Aboga por la formulación, incidencia y
monitoreo de políticas públicas en materia ambiental, priorizando la
transición energética, protección de la Biodiversidad y derecho humano al
agua.
● Fundación Colunga: orientada al bienestar de las infancias y adolescencia a
través de la educación y la incidencia política. También promueve el
fortalecimiento de capacidades, articulación e innovación de organizaciones
de la sociedad civil, como espacio de encuentro e intercambio.
● Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC): en defensa de
derechos humanos y migrantes.
● Fundación SOL: en defensa de derechos sociales y acceso a la información
en materia económica, laboral y sindical.

< 15 >
● Fundación ANIDE: orientada a la promoción del enfoque de derechos en
niños, niñas y adolescentes.
● Fundación Tanti: Trabaja en las regiones de Atacama y Antofagasta con
comunidades indígenas, educación intercultural, agroecología, economía
solidaria y seguimiento a la política del litio.
● Futaleufú Riverkeepers: Organización sin fines de lucro de Chile y miembro
de la Alianza Mundial Waterkeeper que estudia cómo asegurar los derechos
de agua estratégicos en el río Futaleufú y mantenerlos con fines de
conservación hasta que se desarrolle una solución de carácter más
permanente.
● Maule-Itata Coastkeeper: Protege las aguas costeras entre la Boca del Río
Itata y el Río Maule a través de la educación, activismo, litigio, participación
comunitaria y un monitoreo científico independiente.
● Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia (MUZOSARE): Aboga por la
salud de las mujeres, niñas y niños que se ha visto afectada por el daño
ambiental en la Bahía de Quintero y el sector de Puchuncaví.
● Fundación Relaves: Estudia el estado actual de relaves y contaminación de
la minería en Chile, en defensa de los derechos de las personas a vivir en
un ambiente libre de contaminación.

Adicionalmente, las organizaciones de la sociedad civil pueden agruparse según


sus modos de vincularse con el Estado y el espacio cívico, tal como vimos en el
análisis de contexto (Espinoza, 1998):
● Acciones reivindicativas: Actualmente, podrían considerarse dentro de esta
categoría las organizaciones que reivindican derechos de las mujeres, las
infancias, las diversidades sexuales, los derechos indígenas y los derechos
laborales/sindicales.
● Participación populista: Pueden considerarse aquí las organizaciones que se
constituyen en torno a los beneficios sociales que otorga el sector público y
privado. Si bien la categoría “populista” corresponde más bien a aquellas
que surgieron en el marco de gobiernos populistas de décadas pasadas,
este tipo de organizaciones existe a escala local y regional. Tal es el caso de
las juntas de vecinos que se conforman específicamente en torno a los
megaproyectos, con miras a favorecer su instalación, bajo la promesa de
empleos y regalías futuras. También es el caso de ANDHA Chile,
organización de deudores habitacionales.
● Acciones comunitarias: aquí se encuentra una amplia diversidad de
organizaciones locales orientadas a resolver problemas sociales,
económicos y ambientales a nivel territorial.
● Lógicas de ruptura: Este tipo de organización surge de forma episódica en
torno a movilizaciones sociales, no existiendo en la actualidad más que un
grupo vinculado directamente a la confrontación del Estado (la
Coordinadora Arauco Malleco, CAM). Las organizaciones y redes que buscan
transformar profundamente las lógicas de mercado (como el movimiento
No + AFP) están simultáneamente reivindicando una mayor presencia del
sector público, por lo que no podrían generalizarse como “de ruptura” total.

< 16 >
1.5. Donantes públicos y privados que apoyan un espacio cívico abierto y próspero:
una primera aproximación
Las agencias de cooperación en Chile no se dirigen específicamente al
fortalecimiento del espacio cívico, pero sí tienen en su agenda la promoción de la
democracia, la gobernanza y la incidencia política. Por cierto, al ser un país OCDE,
la presencia de fundaciones e instituciones financistas se ha reducido
significativamente en los últimos 20 años.

Entre las entidades internacionales que mantienen espacios de cooperación


destacan:

Fundaciones alemanas, que apoyan a las organizaciones afines a su foco político:


● Fundación Rosa Luxemburgo, que apoya organizaciones vinculadas a las
izquierdas.
● Fundación Konrad Adenauer, vinculada a la democracia cristiana.
● Fundación Heniricn Böll, vinculada a los verdes.
● Fundación Friedrich Ebert, vinculada a la socialdemocracia.

También desde Alemania, la GIZ orienta su cooperación al financiamiento de


iniciativas en el sector energético y más recientemente, promoción del hidrógeno
verde como estrategia de transición. Y la Fundación Kindernothilfe trabaja en la
promoción del enfoque de derechos en las infancias y adolescencias a través de la
Fundación ANIDE.

La cooperación financiada por privados está vinculada a las políticas de


responsabilidad social empresarial e indirectamente contribuyen a la existencia de
organizaciones y entidades que alimenten el tejido social, el intercambio de
saberes, el fomento a la cultura, etc. Por ejemplo:
● Fundación Minera Escondida: con foco en la mejora de las condiciones de
vida de la población de Antofagasta. También participa de actividades
culturales y afines, a través de la Ley de Donaciones Culturales.
● Fundación Minera Los Pelambres: con programas orientados a la
diversificación productiva, eficiencia hídrica y educación.
● Fundación BHP, en Chile orientada a la educación e inclusión de niños,
niñas y jóvenes.
● Fundación ENDESA: que en Chile ofrece becas de estudios y acciones de
beneficencia a las comunidades donde instalan sus megaproyectos
energéticos.
● Fundación Arcor: orientada al fortalecimiento de comunidades y derechos
de las infancias.
● Fundación para la infancia Ronald Mc Donald: orientada a apoyar el acceso
a la salud de niños y niñas en situación vulnerable.
● Fundación Caserta: parte de Filantropía Cortés Solari, orientada a promover
la educación integral y la sostenibilidad.
● Fundación Patagonia: que financia y da soporte a un amplio conjunto de
organizaciones ambientales en Chile.

< 17 >
● Fundación Centro Melimoyu Ecosystem Research Institute (MERI):
Desarrolla investigación cihttps://fundacionmeri.cl/fundacion-meri/entífica
y educación ambiental, en vinculación con las comunidades, para la
conservación de ecosistemas estratégicos y la mitigación del Cambio
Climático.

2. Diseño metodológico
Con miras a mapear las organizaciones, redes y movimientos; proveedores de
servicios de fortalecimiento organizativo; instituciones que otorgan subvenciones y
redes y movimientos interdisciplinarios; donantes públicos y privados; se prevé la
implementación de diversas metodologías:

1. Identificación de actores relevantes, aplicación de criterios para su


priorización.
2. Cuestionario semi-estructurado dirigido a dirigentes y participantes de
organizaciones sociales.
3. Entrevistas en profundidad a organizaciones priorizadas y redes afines.
4. Observación en terreno (etnografía) de procesos que impliquen el ejercicio
activo de ciudadanía en el espacio cívico, organizados en tres zonas: norte,
centro y sur de Chile.
5. Focus group con actores clave priorizados.

Los criterios para la priorización de actores clave para las entrevistas y focus
group serán:
1. Organizaciones directamente orientadas al trabajo de la protección y
fortalecimiento del espacio cívico.
2. Organizaciones directamente afectadas por las debilidades y limitaciones
del espacio cívico en Chile, tales como:
● afectadas por falta de acceso a la justicia y la democracia ambiental;
● afectadas por debilidades en el ejercicio de la ciudadanía y la
participación;
● afectadas por la falta de espacios de diálogo e incidencia para el
ejercicio de derechos individuales y colectivos.

Adicionalmente, se tendrá en cuenta para la observación:


● tiempo de trayectoria (menor a 5 años, entre 5 y 10 años, mayor a 15 años);
● cómo se financian (público, privado, cooperación internacional);
● cómo se organizan (alianzas locales, nacionales, internacionales);
● localización (zona norte, zona centro, zona sur).

En términos globales, se espera convocar a un máximo de 30 organizaciones para


la indagación directa.

< 18 >
3. Instrumentos de evaluación

3.1. Cuestionario semi-estructurado (Google Form)


Introducción: Breve contexto de la indagación, definición de espacio cívico,
políticas de uso de datos, consentimiento.

Se sugiere como parte de la introducción, señalar que: “El espacio cívico da el


tamaño, forma y condiciones para la actuación de la sociedad civil definiéndose
como las condiciones legales, institucionales y prácticas de actores no
gubernamentales para acceder a la información, expresarse, asociarse, organizarse
y participar en la vida pública”.

Las preguntas del cuestionario serán de alternativas y selección múltiple, con una
primera parte de caracterización y una segunda parte de percepción, tales como:

a) Caracterización de la organización:
- nombre
- fundación/corporación/organización local
- área principal de trabajo: infancia y juventud, medio ambiente,
derechos humanos, democracia, derechos indígenas, derechos de las
mujeres, derechos digitales, otras (selección múltiple)
- organización territorial/organización funcional
- tiempo de trayectoria (menor a 5 años, entre 5 y 10 años, mayor a 10
años)
- localización (regiones, selección múltiple)
- fuentes de financiamiento: agencias de cooperación internacional,
fundación privada, fondos públicos, ingresos propios

b) Cuál es la relación de su organización con el Estado, considerando


- asesoría
- participación en procesos de consulta
- acciones de lobby u otras formas de incidencia
- movilizaciones, presión social

c) Fortalezas y debilidades del espacio cívico (selección múltiple, marcar una


o varias alternativas). Por ejemplo:

1. ¿Cómo contribuye su organización al fortalecimiento del espacio cívico?


A) A través de la educación y la formación
B) Mediante la promoción de la participación ciudadana
C) Fomentando la transparencia y la rendición de cuenta
D) Mediante la incidencia política
E) Otra (cual?)

2. ¿Qué desafíos enfrenta su organización en su trabajo para fortalecer el


espacio cívico?

< 19 >
A) Falta de financiamiento
B) Falta de apoyo por parte de organizaciones y actores afines
C) Falta de espacios de participación
D) Desgaste, cansancio
E) Falta de acceso a información
F) Campañas de desinformación
G) Falta de visibilidad
H) Otro (cuál)

5. ¿Cómo se involucra su organización con otras organizaciones similares


para fortalecer el espacio cívico?
A) A través de alianzas y colaboraciones
B) Mediante la participación en redes y coaliciones
C) A través de eventos y conferencias conjuntas
D) No se involucra

6. ¿Cómo se involucra su organización con el gobierno en su trabajo para


fortalecer el espacio cívico?
A) A través de la defensa y el cabildeo
B) Mediante la participación en consultas y comités
C) A través de la colaboración en proyectos y programas
D) No se involucra

7. ¿Cómo se involucra su organización con el público en general en su


trabajo para fortalecer el espacio cívico?
A) A través de campañas de sensibilización y educación
B) Mediante la organización de eventos y actividades
C) A través de las redes sociales y otros medios de comunicación
D) No se involucra
d) Pregunta abierta: potenciales, oportunidades de mejora

3.2. Entrevistas en profundidad y focus group (preguntas abiertas)


Introducción o encuadre: Tal como en la presentación del cuestionario, en este
apartado se ofrece un contexto de la investigación y una definición de espacio
cívico; se explicita el consentimiento y se da inicio a la conversación. Se sugieren
las siguientes preguntas, en base a la experiencia de cada entrevistado/a:

● ¿Cómo interpretas el término “espacio cívico”? ¿Qué ideas te surgen?


● ¿Cómo describirías la situación actual del espacio cívico en Chile?
● ¿Cuáles consideras que son las principales amenazas y riesgos que enfrenta
el espacio cívico en Chile en la actualidad?
● ¿De qué manera estas amenazas han afectado a las organizaciones y a los
dirigentes sociales?
● ¿Cuáles dirías que son los principales obstáculos que enfrentan las
organizaciones sociales en Chile?

< 20 >
● ¿Cuáles dirías que son los principales desafíos para el espacio cívico en
Chile?
● ¿Cómo aporta su iniciativa a la promoción del espacio cívico?
● ¿Qué iniciativas conoces que buscan promover un espacio cívico confiable y
seguro en Chile?
● ¿Qué oportunidades identificas para mejorar el espacio cívico en Chile?
● ¿Cómo podrían estas oportunidades beneficiar el trabajo que realizan las
organizaciones sociales?
● Si pudieras proponer al menos tres medidas para eliminar los obstáculos y
amenazas al espacio cívico y a la sociedad civil en Chile, ¿cuáles serían?

3.3. Observación en terreno (período julio-septiembre)


Se espera identificar al menos tres eventos territoriales vinculados directa o
indirectamente al fortalecimiento de la democracia, la gobernanza y el uso del
espacio cívico en la zona norte, centro y sur, convocados por organizaciones de la
sociedad civil y/o el gobierno, donde sea posible observar las narrativas, las
dinámicas y las percepciones de los y las participantes.

4. Plan de trabajo
La estructura del proceso se puede organizar en 5 fases:
1. Revisión bibliográfica: Insumos para la elaboración de marco contextual,
procesos históricos, análisis de políticas públicas y condiciones actuales del
espacio civico en Chile.
2. Elaboración de base de datos preliminar, identificado público objetivo de
los diferentes instrumentos de indagación. Se espera ampliar esta base con
miras a la elaboración del mapeo al término del proceso indagatorio.
3. Diseño e Implementación de instrumentos de investigación: cuestionario,
entrevistas, focus group y observación participante. Incluye la logística
correspondiente a cada técnica de recolección de datos, especialmente en
la observación en terreno.
4. Análisis de datos: Recogida, sistematización y análisis de la información
levantada, relevando hallazgos y fenómenos emergentes.
5. Elaboración de base de datos final, estructurada como mapeo de actores
identificando relaciones.

Carta Gantt:

Junio Julio Agosto Sept Octubre Noviem

Revisión bibliográfica x x x x x x x x

Base de datos (contactos) x x x x


preliminar

Implementación de x x x x x

< 21 >
cuestionario

Entrevistas en profundidad x x x x x x x

Focus group x x x x x x x

Observación participante x x x x x x x x x x x

Análisis de datos x x x x x x x

Base de datos final (Mapeo) x x x

Informe preliminar x x

Retroalimentación x

Informe final x

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