Panorama Filosofia Rusa S.XX
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FILOSOFÍA
Resumen: En este artículo se hace un recorrido a través de las posturas y teorías losó cas que impactaron en
los pensadores rusos del siglo XX.
Índice [ocultar]
Introducción
La filosofía de finales de siglo XIX
La filosofía durante el periodo leninista-estalinista: la burocratización soviética de la filosofía
La filosofía durante el período de desestalinización
La situación de la filosofía ante la Perestroika
Reflexiones finales
Libros que te pueden interesar*
Bibliografía
Introducción
El siglo XX en Rusia es un siglo indudablemente complejo por sus transformaciones sociales, económicas,
políticas e intelectuales. En materia losó ca y sociológica hay un gran desarrollo teórico y cultural. Muchos
consideran que en el siglo XX sólo hubo marxismo-leninismo, idea por demás exagerada. Lo cierto es que la
losofía implantada en el Imperio Soviético durante más de 50 años, impuso una ideología que implicó un
marco metodológico para el pensar losó co. Pero hubo otras corrientes losó cas que orquestaron el siglo.
En este artículo, trataré de presentar un panorama general de la losofía rusa que se desarrolló en el siglo XX.
El problema que se plantea es: ¿qué variantes presenta la losofía rusa durante el siglo XX? Está claro que la
exposición se tiene que desdoblar en dos planos: el histórico y el losó co. El primero nos muestra fechas y
procesos. El segundo investiga el núcleo, desarrollo y curso de las ideas losó cas. Para comprender el
signi cado del pensamiento ruso de forma necesaria se sintetizan ambos.
De esta suerte, Bernard Jeu (1981) observa que “interpretar correctamente la aportación y el alcance de la
losofía rusa es un empresa delicada” (p. 279). Con esta advertencia, dividiré mi exposición en cuatro puntos: 1)
revisión de la losofía rusa de nales del siglo XIX; 2) la losofía durante el período leninista y estalinista; 3) la
consideración de la losofía durante el proceso de desestalinización; y 4) la losofía entrada la etapa de la
llamada Perestroika.
Hacia el nal del siglo XIX la actividad losó ca no cesa. En Alemania, Nietzsche sigue preso de su locura.
Asimismo el neokantismo va viento en popa. Husserl publica en 1900 el primer volumen de Investigaciones
Lógicas. El empiriocriticismo de Ernst Mach y Richard Avenarius comienza a ser asimilado. En las luchas
ideológicas de principios del siglo XX toma lugar el positivismo de la segunda oleada. Cabe mencionar los casos
de Vladimir Victorovich Lesevich, Konstantin Dmitrievich Kavelin y Nikolái Fiódorovich Fiódorov. Lesevich fue un
ingeniero militar exiliado en Siberia que siguió la losofía de Avenarius. Kavelin, conocedor de Schelling y Hegel,
consideró que la losofía debe convertirse en una ciencia psicológica. Fiódorov, cristiano y bibliotecario,
consideró la posibilidad de la resurrección de los cuerpos. En la historia del pensamiento ruso Fiódorov destaca
por haber sido el fundador del llamado “cosmismo” y, por su considerada idea de la necesidad de la expansión
de la humanidad por la vía cientí ca y tecnológica. Es un precursor del llamado “transhumanismo”. En este
contexto el positivismo de Comte, Mill y Spencer in uyó, pero después pierde interés por el “empiriocriticismo”.
En la segunda mitad del siglo XIX, la losofía burguesa sigue fundamentalmente los dos principales derroteros
por donde discurría al comenzar su declive en la primera mitad de la centuria. De un lado encontramos
corrientes que pretenden dar una interpretación losó ca del conocimiento cientí co y que, en realidad,
introducen el agnosticismo y el idealismo en la ciencia de la naturaleza y de la sociedad. De otro se propagan
cada vez más extensamente las tendencias irracionalistas, más o menos descaradamente hostiles a la ciencia y
al progreso social (p.142).
Es un hecho que los acontecimientos políticos de principios del siglo XX provocan que el curso de las corrientes
principales se deconstruyan. En esos mismos años fallecen varios lósofos de la vieja Rusia: Plejánov en 1918 y
Piotr A. Kropotkin en 1921. Tras la muerte de Lenin en 1924, el simbolismo revolucionario de la desacralización
de la monarquía adopta otras formas de ejercicio del poder. Hacia 1922 comienza una emigración rusa. Se da el
exilio. Uno de los resultados se expresó en la losofía antisoviética (como encontramos en el existencialismo de
Nikolai Berdiáiev, quien sostenía, ad sensu contrario de la losofía soviética, que el individuo constituye el
terreno de las potencias irracionales de la historia).
En general, en el umbral de este sistema político el poder bolchevique constituyó sus propias instituciones:
Proletkult; Consejo de Comisarios del Pueblo; Partido Comunista de Rusia; Academia Socialista de Ciencias
Sociales; Internacional Comunista (Komintern); Academia Socialista; Universidad Comunista Sverdlov; Instituto
K. Marx y F. Engels; Instituto de Profesores Rojos; Instituto de Filosofía Cientí ca; Instituto Lenin del CC;
Academia Comunista; Asociación Rusa de Institutos de Investigación en Ciencias Sociales; Instituto de Filosofía
de la Academia Comunista; Instituto Marx-Engels-Lenin del Comité Central del PCU; Instituto de Filosofía de la
Academia de Ciencias de la URSS.[1]
Durante la dictadura del proletariado hubo “purgas” que arrasaron con cientí cos, lósofos, escritores y artistas
que no participaban del sistema o cial. Entre los escritores están I. Babel, O. Mandelshtam, I. Meyerjold. Entre
los lósofos, N. Karev, I. Luppol, Y. Sten, S. Semkovsky, G. Shpet, P. Florensky. Los lósofos de la losofía
soviética son: Adoratsky, Alexandrov, Blauberg, Bogdanov, Bujarin, Deborin, Dynnik, Egorov, Fedoséyev, Hessen,
Iudin, Kedrov, Konstantinov, Kruzhov, Lenin, Mitin, Nevski, Pokrovski, Pospelov, Riazánov, Rosental, Speth, Stalin,
Svetlov, Trotski, Vasetsky, entre otros. Muchos de ellos estuvieron relacionados con las instituciones ya citadas.
Habría que subrayar que un texto sin duda representativo de la losofía soviética es el Diccionario losó co
rmado en 1939 por Mark Moisevich Rosental y Pavel Fedorovich Iudin. En él se sintetiza la losofía
políticamente implantada del Imperio Soviético. Se tradujo a diferentes lenguas. La obra tuvo varias ediciones:
la 2ª en 1940, la 3ª en 1952, tras la “Gran Guerra Patria” (eufemismo soviético), y la 4ª en 1954. Dependiendo el
momento, el diccionario sufre cambios de adecuación. Tuvo numerosísimas reediciones en Iberoamérica. El
diccionario iniciado por Rosental y Iudin, en todo caso, como dice Gustavo Bueno Sánchez,
[…] permite vislumbrar la ortodoxia que para muchos millones de hombres fue suponiendo el diamat durante
buena parte del siglo XX, y sirve de guía para advertir importantes in uencias losó cas e ideológicas que
estuvieron vivas durante décadas […] También para con rmar la simplicidad, rudeza y pedantería de aquella
losofía fermentada en las instituciones académicas de la Unión Soviética.
Es decir, la losofía soviética impuso un lenguaje de símbolos cuya condición era crear nuevos signi cados y
expresar una nueva vida mediante un cuidadoso control político (Figes, Kolonitskii, 2001).
Sintomático también de este período es el inicio de cierta liberalización política. El marxismo renace en los años
60: Marcuse, Fromm, Adorno y Habermas son una demostración de la revaloración de Marx en la segunda mitad
del siglo XX. En Rusia, Évald V. Iliénkov, o el “último marxista del lado soviético”, trabajó la teoría del
conocimiento, la lógica y la dialéctica desde un punto de vista materialista. Criticó el positivismo. Publicó en
1960, pese a la censura, La dialéctica de lo abstracto y lo concreto. Pero su vida fue trágica: se suicidó en 1979.
En estos años asimismo se gesta el estructuralismo en Rusia y la losofía del lenguaje. En momentos de tenso
totalitarismo, Roman Jakobson y Mijaíl Bajtín tuvieron un papel muy importante. La penetración y ahondamiento
de su losofía presenta un in uyente interés en los debates de la losofía occidental y continental.
Lo cual presenta una situación paradójica: antes de la desintegración de la URSS el estado subvencionaba la
investigación cientí ca por diversas instituciones. La Perestroika trajo consigo una caída de la inversión en el
ramo industrial. Veamos un dato: en 1900 el número de trabajadores de la ciencia era de 1, 500,300 y en el año
de 1996 sólo era de 671,000. Y para 1997 no superaba los 455,000, según Varshavsky. La crisis del llamado
modelo socialista arrasó con todo. En última instancia, este hecho ayudar a explicar que en el año 2000 Putin
considerase que la ciencia es la “reserva estratégica más importante” [sic] de Rusia.
Paralelamente, el debate sobre la “idea rusa” continúa con un amplio espectro de posiciones que varían, según
la perspectiva de Demenchónok (2004), desde una exploración profunda de la herencia cultural hasta el
nacionalismo politizado. En este sentido, Aleksandr Dugin es un notable lósofo ruso, con diversas obras
publicadas, quien sin seguir con la re exión gnoseológica, presenta una teorización política de gran interés. Para
interpretar el pasado reciente de la política rusa, Dugin ha desarrollado la idea de una “cuarta teoría política”.
Dugin considera que marxismo, socialismo y liberalismo son teorías obsoletas para interpretar el presente
político. Considerada en el plano de la losofía política, resulta ser una propuesta polémica.
Muy cerca con esta tematización, Sergei S. Joruzhy, en su libro Después de la ruptura. Caminos de la losofía
rusa (1994), estudia la losofía de la religión rusa. Examina el tema de la Sobornost (que ya citamos arriba). En
su intento por revalorizar el pasado, considera que la losofía de L. P. Karsavin, resulta importante en las
teorizaciones sobre las organizaciones, partidos, naciones.
Arseny Guliga ha analizado la evolución de la idea de identidad nacional en Rusia. Ha mostrado que las losofías
rusa y occidental tienen raíces en común, aunque cada una su propia originalidad.[2] Tatyana Vyazovik, por su
parte, ha analizado la variante rusa del libertarismo. A su juicio, los “principios del liberalismo” no fueron
debidamente aplicados en Rusia, por lo que hubo vaguedad y degradación. Así, la autora a rma que es necesario
para la democratización de Rusia la implementación de los “principios liberales”.
De nitivamente, la última década del siglo XX manifestó un creciente interés por la historia del neoliberalismo
en Rusia. Por resumir a Erikh Y. Solovyov, estudioso del neoliberalismo ruso, podríamos a rmar que se trata de
un fenómeno enraizado en la Reforma protestante. Para Solovyov, la libertad de conciencia es la línea de
justi cación ética de los derechos humanos. La lucha por la tolerancia religiosa plantea la lucha por la libertad
del individuo y por el derecho a la propiedad. Solovyov muestra que Rusia pasó por un proceso semejante a la
Reforma. Sin embargo, considera –no sin polémica– que el proceso de reformas liberales fue interrumpido por
el bolchevismo. En gran medida, considera que la Constitución Política de la Federación Rusa de 1993 da
continuidad al proyecto liberal emergido a principios del siglo XX.
Pensar los últimos años del siglo XX en losofía, obliga a considerar a Abdusalam A. Guseynov (1939), quien es
un lósofo adscrito al Instituto de Filosofía de la Academia Rusa de Ciencias, con varios libros sobre la losofía,
moralidad y política. Ha analizado la demagogia moral, que de ne como el abuso de una evaluación moral que
trata de encubrir el crecimiento moral de una nación por medio de la degradación moral de otros. A su juicio, la
demagogia moral se usa para justi car la violencia. Guseynov critica el maniqueísmo moral del nacionalismo
extremo en tanto los intereses particulares de una nación se autolegitiman como los intereses universales, y a
partir de ahí divide a las naciones en buenas y malas. Lo cito: “la originalidad de una nación es posible sólo en
un espacio supranacional y consiste en la comprensión y realización especí ca de las ideas humanas
supranacionales universales”. Esta a rmación, si bien cuestionable por su credo apriorístico de las “ideas
humanas supranacionales universales”, revela una crítica losó ca contra los discursos demagógicos de la Rusia
contemporánea. No obstante, se trata de un lósofo que ha problematizado los grandes tema de la ética.
Reflexiones finales
Según este breve panorama, podemos concluir que a lo largo del siglo XX en Rusia guran diversas corrientes:
eslavo lismo (Iván Ilín), simbolismo (Ivanovitch Ivanov), misticismo (Georges Gurdjie ), losofía de la religión
(Soloviev), neohegelianismo (Borís. N. Chicherin), estudios sobre lógica, losofía de la ciencia, losofía política.
Particularmente la losofía rusa estuvo in uida por la losofía occidental. Y más aún: la losofía occidental del
siglo XX (tomada en su conjunto) tiene grandes referencias de Tolstoi, Dostoiewsky, Plejánov, Soloviev, Berdiaev
y Lenin (¡de quién más!).
Un punto que quisiera señalar es que la carencia de asignaturas de “Filosofía rusa” en la mayoría (si no en
todas) de las propuestas curriculares[3] de las licenciaturas de Filosofía en México, repercute en el
desconocimiento del sentido y signi cado de la losofía rusa. Se trata de algo en lo que, tanto la prensa de
orientación rusó la como la “historiografía de las ideas” en Latinoamérica, no han reparado lo su ciente. Este
problema debe ser resuelto aún más considerando la “reveladora” posición geopolítica de Rusia en el mundo
contemporáneo. Al pretender escribir este artículo no se ha buscado más que dar una pequeña introducción a la
losofía rusa. Luego será momento para ver cuál fue la in uencia del posmodernismo en el pensamiento ruso.
En todo caso, donde se puede conocer la actividad actual de la losofía rusa es el Instituto de Filosofía de la
Academia Rusa de Ciencias.[4]
Si para terminar debiera indicar un atisbo inmediatamente general de la losofía rusa, creo que resulta muy
ilustrativa esta cita del tomo 2 de Historia de la losofía donde se puede percibir la enseñanza más genuina del
ejercicio losó co en la Rusia del siglo XX:
[…] la historia de la losofía es un proceso complejo y contradictorio del re ejo de la existencia natural y social
en la conciencia de los ideólogos de las diversas clases y grupos sociales. La historia de la losofía [rusa] nos
muestra que la andadura del pensamiento losó co nunca fue acompasada y “apacible”, libre de
contradicciones y luchas. En realidad, la losofía siempre fue partidista, siempre expresó los intereses de las
clases contendientes (pp.444-445. Énfasis mío).
Sobre el simbolismo de esta candente polémica se alza la pluralidad de losofías. Ello fue posible, en
particular, por un acontecimiento que marcó su devenir: la Revolución de octubre –y, como tal, se trató de la
in uencia real de lo político en la losofía.
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Bibliografía
Burguete Ayala, R. (2000). “La losofía de la ciencia y la losofía de la técnica en Rusia (1995-2000)”. Éndoxa:
Series Filosó cas, 13, pp. 91-119.
Figes, O., Kolonitskii, B. (2001). Interpretar la revolución rusa. Madrid: Biblioteca Nueva.
Jea, B. (1981). “La losofía rusa”. En Belaval, I., Las losofías nacionales. Siglos XIX y XX (pp. 229-283). México:
Siglo XXI.
Zenkovsky, B. (1967). Historia de la losofía rusa. Buenos Aires: Eudeba.
[1] Para más detalles de cada una véase: http:// loso a.org/urss/q .htm#mel.
[2] No convendría asociar la idea de “originalidad” misti cada por Leopoldo Zea en el contexto mexicano.
[3] Si bien existe la presencia curricular de tópicos selectos de “Marxismo-leninismo”, no está del todo asentado
en la mayoría de los planes y programas curriculares el estudio de la losofía rusa.
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