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DOSIER

Wieder y Eichmann.
Dos comentarios a
la banalidad del mal
en Roberto Bolaño y
Hannah Arendt
Wieder and Eichmann.
Two Comments on
the Banality of Evil in
Roberto Bolaño and
Hannah Arendt

Roberto Barajas Chávez*


Universidad Iberoamericana, ciudad de México
robertobarajaschavez@gmail.com
Dosier · Wieder y Eichmann. Dos comentarios a la banalidad del mal

Resumen
Este texto plantea un estudio comparativo desde la tesis de “la banalidad del
mal” de Hannah Arendt, a partir de dos personajes inscritos uno desde la lite-
ratura y el otro desde la filosofía moral. Por un lado, el personaje del poeta y
piloto de la Fuerza Aérea en la dictadura militar de Augusto Pinochet, Carlos
Wieder, que aparece en la novela Estrella distante (1996), del escritor chileno
Roberto Bolaño, y, por el otro, el oficial nazi Adolf Eichmann y el conflicto
político que generó su juicio penal en Jerusalén en 1961, luego de su captura en
un suburbio de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en 1960. De esta manera,
propongo una comparación entre ambos personajes: uno literario, basado en
acontecimientos históricos y ficticios, y la crítica desarrollada por la filósofa
alemana Hannah Arendt, con indicios de filosofía política y moral, al acusado
por crímenes al pueblo judío, contra la humanidad y crímenes de guerra du-
rante el régimen nazi en la Segunda Guerra Mundial. Las reflexiones de Arendt,
elaboradas ante la invitación a realizar un “relato de hechos” sobre el caso para
la revista estadounidense The New Yorker durante el periodo del juicio, se pu-
blicaron en: Eichmann in Jerusalem. A Report on the Banality of Evil, en 1963.

Palabras clave: literatura, política, arte, poesía, dictadura, moral, imperativo


categórico.

Abstract
The text presents a comparative study based on Hannah Arendt’s theory called
“the banality of evil”, considering two characters defined, one by literature and
the other by moral philosophy. On the one hand, the character of the poet and
Air Force pilot in the dictatorship of Augusto Pinochet, Carlos Wieder, who
appears in the novel Estrella distante, 1996, by Chilean writer Roberto Bolaño,
and on the other, the political conflict that generated the criminal trial to the
Nazi officer Adolf Eichmann in Jerusalem in 1961, after his capture in a suburb
of the City of Buenos Aires, Argentina, in 1960. In this way, I will set a dialogue

Recepción 6-10-21 / Aceptación 1-2-22

doi 10.48102/rdf.v54i153.141
Revista de Filosofía · año 54 · núm. 153 · julio-diciembre 2022 • pp. 76-97
Roberto Barajas Chávez

* Licenciado en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Maestro en Estu-


dios de Arte y Literatura por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Doctorando
en Historia y Teoría Crítica del Arte por la Universidad Iberoamericana. Es docente y
curador independiente. Ha trabajado en diferentes instituciones museísticas como la Sala
de Arte Público Siqueiros y el Museo de Arte Carrillo Gil, como curador y coordinador de
exposiciones. En 2020 publicó Memoria y olvido. Reflexiones en torno al archivo, proyecto
editorial producto de la exposición con el mismo nombre en el agn. Entre las distinciones
y reconocimientos que ha obtenido, fue beneficiario del Apoyo a proyectos de curaduría y
exposiciones independientes, otorgado por el Patronato de Arte Contemporáneo pac, edi-
ciones 2011 y 2012; así como del Fonca: Fomento a proyectos y coinversiones culturales,
emisión 2011.

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between both characters; a literature based on historical and fictitious events,


and the criticism made by the German philosopher Hannah Arendt based on
hints of Political Philosophy and moral to the accused, for crimes against the
Jewish people, crimes against humanity and war crimes during the Nazi regime
in World War II. Reflections made by the philosopher, once she is invited to
make a “factual account” about the case, for the American magazine The New
Yorker during the trial period, and of which she would later publish the text:
Eichmann in Jerusalem. A Report on the Banality of Evil, in 1963.

Keywords: Literature, politic, art, poetry, dictatorship, moral, categorical im-


perative

El poeta adolescente

Todos eran menores de edad y algunos tenían pinta de


héroes. Se les veía felices.
Roberto Bolaño, Estrella distante

Para abordar a Carlos Wieder, el personaje que Roberto Bolaño creó en


su novela Estrella distante, de 1996, vale la pena regresar a los anteceden-
tes de esta novela y a la idea que el escritor chileno tenía sobre el signifi-
cado de un poeta y su labor, para entender mejor a los personajes y sus
principales inquietudes. En una entrevista hecha a Bolaño por Cristián
Warnken en la Feria Internacional del Libro de Chile en 1999, para el
programa de UC Televisión: La belleza de pensar, el escritor chileno habla
del acto poético como un gesto adolescente; el adolescente frágil y valien-
te que, señala, “apuesta lo poco que tiene por algo que ni siquiera alcan-

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za a entender lo que es y generalmente pierde”.1 Enigmas que parecen


acercarnos a la imagen de un poeta ingenuo, conducido hacia el dolor
y la sanidad liberadora al mismo tiempo. Porque, nos dice el escritor en
la misma entrevista, existe asimismo la imagen del poeta adulto, quien
sabe muy bien lo que hace al innovar y es consciente de sí; en ese lugar
coloca a Baudelaire como el soberano que pone a disposición todos los
recursos a su alcance y los sabe usar. Este tipo de poeta no es frágil como
el adolescente, sino una roca; es fuerte.
Éstos son escritores con sentido común, dice Bolaño: “Baudelaire es
un páter familias, es el abuelo sensato. Baudelaire nos muestra el camino
y sus herramientas, abre un camino, nos dice cómo abrirlo y a partir de
él se abre un camino que no sólo queda abierto sino pavimentado”.2
De estas ideas que el escritor ofrece sobre los dos tipos de poetas que con-
sidera importantes en su propia obra, polarizados entre sí, parece simpatizar
con el poeta adolescente; en esa categoría se puede introducir a muchos de
los protagonistas de sus novelas. Habla, por ejemplo, de Ulises Lima, uno
de los personajes que aparece en la segunda parte de Los detectives salvajes, de
1998. Lima ocupa, aclara en la entrevista, el lugar del mejor y más cerca-
no amigo que él tuvo cuando vivió en México. El poeta mexicano Mario
Santiago Papasquiaro sería con quien, además, fundaría, junto con otros
jóvenes poetas, el movimiento poético de contracultura: el infrarrealismo, a
mediados de la década de 1970. Con Ulises Lima aparece en Los detectives
salvajes Arturo Belano, alter ego de Bolaño y nombrado así en homenaje al
escritor francés Arthur Rimbaud. Pero Belano es presentado por primera

1
Fragmentos de la entrevista que se puede consultar en su versión completa en YouTube: “Rober-
to Bolaño. La Belleza de Pensar”, 13 UC Televisión, 1999. https://www.youtube.com/watch?-
v=4opmK0SO-J8
2
Fragmentos de la entrevista que se puede consultar en su versión completa en YouTube: “Rober-
to Bolaño. La Belleza de Pensar”, 13 UC Televisión, 1999. https://www.youtube.com/watch?-
v=4opmK0SO-J8

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vez en Estrella distante, obra a la cual dedicaremos mayor atención, para


explicar los motivos que la antecedieron en la mente de su autor.
En La literatura nazi en América, de 1996, Bolaño presenta una anto-
logía de escritores radicados en América que simpatizaron con el nazis-
mo. En el último capítulo de esta novela, Bolaño narra, en unas cuantas
páginas, la historia del teniente Ramírez Hoffman de la Fuerza Aérea de
Chile (fach). Esta historia le había sido contada a Bolaño tiempo antes
de escribir la novela por el artista chileno Jaime Rivera, quien no habría
quedado contento con la corta referencia a este personaje en la novela de
Bolaño y le sugirió ahondar, con mayor atención, en la historia que le
había compartido. El resultado, después de un encierro de casi dos meses
con su alter ego, Arturo Belano, fue la novela Estrella distante.
La novela está contada en primera persona por Belano, quien inicial-
mente se encarga de narrar la historia y personalidad de Alberto Ruiz-
Tagle, un poeta autodidacta que suele asistir a los talleres literarios chilenos
durante el gobierno de Salvador Allende y quien, a partir del golpe de Es-
tado que da inicio a la dictadura de Augusto Pinochet en 1973, se volverá
un piloto de la fach, conocido como Carlos Wieder. Desde entonces, todo
parece cambiar en la personalidad de este complejo personaje, menos su
afición por la poesía. Belano describe a detalle el ambiente que se respiraba
inicialmente entre el círculo de amistades que asistía a los talleres del profe-
sor y poeta Juan Stein en Concepción, al suroeste de Santiago, en el centro
de Chile; Stein es íntimo amigo de Belano y lo acompaña en gran parte de
la novela. Describe también a Bibiano O’Ryan, a las gemelas Verónica y
Angélica Garmendia, y pormenores sobre el otro taller de poesía que daba
Diego Soto. Apunta a la Gorda Posadas como la única amiga y confidente
de Wieder, el siempre bien vestido, prudente y callado Alberto Ruiz-Tagle.
Alrededor de estos personajes y su desafortunada suerte, debido a los
acontecimientos tras el inicio de la dictadura chilena, se traza la historia
de un joven fascista que, desde el anonimato brindado por sus amigos del
taller literario, piloteaba un avión militar pero nunca renunció a su afición

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por la poesía. Con esta novela, Bolaño se sumerge en una narrativa que
cuestiona diferentes valores como la moralidad, el perdón, la envidia, el an-
helo de una felicidad egoísta a pesar de cualquier cosa, la política, la muerte
y una historia latinoamericana afectada por los gobiernos totalitarios que
se encargaron de desaparecer y callar las voces de millones de individuos,
para evitar la consumación del socialismo en el continente.3 De ahí que
a continuación me permita mencionar algunas obras de arte de la época,
en alusión a una realidad política que muchos artistas latinoamericanos
refieren como efecto de las dictaduras y que Bolaño recopila, en este caso,
a través de los personajes de su novela.
Como ejemplo, está la obra del artista chileno Alfredo Jaar, Interven-
ciones públicas. (Estudios sobre la felicidad: 1979-1981), compuesta por
ocho impresiones fotográficas, las cuales hace algunos años formaron
parte de la exposición: Memorias del subdesarrollo. El giro descolonial en
el arte de América Latina, 1960-1985, presentada en el Museo Jumex en
2018. Esta intervención pública fue realizada en Chile durante tres años,
en el periodo de la dictadura de Augusto Pinochet. En este lapso de tiem-
po, Jaar realizó encuestas, videos y carteles para preguntar a los chilenos
sobre la felicidad. Por la misma razón, se creó un canal subversivo de opi-
nión, cuando el gobierno no aceptaba ningún tipo de oposición social
y los hacían callar mediante violentas represiones. La novela de Bolaño
narra los momentos previos a la dictadura y la felicidad es un aspecto que
se introduce casi de manera velada, pero fundamental para el personaje
de Arturo Belano, al que volveremos más adelante.
Algo que Bolaño plantea en Estrella distante es que el hombre de de-
recha y asesino de la dictadura, Carlos Wieder, es un poeta sensible al

3
Roberto Bolaño llegó a México en 1968 —con quince años de edad—, época en que se llevaron a
cabo diferentes tipos de represión en nuestro país y el mundo entero. En el caso de México, Bolaño
arribó cuando sucedió la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, durante el gobierno de Gustavo
Díaz Ordaz (1964-1970) y la posterior subida al poder de Luis Echeverría (1970-1976).

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arte de las palabras, al quehacer literario, y convierte su avión militar en


herramienta singular, mediante la cual desarrolla su poesía con eficacia
y habilidad, sin que con ello el autor olvide de quién provienen aquellas
sentidas palabras y reflexiones. Bolaño es cuidadoso al emitir los detalles
que constituyen la identidad de su personaje principal, habla del mismo
avión que usaban los nazis y que Wieder pilotea para escribir su poesía
en el aire. Entre los capítulos 2 y 3 de la novela, Bolaño describe la doble
personalidad de Wieder al identificarlo no sólo como un piloto entre las
filas de una dictadura militar, capaz de realizar con astucia las hazañas
más peligrosas por el acto de poetizar en el aire, sensible y seguro de sí al
hablar sobre literatura y poesía con reporteros del régimen de Pinochet;
pero, por otro lado, capaz de cometer también los actos más infames de
la especie humana con un avión alemán característico del nazismo.
En la novela aparece Norberto, definido por Belano como un loco que
después sería fusilado. Este sujeto describe a gritos el Messerschmitt 109
alemán que, según este particular personaje, denuncia no sólo el error de
quienes anticipaban una Tercera Guerra Mundial en la década de 1970,
sino el regreso de la Segunda Guerra Mundial, por la aparición anacróni-
ca de aquel avión legendario y su inesperada forma de actualizar el terror
que en el pasado había representado. En aquel momento, Belano había
caído preso en el Centro La Peña, a las orillas de Concepción. Es ahí que
se da la primera aparición de Carlos Wieder, antes Alberto Ruiz-Tagle,
hasta ese momento desconocido por él.
Las prácticas fascistas y las dictaduras, en general, fueron de gran in-
fluencia en el pensamiento crítico y creativo de los artistas latinoame-
ricanos, entre quienes y con toda seguridad, Bolaño no quedó exento,
consciente de las consecuencias de este periodo en la historia en su país.
En el capítulo 3, Belano relata la vida de Bibiano, quien trabajó como
dependiente de una zapatería durante la dictadura. Bibiano, otro aficio-
nado a la literatura, pensaba escribir una antología de la literatura nazi
americana, un libro magno, según sus propias palabras. Estas historias,

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narradas por Belano en la novela, recuerdan no sólo otros libros del autor
chileno, sino también diferentes momentos de su vida personal, como el
pasaje en que cayó preso en su país y esto lo orilló a salir de Chile para
viajar a México y después a Barcelona. Muchos de estos viajes y facetas
de su alter ego aparecen en la novela, además de incluir otras tres historias
que, de manera paralela, acompañan a la principal: la vida del profesor
y poeta Juan Stein, un revolucionario guerrillero centroamericano con
ideales soviéticos-trotskistas; el destino fatal que padece Diego Soto, el
otro profesor y poeta rival de Stein, quien una vez exiliado a causa de la
dictadura y ubicado en Francia, con una vida en apariencia tranquila,
es invitado a un coloquio sobre literatura y crítica de Hispanoamérica
en Alicante y muere a causa de una cuchillada y una golpiza a manos de
tres neonazis, por acudir en ayuda de una mujer. Finalmente, la vida del
joven homosexual Lorenzo, víctima de una descarga eléctrica cuando era
un niño, la cual le provocó la mutilación de ambos brazos, pero esto no
le impide salir a buscar su destino en diferentes países de Europa hasta
que muere de sida.

II

Wieder y Eichmann

Tal vez la memoria de cada sociedad


se construya superponiendo imágenes,
una tras otra hasta olvidar la original.4

4
Cita del narrador en Oro nazi en Argentina, documental. Rolo Pereyra, director, Netflix, 2004.

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El documental histórico Oro nazi en Argentina, de 2004, reúne una serie


de investigaciones realizadas en el Archivo General de la Nación de Ar-
gentina y diferentes acervos históricos, sobre los acuerdos y la supuesta
protección que se les otorgó a altos mandos del régimen nazi a finales de
la Segunda Guerra Mundial, así como el traslado de millones de dólares
en oro y en efectivo, que llegarían a manos del gobierno peronista o en
forma de importes en bancos suizos para su resguardo. Entre la infor-
mación reunida, se asegura que Argentina fue el principal refugio de
oficiales nazis en los últimos años de la guerra, conformando una con-
siderable fuerza política, que pretendía la conservación de la ideología
fascista fuera de Alemania.
En los archivos se descubrió que el oficial nazi Adolf Eichmann llegó
a Argentina vistiendo una sotana, con el nombre de Ricardo Klement,
luego de pasar una temporada en Roma protegido por el obispo nazi
Alois Hudal y por Carlos Fuldner, un importante estafador expulsado de
la ss (Schutzstaffel o Escuadrón de protección). De acuerdo con la tesis
del documental, estos nazis fueron protegidos en Argentina por Rodolfo
Freude, de la División de Información del gobierno peronista, por lo
que, durante su largo mandato, Juan Domingo Perón abrió la Delega-
ción Argentina de Inmigración en Europa (daie) para recibir a miles de
inmigrantes, entre ellos, a muchos nazis perseguidos. Luego de su huida,
y tras haber trabajado y vivido en diferentes regiones de Argentina, Eich-
mann fue capturado en 1960 en la ciudad de Buenos Aires por agentes
infiltrados del Mosad (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales
de Israel) y trasladado a Jerusalén para comparecer ante el tribunal del
distrito el 11 de abril de 1961, acusado de crímenes contra el pueblo ju-
dío, contra la humanidad y crímenes de guerra durante el régimen nazi.
Ante estas acusaciones, Eichmann se declaró inocente en el sentido en
que se formularon los cargos. Durante el tiempo que duró el juicio, la
filósofa alemana Hannah Arendt realizó un seguimiento del caso para
la revista estadounidense The New Yorker, para publicarlo conforme su

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desarrollo; labor que más tarde concretaría en su libro: Eichmann in Jeru-


salem. A Report on the Banality of Evil, de 1963. Durante este proceso, el
abogado defensor, el doctor Robert Servatius, declaró en entrevista que:
“Eichmann se cree culpable ante Dios, no ante la Ley”.5
El acusado en cuestión negaba rotundamente haber matado, si quie-
ra haber dado la orden para asesinar a ningún ser humano, judío o no.
Concretamente, los estudios psiquiátricos arrojaron que Eichmann era
un hombre por completo normal, sin rasgos de enajenación en el sentido
jurídico ni de insania moral, y con actitudes afectivas hacia su familia, hi-
jos, madre, padre, hermanos y amigos, no sólo normales sino ejemplares.
Durante el juicio, no se lograba constituir un caso anormal de odio hacia
los judíos ni como fanático antisemita por parte de Eichmann. Ni el fiscal
ni los jueces le creyeron por cuestiones profesionales y no aceptaron que,
en pleno uso de su conciencia, fuera incapaz de distinguir el bien del mal,
cuando lo cierto es que, al parecer, no actuaba ni reflexionaba de mane-
ra autónoma sino como un soldado que obedece órdenes y así se había
conducido siempre. En su libro, Arendt lo narra de la siguiente manera:

Antes de que Eichmann ingresara en el partido y en las ss, ya había dado


muestras de sus deseos de hacerlo, y por esto el día 8 de mayo de 1945, fe-
cha oficial de la derrota de Alemania, tuvo para Eichmann una importancia
especial, ya que se dio cuenta de que a partir de entonces se vería obligado a

5
Sobre esta afirmación, cito un párrafo del libro: “Al parecer, el defensor hubiera preferido que su
cliente se hubiera declarado inocente, basándose en que según el ordenamiento jurídico nazi ningún
delito había cometido, y en que, en realidad, no le acusaban de haber cometido delitos, sino de ha-
ber ejecutado ‘actos de Estado’, con referencia a los cuales ningún otro Estado que no fuera el de su
nacionalidad tenía jurisdicción (par in paren imperium non habet), y también en que estaba obligado
a obedecer las órdenes que se le daban, y que, dicho sea en las palabras empleadas por Servatius, ha-
bía realizado hechos ‘que son recompensados con condecoraciones, cuando se consigue la victoria,
y conducen a la horca, en el momento de la derrota’”. Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén. Un
estudio sobre la banalidad del mal (Barcelona: Lumen, 2003), 18.

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vivir sin pertenecer a organización alguna. “Comprendí que tendría que vivir
una difícil vida individualista, sin un jefe que me guiara, sin recibir instruc-
ciones, órdenes ni representaciones, sin reglamentos que consultar, en pocas
palabras, ante mí se abría una vida desconocida, que nunca había llevado.6

Ante las controvertidas declaraciones de Eichmann, los reproches que la


filósofa alemana efectuó al proceso de captura y la conducción ilegal de
muchos derechos jurídicos durante el juicio, Arendt se volvió una fuer-
te crítica de todo el proceso: resaltó la lamentable actitud del acusado,
donde sus declaraciones y pensamientos conducían a una desafortunada
banalidad del mal. Esta frase sería fuertemente amonestada durante y
después del juicio, en contra de la filósofa especialista en teoría política.
A decir de Arendt, Eichmann jamás habría actuado en contra de un su-
perior ni desobedecido las órdenes que se le dictaban, sin que, con ello,
se le absolviera de su grado de responsabilidad en los resultados obteni-
dos por acatar dichas órdenes. Esto a pesar de que en sus respuestas, casi
irreflexivas, parecía desligarse de la responsabilidad de los actos que pro-
vocaron la muerte de millones de judíos, al darles acceso y deportación a
los campos de exterminio. Arendt insistía en que resultaba difícil hallar
la maldad en sus palabras, cuando no parecía existir plena conciencia de
estos actos en sus declaraciones.7
Al respecto, encontramos un serio problema en la definición-elección
de decisiones y/o posibles actos de buena o mala voluntad en la vida del
acusado, de acuerdo con la doctrina kantiana que ayuda a definir el perfil

6
Arendt, Eichmann, 24.
7
Otro ejemplo de cómo se desarrolló el juicio y cómo se ejerció la crítica a este proceso por parte de
Arendt respecto a su frase: “la banalidad del mal”, se puede verificar en la película dedicada a este
periodo en la vida de la filósofa: Hannah Arendt. Dir. Margarethe von Trotta. Alemania, Francia,
Luxemburgo, 2012.

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moral de Eichmann, mismo que, en paralelo, nos permite introducir una


nueva manera de pensar al personaje de la novela Estrella distante, Carlos
Wieder. En la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant
define la razón de la siguiente manera:

[...] nos ha sido concedida la razón como facultad práctica, es decir, como
una facultad que debe tener influjo sobre la voluntad, resulta que el destino
verdadero de la razón tiene que ser el de producir una voluntad buena, no
en tal o en cual respecto, como medio, sino buena en sí misma, cosa para
lo cual era la razón necesaria absolutamente, si es así que la naturaleza en la
distribución de las disposiciones ha procedido por doquiera con un sentido
de finalidad.8

De la relación entre las leyes objetivas del hacer en general y la posible


“imperfección subjetiva” de la voluntad de tal o cual ser racional como
voluntad humana, buena en sí misma —dice Kant—, podemos referir
a dos tipos de imperativos, mediante los cuales conducimos esta razón
práctica con fines en sí mismos. Se habla del imperativo hipotético cuando
una acción es posible como medio para conseguir un fin, y del imperati-
vo categórico cuando representa una acción en sí misma, sin referencia a
ningún otro fin y como objetivamente necesaria. Es importante recordar
que la acción debe ser considerada “buena” como medio en el impera-
tivo hipotético para conseguir otro fin y “buena en sí misma”, así como
necesaria, en una voluntad conforme con la razón, y como principio de
tal voluntad cuando refiere al imperativo categórico.
Ahora, según las precisiones kantianas, regresemos a los personajes de
Eichmann y Wieder para explicar, de manera más puntual, la conciencia

8
Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres (Ciudad de México: Porrúa,
1998), 23.

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y responsabilidad de ambos en sus actos delictivos. Podríamos acentuar


la falta de una buena voluntad autónoma al elegir un bien en sí mismo o
en tomar decisiones como medio para adquirir otro fin. En ambos casos,
aunque en particular en el descrito por Arendt, parece omitirse la volun-
tad moral del fin en sí misma desde la autonomía del individuo, cuando,
en el caso individual de un soldado como Eichmann, el legislador de su
voluntad no es él mismo sino Hitler. Algo similar podríamos afirmar en
el caso de Wieder, en lo referente a los actos de exterminio cometidos por
él al servicio de una dictadura militar, cuando no estaba escribiendo su
poesía en el aire. En el caso de este piloto poeta, quizá el mejor momento
para cuestionar su buena voluntad y conducción de una razón prácti-
ca como un fin bueno en sí mismo es cuando organiza la exposición
fotográfica con imágenes de los muertos, sus víctimas, producto de la
represión dictatorial. Este acto deliberado, relatado en el capítulo 6 de
la novela de Bolaño, nos lleva a pensar que, aun desde una perspectiva
artística, Wieder es capaz de iluminar el cielo con las frases: “La muerte
es amistad”, “La muerte es Chile”, “La muerte es responsabilidad”, “La
muerte es amor”, “La muerte crecimiento”, “La muerte es comunión” y
“La muerte es resurrección”, y al mismo tiempo cometer los actos más
violentos en contra de la naturaleza humana. Parte de su ideología es
obedecer, pero, al decidir mostrar las imágenes de sus actos en una expo-
sición y escribir una oda poética a la muerte en el cielo, si es que lo hace
deliberadamente y dirigido a un público selecto (donde predominaba la
asistencia de oficiales de diferentes rangos de la dictadura chilena), en ese
momento se pone en cuestionamiento su buena voluntad, más allá de
autodefinirse como un soldado que sólo acata órdenes.
Ambos oficiales cometieron múltiples actos homicidas por los que po-
dían ser juzgados pero, a diferencia de Eichmann, Wieder sí se mostró
como un homicida en primer grado, siendo completamente “innecesa-
rio” presentar la muestra de sus actos con las fotografías que detonarían
su posterior desaparición y su misterioso exilio del régimen al cual servía.

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Ambos confunden el acto de responsabilidad, ya sea desde la banalidad


de su conciencia o en el cinismo de su intento por crear arte con sus actos
criminales. “El crimen es un arte y muchas veces el arte también es un
crimen”, dice Bolaño en una parte de la entrevista antes citada.
Una serie de acontecimientos nos ayudará a reforzar la duda sobre la
buena moral puesta en cuestión en otros personajes de Estrella distante,
así como los efectos que de ésta pudieran surgir. Como muestra, tenemos
los finales, casi patéticos, de los personajes de Soto, Lorenzo o el mismo
Stein y, en contraste, la descripción de Wieder, una vez que Belano lo
vuelve a ver al final de la novela:

Cuando volví a mirar a Carlos Wieder éste se había puesto de perfil. Pen-
sé que parecía un tipo duro, como sólo pueden serlo —y sólo pasados los
cuarenta— algunos latinoamericanos. Una dureza tan diferente de la de los
europeos o norteamericanos. Una dureza triste e irremediable. Pero Wieder
(el Wieder al que había amado al menos una de las hermanas Garmendia) no
parecía triste y allí radicaba precisamente la tristeza infinita. Parecía adulto.
Pero no era adulto, lo supe de inmediato. Parecía dueño de sí mismo. Y a su
manera y dentro de su ley, cualquiera que fuera, era más dueño de sí mismo
que todos los que estábamos en aquel bar silencioso. Era más dueño de sí
mismo que muchos de los que caminaban en ese momento junto a la playa
o trabajaban, invisibles, preparando la inminente temporada turística. Era
duro y no tenía nada o tenía muy poco y no parecía darle demasiada impor-
tancia. Parecía estar pasando una mala racha. Tenía la cara de los tipos que
saben esperar sin perder los nervios o ponerse a soñar, desbocados. No pare-
cía un poeta. No parecía un ex oficial de la Fuerza Aérea Chilena. No parecía
un asesino de leyenda. No parecía el tipo que había volado a la Antártida
para escribir un poema en el aire. Ni de lejos.9

9
Roberto Bolaño, Estrella distante (Barcelona: Anagrama, 1996), 72.

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La apariencia actual de Wieder sorprende a Belano por la decadencia y


desenfado con que lo describe en el capítulo 10 de la novela, al verlo de
lejos después de muchos años. Un desenfado similar al que Belano des-
cubre en el policía Abel Romero después de cumplir con su trabajo de
encontrar y matar a Wieder. Romero aparece al final de la novela, había
sido contratado para encontrar primero a Belano y, con su ayuda, ayu-
darle a verificar el paradero de Wieder. El mismo Belano no escapa a este
cuestionamiento moral al sentirse en calma y sin preocupación alguna, a
pesar de los momentos difíciles que sucedían a su alrededor cuando, en
algún momento de la novela, recuerda el instante de felicidad que vivió
el día que, en su juventud, se quedó a dormir en casa de las gemelas:

Recuerdo esa noche como una de las más felices de mi vida. A la una de la
mañana Verónica me dijo que mejor me quedara a dormir allí. Ninguno ha-
bía cenado así que nos metimos los tres en la cocina e hicimos huevos con ce-
bolla, pan amasado y té. Me sentí de pronto feliz, inmensamente feliz, capaz
de hacer cualquier cosa, aunque sabía que en esos momentos todo aquello
en lo que creía se hundía para siempre y mucha gente, entre ellos más de un
amigo, estaba siendo perseguida o torturada. Pero yo tenía ganas de cantar y
de bailar y las malas noticias (o las elucubraciones sobre malas noticias) sólo
contribuían a echarle más leña al fuego de mi alegría, si se me permite la ex-
presión, cursi a más no poder (siútica hubiéramos dicho entonces), pero que
expresa mi estado de ánimo e incluso me atrevería a afirmar que también el
estado de ánimo de las Garmendia y el estado de ánimo de muchos que en
septiembre de 1973 tenían veinte años o menos.10

En aquel entonces, la felicidad para Belano parecía no ser interrumpida


por nada, ni siquiera por el panorama político que cambiaría su vida y la de

10
Bolaño, Estrella distante, 13.

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todos sus amigos poco tiempo después. Acciones y pensamientos que, de


igual forma, Bolaño pone sobre la mesa para cuestionar la buena volun-
tad del ser humano mediante su derecho a elegir de manera deliberada,
atendiendo a sus elecciones individuales y no como un bien en sí mismo;
decisiones que, en pleno uso de su conciencia, toma de manera autónoma
como buenas en sí mismas, sin llegar al grado del arrepentimiento.
Bolaño parece recordarnos “una y otra vez” —como se traduce del
alemán el apellido de Carlos Wieder— que durante la dictadura chilena
acontecieron cambios en su historia personal que transmite a sus perso-
najes de manera simbólica, dándoles voz y presencia desde un alter ego
o mediante personajes que, de alguna manera, viven parte de su propia
historia. Continuamente cita a los maestros que más influyeron en su
formación literaria. Destaca el caso de dos escritores chilenos: Enrique
Lihn a quien siempre manifestó agradecimiento por contestar su corres-
pondencia en un momento crítico de su vida personal, y Nicanor Parra,
a quien admiró por su trabajo poético, sobre todo, por la creación de la
antipoesía como género literario.11
Esos son los poetas a los cuales Bolaño respeta en su quehacer creativo.
En este tipo de escritores, Bolaño no mira a intelectuales, sino a seres
humanos en su locura cotidiana, su maldad y nobleza. Bajo estas con-
diciones, Bolaño construye a los personajes de sus novelas como Carlos
Wieder que, en su naturaleza más susceptible al acto de poeta adoles-
cente, también encuentra la maldad en sus actos, debido a su fragilidad.
Una percepción distinta al caso de Eichmann se da en el análisis crítico
realizado por el filósofo francés Michel Onfray en su libro El sueño de Ei-

11
El poeta Nicanor Parra tampoco sería ajeno a discutir los temas relacionados con la dictadura, como
lo mostró con su obra “El pago de Chile”, de 2006, perteneciente a la muestra Obras públicas del
mismo año, presentada en el Centro Cultural Palacio La Moneda, en Santiago de Chile. La insta-
lación estuvo compuesta por la fotografía de los diferentes presidentes de Chile colgados del cuello,
sin incluir a la presidenta en el momento de la exposición, Michelle Bachelet.

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chmann. Precedido de Un kantiano entre los nazis, de 2008. En esta obra,


el autor cuestiona la tesis de Arendt sobre los actos de Eichmann. Onfray
amonesta los argumentos de Arendt cuando define los actos del soldado
nazi como una tesis “aproximadamente correcta del imperativo categórico
kantiano”.
La filosofía moral de Kant, dice Onfray, está tan estrechamente unida
a la facultad humana de juzgar que elimina en absoluto la “obediencia
ciega”12 y, a partir de ahí, apunta su polémica sobre la correcta o incorrec-
ta interpretación de la filosofía kantiana, aplicada a los actos ejecutados
por el acusado y descritos por Arendt durante el juicio de Eichmann.
Cuestiona la poca especificidad en el argumento de la filósofa, al no de-
finir exactamente a qué tipo de “juicio” se refiere en su argumento: ¿al
juicio afirmativo, al juicio analítico y sintético, apodíctico, asertórico,
categórico, disyuntivo, extensivo, hipotético, idéntico, infinito, intui-
tivo, limitativo, negativo, particular, universal, problemático, singular,
de gusto, de percepción, de experiencia o sintético a priori? Existe una
amplia gama de “juicios” para definir desde dónde podemos localizar el
juicio kantiano al que se refiere Arendt, pero Onfray destaca, contrario
a ella, la correcta ejecución del imperativo categórico en los argumentos
del acusado. La justificación del filósofo francés es que el oficial nazi
actuó cabalmente y de acuerdo con las leyes que su alto mando exigía,
sin preocuparse por lo correcto o incorrecto de los mandatos que se le
encomendaban, debido a que actuaba en el nombre de la ley. Onfray lo
describe de la siguiente manera:

[...] comprometido a obedecer las leyes de su país, independientemente de


cuál haya sido la genealogía del régimen —legal o ilegal y, quiérase o no, de-

12
Michel Onfray, El sueño de Eichmann. Precedido de Un kantiano entre los nazis (Barcelona: Gedisa,
2008).

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bemos recordar que la soberanía nacionalsocialista procedía del pueblo y de


una elección democrática—, constreñido por su condición de funcionario
que sólo tiene deberes y ningún derecho, había cumplido con su deber. Su
deber nazi.13

El argumento de Onfray no anula la obediencia ciega de Eichmann a


ejecutar los mandatos de la ley que lo rige como soldado, pero agrega una
línea a este argumento que, sin duda, justifica la ejecución del imperativo
categórico: la noción de un gobierno del pueblo, elegido de manera de-
mocrática y dentro de la legalidad. Esto cambia por completo la crítica a
actuar ciegamente por voluntad propia o por obediencia a un alto man-
do, la orden viene de más arriba, es la orden legítima del Estado como
poder soberano. Sobre ese decreto, Eichmann no tenía posibilidad algu-
na de sublevarse, sin traicionar su juramento de obediencia. La crítica
de Onfray a Arendt se resuelve de manera apresurada, para concentrarse
en las pequeñas cláusulas de la filosofía kantiana, que justifican los ar-
gumentos del acusado; una revelación peligrosa y que pone en conflicto
algunas de las máximas kantianas más imprescindibles para entender su
Crítica de la razón práctica y su Filosofía de la historia.

Cuando el régimen nacionalsocialista, emanado de una legitimidad demo-


crática, llevado al poder en enero de 1933 por una verdadera soberanía po-
pular, con absoluta legalidad, hace funcionar las instituciones que deciden
que los judíos no disponen ya del derecho de considerarse ciudadanos del
Reich y por lo tanto de declararse protegidos por ese derecho.14

Onfray recorre las obras de Kant que reiteran la máxima de obediencia


al Estado como poder soberano y la total desaprobación a todo intento

13
Onfray, El sueño de Eichmann, 10.
14
Onfray, El sueño de Eichmann, 12.

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de insurrección o acto sublevante que conspire contra este poder. La


obediencia del sujeto con la cual comulga Kant no es sólo a una jerar-
quía militar, sino una obediencia categórica al poder político-democráti-
co del Estado; en el caso de Eichmann: la institucionalidad legítima del
partido nacionalsocialista y la cabeza de Hitler como representante de
la ley. Desde luego, Kant contempla la reflexión o posible consciencia
sobre los actos realizados por individuos que obedecen la ley, pero, como
funcionarios de un Estado legítimo, no tolera la desobediencia ni el ra-
zonamiento que cuestione la ley que lo subordina. Una de las citas que
Onfray rescata para reiterar esta máxima es cuando Kant argumenta en
su Teoría y práctica: “Toda oposición al poder legislativo supremo, toda
insurrección destinada a traducir en actos el descontento de los sujetos,
toda sublevación que estalle en rebelión es, en una república, el crimen
más grave y condenable, porque socava los fundamentos mismos del sis-
tema republicano”.15
En ninguno de los casos posibles, el ejercicio libre de la razón por
parte del individuo lo dispensa de su deber a obedecer las órdenes y, en
caso de abusos, incluso insoportables, no tiene derecho a rebelarse y debe
esperar a que el cambio se produzca a partir de las reformas propuestas
por el soberano. En cuanto a Eichmann, con Hitler como representante
del poder supremo, esta posibilidad quedaría anulada por completo, por
lo cual los actos del oficial nazi fueron condenados y, aunque el acusado
asumió su responsabilidad en la participación de los actos, no se cansó
de declararse no culpable de los homicidios, argumentando su completa
obediencia al poder democrático y legítimo al que servía. Aunque este
poder, elegido por mayoría, cometa los actos más injustos —a nuestro
juicio—, el funcionario erigido por el Estado soberano jamás podría
pensar en levantarse contra él, según las máximas kantianas criticadas

15
Onfray, El sueño de Eichmann, 14.

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por Onfray en el caso que narra Arendt. Estas discusiones llevarían al


filósofo francés a debatir las máximas kantianas, a partir de su defensa en
un mundo de las ideas, pero dudosamente confiables cuando se aplican a
cuestiones prácticas de justicia, legitimidad y buena voluntad.

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Referencias
Arendt, Hannah. Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad
del mal. Barcelona: Lumen, 2003.
Bolaño, Roberto. Estrella distante. Barcelona: Anagrama, 1996.
Kant, Immanuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
Ciudad de México: Porrúa, 1998.
Manzoni, Celina. Roberto Bolaño: la escritura como tauromaquia. Buenos
Aires: Corregidor, 2002.
Onfray, Michel. El sueño de Eichmann. Precedido de Un kantiano entre los
nazis. Barcelona: Gedisa, 2008.

Entrevistas digitales, películas y documentales


Bolaño, Roberto. Entrevistado por Cristián Warnken para el programa
de televisión chilena UC Televisión "Roberto Bolaño, La Belleza
de Pensar", 1999 (1:03:26). https://www.youtube.com/watch?-
v=NPL3O1UL3-E
Pereyra, Rolo. Oro nazi en Argentina. Argentina, Netflix, 2004.
Von Trotta, Margarethe. Hannah Arendt. Alemania, Francia, Luxemburgo,
2012.

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