Introducción Al Proceso Laboral - Juan Montero Aroca
Introducción Al Proceso Laboral - Juan Montero Aroca
Introducción Al Proceso Laboral - Juan Montero Aroca
ÍNDICE SISTEMÁTICO
LIBRO I
NOCIONES GENERALES
A) De declaración:
a) Pretensiones declarativas puras
b) Pretensiones constitutivas
c) Pretensiones de condena
B) De ejecución
C) Cautelar
Los principios del proceso de declaración:
A) El proceso laboral y la oportunidad:
a) Necesidad
b) Oportunidad
B) Las consecuencias de la oportunidad:
a) Dispositivo
b) Aportación de parte
c) Dirección formal del proceso
d) Valoración de la prueba
Los principios del procedimiento:
A) Forma oral de los actos procesales
B) Inmediación
C) Concentración
D) Publicidad
Los deberes procesales
A) El órgano jurisdiccional
B) Las partes
C) Los terceros
La naturaleza del proceso laboral
La Ley de Procedimiento Laboral
B) Capacidad procesal:
a) Personas físicas
b) Personas jurídicas
Supuestos especiales:
a) Agrupaciones de trabajadores
b) Comités de empresa y delegados de personal
c) Secciones sindicales
d) Grupos
e) Comunidades de bienes
La legitimación:
A) Ordinaria
B) Extraordinaria
C) De sindicatos y asociaciones empresariales
Los supuestos de legitimación plural:
a) Litisconsorcio necesario
b) Litisconsorcio cuasi-necesario
c) Intervención litisconsorcial
d) Intervención adhesiva simple
El Fondo de Garantía Salarial:
A) El Fondo como interviniente:
a) Intervención voluntaria
b) Intervención provocada
B) El Fondo como demandado
La postulación procesal:
A) Representación procesal:
a) Más de 10 demandantes
b) Acumulación de autos
c) Representación sindical
B) Defensa técnica
C) Los requisitos formales
La asistencia jurídica gratuita:
a) Declaración judicial
b) Declaración administrativa
LIBRO II
EL PROCESO DE DECLARACIÓN
Capítulo I
Actividades previas no jurisdiccionales
Capítulo II
El objeto del proceso
Capítulo III
El proceso ordinario
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C) Impugnación de lo convenido
Ratificación o ampliación de la demanda
La contestación a la demanda:
A) Negativas
b) Positivas:
a) Excepciones procesales
b) Excepciones materiales
La reconvención
Otras alegaciones:
A) Cuestiones prejudiciales:
a) Civiles y administrativas
b) Penales
B) Cuestiones incidentales
C) Cuestiones previas
B) Liquidez de la condena
C) La instrucción sobre recursos
D) Salarios de los días de conciliación y juicio
La aclaración de sentencias
La cosa juzgada:
A) Cosa juzgada formal
B) Cosa juzgada material
Otros modos de terminación de la instancia:
A) Con sentencia no contradictoria:
a) Allanamiento
b) Renuncia
B) Sin sentencia:
a) Transacción
b) Desistimiento
c) Caducidad
Capítulo IV
Las modalidades procesales
Capítulo V
Los medios de impugnación
a) Procedimiento
b) Efectos
c) Resolución
Los recursos: la regla de la instancia única
El recurso de suplicación:
A) Resoluciones recurribles:
a) Sentencias
b) Autos
B) Motivos del recurso:
a) Quebrantamiento de forma
b) Revisión de los hechos probados
c) Examen de las normas aplicadas
C) Procedimiento:
a) Anuncio
b) Interposición
c) Sustanciación
D) Decisión del recurso:
a) Pronunciamientos principales
b) Pronunciamientos accesorios
Disposiciones comunes a los recursos de suplicación y de casación:
A) Depósito
B) Consignación del importe de la condena
C) Nombramiento de abogado
D) Presentación de documentos y alegación de hechos
E) Acumulación de recursos
F) Costas
LIBRO III
EL PROCESO DE EJECUCIÓN
Capítulo I
La ejecución definitiva
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Capítulo II
La ejecución provisional
LIBRO IV
EL PROCESO CAUTELAR
Lección 19.ª Las medidas cautelares
en general:
A) Noción
B) Presupuestos
C) Efectos
El embargo preventivo:
A) Concepto
B) Iniciativa de parte o de oficio
C) Especialidades en los presupuestos:
a) Apariencia de buen derecho
b) Peligro en el retardo
c) Prestación de caución
D) Procedimiento:
a) Tiempo
b) De oficio
c) Demanda cautelar
d) Contradicción
Las medidas cautelares indeterminadas:
A) Presupuestos
B) Efectos
C) Procedimiento
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LIBRO I
NOCIONES GENERALES
LECCION 1.ª
Potestad jurisdiccional y organización judicial
LA NOCION DE JURISDICCION
1.º) Es una potestad, es decir, una derivación de la soberanía que atribuye a sus
titulares una posición de superioridad o de supremacía respecto de las personas que con
ellos se relacionan, llevando ínsita una fuerza de mando capaz de vincular el
comportamiento de los demás, incluso acudiendo al uso de la fuerza.
3.º) Se ejerce por unos órganos específicos, los juzgados y tribunales, lo que
implica que éstos, dentro del Estado, tienen el monopolio de su ejercicio, no pudiendo
atribuirse a órganos distintos.
2') Se realiza de modo irrevocable, esto es, supone una realización del derecho
objetivo en el caso concreto de modo que satisface definitivamente la pretensión y la
resistencia, por lo que después de esa actuación no existe la posibilidad de volver a
suscitar la misma cuestión, surgiendo la existencia de la cosa juzgada.
3') Se actúa en relaciones jurídicas ajenas y, por tanto, con desinterés objetivo. Si
el funcionamiento administrativo y el juez tienen que actuar con imparcialidad subjetiva
(sin tener interés en el caso concreto), la jurisdicción lo hace además con desinterés
objetivo, es decir, respecto de actividad ajena.
Con lo dicho hasta aquí tiene que parecer evidente que, primero, no puede existir
sino una única jurisdicción y, luego, que se tiene toda o no se tiene jurisdicción.
En este primer sentido integran el poder judicial todos los órganos que, revestidos
de determinadas garantías, tienen atribuida potestad jurisdiccional. En la Constitución hay
referencias así al Tribunal Constitucional, al Tribunal de Cuentas, al Jurado, a los
tribunales consuetudinarios y tradicionales, al Tribunal Supremo, a los Tribunales
Superiores de Justicia, a los tribunales militares, a los juzgados y tribunales, etc. Todos
estos órganos tienen jurisdicción y son poder judicial.
Se advierte, pues, que no todas las personas con potestad jurisdiccional integran
este poder judicial de organización, pues del mismo no forman parte las personas que
integran los tribunales militares, ni el Jurado, ni los tribunales consuetudinarios y
tradicionales, quedando fuera, además, los consejeros del Tribunal de Cuentas y los
magistrados del Tribunal Constitucional.
1.º) Estatuto personal único: Todos los jueces y magistrados han de tener el
mismo estatuto orgánico, sin que puedan crearse tribunales en los que su personal
jurisdiccional tenga estatuto distinto; esto no puede impedir la especialización.
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2.º) Reserva de una ley orgánica concreta para ese estatuto: Según el art. 122.1
CE el único estatuto personal de los jueces y magistrados ha de regularse
necesariamente por ley, ley orgánica y precisamente por la del poder judicial.
3.º) Técnicos y de carrera: Los jueces y magistrados han de ser técnicos, es decir,
han de haber demostrado su conocimiento del derecho como ciencia, y han de
pertenecer a la carrera judicial, entendida ésta como un sistema de organizar el conjunto
del personal jurisdiccional a base de un cursus prefijado.
4.º) Cuerpo único: Todos los jueces y magistrados han de integrarse en un cuerpo
único, de modo que ya no podrán existir varios cuerpos de personal jurisdiccional, como
ocurría anteriormente.
5.º) Gestión por el Consejo General del Poder Judicial: Este Consejo es el órgano
de gobierno del poder judicial, por lo que la gestión del estatuto de todos los jueces y
magistrados queda confiada a él, desapoderándose al poder ejecutivo.
Aparte expresiones genéricas, con las palabras juzgados y tribunales suele hacer
referencia a dos tipos de órganos jurisdiccionales:
1.º) Juzgados: Equivale a órgano que queda constituido con la presencia del juez
(titular único de la potestad jurisdiccional) y del secretario, de modo que todos los demás
auxiliares son precisos para la realización de funciones de apoyo material, pero no son
imprescindibles jurisdiccionalmente. En muchas ciudades existe más de un juzgado, y
entonces todos son autónomos los unos de los otros y cada uno tendrá su juez y su
secretario.
Todas estas reglas generales quiebran, por razones no muy claras, en los
Juzgados de lo Social, en los que la potestad jurisdiccional no se atribuye a un juez, sino
a un magistrado (art. 329 LOPJ), a pesar de tratarse de órganos unipersonales. La Sala
de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia y de la Audiencia Nacional sí se
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A) Dispersión jurisdiccional
También por los años veinte, pero sobre todo en la década de los treinta, la
materia de previsión fue atribuida a unas Comisiones revisoras paritarias, integradas por
uno o varios patronos, uno o varios vocales obreros y un presidente que lo era el del
Patronato correspondiente. Contra las decisiones de la Comisión cabía recurso de alzada
ante una Comisión revisora paritaria superior formada en el Instituto Nacional de
Previsión e integrada por un magistrado del Tribunal Supremo, designado por el
presidente de éste, y por varios vocales patronos y obreros, designados por la Comisión
Asesora Nacional (Decreto de 7 de abril de 1932, reglamento de los Patronatos de
Previsión Social).
B) Concentración jurisdiccional
Se llegó así a la Guerra Civil con tres órganos con funciones jurisdiccionales y los
tres fueron suprimidos, como consecuencia de la declaración VII del Fuero del Trabajo de
9 de marzo de 1938 que anunciaba la creación de "una nueva Magistratura de Trabajo,
con sujeción al principio de que esta función corresponde al Estado". Consecuentemente
el Decreto de 13 de mayo de 1938 suprimió los Tribunales industriales y los Jurados
mixtos y el Decreto de 6 de febrero de 1939 hizo lo mismo con las Comisiones revisoras,
incluida la superior.
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La norma fundamental en toda la larga etapa franquista fue la Ley Orgánica de las
Magistraturas de Trabajo, de 17 de octubre de 1940, con base en la que los órganos
jurisdiccionales eran:
2.º) El Tribunal Central de Trabajo: Era un órgano colegiado con sede en Madrid y
competencia en todo el territorio nacional, compuesto por Salas, que conocía de un
recurso específico: el de suplicación contra las resoluciones de las Magistraturas.
3.º) Sala VI del Tribunal Supremo: La Sala de lo Social del Tribunal Supremo se
creó en 1931, entonces como V y se convirtió en VI en 1957; conocía del recurso de
casación contra las resoluciones de las Magistraturas.
A) Juzgados de lo Social
Al servicio de la independencia están todas las garantías que rodean a cada uno
de los integrantes del poder judicial, tanto que si éstos han de tener un estatuto propio,
regulado exclusivamente en la LOPJ, es precisamente para asegurarla. Desde esa
perspectiva se explican las garantías que conforman el estatuto, las cuales pueden
sistematizarse así.
a) Frente a la sociedad
3.º) Incompatibilidades: Los arts. 389, 391 y 393 LOPJ establecen sendas series
de incompatibilidades que responden a finalidades distintas.
4.º) Prohibiciones: Partiendo del art. 127.1 CE el art. 395 LOPJ prohibe a los
miembros de la carrera judicial pertenecer a partidos políticos y sindicatos y tomar en las
elecciones más parte que la de emitir su voto.
b) Frente al Estado
1') Los magistrados especialistas en el orden social, y entre ellos por puesto en el
escalafón. Magistrado especialista es aquél que ha sido promovido de la categoría de
juez a la de magistrado en virtud de unas pruebas tendentes a demostrar sus
conocimientos en materia social (art. 312 LOPJ y Acuerdo del CGPJ de 7 de junio de
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3') A falta de peticiones de los dos anteriores, el concurso se resuelve en favor del
magistrado que lo solicite y que tenga mejor puesto en el escalafón.
1') Cinco se reservan a magistrados que hubieren ascendido a esta categoría por
medio de las pruebas de especialización y promoción o pertenecido al extinguido Cuerpo
de Magistrados de Trabajo, siempre que tengan quince años en la carrera y cinco como
magistrado.
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2') Cinco para magistrados de la carrera con diez años de servicios en esta
categoría y no menos de quince en la carrera.
3') Dos entre juristas y abogados de prestigio que reúnan méritos para ello a juicio
del CGPJ y hayan desempeñado su actividad profesional por lo menos durante quince
años (arts. 343 a 347 LOPJ).
antes del día señalado para votación y fallo o, en su caso, la vista, y 3) En todos los
casos la recusación no tiene el efecto de suspender su tramitación.
EL PERSONAL NO JURISDICCIONAL
A) Personal auxiliar
(art. 485 LOPJ). El auxiliar, que ha de ser graduado escolar, realiza las funciones de
colaboración en la tramitación procesal, registro, ejecutivas y de comunicación que le fija
la ley (art. 486 LOPJ). El agente judicial, con certificado de escolaridad, hace guardar
Sala, es ejecutor de embargos, lanzamientos, participa en los actos de comunicación y se
ocupa de las labores de vigilancia, porteo y otras análogas (art. 487 LOPJ).
B) Personal colaborador
a) Ministerio fiscal
La intervención del Fiscal en el proceso laboral, como proceso civil especial que
es, resulta muy limitada. El art. 124.1 CE establece que el Ministerio fiscal "tiene por
misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los
ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los
interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos
la satisfacción del interés social". En el mismo sentido lo caracteriza el art. 1 de la Ley
50/1981, de 30 de diciembre, que regula el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal. En los
dos textos se ha evitado definirlo como representante del Gobierno o como órgano de
comunicación entre el Gobierno y el poder judicial, pero atendido como se nombra el
Fiscal General del Estado (discrecionalmente por el Gobierno), y los principios de unidad
y dependencia que están en la base de su organización, es muy difícil entenderlo de otra
manera.
1.º) Actuación como parte: En los casos en que la ley entiende que está en juego
un interés público, se legitima como parte en el proceso al Ministerio Fiscal (es el caso de
los arts. 162.6, 163.4, 165.2, 171.1 y 175.3); especial relieve tiene la concesión de
legitimación para la interposición del recurso de casación para la unificación de doctrina
(arts. 198.1 y 218).
LECCION 2.ª
Jurisdicción y competencia
celebrados en España (con referencia al art. 90.5 ET y a los arts. 161 a 164 LPL) y otro
atinente a las pretensiones derivadas de conflictos colectivos promovidos en territorio
español (atendido lo dispuesto en el art. 17 y ss. del RD-ley 17/1977, de 4 de marzo, y en
los arts. 151 a 160 LPL).
LA NOCION DE COMPETENCIA
La competencia se les atribuye en virtud de una norma general, que les confiere el
conocimiento de todas las pretensiones que surjan, de forma tal que la generalidad
implica vis attractiva sobre las pretensiones no atribuidas expresamente a otros
tribunales. Una norma de esta naturaleza se encuentra en el art. 9.2 LOPJ: "Los
Tribunales y Juzgados del orden civil conocerán, además de las materias que les son
propias, de todas aquéllas que no estén atribuidas a otro orden jurisdiccional".
Los tribunales de excepción, esto es, los creados o a los que se atribuye
competencia con vulneración de las normas generales, con el fin de que conozcan de un
caso particular o de algunos de esos casos, siendo establecidos o asumida la
competencia ex post facto; están prohibidos por los arts. 24.2 y 117.6 CE.
a) Objetivo
b) Funcional
c) Territorial
Presupone que existen varios (o muchos) órganos del mismo tipo entre los que hay
que distinguir la competencia con base en el territorio. Nos servirá para deslindar la
competencia entre los Juzgados de lo Social, por un lado, y entre las Salas de lo Social
de los Tribunales Superiores de Justicia, por otro (arts. 10 y 11 LPL).
Según el art. 9.5 LOPJ los juzgados y tribunales del orden social "conocerán de
las pretensiones que se promuevan dentro de la rama social del Derecho, tanto en
conflictos individuales como colectivos, así como las reclamaciones en materia de
Seguridad Social o contra el Estado cuando le atribuya responsabilidad la legislación
laboral". En esta norma parece que se está haciendo referencia a tres grupos de materias
y, sin embargo, el art. 1 LPL se limita al grupo primero y más amplio, al de la "rama social
del Derecho", con lo que el propio legislador ha introducido un elemento de confusión.
En realidad las cosas son más sencillas de lo que aparentan. Por "rama social del
Derecho" hay que entender derecho del trabajo en sentido amplio, esto es, incluyendo en
el mismo la Seguridad Social y aun otras parcelas que tienden a adquirir cierta
autonomía, como el derecho sindical. Por ello la fórmula clara es la del art. 1 LPL, y el art.
9.5 LOPJ lo único que hace es confundir distinguiendo entre derecho del trabajo en
sentido estricto y Seguridad Social.
Además de la fórmula general del art. 1 LPL, luego el art. 2 se lanza a una
enumeración de las cuestiones que entiende incluidas en el orden social de la
jurisdicción. Estas cuestiones pueden sistematizarse de este modo:
Para lo que deba entenderse por contrato de trabajo debe estarse a la norma
material correspondiente, es decir, al Estatuto de los Trabajadores, y lo mismo cabe decir
de los conceptos de trabajador y de empresario. El punto de mayor dificultad
interpretativa es el relativo a la palabra "consecuencia", que ha entenderse como
"relación directa", de modo que la competencia del orden social no nace de que las
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partes en el proceso sean trabajador y empresario, sino de que la cuestión entre ellas sea
un efecto directo de la relación laboral (vid. lección 4.ª).
Se trata de las mejoras voluntarias, que forman parte del sistema de la Seguridad
Social (arts. 41 CE y 191 LGSS), aunque esta Ley no prevé todos los mecanismos de
complementación. Téngase en cuenta que los planes de pensiones de sistema asociado
no pueden atribuirse a los tribunales laborales porque su origen no se encuentra en una
relación laboral.
3.ª) Entre los asociados y las Mutualidades, excepto las establecidas por los
Colegios Profesionales, en los términos previstos en los artículos 64 y siguientes y en la
Disposición Adicional 15.ª de la Ley 30/1995, de 8 de noviembre, de Ordenación y
Supervisión de los seguros Privados, así como entre las Fundaciones Laborales o entre
éstas y sus beneficiarios, sobre cumplimiento, existencia o declaración de sus
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Cuando el Estado es el empresario estamos ante el caso del art. 2, a), por lo que
este otro apartado se refiere sólo al supuesto del art. 57 ET, desarrollado en la modalidad
procesal de los arts. 116 a 119 LPL, con la reclamación previa del RD 924/1982, de 17 de
abril.
Desde la Ley 20/1988, de 14 de julio, que modificó el art. 1.2 de la LPL de 1980,
no hubo dudas de la competencia del orden social para conocer de las reclamaciones
contra el Fogasa con base en el art. 33 ET.
2.ª) En materia de régimen jurídico específico de los Sindicatos, tanto legal como
estatutario, en lo relativo a su funcionamiento interno y a las relaciones con sus afiliados.
Los dos apartados pueden tratarse conjuntamente por atribuir al orden social todo
lo relativo a la constitución de los sindicatos y su funcionamiento. El punto de partida es la
LO 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad Sindical, completada con los arts. 165 a 174
LPL.
Para esta tutela se crea una modalidad procesal, en los arts. 175 a 180 LPL; el
art. 181 se refiere a demás derechos fundamentales y libertades públicas, incluida la
prohibición de tratamiento discriminatorio.
e) Cuestiones colectivas
Todavía hay que tener en cuenta que el apartado p) del art. 2 abre una cláusula
general que permite a la ley (y no a normas de rango inferior) atribuir otras pretensiones a
la competencia de los tribunales del orden social, con lo que la enumeración no es
cerrada, sino abierta. En todo caso hay que tener en cuenta que la fórmula general del
art. 1 ("rama social del Derecho") haría siempre que la enumeración del art. 2 no pudiera
ser cerrada.
consecuencia del intervencionismo del poder político en el derecho del trabajo y de que el
legislador se ha ido moviendo más por impulsos políticos coyunturales que atendiendo a
una técnica jurídica correcta. Así las cosas hay que afirmar que, entendiendo por "rama
social del Derecho" el derecho del trabajo en sentido amplio, de modo que la intervención
de la Administración en la relación laboral no supone un cambio en la naturaleza de ésta,
las exclusiones que realiza el art. 3 de la competencia del orden social son producto de
una decisión política contraria a la lógica jurídica.
El personal del art. 1.3, a) del ET son los funcionarios públicos pero también el
que está al servicio del Estado, Comunidades Autónomas, Corporaciones Locales y
Entidades públicas autónomas con una relación jurídica regulada por normas
administrativas o estatutarias. La STS, Sala 3.ª, de 3 de octubre de 1997 declaró ilegal la
referencia al derecho de huelga del personal estatutario, pero la Ley 29/1998, de 13 de
julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso-administrativa, dio nueva redacción a
este art. 3 de la LPL, y lo mismo ha hecho la Ley 50/1998, de 30 de diciembre, de
Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social.
Establecido ya qué asuntos son la competencia del orden social y constatado que
dentro de éste existen muchos órganos jurisdiccionales, se trata ahora de distribuir la
competencia genérica entre éstos. A ello atienden, en primer lugar, los criterios objetivo y
funcional.
A) Juzgados de lo Social
A estos órganos es a los únicos a los que se atribuye competencia objetiva con
base en una regla general, contenida en el art. 93 LOPJ y en el art. 6 LPL: conocerán de
todos los procesos atribuidos al orden social, con las excepciones que se enumeran en
los arts. 7 y 8 LPL. El criterio funcional atiende a que conocerán de la instancia (art. 6
LPL) y de la ejecución (art. 235.2 LPL).
1) Conflictos colectivos.
2.ª) De los recursos de suplicación contra las resoluciones dictadas por los
Juzgados de lo Social de su circunscripción. El art. 7, b) alude sólo a estos recursos, pero
si se atiende a los arts. 183, 4.ª y 187 se comprobará que se trata también de los
recursos de audiencia al rebelde y de queja.
El art. 8 LPL le atribuye competencia para conocer de los procesos que hemos
enumerado para los Tribunales Superiores de Justicia, pero ahora cuando extiendan sus
efectos a un ámbito territorial superior al de una Comunidad Autónoma, y siempre en
única instancia más ejecución. No conoce de recurso devolutivo alguno.
1) Casación, bien entendido que en la LPL se regulan dos, el que cabe denominar
ordinario y el de unificación de doctrina.
2) Revisión, para el que el art. 234 LPL contiene una simple remisión a la LEC, y
que no es un verdadero recurso.
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Aunque no en el art. 9 LPL, luego los arts. 183, 4.ª, y 187 le atribuyen también el
conocimiento de los recursos de audiencia al rebelde y de queja. No tiene competencia
para la ejecución.
LA COMPETENCIA TERRITORIAL
A) Juzgados de lo Social
a) La regla básica es la del art. 10, 1.ª: Será Juzgado competente el del lugar de
prestación de los servicios o el del domicilio del demandado, a elección del demandante.
Se trata, pues, de dos fueros concurrentes y optativos; el actor tiene la posibilidad de
elegir discrecionalmente entre uno u otro.
2.º) Si son varios los demandados y se optó por el fuero del domicilio, el actor
podrá elegir el de cualquiera de los demandados.
3.º) En las demandas contra las Administraciones Públicas al actor puede elegir
entre: el lugar de prestación de los servicios o su propio domicilio.
6.º) Tutela de la libertad sindical: El del lugar donde se produjo la lesión respecto
de la que se demanda la tutela.
Este apartado se refiere sólo a los procesos regulados en los arts. 127 a 132 LPL,
por lo que cualesquiera otros procesos electorales quedan fuera de la regla especial, que
tampoco se refiere al proceso de los arts. 133 a 136 LPL, atendida la norma específica
del primero de ellos.
correspondiente. También debe estarse a los arts. 68 a 70 LEC 1/2000 que han de
atenderse aplicables supletoriamente.
A este tema atiende el art. 5 LPL en el que debe partirse de la declaración general
contenida en su párrafo 1 para, inmediatamente, hacer frente a una grave duda.
Lo que el art. 5.1 dice es que el juzgador debe controlar de oficio su propia
competencia, pero no está claro el ámbito al que debe referirse ese examen:
A) Conflictos de jurisdicción
Con esta expresión, en lo que ahora nos importa, se refiere la LOPJ de 1985 a los
conflictos que pueden surgir entre:
1.º) Los juzgados y tribunales del orden social y la Administración, que son
resueltos por el llamado Tribunal de Conflictos de Jurisdicción, con la composición a que
se refiere el art. 38 LOPJ y por el procedimiento de los arts. 1 a 21 de la LO 2/1987, de 18
de mayo, de Conflictos Jurisdiccionales.
2.º) Los juzgados y tribunales del orden social y los tribunales militares, que se
resuelven por la Sala de Conflictos de Jurisdicción, con la composición que dice el art. 39
LOPJ y por el procedimiento de los arts. 22 a 29 LOCJ.
B) Conflictos de competencia
Son los que pueden plantearse entre órganos jurisdiccionales de distintos órdenes
jurisdiccionales integrados en el poder judicial, es decir y en lo que ahora nos importa,
entre los juzgados y tribunales del orden social y los de otro orden jurisdiccional.
Respecto de los mismos el art. 12 LPL contiene una simple remisión a los arts. 42 a 50
LOPJ; se resuelven por una sala especial del Tribunal Supremo.
C) Cuestiones de competencia
Son las que pueden producirse entre órganos del orden social de la jurisdicción, y
a ellas se refieren los arts. 13 y 14 LPL con remisión a los arts. 51 y 52 LOPJ y a los arts.
63 y ss. LEC 1/2000. Para la comprensión de estas cuestiones debe partirse de que:
1') La declinatoria supone que una persona formula una demanda ante un órgano
jurisdiccional y que el demandado estima que ese órgano es incompetente por razones
objetivas o territoriales, por lo que pide a ese órgano que decline su competencia en favor
de aquel órgano que el demandado alega como competente. En este caso no hay
verdadera cuestión de competencia pues no existen dos tribunales enfrentados, sino que
se trata sin más de un tema a decidir por el órgano ante el que se ha suscitado. Lo que el
art. 14, a) LPL dice es que la declinatoria se propondrá como excepción perentoria y será
resuelta de modo previo en la sentencia, sin suspender el curso de las actuaciones.
correcto es que el juzgador que estima la declinatoria remita las actuaciones a aquél que
considera competente; la suspensión del plazo de caducidad es inútil atendido lo anterior.
2”) La declinatoria hemos visto que se plantea ante el mismo órgano que está
conociendo del asunto, pero el art. 63.2 LEC permite que se presente ante el Juzgado del
domicilio del demandado, que la hará llegar por el medio de comunicación más rápido
posible al Juzgado ante el que se hubiere presentado la demanda, sin perjuicio de
remitírsela por oficio al día siguiente de su presentación.
Por este camino indirecto resulta que en el proceso laboral puede existir una
declinatoria, formulada en el juicio oral y sobre la que se resuelve en la sentencia, y otra
declinatoria, formulada por escrito (dentro de los cinco primeros días posteriores a la
citación para el juicio oral) que deberá tramitarse y resolverse según lo dispuesto en los
arts. 64 y 65 de la LEC.
En cualquier caso ha de estimarse desaparecida la inhibitoria por haber quedado
sin previsión en la LEC 1/2000 y, consiguientemente, al haber quedado sin contenido la
remisión que hace el art. 14 LPL a lo dispuesto en aquélla (a partir de la entrada en vigor
de la LEC el 8 de enero de 2000).
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LECCION 3.ª
Proceso y procedimiento
La interdependencia entre jurisdicción y proceso es tal que cabe afirmar que fuera
del proceso no se ejerce jurisdicción o, dicho de otra manera, que la potestad
jurisdiccional sólo se ejerce por medio del proceso. La garantía de justicia que se
contiene en la Constitución la realizan los órganos jurisdiccionales, pero precisa y
exclusivamente por el instrumento que es el proceso.
4.ª) Un solo procedimiento puede ser la forma externa de dos o más procesos, lo
que explica los fenómenos de acumulación (vid. lección 7.ª).
A) De declaración
b) Pretensiones constitutivas
De las diferencias entre una y otra pretensión tenemos un ejemplo muy claro con
la pretensión de despido disciplinario y la de extinción del contrato de trabajo por voluntad
del trabajador con derecho a indemnización. El despido produce la extinción del contrato
de trabajo por decisión del empresario y en el juicio por despido lo que pedirá el
trabajador es que se declare que ese despido fue nulo o improcedente. Por el contrario el
trabajador, si quiere que se extinga su relación de trabajo con derecho a indemnización,
tendrá que formular al juzgador una pretensión para que sea éste el que produzca el
cambio y la extinción se producirá con la sentencia. En los dos casos a la pretensión
declarativa y constitutiva irá unida otra pretensión de condena, pero esto es algo
complementario.
c) Pretensiones de condena
Importa resaltar que estas tres pretensiones no dan lugar a tres procesos
distintos, sino que existe sólo el proceso de declaración, a través del que pueden ser
interpuestas, conocidas y decididas cualquiera de las tres pretensiones, o incluso varias
de ellas conjuntamente si se produce el fenómeno de la acumulación (vid. lección 7.ª).
B) De ejecución
C) Cautelar
a) Necesidad
1.º) La pena sólo puede ser impuesta por los tribunales y precisamente a través
del proceso. No existe aplicación del derecho penal ni por órganos distintos de los
tribunales ni fuera del proceso; más aún, no cabe que el derecho penal se cumpla
voluntariamente.
b) Oportunidad
privado no se aplica sólo por los órganos jurisdiccionales, sino primero y principalmente
por los propios particulares.
2.º) La iniciación del proceso queda a la voluntad de las partes, de modo que son
éstas quienes deben decidir si es oportuno o no para la mejor defensa de sus intereses el
acudir a los órganos jurisdiccionales instando el proceso. Este no se inicia de oficio por el
órgano jurisdiccional y ni siquiera debe poder iniciarlo alguien distinto de quienes afirmen
ser titulares del derecho subjetivo.
La LPL de 1995 dedica su art. 74 a los que denomina "principios del proceso",
pero es el caso que en él no hay referencia alguna a los mismos, sino a los principios del
procedimiento, como veremos después. Es muy sintomático que aun pretendiendo el
legislador establecer principios del proceso laboral, no haya podido encontrar ninguno
que lo individualice frente al proceso común regido por la oportunidad, que es el civil.
Esto no es más que una consecuencia inherente a la naturaleza de las cosas. Es cierto
que, en ocasiones se ha pretendido configurar al proceso laboral como un tertius genus,
distinto del proceso civil y respondiendo a principios propios, pero cuando se ha
pretendido encontrar esos principios no ha sido posible.
a) Dispositivo
2.º) La determinación del objeto del proceso es facultad exclusiva de las partes
(art. 216 LEC).
3.º) Los órganos jurisdiccionales han de ser congruentes con el objeto del proceso
fijado por las partes, sin que puedan pronunciarse sobre lo no pedido por éstas (art. 218
LEC).
4.º) Las partes pueden poner fin al proceso iniciado por ellas cuando así lo
estimen conveniente, sin que quepa obligarles a continuar un proceso que ellas han
iniciado (arts. 19 a 22 LEC).
En el proceso civil existe alguna matización a este principio, en los casos en que
aparece un interés público, y lo mismo ocurre en el proceso laboral. Las matizaciones
laborales se refieren a la existencia de los incorrectamente llamados "procedimientos de
oficio" (arts. 146 a 150 y 156 LPL), de la impugnación de convenios colectivos (art. 161.1)
y a la impugnación de los estatutos de los sindicatos y su modificación (art. 171.1); en los
dos primeros casos la iniciación del proceso incumbe a la autoridad laboral administrativa
(no al órgano judicial) y en el tercero al Ministerio Fiscal, y en los tres se trata de la
entrada en juego de intereses públicos, que no siempre tienen justificación.
b) Aportación de parte
1.º) Aportación de los hechos: Son las partes las que han de aportar los hechos al
proceso, no teniendo el juzgador esta facultad (art. 216 LEC).
3.º) Prueba de los hechos: Sobre las partes recae la carga de probar los hechos
controvertidos, en un doble sentido:
64
2') La parte que alegó los hechos y no los probó sufrirá las consecuencias de ello
en la sentencia, dado que el juzgador no podrá tener en cuenta los hechos no probados
(art. 217 LEC).
se estableció de modo general de los arts. 237 y 288 LOPJ, que ha unificado todos los
procesos y que lo ha confiado al secretario; su consecuencia es el art. 52.1 LPL.
d) Valoración de la prueba
Resulta así que cuando el art. 74 se refiere a los "principios del proceso" está
enunciando en realidad los principios del procedimiento, con lo que el error es evidente;
pero es que además presenta como principios distintos los de inmediación, oralidad y
concentración, cuando se trata de manifestaciones de un único principio: el de oralidad,
pues la inmediación y la concentración no son más que consecuencias ineludibles de
aquél. El término oralidad, referido al procedimiento, tiene un significado que desborda el
puramente etimológico, pretendiéndose con él sintetizar un conjunto de caracteres del
procedimiento, un sistema completo. Así la oralidad significa:
66
En primer lugar supone que en los actos procesales predomina lo hablado sobre
lo escrito como medio de expresión y comunicación entre los diversos sujetos que
intervienen en el proceso. Estamos hablando de predominio, no de exclusividad, pues
hoy un proceso con forma totalmente oral no podría (ni debería) regularse. Curiosamente,
con todo, este elemento es el que menos sirve para caracterizar un procedimiento de
oral, pues la referencia a ese predominio es poco individualizadora.
B) Inmediación
C) Concentración
2.º) Con relación al contenido del proceso, la concentración significa que todas las
cuestiones previas, incidentales y prejudiciales se discutirán en el mismo y se resolverán
en la sentencia, sin dar lugar a procedimientos independientes. El procedimiento laboral
es concentrado como se desprende de los arts. 4 y 86 LPL (vid. lección 8.ª).
D) Publicidad
Si el Título VI del Libro I de la LPL se refiere en su rúbrica a "De los principios del
proceso y de los deberes procesales" y el art. 74 se dedica claramente a los principios,
habrá que entender que el art. 75 regula los deberes procesales, atendiendo a:
68
A) El órgano jurisdiccional
La norma tiene, por un lado, una gran virtualidad expansiva por cuanto deja en
manos del arbitrio judicial nada menos que rechazar sin más, pero fundadamente,
peticiones, incidentes y excepciones, pero, por otro, supone un enorme riesgo que puede
poner en peligro la misma tutela judicial. De ahí que no puede llegarse a entender en el
sentido de que autorice al órgano jurisdiccional a:
1') Rechazar sin más la demanda, tanto por causas procesales no expresamente
previstas en la ley como por razones de estimarla infundada materialmente.
2') Inadmitir los recursos, salvo por las causas expresamente previstas en la ley y
con su procedimiento.
2.º) La corrección de los actos que, al amparo del texto de una norma, persigan un
resultado contrario al previsto en la Constitución y en las leyes para el equilibrio procesal,
la tutela judicial y la efectividad de las resoluciones.
1') Corregir los actos, no las personas: No se trata de conceder una facultad
general de imponer sanciones a las personas, sino de corregir los actos, es decir, de
impedir o de reconducir los actos que pretenden realizarse en fraude de ley.
2') Evitar el fraude procesal: Se trata de impedir que por medio de un acto que
tenga cobertura legal se logre un fin contrario a la igualdad de las partes, a la tutela
judicial o a la efectividad de las resoluciones.
69
B) Las partes
En el proceso los actos que realizan las partes no se conciben como obligatorios
sino como potestativos, vinculando a su realización o no consecuencias beneficiosas o
perjudiciales a las que se denomina cargas. La carga es un imperativo del interés propio,
frente al deber que es un imperativo del interés ajeno. En el proceso las cargas suelen
sustituir a los deberes y lo hacen con ventaja, por suponer un mayor incentivo para que
las partes realicen los actos procesales.
Veámoslo con un ejemplo. La ley no dice que las partes están obligadas a
concurrir al acto del juicio oral, imponiéndoles un deber jurídico, sino que se limita a decir
que si las partes quieren defender sus derechos lo mejor para ellas es comparecer, pues
de lo contrario sufrirán un perjuicio, que para el demandante consistirá en que se le
tendrá por desistido de la demanda y para el demandado en que el juicio seguirá en su
ausencia (art. 83.2 y 3).
1.º) El deber de las partes de actuar de algún modo positivo (buena fe, probidad,
veracidad): En algunos casos se trata de comportamientos cuyo incumplimiento comporta
una sanción específica (arts. 97.3, 91.2, 94.2), pero normalmente no se trata de que la
otra parte pueda exigir una actitud determinada, ni de que el juzgador pueda hacerlo, sino
que en realidad se está acudiendo al sistema de las cargas.
En ese mismo orden de cosas el art. 247 LEC ha recogido también que los intervinientes
en todo tipo de procesos han de ajustarse en sus actuaciones a las reglas de la buena fe,
e incluso sanciona este deber.
C) Los terceros
El párrafo 2 del art. 75 LPL tiene sus antecedentes en el art. 118 CE, con su
referencia a prestar la colaboración requerida por los jueces y tribunales en el curso del
proceso y en la ejecución de lo resuelto, y en el art. 17.1 LOPJ. En algún caso la propia
ley establece la sanción correspondiente al incumplimiento (arts. 57.3 y 239.3 LPL), pero
en otros deberá estarse a la sanción penal general, sin perjuicio de delitos específicos de
testigos y peritos. Salvados estos casos, el art. 75.2 LPL no puede entenderse que
concede al órgano jurisdiccional una potestad coercitiva general sin conductas y sin
sanciones tipificadas.
Por último el art. 75.3 LPL regula una acción de resarcimiento posible contra la
otra parte y contra los terceros, tendente a reclamar la oportuna indemnización
económica si se produjeren: una ilicitud de comportamiento, un daño evaluable
económicamente y relación de causalidad entre uno y otro. Esa acción es de la
competencia del órgano que estuviere conociendo del asunto principal.
a) El proceso laboral no tiene ni puede tener unos principios del proceso distintos
de los del civil, por lo menos mientras se parta de una concepción política basada en la
autonomía de la voluntad y en la existencia de derechos subjetivos privados de los
trabajadores y de los empresarios, esto es, mientras se crea en la libertad.
2.º) Respecto de los principios del procedimiento las diferencias anteriores han
desaparecido en buena medida, de modo que desde que entre vigor, el 8 de enero de
2001, la LEC ya no habrá obstáculos a la aplicación subsidiaria de la LEC en el proceso
laboral, por ejemplo con relación a la práctica de los medios de prueba.
3.º) La remisión a la LEC adquiere pleno sentido cuando se trata de las normas
que pueden calificarse de procesales en sentido estricto, es decir, con exclusión de las
meramente procedimentales. Siguiendo con el ejemplo, únicamente podemos saber qué
es un testigo, quién puede serlo, cuáles son sus deberes y derechos y qué valor debe
concederse al testimonio si se acude a lo dispuesto en la LEC.
vigor y que casi no se aplicó). Dicha Ley basaba ya el proceso que regulaba en el
procedimiento oral, y la misma fue recogida en el Código de Trabajo de 1926. Al mismo
tiempo que suprimía los Tribunales industriales y los Jurados mixtos, el Decreto 13 de
mayo de 1938 mantuvo las normas procesales del Código de Trabajo, si bien
introduciendo en ellas algunas modificaciones.
último día del plazo era el 4 de mayo de 1990, pero este argumento supone admitir que la
vacatio legis aprovecha también al mismo legislador, lo que es, por lo menos,
sorprendente.
LECCION 4.ª
Las partes
Ahora bien, la prohibición de la autotutela no puede ser una medida aislada; junto
a ella es necesario, primero, que el Estado asuma la realización del derecho en el caso
concreto, confiándola a unos órganos específicos a los que se dota de potestad
jurisdiccional, los juzgados y tribunales, y, segundo, que reconozca a los ciudadanos el
derecho fundamental a acudir a esos órganos impetrando su tutela. Aparece así la
jurisdicción, a la que nos hemos referido en la lección 1.ª, y el derecho de acción o a la
jurisdicción.
3.º) El que el órgano jurisdiccional ha de dictar al final del proceso una resolución
en la que se pronuncie sobre el fondo del asunto sometido a su conocimiento. Las
normas constitucionales no garantizan que esa resolución sea favorable o desfavorable a
la parte, de modo que la tutela efectiva no puede consistir en que el demandante vea
estimada su pretensión ni el demandado su resistencia, sino que se trata sólo de que el
órgano jurisdiccional examine la pretensión y la resistencia de uno y de otro y, al final,
pronuncie una decisión sobre el fondo del asunto.
judicial de sus derechos. Cuando las personas se ponen en relación con el proceso se las
contempla desde dos actitudes; en el proceso pueden ser parte del mismo o terceros.
1.º) En el proceso laboral pueden actuar como parte personas que no tengan la
condición de trabajador o empresario, siempre que la pretensión se funde en "la rama
social del Derecho".
En una situación normal los titulares de una relación jurídico material que entran
en conflicto se convertirán en parte en el proceso; una de las personas enfrentadas en
ese conflicto presentará la pretensión y lo hará precisamente contra la otra persona. Sin
embargo, desde el punto de vista del proceso la existencia o no del conflicto no es lo
determinante de la iniciación de la actividad jurisdiccional; desde el órgano jurisdiccional
lo que importa es que ante él acude una persona ejercitando el derecho de acción y
formulando una pretensión. Esta es la determinante de la actividad jurisdiccional
(proceso) y de quienes se convierten en ella en parte.
Pero no basta con definir a las partes. Se corresponde con la esencia misma de lo
que es el proceso el que aquéllas vean conformada su actuación en él con base en tres
principios:
A) Dualidad de posiciones
B) Contradicción
Este principio suele enunciarse con el brocardo: nadie puede ser condenado sin
ser oído y vencido en juicio, y se configura como un derecho fundamental al que se
refiere el art. 24.1 CE cuando dice que se prohibe la indefensión y el art. 24.2 CE al
reconocer el derecho a un proceso "con todas las garantías". De este derecho no es sólo
titular el demandado sino que lo son todas las partes, pues la prohibición de la
indefensión se refiere a todas ellas.
2.º) La audiencia tiene sentido cuando las partes han podido conocer todos los
materiales de hecho y de derecho que, de algún modo, pueden influir en la resolución
judicial, y cuando han podido alegar frente a esos materiales. Para las partes no puede
existir material alguno secreto.
C) Igualdad
Estamos aquí ante algo muy peligroso. El proceso se basa en la discusión entre
dos partes en situación de igualdad y ante un tercero imparcial, y la concesión de
privilegios procesales a una parte conlleva que las mismas ideas de jurisdicción y de
80
El primer problema que hay que abordar con relación a las partes es el de su
capacidad, y dentro de ella distinguir entre capacidad para ser parte y capacidad
procesal. Se trata con ello de determinar quiénes pueden ser parte en el proceso en
general, esto es, sin referencia a un proceso concreto.
Atiende a la aptitud para ser titular de los derechos, posibilidades y cargas que se
derivan de la realidad jurídica que es el proceso, y requiere distinguir entre.
B) Capacidad procesal
a) Personas físicas
El art. 16.1 y 4 LPL contiene la regla general, aunque sea por remisión: sólo
podrán comparecer en juicio quienes se encuentren en el pleno ejercicio de sus derechos
civiles, es decir, los mayores de edad que no estén incapacitados por resolución judicial;
por los incapaces comparecerán sus representantes legales. Pero lo específico es que el
art. 16.2 y 3 contiene una norma exclusiva del proceso laboral que se refiere a la
capacidad procesal de los trabajadores, conforme a la cual se otorga esta capacidad a
los mayores de 16 años y menores de 18.
1.º) Mayores de 18 años: Tienen plena capacidad para contratar su trabajo (art. 7
ET) y capacidad procesal (16.2 LPL).
b) Personas jurídicas
debería hablarse de actuar por medio de sus órganos, de los que legalmente pueden
conformar la voluntad de estas personas. La norma reguladora de cada persona jurídica
(piénsese en una sociedad anónima) tiene que decir qué órganos son los que forman y
exteriorizan la voluntad de la persona jurídica (el consejo de administración, el consejero
delegado, etc.) y, en concreto, qué persona física es la que puede actuar en juicio como
órgano de la jurídica.
SUPUESTOS ESPECIALES
a) Agrupaciones de trabajadores
Es el caso de los contratos de grupo del art. 10.2 ET, en el que el empresario
celebra un contrato con un grupo de trabajadores considerados en su totalidad. El grupo
no tiene personalidad jurídica, pero el jefe del mismo ostenta la representación de
quienes lo integran, y esa representación puede ser tanto judicial como extrajudicial. En
la práctica se trata normalmente de conjuntos musicales.
Ni el uno ni el conjunto de los otros tienen personalidad jurídica, pero el art. 65.1
ET reconoce al comité capacidad, como órgano colegiado, para ejercer acciones
administrativas y judiciales en todo lo relacionado con el ámbito de sus competencias, por
decisión mayoritaria de sus miembros. El art. 62.2 ET atribuye las mismas competencias
a los delegados de personal.
c) Secciones sindicales
Tampoco tienen personalidad jurídica, pero los arts. 152, c) y 161.2 LPL les
atribuyen legitimación en dos modalidades procesales.
d) Grupos
El art. 16.5 LPL contiene una mención expresa de los "grupos" diciendo que
comparecerán por ellos quienes aparezcan como sus organizadores, directores o
gestores. Esos "grupos" no son los del art. 10.2 ET, que tienen norma propia, sino los del
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art. 7.3 LOPJ, a los que se legitima para impetrar la tutela judicial de derechos o intereses
legítimos de carácter colectivo. El "grupo" tiene que estar constituido por un número de
personas determinable, con una organización por mínima que sea y unidas por un interés
colectivo, pero a partir de aquí es difícil imaginar a qué grupos de trabajadores o de
empresarios puede referirse la LPL.
e) Comunidades de bienes
El art. 1.2 ET dice que pueden ser empresarios y el art. 16.5 LPL quiénes pueden
comparecer por ellas en juicio. El caso más común es el de las comunidades de
copropietarios de la Ley de Propiedad Horizontal de 21 de julio de 1960, pero no puede
ser el único. En realidad la virtualidad del art. 16.5 LPL ha de referirse a las comunidades
reguladas en los arts. 392 a 406 CC y respecto de ellas cambia los principios de su
comparecencia en juicio.
LA LEGITIMACION
La capacidad nos resuelve las cuestiones de quién puede ser parte y de quién
puede actuar en el proceso, pero lo hace en abstracto, es decir, en cualquier proceso. La
legitimación atiende a quién ha de ser parte en un proceso determinado para que en éste
el juzgador pueda llegar a dictar una sentencia sobre el fondo que resuelva la pretensión
planteada.
A) Ordinaria
Una persona comparece en el proceso con esta legitimación cuando afirma que
ella es titular del derecho subjetivo material (legitimación activa) y cuando frente a ella se
afirma que es titular de la obligación (legitimación pasiva) (art. 10, I, LEC). La
legitimación, pues, se basa en la existencia de sendas afirmaciones, no en la realidad de
la titularidad del derecho subjetivo y de la obligación.
84
2.ª) Derivada: El demandante afirma que una de las partes (o las dos) comparece
en el proceso siendo titular de un derecho subjetivo o de una obligación que
originariamente perteneció a otra persona, pero que ésta se lo ha transmitido a ella. El
caso más común es el de la herencia, en el que el derecho subjetivo nació en el
patrimonio del trabajador pero ha sido transmitido a sus herederos a la muerte de aquél.
B) Extraordinaria
1.º) Los sindicatos (art. 4.7 LOLS) y las asociaciones empresariales (art. 3 de la
Ley 19/1977, de 1 de abril) son personas jurídicas y como tales pueden ser titulares de
derechos y de obligaciones, pudiendo actuar procesalmente con legitimación ordinaria.
Un sindicato puede ser empresario en cuanto tenga trabajadores en su plantilla, y puede
ser demandado por ellos para que abone los salarios. A este supuesto no se refiere el art.
17.2.
separar los intereses colectivos de los trabajadores y de los empresarios de los intereses
individuales de unos y otros, pues el art. 17.2 se refiere a los primeros pero no puede
referirse a los segundos. Con relación a la lista de cuestiones litigiosas del art. 2 LPL los
intereses colectivos atienden a:
1.º) Tutela de los derechos de libertad sindical cuando la lesión no sea individual
[arts. 2, k), y 175] (sólo para los sindicatos, no para las asociaciones empresariales).
a) Litisconsorcio necesario
1.ª) Unas veces se trata de que la ley impone expresamente el litisconsorcio, que
es lo que ocurre en los procesos por accidentes de trabajo en los que hay que demandar
al empresario, responsable inicial, a la Mutua Patronal o al INSS, como aseguradores, al
INSS siempre, como Fondo de Garantía, y a la Tesorería General de la Seguridad Social,
como servicio de reaseguro.
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b) Litisconsorcio cuasi-necesario
c) Intervención litisconsorcial
Las diferencias entre uno y otro supuesto atienden a los poderes procesales del
interviniente. En el primer caso la dependencia de las relaciones jurídicas, la deducida en
el proceso y aquélla de la que es titular el tercero, posibilita que éste se convierta en
verdadera parte, con todos los poderes procesales inherentes a esa condición, mientras
que en el segundo, al no existir esa dependencia, el tercero interviniente no puede asumir
la plenitud de los poderes procesales de la parte.
2') Indemnizaciones por extinción del contrato de trabajo, con el contenido del art.
33.2 ET.
2.º) Responsabilidad directa del Fondo, que atiende a las reclamaciones de los
trabajadores por:
1') El 40 por 100 de la indemnización legal, según los arts. 51, 52 y 33.8 ET.
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2') La indemnización que deba ser satisfecha en el caso del art. 51.12 ET.
2') En las reclamaciones por despido y extinción del contrato de trabajo según los
arts. 50 y 51 ET, en cuanto pueden ser el antecedente de la aplicación del art. 33.2 ET.
a) Intervención voluntaria
b) Intervención provocada
El art. 23.3 LPL se refiere al caso de que el Fondo, por tener legitimación
ordinaria, sea demandado, y para el mismo dispone que "las afirmaciones de hecho
contenidas en el expediente y en las que se haya fundamentado la resolución del mismo
harán fe, salvo prueba en contrario", con lo que está fijando una regla que no se refiere a
las partes, sino a la prueba en el proceso. La asunción por el Fondo de una obligación
presupone la tramitación de un expediente administrativo, que debe terminarse con una
resolución. Si el trabajador no está conforme con la misma podrá formular, ante el
Juzgado de lo Social, demanda contra el Fondo iniciadora de un proceso laboral. Lo que
el art. 23.3 dice es que en ese proceso las afirmaciones de hecho realizadas en la
resolución administrativa harán fe, de modo que se invierte la carga de la prueba para
que recaiga en el trabajador.
Estamos, pues, ante un privilegio que supone negar el principio de igualdad de las
partes en el proceso y que, como tal, debería ser inconstitucional, si bien la STC 90/1994,
de 17 de marzo, no lo ha estimado así, pero con argumentos inadmisibles.
91
LA POSTULACION PROCESAL
A) Representación procesal
La regla, pues, es la de que las partes pueden comparecer por sí mismas, pero
también se admite que puedan actuar confiriendo su representación a:
2.º) Procurador, graduado social colegiado o abogado, los cuales sí asumen una
representación técnica.
En los dos casos la representación se confiere por medio de poder que podrá
otorgarse bien por escritura pública (reglamento notarial de 2 de junio de 1944), bien por
comparecencia ante secretario judicial (arts. 281.3 LOPJ y 18.1 LPL).
a) Más de 10 demandantes
Esta representación podrá conferirse mediante poder otorgado bien por escritura
pública, bien por comparecencia ante secretario judicial, bien por comparecencia ante el
servicio administrativo que tenga atribuidas las funciones de conciliación, mediación y
arbitraje (vid. art. 63 y lección 6.ª; adviértase que el IMAC, creado por el RD-ley 5/1979,
de 26 de enero, fue suprimido por el RD 530/1985, de 8 de abril, asumiendo sus
92
b) Acumulación de autos
Sobre quién puede asumir esa representación, el art. 19.2 se remite al art. 19.1,
per sí hay diferencias respecto de la manera de otorgar la representación, que es sólo
una: comparecencia ante el secretario judicial.
c) Representación sindical
El art. 19.1 y 2 contiene dos casos en los que los sindicatos pueden asumir la
representación voluntaria de los trabajadores, pero en ellos no existe especialidad sobre
el fenómeno general del otorgamiento de la representación. La especialidad se da en el
caso del art. 20, que es consecuencia del intento legal de fortalecer a las organizaciones
sindicales, pero que sigue siendo un supuesto de representación. Lo distinto del art. 20
no se refiere a lo que la representación sea, sino al cómo (a la forma) se otorga la misma.
B) Defensa técnica
El art. 119 CE dispone que la justicia será gratuita para quien acredite
insuficiencia de recursos para litigar, y en su desarrollo se ha dictado la Ley 1/1996, de 10
de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita (más el RD 2.103/1996, de 20 de septiembre),
por la que se han unificado los diversos sistemas anteriores del llamado beneficio de
justicia gratuita. En lo laboral ha incidido dando nueva redacción al art. 21 y dejando sin
contenido los arts. 25 y 26.
El art. 6 LAJG establece las prestaciones o contenido del derecho, que se refieren
a:
4.º) Exención de pago de depósitos necesarios para recurrir (arts. 227 LPL y
513.1 LEC). Según el art. 228 LPL también están exentos de la consignación de la
cantidad objeto de la condena, o del aval bancario, exigida para interponer los recursos
(lo que no se refiere a la Seguridad Social, arts. 192 y 219 LPL). Atendido el art. 233 LPL
también están exentos de la condena en costas en los recursos de suplicación y
casación.
5.º) Asistencia pericial gratuita en el proceso a cargo del personal técnico adscrito
a los órganos jurisdiccionales o a las Administraciones públicas.
a) Declaración judicial
3.º) Algunas personas jurídicas: La Ley reconoce las prestaciones a las Entidades
Gestoras y Servicios Comunes de la Seguridad Social, pero no a otros órganos públicos,
sean éstos el Estado, las Comunidades Autónomas, los Entes locales, Fondo de Garantía
Salarial, etc., sin perjuicio de que otras normas, por ejemplo art. 227.4 LPL, reconozcan a
algunos de esos órganos beneficios concretos.
b) Declaración administrativa
LECCION 5.ª
Los actos procesales
que cuando se produce el acto el proceso no existe y de que aún puede no llegar a existir
nunca si el trabajador despedido no demanda.
La LPL dedica el Título IV (del Libro I) a "De los actos procesales", pero el mismo
no contiene, porque no es necesario, una regulación completa del acto procesal, sino que
en aquél cabe distinguir tres clases de normas:
1.ª) En ocasiones la LPL se limita a repetir una norma ya existente en otra ley de
aplicación general al proceso, con lo que la primera es innecesaria; esto es lo que ocurre,
por ejemplo, con el art. 42 que no es más que la reiteración de lo dispuesto en los arts.
281, 282, 473 y 483 LOPJ y 145 LEC.
2.ª) Otras veces la LPL contiene una simple remisión a otra norma también
general, con lo que podemos seguir hablando de inutilidad; así sucede, por ejemplo, con
el art. 49 LPL, que se remite para las resoluciones judiciales a los arts. 245 y 248 LOPJ y
206 y ss. LEC.
3.ª) Por fin, existen en la LPL normas que determinan especialidades de los actos
procesales para el proceso laboral; véase, por ejemplo, el art. 43.4.
2) Una vez que la LEC de 2000 entre en vigor y mientras no se dicte la ley
orgánica de reforma de la LOPJ existirán dos regulaciones de los actos procesales, una
en la LOPJ y otra en la LEC, y no queda claro, en caso de contradicción, qué norma
deberá aplicarse. Es cierto que en la LOPJ se contienen muchas normas procesales no
necesitadas de ley orgánica que, en principio pueden ser modificadas por una ley
ordinaria, como es la Ley de Enjuiciamiento Civil, pero esto no está siempre lo claro que
sería preciso.
1.º) Para los actos del mismo órgano jurisdiccional, en el art. 129.1 LEC, que
ordena que los actos judiciales se practiquen en el local (sede) del órgano judicial.
Debe tenerse presente que tanto la LOPJ como la LEC emplean la palabra "sede",
se entiende del órgano jurisdiccional, de modo impreciso. En general por "sede" hay que
entender localidad en la que radica el órgano (y en este sentido vid. arts. 57, 62, 78, 80,
84, 92 LOPJ y 6 a 9 LDYPJ), si bien en algunos casos se utiliza como local o edificio
donde se asienta el órgano. Cuando el art. 129.1 LEC habla de “sede” se está refiriendo
al edificio del órgano judicial.
2.º) Para los actos de parte, en el art. 44 LPL, según el cual las partes habrán de
presentar todos los escritos y documentos en el Registro de los Juzgados y Salas de lo
Social.
Cuando las partes tienen que realizar un acto oral es obvio que han de hacerlo
ante el órgano jurisdiccional y, por tanto, en el local de éste, pero ocurre lo mismo aunque
el acto sea escrito. La demanda puede realizarla la parte donde estime conveniente,
siendo ello indiferente para la ley; para ésta la demanda sólo existe desde que se
presenta ante el órgano jurisdiccional, y es para esa presentación para la que se ordena
como lugar el Registro. Es por esto por lo que si se remite un escrito a un Juzgado por
correo sólo puede ser tenido en cuenta, respecto de la fecha, en el día que entra en el
Juzgado, y por lo que un órgano no debe admitir escritos dirigidos a otro órgano.
Frente a esas reglas generales se regulan en las leyes diversas excepciones que
pueden referirse a:
1.º) Fuera del local del órgano jurisdiccional pero dentro de su sede: Las
excepciones pueden referirse tanto al órgano jurisdiccional como a las partes.
Respecto del órgano judicial es evidente que existen casos en los que sus actos
han de poder, e incluso deber, realizarse fuera del local; así la práctica de algún medio de
prueba (art. 87.1 LPL: "fuera del local de la audiencia"; arts. 311 y 364 LEC para la
práctica del interrogatorio de la parte y de la testifical) y, en general, las notificaciones
como veremos después.
101
Con relación a los actos de las partes el art. 45 LPL se refiere a la presentación de
escritos y documentos en el Juzgado de Guardia de la sede del órgano jurisdiccional
social. Esta norma es una excepción al art. 135.2 LEC que no permite la presentación de
escritos en el Juzgado de Guardia dirigidos a los tribunales civiles. Para los tribunales
laborales sí pueden presentarse escritos en el Juzgado de Guardia y para que esta
presentación sea posible han de concurrir los siguientes requisitos:
Este es un principio que debe mantenerse sin fisuras en el proceso laboral, sobre
todo después de la entrada en vigor de la LEC 1/2000. En ésta se ha tratado de introducir
102
Con esa limitación de las pruebas, cabe aplicar a los órganos del orden
jurisdiccional social los arts. 273 a 275 LOPLJ y los arts. 169 a 176 LEC, aparte de que la
propia LPL se refiere, en su art. 62, al auxilio a la justicia y a la cooperación judicial.
B) El tiempo
Se centra en su práctica en días y horas hábiles (art. 43.1 LPL). Son días hábiles
todos los del año menos aquellos de los que existe declaración expresa de inhabilidad;
esa declaración puede hacerse de dos maneras:
1.ª) Con relación a días determinados: El art. 130.2 LEC declara inhábiles los
domingos, los días de fiesta nacional y los festivos a efectos laborales en la Comunidad
Autónoma o en la localidad, lo que supone una remisión a normas administrativas (RD
2.001/1983, de 28 de julio, modificado por el 1.346/1989, de 3 de noviembre). Dada su
indeterminación a nivel legal, el art. 43.6 LPL ordena al secretario, a los efectos del plazo
para interponer el recurso y cuando medie una fiesta de carácter autonómico o local,
hacerlo así constar por diligencia.
2.ª) Respecto de todos los días del mes de agosto: El art. 130.2 LEC hace esta
declaración de inhabilidad, si bien luego el art. 43.4 LPL exceptúa de la misma, es decir,
declara hábiles los días del mes de agosto para las modalidades procesales de despido,
extinción del contrato de trabajo de los arts. 50 y 52 del ET, vacaciones, materia electoral,
conflictos colectivos, impugnación de convenios colectivos y tutela de la libertad sindical y
demás derechos fundamentales.
103
Son horas hábiles, dice el art. 130.3 LEC, desde las ocho de la mañana a las ocho
de la tarde (y para los actos de comunicación y de ejecución hasta las diez de la noche).
El art. 131 LEC permite a los jueces y tribunales habilitar días y horas inhábiles y
el art. 43.5 LPL refiere esa posibilidad a los casos en que las actuaciones no fuera
posible practicarlas en tiempo hábil o sean necesarias para asegurar la efectividad de
una resolución judicial. Sin perjuicio de que iniciada una actuación en tiempo hábil podrá
continuarse hasta su conclusión, sin necesidad de habilitación.
1.º) Su cómputo: El art. 133 LEC lo regula precisando la existencia de: *) Un día
inicial, que para las partes es el siguiente a aquél en que se practicó el acto de
comunicación, *) Un sistema de cómputo, conforme al cual si el plazo se fija por días se
descuentan los inhábiles, y si se fija por meses o años no se descuentan sino que se
estará de fecha a fecha, *) Una excepción al cómputo, conforme a la cual cuando se trata
de actuaciones urgentes se computarán los días del mes de agosto, excluyéndose sólo
los domingos y festivos, y *) Un día final, que se computa íntegramente, si bien cuando
ese día es inhábil el plazo se entiende prorrogado al siguiente día hábil.
3.ª) Su distinción entre propios e impropios: Plazo propio es aquél que se confiere
a las partes, o a las personas que sin ese carácter intervienen en el proceso, para la
realización de un acto procesal; el efecto principal de su inobservancia es que precluye el
trámite pasándose, por el impulso de oficio, al trámite siguiente, con pérdida de la
104
posibilidad de realizar el acto (arts. 136 LEC y 43.2 LPL). Plazo impropio o judicial es el
establecido para la realización de actos por el personal jurisdiccional o por el auxiliar; su
inobservancia no implica preclusión, de modo que el sujeto sigue obligado a realizar el
acto, si bien originándose responsabilidad para el incumplidor.
C) La forma
Cuando se habla de forma suele emplearse esta palabra en su sentido amplio que
comprende, incluso, el tiempo y el lugar, pero entonces se está usando incorrectamente
la terminología. La forma no puede referirse al conjunto de los requisitos del acto
procesal, sino sólo a aquellos que atienden a cómo se exterioriza. No es así un requisito
de forma el que el acto se realice precisamente por la persona que prevé la ley, pues esto
trasciende de la mera exteriorización.
2.º) Las partes, sus representantes y abogados y los testigos y peritos podrán
usar la lengua de la Comunidad, pero sus actuaciones deberán traducirse al castellano si
la otra parte alega desconocimiento que produzca indefensión y si el acto debe surtir
efecto fuera del territorio de la Comunidad. Tratándose de actuaciones orales el juzgador
podrá nombrar intérprete a cualquier persona no conocedora de la lengua y si son actos
escritos deberán traducirse por intérprete titulado.
a) Actos orales
El requisito básico de los actos orales se refiere a quienes deben estar presentes
en su realización y a quienes se puede conceder la palabra, que es cosa distinta de la
inmediación. Unas veces la ley impone las personas que deben realizar el acto y en
presencia de quien y otras veces ello es determinante de la inmediación como
consecuencia de la oralidad, pero no siempre las dos cosas coinciden.
b) Actos escritos
Cuando un acto procesal cumple con los requisitos previstos para el mismo la
consecuencia es la producción de los efectos determinados en la Ley. La ineficacia es la
alternativa y supone la no producción de esos efectos ante el incumplimiento de los
requisitos. Ahora bien, atendido que no todos los requisitos tienen la misma naturaleza,
su incumplimiento puede tener diversos grados en la ineficacia.
106
2.º) Anulabilidad: Los requisitos incumplidos son aquí aquellos respecto de los
que las partes tienen facultades dispositivas, con lo que se está diciendo que no puede
ponerse de manifiesto de oficio por el órgano jurisdiccional, sino que es precisa petición
expresa de la parte que se crea perjudicada.
Los criterios desde los que puede intentarse una clasificación de los actos
procesales pueden ser muy variados, aunque suele atenderse bien a la función del acto
bien a quien sea su autor. En la doctrina española suele ser más común este último
criterio y así se habla de actos de las partes y actos del órgano jurisdiccional,
subdistinguiéndose dentro de esta segunda clase entre actos del juez y actos del
secretario.
En lo que sigue vamos a atender a este criterio del sujeto del acto, si bien no
haremos especial mención de los actos de las partes, por cuanto los mismos, primero,
están muy lejos de alcanzar una clasificación clara y aceptada mayoritariamente y, luego,
no existen actos de contenido puro. Suele hablarse de actos destinados a obtener una
resolución judicial y actos creadores de situaciones jurídicas, pero lo cierto es que los
actos concretos que realizan las partes en el proceso no siempre entran en una clase u
otra de modo exclusivo.
Por ello vamos a centrarnos en los actos del órgano jurisdiccional, con la
subdistinción entre actos del juez y actos del secretario judicial.
Hablamos del juez en sentido amplio, esto es, con referencia al titular de la
potestad jurisdiccional, que puede ser unipersonal (magistrado en los Juzgados de lo
Social) o colegiado (magistrados de una Sala o Sección).
A lo largo del proceso el juzgador realiza muy variados actos que pueden referirse
bien a la ordenación formal del proceso (dirige las vistas y en especial el juicio oral, arts.
182 y ss. LEC; concede la palabra a las partes o a sus defensores, art. 85.3 LPL), bien a
su ordenación material (intenta la conciliación entre las partes, art. 84.1; hace preguntas a
testigos y peritos, arts. 92 y 93 LPL, con sus remisiones).
108
B) Resoluciones
1.º) Interlocutoria: Cuando atiende a la ordenación formal y/o material del proceso,
de modo que por medio de ellas se va dando a éste el curso preordenado por la ley (se
admite la demanda, se admite un medio de prueba, etc.).
Esta distinción está implícita en la ley, pero la expresa en ella atiende a la forma,
con base en la que las resoluciones jurisdiccionales pueden ser providencias, autos,
sentencias y resoluciones verbales, dice el art. 49 LPL, que se remite para su desarrollo a
lo dispuesto en la normativa general.
a) Providencias
b) Autos
Según el art. 206.2, 2.ª se dictarán autos cuando se decidan recursos contra
providencias, cuando se resuelva sobre admisión o inadmisión de demanda,
reconvención y acumulación de acciones, sobre presupuestos procesales, admisión o
inadmisión de la prueba, aprobación judicial de transacciones y convenios, anotaciones e
inscripciones registrales, medidas cautelares, nulidad o validez de las actuaciones y
109
En general puede decirse que habrán de revestir la forma de auto las resoluciones
escritas que comporten una decisión entre dos opciones posibles, sobre todo cuando esa
decisión sea negativa ante la petición de la parte. La forma de los autos se diferencia de
la de las providencias en que los primeros siempre han de motivarse. Así su forma será:
4) Firmas: Serán firmados por el magistrado o magistrados que los hayan dictado.
El art. 50.5 LPL admite la posibilidad de que se dicten autos oralmente; se trata de
los casos en que se celebra una comparecencia para discutir exclusivamente de una
cuestión incidental suscitada en el proceso. Como veremos en la lección 8.ª, las
cuestiones incidentales pueden conocerse junto al objeto del proceso y entonces son
resueltas en la sentencia, pero también cabe la existencia de cuestiones incidentales
específicas, para las que la ley prevé comparecencia oral (así vid. art. 236) y resolución
propias, y entonces esa resolución será auto y puede dictarse de modo oral.
c) Resoluciones verbales
escritas. Es por ello por lo que el art. 210 LEC se refiere a resoluciones judiciales orales y
el art. 49.2 LPL a resoluciones verbales a dictar durante la celebración del juicio oral u
otros actos a presencia judicial.
En la LPL de 1980 a las resoluciones orales se las llamaba acuerdos (art. 67, II),
pero atendido que el art. 244 LOPJ llama acuerdos a las resoluciones de los tribunales
cuando no ejercen jurisdicción, la LPL de 1990 tuvo que cambiar la denominación y como
no se ha encontrado un término más apropiado se ha referido en general a resoluciones
verbales.
d) Sentencias
siempre ocurre así en el derecho español en el que cabe esa forma de resolución con
contenido meramente procesal o de absolución de la instancia.
Para los casos en los que debe dictarse sentencia el art. 49.1 LPL se remite al art.
206.2, 3.ª, LEC: Se dictará sentencia para poner fin al proceso, en primera o segunda
instancia (en el proceso laboral hay una única instancia), una vez que haya concluido su
tramitación ordinaria prevista en la Ley. También se resolverán mediante sentencia los
recursos extraordinarios y los procedimientos para la revisión de sentencias firmes.
Para la forma de la misma a los arts. 208 y 209 LEC. Con relación a la forma hay
que distinguir:
1.ª) Escritas
2.ª) Orales
Según el art. 50 LPL pueden existir sentencias orales, si bien debe distinguirse:
-Sólo el fallo: También al terminar el juicio oral el magistrado puede, en los casos
permitidos, pronunciar el fallo, que se documentará en el acta, sin perjuicio de que luego,
y en el plazo de cinco días, proceda a la redacción por escrito de toda la sentencia; en
este caso la firma del acta no presupone notificación de la sentencia, sino que el acto de
notificación se realizará después y en la forma ordinaria, pero cabe que las partes
expresen su deseo de no recurrir con lo que el magistrado, sin perjuicio de redactar la
sentencia completa, declarará su firmeza en el acta.
A) Resoluciones
a) Diligencias de ordenación
Son resoluciones que han de tener por objeto únicamente dar a los autos el curso
ordenado en la ley, así como impulsar formalmente el procedimiento en sus distintos
trámites. Se trata, pues, de resoluciones que sólo pueden referirse a lo que podríamos
considerar aplicación automática de la ley procesal.
114
1) De oficio: El art. 289 LOPJ decía que las diligencias de ordenación decía que
las diligencias de ordenación podían ser revisadas de oficio, y en ello insistió el art. 52.3
LPL, pero sin decir cómo. Atendido ahora el art. 224.1 LEC ha de entenderse que sólo
cabe la revisión de oficio cuando se trate de diligencias de ordenación nulas de pleno
derecho, es decir, cuando decidas cuestiones que conforme a la ley han de decidirse por
medio de providencia, auto o sentencia. Esa declaración de nulidad se hará conforme a la
nulidad general regulada, de momento, en el art. 240.2 LOPJ y, cuando esta norma esté
derogada por lo previsto en el art. 227.2 LEC.
b) Propuestas de resolución
B) Actos de documentación
Las actas tienen por objeto dejar constancia de la realización de un acto procesal
o de un hecho con trascendencia procesal. Las diligencias pueden ser de constancia
(acredita que un hecho o acto ha tenido lugar, art. 46 LPL), de ordenación (la vista antes),
de comunicación (que hace constar la realización de esta clase de actos, art. 57 LPL) y
de ejecución (para constatar que un mandato judicial se ha cumplido). Las notas pueden
ser de referencia, de resumen de los autos y de examen del trámite a que se refieran.
116
Pero el art. 48.1, si se pone en relación con los arts. 193.1, 210, 221.2 y 230.1,
tiene además la virtud de que en realidad la "entrega" se convierte en "puesta a
disposición" del abogado para retirar los autos de la oficina judicial; es decir, no se trata
de que los autos se los lleven a su estudio profesional, sino que puede recogerlos de la
dependencia judicial.
D) Actos de comunicación
El Capítulo III (del Título IV del Libro I de la LPL), a pesar de su rúbrica "De los
actos de comunicación", se refiere realmente sólo a una de las direcciones de la
comunicación, la que va del órgano jurisdiccional a las partes, a algunos terceros y, en
general, hacia el exterior.
Los actos de comunicación tienen doble dirección. Unos nacen del órgano
jurisdiccional y se proyectan hacia afuera, mientras que otros se dirigen hacia el órgano
jurisdiccional. A esta segunda dirección no se refiere la LPL y es la que se resuelve en la
117
a) El objeto de la comunicación
1.º) Citación: Tiene por objeto llamar a una persona (parte, testigo, etc.) para que
comparezca ante el órgano jurisdiccional en un momento determinado en el tiempo, es
decir, en un término (por ejemplo, art. 82.1).
4.º) Notificación en sentido estricto: Tiene por objeto poner en conocimiento del
interesado un acto procesal, que puede ser una resolución judicial o una diligencia de
ordenación o un acto hecho por una parte. Puede decirse que notificación (en sentido
estricto) es la notificación (en sentido amplio) que no sea citación, emplazamiento o
requerimiento.
118
b) Requisitos generales
1.º) Destinatarios de la notificación (en sentido amplio) pueden ser las partes, las
personas a quienes se refiera (testigos, peritos) o quienes puedan sufrir perjuicio u
ostenten interés legítimo en el asunto debatido (art. 54.2).
El art. 54.2 contiene una previsión muy razonable que se refiere al momento de la
notificación de las resoluciones. No existe resolución alguna que no deba notificarse a las
partes, pero cabe que la notificación a alguna de ellas se retrase, acordándolo así el
órgano jurisdiccional, cuando se trate de garantizar los derechos de la contraria o de
asegurar la efectividad de la resolución. Por ejemplo, la notificación del auto acordando el
embargo preventivo no puede hacerse al demandado antes de la práctica del embargo
mismo, pero sí hacerse después (art. 79), y lo mismo debe ocurrir con el auto
despachando la ejecución.
4.º) Las notificaciones en sentido amplio deben realizarse bien en el local del
Juzgado o Sala (o servicio común), si allí comparecieren por propia iniciativa los
interesados, bien en el domicilio señalado a estos efectos (art. 55). El primer supuesto no
ofrece problemas, pero la notificación domiciliaria sí.
1) Para facilitar la misma el art. 53.2 impone a las partes la carga de, en su primer
escrito o comparecencia, señalar un domicilio para la práctica de los actos de
comunicación [luego los arts. 80.1, e), y 196 se refieren a domicilios específicos]. Si las
partes comparecen con representación o defensa profesionales se entenderá que el
domicilio de éstas es el indicado para los actos de comunicación, salvo que se señale
otro expresamente.
119
5.º) El sistema normal de hacerse las notificaciones (en sentido estricto), las
citaciones y los emplazamientos (no los requerimientos) en el domicilio del interesado es
el del correo certificado con acuse de recibo.
1) El secretario dará fe en los autos del contenido del sobre remitido y unirá el
acuse de recibo cuando sea devuelto.
2) En el exterior del sobre deberán constar las advertencias del art. 57.3.
6.º) Alternativa al correo certificado con acuse de recibo puede ser el telégrafo
pero, sobre todo, el fax (y cualquier otro medio idóneo de comunicación o de transmisión
de textos) si el interesado facilita los detalles necesarios (art. 56.4). Por eso el art. 162
LEC se refiere a los actos de comunicación por medios electrónicos, informáticos y
similares
En los dos casos se hará saber al receptor: Que ha de cumplir el deber público
que se le encomienda; que puede ser sancionado con multa de 2.000 a 20.000 ptas. si se
niega a la recepción, o no hace la entrega a la mayor brevedad; que ha de comunicar al
órgano judicial la imposibilidad de entregar la comunicación al interesado, y que tiene
derecho al resarcimiento de los gastos que se le ocasionen.
8.º) Una vez agotadas realmente las posibilidades de correo certificado con acuse
de recibo o fax y la entrega en el domicilio, cuando se desconozca este domicilio, es
decir, después de que se hayan agotado todos los medios razonables de hacer llegar al
interesado la comunicación, puede acudirse a la citación, emplazamiento o notificación en
sentido estricto (no al requerimiento) por medio de edictos, insertando un extracto de la
cédula en el Boletín Oficial de la provincia (art. 59).
c) Procedimiento
1.º) Requisitos del documento: Son los del art. 58.1 en las cédulas, a las que se
acompañará copia literal de la resolución, conteniendo: el Juzgado o Tribunal que haya
dictado la resolución, la fecha de ésta y el asunto en que haya recaído; el nombre de la
persona a quien se dirige; fecha de expedición de la cédula y firma del secretario.
2.º) Constancia de la notificación (en sentido amplio): A los autos debe unirse un
duplicado de la cédula contenido: fecha de la diligencia, firma de la persona a quien haya
sido entregada la cédula y, si no fuere el interesado, su nombre, documento de
identificación, domicilio y relación con el destinatario, y firma del secretario (art. 58.3).
121
4.º) Cuando la notificación (en sentido amplio) debe entenderse con una persona
jurídica se practicará, en su caso, en las delegaciones, sucursales, representaciones y
agencias establecidas en la población donde radique el Juzgado o Tribunal que conozca
del asunto, aunque carezcan de poder para comparecer en juicio las personas que estén
al frente de las mismas (art. 60.2).
5.º) Los actos de comunicación con el abogado del Estado y con los letrados de la
Administración de la Seguridad Social, se practicarán en su despacho oficial (art. 60.3).
En el art. 62 LPL se ha procedido a mezclar dos cosas que son muy distintas:
Respecto de este auxilio parece como si la LPL, en su art. 62, contuviera una
cierta matización y aún limitación de las funciones del secretario, al decir que el
magistrado o la sala podrán encomendar al secretario que practique estos actos.
El auxilio judicial se articula por medio de exhortos (arts. 171 a 176 LEC); el auxilio
a la justicia puede solicitarse por medio de mandamientos u oficios (art. 167 LEC).
122
LIBRO II
EL PROCESO DE DECLARACION
Capítulo I
ACTIVIDADES PREVIAS NO JURISDICCIONALES
LECCION 6.ª
Conciliación, reclamación administrativa y diligencias preliminares
PRECISIONES CONCEPTUALES
Esas actividades previas reguladas por la ley tienen muy distinto alcance y
naturaleza, siendo preciso distinguir entre:
LA CONCILIACION PREVIA
A) Concepto
El examen de lo que la conciliación sea exige efectuar su estudio desde una triple
perspectiva:
una autoridad designada por el Estado, o ante un órgano constituido según las reglas
dictadas por aquél, para que en su presencia traten de solucionar el conflicto que las
separa. Se trata, pues, de un sistema de autocomposición por el que son las mismas
partes las que intentan poner fin al conflicto, aunque sea en presencia de un tercero
ajeno al mismo.
De esta triple perspectiva el art. 63 LPL se refiere a dos aspectos cuando dispone
que "será requisito previo para la tramitación del proceso el intento de conciliación"; esto
es, primero dice que antes de iniciar el proceso habrá de realizarse la conciliación-
actividad y, luego que ese intento se eleva a la condición de presupuesto procesal. Al
valor de lo convenido, es decir, al contrato de transacción, se refieren los arts. 67 y 68.
B) Obligatoriedad y excepciones
proceso laboral. Es por ello por lo que el art. 63 la califica de "requisito previo" y por lo
que el art. 81.1 dice lo que debe hacerse cuando se presente una demanda y a la misma
no se acompañe la certificación del acta de conciliación. Fijada la regla general de la
obligatoriedad de la conciliación-actividad, el art. 64 determina los supuestos
exceptuados, es decir, aquellos procesos en los que esa actividad previa no es
necesaria.
1.º) Los procesos que exijan reclamación previa en vía administrativa, con lo que
se está efectuando una remisión al art. 69; en realidad la excepción se refiere a todos los
procesos en que sea parte una Administración Pública.
Dentro de esta excepción hay que comprender los procesos a que se refiere el art.
64.2á), que son aquéllos en los que existiendo un litisconsorcio necesario o cuasi-
necesario uno de los litisconsortes es la Administración pero pudiendo ésta decidir el
asunto en la reclamación previa. Piénsese en los concursos de ascenso entre
trabajadores de una Administración, en los que el perjudicado por la resolución debe
demandar a la empresa (Administración) y a uno o más trabajadores.
2.º) Los procesos sobre Seguridad Social, en los que la excepción no se establece
atendiendo a quien sea demandado, sino a la materia, de modo que sea quien fuere el
demandado la conciliación no es necesaria ni posible.
126
5.º) Los procesos iniciados de oficio, dado que en los mismos no podrá lograrse
una conciliación que consista en un contrato de transacción [art. 148.2, b)].
9.º) Los casos en que iniciado el proceso fuera necesario dirigir la demanda frente
a personas distintas de las inicialmente demandadas, que no es el caso del art. 103.2.
C) Organos competentes
Este servicio fue últimamente el IMAC, creado como hemos dicho en 1979 pero
suprimido en 1985, por lo que en la actualidad la función conciliadora se encomienda:
127
1.º) Dentro de los órganos del Estado, a nivel central a la Subdirección General de
Mediación, Arbitraje y Conciliación, incardinada en la Dirección General de Trabajo de
este Ministerio, y a nivel periférico a las Direcciones Provinciales del Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social en su ámbito territorial respectivo.
Con esta frase en el art. 63 se está haciendo referencia a una doble posibilidad:
Con relación a los órganos administrativos, bien del Estado bien de las
Comunidades Autónomas, debe precisarse la competencia territorial, lo que no hace la
LPL. Debe estarse, pues, al art. 5.1 del RD 2.756/1979 citado, conforme al cual la
celebración del acto de conciliación se interesará del órgano "del lugar de la prestación
de los servicios o el domicilio de los interesados (que equivale a futuros demandados), a
elección del solicitante", con lo que estamos ante una norma igual a la del art. 10.1 LPL
para la competencia territorial de los Juzgados de lo Social.
D) Partes
Al mismo tiempo se admite que las partes pueden asistir al acto acompañadas por
un hombre bueno (art. 10, I del RD citado), con lo que se está permitiendo la asistencia
de abogado o graduado social. De hecho cuando uno u otro no asisten aumentan las
dificultades para llegar a una avenencia.
E) Procedimiento
1) Los datos personales del que la presente y de los demás interesados y sus
domicilios respectivos.
129
3) Enumeración clara y concreta de los hechos sobre los que verse su pretensión
y cuantía económica, si fuere de esta naturaleza.
5) Fecha y firma.
Los demás interesados son citados por correo certificado con acuse de recibo,
adjuntándose la copia correspondiente de la papeleta. El art. 8.3 del repetido RD de 1979
dice que las citaciones pueden hacerse también por telegrama o cualquier otro medio del
que quede la debida constancia, lo que será especialmente posible cuando se produzca
un cambio en la fecha primeramente fijada.
F) Efectos de la conciliación
Con más técnica lo que la LPL tenía que haber dicho es que la presentación y la
admisión de la solicitud, por cumplir ésta los requisitos exigibles, interrumpe los plazos de
prescripción; en efecto, la interrupción sólo puede producirse si la solicitud cumple los
requisitos que antes hemos dicho y, consiguientemente, si es admitida a trámite.
suscripción de un compromiso arbitral entre las partes, siempre que el mismo esté
previsto en acuerdo interprofesional o en convenio colectivo de los regulados en el art. 83
del ET.
A) Concepto
Dice así el art. 69.1 LPL que "para poder demandar... será requisito previo haber
reclamado en vía administrativa en la forma establecida en las leyes", y el art. 120.1 de la
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas
y del Procedimiento Administrativo Común, que la reclamación en vía administrativa es
requisito previo al ejercicio de acciones fundadas en derecho laboral contra cualquier
Administración Pública, salvo los supuestos en que dicho requisito esté exceptuado por
una disposición con rango de Ley.
pero, por otro, no someterse completamente a las normas reguladoras del proceso
laboral.
2.º) Sólo puede ser desarrollado de modo especial por ley formal, de modo que
es indudable que un decreto o una orden ministerial no pueden desarrollar la reclamación
de modo distinto al previsto en general por la ley.
B) Ambito de aplicación
a) Subjetivo
b) Objetivo
sido precedidas de la reclamación. Con todo, el art. 70 LPL enumera algunos procesos
exceptuados de la obligatoriedad de la reclamación:
C) Procedimiento
a) Ordinario
Este procedimiento es el que regulan los arts. 120, 121 y 125 de la Ley 30/1992,
con sus remisiones internas, que es válido para todas las reclamaciones previas al
ejercicio de pretensiones laborales, sea cual fuere la Administración Pública.
administrativo dará recibo al reclamante, recibo que puede consistir en fechar y sellar
copia simple o fotocopia del mismo (art. 70.3).
b) Especiales
1.º) Salarios de tramitación: El art. 117 LPL dice que para demandar al Estado por
los salarios de tramitación "será requisito previo haber reclamado en vía administrativa en
la forma y plazos establecidos", con lo que debe estarse al RD 924/1982, de 17 de abril
(vid. lección 11.ª).
D) Efectos
a) De la no existencia de la reclamación
b) De la presentación de la reclamación
c) De la estimación de la reclamación
d) De la desestimación de la reclamación
2.º) El art. 69.3 LPL dice que para que la reclamación surta efecto la demanda ha
de presentarse en el plazo de dos meses a contar desde la notificación de la resolución
expresa o desde el transcurso del plazo de un mes (salvo para el caso de la acción de
despido, en que ese plazo es de 20 días). Norma similar a ésta se contenía en el art.
145.2 de la LPA de 1958, pero es el caso que la misma ha desaparecido en la Ley
30/1992 reguladora del Procedimiento Administrativo Común.
El art. 69.3 de la LPL de 1990 debió entenderse derogado por la Ley 30/1992,
pero el caso es que la LPL de 1995 ha vuelto a incluirlo. Si esta LPL es un texto
refundido, sus autores han sufrido un olvido, y hay que seguir entendiendo que denegada
la reclamación, bien de modo expreso bien por silencio administrativo, la demanda puede
presentarse en cualquier momento posterior, sin límite de tiempo (en contra SSTS u.d. de
25 de mayo de 1993 y de 26 de octubre de 1994). Cosa distinta será el juego de la
138
1') Entre la reclamación y la demanda: Según los arts. 72.1 y 80.1, c) LPL habrá
de existir identidad entre el objeto de la reclamación previa y el objeto de la demanda, es
decir, entre las causas de pedir y sus peticiones.
Más aún, si no hubo expediente administrativo el principio del que debe partirse es
el de que la Administración no puede resultar beneficiada por no tramitar el expediente y
por no dictar resolución, a lo que debe unirse el evitar que se coloque al demandante en
inferioridad de armas pues si la Administración inicia el proceso sabiendo lo que puede
alegar el actor, éste no sabe lo que puede alegar la Administración.
En la LEC los arts. 256 a 263 regulan un conjunto heterogéneo de las que suelen
denominarse diligencias preliminares, que son actos de jurisdicción voluntaria (no
procesos) que el futuro demandante puede o no instar según lo estime conveniente, y
cuya finalidad puede ser doble: Unas veces despejar dudas sobre la legitimación de las
139
partes y otras preparar el futuro proceso aclarando algún elemento del tema de fondo a
debatir.
El primer acto preparatorio, el del art. 76.1, atiende a que quien pretenda
demandar puede pedir que aquél contra el que se propone dirigir la demanda preste
declaración acerca de algún hecho relativo a la personalidad de éste y sin cuyo
conocimiento no puede entrarse en juicio.
B) Examen de documentos
Capítulo II
EL OBJETO DEL PROCESO
LECCION 7.ª
Pretensión y acumulación
EL CONCEPTO DE PRETENSION
En las lecciones precedentes, sobre todo en la 2.ª, hemos tenido que hacer
alusiones repetidas a la pretensión en espera del momento oportuno para detenernos en
el examen de la misma. El concepto de pretensión es determinante de lo que sea el
objeto del proceso y sin aquél no pueden comprenderse instituciones como la
acumulación, la demanda y su ampliación, la litispendencia y la cosa juzgada, por
referirnos sólo a las más importantes.
1.º) Es una declaración de voluntad que tiene como objeto mediato un bien de la
vida, sea éste el que fuere, sirviendo por tanto para identificar el objeto del mismo
proceso.
Una persona puede pedir a un tribunal y frente a otra persona que ésta sea
condenada a pagarle una cantidad de dinero, pero esta petición, sin más no está
individualizada por cuanto la cantidad de dinero se puede deber por múltiples causas.
Cuando se habla de petición fundada se hace referencia a petición distinguida de otras
peticiones posibles, y lo que fundamenta es siempre un acontecimiento de la vida en el
que se apoya la petición. Por ejemplo, la cantidad de dinero se adeuda porque no se han
abonado los salarios correspondientes a los últimos meses.
de varios actos, que serán su continente, pero lo que hay que destacar es que al no ser
un acto la pretensión podrá ser el contenido de varios actos.
6.º) Se interpone frente a otra persona: No cabe formular una pretensión contra sí
mismo, siendo necesario hacerlo frente o contra otra persona, que ha de estar
determinada o, por lo menos, ser determinable.
el caso del proceso laboral sería una relación jurídica de esta naturaleza, ello no es así, y
no lo es porque una relación jurídica puede ser el marco de una gran variedad de
pretensiones, es decir, de verdaderos objetos del proceso.
A) La petición o petitum
Se refiere a ella el art. 80.1, d) LPL con la expresión "la súplica correspondiente",
pero en la petición debe distinguirse:
La "causa" a que se refiere el art. 218.1, II, LEC es un conjunto de hechos en que
se funda la petición [no sobre los que versa la pretensión, como dice el art. 80.1, c), LPL].
Naturalmente ello supone que quedan excluidas las normas o principios jurídicos, las
calificaciones jurídicas, los argumentos e, incluso, los medios de prueba. Ha de tratarse
de hechos históricos que, además, sean jurídicamente trascendentes; es decir, de
acontecimientos concretos de la vida que sirvan para distinguir realidades a las que se
vinculan consecuencias jurídicas.
1.º) Los hechos constitutivos, que son aquellos que conforman el supuesto fáctico
de la norma cuya alegación hace el actor como base de la consecuencia jurídica que
pide, esto es, el conjunto de hechos necesarios y suficientes que, si son alegados y
probados, conducirán a la estimación de la pretensión por el juzgador.
2.º) Los hechos que identifican la pretensión del actor, el objeto del proceso, que
son sólo una parte de los anteriores, y que no se refieren a la estimación de la pretensión
del demandante por el juzgador, sino simplemente a su distinción de otras posibles
pretensiones. Por ejemplo, A presenta una demanda reclamando de B las comisiones
correspondientes al mes de julio pasado determinando su cantidad líquida, y con ello la
pretensión está identificada, pero para que sea estimada deberá alegar y probar el hecho
constitutivo de las ventas realizadas.
Partiendo de este esquema general de la causa de pedir, hay que referirla a las
tres clases de pretensiones declarativas:
Una demanda en la que el actor se limite a pedir una cantidad sin más, no
identificará la pretensión; tendrá en aquélla que referirse a unos hechos específicos de
los que nazca el derecho de crédito alegado y lo distingan de otros posibles derechos de
crédito. No bastará con pedir 100.000 ptas. (que es el objeto mediato), sino que habrá
que alegar los hechos determinantes (que se trabajó y no se cobró el mes de julio último)
de los que el actor entiende que nace el derecho.
procesos, los cuales se conocen en un único procedimiento, dando lugar a una sentencia
que habrá de contener tantos pronunciamientos como pretensiones.
B) Acumulación objetivo-subjetiva
a) Inicial: "Litisconsorcio voluntario
— Intervención principal
1) Por inserción:
— Intervención provocada
b) Sucesiva:
2) Por reunión: Acumulación de procesos, cuando hay varias personas
147
Este tipo de acumulación se produce cuando entre dos únicas personas, es decir,
un demandante y un demandado, se interponen dos o más pretensiones (que dan lugar a
otros tantos procesos) y en un único procedimiento. Con relación al tiempo la
acumulación puede ser:
a) Presupuestos de admisibilidad
4.º) Para que la acumulación sea posible basta la conexión subjetiva, esto es y
como dice el art. 27.1 LPL, el actor podrá acumular en su demanda (formal) cuantas
pretensiones estime oportuno contra el demandado, aunque procedan de diferentes
títulos. De los tres elementos identificadores de la pretensión basta con que sea común
uno, el de las partes, aunque los otros dos, cosas y causas, sean diferentes.
5.º) Las pretensiones a acumular no pueden ser incompatibles entre sí (art. 71.3
LEC), debiendo entenderse que lo son cuando la estimación de una excluya la estimación
de otra o la haga ineficaz, o bien cuando para fundamentar una hayan de afirmarse como
existentes unos hechos que se niegan para fundamentar otra.
Hay que tener en cuenta, con todo, que la LEC al establecer la necesidad de la
compatibilidad está preordenada a la acumulación simple o principal, lo que lleva a
distinguir entre acumulaciones:
1) Simple o principal, cuando el actor solicita del juzgador que sean estimadas
todas y cada una de las dos o más pretensiones por él interpuestas.
b) Pretensiones no acumulables
A pesar de su redacción un tanto equívoca lo que el art. 27.3 está diciendo es que
las pretensiones de materia de Seguridad Social no son acumulables a otras de distinta
naturaleza, y sólo serán acumulables entre sí cuando tengan la misma causa de pedir, es
decir, cuando además de la conexión subjetiva concurra la objetiva consistente en
proceder del mismo título, de unos mismos hechos.
3') Permanecer inactivo sin manifestar elección, actitud a la que el art. 28 une dos
consecuencias:
B) Acumulación sucesiva
a) Por inserción
2.º) Reconvención
152
A ella se refiere el art. 27.2 con una simple alusión, estando regulada realmente
en el art. 85.2, por lo que hay que remitirse a la lección 8.ª. Con todo, hay que decir aquí
que se trata de la interposición por el demandado de una o más pretensiones frente al
actor, entabladas ante el mismo juzgador y en el mismo procedimiento iniciado por aquél.
Le es aplicable lo dicho respecto de la acumulación inicial, si bien en la reconvención
caben perfectamente las pretensiones incompatibles, y aún que la pretensión interpuesta
por el demandado lo normal es que sea incompatible con la pretensión interpuesta por el
demandante.
b) Por reunión
Se trata de dos o más procesos que han nacido independientes, cada uno con su
procedimiento respectivo, pero que de oficio o a instancia de parte se reúnen en un único
procedimiento para ser resueltos en una única sentencia (formal). Estamos, pues, ante la
acumulación de procesos.
2.º) Si los distintos procesos no se han entablado entre las mismas personas, la
acumulación será objetivo-subjetiva.
Los dos tienen la misma regulación, por lo que serán examinados conjuntamente
al estudiar el segundo.
ACUMULACION OBJETIVO-SUBJETIVA
A) Acumulación inicial
B) Acumulación sucesiva
a) Por inserción
Aun siendo dudoso que esta intervención sea admisible en nuestro derecho, y
tanto es así que el Tribunal Supremo no ha admitido todavía un solo caso, conviene dejar
constancia de ella. Se trata de la injerencia de un tercero en un proceso ya iniciado entre
otras personas, interponiendo unas pretensiones contra éstas que se caracterizan por su
incompatibilidad con la pretensión originaria, con lo que se produce una acumulación
sucesiva por inserción objetivo-subjetiva.
154
b) Por reunión
Se trata de dos o más procesos que han nacido independientes, cada uno con su
procedimiento respectivo, pero que de oficio o a instancia de parte se reúnen en un único
procedimiento para que sean resueltos en una sola sentencia (formal). Estamos ante lo
que suele denominarse acumulación de autos o, mejor, de procesos.
2) Si los distintos procesos no se han entablado entre las mismas personas, pues
aun siendo el mismo el demandado los actores son diferentes, la acumulación será
objetivo-subjetiva.
Esta distinción atiende a la claridad conceptual, pero uno y otro supuesto tienen la
misma regulación.
También aquí hay que completar lo dispuesto en la LPL con la LEC, y de las dos
se deduce que:
2') La acumulación sólo puede decretarse entre procesos que se sustancien por
los mismos trámites o cuya unificación pueda decretarse sin pérdida de derechos
procesales (art. 77.1 LEC).
5') Las prohibiciones de acumular del art. 27.2 y 3 LPL son plenamente aplicables
en la acumulación de autos.
7') Además, cuando se dice que en las demandas han de ejercitarse "idénticas
acciones" se está fijando la conexión objetiva, lo que supone que la causa de pedir sea la
misma, los mismos hechos en todas las demandas, y que lo pedido sea similar o tenga la
misma naturaleza.
De los arts. 29, 30, y 34.1 LPL lo único que se deduce con claridad es que la
acumulación ha de pedirse (a instancia de parte) o decretarse (de oficio) antes de la
celebración de los actos de conciliación y juicio, pero todo lo demás queda en la LPL
indeterminado, por lo que debe acudirse a la LEC, debiendo distinguirse:
tramitando la demanda que entró primero en el registro. Ese Juzgado deberá oír a las
partes, citándolas a una comparecencia, y después dictar auto acordando la
acumulación.
5') Han de ser los mismos, empresario y trabajador, en los dos procesos.
Hemos venido repitiendo en las páginas anteriores los efectos de todos los tipos
de acumulación en la instancia, pero conviene ahora destacar el contenido del art. 35.
B) Sentencia única o "resolverse en una sola resolución todas las cuestiones planteadas".
158
Capítulo III
EL PROCESO ORDINARIO
LECCION 8.ª
Las alegaciones
Dentro del proceso de declaración (lección 3.ª) es hoy un lugar común la distinción
entre procesos ordinarios y procesos especiales, basándose la misma en el objeto de la
pretensión que se ejercita.
Son procesos ordinarios aquellos por medio de los cuales los órganos
jurisdiccionales pueden conocer de toda clase objetos sin limitación alguna, habiéndose
establecido con carácter general. La condición de ordinario aparece claramente en el art.
248.1 LEC: "Toda contienda judicial entre partes que no tenga señalada por la Ley
tramitación especial, será ventilada y decidida en el proceso declarativo que
corresponda".
Dentro del proceso civil la LEC 1/2000, en el mismo art. 248.2, establece dos
procesos ordinarios (el llamado juicio ordinario y el juicio verbal), cuyas diferencias no
atienden a específicos objetos de la pretensión, sino simplemente a la cuantía. En los
arts. 249.2 y 250.2 se establecen las cuantías de los dos procesos ordinarios.
El proceso laboral (como vimos en la lección 3.ª), es una especie del proceso civil,
de modo que frente a los procesos civiles ordinarios no es más que un proceso especial,
por medio del que pueden conocerse únicamente las pretensiones que tienen su base en
"la rama social del Derecho" (art. 1 LPL). De esta línea conceptual se desprende que
cuando la LPL se refiere al "proceso ordinario" está cometiendo una grave incorrección
técnica, por cuanto el proceso laboral de declaración no es, ni puede ser, un verdadero
proceso ordinario. Con todo, asumiendo la terminología de la LPL, para evitar
160
confusiones, por ordinario hay que entender aquel proceso previsto para que se
conozcan por medio de él la generalidad de las pretensiones que se promuevan en la
rama social del Derecho, esto es, el establecido con carácter general dentro de la
especialidad.
Antes de examinar uno a uno los actos que componen el proceso llamado
ordinario en la instancia, vamos a "contar" su procedimiento desde la demanda hasta la
notificación de la sentencia, para ofrecer así de entrada una visión panorámica.
el secretario al magistrado o presidente (arts. 284 LOPJ y 46.2 LPL) para que el primero
o la Sala decidan sobre su admisión.
1.º) Plazo máximo, diez días: El día a fijar para conciliación y juicio debe estar
comprendido dentro de los diez días (hábiles) siguientes al de la presentación de la
demanda, cuando la admisión se realizó sin actuación intermedia alguna, o al de la
admisión, si fue preciso realizar subsanación.
2.º) Plazo mínimo, cuatro días: Dentro del plazo anterior se fija un plazo mínimo
que se refiere al tiempo que debe mediar entre la citación de las partes y la celebración
de la conciliación y juicio.
Este segundo plazo atiende a evitar indefensiones, dando a las partes (sobre todo
al demandado) un tiempo mínimo para preparar la defensa, y por ello su incumplimiento
sí supone nulidad (salvo que la ley establezca un plazo especial menor, caso del art.
179.1).
C) Citación
Los actos de conciliación y juicio son dos actos distintos, aunque se celebran sin
solución de continuidad. Las partes, pues deben comparecer preparadas para uno y otro.
La LPL prevé el supuesto de incomparecencia al juicio, pero no se refiere a la
incomparecencia a la conciliación, aunque la solución es evidente.
La incomparecencia de las partes al acto del juicio tiene efectos muy distintos
según la parte de que se trate:
E) Conciliación
F) Juicio oral
a) Alegaciones
b) Prueba
Las anteriores alegaciones deben dejar claramente determinados cuáles son los
hechos controvertidos, aquéllos sobre los que no hay conformidad. Sobre ellos recaerá la
prueba. Prescindiendo ahora de los casos especiales de los arts. 76.2, 78 y 90.2, en el
procedimiento probatorio hay que distinguir:
164
1.º) Común: Referido a todos los medios de prueba y que comprende: petición de
que se reciba el pleito a prueba, recibimiento del pleito a prueba por el juzgador,
proposición por las partes de medios concretos de prueba y admisión o denegación de
los mismos por el juzgador.
2.º) Específico: Lo más propio de cada uno de los medios de prueba es lo atinente
a la práctica, si bien sobre ella la LPL contiene muy pocas indicaciones.
c) Conclusiones
Practicadas las pruebas, las partes o sus defensores formularán oralmente sus
conclusiones, a cuyo efecto el juzgador les concederá la palabra por su orden. Si el
juzgador, después de que las partes concluyan, no se considera suficientemente
ilustrado, puede conceder a las partes nuevamente la palabra para que le informen sobre
aspectos concretos (art. 87.4 y 5).
G) Sentencia
1.ª) "In voce": Sólo en los Juzgados y al término del juicio oral el magistrado
puede:
2.ª) Escrita: Cuando no puede dictarse sentencia oral (art. 50.2) o cuando el
magistrado no hace uso de esa posibilidad habrá de dictarse sentencia por escrito en el
plazo de cinco días, que se notificará a las partes o a sus representantes dentro de los
dos días siguientes (art. 97.1).
H) Acta
2.º) Resumen de las alegaciones de las partes, medios de prueba propuestos por
ellas, declaración expresa de su pertinencia o impertinencia, razones de la denegación y
protesta, en su caso.
3') Resumen suficiente de los informes periciales (así como resolución del
juzgador sobre la recusación de los peritos).
En el caso de que las partes formulen cualquier observación al contenido del acta
el magistrado o tribunal la resolverá inmediatamente, sin que quepa recurso alguno, si
bien sí cabe formular protesta que debe consignarse en ella.
El art. 89.3 dispone que el acta del juicio puede ser extendida también a través de
medios mecánicos de reproducción, si bien con los mismos requisitos del número
anterior, lo que es evidentemente un contrasentido pues la grabación en vídeo o
magnetófono no se sabe cómo se firmará, aunque ahora debe estarse al art. 147 LEC.
LA DEMANDA
A) Concepto
Atendidos los principios del proceso laboral (lección 3.ª) éste se inicia
necesariamente por un acto de parte: el juzgador no puede incoar de oficio el proceso. Al
acto de parte iniciador del proceso se le denomina demanda.
Tenemos así un primer concepto de demanda como acto iniciador del proceso. Si
la acción supone, entre otras cosas (lección 4.ª), el derecho a poner en marcha la
actividad jurisdiccional del Estado, ese derecho se ejercita en el acto de parte que es la
demanda.
Este primer concepto es, con todo, incompleto, por cuanto en él no se hace
referencia a la pretensión. En un procedimiento predominantemente oral, como es el
laboral, la demanda es escrita, pero lo normal es que no suponga interposición completa
de la pretensión, sino sólo preparación de la misma, completándose en un momento
posterior. Si la pretensión no es un acto, sino una declaración de voluntad (lección 7.ª),
puede manifestarse al exterior en distintos momentos, y esto es lo que ocurre en el
proceso laboral en el que la pretensión se interpone en tres momentos complementarios:
demanda (art. 80), ratificación o ampliación de la demanda (art. 85.1) y conclusiones (art.
87.4).
167
B) Requisitos de contenido
En la demanda los que importan no son los requisitos de forma, sino los de
contenido. En cuanto a la forma baste con decir que es un acto escrito, por lo que la mera
comparecencia ante el órgano jurisdiccional no puede tener el valor de demanda. Los
requisitos de contenido son los del art. 80:
"La designación del órgano ante quien se presente" es el primer requisito a que se
refiere el art. 80.1á), y ese órgano vendrá determinado por los arts. 6, 7 y 8 (competencia
objetiva y funcional) y 10 y 11 (competencia territorial), pudiendo ser un Juzgado de lo
Social, la Sala de lo Social de un Tribunal Superior de Justicia y la Sala de lo Social de la
Audiencia Nacional.
La LPL [art. 80.1, b)] prevé el caso de que el demandado sea un grupo carente de
personalidad, caso en el que deberá hacerse constar el nombre y apellidos de quienes
aparezcan como organizadores, directores o gestores, con lo que completa al art. 16.5.
c) Fundamentación fáctica
2.ª) Los hechos que fundamentan la demanda son los "imprescindibles para
resolver las cuestiones planteadas", es decir, aquellos de los que, según la norma
sustantiva, no se puede prescindir para identificar la pretensión y distinguirla de cualquier
otra.
Adquiere así sentido la distinción que hicimos en la lección 7.ª entre los hechos
que identifican la pretensión y los hechos constitutivos. Estos son aquellos que
conforman el supuesto de la norma cuya consecuencia jurídica pide el actor, de modo
que si son alegados y probados conducirán a la estimación de la pretensión, mientras
que los hechos que identifican el objeto de la pretensión son una parte de los anteriores y
no se refieren a la estimación de la pretensión sino sólo a su individualización o, lo que es
lo mismo, al requisito para que la pretensión, en cuanto contenido de la demanda, sea
admitida a trámite.
concretas (que se detallan), quedarán fijados los hechos constitutivos que, si son
probados, darán lugar a la estimación de la pretensión. En este desarrollo de hechos con
los del supuesto 2) se ha cumplido el requisito del art. 80.1, c), pues el supuesto 3) se
refiere ya a los hechos constitutivos.
El art. 80.1, c) contiene una precisión más relativa a la correlación entre los
hechos alegados en la conciliación y en la reclamación previas respecto de los aducidos
en la demanda (lección 6.ª), prohibiéndose que se aleguen en ésta "hechos distintos" de
los de aquéllas. Estas correlaciones son lógicas; si la conciliación previa es obligatoria y
si también lo es la reclamación previa a la vía judicial, cada una en sus casos, la
alegación de hechos distintos en la demanda supondría que los requisitos previos no se
han cumplido. Naturalmente los hechos que importan son los que identifican la
pretensión, no los que la desarrollan o completan.
d) Petición
2.º) Con relación a qué bien (hacer, no hacer, dar cosa genérica o determinada).
ha de ser admitida en cualquier proceso civil, incluido el laboral y sin que en éste pueda
existir especialidad alguna. En este sentido dice la STC 71/1991, de 8 de abril, que “es
evidente que no puede ponerse en duda la admisibilidad de las acciones declarativas en
el proceso laboral”, si bien habrá de existir “un interés digno de tutela” (y luego STC
20/1993, de 18 de enero).
e) Fecha y firma
Dado que los actos procesales han de ser realizados por la persona establecida
en la ley, la falta de firma de la demanda debe llevar a que el juzgador ordene la
subsanación del defecto. Los problemas de la falta de firma adquieren mayor contenido
cuando los demandantes son varios y algunos no firman la demanda.
f) Requisitos complementarios
Los anteriores son los requisitos propios de la demanda que pueden calificarse de
ordinarios, existiendo en algunas modalidades procesales requisitos específicos. Otras
menciones de la demanda ordinaria ya no son esenciales en general, aunque sí pueden
serlo en casos concretos. Así si el actor quiere asistir al juicio asistido de abogado o
representado por procurador o graduado social lo hará constar en la demanda (art. 21.3).
De la misma forma nada impide que en la demanda se pida la práctica anticipada de
prueba del art. 78 o se solicite la realización de citaciones y requerimientos necesarios
para practicar esa prueba en el acto del juicio, según el art. 90.2.
En el proceso civil los arts. 264 y 265 LEC distinguen entre documentos
procesales, que son los que condicionan la admisibilidad de la demanda refiriéndose
normalmente a presupuestos procesales y a requisitos previos, y debiendo estarse al
171
A) Presupuestos procesales
a) Jurisdicción y competencia
c) Recursos
173
Sin perjuicio de lo que diremos en la lección 13.ª conviene adelantar aquí que
contra el auto de declaración de incompetencia cabe reposición o súplica, según el
órgano que lo dicte (art. 184 y 185), y contra el auto que confirme el anterior cabrá
suplicación o casación (arts. 189.4 y 204.3.º), también según el órgano.
Los arts. 189.4 y 204, 3.º dicen que cabe la suplicación y la casación cuando se
declara la incompetencia "por razón de la materia", sin aludir a las competencias
funcional y territorial, con evidente olvido de la extensión del examen de oficio por el
juzgador.
B) Razones de fondo
No existe una norma general expresa que diga cuándo una demanda es
inadmisible por razones de fondo. En principio puede afirmarse que todas las demandas
deben ser admitidas atendiendo a esta causa, pues el derecho de acción o a la
jurisdicción supone, en primer lugar, la admisión de demanda, siendo su rechazo inicial la
forma más clara de indefensión.
Ahora bien, requisito básico para que una demanda sea admitida es que el
ordenamiento jurídico tutele de modo general el interés del actor, de modo que si esa
tutela no existe el proceso sería inútil. El caso más claro es el de las demandas absurdas,
en las que se hacen peticiones que demuestran, incluso, la locura del actor.
a) Subsanación en general
Se refiere a ella el art. 81.1, en el que hay que distinguir dos facetas:
La advertencia debe hacerse por medio de auto con especificación de lo que debe
subsanarse, concediendo un plazo de cuatro días y apercibiendo de que si no se
subsana se ordenará el archivo de la demanda. La subsanación consistirá bien en
presentar un escrito en el que se corrija el defecto, se colme la omisión o se concrete la
imprecisión, bien en presentar un documento o copia.
La advertencia no es una facultad del juzgador, sino un deber del mismo, de modo
que si no se hace la advertencia en el momento de la admisión de la demanda y el
juzgador se percata después del defecto subsanable, habrá de declarar la nulidad de
actuaciones y reponerlas a ese momento para hacer uso del art. 81.1.
b) Casos específicos
LA CONCILIACION JUDICIAL
a) La actividad
1') El juzgador advertirá a las partes de los derechos y obligaciones que pudieran
corresponderles en el caso de que sus alegaciones fueran ciertas y de que lleguen a
probarlas, es decir, el informe se refiere al derecho en general, no a los derechos
subjetivos y obligaciones en concreto.
2') El juzgador no puede proponer a las partes una solución concreta del litigio,
sino que debe limitarse a procurar que ellas mismas logren la avenencia.
3.ª) Acta: Del intento de conciliación hay que levantar la correspondiente acta, lo
que hará el secretario conforme a los arts. 279 a 282 LOPJ; atendido el valor de lo
convenido deben cumplirse los requisitos del art. 89.1á), 2, 3 y 4.
b) El resultado
dice el art. 84.1, con lo que está estableciendo garantías tanto para las partes como para
la sociedad.
B) Valor de lo convenido
C) Impugnación de lo convenido
2.º) Están legitimados para impugnar las partes entre las que se alcanzó el
acuerdo y todo el que pueda sufrir efectos perjudiciales.
3.º) Para los motivos de la impugnación, ante el silencio del art. 84.5 LPL, debe
estarse el art. 477 LEC/1881: "causas que invalidan los contratos".
1') Motivos materiales: Son las causas de nulidad (del art. 1.261 CC), anulabilidad
(del art. 1.300 CC) y rescisión (del art. 1.291 CC).
5.º) La impugnación se conocerá por los trámites y recursos del proceso ordinario.
Si la conciliación acaba sin avenencia se inicia, sin más, el juicio oral. El secretario
dará cuenta de lo actuado y se concederá la palabra al demandante, el cual "ratificará o
ampliará su demanda, aunque en ningún caso podrá hacer en ella variación sustancial"
(art. 85.1). Estamos ante el segundo momento de interposición de la pretensión, por lo
menos en teoría pues el actor se habrá de manifestar, siempre oralmente, en alguno de
estos sentidos:
1') Está prohibida toda variación que suponga alterar la legitimación con la que las
partes están en el juicio y ampliar la demanda a otros demandados. Sí es admisible,
como hemos dicho, no dirigir ya la pretensión contra algún demandado inicial.
LA CONTESTACION A LA DEMANDA
A) Negativas
El demandado puede pedir que no sea condenado sin alegar hechos nuevos
sobre los alegados por el actor, limitándose respecto a éstos a:
1.º) Negarlos: El efecto de la negación es que convierte a los hechos del actor en
controvertidos y, por tanto, en necesitados de prueba.
2.º) Admitirlos: El demandado puede admitir como ciertos los hechos del actor,
bien de modo expreso o tácito, bien total o parcialmente.
B) Positivas
a) Excepciones procesales
b) Excepciones materiales
Se pide la absolución con base en hechos que alega el demandado, los cuales
tienden a desvirtuar los hechos alegados por el actor. Estas excepciones suponen
hechos nuevos, pero éstos se mantienen dentro del mismo objeto del proceso suscitado
por el actor.
1') Hechos impeditivos: Los que recogidos por otra norma impiden desde el
principio que los hechos constitutivos desplieguen su eficacia normal; frente a la
alegación de horas extraordinarias el demandado opone que el actor es directivo de la
empresa y que éstos no tienen derecho a cobrar horas extraordinarias.
2') Hechos extintivos: Los que excluyen el efecto de los extintivos; las horas
extraordinarias se trabajaron pero fueron ya pagadas.
3') Hechos excluyentes: Los que producen el efecto de excluir el efecto de los
hechos constitutivos; el derecho del actor a cobrar las horas extraordinarias ha prescrito
al haber pasado un año.
LA RECONVENCION
La reconvención supone salir del objeto del proceso fijado por el actor y de las
actitudes del demandado propias de la contestación de la demanda para introducir un
nuevo objeto procesal, es decir, una nueva pretensión y, por tanto, un nuevo proceso. En
la tradición española no se exigía conexión objetiva entre las pretensiones acumuladas,
bastando la conexión subjetiva, esto es, el que las partes del primer proceso fueran las
mismas que las del segundo, aunque ocupando posiciones procesales invertidas, pero
esa tradición se ha roto en el art. 406.1 de la LEC 1/2000, en el que se exige conexión
entre las pretensiones.
2.º) Competencia: El juzgador que está conociendo del primer proceso debe ser
también competente para conocer de la pretensión acumulada en la reconvención (salvo
en lo relativo a la competencia territorial, pues la reconvención puede alterar las reglas de
esta clase de competencia).
3.º) Conexión objetiva: Dado que la LPL no contiene previsión expresa relativa a
la conexión entre la pretensión de la demanda y la pretensión de la reconvención, con lo
que debe entenderse que existe una remisión a la LEC, el cambio de sentido de ésta en
182
la Ley 1/2000 tiene que repercutir en el proceso laboral, en el que tiene que ser exigible la
conexión objetiva entre las pretensiones.
OTRAS ALEGACIONES
"Las partes harán uso de la palabra cuantas veces el Juez o Tribunal lo estime
necesario", dice el art. 85.3, y el párrafo se explica atendido que estamos ante un
procedimiento oral. En un procedimiento escrito las posibilidades de alegación de las
partes están taxativamente determinadas por la ley, pero si el procedimiento es oral ha de
existir mayor flexibilidad, y de ahí que el juzgador tenga la facultad de conceder la palabra
a las partes para alegar cuantas veces lo estime conveniente.
3.º) Este momento de fijación de los términos del debate es el adecuado para que
las partes aleguen lo oportuno a los efectos del art. 189.1,b), es decir, para poner de
manifiesto que la cuestión debatida afecta a todos o a un gran número de trabajadores o
de beneficiarios de la Seguridad Social para abrir el recurso de suplicación contra la
sentencia que se dicte, aun en el caso de que conforme a la regla general del art. 189.1
no se admita el mismo.
183
A) Cuestiones prejudiciales
Son aquellas que, conexas con la pretensión sometida al conocimiento del órgano
jurisdiccional social, no quedan incluidas en el ámbito de su competencia por ser de la
competencia de otro orden jurisdiccional (pueden ser, pues, civiles, contencioso-
administrativas y penales).
a) Civiles y administrativas
Serán planteadas en los actos de alegación por las partes y resueltas por el
juzgador en la sentencia que ponga final al proceso, si bien la decisión no producirá
efectos fuera del proceso en que se dicte (art. 4.1 y 2), es decir, la decisión del órgano
jurisdiccional no impedirá que la cuestión que fue prejudicial en el proceso laboral se
plantee como principal ante el órgano competente y el proceso correspondiente.
b) Penales
ante el juzgador laboral la suspensión durará hasta que se dicte sentencia o auto de
sobreseimiento en la causa criminal (art. 86.2).
B) Cuestiones incidentales
En sentido estricto son aquellas que, estando en conexión con el objeto del
proceso o con el proceso mismo y, en todo caso, siendo de la competencia del órgano
jurisdiccional social que conoce de lo principal, podrían dar lugar a un procedimiento y a
una resolución propias. En el proceso laboral hay dos clases de estas cuestiones:
1.ª) Específicas: Que dan lugar a un incidente especial con tramitación regulada
de modo expreso para el mismo (como es el caso de la recusación, del art. 15 LPL).
2.ª) Generales: No dan lugar a un incidente especial sino que se formulan en los
actos normales de alegación, se discuten en el juicio oral y se resuelven en la sentencia.
C) Cuestiones previas
Así las cosas la referencia del art. 4.1 a las cuestiones previas "no pertenecientes
a dicho orden" carece de sentido, pues estas cuestiones, si se identifican con los
presupuestos procesales, siempre pertenecen al orden social cuando se alegan en un
proceso laboral. Partiendo de ahí el art. 4.1 y 2, en lo que se refiere a las cuestiones
previas, o es obvio (serán resueltas por el mismo órgano que conoce del proceso y en la
resolución que le ponga fin) o es absurdo (la decisión que las resuelva no producirá
efecto fuera del proceso).
185
LECCION 9.ª
La prueba
CONCEPTO Y NATURALEZA
Las alegaciones que las partes realizan no son suficientes para convencer al
juzgador de la existencia del supuesto de hecho, siendo precisa una actividad posterior
para acreditar las afirmaciones de hecho realizadas por las partes en sus actos de
alegación. A esta actividad llamamos prueba.
1') Con los medios de prueba que se valoran libremente, la prueba podría definirse
como actividad procesal por la que se tiende a alcanzar el convencimiento psicológico del
juzgador.
186
2') Con los medios de prueba de valoración legal, la prueba será la actividad
procesal que tiende a fijar como ciertos los datos aportados al proceso,
independientemente de la convicción del juzgador.
3.º) Se habla de "datos", y no de hechos, porque como luego veremos hay veces
en que el objeto de la prueba es una norma jurídica.
1.º) Todas las normas probatorias son procesales, independientemente del lugar
que ocupan en el ordenamiento jurídico. Las normas reguladoras de la prueba son
aquellas que ordenan una actividad procesal, una parte del proceso, incluidos los
requisitos y efectos de esa actividad.
A) Objeto de la prueba
a) Lo que debe probarse no son los hechos, sino las afirmaciones que las partes
han efectuado sobre los hechos.
b) Dado que no se afirman sólo hechos, el objeto de la prueba serán los datos que
han sido aportados al proceso, y esos datos pueden ser:
Lo anterior supone que sí han de probarse: la costumbre (art. 1.3 CC), el derecho
extranjero (art. 281.2 LEC), el derecho histórico, los convenios colectivos no publicados
en el BOE (art. 90.3 ET) y el derecho estatutario o no general. Respecto del derecho de
las Comunidades Autónomas deben distinguirse: las normas publicadas en el BOE deben
conocerlas todos los jueces, pero las publicadas sólo en el Boletín Oficial de la
Comunidad deben conocerlas sólo los jueces radicados en el territorio de la Comunidad.
Las normas de la Unión Europea debe conocerlas el juzgador.
B) Carga de la prueba
El principio de aportación de parte (lección 3.ª) determina que son las partes
quienes deben probar, pero no sirve para fijar cuál de ellas debe hacerlo. Cuando se
habla de la carga de la prueba lo que se está diciendo es que el juzgador debe dictar
sentencia desfavorable para aquella parte que pidió una consecuencia jurídica pero no
probó el supuesto de hecho de la norma. Desde aquí puede indirectamente determinarse
quién debe probar y para ello se cuenta con una regla general en el art. 217 LEC, regla
188
que completada dice así: El actor debe probar los hechos constitutivos que alega y el
demandado los hechos impeditivos, extintivos y excluyentes que opone.
a) La regla general puede desarrollarse tal y como hace el art. 217 LEC:
1.º) Corresponde al actor (y al demandado reconviniente) la carga de probar la
certeza de los hechos de los que ordinariamente se desprenda, según las normas
jurídicas a ellos aplicables, el efecto jurídico correspondiente a las pretensiones de la
demanda (y de la reconvención).
2.º) Incumbe al demandado (y al actor reconvenido) la carga de probar los hechos
que, conforme a las normas que les sean aplicables, impidan, extingan o enerven la
eficacia jurídica de los hechos a que se refiere el apartado anterior.
3.º) Para la aplicación de lo dispuesto en los apartados anteriores de este artículo
el tribunal deberá tener presente la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponde
a cada una de las partes del litigio, lo que supone que debe estarse al llamado criterio de
normalidad y facilidad probatoria, que pretende adecuar la regla teórica a la realidad, de
modo que pruebe la parte que, en cada caso concreto, disponga más fácilmente de las
fuentes de prueba.
b) Con carácter especial para el proceso laboral hay que tener en cuenta:
1.º) El trabajador tiene a su favor dos presunciones, reguladas en los arts. 8.1 y 2
ET y 115.3 LGSS, con base en las cuales probado un determinado hecho la ley presume
a favor del trabajador una situación jurídica, la cual puede ser desvirtuada por el
empresario probando en contra de ella.
2.º) Hay algunas resoluciones administrativas a las que la LPL atribuye el que son
ciertas las afirmaciones de hecho que hacen, salvo prueba en contrario [arts. 23.3 y
148.2, d) LPL] (vid. lecciones 4.ª y 12.ª, respectivamente).
3.º) En los arts. 96, 179.2 y 181 LPL, y con referencia a la discriminación y a la
libertad sindical, el actor deberá probar que concurren indicios de que existió trato
discriminatorio o violación de la libertad sindical y, establecidos los indicios, corresponde
a la empresa demandada probar que: 1) El acto o la medida por ella acordada tiene
justificación objetiva y razonable en su existencia, y 2) El acto o la medida guardan
proporcionalidad con el hecho que la generó.
189
La ley, pues, regula los medios, no las fuentes, de prueba. Las partes tienen que
buscar las fuentes en la realidad e introducirlas en el proceso a través de los medios.
Estos son los que la ley prevé y no hay otros. Respecto de los medios el art. 90.1 LPL
contiene una simple remisión a “la ley”, es decir, al art. 299 LEC en el que se enumeran
los medios de prueba del siguiente modo:
1º. Interrogatorio de las partes.
2º. Documentos públicos.
3º. Documentos privados.
4º. Dictamen de peritos.
5º. Reconocimiento judicial.
6º. Interrogatorio de testigos.
También hay que incluir: 1) Los medios de reproducción de la palabra, el sonido y
la imagen (a los que ya se refería el art. 90.1 LPL), y 2) Los instrumentos que permiten
archivar y conocer o reproducir palabras, datos, cifras y operaciones matemáticas
llevadas a cabo con fines contables o de otra clase, relevantes para el proceso.
b) El numerus apertus de fuentes y el numerus clausus de medios
190
D) Valoración de la prueba
En la lección 3.ª adelantamos los dos sistemas teóricos con los que puede
responderse a ¿qué valor tienen los distintos medios-fuentes de prueba? y que se
enuncian tradicionalmente como prueba libre y prueba legal. También dijimos que en el
ordenamiento español se sigue un sistema mixto, que mezcla los dos teóricos. En la LPL
no existe norma alguna sobre valoración, por lo que debe estarse a la LEC.
Estos son los dos medios de prueba hipervalorados en el proceso civil español y,
por tanto, también en el laboral. No existen pruebas hipovaloradas pues el art. 1.248 CC,
con relación a los testigos, no es una regla legal de valoración.
Entre las normas generales que contiene el art. 87 LPL algunas de ellas se
refieren al cómo se prueba, es decir, al procedimiento probatorio. Después tendremos
que aludir al procedimiento de cada uno de los medios de prueba en concreto, pero
existe una parte que es común a todos los medios.
Es un acto procesal por el que las partes solicitan del juzgador que en el proceso
se realice prueba, si bien todavía sin especificar cuales son los medios que deben
practicarse. No hay en la LPL disposición expresa sobre el momento en que las partes
193
pueden hacer esa petición pero, dada la oralidad del juicio, es después de las
alegaciones cuando, sabiéndose si existen hechos controvertidos y cuáles son éstos,
puede hacerse la petición y oralmente.
b) Recibimiento a prueba
Acto de la parte por el que precisa qué medios de prueba pide que se practiquen
en el proceso, a realizar de modo oral y después del recibimiento a prueba.
Acto del juzgador por el que, previo examen de los requisitos necesarios,
determina, siempre oralmente, los medios de prueba que, de entre los propuestos por las
partes, deben practicarse en el proceso. En esta resolución es cuando aparecen las
facultades del juzgador, aunque sean siempre negativas, y se refieren a la no admisión
de medios de prueba cuando:
2.º) Sean impertinentes, es decir, tiendan a probar hechos que no tengan relación
con el objeto del proceso (art. 283.1 LEC).
3.º) Sean inútiles, esto es, sean inadecuados respecto del fin que persiguen (art.
283.2 LEC).
e) Práctica de la prueba
3.ª) En la LPL se contiene un ligero aumento de las facultades del juzgador, que
se refiere a:
2') Puede hacer a las partes, peritos y testigos las preguntas que estime
necesarias para el esclarecimiento de los hechos (art. 87.3).
F) Anticipación de la prueba
Regulada como acto preparatorio en el art. 76.2 se trata de que quien pretenda
demandar o presuma que va a ser demandado puede solicitar de modo previo el examen
de testigos, cuando por la edad avanzada de alguno de éstos, peligro inminente de su
vida, proximidad de una ausencia a lugar con el que sean imposibles o difíciles las
comunicaciones o cualquier otro motivo grave y justificado, sea presumible que la futura
parte procesal no va a poder mantener su derecho por falta de justificación, es decir, por
desaparición de la fuente de prueba. Recordemos que en el art. 76 se han mezclado
diligencias preliminares y anticipación de la prueba (lección 6.ª).
El art. 76.2 LPL es consecuencia directa del art. 502 LEC/1881 en el que el único
medio de prueba que podía anticiparse era la declaración de testigos. En la LEC 1/2000
su art. 293 prevé la anticipación de todos los medios de prueba, y la cuestión es si el
cambio en la LEC tiene que repercutir en el proceso laboral de modo que en él pueda
también anticiparse cualquier medio de prueba. Nuestra respuesta es afirmativa, porque,
como hemos dicho, el art. 76.1 LPL era sólo la adecuación al proceso laboral de lo
dispuesto en el art. 502 LEC/1881 para el proceso civil; cambiada la norma propia de éste
tiene que entenderse modificada la norma especificadora de aquél.
1.ª) De la proposición y práctica: Todos los medios de prueba que no puedan ser
practicados en el acto del juicio oral, o cuya practica presente graves dificultades en dicho
momento, pueden ser propuestos, admitidos y practicados desde que el proceso esté
pendiente y antes del juicio oral (art. 78).
a) Concepto
b) Sujetos y contenido
Estos supuestos son los siguientes: 1) Art. 301.2 LEC: Cuando el legitimado para
actuar en juicio no es el titular de la relación jurídica material (lo que nos remite a los
casos de legitimación extraordinaria, lección 4.ª), puede citarse para ser interrogado a
ese titular material, y 2) Art. 308 LEC: Cuando a la parte que declara se le formulan
preguntas sobre hechos no personales podrá proponer que conteste un tercero que tenga
conocimiento personal de los hechos, aceptando las consecuencias de esta declaración.
197
2.ª) Personas jurídicas privadas y entes sin personalidad: Según el art. 91.3 LPL
la confesión ha de hacerse por quien legalmente la represente, es decir, por la persona
física que sea órgano de la jurídica y que, al mismo tiempo, tenga facultades para
absolver posiciones, es decir, para contestar a las preguntas. Esta solución debe
completarse ahora con lo dispuesto en el art. 309 LEC, con lo que se permite que declare
la persona física que por la persona jurídica intervino en los hechos sobre los que versa
el interrogatorio, aunque no tenga “facultades para absolver posiciones”.
El interrogatorio sólo puede versar sobre hechos (no sobre valoraciones ni sobre
calificaciones o conceptos jurídicos), pero esos hechos pueden ser o no personales de la
parte que declara, sin perjuicio de que el valor probatorio para unos u otros sea diferente.
1.º) Tratándose de persona física no cabe que conteste por ella un representante,
tenga o no poder, y ni siquiera su abogado (salvo el caso de los arts. 308 LEC y 91.4
LPL).
c) Valoración
198
1.º) En la sentencia habrán de considerarse ciertos los hechos que una parte haya
reconocido como tales si en ellos intervino personalmente y si le son enteramente
perjudiciales (art. 316.1 LEC).
Estamos ante una regla legal de valoración, que es perturbada por la frase inicial
de ese artículo y párrafo: “Si no lo contradice el resultado de las demás pruebas...”, pues
con ella puede pretenderse que se admite que una prueba de valoración conforme a la
sana crítica pueda llegar a negar el valor probatorio de una prueba de valoración legal.
Esta interpretación es, cuando menos, discutible, pues también pudiera sostenerse que
las demás tienen que ser también de valoración legal.
d) Procedimiento probatorio
La proposición del interrogatorio puede hacerse en el mismo acto del juicio oral, si
la parte que ha de declarar está presente, o con los tres días de antelación al juicio a que
se refiere el art. 90.2 LPL. En la citación se advertirá a la parte del efecto de su
incomparecencia injustificada (art. 304.2 LEC).
1.ª) Comparecer: El ha de comparecer el día y hora del juicio oral sea cual fuere
su lugar de residencia (salvo el supuesto excepcional del art. 311 LEC).
La norma especial del art. 91.1 LPL carece hoy de contenido útil. En la LEC de
2000 ha desaparecido el pliego de posiciones y las preguntas se hacen en todo caso
oralmente. Se ha regulado así un interrogatorio libre y cruzado; el declarante contesta
primero a las preguntas de la parte que ha propuesto su interrogatorio como medio de
prueba, después puede ser interrogado por su abogado si ha comparecido con él y, por
último, puede hacer preguntas el propio magistrado, si bien sólo para “obtener adiciones
y aclaraciones”. Incluso hay previsión para cuando las partes han comparecido por sí
mismas (art. 306.2 LEC).
a) Concepto
Todas las personas tienen el deber de aportar al juicio sus conocimientos sobre
los hechos debatidos.
2.º) Prestar juramento (o promesa): Sólo están excluidos los menores de edad
penal (18 años, LO 2/2000, de 12 de enero, de la responsabilidad penal de los menores),
y la falta de juramento se equipara a la negativa a declarar.
4.º) Decir verdad: El falso testimonio está tipificado en el art. 239 CP.
c) Procedimiento probatorio
Aparte de los supuestos de los arts. 76.2 y 78 LPL, la proposición de este medio
de prueba puede hacerse en dos momentos: con tres días de antelación, al menos, a la
fecha del juicio (art. 90.2) cuando la parte presuma que el testigo no se presentará
voluntariamente por lo que es precisa citación judicial, y en el acto del juicio, lo que
supone que el testigo ha acompañado voluntariamente a la parte.
La actuación del testigo se inicia tomándole juramento (o promesa) (art. 365 LEC)
y formulándole el juzgador las preguntas denominadas generales de la ley (las del art.
367 LEC). La especialidad prevista en el art. 92.1 LPL sobre la no admisión de escritos
de preguntas y repreguntas ha dejado de ser tal, pues también en la LEC las preguntas
se hacen oralmente (art. 368 LEC); esas preguntas serán positivas, claras y precisas, sin
que puedan incluir valoraciones o calificaciones. Primero preguntará la parte que ha
propuesto al testigo, luego la contraria y puede formular también preguntas el magistrado,
pero entonces sólo para obtener aclaraciones y adiciones (art. 372 LEC).
201
1.ª) Cuando el número de testigos fuere excesivo y, a criterio del juzgador, sus
manifestaciones pudieran constituir inútil reiteración del testigo sobre hechos
suficientemente esclarecidos, aquél podrá limitarlos discrecionalmente (se trata de una
especialidad frente al art. 363 LEC).
La prueba testifical se valora libremente por el juzgador (art. 376 LEC), pero hay
que tener en cuenta que sólo existe la misma cuando se ha practicado con los requisitos
establecidos en la ley. Esto supone que el llamado testimonio documental, es decir, el
documento que recoge la declaración de una persona, no es prueba testifical porque la
fuente de prueba que es el testigo y sus conocimientos no se ha introducido en el
proceso por el medio que la ley regula.
a) Concepto
Con lo dicho el perito puede definirse como la persona que por poseer
conocimientos especializados es llamada al proceso para que, conociendo o apreciando
datos objeto de controversia, convenza al juzgador de su existencia o inexistencia y
alcance. La prueba pericial consistirá, por tanto, en la actividad desplegada por el perito
en el proceso para obtener dicho convencimiento.
Según la LEC el perito puede ser una persona natural o una persona jurídica. Si
es persona física el perito debe tener el conocimiento científico, artístico, técnico o
práctico necesario, lo que se demuestra con la posesión del título oficial correspondiente
a la materia objeto del dictamen; si se trata de materias no comprendidas en títulos
profesionales oficiales, podrán ser peritos las personas entendidas en esas materias (art.
340.1 LEC). El perito puede ser también una corporación (academia, institución cultural o
científica) e incluso una entidad particular (art. 340.2 LEC), si bien en este segundo caso
se habrá de expresar el nombre de la persona o personas que emiten el dictamen.
El perito debe cumplir bien y fielmente su función, para lo que prestará juramento
(o promesa) de decir verdad (art. 335.2 LEC), pudiendo incurrir en responsabilidad penal
(art. 330 a 332 CP), civil (art. 1.902 CC) y disciplinaria judicial (art. 193.1 LOPJ) y colegial.
jueces y tribunales con funciones de asistencia técnica (arts. 497 y 498 LOPJ). Su
inclusión en el art. 93.2 LPL permite utilizarlos en el proceso laboral.
c) Procedimiento probatorio
1.º) Hacerse acompañar al juicio oral del perito y, en su momento, proponer este
medio de prueba de modo que si es admitido por el juzgador se procederá
inmediatamente a su práctica, tomando juramento (o promesa) al perito, al que las partes,
por su orden, y luego el juzgador harán las preguntas que estimen oportunas,
reflejándose en el acta un "resumen suficiente" [art. 81.1, c)].
para lo que debe estarse a las causas del art. 124 LEC, pero no al procedimiento de los
arts. 125 a 128 LEC; también aquí la recusación se hará en el juicio oral, constando en el
acta [art. 89.1, c), 4.º].
En el art. 95 LPL se han mezclado tres cosas que tienen muy poco que ver entre
sí:
1.º) Asesores: Se trata de una prueba pericial especial, introducida en 1938 y que
nunca ha tenido trascendencia práctica.
3.º) Dictamen sobre discriminación por razón de sexo: En los procesos en los que
se suscite una cuestión de discriminación por razón de sexo, el juzgador podrá recabar el
informe de los organismos públicos competentes. No se trata con el informe de probar la
existencia de un hecho, sino de calificar el hecho desde el punto de vista de la
discriminación por razón de sexo.
a) Concepto
1.º) Públicos: Los autorizados por un empleado público competente, con las
formalidades requeridas por la ley (art. 1.216 CC), que pueden ser notariales,
administrativos y judiciales (el art. 317 LEC hace relación de estos documentos). El
documento público suele presentarse en juicio por medio de copia, testimonio o
certificación, pues los originales han de permanecer en los archivos y protocolos oficiales.
Esos documentos "hacen prueba" (arts. 1.218 CC y 319.1 LEC).
2.º) Privados: Son todos los documentos que no son públicos (art. 324 LEC) y
comprenden desde la escritura pública defectuosa (art. 1.223 CC) hasta la simple nota
205
sin firma (art. 1.228 CC). Se presentan originales en juicio, pero si están en poder de la
parte contraria (art. 328 LEC) o de un tercero (art. 330 LEC) pueden presentarse por
exhibición, quedando en el proceso un testimonio sacado por el secretario. Estos
documentos hacen prueba plena cuando su autenticidad no sea impugnada por la parte a
la que perjudican (art. 326.1 LEC).
b) Procedimiento probatorio
En los procesos orales con la demanda sólo deben presentarse los documentos
procesales (lección 8.ª); los materiales, es decir, los que operan como pruebas, se
presentan en el acto del juicio oral [arts. 94.1 y 89.1, c), 2.ª, LPL]. En el juicio oral, pues,
se propondrá la prueba documental y se irán presentando los documentos por las partes,
haciéndose de ellos relación circunstancia en el acta o, por lo menos y si su número es
grande, determinación de los datos suficientes para identificarlos.
E) El reconocimiento judicial
El objeto del reconocimiento no tiene ya duda que puede recaer sobre lugares
(cosa inmuebles), objetos (cosas muebles) y personas. Tratándose de personas y de
cosa muebles livianas la práctica de la prueba puede hacerse en el mismo local del
tribunal, sin suspender el juicio y documentándose en el acta general de éste. Cuando se
trate de reconocer objetos no fácilmente transportables, cosas inmuebles y lugares, el art.
206
87.1 LPL prevé la traslación del magistrado o Sala fuera del local del tribunal, y siempre
reflejándose en el acta.
Con la primera prueba, el legislador quiere que tengan cabida en el proceso civil
directamente las películas, cintas de vídeo, casetes de grabación; con la segunda, los
disquetes flexibles y discos duros de ordenador, los cd-roms y vd-roms, el correo
electrónico, ficheros informatizados, así como cualquier otro medio técnico de estas
características que en el futuro se pueda inventar.
Las partes pueden aportar al proceso y pedir que sean admitidos como medios de
prueba los instrumentos anteriormente citados (art. 384). Los requisitos que se
establecen para ello son dos: Que sean relevantes para el proceso y que hayan sido
llevados a cabo con fines contables o de otra clase. Son examinados por el juez con los
medios que la parte proponente aporte o que el juzgado disponga utilizar y de modo que
las demás partes del proceso puedan, con idéntico conocimiento que el tribunal, alegar y
proponer lo que a su derecho convenga. Las partes pueden acompañar los dictámenes y
medios de prueba instrumentales que consideren convenientes. La práctica de la prueba
exige que en el acto del juicio se tome conocimiento directo del contenido del disquete, el
disco duro del ordenador o del cd-roms.
G) Las presunciones
La LEC distingue entre los medios de prueba y las presunciones, pues éstos en
modo alguno consisten en actividad procesal. Aun limitadas a las presunciones de hecho
o de hombre, no pueden ser consideradas verdaderos medios de prueba. En efecto, las
presunciones de hecho consisten en operaciones lógicas de la mente humana por las
que, partiendo de un hecho conocido, que está probado, por deducción se da como
probado otro hecho. Estamos, pues, ante dos hechos y una operación mental; al hecho
primero se llama indicio, al segundo hecho presumido y a la operación mental
presunción.
El indicio (o indicios) puede probarse por cualquier medio de prueba y entre aquél
y el hecho presumido ha de existir "un enlace preciso y directo según las reglas del
criterio humano" (art. 386.1 LEC). Se comprende así que la presunción no puede ser
actividad procesal establecida por la ley para incorporar las fuentes de prueba al proceso.
Las presunciones no se proponen ni se practican como los medios de prueba, sino que
se prueba el indicio (o indicios) en la fase probatoria y, después, en las conclusiones, se
208
pondrá de manifiesto que entre el indicio y el hecho presumido existe el enlace lógico
requerido por la ley para dar por probado este segundo hecho.
Sin detenernos en los problemas teóricos, los prácticos son muy numerosos:
En la LEC las diligencias finales sólo pueden acordarse a instancia de parte (art.
435.1; excepcionalmente pueden acordarse de oficio, art. 435.2). Por el contrario n el
proceso laboral las diligencias para mejor proveer siguen pudiendo acordarse sólo como
facultad del juzgador de la instancia. Además, si las diligencias son potestativas en el
acordarlas, en su desarrollo y ejecución han de acomodarse a sus normas reguladoras,
de modo que:
3.º) Todos los medios de prueba pueden acordarse por el juzgador, sin exclusión
alguna.
1') Las diligencias se acuerdan terminado el juicio oral y dentro del plazo para
dictar sentencia, produciendo su suspensión con lo que ese plazo para dictar sentencia
iniciará de nuevo su cómputo.
LECCION 10.ª
La terminación de la instancia
LAS CONCLUSIONES
Finalizada la práctica de la prueba en el juicio oral, las partes o sus defensores
"formularán oralmente sus conclusiones", dice el art. 87.4 LPL. Este trámite de
conclusiones puede tener por objeto:
1.º) Hacer un análisis crítico de la prueba practicada, positivo si se trata de la propia y
negativo de la ajena, y especialmente hacer las observaciones oportunas sobre las
circunstancias personales de los testigos y de la veracidad de sus manifestaciones (dado
que no pueden ser tachados, art. 92.2).
2.º) Sentar definitivamente las alegaciones de hecho, bien entendido que no podrán
"alterar los puntos fundamentales y los motivos de pedir invocados en la demanda o en la
reconvención", dice el art. 87.4, que debe ser completada añadiendo que el demandado
tampoco podrá alterar sustancialmente las excepciones alegadas.
210
3.º) Alegar el derecho que estimen aplicable, siendo posible tanto la alegación ex novo
como la modificación.
4.º) Respecto de las peticiones debe tenerse en cuenta:
1') En las pretensiones de condena a cantidad de dinero, y dado que no pueden dictarse
sentencias ilíquidas (art. 99), no puede terminar el juicio oral sin que el actor haya
precisado el importe exacto de su petición, por lo que, en su caso, el juzgador le requerirá
para que fije de manera líquida su petición.
2') En las demás pretensiones el actor deberá expresar la solicitud concreta de las
medidas con que pueden ser satisfecha la pretensión ejercitada.
LA TERMINACION DE LA INSTANCIA
terminación
Transacción
Sin sentencia Desistimiento
Caducidad
LA SENTENCIA
Al estudiar en la lección 5.ª los actos del juez hubimos de referirnos a las resoluciones y,
dentro de ellas, a las sentencias. Atendido lo que allí dijimos nos centraremos ahora en lo
específico de la sentencia en la instancia, con base en los arts. 97 a 101 LPL.
A) Clases
Vimos ya la distinción entre sentencias procesales y sentencias materiales o de fondo;
pues bien, respecto de estas últimas cabe aún subdistinguir entre:
a) Partiendo de la correlación existente entre clases de pretensiones (lecciones 3.ª y 8.ª)
y sentencias, éstas pueden ser:
1.º) Declarativas puras: Por medio de las que se satisfacen pretensiones de esta índole,
es decir, aquéllas en las que el juzgador se limita a declarar la existencia o inexistencia
de una relación o situación jurídica anterior.
2.º) De condena: Junto a la declaración anterior se impone al demandado la realización
de una prestación de dar, hacer o no hacer.
3.º) Constitutivas: Aquéllas por las que se crea, modifica o extingue una relación o
situación jurídica, obteniéndose un cambio sobre la misma.
b) Condenatorias (o estimatorias) y absolutorias (o desestimatorias): Las primeras son las
que estiman la pretensión del actor, condenando en consecuencia al demandado,
mientras que en las segundas se produce la situación contraria.
c) Definitivas (o recurribles) y firmes (o irrecurribles): A pesar del nombre, sentencia
definitiva es aquella contra la que cabe algún recurso, de modo que el mismo proceso
continuará en una fase declarativa posterior; por el contrario, sentencia firme es aquella
contra la que no cabe recurso alguno en el mismo proceso, bien porque la ley no lo
concede bien porque concediéndolo las partes han dejado pasar el plazo para recurrir
(art. 207 LEC). Desde otro punto de vista podría hablarse de dos etapas por las que
puede pasar una misma sentencia que, primero, es definitiva y, después por no haberse
recurrido en el momento oportuno, se convierte en firme.
212
B) Requisitos externos
La motivación de las sentencias, desde la forma de las mismas que vimos en la lección
5.ª, tiene dos aspectos complementarios. Expresa, primero, la relación de vinculación del
juzgador a la ley y al sistema de fuentes del derecho dimanante de la Constitución, y
expresa, también, un derecho del justiciable y el interés de la comunidad en general en
conocer las razones de la decisión. Lo que importa, pues, de la motivación es que
permita conocer la razón de decidir, debiendo quedar excluido el mero voluntarismo o la
arbitrariedad del juzgador.
En lo laboral lo específico es la necesidad de que el juzgador "declarará expresamente
los hechos que estime probados, haciendo referencia en los fundamentos de derecho a
los razonamientos que le han llevado a esta conclusión" (art. 97.2).
a) Los hechos probados
La declaración de hechos probados es elemento esencial y constitutivo de las sentencias
de instancia, por lo que su falta produce la nulidad de las mismas. Los problemas
prácticos, con todo, no suelen referirse a la falta sino a las declaraciones defectuosas o
insuficientes.
Esos problemas provienen de que:
1.º) La declaración debe ser positiva (de los hechos probados), no negativa (de los
hechos no probados) ni dubitativa (al parecer no se ha probado).
2.º) La declaración debe ser completa y referirse a todos los hechos debatidos, no
simplemente a los que el juzgador estima bastantes para decidir en un determinado
sentido, pues ha de permitir que el tribunal que conozca del recurso pueda decidir en otro
sentido si estima el recurso.
213
3.º) La sentencia ha de poder explicarse por sí misma, sin referencias a algo que puede
no tener el que la lea, por lo que no son admisibles remisiones a datos contenidos en la
demanda o en los documentos.
4.º) No pueden utilizarse conceptos o calificaciones jurídicas en los hechos probados que
impliquen predeterminación del sentido del fallo.
b) Razonamientos sobre los hechos probados
una resolución sobre el fondo del asunto, cuando se omite el pronunciamiento sobre un
punto litigioso no se está obteniendo una resolución completa (STC 71/1996, de 24 de
abril).
4.º) Congruencia: Es la correlación que debe existir, por un lado, entre la actividad
de las partes y, por otro, la actividad del juez desplegada en la sentencia.
Más en concreto:
3.º) Las dos partes: Los actos de disposición del objeto del proceso (renuncia,
allanamiento y transacción) y del proceso (sólo en cuanto condicionen el contenido de la
sentencia, caso del desistimiento del recurso que convierte en firme a la sentencia
recurrida).
Al referirse a la actividad del juez se está aludiendo a la sentencia, no sólo a la parte
dispositiva de la misma, por cuanto en ocasiones habrá de atenderse a las razones por
las que esa parte dispositiva contiene un pronunciamiento determinado. Si la congruencia
ha de referirse a la causa de pedir, también ha de incluir la causa de estimar o desestimar
la petición de la parte y esto se contiene en la fundamentación.
Establecidos los elementos de la correlación, aquellos entre los que debe producirse la
comparación, partiendo de la sentencia ha de atenderse, pues, a la pretensión (objeto del
proceso) y a la resistencia (objeto del debate).
alterando los límites cualitativos o cuantitativos determinados por el actor, esto es, porque
el juez otorga algo que no se ha pedido o porque deniega algo que tampoco se había
pedido.
2.º) Causa de pedir: Esta también sirve para delimitar la pretensión y con ella el objeto del
proceso y, por tanto existirá incongruencia si el juez otorga lo pedido por el actor pero por
causa distinta de la alegada. Debe tenerse en cuanto también ahora que una cosa son
los hechos identificadores de la causa de pedir y otra, añadida a ella y por lo mismo
diferente, los hechos constitutivos, y que la incongruencia también puede referirse a que
el juez conceda lo pedido por el actor pero con base en hechos constitutivos no alegados
por éste.
Respecto de la resistencia la incongruencia de la sentencia sólo puede producirse si el
demandado ha opuesto excepciones materiales, y aquélla existirá si el juez aprecia una
excepción no alegada. No podrá hablarse de incongruencia en el caso de que se estime
por el juez una excepción material que deba tenerse en cuenta de oficio (por ejemplo,
caducidad).
No está siempre claro si existe incongruencia porque el juez dicte una sentencia
de absolución de la instancia, esto es, meramente procesal, a pesar de que el
demandado no haya alegado excepciones procesales. Con esto lo que se está
suscitando es si los presupuestos procesales son o no controlables de oficio por el juez, y
para dar una respuesta debe estarse a cada uno de los procesos regulados en la LEC y
dentro de cada uno de ellos a la distinción entre verdaderos presupuestos procesales (los
controlables de oficio) e impedimentos procesales (controlables sólo a instancia del
demandado).
La incongruencia no puede referirse a los fundamentos de derecho alegados por las
partes, pues el principio iura novit curia despliega aquí sus plenos efectos, siempre que
su aplicación no suponga modificar el objeto del proceso o las excepciones materiales.
Por ello el art. 218.1, II, LEC dice que el tribunal, sin apartarse de la causa de pedir
acudiendo a fundamentos de hecho o de Derecho distintos de los que las partes hayan
querido hacer valer, resolverá conforme a las normas aplicables al caso, aunque no
hayan sido acertadamente citadas o alegadas por los litigantes.
En el proceso laboral existen dos problemas propios:
1.º) El requisito de la oportunidad de las peticiones y de las alegaciones debe
relacionarse con que la pretensión se interpone en la demanda, en la ampliación de la
misma y en conclusiones, y que la resistencia se opone en la contestación de la demanda
y en conclusiones.
216
1') Debe distinguirse entre quién tiene competencia para determinar el contenido de los
datos a instruir, que ha de atribuirse al magistrado o Sala que dictó la sentencia, y quién
debe hacer el acto formal de la instrucción, que es competencia del secretario.
LA ACLARACION DE SENTENCIAS
La sentencia se considera invariable para el juzgador desde el mismo momento de su
firma (arts. 267.1 LOPJ y 214.1 LEC), pero ello no puede impedir corregir los defectos en
que se haya incurrido en su redacción, siempre que se mantengan sus pronunciamientos
(arts. 214 y 215 LEC).
En la LEC/2000 se distinguen tres supuestos: 1.º) Rectificación de errores materiales o
aritméticos manifiestos (art. 214.3)., 2.º) Aclaración de concepto oscuro (art. 214.2), y 3.º)
Subsanación o complemento de defectos u omisiones (art. 215).
Los requisitos de esa aclaración son: 1) Subjetivo: La aclaración puede acordarse de
oficio por el juzgador que dictó la sentencia o a instancia de cualquiera de las partes y del
Ministerio Fiscal, y 2) Objetivo: El problema aquí es el del alcance que puede tener la
nueva declaración; ésta puede ser aclaratoria o complementadora pero no modificadora.
LA COSA JUZGADA
En sentido amplio la cosa juzgada es la fuerza que el ordenamiento jurídico concede, no
tanto a la sentencia, como al proceso, al resultado de la actividad jurisdiccional. Esa
fuerza consiste en la subordinación a los resultados del proceso, subordinación que se
resuelve en la irrevocabilidad de la decisión jurisdiccional.
219
Una cosa es la firmeza de la resolución, que atiende a que no puede ser recurrida
por las partes (art. 207.2 LEC), otra la invariabilidad de la misma, que se refiere a que no
puede ser modificada por el tribunal (art. 214 LEC) y, por fin, otra es la cosa juzgada
formal. Esta es un efecto interno de las resoluciones judiciales, que se produce en el
proceso mismo en que la resolución se dicta, en virtud del cual las partes y el tribunal, en
el desarrollo posterior del proceso, no podrán desconocer lo decidido en la resolución que
la ha producido. A este efecto se refiere el art. 207 LEC cuando dice que las resoluciones
firmes pasan en autoridad de cosa juzgada “y el tribunal del proceso en que hayan
recaído deberá estar en todo caso a lo dispuesto en ellas”.
Cuando la firmeza atiende a la sentencia hay que distinguir dos aspectos:
1.º) Normalmente la firmeza abre el camino a la ejecución, pero no debe confundirse
firmeza con ejecutabilidad, pues existen sentencias no firmes que son ejecutables,
aunque provisionalmente (arts. 287 a 303 LPL).
2.º) La firmeza es paso previo y condición para que la sentencia produzca cosa juzgada
material.
220
B) Sin sentencia
En otras ocasiones la disposición de la parte produce la terminación del proceso, pero en
él no se dicta sentencia. Esto sucede en:
a) Transacción
Según el art. 1.809 CC "la transacción es un contrato por el cual las partes, dando,
prometiendo o reteniendo cada una alguna cosa, evitan la provocación de un pleito o
ponen término al que había comenzado".
Esta verdadera definición pone de manifiesto que existen dos clases de transacción:
1.ª) La extraprocesal es un contrato celebrado por las partes de una relación jurídica
material sin que exista proceso pendiente entre ellas; pone fin a un conflicto pero éste no
había tenido resonancia procesal.
2.ª) La procesal incide sobre un proceso pendiente poniéndole fin. En realidad, a su vez,
debemos distinguir aquí entre:
1') Extrajudicial: Pendiente un proceso las partes del mismo realizan un contrato, fuera de
la presencia judicial, con la finalidad de poner fin al conflicto que las separa y de terminar
el proceso. Entre las cláusulas del contrato, las partes determinarán cómo finalizará el
223
proceso, y pueden acordar que el actor renuncie o desista, que el demandado se allane,
o bien dejar terminar el proceso por caducidad.
2') Judicial: Es un acto procesal por el que las partes, en presencia del juzgador,
mediante concesiones recíprocas, ponen fin al proceso sin necesidad de sentencia, aún
cuando el juzgador deberá recoger los términos del contrato en una resolución (art. 19.2
LEC).
La que nos interesa aquí es, pues, la transacción procesal y judicial y sobre ella
debe tenerse en cuenta que:
1.º) La conciliación judicial se resuelve, a la postre, en un contrato de transacción y de ahí
que el art. 84.2 LPL diga que puede aprobarse en cualquier momento antes de dictar
sentencia.
2.º) Esta transacción, recogida por el juzgador en un auto que es el que pone fin al
proceso, se convierte en título ejecutivo que puede ejercitarse por los trámites de la
ejecución de sentencia.
3.º) Con todo, y a pesar de lo que dice el art. 1.816 CC, la transacción no produce los
efectos de cosa juzgada porque no es una decisión judicial, y tanto es así que la
avenencia puede ser impugnada por las causas que invalidan los contratos y por medio
de otro proceso.
b) Desistimiento
1.º) Tácito: Derivado del hecho de que el actor, citado en forma, no comparezca ni
alegue justa causa que, a juicio del juzgador, motive la suspensión del juicio oral (art.
83.2). en este caso no cabe hablar de bilateralidad.
2.º) Expreso: La declaración de voluntad se realiza oralmente o por escrito en cualquier
momento después de la presentación de la demanda y antes de que se dicte sentencia.
En este caso con relación a la bilateralidad hay que distinguir: 1) Si el desistimiento se
produce antes de la citación para juicio del demandado o si se éste se encuentra rebelde,
no hace falta la conformidad del mismo (art. 20.2 LEC), y 2) De otro modo debe oírse al
demandado antes de tener por desistido al actor (art. 20.3 LEC, adaptado
procedimentalmente).
Capítulo IV
LAS MODALIDADES PROCESALES
LECCION 11.ª
Procesos especiales. I
Debe, por último, tenerse en cuenta que la LPL no regula todas las modalidades
procesales, por cuanto se encuentra fuera de ella la prevista en el art. 87 de la Ley
27/1999, de 16 de julio, de cooperativas, para las cuestiones laborales que se suscitan
entre las cooperativas de trabajo asociado y los socios trabajadores, que debe ser
completada primero con la modalidad procesal correspondiente y luego con el proceso
ordinario.
a) Despido disciplinario
1.º) General para todos los trabajadores
2.º) Especial para los representantes
b) Extinción del contrato de trabajo por causas objetivas.
c) Salarios de tramitación frente al Estado.
d) Despidos colectivos por causas económicas, organizativas, técnicas o de producción.
Además hay que referirse también a las sanciones distintas del despido, distinguiendo
entre:
228
DESPIDO DISCIPLINARIO
En una interpretación estricta del juego combinado del ET y de la LPL debería,
posiblemente, haberse llegado a la conclusión de que el proceso especial de los arts. 103
a 113 LPL queda referido exclusivamente a los casos de despido disciplinario de los arts.
54 a 56 ET, pero no ha sido esta la orientación que se ha impuesto en la jurisprudencia,
que ha reconducido a esta modalidad procesal todos los supuestos, no contemplados
expresamente en los arts. 120 a 124 LPL, en los que de modo amplísimo podría hablarse
de extinción del contrato de trabajo.
habrá de pedirse bien que el despido se declare nulo bien que se declare improcedente,
o las dos peticiones acumuladas subsidiariamente.
c) Orden del trámite
trabajador fundada en incumplimiento contractual del empresario (art. 32). Para esta
acumulación se dispone que habrán de respetarse las garantías que, respecto de las
alegaciones, prueba y conclusiones, se establecen para el proceso de despido
disciplinario, y con ello se está incurriendo en un error. No se ha comprendido que la
acumulación supone la existencia de dos procesos que se unen en un procedimiento,
pero que cada proceso mantiene sus propias reglas, de modo que el proceso de despido
tendrá sus garantías, pero en el iniciado por el trabajador instando la resolución del
contrato de trabajo no puede pretenderse que se alteren los papeles y que el
demandado-empresario asuma la carga de la prueba respecto de que no existe su
incumplimiento contractual.
2.º) El relativo a despidos vulneradores de un derecho fundamental, incluida la no
discriminación (arts. 96, 179.2 y 182), en el que el juicio de despido se convierte en el
proceso de amparo judicial al que se refiere el art. 53.2 CE.
d) Hechos probados
El art. 107 especifica los hechos probados que en la sentencia necesariamente han de
constar y que, en correspondencia con la demanda, son:
1.º) Fecha de despido.
2.º) Salario del trabajador.
3.º) Lugar de trabajo; categoría profesional; antigüedad, concretando los períodos en que
se han prestado los servicios; características particulares, si las hubiere, y el trabajo que
realizaba el demandante antes de producirse el despido.
Naturalmente estos hechos probados no son los únicos de que debe constar la
sentencia. Esta habrá de referirse, primero, a los hechos con consecuencias procesales
(como puede ser la incompetencia), después a los materiales generales (condición no
laboral de la relación jurídica, por ejemplo) y, por último, a los materiales específicos del
despido, en los que se comprenden los relativos a la calificación jurídica del despido.
e) Fallo
En el fallo de la sentencia el juzgador calificará el despido como procedente,
improcedente o nulo (arts. 55.3 ET y 108.1 LPL). Sin embargo, lo importante es tener en
cuenta que existen tres fórmulas de fallo y que su orden lógico, contrario al que la norma
dice (arts. 55.3 ET y 108.1 LPL), es:
1.º) Nulo
con violación de derechos fundamentales o libertades públicas del trabajador (arts. 55.5
ET y 108.2 LPL).
Según la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida
familiar y laboral de las personas trabajadoras, que modificó la redacción del art. 108.2
LPL, será nulo el despido de:
1) Los trabajadores durante el período de suspensión del contrato de trabajo por
maternidad, riesgo durante el embarazo, adopción o acogimiento al que se refiere la letra
d) del apartado 1 del art. 45 del ET, o el notificado en una fecha tal que el plazo de
preaviso concedido finalice dentro de dicho período.
2) Las trabajadoras embarazadas, desde la fecha de inicio del embarazo hasta el período
de suspensión a que se refiere el apartado anterior, y el de los trabajadores que hayan
solicitado uno de los permisos a los que se refieren los apartados 4 y 5 del art. 37 del ET,
o estén disfrutando de ellos, o hayan solicitado la excedencia prevista en el apartado 3
del art. 46 del ET.
Naturalmente lo establecido en estos dos supuestos no puede ser de aplicación cuando
se declare la procedencia del despido por motivos no relacionados con el embarazo o
con el ejercicio del derecho a los permisos y excedencia señalados.
Si el despido es declarado nulo la condena al empresario, en el mismo fallo,
comprenderá: 1) La inmediata readmisión del trabajador, y 2) El abono de los salarios
dejados de percibir (arts. 55.6 ET y 113 LPL), se entiende entre el día de los efectos del
despido y el día de la readmisión.
2.º) Improcedente
éste podrá, dentro de los cinco días siguientes a la notificación de esa sentencia, cambiar
el sentido de su opción, es decir, optar por la readmisión, y en tal caso:
— La readmisión retrotraerá sus efectos económicos al día en que tuvo lugar la primera
elección, si bien en tal caso el trabajador percibirá como salarios de tramitación la
cantidad de la condena menos lo que hubiera recibido en concepto de prestación por
desempleo.
— La cantidad que se le deduzca al trabajador en virtud de la regla anterior, más la
correspondiente a la aportación empresarial a la Seguridad Social por dicho trabajador,
se ingresará por el empresario en la Entidad Gestora.
Consecuencia de la anterior es que, a efectos del reconocimiento de un futuro derecho a
la prestación por desempleo, el período de tiempo antes dicho se considerará de
ocupación cotizada.
Naturalmente si el tribunal superior, al conocer del recurso, declara nulo el despido, la
opción se tendrá por no hecha; y de la misma manera, si la sentencia recurrida es
confirmada, no podrá cambiarse el sentido de la opción.
1.º) Nula: Cundo concurra alguna de las causas enunciadas en el art. 122.2 de la
LPL (en la redacción dada por la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la
conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras.
Esas causas son:
1) No se hubieren cumplido las formalidades legales de la comunicación escrita, con
mención de causa [del art. 53.1, a) ET].
2) No se hubiese puesto a disposición del trabajador la indemnización a que se refiere el
art. 53.1, b) del ET, salvo en los casos en que este requisito no es legalmente exigible
conforme a este mismo artículo.
La omisión del plazo de preaviso del art. 53.1, c) del ET y el error excusable en el cálculo
de la indemnización puesta a disposición del trabajador, no son causa de declaración de
nulidad (art. 122.3 LPL).
3) Resulte discriminatoria o contraria a los derechos fundamentales y libertades públicas
del trabajador.
4) Se haya efectuado en fraude de ley, eludiendo las normas establecidas para los
despidos colectivos, en los casos a que se refiere el art. 51.1,V del ET.
237
El art. 121 CE dispuso, por primera vez en nuestro ordenamiento, que "los daños
causados por error judicial, así como los que sean consecuencia del funcionamiento
anormal de la Administración de Justicia, darán derecho a una indemnización a cargo del
Estado, conforme a la ley". Esta norma ha sido desarrollada con carácter general por los
arts. 292 a 297 LOPJ, pero ya antes se había realizado un desarrollo parcial y específico
para el caso de los salarios de tramitación en el art. 56.5 del ET, Ley 8/1980, de 10 de
marzo, que se corresponde con el art. 57 del ET de 1995 conforme al cual cuando la
sentencia que declare la improcedencia del despido se dicte transcurridos más de
sesenta días hábiles desde la fecha en que se presentó la demanda, el empresario podrá
reclamar del Estado el abono de la percepción económica a que se refiere el art. 56.1,b)
(salarios de tramitación) satisfecha al trabajador, en la parte correspondiente al tiempo
que exceda de dichos sesenta días.
a) Supuestos de responsabilidad del Estado
La responsabilidad del Estado se establece para cuando se declare judicialmente la
improcedencia del despido disciplinario (no la nulidad del mismo) y la improcedencia de la
decisión extintiva por causas objetivas (tampoco su nulidad) (arts. 57 y 53.3 ET), y, más
concretamente, para cuando la sentencia que por primera vez declare las improcedencias
dichas se hubiere dictado más de sesenta días hábiles después de la fecha de la
presentación de la demanda, sin que importe si dicha sentencia es dictada por el Juzgado
de lo Social o por una Sala de lo Social que conozca del recurso correspondiente (art.
116.1 LPL).
b) Legitimación
1.º) La legitimación activa corresponde, en principio, al empresario; éste cuando el
despido (o decisión extintiva) es declarado improcedente será condenado a pagar todos
los salarios de tramitación al trabajador y, luego de pagarlos, puede reclamar del Estado
lo que exceda de los sesenta días hábiles.
2.º) Para determinar el cómputo del tiempo que excede de los sesenta días
hábiles debe tenerse en cuenta que pueden quedar excluidos de aquél algunos períodos,
sobre los cuales el juzgador tendrá que decidir si recaen sobre el Estado, sobre el
empresario o sobre el propio trabajador, si bien a éste sólo puede privarse de ellos
"excepcionalmente", lo que se concreta en que haya actuado procesalmente con
manifiesto abuso de derecho (art. 119).
Los períodos de referencia son:
1') El tiempo invertido en la subsanación de la demanda, tanto por no haber acreditado
con ella la celebración de la conciliación previa o de la reclamación administrativa previa,
como por defectos, omisiones o imprecisiones.
2') El período en que estuviese suspendido el procedimiento a petición de parte por
suspensión del acto del juicio oral, en los términos previstos en el art. 83.
3') El tiempo que dure la suspensión del proceso para acreditar la presentación de la
querella, en el caso del art. 86.2.
d) Reclamación administrativa previa
Para demandar al Estado por los salarios de tramitación, será requisito previo
haber reclamado en vía administrativa en la forma y plazos establecidos, contra cuya
denegación el empresario o el trabajador podrá promover la oportuna acción
precisamente ante el Juzgado de lo Social que conoció en la instancia del proceso por
despido (o extinción del contrato de trabajo por causas objetivas) (art. 117.1).
1.º) Se declara competente al mismo Juzgado que conoció en la instancia del juicio de
despido (o extinción del contrato por causas objetivas) (art. 117.1).
2.º) Con la demanda habrá de acompañarse copia de la resolución administrativa
denegatoria de la reclamación previa o de la instancia de solicitud de pago (art. 117.2).
3.º) El juicio debe señalarse dentro de los cinco días siguientes a la admisión de la
demanda.
4.º) Se suprime el privilegio del abogado del Estado de plazo especial para elevar
consulta a la Dirección general del Servicio Jurídico del Estado (art. 118.1).
IMPUGNACION DE SANCIONES
Aparte del despido los trabajadores pueden ser sancionados por el empresario en virtud
de incumplimientos laborales, de acuerdo con la graduación de faltas y sanciones que se
establezca legalmente o por convenio colectivo.
242
Debe tenerse en cuenta que las demandas por sanciones en las que se invoque
lesión de la libertad sindical u otro derecho fundamental, se tramitarán por la modalidad
procesal de los arts. 175 a 180.
2') En parte, cuando la falta cometida no haya sido adecuadamente calificada por el
empresario; en este caso el juzgador podrá autorizar la imposición de la sanción
adecuada a la gravedad de la falta.
Por último, contra las sentencias dictadas en estos procesos no cabe recurso alguno,
salvo en los casos de sanciones por faltas muy graves, apreciadas judicialmente, es
decir, en todos los casos en que el juzgador declara la existencia de falta muy grave
(STC 125/1995, de 24 de julio), aun cuando autorice a imponer la sanción adecuada.
B) Especial para los representantes
Las sanciones a los representantes legales y sindicales de los trabajadores por faltas
graves y muy graves exigen la tramitación de expediente contradictorio, en el que han de
ser oídos, aparte del interesado, los demás integrantes de la representación a que el
trabajador pertenezca [arts. 68, a) ET y 10.3 LOLS], y de ahí provienen las dos
especialidades procesales:
1.ª) La empresa demandada habrá de aportar el expediente contradictorio (art. 114.2).
2.ª) Se declarará nula la sanción si no se instruyó el expediente o si no se oyó a los
restantes integrantes de la representación a que el trabajador perteneciera.
VACACIONES
A pesar de la denominación genérica, ésta no es una modalidad procesal sobre
vacaciones sino sobre fechas de vacaciones (STS u.d. de 29 de marzo de 1995), por lo
que el objeto del proceso especial sólo puede ser la pretensión individual o plural (en el
sentido de pretensiones individuales acumuladas, no de colectivas) sobre la fecha de
disfrute de las vacaciones.
Las situaciones materiales de las que puede partirse son dos:
1.ª) Que las fechas estén ya determinadas: El trabajador ha de presentar la demanda en
el plazo de veinte días a partir de aquél en que tuvo conocimiento de esas fechas.
El art. 125, a) dice que las fechas pueden estar precisadas por convenio colectivo
(lo normal no será que fije las fechas exactas, sino las reglas para su fijación, pero en
este caso lo impugnable no será el convenio sino el acto concreto de aplicación), por
acuerdo entre empresario y representantes de los trabajadores (se impugnará el
contenido individualizado de la decisión) y por decisión unilateral del empresario. En
cualquier caso lo que se impugna son unas fechas ya determinadas, pretendiéndose su
sustitución por las que ha de pedir el demandante.
244
MATERIAL ELECTORAL
En la modalidad procesal que se denomina, "materia electoral" es necesario distinguir
dos submodalidades, que son aplicables también en las elecciones a órganos de
representación del personal al servicio de las Administraciones públicas (Ley 18/1994, de
30 de junio).
245
Se está haciendo aquí una remisión expresa, no tanto a las decisiones que
pueden impugnarse por medio del arbitraje, cuanto a las causas que pueden fundar esa
impugnación, es decir: existencia de vicios graves que pudieran afectar a las garantías
del procedimiento electoral y que alteren su resultado, falta de capacidad o legitimidad de
los candidatos elegidos, discordia entre el acta y el desarrollo del procedimiento electoral
y falta de correlación entre el número de trabajadores que figuran en el acta de
elecciones y el número de representantes elegidos.
2') Formales: Las restantes causas del art. 128 LPL pueden considerarse más
bien de forma, y se refieren a:
*) Haber resuelto el laudo aspectos no sometidos al arbitraje o que, de haberlo sido, no
puedan ser objeto del mismo.
Se trata de dos causas obvias, una relativa a lo que podemos llamar materias
excluidas del arbitraje, de modo que se atribuyó al árbitro la decisión en cuestión que no
246
podía serle sometida, y otra atinente a la congruencia, en cuanto el árbitro resolvió sobre
lo que no se sometió a su decisión.
*) Promover el arbitraje fuera de los plazos estipulados en el art. 76 del ET.
*) No haber concedido el árbitro a las partes la oportunidad de ser oídas o de presentar
pruebas.
b) Competencia
Objetivamente la competencia se atribuye sólo a los Juzgados de lo Social (art. 6),
funcionalmente existe una única instancia [art. 132.1, b)] y territorialmente conocerá del
asunto el Juzgado del lugar en cuya circunscripción está situada la empresa o centro de
trabajo [art. 10.2, g)].
Resulta así que se habla, por un lado, de "interés legítimo" (activa) y, por otro, de
"afectados por el laudo" (pasiva), con lo que parece decirse que puede impugnar el laudo,
no sólo quien ha sido parte en el arbitraje, sino todo aquél que afirme que del laudo se le
deriva algún perjuicio, y que ha de dirigirse la demanda contra todo aquél que pueda
sufrir algún perjuicio de la estimación de la impugnación.
Además, pretendiendo la ley que en el proceso de impugnación del laudo estén
presentes como parte todos los interesados:
1.º) Ordena al juzgador que si estima, en el momento de la admisión de la demanda, que
ésta puede no haber sido dirigida contra todos los afectados, cite a las partes a una
247
audiencia preliminar, dentro del día siguiente, para debatir sobre la posible situación de
litisconsorcio pasivo necesario, resolviendo sobre la misma en el acto (art. 130); esta
resolución significa, en su caso, que el juez hará uso del art. 81.1 para la subsanación del
defecto.
2.º) Permite comparecer como parte, cuando tengan interés legítimo, a los sindicatos,
empresario y componentes de candidaturas no presentadas por sindicatos (art. 131),
configurando una intervención litisconsorcial. Realmente esta intervención no acaba de
entenderse, pues si se tiene "interés legítimo" pareciera que se hubo de ser parte en el
procedimiento arbitral y luego en el proceso de impugnación sin necesidad de tener que
intervenir en éste.
d) Tramitación
El proceso es declarado urgente (con el efecto del art. 249 LOPJ) pero no hay
declaración expresa de preferencia, y sus especialidades son:
1.ª) Queda excluido de la conciliación previa (art. 64) y de la reclamación administrativa
previa (art. 70).
2.ª) La demanda ha de presentarse en el plazo de caducidad de tres días, contados
desde que el demandante tuvo conocimiento del laudo (art. 127.2).
3.ª) Al admitir la demanda el juez recabará de la oficina pública el texto del laudo y la
copia del expediente administrativo relativo al procedimiento electoral, que deberá
remitirse por el requerido dentro del día siguiente [art. 132.1, a)].
4.ª) El acto del juicio habrá de celebrarse dentro de los cinco días siguientes a la
admisión de la demanda [art. 132.1, b)], con lo que se reduce el plazo general del art.
82.1.
5.ª) La sustanciación del proceso no suspenderá el desarrollo del procedimiento electoral,
salvo que se acuerde motivadamente por el juzgador, a petición de parte y con causa
justificada [art. 132.1, c)].
6.ª) La sentencia habrá de dictarse dentro del plazo de tres días (con lo que se
reduce el plazo general del art. 97.1), contra ella no cabe recurso y, además de a las
partes, habrá de notificarse a la oficina pública.
El contenido de la sentencia puede ser muy variado, dado que en este proceso no se
persigue únicamente la anulación del laudo. En el arbitraje civil, el regulado en la Ley
36/1988, de 5 de diciembre, se parte de que la autonomía de la voluntad de los
interesados hace que el tema de fondo quede atribuido en exclusiva a los árbitros, de
modo que el control posterior del laudo arbitral por un órgano jurisdiccional se limita a su
anulación o mantenimiento. Por el contrario, en este arbitraje electoral no existe
248
que se realice el registro; por lo mismo en el caso de coaliciones formadas por sindicatos,
la legitimación activa debe atribuirse a cada uno de los sindicatos y si se trata de
candidaturas "avaladas" por trabajadores (art. 69.3 ET) podrá impugnar el candidato
elegido y no registrado.
La legitimación pasiva se atribuye a la oficina pública y a todos los que hubieren
presentado candidatos a las elecciones objeto de la resolución administrativa denegatoria
(art. 133.2). En el caso de candidaturas "avaladas" por trabajadores la legitimación debe
reconocerse a los candidatos, no a todos los trabajadores "avalistas".
La tramitación del proceso tiene las siguientes especialidades:
1.ª) El plazo de caducidad para la presentación de la demanda es de diez días, a contar
desde que se reciba la notificación de la resolución denegatoria.
2.ª) El proceso es declarado urgente, y de ahí que sean muy breves los plazos.
La brevedad se refiere a:
1) Requerimiento a la oficina pública para que remita el expediente administrativo: dos
días a partir de la admisión de la demanda.
2) Remisión del expediente: dos días.
3) Celebración del acto del juicio: dentro de los cinco días siguientes a la recepción del
expediente.
4) La sentencia habrá de dictarse dentro del plazo de tres días.
3.ª) Contra la sentencia no cabe recurso alguno y se notificará a las partes y a la oficina
pública. Si estima la demanda ordenará a la oficina el registro inmediato del acta
electoral.
CLASIFICACION PROFESIONAL
las normas citadas, se aspire a que se modifique el grupo o la categoría por derecho al
ascenso.
Es, por otra parte, obvio que existen pretensiones relacionadas con la de clasificación
profesional que, sin embargo, no son ésta:
1) La pretensión sobre diferencias de salarios derivada del reconocimiento de la nueva
clasificación, pretensión que nada obsta a que se acumule de modo accesorio a la de
clasificación.
2) La que se refiere a las diferencias retributivas entre la categoría propia y la faena
ejecutada, de modo que esta pretensión también puede acumularse a la clasificación
pero alternativamente, para el caso de que la de clasificación sea desestimada.
Con este objeto las especialidades procesales se refieren a:
1.º) La decisión empresarial de traslado del trabajador, de conformidad con el art. 40.1
del ET.
2.º) La misma decisión cuando ésta sea colectiva, pero en la parte que afecte al
trabajador, en los términos del art. 40.2 del ET y, sin perjuicio, del conflicto colectivo.
3.º) La decisión empresarial de desplazamiento temporal del trabajador, según el art. 40.4
del ET.
4.º) La decisión empresarial de modificación sustancial de condiciones de trabajo de
carácter individual, respecto del art. 41.3 del ET.
5.º) La misma decisión pero de carácter colectivo, sin perjuicio del conflicto colectivo,
según el art. 41.4 del ET.
Para todos estos casos (aunque en realidad también para la acción colectiva, y
así STS de 21 de febrero de 1997, en unificación de doctrina) se establece un plazo de
caducidad de veinte días hábiles, dentro del cual habrá de presentarse la demanda, y
contados desde la notificación de la decisión que se impugna.
b) Legitimación
Naturalmente la activa se reconoce a "los trabajadores afectados por la decisión
empresarial", mientras que la pasiva se refiere a la empresa pero también:
1.º) A otros trabajadores, cuando el objeto del debate pueda versar sobre preferencias
atribuidas a los mismos.
2.º) A los representantes de los trabajadores, cuando, tratándose de traslados o
modificaciones de carácter colectivo, la decisión cuente con la conformidad de aquellos.
c) Proceso colectivo y proceso individual
El carácter colectivo de la decisión empresarial no impide la impugnación individual en
cuanto afecte a cada trabajador, pero es posible que, aparte de esa impugnación
individual, se plantee también proceso colectivo. En este caso la preferencia del colectivo
sobre el individual comporta que, si iniciado el individual, se plantea demanda de conflicto
colectivo contra la decisión empresarial, aquél se suspenda en su tramitación hasta la
resolución del segundo. Esto debe ser completado teniendo en cuenta que la sentencia
firme colectiva produce efectos positivos de cosa juzgada sobre los procesos
individuales pendientes de resolución (art. 158.3). La no suspensión ha de ser causa de
nulidad de actuaciones.
d) Tramitación
El proceso se declara urgente (con las consecuencias de los arts. 183 y 286.1 LOPJ) y
preferente (con el efecto del art. 249 LOPJ), pero sus especialidades procedimentales
son muy reducidas:
1.ª) El acto de la vista debe realizarse dentro de los cinco días siguientes a la admisión
de la demanda (con lo que se altera la regla general del art. 82.1).
2.ª) La sentencia ha de dictarse en el plazo de diez días, con lo que se amplía el plazo
del art. 97.1.
3.ª) Contra la sentencia no cabe recurso alguno.
e) Sentencia
El fallo de la sentencia ha de tener alguno de los contenidos siguientes:
1.º) Nula: La decisión empresarial se considerará nula cuando se haya adoptado en
fraude de ley pretendiendo eludir el carácter colectivo, es decir, eludiendo las normas
propias a la movilidad colectiva (art. 40.1, VI, ET) o de la modificación sustancial colectiva
(art. 41.3, IV, ET). Si la decisión individual tuviera móvil discriminatorio también habría de
ser declarada nula.
LECCION 12.ª
Procesos especiales. II
SEGURIDAD SOCIAL
De todos los asuntos de Seguridad Social que, conforme al art. 2, b), c) y d) LPL, son
competencia del orden social de la jurisdicción, el proceso especial de seguridad se
reduce sólo a los del apartado b), y aún dentro del mismo ha de tratarse de que el
demandado sea una Entidad gestora o Servicio común (art. 139).
Algunas referencias a la necesidad del proceso especial no son tan claras:
1.ª) Cuando se trata de las prestaciones por desempleo [art. 2, b)] la demanda no se
formula contra una Entidad gestora sino contra el INEM, que es un organismo autónomo
del Ministerio de Trabajo (art. 5 del RD-ley 36/1978, de 16 de noviembre) (y por ello le
representa y defiende el abogado del Estado), por lo que la aplicación literal del art. 139
debería llevar a excluir el uso del proceso especial, pero la jurisprudencia no viene
haciéndolo así.
2.ª) En el sistema de mejoras de la acción protectora de la Seguridad Social cuando la
gestión se realiza a través del INSS y, consiguientemente, ha de demandarse al mismo,
aún siendo un supuesto contemplado en el art. 2, c), deberá tramitarse el proceso por
esta modalidad especial.
A) Normas comunes
En uno y otro caso la entidad debe expedir recibo de presentación o sellar la copia de la
solicitud, con indicación de la fecha, que es el documento a acompañar a la demanda si
no hay resolución expresa. Esta debe dictarse en el plazo de un mes y, ante su falta, se
entenderá denegada la reclamación por silencio administrativo. La demanda debe
presentarse en el plazo de treinta días.
Lo dispuesto en los arts. 72 y 73 es aplicable a esta reclamación especial.
2.ª) Intervención de la Entidad gestora y de la Tesorería general: El art. 140 contiene una
norma que no expresa una especialidad de este proceso especial sino que atiende a los
procesos en los que no sea ni demandante ni demandada la Entidad gestora o la
Tesorería general; en esos procesos pueden intervenir estos entes siempre que se
discuta materia de Seguridad Social, y en ellos asumirán la condición de parte, si bien sin
detener ni hacer retroceder el curso de las actuaciones.
C) Revisión de derechos
No estamos aquí ante un proceso especial. Recogiendo una jurisprudencia consolidada
que impedía a los entes de la Seguridad Social revisar por sí mismos sus actos
declarativos de derechos y en perjuicio de los beneficiarios, lo que el art. 145 hace es
determinar que:
257
1.º) Las revisiones en perjuicio de los beneficiarios sólo podrán hacerse por medio del
proceso ordinario, en el que el ente de la Seguridad Social será el demandante y el
beneficiario el demandado, fijándose a la revisión un plazo de prescripción de cinco años.
La sentencia que se dicte será inmediatamente ejecutiva, sin perjuicio de los recursos
que se interpongan contra ella.
2.ª) La rectificación de errores materiales o de hecho y los aritméticos, así como las
revisiones motivadas por la constatación de omisiones o inexactitudes en las
declaraciones del beneficiario, sí podrán realizarse de oficio por el ente de la Seguridad
Social. Estas excepciones a la regla primera deben interpretarse restrictivamente, por lo
menos para no invalidar aquélla.
PROCESOS DE OFICIO
A pesar de que la LPL dedica un Capítulo a un denominado "procedimiento de oficio"
debe tenerse en cuenta que:
1.º) No se trata de verdaderos procesos de oficio, en el sentido de que no son los
órganos jurisdiccionales los que los inician, sino que la incoación depende de la autoridad
laboral administrativa; en el sistema procesal laboral no existen procesos de declaración
que se inicien en virtud de una decisión no pedida de un órgano judicial. Lo que ha
ocurrido es que en una determinada época se partía de la concepción del trabajador
como un menor de edad intelectual que debía ser tutelado por la Administración, y a ésta
se atribuyó la facultad de iniciar procesos ejercitando derechos subjetivos del trabajador.
2.º) No existe un único proceso de oficio, sino varios, de modo que si el primero de
ellos respondía a la concepción que hemos dicho de la Administración como tutora de los
trabajadores, el esquema del proceso incoado a instancia de la Administración se ha
utilizado después con finalidades distintas.
En la LPL se pueden enumerar los siguientes procesos de oficio, en el sentido de
incoados por la autoridad administrativa:
1) El contemplado en el art. 146, a) y b) y desarrollo en los arts. 147 y 148, que responde
a la concepción inicial que hemos dicho.
2) El del art. 146, c), luego desarrollando en los arts. 149 y 150, que tiene una finalidad
muy distinta, como veremos.
3) El del art. 156 que permite a la autoridad administrativa iniciar el proceso de conflictos
colectivos, si bien aquí ha debido preceder ante esa autoridad solicitud de los verdaderos
legitimados.
258
3.º) Recuérdese que según el art. 31, y si concurre su supuesto de hecho, debe
procederse, de oficio y obligatoriamente, a la acumulación de autos.
4.º) Los trabajadores afectados, a pesar de ser las verdaderas partes demandantes, ven
limitadas sus facultades de disposición, de modo que:
1') Su no asistencia al juicio oral no equivale a desistimiento tácito y no pueden desistir
expresamente.
2') No pueden pedir la suspensión del proceso.
3') No pueden disponer del objeto del proceso y por ello los pactos entre trabajadores y
empresarios, posteriores al acta de infracción, sólo tendrán eficacia si han sido
celebrados en presencia del inspector de Trabajo que levantó el acta o de la autoridad
laboral, y la conciliación judicial sólo se autorizará por el juzgador si son satisfechos todos
los perjuicios.
5.º) Las afirmaciones de hechos que se contengan en la resolución base del proceso
harán fe, salvo prueba en contrario, incumbiendo toda la carga de la prueba a la parte
demandada.
No estamos aquí ante una norma valorativa de la prueba, sino ante una norma
reguladora de la carga de la prueba, en la que se establece su inversión. Si el
demandado no practica prueba alguna, las afirmaciones de hecho de la resolución
administrativa deben estimarse ciertas, pero si se practica prueba el juzgador debe fundar
su convicción en todo el material probatorio.
En este caso, a diferencia de lo que ocurre en el art. 23.3, no se trata de que una de las
partes fije en su resolución los hechos que luego va a discutir en el proceso, dado que la
Administración no es parte en este proceso de oficio, pero sí estamos ante un caso en el
que las fuentes de prueba entran en el proceso por una actividad no procesal y sin las
garantías procesales, por lo que sigue siendo dudosa su constitucionalidad.
6.º) La sentencia que se dicte se ejecutará de oficio, y aquí sí estamos ante una
ejecución que debe iniciarse por el órgano judicial (arts. 148.2 y 237.1).
la nueva redacción dada al art. 3 de esta LPL por la Ley 50/1998 y cuando entre en vigor
(lección 2.ª). Mientras tanto en un expediente sancionador pueden surgir dos incidencias.
Las especialidades de este proceso son las del art. 150 y se refieren a:
1.º) Con la comunicación demanda se remitirá copia del expediente administrativo, el cual
quedará suspendido mientras se resuelva el proceso.
2.º) De la regulación que hemos visto antes sólo dos de sus apartados son aplicables: el
relativo a que los trabajadores perjudicados se convierten en parte, si bien no podrán
desistir ni pedir la suspensión, y el atinente a que las afirmaciones de hecho que se
contengan, aquí en el acta de infracción, harán fe salvo prueba en contrario.
3.º) Dada la naturaleza declarativa de la sentencia no ha lugar a su ejecución, sino sólo a
que se comunique a la autoridad administrativa.
4.º) En la sentencia puede imponerse la multa del art. 97.2, y en su cuantía máxima, al
sujeto responsable, cuando se entienda que sus alegaciones pretendían la dilación de la
actuación administrativa.
CONFLICTOS COLECTIVOS
a) Objeto
1.ª) Demanda de algún legitimado activo: Según el art. 155.1 el proceso puede
iniciarse en virtud de demanda que, además de los requisitos generales del art. 80,
contendrá la designación general de los trabajadores y empresas afectados por el
conflicto y habrá de fundamentarse en derecho.
En este caso deberá haber precedido acto de conciliación ordinario pues el art. 154 se
remite simplemente a los arts. 63 a 68, por lo que a la demanda se acompañará
certificación de haber intentado la conciliación o se alegará que no es necesario ese
intento (art. 155.2). No será necesario cuando el conflicto se refiera a tutela de derechos
fundamentales o cuando se trate de impugnar un convenio colectivo (art. 64.1).
Lo especial de esta conciliación se refiere a su valor, pues si las partes ostentan la
legitimación y adoptan el acuerdo conforme a los requisitos exigidos en el art. 82 ET, lo
acordado tendrá la eficacia atribuida a un convenio colectivo, del que se enviará copia a
la autoridad administrativa (art. 154.2).
2.ª) De oficio: Según el art. 156 el proceso puede iniciarse de oficio, mediante
comunicación de la autoridad laboral, que debe contener los mismos requisitos de la
demanda, si bien tiene plazo especial de diez días para subsanar.
Esta iniciación de oficio supone que alguna de las partes legitimadas para incoar el
proceso ha acudido al procedimiento administrativo de solución de conflictos colectivos
regulado en el Título II del RD-ley 17/1977, de 4 de marzo, sobre relaciones de trabajo
(teniendo en cuenta la S TC de 8 de abril de 1981), que se resuelve en un intento de
conciliación. Si la avenencia no se logra la autoridad administrativa deberá remitir la
comunicación al órgano judicial.
Naturalmente si se ha acudido a esta vía la conciliación prevista en el art. 154 no será
necesaria.
d) El proceso
264
Desde esta perspectiva debe entenderse el art. 158.3 cuando dice que la
sentencia firme producirá efectos de cosa juzgada sobre los procesos individuales
pendientes de resolución o que puedan plantearse, que versen sobre idéntico objeto. Lo
que en realidad está diciendo el artículo es que en los procesos individuales en los que
haya de aplicarse la norma cuestionada en el proceso colectivo, deberá partirse del
sentido dado a la misma en la sentencia de éste.
2.º) Las sentencias dictadas en los procesos individuales tienen eficacia ejecutiva (son
títulos ejecutivos) si son de condena (vid. lección 15.ª), pero el caso es que la sentencia
dictada en el proceso colectivo será siempre declarativa, pues aunque en ella pueda
hablarse de que se condena al demandado esa condena es siempre genérica, no referida
a relaciones jurídicas individuales, de modo que con ella no puede pasarse al proceso de
265
ejecución. ¿De qué sirve entonces que el art. 158.2 diga que la sentencia será ejecutiva
desde el momento en que se dicte? La única respuesta posible es que la sentencia
produce su eficacia normativa aunque contra ella se interponga el recurso procedente.
A) De oficio
El origen de este proceso se encuentra en el art. 90.5 ET, en el que se niega a la
autoridad administrativa la facultad de declarar las "anomalías" en que haya podido
incurrirse en el convenio, atribuyendo en exclusiva la competencia a los órganos
judiciales.
a) Por esta vía sólo pueden impugnarse los convenios regulados en el Título III del ET, es
decir, los estatutarios, y lo pueden ser sólo:
1.º) Por conculcar la legalidad vigente, bien entendido que ésta puede ser tanto la relativa
al procedimiento de negociación del Título III del ET, como las normas materiales
imperativas.
2.º) Por lesionar gravemente el interés de terceros, no teniendo esta condición los
trabajadores y empresarios incluidos en el ámbito de aplicación del convenio.
b) La única que puede poner en marcha esta impugnación es la autoridad administrativa;
es cierto que su iniciativa puede venir precedida de una solicitud de otra persona, pero
266
los denunciantes de la lesividad del convenio, si los hubo, y si no el abogado del Estado
(art. 162.4, 5 y 6).
En los dos casos debe tenerse en cuenta que a la comunicación se acompañará el
convenio impugnado y copias del mismo para las partes (art. 162.7) y que cabe la
subsanación de defectos, omisiones o imprecisiones, siendo su plazo de diez días (art.
162.3).
B) Directa
A este proceso no se refiere el ET y fue en su momento propiciado por la jurisprudencia,
por cuanto no podía privarse a determinados entes colectivos del derecho a obtener
tutela judicial.
a) Por esta otra vía pueden impugnarse todos los convenios colectivos, cualquiera
que sea su eficacia, con lo que quedan incluidos tanto los estatutarios como los
extraestaturarios, y por las mismas causas que en la vía anterior, es decir, ilegalidad y
lesión grave del interés de terceros.
b) La legitimación activa se otorga conforme sea la causa de la impugnación:
1.º) Si la impugnación se fundamenta en la ilegalidad, se legitima a los órganos de
representación legal o sindical de los trabajadores, sindicatos y asociaciones
empresariales [art. 163.1, a)].
2.º) Cuando la impugnación se basa en la lesividad, se legitima a los terceros cuyo
interés haya resultado gravemente lesionado [art. 163.1, b)].
Debe tenerse en cuenta que esos terceros, no sólo no pueden ser los
trabajadores y empresarios incluidos en el ámbito de aplicación del convenio [art. 163.1,
b)], sino que han de ser entes colectivos pues sólo éstos pueden ser titulares de un
interés que se refiere a la aplicación erga omnes del convenio.
c) La legitimación pasiva se confiere a todas las representaciones integrantes de la
comisión negociadora del convenio impugnado (art. 163.2).
d) Siempre será parte el Ministerio Fiscal (art. 163.4) pero no puede iniciar el proceso.
C) Normas comunes
Las especialidades procesales del art. 164 son comunes a los dos procesos, pero
debe tenerse en cuenta que en el caso del de oficio la especialidad es respecto del
proceso ordinario, mientras que en el supuesto de la impugnación directa lo es con
relación al proceso de conflictos colectivos.
Esas especialidades son:
1.ª) Dada la complejidad de la situación de las partes, en el inicio del juicio oral cada una
de ellas debe manifestar qué postura adopta, es decir, de apoyo o de oposición a la
pretensión.
2.ª) La sentencia se dictará en el plazo de tres días y si se refiere a un convenio
estatutario se comunicará a la autoridad administrativa.
3.ª) Si la sentencia anula el convenio, en todo o en parte, y éste ha sido publicado en un
boletín oficial, la sentencia se publicará en el mismo medio oficial.
Con todo, los verdaderos problemas de la sentencia se refieren a que:
c) Cuando se dice que la sentencia será ejecutiva desde que se dicte, hay que
interpretar que, siendo anulatoria, el convenio pierde su fuerza normativa y deja de
269
impugnación tiene que realizarse dentro de esos veinte días y entonces legitimados
pasivamente están los promotores del sindicato y los firmantes del acta de constitución
(art. 171.2) (o los correspondientes de la asociación empresarial).
2.º) Si el sindicato ya ha adquirido personalidad jurídica, la impugnación de sus estatutos
puede realizarse en cualquier momento, y la legitimación pasiva la asume el sindicato
mismo (art. 171.2) (o la asociación empresarial).
Caso especial es el de la impugnación de las modificaciones; éstas siempre supondrán la
existencia de un sindicato constituido y, por tanto, puede hacerse en cualquier momento,
estando legitimado pasivamente el sindicato (o asociación empresarial).
La Ley Orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de libertad sindical, dio un paso más pero
referido a su ámbito y, en su art. 13, dispone que cualquier trabajador o sindicato puede
recabar la tutela de los derechos de libertad sindical por medio del proceso de protección
jurisdiccional de los derechos fundamentales de la persona. Con base en esta norma la
Ley 7/1989, de 12 de abril, de bases de procedimiento laboral, y en su base 30.ª, previó
la regulación de un proceso de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales
de la persona pero limitado a la libertad sindical. Con todo, la LPL de 1990 no asumió esa
limitación, sino que reguló, por un lado, la tutela de la libertad sindical (arts. 174 a 179) y,
por otro, la tutela de los demás derechos fundamentales (arts. 180 y 181), y lo mismo
hace la LPL de 1995 cambiando sólo los números de los artículos.
El amparo judicial del art. 53.2 CE se desarrolla procesalmente de modo doble en la LPL,
en la que hay que distinguir:
El proceso se declara urgente (con las consecuencias de los arts. 183, 286.1
LOPJ y 43.4 LPL) y preferente (con los efectos del art. 249 LOPJ) y la preferencia es
absoluta sobre todos los procesos, en la instancia y en los recursos, que se tramiten ante
el mismo órgano judicial (art. 177.1).
La demanda deberá contener los requisitos generales del art. 80 y, además, "deberá
expresar con toda claridad los hechos constitutivos de la vulneración alegada" (art.
177.3), procediéndose en caso contrario a su subsanación conforme al art. 81.1 (art.
177.4). Admitida se citará a las partes para conciliación y juicio para dentro de los cinco
días siguientes, pero mediando un mínimo de dos días entre la citación y la celebración
de esos actos (art. 179.1).
La sentencia se dictará en el plazo de tres días, publicándose y notificándose
inmediatamente (art. 179.3) y será ejecutiva desde que se dicte (art. 301).
Cuando el art. 177.3 dice que la demanda contendrá los hechos constitutivos está
alterando lo que dijimos en las lecciones 7.ª y 8.ª sobre la identificación de la pretensión y
274
d) Carga de la prueba
Según el art. 179.2 en el acto del juicio, una vez constatada la concurrencia de
indicios de que se ha producido violación de la libertad sindical, corresponderá al
demandado la aportación de una justificación objetiva y razonable, suficientemente
probada, de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad.
Esta norma, que es similar al art. 96, debe interpretarse en el sentido de que:
1) No cabe admitir que la mera alegación por el actor de la existencia de violación de la
libertad sindical suponga la inversión de la carga de la prueba; el actor precisa probar uno
o varios indicios (hechos indiciarios) de los que no llegue a poder presumirse de modo
completo que existe la violación, pero de los que sí pueda deducirse la probabilidad de su
existencia.
2) Al no existir presunción plena de violación, sino sólo juicio de probabilidad, no puede
decirse que al demandado corresponda destruir una presunción, sino que el hecho
indiciario y la probabilidad son el presupuesto para que exista la inversión de la carga de
la prueba.
3) Concurriendo el presupuesto, el demandado debe probar que: *) El acto o la medida
adoptada tiene por sí una justificación objetiva y razonable en lo relativo a su existencia,
de modo que se hubiera producido lo mismo en cualquier circunstancia, y *) El acto o la
medida guardan proporcionalidad al hecho que los generó. Estas dos cosas deben
probarse de modo completo, de modo que si al final del proceso no hay prueba entrará
en juego la regla de la carga de la prueba en virtud de la cual debe sufrir las
consecuencias el demandado que no probó.
e) Contenido de la sentencia
275
comprometidos sus derechos en cuanto aportante de trabajo y que puedan surgir entre
cualquier clase de socio y las cooperativas de trabajo asociado, estarán sometidos a la
jurisdicción del orden civil.
Para la modalidad procesal debe destacarse:
1.º) Reclamación previa: La presentación de la demanda exige el agotamiento de la vía
cooperativa previa, durante la cual quedará suspendido el plazo de caducidad e
interrumpido el de prescripción.
2.º) Deben distinguirse dos supuestos:
1') Si no existe modalidad procesal en la LPL para conocer de una determinada cuestión,
la remisión se entiende hecha al proceso ordinario.
2') Si en la LPL sí existe modalidad procesal para la pretensión concreta que ejercita el
socio trabajador, debe estarse entonces a la aplicación supletoria de las normas de la
misma en la LPL.
278
Capítulo V
LOS MEDIOS DE IMPUGNACION
LECCION 13.ª
En general. Reposición. Suplicación
A) Reposición
Se da contra las providencias y autos dictados por los Juzgados de lo Social (art.
184.1), si bien existen algunas excepciones.
Las excepciones son de varias clases:
1.ª) En unos casos se excluyen de la reposición todas las providencias y autos que se
dicten en una modalidad procesal, y así el art. 184.3 lo hace respecto de los procesos de
conflictos colectivos y de impugnación de convenios colectivos, aunque sí es recurrible el
auto de declaración inicial de incompetencia del Juzgado.
2.ª) Otras veces se encuentran en la LPL normas expresas de exclusión de cualquier
recurso, y así los arts. 76.3, 78, 87.2 y 89.2, y aún debe tenerse en cuenta que, dada la
remisión a la LEC cuando ésta se aplique supletoriamente y excluya la reposición
también debe entender excluida en el proceso laboral.
3.ª) Contra el auto que resuelve la reposición no vuelve a darse otra vez reposición,
aunque puede caber suplicación (art. 184.2).
B) Súplica
Cabe contra las providencias de no mera tramitación y los autos que dicten los
órganos colegiados, es decir, las Salas de lo Social de los Tribunales Superiores de
Justicia, de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo (art. 185.1).
Las excepciones a la recurribilidad son:
281
1.ª) Las providencias de mera tramitación, y por ellas se entienden las resoluciones en
las que la Sala se limita a dar a las actuaciones el curso establecido en la ley procesal,
sin realizar valoración alguna y sin afectar a los derechos y cargas de las partes.
2.ª) Las mismas tres que hemos visto antes para la reposición, y así pueden verse los
arts. 184.3, 87.2, 89.2, 198.3, 223.2 y 231.1; y 185.2.
C) Disposiciones comunes
Por efecto devolutivo debe entenderse que las actuaciones se elevan a un órgano
distinto y superior del que dictó la resolución que se impugna, y de él carecen por esencia
los remedios. Pero además carecen también de efecto suspensivo, lo que supone que
continúa la tramitación del procedimiento, el cual no se interrumpe por la interposición del
282
Con lo dicho debe ser evidente que el proceso laboral no está regido por la regla
del doble grado de jurisdicción. Esta presupone un sistema de organizar el proceso en
virtud del cual se establecen, para toda controversia susceptible de ser examinada en
cuanto al fondo, dos sucesivas decisiones sobre la pretensión interpuesta, dictadas por
283
dos órganos judiciales distintos, de modo que la segunda decisión debe prevalecer sobre
la primera. Lo importante de esta regla es que el órgano judicial superior ha de poder
pronunciarse sobre todo el objeto del proceso, con lo que los recursos extraordinarios no
suponen doble grado jurisdiccional.
No puede dejar de llamarse la atención sobre la imprecisión con que maneja los
conceptos procesales la doctrina laboralista. Desde 1993 hemos explicado con
reiteración (sobre todo en Comentarios a la Ley de Procedimiento Laboral, Madrid, 1993,
Editorial Civitas, tomo II, pero también en las anteriores ediciones de esta Introducción)
que en el proceso laboral no existe doble grado de jurisdicción, y a pesar de ello todavía
parece no haber comprendido lo que supone ese doble grado o instancia.
EL RECURSO DE SUPLICACION
Contra las resoluciones (no todas, luego diremos cuáles) dictadas por los
Juzgados de lo Social se concede este recurso del que conoce la Sala de lo Social de los
Tribunales Superiores de Justicia [arts. 6, b) y 188.1].
Es este un recurso exclusivo del proceso laboral que se caracteriza porque:
1) No es un recurso de apelación: La apelación es un recurso para el que la ley no
establece motivos determinados, por lo que el recurrente es libre a la hora de fijar el
contenido de su impugnación, mientras que en la suplicación existen motivos tasados, lo
que supone que el Tribunal Superior de Justicia sólo puede controlar aspectos concretos
de la resolución que se impugna, teniendo su poder limitado a ese control; no todo lo que
se discutió en la instancia puede volver a discutirse en el recurso.
2) Es un recurso extraordinario: La limitación de los motivos y con ella la de los poderes
del Tribunal Superior, lleva necesariamente a la conclusión de que se está ante un
recuerdo extraordinario, el cual además tiene naturaleza casacional en el sentido de que,
si suplicación y casación no es lo mismo como veremos, no puede negarse que se trata
de recursos que responden a una misma concepción. En este sentido la STC 3/1983, de
25 de enero, afirmó que suplicación y casación no se diferencian más que en la cuantía
de la pretensión y en el procedimiento (aunque ahora, después de la LPL de 1990 y en la
vigente de 1995 las diferencias no son exactamente esas).
284
A) Resoluciones recurribles
Según el art. 189 para determinar qué resoluciones de los Juzgados de lo Social son
recurribles en suplicación ante los Tribunales Superiores de Justicia es preciso distinguir
según el tipo de resolución.
a) Sentencias
En principio las sentencias de los Juzgados son recurribles en suplicación, pero esa regla
general tiene dos matizaciones:
1.ª) Negativas: De modo expreso se declara que no son recurribles algunas sentencias
con base en dos criterios:
1') Materia: Se excluyen del recurso las sentencias relativas a fecha de disfrute de
vacaciones, concreción horaria y determinación del período de disfrute en permisos por
lactancia y reducción de la jornada por motivos familiares, materia electoral, clasificación
profesional e impugnación de sanciones por faltas que no sean muy graves y por faltas
muy graves no apreciadas judicialmente.
órgano judicial en el curso del proceso, el ejercicio del derecho de defensa, privándola de
ejercitar su potestad de alegar y, en su caso, justificar sus derechos e intereses para que
le sean reconocidos o para replicar dialécticamente las posiciones contrarias en el
ejercicio del indispensable principio de contradicción".
2') El documento o el dictamen pericial ha de haber sido unido a los autos en momento
procesal oportuno.
3') El recurrente ha de citarlos concretamente, no siendo admisible una alegación
genérica de la prueba documental o de la pericial.
4') No se exige clase concreta para el documento, pero sí que sea útil, suficiente o idóneo
para justificar el error del juzgador en la instancia.
5') Los mayores problemas sobre la prueba pericial se presentan cuando en los autos
existen dictámenes contradictorios, y entonces la valoración de los mismos hecha por el
juzgador de instancia puede ser repetida por el Tribunal Superior.
6.º) Es posible por este motivo poner de manifiesto que no existe en los autos
prueba alguna que se refiera al hecho concreto impugnado, en cuyo caso no podrá
alegarse (porque es imposible) documento o pericia concreta.
c) Examen de las normas aplicadas
Por último, cabe pretender en el recurso "examinar las infracciones de normas
sustantivas o de la jurisprudencia", siendo preciso:
1.º) Por "normas" debe entenderse toda norma jurídica general que esté incluida en el
sistema de fuentes.
3.º) Se viene sosteniendo que las normas citadas como infringidas han de ser
materiales o sustantivas, no procesales.
C) Procedimiento
El procedimiento del recurso es único sea cual fuere el motivo alegado por el recurrente.
Si se interpone el recurso por dos o más motivos su orden de alegación es precisamente
el del art. 191, pero en todo caso existe un único procedimiento de tramitación, el cual en
parte se realiza ante el Juzgado que dictó la resolución que se recurre y en parte ante el
Tribunal Superior de Justicia que debe decidir el recurso.
a) Anuncio del recurso
Esta primera fase del recurso se realiza ante el Juzgado y en la misma puede
distinguirse:
1.º) El objeto de esta fase es únicamente hacer constar el propósito de la parte de
entablar el recurso, de modo que en ella no se indica el motivo o motivos por los que se
interpondrá después. Sí es preciso proceder al nombramiento de abogado (para ello vid.
después en Disposiciones comunes).
2.º) El recurso puede ser anunciado sólo por quien ha sido parte en la instancia.
El que las partes sean los únicos legitimados no quiere decir que hayan de realizar el
anuncio personalmente; puede hacerlo (art. 192.1):
1') La propia parte personalmente.
2') El representante, si en la instancia se confió la representación por alguna de las
formas previstas en los arts. 18, 19, 20 y 22.
3') El abogado que asistió a la parte en el juicio oral, aunque no tuviese otorgada
representación.
3.º) El anuncio del recurso deberá hacerse en el plazo de cinco días, contados desde el
siguiente a la notificación de la resolución que se impugna, y formalmente puede hacerse
de tres maneras:
290
1') Por la mera manifestación, hecha por los que pueden anunciar, en el momento de
efectuarse la notificación de la resolución de su propósito de entablarlo; la manifestación
se hará oralmente y se reflejará en la diligencia de notificación.
2') Por comparecencia en el Juzgado, dentro del plazo legal.
3') Por escrito presentado en el Juzgado en dicho plazo.
4.º) En el tiempo de anuncio del recurso puede tenerse que proceder a realizar
uno de estos dos tipos de consignaciones, la del art. 228 o la del art. 192.2 a 4.
Si la sentencia condena al luego recurrente al pago de una cantidad determinada será
preciso que aquél, si no goza del beneficio de justicia gratuita (lección 4.ª), acredite haber
consignado en el Banco Bilbao Vizcaya y en la "Cuenta de Depósitos y Consignaciones"
del Juzgado, la cantidad importe de la condena; esta consignación puede sustituirse por
aval bancario en el que deberá hacerse constar la responsabilidad solidaria del avalista
(art. 228, y lección 14.ª).
Si la sentencia es de Seguridad Social y reconoce al demandante el derecho a percibir
prestación periódica:
1) Cuando la sentencia condene a cualquier persona (salvo a una Entidad gestora de la
Seguridad Social), anunciado el recurso, el juzgador dictará providencia ordenando que
se dé traslado a la Entidad gestora o Servicio común para que fije el capital importe de la
pensión a percibir y, luego, requerirá al recurrente condenado para que consigne en la
Tesorería General de la Seguridad Social ese capital, con el apercibimiento de que de no
hacerlo se pondrá fin la tramitación del recurso (art. 192.2 y 3).
2) Cuando la sentencia condene a una Entidad gestora, deberá presentar en el Juzgado,
al anunciar el recurso, certificación acreditativa de que comienza el abono de la
prestación de pago periódico y de que lo proseguirá puntualmente durante la tramitación
del recurso (art. 192.4).
5.º) Realizado el anuncio el juzgador dictará una de estas tres resoluciones:
2') Auto por el que se concede al recurrente plazo de cinco días para que proceda
a la subsanación, si en el anuncio se ha incurrido en defectos u omisiones subsanables;
si no se subsana se dictará otro auto poniendo fin al recurso y la sentencia impugnada
quedará firme (art. 193.3).
Son defectos u omisiones subsanables:
291
1.ª) Providencia por la que se admite el escrito de interposición del recurso y se pasa a la
fase de sustanciación (art. 195).
2) Atenderá luego al fondo del recurso y se opondrá a la estimación del mismo, alegando
en torno a la no concurrencia de los motivos.
En todo caso debe tenerse en cuenta que lo único que puede pedir el recurrido es que el
recurso no sea estimado.
A partir de esa notificación se abre otro plazo de diez días para que pueda
prepararse el recurso de casación para la unificación de doctrina; si no se prepara este
recurso, la Sala declarará la firmeza de su sentencia y devolverá las actuaciones al
Juzgado de procedencia, con certificación de aquélla, para que, si la parte la insta, se
proceda a la ejecución (art. 199.2).
a) Pronunciamientos principales
El contenido de la sentencia de la Sala viene condicionado por el motivo del art. 191 que
se haya alegado, y así:
1.º) Si el recurso versaba sobre el quebrantamiento de forma del art. 191á), la sentencia
podrá desestimarlo, con lo que se confirmará la sentencia recurrida (salvo que existan
además otros motivos), o estimarlo, con la consecuencia de declarar la nulidad de
actuaciones desde que se cometió la falta, ordenando que se proceda a reponerlas a ese
momento para que se repitan; si la falta se cometió en el juicio oral será preciso repetirlo
completamente (art. 200).
296
2.º) Cuando el recurso se haya fundado en los motivos b) y c) del art. 191, la sentencia
podrá desestimarlo totalmente, confirmándose la sentencia recurrida, o estimarlo, con lo
que se revocará en todo o en parte la sentencia recurrida, realizándose por la Sala el
pronunciamiento en cuanto al fondo del asunto.
b) Pronunciamientos accesorios
Junto a los anteriores, y dependiendo de ellos, la Sala tendrá que decidir sobre aspectos
complementarios:
1.º) Si la sentencia de la Sala desestima el recurso y confirma la resolución recurrida,
deberá al mismo tiempo:
1') Condenar a la pérdida de la consignación del importe de la condena (art. 202.1); se
trata de las consignaciones de los arts. 192.2 y 3, y 228.
2') Mandará que se mantenga el aval bancario hasta que el condenado haya cumplido la
sentencia (art. 202.3); se trata del aseguramiento del art. 228.
3') Ordenará la pérdida del depósito de 25.000 ptas. (art. 202.4); se trata del depósito del
art. 227.
4') Se impondrá al recurrente, salvo que goce del beneficio de justicia gratuita, las costas,
que se resuelven en los honorarios del abogado del recurrido, cuyo importe fijará la Sala
en cuantía no superior a 100.000 ptas. (art. 233).
5') Si el juez a quo impuso en la instancia la multa del art. 97.3, la Sala la confirmará o no,
pero siempre motivadamente (art. 202.2).
2.º) Cuando la sentencia de la Sala estime el recurso y revoque totalmente la sentencia
de instancia, en el fallo se dispondrá:
1') La devolución de las consignaciones y del depósito (art. 201.1).
2') La cancelación del aval bancario (art. 201.1).
3.º) Si la sentencia de la Sala estima el recurso y revoca en parte la sentencia del
Juzgado, habrá de ordenar:
1') La devolución parcial de las consignaciones (art. 201.2).
2') La cancelación parcial del aval bancario (art. 201.2).
3') La devolución total del depósito de 25.000 ptas. (art. 201.3).
En la LPL, en los arts. 227 a 233, se regulan una serie de instituciones que se declaran
comunes a los recursos de suplicación y de casación (las dos casaciones).
A) Depósito
En los recursos extraordinarios es constante la exigencia de que el recurrente deposite
una cantidad de dinero como requisito para la admisión del recurso mismo, depósito con
el que el legislador pretende garantizar su seriedad. A ese depósito es al que se refiere el
art. 227.
Están obligados a hacer la consignación todos los recurrentes que no gocen del
beneficio de justicia gratuita, con lo que se efectúa una remisión a los arts. 25 y 26, pero
además se excluyen de la consignación al Estado, Comunidades Autónomas, Entidades
locales y Organismos autónomos dependientes de todos ellos (art. 227.4), aparte
naturalmente del Ministerio Fiscal.
La carga se refiere únicamente a las sentencias de condena en las que se imponga una
prestación líquida en dinero, pero los problemas prácticos han venido refiriéndose al juicio
de despido:
1) Nulo: Sólo habrá de consignarse el importe de los salarios de tramitación, pues es la
única condena dineraria que se establece en las sentencias declarando nulo el despido.
2) Improcedente: Si el empresario opta por la readmisión también deberá consignar el
importe de la condena alternativa de indemnización, además de los salarios de
tramitación; si la opción corresponde al trabajador representante y ha elegido la
readmisión no será preciso consignar el importe de la condena alternativa de
indemnización.
La consignación tiene en realidad dos modalidades:
299
C) Nombramiento de abogado
La defensa por medio de abogado es obligatoria en los recursos (art. 21.1) y de ahí que
el art. 229 prevea cómo debe procederse al nombramiento del mismo, aunque se refiere
sólo al recurrente. La designación puede hacerse:
1.º) De abogado de confianza: El recurrente puede designar al abogado que estime
conveniente, asumiendo el pago de sus honorarios, incluso en el caso de que tenga
concedido el beneficio de justicia gratuita.
El tiempo para hacer la designación es:
1) Suplicación: En el tiempo concedido por el art. 192.1 para anunciar el recurso y ante el
Juzgado.
300
2) Casaciones: Puede hacerse bien en el plazo para preparar el recurso y ante la Sala a
quo (arts. 206 y 218) bien en el tiempo del emplazamiento y ante la Sala ad quem (arts.
207.1 y 220).
La forma puede ser por mera comparecencia o por escrito, y en este segundo caso si no
se acompaña poder notarial no será necesaria ratificación.
1') De fecha posterior al acto del juicio oral en la instancia, atendido que es en el juicio
cuando se presentan normalmente los documentos materiales (no junto con la demanda);
en este caso lo normal es que con el documento se alegue un hecho nuevo, pero
teniendo en cuenta que ese hecho no puede alterar la causa de pedir de la pretensión
(lección 7.ª).
2') De fecha anterior al acto del juicio oral, y entonces es posible: *) O que el recurrente
tenga que justificar que no tenía conocimiento del documento en aquel momento, *) O
que no pudo adquirir el documento por causas a él no imputables, aunque en el acto del
juicio tuvo que hacer mención del archivo o protocolo donde se encontraba el documento.
En estos dos casos no cabrá alegar hecho nuevo.
E) Acumulación de recursos
Esta acumulación es la que se regula en los arts. 33 (con el complemento de los arts.
34.2 y 35) y 232.
Hay que tener en cuenta que la expresión "acumulación de recursos" puede tener dos
sentidos:
1) El general, según el cual cuando contra una misma resolución se interpongan dos o
más recursos todos se sustanciarán y decidirán en un mismo procedimiento (pieza), que
es aplicable en el proceso laboral.
2) El especial de la LPL que se refiere a cuando dos o más recursos se interponga contra
distintas resoluciones.
Esta acumulación se permite cuando concurran los siguientes requisitos:
1.º) Conexión subjetiva: Una de las partes en los dos o más recursos a acumular
ha de ser la misma.
2.º) Conexión objetiva: Ha de existir "identidad de objeto".
Por "identidad" debe entenderse realmente igualdad; no puede exigirse que los
dos recursos tengan identidad de objeto porque ello supondría que en los dos se está
manteniendo la misma pretensión. La palabra "objeto" se refiere a los recursos, de modo
que en los dos o más se persiga la obtención del mismo fallo formal. No se trata, pues, de
que los objetos de los dos o más procesos, respecto de los que se interponen los
recursos, sean iguales, sino que se trata de igualdad entre los recursos.
La acumulación puede pedirse por las partes o acordarse de oficio por la Sala, después
de que se haya decidido la admisión de los recursos (arts. 198 y 199; 209 y 211; y 224) y
antes del señalamiento para la votación y fallo o, en su caso, para la vista. Antes de
decidirla la Sala oirá (por escrito) a las partes personadas de todos los recursos, en el
plazo de cinco días comunes a todas ellas, y después dictará el auto de acumulación, a
partir del cual se tramitará un único procedimiento, con un solo magistrado ponente, y se
dictará una única sentencia, la cual habrá de contener tantos pronunciamientos como
recursos se acumularon.
303
F) Costas
A pesar de su escasa técnica lo que el art. 233 está disponiendo es que:
1.º) La sentencia que estime el recurso no puede hacer pronunciamiento alguno sobre los
honorarios de los abogados.
2.º) La sentencia que desestime el recurso de suplicación o de casación impondrá al
recurrente, de modo preceptivo, el pago de los honorarios del abogado del recurrido,
fijando su importe que no podrá exceder de 100.000 ptas., en la suplicación y de las
150.000 ptas., en las casaciones.
3.º) De esos honorarios será acreedora la parte recurrida, no su abogado; aquélla pagará
a éste según lo convenido entre ellos.
4.º) De la imposición de honorarios están exentos los recurrentes que gocen del beneficio
de justicia gratuita (no lo está el Estado, las Comunidades Autónomas, las Entidades
locales y los Organismos autónomos dependientes de todos ellos).
5.º) En principio no ha lugar a la imposición en el recurso sobre procesos en conflictos
colectivos, pero si la Sala estima que hubo temeridad en el recurso cabe la imposición de
los honorarios.
304
LECCION 14.ª
EL RECURSO DE CASACION
Al distribuirse la competencia objetiva entre los Juzgados de lo Social (art. 6), las Salas
de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia [art. 7, a)] y la Sala de lo Social de la
Audiencia Nacional (art. 8) y para conceder un recurso contra las resoluciones que todos
esos órganos dictaran en la instancia, ha sido preciso regular dos recursos distintos
aunque tengan la misma naturaleza:
1) El de suplicación se da contra las resoluciones que dicten los Juzgados y lo deciden
las Salas de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia [arts. 7, b) y 188].
2) El de casación se da contra las resoluciones que dicten en la instancia las Salas de lo
Social de los Tribunales Superiores de Justicia y de la Audiencia Nacional y lo decide la
Sala Cuarta del Tribunal Supremo [arts. 9, a), y 203.1].
A) Resoluciones recurribles
a) Sentencias: Las dictadas por las Salas de lo Social de los Tribunales Superiores de
Justicia y de la Audiencia Nacional precisamente cuando conocen de un asunto en la
instancia [arts. 7, a), 8, 202.1 y 204, 1.º]. Esta casación no se da contra las sentencias
dictadas por los Tribunales Superiores de Justicia al conocer del recurso de suplicación.
305
C) Procedimiento
Es único sea cual fuere el motivo alegado por el recurrente e incluso si alega varios.
a) Preparación del recurso
Cuando el recurso deba seguir adelante, la Sala acordará que se pongan los
autos a disposición del abogado del recurrente, bien del designado por el mismo bien del
nombrado de oficio, para que en el plazo de veinte días proceda a formalizar el recurso
mediante la presentación del correspondiente escrito.
Si el recurrente tuvo la carga de personarse, el abogado habrá sido designado por él, y si
gozaba del beneficio de justicia gratuita se le habrá nombrado del turno de oficio. Al
abogado se le ponen las actuaciones a su disposición, es decir, no se le entregan en su
despacho sino que es él quien debe pasar por la secretaría de la Sala para recogerlas.
309
Esta es otra excepción a los arts. 47 y 48, y dado el sistema de "entrega", el plazo para
presentar el escrito de formalización empieza a correr desde el día siguiente a la
notificación de la resolución por la que se comunica que los autos están a disposición del
abogado en la secretaría de la Sala (art. 210.1).
Estos requisitos son los procesales, de modo que quedan incluidas las causas
para tener por no preparado el recurso (art. 207.2) y las causas de inadmisión (art. 208).
2.ª) Falta de contenido casacional de la pretensión.
Una interpretación coherente de esta causa debe llevar a concluir que sólo existe
cuando el recurrente no se somete a los motivos del art. 205 y formula el recurso por
razones no incluidas en ese artículo. No creemos que pueda inadmitirse el recurso
porque el escrito de formalización aparezca más o menos fundado. La causa debe ser
procesal, sin relación al fondo del asunto.
3.ª) Desestimación de otros recursos iguales.
a) Sentencia desestimatoria
312
b) Sentencia estimatoria
A) Resoluciones recurribles
El art. 217 deja fuera de la contradicción las sentencias dictadas por los Juzgados
de lo Social, por razones obvias, pero también las sentencias dictadas por la Sala de lo
315
Social de la Audiencia Nacional, por el extinto Tribunal Central de Trabajo, por otras
Salas del Tribunal Supremo e incluso por la Sala de Conflictos del art. 42 LOPJ (aunque
ésta Sala dicta sólo autos).
b) Identidades
La contradicción entre la sentencia recurrida y la anterior sólo existirá si concurren entre
las dos siguientes identidades:
1.ª) Subjetiva: Si las dos sentencias han de referirse "a los mismos litigantes u otros
diferentes en idéntica situación" (art. 217) dicho está que no es necesario que los
litigantes sean los mismos sino que basta con que entre las partes de uno y otro proceso
exista una misma relación jurídica material.
2.ª) Objetiva: Debe tratarse de "hechos, fundamentos y pretensiones sustancialmente
iguales", dice el art. 217, con lo que está empleando las palabras sin el menor sentido
técnico.
Lo que se quiere realmente decir es que:
1) Los hechos declarados probados en la sentencia recurrida y en la que sirve de
comparación han de ser sustancialmente iguales.
2) Los dos relatos históricos han de ser el supuesto fáctico de una misma norma, es
decir, han de ser sustancialmente iguales desde el punto de vista jurídico.
3) Las peticiones han de ser también sustancialmente iguales en un doble sentido: Han
de referirse al mismo bien de la vida y a la misma clase de tutela judicial.
c) Alegación, acreditamiento y control
Toda la regulación del recurso en la LPL está partiendo del prejuicio de que la
infracción legal se refiere a normas materiales y la posibilidad de unificar la jurisprudencia
respecto de normas procesales fue olvidada. Con todo, esta posibilidad no debe
descartarse, si bien entonces lo que sucederá es que las identidades a que antes nos
hemos referido quiebran y han de adecuarse a este supuesto, teniendo siempre como
razón última la unificación de la jurisprudencia.
317
D) Procedimiento
a) Preparación del recurso
Esta fase se realiza ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia que
dictó la sentencia que se impugna, y podrán preparar el recurso cualquiera de las partes
y el Ministerio Fiscal, mediante escrito dirigido a esa Sala presentado dentro de los diez
días siguientes a la notificación de la sentencia que se recurre, con la firma de abogado y
"con exposición sucinta de la concurrencia de los requisitos exigidos" (arts. 218 y 219).
Los "requisitos exigidos" son básicamente dos, aparte del plazo y de la firma de abogado:
1.º) En el escrito se ha de citar concretamente por lo menos una sentencia anterior con la
que es contradictoria la que se recurre. No es este el momento de argumentar ni de
acreditar la contradicción, pero sí de alegarla.
2.º) En el tiempo de la preparación puede tener que realizarse alguna de estas
consignaciones:
1') La relativa al importe de la condena o a su aseguramiento, en los términos del art.
227.
2') La atinente a la Seguridad Social, pues el art. 219.3 se remite al art. 192.
Presentado el escrito de preparación del recurso la Sala a quo debe dictar una de
estas tres resoluciones:
1.ª) Providencia teniendo por preparado el recurso, si se han cumplido todos los
requisitos. En la misma resolución se ordenará emplazar a las partes, conforme al art.
207.1 que regula el emplazamiento en la casación ordinaria, y se ordenará remitir las
actuaciones al Tribunal Supremo.
2.ª) Auto advirtiendo de los defectos u omisiones subsanables, también según lo
dispuesto en el art. 207 para la casación ordinaria; la falta de cita de la sentencia
contradictoria con la recurrida no es subsanable.
3.º) Auto teniendo por no preparado el recurso, cuando se haya incurrido en defecto no
subsanable, siempre según el art. 207.
b) Interposición del recurso
1.º) Si la parte recurrente no gozó del beneficio de justicia gratuita puede optar entre dos
posibilidades:
1') Primero comparecer y luego interponer el recurso: La remisión que hace el art. 220 a
los arts. 208 y 209 supone que la parte puede realizar la personación en forma ante la
Sala Cuarta del Tribunal Supremo, cumpliendo los requisitos del art. 207 y que cabe la
318
subsanación del art. 209, y después proceder a presentar el escrito de interposición del
recurso.
En este caso lo que importa es tener en cuenta que, aun existiendo dos plazos:
uno para comparecer (el del art. 207.1) y otro para interponer el recurso (el del art.
221.1), los dos no son sucesivos sino que corren al mismo tiempo, de modo que el escrito
de interposición ha de presentarse dentro de los quince días siguientes (o veinte si es de
fuera de la Península) a la fecha en que se hizo el emplazamiento.
2') Comparecer e interponer el recurso al mismo tiempo: Cabe que la parte recurrente en
un solo acto y escrito se persone e interponga el recurso, con lo que ha de cumplir los
requisitos propios de la personación (del art. 208, con la subsanación del art. 209) y de la
interposición.
2.º) Cuando el recurrente gozó del beneficio de justicia gratuita en la instancia no tiene la
carga de personarse ante el Tribunal Supremo, sino que éste debe proceder a que se le
nombre abogado del turno de oficio, y después se estará a lo dispuesto en los arts. 230 y
221.2.
El escrito de interposición del recurso se regula en el art. 222 y de él lo que importa es
que:
1.º) Debe expresar la causa del recurso, que es la contradicción, y lo debe hacer
distinguiendo entre:
1') Alegación de la contradicción: Se trata de "una relación precisa y circunstanciada de la
contradicción alegada", es decir, existencia como mínimo de una sentencia contradictoria
y concurrencia de las identidades subjetiva y objetiva.
2') Acreditamiento de la misma: Acompañará copia certificada de la sentencia o
sentencias contrarias con la recurrida; la no aportación de la certificación deberá
subsanarse en el plazo de diez días, a menos que la parte acredite haberla solicitado en
tiempo oportuno y no habérsele expedido, en cuyo caso la Sala Cuarta del Tribunal
Supremo la reclamará de oficio.
2.º) Habrá de fundamentar el motivo del recurso, esto es, "la infracción legal cometida en
la sentencia impugnada".
3.º) Tendrá que referirse al objeto del recurso, es decir, al "quebranto producido en la
unificación de la interpretación del derecho y la formación de jurisprudencia".
c) Inadmisión del recurso
El escrito de interposición del recurso puede haberse presentado bien junto con la
comparecencia bien solo y después de la misma, y en los dos casos puede tenerse que
proceder a conceder plazo al recurrente para subsanación de defectos u omisiones
319
subsanables. Superado ese trámite los autos pasarán al magistrado ponente y éste dará
cuenta a la Sala, la cual en el plazo de tres días podrá acordar o admitir sin más el
recurso, continuando su tramitación como dispone el art. 224, o que se abra el trámite de
inadmisión.
El art. 223 se refiere a ese trámite y las causas de inadmisión son:
1.ª) Falta de requisitos procesales para recurrir
Deben incluirse aquí los supuestos de los arts. 206.2 y 209, pero sobre todo de lo
que se trata es de controlar: Si la sentencia alegada como contradictoria lo es
manifiestamente, si existe en el escrito la relación precisa y circunstanciada de la
contradicción, si alegó la infracción legal (no si ésta existe realmente) y si falta claramente
toda referencia al quebranto en la unificación de doctrina.
2.ª) Falta de contenido casacional de la pretensión
Se repite literalmente la causa del art. 211.2 y, como allí, no puede referirse a si el
recurso carece de fundamento en cuanto al fondo, sino sólo a que el recurrente
interponga el recurso por motivo distinto del único admitido legalmente que es la
infracción legal.
También aquí los problemas de estas causas de inadmisión se refieren al procedimiento.
El regulado en el art. 223 sigue siendo demasiado complejo y obliga a dictar dos autos,
con lo que se da más trabajo a la Sala que si dicta una sentencia.
d) Sustanciación del recurso
Si el recurso es admitido la tramitación siguiente puede ser:
Devueltos los autos por el Fiscal, con su informe, la Sala convocará, dentro de los diez
días siguientes, para votación y fallo, sin que exista opción entre ese acto y el de vista. La
Sala puede integrarse para dictar sentencia con sólo tres magistrados, pero si la
trascendencia o complejidad del asunto lo aconsejara, el presidente o la mayoría de sus
miembros puede acordar que se constituya con cinco magistrados. La sentencia se
dictará en el plazo de diez días (art. 225).
2.º) Anormal: Existen varios supuestos de tramitación anormal como son los relativos al
trámite de inadmisión y a la acumulación de recursos, pero lo que aquí importa es que la
presentación de documentos y la alegación de hechos sobre derechos fundamentales del
art. 231 no son posibles en este recurso.
1.º) Depósito: Ordenará devolver el depósito de 50.000 ptas. del art. 227, y en su caso se
pronunciará sobre el depósito de 25.000 ptas. que hubo de hacerse para recurrir en
suplicación.
2.º) Consignación y aseguramiento: Tendrá que pronunciarse sobre la devolución o
cancelación de una u otra, según el art. 228.
3.º) Costas: No puede imponer las costas a ninguna de las partes.
4.º) Multa del art. 97.3: Tendrá que pronunciarse sobre esa sanción, tanto en lo relativo a
su imposición como respecto de la cuantía.
EL RECURSO DE QUEJA
La queja es siempre un recurso que existe con relación a otro, de modo que en el
proceso laboral es un recurso accesorio de los recursos principales que son los de
suplicación y casación. Estos recursos se anuncian o preparan ante el órgano que dictó
la resolución que se impugna, el cual tiene el control de su admisibilidad, y la queja
supone que ese control de la admisibilidad puede ser, a su vez, controlado por el órgano
que en definitiva debería conocer del recurso principal.
Con esto está dicho ya cuándo cabe queja (contra el auto de inadmisión de la
suplicación dictado por un Juzgado de lo Social, art. 193.2 y 3, y contra el auto de
inadmisión de las casaciones ordinaria y especial dictado por la Sala de lo Social de los
Tribunales Superiores de Justicia y de la Audiencia Nacional, arts. 207.2 y 3, y 220) y
quién conoce de la misma (el órgano competente para conocer de la suplicación y de las
casaciones). Para el procedimiento el art. 187 LPL se limita a remitirse a la LEC, se
entiende de 1881, y precisamente a la queja que ésta regulaba para la inadmisión del
322
recurso de casación, pero ahora debe estarse a la regulación única de los arts. 494 y 495
LEC/2000.
Dictado el auto por el que se inadmite el recurso devolutivo, la parte puede
preparar el recurso de queja pidiendo, dentro de los cinco días siguientes, reposición (o
súplica) del auto, y para el caso de no estimarla, testimonio de ambas resoluciones. Si el
tribunal no da lugar a la reposición (o súplica), mandará que dentro de los cinco días
siguientes se facilite dicho testimonio a la parte, acreditando el secretario, a continuación
del mismo, la fecha de entrega. Dentro de los diez días siguientes la parte habrá de
presentar el recurso de queja ante el tribunal competente, aportando el testimonio
obtenido y, sin más tramitación, el tribunal resolverá en el plazo de cinco días. En este
auto que no es susceptible de recurso alguno, se puede:
1.º) Denegar la queja confirmando el auto de inadmisión del recurso principal, lo
que se pondrá en conocimiento del tribunal correspondiente, para que conste en los
autos.
2.º) Estimar la queja, revocando el auto de inadmisión del recurso principal, lo que
también se pondrá en conocimiento del tribunal correspondiente, para que éste de al
recurso inicialmente inadmitido la tramitación que corresponda.
A) El "juicio" de revisión
Las únicas resoluciones impugnables son las sentencias firmes dictadas por los
órganos del orden jurisdiccional social (art. 234.1); todas las sentencias firmes dictadas
en el proceso laboral, con independencia del órgano judicial que las haya dictado.
b) Causas de revisión
Las razones o motivos de revisión, que son las posibles causas de pedir, vienen
establecidas en el art. 510 LEC, si bien a ellas hay que añadir una exclusiva de lo laboral
y enunciada en el art. 86.3 LPL.
1.ª) Si después de pronunciada la sentencia se recobraren u obtuvieren documentos
decisivos, de los que no se hubiere podido disponer por fuera mayor o por obra de la
parte en cuyo favor se hubiere dictado.
2.ª) Si hubiere recaído la sentencia en virtud de documentos que al tiempo de dictarse
ignoraba una de las partes haber sido declarados falsos en un proceso penal, o cuya
falsedad se declarase después penalmente.
3.ª) Si hubiese recaído la sentencia en virtud de prueba testifical o pericial, y los testigos
o los peritos hubieren sido condenados por falso testimonio, dado en las declaraciones
que sirvieron de fundamento a la sentencia.
4.ª) Si la sentenciase hubiere ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia o
maquinación fraudulenta.
324
2) Si la citación para el juicio se hizo por edictos, haber estado ausente del lugar
del proceso y de cualquier otro del Estado o de la Comunidad Autónoma en cuyos
boletines oficiales se hubiere publicado el edicto.
3) Si la citación se hizo por cédula, acreditar que la misma no llegó a su poder por
causa que no le sea imputable.
4) Se pida la audiencia dentro de los tres meses siguientes, a contar desde la publicación
de la sentencia en el boletín oficial correspondiente.
C) La nulidad de actuaciones
Los defectos de forma en la tramitación de un proceso deben quedar resueltos en el
mismo, sin que quepa acudir a un proceso posterior y distinto para que se declare la
nulidad producida en un proceso anterior. Para declarar la nulidad en el mismo proceso la
ley articula dos remedios: 1) Las partes pueden hacer valer la nulidad por medio de los
recursos admitidos contra la resolución de que se trate, y 2) El tribunal, bien de oficio,
bien a instancia de parte, deberá declarar dicha nulidad.
En uno y otro supuesto la posibilidad de declarar la nulidad está condicionada a que el
proceso esté todavía pendiente, esto es, a que en él no se haya dictado la resolución que
le pone fin de modo irrecurrible. Si el proceso ha terminado no son posibles ya esos dos
remedios. Esto hacía que en la práctica, y en muchos casos, las partes hubieran de
acudir al recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, pretendiendo que éste
tutelara el derecho fundamental a que no se produjera indefensión (art. 24.1 CE).
Para permitir que los tribunales ordinarios pudiera declarar la nulidad cuando el proceso
hubiera ya finalizado, siempre que en él se hubiera producido indefensión, evitando así la
proliferación de recursos de amparo, la LO 5/1997, de 4 de diciembre, dio nueva
redacción al art. 240 de la LOPJ, norma que todavía fue modificada por la LO 13/1999, de
14 de mayo. La LEC de 2000 ha pretendido reformar la regulación de la nulidad de
actuaciones, pero sus arts. 225 a 230 no han podido entrar en vigor, debiendo hacerlo
sólo cuando se reforme la LOPJ (Disposición Final 16.ª de aquélla). Tenemos, por tanto
dos regulaciones, y a las dos nos vamos a referir.
A) Regulación actual (LOPJ)
a) Motivos de la nulidad
Como en todos los casos de impugnación de la cosa juzgada, la ley establece
taxativamente los motivos por los que puede pedirse la rescisión de la misma, que son:
1.º) Defectos de forma que hubieren causado indefensión, siempre que no haya sido
posible denunciarlos antes de recaer sentencia o resolución que ponga fin al proceso: Se
trata de la infracción de una norma procesal cuya consecuencia haya sido la vulneración
del derecho de defensa, lo que supone, por un lado, que no toda infracción procesal
constituye el motivo y, por otro, que la parte no haya tenido la posibilidad de pedir la
subsanación de la infracción por los recursos o por alguno de los demás medios previstos
en las leyes procesales.
2.º) Incongruencia de la sentencia, siempre que contra la misma no quepa recurso
alguno: El motivo no se limita a la llamada incongruencia omisiva o por defecto (lección
40.ª), sino que comprende todos los supuestos de incongruencia, aunque con la primera
328
se vulnera el derecho a la tutela judicial y con las restantes no siempre puede existir
vulneración del derecho de defensa.
La limitación de los motivos conduce a que el juzgado o tribunal no admita a tramite el
“incidente” en el que se pretenda suscitar otras cuestiones, y que contra esa resolución
no quepa recurso alguno.
b) Presupuestos
La competencia se atribuye al mismo órgano judicial que dictó la sentencia o resolución
que hubiera adquirido firmeza, y la legitimación a los que hubieran sido parte en el
proceso en que se dictó una u otra. Especial dificultad tiene la interpretación de lo relativo
a los plazos, de los que se establecen dos: 1) Uno de veinte días, a contar “desde la
notificación de la sentencia, la resolución o, en todo caso, desde que se tuvo
conocimiento del defecto causante de la indefensión” (y habrá que entender desde el
defecto de la incongruencia), y 2) Otro de cinco años “desde la notificación de la
sentencia o resolución”. Los dos plazos juegan conjuntamente, a semejanza de los
plazos del juicio de revisión; pasados cinco años desde la notificación de la sentencia o
resolución a cualquiera de las partes no cabe ya pedir la nulidad de actuaciones, que
siempre debe instarse dentro de los veinte días siguientes a aquel en que se tuvo
constancia de la incongruencia o del defecto causante de indefensión.
c) Procedimiento
La norma dice simplemente que la nulidad se instará por medio de escrito, al que se
acompañarán los documentos que se estimen procedentes por la parte, del que se dará
traslado a las demás partes, para que éstas, en el plazo de cinco días, puedan formular
sus alegaciones, pudiendo también acompañar los documentos que estimen pertinentes.
Común es siempre que contra la resolución que decide el “incidente” no cabe recurso
alguno, Con esta casi nula regulación sería conveniente distinguir.
1.º) Si el motivo es la incongruencia de la sentencia, dado que aquélla se deducirá, si
existe, de las mismas actuaciones, no será necesario acompañar documento alguno ni
será precisa más tramitación que la audiencia de las dos partes. Si el órgano judicial
estima que existió efectivamente incongruencia, declarará la nulidad de la anterior
sentencia y dictará otra en la que resolverá todas las cuestiones suscitadas en el proceso
y de conformidad con las peticiones oportunamente deducidas por las partes.
2.º) Cuando el motivo alegado sea defecto de forma que haya causado indefensión,
pueden presentarse dos situaciones:
329
1”) Que el defecto y la indefensión puedan constatarse en las mismas actuaciones, sin
necesidad de documento ajeno a las mismas ni de otros medios de prueba: Tampoco
aquí hará falta tramitación alguna posterior a haber oído (por escrito) a las dos partes.
2”) Que el defecto de forma y la indefensión no queden establecidos sólo con las
actuaciones, siendo necesaria actividad probatoria: La norma no dice cómo continuar
entonces la tramitación del “incidente”, pero entonces habrá de estarse a la tramitación
de los incidentes por el juicio verbal (art. 393 LEC). También aquí la sentencia final, si
declara la nulidad de actuaciones, ordenará su reposición al momento de producción del
defecto para seguir después la tramitación del proceso conforme a lo previsto por la ley.
En cualquier caso debe advertirse que la presentación del escrito instando la nulidad de
actuaciones no produce el efecto de suspender la ejecución de la sentencia o de la
resolución, salvo que así lo pida la parte y se acuerde de modo expreso por el juzgador,
“para evitar que el incidente pudiera perder su finalidad”.
B) Regulación futura (LEC/2000)
El art. 228 LEC contiene en realidad dos normas. La primera declara inadmisibles, con
carácter general, los incidentes de nulidad de actuaciones, con lo que dispone que no
puede existir ni una cuestión incidental ni un incidente relativo a la nulidad, de modo que
los arts. 387 a 397 LEC no se aplican en la nulidad de actuaciones, mientras esté
pendiente el proceso. La segunda regula con carácter excepcional un llamado incidente
de nulidad de actuaciones, que es el que aquí examinamos.
A pesar de la terminología legal (“incidente”) la naturaleza jurídica de lo regulado no
puede ser la incidental, estando más próxima a la impugnación de la cosa juzgada. De
verdadero incidente no puede hablarse dado que el proceso principal ha concluido, y no
puede existir un incidente si no existe un proceso en marcha. Si el efecto principal
consiste en la rescisión de la resolución que ha puesto fin al proceso y en la nulidad de lo
actuado, reponiendo el procedimiento al trámite en que se produjo la indefensión,
estamos de modo muy claro ante “algo” que guarda muchas similitudes con la
impugnación de la cosa juzgada, y ello a pesar de lo que dice el Preámbulo de la LEC.
a)Motivo:
Como en todos los casos en que se impugna la cosa juzgada la ley establece de modo
taxativo el motivo por el que puede pedirse la rescisión de la resolución que la ha
producido. Ese motivo es: Defectos de forma que hayan producido indefensión, pero
exigiendo que: 1) Exista resolución firme que ponga fin al proceso, 2) El defecto de forma
tiene que haberse producido en momento en que la parte no pudo denunciarlo.
330
No todos los defectos de forma pueden constituirse en motivo para instar esta nulidad,
pues el defecto ha de haber producido indefensión, pero, además, se trata de que la
parte no haya tenido la posibilidad, pendiente el proceso, de pedir la nulidad acudiendo a
los medios ordinarios, habiéndose llegado a dictar resolución que pone fin al proceso,
esto es, resolución que se ha convertido en firme, no siendo posible ya acudir a recurso
alguno.
La limitación de los motivos conduce a que el tribunal, por providencia sucintamente
motivada, no admita a tramite el “incidente” en el que se pretenda suscitar otras
cuestiones. Además, contra esa resolución no cabe recurso.
b) Presupuestos:
La competencia se atribuye al mismo órgano judicial que dictó la sentencia o
resolución que hubiera adquirido firmeza, y la legitimación a los que hubieran sido parte o
hubieran debido serlo en el proceso en que se dictó una u otra. Especial dificultad tiene la
interpretación de lo relativo a los plazos, de los que se establecen dos: 1) Uno de veinte
días, a contar “desde la notificación de la sentencia, la resolución o, en todo caso, desde
que se tuvo conocimiento del defecto causante de la indefensión”, y 2) Otro de cinco años
“desde la notificación de la sentencia o resolución”. Los dos plazos juegan
conjuntamente, a semejanza de los plazos del juicio de revisión; pasados cinco años
desde la notificación de la sentencia o resolución no cabe ya pedir la nulidad de
actuaciones, que siempre debe instarse dentro de los veinte días siguientes a aquel en
que se tuvo constancia del defecto causante de indefensión.
c) Procedimiento:
La nueva norma dice simplemente que la nulidad se instará por medio de escrito, al
que se acompañarán los documentos que se estimen procedentes por la parte, del que
se dará traslado a las demás partes, para que éstas, en el plazo de cinco días, puedan
formular sus alegaciones, pudiendo también acompañar los documentos que estimen
pertinentes. Con esta casi nula regulación sería conveniente distinguir.
1.º) Que el defecto y la indefensión puedan constatarse en las mismas actuaciones, sin
necesidad de documento ajeno a las mismas ni de otros medios de prueba: El “incidente”
no precisará ser recibido a prueba, por lo que las partes no lo pedirán, lo que implicará
que el tribunal, después del intercambio de escritos, dictara auto declarando o no la
nulidad.
2.º) Que el defecto de forma y la indefensión no queden establecidos sólo con las
actuaciones, siendo necesaria actividad probatoria: La norma no dice cómo continuar
entonces la tramitación del “incidente”, pero puede estimarse que entonces habrá de
331
LIBRO III
EL PROCESO DE EJECUCIÓN
Capítulo I
LA EJECUCION DEFINITIVA
LECCION 15.ª
Conceptos generales. La ejecución no dineraria
A) Concepto y naturaleza
La tutela judicial efectiva no se logra normalmente con la mera declaración del derecho,
sino que es precisa una actividad posterior que acomode la realidad fáctica al deber ser
establecido en la sentencia. Esa actividad posterior puede realizarse de dos maneras:
1.ª) Cumplimiento: El demandado y condenado puede voluntariamente proceder a
cumplir la prestación que la impone la sentencia, pero esa actividad no tiene carácter
procesal.
B) Caracteres esenciales
En la lección 3.ª nos referimos a los principios y reglas conformadoras del proceso de
declaración y es preciso ahora realizar alguna puntualización para el proceso de
ejecución:
a) Sustitución: La actividad judicial ejecutiva es sustitutiva de la conducta que debiera
haber realizado el ejecutado si voluntariamente hubiera procedido a cumplir la prestación
contenida en el título ejecutivo, de modo que todo lo que el condenado pudo hacer para
cumplir debe poder hacerlo el juez para ejecutar.
b) Contradicción: Los principios que atienden a la actuación de las partes en el proceso
(dualidad, contradicción e igualdad) se dan también en el de ejecución, si bien en éste la
contradicción y la igualdad se ven en alguna medida atenuados porque, atendida la
existencia de título ejecutivo, se presupone la existencia del derecho del ejecutante y de
la obligación del ejecutado.
Conviene, con todo, tener en cuenta que la presunción de existencia del derecho y
de la obligación se refieren a la relación jurídica material, y de ahí que el ejecutado no
pueda discutir lo que ya está resuelto en la sentencia que se ejecuta o cubierto por el
título ejecutivo (pero vid. después "La oposición del ejecutado"). Ahora bien, en lo que se
334
refiere al proceso en sentido estricto las partes han de estar en situación de contradicción
a igualdad, pues de lo contrario no se trataría de un verdadero proceso.
2.º) Objeto mediato: El título determina la existencia de una obligación cuyo objeto es una
prestación, entendida ésta como un comportamiento del deudor; según el art. 1.088 CC
ese comportamiento puede ser: hacer, no hacer y dar alguna cosa.
b) Causa de pedir: El fundamento de la pretensión es siempre el título ejecutivo; éste por
sí solo establece el hecho relevante para fundar la petición, individualizándola de las
demás, no siendo preciso alegar nada más. El ejecutante no precisará probar nada para
que la ejecución sea despachada y se lleve hasta el final, pues en el título se resumen
todas sus alegaciones y pruebas. Cabe que el ejecutado alegue contra la ejecución y a él
le corresponderá entonces toda la prueba.
D) Títulos ejecutivos
Lo determinante de la ejecución es la existencia de un título ejecutivo y ello hasta el
extremo de que nulla executio sine titulo. En el sentido en que aquí se emplea la palabra
título se trata de un documento típico y de naturaleza procesal que es el presupuesto de
la ejecución.
La referencia a documento típico presupone que no puede darse un concepto abstracto
de título ejecutivo, por cuanto los documentos con esa eficacia son los que el legislador
decide; atendiendo a razones de oportunidad política el legislador atribuye a
determinados documentos la condición de título ejecutivo, por lo que no cabe dar un
concepto general y luego ir determinando caso por caso qué documentos entran en ese
concepto. De los títulos ejecutivos se hace una enumeración, no se da un concepto.
De la misma forma esos documentos importan desde la perspectiva del proceso de
ejecución, careciendo a estos efectos de interés su valor en las relaciones materiales.
Desde el proceso el título es presupuesto de la ejecución, de modo que sin título no
puede existir el proceso de ejecución.
Lo que importa, pues, es enumerar los títulos ejecutivos según la LPL:
b) Otras resoluciones: Cabe ir rastreando una serie de autos a los que la ley convierte en
títulos ejecutivos: los de los arts. 267.3 y 291.1 LPL.
c) Certificación de la conciliación judicial: Si termina con avenencia la certificación del
acta es título ejecutivo en los términos del art. 84.4.
d) Certificación de la conciliación previa: También si hay avenencia la certificación del
acta es título ejecutivo, conforme al art. 68.
e) Laudos arbitrales firmes dictados por el órgano que pueda constituirse mediante los
acuerdos interprofesionales y los convenios colectivos del art. 83 del ET (Disp. Adic. 7.ª
LPL).
B) Las partes
No hay que dar aquí un concepto de parte distinto del que dimos en la lección 4.ª. Sí
advertir que tradicionalmente se suele hablar de ejecutante o acreedor, que es la persona
que interpone la pretensión ejecutiva, y de ejecutado o deudor, que es frente a quien se
interpone. Naturalmente tampoco hay especialidades respecto de la capacidad. Lo que sí
requiere alguna mención es la legitimación.
1.º) En principio el título determinará la legitimación activa y pasiva y el aparecer en él es
suficiente para que el juzgador estime a las partes legitimadas.
2.º) En ocasiones puede suceder que una persona no esté designada en el título y, sin
embargo, sí esté legitimada.
C) Los terceros
mejor derecho), o a que el crédito no sea preferente (caso en el que al tercero debe
hacerse la notificación del art. 659 LEC y 259.2 LPL).
2.º) La ejecución puede colocar al tercero en una posición pasiva cuando la misma se
dirige frente a bienes que son de su propiedad, lo que puede hacerse unas veces de
modo lícito (cuando el bien embargado pasa después a ser propiedad del tercero o
cuando se embarga un bien ganancial) o ilícito (con lo que puede ser necesaria la
tercería de dominio).
A) El derecho a la ejecución
La iniciación de la ejecución por parte del ejecutante puede atender a dos contextos
diferentes:
339
Para asegurar en lo posible la ejecución "en los propios términos", el art. 239 pone
en manos del juzgador dos importantes medios:
1.º) Apremio pecuniario: Cuando se ejecutan obligaciones de dar, hacer o no hacer, el
juzgador para obtener y asegurar el cumplimiento de la obligación puede imponer al
ejecutado apremio pecuniario consistente en la cantidad de hasta 100.000 ptas., por cada
día que pase sin proceder al cumplimiento específico. Este apremio no es una astreinte
en sentido estricto, sino una variedad de la multa coercitiva.
2.º) Multa coercitiva: Frente a los que no sean parte en la ejecución pero deban cumplir
requerimientos para que pueda lograrse la debida y completa ejecución, el juzgador
puede imponer multa coercitiva de hasta 100.000 ptas., por día.
341
B) La iniciación de la ejecución
Salvo en el caso de los procedimientos de oficio (art. 237.1), la ejecución se inicia sólo
cuando una parte lo pide.
a) Demanda
Tanto si el título es de formación judicial como si lo es extrajudicial, debe partirse
de la presentación de un escrito en el que el ejecutante interese la incoación del proceso
de ejecución. Ese escrito es una verdadera demanda como demuestra el art. 549
LEC/2000.
Según ese art. 549 LEC “sólo se despachará ejecución a petición de parte, en forma de
demanda, en la que se expresarán: 1º. El título en que se funda el ejecutante, 2º. La
tutela ejecutiva que se pretende, en relación con el título ejecutivo que se aduce,
precisando, en su caso, la cantidad que se reclame conforme a lo dispuesto en el artículo
575 de esta Ley, 3º. Los bienes del ejecutado susceptibles de embargo de los que tuviere
conocimiento y, en su caso, si los considera suficientes para el fin de la ejecución, 4º. En
su caso, las medidas de localización e investigación que interese al amparo del artículo
590 de esta Ley, y 5º. La persona o personas, con expresión de sus circunstancias
identificativas, frente a las que se pretenda el despacho de la ejecución, por aparecer en
el título como deudores o por estar sujetos a la ejecución según lo dispuesto en los
artículos 538 a 544 de esta Ley”.
Ahora bien, “cuando el título ejecutivo sea una sentencia o resolución dictada por el
tribunal competente para conocer de la ejecución, la demanda ejecutiva podrá limitarse a
la solicitud de que se despache la ejecución, identificando la sentencia o resolución cuya
ejecución se pretenda”.
Por lo mismo esa demanda deberá ir acompaña de los documentos procesales y
materiales a que se refiere el art. 550 LEC, aunque debe tenerse en cuenta que se si se
trata de un título judicial, como el mismo tiene constar en el Juzgado, no será preciso
acompañarlo.
b) Auto despachando la ejecución
Al escrito inicial debe contestar el órgano judicial por medio de un auto, en el que
denegará o despachará la ejecución con base en el examen de los requisitos formales
del título.
C) El desarrollo de la actividad
a) Clases o formas de ejecución
Procedimentalmente la LPL obliga a distinguir varias clases de ejecución, sobre todo
atendiendo a:
1.º) Ejecuciones ordinarias: Se han previsto de modo general y con vis attractiva,
debiendo distinguirse dentro de ellas por el tipo de obligación a ejecutar entre:
1') Por obligaciones pecuniarias.
2') Por obligaciones no pecuniarias, y a su vez dentro de ellas: de hacer, de no hacer, de
dar cosa determinada y de dar cosa genérica.
343
2.º) Ejecuciones especiales: Lo son por estar previstas para supuestos específicos de
pretensiones ejecutivas, viniendo normalmente unidas a un proceso especial de
declaración:
1') De sentencias de despido.
2') De seguridad social.
3') Frente a entes públicos, en las que la especialidad radica, no en el objeto, sino en la
naturaleza del ejecutado.
b) La remisión a la LEC
Con referencia sólo a las ejecuciones ordinarias el art. 235.1 LPL dice que las sentencias
firmes (y debería haber dicho todos los títulos ejecutivos) se llevarán a efecto en la forma
prevista en la LEC para la ejecución de las sentencias, con las especialidades previstas
en la propia LPL (texto redactado por la Disposición Final 11.ª de la LEC/2000)
sentencia o que contradigan lo ejecutoriado. Ante estas normas tan limitadoras de los
recursos en la ejecución la jurisprudencia está ampliando las posibilidades de recurrir y lo
está haciendo a base de distinguir entre casos en los que cabe el recurso, que son los
dichos en las normas, y motivos del recurso, que son los de los arts. 191 y 205,
respectivamente.
Lo propio, con todo, de los recursos en ejecución son las notas que se desprenden del
art. 244:
1.ª) La impugnación de una resolución no impedirá que se lleve a efecto lo ordenado en
ella, con lo que se está diciendo que todos los recursos se admiten sin efecto suspensivo.
El mismo artículo establece después excepciones a esa regla, en cuanto permite
suspender la realización de los actos ejecutivos:
1') Por el órgano judicial ejecutor, pudiendo tener entonces la suspensión la duración de
un mes, excepcionalmente prorrogable por otro.
2') Por la Sala que conozca del recurso devolutivo, caso en el que la suspensión podrá
tener la duración del recurso mismo.
En los dos casos la suspensión deberá basarse en que la realización de los actos
ejecutivos puede producir un perjuicio de difícil reparación y será posible exigir fianza a la
parte recurrente y beneficiada por la suspensión.
Estos supuestos son básicamente los de los arts. 243 (cuando la ejecución puede
ocasionar perjuicios desproporcionados por poner en peligro cierto la continuidad de las
relaciones laborales subsistentes en la empresa deudora, caso en que el órgano judicial
puede conceder un aplazamiento en la ejecución por el tiempo imprescindible, lo que se
convierte en una causa de suspensión) y 275 (en que el Fogasa puede pedir la
suspensión de la ejecución por el plazo de treinta días para valorar la imposibilidad de
satisfacción de los créditos laborales así como los efectos de la enajenación judicial de
los bienes embargados sobre la continuidad de las relaciones subsistentes en la empresa
deudora).
f) La acumulación de ejecuciones
Respecto de las dos debe tenerse en cuenta que si las ejecuciones a acumular
están pendientes ante un mismo órgano judicial es posible la acumulación tanto sea ese
órgano un Juzgado como una Sala de lo Social, mientras que si las ejecuciones están
pendientes ante órganos judiciales distintos, sean de la misma o de distinta
circunscripción, la acumulación sólo es posible tratándose de Juzgados de lo Social, no
de Salas.
1.º) Acumulación preceptiva: Para que deba decretarse la misma es preciso que
concurran los siguientes requisitos (art. 37.1):
1') Todas las pretensiones a acumular han de tender a lograr la entrega de una cantidad
de dinero.
2') Han de existir indicios de que los bienes del deudor común son insuficientes para
satisfacer todos los créditos que se ejecutan.
3') Si de las dos o más ejecuciones conoce un mismo órgano judicial la acumulación debe
decretarse de oficio o a instancia de parte, pero si de las ejecuciones conocen distintos
Juzgados sólo se decretará a instancia de parte.
Lo que importa de esta acumulación es que el fin más importante que se persigue con
ella es el reparto proporcional del dinero obtenido con las ejecuciones y entre los varios
acreedores (lección 16.ª).
2.ª) Acumulación facultativa: Los requisitos para que pueda decretarse la misma son (art.
37.2):
1') Las pretensiones pueden referirse a cualquier clase de prestación (hacer, no hacer y
dar alguna cosa).
2') Los criterios para acordarla son la economía procesal y la conexión entre las
diversas obligaciones que se ejecutan.
A quién y a cómo se decreta esta acumulación de ejecuciones se refieren los arts. 38 a
41:
1.º) El órgano judicial competente para decretarla, cuando las varias ejecuciones penden
ante Juzgados distintos, es:
347
1') Si las ejecuciones penden ante Juzgados de la misma circunscripción: el Juzgado que
haya iniciado antes su ejecución.
2') Si penden ante Juzgados de distinta circunscripción; el criterio preferente es el
temporal, pero subsidiariamente puede entrar en juego el de quien trabó el embargo
sobre la totalidad o la mayor parte de los bienes del deudor común.
2.º) Respecto del cómo el art. 39 prevé la realización de un incidente, que puede iniciarse
de oficio o a instancia de parte, con tramitación distinta según se trate de ejecuciones
pendientes ante el mismo o diferentes órganos judiciales, sobre el que al final puede
tener que decidir la Sala de lo Social del tribunal superior inmediato y común.
A) Obligaciones de hacer
Partiendo la de la incoación de la ejecución por el ejecutante, el órgano judicial en el auto
despachando la ejecución requerirá al ejecutado para que haga y le señalará plazo para
ello, según la naturaleza del hacer y las circunstancias que concurran (art. 705 LEC).
Dentro de ese plazo el ejecutado puede:
1.º) Hacer completamente y bien la actividad ordenada: La ejecución específica termina
aquí, quedando únicamente pendiente el pago de las costas para las que se procederá a
su tasación y exacción, en su caso, por los trámites de la ejecución de las obligaciones
dinerarias.
B) Obligaciones de no hacer
Teóricamente las conductas de no hacer son siempre infungibles pues no cabe que otra
persona no haga por el condenado. La verdadera ejecución entra en juego cuando el
condenado ha quebrantado lo dispuesto en el título. Si las obligaciones son muy
variadas, también lo son los modos de incumplirlas:
1.º) Unas veces la obligación consistirá en omitir una conducta, que puede ser:
1') Continuada o indefinida en el tiempo: Si a pesar del requerimiento para que el
condenado cese en la conducta, la orden no se cumple y el condenado sigue actuando
de la misma manera, podrá acordarse el apremio pecuniario e incluso ordenar a la policía
judicial que impida al ejecutado seguir haciendo o acudir al proceso penal por
desobediencia.
2') De acto único: Si el condenado hace, la ejecución forzosa debe adecuarse a la
consecuencia producida por ese acto, de modo que cabrá acudir a deshacer lo mal hecho
y a costa del ejecutado o puede que no quede más remedio que estar a la indemnización
de daños y perjuicios (art. 710 LEC).
2.º) Otras veces el no hacer consistirá en permitir que otra persona haga lícitamente y su
violación radicará en impedir esa actuación; en estos casos la ejecución puede ser muy
351
variada: destruir lo mal hecho y a costa del ejecutado (art. 710 LEC), imponer el apremio
pecuniario (art. 239.2 LPL), ordenar a la policía judicial que garantice el derecho del
ejecutante.
LECCION 16.ª
La ejecución dineraria
Los arts. 580 a 583 LEC se refieren a la necesidad de que el ejecutado sea
requerido de pago, y establecen esa necesidad en los casos de títulos ejecutivos que no
sean resoluciones judiciales o arbitrales, o transacciones o convenios aprobados
judicialmente. En el proceso de ejecución laboral el único caso cuestionable es el del art.
68 LPL: lo acordado en la conciliación administrativa previa. Por mucho que esta norma
diga que se lleva a efecto por el trámite de ejecución de sentencias, esto no puede
suponer excluir de la necesidad del requerimiento de pago. Esa exigencia debe, pues,
cumplirse y como ordenan las normas dichas.
EL EMBARGO EJECUTIVO
A) Concepto
Con Carreras entendemos por embargo "aquella actividad procesal compleja llevada a
cabo en el proceso de ejecución, enderezada a elegir los bienes del ejecutado que deben
sujetarse a la ejecución y a afectarlos concretamente a ella, engendrando en el acreedor
ejecutante una facultad meramente procesal a percibir el producto de la realización de los
bienes afectados, y sin que se limite jurídicamente ni se expropie la facultad de
disposición del ejecutado sobre dichos bienes".
Como actividad compleja que es el embargo está integrado por diversas fases, las
cuales sí pueden aislarse en el plano conceptual en algunos supuestos se superponen
prácticamente.
Antes de entrar en esas fases es necesario determinar qué bienes son susceptibles de
embargo. En general el art. 1.911 CC parte de la base de que el deudor responde con
todos sus bienes, presentes y futuros, del cumplimiento de sus obligaciones, lo que
supone que en principio todos los bienes son embargables. Con todo, debe tenerse en
cuenta que:
1.º) El embargo no recae sobre el patrimonio del deudor como un todo, sino sobre bienes
diferenciados e individualmente considerados.
2.º) Existen bienes que están excluidos de la ejecución y que, por tanto, no son
embargables (arts. 605 a 607 LEC); esa inembargabilidad puede responder a tres
razones:
1') No patrimonialidad de algunos bienes: Los que se califican de no patrimoniales (patria
potestad, políticos, administrativos) no pueden embargarse.
2') No alienabilidad: Los bienes no enajenables (públicos y algunos privados) no pueden
embargarse.
3') No embargabilidad por disposición expresa de la Ley: De modo especial importa
destacar que la STC 113/1989, de 12 de junio, declaró que las pensiones de la Seguridad
Social son embargables a partir del importe del salario mínimo interprofesional.
El embargo trabado sobre bien inembargable es nulo de pleno derecho (art. 609 LEC).
Siempre es posible que los bienes del ejecutado sea buscados por la Comisión
Ejecutiva del Juzgado. El art. 257.1 LPL prevé el supuesto de que la diligencia de
embargo hecha por esta Comisión Ejecutiva haya resultado positiva, ordenando entonces
que se dé cuenta de la misma al juzgador, el cual ratificará o rectificará lo hecho por ella,
con lo que se pone de manifiesto que quien embarga es el juzgador, no la Comisión
Ejecutiva.
b) Las medidas de localización e investigación que, al amparo del art. 590,
interese (art. 549.1, 4.º, LEC). Cuando el ejecutante no ha encontrado bienes del
ejecutado en la demanda ejecutiva instará esas medidas, pero el tribunal podrá acordar,
en el auto despachando la ejecución (art. 553.1. 3.º, LEC), dos importantes medidas de
averiguación. Estas medidas eran antes de la LEC/2000 importantes especialidades de
proceso de ejecución laboral, pero ahora se encuentran también en la ejecución civil, de
modo que las normas de ésta servirán para colmar las lagunas de aquél.
1.º) La manifestación sobre bienes y derechos (art. 247 LPL): El órgano judicial
puede requerir al ejecutado para que éste manifieste sus bienes y derechos con la
precisión necesaria para garantizar sus responsabilidades (art. 589 LEC).
C) Prelación de bienes
El art. 252 LPL se limita a remitirse al orden legal del art. 592 LEC, sin introducir
matización alguna. El orden legal es el siguiente: 1º. Dinero o cuentas corrientes de
cualquier clase, 2º. Créditos y derechos realizables en el acto o a corto plazo, y títulos,
valores u otros instrumentos financieros admitidos a negociación en un mercado
secundario oficial de valores, 3º. Joyas y objetos de arte, 4º. Rentas en dinero, cualquiera
que sea su origen y la razón de su devengo, 5º. Intereses, rentas y frutos de toda
especie, 6º. Bienes muebles o semovientes, acciones, títulos o valores no admitidos a
cotización oficial y participaciones sociales, 7º. Bienes inmuebles, 8º. Sueldos, salarios,
pensiones e ingresos procedentes de actividades profesionales y mercantiles autónomas,
357
9º. Créditos, derechos y valores realizables a medio y largo plazo, y 10º. También podrá
decretarse el embargo de empresas cuando, atendidas todas las circunstancias, resulte
preferible al embargo de sus distintos elementos patrimoniales.
Nada impide que se realice un embargo y que luego se descubran otros bienes
del ejecutado, siendo estos últimos preferentes sobre los primeros, en cuyo caso se
procederá a desembargar y embargar. La variación puede provenir también de que se
estime una tercería de dominio.
2.º) Cuantitativo: Los bienes que tienen que embargarse son los suficientes para
cubrir el importe de la cantidad por la que se despachó la ejecución.
Este límite cuantitativo también es variable y a su modificación se refiere el art. 257.2
LPL, pudiendo consistir en:
1') Mejorar el embargo, que es extenderlo a bienes que inicialmente no se embargaron al
descubrirse que los embargados son insuficientes (art. 612 LEC).
2') Reducir el embargo, es decir, levantarlo respecto de algún bien cuando se descubre
que hubo exceso en la traba (art. 612 LEC).
3') Levantar el embargo en este contexto significa quitar la traba sobre todos los bienes,
lo que sucederá cuando la ejecución acabe bien porque el ejecutado paga, bien porque
se estima la oposición formulada por el ejecutado contra la misma existencia de la
ejecución.
se han centrado en los actos de garantía, con olvido de que el embargo sólo existe
cuando se produce la declaración de voluntad del juzgador.
La falta anterior de reglas legales ha sido suplida por el art. 593 LEC: Para juzgar
sobre la pertenencia al ejecutado de los bienes que se proponga embargar, el tribunal, si
necesidad de investigaciones ni otras actuaciones, se basará en indicios y signos
externos de los que razonablemente pueda deducir aquélla. A partir de ahí el art. 393
LEC atiende a consideraciones prácticas, en sentido favorable y contrario a la traba, con
posible notificación y audiencia de tercero.
Lo anterior posibilita que en la práctica pueda embargarse un bien de persona distinta del
ejecutado. En este caso el remedio general para sacar el bien de la ejecución es la
denominada tercería de dominio, que está regulada en el art. 258 LPL y en su
complemento los arts. 595 a 604 LEC.
Tradicionalmente se ha venido sosteniendo que esta tercería era una acción
reivindicatoria, pero hoy no puede seguir sosteniéndose tal cosa porque:
1.º) La reivindicación sólo puede referirse a cosas susceptibles de dominio, con lo que si
el embargo ha recaído sobre un bien distinto la consecuencia absurda sería que no cabe
la tercería.
2.º) El dominio no puede ser el único fundamento de la tercería, pudiendo ser éste
cualquier derecho que se oponga al embargo tal y como ha sido trabado o a la futura
enajenación forzosa.
3.º) La tercería puede dar lugar a un litisconsorcio pasivo necesario por ministerio de la
ley cuanto se ha de demandar al ejecutante y al ejecutado para obtener un
pronunciamiento único: que se levante el embargo. El art. 600 LEC permite demandar
sólo al ejecutante, pero impone este litisconsorcio, es decir, impone que se debe
demandar al ejecutante y al ejecutado, cuando el bien embargado haya sido designado
por éste.
359
La reforma fundamental operada por el art. 258 de la LPL consiste en que se ha atribuido
competencia al órgano judicial que está conociendo de la ejecución laboral para conocer
de las tercerías de dominio que se interpongan sobre los bienes embargados en aquella,
dando lugar a un incidente:
1.º) Objeto: Es la petición de levantamiento del embargo sobre un bien concreto, siendo
todo lo demás accesorio, incluso lo relativo al motivo por el que se pide el alzamiento (art.
601 LEC).
2.º) Título: A la demanda de tercería hay que acompañar "el título en que se funde la
pretensión", entendiendo por título principio de prueba por escrito (arts. 595.3 LEC).
3.º) Tiempo: La demanda ha de presentarse con una antelación no inferior a quince días
a la fecha señalada para la subasta.
4.º) Procedimiento: La tercería da lugar a uno de los incidentes orales regulados en el art.
236 LPL, finalizando con un auto en el que se decidirá si se levanta o mantiene el
embargo.
5.º) Efectos: Hay que distinguir entre.
1') De admisión de la demanda: Respecto de la ejecución en marcha sólo produce la
suspensión de las actuaciones relativas a la realización forzosa del bien discutido.
2') De la estimación de la pretensión: El bien embargado sale de la ejecución, debiendo
levantarse el embargo y cancelar la medida de garantía adoptada.
F) Garantías de la afección
Para estos bienes la garantía normal es el depósito, como veremos después, pero
el embargo de algunos bienes muebles tiene acceso a registros públicos.
Esos registros son, por ahora:
1.º) Registro mercantil: Para los buques y aeronaves (arts. 145 a 190 del D. de 14 de
diciembre de 1956).
2.º) Registro de Hipoteca y Prenda sin Desplazamiento: Conforme a la Ley de 16 de
diciembre de 1954, y teniendo en cuenta que lo que tiene acceso al Registro no es el bien
sino ciertos gravámenes sobre ellos, incluido el embargo [arts. 68, d) de la Ley y 39 del
reglamento de 17 de junio de 1955].
Cabe aún referirse a la anotación de embargo de vehículos de motor en el registro de las
Jefaturas de Tráfico, pero teniendo en cuenta que ésta es una garantía, no alternativa,
sino complementaria del depósito.
b) Administración o intervención judicial
361
El órgano judicial citará de comparecencia a las partes para que, primero, aleguen
y prueben en torno a la necesidad de la administración o de la intervención y, decidido
que se adoptará una de estas garantías, las partes podrán ponerse de acuerdo sobre la
persona del administrador o interventor, exigencia o no de fianza, forma de actuación,
rendición de cuentas (siendo imprescindible la del final de la gestión) y retribución
procedente, teniendo en cuenta que si no hay acuerdo, y si no se aplica el art. 251, las
partes podrán alegar y probar en torno a todas estas circunstancias que deben ser
resueltas por el juzgador en el auto que debe dictar al final de la comparecencia (art.
236).
c) Depósito judicial
EL REEMBARGO
Sobre un mismo bien del ejecutado pueden desarrollarse coetáneamente varias
ejecuciones y manifestación de ello es el reembargo, que consiste en la afección de un
bien, embargado ya en un proceso de ejecución, a una segunda o posterior ejecución.
Debe estarse, primero, a los arts. 256 y 246 LPL y, luego, al art. 610 LEC.
Con carácter general debe tenerse en cuenta:
1.º) El órgano judicial que reembargue adoptará las medidas oportunas para la
afectividad de su embargo (art. 256.1 LPL), lo que significa que comunicará la existencia
de su embargo al órgano judicial o administrativo que embargó primero.
2.º) El primer embargante informará al segundo y posteriores, en el plazo de diez días, de
las circunstancias y valor del bien, cantidad por la que despachó la ejecución y estado de
sus actuaciones (art. 256.2), y seguirá comunicándole las resoluciones que dicte y que
afecten a los posteriores reembargantes (art. 256.3).
a) Sin garantía registral inmobiliaria
363
Con relación a todos los bienes cuya garantía no consista en la anotación del
embargo en el Registro de la Propiedad, debe partirse de la existencia de dos
posibilidades:
1.ª) En principio la preferencia para seguir la ejecución corresponde al órgano que
embargó en primer lugar, pero entonces ese órgano, del dinero obtenido en la realización
del bien, retendrá la parte que exceda del importe de la primera ejecución y la entregará
al segundo órgano embargante.
2.ª) Con todo, es posible que el órgano segundo embargante continúe con su ejecución,
si bien entonces el dinero obtenido en la realización se destinará, primero, a pagar al
primer ejecutante y sólo si sobra algo se podrá pagar al segundo ejecutante (art. 246.1 y
2) y así sucesivamente.
b) Con garantía registral inmobiliaria
Respecto de los bienes inmuebles las posibilidades son también dos pero las condiciones
son distintas:
1.ª) Cabe que continúe con la ejecución el primer órgano embargante y entonces del
precio obtenido en la realización se pagará íntegramente al primer ejecutante y, sólo si
sobra algo, podrá cobrar el segundo ejecutante, procediéndose en todo caso a la
cancelación de las anotaciones preventivas del segundo y posteriores embargos.
2.ª) Si es el segundo embargante el que sigue con la ejecución, el primer embargo (como
anterior) quedará subsistente después de la realización forzosa, sin destinarse a su
cancelación el precio del remate, subrogándose en la responsabilidad de él el rematante
que adquiere el bien.
El art. 246.3 LPL se limita a copiar el art. 32.5 ET, con lo que deja en la misma
situación en que estaban los problemas relativos a qué debe entenderse por "salario".
Recuérdese que la discusión se basa en una concepción amplia (la del art. 33 ET que
hace equivaler deuda salarial a deuda laboral) y otra estricta (la del art. 26 ET que
excluye las indemnizaciones).
Cosa distinta es el embargo de sobrante, ahora regulado en el art. 611 LEC.
regulado en la LEC. En ésta la realización forzosa se regula en los arts. 634 a 680 y con
la vieja denominación del procedimiento de apremio.
Debe tenerse en cuenta que:
1.º) La realización no siempre es necesaria: Si lo embargado fue dinero se cuenta ya con
el medio necesario para pasar a la fase de pago al ejecutante, no siendo necesaria ni
posible la actividad de realización.
Esto es lo que ocurre, según el art. 634 LEC, cuando lo embargado ha sido: 1)
Dinero efectivo, 2) Saldos de cuentas corrientes y otras de inmediata disposición, 3)
Divisas convertibles, previa conversión, en su caso, 4) Cualquier otro bien cuyo valor
nominal coincida con su valor de mercado, o que, aunque inferior, el acreedor acepte la
entrega del bien por su valor nominal, y 5) Si se trata de saldo en cuenta con vencimiento
diferido, habrá que esperar al vencimiento, adoptando el tribunal mientras tanto las
medidas oportunas para lograr su cobro (pudiendo incluso nombrar un administrador
cuando fuere conveniente o necesario para la realización) (art. 634.2).
2.º) La realización no siempre se resuelve en la enajenación forzosa: La enajenación es
el sistema normal en la LEC y en la LPL, pero cabe que la realización consista en la
adjudicación o en la administración forzosas.
LA ENAJENACION FORZOSA
Es la actividad procesal por la que el órgano judicial acaba transmitiendo a un tercero un
bien embargado al ejecutado, en virtud de su potestad jurisdiccional, como medio para
obtener dinero con el que pagar al ejecutante y satisfacer así la pretensión ejecutiva.
En la LPL no hay alusión al convenio entre las partes, pero no parece dudoso que
debe estarse a lo dispuesto en el art. 640 LEC/2000, que ha regulado este sistema de
realización de los bienes embargados.
b) A falta de convenio la enajenación puede llevarse a cabo por tres
procedimientos:
1.º) Por medio de persona o entidad especializada, pues se trata de conjugar la
aplicación de los arts. 641 y 642 LEC con el art. 261.1, a) LPL.
2) Por subasta ante fedatario público (cuando así se desarrolle
reglamentariamente, lo que ha no sucedido todavía).
3.º) Por subasta judicial, bien entendido que este tercer procedimiento es el que
cabe considerar ordinario, tanto que, después del embargo, se han de poner en marcha
las actuaciones precisas para la subasta judicial, que se producirá en el día señalado si
antes no se solicita y acuerda una manera diferente de llevar a cabo la realización
forzosa.
366
Con todo, ha de seguir siendo aplicable el art. 663 LEC/2000, de modo que ha de
requerirse al ejecutado para que, en el plazo de diez días, presente el título de propiedad
del bien. Frente a ese requerimiento el ejecutado puede: 1) Presentar los títulos, lo que
se comunicará al ejecutante para que manifieste sobre su suficiencia y subsanación (art.
663), y 2) No presentarlos, y entonces cabe apremiarlo u obtenerlos por medio de
certificación del Registro o de copia auténtica de notario (art. 664).
1.ª) Valoración: Se trata de determinar cuál es el valor de mercado del bien, para
lo que es necesario tener conocimientos específicos.
La valoración así entendida (salvo que exista acuerdo entre ejecutante y ejecutado, art.
637 LEC) implica su realización por peritos:
367
1) El órgano judicial designará perito tasador, bien de entre los que presten servicios en
la Administración de Justicia, bien requiriendo al Fogasa, Entidad gestora o Servicio
común de la Seguridad Social, bien imponiendo la actividad de peritación o persona o
entidad que pueda hacerla (arts. 259.1 y 251.1 y 2).
2) Hecha esa designación se pondrá en conocimiento de las partes y terceros (cuando
éstos últimos tengan derechos sobre el bien a tasar) para que, dentro del segundo día,
designen otros peritos, con la advertencia de que si no lo hacen se les tendrá por
conformes (art. 259.2).
Si el bien está sujeto a carga o gravamen la solución de los problemas que ello
plantea se logra distinguiendo entre:
1) Cargas posteriores y no preferentes: La enajenación judicial supondrá su extinción, de
modo que quien adquiera el bien en la subasta lo hará sin las mismas.
2) Cargas anteriores y preferentes: La regla consiste en la subsistencia de las mismas,
con lo que el adjudicatario recibirá el bien subrogándose en estas cargas. Esto es lo que
obliga a distinguir entre:
1') Valor real del bien: El que fijan los peritos.
2') Justiprecio: El que ha de servir de tipo en la subasta, que se logra restando del valor
real el importe de las cargas.
c) Anuncio de la subasta
Determinado el tipo de la subasta, debe procederse a la convocatoria de la misma, con
fijación de fecha, hora y lugar (art. 644 LPL).
2.º) Publicidad: La Ley sólo impone la publicidad derivada de la fijación del edicto en sitio
destacado, público y visible en la sede del tribunal y lugares públicos de costumbre, y
luego remite a la petición de parte y al criterio del tribunal cualquier otro tipo de publicidad
(art. 645 LEC).
d) Subasta
Respecto de la misma la LPL contiene escasas especialidades (las del art. 262
LPL, ay aun son hoy inaplicables) por lo que debe estarse a la LEC.
En el sistema de la LEC la subasta judicial es de oferta limitada, porque no se admite
puja que no cubra cierta cantidad, al alza, porque sólo se puede admitir puja que supere
a la anterior, y pública, porque todos los licitadores han de conocer las pujas que se
vayan haciendo. Partiendo de este sistema hay que precisar:
1.º) Para participar en la subasta hay que depositar el 20 (muebles) o el 30 (inmuebles)
por 100 del tipo fijado para la misma.
2.º) La presidencia de la subasta corresponde al secretario, pero la aprobación final del
remate al juzgador.
3.º) Las pujas pueden hacerse oralmente o por escrito.
El sistema de las tres subastas ha desaparecido en la LEC/2000. Ahora se regula una
única subasta en la que, sin límite de tiempo, se van sucediendo las pujas, hasta que, por
estimar que no hay quien mejore la última de ellas, el secretario da por terminado el acto,
anunciando al público el precio del remate y el nombre del mejor postor, procediéndose a
levantar acta, con los nombres de los postores y de las posturas que formularon (art.
649.3 LEC).
tribunal, el mismo día o el siguiente y mediante auto, aprobará el remate en favor del
mejor postor.
2.º) Si sólo se hicieren posturas superiores al 50 ó al 70 por 100 del valor por el que el
bien hubiere salido a subasta, pero ofreciendo pagar a plazos con garantías suficientes,
bancarias o hipotecarias, del precio aplazado, se harán saber al ejecutante quien, en los
5 (muebles) o en los 20 (inmuebles) días siguientes, podrá pedir la adjudicación del bien
por el 50 ó por 70 por 100 (respectivamente) del valor de salida. Si el ejecutante no
hiciere uso de este derecho, se aprobará el remate en favor de la mejor de aquellas
posturas, con las condiciones de pago y garantías ofrecidas en la misma.
3.º) Cuando la mejor postura ofrecida en la subasta sea inferior al 50 ó al 70 por
100, respectivamente, del valor por el que el bien hubiere salido a subasta, podrá el
ejecutado, en el plazo de diez días, presentar tercero que mejore la postura ofreciendo
cantidad superior al 50 ó al 70 por 100 del valor de tasación o que, aun inferior a dicho
importe, resulte suficiente para lograr la completa satisfacción del derecho del ejecutante.
Transcurrido el indicado plazo sin que el ejecutado realice lo previsto en el párrafo
anterior, el ejecutante podrá, en el plazo de cinco días, pedir la adjudicación del inmueble
por el 50 o por el 70 por 100 de dicho valor o por la cantidad que se le deba por todos los
conceptos, siempre que esta cantidad sea superior a la mejor postura.
Cuando el ejecutante no haga uso de esta facultad, se aprobará el remate en favor del
mejor postor, siempre que la cantidad que haya ofrecido supere el 30 (muebles) o el 50
(inmuebles) por ciento del valor de tasación o, siendo inferior, cubra, al menos, la
cantidad por la que se haya despachado la ejecución, incluyendo la previsión para
intereses y costas.
4.º) Si la mejor postura no cumpliera ni siquiera los últimos requisitos, el tribunal, oídas
las partes, resolverá sobre la aprobación del remate a la vista de las circunstancias del
caso y teniendo en cuenta especialmente la conducta del deudor en relación con el
cumplimiento de la obligación por la que se procede, las posibilidades de lograr la
satisfacción del acreedor mediante la realización de otros bienes, el sacrificio patrimonial
que la aprobación del remate suponga para el deudor y el beneficio que de ella obtenga
el acreedor. Cuando el tribunal deniegue la aprobación del remate, se procederá con
arreglo a lo dispuesto para la subasta sin ningún postor.
5.º) En cualquier momento anterior a la aprobación del remate o de la adjudicación al
acreedor, podrá el deudor liberar sus bienes pagando íntegramente lo que se deba al
ejecutante por principal, intereses y costas.
370
LA ADJUDICACION FORZOSA
Este sistema de realización forzosa no tiene regulación específica en la LPL, por lo que
debe estarse plenamente a la LEC/2000, en la que es posible en dos casos
sustancialmente distintos:
a) Adjudicación para pago
Cuando lo embargado fuesen sueldos, pensiones u otras prestaciones periódicas
y créditos realizables en el acto, no puede hacerse pago inmediatamente al ejecutante
sino que estaremos ante una adjudicación para pago.
de a los ejecutantes, a los dichos responsables (en ello no hay duda), y 2) Ese derecho,
y para toda clase de bienes, se centra en el 25 por 100 del avalúo (y ello es hoy muy
dudoso atendido lo que dispone la LEC/2000).
LA ADMINISTRACION FORZOSA
Esta tercera forma de realización puede pedirla el ejecutante en cualquier momento de la
ejecución y consiste en que se le entreguen el o los bienes embargados para aplicar sus
rendimientos al pago del principal, intereses y costas. Los bienes son, pues, utilizados por
valor en uso o, si se prefiere, por sus frutos, lo que supone que el bien tiene que ser
productivo (“cuando la naturaleza del bien así lo aconseje”) (arts. 676 a 680 LEC).
El bien embargado es aquí utilizado por su valor en uso, por sus frutos, y para ello
el juzgador ordenará que se le entregue el bien al ejecutante, bajo inventario, y que se le
dé a conocer como administrador a las personas que designe. El régimen de la
administración puede determinarse bien por acuerdo entre ejecutante y ejecutado bien
por la costumbre del lugar, debiendo rendirse cuentas anualmente y al final de la
administración. El ejecutante tiene el derecho de hacer suyos los frutos y la obligación de
mantener el bien en el estado en que se le entregó, aparte la rendición de cuentas.
Entendida la expresión "pago a los acreedores" como una fase del proceso de
ejecución por obligaciones pecuniarias, sólo existirá cuando se haya obtenido una
cantidad de dinero, bien porque se embargó directamente dinero (difícil), bien porque se
procedió a la enajenación forzosa de un bien embargado.
El principio del que debe partirse es el recogido en el art. 613.2 LEC, que está ordenando
al juzgador el destino que ha de dar al dinero obtenido, que es pagar al ejecutante, y que
está reconociendo a éste un derecho a que ese pago no sea obstaculizado por la
existencia de otros acreedores del ejecutado. Con todo, el mismo artículo prevé la
posibilidad de que otros créditos contra el ejecutado sean declarados preferentes, con lo
que hace referencia a la tercería de mejor derecho.
En el proceso laboral esta tercería se regula el art. 273, que se limita a:
1) Declarar las tercerías de mejor derecho competencia del órgano judicial que está
realizando o la ejecución, sea el crédito alegado como preferente laboral o no.
2) Decir que se sustanciarán por el trámite incidental regulado en el art. 236.
373
cualquier persona no sujeta a arancel (art. 245 LEC), bien por cualquier otro concepto
(incidente del art. 236 LPL).
LA INSOLVENCIA EMPRESARIAL
La actividad ejecutiva por obligaciones dinerarias puede verse frustrada cuando el
ejecutado no tiene (o no se le encuentran) bienes que embargar, no pudiéndose entonces
seguir adelante. Cabe también que se embargue un bien y que luego la realización
forzosa fracase porque quede desierta la tercera subasta y nadie se adjudique el bien
[art. 262, b)]. Es posible, por último, que se haya embargado un bien y que se enajene o
375
adjudique pero que el dinero obtenido sea insuficiente para hacer frente al pago del
crédito ejecutado.
En todos estos casos en el proceso de ejecución no queda más remedio que proceder al
archivo provisional de las actuaciones, en espera de que en el futuro ingresen otros
bienes en el patrimonio del ejecutado. Lo específico del proceso laboral atiende a la
existencia del Fogasa, que es responsable subsidiario en el pago de ciertos créditos
laborales. En el caso de que sea ejecutada una empresa y los créditos sean de los que el
Fogasa garantiza, no pueden archivarse sin más las actuaciones, sino que es preciso
antes dejar constituido el presupuesto de la asunción por el Fondo de su responsabilidad;
ese presupuesto es el auto de insolvencia, que puede ser total o parcial.
Lo que el art. 274 LPL regula es:
1.º) Cómo se dicta el auto de insolvencia: Antes de dictarlo será preciso, si el Fogasa no
intervino en la ejecución con anterioridad, concederle audiencia por plazo de quince días
para que inste la práctica de las diligencias que estime oportunas con el fin de descubrir
bienes del ejecutado. Si el Fondo no pide esas diligencias o si resultan infructuosas las
pedidas, el juzgador dictará auto declarando la insolvencia total o parcial de la empresa
ejecutada, que es siempre provisional, y en el que se fijará el valor pericial dado a los
bienes embargados, si existe alguno.
2.º) Sus efectos: Dictado el auto de insolvencia de una empresa en una ejecución, no
será preciso en otras ejecuciones contra la misma reiterar los trámites de averiguación de
sus bienes, pero en todas las ejecuciones posteriores debe dictarse un auto de
insolvencia propio de cada una, dado que ese auto es presupuesto necesario para que el
Fondo asuma su responsabilidad.
El art. 275 se refiere a dos cosas distintas pero complementarias:
1.ª) El Fondo puede pedir la suspensión de la ejecución cuando los bienes embargados
afecten al proceso de producción de la empresa ejecutada.
2.ª) El mismo Fondo puede pedir la declaración de insolvencia de la empresa ejecutada a
los solos efectos de reconocer prestaciones de garantía salarial, cuando la ejecución
vaya a suponer la extinción de las relaciones laborales subsistentes en la empresa y con
el fin de evitar esa extinción.
376
LECCION 17.ª
Ejecuciones especiales
1') Veinte días: El trabajador puede instar la ejecución dentro de este plazo, en
cuyo caso conservará el derecho a percibir los salarios correspondientes a los días que el
mismo abarca. En este plazo no se computan los días inhábiles (arts. 185 LOPJ y 43
LPL).
378
El cómputo del plazo es idéntico en todas las situaciones posibles, pero puede variar el
dies a quo, de modo que:
1.º) Si el empresario no fijó fecha para la reincorporación, el plazo comienza a
computarse a partir del día en que expira el plazo de los diez días para el cumplimiento
voluntario [art. 277.1, b)].
2.º) Si se fijó fecha para la readmisión y ésta no se produjo, el día inicial es el siguiente a
la fecha señalada para la readmisión [art. 277.1, a)].
3.º) Si se produjo la readmisión pero de modo irregular, el plazo se inicia en la fecha de la
readmisión misma [art. 277.1, c)].
Estos plazos, dice el art. 277.3, son de prescripción (no de caducidad), pero en
realidad el único plazo sujeto a verdadera prescripción es el de tres meses, pues es en el
único en que se pueden producir los efectos propios de la misma, con independencia del
mantenimiento o no del derecho a los salarios; el derecho a instar la ejecución prescribe
sólo a los tres meses, nunca a los veinte días.
2.º) Incidente de no readmisión
Instada la ejecución del fallo, dice el art. 278, el juez citará de comparecencia a las partes
dentro de los cuatro días siguientes. Se configura así el que viene denominándose
tradicionalmente incidente de no readmisión, en el que se trata de declarar si la
readmisión ha tenido o no lugar, incluido el caso de su irregularidad.
Estamos, pues, ante una actividad declarativa, inserta en un proceso de ejecución, que
ha de regularse, por tanto, por las normas propias del proceso de declaración ordinario.
Consiguientemente:
1') La incomparecencia de las partes se rige por las reglas del art. 83.2 y 3 y 278, de
modo que si no asiste el trabajador se le tendrá por desistido de su solicitud, y si no
asiste el empresario se celebrará el acto en su ausencia.
2') El objeto del incidente vendrá delimitado fácticamente, en el sentido de que sólo podrá
discutirse sobre el hecho de la no readmisión o sobre su irregularidad. Adviértase, con
todo, que atendido el art. 279.2,b) podrá necesariamente alegarse sobre "las
circunstancias concurrentes y los perjuicios ocasionados" a los efectos de la
indemnización adicional.
379
3') Los medios de prueba a utilizar vendrán limitados en un doble sentido: el general que
han de poder practicarse en el momento y el específico que han de referirse a los hechos
alegables.
4') A pesar de que el art. 279.1 diga que las partes "serán examinadas por el Juez" no se
están alterando los principios dispositivo y de aportación de parte, sino que se trata de
una manera incorrecta de precisar el objeto de la prueba.
Dentro de los tres días siguientes el Juez dictará auto, y contra el mismo ha de
poder recurrirse en suplicación (art. 189.2), dado que en él se resuelven puntos no
decididos en la sentencia.
3.º) Contenido del auto
Atendido el objeto del incidente el auto que le pone fin podrá declarar que:
1') No ha resultado acreditado el incumplimiento alegado por el trabajador, de modo que
ha de entenderse entonces que la readmisión sí se produjo o que la misma fue regular,
con lo que estaremos ante una resolución meramente declarativa.
2') Sí ha resultado acreditado que la readmisión no se produjo o que lo fue
irregularmente. En este caso es cuando surgen los problemas.
Si se declara que no se cumplió la sentencia, el paso lógico siguiente sería proceder a la
ejecución específica, es decir, a adoptar las medidas necesarias para imponer
coactivamente al empresario la obligación de hacer. Sin embargo, la LPL ordena
proceder a sustituir la obligación específica por otra genérica en dinero, de modo que en
el auto el juzgador procederá a:
1') Declarar extinguida la relación laboral en la fecha de la resolución.
Debe tenerse en cuenta que:
1.º) Se trata de un pronunciamiento no meramente declarativo sino constitutivo, pues es
el juez quien extingue la relación laboral.
2.º) Teóricamente la extinción debe producirse con el auto, si bien la jurisprudencia
anterior hacía retroceder esa fecha al momento en que quedó acreditado el
incumplimiento del empresario, atendiendo a evitar al empresario el perjuicio derivado del
retraso en la tramitación del incidente.
2') Acordar se abone al trabajador la indemnización del art. 110.1, que es la propia
del despido improcedente.
3') Podrá imponer una indemnización adicional de hasta quince días de salarios por año
de servicio con un máximo de doce mensualidades, en atención a las circunstancias
concurrentes y a los perjuicios ocasionados por la no readmisión o por la readmisión
380
2.º) Se efectúa ya una remisión a las medidas del art. 282, a pesar de la brevedad del
plazo del requerimiento.
b) Incidente de no readmisión
Para que esta medida tenga efectividad el juez despachará la ejecución por
obligaciones dinerarias tantas veces como sea necesario y por una cantidad equivalente
a seis meses de salario, con el fin de ir obteniendo dinero con el que pagar al trabajador
las retribuciones que vayan venciendo.
382
A pesar de todas las medidas que la ley prevé para que la readmisión se ejecute
de modo específico, puede darse el caso de que esta ejecución se convierta al final en
imposible. Este es el supuesto de la desaparición de la empresa obligada por cese o
cierre de la misma, en el que nos encontramos ante la imposibilidad física de que la
readmisión se produzca. Acreditada esa imposibilidad, el juez tendrá que dictar auto en el
que declarará extinguida la relación laboral, en la fecha del mismo, y acordará se abonen
al trabajador las indemnizaciones y salarios dejados de percibir indicados en el art. 279.2,
que es el de la transformación de la ejecución específica en la genérica de dinero (art.
284).
subsistencia de la relación laboral, de modo que extinguida ésta debe cesar aquélla.
Pueden presentarse así dos situaciones:
1.ª) Que el contrato de trabajo se extinga extrajudicialmente y que el trabajador no
abandone voluntariamente la vivienda: El empresario podrá iniciar el proceso declarativo
laboral ordinario pretendiendo el desalojo, siendo esa pretensión claramente de la
competencia del orden jurisdiccional social. En su caso la ejecución de la sentencia se
hará por las normas de la LEC para la ejecución relativa a la entrega de bienes
inmuebles.
2.ª) Que el contrato de trabajo se declare extinguido por resolución judicial firme: El art.
283 permite, si el trabajador no abandona voluntariamente la vivienda en el plazo de un
mes (con prórroga por motivos fundados y por dos meses más), que el empresario inste
del Juzgado de lo Social el lanzamiento como un aspecto de la ejecución de la
resolución, es decir, sin necesidad de acudir a otro proceso declarativo, y con remisión
también a lo dispuesto en la LEC.
Lo discutido en este punto es el valor que debe darse a la extinción del contrato
de trabajo por medio de las conciliaciones, previa y judicial, sobre lo que existen
posiciones encontradas. En nuestra opinión en este caso debe distinguirse si en la
avenencia se hizo mención expresa o no de la vivienda; si en la avenencia se convino
expresamente que, atendida la extinción del contrato de trabajo, el trabajador
abandonaría la vivienda, la certificación de lo convenido debe ser título ejecutivo para
instar la ejecución a que se refiere el art. 283. Por el contrario, si en la conciliación no
hubo mención de la vivienda, no existe título ejecutivo alguno con el que proceder al
lanzamiento, debiendo entonces acudirse al proceso laboral ordinario.
b) Terreno de cultivo
El art. 283 no se refiere al caso de que, por razón del contrato de trabajo, el empresario
haya cedido, mediando o no renta, al trabajador un terreno de cultivo, pero atendido lo
dispuesto en el art. 53 LCT lo previsto en la LPL para la vivienda tiene que poder
aplicarse a esto otro supuesto, si bien con las especialidades del dicho art. 53.
entidades que actúan sometidas al derecho privado, como son básicamente las
sociedades estatales.
Atendidos los privilegios de que gozan los entes públicos la ejecución contra ellos
queda completamente desvirtuada, teóricamente y en la práctica conduce a la
inoperancia. El art. 285 LPL no es más que un tímido intento de disfrazar esa
desvirtuación e inoperancia, sin llegar a convertir al órgano judicial en un verdadero
ejecutor de sus propias resoluciones.
Se parte así de una declaración retórica: mientras no conste la total ejecución de la
sentencia, el órgano judicial "adoptará cuantas medidas sean adecuadas para promoverla
y activarla". Previa audiencia de las partes en su caso, es decir, con la comparecencia del
art. 236, el juzgador podrá:
1.º) Determinar el órgano administrativo y funcionarios que han de responsabilizarse de
realizar las actuaciones.
2.º) Fijar plazo máximo para su cumplimiento, en atención a las circunstancias que
concurran.
Lo importante aquí no es decir a la Administración cómo tiene que actuar ella, sino
admitir que el órgano judicial puede sustituir la actividad de la Administración, pero eso es
algo que no se ha querido admitir.
4.º) Adoptar las medidas necesarias para lograr la efectividad de lo mandado, en los
términos establecidos en esta Ley, salvo el apremio pecuniario del art. 239 que no será
de aplicación.
Capítulo II
LA EJECUCION PROVISIONAL
LECCION 18.ª
4.ª) En lo laboral las razones anteriores se presentan con especial incidencia y además
hay que tener en cuenta que el retraso en la ejecución puede poner en riesgo la
subsistencia del actor, en cuanto de alguna manera las deudas salariales se equiparan a
las alimenticias.
Todas estas razones son las que han llevado al legislador a regular la ejecución
provisional, la cual no es sino un proceso de ejecución. Las ejecuciones definitiva y
provisional no se diferencian por su naturaleza, que es la misma, y de ahí que también
sean las mismas las normas reguladoras, de modo que para la provisional han de
aplicarse las que antes hemos visto para la definitiva. Si lo anterior es como decimos
¿qué sentido tiene el que la LPL dedique un Título a la ejecución provisional?
Si examinamos con detalle ese Título observaremos que en el mismo se regulan dos
aspectos:
a) Uno de ellos parte de que la ejecución provisional puede ser posible atendiendo a dos
sistemas:
1.º) En unos casos es la ley directamente la que crea el título ejecutivo, sin necesidad de
declaración alguna del órgano judicial, de modo que el legitimado puede pedir
directamente la ejecución. En estos casos la norma reguladora de la ejecución provisional
se limita a decir qué sentencias definitivas son título ejecutivo.
Esto es lo que ocurre con los arts. 287.1, 288.1, 292.1, 293, 299 y 301 LPL, en los
que no es precisa actividad jurisdiccional posterior a la sentencia definitiva para
configurar el título ejecutivo, al ser éste perfecto desde el principio, y la parte puede sin
más, pedir la ejecución provisional que se realizará a continuación por los trámites de la
definitiva.
2.º) En otros lo que la LPL hace es permitir al juzgador que, partiendo de la sentencia
definitiva y a instancia de parte, cree el título ejecutivo, tratándose entonces de normas
que deben ser actuadas supuesto por supuesto y atendido el caso concreto.
Esto es lo que sucede con los arts. 294, 295, 296 y 303 LPL, en los que el título
ejecutivo no es sin más la sentencia definitiva, sino que éste adquiere fuerza ejecutiva
después de una actividad jurisdiccional de declaración que, caso por caso, determinará la
concurrencia de los requisitos para iniciar la ejecución provisional.
b) El segundo de los aspectos se refiere a la regulación de lo que debe ocurrir si la
sentencia recurrida y ejecutada provisionalmente es revocada por el tribunal que conoce
el recurso. Este es el contenido de los arts. 290, 291, 292.2 y 298 LPL.
388
Estos son los dos aspectos que se regulan bajo la rúbrica "De la ejecución
provisional" y ninguno de ellos atiende a los verdaderos actos ejecutivos, porque para los
mismos debe estarse a las normas de la ejecución definitiva. En la provisional se regulan
los momentos inicial y final, pero no la ejecución propiamente dicha. Consecuencia de
ello es, por ejemplo, que el apremio pecuniario y la multa coercitiva del art. 238 son
también posibles en la ejecución provisional.
Es indiferente quien haya recurrido, pero el recurso tiene que ser de suplicación,
casación o de casación para la unificación de doctrina. Si el recurso es de revisión,
audiencia al rebelde o amparo no estaremos ante la ejecución provisional sino ante la
definitiva.
C) Solicitud y concesión del anticipo
Concurriendo los presupuestos dichos nace el derecho a obtener anticipos, pero para
darle efectividad es preciso:
La sentencia del tribunal superior puede que estime en parte el recurso y entonces
cabe que:
1.º) El recurrente haya sido el trabajador o beneficiario y que la sentencia aumente el
importe de la condena: Normalmente en este caso no habrá existido consignación, con lo
que el anticipo lo habrá abonado el Estado y, consiguientemente, estaremos ante un caso
similar al anterior de confirmación.
2.º) Haya recurrido el empresario y la sentencia disminuya el importe de la condena:
Entonces habrá de atenderse a las posibilidades de que el nuevo importe de la condena
sea superior, igual o inferior a la cantidad percibida provisionalmente por el trabajador con
cargo a la consignación para determinar los derechos de una u otra parte.
F) La revocación total de la sentencia recurrida y ejecutada
El problema fundamental de esta ejecución provisional radica en que si la sentencia es
revocada el trabajador o beneficiario debe devolver lo percibido, y ante el riesgo de que
sea insolvente la solución ha consistido en atribuir al Estado una doble función: en unos
casos él realizará el abono de los anticipos (cuando no exista consignación) y en otros
garantizará el reintegro (cuando el anticipo se haga a cargo de la consignación). Esto
supone que para determinar los efectos de la sentencia ejecutada y revocada deben
distinguirse dos supuestos:
1.º) Si los anticipos se hicieron a cargo de la consignación del importe de la condena
pagada por el empresario (caso del art. 288.2), al revocarse la sentencia el trabajador
resultará deudor del empresario por la cantidad percibida y habrá de devolverla, siendo el
Estado responsable solidario.
394
3.º) Estado, Comunidad Autónoma y Entidad local: El art. 227.4 declara exentos a
estos entes de constituir "las consignaciones que para recurrir vienen exigidas en esta
Ley", pero ello no puede impedir que los mismos tengan que abonar la prestación de
pago periódico mientras esté pendiente el recurso.
En todos estos casos ha de partirse de que el derecho del beneficiario a la ejecución
provisional comprende:
1.º) El derecho a percibir las prestaciones de la Seguridad Social mientras esté pendiente
el recurso.
2.º) El derecho a no devolver las cantidades percibidas incluso en el caso que la
sentencia ejecutada y recurrida sea revocada por el tribunal superior.
3.º) El derecho a que se le abonen las prestaciones devengadas durante la tramitación
del recurso y que aún no hubiera percibido en la fecha de la firmeza de la sentencia del
tribunal superior, sea ésta confirmatoria o revocatoria de la sentencia ejecutada
provisionalmente (art. 292.2).
B) Prestaciones de pago único
Cuando la sentencia del Juzgado de lo Social, dictada en materia del régimen público de
la Seguridad Social, reconozca al beneficiario una prestación de pago único
(normalmente en casos de incapacidad permanente parcial y en algunos de muerte y
supervivencia), estamos ante una ejecución provisional de obligación dineraria, y por eso
el art. 293 se remite al Capítulo anterior (dice "sección" con error evidente).
Naturalmente en esos casos si la sentencia del tribunal superior revoca la recurrida y
ejecutada provisionalmente el beneficiario deberá devolver los anticipos recibidos, y en
los términos dichos anteriormente.
C) Obligaciones de hacer y de no hacer
En materia de Seguridad Social puede condenarse al demandado a obligaciones de
hacer (prestar asistencia sanitaria, dar de alta) y para las mismas también se prevé la
396
ejecución provisional, si bien aquí el art. 294 no crea directamente el título ejecutivo sino
que permite que sea el juzgador quien lo cree ("a criterio judicial"). Si la sentencia del
tribunal superior revoca la ejecutada provisionalmente sus efectos consistirán en el cese
del hacer, pero no creemos que el beneficiario deba indemnizar por lo hecho.
SENTENCIAS DE DESPIDO
Las sentencias del juicio de despido (art. 108.1) y del juicio por decisión extintiva de la
relación de trabajo por voluntad del empresario (art. 122) pueden declarar uno u otro
procedente, nulo o improcedente. En el primer caso, el de la procedencia, es obvio que
no ha lugar a ejecución alguna y, consiguientemente, tampoco provisional. Esta es
posible en los otros dos casos y también en la nulidad del art. 124. Las complejidades
surgen aquí de la variedad de situaciones que pueden presentarse, de modo que hay que
distinguir según sea el contenido del fallo con su opción (readmisión o indemnización) y
según quien recurra.
A) Ejecución de la readmisión
El art. 295 atiende a los casos en que se hubiere declarado el despido o decisión extintiva
improcedente o nulo y se hubiere optado por la readmisión, sea quien fuere el que
hubiere realizado la opción y el que recurra. En esos casos la ejecución provisional
consiste en que el empresario vendrá obligado, mientras dure la tramitación del recurso,
a satisfacer al trabajador la misma retribución que venía percibiendo con anterioridad a
producirse aquellos hechos y continuará el trabajador prestando servicios, a menos que
el empresario prefiera hacer el abono aludido sin compensación alguna.
reanude la prestación de sus servicios. Y en los dos casos las peticiones darán lugar al
incidente del art. 236, al no existir otro cauce previsto para que el juzgador oiga a las
partes antes de resolver lo que proceda.
El auto a dictar después del incidente del art. 236 impondrá a cada una de las partes su
respectiva obligación. Ante el incumplimiento las consecuencias son muy distintas:
1.º) Si el empresario no procede a pagar el salario, habrá de darse lugar a la ejecución de
obligaciones dinerarias.
2.º) Si el trabajador se niega a prestar sus servicios, perderá el derecho a los salarios (art.
297), y ello hasta el extremo de que si la sentencia es confirmada por el tribunal superior
no tendrá derecho a los salarios de tramitación correspondientes a ese período.
En el supuesto de que ninguna de las partes inste la ejecución provisional las dos
obligaciones no se harán efectivas, pero entonces el trabajador mantendrá su derecho a
los salarios de tramitación.
B) No ejecución de la indemnización
La ejecución provisional que se resuelve en la reincorporación al puesto de trabajo o en
la percepción del salario sin trabajar efectivamente, tiene sentido cuando la ejecución
definitiva debería consistir en la readmisión. Ahora bien, si la ejecución definitiva lo va a
ser de obligación dineraria, lo que sucederá en el supuesto de opción por la
indemnización, la ejecución provisional no existe. Esta inexistencia se dispone en los arts.
111.1, b) (trabajador) y 112.1, b) (representante) y el error del legislador de 11/1994 ha
consistido en mantener el art. 299, cuando lo procedente hubiera sido derogarlo, y en el
mismo error ha incurrido la LPL de 1995.
LIBRO IV
EL PROCESO CAUTELAR
LECCION 19.ª
EN GENERAL
La LBPL de 1989 contenía una única referencia al proceso cautelar, la de la base 16.ª.4:
"Se arbitrarán medidas tendentes a garantizar los derechos que pudieran corresponder a
las partes y asegurar la efectividad de la resolución judicial". Antes de explicar cómo ha
sido desarrollada en la LPL es preciso atender en general al proceso cautelar.
A) Noción
B) Presupuestos
La adopción de cualquier medida cautelar se basa en la concurrencia de unos
presupuestos, que tienen siempre naturaleza procesal y que atienden a un supuesto de
hecho. Son:
1.º) Apariencia de buen derecho: Para que pueda adoptarse la medida cautelar suele
exigirse en la ley que exista una situación jurídica cautelable (por ejemplo, que se haya
presentado una demanda pretendiendo una cantidad de dinero) y que exista un cierto
grado de demostración de la misma; es lo que suele denominarse fumus boni iuris. Es
evidente que no cabe exigir la prueba del derecho subjetivo afirmado en la demanda
principal, sino que bastará con un cierto grado de probabilidad, y por eso en el proceso
civil suele exigirse que esa probabilidad se derive de un principio de prueba por escrito
que debe acompañarse a la demanda cautelar. Ya veremos la especialidad laboral.
2.º) Peligro en el retardo: El tiempo en la realización del proceso principal debe ir unido a
la existencia de ciertos datos objetivos de los que se desprenda la posibilidad de
402
ineficacia de la resolución a dictar en ese proceso. El periculum puede ser muy variado
(por ejemplo, la posibilidad de que el demandado se convierta en insolvente) y precisará
también un cierto acreditamiento. Ya veremos la especialidad en lo laboral.
3.º) Prestación de caución: Normalmente el que el juez acuerde una medida cautelar
viene condicionado a que el solicitante de la misma preste caución, para asegurar la
eventual indemnización de los daños y perjuicios causados al demandado. También aquí
hay especialidad en lo laboral.
C) Efectos
Si concurren los presupuestos, el juzgador podrá acordar la medida cuyo contenido
vendrá determinado por una norma procesal. Esos efectos pueden ser:
1.º) Aseguramiento: Se trata de constituir una situación adecuada para que cuando se
dicte la sentencia en el proceso principal pueda procederse a la ejecución de la misma; el
ejemplo más claro es el embargo preventivo.
2.º) Conservación: Se pretende que mientras dura el proceso principal una de las partes
no pueda obtener los resultados que se derivan normalmente del acto que se estima
ilícito por la otra parte; por ejemplo, la suspensión del acuerdo de una persona jurídica
cuando un socio pretende en juicio la nulidad del mismo.
3.º) Innovación o anticipación: Se trata de anticipar provisionalmente el resultado de la
pretensión interpuesta por el actor, como medio más idóneo para que las partes realicen
el proceso en igualdad de condiciones, con lo que se produce una innovación sobre la
situación jurídica preexistente al proceso principal; por ejemplo, el percibir pensión
provisional mientras se discute en juicio un accidente de tráfico.
Luego veremos cuáles de estos efectos pueden producirse como medida cautelar en el
proceso laboral. De momento hay que destacar:
1.º) Las medidas cautelares civiles se enumeran ahora en el art. 727 de la LEC/2000 y es
evidente que la mayor parte de ellas no son aplicables en el proceso laboral, por referirse
a pretensiones de proceso principal que no pueden ser objeto de un proceso de aquella
naturaleza (por ejemplo, no puede en el proceso laboral atender a pretensiones de
propiedad industrial o de bienes inmuebles).
2.º) Puede afirmarse con la misma evidencia que la medida cautelar de embargo
preventivo es aplicable en el proceso laboral, pues incluso se refiere al mismo el art. 79
LPL.
3.º) Ya no está tan claro qué otras medidas cautelares de las previstos en la LEC pueden
utilizarse en el proceso laboral, si bien si lo está que tiene que ha de quedar abierta la
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posibilidad de que en este proceso se utilice por la parte demandante la cláusula general
del art. 727, 11.ª: aquella otras medidas que, para la protección de ciertos derechos... se
estimen necesarias para asegurar la efectividad de la tutela judicial que pudiere otorgarse
en la sentencia estimatoria que recayere en el juicio.
EL EMBARGO PREVENTIVO
A) Concepto
Esta medida cautelar es la regulada en la LPL más claramente, con lo que se pone de
manifiesto la concepción de que en lo laboral a la postre todo puede reducirse a dinero.
Se trata de una actividad procesal, instrumento de un proceso principal de condena a
prestación dineraria o que en ella se resuelva, que tiende a garantizar la ejecución de la
sentencia que en ese proceso se dicte mediante la afección de bienes del demandado al
proceso.
D) Procedimiento
Respecto del procedimiento para pedir, conceder y practicar el embargo preventivo, la
LPL carece de una verdadera regulación, sin perjuicio de contener alguna norma
específica, a la que debe estar en primer lugar y luego estar a lo dispuesto en la LEC.
a) Tiempo
El art. 79 LPL excluye la posibilidad de pedir y acordar la medida antes de la presentación
de la demanda del proceso principal, por lo que los dos momentos posibles son:
1.º) Junto con la demanda principal: Cabe así presentar dos demandas formalmente
unidas en un único escrito: la del proceso principal y la del proceso cautelar (lo que se
hará normalmente con la técnica del otrosí digo), debiendo el juzgador pronunciarse
sobre la segunda sólo en el caso de que admita la primera.
La duda puede atender a si el juez o Sala, sin existir demanda de parte, pueden
requerir a ésta para que justifique el presupuesto del periculum; si se atiende a lo
dispuesto literalmente en el art. 79.2 parece que el mismo está preordenado a la
existencia de solicitud de la parte y alegación del presupuesto, pero no vemos obstáculo
para que el juzgador, sin solicitud previa, pida a la parte demandante que acredite la
concurrencia del presupuesto.
c) Demanda cautelar
El procedimiento se iniciará mediante la presentación por el demandante o el Fogasa de
una verdadera demanda, en la que se pedirá el embargo preventivo y habrá de alegarse
la concurrencia de los dos presupuestos: la existencia de un proceso principal, en el que
se ha ejercitado una pretensión basada en un derecho de crédito a una prestación
dineraria, y la concurrencia de "actos" de los que pueda presumirse que el demandado
pretende colocarse en situación de insolvencia; naturalmente esta segunda alegación
puede acreditarse documentalmente.
d) Contradicción
Tanto nos encontremos ante la iniciativa del oficio del juzgador como ante la
presentación de la demanda cautelar debe estarse a lo dispuesto en el art. 733 LEC:
como regla general las medidas cautelares se decretan previa audiencia del demandado;
sólo de modo especial concurriendo razones de urgencia o que la audiencia pueda
comprometer el buen fin de la medida cautelar, cabe acordarla sin más trámite, si bien
razonando por separado sobre la concurrencia de los requisitos de la medida cautelar y
de las razones que han aconsejado acordarla sin oír al demandado.
Cabe hablar, por tanto, de que en el procedimiento de las medidas cautelares
existen dos supuestos:
1.º) De contradicción previa: Es la regla general y supone que el juzgador, bien de
oficio, bien previa demanda de la parte demandante o del Fogasa, convocará a las partes
a una vista, dictando a su término el auto procedente.