Vosotros Sois La Sal de La Tierra
Vosotros Sois La Sal de La Tierra
Vosotros Sois La Sal de La Tierra
La mayoría de nosotros hemos interactuado con esta en las últimas horas, nos
hayamos dado cuenta o no. La usamos para fabricar cuero, cerámica, jabón,
detergentes, caucho, ropa, papel, productos de limpieza, vidrio, plásticos y
productos farmacéuticos. Pasa desapercibida en cientos de millones de cafeterías y
restaurantes de todo el mundo.
La ilustración de Jesús
La sal tenía varios propósitos en el mundo antiguo, razón por la cual es confuso. Al
menos cinco de ellos son relevantes para las palabras de Jesús sobre sus
discípulos: la sal se usaba para condimentar, conservar, sacrificar, destruir y
fertilizar. En lugar de asumir que la declaración de Jesús es confusa y luego debatir
qué uso particular de la sal tenía en mente, es mejor asumir que sabía lo que
estaba haciendo y que las metáforas pueden funcionar de múltiples maneras. Los
seguidores de Jesús son como la sal: aunque somos comunes, estamos en todas
partes y nos involucramos en casi todo, ya sea que otros lo noten o no. También
tenemos una variedad de roles que desempeñar a medida que el reino de Dios
viene a la tierra.
1. Condimentar
La sal hace que la comida tenga mejor sabor, ya sea agregando mayor sabor a algo
que de otro modo sería insípido (papas fritas), intensificando los sabores que ya
están allí (verduras) o proporcionando un contraste con un tipo de sabor muy
diferente (mmm, caramelo salado). Con toda probabilidad, este es el uso de la sal
en el que la mayoría de nosotros pensamos porque es el único de los cinco que aún
se aplica en la actualidad. Sin importar si la audiencia original de Jesús también lo
habría pensado primero (y es posible que no lo hayan hecho), es una ilustración
poderosa de la forma en que los cristianos deben servir al mundo. Estamos
destinados a extendernos por todo el mundo y mejorarlo, agregando sabor a las
cosas que serían insípidas, mostrando las bendiciones de lo que es bueno y
brindando un contraste al ser bien definidos y diferentes. Este es el tipo de cosas
que Pablo tiene en mente cuando nos dice que nos aseguremos de que nuestra
conversación sea «sazonada como con sal, para que sepan cómo deben responder
a cada persona» (Col 4:6).
2. Conservar
3. Sacrificar
Esto bien puede estar relacionado con las dos funciones anteriores de la sal,
aunque es posible sea menos familiar para nosotros. Al principio de la historia de
Israel, Moisés explicó cómo Israel iba a ofrecer sacrificios al Señor: «Además, toda
ofrenda de cereal tuya sazonarás con sal, para que la sal del pacto de tu Dios no
falte de tu ofrenda de cereal; con todas tus ofrendas ofrecerás sal» (Lev. 2:13).
Quizás porque daba sabor a la comida y evitaba que la carne se pudriera, la sal era
una parte necesaria de todos los sacrificios de los israelitas e incluso representaba
el pacto de Dios con ellos.
Peter Leithart escribe: «Los discípulos son sal en este sentido también. El mundo
es un altar. La humanidad y el mundo deben convertirse en una gran ofrenda única
a Dios. Al ofrecernos como un sacrificio personal obediente y sufriente, nos
convertimos en el condimento de un sacrificio cósmico que es agradable a Dios».
4. Destruir
Este es uno de los propósitos que encontramos mucho menos atractivo, pero que
no podemos obviar: hay más referencias bíblicas para el uso de la sal en juicio o
destrucción que para cualquiera de los otros propósitos.
En cierto sentido, los discípulos tienen el mismo propósito. Dios esparce cristianos
salados por el mundo como una forma de juzgar el mal, destruir la maldad y evitar
que la lujuria, la codicia, el asesinato o la injusticia echen raíces. La misma
existencia de la iglesia, predicando y viviendo el evangelio, proclama el juicio contra
los enemigos de Dios y sirve como lo que Pablo llama una «señal de perdición para
ellos» (Fil 1:28). Esta puede ser
la razón por la que Jesús dice que somos la sal de la tierra justo después de
describir la persecución que enfrentaremos si lo seguimos. Con frecuencia, por
supuesto, la iglesia no ha logrado vivir de esta manera y ha sido un acelerador del
mal mundano, no un freno. Pero Jesús sabía que eso sucedería.
Es por eso que casi todas sus palabras de juicio están dirigidas al pueblo de Dios y
no al mundo incrédulo. Nosotros también necesitamos estar salados.
5. Fertilización
Entonces, cuando Jesús dijo que somos la sal de la tierra, ¿qué quiso decir?
¿Quería decir que Dios nos usará para condimentar, preservar, sacrificar, destruir o
fertilizar? En una palabra, sí. Si alguien te dice que se trata solo de una de esas
funciones, por supuesto, escúchalo. Pero hazlo con reservas
INTRODUCCIÓN:
· Cuando Jesús dijo que sus discípulos eran sal de la tierra sin lugar a dudas
debió ser tomado y debe hoy en día ser tomado también como un grande halago,
como un gran elogio que el Señor nos hace. Ser considerados como la sal de la
tierra sin lugar a dudas resalta la importancia con la cual Dios nos considera para
sus planes y propósitos.
· A los ojos de Dios usted y yo hermano y hermana, somos tan importantes
como lo es la sal para el mundo. Tan importante es la sal, que casi podría asegurar
que el 100% de nosotros la tiene en su casa, tan importante es la sal que sin ella
nuestro cuerpo físico simple y sencillamente no funcionaría, tan importante es la sal
que provee equilibrio en el planeta, si no existiera en el mundo y en los mares, se
ocasionarían cataclismos.
· Ser la sal de la tierra es un privilegio y un honor, que el Señor no le concedió
ni a los poderosos, ni a los ricos, ni a los intelectuales, ni a los políticos, sino a sus
discípulos, a sus seguidores. Usted y yo querido hermano (a) tenemos el privilegio
de ser la sal de la tierra.
LA TIERRA SE CORROMPE
· Cuando Cristo dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra” debemos entender que la
tierra se descompone, se corrompe, se pudre y que por lo tanto a nosotros que
somos la sal se nos ha dado la encomienda de frenar dicha corrupción.
· Por muy bonito y atractivo que parezca el mundo, la realidad es que cada vez
se corrompe más y más ante nuestros ojos y no lo podemos negar.
· Uno puede fácilmente darse cuenta como la decadencia de los valores
morales ha ido en incremento, hoy se ven cosas que antes definitivamente no se
veían, la delincuencia, la inseguridad, la falta de honradez, la falta de integridad de
la personas, la inmoralidad y el desinterés de las cosas espirituales cada vez es
mayor. El mundo se corrompe poco a poco. La gente de más edad suele decir:
“estas cosas antes no se veían” y tienen mucha razón.
· El mundo ha avanzado mucho en los últimos años, en cuestiones
tecnológicas, de ciencia, de medicina, de reformas, etc. sin embargo, a pesar de
todos los progresos recientes, nada de esto, logra ni logrará frenar el deterioro y la
corrupción existe en nuestra sociedad.
· La única esperanza para el mundo es la sal de la tierra, es decir, el
cristianismo genuino y verdadero. Los cristianos fieles somos el medio que Dios
utiliza para frenar la corrupción moral de la sociedad en este mundo. Estamos aquí
para frenar la fuerza del mal, estamos en este mundo para detener la corrupción,
para contener la decadencia de nuestra sociedad, ¿Cómo? a través de nuestra
influencia.
· Hay personas en cuyas compañías es fácil ser buenos, y hay personas en
cuyas compañías es fácil ser malos. Hay personas en cuya presencia contarían sin
reparo una historia sucia, un chiste obsceno, una palabra grosera, una leperada y
hay personas que en cuya presencia nadie se atrevería a mencionar tales cosas.
Los cristianos debemos ser personas que con nuestra sola presencia se excluya la
corrupción y haga más fácil a otros ser limpios y honestos. La enseñanza de la
palabra de Dios y el buen ejemplo nuestro son la sal de la tierra.
· Es necesario huir de la corrupción.- 2ª Pedro 1:4.- Nosotros los cristianos
hemos huido y escapado de la corrupción del mundo y debemos ser influencia para
que otros también puedan huir.
· Es necesario predicar la sana doctrina.- 2ª Timoteo 4:2.- “Con toda
paciencia y DOCTRINA” Muchos pretender ser la sal pero predicando un evangelio
diferente, una doctrina falsa, una enseñanza que no es la de Cristo. Un evangelio
corrupto no salva a nadie de la corrupción, así que es necesario predicar la
verdadera doctrina, para preservar las almas de la corrupción del pecado y de toda
herejía.
· Es necesario demostrar con hechos lo que profesamos ser.-Tito
1:16.- No solo debemos profesar lo que somos con palabras sino con hechos.
Alguien como los que menciona Pablo a Tito no puede ser sal. Ser un cristiano
mundano, indiferente o desobligado, no es ni será ser sal jamás.
CONCLUSIÓN.
· ¿Seremos la sal de la tierra? “No os conforméis a este siglo sino
transformaos mediante la renovación de vuestro entendimiento.” Romanos 12:2
· Analicemos nuestra vida y con toda determinación procuremos ser la sal que
Dios quiere. Recuerde que ser la sal de la tierra es un gran privilegio que nos ha
concedido el Señor.
· Dios les bendiga.