Diálogo de Romeo y Julieta
Diálogo de Romeo y Julieta
Diálogo de Romeo y Julieta
ESCENA I
Calle de Mantua.
Romeo y Baltasar.
ROMEO: Nada de eso Déjame en paz y obedece. ¿No traes para mi carta de
fray Lorenzo?
BALTASAR: Ninguna
BOTICARIO: Tengo esos venenos, pero las leyes de Mantua condenan a muerte
al que los venda.
ESCENA II
FRAY JUAN: Hermano mío, santo varón! FRAY LORENZO: Sin duda es fray Juan el
que me llama. Bienvenido seáis de Mantua, ¿qué dice Romeo? Dadme su carta
si es que traéis alguna.
FRAY JUAN: Nadie, aquí está. No pude encontrar siquiera quién os la devolviese.
Tal miedo tenían todos a la peste.
FRAY LORENZO: ¡Qué desgracia! ¡Por vida de mi padre San Francisco! Y no era
carta inútil, sino con nuevas de grande importancia. Puede ser muy funesto el
retardo. Fray Juan, búscame enseguida un azadón y llévale a mi celda.
FRAY JUAN: Enseguida, hermano. (Vase fray Juan).
FRAY LORENZO: Solo tengo que ir al cementerio, porque dentro de tres horas
ha de despertar la hermosa Julieta de su desmayo. Mucho se enojará conmigo
porque no di oportunamente aviso a Romeo. Volveré a escribir a Mantua, y
entre tanto la tendré en mi celda esperando a Romeo. ¡Pobre cadáver vivo
encerrado en la cárcel de un muerto!
ESCENA III
PARIS: Dame una tea Apártate: no quiero ser visto. Ponte al pie de aquel
arbusto y estate con el oido fijo en la tierra para que nadie huelle el movedizo
suelo del cementerio, sin notario yo. Apenas sientas a alguno, da un silbido.
Dame las flores y obedece
PARIS: Vengo a cubrir de flores el lecho nupcial de la flor más hermosa que
salió de las manos de Dios. Hermosa Julieta, que moras entre los coros de los
ángeles, recibe este mi postrer
PAJE: ¡Ay, Dios! Pelean, voy a pedir socorro (Vase. Cae herido Paris).
PARIS: ¡Ay de mi, muerto soy! Si tienes lástima de mi, ponme en el sepulcro de
Julieta.
FRAY LORENZO: ¡Por San Francisco y mi santo hábito! ¡Esta noche mi viejo pie
viene tropezando en todos los sepulcros! ¿Quién a tales horas interrumpe el
silencio de los muertos?
FRAY LORENZO: Con bien seas. ¿Y para qué sirve aquella luz, ocupada en
alumbrar a gusanos y calaveras? Me parece que
BALTASAR: De Romeo.
FRAY LORENZO: Pues quédate, e iré yo solo iDios mío! Alguna catástrofe temo.
BALTASAR: Dormido al pie de aquel arbusto, soñé que mi señor mataba a otro
en desafio.
FRAY LORENZO: ¡Romeo! Pero ¡Dios miol, ¿qué sangre es esta en las gradas del
monumento? ¿Qué espadas estas sin dueño, y tintas todavía de sangre? (Entra
en el sepulcro). iRomeo! ¡Pálido está como la muerte! ¡Y Paris cubierto de
sangre!... La doncella se mueve. (Despierta Julieta)
JULIETA: Padre, ¿dónde está mi esposo? Ya recuerdo dónde debía yo estar y allí
estoy. Pero ¿dónde está Romeo, padre mio?
FRAY LORENZO: Oigo ruido. Deja tú pronto ese foco de infección, ese lecho de
fingida muerte. La suprema voluntad de Dios ha venido a desbaratar mis
planes. Sigueme Tu esposo yace muerto a tu lado y Paris muerto también.
Sígueme a un devoto convento y nada más me digas, porque la gente se
acerca. Sigueme, Julieta, que no podemos detenernos aquí. (Vase)
JULIETA: Yo aquí me quedaré. ¡Esposo mio! Mas ¿qué veo? Una copa tiene en
las manos. Con veneno ha apresurado su muerte. ¡Cruell, no me dejó ni una
gota que beber. Pero besaré tus labios que quizá contienen algún resabio del
veneno. Él me matará y
CAPULETO: ¿Qué gritos son los que suenan por esas calles?
SEÑORA CAPULETO: Unos dicen Julieta otros, Romeo otros, Paris, y todos
corriendo y dando gritos se agolpan al cementerio
CAPULETO: Dios mio! Esposa mía, ¿no ves correr la sangre de nuestra hija? Ese
puñal ha errado el camino. Debía haberse clavado en el pecho del Montesco y
no en el de nuestra inocente hija
SEÑORA CAPULETO: ¡Dios mío! Siento el toque de las campanas que guían mi
vejez al sepulcro. (Llegan Montesco y otros).
MONTESCO: ¿Por qué tanta descortesia, hijo mio? ¿Por qué te atreviste a ir al
sepulcro antes que tu padre?
Por mi estado sacerdotal, pero el más sospechoso por la hora y el lugar, voy a
acusarme y a defenderme al mismo tiempo. PRINCIPE: Decidnos lo que sepáis.
PRINCIPE: Quiero la carta. ¿Y dónde está el paje que llamó a la ronda? PAJE: Mi
amo vino a derramar flores sobre el sepulcro de Julieta.
Yo me quedé cerca de alli, según sus órdenes. Llegó un caballero y quiso entrar
en el panteón. Mi amo se lo estorbó, riñeron y yo ful corriendo a pedir auxilio.
PRINCIPE: Esta carta confirma las palabras de este bendito fraile. En ella habla
Romeo de su amor y de su muerte. Dice que compró veneno a un boticario de
Mantua, y que quiso morir y descansar con su Julieta. iCapuletos, Montescos,
esta es la maldición divina que cae sobre vuestros rencores! No tolera el
Cielo dicha en vosotros, y yo pierdo por causa vuestra a dos parientes. A todos
alcanza hoy el castigo de Dios.